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Facultad de Ciencias Humanas y Sociales

Programa de Psicología
Curso: Psicología del desarrollo, infancia y adolescencia

Formato
Plan de intervención: prevención de las complicaciones en el parto

Nombre de los integrantes


Ivonne Cuentas Maestre ID000635066

Luzmila Marrugo Sanjuan ID: 000635054

Diana Marcela Oviedo Villamizar ID 000641398

Luis Carlos Vargas ID.000634941

Complicación del parto 1. Complicaciones con el líquido Amniótico


a la que apunta el proceso 2. Sangrado
3. Embarazo ectópico
4. Aborto espontáneo o perdida de feto
5. Complicaciones placentarias
6. Desprendimiento prematuro de la placenta
7. Placenta previa
8. Preeclampsia o eclampsia

La mayor parte de las siguientes


complicaciones son evidentes antes del inicio
del trabajo de parto:

9. Embarazo multifetal
10. Embarazo postérmino
11. Rotura prematura de membranas
12. Presentación fetal anormal

Algunas de las siguientes complicaciones se


desarrollan o se hacen evidentes durante el
trabajo de parto o el parto:

13. Embolia de líquido amniótico


14. Distocia de hombro
15. Desproporción fetopelviana
16. Trabajo de parto pretérmino
17. Trabajo de parto prolongado
18. Prolapso del cordón umbilical
19. Rotura uterina (rara)

Explicación de la complicación del parto, causas por las cuales se puede presentar la
dificultad, consecuencias que puede generar para la madre, consecuencias que
puede generar para el bebé, estrategias para la prevención de la complicación a lo
largo del parto

1. Complicaciones con el líquido amniótico. Demasiado o muy poco


líquido amniótico en el saco que contiene al feto puede significar un problema
para el embarazo. Demasiado líquido puede causar una presión excesiva en el
útero de la madre, lo que provocaría un parto prematuro. También puede
presionar el diafragma de la madre, lo que le causaría dificultades respiratorias.
Los líquidos tienden a acumularse en casos de diabetes no controlada, embarazo
múltiple, grupos sanguíneos incompatibles o defectos de nacimiento. La
presencia escasa de líquido puede ser un signo de defectos de nacimiento,
retardo en el crecimiento o mortinato.

2. Sangrado. El sangrado durante la última etapa del embarazo puede


acarrear complicaciones en la placenta, una infección vaginal o de cuello del
útero, o un parto prematuro. Las mujeres que sangran durante la última etapa
del embarazo pueden tener un mayor riesgo de perder el feto y sufrir
hemorragias (sangrado excesivo). Deberá informar inmediatamente a su doctor
sobre cualquier tipo de sangrado que ocurra durante el embarazo.

3. Embarazo ectópico. Un embarazo ectópico es el desarrollo del feto


fuera del útero. Esto puede ocurrir en las trompas de Falopio, el canal del cuello
del útero o la cavidad pélvica o abdominal (vientre). La causa de un embarazo
ectópico generalmente es el tejido cicatricial de la trompa de Falopio a raíz de
una infección o una enfermedad. El riesgo de embarazo ectópico aumenta en
mujeres que se sometieron a procedimientos para ligar las trompas,
especialmente en aquellas que tenían menos de 30 años al momento de la
ligadura.

Los embarazos ectópicos ocurren aproximadamente en 1 de cada 50 embarazos,


y pueden poner en riesgo la vida de la madre. Los síntomas pueden incluir
sangrado vaginal ligero y cólico. Cuanto más dure el embarazo ectópico, mayor
será la posibilidad de que se rompa una trompa de Falopio. Para confirmar el
diagnóstico, se pueden llevar a cabo análisis de sangre y ecografías. El
tratamiento para el embarazo ectópico puede incluir medicación o la remoción
quirúrgica del feto.

4. Aborto espontáneo o pérdida del feto. Un aborto espontáneo es la


pérdida del embarazo que ocurre hasta las 20 semanas de gestación. La mayoría
ocurre antes de las 12 semanas. Los abortos espontáneos suceden en alrededor
del 15 % al 20 % de los embarazos, y generalmente se deben a anormalidades
genéticas o cromosómicas.

Usualmente, ocurren luego de la aparición de sangrado vaginal ligero y cólicos


fuertes.

Para confirmar un aborto espontáneo, pueden realizarse análisis de sangre y


ecografías. A menudo, el feto y el contenido del útero se expulsan naturalmente.
Si esto no sucede, será necesario un procedimiento llamado "dilatación y
raspado". Este procedimiento se realiza con instrumentos especiales para quitar
el embarazo anormal.

Puede haber una pérdida del feto durante el segundo trimestre, si el cuello del
útero es débil y se abre muy prematuramente. A esto se lo denomina "cuello
incompetente". En algunos casos de cuello incompetente, el médico puede
ayudar a prevenir la pérdida del embarazo al suturar el cuello y mantenerlo
cerrado hasta el momento del parto.

5. Complicaciones placentarias. Bajo circunstancias normales, la


placenta se adhiere a la pared uterina. Sin embargo, pueden producirse dos
tipos de complicaciones placentarias, que incluyen:

6. Desprendimiento prematuro de la placenta. Algunas veces,


la placenta se separa de la pared uterina en forma prematura o demasiado
pronta. A esto se lo denomina "desprendimiento prematuro de la placenta" y
puede ocasionar sangrado y menor cantidad de oxígeno y nutrientes enviados al
feto. La separación puede ser total o parcial, y usualmente se desconoce la
causa del desprendimiento prematuro de la placenta. Este desprendimiento
ocurre aproximadamente en 1 de cada 120 nacidos vivos.

El desprendimiento prematuro de la placenta es más común en mujeres


fumadoras, mujeres con hipertensión, embarazo múltiple y/o mujeres que ya
hayan tenido hijos o con antecedentes de desprendimiento prematuro de la
placenta.

Los síntomas y tratamientos para esta complicación dependen del grado de


separación. Los síntomas pueden incluir sangrado, cólicos y sensibilidad
abdominal. El diagnóstico generalmente se confirma a través de un examen
físico completo y una ecografía. Las mujeres que padecen de esta condición
usualmente necesitan internación y podrían tener que dar a luz en forma
prematura.

7. Placenta previa. Normalmente, la placenta se encuentra en la


parte superior del útero. La placenta previa es una condición en la que la
placenta se encuentra adherida cerca del cuello del útero (la apertura hacia el
útero) o lo cubre.

Este tipo de complicación placentaria se produce aproximadamente en 1 cada


200 partos, con una incidencia mayor en mujeres con cicatrices por embarazos
anteriores, con fibromas u otros problemas en el útero, o con cirugías uterinas
anteriores.

Los síntomas pueden incluir sangrado vaginal claramente rojo que no esté
acompañado de sensibilidad abdominal (vientre) o dolor. El diagnóstico se
confirma a través de un examen físico completo y una ecografía. Según la
severidad del problema y la etapa del embarazo, puede requerirse un cambio en
las actividades diarias o reposo en cama. Generalmente, el bebé debe nacer a
través de cesárea para evitar que la placenta se separe prematuramente e
impida que el bebé reciba oxígeno durante el parto.

8. Preeclampsia o eclampsia. La preeclampsia, también conocida


como toxemia, se caracteriza por la hipertensión inducida durante el embarazo,
elevados niveles de proteína en la orina e hinchazón debido a la retención de
líquidos. La eclampsia es la forma más grave de este problema, que puede
ocasionar convulsiones, coma e incluso la muerte.

Se desconoce la causa de la preeclampsia, pero es más común en embarazos


primerizos. Afecta a alrededor del 7 % al 10 % de mujeres embarazadas. Otros
factores de riesgo para la preeclampsia incluyen:

Mujeres gestando fetos múltiples.

Madres adolescentes.

Mujeres mayores de 40 años.

Mujeres con hipertensión, diabetes y/o enfermedades renales


presentes antes del embarazo.

Los síntomas pueden incluir hinchazón severa de las manos y la cara,


hipertensión, jaqueca, mareos, irritabilidad, menor diuresis, dolor abdominal (del
vientre) y visión borrosa. El tratamiento variará de acuerdo con la severidad de
la condición y la etapa del embarazo. El tratamiento puede incluir la internación,
reposo en cama, medicación para bajar la hipertensión y chequeos más seguidos
tanto del feto como de la madre.

9. El embarazo multifetal

Un embarazo multifetal (múltiple) ocurre en 1 de 70 a 80 partos. Factores de


riesgo incluyen

 Estimulación ovárica (en general, con clomifeno o gonadotropinas)


 Reproducción asistida (p. ej., fertilización in vitro)
 Embarazo multifetal previo
 Edad materna avanzada

El útero sobredistendido tiende a estimular el trabajo de parto temprano y


provoca un parto pretérmino (el promedio de las gestaciones es de 35 a 36
semanas con gemelos, 32 semanas trillizos y 30 semanas con cuatrillizos). La
presentación fetal puede ser anormal. El útero puede contraerse después del
parto del primer bebé, desprendiendo la placenta y aumentando el riesgo para
los fetos remanentes. A veces, la distensión uterina empeora la contracción
uterina posparto y produce atonía y hemorragia materna.

Complicaciones
El embarazo multifetal aumenta el riesgo de pre eclampsia, diabetes gestacional,
hemorragia posparto, cesárea, parto pre término y restricción del crecimiento.

Algunas de las complicaciones se desarrollan solo en los embarazos multifetales.


Un ejemplo es el síndrome de transfusión gemelo-gemelar (cuando los gemelos
comparten la misma placenta, leste síndrome determina una comunicación
vascular entre los dos, lo que puede conducir a una desigual distribución de la
sangre).

Diagnóstico
 Ecografía prenatal

El embarazo multifetal se sospecha si el útero es más grande que lo


correspondiente para la edad gestacional; es evidente en la ecografía prenatal.

Tratamiento
 Cesárea cuando está indicada

La cesárea se realiza cuando está indicada. La cesárea se recomienda para


gemelos a menos que el gemelo de presentación esté de vértice. En general, los
embarazos con muchos fetos se terminan con cesárea sin importar el tipo de
presentación.

10. El embarazo postérmino

Es una gestación que dura ≥ 42 semanas. La vigilancia prenatal se debe considerar a las 41 semanas.
La inducción del trabajo de parto debe considerarse después de las 41 semanas y se recomienda
después de las 42 semanas.

La precisión de la estimación de la edad gestacional es esencial para el


diagnóstico de embarazo postérmino. En mujeres con ciclos menstruales
normales, la edad gestacional puede estimarse basándose en el primer día
del último período menstrual normal. Si la edad gestacional es incierta o
inconsistente con la fecha de la última menstruación, la ecografía en la
primera mitad del embarazo (hasta las 20 semanas) es el método más
exacto, con una variación aceptada de +/− 7 días. Más adelante en la
gestación, la variación aumenta +/− 14 días para las 20 o 30 semanas
y +/− 21 días después de las 30 semanas.

El embarazo postérmino aumenta los riesgos para la mujer y el feto. Los


riesgos incluyen

 Crecimiento fetal anormal (macrosomía y síndrome de posmadurez


fetal)

 Oligohidramnios

 Líquido amniótico meconial

 Resultados preocupantes en las pruebas fetales

 Muerte fetal y neonatal

 Necesidad de cuidados intensivos neonatales

 Dyistocia (trabajo de parto difícil o anormal)

 Cesárea

 Laceraciones perineales

 Hemorragia posparto

La posmadurez se refiere a la condición del feto que se produce cuando


la placenta ya no puede mantener un medio ambiente saludable para el
crecimiento y el desarrollo, por lo general debido a que el embarazo ha
durado demasiado. El feto puede tener piel seca con descamación, uñas
demasiado largas, una gran cantidad de pelo en el cuero cabelludo,
pliegues marcados en palmas y plantas, falta de depósito de grasa y la
piel teñida de color verde o amarillo por la presencia de meconio. Existe
riesgo de aspiración de meconio.

El control prenatal se debe considerar a los 41 sem; abarca uno de los


siguientes:

 Prueba sin estrés

 Perfil biofísico modificado (monitorización sin estrés y evaluación


del volumen de líquido amniótico)

 Perfil biofísico completo (evaluación del volumen de líquido


amniótico y los movimientos fetales, el tono, la respiración y la
frecuencia cardíaca)

Tratamiento
 Inducción del trabajo de parto

Si hay evidencia de compromiso fetal o de oligohidramnios, hay que


extraer al feto. La inducción del trabajo de parto se puede considerar a
las 41 a 42 sem, sobre todo si el cuello uterino es favorable, y se
recomienda después de las 42 semanas.

11. Rotura de Membranas

La rotura de membranas antes del inicio del trabajo de parto se considera prematura. El diagnóstico es
clínico. El parto se recomienda cuando la edad gestacional es ≥ 34 semanas y generalmente está
indicado cuando hay infección o compromiso fetal en forma independiente de la edad gestacional.

La rotura prematura de membranas puede ocurrir a término (≥ 37


semanas) o antes (llamada rotura prematura de membranas pretérmino si
ocurre 37 semanas).

El intervalo entre la rotura prematura de membranas y el inicio del trabajo


de parto espontáneo (período latente) y el parto varía inversamente con la
edad gestacional. A término, > 90% de las mujeres con rotura prematura
de membranas comienzan con el trabajo de parto dentro de las 24 h; entre
las 32 y las 34 semanas, el promedio del período de latencia es de 4 días.

Signos y síntomas
Típicamente, a menos que aparezcan complicaciones de la RPM, el único
síntoma es la pérdida de un chorro repentino de líquido por la vagina.

La presencia de fiebre, flujo vaginal abundante o fétido, dolor abdominal y


taquicardia fetal, especialmente si no tiene proporción con la temperatura
materna, sugiere una corioamnionitis.

Diagnóstico
 Acumulación visible de líquido amniótico en la vagina o
visualización de vérnix o meconio

 Evaluación del líquido vaginal que muestra helechificación o


alcalinidad (color azul) en el papel de nitrazina

 A veces amniocentesis bajo guía ecográfica para confirmarlo

Se realiza un examen con espéculo estéril para verificar la rotura


prematura de membranas, estimar la dilatación cervical, recoger líquido
amniótico para pruebas de madurez pulmonar fetal y obtener muestras de
cultivos cervicales. El tacto vaginal, especialmente repetido, aumenta el
riesgo de infección y es mejor evitarlo a menos que se anticipe un parto
inminente.

Tratamiento
 Extracción del feto si hay compromiso fetal, infección o la edad gestacional
es > 34 semanas

 De otro modo, reposo pelviano, monitorización estricta, antibióticos y, a veces,


corticoides

La inducción del trabajo de parto se recomienda cuando la edad gestacional es > 34


semanas.

Cuando el manejo adecuado no es claro, pueden realizarse estudios de líquido amniótico


para evaluar la madurez de los pulmones fetales y así guiar el tratamiento; la muestra
puede obtenerse por vía vaginal o por amniocentesis.

Distocia fetal
La distocia fetal es un tamaño anormalmente grande o una posición que dificultan el parto. El
diagnóstico se realiza mediante el examen, la ecografía o la respuesta al trabajo de parto. El
tratamiento se realiza mediante maniobras físicas de reposicionamiento del feto, parto operatorio por
vía vaginal o cesárea.

La distocia fetal puede producirse cuando el feto es demasiado grande


para el estrecho de la pelvis (desproporción fetopelviana) o está mal
posicionado (p. ej., presentación podálica o de nalgas). La presentación
fetal normal es de vértice, con el occipucio hacia adelante.

Desproporción fetopelviana
El diagnóstico se sugiere por las estimaciones clínicas prenatales de
las dimensiones pélvicas, la ecografía y la presencia de un trabajo de
parto prolongado.

Si el trabajo de parto restablece el progreso normal y el peso fetal es


de 5.000 g en una mujer sin diabetes o 4.500 g en una con diabetes, el
parto puede continuar con seguridad.

Si el progreso es más lento que el esperado en la segunda etapa del


trabajo de parto, la mujer debe ser revaluada para determinar si se
requiere un parto operatorio (con fórceps o extractor por vacío) es seguro
y apropiado.

Presentación con occipucio posterior


La presentación más común anormal es la de occipucio posterior.

En general, el cuello fetal está un poco deflexionado; así, un diámetro


mayor de cabeza debe pasar por el canal de la pelvis.

La mayoría de las presentaciones de occipucio posterior requieren un


parto vaginal operatorio o una cesárea.

Presentación de frente o de rostro


En la presentación de rostro, la cabeza está hiperextendida, y la posición
es designada por el mentón. Cuando el mentón está en posición posterior,
es menos probable que la cabeza rote y el parto se haga por vía vaginal,
por lo que se requiere una cesárea.

Por lo general, la presentación de frente se convierte espontáneamente en


una de vértice o una de rostro.

Presentación podálica o de nalgas


La segunda presentación anormal más común es la podálica o de nalgas.
Hay varios tipos:

 Presentación pelviana franca: las caderas del feto están


flexionadas y las rodillas extendidas (posición de carpa).

 Presentación pelviana completa: el feto parece estar sentado con


las caderas y las rodillas flexionadas.

 Presentación de uno o ambos pies: una o ambas piernas están


completamente extendidas y aparecen antes que las nalgas.

La presentación podálica es un problema principalmente porque la parte


de presentación es una mala cuña de dilatación y puede hacer que la
cabeza, la cual le sigue, quede atrapada durante el parto y comprima el
cordón umbilical.

Cómo realizar un parto en pelviana


La compresión del cordón umbilical puede causar hipoxemia fetal. La
cabeza fetal puede comprimir el cordón umbilical si el ombligo es visible
en el introito, especialmente en primíparas cuyos tejidos pelvianos no han
sido dilatados por partos previos.

Los factores predisponentes para la presentación de nalgas incluyen

 Trabajo de parto pretérmino


 Anomalías uterinas

 Anomalías fetales

Si el parto es por vía vaginal, la presentación pelviana puede aumentar el


riesgo de

Cómo hacer versión cefálica externa


 Traumatismo obstétrico

 Distocia

 Muerte perinatal

Prevenir las complicaciones es más efectivo y simple que tratarlas, por lo


que las presentaciones anormales deben identificarse antes del parto. En
general, la cesárea se realiza a las 39 semanas o cuando la mujer
consulta con trabajo de parto, aunque la versión cefálica externa a veces
puede mover el feto hacia una presentación de vértice antes del trabajo
de parto, en general a las 37 o 38 semanas. Esta técnica implica una
suave compresión del abdomen materno para reposicionar al feto. Una
dosis de un tocolítico de acción corta (terbutalina, 0,25 mg SC) puede
ayudar en algunas mujeres. La tasa de éxitso es del 50 al 75%.

Posición transversa
La posición fetal es transversal, con el eje largo del feto oblicuo o
perpendicular en lugar de paralelo al eje largo de la madre. La posición de
hombros requiere una cesárea a menos que el feto sea un segundo
gemelo.

Distocia de hombro
En una condición infrecuente, la presentación es de vértice pero el
hombro fetal anterior queda atascado detrás de la sínfisis pubiana
después de la salida de la cabeza, impidiendo el parto vaginal. La distocia
de hombro se reconoce cuando la cabeza del feto se encuentra en el
periné pero parece ser empujada hacia atrás contra el suelo perineal
(signo de la tortuga).

Los factores de riesgo incluyen un feto grande, obesidad materna,


diabetes mellitus, distocia de hombro previa, parto vaginal operatorio,
trabajo de parto precipitado y también prolongado. Los riesgos de
morbilidad (p. ej., lesión del plexo braquial, fracturas óseas) y la
mortalidad neonatal aumentan.

Cómo realizar un parto con distocia de hombros


Una vez reconocida la distocia de hombro, debe pedirse la ayuda de más
personal en la sala de partos e intentarse varias maniobras
secuencialmente para desencajar el hombro anterior:

 Los muslos de la mujer se hiperflexionan para abrir el estrecho


inferior (maniobra de McRobert), y se aplica compresión
suprapúbica para rotar y desencajar el hombro anterior. La presión
fúndica debe evitarse porque puede empeorar la condición o causar
una rotura uterina.

 El obstetra introduce una mano en la cara posterior de la vagina y


comprime el hombro posterior para rotar al feto en la dirección que
resulte más fácil (maniobra de Wood o en tirabuzón).

 El obstetra introduce una mano, flexiona el hombro posterior y


engancha el brazo sobre el pecho del feto para extraer todo el brazo
posterior del bebé.

Estas maniobras aumentan los riesgos de fractura del húmero o la


clavícula. A veces, la clavícula se fractura intencionalmente en una
dirección lejos de los pulmones fetales para desencajar el hombro. Puede
realizarse una episiotomía en cualquier momento para facilitar las
maniobras.

Si todas las maniobras resultan ineficaces, el obstetra flexiona la cabeza


del bebé y revierte los movimientos cardinales del trabajo de parto,
recolocando la cabeza en la vagina o el útero; luego, el bebé se extrae por
cesárea (maniobra de Zavanelli)

La embolia de líquido amniótico

es un síndrome clínico de hipoxia, hipotensión y coagulopatía


que resulta de la entrada de antígenos fetales en la circulación
materna.

La embolia de líquido amniótico es una emergencia obstétrica rara, que se


estima que ocurre en 2 a 6/100.000 embarazos. Por lo general ocurre al
final del embarazo, pero puede ocurrir durante la interrupción de un
embarazo en el primero o el segundo trimestre.

Aunque las estimaciones de mortalidad varían ampliamente (de


aproximadamente 20 a 90%), el síndrome plantea claramente un riesgo
significativo, y en las mujeres que mueren repentinamente durante el
parto, la embolia de líquido amniótico es una de las causas más probables
(1). La supervivencia depende del reconocimiento temprano y la inmediata
institución del tratamiento.

Fisiopatología
El término "embolia" de líquido amniótico de larga data implica un
trastorno principalmente mecánico, obstructivo, como ocurre en la
tromboembolia o en la embolia de aire. Sin embargo, ya que el líquido
amniótico es completamente soluble en la sangre, no puede causar una
obstrucción. Por otra parte, las pequeñas cantidades de células fetales y
restos de tejido que pueden acompañar el líquido amniótico hacia la
circulación materna son demasiado pequeñas para obstruir
mecánicamente y en forma suficiente el árbol vascular pulmonar y
provocar los marcados cambios hemodinámicos que ocurren en este
síndrome. En lugar de ello, actualmente se cree que la exposición a
antígenos fetales durante el parto activa mediadores proinflamatorios,
que desencadenan una cascada inflamatoria abrumadora y la liberación
de sustancias vasoactivas (p. ej., noradrenalina) similar al síndrome de
respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) que se produce en la sepsis y el
shock séptico.

La respuesta inflamatoria provoca daños en órganos, en particular, los


pulmones y el corazón, y desencadena la cascada de la coagulación, lo
que resulta en coagulación intravascular diseminada(CID). La hipoxia y la
hipotensión materna resultantes ejercen profundos efectos adversos en el
feto.

Debido a que la exposición materna a los antígenos fetales es


probablemente bastante común durante el parto y el trabajo de parto, no
está claro por qué solo unas pocas mujeres desarrollan embolia de líquido
amniótico. Se piensa que diferentes antígenos fetales en cantidades
variables probablemente interactúan con factores de susceptibilidad
maternos desconocidos.

Factores de riesgo
Hay muchos factores que se asocian con un mayor riesgo, pero la
evidencia es inconstante. Al igual que con la exposición a antígenos
fetales, muchos de los factores de riesgo son comunes o por lo menos
mucho más probables que la embolia de líquido amniótico, y no se
comprende bien en términos fisiopatológicos por qué solo unas pocas
mujeres con factores de riesgo desarrollan el síndrome. Sin embargo, se
piensa generalmente que el riesgo para estar aumentado por los
siguientes:

 Cesárea
 Edad materna avanzada

 Embarazo multifetal

 Desprendimiento prematuro de placenta

 Traumatismo abdominal

 Placenta previa

 Rotura uterina

 Laceraciones cervicales

 Parto con fórceps

 Polihidramnios

 Inducción del trabajo de parto

Signos y síntomas
La embolia de líquido amniótico se manifiesta generalmente durante y
poco después del parto. El primer signo puede ser un paro cardíaco
repentino. Otros pacientes desarrollan en forma súbita disnea y presentan
taquicardia, taquipnea e hipotensión. A menudo se produce con
rapidez insuficiencia respiratoria, con cianosis significativa, hipoxia y
estertores pulmonares.

La coagulopatía se manifiesta con metrorragia y/o sangrado por los sitios


de las incisiones y la punción venosa.

La hipoperfusión uterina provoca atonía uterina y sufrimiento fetal.

Diagnóstico
 Evaluación clínica

 Exclusión de otras causas

El diagnóstico de la embolia de líquido amniótico se sospecha cuando la


tríada clásica se desarrolla durante el parto o inmediatamente después de
él:

 Hipoxia súbita
 Hipotensión

 Coagulopatía

El diagnóstico es clínico y consiste en la exclusión de otras causas de los


siguientes:

 Paro cardíaco súbito en mujeres jóvenes (p. ej., disección de la


arteria coronaria, cardiopatía congénita)

 Insuficiencia respiratoria aguda (embolia pulmonar, neumonía)

 Coagulopatía (p. ej., sepsis, hemorragia posparto, atonía uterina)

La autopsia puede mostrar células pavimentosas fetales y pelo en la


circulación pulmonar, pero este hallazgo no confirma el diagnóstico. Las
células fetales a veces se detectan en pacientes que no tienen el
síndrome de embolia de líquido amniótico.

Tratamiento
 Tratamiento de sostén

El tratamiento de la embolia de líquido amniótico es sintomático. Incluye


la transfusión de glóbulos rojos (según sea necesario para reemplazar la
sangre perdida) y plasma fresco congelado y factores de coagulación
(según sea necesario para revertir la coagulopatía), además de soporte
ventilatorio y circulatorio, con fármacos inotrópicos de acuerdo con las
necesidades. El factor VIIa recombinante no debe utilizarse de forma
rutinaria, pero se puede dar a las mujeres que continúan sangrando con
intensidad a pesar del uso de otros factores de coagulación.

El parto operatorio inmediato no parece mejorar ni empeorar el resultado


materno, pero puede ser crítico para la supervivencia del feto.

TRABAJO DE PARTO PRETERMINO

El trabajo de parto (contracciones que producen cambios en el cuello uterino) que comienza
antes de las 37 semanas de gestación se considera pretérmino. Los factores de riesgo incluyen
rotura prematura de membranas, anormalidades uterinas, infecciones, incompetencia
cervical, parto pretérmino previo, embarazo multifetal y anomalías placentarias. El
diagnóstico es clínico. Las causas deben identificarse y tratarse, si es posible. El manejo típico
incluye reposo en cama, tocolíticos (si la actividad persiste), y corticoides (si la edad
gestacional es 34 semanas) y posiblemente sulfato de magnesio (si la edad gestacional es <
32="" semanas).="" se="" administran="" antibióticos="" antiestreptocócicos="" en=""
espera="" de="" resultados="" negativos="" en="" los="" cultivos="">
El trabajo de parto pretérmino puede ser desencadenado por

 Rotura prematura de membranas

 Corioamnionitis

 Otra infección uterina ascendente (comúnmente debido a estreptococos del grupo


B)

 Embarazo multifetal

 Anomalías fetales o placentarias

 Anomalías uterinas

 Pielonefritis

 Algunas enfermedades de transmisión sexual (ETS)

Puede no evidenciarse una causa .

Los partos pretérmino previos y la incompetencia cervical aumentan el riesgo.

El trabajo de parto prematuro puede aumentar el riesgo de hemorragia intraventricular en


los recién nacidos; esta puede provocar una discapacidad en el desarrollo neurológico (p.
ej., parálisis cerebral).

Diagnóstico
 Evaluación clínica

El diagnóstico de trabajo de parto pretérmino se basa en los signos del trabajo de parto y la duración
del embarazo.

Se llevan a cabo cultivos anovaginales en busca de estreptococos del grupo B, y se inicia la profilaxis
adecuada. Se realizan análisis de orina y urocultivo en busca de cistitis y pielonefritis. Se realizan
cultivos cervicales para confirmar las ETS si los hallazgos clínicos las sugieren.

La mayoría de las mujeres con un diagnóstico presuntivo de trabajo de parto pretérmino no progresan
hacia el parto.

Tratamiento
 Antibióticos para estreptococos del grupo B, en espera de los resultados de los cultivos
 Tocolíticos

 Corticoides si la edad gestacional es 34 semanas.

 Sulfato de magnesio si la edad gestacional es < 32 semanas.

En principio, se indican reposo en cama e hidratación.

Antibió ticos
Antibióticos efectivos contra estreptococos del grupo B, en espera de cultivos anovaginales negativos.
La elección incluye:

 Para mujeres sin alergia a la penicilina: penicilina G 5 millones de unidades IV, seguidas de
2,5 millones de unidades cada 4 h o ampicilina, 2 g IV seguidos de 1 g cada 4 h

 Para mujeres con alergia a la penicilina pero bajo riesgo de anafilaxia (p. ej., erupción
maculopapular con uso previo): cefazolina 2 g IV, seguidos de 1 g cada 8 h

 Para mujeres con alergia a la penicilina y un riesgo elevado de anafilaxia (p. ej.,
broncoespasmo, edema angioneurótico o hipotensión con uso previo, especialmente dentro de
los 30 min de la exposición): clindamicina 900 mg IV cada 8 h o eritromicina 500 mg IV
cada 6 h si los cultivos anovaginales muestran sensibilidad; si los cultivos documentan
resistencia o los resultados no están disponibles, vancomicina 1 g IV cada 12 h

Tocolíticos
Si el cuello está dilatado, con frecuencia los tocolíticos (agentes que detienen las contracciones
uterinas) pueden dilatar el trabajo de parto 48 h para poder dar corticoides a fin de reducir los riesgos
del feto. Los tocolíticos incluyen

 Sulfato de magnesio

 Un bloqueante de los canales de calcio

 Inhibidores de la prostaglandina

Ningún tocolítico es claramente la elección de primera línea; la elección debe individualizarse para
minimizar los efectos adversos.

El sulfato de magnesio es el que más se usa y, en general, es bien tolerado.

Los inhibidores de las prostaglandinas pueden causar oligohidramnios transitorio. Están


contraindicados después de las 32 semanas de gestación porque pueden causar un estrechamiento o el
cierre del conducto arterioso.

Se debe considerar la indicación de sulfato de magnesio IV en los embarazos < 32 sem. La exposición
intrauterina al fármaco parece reducir el riesgo de disfunción neurológica grave (p. ej., debido a
hemorragia intraventricular), incluyendo parálisis cerebral, en los recién nacidos.

Corticosteroides
Si el feto tiene 34 semanas, las mujeres reciben corticosteroides salvo que el parto sea inminente.
Puede utilizarse uno de los siguientes:

 Betametasona 12 mg IM cada 24 h 2 dosis

 Dexametasona 6 mg IM cada 12 h 4 dosis

Estos corticoides aceleran la maduración de los pulmones fetales y disminuyen el riesgo de síndrome
del distrés respiratorio neonatal, sangrado intracranial y mortalidad.

Progestá genos
Se puede recomendar un progestágeno en futuros embarazos para las mujeres que tienen un parto
pretérmino para reducir el riesgo de recurrencia. Este tratamiento se inicia durante el segundo
trimestre y se continúa hasta justo antes de la finalización del embarazo.

TRABAJO DE PARTO PROLONGADO

l trabajo de parto prolongado es una dilatación cervical o un


descenso fetal anormalmente lentos durante el trabajo de parto.
El diagnóstico es clínico. El tratamiento se realiza con oxitocina,
parto vaginal operatorio o cesárea.

Una vez que el cuello se dilata ≥ 4 cm, en general se produce un trabajo


de parto activo. Normalmente, la dilatación cervical y el descenso de la
cabeza en la pelvis se producen a una velocidad de al menos1 cm/h y con
mayor rapidez en las mujeres multíparas.

Etiología
El trabajo de parto prolongado puede producirse por una desproporción
fetopelviana (el feto no puede pasar por la pelvis materna), que puede
producirse por una pelvis materna anormalmente pequeña o por un feto
anormalmente grande o mal posicionado (distocia fetal).

Otra de las causas del trabajo de parto prolongado son las contracciones
uterinas demasiado débiles o infrecuentes (disfunción uterina hipotónica)
o, a veces, demasiado potentes o demasiado frecuentes (disfunción
uterina hipertónica).

Diagnóstico
 Evaluación de las dimensiones pelvianas, la posición y el tamaño
del feto, y las contracciones uterinas
 A menudo respuesta al tratamiento

El diagnóstico del trabajo de parto prolongado es clínico.

La causa debe identificarse porque determina el tratamiento.

La evaluación de las dimensiones fetales y pelvianas (ver Examen físico)


a veces permite determinar si la causa es una desproporción fetopelviana.
Por ejemplo, un peso fetal > 5.000 g (> 4.500 g en una mujer diabética)
sugiere una desproporción fetopelviana.

La disfunción uterina se diagnostica evaluando la fuerza y la frecuencia de


las contracciones mediante la palpación del útero o con el uso de un
catéter de presión intrauterina.

A menudo, el diagnóstico se basa en la respuesta al tratamiento.

Tratamiento
 Oxitocina

 Cesárea por desproporción fetopelviana o disfunción hipotónica


intratable

 A veces, parto instrumentado durante la segunda etapa del trabajo


de parto

Si la primera y segunda etapa del trabajo de parto procede lentamente y el


peso fetal es 5.000 g (4.500 g en mujeres diabéticas), el trabajo de parto
puede potenciarse con oxitocina, que es el tratamiento de la disfunción
hipotónica. Si se restablece el progreso, el trabajo de parto puede
proceder. Si no, puede haber una desproporción fetopelviana o una
disfunción hipotónica intratable, y puede requerirse una cesárea.

En un trabajo de parto en la segunda etapa, maniobras con fórceps o un


extractor por vacío pueden ser apropiadas después de valorar el tamaño
fetal, la presentación y la estación (2 cm por debajo de las espinas
isquiáticas maternas [+2] o más bajo) y también la pelvis materna.

La disfunción uterina hipertónica es difícil de tratar, pero el


reposicionamiento, los tocolíticos de acción corta (p. ej., terbutalina 0,25
mg IV 1 vez), interrumpir la oxitocina si está usándose y los analgésicos
pueden ayudar.

PROLAPSO DE CORDON UMBILICAL


l prolapso del cordón umbilical es la posición anormal del cordón
por delante de la parte de presentación fetal, de manera que el
feto comprime el cordón durante el trabajo de parto y provoca
una hipoxemia fetal.

El prolapso del cordón umbilical puede ser

 Oculto: Contenido dentro del útero

 Manifiesto: que sobresale por la vagina

Ambas son raras.

Prolapso oculto
En los prolapsos ocultos, el cordón a menudo es comprimido por el
hombro o la cabeza del feto. Un patrón de frecuencia cardíaca fetal
(ver monitorización Fetal) que sugiera una compresión del cordón y la
progresión hacia la hipoxemia (p. ej., bradicardia intensa,
desaceleraciones variables graves) pueden ser la única pista.

Los cambios en la posición de la mujer pueden aliviar la compresión del


cordón; sin embargo, si el patrón de la frecuencia cardíaca fetal persiste,
se requiere una cesárea inmediata.

Prolapso evidente
Los prolapsos evidentes ocurren en la rotura de membranas y es más
común con las presentaciones podálicas (pelvianas) o transversas. El
prolapso evidente también puede producirse en la presentación de
vértice, en especial si se produce una rotura de membranas (espontánea o
yatrógena) antes de que la cabeza esté encajada.

El tratamiento del prolapso franco comienza con la elevación de la parte


fetal visible y su alejamiento del cordón umbilical prolapsado para
restablecer el flujo de sangre fetal mientras se inicia una cesárea
inmediata. Colocar a la mujer en posición genupectoral (rodilla-tórax) y la
administración de terbutalina 0,25 mg IV 1 sola vez pueden ayudar a
reducir las contracciones.

ROTURA UTERINA

a rotura uterina espontánea es el desgarro del útero que puede dar lugar a que el
feto sea expulsado en la cavidad peritoneal.

La rotura uterina es rara. Puede ocurrir durante la última etapa del embarazo o el trabajo
de parto activo.

La rotura uterina ocurre más frecuentemente a lo largo de la línea cicatrizal en mujeres


con cesáreasprevias. Otros factores predisponentes incluyen anomalías uterinas
congénitas, traumatismos y otros procedimientos quirúrgicos, y otros procedimientos
quirúrgicos como la miomectomía o la cirugía fetal abierta.

Las causas de rotura uterina incuyen

 Sobredistensión uterina (embarazo múltiple, polihidramnios, anomalías fetales)


 Versión fetal externa o interna
 Perforación iatrogénica
 Uso excesivo de uterotónicos
 Falta de reconocimiento de la distocia del trabajo de parto con las contracciones
uterinas excesivas contra un anillo de restricción uterino inferior

Si las mujeres que han tenido una cesárea previa desean intentar un parto vaginal, las
prostaglandinas no deben utilizarse, ya que aumentan el riesgo de rotura uterina.

Los signos y síntomas de la rotura uterina incluyen bradicardia fetal, desaceleraciones


variables, evidencia de hipovolemia, pérdida de la estación fetal (detectada durante el
examen cervical) y dolor abdominal grave o constante. Si el feto ha salido del útero y se
encuentra en la cavidad peritoneal, la morbimortalidad aumenta rápidamente.

El diagnóstico se confirma mediante laparotomía.

El tratamiento de la rotura uterina es la laparotomía inmediata con cesárea y, si es


necesario, histerectomía.

En general y según lo plantea Nancy J. MacMullen, et al 26, en su artículo, los profesionales de


enfermería, deben organizar el cuidado en cuatro etapas, para dar respuesta oportuna en casos
de hemorragia posparto: valoración, planeación, intervención y evaluación.

Valoración: revisa la historia clínica de la madre, prestando especial atención a los antecedentes
de hemorragias obstétricas previas y sus causas o factores precipitantes. Incluye el monitoreo
de signos vitales, sangrado: sitio, color, olor y cantidad, cuentan las toallas o pañales
impregnados; evalúa el dolor: sitio, frecuencia y calidad, así como las contracciones uterinas y
valora el estado emocional, para identificar la respuesta a la hemorragia, estrategias de
afrontamiento y mecanismos de apoyo disponibles para ayudar a la madre y la familia y
disminuir la ansiedad.

Planeación: Está preparado para iniciar las acciones de Enfermería ante cualquier caso de
hemorragia, tiene conocimiento, consulta con los demás miembros del equipo y actualiza sus
conocimientos a través de los diferentes medios.

Intervención: Accesos venosos de grueso calibre que garanticen la fluidez de los líquidos, sangre
y sus derivados y medicamentos, vigila ruidos respiratorios, para identificar tempranamente
sobrecarga hídrica, controla la perfusiòn circulatoria vigilando la diuresis, ECG, oximetrìa de
pulso y gases sanguíneos, se prepara para el acceso de vías circulatorias centrales para control
de presión venosa central (PVC) y volumen circulatorio, y mantiene comunicación activa con la
madre y la familia. Evalúa el tono uterino y realiza masaje con vejiga vacía hasta que el útero
esté firme. Finalmente, prepara la madre para las intervenciones a que haya lugar dependiendo
de la causa de la hemorragia.

Evaluación: de la calidad de los cuidados, de acuerdo a los resultados obtenidos y revisa el plan
de acuerdo al logro, para realizar los ajustes necesarios. 22 También es responsabilidad del
profesional de Enfermería recolectar la evidencia necesaria para desarrollar protocolos y guías
de cuidado, que estandaricen medidas preventivas, tratamientos, procedimientos, uso de
medicamentos, disponibilidad recurso humano y equipos requeridos,etc., para evitar los
imprevistos y errores en las intervenciones.

Tratamiento de la complicación a partir de las consecuencias


que puede afrontar el bebé

Estrategias Estrategias médicas Estrategias


desde la mamá desde la psicología
y el entorno social

Tratamiento de la complicación a partir de las consecuencias


que puede afrontar el la mamá

Estrategias Estrategias médicas Estrategias


desde la mamá desde la psicología
y el entorno social
Referencia
 1. Clark SL: Amniotic fluid embolism. Obstet Gynecol 123:337-48,
2014.

  Julie S. Moldenhauer, MD, Associate Professor of Clinical Obstetrics


and Gynecology in Surgery, The Garbose Family Special Delivery Unit, The
Center for Fetal Diagnosis and Treatment, Children's Hospital of
Philadelphia; Attending Physician, The University of Pennsylvania Perelman
School of Medicine

 https://www.merckmanuals.com/es-pr/professional/ginecolog
%C3%ADa-y-obstetricia/anomal%C3%ADas-y-complicaciones-del-
trabajo-de-parto-y-el-parto/introducci%C3%B3n-a-las-anomal
%C3%ADas-y-complicaciones-del-trabajo-de-parto-y-el-parto

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