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Rutas

por Museos y
Colecciones de
Paleontología

CASTILLA-LEÓN
ARAGÓN
Ángela Delgado Buscalioni

Instituto Geológico y Minero de España


2005
Serie: Guías. Museos de Paleontología.

DELGADO BUSCALIONI, Ángela

Rutas por Museos y Colecciones de Paleontología: Madrid, Castilla-La Mancha / Ángela


Delgado Buscalioni; Isabel Rábano, coord.-Madrid: Instituto Geológico y Minero de España,
2005

132 págs.; 22,5 cm.-(Guías Museos de Paleontología; 1)


ISBN 84-7840-570-4

1. Colección. 2. Museo Paleontología. 3. Libro guía. 4. Comunidad de Madrid. 5. Comunidad


Castilla-La Mancha. I. Instituto Geológico y Minero de España, ed. II. Isabel Rábano, coord.
III. Guías Museos de Paleontología

56.061.6(460.27+28)

Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo


permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.

Coordinación: Isabel Rábano


Textos: Ángela Delgado Buscalioni. Profesora de Paleontología del
Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid
Textos de Introducción a la Geología: Mª Antonia Fregenal Martínez. Profesora
del Departamento de Estratigrafía de la Universidad Complutense de Madrid
Ilustraciones: Ángela Delgado Buscalioni, Miguel García Ramos
Cartografía Geológica: Instituto Geológico y Minero de España
Diseño y Maquetación: Equipo Franja
Impresión: P. G. Pamadís
ISBN: 84-7840-571-2 (Colección)
ISBN: 84-7840-570-4
NIPO: 657-05-010-4
Depósito Legal:
© Instituto Geológico y Minero de España
A todos aquellos hombres y mujeres que
participan en la difusión y conservación
de nuestro rico patrimonio en fósiles.
A mis amigos y a mi familia.
A mis compañeros, pues sin su trabajo y su
generosidad esta guía habría sido imposible.

A mi madre, Ángela.
ÍNDICE

De qué trata y a quién va dirigida esta guía ...........................................7


Los museos..........................................................................................11
Cómo utilizar la guía.............................................................................23
La escala del Tiempo. Tabla Cronoestratigráfica ...................................26

Museos de Castilla - León ....................................................................29


Museo Provincial Arqueológico de Burgos (Exposición
Temporal de Atapuerca .................................................................36
Aula Arqueológica y Paleontológica “Emiliano Aguirre”....................49
Museo Municipal de Villadiego (Pintura, Paleontología y
Etnografía) ....................................................................................56
Museo de Arqueología y Paleontología de Salas de los Infantes........61
Sala de las Tortugas de Salamanca.................................................66
Yacimiento de Ambrona...................................................................75
Sitio Paleontológico del “Cerro Pelado”,
Yacimiento de Layna .....................................................................81
Aula de Paleontología Villa del Río...................................................86
Otros museos de Castilla - León......................................................87
- Colección “Adrián Martínez Tierno”, Soria ................................87
- Aula de Interpretación de Verdeña ............................................87

Museos de Aragón................................................................................89
Dinópolis .........................................................................................96
Parque Cultural del Maestrazgo.....................................................108
- Mas de las Matas...................................................................108
- Parque Geológico de Aliaga ....................................................115
Museo Paleontológico de Galve .....................................................120
Yacimiento de Bueña.....................................................................128
Parque Cultural del Río Martín.......................................................131
Yacimiento de Murero ...................................................................141
Museo Paeontológico de la Universidad de Zaragoza ....................146
Otros museos de Aragón ...............................................................151
- Museo Municipal de JOSA......................................................151
- Museo Paleontológico de Albarracín .......................................151
7

DE QUÉ TRATA Y
A QUIÉN VA DIRIGIDA ESTA GUÍA

El conocimiento de la naturaleza, el turismo rural, el sende-


rismo y la búsqueda de rutas históricas comienza a ser algo
habitual en la formación integral de las personas, y por eso
cada vez existen más guías y textos especializados sobre
estos temas; en cambio, los aficionados y amantes de los
fósiles carecían de una guía sencilla que les permitiese loca-
lizar los museos y las aulas de paleontología de España. Con
este libro el Museo Geominero inicia una colección de guías
que reúne los 75 museos y colecciones de fósiles que podéis
visitar en las diversas autonomías de nuestro país.
He procurado que sea ahí donde aprendáis a disfrutar de la
observación de los fósiles y de su conocimiento.
No encontraréis aquí un catálogo descriptivo de fósiles, con
sus nombres científicos y la relación de ejemplares maravi-
llosos; he creído más didáctico que sean los fósiles quien os
muestren cómo ha sido la vida en la Tierra, los momentos
más impresionantes de la historia remota de nuestra penín-
sula o los cambios que ha experimentado su geografía, su
clima y los animales y las plantas que la han habitado desde
hace más de 500 millones de años hasta la actualidad. Ya
sabéis que la Paleontología es la ciencia que estudia los fósi-
les; pues bien, viajando por los museos viajaremos también
en el tiempo y conoceremos mejor la paleontología y la geo-
logía de nuestro país.
Para elaborar estas guías he recorrido muchos museos y he
observado cómo los visitantes se fascinan con los fósiles.
Algunas de las preguntas que se hacían me han sido útiles
para la guía. En particular, quisiera dedicar esta guía a los
padres y madres de familia que tienen la inquietud de trans-
mitir a su prole la sensibilidad ante lo natural, y a las niñas y
niños que mostraban un brillo de sorpresa y entusiasmo
constantes en sus ojos.
Cuando yo era niña, solía correr detrás de los guías en los
museos; ahora no es frecuente encontrar un guía uniformado
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como los de entonces, con gorra de plato, que al final del


recorrido esperaba ser reconocido y valorado por los visitan-
tes. Era, y es, una profesión difícil, pues el público es amplio,
diverso y exigente. Esta guía de viajes por el tiempo quiere
emular el savoir faire de quienes ejercen la profesión de con-
ducir a la gente por los espacios y universos evocados por los
objetos naturales que han sido recogidos y custodiados por
los humanos, a veces durante siglos.
Esta guía, quiero resaltarlo, no es para expertos, sino para un
público "simplemente" sensible y entusiasta de la naturaleza,
que esté interesado por la vida del pasado y al que le guste
viajar. Está dirigida a familias y a personas que disfruten visi-
tando pequeñas localidades en busca de paisajes excepciona-
les o pequeños museos y aulas que divulguen conocimientos
de la naturaleza y de los fósiles. Pretende también ser una
guía didáctica de introducción a la paleontología, de modo
que encontraréis información básica en el CD adjunto acerca
de los fósiles y sobre el origen y la evolución de las plantas y
animales. He pensado también en el uso que podrían darle los
docentes a esta guía, así que incluyo reseñas sobre las activi-
dades que realizan los museos.
He intentado hacer una búsqueda exhaustiva para que dis-
pongáis de las referencias de todos o casi todos los museos
de paleontología de España. La experiencia me dice que la
demanda de cultura de la naturaleza en nuestro país es muy
grande y que gracias a la presión del público se abren cada
vez más centros dedicados a las ciencias naturales. Como
profesional de la paleontología me gustaría ver que esos cen-
tros progresan, y cuando digo "progresan" no sólo me refie-
ro a mejorar la difusión y divulgación de su patrimonio natu-
ral, sino también a que se consoliden como centros que pro-
tegen el patrimonio de todos, catalogando y conservando
adecuadamente los materiales fósiles que guardan. Estas
guías manifiesta expresamente su respeto por todos estos
centros, sabiendo que son muchos los que asumen con entu-
siasmo la responsabilidad de hacer de la cultura de la natu-
raleza algo activo. Espero que también a ellos les sea de uti-
lidad este trabajo, como estímulo para alcanzar sus objetivos.
En comunidades como Cataluña, Aragón, Valencia y La
Rioja, donde la riqueza paleontológica y la afición por las
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ciencias naturales es grande, el número de pequeños museos


es sin duda mayor que en otras, y algunos comienzan a tener
recursos e infraestructuras que garantizan su perdurabilidad,
contando, además, en sus plantillas, también con profesiona-
les. En general, veréis que los museos de paleontología son
muy jóvenes en nuestro país, y no ha sido tarea fácil locali-
zar algunas de las colecciones. El tipo de gestión que tienen
es muy variopinta; la gran mayoría dependen de los
Ayuntamientos y no se hallan siquiera registrados o catalo-
gados a escala provincial o autonómica. Es probable, por
ello, que algunas colecciones no aparezcan aquí, a pesar de
nuestros esfuerzos.
Se han omitido, eso sí, las colecciones particulares que no
son visitables y aquéllas cuyos fondos proceden de la expo-
liación intencionada de yacimientos; tampoco se incluyen las
que tienen como finalidad el comercio de fósiles con el único
objetivo del provecho personal de un individuo, ni aquéllas
cuyo recolector oculta la procedencia de los fósiles y evita
que sean catalogados y documentados. Quiero, con ello,
defender la idea del patrimonio paleontológico como bien
común y como legado cultural.
Los fósiles pueden ser objetos bellos –muchos así lo cree-
mos–, y pueden ser tratados como obras de arte de la natura-
leza. Pero, sobre todo, los fósiles son indispensables para
conocer la historia de nuestro planeta y nuestra propia histo-
ria. Los fósiles son los únicos documentos de origen orgáni-
co capaces de transmitirnos información desde el pasado al
presente. Dicho de otro modo, un fósil es un médium, como
los de las pelis, que nos comunica con acontecimientos de
hace millones de años. A estos mensajeros de tiempos anti-
guos hay que respetarlos y no olvidar que sólo la colabora-
ción de todos –los que los encuentran, los que los custodian,
aquellos que nos los muestran y los que los estudian para
descifrar sus mensajes– nos permitirá comprender mejor
nuestra historia.
Acepto correr el riesgo de despojar a la ciencia paleontoló-
gica y a la geología de pesadas definiciones y arduos nom-
bres para acercar los fósiles al público en general. En la bús-
queda de un discurso simple, claro y quizá esquemático, pro-
bablemente haya cometido alguna imprecisión; espero que
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no sean muchas, y espero también que aquellos compañeros


que vean sus ideas reflejadas a lo largo de la guía no se sien-
tan defraudados.
Después de dejar unas páginas escritas para que los aventu-
reros comiencen su singladura, quiero decir que me encanta-
ría recibir las impresiones de aquellos que sigan las reco-
mendaciones aquí propuestas. Para quienes deseen hacer crí-
ticas, comentarios o sugerencias, os dejo la siguiente direc-
ción cibernética: paleorutas@yahoo.es
11

LOS MUSEOS
Definir en detalle qué es un museo no es algo fácil, primero
porque la definición depende de las características y el desa-
rrollo de cada sociedad; en segundo lugar, porque también hay
definiciones jurídicas de la expresión "bienes de interés muse-
ográfico", y, tercero, porque no es lo mismo hablar de museos
de arte, bien conocidos en nuestra cultura, que de paleontolo-
gía, palabra para muchos desconocida.
En algunas de las legislaciones sobre museos de las autonomías
españolas se define lo que es un museo y se diferencia a éstos de
las colecciones museográficas. Podemos encontrar, por ejemplo,
esta definición: "Son museos las instituciones o centros de carác-
ter permanente, abiertos al público, que reúnen, conservan, orde-
nan, documentan, investigan, difunden y exhiben de forma cien-
tífica, didáctica y estética conjuntos y colecciones de valor his-
tórico, artístico, científico, técnico o de cualquier otra naturaleza
cultural, para fines de estudio, educación o contemplación. Un
museo debe de tener fondos, y éstos estar reflejados en un Libro
de Registro, un Inventario y un Catálogo, a fin de contar con una
documentación exhaustiva de nuestro patrimonio histórico."
Ya veréis que en nuestro país existen muy pocos museos
dedicados al estudio de los fósiles, y de las ciencias natura-
les en general, que cumplan todos los requisitos de la defini-
ción anterior. En cambio, es mucho más frecuente que os
encontréis con lo que legalmente se conoce como coleccio-
nes museográficas. Las colecciones museográficas son con-
juntos estables de bienes culturales conservados por una per-
sona física o jurídica que, sin reunir todos los requisitos pro-
pios de los museos, se exponen al público para su contem-
plación de forma permanente, coherente y ordenada. Muchas
de estas colecciones actualmente son gestionadas por los
municipios. Ahora bien, en esta guía se utiliza indistinta-
mente el término "museo", para hacer más fluida la lectura.
Esta situación de pocos museos y muchas colecciones per-
mite averiguar cómo se han ido formando las colecciones de
fósiles que existen en nuestro país, y clasificarlas de acuerdo
con las razones y los fines que les dieron origen.
12

Los museos y sus creadores


La creación de museos y colecciones de historia natural, plan-
tas, animales, minerales, rocas y fósiles es algo muy antiguo
en nuestra cultura. Ya en Grecia existieron colecciones que
eran tratadas y custodiadas como verdaderos tesoros. En
Roma proliferaron las colecciones privadas y se potenció el
comercio de objetos artísticos y naturales. Formaba parte del
buen gusto y del placer por la vida el tener colecciones raras,
originales, y se valoraban los objetos por su antigüedad.
Muchas de las colecciones que vais a visitar guardan ese espí-
ritu: los objetos expuestos son tratados como elementos esté-
ticos que guardan historia. Cada fósil es un objeto precioso y
preciado por su rareza y forma parte de una conjunción extra-
ña entre lo natural y lo mitológico.
El primer coleccionismo
Algunos de los fondos de los museos creados a partir de
colecciones privadas delatan el carácter de quienes las fue-
ron acopiando a lo largo de toda su vida. El entusiasmo de
esas personas refleja parte de sus creencias respecto de los
fósiles. En algún caso, prevalece en la colección la fascina-
ción por lo desconocido, el asombro por cómo se ha podido
formar un objeto particularmente extraño, como un insecto
hallado en ámbar, por ejemplo, o una huella o un coprolito
(hez fósil en que se ha conservado parte de la digestión que
tuvo un animal de hace millones de años). Ese interés es algo
natural en los seres humanos, y del mismo modo que hoy
algunas personas lo tienen muy vivo, los humanos de hace
más de 50.000 años también lo compartían.
En su libro Fósiles y Hombres, el paleontólogo francés Eric
Buffetaut cuenta que durante las excavaciones arqueológicas
en las cuevas de Arcy-sur-Cure, en Borgoña, se descubrió en
un nivel del Paleolítico Medio una colección de fósiles com-
puesta por un coral y un caracol llevados a la cueva por un
neandertal. Los fósiles, pues, han despertado siempre la
curiosidad de los humanos y han estado en la base de nume-
rosas leyendas y mitos.
La leyenda del "Gigante", por ejemplo, hunde sus raíces en la
paleontología y, de hecho, la "gigantología" se consolidó como
una rama de esta ciencia durante los siglos XVII y XVIII. Los
13

escritos acerca de los fósiles del "Barranco de las Calaveras" o


"de las Maravillas", en la localidad de Concud, próxima a
Teruel, atestiguan el fuerte debate que en un momento hubo en
torno a la presencia de gigantes en España. El debate lo prota-
gonizaron el benedictino Feijoo y el franciscano Torrubia.
Torrubia defendía la existencia de gigantes en Concud basándo-
se en la tradición oral de los indígenas centroamericanos, que
sólo ponían nombres a aquello que conocían, y la palabra "qui-
nametin" significaba gigante, así que, si existía la palabra, debía
existir "la cosa". Torrubia citaba los trabajos de otros gigantólo-
gos europeos que describieron los restos de Teutobocus, rey de
los teutones derrotado por Mario, cónsul romano. Feijoo, por su
parte, interpretó los huesos del Barranco de las Calaveras como
los restos de una batalla. El Barranco de Concud está, cierta-
mente, lleno de huesos cuya edad se remonta a hace unos 7,5
millones de años. Su peculiar y rica asociación de fósiles (rino-
cerontes, jabalíes, antílopes, caballos primitivos, ciervos y el
perro más antiguo de que se tenga noticia) lo hacen merecedor
de la atención prestada por estos y otros estudiosos.
Muchos de los museos cuyas colecciones guardan este sabor
"misterioso y mítico" se han formado a partir de la recolección
de fósiles hallados en el entorno geológico más próximo. Esta
tarea la suele iniciar una única persona, instruida o no pero que,
en general, trabaja aislada. Conocer sus historias es toda una
experiencia, creedme. Actualmente se está intentando que
colecciones así reunidas sean catalogadas e inventariadas, pues
corren el riesgo de que en el futuro se pierdan o desaparezcan.
Algunas comunidades autónomas están potenciando ayudas
para ello, o bien conceden una serie de privilegios fiscales a
aquellos coleccionistas que ceden sus colecciones a una insti-
tución pública, pero estas acciones son aún insuficientes y hay
que trabajar más en esta dirección con el fin de organizar y
estructurar el rico patrimonio paleontológico y geológico que
tiene España y sus comunidades.

Las colecciones virtuosas


Otro tipo de colecciones son aquellas creadas por "coleccio-
nistas virtuosos", que seleccionan con sumo cuidado las pie-
zas, recreándose en "lo precioso" del objeto fósil. Este tipo
de museos y colecciones conservan el espíritu de los anti-
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guos Gabinetes de Historia Natural de los siglos XVI y


XVII. Pretenden mostrar el fósil en toda su integridad, es
decir, mostrar que son realmente objetos "preciosos" que nos
enseñan qué organismos existieron en el pasado. Para ello
buscan el mejor ejemplar, aquél en el que podamos apreciar
todas sus partes, cada detalle de su anatomía, y procuran que
esté siempre perfectamente preparado y limpio.
En este tipo de colecciones, que sin duda son muy ilustrativas,
existe un cierto sentido de "orden natural" que podríamos rastre-
ar hasta el Renacimiento y que consiste en creer que los seres
pueden ser exhaustivamente ordenados y catalogados. Fue pre-
cisamente en el Renacimiento cuando se crearon los Gabinetes
de Historia Natural con el fin de sistematizar los objetos, orde-
nándolos según las analogías que se encontraban entre aquéllos
hallados en la Tierra y los del macrocosmos, procurando así reu-
nir la totalidad de la Naturaleza en un único sistema . De acuer-
do con este sistema de pensamiento, los fósiles eran considera-
dos representaciones petrificadas de otros objetos, por ejemplo
astros u órganos. Eran comunes términos como Priapolitos o
Histerolitos para denotar las piedras con forma de órganos mas-
culinos (priapo) o femeninos (útero). Pero esta tradición no se ha
agotado del todo, pues algunos de los términos que utilizamos en
la actualidad para referirnos a determinados fósiles proceden de
costumbres arraigadas en la historia natural renacentista.
Nombres como "ammonites" o "belemnites" se han seguido
usando desde hace tres siglos para identificar, en el lenguaje
corriente, las extrañas formas de algunos fósiles.
Un coleccionista "virtuoso" siempre acabará mostrando la colec-
ción que tanto esfuerzo, y muy probablemente dinero, le habrá
costado, convirtiendo su muestra en una "Raroteca" o en el
"Thesaurus fossilium" del Manierismo renacentista. Estos muse-
os, ubicados probablemente en los lugares más insólitos y bellos,
estarán siempre bien ordenados, tendrán etiquetas con el nombre
de la especie a la que el fósil pertenece y los coleccionistas más
ilustrados habrán comenzado a hacer un catálogo documentado
de sus colecciones, algo necesario para la transmisión del saber.

Colecciones enciclopédicas
A diferencia de los museos y colecciones que hemos menciona-
do, los museos enciclopédicos se gestan con la colaboración de
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muchas personas, y su orden obedece al saber científico de la


época en que se crean. En estas instituciones los fósiles son el
legado dejado por el tiempo, y como tal es un documento que
hay que custodiar. Este privilegio, estar cerca del saber y custo-
diarlo, creó la élite cultural que correspondió en sus orígenes,
fundamentalmente a la Corte y a la Iglesia.
La raigambre de las órdenes religiosas en las ciencias natu-
rales españolas es profunda. Uno de los primeros naturalistas
españoles, el Padre José de Acosta (1540-1600) era jesuita.
Nacido en Medina del Campo y de origen judío, Acosta estu-
dió en Alcalá de Henares y viajó a Perú. Sus estudios sobre
la fauna de las Indias son los primeros que intentan explicar
por qué los animales y las plantas de aquellas regiones eran
diferentes a los europeos. Acosta combinó argumentos geo-
gráficos, biológicos y teológicos, y sus escritos influyeron en
las observaciones que Darwin realizara en su viaje a las
Indias. Éste y otros jesuitas españoles, especialmente des-
pués que fueron expulsados de España, en 1767, contribuye-
ron al mejor conocimiento de la historia natural y humana de
Hispanoamérica en la Europa ilustrada.
Jesuitas, escolapios, benedictinos y franciscanos participan
activamente en los estudios de la historia natural de España;
además del padre Acosta, ya se han destacado las figuras de
Torrubia y Feijoo. Estas órdenes religiosas han jugado tam-
bién un importante papel en la historia de la paleontología
española, y su relevancia científica se extiende hasta el ter-
cio final del siglo XX. Muchos de estos religiosos llegaron a
la paleontología defendiendo los principios del cambio orgá-
nico o "transformismo" que promulgaba la teoría de la evo-
lución. Aún se pueden visitar algunas colecciones en los cen-
tros docentes de estas congregaciones, que, además, mantie-
nen en vigor la paleontología participando activamente en
los descubrimientos científicos.
La primera colección enciclopédica de importancia fue la del
Real Gabinete de Historial Natural de Madrid, fundado en
1752 por Fernando VI a propuesta del Marqués de la Ensenada
y que hoy es el Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Este tipo de centros tiene un poder "sacralizador" de los objetos
naturales, donde sólo los expertos pueden comprender su orden,
16

sus nombres y su significado. El discurso de la historia natural


se aleja del gran público y si uno no maneja su jerga no puede
más que observar y maravillarse del trabajo realizado por otros.
La ciencia natural del siglo XVIII quería encontrar un lenguaje
que fuese capaz de denominar lo visible y que le permitiera
comparar los seres entre sí. Ese intento queda reflejado en los
cientos de términos especializados que sirven para describir ani-
males y plantas (por ejemplo, pigostilo, pigidio, gena, pleura,
braquia, pistilo, bráctea, etc.), términos que para muchos no sig-
nifican más que supercalifragilístico espiralidoso, estribillo de
una canción que cantaba Mary Poppins en la película protago-
nizada por Julie Andrews. Sin embargo, para los especialistas,
esos nombres hablan de la forma, la cantidad, el tamaño o la
manera en que se distribuyen los elementos en el espacio.
La utilización de estos términos que describen la anatomía de
los organismos fue decisivo para poder comparar y ordenar a
los seres entre sí, de un modo sencillo. Así detrás del nombre
Tyrannosaurus rex, hay un análisis profundo de las diferencias
y semejanzas que existen entre este animal (un dinosaurio) y
los demás. La posibilidad de ordenar la naturaleza poniendo
nombre a las especies nos ha servido como referente para refle-
xionar sobre la vida en el pasado, y cómo podrá ser ésta en el
futuro. Esta disciplina se conoce con el nombre de Taxonomía
y su saber le llega al público a través de los nombres latiniza-
dos de las especies. Esta es la razón por la que cada fósil tiene
una etiqueta donde aparecen su nombre, su procedencia y su
antigüedad. En algunos sitios podemos ver la serie de ejempla-
res a partir de los cuales se realizó la primera descripción de
una especie; a esos lugares se les llama "tipotecas".

Los museos didácticos


Entre los museos de más reciente creación cada vez surgen más
los museos didácticos, en los cuales el público desempeña un
papel protagonista. Sin duda estos museos aparecen en socie-
dades mejor formadas, con mayores recursos y más tiempo de
ocio. En teoría, estos museos tienen una estructura más com-
pleja y más dinámica que los tradicionales, pues necesitan de
una mayor infraestructura y de recursos humanos para poder
mantener las exposiciones, las actividades que promueven y, en
general, las iniciativas educativas que diseñan para los diversos
17

públicos. A partir del siglo XIX y, por supuesto, en el XX, el


museo se "democratizó", puesto que se socializa la cultura.
La iniciativa de estos nuevos museos surge en Estados Unidos
y provoca la creación de una verdadera trama museológica que
se engrana en instituciones internacionales y que ya no restrin-
ge la noción de museo a la sola idea de guardar y proteger una
colección. Para poner en marcha y mantener museos de este
tipo se necesitan instituciones sólidas y una administración
pública comprometida con la cultura, de modo que, lamenta-
blemente, por ahora no hay muchos en nuestro país.
Si vais a uno de estos museos, observaréis que los objetos natu-
rales que se exponen son pocos. El fósil que se muestra está
seleccionado porque forma parte de un contexto más general
que también se expone, sea una idea, una actividad o una ana-
logía. Se busca así presentar una mejor relación entre los obje-
tos. Hay que intentar comprender en estos museos cuál es la
historia, el discurso que debemos seguir, qué elementos y en
qué direcciones preferentemente debemos mirar, para sacar el
máximo provecho a nuestra visita, pues a veces incluso se per-
sigue la complicidad entre el objeto y el observador, para que
así se sienta involucrado y aprenda mejor.
Un museo didáctico tiene que animar a que se produzca esa
complicidad. Por ello, uno de los avances en este sentido fue
la idea de ilustrar pictóricamente los museos paleontológi-
cos, introduciendo grandes murales que representen retazos
de la vida del pasado a modo de clichés fotográficos.
Algunos de nuestros museos siguen esta tradición, que
comenzó en Estados Unidos hacia 1950, cuando famosos
ilustradores como Charles Knight comenzaron a llenar los
huecos de nuestra imaginación. La riqueza y la diversidad
del pasado más remoto quedó espléndidamente plasmada en
los murales del Museo Pebody, de Yale. Pero los ilustradores
y maquetistas españoles no van a la zaga, y sus obras están
dejando huella en el mundo nacional e internacional de la
representación paleontológica.
A veces, buscando una comprensión sencilla e inmediata de
los hallazgos paleontológicos y científicos, se crean mode-
los. Los modelos explican la relevancia de determinados
hallazgos mediante el uso de reconstrucciones, programas de
18

ordenador, holografías o grandes maquetas de tamaño natu-


ral, o la mecánica que existe detrás de un acontecimiento
natural, como por ejemplo el crecimiento de las plantas.
Ahora bien, no es fácil encontrarlos, puesto que requieren de
expertos y personal especializado, y a veces se trata de téc-
nicas muy costosas. No obstante, algún ejemplo encontraréis
en las visitas que aquí os recomiendo.
Es importante que, como visitante, uno se deje seducir por las
imágenes que desvelan el pasado, mirarlas proyectadas en el
tiempo, pues es ahí donde se reconocen los avances de la cien-
cia. Las imágenes son las interpretaciones y explicaciones sobre
un tema. Lamentablemente, los museos suelen retirar de sus
exhibiciones las reconstrucciones, los dioramas y las pinturas
que consideran pasadas de moda. Y digo "lamentablemente"
porque la comparación entre el antes y el ahora de las recons-
trucciones es muy ilustrativa del saber paleontológico. Un por-
centaje muy alto de los museos de España están dedicados a los
dinosaurios y a la evolución humana; tener la posibilidad de
comparar las reconstrucciones que se han hecho a lo largo de la
historia es entrar en la propia historia de nuestras creencias: de
los dinosaurios lentos y torpes, fieros y sangrientos pasamos a
concebirlos como animales estilizados, ágiles, inteligentes y
sociales. Y en la esfera de lo humano, de los neandertales more-
nos, barbudos, peludos y bárbaros a los humanos de piel blan-
ca, con costumbres sociales sofisticadas.
El papel que desempeñan estos museos en nuestra sociedad ha
de ser activo y activado, pues si bien tenemos la oportunidad de
visitar pequeñas colecciones paleontológicas con bellos ejem-
plares, los museos didácticos, por sus capacidades económicas
y técnicas, pueden poner en relación y en reacción mundos muy
diversos. Estos museos han de incitar a la reflexión, rompiendo
esquemas prefijados, y han de educar nuestra sensibilidad hacia
la historia y las ciencias, ya que no dejan de ser manifestacio-
nes humanas tan atractivas como la música o el deporte.

Los parques naturales, geológicos y culturales


Algunas comunidades autónomas están desarrollando un
nuevo ámbito para conservar, mostrar y potenciar su patrimo-
nio. Como podréis seguir en las guías, algunos de los centros
que se pueden visitar forman parte de rutas establecidas den-
19

tro de un Parque Natural, un Parque Geológico o un Parque


Cultural. Estas figuras se han creado para abarcar áreas exten-
sas de un territorio cuyos paisajes sean de una belleza singu-
lar, ya sea por su flora o por su fauna, o bien porque conten-
gan formaciones geológicas o paleontológicas que merezcan
una atención especial. En estos lugares, los yacimientos geo-
lógicos y paleontológicos son considerados "Monumentos
Naturales y Culturales", lo que, por una parte, resalta su inte-
rés científico, educativo y turístico, y, por otra, establece un
nexo entre la historia de la tierra y la historia del hombre.
El desarrollo de estos territorios ha favorecido a aquellas
zonas con escasos recursos tecnológicos que han visto en los
Parques un nuevo modo de ganarse la vida, relacionado con
un turismo que busca valores en la naturaleza y que incenti-
va el respeto por la cultura tradicional y natural. En estos
ámbitos encontraréis a personas muy concienciadas de la
labor que realizan, que tratan de llevar adelante iniciativas de
muy diversa índole para potenciar la oferta cultural y crean,
por ejemplo, rutas arqueológicas, etnológicas, senderos, etc.
Conviene, si vais a uno de estos lugares, que recopiléis todo
tipo de información acerca de lo que ofrecen, pues su oferta
es variada y asequible.
Normalmente encontraréis exposiciones y colecciones dedi-
cadas a la geología y a la paleontología local o regional, en
lo que se denominan Aulas o Centros de Interpretación, que
no museos, pues sus fondos son más bien escasos. Muchos
de estos centros ofrecen visiones interesantes por la sencilla
razón de que podemos contemplar los fósiles en el contexto
en que fueron hallados y en su lugar de procedencia, situa-
ción de gran potencial didáctico que a veces está poco explo-
rada o mal gestionada.
La creación de este tipo de parques es una iniciativa reciente
que está cuajando pero que requiere de la colaboración y la
buena voluntad de muchos estamentos: ciudadanos, ayunta-
mientos, asociaciones culturales, patronatos, diputaciones y
los propios licenciados y profesionales. En parte, podríamos
hablar de una nueva visión de lo que es la cultura gestionada
y animada desde dentro, en busca de un proyecto global, con
grupos y redes de cooperación. En este modelo, la conciencia
y la protección del patrimonio se convierten en algo colecti-
20

vo, en una custodia compartida. El resultado, en consecuen-


cia, debería ser una relación más dinámica con la cultura y
con los bienes naturales y culturales, pues se invita a los visi-
tantes a que participen activamente. En muchos de estos cen-
tros encontraréis que la visita es guiada y que existen activi-
dades que son muy populares. El éxito de estas iniciativas
dependerá de que los grupos que las impulsan vayan forman-
do un verdadero tejido en acción, no sólo en la defensa de sus
intereses puntuales, sino en la consolidación de una cultura
más próxima a la naturaleza.

Los museos tecnológicos y temáticos


En este apartado me referiré a dos tipos muy distintos de
museos. Unos son los temáticos relacionados con los fósiles,
que suelen ser museos dedicados a la minería del carbón, y
los otros son los grandes Museos de las Ciencias. En ambos
casos nos alejamos mucho de donde comenzamos, pues aquí
los fósiles se muestran como ejemplos de grandes discursos
e ideas procedentes de aspectos humanos, científicos y tec-
nológicos muy diferentes.
En los museos de minería el desarrollo científico está vincula-
do a la búsqueda del carbón, y el estudio de los fósiles tiene por
único objetivo el saber si existe este combustible y qué calidad
tiene. El carbón es un producto derivado de la fosilización de
los abundantes restos vegetales que se produjeron en remotos
pantanos de aguas estancadas. Algunos de estos museos han
cuidado notablemente sus exposiciones y son lugar de encuen-
tro entre varios mundos: el científico, el técnico, el social pro-
pio del mundo minero y el del visitante.
Los Museos de las Ciencias, por su parte, son algo más com-
plejo, aunque los fósiles se utilizan también con objetivos
muy puntuales. Estos grandes museos suelen recibir a un
público muy numeroso y a veces distan poco de los centros
de atracciones. Aquí, los visitantes, de un modo lúdico, dis-
frutan de los objetos que se exponen, de su funcionamiento.
Son lugares en los que la técnica parece hacerlo todo posible
y que supuestamente nos acercan a bosques tropicales, minas
o desiertos. Son las catedrales de nuestro mundo tecnológico
y científico, construidas por grandes corporaciones o para
gloria de nuestras administraciones políticas. Su prestigio
21

puede llegar a ser grande y desarrollar una labor educativa


importante en nuestras sociedades, pero para ello requieren
del dinamismo de propuestas que mantengan a estos museos
vivos en tanto que museos.
23

CÓMO UTILIZAR LA GUÍA

Cuando pensamos cómo debía ser este libro, tuvimos como


referencia las guías de viajes, pues de algún modo el espíritu
práctico y teórico que lo anima se acerca mucho a la idea de
un viaje por la Península, pero también a lo largo del tiempo.
La guía está organizada por comunidades autónomas,
agrupadas en 5 volúmenes, cada uno dedicado a la paleon-
tología de comunidades autónomas próximas geográfica-
mente. El lector encontrará una explicación breve sobre la
geología de cada comunidad junto con la descripción de
sus museos. Todos éstos cuentan con una ficha previa con
direcciones, horarios, localización, si disponen de visitas
guiadas, además de un breve resumen sobre sus caracterís-
ticas y sobre el entorno histórico y natural donde se ubi-
can. Un código simple permite saber si el museo alberga
una colección extensa de fósiles o si está dedicado especí-
ficamente a un grupo paleontológico. Así el código “Eras
Geológicas” se refiere a la antigüedad geológica de los
restos de la colección. De este modo, “desde 600 millones
de años (m.a.)” sería la máxima antigüedad referida, y el
lector podrá comprobar en la escala del tiempo, que apa-
rece en el CD o en la página 27, de qué Era o Periodo se
está hablando. “Registro Fósil”, por su parte, es un indica-
dor de la diversidad de la colección, la calificación de
“completo” atiende a que el museo o la colección contie-
nen fósiles de un gran número de grupos biológicos. En
caso de colecciones específicas se indica el tipo de fósiles
que el visitante va a encontrar.
Por último, cada guía contiene un CD donde, de un modo resu-
mido y gráfico, el lector podrá acudir para documentarse sobre
la historia geológica de la Península, con mapas de cómo fue-
ron cambiado los perfiles geográficos de esta a lo largo del
tiempo geológico. Un espacio del CD está dedicado a los fósi-
les más abundantes y se describe las características más rele-
vantes de éstos, y a modo de curiosidad, el lector podrá encon-
trar en qué momento se producen los grandes cambios de la
vida en la Tierra, descritos a partir de preguntas simples como:
24

¿Cuándo se conquista la tierra firme?, o ¿Cuándo aparecieron


las bacterias? ¿Cuándo apareció el sexo?, etc.
El contexto geológico y geográfico de los museos. Antes de
hablaros de los museos de cada comunidad, os presentamos los
dominios geológicos más importantes que la componen, en
breves reseñas elaboradas por la geóloga María Antonia
Fregenal. Se incluyen también mapas geológicos y geográficos,
donde hallaréis los logotipos de los museos y el trazado de las
rutas principales para acceder a ellos por carretera. Puesto que
muchos museos muestran la riqueza paleontológica de su zona,
ésta dependerá de la antigüedad y el origen de las rocas y de las
formaciones que hay en el entorno. En cualquier caso, combi-
nando el mapa geológico y la situación del museo podréis tener
una idea previa de lo que os vais a ir encontrando.
Las fichas de cabecera. La información relativa a la locali-
zación (logotipo, dirección, teléfonos, página web) de cada
museo se consigna en las cabeceras. Se os proporcionan, ade-
más, datos sobre si es fácil o difícil el acceso, los horarios y
las ofertas didácticas y de ocio. Se añade también si el centro
tiene interés local (si se ocupa de la historia y la naturaleza de
la zona), geológico (si se ocupa más de la geología que de la
paleontología) o museológico (si la historia del museo es par-
ticularmente interesante). Finalmente, para ayudaros a elabo-
rar una ruta por si queréis visitar otros lugares y monumentos
de las respectivas localidades o cercanos a ellas, se recogen
algunas características del entorno natural e histórico en que
se halla emplazado cada museo. En el margen inferior de la
ficha, encontraréis los siguientes iconos que representan el
interés del museo o de la zona donde se ubica: paleontológi-
co, geológico, histórico, paisajístico, huellas, arqueológico,
minero, senderismo.

Interés paleontológico Interés arqueológico

Interés geológico Huellas


25

Interés histórico Interés paisajístico

Minería Sendero

Visita guiada

La clasificación. Si la colección, además de estar simple-


mente ordenada, se completa con paneles, modelos, maque-
tas y montajes que ayuden didáctica y estéticamente al
museo, se valora con una estrella ( ). Si existen piezas úni-
cas que sean relevantes o asociaciones fósiles especiales, la
colección será señalada con un rombo ( ).
La información de cada museo. He procurado contextuali-
zar los fósiles dentro de cada museo, destacando si pertene-
cen a un yacimiento importante, si tienen detrás una historia
particular o si por su excelente preservación son buenos
guías para aprender algo sobre la evolución. No se trata, por
lo tanto, de describir exhaustivamente todos los fósiles, sino
más bien de subrayar lo que podemos conocer a través de
ellos, sin dejar de compararlos con los organismos vivos y
aprovechando algunos especímenes para relataros descubri-
mientos que han determinado la historia de la paleontología
española. A esto se dedican sobre todo los recuadros que
acompañan al texto principal.
26

LA ESCALA DEL TIEMPO


Rutas por periodo geológico.
Un modo de utilizar la guía sería recorrer la Península en busca
de periodos geológicos específicos. No es muy práctico, cier-
tamente, pero si alguien desea, por ejemplo, visitar los museos
con fósiles del Triásico –y tiene tiempo para ello–, puede darse
un buen paseo desde Alcover (Tarragona) a Requena
(Valencia), y de ahí a Santiesteban del Puerto (Jaén). En todo
caso, esta opción me permite introducir algo que siempre va a
estar presente en esta guía: la referencia temporal.
La escala del tiempo nos sirve para conocer la edad, los
millones o miles de años que tienen unos fósiles o unos sedi-
mentos, pero también es un modo de ordenar los aconteci-
mientos que ha vivido el planeta. La escala del tiempo siem-
pre se lee de abajo hacia arriba, de lo más antiguo a lo más
moderno. En la escala hay varias subdivisiones, la mayor
corresponde a las Eras. La Era “primaria” es el Paleozoico, la
“secundaria” es el Mesozoico y la “terciaria” es el Cenozoico,
que llega hasta nuestros días. La otra división que se utiliza a
lo largo de la guía son los periodos. A cada Era le correspon-
den una serie de periodos; al Mesozoico, por ejemplo, le
corresponden los periodos Tríasico, Jurásico y Cretácico.
Finalmente, se incluye también una escala más pequeña, que
son las épocas. Hay varias épocas por periodo. El Plioceno y
el Mioceno son épocas del periodo Cenozoico.
En la figura se representa una escala de tiempo a la que segu-
ramente tendréis que acudir muchas veces.
27

PERÍODO

PERÍODO
ÉPOCA
EÓN

EÓN
ERA

ERA
ÉPOCA

299 Ma

CUAT.
HOLOCENO
0.01 Ma
PLEISTOCENO
1.8 Ma PENNSYLVANIENSE

CARBONÍFERO
C E N O Z O I C O

PLIOCENO
NEÓGENO

5 Ma

MIOCENO
MISSISSIPPIENSE

23 Ma

F A N E R O Z 0 I C O
OLIGOCENO
PALEÓGENO

P A L E O Z O I C O
34 Ma 359 Ma
SUPERIOR

DEVÓNICO
EOCENO
MEDIO
55 Ma
F A N E R O Z 0 I C O

PALEOCENO
65 Ma
INFERIOR
SENONENSE

416 Ma
PRÍDOLI
SUPERIOR LUDLOW
SILÚRICO
CRETÁCICO

WENLOCK
NEOCOMIENSE

LLANDOVERY
INFERIOR
M E S O Z O I C O

443 Ma
ORDOVÍCICO

SUPERIOR
145 Ma
SUPERIOR
MEDIO
Malm
JURÁSICO

INFERIOR
MEDIO 488 Ma
Dogger
SUPERIOR
CÁMBRICO

MEDIO
INFERIOR
Lías
INFERIOR
199 Ma
542 Ma
TRÍASICO

SUPERIOR
NEOPROTEROZOICO
PROTEROZOICO

EDIACÁRICO
600 Ma

MEDIO CRIOGÉNICO
850 Ma
INFERIOR
251 Ma TÓNICO
1000 Ma
PALEOZOICO

LOPINGIENSE
MESOPROTEROZOICO
PÉRMICO

1600 Ma
GUADALUPIENSE
PALEOPROTEROZOICO
2500 Ma
CISURALIENSE
ARCAICO

Tabla cronoestratigráfica.
28 CASTILLA - LEÓN

MAPA GEOLÓGICO DE
CASTILLA - LEÓN

LEYENDA
CUATERNARIO
NEÓGENO
PALEÓGENO
JURÁSICO-CRETÁCICO Escala 1:4.000.000
PÉRMICO-TRIÁSICO
CARBONÍFERO
CÁMBRICO-DEVÓNICO
PROTEROZOICO
ROCAS VOLCÁNICAS
NEÓGENO-CUATERNARIO
COMPLEJO BASAL DEL VULCANISMO CANARARIO
CRETÁCICO-PLIOCENO
ROCAS PLUTÓNICAS
HERCÍNICAS
CASTILLA - LEÓN 29

MUSEOS DE
CASTILLA - LEÓN
Exposición itinerante de Atapuerca, Aula Arqueológica y Paleontológica
“Emiliano Aguirre”, Museo Municipal de Villadiego,
Museo de Arqueología y Paleontología de Salas de los Infantes, Sala de las
Tortugas de Salamanca, Yacimiento-Museo de Ambrona, Sitio
Paleontológico de Cerro Pelado, Aula de Paleontología Villar del Río,
Colección A. Martínez, Soria, Aula de Interpretación de Verdeña.

R. Eb
ro
la

Cervera 611
Es

de Pisuerga Miranda
R.

R. Pisu

de Ebro
LEÓN Villadiego
Ponferrada
BURGOS Atapuerca
erga

Astorga Ibeas
ón
N-VI PALENCIA nz Salas de
r la los Infantes Villar
Medina A del Río
Benavente de Ríoseco R. Lerma
234
Aranda
de Duero SORIA
VALLADOLID
ZAMORA Almazán 234
122
ro
R. Due N-II
630 N-I Ambrona Medinaceli
N-VI
R. Torralba
Er SEGOVIA Layna
es
m
R. T

SALAMANCA a
501
orm

620 A-6
ÁVILA
es

Ciudad Rodrigo
630

Si por un momento nos permitiesen abarcar todo el territorio


de la Comunidad de Castilla-León a vista de pájaro, suspen-
didos en el cielo, lo que veríamos sería la extensa altiplanicie
de la meseta coloreada de tonos amarillentos, ocres, anaranja-
dos, grises y pardos, labrada de hendiduras por las que discu-
rren el Duero y sus afluentes y todo ello completamente rode-
ado de cordones montañosos de colores y litologías variadas.
Estaríamos contemplando los 55.000 km2 que ocupan las
rocas y sedimentos cenozoicos que rellenan la cuenca del
Duero, la unidad geológica que en extensión ocupa la mayor
parte de Castilla-León, y a su alrededor, siguiendo el sentido
de las agujas del reloj y comenzando por el noroeste, las cum-
bres de la Cordillera Cantábrica, la Cordillera Ibérica y el
Sistema Central.
30 CASTILLA - LEÓN

En la Cuenca del Duero y su prolongación en la Cuenca


de Almazán, en la provincia de Soria, se encuentran las
rocas sedimentarias más modernas de esta comunidad.
Formada después de la orogenia Alpina, sus sedimentos
de relleno son el producto de la erosión de los cordones
montañosos adyacentes a ella y de la sedimentación de
los materiales erosionados en amplios sistemas fluviales
y lacustres a lo largo de todo el Cenozoico (Terciario y
Cuaternario).
La mayor parte del relleno de esta Cuenca del Duero que
aflora es del Neógeno (Mioceno), aunque el Paleógeno
aflora extensamente en el suroeste de la cuenca en las
provincias de Zamora y Salamanca y en una pequeña
franja al norte de la Cuenca de Almazán, justo al sur de la
ciudad de Soria.
En las rocas continentales del Eoceno de la provincia de
Zamora se han descubierto restos de las biotas de reptiles
de esa época, que se encuentran expuestos en la Sala de
las Tortugas en Salamanca. Peces, cocodrilos y tortugas
que habitaron antiguos ríos y lagos en un tiempo en el que
el clima era cálido y húmedo. También en la Sala de las
Tortugas se exponen restos de mastodontes y tortugas
gigantes, animales de gran talla pertenecientes al Mioceno
medio y superior, especialmente abundantes en los már-
genes de la cuenca junto a otras faunas de grandes verte-
brados, fundamentalmente mamíferos, algunas de las cua-
les se pueden ver en el Museo Municipal de Villadiego
en Burgos.
Respecto a los cordones montañosos que circundan la exten-
sa Cuenca del Duero, si viajásemos rodeándola, comenzando
por la provincia de León, empezaríamos por atravesar en la
Cordillera Cantábrica las rocas paleozoicas de la zona Astur-
occidental Leonesa del Macizo Ibérico. Atravesaríamos la ter-
minación de las antiguas rocas precámbricas del Antiforme
del Narcea y pasaríamos nuevamente al Domino o Zona
Cantábrica, para cruzar la Región de Pliegues y Mantos con
sus característicos devónicos arrecifales y parte de la Cuenca
Carbonífera Central con su asociada actividad minera. En este
punto en la provincia de Palencia, surgen dos nuevas regiones
geológicas también formadas por rocas paleozoicas marinas
CASTILLA - LEÓN 31

de ambientes más profundos que las de las otras regiones del


Dominio Cantábrico: la unidad del manto del Esla y la Unidad
del Pisuerga-Carrión.
El final del ciclo hercínico en la Cordillera Cantábrica está
representado por una sucesión de sedimentos formados
después de la orogenia Hercínica, que temporalmente se
sitúan al final del Carbonífero y que aparecen dispersos
por el territorio, apoyándose físicamente sobre las rocas
paleozoicas previas y que están formados por areniscas,
conglomerados y lutitas marinas someras en la parte infe-
rior, pero en su mayor parte formados en ambientes conti-
nentales fluviales y lacustres. Estos materiales afloran bien
en el norte de las provincias de León y Palencia, por ejem-
plo en el entorno de las localidades de La Robla, en León,
y de Guardo, en Palencia. En la localidad de Verdaña
(municipio dependiente de Pisuerga de Cervera, Palencia),
un aula de interpretación muestra los fósiles de raíces y
troncos de árboles de un bosque carbonífero.
La unidad del Pisuerga-Carrión está rodeada por el este y
el sureste por los depósitos Triásicos que afloran en el
noreste de Palencia y con mayor extensión en Cantabria,
y cuyos conglomerados, areniscas y arcillas fluviales
confieren al paisaje su característico tono rojizo. Estas
sucesiones triásicas, inicio del ciclo alpino, son muy
parecidas a las que aparecen en otras cadenas montañosas
mesozoicas de la Península Ibérica (ver descripción deta-
llada del Triásico de Castilla-La Mancha volumen 1 de
esta serie).
En el noreste de Palencia afloran también con cierta exten-
sión las calizas, margas, areniscas y arcillas de origen
lacustre del Cretácico Inferior, que alcanzan su máximo
desarrollo en Cantabria. Estos sedimentos se formaron en
el margen septentrional o borde cantábrico de la Placa
Ibérica, en la zona que hoy se corresponde aproximada-
mente con toda la mitad oriental de la Cordillera
Cantábrica. En esta misma cuenca y en ambientes de pla-
taformas carbonatadas muy cálidas se formaron durante el
Cretácico Superior las calizas y dolomías que se pueden
contemplar configurando el paisaje del norte de la provin-
cia de Burgos. Hacia el sur, estos Cretácicos llegan a
32 CASTILLA - LEÓN

ponerse en contacto con los terciarios del extremo más


occidental de la Cuenca del Ebro (ver Aragón, y los volú-
menes 3 y 4 dedicados a La Rioja y Cataluña), en lo que se
conoce como el corredor de la Bureba, que separa la
Cordillera Cantábrica de la Cordillera Ibérica y enlaza las
cuencas del Duero y el Ebro. De esta última y aún dentro
de la provincia de Burgos reconoceremos parte del sector
de Cameros-La Demanda.
Este sector de la Ibérica que se reparte entre La Rioja y las
provincias de Burgos y Soria, está compuesto por un exten-
so macizo de rocas paleozoicas (La Demanda) rodeado de
estrechas franjas de afloramientos triásicos y jurásicos de
litologías y características en general similares a los de otras
zonas de la Ibérica (ver Aragón y volúmen 1 dedicado a
Castilla-La Mancha). Al sur y al este de la Demanda se dis-
ponen los 9000 m. de rocas continentales de edad Cretácico
Inferior que rellenaron la antigua cuenca sedimentaria de
Los Cameros. Esta extraordinaria acumulación de sedimen-
tos de litologías variadas (conglomerados, areniscas, cali-
zas, arcillas, yesos) tuvo lugar en ambientes fluviales, zonas
pantanosas, lagunas y lagos salobres y carbonatados más o
menos alejados de la influencia marina, y en marismas y
llanuras más próximas a las costas. Los Cameros son muy
populares por contener restos abundantes de los grandes
protagonistas del Mesozoico, los dinosaurios, siendo espe-
cialmente abundantes las huellas y rastros de locomoción,
como los que se pueden ver en los yacimientos de Bretún
y Santa Cruz de Yanguas en la provincia de Soria, aunque
la mayor concentración de yacimientos con huellas se
encuentran en La Rioja (ver volúmen 3). La rica fauna de
dinosaurios encontrada en Cameros puede ser admirada en
el Museo Municipal de Salas de los Infantes.
Si continuamos viajando hacia el sur por la provincia de
Soria saldremos de la Ibérica para encontrarnos nuevamen-
te con los terciarios continentales de la Cuenca de Almazán,
una zona de topografía plana y con los característicos tonos
pardos, amarillentos y anaranjados que presentan muchas
de las cuencas terciarias de la Península. Próximos a esta
Cuenca se localizan dos yacimientos, Layna y Ambrona-
Torralba. Ambos corresponden al final del Cenozoico,
CASTILLA - LEÓN 33

Plioceno y Pleistoceno. Ambrona es un yacimiento


clásico, con un museo donde se exponen los fósiles
cuaternarios de elefantes y grandes mamíferos. El pai-
saje volverá a cambiar cuando, pasada la Cuenca de
Almazán, volvamos a encontrarnos nuevamente, al sur
de Soria, con los accidentes orográficos de la Rama
Castellana de la Cordillera Ibérica ya descrita (ver
volúmen 1, Castilla La Mancha) y su entronque con el
Sistema Central.
Este sistema, que pertenece al Macizo Ibérico, es tam-
bién un cordón montañoso que actualmente divide las
dos mesetas. Está formado fundamentalmente por
rocas graníticas y por rocas metamórficas y durante
gran parte del Mesozoico fue tierra elevada, ya que
durante el Cretácico Superior la subida que registró el
nivel del mar fue tan grande que llegó incluso a inva-
dir parcialmente la zona dejando depósitos sedimen-
tarios de esta edad a ambos lados del actual Sistema.
Estos sedimentos cretácicos afloran hoy en la
Comunidad de Madrid, adosados al flanco sur del
Sistema Central y en la provincia de Segovia en su
flanco norte. Son areniscas y sobre todo calizas y
dolomías formadas en ambientes litorales y de plata-
formas marinas carbonatadas someras. En la provin-
cia de Segovia, asociados a estos depósitos hay yaci-
mientos en los que aparecen restos de dinosaurios y
de unos cocodrilos que resultaron ser muy abundantes
durante el final del Cretácico en toda Europa.
Si seguimos el Sistema Central hacia el oeste vere-
mos que se entronca con la Zona Centroibérica del
Macizo Ibérico o Hespérico, cuyas características
rocas metamórficas y sus cuarcitas y pizarras de ori-
gen marino afloran extensamente en las provincias de
Salamanca y Zamora, llegando a enlazar, en la pro-
vincia de León, con la Zona Astur-occidental leonesa.
No podemos abandonar Castilla-León sin habernos
acercado a la estrella paleontológica de esta
Comunidad, el yacimiento de Atapuerca, situado en
la sierra que lleva el mismo nombre en Burgos. Este
yacimiento está asociado a los sedimentos del relleno
34 CASTILLA - LEÓN

cuaternario de un sistema de cuevas que se produjo


como consecuencia de los procesos de alteración y
disolución de los carbonatos del Cretácico Superior,
una vez que éstos quedaron expuestos. En las locali-
dades de Ibeas del Juarros y de Atapuerca se ha
creado una cierta infraestructura para poder atender y
organizar visitas a este famoso lugar. En Ibeas de
Juarros, además, podréis visitar el Aula de paleonto-
logía "Emiliano Aguirre".
Estos sistemas de cuevas generalmente asociados a
grandes macizos montañosos de rocas calcáreas se
denominan sistemas kársticos. Actualmente en la
Cordillera Cantábrica, por ejemplo, y asociado a las
calizas y dolomías del Carbonífero y del Cretácico
existe un extenso sistema kárstico que sigue siendo
activo y que goza de gran popularidad entre los afi-
cionados a la espeleología.
Durante la formación del yacimiento de Atapuerca es
posible que estas cuevas que hoy se encuentran a cier-
ta altura se encontraran próximas a los cauces de los
ríos que estaban funcionando en ese tiempo, ya que la
red fluvial actual se desarrolló después y ha sufrido un
gran encajamiento; esto es que los cauces han tenido
un gran poder erosivo y han ido profundizando sus
valles progresivamente, dejando depósitos antiguos
de terrazas colgados actualmente a gran altitud.
CASTILLA - LEÓN 35

EXPOSICIÓN ITINERANTE DE ATAPUERCA


BURGOS: Atapuerca - Burgos
Eras Geológicas: Entre 1m.a. a 300.000 años
Registro fósil: Grandes mamíferos y humanos.
Clasificación:
Interés:

Esta exposición es temporal, su punto de partida fue el Museo


Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. Se muestran los
hallazgos más espectaculares de Atapuerca, incidiendo tam-
bién en la reconstrucción del paisaje, de la fauna y de la flora:

todo lo que rodeó a los humanos neandertales y al Homo


antecessor. En Agosto de 2000, el Ayuntamiento de Burgos
convocó un concurso para levantar el futuro Museo de la
Evolución Humana, donde se alojarán y expondrán los fósiles
del yacimiento de Atapuerca, pero mientras tanto puede apre-
ciarse la muestra que se expone en este Museo itinerante de
Atapuerca. En las proximidades a Burgos, hacia el Este, está
la localidad de Ibeas de Juarros, propietaria de los yacimien-
tos. En esta pequeña localidad se ha acondicionado el Aula
"Emiliano Aguirre", que alberga maquetas e información sobre
el yacimiento y sus hallazgos.
36 CASTILLA - LEÓN

El yacimiento de Atapuerca se ha convertido en un


hito de la paleontología en nuestro país, y su hallaz-
go más deslumbrante, los restos humanos más anti-
guos de Europa, el Homo antecessor, es ya un mito
social. Atapuerca es un yacimiento del Pleistoceno
con gran cantidad de información sobre la evolución
de los humanos y de los ecosistemas de la Península
Ibérica desde hace 1 millón de años hasta hace apro-
ximadamente 300 mil.
La sierra donde se sitúan los yacimientos está a unos
15 km. de Burgos; tiene una altitud aproximada de
1.000 metros y la roca caliza que la forma son los
restos de un antiguo mar de entre 80 y 100 millones
de años, es decir, del Cretácico Superior. En esta
roca caliza se comenzó a modelar una compleja
trama de cuevas y se formó un karst (para la defini-
ción, ver el Aula Museo de Sorbas, Almería en el
volumen 5 de esta serie) hace tan sólo 6 millones de
años. Los huecos dejados por la disolución de la
caliza y excavados por corrientes de aguas quedaron
expuestos, y comenzaron a servir de abrigo a gran-
des mamíferos y a humanos. De hecho, fue un espe-
cialista en osos el Dr. Trinidad Torres quien dio
cuenta de este lugar, pues junto con numerosos dien-
tes de osos halló restos de humanos.
Tres son los yacimientos que tienen mayor envergadu-
ra en Atapuerca: Galería, Gran Dolina y Sima de los
Huesos. La documentación gráfica sobre el modo en

que se excavan estos yacimientos y la reconstrucción


en maquetas a escala 1:1 de la exposición itinerante
CASTILLA - LEÓN 37

nos sobrecogen. Las


excavaciones que se
realizan al aire libre
son obras monumen-
tales que escalan,
mediante andamios,
unos 20 metros. La
Sima de los Huesos
es, podríamos decir,
toda una aventura,
pues en este caso se
requiere hacer un
descenso de 12 me-
tros por angostos
pasajes. Cualquier
excavación requiere
de utillajes diversos,
pero la extracción y
el transporte del se-
dimento de la sima
tiene una compleji-
dad mucho mayor.
En la maqueta pode-
mos ver todo lo que
se utiliza: plomadas,
andamios, tablas, pi-
quetas, jalones, pa-
las, pinceles, lápices,
cuadernos, un artilu-
gio casero para medir la profundidad a la que se exca-
va, etc. Es la aventura, el riesgo y el entusiasmo de un
gran equipo humano que busca a otros humanos: más
que una excavación se trata de un gran rescate.
La información que se puede extraer del material
fósil hallado en Atapuerca es muy amplia, por eso
requiere de numerosas disciplinas para su estudio.
La exposición nos muestra cómo es posible recupe-
rar información sobre la ecología de la Sierra de la
Demanda en el Pleistoceno, el paisaje vegetal y la
fauna que hubo, la edad concreta de los restos y el
38 CASTILLA - LEÓN

Los hallazgos de modo en que se han conser-


Atapuerca se vado, además de datos
deben al trazado
de una trinchera
sobre los restos de huma-
de ferrocarril que nos, sus utensilios y las acti-
la empresa inglesa vidades que realizaban.
The Sierra Puesto que una de las cuali-
Company Limited dades de esta exposición es
realizó a principios
de 1900 para que muestra el trabajo en
comunicar cuen- equipo y la coordinación de
cas mineras y muchas de las especialida-
transportar car- des de la paleontología,
bón. La trinchera
seccionó la Sierra,
señalaré dos aspectos: el
dejando a la luz primero, cómo se consigue la información, y, en
las galerías del segundo término, cuál es la importancia de algunos
karst que se habí- de los descubrimientos que aquí se han hecho.
an rellenado con
sedimentos del La exposición tiene dos recorridos paralelos: las fau-
Pleistoceno y que nas y ecosistemas del Pleistoceno y los grandes des-
contenían los res- cubrimientos realizados sobre la evolución humana.
tos de las sucesi-
vas ocupaciones Conviene prestar atención a ambos, pues Atapuerca
que habían sufri- tiene una buena colección de fósiles: aproximada-
do. La excavación mente 25.000 restos han sido catalogados ya.
consiste, pues, en
extraer el relleno Las edades de Atapuerca
de las galerías:
cantos de calcita y En muchas ocasiones se nos pregunta a los paleontó-
brechas arcillosas logos cómo podemos conocer a ciencia cierta la edad
con numerosos de un yacimiento. El caso Atapuerca reúne todos los
huesos que son elementos con los que se puede trabajar en esta cien-
preparados, lava-
dos y restaurados
cia para conocer la edad de un fósil. Algunas de las téc-
para su estudio. nicas explicadas en la exposición y que se han utiliza-
do para saber la edad de este yacimiento son muy
sofisticadas, como el análisis magnetoestratigráfico;
otras, por contrapuestas, sorprenderán casi igualmente
al visitante: ¡la foto de un diente de ratón!
La magnetoestratigrafía se basa en el comportamiento
del campo magnético terrestre, que es como un gran
imán. En un imán, bien lo sabréis, hay dos polos, uno
de los cuales señala el Norte –y esto nos lo indica cual-
quier brújula. Pues bien, los terrenos y sedimentos ricos
en elementos capaces de imantarse (como el hierro que
se encuentra en la arcilla, por ejemplo) se orientarán
CASTILLA - LEÓN 39

atraídos por el gran imán terrestre, como la aguja de


nuestra brújula. Pero si bien actualmente el Norte de la
Tierra coincide con el polo negativo, no siempre ha
sido así, pues a lo largo de la historia terrestre se han
producido cambios en la posición de los polos del
imán. Esta alternancia produce un bandeado que se
basa en la variación de capas con orientación como la
actual (polaridad normal) y capas con la orientación
contraria (lo que recibe el nombre de polaridad inver-
sa). Es como el código de barras de un producto, y el
código de barras de Atapuerca es semejante al de otras
localidades del Pleistoceno Inferior y Medio.
Entonces, ¿por qué recurrir a un ratón? La cuestión es
simple, ningún método es infalible, de modo que hay
que utilizar otra fuente de información. Mimomys es
un ratón muy conocido para los que estudian a los
humanos, pues su registro es crucial sobre todo en los
yacimientos con restos prehistóricos. Estos ratones
son de origen asiático, pero hace unos
5 millones de años comenzaron a
colonizar Europa y América. Distintas
oleadas migratorias se fueron produ-
ciendo a lo largo del Plioceno y del
Pleistoceno, en coincidencia con los
momentos de máximo enfriamiento
climático. En el transcurso de sus via-
Arvícola. jes la dentición de estos pequeños roedores se fue
La evolución de
modificando, de modo que podemos tener un buen
MImomys a la rata de
agua (Arvícola) viene indicador temporal si estudiamos la forma de sus
caracterizada por la dientes. El Mimomys de Atapuerca ha servido para
aparición de molares saber la antigüedad nada menos que de los depósitos
de crecimiento de Homo antecessor.
contínuo y la
desaparición de las Los animales y las plantas de Atapuerca
raíces. Este cambio
sucedió Uno de los cráneos que más sorprende a los visitantes
“exáctamente” hace de esta exposición es el de un enorme rinoceronte
800 a 600.000 años.
hallado en la Gran Dolina. El ecosistema de Atapuerca
estaba compuesto por grandes y pequeños mamíferos
(había hamsters, lirones, puercoespines y castores, por
ejemplo), pero las especies variaron muy poco a lo
40 CASTILLA - LEÓN

largo de la historia de Atapuerca, lo que indica una


cierta estabilidad ecológica y un clima más benigno
que en el resto de Europa.

Rinocerontes, bisontes, panteras y tigres “dientes de sable” en la Península.


Con la entrada del Pleistoceno Inferior se produce una renovación de las fau-
nas que habitaban Europa. Los ciervos y los bóvidos del Terciario terminal son
reemplazados por otros herbívoros rumiantes de origen asiático. Junto con
estos rumiantes entraron algunos carnívoros como los “perros etruscos”. Pero
el movimiento de faunas no sólo procedía del Este (a fin de cuentas Europa
puede considerarse como un apéndice de Asia), sino también del Sur, de Africa.
Desde este continente llega a Europa un número notable de carnívoros: hienas
gigantes, un tigre mediano de los de “dientes de sable”, un caballo, hipopóta-
mos y perros salvajes. Una sabana de herbáceas con clima cálido es el escena-
rio de estas faunas, donde los superdepredadores, tigres y perros salvajes, pro-
dujeron grandes cúmulos de carroña que aprovecharon las hienas y los propios
humanos. A los primeros viajeros del cuaternario los encontramos muy bien
documentados en el Museo de Orce, en Granada.
Durante el Pleistoceno Medio se produce un reflujo de inmigrantes asiáticos
que alcanzan la Península Ibérica. Aparecen los primeros caballos modernos, la
hiena manchada actual, el jabalí, una serie de especies de osos. También los
felinos son sustituidos por el león y el leopardo. A estos recién llegados pode-
mos verlos en la exposición de Atapuerca, en Ibeas de Juarros, Burgos, y en
el Museo al aire libre de Ambrona, en Soria.
Al final del Pleistoceno, hace unos 30.000 años, se recrudecen los climas fríos
y hasta la Península llegan los gigantes del hielo: mamuts, rinocerontes lanu-
dos y el ciervo megaloceros. Podéis echar un vistazo a esta fauna en el Museo
Municipal de San Isidro, en Madrid, y en el Museo de Gibraltar.

Uno de los carteles de la exposición que puede pasar


inadvertido es el dedicado a la vegetación y al paisa-
je de la Atapuerca prehistórica. La información es
CASTILLA - LEÓN 41

muy densa, pero merece la pena pararse a ver qué


contiene con cierto detalle. Los estudios en paleon-
tología sobre la vegetación son muy escasos, puesto
que difícilmente podemos tener documentación
directa sobre ella. Ahora bien, si bien una hoja u otro
resto vegetal fosiliza en condiciones muy particula-
res, el polen, en cambio, es muy resistente, y gracias
a su estudio se puede documentar la vegetación de
una zona. Extraer polen es una labor tediosa, así que
conviene apreciar el esfuerzo realizado en estos
estudios. Los pólenes de árboles y arbustos hallados
son bien conocidos por los que gustan de los paseos
por el campo: acebuchales (olivos silvestres), pinos,
hayas, olmos, nogales, abedules y quejigos. A pesar
de que existe una alternancia de vegetación más
abierta a otra más boscosa a lo largo de la historia de
Atapuerca, no parece que haya habido cambios drás-
ticos en el paisaje, de modo que casi se podría decir
que la sierra gozaba de un microclima particular.
Los paleobotánicos saben bien desde cuándo podemos
relacionar la vegetación del pasado con la actual. Según
nos dicen, en los últimos 20.000 años los tipos de bos-
ques y de vegetaciones de la Península no han cambia-
do, y que ya existía la zona de los bosques y de las fau-
nas atlánticas, mediterráneas y, finalmente, la zona for-
mada por un amplio territorio interior de transición.
Atapuerca se sitúa en la zona húmeda, atlántica, pero se
han recogido restos también de vegetación mediterrá-
nea. De modo que el clima cambiaba en momentos de
gran benevolencia climática. Esta encrucijada, ayudada
también por un paisaje cambiante con roquedales,
valles, cimas y arroyos, favoreció que en la sierra se
diese una fauna muy diversa.
El uso de la vegetación por los humanos es otra de las
curiosidades que merece la atención del visitante.
Muchas de las plantas y semillas que se recolectaban
forman parte de nuestro acerbo gastronómico y tam-
bién de la tradición herborista de la medicina natural.
Entre ellas, la rubia, el ruibarbo, la acedera, el viburno,
la ortiga, el plantago o zaragatona, las cuales, además
42 CASTILLA - LEÓN

de ser comunes en las boticas naturales, en algunos


sitios se siguen utilizando para cocinar.

Plantas medicinales utilizadas por los humanos primitivos. La Rubia se uti-


lizaba para cálculos en la vejiga y el riñón, y para la incontinencia. El Rumex
(ruibarbo, acedera) contiene vitamina C, y era utilizada para enfermedades
de la piel. El Plantago
les era útil para contu- rubia ortiga
siones, hemorragias y
picaduras, pues es un
antibiótico natural. La
Ortiga servía para el
reumatismo y las con-
tusiones. El Olmo, con-
tra la diarrea, las he-
morroides y las heridas
de lenta cicatrización.
Finalmente, consumían
Rosáceas, escaramujos
y majuelas, ricas en
Vitamina C.
Algunas de las plantas frecuentes en los ambientes del
cuaternario de la Sierra de Atapuerca.

Humanos y más humanos


No es gratuita la utilización repetitiva de este títu-
lo, pues en Atapuerca hay dos tipos de hombres:
Homo antecessor y los Homo heilderbergensis (un
preneandertal). A lo largo de la exposición los visi-
tantes encontrarán referencias a la evolución de los
humanos, pero conviene diferenciarlos porque los
dos hallazgos rellenan partes diferentes del puzzle
de la evolución.
Los fósiles cuaternarios guardan el secreto de la evo-
lución humana, un asunto intrincado y complejo.
Los descubrimientos que se han realizado reciente-
mente en paleontología humana nos indican que no
podemos hablar de la evolución del hombre moder-
no sin hablar también de otros grupos humanos que
desaparecieron durante el cuaternario, no hace más
de 30.000 años, es decir, unas 300 generaciones. Los
CASTILLA - LEÓN 43

hombres modernos (Homo sapiens) no estaban solos


hace esos miles de años, otra especie de humanos
convivió con ellos, los neandertales.
La evolución de los humanos siempre se ha narrado
como la aventura de una especie. Memorias de
África sería el comienzo, pues todos venimos de ese
continente austral. El comienzo del peregrinar de
nuestra especie desde los confines africanos se ha
considerado tradicionalmente una aventura en solita-
rio, la gran proeza de avanzar a pesar de la adversi-
dad. En cambio, muchos plantean ahora la posibili-
dad de que los primeros viajes fuesen en el seno de
las grandes comunidades de mamíferos que también
se desplazaban hacia el Norte. Los primeros hom-
bres, los grandes tigres y las hienas moviéndose en
grupo. La mezcla de faunas de algunos de los yaci-
mientos que podemos visitar sugiere este supuesto.
Si visitáseis el Museo de Orce, Granada, veríais
los restos de esta primera migración y colonización
humana, la más antigua que conocemos en Europa
(del Pleistoceno Inferior, hace unos 1,8-1,6 millones
de años). Evidencias de este “primer hombre” exis-
ten también en otros puntos de Europa, por ejemplo
en el Cáucaso.
Estos primeros hombres serían el equivalente del
africano Homo ergaster, que en Asia y Europa da
lugar a la especie Homo erectus (el famoso Hombre
de Java pertenece a esta especie). En cambio, los tes-
tigos dejados en la península de este protohombre
(ya sea Homo ergaster ya Homo erectus) son aún
muy vagos.
La paleontología humana es un rompecabezas de
restos dispersos en muchos y lejanos lugares.
Atrapar una especie que está en continuo movimien-
to como la humana es difícil, y sólo poseemos un
“flash de foto fija” cuando aparece un fósil. A pesar
de todo lo que se ha hablado de la evolución huma-
na, aún existen grandes lagunas, especialmente si
consideramos que el proceso de humanización fue
rápido. Desde la primera incursión de los protohu-
44 CASTILLA - LEÓN

Evolución humana y montaje fotográfico usando el tríptico de la exposición itinerante


de Atapuerca. Los cambios más recientes en la evolución humana comienzan hace
unos 2 millones de años con Homo ergaster (cuyos restos sólo se han descubierto en
Africa) y Homo erectus (cuyos restos proceden de yacimientos eurasiáticos). En la
base, reconstrucción de una estampa cotidiana del hombre de Java. Los restos de
Homo antecessor hallados en Atapuerca, se suponen transcendentales para resolver el
origen del linaje de los neandertales (en recuadro) y cuando estos divergieron de
Homo sapiens. En el recuadro, se representan los cráneos de Homo heidelbergensis y
de un neandertal más reciente procedente de los depósitos hallados en Gibraltar.
CASTILLA - LEÓN 45

manos en Europa y Asia (hace de 2 a 1,8 millones de


años), la siguiente fotografía se encuentra en
España, en Atapuerca. La riqueza de la Península
Ibérica en cuevas cársticas ha hecho que la paleon-
tología humana tenga en nuestro país gran importan-
cia, pues muchos de los yacimientos cuaternarios
(del Pleistoceno Medio) se han generado por acu-
mulaciones en cuevas.
El siguiente testigo de la oleada africana es Homo
antecessor, nuestro ancestro de hace un millón de
años. Homo antecessor es un nudo en la evolución de
grupos humanos, pues por un lado a partir de él, se
propone que se diferenciarían Homo sapiens y los
neandertales. Para que el visitante comprenda la
importancia de este hallazgo debe hacerse una idea
del “antes” y el “después” de su descubrimiento. Para
resumir en una frase su importancia, digamos que el
descubrimiento de Atapuerca pone a los paleontólo-
gos en la pista de lo que tienen que buscar. Con el
hallazgo de Homo antecessor se abre un nuevo capí-
tulo en la paleontología humana. Homo antecessor es
un hombre europeo de origen africano que llegó a
Europa y dejó un descendiente hace un millón de
años: a Homo heilderbergensis. En cambio, en
África, su lugar de origen, la
especie antecessor debió
diferenciarse en los huma-
nos modernos (H. sapiens),
tal vez mucho más tarde en
el tiempo. Según este esque-
ma, la nueva tarea que
habría que emprender para
verificar que los hallazgos
de Atapuerca están bien
interpretados es buscar a
Reconstrucción Homo antecessor en África, pues Homo heilderber-
de Neandertal. gensis y los neandertales son sólo europeos.

Si bien los restos de Homo antecessor son interesan-


tes desde la perspectiva de la evolución humana, no
son espectaculares como fósiles. Los cráneos y man-
46 CASTILLA - LEÓN

Uno de los textos con díbulas de los neandertales son mucho más excitan-
figuras editados para tes. Intenten hacer un ejercicio mental de poner carne
la exposición tempo-
ral sobre la evolución sobre esos huesos: un pómulo saliente, una cara
humana que se ancha, una mandíbula casi cuadrada y muy alta, una
puede visitar en el cara larga y una frente huidiza, una fosa nasal ancha.
Museo de las Todo indica que estos parientes humanos eran vigo-
Ciencias de Castilla-
La Mancha (Cuenca)
rosos y con rasgos faciales muy marcados.
(Dibujos de Israel M. La imagen que se nos ha proporcionado de los nean-
Sánchez y Mauricio
dertales siempre estuvo distorsionada. La interpreta-
Antón, del catálogo
"El rey de los monos", ción de los primeros huesos hallados en Alemania
Consejería de dibujó a un humano torpe y brutal, indigno de ser
Educación y Cultura nuestro pariente. Los huesos de las piernas que se
de Castilla- La descubrieron tenían artrosis, así que se pensó que
Mancha).
eran incapaces de andar erguidos. Uno de los cráne-
CASTILLA - LEÓN 47

os hallados en Croacia tiene marcas de corte, así que


se pensó que estos humanos habían tenido original-
mente hábitos caníbales. Siempre envueltos en un
hálito de duda y misterio, pues no se conoce aún la
causa de su desaparición (hace sólo 30.000 años), a
los neandertales se les considera hoy un grupo
humano independiente del nuestro, mucho más dife-
rente de lo que podamos imaginar con las variedades
étnicas que hay en la actualidad.
Los rasgos de los cráneos de los neandertales más
avanzados y su código genético indican que somos
estirpes humanas independientes, primos como el
perro y el chacal, pero no del mismo linaje. Lo más
apasionante de este grupo humano es que, al igual
que nosotros, tuvieron cultura y tecnología. Su inte-
lecto fue capaz de aprender de los avances técnicos
de la estirpe de los humanos.
Durante unos miles de años, los neandertales fueron
los únicos habitantes humanos establecidos en Europa.
Hace unos 40.000 años (en el Paleolítico Superior), se
produjo una oleada de la estirpe humana africana que
volvió a adentrarse en Europa desde el Este. Estos
humanos son los modernos cromañones, cuyo rastro
puede seguirse desde Asia hasta la Península Ibérica.
No deja de especularse si nuestros parientes venidos de
África pudieron llegar a cruzarse con los humanos
neandertales europeos produciendo híbridos entre las
dos estirpes, puesto que convivieron durante 10.000
años. En la Península Ibérica, los humanos modernos
se asentaron en las zonas del Norte (especialmente en
Cantabria), mientras que los neandertales se confina-
ron en el Sur. Hasta donde sabemos, el último nean-
dertal vivió en Andalucía hace unos 33.000 años: res-
tos de esos últimos pobladores se han hallado en
Gibraltar, en la cueva de Zafarraya. Curiosamente, a
pesar de ubicarse próximos a la costa africana, nunca
se ha encontrado vestigio alguno de su paso al conti-
nente africano.
De los hombres de cromañón nos quedan restos de
su cultura y utensilios. Toda la rica prehistoria de la
48 CASTILLA - LEÓN

Edad de piedra (hace entre 30.000 y 10.000 años),


con pinturas como las de Altamira, forman parte del
legado cromañón. Los restos de su cultura, tecnolo-
gía y enterramientos han de visitarse en museos
arqueológicos, pues su estudio supera ya los límites
de la paleontología.
Los utensilios humanos
Si observamos la secuencia temporal de los distintos
modos de fabricación de herramientas podremos com-
probar la dinámica de la mente humana en el uso y la
elaboración de objetos. El tiempo entre una innova-
ción de diseño y otra es cada vez más reducido, y si en
relación al tiempo colocásemos a continuación de las
herramientas de piedra las de metal y las tecnológicas
donde se incorpora la física de ondas y de la materia y
la uniésemos con una línea nos daría una gráfica
ascendente con mucha pendiente, pues estos inventos
han sucedido en muy poco tiempo.
La evolución temprana de la humanidad se estudia
también a través de los utensilios, pues los materiales
utilizados, el trabajo que tienen, las funciones para
las que parecen haber sido hechos y el lugar en que
son hallados nos proporciona relevante información.
En la exposición podemos ver cómo los artefactos
humanos se hacen cada vez más elaborados, obede-
ciendo a una planificación detallada de las funciones
que han de cumplir. Tres modos diferentes de hacer
se proponen en la exposición, cuyos nombres corres-
ponden al olduvayiense, achelense y musteriense.
Los tres modos tienen registro en Atapuerca, así que
se pueden seguir los cambios introducidos en el uso
de herramientas por los humanos.
CASTILLA - LEÓN 49

AULA ARQUELOGICA Y PALEONTOLOGICA "EMILIANO AGUIRRE"


BURGOS: Asociación cultural Amigos del Hombre - Ibeas de Juarros
947 43 04 73 - 947 42 14 62
Eras Geológicas: 800.000 años
Registro fósil: Humanos
Clasificación:
Interés:

Desde Ibeas de Juarros y desde el municipio de Atapuerca se


organizan visitas guiadas a los yacimientos de la Sierra de
Atapuerca, donde se han descubierto los fósiles mejor conserva-
dos de neandertales a escala mundial. La expedición a los yaci-
mientos se complementa con una visita al Aula "Emiliano Aguirre",
que nos introduce en los descubrimientos mas relevantes.

En torno a los yacimientos, sobre la carretera de Logroño (en


dirección al pueblo de Atapuerca), podemos ver un Hospital de
peregrinos y Monasterio de estilo románico-gótico en San Juan
de Ortega. Atapuerca es también lugar con dólmenes neolíticos,
y su riqueza arqueológica ha influido para que se construya un
parque arqueológico en sus proximidades, donde se podrán rea-
lizar las actividades que hacían los hombres prehistóricos de la
Sierra de Atapuerca. Existen dos horarios en el Aula "Emiliano
Aguirre", de invierno: sábados, domingos y festivos de 11 a 14; de
verano (de Julio a Septiembre): de 10 a 14 y de 16 a 20. El Museo
permanece cerrado los Lunes y Martes, y el último fin de semana
de cada mes. Podéis concertar visitas guiadas al yacimiento: salen
cada hora desde las 10 de la mañana a las 13 horas, y por la tarde
desde las 16 a las 19 horas. La visita en el Aula es guiada.
50 CASTILLA - LEÓN

Los grandes descubrimientos realizados en


Atapuerca son muy recientes, mas no por ello el
camino recorrido en las investigaciones, en la pro-
tección de los yacimientos y en la difusión ha sido
corto. Desde que, en 1991, Atapuerca es declarado
Bien de Interés Cultural, comienzan una serie de
iniciativas de gestión, tanto locales como de la
propia Junta de Castilla y León, para poner al ser-
vicio del público y de los investigadores la infra-
estructura necesaria para el estudio y la difusión de
la evolución humana. En muy poco tiempo
Atapuerca caló –con toda razón– en el mundo
científico, pero no solamente en este ámbito, pues
ha llegado a convertirse en un lugar casi mítico y
muy popular. Durante el verano del 2001, por
ejemplo, nada menos que más de 1000 personas
visitaron diariamente las excavaciones.
Los yacimientos se encuentran entre los términos
municipales de Ibeas de Juarros y de Atapuerca.
Ibeas fue pionera en el montaje
de un Aula de Interpretación de
Arqueología y Paleontología.
Inagurada en 1993, el Aula está
dedicada al primer paleontólo-
Dr. Emiliano go que reconoció el valor cien-
Aguirre. tífico de Atapuerca, el célebre
paleomastólogo (que estudia a los mamíferos) de
prestigio mundial Emiliano Aguirre.
Los yacimientos que pueden visitarse y su entorno
Cerca de los yacimientos, sobre la carretera de
Logroño, San Juan de Ortega y Agés (en dirección al
pueblo de Atapuerca), pasa el camino de Santiago. Un
hospital de peregrinos y monasterio de estilos románico
y gótico se puede visitar en San Juan de Ortega,
poblado que lleva el nombre de un alumno de Santo
Domingo de la Calzada. Ya en Atapuerca, encontraréis
un curioso monumento: un mojón de piedra caliza que
rememora la batalla acontecida en 1054 entre Castilla y
Navarra. Pero Atapuerca es también lugar de dólmenes
neolíticos, y su riqueza arqueológica ha influido para
CASTILLA - LEÓN 51

que se construya un parque en sus proximidades, en el


que se pueden imitar las actividades que los hombres
prehistóricos realizaban en la sierra que lleva también
el nombre del pueblo.
Trazado de las
cuevas que
horadan la
Sierra de
Atapuerca, y
donde se ubican
los principales
yacimientos del
Pleistoceno.

Los yacimientos que se pueden visitar son los que se


encuentran al aire libre. En horario de visitas se puede
recorrer la trinchera del antiguo ferrocarril, donde
están las cuevas del Elefante, de la Galería y la Gran
Dolina, así como la Sima de los Huesos. Un camino en
alto, alternativo y situado a la izquierda de la entrada,
nos desvía del trazado. Este recorrido se utiliza cuando
el equipo de investigación está trabajando en los
yacimientos que se ubican a lo largo de una trinchera
de ferrocarril que nunca llegó a ser funcional.
El Elefante: En este yacimiento se han descubierto
los restos de ocupación humana más antiguos, de hace
más de un millón de años, pero también es muy rico
en grandes mamíferos, como caballos, rinocerontes,
hipopótamos, cabras, bisontes y ciervos gigantes.
Galería: Este hueco está relleno de sedimentos que
datan de hace entre 400.000 y 200.000 años. En los
niveles más bajos de la Galería se han encontrado
abundantes restos de industria lítica y animales, mien-
tras que en los superiores se han hallado huellas de zar-
pas de osos.
Gran Dolina: En el frente de Gran Dolina trabaja
actualmente el grueso del equipo de investigación. En
este corte se encontraron, en 1995, los restos de Homo
antecessor, durante un sondeo para recoger sedimen-
52 CASTILLA - LEÓN

to de hace 780 mil años de


antigüedad. En Gran Dolina se
han rescatado evidencias que
nos permiten caracterizar los
cambios climáticos que hubo
en Atapuerca durante el
Pleistoceno, hace entre 780
Cueva de la
mil años y 350 mil.
Gran Dolina.
Sima de los Huesos: Este recin-
to se encuentra a 12 metros de
profundidad, y se comunica al
exterior a través de un tubo de
apenas 2 metros de diámetro. En
la sima se han encontrado cerca
de 3.000 fósiles humanos en un
área reducida de 4 m2 y 1 metro
Entrada de la
de profundidad. La edad de los
Sima de descubrimientos oscila entre 320
los Huesos. mil a 200 mil años.
El Aula Emiliano Aguirre
Es muy recomendable visitar este Aula, ya sea antes
o después del recorrido por los yacimientos. Las per-
sonas encargadas han estado o están involucradas en
las excavaciones, y son buenas conocedoras de su
historia y de sus hallazgos. Además de guiar la visi-
ta al Aula, también se encargan de dirigir las expedi-
ciones a los yacimientos, y durante los meses de
mayo y junio organizan conferencias junto con el
equipo de investigación de Atapuerca.
El Aula Emiliano Aguirre es pequeña, pero está muy
bien aprovechada y bien documentada. Una maqueta a
la entrada nos muestra la extensión de los yacimientos
en superficie y en profundidad, y así es fácil compren-
der cómo la Sierra de Atapuerca estaba formada por
una serie de cuevas horadadas en caliza por las que cir-
culaba el agua, algunas de las cuales son de gran pro-
fundidad, como la “sima de los huesos”. Estas fisuras
se agrandaron por la acción de las corrientes de aguas
subterráneas. En algunas de estas se produjeron
CASTILLA - LEÓN 53

derrumbamientos, abriéndose así las entradas que se


conocen en la actualidad. Estos huecos se rellenaron
de sedimento conservando una muestra de la fauna y
flora del cuaternario en la Península. La acumulación
de restos paleontológicos en abrigos rocosos, cuevas,
simas o dolinas indica una acción intensa de grandes
carroñeros, carnívoros como las hienas, los osos o los
propios grupos humanos que utilizaron estos reductos
resguardados para su actividad y subsistencia.
En el Aula podréis conocer los hallazgos más relevan-
tes de los yacimientos de la Sierra, que los responsa-
bles de la visita os contextualizarán, señalando cuál de
las piezas descubiertas ha tenido una importancia
clave para el debate sobre la evolución humana.
La pieza más Dos son los lugares que se resaltan:
antigua de uno es la Gran Dolina y, el otro, la
industria lítica Sima de los Huesos. En la Gran
procede de la
Sima del
Dolina se descubrió, en julio de
Elefante de 1994, el “estrato Aurora” llamado
hace un millón así en honor de una de la investiga-
de años. doras del equipo, uno de los 11 nive-
les de esta cueva, en el que se halló
una asociación extraordina-
ria de restos fósiles. Los des-
cubrimientos de este estrato
se cifran en 200 piezas de
industria lítica humana, 86
restos de fragmentos de
huesos de esqueletos huma-
nos y 30 dientes aislados.
Fragmentos
de huesos En total, los investigadores
de esqueleto contaron que debieron des-
humano. cubrir restos de 6 indivi-
duos. A partir de los
dientes se pudo cono-
cer su edad, niños de 3
a 4 años, adolescentes
de entre 11 y 14 años y
Resto de
adultos de alrededor
mandíbula
adolescente. de 20 años.
54 CASTILLA - LEÓN

Cuando a un paleontólogo se le pregunta qué prefiere,


si descubrir algo nuevo o conocer algo en profundidad,
la respuesta dependerá del estado de conocimiento que
se tenga en ese momento de los fósiles en cuestión. En
el caso de los fósiles humanos, curiosamente lo que
sabemos de ellos lo conocemos a partir de muy pocas
piezas. Atapuerca es, por eso, un lugar especial, pues la
cantidad de restos hallados supone nada menos que el
85% de los restos conocidos en todo el mundo que
correspondan al Pleistoceno Medio. Los restos descu-
biertos en la Gran Dolina eran nuevos, y con ellos
supimos de un humano que era desconocido hasta ese
momento. Se trata de Homo antecessor, un fósil de
hace 780 mil años (si queréis seguir su historia e impor-
tancia, visitad la exposición temporal sobre evolución
humana y hallazgos de Atapuerca).
En Gran Dolina también se descubrieron los vestigios
más antiguos de canibalismo en la evolución humana. El
hallazgo de huesos humanos con marcas de cortes, gol-
pes y fracturas con morfología semejante a la que los pro-
Recreación
realizada por
Mauricio Antón
de el posible
canibalismo que
realizaban estos
individuos.

pios humanos producían en otros animales, se estableció


el debate sobre si nuestros ancestros eran caníbales por-
que realizaban determinados rituales (como comer de los
muertos durante el enterramiento), o bien eran aún ani-
males carroñeros que aprovechaban todo tipo de cadáve-
res, incluidos los humanos, para alimentarse.
El otro lugar en que os debéis detener es el yacimien-
to de la Sima de los Huesos, que nos ha permitido
saber algo más sobre otro momento de la historia de
CASTILLA - LEÓN 55

los humanos, ya que los restos encontrados son de


preneandertales, nuestros parientes hermanos en la
evolución. Más de 30 individuos han sido localizados
en este yacimiento, y ese número tan elevado hallado
en un mismo nivel no hace sino suscitar preguntas:
¿Cómo se ha producido esta asociación? ¿Es algo
casual o tiene que ver con el modo en que se compor-
taban los humanos neandertales, es decir, se trata de
un rito, de un lugar fijo para los entierros, etc.?
Algunos paleontólogos, como el propio Emiliano
Aguirre, han interpretado esta concentración de cadá-
veres como los restos de una catástrofe fortuita de una
de las poblaciones de Atapuerca. Un grupo de huma-
nos que se refugiaban en el portal de la cueva, y que
quedaron atrapados por un deslizamiento de ladera.
Homo Antecesor. Los cráneos completos son
Restos de los fósiles más famosos
individuos del yacimiento de la Sima
infantiles.
de los Huesos, y cuando
los paleontólogos cercanos
se refieren a ellos lo hacen
con nombres cariñosos
como “Miguelón” o “El
Sordo”. El nombre de este
último se debe a que uno
de los cráneos muestra, en efecto, una patología, y el
individuo que era su dueño casi con seguridad era
sordo. Cada cráneo es un documento único de la evo-
lución de los humanos, y éste en particular nos hace
preguntarnos cómo podía alguien sobrevivir durante
años a una discapacidad como esa si no era siendo cui-
dado por sus semejantes. Al parecer, nuestro parientes
humanos también cuidaban a sus enfermos.
Atapuerca está interrogando continuamente a los fósi-
les sobre la evolución humana. La familiaridad de las
personas que trabajan ahí con los primeros humanos
(Homo antecessor) y con los preneandertales es tan
grande que los tratan como a exploradores que hubie-
ran quedado atrapados en la Sierra. De hecho, el cali-
ficativo "antecessor" significa "el explorador".
56 CASTILLA - LEÓN

MUSEO MUNICIPAL DE VILLADIEGO (PINTURA, PALEONTOLOGÍA Y ETNOGRAFÍA)


BURGOS: Vega y Arco de la Coral - Villadiego
947 36 17 00
Eras Geológicas: Entre 169 y 15 m.a.
Registro fósil: Organismos marinos, tortugas gigantes.
Clasificación:
Interés:

Villadiego es un municipio con estructura medieval declarado


conjunto Histórico-Artístico por su conservación. La Plaza
Mayor porticada y los Arcos de acceso a la ciudad, así como

sus Iglesias góticas, hacen de este municipio un lugar con


encanto. Su cocina es otra buena justificación para parar y
pedir el típico lechazo de la tierra. Existen además una serie de
rutas históricas y naturales previstas que podéis solicitar desde
el Museo. Los fósiles no son muy abundantes, lo más notable
es el esqueleto de una tortuga terrestre gigante. Villadiego se
localiza al norte de Burgos, se puede acceder con facilidad por
Olmillos de Sasamón. Desde el norte, se accede por Escalada
y por Aguilar del Campo. El Museo se puede visitar con guía,
abre sábados, domingos, festivos y vacaciones de 12 a 14 y de
18 a 20. Entre semana las visitas se realizan en grupos con pre-
via cita. La parte de etnología del museo es muy rica y está
montada con detalle y orden.
CASTILLA - LEÓN 57

La localidad de Villadiego aparentemente está


situada en un lugar alejado de todas las rutas, pero
esto es sólo apariencia, pues los fines de semana
está llena de paseantes que vienen a disfrutar de un
municipio armónico, muy castellano y con buena
comida. Muchos asociarán el nombre de este muni-
cipio con un dicho relativamente popular: "tomarse
las de Villadiego", que tiene relación con las perse-
cuciones de los judíos en la Edad Media, pues al
parecer los judíos acuñaron esta frase porque
Villadiego era el único lugar donde se les acogía y
no podían ser detenidos.
Además de disfrutar de la ciudad y de sus bellos
edificios e iglesias, Villadiego cuenta con un
museo, no demasiado pequeño, donde se pueden
admirar las costumbres tradicionales de la Castilla
rural. La sección de etnografía está muy bien
documentada y expuesta con cariño y buen gusto,
aprovechando los espacios de una casa rural. No
sólo los objetos están bien seleccionados, hay que
señalar también el bienhacer de la persona encar-
gada de las visitas, que incita al público a recordar
los cientos de nombres que se han perdido en el
trasiego de una cultura rural rica en instrumentos y
herramientas a la pobre cultura urbana, donde el
funcionalismo ha minimizado el número de obje-
tos cotidianos.
La sección de paleontología comparte un pequeño
espacio con la sección de pintura en el "Arco de la
Cárcel", edifico de planta rectangular de finales del
siglo XV que fue la entrada norte del municipio.
No hay muchos fósiles expuestos, y la mayoría han
sido recogidos en los alrededores de Villadiego,
pero como la colección procede de un naturalista
local se exponen también ejemplares de otras loca-
lidades de España, buscando tener una representa-
ción de todas las épocas.
Como en muchos otros museos locales, la recolec-
ción de fósiles es fruto del lugar estratégico donde
se encuentra el municipio, y Villadiego es un lugar
58 CASTILLA - LEÓN

Esponja fósil y
sección. Las
flechas señalan
la trayectoria
del agua. La
banda señalada
y más oscura
corresponde a la
región donde se
encontrarían las
cámaras para
filtrar.

de transición. Si entrásemos desde el norte a la


localidad, cruzaríamos por afloramientos del
Jurásico marino y del Cretácico continental, que
conforman el borde sur de Cantabria. Estos montes
delimitan las cuencas de los ríos Duero y Ebro. De
entre los ejemplares expuestos de estos dos perio-
dos de la Era secundaria, el mejor conservado es
una esponja. Ya podéis ver que no se trata de un
animal extraño, pero pocas veces se puede apreciar
en detalle el interior de una esponja fósil, y la que
tenemos expuesta muestra las cavidades y canales
que tuvo el animal en vida.
Ahora bien, Villadiego propiamente dicho se asien-
ta sobre terrenos del terciario, formados por la
cuenca por la que circula en la actualidad el río
Duero. La gran tortuga que se expone es la atrac-
ción del municipio, y corresponde al Mioceno. En
la actualidad, cuando oímos hablar de tortugas
gigantes inmediatamente pensamos en las tortugas
marinas, que trágicamente se encuentran en peligro
de extinción, aunque aún podemos verlas en la
península, especialmente en las costas de levante,
de Cádiz o de Canarias (la tortuga boba o la tortu-
ga verde, por ejemplo). En cambio, las que pode-
mos ver aquí en Villadiego corresponden a otro
grupo de tortugas adaptadas a la vida exclusiva-
mente en tierra y que se conocen como testudos.
Estos testudínidos gigantes ya no existen en
CASTILLA - LEÓN 59

Europa, desaparecieron hace unos pocos millones


de años, cuando el clima comenzó a tener grandes
desequilibrios y comenzaron las glaciaciones. Pero
antes de que ello ocurriera, fueron muy frecuentes
en las faunas terrestres miocenas (hace unos 10
millones de años). Estos poderosos animales de
hábitos solitarios y que ramoneaban plantas, habi-
taron las zonas abiertas de praderas junto con mas-
todontes y otros grandes mamíferos. Hoy en día, en
España, la tortuga mora y la tortuga mediterránea
serían representantes vivos de este linaje. Ambas
formas se parecen a la tortuga de Villadiego en el
caparazón abombado y son fundamentalmente
vegetarianas, aunque complementan su dieta con
invertebrados y carroña.
Caparazón
reconstruido de
la tortuga
terrestre gigante
Testudo
expuesta en
Villadiego.

Las cuencas del Duero y del Tajo son muy ricas en


el registro de testudínidos gigantes (no olvidéis
que en Salamanca hay una sala llamada Sala de

FALTA PIE
DE FOTO
60 CASTILLA - LEÓN

las Tortugas y que en los Museos Provincial de


Ciudad Real y de Sabadell se exponen ejempla-
res completos). El tamaño del caparazón de estas
tortugas es de aproximadamente 2 metros y llegan
a pesar unos 250 kilos. No es fácil determinar la
edad que alcanzaban, pero sabemos que las tortu-
gas son muy longevas (pueden vivir hasta 80 años)
y que, además, a diferencia de los mamíferos, cre-
cen de por vida, aunque, eso sí, muy lentamente.
El museo emociona, pues nos engancha principal-
mente con el modo de vida de nuestros antepasa-
dos. En cuanto a la pinacoteca, tiene piezas curio-
sas y de calidad. La parte de paleontología está aún
poco documentada, pero estoy segura de que los
locales se sienten muy orgullos de su tortuga
gigante.
CASTILLA - LEÓN 61

MUSEO DE ARQUEOLOGÍA Y PALEONTOLOGÍA DE SALAS DE LOS INFANTES


BURGOS: Ayuntamiento - Salas de los Infantes
947 38 00 21
Eras Geológicas: Entre 150 y 65 m.a.
Registro fósil: Peces, cocodrilos, dinosaurios, tortugas
Clasificación:
Interés:

Salas de los Infantes es uno de los municipios que forman parte de


un enclave que se extiende por la Sierra de la Demanda con bellos
parajes, monumentos históricos y restos arqueológicos. En Salas
destaca la Iglesia de Santa María la Mayor del siglo XV, donde ade-
más hay restos de
un tronco fósil. Los
municipios de la
Sierra de la De-
manda han reunido
su oferta cultural
manteniendo una
serie de museos: de
las Ferrerías en
Barbadillo de He-
rreros, Musicología
en Santo Domingo
de Silos, del Oso en
Hortigüela. El hora-
rio excepto lunes
es de 10 a 14 y por
la tarde de 4,30 a 7. Sábados y domingos de 10 a 14. La entrada el
miércoles es gratuita. La Sierra de la Demanda, junto con la Sierra
de Neila y el Valle del Arlanzón, constituye una amalgama muy inte-
resante para recorrer desde el punto de vista de la historia
(Monasterio de Silos), la arqueología (necrópolis altomedievales) y
la paleontología. Esta Sierra es también Parque Nacional, por su
riqueza de bosques de hayas, robles, acebos, abedules y pinos.
Podréis encontrar también lagunas de origen glaciar formadas
durante el cuaternario y una serie de sendas a recorrer entre mon-
tañas. No dejéis de recoger información previamente en el
Patrimonio de Turismo de la provincia de Burgos (www.patroturis-
bur.es) o información turística de la Sierra (www.sierradelademan-
da.com). La zona tiene una buena oferta de turismo rural y de hote-
les. En ruta, podéis visitar el Museo de Arqueología y Paleontología.
62 CASTILLA - LEÓN

Salas recibe su nombre de los siete infantes de Lara,


que protagonizaron una trágica leyenda: allá por el
1300, los infantes fueron mandados asesinar por su
tía, quien luego envió a su padre, preso en Córdoba,
las cabezas cortadas de sus siete hijos. Salas de los
Infantes forma parte de uno de los municipios de la
comarca rural de Sierra de la Demanda. También la
Sierra de Atapuerca (y sus yacimientos) forma parte
de la misma comarca. Estamos, pues, en una zona
rica en restos fósiles y arqueológicos.
La afición en Salas de los Infantes por los fósiles es muy
antigua, y su museo es el resultado de 25 años de exca-
vaciones realizadas por el Colectivo Arqueológico y
Paleontológico de Salas (C.A.S.), que ha ido canalizan-
do sus actividades hacia la creación de un museo muni-
cipal y hacia el estímulo constante de la paleontología en
la zona. Y aunque son un grupo reducido, han sabido
organizar, por ejemplo, varias Jornadas Internacionales
de Paleontología en esta localidad.
En Salas se han hallado restos que documentan la ocu-
pación de sus sierras durante el Pleistoceno (Atapuerca
es la más famosa), y se han encontrado también restos
de industria lítica. Arqueológicamente, Salas tiene un
registro muy continuo, puesto que se han hallado unas
bellas puntas de lanza y varias hachas de la época de
Bronce, y hay restos de interés de la época de Hierro
(siglo V a. C.), cuando era ocupada por pobladores cel-
tíberos de la tribu de los Pelendones. Hasta la época
romana se tiene buen registro de la ocupación humana
en Salas, y en el Colectivo se han ido recopilando los
yacimientos hallados en el municipio y en el resto de
la comarca. El Museo ofrece la posibilidad de ver la
reconstrucción de un dolmen megalítico o de ver cómo
era una vivienda celtíbera.
Salas de los Infantes es una localidad con fósiles que
pertenecieron a los grandes reptiles de la Era
Secundaria o Mesozoico, al igual que las localidades
que pudimos ver en La Rioja, Teruel y Castellón (ver
Museos de las localidades de Enciso, Galve, Mas de
las Matas y Morella en los volúmenes 3 y 4 de esta
CASTILLA - LEÓN 63

serie). En cambio, los restos del Cretácico Inferior


corresponden a los de las localidades de la parte más
oriental del Macizo Ibérico. Un abundante registro de
huesos aislados de distintos tipos de dinosaurios, de
cocodrilos, tortugas e incluso de peces forman los
fondos del Museo de Salas.
Los dinosaurios son el “núcleo principal” de la
exposición: piezas del esqueleto articuladas, grandes
huesos de las extremidades, dientes aislados y algún

Filogenia de hueso curioso forman su colección. Una gran varie-


dinosaurios dad de formas y especies se han descubierto. Entre
mostrando la
diversidad ellas, destacan los carnívoros, reconocidos por su
morfológica que particular dentición de bordes aserrados, junto con
éstos alcanzaron en herbívoros pertenecientes a los grandes iguanodon-
su evolución 5 de tes y a los saurópodos, pero también pequeños hyp-
los 9 linajes(*) de la
figura se han
silofodontes, además de los extraños dinosaurios
hallado en el cuadrúpedos y acorazados como los ankylosaurios y
Cretácico Inferior los estegosaurios. Ya veis que se ha conseguido res-
de Sala de los catar una gran diversidad.
Infantes.
Una maqueta recrea a modo de diorama una escena “a
ojo de pájaro” de un día de hace unos 120 millones de
años. En ella se han representado los organismos des-
cubiertos en niveles que corresponden a antiguos
lagos o cauces de ríos de lo que los geólogos denomi-
nan los pisos Hauteriviense y Barremiense. Los pale-
ontólogos tenemos cierta fama de que nos inventamos
todo. Tal vez esta impresión se deba a que cuando se
64 CASTILLA - LEÓN

reconstruye el pasado se procura una estampa hipe-


rrealista, una postal completa, de lo que había. Muy
posiblemente, al querer mostrarlo todo hagamos que
las cosas sean menos creíbles, pero cuando se recons-
truye un paisaje es porque se tienen evidencias fósiles
suficientes para asegurar que aquello fue un bosque
de coníferas. En este recorrido por la paleontología de
Sierra de la Demanda, no podéis dejar de visitar los
troncos fósiles del municipio de Hacinas; una breve
parada en el centro del municipio bastará para encon-
trarse con unos excelentes troncos fósiles de conífe-
ras.
Tronco de
conífera del
Cretácico, hace
unos 120
millones de
años en el
municipio de
Hacinas.

Los troncos de Hacinas fueron llevados desde el


yacimiento al municipio en 1976. Existen varios
yacimientos de árboles fósiles en esta zona, cuyas
edades oscilan en torno a los 120 millones de años,
es decir que coexistieron con los dinosaurios.
Algunos ejemplares descubiertos miden hasta 10
metros de longitud. Las plantas fósiles de esta zona
tienen continuidad con las de Cameros (en La
Rioja), formadas por helechos arborescentes, beneti-
tales y coníferas.
Para aquellos que estén buscando algún resto de
CASTILLA - LEÓN 65

dinosaurio que jamás hayan visto en otro museo o


exposición, en el Museo de Salas de los Infantes
podrán encontrar abundantes restos de un dinosaurio
terópodo muy particular: Baryonyx.

Dinosaurios parecidos a otros animales: el caso de Baryonyx. Los pale-


ontólogos, cuando estudian a algunos animales que se “camuflan” o “imi-
tan” a otros, suelen tener ciertos problemas para llegar a la certidumbre
de lo que son realmente. Aquellas partes casi idénticas entre sí, decimos
que son convergentes, y que su semejanza posiblemente se deba a que
ambas se utilizarán con el mismo fin. Por ejemplo, Baryonyx es un dino-
saurio cuando se estudia su esqueleto y sus extremidades, pero si se estu-
dia su cráneo, resulta que tiene rostro de cocodrilo. Con Baryonyx nos
encontraremos dos veces más en esta guía: en el Museo Nacional de
Ciencias Naturales de Madrid y en el Museo Municipal de Mas de las
Matas, en Teruel.
Es curioso este animal, pues “imitó” a los cocodrilos modernos antes de que
éstos existiesen: Baryonyx es unos 33 millones de años más joven que el pri-
mer cocodrilo moderno que haya existido. Para ser precisa, Baryonyx estaba
imitando a ciertos reptiles parientes lejanos de los cocodrilos, conocidos gené-
ricamente como fitosaurios. Estos reptiles eran ictiófagos, es decir, se alimen-
taban de peces (ictio = pez; así, por ejemplo, ictiosaurio = reptil pez). Uno de
los rasgos preeminentes de Baryonyx es su gran garra en forma de hoz. La
combinación de un cráneo
para cazar peces y una garra
tremendamente grande ha
hecho suponer a algunos
paleontólogos que Baryonyx
sacaba los peces del agua
con su garra como hacen los
osos. Pero entonces, ¿para
qué quería un rostro seme-
jante?

Comparación entre el cráneo del cocodrilo Goniopholis (en recuadro) y el dino-


saurio carnívoro Barionyx. En el círculo se puede apreciar la garra.
66 CASTILLA - LEÓN

SALA DE LAS TORTUGAS DE SALAMANCA


SALAMANCA: Facultad de Ciencias, Universidad de Salamanca
923 29 44 50
Eras Geológicas: 50 m.a.
Registro fósil: Tortugas y cocodrilos
Clasificación:
Interés:

Se trata de una de las exposiciones que mejor reflejan la riqueza


de los yacimientos terciarios de la Cuenca del Duero. Fósiles de
Palencia, Zamora y Salamanca están representados en la exposi-
ción. Por otra parte se trata también de una de las mejores colec-

ciones para estudiar y comprender la diversidad de las faunas de


reptiles y mamíferos durante el Eoceno. Esta exposición se ha
trasladado, y aún no tiene una ubicación precisa y estable.
Conviene solicitar información previa. Actualmente se encuentra
en la Facultad de Ciencias Geológicas. Su visita se concierta en
la conserjería directamente.
CASTILLA - LEÓN 67

La Sala de las Tortugas reúne una extraordinaria


colección de lo que fue la rica fauna de grandes ver-
tebrados que vivieron hace unos 40 millones de años,
lo que significa que estamos hablando del Eoceno. La
exposición se encontraba en un lugar histórico dentro
de las dependencias del viejo edificio de la
Universidad de Salamanca, al lado del aula donde
impartió su docencia el mismo Fray Luis de León, así
como Miguel de Unamuno, quien por otra parte llegó
a ser rector de esta Universidad. Podría introducir
con detalles las peculiaridades de la colección, pero
pronto la exposición actual será remozada e irá a
parar a un lugar aún no determinado, así que sola-
mente resaltaré aquello que tiene mayor relevancia.
La exposición fue montada como parte de la celebra-
ción del V Centenario; nada extraño en esta ciudad
que tuvo, y tiene, grandes lazos con Hispanoamérica.
A raíz de esto se editó un libro dedicado a los fósiles
de Castilla y León, en el que se reunieron los conoci-
mientos que se tienen sobre las tortugas, los peces, los
cocodrilos y los mamíferos de las muy numerosas
localidades y yacimientos descubiertos en esta
Comunidad. Esta colección y exposición es, sin duda,
la que mejor representa el Eoceno en la Península.
En algún punto de estos recorridos por los museos de
paleontología de España os decía que perderse en el
Eoceno habría sido estar dispuestos a vivir una aven-
tura entre bosques tropicales con vegetación estratifi-
cada de árboles dispuestos a distintas alturas, en zonas
próximas a ríos y a áreas de inundación. Una selva
con palmeras, herbáceas y plantas trepadoras. ¿Os lo
imagináis? En la actualidad, estos bosques siguen
existiendo en zonas con unas temperaturas y un grado
de humedad relativamente elevados (18 a 25ºC), pero
entonces estaban muy extendidos. El registro fósil de
algunos yacimientos alemanes ha dejado vestigios de
vegetación eocena, e incluso se han hallado restos de
bosques de esta época en el Ártico.
Muchos de los yacimientos eocenos se encuentran
en los terrenos a ambos lados del río Duero. La aso-
68 CASTILLA - LEÓN

ciación de fósiles mejor conocida corresponde a tor-


tugas y a cocodrilos. Pero como podréis ver en la
exposición, la riqueza de estos lugares ha proporcio-
nado fósiles de muy diversos tamaños.
Uno de los cocodrilos hallados pertenece a una espe-
cie muy parecida a las "babas" o caimanes de
Venezuela. El tamaño de este cocodrilo (conocido
como Diplocynodon) no sobrepasaría 1 metro y medio
de longitud total. Este cocodrilo forma parte de los
ancestros de los aligatores y caimanes que habitan en
la actualidad en climas subtropicales. En los mismos
cursos de agua que corrían por estos llanos hace 40
millones de años habitaron también dos grupos bien
diferentes de tortugas: trionícidos y pelomedúsidos.
Los trionícidos son las tortugas blandas, que han per-
dido los huesos de la periferia y las placas córneas del
caparazón. Estas tortugas han vivido principalmente
en los continentes del norte; son animales feroces y
muy voraces, capaces de cortar con su pico el hocico
de un cocodrilo joven, o el dedo de una persona.
En los numerosos yacimientos descubiertos entre las
provincias de Salamanca, Palencia y Soria se han
observado dos tipos de asociaciones. En una dominan
el cocodrilo Diplocynodon y las tortugas trioníquidos
y pelomedúsidos; en la otra, las tortugas caretoquéli-
dos y un cocodrilo parecido al que vive hoy en el Nilo.
A veces, este tipo de coincidencias (que un tipo deter-
minado de cocodrilos y de tortugas se reúnan y prefie-
ran unos ambientes concretos y no otros a lo largo de
un gran río) se produce también en la actualidad en el
Níger, en el Nilo o en el Amazonas.

Las tortugas de la Sala de las Tortugas. Aquí tenemos una gran represen-
tación de tortugas fósiles de todas las épocas -la mejor de toda España-, cuyo
rango en tiempo ocupa varias centenas de millones de años: desde el Jurásico
hasta la actualidad. El comienzo de este intervalo corresponde casi con el ori-
gen de las tortugas, que surgieron durante el Triásico terminal, hace unos 210
millones de años.
Lo más familiar de una tortuga es su caparazón, y quizá nos resulte tan familiar
que no nos preguntemos cómo se ha formado, a fin de cuentas el hombre ha
CASTILLA - LEÓN 69

utilizado también escudos para su protección. Ahora bien, los escudos humanos
se construyen con elementos externos a nosotros mismos. En el caso de las tor-
tugas, el caparazón es el producto de la interacción entre las costillas, que se
han desplazado hacia el exterior soldándose al esqueleto externo, y las capas de
células que determinan la formación de los tejidos que forman la piel, donde en
algunos casos queda cubierta por
huesos. De modo que los caparazo-
nes son el producto de mezclar ele-
mentos externos e internos del ani-
mal. El caparazón de las tortugas es
doble, ventral y dorsal, y cuando lo
observamos atentamente podemos
ver que existen una serie de escudos
coloreados. Estos escudos no fosilizan, pues están formados por piel endureci-
da; sin embargo, pueden llegar a dejar su impresión en las placas óseas fosiliza-
das, a modo de líneas que a veces son muy nítidas.
Otra curiosa condición que reconocemos en las tortugas es la movilidad de su
cuello, que les permite esconder la cabeza en el caparazón. Los linajes de tor-
tugas se diferencian en dos grandes grupos: aquellas que pueden ocultar la
cabeza y el cuello entre los hombros mediante un movimiento vertical (cryp-
todira), y aquellas que pueden ocultarse moviendo el cuello en horizontal
(pleurodiras).
Caparazón visto dorsal-
mente de una tortuga
Neochelys descubierta en
asociación con restos de
cocodrilos diplocinodontes.
Esta tortuga pertenece al
grupo de los trionícidos.
Estas tortugas poblaban
Europa hace millones de
años, en la actualidad son
pocas especies; algunas
proceden de América, otras
de Asia y Africa. Son tortu-
gas de cuello largo y de caparazón óseo recubierto de una piel blanda. Debajo del capa-
razón descansa un fragmento de mandíbula de cocodrilo. En la actualidad también
sucede esta asociación entre trionícido y cocodrilo, por ejemplo a lo largo del río Nilo.

La recreación de una fauna única


Un bosque no es un lugar muy adecuado para fosilizar,
de modo que sólo en determinadas condiciones en las
que existe una cuenca de sedimentación, como un río,
un lago o una serie de charcas, se producen acumula-
70 CASTILLA - LEÓN

ciones que nos permiten reconocer su diversidad. Los


cocodrilos modernos y las tortugas se encuentran aso-
ciados a los cursos de agua, y tal vez por esta razón su
registro fósil sea tan abundante en estos yacimientos.
Cientos de dientes, placas de cocodrilos y de tortugas,
se han descubierto en numerosas localidades. Pero entre
la fauna que habitó los cauces de los ríos, destacan los
delicados huesecillos con los que se ha montado para la
exposición la reconstrucción de una perca (Vixperca).
Las percas viven hasta cierta edad en cardúmenes, mas
una vez adultas los abandonan y se convierten en ani-
males solitarios, voraces cazadores que actúan en un
determinado territorio. La asociación percas, cocodrilos
y tortugas existe en la actualidad en el río Nilo.
En las selvas eocenas también habitaron mamíferos (si
queréis tener una imagen del paisaje y algún detalle
más sobre su temperatura, ver el apartado dedicado al
Museo de Sabadell, en Barcelona volumen 4 de esta
serie). Se han descubierto fósiles pertenecientes a un
conjunto de pequeños mamíferos entre los que desta-
can: una serie de especies ya extintas de perisodáctilos
(grupo formado en la actualidad por tapires, rinoce-
rontes y caballos), algunos artiodáctilos (grupo que en
la actualidad lo forman cerdos, hipopótamos, came-
llos, ciervos, jirafas y bóvidos), además de primates,
roedores y unos carnívoros ya desaparecidos que se
conocen con el nombre de creodontos.
La época eocena se caracteriza por el continuo incre-
mento en la variedad y en el número de mamíferos. El
número de sus familias, comparadas con las existentes
en el Cretácico aumentó aproximadamente desde 20 a
más de 100, produciéndose la llamada “radiación” de
los mamíferos, pues es en el Eoceno cuando aparecen
todos los linajes (o grandes grupos) principales que se
conocen en la actualidad.
La composición de algunos grupos ha cambiado nota-
blemente desde entonces hasta la actualidad. De entre
los perisodáctilos, por ejemplo, en el eoceno había
familias que no han dejado descendientes que lleguen
hasta el presente, como los lofiodóntidos y los paleo-
CASTILLA - LEÓN 71

téridos. Los lofiodontes pertenecen al grupo más pró-


ximamente emparentado con los actuales tapires; son
animales herbívoros que comen vegetación blanda y
suculenta. Los tapires habitan actualmente en regiones
de montaña y selvas de Asia y Sudamérica. Tal vez lo
más representativo de su naturaleza física sea su trom-
pa móvil, y lo más curioso de su conducta sean sus
hábitos de animal solitario, más parecido en ese senti-
do a los rinocerontes que a los caballos. Los lofiodon-
tes del Eoceno tuvieron una morfología más diversa,
modificando sus proporciones y sus tallas, pues si un
tapir mide hoy 60 centímetros, algunos lofiodontes
alcanzaron más de 2 metros de longitud.
Los paleotéridos son Los paleotéridos, por
perisodáctilos (que
su parte, hay que
incluye a los
actuales imaginarlos como
rinocerontes, tapires pequeños asnos de
y caballos) que patas cortas y anchas,
habitaron las selvas y con pezuñas que
del Eoceno. En la
fotografía se dejan notar cinco
compara la dedos. El esqueleto
mandíbula de un de un ejemplar com-
paleotério pleto se halla monta-
descubierto en los
do en el Museo de
yacimientos del
Duero con el Sabadell, Barcelona
expuesto en el (ver volumen 4 de
Museo de esta serie).
Paleontología de
Sabadell, Cataluña En las selvas eocenas también había primates, los pri-
(ver volumen 4 de meros que podemos decir con certeza que lo eran. Se
esta serie). les reconoce por la dentición, y son muy numerosos
los dientes aislados que tenemos de primates, pero
nuestras muelas no son nada sofisticadas en compara-
ción con las de un tigre o una cabra, y mucho menos
con las de un elefante. Son más bien corrientes, una
serie de cúspides poco marcadas, pero en general muy
parecidas a las muelas de los mamíferos más primiti-
vos. De modo que cuanto más atrás nos adentramos en
la evolución de los primates, más difícil es distinguir-
nos de otras primeras especies de mamíferos que aún
no se consideran verdaderos primates. Esta es la razón
72 CASTILLA - LEÓN

por la que todavía tenemos algo de incertidumbre


sobre cuándo fue el pasado más remoto de nuestros
parientes, que debió situarse hacia el final de Cretácico
(65 millones de años), comienzo del Paleoceno.
Los "verdaderos primates", es decir, aquellos que iden-
tificamos sin ninguna duda como nuestros parientes, se
han encontrado, pues, en los sedimentos del Eoceno de
yacimientos como los de la cuenca del Duero. Las evi-
dencias de los primeros primates “verdaderos” proce-
den de varias cuencas de época semejante, que en
España están localizadas en el área del Pirineo de
Cataluña y Huesca (ver Museo de Sabadell, volumen
4 de esta serie). Estos primeros primates, que se agru-
pan fundamentalmente dentro de los adapiformes, nos
recordarían a los actuales lemúridos de Madagascar, o
a los lorises y bushbabies de Asia y África. Los esque-
letos más completos que se conocen proceden desde
luego del yacimiento de Messel, en Alemania. Es en
este material donde se han reconocido los rasgos que
caracterizan a un primate verdadero: su cara corta, la
pérdida del sentido del olfato a favor de la visión, y
especialmente las manos y los pies prensiles, diríamos
que "ver y tocar son nuestros gustos preferidos".
Las manos de un primate han perdido las garras, que
son sustituidas por uñas, y las yemas de los dedos tie-
nen terminales nerviosas formadas por almohadillas
sensibles. Además, el dedo pulgar ha cambiado de
plano y tiene mayor capacidad de movimiento. Todo
ello deriva en explorar nuevas estrategias de socializa-
ción, pues surgen una serie de novedades en la evolu-
ción que darán origen a la compleja estructura social
de los primates superiores y del hombre.
Mejor que un "parque de aventuras"
Cuando los paleontólogos excavan los yacimientos
eocenos realizan un trabajo muy parecido al de los
naturalistas del siglo pasado que recorrían la Amazonia
colectando ejemplares de la fauna y de la flora que
hasta entonces no habían sido nunca vistos. Por ejem-
plo, el naturalista francés D'Orbigni trajo de su viaje al
CASTILLA - LEÓN 73

Amazonas 100.000 ejemplares que incorporó a las


colecciones de los museos de Europa, y en el registro
fósil eoceno se dan estas extraordinarias sorpresas de lo
nunca visto. Si hubiese que decir por qué, habría que
señalar dos situaciones especiales. Primero, como ya
vimos, la gran diversificación de los mamíferos, y,
segundo, la especial configuración geográfica de
Europa durante esta época, así como de sus faunas.
Una verdadera aventura sería poder viajar en el tiem-
po y “aterrizar” en los yacimientos del Duero con uno
de nuestros modernos mapas. No reconoceríamos
Reconstrucción en nada. Llegaríamos a los aledaños de un gran brazo de
vida y a la carrera
mar y estaríamos rodeados de ríos cuyas aguas posi-
del cocodrilo
Iberosuchus del blemente corrieran en dirección opuesta a como lo
Eoceno de la hace en la actualidad el Duero. Lo mismo nos sucede-
Península Ibérica. ría si con una guía bien documentada quisiéramos
Este animal tendría reconocer las plantas y los animales de esos parajes.
el porte de un
león, y la La impresión habría sido semejante a la confusión de
disposición de sus ver un gran álbum de fotos de animales donde, sobre
extremidades y la misma página, se hubiesen pegado las plantas y los
esqueleto animales de muchos lugares distintos del planeta, es
posibilitaban que
decir, una colección de cromos mal colocada. Desde el
este animal
caminase erguido. punto de vista de los especialistas, los yacimientos
Su cráneo y eocenos están registrando la heterogénea diversidad de
dientes indican unos ambientes con animales que, o bien tienen unas
que sería un activo características únicas, o bien llegaron como inmigran-
cazador (Dibujo de
Raúl Martín). tes de otros continentes.
Entre los animales extraños
hallados en estos yacimientos
destaca especialmente un
cocodrilo, el Iberosuchus o
cocodrilo ibérico. En la expo-
sición se pueden ver dientes
aislados de este animal, y
notaréis que son afilados y
serrados como los de un dino-
saurio carnívoro. En cierto modo, este animal tenía el
tamaño y la postura de un león. Sus ojos miran frontal-
mente en lugar de hacia los lados, y como los cocodri-
los en general, debió ser capaz de moverse a gran velo-
74 CASTILLA - LEÓN

cidad, pudiendo incluso galopar. Estos cocodrilos hací-


an el papel de gran carnívoro en estos ecosistemas,
pues los mamíferos carnívoros del Eoceno (los creo-
dontos) eran de talla pequeña a media.
Los continentes son las Arcas de Noé donde habitan
los animales, y los paleontólogos estamos acostumbra-
dos a seguir su deriva mirando no sólo los animales,
sino también las plantas y su evolución. Cuando
encontramos una especie que en principio no corres-
ponde porque no se conoce ninguna especie pariente,
pensamos que su presencia se debe a un pulso de
migración. Pues bien, eso es lo que sucede en el
Duero: nadie esperaba que entre su fauna apareciera
un cocodrilo de hábitos terrestres, o los primates, o
algunos roedores. Si tuviésemos una representación
fidedigna de los contornos de mares y continentes,
podríamos mirar un paleomapa, pero esto aún no es
del todo posible, de modo que la tarea de saber de
dónde vienen estos animales, cuándo pasaron y por
dónde, es una larga empresa que aún está por realizar.
A pesar de que algunos datos sugerían que su proce-
dencia era Sudamérica, ahora todo comienza a apuntar
a que proceden de África, algo quizá más razonable,
aunque, de todos modos, ¿por dónde pasarían?
CASTILLA - LEÓN 75

YACIMIENTO MUSEO DE AMBRONA


SORIA: Yacimiento en Ambrona
975 22 13 97
Eras Geológicas: Pleistoceno 400.000 años
Registro fósil: Grandes mamíferos e industria humana
Clasificación:
Interés:

Ambrona y Torralba son dos pequeños municipios muy próximos a


Medinaceli. El yacimiento de Torralba se descubrió en 1888 con la
instalación de la vía férrea. Ambrona era conocido como la Loma de
los huesos. Las lomas circundan el valle del río Mansegal, un afluen-
te del Jalón. El Museo-yacimiento permite ver la excavación tal
como se realizó en 1963 y a pie de yacimiento se levanta una peque-

ña Aula con piezas relevantes. El yacimiento está bien señalizado,


desde la autovía Madrid-Zaragoza el desvío a Torralba se halla en la
salida 145, antes de Medinaceli. Se puede pedir información del
yacimiento en las oficinas de Turismo de la Junta de Castilla-León.
El Museo-yacimiento tiene un horario amplio, de mañana abre de 10
a 14, pero su horario de tarde se ajusta según la estación del año a
las horas con luz solar. Lunes y martes está cerrado. Existe la posi-
bilidad de visita en grupo previa solicitud. La entrada es gratuita en
fin de semana y para niños, mayores de 65, jubilados y estudiantes.
Un responsable organiza el recorrido y explica la visita. Si os dirigís
a Soria, en el Museo Numantino se exponen también restos de las
excavaciones de Torralba y Ambrona.
76 CASTILLA - LEÓN

El Museo de Ambrona es peculiar porque se trata de


un lugar paleontológico al aire libre en el que se pue-
den ver los fósiles como en una excavación, antes de
que sean extraídos. Aquí podemos hacernos una idea
más o menos clara de algunas de las actividades que
realizan los paleontólogos, pues además de ver cómo
es una excavación, nos invita a descubrir, analizando
la disposición de los huesos, el modo en que murieron
o fueron arrastrados los cadáveres. En el Museo se
explica el yacimiento y cómo se produjo la asociación
de grandes huesos que tenemos delante: qué animales
son, de qué parte del cuerpo se trata, si están o no arti-
culados, si se encuentran fragmentados, etc. Este
museo de campo fue construido durante las excava-
ciones de 1963, a iniciativa del paleontólogo
Emiliano Aguirre, y se amplió en 1973. A la vista se
dejaron los restos excavados, para que paleontólogos
de todo el mundo pudieran discutir cómo y por qué se
acumularon así los restos, lo que os da una idea de la
importancia de estos yacimientos. Ahora bien, tam-
bién tenéis la posibilidad de ver las piezas preparadas
y montadas en una aula museo contigua y disfrutar de
la reconstrucción a tamaño natural de un elefante de
gran tamaño de una especie ya desaparecida.
El yacimiento clásico se conocía como de Torralba y
Ambrona, y su antigüedad oscilaba entre 400.000 y
250.000 años. En este intervalo de tiempo del
Pleistoceno Medio ya existía ocupación humana en la
Península (ver Atapuerca, Museo de Orce y Museo
Municipal de Madrid en el volumen 1 de esta serie).
Las primeras excavaciones fueron dirigidas por un natu-
ralista del siglo XIX, el Marqués de Cerralbo, quien al
ir en busca de restos celtíberos descubrió algo mucho
más antiguo. En 1912 se dio a conocer la existencia del
yacimiento y se mostraron los primeros restos, pero no
CASTILLA - LEÓN 77

fue hasta 1960 cuando se realizaron las primeros traba-


jos paleontológicos en profundidad, bajo la dirección
del norteamericano Clark Howell. Este investigador
desarrolló campañas con un equipo multidisciplinar
integrado por geólogos, paleontólogos y arqueólogos, y
España se convertía, junto con África, en un lugar estra-
tégico para el estudio de la evolución humana. Torralba-
Ambrona vino a ser algo parecido a lo que ahora es
Atapuerca, y era citado en todas las enciclopedias dedi-
cadas a la evolución humana.
A pesar de que al principio el objetivo era la búsqueda de
restos humanos, sólo se encontraron restos –eso sí, abun-
Industria lítica dantes– de indus-
Achelense. tria lítica de tipo
Bifaces Achelenses
Achelense. Pero a
de Torralba. Estos
bifaces se hallaron cambio se hallaron
asociados a restos numerosos restos
de elefantes, de grandes mamí-
caballos y otros feros. Los huesos
grandes mamíferos.
de elefantes y de
caballos salvajes
son los que más abundan, aunque también se han recogi-
do restos de bóvidos y ciervos. Durante un tiempo se
pensó que estos yacimientos se habían producido en el
lugar donde los humanos cazaban elefantes. El argumen-
to era que, puesto que el paisaje de Torralba-Ambrona
debió ser boscoso en la época, los humanos primitivos,
reunidos en grandes grupos de batida, dirigían a los ani-
males de gran porte como los elefantes a un lugar deter-
minado para cazarlos y despedazarlos con sus herramien-
tas líticas. Los arqueólogos pensaron que las asociaciones
de herramientas y cadáveres eran indicio claro de que se
hallaban ante un lugar de caza. En la actualidad, sin
embargo, no se cree que exista una relación directa entre
huesos y artefactos líticos, ni tampoco que exista tanta
relación entre las localidades de Torralba y Ambrona.
Los fósiles de Ambrona
A pesar de que el lugar se conoce desde hace más de
100 años, aún se sigue excavando anualmente. Muchos
de los primeros datos recogidos en las campañas de
78 CASTILLA - LEÓN

Montaje a partir de Cerralbo, Howell y Emiliano Aguirre hoy en día están


la reconstrucción siendo revisados. Para empezar, no se trata de un único
del elefante del
yacimiento Torralba-Ambrona, sino de dos bien dife-
cuaternario que se
levanta en los renciados en el tiempo y en su formación. Torralba es
aledaños del de edad intermedia
Yacimiento-Museo entre los dos niveles
de Ambrona, Soria. que ahora se conocen
Junto a Elephas
antiquus, otros del yacimiento de
grandes mamíferos Ambrona (Inferior y
han sido también Superior). En esta
descubiertos, como sucesión, que abarca
el toro salvaje uro,
unos miles de años,
caballos, y restos de
rinocerontes que se sabe que el ele-
habitaron en Europa fante emblema de
durante el Ambrona desapare-
Cuaternario ce hacia el final y
perteneciente a
Stephanorhinus. sólo permanece el
caballo.Elephas anti-
quus era de tamaño mayor que los elefantes actuales,
pues el macho podía sobrepasar los 4 metros y medio
de alzada. Un acercamiento al elefante reconstruido os
permitirá tener una idea de cómo se pudieron sentir nues-
Reconstrucción de tros parientes, los hom-
elefante antiguo en bres primitivos (véase
el Centro de
también la reconstruc-
Interpretación,
Parque del Sudeste, ción en Arganda, Centro
Arganda, Madrid. de Interpretación Parque
del Sudeste, volumen 1,
Madrid).
La zona mejor conocida corresponde al nivel infe-
rior de Ambrona (el más antiguo). Este yacimiento
está compuesto por sedimentos de ríos y charcas. En
torno del museo se pueden ver las zanjas que dejan
los paleontólogos en sus excavaciones, zanjas que se
denominan catas y que pretenden localizar el nivel
fosilífero. Catas con sedimento margoso en una zona
pedregosa han hecho aflorar los huesos de un ele-
fante adulto-senil que prácticamente conserva todos
sus huesos desarticulados. En el museo de campo
existe otra acumulación de varios elefantes jóvenes
y adultos.
CASTILLA - LEÓN 79

Como os decía, los paleontólogos se inclinan ahora a pen-


sar que no existe una relación directa entre los grandes
elefantes, bóvidos y ciervos hallados y la industria reco-
lectada en este yacimiento, es decir, que estos animales no
fueron cazados por el hombre. Los depósitos con fósiles
se encuentran separados entre sí por espacios vacíos, y
esto podría indicar que también los separan miles de años.
Lo que ahora se sostiene es que cada asociación o "lente-
jón" de huesos se formó en charcas independientes, o que
fueron arrastrados por arroyos en momentos diferentes.
No queda claro si el hombre llegó a intervenir, como un
carroñero más, removiendo los huesos.
En el aula museo de Ambrona se pueden ver, ya prepa-
rados, restos de los cráneos de elefantes. También, las
astas de bóvidos que aquí se han encontrado, así como
de grandes uros (toros salvajes) y ciervos. Además, res-

Los molares de elefantes. Los ele-


fantes muestran una serie de líne-
as transversas en sus muelas, pues
en su superficie se alternan las tres
sustancias que forman un diente:
el duro esmalte, la ordenada den-
tina y el cemento. En el elefante,
las crestas están formadas por el Mandíbula de elefante.
esmalte. Dichas crestas se dispo-
nen formando unas serie de isletas en la superficie del molar. Las isletas o
crestas anteriores siempre están más desgastadas que las posteriores. Esta
condición tan particular no sucede por el modo en que mastican, sino por
el modo en que estos animales reemplazan o mudan sus muelas. El meca-
nismo de reemplazamiento de las muelas es único en los elefantes y sus
parientes (Anancus, Mamuthus, Elephas, etc.). Las muelas se cambian
secuencialmente, de modo que las nuevas emergen detrás de las que
están en uso y las empujan hasta que se incorporan en un lugar funcio-
nal, mientras que el antiguo sitio se pierde o se reabsorbe. A medida que
la nueva muela va empujando, va siendo funcional y se desgasta, así que
siempre la parte delantera estará más desgastada que la trasera.
Otra de las peculiaridades de los elefantes es que el número de muelas que
reemplazan a lo largo de su vida es un número fijo (6 en Elephas), así que
una vez que el juego completo se ha desgastado, mueren de inanición.
Pero tranquilos, que esto sucede muy tarde, pues el último reemplaza-
miento se produce a los 40 años.
80 CASTILLA - LEÓN

tos de macacos, liebres, lobos, hienas, leones, linces y


rinocerontes. La forma dominante es el elefante anti-
guo, y en la exposición se pueden apreciar algunas
mandíbulas y molares completos. En éstos podemos
distinguir con claridad cómo las muelas de los elefantes
son unos elaborados artefactos, semejantes a los ralla-
dores de pan que actualmente utilizamos.
El aula museo está bien documentada con paneles y las
piezas fósiles que se exponen son de calidad, así que
podemos decir que Ambrona es un lugar mágico que
bien merece una breve visita.
Yacimiento de
Ambrona donde se
han respetado los
restos fósiles
descubiertos en el
lugar. La mayor
parte de los restos
corresponde a
elefantes. La
dispersión de los
elementos y sus
distribución ha sido
comparada con la
producida a partir
de cadáveres de los
mamíferos actuales.
CASTILLA - LEÓN 81

SITIO PALEONTOLÓGICO DE "CERRO PELADO", YACIMIENTO DE LAYNA


SORIA: Ayuntamiento - Layna
Eras Geológicas: Plioceno 3 m.a.
Registro fósil: Mamíferos, aves, reptiles
Interés:

Layna es un pequeño municipio del margen suroriental de Soria,


que pertenece a la Cuenca de Calatayud. Layna está próximo a
Medinaceli, de Medinaceli a Layna se pasa por unas antiguas sali-
nas entre suaves lomas. A las afueras del municipio se halla el

yacimiento. El sitio está protegido dentro de la Red de Plan de


Espacios Naturales de Castilla-León. El lugar está cercado, y no
existe un Aula ni Centro de información en la localidad, aunque se
está estudiando la posibilidad de crear una. En la localidad se
conoce la ubicación del sitio paleontológico. El yacimiento se
sigue excavando anualmente.
82 CASTILLA - LEÓN

El yacimiento de Layna es un espacio natural protegi-


do. Esto puede parecer curioso, pues si nos asomamos
al yacimiento veremos sólo un área reducida, cercada,
donde no hay plantas exóticas ni un paisaje de belle-
za singular. Al contrario, el lugar es árido y está ubi-
cado entre campos de labor. Entonces, ¿por qué es un
espacio protegido? El secreto está en su historia, que
es la historia natural de nuestra Península durante el
Plioceno, hace unos 3 millones de años.
Este lugar ha sido uno de los sitios más frecuentados
por los paleontólogos de nuestro país. Desde 1960,
varias generaciones de estudiosos se han formado y
han trabajado ahí diversos temas: la fauna, la forma-
ción del yacimiento, la reconstrucción de los ecosis-
temas e incluso los cambios que han ido sufriendo
los propios fósiles hasta nuestros días. Layna es un
lugar bien documentado y bastante conocido, y el
curioso puede encontrar algunos de sus fósiles
expuestos en el Museo de Ciencias Naturales de
Madrid (volumen 1 de esta serie), donde, además se
localiza toda la información. En la actualidad se
sigue trabajando en el yacimiento y es posible que en
un futuro próximo el visitante pueda encontrar en la
propia localidad un lugar para documentarse; de
momento, sólo encontrará, como he dicho, un cerco
en medio de un campo de labor.
Al llegar a Layna seguramente os llamará la aten-
ción el color de su suelo, pues se trata de una arci-
lla de un rojo carmín muy intenso. Este suelo, es de
una gran riqueza en fósiles y su color nos propor-
ciona datos sobre el clima que dominó durante el
Plioceno: más cálido que el actual, con estaciones
secas y húmedas muy marcadas. Layna tuvo en
aquellos tiempos un clima semejante al de las
mesetas tropicales de África, pues era una sabana
con abundantes hierbas y matorrales y algunos
árboles. El fuerte contraste entre estación árida y
húmeda es lo que da al suelo el color rojo de hierro
oxidado, y de hecho es frecuente que en estos sue-
los aparezca una costra de hierro.
CASTILLA - LEÓN 83

Los paleontólogos
también saben leer
en el interior de los
huesos, cuál ha sido
el destino de un fósil
desde que quedó
enterrado hasta que
lo recuperamos. Los
huesos en Layna se
enterraron a poca
profundidad, en un
medio encharcado;
después, se cemen-
taron en un ambien-
te muy saturado de
agua y sales y, antes
de ser finalmente
Vista del descubiertos, estuvieron de nuevo expuestos al
yacimiento de aire. Por eso el color y el aspecto de los fósiles de
Layna, mostrando
la naturaleza de su
Layna es tan peculiar.
sedimento, y en En Layna se ha producido una gran acumulación de
recuadro inferior el
fósiles. Por una parte, se han descubierto fósiles
color peculiar de
sus fósiles. enterrados en las arcillas rojas que se depositaron en
el pantanal, pero también se han encontrado otros
que se acumularon en las cavidades y fisuras de los
roquedales que circundaban la sabana. Aquí se han

En Layna se han
encontrado restos
de lagartos varanos.
En la fotografía el
varano gigante que
vive en la Isla de
Komodo, que puede
llegar a alcanzar
hasta 3 metros de
longitud total.
encontrado restos de lagartos que en la actualidad
habitan en la isla de Komodo (Indonesia) y en el
Nilo; se trata de un lagarto Varano que puede llegar
a alcanzar más de 1 metro de longitud. La fauna de
84 CASTILLA - LEÓN

reptiles es abundante, formada por lagartos, serpien-


tes y tortugas, y al igual que la que pudimos ver en
el Museo Provincial de Ciudad Real (del yaci-
miento de las Higueruelas, en el volumen 1 de esta
serie), también se han encontrado anfibios y aves,
animales que ocuparon los espacios encharcados de
la zona, espacios de aguas tranquilas y con abundan-
te vegetación en la superficie. Pastando en las saba-
nas húmedas habría équidos hipariones, gacelas,
pequeños ciervos, rinocerontes, jabalíes y un bóvido
de talla parecida a la de los toros actuales.
Parte de la acumulación de huesos se debe a un pro-
ceso al que me he referido en el apartado dedicado al
Museo de Orce, de Granada (volumen 5 de esta
serie). En aquella zona fueron las hienas y los leo-
pardos quienes acumularon las carcasas de los ani-
males, pero en Layna, el mayor acumulador de hue-
sos fue ¡el puercoespín! Este animal, que vive en
madrigueras o en las grietas de los peñascos, se ali-
menta de raíces y bulbos extraídos del suelo, de cor-
tezas y también de frutas, pero junta los huesos para
roerlos y así desgastar sus dientes, que tienen un cre-
cimiento continuado a lo largo de toda su vida.
El puercoespín y algunos carnívoros acumulaban pre-
sas y huesos en las cuevas que formaron el antiguo
paisaje de Layna. Ahora bien, muchos pensarán que
los yacimientos paleontológicos se forman exclusiva-
mente por grandes avenidas de tierras o por el depósi-
to, durante miles y miles de años, de finos lodos, pero
pocos habrán pensado que un yacimiento puede for-
marse también por la acumulación de restos en fisuras,
grietas y pequeños vanos que todo sistema de cuevas
tiene. En esas fisuras se pueden acumular, por ejem-
plo, egagrópilas, que son restos de animales ingeridos
y posteriormente regurgitados por las aves. Algunas de
estas egagrópilas proceden de aves como las lechuzas.
Layna es uno de esos yacimientos donde restos con-
servados de este modo tan particular dan información
sobre la pequeña fauna de microvertebrados (roedores,
pequeñas liebres y reptiles) que ahí existió.
CASTILLA - LEÓN 85

Los grandes depredadores del momento eran, aquí


como en Orce, las hienas (en Layna hay más de un
tipo), pero no podemos olvidarnos de los linces, de los
Cráneo en vista
dorsal del perro-
mapache
Nyctereutes que
habitó la Península
Ibérica durante el
Plioceno hace unos
3 millones de años.

guepardos, de los osos ni, por supuesto, de uno de los


carnívoros más abundantes entonces: Nyctereutes.
Este cazador de la talla de un zorro, también conoci-
do como perro-mapache, dominó en las faunas plio-
cenas, pero actualmente sólo vive en los bosques de
Asia oriental. Un precioso cráneo de este carnívoro se
puede contemplar en el Museo Nacional de Ciencias
Naturales de Madrid. (volumen 1 de esta serie).
La Península hace 3 millones de años sería un
mundo con una diversidad parecida a la de las saba-
nas, cuya composición ha sido comparada con las
que actualmente existen en Tanzania, Kenia, Uganda
y la India.
86 CASTILLA - LEÓN

AULA DE PALEONTOLOGÍA VILLAR DEL RÍO


SORIA: Oficina de Turismo de Garray y Villar del Río.
608 90 13 09
Eras Geológicas: Jurásico-Cretácico 140-130 m.a.
Registro fósil: Dinosaurios y huellas
Clasificación:
Interés:

El Aula de Paleontología se halla dentro de la Ruta de las Icnitas, en


las Tierras Altas de Soria. El puerto del Oncala es el paso hacia las
Tierras Altas de la Sierra con un paisaje árido alterado por los fríos y
hielos. Las rocas de caliza son del Jurásico y del Cretácico, y en los
pequeños valles de ríos encañonados se encuentran los pequeños
municipios de las Tierras
Altas. Si entramos desde
Soria, la ruta de las icnitas
comienza su señalización
en Garray con un dinosau-
rio a pié de carretera. Hay
que prever que el Puerto
de Oncala no esté cerrado
por hielos o nieve. Oncala,
es un pequeño municipio
donde se ubica el Museo
de los Tapices. Pasado
Oncala hay que decidir
qué ruta tomar: hacia
Santa Cruz de Yanguas o
directamente a Villar del
Río. En ambas direccio-
nes encontraremos dinosaurios reconstruidos a pié de carretera. En
Villar del Río, se encuentra el Aula de paleontología, que prepara acti-
vidades con niños y proporciona medios para recorrer los yacimien-
tos auspiciados por pastores; conviene contactar telefónicamente e
informarse previamente. Desde allí podemos ir a Bretún, el primer
lugar donde se hallaron huellas de dinosauros en la zona. Villar del Río
tiene una veintena de habitantes, pero en verano se multiplican por
cien, uno puede alojarse en casas rurales en Yanguas y en Villar del
Río si piensa pasar unos días. No dejen de visitar en el recorrido la
localidad de Yanguas con importantes restos arquitectónicos y de
aspecto señorial. La visita desde Soria la ruta de los dinosaurios es
hacia La Rioja. Siguiendo la ruta de los dinosaurios (ver Enciso y
Arnedo, en La Rioja, volumen 3 de esta serie).
CASTILLA - LEÓN 87

OTROS MUSEOS DE CASTILLA - LEÓN

COLECCIÓN “ADRIÁN MARTÍNEZ TIERNO”, SORIA


SORIA: Santo Angel de la Guarda, 1 - Soria
975 22 17 29
Eras Geológicas: Desde 500 m.a.
Registro fósil: Animales marinos
Interés: FALTA
Se trata de una colección privada visitable, por lo que habréis de
pedir cita previa. No tiene, por lo tanto, horario estipulado. Esta
colección alberga especialmente fósiles marinos de todas las par-
tes del mundo. Entre los fósiles mejor representados están los tri-
lobites, grupo biológico ya extinto que dominó los mares del
Paleozoico, con una buena muestra de ejemplares excepcional-
mente conservados. Otro de los grupos bien representados y que
no es fácil de encontrar en colecciones y museos de paleontolo-
gía son los crustáceos, la colección de Adrián Martínez contiene
ejemplares de diversas localidades mundiales. La exposición está
bien cuidada y su estilo recuerda al de un clásico gabinete de his-
toria natural.

AULA DE INTERPRETACIÓN DE VERDEÑA


PALENCIA: Ayuntamiento - Cervera de Pisuerga
Eras Geológicas: 305 m.a.
Registro fósil: Bosque petrificado
Interés:

El Aula se abre sobre unas antiguas explotaciones para extrac-


ción de carbón. Es difícil contactar con la localidad. Sobre una
pared vertical aparecen restos de los aparatos radiculares e
impresiones de troncos de un bosque del Carbonífero de plantas
licofitas primitivas. El bosque que estaba instalado en las finas
arenas de un delta desapareció debido a una catástrofe provoca-
da por la brusca entrada del mar.
88 ARAGÓN

MAPA GEOLÓGICO DE
ARAGÓN

LEYENDA
CUATERNARIO
NEÓGENO
PALEÓGENO
JURÁSICO-CRETÁCICO Escala 1:2.500.000
PÉRMICO-TRIÁSICO
CARBONÍFERO
CÁMBRICO-DEVÓNICO
PROTEROZOICO
ROCAS VOLCÁNICAS
NEÓGENO-CUATERNARIO
COMPLEJO BASAL DEL VULCANISMO CANARARIO
CRETÁCICO-PLIOCENO
ROCAS PLUTÓNICAS
HERCÍNICAS
ARAGÓN 89

MUSEOS DE
ARAGÓN
Dinópolis, Parque Cultural del Maestrazgo (Museo Municipal de Mas de las
Matas y Parque Geológico de Aliaga), Museo Paleontológico de
Galve,Yacimiento Paleontológico de Bueña, Parque Cultural del Río
Martín,Yacimiento Paleontológico de Murero, Museo Paleontológico
delaUniversidad de Zaragoza, Museo Municipal de Josa y Museo
Paleontológico de Albarracín.

Aragón es una de las


comunidades autónomas
330 230 que poseen un patrimonio
Jaca
240 paleontológico más
extenso, pues tiene una
Ejea de los gran abundancia de fósi-
a

HUESCA
nc

Caballeros
Barbastro
Ci

les y, además, su registro


R.

R.
Eb
Monzón 240 abarca un espectro de
Tarazona ro
edades geológicas su-
ón
l
Ja

ZARAGOZA A-2 Fraga


mamente amplio. De
R.

Calatayud
330
232
211 hecho, podemos en-con-
N-II Caspe
trar recogida la evolución
pe
R.

Murero
tín

alo
Ji

Daroca Ariño Alcañiz


de la ma-yor parte de los
ar

ad
lo

M
ca

Alacón
Gu

Mas de
R.

Montalbán las Matas grupos biológicos, desde


R.

Castellote
Bueña Galve Aliaga la "explosión" de es-
420
pecies animales que hubo
TERUEL en el Cámbrico, hace más
Albarracín
ia

de 500 mi-llones de años,


r
Tu

234
hasta la actualidad. Esta
R.

va-riedad en el registro
implica que han aflorado
rocas cuyos tiempos geo-
lógicos son muy distintos, y por eso Aragón es una comu-
nidad con una geología compleja y magnífica que da lugar
a paisajes de gran belleza que nadie debería dejar de visi-
tar.
Varias unidades geológicas configuran Aragón: los
Pirineos, la Cordillera Ibérica y la depresión, valle o
cuenca del Ebro, junto con una serie de cuencas tercia-
rias, fundamentalmente las de Calatayud-Daroca y
Teruel.
90 ARAGÓN

De la Cordillera o Cadena Pirenaica, en Aragón se encuen-


tra el que todos conocemos como Pirineo aragonés, que
ocupa toda el área septentrional de la comunidad y que goza
de una gran popularidad turística, especialmente por su
agreste orografía.
Considerada en su totalidad, la Cordillera Pirenaica es una
cadena montañosa que recorre 425 km. en sentido longitu-
dinal a lo largo del País Vasco, Navarra, Aragón y Cataluña.
Su anchura oscila desde algo menos de 100 km. a los 150
km. que alcanza en la provincia de Lérida. Al igual que
otras cadenas montañosas de la Península Ibérica levanta-
das durante la orogenia Alpina, los Pirineos se formaron por
la colisión de la Placa Ibérica con Europa, y están formados
por un enorme volumen de rocas cuyas edades abarcan
desde el Precámbrico (más de 600 millones de años de anti-
güedad) hasta el Paleógeno (que corresponde a la Era ter-
ciaria). Todas estas rocas tienen una naturaleza muy varia-
da, de modo que podemos encontrar rocas metamórficas,
rocas ígneas y rocas sedimentarias originadas en ambientes
marinos o continentales muy diversos.
Durante todo el Mesozoico y parte del terciario se habían
ido acumulando en los márgenes de la Placa Ibérica suce-
siones de rocas que, a consecuencia de la orogenia
Alpina, pasaron a constituir las cordilleras que hoy rode-
an casi completamente el Macizo Ibérico, y que son, ade-
más de la Pirenaica, la Cordillera Cantábrica, la Ibérica,
la Cordillera Costero-Catalana y la Bética.
El Pirineo está dividido en varias unidades estructurales,
o conjuntos geológicos, que ocupan una serie de posicio-
nes geográficas concretas, disponiéndose en bandas de
dirección Este-Oeste limitadas por accidentes tectónicos
importantes, que en general pliegues, fallas o cabalga-
mientos. La banda central se conoce como la Zona Axial,
y en ella afloran los materiales más antiguos (cámbricos
y paleozoicos), formados por rocas metamórficas y plu-
tónicas, granitos esencialmente, y rocas sedimentarias,
todos estos materiales proceden del ciclo hercínico.
Al norte de la Zona Axial se dispone la Zona Norpirenaica,
situada enteramente en territorio francés y formada por
ARAGÓN 91

materiales mesozoicos y terciarios. Al sur de la Zona Axial


se encuentra lo que geográficamente se conoce como el
Prepirineo, al que también se ha llamado Zona Surpirenaica.
El Prepirineo está constituido por rocas sedimentarias meso-
zoicas y paleógenas, formadas en un amplio abanico de
ambientes, mayoritariamente litorales y marinos, desde cos-
tas y plataformas someras a ambientes profundos, ya que
durante todo ese tiempo la zona estuvo bañada por el
Atlántico. En esos ambientes marinos se acumularon rocas
de litología variada, desde areniscas y conglomerados a cali-
zas, margas y arcillas.
Del extenso registro fósil del Pirineo aragonés merecen la
pena destacarse los restos de dinosaurios de Arén
(Huesca), que pertenecen a un grupo conocido como
hadrosaurios y que se exponen en el Museo de la
Facultad de Geología de la Universidad de Zaragoza.
También son muy populares las llamadas "calizas de
alveolinas", un conjunto de rocas sedimentarias paleoce-
nas y eocenas ricas en restos de estos foraminíferos
(organismos unicelulares), así como de otros animales
vertebrados y plantas. Ahora bien, en la zona del Pirineo
aragonés no existe por el momento ningún museo de geo-
logía o paleontología. Las colecciones de fósiles del
Paleozoico, Mesozoico o Eoceno pirenaicos las podréis
ver en el Museo de la Universidad Zaragoza, en el
Museo del Seminario Conciliar de Barcelona y en el
Museo Valentí Masach de Manresa, donde encontraréis
también una buena colección de ejemplares de fósiles de
animales invertebrados marinos del Eoceno.
La mayor parte de los museos y aulas de paleontología
que se pueden visitar en el resto de Aragón están organi-
zados en torno a los fósiles paleozoicos y mesozoicos de
la Cordillera Ibérica, esa gran unidad geológica en la que
se incluye la mayor parte de la provincia de Teruel y la
zona meridional de la provincia de Zaragoza.
La Cordillera Ibérica es una cadena montañosa que se
extiende desde Burgos hasta Valencia, ocupando una
amplia franja de dirección Noroeste-Sureste, siendo ésta
la orientación de muchas de las sierras que componen la
cadena y de una enorme cantidad de sus estructuras geo-
92 ARAGÓN

lógicas. Es lo que se conoce como la directriz o la direc-


ción ibérica. La Rioja, Castilla-León, Aragón, Castilla-
La Mancha y Valencia son las comunidades autónomas
entre las que se reparte este cordón montañoso, que se
levantó, como hemos dicho, al mismo tiempo que los
Pirineos, durante la orogenia Alpina.
Las rocas que forman la Cordillera Ibérica son, en su
mayor parte, mesozoicas, con algunos retazos de rocas
paleozoicas. En función de su estructura geológica y de los
materiales que afloran, se puede dividir en varios domi-
nios: 1) la Ibérica Noroccidental o Sector de Cameros y la
Demanda, 2) la Ibérica Nororiental o Sector del
Maestrazgo y enlace con la Cordillera Costero-Catalana,
3) la Rama Aragonesa, 4) la Rama Castellana y 5) el
Dominio de Albacete y enlace con el Prebético.
La Rama Aragonesa son los primeros afloramientos ibé-
ricos que encontramos en la provincia de Zaragoza si via-
jamos hacia el sur desde el valle del Ebro. La Rama
Argonesa alberga en su interior la cuenca terciaria de
Calatayud-Daroca. Si cruzamos hacia el este la cuenca de
Teruel, llegamos al Maestrazgo, que se reparte entre las
provincias de Teruel y Castellón, en la Comunidad
Valenciana. Al oeste habrá quedado la Rama Castellana.
En Aragón, el Paleozoico de la Cordillera Ibérica está bien
representado a ambos lados de la cuenca de Calatayud.
Compuesto por pizarras, cuarcitas, areniscas, conglomera-
dos y calizas, todas ellas formadas en ambientes marinos y
costeros, llega a ser muy fosilífero en algunos puntos. Es
destacable, en este sentido, el Cámbrico de Murero, en
donde encontraréis paneles explicativos con los fósiles
descubiertos a pie de yacimiento.
Son, sin embargo, las rocas mesozoicas las que constituyen
la mayor parte de la Cordillera, y resultan especialmente
relevantes desde el punto de vista paleontológico los exten-
sos afloramientos de calizas y dolomías jurásicas formadas
en litorales y grandes plataformas marinas muy someras y
cálidas. El Rincón de Ademuz, la Sierra de Albarracín, la
Sierra Menera y la Sierra Palomera están en buena parte
formadas por rocas de esta edad. Los documentos fósiles
ARAGÓN 93

procedentes de ellas pueden verse en el Parque Geológico


de Aliaga, en el Museo Paleontológico de Albarracín, en
el Museo Municipal de Mas de las Matas y, como algo
excepcional, podéis visitar el yacimiento señalizado en la
localidad de Bueña.
El Cretácico Inferior de Aragón, principalmente de Teruel,
es mundialmente famoso por sus amplios afloramientos y
numerosos yacimientos en los que se han encontrado
abundantes restos de dinosaurios, razón por la que se ha
creado el centro Dinópolis, uno de los mayores espacios
en España dedicados a exponer, montados, esqueletos
completos de dinosaurios. Otro lugar idóneo para visitar
el mundo de los dinosaurios es el Museo Paleontológico
de Galve, aunque también podéis encontrar restos intere-
santes en Alacón (Parque Cultural del Río Martín) y en
Mas de las Matas (Parque Cultural del Maestrazgo).
El Cretácico Inferior está aquí constituido por rocas for-
madas en los ambientes continentales que se instalan en
esta región una vez que el Tethys, que había invadido la
zona durante todo el Jurásico, se retira. Zonas aluviales y
lacustres, marismas y llanuras litorales serán el contexto
en el que se formen series de rocas de litologías variadas,
calizas, arcillas, areniscas y conglomerados, que afloran
magníficamente en el Parque Geológico de Aliaga, en el
Maestrazgo.
Hacia el final del Cretácico Inferior se dieron las condi-
ciones necesarias para que se formara otro de los fenóme-
nos geológicos que hoy caracterizan a Aragón: los depósi-
tos de las cuencas mineras de Teruel. Localidades como
Aliaga, Andorra y Ariño contaron, o aún poseen, impor-
tantes minas de carbón de explotación a cielo abierto.
Estos depósitos de carbón se produjeron a consecuencia
de la acumulación de una enorme cantidad de restos
vegetales en áreas de marismas pantanosas sobre las que
crecía una densa cubierta vegetal. Para comprobar la
importancia de los restos fósiles vegetales, entre los que
incluso se han conservado restos de ámbar, podéis visitar
los troncos depositados en el Museo Municipal de Mas
de las Matas (procedentes de la localidad de Castellote),
94 ARAGÓN

o los que se exponen en el Museo Paleontológico de


Galve y en el Parque Cultural del Río Martín, recogi-
dos en sus respectivas zonas de la provincia de Teruel.
Durante el Cretácico Superior, el mar del Tethys invadió
completamente no sólo esta región, sino la mayor parte
del lugar que hoy ocupa la Cordillera Ibérica, depositan-
do grandes masas de carbonatos, calizas y dolomías for-
madas en ambientes de plataformas marinas cálidas. En
ese tiempo, el mar llegó a alcanzar cotas de subida que no
han vuelto a repetirse, y no se retiraría hasta el final del
Cretácico, cuando, a causa de la orogenia Alpina,
comienza a producirse el levantamiento de la Cordillera.
La Cuenca del Ebro es el tercer gran dominio geológico
que encontramos en Aragón, y una unidad paisajística
netamente diferente. Drenada actualmente por el río Ebro
y abierta al mar Mediterráneo, está limitada al norte por
los Pirineos, al suroeste por la Cordillera Ibérica y al
noreste por el cordón de la Cordillera Costero-Catalana,
de modo que ofrece una planta con geometría triangular.
Esta cuenca se rellenó de materiales sedimentarios exclu-
sivamente Cenozoicos (terciarios y cuaternarios), que se
depositaron después de que concluyera la orogenia
Alpina y que obviamente ya no han sido afectados por
deformaciones tectónicas orogénicas. Se extiende por las
comunidades de Castilla-León, País Vasco, La Rioja,
Navarra, Aragón y Cataluña.
En Aragón, la mayor parte de las rocas que afloran en la
depresión del Ebro son oligocenas y miocenas, todas de
origen continental, formadas en ambientes lacustres y
aluviales (abanicos aluviales y sistemas fluviales). En
estos ambientes se acumularon calizas o arcillas y limos,
y también grandes espesores de areniscas y conglomera-
dos. Estos sedimentos proceden de la erosión de los relie-
ves circundantes generados durante la orogenia, es decir
de la erosión de los Pirineos, de la Cordillera Ibérica y de
la Cordillera Costero-Catalana.
Las otras dos cuencas a que nos hemos referido, la cuen-
ca de Calatayud-Daroca y la cuenca de Teruel, también
están rellenas de sedimentos continentales terciarios, y
ARAGÓN 95

tienen abundantes restos fósiles, entre los que dominan


los mamíferos del Mioceno. Estas dos cuencas ocupan
también franjas bastantes extensas a lo largo de las pro-
vincias de Zaragoza y Teruel; nunca estuvieron conecta-
das con el mar y sus sedimentos se formaron en ambien-
tes aluviales y lacustres. Sus yacimientos están siendo
actualmente catalogados y sus fósiles se pueden visitar en
Dinópolis (Teruel) y en el Museo de la Universidad de
Zaragoza. Algunas de estas ricas zonas fosilíferas se
incluyen en las rutas que han sido diseñadas en torno a
Dinópolis. Dos centros están propuestos en estas rutas:
Concud (muy cercano a la ciudad de Teruel) y Mora de
Rubielos. Lo más relevante de Concud es la abundancia
de fósiles de mamíferos y cómo éstos se han conservado
en lo que se ha denominado "el barranco de las calave-
ras". Mora de Rubielos está situado en una pequeña fosa
terciaria localizada al este de la cuenca de Teruel. Se trata
de un yacimiento cuyos restos fósiles más importantes
son insectos y plantas, que se han conservado en rocas de
origen lacustre. Más de 1000 restos han sido ya estudia-
dos y se han descubierto especies que eran desconocidas
en el mundo hasta ahora.
96 ARAGÓN

DINÓPOLIS
TERUEL: Polígono Los Planos (carretera de
Valencia) - Teruel
902 44 80 00
Eras Geológicas:
Registro fósil: Invertebrados y vertebrados
marinos, dinosaurios y mamíferos
Clasificación:
Interés:

Teruel es una de las provincias con mayor riqueza paleontológica de


la Península, es también, una ciudad con una arquitectura única
mudejar y una historia que queda patente en una visita al rico
Museo provincial de Arqueología de la ciudad. Dinópolis cuenta así

con una exposición de 9.000 m2 con fósiles excelentes, esqueletos


montados de dinosaurios procedentes de muchos lugares del
mundo, grandes mamíferos y una muestra de la paleontología de
Teruel. La visita a Dinópolis requiere de su tiempo, de 2 a 3 horas
como mínimo. Es un centro donde, por una parte, se plantean acti-
vidades de recreo relacionadas con la paleontología (recorrido en
Raid, una película en tres dimensiones, excavaciones simuladas), y
por otra, es también un amplio museo dedicado a todo tipo de fósi-
les, pero especialmente a dinosaurios. El horario de atención es de
10 a 20 horas.
ARAGÓN 97

El espacio que recrea Dinópolis, en Teruel, es singu-


lar, algo a lo que no estamos acostumbrados: 9.000
m2 de exposición dedicados a la paleontología para
disfrutar de los fósiles y de sus bellas formas.
Dinópolis nos propone descubrir los restos de orga-
nismos del pasado. No es sencillo resumir lo que
podéis ver en Dinópolis durante las aproximada-
mente 3 horas que dura su recorrido, ni tampoco
transmitir una única sensación o una sola idea para
acompañar la visita. Sin embargo haré por resaltar
aquellos aspectos más soberbios y espectaculares de
las exposiciones que podéis recorrer.
En Dinópolis, el pasado da comienzo con un cúmu-
lo de sorpresas. El espacio inicial que sirve de recep-
ción muestra una serie de imágenes que inciden en la
sorpresa de descubrir lo que ha estado oculto en la
tierra: los fósiles, desvelándonos, tras su rescate, la
belleza del pasado más remoto.
La visita está en parte guiada por una serie de anima-
ciones y animadores que intentan hacernos cómplices
de ese “rescate", en un discurso que relaciona anec-
dóticamente y a veces algo infantil, la ciencia con la
aventura de conocer y de descubrir. Esta parte del
recorrido está cronometrada y se requiere tener
paciencia, pues las actividades se organizan por tur-
nos y en grupos. La publicidad lanzada por Dinópolis
ha desvelado alguna de sus actividades, como por
ejemplo el viaje a bordo de un coche enrejado que
nos lleva a través del tiempo con modelos animados,
efectos especiales, sonidos y espacios oscuros en los
que no sabemos qué va a suceder. Se trata de un
paseo cronológico desde el Cámbrico, hace unos 500
millones de años, hasta el final del Cretácico, es
decir, hasta hace unos 65 millones de años, momento
en el que los dinosaurios se extinguen.
Este paseo anuncia el intervalo temporal en el que se
ha especializado Dinópolis, pues, como su nombre
indica, la clave de sus exposiciones son los dinosau-
rios. A continuación, entramos a un área con una
estructura más convencional, semejante a la de un
98 ARAGÓN

museo de paleontología tradicional. Aquí, cada cual


puede disponer de su tiempo como guste para con-
templar las piezas que se muestran. La primera sala
está dedicada a los mares, y en ella la tenue ilumina-
ción sigue jugando un papel emocional, como en toda
la exposición. Ahí se muestran ejemplares excepcio-
nales de todo tipo de invertebrados marinos; quizá las
mejores piezas (por lo bien conservadas y preparadas)
pueden verse aquí. Algunos de los ejemplares proce-
den de los mejores yacimientos del mundo.
La Sala del Mar o las visiones del
Capitán Nemo
Esta parte del recorrido os parecerá más estimulante
Son artrópodos si la visitáis con un guía que os valore la calidad de
los crustáceos, los lo que estamos viendo. Es imposible en esta guía
insectos, las
relatar la biología e historia de los organismos que se
arañas y los
trilobites. Como exponen en cada vitrina. En la Sala del Mar se han
veis, un conjunto reunido una extensa representación de animales con
muy dispar de esqueletos mineralizados: esponjas, arqueociatos,
seres que en la corales, artrópodos, equinodermos. Moluscos, bra-
actualidad suman
más de un millón quiópodos, briozoos, hemicordados y cordados.
de especies. En fin, veis que esta sala es propícia para compren-
Repasemos ahora
otro grupo, los
der que el mundo animal es extraordinariamente ver-
moluscos. Los sátil en diseños corporales y también en el número de
moluscos agrupan especies. Con todo, ahora que habéis echado un ojo,
a gasterópodos, os situáis en el centro, y pensad que todos estos gran-
bivalvos,
des grupos aparecieron de golpe, súbitamente. Algo
cefalópodos,
rostroconchas, que se ha venido a llamar "la gran explosión del
monoplacóforos y Cámbrico", cuando hace 500 millones de años dio
poliplacóforos, comienzo la biodiversidad de todos los animales plu-
una gran variedad ricelulares -los metazoos-.
de cuerpos,
aunque su La “Sala del Mar" finaliza con una serie dedicada a
número de los animales vertebrados. Los visitantes podrán
especies en la
actualidad sea
admirar la majestuosidad de algunos titanes marinos,
mucho menor, como el reptil Elasmosaurus. La contemplación de
unas 200.000. las maquetas de tamaño natural son una experiencia
sumamente agradable, aunque para los fetichistas
del terror recomendamos la mandíbula del tiburón
más grande jamás conocido: Carcharodon. Puesto
ARAGÓN 99

Esqueleto
montado del
reptil marino de
cuello largo
Elasmosaurus

que uno de los objetivos cuando se planearon estas


exposiciones fue localizar los animales de talla más
espectacular, nos podemos seguir haciendo pequeñi-
tos ante un bello molde de tortuga marina de varios
metros de longitud.

Los reptiles marinos: Durante la Era secundaria, un grupo de reptiles (ictio-


saurios, plio y plesiosaurios, así como los notosaurios) se diversificaron y
especializaron como acti-
vos nadadores. Estos rep-
tiles son los equivalentes
a las ballenas, delfines,
manatíes, focas y leones Ictiosaurio
marinos de la actualidad,
mamíferos adaptados a la
vida del mar. En el esque-
ma podéis seguir cómo se
han sucedido en el tiem- plesiosaurio
po los reptiles y los ma-
míferos marinos. Muchas veces habréis oído decir que "la función crea el
órgano", lo que en este caso querría decir que "para nadar se necesitan
remos". Cuando se comparan animales marinos reptiles y mamíferos apre-
ciamos que todos ellos han desarrollado un diseño semejante en manos y
pies, que les proporciona una superficie continua, casi plana, como palas de
remos. Los huesecillos de las manos en estos animales se multiplican, e
incluso en ocasiones aumenta el número de dedos. En la exposición hay tres
reptiles marinos: un ictiosaurio, un plesiosaurio y un cocodrilo talatosuquio;
encontradlos para compararlos. Quizás el cuerpo del ictiosaurio os recuerde
el de un delfín, o el de un gran atún; estos reptiles modificaron incluso sus
100 ARAGÓN

tejidos blandos con repliegues de la piel, formando aletas dorsales y cauda-


les parecidas a las de los tiburones modernos.
Los tiburones y las rayas: Son peces fascinantes que ocupan un lugar des-
tacado en el conjunto de animales que más pavor provocan, incluso a las
gentes que nunca los han visto en las costas. Tiburones, dinosaurios, osos de
las cavernas y mamuts son los grupos emblemáticos de la paleontología.
Ciertamente, cuando uno lee que el tiburón peregrino es una especie que
lleva a las crías en el interior durante más de 2 años y que durante ese tiem-
po los fetos practican el canibalismo intrauterino ¡hasta que sólo queda un
superviviente!, se nos ponen los pelos de punta. Además, este tiburón puede
llegar a alcanzar los 15 metros de longitud y habita en el Atlántico Norte
(desde Noruega hasta Madeira) y en el Mediterráneo. En Dinópolis hay una
buena colección de estos peces del grupo de los llamados Neoseláceos, es
decir, tiburones y rayas tal y como los conocemos en la actualidad. Los
mecanismos de alimentación, especialmente el modo en que reemplazan
sus baterías de dientes, así como la constitución de sus pieles (formadas por
dentículos) y sus aletas, ha hecho que sea un grupo muy diverso en núme-
ro de especies con formas corporales muy dispares.
Los tiburones y las rayas actuales se diversificaron hacia el Triásico (hace uno
200 millones de años). En los yacimientos, el elemento más común son los dien-
tes, pues estos animales pueden producir cientos a lo largo de su vida, dientes
que además tienen varias capas de un esmalte único. Algunos autores piensan
que la diversificación de los tiburones y las rayas está relacionada con la apari-
ción de los peces
modernos, los teleós-
teos, que sirvieron de
presas "fáciles" en los
mares someros en los
que inicialmente ha-
bitaron.

FALTA PIE DE FOTO

Caminando entre dinosaurios


La sala siguiente está dedicada a los dinosaurios. Ni
qué decir tiene que uno de sus mayores atractivos es
ver los más de diez esqueletos de estos grandes rep-
ARAGÓN 101

Seríamos injustos tiles terrestres. Los esqueletos que se han montado


si no apreciára- proceden de diversos lugares del mundo, porque en
mos el trabajo
invertido en esta
España no se han descubierto ningún gran dinosau-
sala: nada menos rio con huesos articulados como los que vais a ver en
que tres años de la exposición.
dedicación de los
cinco especialistas Es posible que no nos sorprenda, pero ¿cómo coloco
responsables. la cola de un Tyrannosaurus rex, tersa en horizontal, o
Montar un esque- baja, arrastrándola por el suelo, o quizá hemos de
leto con más de girarla un poco, pero hacia dónde? Todas estas cues-
250 piezas suel-
tas, construir tiones tienen que estar resueltas cuando se va a mon-
varios armazones tar un esqueleto, y sus soluciones forman parte del
para las extremi- estudio de la biomecánica del animal. Cuando vamos
dades, el cuello, la a hacernos unas plantillas para nuestros zapatos, los
cabeza y la cola,
especialistas nos hacen andar por unas superficies que
situar las piezas
en el espacio para reproducen la carga de nuestros pies, y así son capa-
que parezcan ces de saber si tenemos la columna torcida en tal o
verosímiles y pro- cual parte. La sabiduría de estos especialistas se debe
duzcan sensación a que han comprendido a la perfección la relación
de movimiento es
todo un alarde de entre nuestros huesos y sus movimientos. ¿Pero cómo
dedicación e trabajar con animales que ya no existen? Esta es, sin
ingenio. duda, una de las partes más atractivas de la paleonto-
(ver también logía: reconstruir el movimiento de los organismos.
volumen 3 de
En Dinópolis hay que estar atento a esto, pues alguno
ésta serie dedica-
do a Asturias, los de los esqueletos se ha montando intentando mostrar
montajes de precisamente cómo se movían estos animales.
dinosaurios
en el MUJA). Reproduzco aquí un párrafo1 del capítulo que el libro
Dinosaurios dedica a los Terópodos, para que os
hagáis una idea de lo complejo que ha podido ser el
montaje del Tyrannosaurus rex:
1
Pérez- Moreno, La columna vertebral es prácticamente horizontal, con
B. Terópodos en : una curvatura característica en forma de S en el cuello
Dinosaurios, para elevar la cabeza sobre el nivel del dorso y mejorar
Editorial la visibilidad. Esta posición (…) se combina con la apa-
Martínez Roca, rición de dos zonas bien definidas en la cola, en la que
Madrid. 2000. aparecen dos tipos diferentes de vértebras separadas
por el llamado punto de transición. De esta forma nos
encontramos con una zona próxima al cuerpo con gran
movilidad, y una zona terminal muy rígida, que podría
ser utilizada como estabilizador dinámico durante la
carrera, especialmente en bruscos cambios de dirección
y velocidad.
102 ARAGÓN

Seguramente que a partir de esta lectura


el visitante estará más motivado para pre-
guntarse el cómo y el porqué de los mon-
tajes que tiene delante. Stegosaurus y
Brachiosaurus son quizá los dinosaurios
más conocidos por el público. Intento
aquí ser portavoz de las preguntas más
Stegosaurus. habituales sobre estos dinosaurios. De los estego-
saurios, lo que más llama la atención son sus placas
óseas en forma de grandes puntas de lanza, así
como su pequeña cabeza. En los albores del estudio
de los dinosaurios, uno de los temas que más fasci-
naba era el tamaño de sus cabezas en comparación
con sus cuerpos, y fue precisamente en Stegosaurus
donde se llevaron a cabo esos estudios. Se pensó
que una masa cerebral tan pequeña no podía coor-
dinar los movimientos de un animal tan grande, y
que por lo tanto necesitaba de otro cerebro. Se
interpretó que estaría en la zona de las caderas,
justo en la cavidad de la médula, pero hoy ya se ha
descartado la existencia de este “doble cerebro”.

Esqueleto montado
del dinosaurio
estegosaurio. En el
recuadro, se
muestra la relación
entre el cráneo y
una de sus placas.

Las placas de los estegosaurios han sido otro tema


de debate en paleontología, pues hasta hace muy
poco no se había encontrado ningún esqueleto com-
pleto con placas articuladas. Así pues, las placas se
colocaban en el exterior del esqueleto sujetas en la
ARAGÓN 103

base y cubiertas por piel. La fila de placas se dis-


pondrían en una línea única, o por el contrario en
pares enfrentando las placas, o bien en pares alter-
nándose y tumbadas con las puntas hacia afuera.
Ahora sabemos que las placas se sitúan por pares
alternándose, ¿pero qué función tienen?
Las placas óseas que vemos son un rasgo común y
frecuente en dinosaurios y en cocodrilos. Estas
placas no son pasivas, lo que quiere decir que no
se trata de huesos macizos, sino que su contenido
mineral se pone en circulación gracias a que se
encuentran irrigadas por una serie de vasos san-
guíneos. Estos huesos “activos” tendrían, según
algunos paleontólogos, la función de controlar la
temperatura del cuerpo, lo que no es poca cosa
teniendo en cuenta el gran volumen del animal.
Cada ejemplar en la exposición tiene una pequeña his-
toria paleontológica detrás, pero seguramente que una
de las preguntas que os haréis será: ¿cómo han conse-
guido reconstruir el esqueleto de Brachiosaurus, cuyo
cuello aparecería por la ventana de mi casa que está en
un tercer piso, pues mide 12 metros de altura?

Animales con cuellos largos: Una de las grandes diferencias entre los
mamíferos y los reptiles es que estos últimos pueden mostrar un número
variable de vértebras en el cuello. El plesiosaurio al que nos hemos referi-
do puede tener más de una docena de vértebras en el cuello. De hecho, el
número de vértebras que un plesiosaurio puede tener en ese sector de su
anatomía oscila ¡entre 13 y 76! Poder modificar el número de vértebras del
cuello es una cualidad propia de reptiles y de aves. En los dinosaurios y sus
parientes remotos, el número de vértebras del cuello puede oscilar entre 9
y 19. Por ejemplo, los saurópodos, parientes del Brachiosaurus, suelen
tener entre 11 y 19, y las aves pueden tener hasta 20.
En los mamíferos, los cambios en la longitud del cuello se producen por
alargamiento de las vértebras; muy pocas veces se modifica su número, que
es 7, aún en los mamíferos de cuello largo, como son los camellos, las lla-
mas, los okapis y las jirafas. De todos estos animales, los estudios han
demostrado que el que ha tenido más capacidad para mover el cuello en
todas las direcciones, enroscarlo, girarlo y serpentear con él son los plesio-
saurios acuáticos, que fácilmente nos recuerdan al monstruo del lago Ness.
104 ARAGÓN

Animales con cuellos largos. A la izquierda, dos de los dinosaurios saurópodos de


cuellos más largos (1 al 14 vértebras). A la derecha, ejemplo de mamífero, siempre
con 7 vértebras cervicales.

Dinópolis es el tercer lugar en el mundo donde se


puede contemplar completo Brachiosaurus. El
esqueleto verdadero está en Berlín, y una copia
existe en Tokio. Para reconstruir el ejemplar que
vemos ha habido que calcar los huesos sobre el ori-
ginal montado en Berlín. Toda una obra de ingenie-
ría que se acerca notablemente al espíritu de aven-
2
tura de Dinópolis. Si uno sondea en la historia de
ver Buffetaut, E. Brachiosaurus, la recolección de sus huesos es,
1992.
además, una de las mayores hazañas de la paleon-
Fósiles y Hombres,
Plaza y Janés tología de vertebrados2.
Las excavaciones las realizaron científicos alemanes
en una de sus, por entonces, colonias africanas: la
actual Tanzania. El yacimiento de Tendaguru era
riquísimo en huesos, pero los paleontólogos no con-
vencieron al gobierno de que les proporcionase fon-
dos (¡cómo no!) así que promovieron una suscrip-
ción popular, y fueron las donaciones de profesores
universitarios, banqueros, empresarios y aristócratas
las que permitieron sufragar por tres años las exca-
vaciones. La abundancia era tal, que la mano de obra
de excavadores llegó a 500 personas; fue necesario
organizar un gran campamento para descubrir 185
toneladas de fósiles y realizar un total de 4.300 car-
gamentos en barco desde África hasta Alemania.
Nunca se ha repetido una hazaña semejante.
ARAGÓN 105

La Era de los Mamíferos


Un espacio dedicado a los mamíferos, que constitu-
yeron la fauna dominante después de los dinosaurios,
cierra el recorrido expositivo de Dinópolis. En esta
última sala se presenta también la rica biodiversidad
en mamíferos de la provincia de Teruel, que abarca
un largo lapso de tiempo desde el Aragoniense al
Plioceno.
China es una de Muchos de los grandes mamíferos que pueden con-
las partes del templarse en esta sala proceden del Mioceno, de yaci-
mundo más rica mientos chinos, como el rinoceronte Chilotherium.
en fósiles de todas
las épocas. De Los rinocerontes, se originaron durante el Eoceno,
China son los hace unos 50 millones de años. Sus fósiles más anti-
yacimientos con
restos de los
guos proceden de América del Norte y de Asia, pero a
primeros lo largo del Terciario se expandieron y diversificaron
dinosaurios con por Europa y África. En España se han descubierto
plumas como rinocerontes en la mayoría de los yacimientos del ter-
Sinosauropteryx.
ciario, e incluso se tiene registro de rinocerontes lanu-
En Europa se
conocieron los dos, un equivalente a los mamuts lanudos de la época
fósiles chinos de los hielos (ver Museo de San Isidro, en Madrid,
gracias a las volumen 1). Aunque todos los rinocerontes que cono-
compras que se cemos hoy en día tienen cuernos, uno o dos encima
realizaban de
cargamentos que
del hocico, algunas de las especies extintas pudieron
iban dirigidos a la no tener cuernos, como el rinoceronte chino.
farmacopea china,
pues los fósiles
Los cuernos no tienen un núcleo óseo, sino que están
del cuaternario y fabricados del mismo material que la piel y las pezu-
del terciario eran, ñas, y sólo se apoya en los huesos nasales. Los prime-
y son, utilizados ros rinocerontes eran del tamaño de un carnero, así que
para preparados a lo largo de la evolución su talla se ha ido incremen-
médicos.
tando; de hecho, entre los mamíferos terrestres más
grandes de los que se tenga noticia se cuentan dos rino-
cerontes: Indricotherium y Baluchitherium. El prime-
ro midió 5 metros de altura y pesó unas 30 toneladas;
el segundo, procedente de Asia, midió unos 4 metros.
Las rutas paleontológicas de Dinópolis
Dinópolis tiene previsto extenderse y proporcionar a
los visitantes la posibilidad de recorrer los mejores
yacimientos de la provincia de Teruel. Las rutas
106 ARAGÓN

Animales en peligro de extinción. Cuando miremos los esqueletos de


algunos de estos mamíferos también debemos pensar que hoy en día
algunos de ellos están a punto de extinguirse por la acción del hombre.
Por ejemplo, los rinocerontes, de los que actualmente se conocen 5 espe-
cies (el de Java, Sumatra, indio, blanco y el rinoceronte negro), se distri-
buyen puntualmente en el sur de Asia y África. Por cierto, que los rinoce-
rontes blancos no son blancos: su nombre se debe a una deformación del
término del afrikaans "weit",
que significa ancho (wide). Las
pieles de algunos rinocerontes
carecen de pelo, pero son grue-
sas, a veces con grandes plie-
gues y gránulos. Algunas de
estas especies cuentan con sólo
60 supervientes, y la que más,
con 10.000. Los rinocerontes
son prácticamente irrecupera-
bles y si no se interviene, acaba-
rán extinguiéndose. Cráneo de rinoceronte actual, se muestra en
la fotografía los dos cuernos de queratina.

seleccionadas pasan por Albarracín, para mostrar los


yacimientos del Jurásico marino. Su paisaje y la tra-
dición en el estudio de sus faunas ha hecho de esta
localidad un enclave estratégico para los paleontólo-
gos, donde además está el Museo de Paleontología
de Albarracín. Las otras localidades elegidas son
famosas por sus descubrimientos en dinosaurios:
Galve, Mas de las Matas y Peñarroya de Tastavins.
Los yacimientos catalogados son de edad Cretácica.
En esta guía se tratan el Museo de Galve y Parque
del Maestrazgo (que incluyen las localidades de
Mas de las Matas y de Castellote). Peñarroya es un
bonito municipio donde se ha encontrado el fósil
articulado de un gran dinosaurio saurópodo. Se trata
de una nueva especie, Tastavinsaurus, de la que se
conoce un gran número de partes esqueléticas. El
municipio ha gestionado dónde emplazar el aula
dedicada a este dinosaurio.
El recorrido cuenta también con los yacimientos de
Rubielos de Mora y Concud, muy conocidos por sus
fósiles de plantas, insectos y mamíferos del terciario.
ARAGÓN 107

En Rubielos de Mora vereis uno de los mejores


registros de insectos fósiles del Terciario.
Los insectos son
artrópodos
hexápodos. El
término
artrópodos hace
mención a las
patas articuladas
de este grupo de
animales, que
agrupa a
Myríapoda y
Chelicerata junto
a Hexápoda y
Crustácea y
Trilobites. Los
grupos con
registro fósil más
repreasentativo
son: hexápodos, En Concud la asociación descubierta es una de las
crustáceos, mejores de que se tenga noticia en Europa. Se han
euryptéridos descrito por vez primera una serie de especies: un
(extintos), bóvido, un cérvido y el can más antiguo conocido,
xiphosura y
trilobites Canis cipio de una antigüedad de entre 9 y 5 millo-
(extintos). nes de años.
Dinópolis es un lugar ante el que no podemos que-
darnos indiferentes; estoy segura de que su visita ha
de dejar huella en los más jóvenes.

Localidades
incluidas en la
ruta de Dinópolis
debido a su rico
patrimonio pale-
ontológico.
108 ARAGÓN

PARQUE CULTURAL DEL MAESTRAZGO


MAS DE LAS MATAS Y CASTELLOTE
TERUEL: Ayuntamiento de Mas de las Matas y Grupo
de Estudios Masinos. Las Escuelas, 2 - Mas de las Matas
978 848112 - 978 84880
Eras Geológicas: 200 a 100 m.a.
Registro fósil: Invertebrados marinos,
dinosaurios, cocodrilos, peces y plantas
Clasificación:
Interés:

Mas de las Matas y Catellote son dos de las localidades reunidas en el


Parque cultural del Maestrazgo. Castellote es conjunto histórico-artís-
tico con un castillo
templario y, en su
casco urbano, exis-
ten elementos góti-
cos y palacios no-
bles. El Museo de
Mas de las Matas
consta de varias
salas, de arqueología
y paleontología. Se
puede visitar también
el molino harinero y
una almazara de
aceite del siglo XVII.
La oferta al aire libre se desarrolla alrededor del río Guadalope, existen
senderos clasificados de gran recorrido para aquellos que deseen un
paseo por sus hoces desde La Algecira a Villarluengo. Mas de las
Matas tiene fácil acceso desde la carretera de Madrid-Montalbán-
Alcorisa N-211. Desde Alcorisa hay una desviación a Mas de las Matas
y Castellote. El Museo de Mas muestra una buena colección de res-
tos paleontológicos y arqueológicos. Se abre a diario de 9,30 a 13,30,
los festivos hay que concertar la visita con antelación. Los grupos tie-
nen precios especiales. La zona de Matarraña pertenece al
Maestrazgo, tiene un bello paisaje especialmente en primavera y en
otoño. Se ha creado una gran mancomunidad turística formada por 41
municipios, que incluyen a Galve (Teruel) y San Mateu (Castellón) (para
documentarse ver www.maestrazgo.org, o bien las oficinas de turis-
mo). El Parque cultural ha procurado una buena infraestructura de alo-
jamientos (de turismo rural: maestur@maestrazgo.org y servicios hote-
leros turismo@maestrazgo.org).
ARAGÓN 109

El término de La provincia de Teruel cuenta con dos Parques


"Maestrazgo" se Culturales: el del Río Martín y el del Maestrazgo.
refiere a lo que ha
quedado de las
En el caso del Parque Cultural del Maestrazgo,
ricas y poderosas son 47 los municipios que lo componen, en un
órdenes militares área que engloba 10 conjuntos artísticos, 615
españolas que cre- emplazamientos arqueológicos, 70 yacimientos
cieron durante el paleontológicos inventariados y 49 puntos de inte-
medioevo en áreas
muy extensas rés geológico. Además, se han recuperado los espa-
como el Campo de cios naturales en torno al río Guadalope y a sus
Calatrava (Ciudad afluentes: Val del Jarque, Pitarque, Guadalopillo,
Real), en Mérida o Bordón y Bergantes. Sin duda, el equipo de gestión
en esta zona entre
Teruel y Valencia.
del Parque, así como los municipios, están realizan-
Dice Pío Baroja: "El do una ímproba labor para dar a conocer la riqueza
Maestrazgo es una de la zona, con numerosas oficinas de turismo, car-
comarca aislada; teles, mesas de información, etc., que os facilitarán
en realidad, inde- la organización de vuestro viaje.
pendiente de
Valencia y de El Parque Cultural del Maestrazgo nace de un pro-
Aragón; es como yecto de desarrollo rural integral acogido a la inicia-
una plataforma
alta, erizada de tiva comunitaria y autonómica. En esta zona se han
montes como creado varios proyectos dedicados a la geología, la
conos truncados, paleontología, la arqueología, la naturaleza y la
verdaderos casti- arquitectura del Maestrazgo. Uno de esos proyectos,
llos naturales, limi-
dedicado a la arqueología, tiene gran éxito, pues se
tada por los anti-
guos reinos de ha instalado en las "Grutas de Cristal", un museo,
Cataluña, Aragón y Museo de Molinos, donde se expone uno de los
Valencia y extendi- hallazgos más relevantes de la arqueología aragone-
da hasta el sa, una mandíbula de un cromañón adulto, de unos
Mediterráneo. El
Maestrazgo es un 30 años. Los primeros estudios vinieron a afirmar
país seco, árido, que se trataba de el resto humano más antiguo
frío; pero, sin encontrado en Aragón (de unos 30.000 años de anti-
embargo, tiene güedad), pero, aunque se le ha concedido gran publi-
recursos para su
cidad al hallazgo, la realidad es que está por probar
población. Es un
país de guerrille- su antigüedad, y los historiadores están más por
ros...". Y es que en creer que el resto no pasa de los 2000 años.
el siglo XIX, con las
guerras carlistas, el Vinculado a la riqueza ecológica y paisajística, tenéis
Maestrazgo adqui- el Centro de Interpretación de la Naturaleza de
rió renombre, pues Villarluengo, y si os gusta la arquitectura, el Centro de
ahí se hizo fuerte Interpretación del Patrimonio Arquitectónico del
el general Cabrera,
apodado "El Tigre
Maestrazgo de Mirambel. La extensión y belleza del
del Maestrazgo". Maestrazgo permite que nos confeccionemos distintas
110 ARAGÓN

rutas. Una de las posibilidades es dirigirse al


Maestrazgo de Castellón y visitar, por ejemplo, los
Museos de Morella y de San Mateo (ver Comunidad
de Valencia en el volumen 4 de ésta serie).
A continuación os doy una explicación más extensa
de los puntos de interés paleontológico y geológico
de la zona.
El Museo Municipal de Mas de las Matas
y el paraje de Castellote.
Castellote fue el núcleo principal de una encomien-
da que en la baja Edad Media reunió a varias locali-
dades, entre las que se incluía Mas de las Matas. Esta
encomienda se conoce desde el siglo XII y más ade-
lante pasó a formar parte de la Orden de los
Maestres. Castellote percibía las ganancias de los
"treudos", forma de propiedad compartida cuyas car-
gas pagaban los campesinos. Hacia 1600, las aldeas
que formaban la encomienda reclamaron su inde-
pendencia y en Castellote –cuyo centro histórico aún
hoy nos da idea de la grandeza que tuvo en otro
tiempo– hubo una revuelta, pues se resistía a perder
poder y jurisdicción. Hoy, las localidades se han
vuelto a unir en la Mancomunidad Portal del
Maestrazgo para mostrarnos su patrimonio.
Respecto del El Museo de Mas de las Matas es resultado de la
nombre de Mas importante labor realizada colectivamente por
de las Matas,
jóvenes y entusiastas científicos que han creado el
conviene saber
que remite a un Grupo de Estudios Masinos y a quienes apoya el
tipo de municipio, mediante la subvención de varios pro-
construcción yectos de investigación y una revista. En esta loca-
propio de esta lidad, además, se han recuperado el molino harine-
zona de Teruel. El
"mas" (palabra
ro y la almazara de Jaganta. El Museo se ha creado
catalana) es un con una infraestructura de cierta envergadura, pen-
conjunto de sando en el futuro, pues tiene un horario bien esta-
edificaciones blecido y cuenta con personas que trabajan en la
acopladas al
catalogación de los fósiles que constituyen la base
espacio que las
rodea y al modo de sus colecciones. Estas colecciones, que nacieron
de vida de sus de donaciones de aficionados a la Paleontología, se
habitantes han ido incrementando en los últimos tiempos por
ARAGÓN 111

los trabajos de investigación que se llevan a cabo


en esta rica zona de la Cuenca Media del río
Guadalope. En la actualidad, los fondos poseen
unos 1.000 ejemplares.
La sobriedad y sencillez exterior del edificio no se
corresponde con la dedicación con que se montan las
exposiciones en este museo. Junto a la sección de
Paleontología, hay una sección muy bien documen-
tada de Arqueología y una de Bellas Artes de carác-
ter local. Además, el público tiene a su disposición
unos folletos que, en el caso de la Paleontología, dan
una información general de los ambientes donde se
conservaron los fósiles, los cuales abarcan un inter-
valo de tiempo entre los 200 y los 100 millones de
años de la actualidad, es decir, entre el Jurásico y el
Cretácico.
Toda el área del río Guadalope y sus alrededores
posee un gran interés geológico y paleontológico,
por la gran cantidad y calidad de afloramientos de
edad jurásica. La zona ha sido elegida por numero-
sos científicos para conocer cómo se han ido suce-
diendo en detalle los ambientes y las faunas durante
el final del Jurásico, y algunos de sus yacimientos
son referentes "clásicos". Dichos ambientes corres-
ponden a sedimentos de origen marino, pues el mar
invadió toda esta zona hace unos 180 millones de
años, y durante 60 millones de años Teruel fue una
extensa llanura cubierta de agua.
Las "estrellas" paleontológicas de esta zona son los
ammonites, no sólo por su abundancia, sino por su
belleza y también por sus especiales características.
La particularidad de este mar, y su
aislamiento respecto de los demás
mares de Europa en esta época, dio
lugar a unas asociaciones particula-
res de ammonites (ver Museo del
Los ammonites Mediterráneo en Elche). De nuevo, veréis fósiles
son las “estrellas” que corresponden a organismos, como esponjas,
paleontológicas
de ésta zona.
corales, braquiópodos y conchas de bivalvos. De
los ejemplares expuestos, buscad los artrópodos,
112 ARAGÓN

pues en pocas ocasiones podréis contemplar restos


fósiles de crustáceos del tipo de las "cigalas y lan-
gostas" del Cretácico Inferior.

Crustáceos del Cretácico. En pocas ocasiones se exponen restos de crustá-


ceos, en parte porque su registro fósil era un puzzle. Los nuevos descubri-
miento que se han realizado sobre los crustáceos más primitivos, y en nues-
tro país los del yacimiento de Las Hoyas, en Cuenca (ver Museo de la Ciencia
de Castilla-La Mancha volumen 1 de esta serie), están permitiendo afinar
nuestro conocimiento sobre la evolución de este grupo de artrópodos.
El ejemplar de la exposición, denominado Mecochiridae, es un decápodo de la
misma familia que las formas más habituales de nuestras costas y ríos: cangre-
jos, cangrejos ermitaños, langostas, cangrejos de río y otras especies con formas
de gamba. La evolución de estos grupos comenzó en el Devónico Superior (hace
unos 350 millones de años), pero la gran
diversificación se produjo en los mares
del Jurásico. Algunos autores piensan que
una explosión considerable en la variedad
de formas y nuevas especies se produjo
en coincidencia con la diversificación de
los peces teleósteos modernos. Al parecer
Los decápodos modificaron sus diseños
corporales para evitar así ser depredados,
acortando el cuerpo y escondiéndose en
conchas abandonadas, como el cangrejo
ermitaño.

Cangrejo decápodo de agua dulce del


yacimiento de Las Hoyas denominado
Austrapotamobius, que tiene representantes
actuales. En Mas de las Matas podréis ver
otros decápodos, en este caso marinos.

Cada vitrina tiene un panel explicativo sobre los ras-


gos más notables de la anatomía y ecología de los gru-
pos biológicos a los que pertenecen los fósiles. Cada
ejemplar, a su vez, está identificado por su nombre
científico, en una ficha de color según su antigüedad.
Todo un detalle ha sido incluir también en las vitrinas
algunas fotos realizadas con microscopía de alta defi-
nición, que acompañan al material expuesto.
En el centro de la sala de exposiciones os llamarán la
ARAGÓN 113

atención unos troncos montados de pie sobre unas are-


nas, que reconoceréis con facilidad por su inconfundi-
ble aspecto vegetal. El montaje simula los hallazgos de
un yacimiento próximo a Mas de las Matas, que se
encuentra en el término municipal de Castellote.
Los fósiles de los troncos se pueden visitar en el lugar
donde se descubrieron. Hay folletos que indican cómo
llegar al yacimiento, el sitio está preparado para los
visitantes y cuenta con paneles que documentan los
hallazgos, aunque debo decir que no es fácil llegar,
pues hay que salir del municipio unos 6 kilómetros por
una pista forestal. Los restos consisten en cuatro tron-
cos de entre 1,5 y casi 5 metros de longitud. La posi-
ción en la que se encuentran, junto con los detallados
estudios que se han hecho de sus leños, han servido
para reconstruir su historia. Este análisis casi detecti-
vesco que realizamos los paleontólogos nos permite
retrotraernos a situaciones que, vistas desde la actuali-
dad, nos parecerán casi de Las mil y una noches.
Montaje con restos
de los troncos
fósiles descubiertos
en Castellote y
atribuidos a
sequoias. Los
troncos han dado
información sobre
el clima que hubo
hace unos 105
millones de años.

Los troncos fósiles pertenecieron a grandes árboles del


tipo de las coníferas y, más concretamente, a una espe-
cie relacionada con las actuales secuoyas. Hoy en día,
las secuoyas se localizan en zonas de alta latitud, de
climas fríos y húmedos, con fuertes cambios de una
estación a otra, como ocurre en Canadá. En cambio,
durante el Cretácico las coníferas y las secuoyas vivie-
ron en un clima subtropical, húmedo y cálido. Cuando
se han rastreado en las secciones del tronco fósil las
Secuoya líneas de los anillos de crecimiento, no se han podido
114 ARAGÓN

diferenciar claramente, lo que nos indica que debieron


haber vivido en un clima sin estaciones. Como sabéis,
los anillos de los árboles van cambiando de grosor
según las condiciones climáticas: estacionalmente en
climas tropicales y anualmente en climas templados.
Como podréis ver en el propio museo, los troncos
están sobre arena. Los estudios sobre el tipo de sedi-
mento donde se encontraron los fósiles indica que se
conservaron en un canal de río. Los paleontólogos
suponen que en torno al cauce, en una región pareci-
da a un estuario, no muy lejos de la línea de costa,
debieron crecer frondosos bosques hace 105 millo-
nes de años. El estudio en detalle de su estructura
interna, mediante cortes muy finos, ha revelado que
los troncos ya estaban muertos cuando fueron arras-
trados, y habían perdido sus capas más externas.
Atrapados por el canal, se atravesaron, quedando
paralelos entre sí, y esa es la posición que tienen en
el yacimiento.
Los fósiles de restos vegetales que se exponen en
Mas de las Matas superan en cantidad a muchos otros
museos, pues veréis también semillas del mesozoico.
Un gran número de estos hallazgos proceden de las
minas de lignito que se encuentran en las proximida-
des de Mas, donde se han encontrado restos de tron-
cos e incluso de ámbar.
Para quienes estéis echando de menos los vertebra-
dos, os diré que al fondo hay una serie de vitrinas
donde se exponen restos fósiles de reptiles
que habitaron esta zona en el Cretácico
Inferior. Ya podríais consideraros especia-
listas si acaso habéis recorrido también los
museos de Galve o de Morella. En todos
habréis visto que los dinosaurios son los
restos más abundantes, especialmente los
del herbívoro Iguanodon. Ahora bien, tal
vez la particularidad de los hallazgos de
Dientes de tiburón. Mas de las Matas radica en la abundancia de restos
de placas de tortugas, dientes aislados de peces, tibu-
rones, cocodrilos y de pequeños dinosaurios llama-
ARAGÓN 115

dos barionícidos. Los huesos del cráneo de los bario-


nícidos descubiertos en Inglaterra parecen indicar
que eran dinosaurios disfrazados de cocodrilos:
cuerpo de dinosaurio y cabeza de cocodrilo (ver
Museo Paleontológico y Arqueológico de Salas de
los Infantes en Burgos, para más información acer-
ca de este dinosaurio).

PARQUE GEOLÓGICO DE ALIAGA


TERUEL: Centro de Interpretación de la Minería y
Geoparque - Aliaga
978 77 11 03
Eras Geológicas: 210 a 4 m.a.
Registro fósil: Triásico-Plioceno animales
invertebrados marinos. Restos jurásicos y cretácicos
Clasificación:
Interés:

Desde un punto de vista paisajístico y geológico el enclave de


Aliaga es único. Aliaga creció en los años 50 gracias a la explota-
ción minera de carbón. Esta fuente económica ha decaído recien-
temente, y el paisaje inte-
gra los restos de la minería
con una soberbia geología.
En el Aula de interpreta-
ción de Santa Bárbara se
muestra la riqueza minera y
paleontológica de Aliaga.
Los fósiles de Aliaga se
pueden ver a pie de yaci-
miento, in situ, algo que
resultará de interés. El par-
que geológico de Aliaga se
puede visitar con guía. La
duración de la visita es de unas dos horas, aunque puede ser más
corta. Las visitas guiadas se conciertan, y los grupos pueden ser
de hasta 25 personas. Existen también guías didácticas publica-
das, elaboradas para profesores de primaria y secundaria. El cen-
tro de interpretación de Santa Bárbara se halla a la entrada de
Aliaga, su visita es independiente a la del Parque, si se desea. Este
pequeño museo nos introduce en la paleontología de los fósiles
marinos del jurásico y de los terrestres del Cretácico.
116 ARAGÓN

A Aliaga se llega desde Hinojosa por una carretera


que pasa entre los cortes de uno de los afluentes del
Guadalope: Val de Jarque. Esta es la parte más occi-
dental del Maestrazgo, y en torno a este espacio
natural del Val algunos municipios han promovido
actividades culturales muy imaginativas. Al pasar
por Hinojosa de Jarque habréis visto, por ejemplo,
algunas esculturas modernas al aire libre, que se
integran en el paisaje agreste del entorno. La inicia-
tiva del Ayuntamiento consiste en atraer a jóvenes
creadores plásticos cediéndoles espacios para la rea-
lización de sus obras.
Antes de llegar a Aliaga, en el barrio de Santa
Bárbara os encontraréis con los esqueletos de edifi-
caciones que se dedicaron a la minería del carbón y
a la Central Térmica. Entre los años 50 y 70 del siglo
XX, éste era un centro neurálgico orientado al apro-
vechamiento energético del carbón, y el pueblo llegó
a tener unos 1500 habitantes gracias a esta actividad.
Una visita al centro de interpretación de la minería
Santa Bárbara os hará comprender el funcionamien-
to y la utilidad de este entramado arquitectónico, del
que aún quedan restos de tendidos de cables, vago-
netas, torretas y un embalse. Con el tiempo, las
minas de la zona ya no pudieron suministrar las
toneladas de carbón combustible que se necesitaban
para hacer funcionar la Central Térmica y cerraron
en 1982.
Hoy, Aliaga tiene algo más de una centena de habi-
tantes, pero el pueblo mantiene el porte de haber
sido un centro muy activo entre los siglos XIX y
XX, con minas, molinos de harina y telares. Su cen-
tro histórico, además, cuenta con una iglesia del
siglo XVII y una famosa ermita a la vera del río
Guadalope. Aliaga cuenta también con un castillo
árabe que se refortificó en 1838, pues este municipio
resultó ser una plaza carlista controlada por el propio
"Tigre del Maestrazgo".
El Parque Geológico de Aliaga está documentado al
detalle (tal vez excesivamente especializado). Un
ARAGÓN 117

geólogo profesional, el Dr. J. L. Simón, fue su pro-


motor, y los muy enamorados de la geología pueden
adquirir la extensa guía que está a la venta en el cen-
tro de visitas. El Parque tiene una extensión de apro-
ximadamente 7 kilómetros y se desarrolla en torno a
11 puntos de interés. Aunque está bien señalizado,
conviene disfrutar la riqueza geológica de esta zona
con la ayuda de un guía que nos enseñe "el idioma
de las piedras". No dudéis, pues, en hacer la visita
guiada, ya que no se tiene fácilmente oportunidad en
nuestro país.
En cada uno de los puntos de interés encontraréis
paneles y mesas de interpretación –construidas, por
cierto, en baldosas de cerámica–, frente a bellas
panorámicas. En ellos se resalta el "movimiento" del
paisaje, es decir, la deformación de las rocas a causa
de los movimientos del interior de la Tierra. Esas
deformaciones se denominan estructuras tectónicas
y, dependiendo de la elasticidad y plasticidad de las
propias rocas, pueden ser pliegues –cuando los
materiales tienen cierta plasticidad–, o fallas –cuan-
do el material es frágil. Tanto los pliegues como las
fallas abundan aquí. Alguno querrá –y no podrá–
imaginar qué fuerza es necesaria para plegar la cor-
teza terrestre, pues ni entre las historias épicas o
míticas existe un titán capaz de ello, ni Hércules ni
el gigante Kumbarkan, por mencionar sólo a dos.
Únicamente la presión de un continente contra otro
puede producir semejantes plegamientos. Los que
veréis en Aliaga ocurrieron hace unos 70 millones de
años, cuando África comprimió la corteza terrestre
al chocar contra Europa y formar, así, las cordilleras
que rodean al Mediterráneo, en un movimiento que
se denomina "Alpino".
Pero el paisaje que vemos es también resultado de
otras alteraciones. El agua, el viento, los hielos y las
lluvias lo modelan, aunque también cuentan la natu-
raleza de las rocas, sus pendientes y su altura, así
como la intensidad de los ciclos climáticos. El relie-
ve del paisaje que vemos se ha configurado en épo-
118 ARAGÓN

cas relativamente recientes, desde la


época pleistocena, a caballo entre perio-
dos glaciales y aquellos donde las tem-
peraturas fueron más templadas como
las de la actualidad. El Parque de Aliaga
es también un lugar propicio para obser-
var la relevancia de estos factores.
Las rocas, en general, están formadas
por materiales distintos que tienen una
procedencia y un modo determinado de
constituirse. Unas rocas llegan directa-
Aspecto general mente del interior de la Tierra, como masas de
del paisaje de magma fundido que cuando alcanzan la superficie se
interés geológico enfrían y consolidan; a estas rocas se les llama mag-
de Aliaga.
máticas. Otras rocas que ya estaban en la corteza
terrestre se ven sometidas a altas presiones y tempe-
raturas por enterramiento, transformado su naturale-
za de origen; estas son las metamórficas. Pero tam-
bién tenemos las sedimentarias, que son las que
podéis ver en Aliaga. Se trata
de rocas que se han formado a
partir del desgaste y la erosión
de rocas más antiguas, cuyos
restos y fragmentos han sido
arrastrados y depositados
como sedimentos en ríos, lagos
o mares. Estos procesos han
ocurrido muchas veces, y
siguen ocurriendo, en la Tierra.
Panel explicativo Las rocas sedimentarias más antiguas de Aliaga son
de la geología del Triásico, pero también podemos ver los sedi-
de Aliaga. mentos que formaron rocas del Jurásico y del
Cretácico, hasta los de la actualidad. Estos sedimen-
tos son los que nos hablan de los paisajes que exis-
tieron en la Aliaga de hace unos 200 millones de
años: llanuras costeras, plataformas someras, zonas
de lagos, llanuras de marea, meandros de ríos, cana-
les, deltas, cinturones de marismas, bahías y estua-
rios, litorales, etc. Todos estos paisajes se fueron
sucediendo en el tiempo, y los geólogos son capaces
de interpretar su secuencia.
ARAGÓN 119

En el recorrido no es nada difícil ver los fósiles en


las mismas rocas que los contienen. Encontrar un
fósil siempre produce emoción, así que conviene
dejarlo en su lugar para que otros también puedan
sentir ese gusto. En uno de los lugares señalados en
el itinerario podréis ver, por ejemplo, un banco de
ostreidos apilados en las arenas de lo que se ha reco-
nocido como una zona próxima a la costa.
Encontraréis también abundantes conchas de bival-
vos de un tipo especial llamado "rudista" en una
caliza procedente de una plataforma marina. A con-
tinuación os indico los fósiles más comunes que
encontraréis, pero seguro que con el guía seréis
capaces de ver muchos más.

Toucasia, Trigonia, Exogyra e Hippurites. Son bivalvos cementantes,


también denominados ostreidos (del tipo de las ostras). Estas conchas
son muy desiguales entre sí: una valva es convexa, o cónica y larga, algo
irregular pero siempre adaptada al sustrato donde se cementa; la otra
valva, en cambio, se ha modificado a modo de tapa. Estos ostreidos se
apilan formando bancos o arrecifes.
Entre los bivalvos cementantes más modificados habría que considerar a
los Rudistas, que tienen dos conchas sumamente transformadas, una
cónica y alargada y la otra con forma de tapa plana. Son conchas que
copian la morfología de los corales y, de hecho, ocupan las zonas del arre-
cife donde los corales se desarrollaban peor. Estos animales, los rudistas,
debieron de alimentarse utilizando algas como simbiontes. Los rudistas
tienen un registro abundante durante el Jurásico y Cretácico; uno de los
rudistas más abundantes es Hippurites.

Cartel anunciador de
una de las rutas del
Parque, donde se
representan los fósiles
de bivalvos (o
lamelibranquios) que se
encuentran in situ a pie
de carretera. Los tres
ejemplares son bivalvos
cementantes (ver
Museo de Estepona, Andalucía y Museo de Atienza, Guadalajara, volumen 5 y
1 respectivamente de esta serie).
120 ARAGÓN

MUSEO PALEONTOLÓGICO DE GALVE


TERUEL: Museo Paleontológico de Galve
978 77 60 47
Eras Geológicas: 150 y 120 m.a.
Registro fósil: Jurásico-Cretácico
dinosaurios, cocodrilos, reptiles voladores,
huellas de dinosaurios
Clasificación: FALTA
Interés:

Galve es un pequeño municipio localizado en un enclave natural


excepcional. Además del Museo de paleontología se puede visitar
la Iglesia de la Asunción, que tiene un interesante retablo del siglo
XVII dedicado a la expulsión de Satanás a los infiernos. La pequeña

sala de paleontología tiene una buena colección de diversos tipos


de dinosaurios y el cráneo de un cocodrilo enano. Aquí uno llega a
percibir la riqueza de la fauna y flora de hace unos 130 millones de
años. Podemos llegar desde la carretera N-234 a Teruel desviándo-
nos por Bueña, cruce que se sitúa a pocos kms de Monreal del
Campo. También se puede acceder desde Montalbán y desde
Teruel por la carretera N-420. El Museo está abierto todos los días
de la semana de 10 a 14 y de 16 a 20 por la tarde. Existe un peque-
ño centro de información en el Museo para poder organizar la vista
a las huellas y yacimientos de dinosaurios que hay en la zona. Se
dispone con tal fin de un automóvil con 6 plazas. La visita a la
pequeña sala de exposición dura unos 30 minutos y es guiada.
ARAGÓN 121

Galve es un pequeño municipio de algo más de una


centena de habitantes, oculto entre las sierras de la
Cordillera Ibérica. Es, para el amante de los fósiles,
una especie de cofre protegido por la propia natura-
leza, pues se sitúa en el centro de un sinclinal que
aquí se muestra como una depresión formada por un
plegamiento de las rocas que lo circundan, y en las
que radica su riqueza fosilífera.
La llegada al pueblo desde lo alto nos da la posibili-
dad de pararnos unos minutos y otear este cofre lleno
de pasado. Si a alguno os gusta disfrutar de la belle-
za que tiene la geología, los minerales y las rocas, de
su grandeza en el paisaje, no deberíais conformaros
sólo con esta vista general: en Galve se puede visitar
también una montaña de arcilla y su explotación
minera al aire libre. Gran parte del material fosilífe-
ro recogido procede precisamente de estas minas.
El registro geológico de Galve es extenso y abarca
unos millones de años que se circunscriben entre los
periodos Jurásico y Cretácico de la Era Secundaria o
Mesozoica (piensa en un intervalo de unos 50 millo-
nes de años). A esta época corresponde una gran
variedad de animales, especialmente de dinosaurios y
cocodrilos, que dominaron las faunas terrestres de
entonces. Es evidente que a lo largo de ese tiempo los
paisajes cambiaron, pero, en general, esta zona fue
una región próxima a la costa, de aguas poco profun-
das, tropical, con altas temperaturas y zonas pantano-
sas en las que se mezclaban agua dulce y salobre debi-
do a la confluencia de ríos, y donde el barro, el lodo y
las arcillas se acumulaban. Y digo tropical porque
estaréis en los trópicos cuando visitéis el Galve de los
dinosaurios, a pesar de que en la actualidad los invier-
nos ahí son crudos, pero ya sabéis que el tiempo juega
malas pasadas y que la Península se ha movido de
latitud varias veces a lo largo de su historia geológica.
El Museo Paleontológico de Galve está justo a la
entrada del pueblo, al que por cierto cruza el río
Alfambra. Consta de una sala de exposiciones que
alberga restos fósiles de los numerosos yacimientos
122 ARAGÓN

que se pueden visitar, así como las


reproducciones a tamaño natural de
dos dinosaurios que habitaron estas
tierras durante el Cretácico Inferior:
Iguanodon y Aragosaurus. Este
museo ha sido circunscrito al gran
Reproducciones Parque Cultural del Maestrazgo, y un Aula de
a tamaño Interpretación forma parte de una de las rutas pale-
natural de
dinosaurio.
ontológicas de Dinópolis. De modo que la oferta es
doble. En el Aula de Dinópolis se hace un buen repa-
so a los mejores fósiles descubiertos en Galve, ilus-
trados con expléndidas maquetas a tamaño natural o
en el caso de los microfósiles, aumentados.

Aula de
Dinópolis donde
se muestran
expléndidas
ilustraciones a
tamaño natural
de los mejores
fósiles
descubiertos en
Galve.

En el Museo podéis negociar vuestra visita a los yaci-


mientos del entorno y recorrer las zonas donde se han
descubierto huellas de dinosaurios. Merece la pena
hacer la visita, pues entraréis en otra dimensión, la
geológica, y el paisaje desde esta perspectiva es exci-
tante. Además, podréis experimentar en carne propia
lo duro que es extraer el material paleontológico de
estos terrenos, especialmente en verano.
Pero Galve tiene otra historia: la historia humana, pues
en esta localidad han excavado muchos paleontólogos
españoles (incluida la autora) y extranjeros (franceses
y alemanes, por ejemplo) desde los años 60, cuando
casi no había ni dónde dormir ni qué comer, y había
que contar con la hospitalidad de los vecinos, espe-
cialmente de uno de ellos: el Sr. José María Herrero,
quien al compás de las idas y venidas paleontológicas
adquirió sus conocimientos sobre fósiles y hoy es
ARAGÓN 123

quien se hace cargo del museo. Su pasión y el celo con


que trata el tema de los fósiles lo muestra a través de
historias que sólo suceden a los aficionados: "me caí y,
al levantarme, tenía clavado un fósil en el codo, en la
mano o en cualquier otra parte". A mí nunca me ha
sucedido esto, debe ser que los fósiles recompensan
siempre a sus seguidores más sagaces.
El Museo no es grande; apenas tiene unos 30 metros
cuadrados, pero el recorrido ilustrado por el Sr.
Herrero o por su hijo os hará disfrutar. Algunos de
los reptiles y dinosaurios hallados en Galve forman
parte de las faunas dominantes de las capas rojas del
Weald, que se extienden por la región septentrional
de la Península y a las que podréis seguir la pista si
continuáis la ruta hacia el Maestrazgo y paráis en el
Museo de Mas de las Matas, Teruel, o en el Museo
de Morella, en Castellón.
Durante el comienzo del Cretácico, las fau-
nas de reptiles y dinosaurios iguales a los
de Galve se extendían hasta Bélgica y
Alemania. Los paleontólogos han recono-
cido en esas faunas algunos de los ejem-
plares más emblemáticos de entre los dino-
saurios de Europa: el gran herbívoro
Iguanodon y los cocodrilos llamados
Iguanodon goniofolis (cocodrilo de morro anguloso) y bernisar-
tia, además de tortugas, salamandras y peces.

Esqueletos
montados del
dinosaurio
Iguanodon que se
descubrieron en
la mina de
Bernissart
(Bélgica). A la
derecha,
vértebras de la
región dorsal de
este dinosaurio
descubiertas en
Galve.
124 ARAGÓN

Estamos acostumbrados a que los dinosaurios más


excepcionales nos lleguen del continente americano,
por sus imágenes, sus películas y sus descubrimien-
tos, y en cambio, desconocemos las faunas europeas
que son igualmente excepcionales; por ejemplo,
Iguanodon es un dinosaurio que camina con los pul-
gares levantados, a modo de espolones, y fue el
resultado de un gran descubrimiento hecho hacia
1878 en las minas de carbón de Bernissart, en
Bélgica.
En su libro “Fósiles y Hombres”, el paleontólogo Eric
Buffetaut cuenta que cuando los obreros de la mina,
que trabajaban a 300 metros de profundidad, encontra-
ron una gran bolsa de arcilla que contenía una especie
de masas petrificadas envueltas en un mineral dorado
creyeron que habían descubierto un bosque de troncos
cubiertos de oro. Pero no era así; se trataba de más de
una decena de ejemplares completos de dinosaurios
iguanodontes, que se extrajeron de semejante profun-
didad (¡y sin helicópteros!) para ser restaurados en una
iglesia, pues su tamaño excedía las dimensiones de
cualquier edificio. Los bloques, protegidos por yeso,
debían tener unos 9 m2 de superficie, y una vez limpios
y restaurados se descubrió que lo que en principio
parecía "oro" era, en realidad, pirita. Este envoltorio de
pirita hizo difícil la restauración del material, pues
influía en la descomposición de los ejemplares cuando
éstos se exponían al contacto con el aire. Los dinosau-
rios y los demás fósiles tuvieron que ser tratados, para
preservarlos de su destrucción, ¡con arsénico!, lo que
sin embargo ponía en peligro a los paleontólogos que
trabajaban con los huesos para describirlos –una histo-
ria similar a lo que sucedía con los libros prohibidos en
la novela de Umberto Eco “El nombre de la Rosa”. En
la actualidad, los ejemplares de iguanodon rescatados
de Bernissart se encuentran encerrados en una gran
urna de cristal en el Museo de Historia Natural de
Bruselas, para evitar así su progresiva destrucción.
Muchas similitudes existen entre Bernissart y los yaci-
mientos de Teruel y Castellón de épocas semejantes.
ARAGÓN 125

También en esta provincia hay una minería de carbón


activa, y a pocos kilómetros de Galve, en la localidad
de Aliaga, podéis ver un Aula Museo dedicada a esta
minería, donde los fósiles se encuentran, igualmente,
entre arcillas. Sobre los iguanodontes encontraréis
información de primera mano en el Museo de Morella
en Castellón, pues allí se han encontrado las piezas
más completas de ese tipo de dinosaurio. En Galve, tal
vez lo más llamativo sea una serie de vértebras de la
cola que muestran ciertas patologías, pues alguna se
encuentra deformada, quién sabe si por reúma, por la
cicatrización de una herida o la fractura del hueso.
Galve también comparte con Bernissart la existencia
de restos de cocodrilos. El ejemplar más completo
descubierto de la exposición es el pequeño cocodrilo
Bernissartia, y cuyo cráneo se expone en el Museo. El

Dibujo del cráneo del cocodrilo


Bernissartia (realizado por A. de la
Iglesia). El cráneo del ejemplar mide
unos 7 cm. A la izquierda, fotografía
y dibujo de una sección del fémur de
este cocodrilo fósil. Las líneas
numeradas representan anillos de
crecimiento. Este individuo tenía
unos 7 años a su muerte.
126 ARAGÓN

cráneo de este cocodrilo es muy parecido al de los


cocodrilos actuales, aunque aquél comería moluscos y
animales con concha dura (tal vez tortugas), pues sus
dientes son globosos; además, viviría en lugares aso-
ciados a cauces tranquilos de agua. Sólo existen en el
mundo dos ejemplares completos de este cocodrilo, y
uno está delante de vuestros ojos. Cuando estudié este
material, me interesó saber si el tamaño tan pequeño
del ejemplar se debía a su joven edad, o si estaba
delante de una forma enana. Esto de la forma enana
no os extrañe, porque durante el Mesozoico existieron
cocodrilos enanos que no llegaban a medir más de 30
centímetros. Para resolver la duda corté un hueso de
la extremidad, y así pude saber que el animal tenía, al
morir, sólo 6 o 7 años de edad, de modo que se trata-
ría de un adulto de talla pequeña.
Repasemos, pues, lo que encontraréis en el Museo. La
riqueza paleontológica de Galve está en los dos extre-
mos de vuestra atención: lo microscópico y lo macros-
cópico. Ambas dimensiones conllevan esfuerzos muy
diferentes. En los documentales estamos acostumbra-
dos a ver excavaciones de grandes ejemplares, pero la
micropaleontología implica un esfuerzo extraordina-
rio, que consiste en extraer toneladas de tierra, lavarla,
prepararla, mirarla a la lupa y separar los granos de
arena de los fósiles. En Galve se han encontrado, por
ejemplo, dientes microscópicos de dinosaurios carní-
voros y de cocodrilos, huesecillos de extremidades de
ranas y salamandras, dientes y escamas de peces y
tiburones y una muestra única de dientecillos de algu-
nos de nuestros parientes mamíferos.
De toda esta serie microscópica, lo más valioso desde
el punto de vista de la evolución son precisamente los
mamíferos. Para que tengáis una idea del esfuerzo que
supone encontrar un mamífero de hace 150 millones de
años, os diré simplemente que para descubrir un diente
hay que lavar una tonelada de tierra. Se conocen muy
pocas familias de nuestros primeros ancestros que
vivieron en la Era Mesozoica, en torno a 20, y lo que se
tiene son sobre todo dientes o fragmentos aislados. De
ARAGÓN 127

modo que aunque no sean fósiles espectaculares, pues-


to que hay que mirarlos con lupa o con microscopios de
gran potencia, su relevancia es enorme. Galve es uno
de los pocos sitios de España donde se han hallado
dientes de mamíferos de esta época. Uno de estos dien-
tes se ha reproducido en una maqueta en el Aula de
Dinópolis. Hay que pensar que estos primeros mamífe-
ros medirían unos 10 o 15 cm de longitud total, y que
durante más de 50 millones de años no formaron parte
de las faunas dominantes.
Al primer mamífero del Triásico Superior se le atribu-
yen hábitos de vida nocturnos, y posiblemente se ali-
mentaba de insectos. En Galve se han reconocido ya
varios tipos diferentes de estos pequeños comedores de
insectos, y podréis seguir los descubrimientos en un
panel del museo. Ahí están nuestros diminutos ances-
tros, junto a los grandes dinosaurios: de 10 centímetros
a más de 10 metros. En algún momento se dijo, tal vez
en un alarde de soberbia, que los mamíferos habían sido
los causantes de la extinción de los dinosaurios. Se
cuentan anécdotas graciosas sobre si estos pequeños
animales se "comieron los huevos de los dinosaurios",
pero esto sólo son elucubraciones sin fundamento. De
hecho, en la actualidad son muchos los animales que se
alimentan de los huevos que dejan otros y no causan la
extinción de estas especies. El lagarto monitor, por
ejemplo, se alimenta de huevos de cocodrilos. Los dino-
saurios, además, fueron durante el Cretácico tan diver-
sos como pueden ser los mamíferos en nuestros días.
Así que a desechar cualquier idea en este sentido.
A la salida se dispone de una pequeña lupa que os per-
mitirá observar algunas de las pequeñeces encontradas
por el Sr. Herrero al lavar y tamizar el sedimento.
Dientes de peces son los restos más abundantes, pero
también hay pequeños huesecillos de las extremidades
de anfibios y de lagartos, así como cocodrilos muy
jóvenes, cuyos cráneos miden unos 3 cm de longitud.
También ha conservado otras curiosidades, como por
ejemplo un coprolito (o hez fósil) con los restos de
escamas de pez.
128 ARAGÓN

YACIMIENTO DE BUEÑA
TERUEL: Yacimiento paleontológico - Bueña
Eras Geológicas: 150 m.a.
Registro fósil: Huellas de animales marinos
Clasificación:
Interés:

Afloran estratos con huellas gigantes producidas por animales


invertebrados marinos. Desde el yacimiento se tiene una boni-
ta vista de las formaciones geológicas que caracterizan la zona.
Bueña se sitúa en la ruta de entrada a Galve en un desvio de la

carretera de Daroca a Teruel, a 4 kilómetros de Monreal del


Campo. Bueña es el primer municipio que nos encontramos, y
nada más entrar en el pueblo se indica el yacimiento, que se
encuentra subiendo a la parte alta del municipio. El acceso al
yacimiento esta cuidado y tiene unas escaleras y un mirador
desde donde podemos avistar las huellas. Para continuar la ruta
si nos dirigimos a Galve, sólo hemos de seguir hacia Argente y
Perales de Alfambra.
ARAGÓN 129

En ocasiones, los que nos perdemos por las carrete-


ras secundarias tenemos alguna que otra gratifica-
ción, pues hallamos la bondad del paisaje y de los
pequeños pueblos. El yacimiento de Bueña puede
ser otra de esas gratificaciones, pues no se halla en
una ruta de paso, sino que hay que desviarse de la
carretera general que llega a Teruel desde Daroca.
Bueña se encuentra en la comarca de Calamocha y
sus campos se han dedicado al cultivo del azafrán,
como así se encarga de recordarnos un Museo del
Azafrán que se encuentra en la localidad próxima de
Monreal del Campo.
En el mirador que se ha construido para observar el
yacimiento se han colocado unas mesas de interpre-
tación. Algunas palabras del texto os podrán resultar
desconocidas: por ejemplo, "paleobiocenosis" o
"horst". Estas dos palabras, aunque poco comunes,
son las que nos llevarán a las respuestas que muchos
estaréis buscando en este lugar, pues seguramente os
surgirán de inmediato preguntas como: ¿qué son
esos tubos con aspecto de grandes masas venosas?,
o bien, ¿por qué el yacimiento se encuentra en una
pared vertical?
Conviene, para empezar, acudir a la etimología de la
palabra paleobiocenosis: paleo quiere decir antiguo;
bio, relativo a los organismos, y cenosis, asociación,
es decir, asociación de los organismos que se han
hallado en el yacimiento. El texto resulta revelador y
sorprendente, porque los tubos que apreciamos son
las huellas de animales que vivieron en los fondos
marinos de una plataforma próxima al litoral hace
unos 150 millones de años.
El yacimiento se encuentra en una pared levantada y
en vertical; ¿cómo es esto posible? Porque la oroge-
nia Alpina deformó estos terrenos mesozoicos,
doblando las rocas y formando pliegues. El término
horst procede de la geología y es el nombre que reci-
ben los bloques de tierra que se han levantado a con-
secuencia de dos fallas (corrimiento o quiebra de
terrenos geológicos) que han actuado solidariamente.
130 ARAGÓN

Pero lo más importante del yacimiento, que es cier-


tamente majestuoso, es el tamaño de los rastros, lla-
A la derecha,
fotografía del rastro
fósil atribuido a
crustáceos del
yacimiento
Mesozoico de
Bueña.
Reconstrucción del
paisaje submarino
hace unos 180
millones de años,
donde se produjeron
las huellas.
mados precisamente Megaplanolites ibericus. Se
trata de huellas con un diámetro de entre 20 y 30
centímetros. Son huellas rectas, en forma tubular,
que se entrecruzan a distintos niveles sin llegar a
cortarse los túneles entre sí. El tubo en relieve que
vemos resulta ser la cara inferior de un surco hecho
en el fondo del mar, es decir, estamos viendo el subs-
trato donde fue excavado.
El relleno de los surcos crea este aspecto tubular. En
un corte, en sección transversal, se aprecia que el
relleno tiene un sedimento diferente, y su origen
pueden ser los propios detritos del animal que pro-
dujo el rastro. Se cree que estas huellas gigantes
podrían ser depresiones causadas por un animal que
paciera en el fondo, o bien fuese originada por su
desplazamiento. En este caso, se atribuyen a un
artrópodo crustáceo (es decir, a un animal inverte-
brado con esqueleto externo y con patas articuladas,
como las gambas y los langostinos), pero como se
puede uno imaginar, es muy difícil reconocer al
autor de una huella con precisión. De hecho, existen
otras posibilidades: un gusano, por ejemplo.
La belleza de este yacimiento y su registro fósil ha
conducido a la conservación de este lugar, que por
cierto aparece en numerosas revistas internacionales
de gran prestigio.
ARAGÓN 131

PARQUE CULTURAL DEL RíO MARTíN


TERUEL: Aula de Paleontología - Alacón
Aula de Interpretación de Geología y Centro de
Interpretación de Arte Rupestre - Ariño
Oficina de turismo - Montalbán
978 81 80 70 - 978 81 70 42 - 978 75 04 52
Eras Geológicas: Desde 400 m.a.
Registro fósil: Invertebrados y vertebrados
marinos, dinosaurios y restos vegetales
Clasificación:
Interés:

El trazado del Rio Martín guarda en sus abrigos y alrededores un


importante legado geológico, paleontológico e histórico. Toda
esta riqueza patrimonial se ha integrado en un Parque Cultural que
va desde Albalate del Arzobispo, Ariño, Alacón, Oliete, Obón
hasta Montalbán. En el
recorrido podréis visi-
tar importantes yaci-
mientos arqueológi-
cos y paleontológicos.
Es relevante el arte
rupestre levantino, y
los yacimientos íberos
y romanos. Conviene
organizar la visita al
Parque previamente,
para ello hay una ofici-
na en Alacón. Los fósi-
les se muestran en el
Aula de Paleontología de Alacón. Montalbán es la puerta del
Parque Cultural del Rio Martín desde la N- 211. El Aula de inter-
pretación de Geología de Montalbán nos permite tener una idea
general sobre las características de su paisaje y relieve. A lo largo
del parque, en cada centro, existen folletos anunciando activida-
des alternativas, visitas guiadas, rutas o senderos educativos, visi-
tas en bicicleta. Algunas de las propuestas que se ofrecen son
únicas como por ejemplo las Rutas de las Bodegas y las Balsas.
Los horarios de visita difieren en cada uno de los centros o aulas
de interpretación. En Ariño el Centro Rupestre abre de martes a
sábado en verano de 9 a 13 y de 15 a 19, en invierno de 8 a 15.
El centro de Paleontología de Alacón y el de Geología de
Montalbán abre el fin de semana, pero podéis concertar la visita
por teléfono.
132 ARAGÓN

El área en torno al río Martín es una de las zonas más


pintorescas de la provincia de Teruel. Los municipios
que conforman el Parque Cultural que lleva el nombre
del río pertenecen a distintas comarcas: la de las cuencas
mineras de Montalbán, Obón, Alcaine, la comarca de
Andorra, Oliete, Alacón y Ariño y la comarca del Bajo
Martín (Albalate del Arzobispo). Aragón es la comuni-
dad autónoma pionera en la articulación y creación de
Parques Culturales, y éstos están funcionando gracias al
entusiasmo de ayuntamientos y ciudadanos, que han
visto en ellos una vía digna de desarrollo sostenible.
El Parque del Río Martín tiene su centro de coordina-
ción en Alacón, pero cada municipio desarrolla activi-
dades particulares y potencia alguno de los aspectos
culturales y patrimoniales del Parque. No puede esta
guía entrar a describir con detalle cada faceta de ocio,
cultura y patrimonio del Río Martín, así que es acon-
sejable que para organizar vuestra estancia, activida-
des y visitas os pongáis en contacto con la oficina de
Alacón. Sabed, en todo caso, que tenéis varios tipos de
senderos educativos en torno a los municipios que se
extienden a lo largo del río. En estas páginas, no obs-
tante, vais a encontrar la descripción de tres centros: el
de interpretación de Geología de Montalbán, el Aula
de Paleontología de Alacón y el centro de interpreta-
ción de Arte Rupestre de Ariño.
Estimar el tiempo que os puede llevar esta ruta es difí-
cil y dependerá de vuestros intereses personales. Un
viaje relámpago a los puntos álgidos del Parque, que
ofrecen la visita a Centros y Aulas de interpretación,
se puede realizar en una jornada, aunque un poco apu-
rada y muy intensa. Debéis también tener en cuenta
los horarios de los centros y los días de apertura para
planear adecuadamente el viaje. Consultad para ello
la ficha técnica de la cabecera.
Centro de Interpretación de Geología y
Espeleología de Montalbán
En pocos kilómetros en los aledaños del cauce del
río Martín, la geología y el paisaje cambian constan-
ARAGÓN 133

En éste Centro temente, pues desde el extremo norte del Parque, en


podréis tomar ahí Albalate del Arzobispo, hasta el extremo sur, en
nota de los pun-
Montalbán, cruzamos por varias edades geológicas
tos de mayor
interés geológico desde el Terciario al Carbonífero. Así pues, recorre-
del Río Martín (la remos unos 275 millones de años en sólo 50 kilóme-
sima de Oliete es tros. El Carbonífero y el Triásico afloran en las pro-
espectacular, por ximidades de Montalbán; el Jurásico se localiza en
ejemplo), e inclu-
so contratar a
Obón y en Alcaine; el Cretácico en Obón, Alcaine,
unos guías para Josa, Oliete, Alacón y Ariño y, finalmente, el
que realicen con Terciario aflora en la parte más baja del río Martín,
vosotros la visita en Albalate del Arzobispo.
a dichos puntos.
Existen también A pesar de lo poco acostumbrados y educados que
folletos con rutas estamos para percibir y comprender la geología, y esta
señalizadas como
ruta es un lugar privilegiado para ello, ya que además
"senderos educa-
tivos" de lugares de su belleza contáis con la posibilidad de visitar el
próximos a Centro de interpretación de Geología, en Montalbán.
Montalbán (El
Portillo en Peña Convendría que este centro constituyera la primera
Roya o los graba- parada de vuestra visita al Parque, entre otras cosas
dos rupestres de por el emplazamiento de Montalbán en un otero de
Peña Roya o de color rojo intenso del Triásico, donde además se han
Valdemiguel), en
los que se han
hallado huellas fósiles (que, más adelante, podréis
instalado mesas ver en Alacón). El propio centro, en sí, ya merece la
de interpretación, pena, pues se trata de una cueva bajo la iglesia de
de modo que si Santiago el Mayor que fue utilizada como bodega.
camináis sin guía La cueva horada los terrenos triásicos formados por
os ayudarán a
comprender arcillas y yesos, muchas veces dispuestos como cica-
aspectos concre- trices en la roca y que indican por ellos mismos las
tos del paisaje. fuertes condiciones de aridez y evaporación que
tuvieron esos ambientes en aquel periodo.
El Centro de interpretación mantiene los espacios de la
bodega original, y se ha buscado una estética adecua-
da que da a la exposición cierto encanto. Una parte
está dedicada a los términos de la geología más habi-
tuales, y una columna estratigráfica construida con
bloques de material originales del Parque nos permite
distinguir el aspecto, color y textura característicos de
las rocas de cada uno de los periodos que dominan el
paisaje. El centro se dedica a tratar de explicar la cons-
trucción y la riqueza de las cuevas y simas cársticas
con que cuenta la zona, es decir, un modelado del
134 ARAGÓN

relieve formado por cavernas, torcas, dolinas, etc.,


debido a la disolución, por la acción del agua, que
sufren determinadas rocas como las que llevan carbo-
natos (la caliza, el mármol), o bien los yesos.

Los Yesos son unas rocas llamadas evaporitas. El yeso se forma por pre-
cipitación química, igual que cuando dejamos un recipiente con agua y
sales y se evapora el agua: quedan en el fondo las sales disueltas. En las
rocas triásicas, este mineral se precipitó a partir de los sulfatos disueltos
en el agua de albuferas y bahías, en climas cálidos y secos.

Dos detalles del


Centro
interpretación
de Geología de
Montalbán. A la
izquierda, rocas
del Triásico con
yesos. La zona
es rica en
grutas y cuevas
a la derecha.

Tendremos ante nosotros una rica muestra de aparejos


de espeleólogos, utilizados en sus descensos a simas,
grutas y cuevas. Algunas reconstrucciones recrean los
espacios de cuevas y minas así como, se muestran
también las estructuras cársticas más frecuentes (desde
la formación de simas y estalactitas hasta rocas de tra-
vertinos). Así pues, aunque el centro sea pequeño,
resulta atractivo tanto para mayores como para niños.
A la salida del Centro, no viene mal un paseo por la
ciudad amurallada, que nos recuerda que fue centro
relevante en la Edad Media. La iglesia, construída en
los siglos XIII y XIV y de estilo gótico-mudéjar, es
uno de los edificios de mayor interés de la arquitec-
tural mudéjar de Aragón. Su espacio interior diáfano
y sus paredes desnudas desde la guerra civil, sobre-
cogen.
ARAGÓN 135

Aula de Paleontología de Alacón


Siguiendo hacia el norte, rumbo a Alacón, podéis
deteneros un momento en otros municipios del
Parque en los que el paisaje es soberbio, como Obón
y Alcaine. La riqueza fosilífera de estas dos localida-
des está reseñada en el Aula de Paleontología de
Alacón, y con justa razón. De los cálidos mares del
Jurásico de Obón proceden, por ejemplo, los restos de
un cocodrilo marino, poco frecuentes en la Península.
El municipio de Alacón, aunque pequeño, está bien
cuidado, y cuenta, además con su Aula de paleontolo-
gía, con senderos señalizados para caminar o para
recorrer en vehículo los puntos donde hay abrigos
rupestres. En el Aula podemos apreciar una cuidada
selección de los fósiles más representativos de los dis-
tintos periodos geológicos. En la planta inferior, una
placa negra con restos de helechos os recordará que
esta zona tiene restos del Carbonífero, de hace unos
360 millones de años.
El guión expositivo es muy claro, y para cada una de
las épocas de la geología del Parque se combinan
maquetas o los
Fósiles que se
exponen en el Aula
esqueletos más
de Paleontología de emblemáticos
Alacón. A la que se conocen
izquierda, aspecto en el registro
del tronco de un
mundial, junto
árbol Sigillaria del
Carbonífero (hace con el material
unos 360 millones fósil recogido
de años). A la en la zona .Co-
derecha, huellas de mo muestra de
reptiles del Pérmico
(hace unos 240
ello, hay una
millones de años) sala en la plan-
atribuidas a ta inferior,don-
Rhynchosauroides. de podréis se-
De estos reptiles sólo
guir los descu-
se conocen sus
huellas. brimientos de huellas del Triásico que, muy cerca de
Montalbán, debieron dejar un grupo muy primitivo de
antiguos reptiles, que llevan los nombres de
Rhynchosauroides y Sinaptichnium. Se complementan
136 ARAGÓN

estas huellas con la maqueta reconstruida en tamaño


natural de Eryops entre la maleza y el molde de un
esqueleto completo de Seymouria. Eryops y
Seymouria son dos foráneos en este museo, pues su
verdadero registro es norteamericano, pero están aquí
representados porque ambos son fósiles emblemáticos
del Pérmico y Triásico. Desde el punto de vista de la
evolución ambos son también ejemplos paradigmáti-
cos, que aparecen en cualquier libro de paleontología.
Eryops es uno de los predecesores clave de la evolu-
ción de los anfibios modernos (ranas, salamandras y
cecilias), y Seymouria es el eslabón clave para com-
prender la evolución de los amniotas (es decir, de los
animales que se liberan del medio acuático para poner
huevos, como los mamíferos, las tortugas, los lagartos,
los cocodrilos, las aves, los dinosaurios y otros).
Al subir a la planta segunda podréis apreciar la
riqueza de los invertebrados de la Era Mesozoica,
durante el Jurásico. Toda esta fauna es marina: cora-
les, esponjas, braquiópodos y conchas de bivalvos y
de ammonites. Son los ambientes marinos los que
dominan en esta época en Teruel, pues el mar inva-
dió toda esta zona hace unos 180 millones de años,
y durante aproximadamente 60 millones fue una
extensa llanura cubierta de agua con una rica fauna
donde además de los invertebrados se han descu-
bierto restos de un reptil marino.
Esponja, Braquiópodo
y Bivalvo. En el pasillo de entrada a la sala, justo enfrente de una
placa que contiene una gran mandíbula de un reptil
marino, se exponen dos moldes de los esqueletos com-
pletos de los reptiles marinos más frecuentes de los
mares jurásicos. Si miráis estos moldes, descubriréis
Plesiosaurio que los ictiosaurios son animales con cuerpos pareci-
dos a los delfines, mientras que los ple-
siosaurios son los que han dado imagen
al "monstruo del lago Ness". Estos ani-
males no son dinosaurios, como erróne-
amente señalan algunos libros de divul-
gación, sino que se trata de una radiación
de reptiles única, con muy distintos crá-
ARAGÓN 137

neos, que se adaptaron a la vida acuática y fueron acti-


vos nadadores, tal vez capaces de recorrer largas dis-
tancias entre los continentes, pues algunas de sus espe-
cializaciones señalan que tenían glándulas para elimi-
nar la sal acumulada del mar y la procedente de los
peces y otros animales marinos que ingerían en su
dieta.
La que quizá es la atracción mayor del Aula está en
esta planta y anuncia los tiempos del Cretácico. Aquí
es donde los niños disfrutan de una maqueta, en
tamaño casi real, de un dinosaurio carnívoro relativa-
mente pequeño pero sin duda pariente cercano de las
aves: los dromeosáuridos. La evidencia más clara de
que ambos son parientes es que ya se ha descubierto
un dinosaurio dromeosáurido con plumas en China y,
sin ir más lejos, la posición que tienen los brazos, ¿no
os recuerda a un pájaro con las alas recogidas?
Los niños seguro que saben quién es Deinonychus, y
Deinonychus que estos dinosaurios dromeosáuridos medían entre 2
y 4 metros de longitud total. Su
rasgo más distintivo es la enorme
garra de su dedo segundo del pie,
que por supuesto la llevaría levan-
tada para caminar. ¿Alguien se
puede imaginar a un águila de más
de un metro cazando? Pues algo
así sería la imagen de este dino-
saurio cazador, que debía dar fuer-
tes saltos para clavar las garras de
sus patas y manos en su presa. Es una lástima no poder
ver a este cazador en acción; muchos paleontólogos
creen que cazaban en manada, y así se representa en
Parque Jurásico, donde los velocirraptores (parientes
de Deinonychus) andan a la zaga para dar caza a unos
niños.
Por supuesto que en esta zona se han descubierto restos
de dinosaurios, y también se tienen noticias de cómo
debieron ser sus ambientes, pues no lejos de donde os
encontráis se han rescatado las hojas de uno de los hele-
chos arborescentes de aquella época. Este descubri-
138 ARAGÓN

En los yacimientos del miento es uno de los


Cretácico inferior mas completos,
(hace unos 100
pues los frondes tie-
millones de años)
próximos a Ariño y a nen más de 70 cm
Alacón se han de anchura. Este
descubierto un gran helecho es un fósil
número de restos muy abundante del
vegetales muy bien
conservados. Muchos
Cretácico Inferior.
de ellos, como el que Con tallos de hasta
se muestra en la 15 centímetros y raí-
fotografía, están ces aéreas separadas
asociados a depósitos
del tronco, las carac-
de carbón. El ejemplar
corresponde a un terísticas de su cor-
fronde completo de teza y de sus hojas
una cicadal, una indican que podía soportar altas temperaturas.
planta que ha dejado
descendientes y En la tercera planta encontraréis una alegoría del fin
actualmente es muy de los dinosaurios, pues se expone la maqueta de un
utilizada en jardinería. asteroide, causa supuesta de su extinción (para saber
más sobre la composición de los meteoritos, ver el
Museo de la Facultad de Ciencias en Valencia). El
Terciario en esta zona de Aragón dejó depósitos emi-
nentemente continentales, de modo que veréis solo
restos de mamíferos terrestres. Los fósiles expuestos
corresponden a grandes muelas de animales herbí-
voros y carnívoros. El Museo está intentando poten-
ciar el estudio paleontológico de los rellenos de grie-
tas y cuevas del Cuaternario. Las cuevas son trampas
capaces de conservar información sobre las biotas
que existieron en estos parajes con sistemas monta-
ñosos y cañones que se abren a amplios barrancos.

¿Quién puede haber entrado en una cueva? Algunos estudios están mos-
trando que la información que podemos extraer de una cueva es increíble
(véase Atapuerca en este volúmen o el Museo de Orce, en Granada, volu-
men 5). Por ejemplo, en la provincia de Guadalajara se acumularon en las
cuevas, durante el cuaternario, los siguientes animales: erizos, musarañas,
topos, murciélagos, hamsters, ratones de campo, lirones, ratas, castores,
puercospines, marmotas, topos, ardillas, liebres, conejos, perros, lobos,
hienas, linces, gatos monteses, tejones, leones de las cavernas, leopardos,
osos pardos y de las cavernas, zorros, uros, cabras, corzos, ciervos, ovejas,
ARAGÓN 139

rebecos, jabalíes, cerdos, asnos, caballos, rinocerontes y humanos. Sin


duda, los restos en las cuevas nos permiten reconstruir el tipo de faunas
y ecosistemas que existieron hace unos pocos miles de años.

El Aula de Arte Rupestre de Ariño


Cuando recorráis el Parque, formado por los cañones
y barrancos del Río Martín y de sus afluentes, pen-
sad que estaréis haciendo la misma ruta que vuestros
parientes humanos de hace unos 6.000 años. A lo
largo del Río Martín se produce una gran concentra-
ción de abrigos naturales que han sido decorados
con pinturas rupestres y que forman parte de lo que
se denomina arte rupestre levantino. En estos abri-
gos se suceden pinturas de varios estilos que evolu-
cionan en distintas fases que van desde los 6.000
años hasta el arte esquemático de hace 1.800-1.700
El arte levantino es años a. C. Este arte el levantino es exclusivo de la
exclusivo de la zona
zona oriental de la Península, y se desarrolla entre
oriental de la
Península. las serranías próximas al litoral: desde el margen del
Su calidad y belleza Prepirineo hasta Murcia. La relevancia de estas pin-
es tal que todas turas y su calidad y belleza es tal que todas están
están consideradas consideradas como Patrimonio de la Humanidad.
como Patrimonio de
la Humanidad. Los pobladores de estas sierras fueron grupos que se
mantuvieron aislados de las revoluciones agrícolas,
ganaderas y metalúrgicas que comenzaron en el
Mesolítico, probablemente porque las costumbres de
esta sociedad cazadora eran más adecuadas para estas
sierras. Se piensa que estos abrigos debieron ser lugar
de reunión o bien santuarios en los que se reproduci-
rían pinturas de animales, cacerías o actos sociales.
En algún yacimiento se han podido colectar restos de
los animales que estos pobladores comían, como jaba-
líes, corzos, ciervos y conejos. Curiosamente, no son
éstos los animales dibujados, pues las pinturas refle-
jan otros intereses distintos a los de la alimentación y
la caza, dado que aparecen asnos, toros y alguna ser-
piente.
En el Aula, una sala se ha dedicado a la evolución
humana, tal vez generando un poco de confusión en
140 ARAGÓN

este entorno, pues todas la pinturas corresponden ya


a nuestra propia especie (Homo sapiens), y todas
fueron realizadas en tiempos históricos. Quizá
hubiese sido más interesante destacar la evolución
de los aspectos diferenciales de nuestra conducta
compleja, como ornamentar el cuerpo, el uso de
materiales para la construcción de herramientas, el
uso del fuego, la música, el arte y el simbolismo.
El Aula de Interpretación se encuentra a la entrada
del pueblo de Ariño. El edificio del Centro de
Interpretación de las Pinturas es un antiguo colegio
reestructurado, y se han preparado los espacios para
que se vean con claridad, y a muy buen tamaño, las
pinturas rupestres. El Aula se muestra con la ayuda
de un guía que hace que la visita sea más provecho-
sa. Ahora bien, antes de salir del municipio pasaréis
por unas rocas que se encuentran al borde de la
carretera. En esas rocas veréis que el antiguo sedi-
mento de una zona de marisma con ostras y conchas
fue pisoteado por dinosaurios que dejaron más de un
tipo de huellas.
ARAGÓN 141

YACIMIENTO DE MURERO
ZARAGOZA: Ayuntamiento - Murero
976 80 09 68
Eras Geológicas: 500 m.a.
Registro fósil: Animales marinos, trilobites
Clasificación:
Interés:

Paraje natural enclavado en las rocas más antiguas con restos


fósiles; zona de interés paisajístico localizada en el Parque del
río Jiloca. La zona reúne algunos centros de interés como la
Laguna de Gallocanta y el Monasterio de Piedra. Murero aún no
cuenta con un Aula de interpretación, de modo que la visita a
los yacimientos es para los muy enamorados de los fósiles. Los

yacimientos están bien documentados gráficamente, con pane-


les de explicación sobre la geología y paleontología. Una vez en
Murero, los yacimientos se localizan a 1,7 km desde la Plaza del
Ayuntamiento (Plaza de Aragón) dirección Calatayud-Zaragoza
N-237. Veréis a pié de carretera a vuestra derecha un panel y
unas escaleras de madera. Las sendas señaladas forman parte
de un circuito por los montes municipales donde afloran las
rocas de las formaciones palezoicas. El paseo necesita de buen
calzado. El otro yacimiento se localiza mas adelante a 1 o 2 km;
a vuestra izquierda, encontraréis otro panel en la cuneta. En
este punto sólo están los paneles, no hay sendas a recorrer.
142 ARAGÓN

El yacimiento de Murero, en Zaragoza, está encla-


vado en los aledaños del río Jiloca y ha sido declara-
do bien de interés cultural. Actualmente sólo pode-
mos ver una pequeña parte de lo que será, en el futu-
ro, el Parque Cultural del Jiloca Medio, pero en las
cercanías de Murero ya se han situado mesas de
interpretación que señalan aquellos monumentos y
espacios naturales que conformarán el Parque, como
por ejemplo el que se encuentra en la curiosa Ermita
de San Mamés.
La figura de "bien de interés cultural", tratándose de
Murero, es para un paleontólogo algo emotivo, pues
este yacimiento es una especie de "Meca" o de yaci-
miento "de culto" ya que en él nos encontramos ante
los primeros fósiles de animales pluricelulares y con
los ambientes en que vivieron. Tal vez parte de la
belleza de esta zona radique en que guarda el miste-
rio de la vida de nuestros más remotos parientes ani-
males. Para que os hagáis una idea de la trascenden-
cia de este lugar, os diré que nos remite al momento
de la historia de la vida en que aparecen por vez pri-
mera las esponjas, los corales, los braquiópodos, los
bivalvos, los gusanos anélidos y otros gusanos, los
Esponja,
Braquiópodo y precursores de animales con vértebras, los equino-
Equinodermo. dermos, etc.
Saber que España es el lugar de Europa que tiene la
España es el lugar de
Europa que tiene la
mejor exposición de rocas y la secuencia más com-
mejor exposición de pleta que muestran la mayor revolución que ha tenido
rocas y la secuencia la vida en nuestro Planeta impone cierto respeto. De
más completa que hecho, la nomenclatura que se utiliza para denominar
muestra la mayor
los estratos corresponde con los lugares donde afloran
revolución que ha
tenido la vida en estos niveles cuya antigüedad es de unos 543 millones
nuestro Planeta. de años: "cordubense" (de Córdoba), "ovetiense" (de
Oviedo),"murerense" (de Murero), por supuesto, etc.
Los afloramientos de Murero se han integrado en el
paisaje de la zona, pues se han declarado bienes de
interés cultural varias parcelas de dominio público,
y uno puede caminar a lo largo del monte entre fósi-
les. Estos terrenos públicos se localizan a las afue-
ras de Murero, a 1,7 km desde la plaza del pueblo en
ARAGÓN 143

dirección a Zaragoza. Unas mesas de madera situa-


das en la margen derecha de la carretera y unas
escalinatas también de madera nos anuncian que
estamos en uno de esos lugares. La protección
actual, y la importante colaboración de los ciudada-
nos del municipio, conocedores de su patrimonio,
está acabando con la rapiña, pues estos yacimientos
han sido durante mucho tiempo expoliados sistemá-
ticamente por la codicia de muchos mal llamados
aficionados a la paleontología, tanto nacionales
como extranjeros.
La historia del yacimiento de Murero comienza hace
más de un siglo, en 1826, cuando se dan a conocer
los primeros restos fósiles, que consisten en unos tri-
lobites que luego fueron llamados Conocephalites y
Paradoxites. Los trilobites son los fósiles más abun-
dantes de este yacimiento. Se han estudiado ya 58
tipos diferentes, algunos de ellos totalmente nuevos
(Véase Museo Paleontológico de la Universidad
de Zaragoza). Por esta razón, en la primera mesa de
interpretación que veréis en la cuneta aparecen los
dibujos de los cuerpos de estos animales. Los trilo-
Dibujos de los bites tienen un
trilobites más cuerpo muy carac-
abundantes del terístico, que hace
Cámbrico de
referencia al capa-
Murero
razón trilobulado,
PARADOXIDES PARADOXIDES
un lóbulo axial y
(ACADOPARADOXIDES) (ECCAPARADOXIDES) dos laterales o
pleurales, y proba-
blemente ya los
hayáis visto en
alguna ocasión,
pues se trata de
uno de los fósiles
CONDYLOPYGE PERONOPSIS
que con más fre-
cuencia podemos apreciar en las tiendas de naturale-
za. No obstante, este yacimiento es especialmente
rico en especies, lo que me obliga a hacer alguna
consideración sobre su origen y sus modos de vida.
144 ARAGÓN

Trilobites, los "todo terreno" de los mares paleozoicos. Los trilobites tienen
un esqueleto mineralizado externo, que mudaban varias veces durante su
crecimiento. Debido a ello se cuenta, en el registro fósil, con un gran núme-
ro de ejemplares de todas las edades biológicas, desde larvas hasta adultos.
La gran variación de los esqueletos externos de los trilobites a lo largo de los
300 millones de años que duró su linaje –pues dejaron de existir en el
Pérmico –, ha hecho que este grupo esté particularmente bien estudiado. Por
ejemplo, se conoce incluso la existencia de diferencias sexuales en algunas
especies. En la figura podemos seguir muchos de los cambios que se produ-
jeron durante su evolución, muchos de los cuales se produjeron muy pronto
en el origen del grupo, durante el carbonífero.
A pesar de ser un grupo extinto, se conoce bien la relación entre la morfolo-
gía externa de sus cuerpos y sus modos de vida. Por ejemplo, los trilobites que
redujeron sus ojos habitaron en zonas profundas (incluso enterrados), a las
cuales no llega la luz. Pero otros evolucionaron de modo divergente y desa-
rrollaron ojos hipertrofiados, algunos ciclópeos (con un solo ojo gigante). Estos
últimos trilobites eran capaces de detectar incluso las luces de baja intensi-
dad de las aguas marinas turbias o profundas. Quizá lo que mejor recordemos
de los trilobites es que se enrollan como las cochinillas, rasgo que sucedió a
partir del Devónico. Este mecanismo de defensa entraña una serie de modifi-
caciones en sus cuerpos que han de estar coordinadas para resultar eficaces.
Obviamente, las partes que se modificaron fueron la zona cefálica y el pigidio
(los últimos segmentos del tronco), pues el tronco está muy segmentado, sien-
do así más flexible. Muchas de estas variaciones corporales son simplemente
cambios en el número de segmentos del tórax, o bien estiramientos de sus
partes. Pero no todos los trilobites crecieron; algunos se miniaturizaron y lle-
garon a medir escasamente unos centímetros. Buenas colecciones de trilobi-
tes se encuentran en: Dinópolis (Teruel), Colección de Adrián Martínez (Soria)

Aproximadamente a un kilómetro del lugar en que


nos detuvimos, siguiendo por la misma carretera
–pero en la cuneta de enfrente–, hay otra mesa de
interpretación. Si os detenéis aquí, podréis ver una
reconstrucción del ambiente del lugar que existió
hace 520 millones de años. Este punto resulta intere-
sante porque se trata de una mesa de interpretación
que se ha adecuado para estudiantes, y especialmen-
te para los de geología. La información es algo espe-
cializada, pero no debemos abandonar el sitio sin
observar un par de cosas. Por ejemplo, que justo
enfrente tendréis la prueba que fundamenta mi afir-
mación previa de que España era el lugar de Europa
con la mejor serie acumulada de estos niveles.
ARAGÓN 145

Las rocas están pintadas con números y letras para ir


recogiendo en detalle la secuencia y los cambios en las
asociaciones de fósiles. En el panel podemos ver una
columna con números del 1 al 7 en su margen izquier-
do. Estos números corresponden a los de las rocas. En
cada intervalo de tiempo se señala un tipo diferente de
trilobite, que está dibujado en la reconstrucción de los
fondos marinos que podéis apreciar en el panel. Así, el
número 3, Protolenus, fue la forma más característica
del intervalo de tiempo entre la roca numerada con el
2 y la que tiene el 4. Esta asociación entre la secuen-
cias de las rocas y su contenido fósil forma parte del
estudio de la Bioestratigrafía, una rama muy valiosa de
la Paleontología.

Composición que El otro punto sobre el que quiero llamar la atención


muestra, a la
se refiere a los organismos que componen el fondo
izquierda, aspecto
del yacimiento de marino en la reconstrucción. Retened por un momen-
Murero. A la derecha, to que existen formas que están fijas en el sustrato,
interpretación sobre otras que están enterradas en el fondo y otras que se
el ecosistema de encuentran sobre su superficie. Esto que es tan
Murero hace unos
500 millones de
común en la actualidad supuso una verdadera revolu-
años, un mar somero ción en la vida. Para saber en qué consistió esa revo-
donde habitaron los lución os remito al capítulo de introducción de esta
primeros animales. guía (ver CD adjunto). Espero que, una vez leído,
comprendáis por qué los paleontólogos creemos que
este yacimiento es La Meca de la historia de la vida.
146 ARAGÓN

MUSEO PAEONTOLÓGICO DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA


ZARAGOZA: Facultad de Geología. Campus de la Universidad, Plaza
de San Francisco - Zaragoza
639 56 01 84
Eras Geológicas: 520 a actualidad
Registro fósil: Todos
Clasificación:
Interés:

El Museo Paleontológico se encuentra dentro del recinto de la


Universidad, en la Facultad de Geología, y dentro del
Departamento de Paleontología. El Museo se encuentra en el
interior de la Facultad, y tiene horario de 10.30 a 13.30 y de
16.30 a 21 de lunes a viernes, y los sábados sólo de mañana.
Las visitas pueden ser guiadas previo aviso y duran unos 50

minutos. Este es el único museo de ciencias naturales que exis-


te en Zaragoza para colegios e institutos, tiene, además, una
fuerte implantación popular, pues ha reunido a unas 300 perso-
nas en torno a su Sociedad de Amigos. Gracias a estos fondos
se edita una revista sobre Naturaleza en Aragón (ver
www.museo-paleo.unizar.es)
ARAGÓN 147

El Museo Paleontológico se encuentra dentro del


recinto de la Universidad de Zaragoza, y aunque no
está señalizado, este se ubica en el edificio de la
Facultad de Geología. El Museo nace en los años
ochenta a raíz de los estudios de la Licenciatura en
Ciencias. Desde su comienzo se potenció la relevancia
de los fósiles como bien didáctico y patrimonial, así
que el museo depende de la Universidad y del
Gobierno de la Comunidad Autónoma. Su labor didác-
tica se extiende a muchos niveles, pues recibe unos
20.000 visitantes al año, que son en especial escolares.
El Museo es el depositario de los fósiles propiedad del
Gobierno de Aragón, los gestiona, cataloga, y registra
el material que se extrae por especialistas en las cam-
pañas de excavación, acoge el material que incauta la
Guardia Civil, las donaciones particulares, y los inter-
cambios realizados con otras instituciones. Tiene cata-
logadas unas 15.000 piezas, siendo los fósiles de
invertebrados los más abundantes. El Museo alberga
un espacio dedicado a mantener la tipoteca, pues
muchos de los ejemplares de su catálogo son nuevas
especies descubiertas por vez primera en los yaci-
mientos de Aragón. Sin duda, es esta una de las
Comunidades más ricas en fósiles de España. Esta par-
ticularidad ha determinado que el gobierno de Aragón
sea sensible al sentido patrimonial de los fósiles. De
hecho, en muchos museos de la Comunidad de
Aragón, encontraréis párrafos dedicados a la legisla-
ción, advirtiendo que no se pueden colectar fósiles sin
permiso, y que estos son patrimonio de la comunidad.
Más que un gran espacio expositivo, encontraréis una
buena colección de ejemplares, que se han ordenado
con objetivo académico docente. Los fósiles son utili-
zados como apoyo a la historia de los organismos en la
Tierra. Para que este objetivo se cumpla habréis de
hacer una visita guiada. Así podréis recorrer los gran-
des eventos biológicos como la "explosión de anima-
les " en el Cámbrico, la extinción de los dinosaurios, la
aparición de los homínidos en el cuaternario. Entre los
fósiles expuestos existen excelentes ejemplares.
148 ARAGÓN

Los fósiles de las vitrinas


centrales son las joyas del
patrimonio paleontológi-
co de Aragón. Entre los
más impresionantes están
dos cráneos completos,
uno corresponde al de un
gran pez Paleozoico
Vitrinas del museo. (Devónico), y el otro al de un cocodrilo marino del
En la parte superior,
Mesozoico (Jurásico).
cráneo de un pez
del Devónico. Los cocodrilos marinos fueron reptiles que hubieron
transformado su anatomía hacia una locomoción apta
para nadar. El cráneo y el cuerpo del
animal que veis tiene un diseño
hidrodinámico, su grado de penetra-
ción en el agua debió de ser conside-
rable pues tenía el cuerpo desnudo
como el de un delfín, y las extremi-
dades estaban modificadas en aletas,
mientras que la cola se asemejaba a
la de un tiburón. Además a todos
estos rasgos hay que añadirle la vise-
ra ósea que se proyecta por encima
de sus órbitas. Esta visera ósea iría
acompañada de un anillo óseo cons-
truido por una serie de piezas dis-
puestas como el diafragma de una
En la parte cámara fotográfica. Este anillo estaría incrustado en su
superiorde la foto, enorme globo ocular reforzándolo, y permitiendo un
en recuadro, cráneo
de un cocodrilo
mejor enfoque visual, mediante el ajuste de los anillos.
marino descubierto
en el Mesozoico de
Los mejores yacimientos de Aragón
Ricla (Zaragoza). El eje que verifica este espacio expositivo son los
Estos animales se
yacimientos.
alimentaban de
peces y eran buenos El yacimiento de Murero en Zaragoza nos muestra los
nadadores. Entre los biotas de los mares de hace unos 550 millones de años
cocodrilos vivos el
falso gavial es el que (ver Yacimiento de Murero). En la vitrina que se le
guarda ciertas dedica podéis ver trilobites y animales con esqueleto
semejanzas con el duro, mineralizado, junto con fósiles procedentes de
cocodrilo de Ricla. animales de cuerpo blando semejante a gusanos.
ARAGÓN 149

Combinar en un mismo yacimiento los dos tipos dife-


rentes de hallazgos no es frecuente, y sólo se produce
cuando las condiciones de fosilización son únicas.
Durante el Mesozoico los yacimientos localizados en la
Península Ibérica han dado fama mundial a esta
Comunidad. Los del Jurásico Medio, por ejemplo, son
ricos en ammonites, y en esta comunidad se han descu-
bierto que algunas especies endémicas, es decir, que sólo
habitaron en esos mares someros que circundaban el este
de Iberia. Hacia la mitad del Mesozoico, en el Cretácico
Inferior, los fósiles más importantes de Aragón son plan-
tas. Se conocen grandes troncos de árboles de la zonas de
las cuencas mineras de la provincia de Teruel (ver
Museo de Mas de las Matas, en el Maestrazgo). Otros
yacimientos como el de Arén en Huesca, ha puesto al
descubierto uno de los momentos clave de la historia de
los dinosaurios justo unos dos millones de años antes de
su extinción. Los estudios que se están realizando en
Arén vienen a decir que la diversidad de las faunas de
dinosaurios se mantuvo hasta el final del Cretácico, de
modo que estos se extinguieron súbitamente.
Los yacimientos Los yacimientos más ricos de Aragón corresponden a
del Teerciario de los del Terciario. Para que podáis tener una idea de su
Aragón, son de
importancia, se puede decir que la riqueza de estos
gran riqueza. Han
permitido yacimientos ha permitido reconstruir la secuencia, y la
reconstruir la sucesión de las faunas de los macro (grandes) y micro
secuencia, y la (pequeños) mamíferos que vivieron en la Península
sucesión de las entre unos 20 y 1,8 millones de años. El yacimiento de
faunas de los
macro (grandes) y
Rubielos de Mora (Teruel) muestra restos de plantas
micro (pequeños) y de anfibios que habitaron próximos a un lago de hace
mamíferos que 20 millones de años. Otros yacimientos se comenzaron
vivieron en la a estudiar en 1700, como Concud, y aún hoy siguen
Península entre
proporcionando datos importantes de su fauna.
unos 20 y 1,8
millones de años. Los yacimientos del Terciario son tan importantes en
Aragón que se han utilizado sus nombre para identifi-
car intervalos de tiempo en geología. Para reconstruir
la historia y sucesión de las faunas en el Planeta, hay
que caracterizar el registro geológico mediante el con-
tenido fósil. Cuando se tiene muy buena información,
porque hay gran abundancia de fósiles, como ocurre
150 ARAGÓN

en Aragón, podríamos hacer el paralelismo entre el


registro geológico y ver una película fotograma a foto-
grama, donde estuviesen los personajes en acción.
En Aragón se han descrito cuatro pisos: Rambliense,
Aragoniense, Turoliense y Alfambriense. La sucesión
completa del Aragoniense tiene 200 metros de espesor y
abarca un intervalo de tiempo entre 17 y 11 millones de
años. Para que un piso se describa y se acepte su deno-
minación, ha de estar caracterizado por un excelente
contenido en fósiles que representan faunas de un perio-
do distinto a los ya reconocidos. El Aragoniense es un
piso cuyos límites (inferior y superior) han sido acotados
por la primera aparición en el registro fósil español de
dos équidos: Anchiterium y Hipparion, que
son inmigrantes de procedencia norteamerica-
na. Con el estudio de los yacimientos de
Calatayud-Daroca en Aragón, y gracias a los
avances técnicos introducidos en España por
los paleontólogos holandeses, entre los que
destaca la figura de Remmert Daams, los res-
Hipparion tos fósiles de los pequeños cricétidos (roedores) pasaron
a caracterizar los límites de este piso.
Los Cricétidos son hamsters. Actualmente se
conocen 25 especies de estos roedores de
tipo ratón. Estos se han adaptado a condicio-
nes áridas y frías. Son verdaderos especialis-
tas en almacenar la comida en los abazones,
unos pliegues cutáneos que rellenan cuando
forrajean hierbas. Otra de las características
Hamster peculiares de los hamsters es que hibernan en sus
madrigueras.
ARAGÓN 151

OTROS MUSEOS DE ARAGÓN

MUSEO MUNICIPAL DE JOSA


TERUEL: Ayuntamiento de Josa
978 810 278
Eras Geológicas: 100 m.a.
Registro fósil: Invertebrados marinos y dinosaurios

Próximo a la localidad de Montalbán, hacia el norte, se encuen-


tra el desvío al Municipio de Josa. El Municipio se enclava en un
marco geológico de gran riqueza fosilífera. Uno de los yaci-
mientos próximos a la localidad ha proporcionado invertebra-
dos marinos del Mesozoico, el otro es rico en restos de anima-
les continentales mesozoicos (dinosaurios).

MUSEO PALEONTOLÓGICO DE ALBARRACÍN


TERUEL: Plaza Mayor, 1 - Albarracín
978 710 251 - 978 700 400
Eras Geológicas: Entre 120 y 10 m. a.
Registro fósil: Invertebrados marinos y mamíferos

Albarracín está declarada Monumento Nacional desde 1961. Es


una ciudad singular por su arquitectura y paisaje. La oferta en
museos es amplia: Museo diocesano, de juguetes antiguos, de
forja y el paleontológico. El entorno paisajístico ha llevadoa
declarar la zona como Parque Cultural. Este valle excavado en
arenas rojas tiene además ricos restos arqueológicos. El museo
abre sábados y domingos de 11 a 14 y de 17 a 20 horas duran-
te los meses de julio a septiembre. En días festivos el horario se
prolonga.
El museo aloja una colección privada con un gran número de
fósiles de diferentes procedencias. Los que proceden de yaci-
mientos de Teruel corresponden a organismos marinos del
Paleozoico y Jurásico así como mamíferos terciarios. En las
proximidades a Albarracín, se halla el paraje protegido de los
Pinares de Rodeo. En esta zona se descubrieron abrigos con
arte rupestre levantino.
152 ARAGÓN

AGRADECIMIENTOS:
No puedo mencionar una a una a las personas que me han dedicado su tiempo para
poder llevar a término la realización de esta guía, porque han sido muchas. Directores
y directoras de museos, de aulas de interpretación o de los parques culturales de toda
España, a todas mi agradecimiento. A mis compañeros de profesión, que gentilmente
me han procurado información sobre sus estudios, sin ellos esta guía jamás hubiese
prosperado. A Nieves López que puso su entusiasmo y afecto revisándola y a Isabel
Rábano que confió desde el primer momento en el proyecto. A los que han viajado con-
migo en las visitas a museos alentándome siempre; mis amigos de Cádiz, Madrid,
Barcelona (a mi madre Ángela, Alicia, Fernando, Nuria, Roberto, Rocío, Rosa). Existe
además una serie de personas que han estado detrás abasteciéndome de información
como Juan Bartina que desde Barcelona contribuyó con sus recortes de noticias de pren-
sa a tenerme al día. Especialmente quiero agradecer a Maria Antonia Fregenal su ayuda,
pues no sólo ha sido quien me ha iniciado en la geología, sino que ha colaborado en la
redacción de las partes dedicadas al contexto geológico de cada Comunidad. Maria
Luisa de la Garza revisó mis expresiones gramaticales. Finalmente, también quiero
agradecer a los compañeros de la Unidad de Paleontología de la Universidad Autónoma
de Madrid por su ayuda, y como no, a mis estudiantes que tuvieron que compartirme
con mi obligada dedicación a esta serie. La elaboración de este proyecto contribuyó a
mi formación para desarrollar las bases del proyecto subvencionado BTE-2001-0185.

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