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Crear Realidad

Emilio del Barco

La misión del humano sobre la Tierra, no es creer, sino Crear. El desarrollo de la


civilización, se produce cuando, la confianza depositada en la ayuda de los
espíritus, se transforma en confianza en el propio esfuerzo. La primera condición del
genio creador, es confiar en sí mismo. Transformando, toda la acumulación de
conocimiento adquirido, en una base firme de confianza creadora.

Saber hacer que el esfuerzo humano continuado sea el productor de las mayores
maravillas. Investigar, experimentar, racionalmente, de forma continua y
coordinada, sin temor a prohibiciones supersticiosas, son la clave del conocimiento.
Su dominio, mejora las condiciones de vida de todos los habitantes de nuestro
planeta. Hoy día, el conocimiento debería ser de ámbito universal. Pero, donde la
teología pide preeminencia, no hay lugar para la ciencia

Seguiría siendo preferible que, los agoreros supersticiosos, permanecieran


confinados en su mundo de prohibiciones paralizantes, amargándose la vida entre
ellos, sin ocasión de contaminar, con sus ideas hibernadoras, a quienes ven la vida
de forma positiva y creadora. El mundo sería mejor. Los medios de comunicación
actuales, son el mejor vehículo para difundir los avances del saber, dándoles vida.
Evitando que permanezcan aislados y estériles. Retornando, eternamente, a un
pasado de ‘verdades’ inexistentes.

Quienes utilizan la riqueza de los pueblos, no para hacerlos felices, sino para
construir monumentos en su propio honor, esclavizando voluntades, usan su poder
moral, para aplastar, a quienes se oponen a su voluntad totalitaria. Quien odia lo
suficiente, como para mutar todo lo que toca, en una máquina de exterminio, de
todo placer vital, no merece seguir vivo en la memoria de su pueblo. Si odian el
placer, ¿Por qué siguen viviendo en sus palacios refulgentes?

Quienes se dicen inspirados, por el cielo, resultan bastante inflexibles, en la


defensa de sus intereses. Los libros más ilógicos del mundo, semillero de guerras
entre infinitas creencias, perviven en los milenios, embotando las mentes de los
pueblos. Haciendo que su nivel intelectual siga sumergido en los arcanos de la
mitología. Con esa pesada carga, no pueden emerger al mundo lógico de las
ciencias y técnicas actuales. Es una rémora que los mantiene en lo primitivo.

No se explica, que, para extender la democracia, sea necesario, primero, crear y


sostener dictadores. Para hacerlos caer cuando resultan molestos. Y luego expoliar
el país. Si ese fuese el paso indispensable para crear nuevas democracias, como
pretenden explicarnos, casi sería preferible que dejaran vivir a los pequeños
dictadores nacionales a su aire. No se haría tan evidente el traspaso continuado de
acumulación de poder y riquezas a tan pocas manos. Pues, el proceso
concentrador no ha terminado. Quedan muchas batallas por librar, en todos los
territorios donde se confirme la existencia de yacimientos petrolíferos. En el Medio
Oriente, casualmente, la mayoría, dentro de la zona acotada en la Biblia, como
reserva para sus hijos preferidos. Desde el Nilo hasta el Éufrates. Esa tierra no
tendrá paz en largos años. La ambicionan los depredadores. Emilio del Barco.
26/12/09. emiliodelbarco@hotmail.es www.emiliodelbarco.com

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