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EDUCATIVA COMO
EMPRESA
MÓDULO 4: LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA COMO EMPRESA
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
CONTENIDO
La vinculación con las realidades del mundo laboral siempre ha sido considerada
fundamental en la formación para el trabajo, particularmente la relación entre los centros
educativos y de formación y las unidades productivas que ocupan a sus egresados. Sin
embargo, implementar esta relación no ha sido fácil; iniciativas tales como los comités de
vinculación o los consejos con participación de docentes y empresarios suelen fracasar.
La escasez de vínculos entre los centros educativos y las empresas es una de las causas
de las frecuentes críticas a la educación técnica y la formación profesional, señalándose la
tendencia de las organizaciones educativas a responder a esquemas a priori, provenientes
de la estructura de las disciplinas académicas; a definiciones superadas de oficios o
puestos de trabajo; a la visión de docentes alejados por largo tiempo del mundo de la
producción; o, peor aún, a las necesidades de preservación de estructuras institucionales
obsoletas.
de su personal para dar una formación más general, utilizable por empresas de la
competencia, el capital humano que incorpora el trabajador puede ser expropiado por otra
empresa, con lo que la empresa original pierde su inversión.
Los anglosajones denominan poaching a esta práctica, que suele ser muy utilizada por las
empresas grandes que tienen posibilidades de pagar mejores salarios para contratar a los
trabajadores formados en las PYMES. Lo anterior lleva a que algunos autores lleguen a
decir que la formación general debe ser pagada por el propio trabajador mediante un
descuento de su salario. Los subsidios a las empresas para programas de formación están
basados en el reconocimiento de este problema y en los efectos más amplios de la
capacitación de la fuerza de trabajo sobre la productividad.
Sin embargo, es claro que la formación profesional en la empresa tiende a ser más
estrecha que lo necesario para responder a la demanda de nuevas competencias. La
segunda razón es que la adquisición de calificaciones laborales tiene dos elementos
esenciales y muy difícilmente implementables en los centros de trabajo: la fundamentación
teórica para las competencias intelectuales y técnicas necesarias para la organización
postfordista del trabajo, y los mecanismos de ensayo-error en la adquisición de habilidades
que perturban el proceso productivo y exigen una organización ad-hoc.
Se pueden, también, apreciar algunas condiciones para que la colaboración sea real y no
sólo una enunciación de buenos propósitos. Del lado de las instituciones educativas,
requiere cierta humildad para reconocer que no pueden hacer todo, ya que las carreras
ocupacionales no dependen mecánica-mente de la currícula educativa, sino que se
entrelazan en trayectorias en las que los cambios tecnológicos y socio-económicos son
claves.
Del lado de las empresas, conviene reflexionar sobre la experiencia de los países en los
que se ha reconocido a la formación un rol protagónico en su proceso de desarrollo, desde
Singapur hasta Alemania. En todos ellos las empresas han invertido en la educación más
de lo que justificaba el beneficio individual, reconociendo de hecho las externalidades de la
formación.
Las experiencias concretas de articulación que van más allá de la mera provisión de
fondos para inversiones escolares, o de la constitución de consejos de vinculación
relativamente inoperantes pueden clasificarse en dos grandes grupos: el de la alternancia,
cuyo tipo paradigmático es el sistema dual alemán, y el de las asociaciones escuela-
empresa, cuyo ejemplo típico son los partnerships anglosajones (Hirsch, 1992).
Para ello el tiempo del estudiante-aprendiz debe repartirse entre el centro escolar y el lugar
de trabajo real. La forma de implementarlo, el número de días de la semana, o de períodos
mensuales en cada uno de estos ámbitos, son variables; pero lo que es común en todos
los casos es la corresponsabilidad entre ambas organizaciones, la definición de objetivos
educativos vocacionales, de metodología y de currículum, y la participación de personal -
docentes y monitores laborales- provistos por ambas instituciones.
La idea subyacente a las experiencias de este tipo es que ésta es la mejor manera de que
la experiencia de formación para el empleo esté relacionada con la realidad, siga los
cambios tecnológicos y organizacionales y sea integral. Las dificultades son obvias: el
esfuerzo de organización y diseño de pautas comunes a nivel de un país o una industria, la
necesidad de poner en común voluntades a veces dispersas, tales como las de las
asociaciones empresarias, sindicatos y ministerios de Educación y Trabajo, la necesidad
de integrar cambio e innovación con la continuidad necesaria en la educación, la dificultad
articulada entre empresa y escuela en la formación para el empleo, es más que nunca una
necesidad.
Se busca que profesores y jóvenes tengan una visión directa del mundo del trabajo y del
tipo de competencias generales necesarias para que los egresados puedan desempeñarse
adecuadamente en él, de donde se puede deducir la importancia de actualizar y contextuar
la formación teórica. Las pasantías de profesores en las empresas son una forma
interesante de lograr lo anterior. Por el lado de las empresas, el adquirir un conocimiento
directo de las dificultades y limitaciones de la escuela, permite ir más allá de las clásicas
donaciones materiales para interesarse y apoyar la gestión educativa. Este tipo de acción
ha sido peculiarmente fértil en contextos de reforma educativa.
Nuestro sistema educativo fue bastante centralizado hasta mediados de la década de los
ochenta. Hasta entonces, prácticamente todas las decisiones eran tomadas por el
Ministerio de Educación Nacional, entidad que diseñaba los currículos, adquiría y distribuía
los libros de texto, construía, dotaba y administraba directamente a un número importante
de establecimientos educativos en todo el país; y definía los temas y programas de
capacitación de los docentes.
Para realizar muchas de estas tareas el Ministerio contaba con dos instancias en los
departamentos: los Fondos Educativos Regionales – FER que administraban lo relativo a
las plantas de personal; y los Centros Experimentales Piloto – CEP, encargados de los
temas pedagógicos y la formación docente. En ese ámbito, el papel de las secretarías de
educación era secundario y los establecimientos educativos eran apenas receptores
pasivos de estas acciones, las cuales no siempre llegaban de manera oportuna, ni
coordinada.
Con ello se buscaba ampliar los espacios de participación ciudadana, dar mayor
legitimidad a los gobernantes y promover un mayor acercamiento entre éstos y la
población, de manera que las respuestas a las necesidades y requerimientos locales
fueran más pertinentes, eficientes y oportunas. La entrada en vigencia de la Constitución
desarrollo regional y local y para que los servicios sociales (educación y salud,
principalmente) fueran ejecutados localmente, garantizando mayor cobertura, calidad y
eficiencia, menores costos y la participación activa de los ciudadanos.
Bajo este mismo espíritu, la ley de Competencias y Recursos de 1993 y la ley General de
Educación de 1994, establecieron el nuevo marco institucional del sector, el cual fue
refrendado por la Ley 715 de 2001.
Para ello tienen una serie de funciones asignadas por la normatividad vigente. Por su
parte, los establecimientos educativos adquirieron autonomía para elaborar su Proyecto
Educativo Institucional – PEI, así como para definir el plan de estudios, los métodos
pedagógicos y la manera de organizar su trabajo.
Muchos niños que terminaban la básica primaria tenían grandes restricciones para
continuar sus estudios. En el mejor de los casos debían salir a buscar un cupo en otra
institución, muchas veces alejada de su casa, lo que incrementaba los costos de educarse
y aumentaba sus probabilidades de abandonar el sistema sin culminar la educación
obligatoria. La integración se realizó a partir de mapas educativos municipales, en los
cuales se visualizó toda la oferta y se estableció la cercanía geográfica de las instituciones.
Con ello se determinó cuáles debían articularse, de manera que un estudiante pudiera
cursar desde el preescolar hasta la media sin cambiar de establecimiento.
A este proceso de integración física, de jornadas y de recursos se sumó otro aún más
complejo: la unificación de los Proyectos Educativos Institucionales. No ha sido sencillo
conciliar los diversos énfasis de los PEI, los enfoques pedagógicos y las formas de trabajar
que tenían las instituciones que fueron integradas.
propósito de garantizar la mejor educación para todos los estudiantes, sin importar sus orí-
genes, ni sus condiciones sociales, económicas y culturales.
Una buena comunicación facilita la construcción de estrategias comunes para enfrentar los
problemas que afectan a la institución. Además, fortalece el aprendizaje individual y
colectivo, y está en la base del trabajo en equipo. Cuando se trabaja conjuntamente con
otras personas se aumentan las posibilidades de tener resultados y productos más sólidos,
pues todos los integrantes del equipo se vinculan para aportar sus ideas, experiencias y
conocimientos, de forma que unos aprenden de otros.
Con lo anterior se busca que el PEI sea concertado por directivos, docentes, padres de
familia, estudiantes, egresados y representantes del sector productivo local. Asimismo, que
las pautas que orientan los procesos curriculares, de evaluación y promoción, así como de
convivencia, sean conocidas y compartidas. Esto fortalece la identidad institucional y
brinda las condiciones esenciales para que todos trabajen en una misma dirección: la
definida en el Proyecto Educativo Institucional. Las principales instancias de gobierno y
participación institucional son:
La Asamblea General de Padres de Familia, conformada por todos los padres del
establecimiento, quienes son los responsables del ejercicio de sus derechos y deberes en
relación con el proceso educativo de sus hijos. El Consejo de Padres de Familia, cuyas
principales funciones son: involucrarse en la elaboración de los planes de mejoramiento;
contribuir con el rector o director en el análisis, difusión y uso de los resultados de las
pruebas SABER y el examen de Estado; presentar propuestas para actualizar el manual de
Esto parte del reconocimiento de que nuestro país es pluriétnico y multicultural y, por tanto,
la atención educativa para estas poblaciones debe darse mediante estrategias
pedagógicas acordes con su cultura, lengua y tradiciones, basadas en los principios de
integralidad, diversidad lingüística, autonomía, participación comunitaria, interculturalidad,
flexibilidad, progresividad y solidaridad.
estudiantes desarrollen las capacidades para conocer y difundir los saberes, prácticas,
valores y formas de comprender el mundo de los diferentes grupos étnicos – indígenas,
afrocolombianos, raizales y rom –. Lo anterior contribuye al afianzamiento de los principios
de interculturalidad.
http://www.empresaescuela.org/links/dificil.pdf
http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-177745_archivo_pdf.pdf
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0123-12942006000100003