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Introducción
Una característica central del modelo acusatorio es la rigurosa determi-
nación que efectúa de las funciones procesales básicas y la asignación de
ellas al correspondiente sujeto procesal. Siguiendo las pautas contenidas
en sus artículos 159, 139.14 y 138, la Ley Suprema identifica las tareas
centrales sin la cuales no podría siquiera hablarse de proceso penal. Estas
son la de persecución del delito, que importa, a su vez, investigar, acusar
(cuando corresponda) y probar la acusación para alcanzar un veredicto
de culpabilidad y una condena; la de defensa o resistencia a la persecu-
ción, dirigida a desvirtuar las imputaciones que soporta el procesado,
entendida tanto en sentido material, o derecho a ser escuchado, como
técnica, o a ser patrocinado por un profesional del Derecho, de elección
o de oficio; y la de enjuiciamiento o fallo para resolver el conflicto impar-
tiendo justicia imparcial, sobre la base de la valoración de la actuación
probatoria practicada en juicio por las partes en contienda. Este círculo
de funciones se cierra con la atribución que se hace de ellas al sujeto pro-
cesal respectivo: la de persecución al Ministerio Público, la de defensa
al propio imputado y su abogado patrocinador, y la de administración de
justicia al órgano jurisdiccional.
El nuevo Código Procesal Penal de 2004 (en adelante CPP), al desarro-
llar las pautas constitucionales en este campo, hace igual reconocimien-
to de las funciones procesales básicas y la asignación específica de ellas.
Por eso, su título preliminar distingue los alcances de la titularidad de la
acción penal (II)1, el derecho de defensa (IX) y la competencia judicial
(V), a lo que debe agregarse el tratamiento que luego da al Ministerio
Público (60), a su brazo operativo, la policía (67), al imputado (71), al
abogado defensor (80) y al órgano jurisdiccional (16).
I . J u r i s d i c c i ó n , at r i b u t o d e l o s j u e c e s
Como la Constitución lo indica, la potestad de impartir justicia emana
del pueblo y se ejerce mediante el Poder Judicial. La resolución de los
conflictos generados por los delitos no puede efectuarse de cualquier
manera: requiere que, en la cúspide de la estructura procesal, actúe un
órgano investido de plenas prerrogativas que le permitan que todos, per-
sonas e instituciones, le deban obediencia y colaboración; que sus dispo-
siciones tengan efectividad al estar respaldadas por el poder coercitivo;
y que sus decisiones sean efectivamente ejecutadas. Así lo entiende el
CPP cuando indica que la justicia penal se imparte con imparcialidad
por los órganos jurisdiccionales competentes (I.1). La jurisdicción pe-
nal común es, entonces, la llamada a zanjar la pugna establecida entre
las pretensiones procesales (punitiva del fiscal y libertaria del acusado)
dentro del marco de un juicio previo, oral, público y contradictorio (I.2).
Ambos asuntos van de la mano porque están relacionados tanto con
el órgano que decide como con el escenario y actuaciones, las del juz-
gamiento, sobre cuya base se emite la sentencia (3931). La idea que
descansa en todo esto es que el órgano jurisdiccional cumpla eficiente-
mente su trabajo al hacerse cargo de un juicio en el cual se aseguren sus
principios capitales (356)
M a r i o Pa b l o R o d r í g u e z H u r ta d o
I.2. Competencia
Entendida como la distribución de la jurisdicción entre los diferentes
órganos que la detentan, presenta en el CPP criterios territoriales (21),
en determinada medida afectados por la ocurrencia de delitos graves y
de trascendencia nacional (24, modificado por decreto legislativo 983)
que permiten su conocimiento por los jueces de la capital de la Re-
pública, con prescindencia del lugar de perpetración; y razones ob-
jetivas y funcionales relacionadas con determinado tipo de personas
(aforados), división de los hechos punibles en delitos y faltas, mayor o
2 La ley 29305 del 22 de diciembre de 2008 ha modificado los artículos 542 y 544, sobre las condiciones
para el traslado y el cumplimiento de condenas de extranjeros.
3 Véase el acuerdo plenario 1-2009/CJ-116, fundamento artículo 116 TUO LOPJ, asunto Rondas
Campesinas y Derecho Penal. En V Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y
Transitorias. Separata «Jurisprudencia». El Peruano [Lima], año XIX, N° 898, pp. 6551-6554.
138 menor gravedad de los primeros y rol cumplido por los órganos judiciales
durante las diversas etapas del proceso (26-30).
En esta área, importa anotar que el CPP ha efectuado una terminante
diferenciación entre los órganos jurisdiccionales para asignarles a unos
la condición de Juzgados de la Investigación Preparatoria y a otros la de
Juzgados Penales, de enjuiciamiento y fallo.
4 Véanse las sentencias del TC sobre plazo razonable del proceso judicial y de la investigación fiscal:
expedientes 3509-2009-PHC/TC. Lima, 19 de octubre de 2009 (Chacón), y 06079-2008-PHC/TC.
Lima, 06 de octubre de 2009 (Abanto).
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III . E l M i n i s t e r i o P ú b l i c o
Condenado al papel de simple opinante por el C. de PP., la Constitución
de 1979 y el decreto legislativo 052, trazando un cambio radical lo con-
virtieron en el órgano civil autónomo encargado de la persecución del
delito, de la indagación de los hechos criminales desde su inicio, de la
conducción de la policía en este terreno, de la representación de la so-
ciedad durante juicio y de la titularidad del ejercicio de la acción penal.
A partir de esta transformación, los fiscales se pusieron en contacto di-
recto con las noticias criminales y las denuncias de parte, y dispusieron,
por lo general, la actuación de diligencias urgentes, a cargo de su propio
despacho o derivadas a la policía, en lo que se conoce como «fase de
investigación preliminar», orientada a recoger los elementos de con-
vicción que les permita ejercitar la acción y formalizar denuncias ante
el órgano judicial competente. Es precisamente en este aspecto que la
actividad pesquisidora del Ministerio Público se ve afectada porque, no
obstante tener vínculo estrecho con la indagación del acontecimiento
delictuoso, debe, luego, derivar sus actuaciones al juez para que este las
califique y decida si abre o no instrucción y proceda con una investi-
gación formal que, en la mayoría de casos, no hace más que repetir lo
M a r i o Pa b l o R o d r í g u e z H u r ta d o
realizado preliminarmente.
El CPP rompe este esquema y entrega la dirección de toda la etapa de
investigación al fiscal, sin admitir interferencias judiciales en la indaga-
ción del delito; de ahí que considere al Ministerio Público como titular
del ejercicio público de la acción penal, responsable de la carga de prue-
ba y de la investigación criminal desde su inicio (IV).
IV . E l i m p u t a d o y s u a b o g a d o d e f e n s o r
Sin defensa no hay proceso. Este axioma jamás debe ser olvidado, pues
engarza perfectamente con el principio de presunción de inocencia (II) y
el derecho de resistencia ante la persecución penal (IX). A la Constitu-
ción y al CPP les importa que al imputado o a la persona que soporta una
incriminación, desde que se adelanta contra él siquiera una sospecha de
intervención en un evento criminal, se lo reconozca como sujeto pro-
cesal rodeado de garantías y escudos protectores, y no como un simple
objeto de indagación, infeliz papel al que lo ha reducido, hasta hoy, el
procedimiento mixto de tendencia inquisitorial.
V. V í c t i m a y a c t o r c i v i l
El CPP ha rescatado a la víctima del olvido en que la tuvo el viejo siste-
ma, la ha vigorizado al afirmar su derecho a la información y participa-
ción procesal (IX.3), se ha preocupado porque alcance efectivo resarci-
miento e indemnización por los daños que el delito le ha infligido (11),
la ha comprendido en el conjunto de sujetos procesales (94) y le ha
extendido protección a través de medidas eficaces que fiscales o jueces
adoptarán, como el cambio de residencia, la ocultación de su paradero o
el uso de procedimientos tecnológicos (por ejemplo, las video conferen-
cias) que conjuren el peligro para su seguridad (247, 248).
El agraviado, por el solo hecho de serlo, sin que para ello sea requisito
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previo constituirse en actor civil, tiene derecho a ser informado del re-
sultado del proceso, a ser oído antes de que se adopten decisiones que
importen la extinción o la suspensión de la acción penal, cuando lo soli-
cite, y a impugnar el sobreseimiento y el fallo absolutorio (95). Entre las
innovaciones que en este campo trae el nuevo modelo, tenemos:
– aun cuando se absuelva o sobresea, el órgano jurisdiccional se
pronunciará sobre la acción civil derivada del hecho punible,
siempre que ello resulte procedente;
– el perjudicado podrá ejercitar dicha acción en sede penal o en
sede civil, pero una vez que haya optado por una de ellas no po-
drá deducirla en la otra vía;
– es procedente la nulidad de transferencias cuando el infractor,
luego de la comisión del delito, se despatrimonializa o desposee
de sus bienes (15, 11.2); y
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VI . C o n c l u s i ó n
En suma, para el nuevo ordenamiento procesal penal, edificado según
el modelo acusatorio, garantizador y de tendencia adversativa, que hoy
rige integralmente en varios distritos judiciales del país6, resulta nítido
que sin persecución, defensa y fallo, entendidas como funciones dife-
renciadas y a cargo de su correspondiente sujeto procesal, no es posible
predicar la existencia de un proceso justo, debido y legal, propio de un
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VII . I n t e r r o g a n t e s y c a s o s p r á c t i c o s
5 Sentencia del Tribunal Constitucional del 18 de marzo de 2004, expediente 2488-2002-HC/TC (Caso
Villegas). En <http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2004/02488-2002-HC.html>.
6 Huaura, La Libertad, Arequipa, Tacna, Moquegua, Lambayeque, Piura, Tumbes, Cusco, Puno,
Madre de Dios, Cañete, Ica, Cajamarca, San Martín y Amazonas.
156 1. ¿Qué juez tendría que haber intervenido si el fiscal, antes de la
formalización, hubiese requerido la detención preliminar judicial
de Raimundo?
2. ¿Por qué en el proceso contra Raimundo, hasta antes del juzga-
miento, no interviene el Juzgado Penal Colegiado?
3. ¿Qué competencias ejercitaría la Sala Penal Superior en la causa
contra Raimundo?
4. ¿En qué supuestos intervendría la Sala Penal Suprema en el asun-
to de Raimundo?
B. La ciudadanía de Trujillo vive mortificada, intranquila e insegura por
la proliferación de las extorsiones cometidas por bandas cuyos jefes resi-
den en los penales de la ciudad.
1. ¿Qué actitud debe tomar el Ministerio Público ante este proble-
ma?
2. ¿Cómo ha de entenderse el proceder estratégico del Ministerio
Público ante el delito?
3. Luego de formalizada y concluida la investigación contra los ex-
torsionadores, ¿qué tareas asumirá el Ministerio Público?
4. ¿Cuál será la labor central del Ministerio Público en el juzgamien-
to que se realice contra los acusados por extorsión?
C. Eduardo Inculpo Encarton ha sido intervenido por la policía inme-
diatamente después de asaltar (189 CP) el banco de un poblado muy
lejano. Quedó gravemente herido como consecuencia de la detención
policial, pues disparó contra sus captores y motivó que estos respondie-
ran. El comisario informa sobre todo lo sucedido al fiscal competente,
quien no puede constituirse de inmediato al lugar de los hechos por lo
intransitable de la carretera debido a las fuertes lluvias, propias de la
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estación.
1. ¿Podrá la policía adelantar diligencias de investigación sin orden
fiscal?
2. ¿Será válida la declaración que la policía tome a Eduardo sin la
presencia del fiscal?
3. ¿Cómo se concretará la dirección fiscal de la labor policial en este
caso?
D. Manuel Indagón Miradas es investigado por violación sexual de me-
nor de edad, en agravio de su nieto Luis, de 4 años (173 CP).
1. ¿Qué derechos, garantías y escudos protectores asisten a Manuel
para afrontar esta grave incriminación?
2. ¿Basta la sospecha contra Manuel para habilitar su derecho a la
defensa?
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