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Reseñas 189

Diego Armus, La ciudad impura: salud, tuberculosis


y cultura en Buenos Aires, 1870-1950, Buenos Aires,
Edhasa, 2007, 416 p.

La población urbana de Buenos Conquista del Desierto”, cuyo objetivo


Aires pasó de unos 90.000 habitantes, fue eliminar toda presencia indígena de
en 1855, a casi un millón en 1905. El la Pampa, para negociar sus tierras en
principal factor de crecimiento fueron el mercado internacional.
los cambios demográficos debido a los
flujos migratorios. Un primer conjunto Los cambios demográficos fueron
lo configura la inmigración europea, más severos para Buenos Aires, recep-
fomentada por la Constitución argen- tora de miles de inmigrantes que no
tina de 1853, bajo la divisa alberdiana: encontrarían tierras para trabajar como
“gobernar es poblar”; la cual tuvo propietarios, sino solamente como
diversas oleadas durante la segunda arrendatarios de lotes de las compañías
mitad del siglo XIX y la primera mi- de colonización o como aparceros tran-
tad del siglo XX, y afectó sobre todo sitorios en las estancias. Esos cambios
al puerto de Buenos Aires. En pleno se vieron promovidos y afectados por
cambio del siglo XIX al XX, esta evo- acontecimientos de gran continuidad
lución demográfica es muy singular en en el tiempo: la expropiación y la ma-
el contexto latinoamericano, pues, entre tanza de indígenas, los comienzos de la
1830 y 1950, Argentina recibió casi 6,5 industrialización, el crecimiento de la
millones de inmigrantes europeos, fue economía agroexportadora, la urbaniza-
el tercer país receptor en América, des- ción acelerada, la comercialización por
pués de Estados Unidos y Canadá. Un loteo de predios urbanos, el incremento
segundo conjunto de flujos migratorios de la ocupación urbana del suelo, la
es el de los movimientos de migración creación de nuevos barrios obreros, la
interna, sobre todo los originados por la anexión a la ciudad de barrios antes
campaña militar y empresa económica considerados como asentamientos peri-
de 1879, denominada por sus líderes “la féricos. A esto se suma el desarrollo de

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la infraestructura urbana durante las tres La ciudad impura explora, en la


últimas décadas del siglo XIX, que am- historia del puerto de Buenos Aires, el
plió masivamente el acceso a servicios periodo anterior al momento en que la
como transporte, iluminación pública, tuberculosis se volvió una amenaza fan-
acueducto, tratamiento de residuos, red tasmagórica, más basada en el recuerdo
de alcantarillado y la primera red de que en las vivencias. De entrada, esta
asistencia en salud y beneficencia. obra plantea el problema a la vez cultu-
ral y biológico de este “mal del siglo”.
La concentración de la población en
Como lo han mostrado los historiadores
medio urbano, necesariamente modi-
Diana Obregón y Abel Martínez1, en
ficó las interrelaciones entre los seres
Colombia, durante el mismo periodo, la
vivos, y es posible que las enfermedades
lepra fue un problema epidémico sola-
colectivas (tifo, fiebre tifoidea, disen-
mente en la representación configurada
terías, gripe, viruela y eruptivas, peste
por algunos médicos prominentes. Los
bubónica, cólera, y muchas más), vieran
historiadores nos preguntamos por la
aumentado su poder de propagación y
su virulencia en las barriadas pobres de realidad positiva de las enfermedades
la nueva Buenos Aires. Sin embargo, del pasado, precisamente porque nues-
como lo señala el autor, también es muy tra interrogación pertenece al presente.
probable que el nuevo equipamiento sa- En cuanto a los embates de la tuberculo-
nitario de Buenos Aires y el reformismo sis en Buenos Aires, entre 1870 y 1940,
higienista del último tercio del siglo XIX las cifras se parecen a las de muchas
hayan hecho retroceder muchas de las ciudades europeas y norteamericanas
enfermedades infecciosas, endémicas del mismo periodo: un índice de morta-
y epidémicas del puerto, sobre todo las lidad oscilante entre 300 y 200 por cada
asociadas con la falta de agua potable. 100.000 habitantes, que sólo comienza
a descender un poco a partir de 1912.
Este dinamismo social, demográ- El descenso sostenido sólo comienza en
fico y económico, equiparable al de 1933, tal vez como efecto de la lucha an-
las ciudades industriales europeas tituberculosa y de la gran penetración de
o norteamericanas, en una ciudad lo que Diego Armus llama el “catecismo
capital de un estado-nación en plena higienista” en los hábitos, gestos, actos
consolidación y totalmente inserta en y maneras de habitar de los citadinos.
la economía-mundo de ese momento,
teje una historia urbana y portuaria 1
Véase: Obregón Torres, Diana, Batallas contra
extraordinaria: mientras que, ante el la lepra: Estado, medicina y ciencia en Colombia,
auge de la reforma higienista basada en Banco de la República, Fondo editorial Universidad
el pasterianismo, retroceden amenazas EAFIT, Medellín, 2002; Martínez Martín, Abel
Fernando, El lazareto de Boyacá: lepra, medicina,
sanitarias invisibles, la tuberculosis es Iglesia y Estado 1869–1916. Cómo Colombia fue
señalada unánimemente por múltiples convertida en la primera potencia leprosa del
actores sociales como la enfermedad mundo, y Boyacá, en una inmensa leprosería,
social del momento. Tunja, Universidad Pedagógica y Tecnológica de
Colombia, UPTC, 2006.

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A partir de 1947, como en el resto del el cosmopolitismo latinoamericano, la


mundo, el descenso de la mortalidad solidaridad y la filantropía, las defen-
por tuberculosis se acelera vertiginosa- sas sanitarias, los barrios y el viaje al
mente, (29 por cada 100.000, en 1953), centro, el citadino opuesto al gaucho
gracias a la generalización de la familia y al habitante de la sierra, las mujeres
de antibióticos industrializados y co- rompecorazones, el tísico y la tísica, las
mercializados masivamente, a partir del costureritas, los “tisiólogos” y el poder
descubrimiento de las sulfamidas. médico como un eje fundamental de
gobierno (los otros son la instrucción
Esta obra de Diego Armus se puede pública, la Iglesia, la organizaciones
localizar como un ejercicio de historia obreras, los gremios, la caridad y bene-
social, de historia urbana, o de “histo- ficencia, el ejército y la burocracia).
ria social y cultural de la enfermedad”
(como él mismo la cataloga), pero El énfasis del investigador ha sido
también es de historia del cuerpo, de la puesto en los aspectos culturales del
salud, de las ciencias y, en particular, de problema, es decir en lo que, respecto
la medicina. Para mí, es un ejercicio de de la enfermedad, nos hace diferentes de
historia a secas, poco ingenuo y audaz, los demás seres vivos, pues este trabajo
pues el autor ha logrado poner en ope- corrobora ideas de la filosofía de la
ración una inmensa gama de útiles de la medicina y de la enfermedad del siglo
disciplina histórica contemporánea, sin XX, según las cuales nuestra normali-
necesidad de ser declarativo respecto a dad biológica de seres vivos, aunque
su rica caja de herramientas. Como en no nos haya abandonado, ha cedido
cualquier otro estudio histórico de gran en gran medida el lugar a las normas
calidad, se sigue una especie de pretexto impuestas por la creencia, la técnica y
para asomarse a un periodo específico la ciencia, de ahí que, como especie, no
de una sociedad en plena transformación tratamos la enfermedad y la salud como
y elaborar de ella una riquísima imagen. datos naturales, sino por la mediación
El autor utiliza de manera inteligente el de artefactos, tecnologías, discursos,
recurso de la tuberculosis, enfermedad imágenes y representaciones. Son, pues,
urbana, social y cargada de imaginarios problemas de la cultura, más que de la
culturales, para hacer una radiografía naturaleza. Por eso este libro habla so-
(no pulmonar, sino de cuerpo entero) bre todo de personas, de subjetividades
de la historia del surgimiento de Buenos que emergieron al tiempo que una so-
Aires como ciudad portuaria, moderna ciedad objetivaba la tuberculosis como
e industrial del Río de La Plata y, en problema colectivo y como problema
parte, de Argentina como nación. Es público: costureritas, milonguitas, poe-
la Buenos Aires donde nacen al mismo tas del tango, trabajadores inmigrantes
tiempo la vida de arrabal, el fútbol, el y emigrantes, indígenas, negros, judíos,
tango, los medios masivos y las masas, sanitaristas, empleados aduaneros, mé-
las asociaciones obreras, el feminismo, dicos y curanderos “híbridos”.

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Al tratar el problema de la tubercu- instituciones privadas de asistencia y


losis, el investigador no deja de lado caridad (religiosas y laicas), apoyadas y
ningún tipo de fuente (censos, registros dirigidas por el Estado; miedo colectivo
sanitarios, prensa comercial, publi- a la “degeneración de la raza” por la
caciones médicas y oficiales, prensa tuberculosis.
obrera y de asociaciones, publicidades,
entrevistas y muchas más...), ningún En ese clima emergieron varios
tipo de informante (incluidos actores acontecimientos transformadores: la
sociales aún vivos), ningún campo de clasificación de los niños basada en la
registro documental (artes plásticas, importancia económica que cobra la
cine, ciencia, opinión, política, burocra- niñez; la clasificación de la infancia se-
cia, ideología, canción popular). Parte gún los derroteros sano/malsano y débil/
de la encuesta ha sido orientada por fuerte para localizar a los debilitados
las marcadas diferencias de clases de por la tisis y a los débiles de constitución
edad, de género y de estratos sociales (los más susceptibles al contagio); la
características de esa sociedad. confrontación entre partidarios y adver-
sarios del juego callejero del balompié;
En el capítulo primero, el autor la acentuada difusión de la educación
nos guía por las correspondencias y física y los deportes entre los niños y la
contradicciones entre la ciudad soñada propagación de las colonias y escuelas
y la ciudad realizada. Nos muestra los para niños débiles. Todo esto, al mismo
alcances de la ciudad jardín como pro- tiempo, conmociona y configura a la
yecto que pretende otorgar pulmones familia argentina, en cuyo seno el eje
al hacinamiento. Al mismo tiempo de difusión del catecismo higienista son
que presenta la débil incidencia de los los mismos niños, por vía de la escuela
inquilinatos y conventillos en la convi- y la beneficencia: muy pronto son hasta
vencia urbana y en la tuberculosis. La los padres quienes luchan por hallar
vivienda urbana de barriadas obreras plazas para sus hijos en las colonias
es sobre todo la casa individual y el para niños débiles, lo cual intensificó
crecimiento del número de propietarios las consecuencias económicas, socia-
modestos no es nada despreciable du- les y culturales de la tuberculosis vía
rante el período. su prevención. Aunque esta última no
disminuyó mucho la aparición de nue-
En el capítulo segundo asistimos al vos casos, sí permitió a muchos niños
detallado relato y análisis de la emer- y niñas superar la enfermedad, al brin-
gencia de la infancia, gracias a varios darles comida y abrigo en condiciones
factores concurrentes: fortalecimiento higiénicas.
de un sistema nacional de instrucción
pública; reformismo higienista; instau- En el tercer capítulo, el autor expone
ración de una nueva estética corporal, el fascinante tema de la tuberculosis
basada en el ideal del cuerpo sano al en el mundo femenino. Prácticamente
aire libre; desarrollo de una red de setenta años de discusiones sobre el

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destino de la mujer y la definición de propensos, pero no contagiados; vascos


su cuerpo: ¿Para la salud de la fami- vigorosos; indígenas, negros y mestizos
lia? ¿Para el gobierno del interior y la como razas débiles por naturaleza;
crianza de los hijos? ¿Para la belleza y el mujeres nativas tuberculosas y muje-
placer tan condenados? La incidencia de res extranjeras inmunes. Discusiones,
la infección en las mujeres fue baja, si se representaciones y tomas de posición
la compara con la de los hombres. Por que contraponen supuestas correlacio-
ejemplo, en 1928, por cada 100 hombres nes entre la miseria y la tuberculosis,
que morían de tuberculosis, solamente entre las “predisposiciones innatas” y
perecían unas 73 mujeres. Sin embargo, la extensión del contagio según tipos
esto no impidió la feminización cultural poblacionales, inmunidad según la he-
de la tuberculosis en la literatura, el rencia y la raza… desacuerdos debidos,
cine, las letras de los tangos, la poe- en parte, a la incertidumbre médica,
sía, el ensayo y algunas publicaciones muy prolongada, sobre las formas de
médicas y de salud. La doble moral transmisión y de arraigo del bacilo en
machista ligó el placer femenino con el cuerpo. La hecatombe demográfica
la caída en desgracia. El autor analiza de los indígenas, en plena conquista
ese lugar común en el “viaje al centro” del desierto (quedaban unos 90,000 en
de las “costureritas” que se convierten 1869; sólo 18.000, en 1914), es uno de
en “milonguitas”. Figuras femeninas los episodios que da argumentos a los
asociadas en el imaginario (narrativa, partidarios de las tesis del darwinismo
poesía y canción popular) al estigma social sobre adaptación de los más
del contagio tuberculoso. fuertes. Aquí el autor aplica su agudo
análisis a la diversidad de proyectos
El capítulo cuarto nos sitúa en el eugenistas de la sociedad argentina,
debate acerca de la predisposición racial casi siempre enlazados o suscitados
al contagio y de la tuberculosis como por el problema urbano y social de la
enfermedad importada y reexportada. tuberculosis.
Debate inscrito en el proyecto de cons-
truir la nación y la raza argentinas a La manera tan equilibrada como se
partir de personal inmigrado. De nuevo estudia el saber médico en este libro,
coinciden las representaciones cultura- está ejemplarizada en el capítulo quin-
les de la tuberculosis, la realidad del to, donde el autor retorna al juego de
inmenso flujo migratorio y los sueños representaciones suscitado por la incer-
de nación y raza vigorosas. De ahí la tidumbre médica acerca de las causas
pregunta por las relaciones entre raza y de la propagación. La categorización
tuberculosis, los intentos (fallidos) de de la tuberculosis como una enferme-
selección del inmigrante por examen dad de los excesos, sirve de preámbulo
médico. Se asiste a la formación y con- al diálogo y la retroalimentación entre
solidación de estereotipos: “gallegos” las representaciones científicas y las
pobres, sucios y tuberculosos; judíos populares, que se despliegan en toda

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su riqueza en el capítulo sexto sobre la sociedad, fruto de cambios sutiles y de


“obsesión del contagio y la cultura de continuidades pertinaces. De ahí que
la higiene”. Y es este capítulo el que pueda hablarse de una “cultura de la
recoge todos los hilos del libro, el que higiene”, es decir, de una memoria com-
realiza la urdimbre que el autor llama partida de usos, hábitos, gestos, actitu-
“cultura de la higiene”. des corporales, nuevas fronteras entre
lo limpio y lo sucio y entre lo sano y lo
Lo que adviene entre 1870 y 1950, malsano, de nuevos tráficos, imágenes
en la historia de Buenos Aires, es un y publicidades. Todo esto marcado por
proceso de consolidación de nuevos va- los nuevos valores del cuerpo sano, la
lores culturales que cambian las formas limpieza, la vivienda higiénica, el ideal
de gestión individual y colectiva de los de salud. Como lo muestra el autor, esta
cuerpos, en sus rutinas y en el espacio cultura de la higiene no es solamente
urbano. En términos foucaultianos, se el resultado de un programa diseñado
diría que emergen una “biopolítica” y por la clase dominante para el pueblo,
una “anatomopolítica” nuevas. Mucho sino también uno de los determinantes
se ha hablado de esto en la reciente principales del reconocimiento social.
historiografía, pero el historiador Diego Una nueva formación cultural no se
Armus, poco inclinado al recurso de la constituye en centro de los aconteci-
auctoritas, lo presenta desde un punto mientos transformadores de una época
de vista muy diferente. El “reformismo y una sociedad sin la participación del
higienista” “[…] apuntó a ampliar los conjunto de la población.
contenidos de la ciudadanía social en
un esfuerzo de incorporación de vas- La cultura de la higiene es estudiada
tos sectores sociales. Fue un proceso por Diego Armus en muchas de sus
lento, no sólo de expansión y consoli- manifestaciones. Hay que destacar la
dación de instituciones y servicios de del tratamiento especial que se le dio a
atención y asistencia, sino también de la niñez, que fue convertida en blanco
creciente aceptación de la medicina en de campañas publicitarias ricas en re-
la sociedad” (p. 284). La higiene es a la cursos didácticos y morales. En seguida,
vez un saber, un conjunto de prácticas la “guerra al esputo” y la “guerra al
corporales y domésticas y una modali- polvo”, que supusieron el control y el
dad del gobierno de la sociedad, pero autocontrol de gestos corporales, como
durante ese periodo fue ascendida a un escupir en público, lo que permite al
valor universal del mismo rango que la autor mostrar la transformación radical
instrucción, la ciencia, la nación, el pro- de las barreras entre limpio y sucio
greso. Lo que muestra que no se trata de para el colectivo social y la conquista
una estrategia de gobierno impuesta a la de nuevas formas de reconocimiento
población, sino de un conjunto comple- para los individuos. En tercer lugar, la
jo de prácticas y representaciones que reforma del cuerpo de la mujer como
evidencian la emergencia de una nueva proyecto médico que se configuró en

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torno a las ideas en contra de la moda índices de contagio ni la mortalidad


del corsé, rica historia que tuvo muchos por tuberculosis en Buenos Aires, pues
matices en esas siete décadas: desde el siete de las ocho décadas estudiadas
corsé solamente publicitado con fines por Diego Armus estuvieron marcadas
estéticos hasta la aparición de los cor- por la incertidumbre de la biomedicina
sés medicalizados y certificados. En un frente a muchos de los fenómenos de
fenómeno de larga duración, la moda la tuberculosis y además el arsenal
del corsé resistió en Argentina todos terapéutico realmente efectivo sólo se
los ataques que le dirigió el estable- descubrió en 1945 y se masificó vía la
cimiento médico. Armus logra, en su industria, el comercio y las políticas pú-
refinado análisis de los usos y gestos blicas a partir de 1947. Para la medicina,
femeninos, enlazar la historia del corsé la era de la tuberculosis es un periodo de
con la de las tendencias culturales de la intensa actividad en todos los ámbitos
moda, la modistería, la industria textil posibles de acción y prevención, pero
y la publicidad. también de impotencia, incertidum-
bres, charlatanismos y luchas por la
La otra manifestación importante
legitimidad científica y profesional.
es la de la configuración y el desplie-
Los frutos de la lucha antituberculosa,
gue de un conjunto de estrategias que
según el autor, deben medirse más en
Diego Armus llama una “ingeniería
los campos político, cultural y social
social”, con sus tecnologías del examen
que en el biomédico. Es el momento de
individualizado y su proliferación de
afianzamiento de la autoridad médica
certificados: certificado de sanidad (para
sobre las demás artes de curar que le
ingresar y para circular en el país), cer-
hacían competencia (formas híbridas
tificado médico prenupcial, certificado
entre curanderismo y posturas médicas
de vacunación. Esta tendencia estuvo
oficiales). El autor dedica un capítulo a
marcada por intenciones eugénicas de
la acción y reacción en pro y en contra
formar la nación y la raza argentina,
de una inmensa panoplia de terapias
por selección y depuración racionales.
alternativas y nos muestra que las ac-
Como en Colombia, durante el mismo
tuales modas de medicina alternativa
periodo, más o menos entre 1919 y
e híbridas ya habían comenzado desde
1935, la tendencia eugénica más fuerte
de Argentina fue la del eugenismo posi- finales del siglo XIX. Hay que subrayar
tivo, que propendía por intervenciones el excelente análisis de la “cruzada anti-
en la generación y crianza de nuevos tuberculosa”, conjugación de esfuerzos
individuos con acciones higiénicas de de toda índole y de todos los matices
selección, pero no con esterilizaciones políticos (conservadores, republicanos,
ni eliminaciones. anarquistas, socialistas, sindicalistas y
asociaciones religiosas), todos unidos
La lucha antituberculosa, a la cual en torno al catecismo higienista y a la
se le dedica el capítulo séptimo, no divisa de erradicación de la suciedad y
hizo retroceder significativamente los de la pobreza, fuentes del contagio y

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de la mortalidad. Por último, llama la una sociedad cada vez más consciente
atención el nacimiento en Argentina de de las vulnerabilidades y sus causas, y
una especialidad científica, la tisiología, que cada vez las tolera menos. Se trata
cuyos fieles, los tisiólogos, fundaron la de un clima político de intensos debates
corriente de más identidad gremial entre y competencias sobre la forma política
los médicos y supusieron una fuerza más garantista de salud y bienestar: to-
ineludible en la toma de decisiones dos los sectores sociales y todos los ma-
políticas en salud pública. tices políticos se implican en esta lucha.
De ahí que el autor haga énfasis, en todo
La historia social y cultural de una el libro, pero sobre todo en los cuatro
enfermedad urbana sirve de lúcido últimos capítulos en el punto de vista de
pretexto al historiador para mostrarnos los enfermos o de los posibles enfermos,
cómo y por cuáles vías emergió en quienes adoptaron un gran abanico de
Argentina ese poder y esa tribuna de estrategias de negociación a la vez con
debate de derechos y deberes ciudada- la enfermedad, con la estigmatización,
nos que hoy llamamos salud pública. con la panoplia de ofertas terapéuticas
El devenir de la tuberculosis, de signo y con el poder médico y su creciente
de debilidad constitutiva y de pobreza, publicidad, en pleno nacimiento de los
a problema público, fue el proceso medios de comunicación masivos.
histórico propicio para la formación de
nuevos deberes y sensibilidades: cada Una historia que nos enseña la
quien es responsable de mantenerse objetivación de una dolencia como en-
sano por el bien de si mismo y de los fermedad colectiva, en una ciudad y en
demás; cada uno debe cooperar para una sociedad en plena transformación,
que los demás no se enfermen y para y que implica casi todos los aspectos
que la riqueza del futuro, la niñez, sea de la vida humana, nos persuade de que
garantía del perfeccionamiento de la existió realmente y existe en nuestro
raza; el Estado debe ser el principal vi- imaginario una cultura de la tubercu-
gía y garante de la salud colectiva. Pero losis.
también aparecen nuevos derechos:
el derecho a enfermarse y a que haya
responsables del costo de la improduc- Jorge Humberto Márquez Valderrama
tividad del trabajador; el derecho a ser Profesor asociado
indemnizado en caso de enfermedad Departamento de Estudios
de origen laboral; el derecho de cada Filosóficos y Culturales
ciudadano a que se le devuelva la salud Facultad de Ciencias
perdida; el derecho de los deudos del Humanas y Económicas
trabajador o trabajadora muertos por Universidad Nacional de Colombia,
enfermedad a ser protegidos por algún Sede Medellín
seguro o pensión. Deberes y derechos Dirección de contacto:
que conforman la seguridad social en jmarquezvalderrama@gmail.com

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