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A. Adoración e intercesión.
Nota: La adoración se centra en Dios mismo y David invoca y clama al Señor en adoración. Es muy
importante no mirar sólo la dificultad, sino levantar los ojos y el corazón a Dios en adoración. Allí
escribió David el Salmo 57 y expresa su decisión de adorar y alabar a Dios, Salmo 57:1,7-11
“Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi
alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos. Pronto está mi
corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto, cantaré y trovaré salmos. Despierta, alma mía,
despierta, salterio y arpa; me levantaré de mañana.
Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; cantaré de ti entre las naciones. Porque grande es hasta
los cielos tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad. Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios,
sobre toda la tierra sea tu gloria".
B. Dependencia de Dios (1 Samuel 22:3-4)
“Y se fue David de allí a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre y mi
madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí. Los trajo, pues, a la presencia
del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en el lugar fuerte”.
Nota: David dice: “Hasta que sepa lo que Dios hará de mí”, y esto expresa dependencia de Dios,
sometimiento a su soberanía. No lo hace con enojo, ni con murmuración. Él desea conocer la
voluntad de Dios en aquel momento especifico de su vida.
“Pero el profeta Gad dijo a David: No te estés en este lugar fuerte; anda y vete a tierra de Judá. Y
David se fue, y vino al bosque de Haret”.
Nota: Aunque para algunos esa cueva era “un lugar fuerte” que servía de refugio, protección y
escondedero, ese no era el lugar que Dios quería para David, y por eso él debe darle la espalda a la
cueva que servía de refugio, a la aflicción, a esa vida escondida y apocada, y entrar a la tierra
prometida.
Es significativo recordar aquí que Judá significa: alabanza, agradecer, celebrar, entonces cambia el
lamento por la alabanza, sal de la aflicción y avanza hacía lo nuevo de Dios.