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FORMACION DE LAS CIUDADES LAS UNIVERSIDADES

INTRODUCCION

En los otros textos hemos tratado de reconstruir a grosso modo, el modo de


vida altomedieval. Ahora entramos en la Baja Edad Media. Es muy importante
que tengamos una idea concreta de lo que estas dos cosas significan: Alta
Edad Media y Baja Edad Media. Durante mucho tiempo se sistematizó la
Historia en bloques convencionales, las Edades Antigua, Media, Moderna y
Contemporánea. Ahora, que ya tenemos un concepto más afinado de la Historia
y que tenemos acceso a mucha más información hemos podido profundizar lo
suficiente para entender a los pueblos y sus modos de vida. Y entonces
resultó que esas divisiones tradicionales, que tan contentos tenían a
nuestros abuelos, ya no servían para nada. Entonces empezaron los matices y
las correcciones. De manera que la Edad Media se dividió en dos; Alta Edad
Media y Baja Edad Media. Algunos autores complican las cosas incluyendo una
tercera etapa que llaman la Primera Edad Media, elemento que no tomaré para
no confundirlos.
Aquí la pregunta es ¿Desde cuándo entramos a la Baja Edad Media y en qué
consiste?
También hemos hablado de que no se puede señalar una fecha exacta para el
comienzo de una etapa histórica, porque los cambios de vida de un colectivo
no se produce en un día o año preciso, son un cúmulo de acontecimientos
acumulados en un periodo de tiempo. Van apareciendo causas concretas en
periodos concretos, pero es necesario que esas causas tengan efecto sobre
las personas y que éstas, a su vez, contagien esos criterios a los demás.
Por lo tanto, se necesita mucho tiempo para que un nuevo estilo de vida se
imponga sobre una población, no es fácil que penetre profundamente en sus
convicciones y modifique su comportamiento. Estos cambios de vida se
producen, sobre todo, en el área de las ilusiones y los anhelos. Una de las
cosas que siempre ha distinguido a la humanidad es, ante todo, sus
aspiraciones; lo que quieren ser y realizar. Entonces la vida de cada uno
de nosotros y, por tanto, la de la colectividad a la que pertenecemos,
adquiere en cada época el perfil de sus aspiraciones y la figura de sus
deseos. Cada uno se fabrica una imagen, más o menos dibujada, del hombre
que pretende ser y en eso gasta todas sus fuerzas. Las épocas históricas
están decoradas por las aspiraciones colectivas y corresponden
perfectamente con la imagen que cada pueblo tiene de su existencia. Por lo
tanto hay dos elementos que no debemos perder de vista al buscar la
perspectiva de cualquier momento histórico: lo que un pueblo ha sido
y lo que ha querido ser. Especialmente el primero, aunque en ocasiones la
diferencia entre los dos no sea nítida, es importante considerarla.
En este sentido, no hay duda de que el hombre altomedieval tenía una idea
de la vida muy distinta a la del bajomedieval.
En el siglo XI, y aun en el X, ya podemos encontrar avisos de un nuevo modo
de pensar, pero no logra imponerse sino hasta la segunda mitad del siglo
XII. De modo que podemos considerar al siglo XII como la frontera entre la
Ata Edad Media y la Baja Edad Media. Que va a producir un estilo de vida
que se prolongará hasta el Renacimiento del siglo XV. Aunque, en realidad,
si observamos con detenimiento veremos que en realidad se prolonga hasta el
siglo XIX, que es la culminación de esta imagen medieval del hombre.
Para facilitarnos la vida, dejemos la Baja Edad Media situada entre los
siglos XII y XV, este “redondeo” nos será muy útil para comprender los
fenómenos políticos, sociales y estéticos que veremos en adelante.
Por cuestiones de espacio y tiempo no podemos hacer una revisión exhaustiva
del modo de vida bajomedieval, sin embargo si puedo subrayar los elementos
más importantes, especialmente aquellos que nos permiten comprender la
época.
En principio no es un hombre rural, como el de la Alta Edad Media, ya no
vive en aldeas encadenado a la protección de un señor feudal. El hombre de
la Baja Edad Media es urbano, ya vive en ciudades, por supuesto que esto no
quiere decir que no existieran campesinos en esta época, sin embargo los
cambios importantes se producen en las ciudades. Para este momento, los
destinos históricos de los pueblos se manejan desde la urbe, como sucedía
en tiempos del Impero Romano. Entonces ya estamos hablando de un “hombre
urbano”, lo que nos lleva directamente a estudiar las ciudades medievales.
Este individuo urbano no es conformista, no se somete fácilmente a la
voluntad del señor feudal y eso va a significar la decadencia del modo de
vida feudal. Este hombre bajomedieval es individualista, inconformista y
enérgico. Tenía una fuerte conciencia de su libertad individual, cosa que
el hombre de la Alta Edad Media no tenía ¿recuerdan? A diferencia de este
último el hombre de finales del siglo XII se siente orgulloso de la villa o
el gremio que garantiza su libertad y su trabajo. Por supuesto que esto
también era un arma de dos filos, pues también se convertiría en una
persona egoísta y poco solidaria con todos aquellos que no pertenecían a su
ciudad o su oficio.
Y aquí, quiero poner énfasis en un elemento que me parece fundamental en el
cambio de pensamiento del hombre. En la baja Edad Media le daban mucha
importancia a su deseo de confort y buena vida. Querían vivir bien en la
tierra, eso no significaba que despreciaran la vida eterna que le prometía
la religión, pero en este momento ya no es su único anhelo. Alojada entre
sus esperanzas de otra vida, hicieron un hueco para disfrutar los pequeños
placeres que la vida terrena le proporciona. La gente empieza a llenar su
casa de objetos confortables y cómodos, obtienen cosas que los protegen del
frío, objetos que remedian su aburrimiento y aminoran las amarguras de la
vida. Compran cuadros, tapices y alfombras. Decoran las habitaciones, que
tienen ahora un abundante mobiliario. Disfruta de la buena comida
-preparada con sabrosos condimentos- en platos y recipientes costosos.
Lucha por vivir lo más cómodamente posible y gasta el dinero en
superficialidades. Este es un cambio brutal en el modo de pensar del hombre
pues significa que ya la religión y Dios dejan de ser lo fundamental, la
vida “más allá” es una posibilidad, pero la vida terrenal es real y está
decidido a vivirla.
Esto es consecuencia del desarrollo de su espíritu crítico. El hombre
bajomedieval tiene un temperamento racional y matemático, que le lleva a
criticar las verdades de la fe que la Alta Edad Media aceptaba sin vacilar.
Por supuesto, como ya mencioné, sigue viviendo rodeado de las creencias
religiosas medievales. Su mundo es teológico, pero ya encuentra resquicios,
grietas en las verdades tradicionales y se apresura a rellenarlas con su
inteligencia y sus razonamientos. Es la época de Santo Tomás, Duns Scoto y
Guffiermo de Occam.
Y aquí es donde sucede; para pensar y discutir, para liberarse de la
enseñanza dogmática y cuadrada de las escuelas monacales, se reúne en
pequeños grupos en los suburbios de las ciudades, en estos sitios alumnos y
maestros ensayan una forma de vida nueva y prometedora: la Universidad.

En persecución del lucro y confort también desarrolla un fuerte impulso


hacia el comercio, y esto va a desencadenar que en esta época arranque el
comercio y la industria europea. A este bajomedieval, que es comerciante,
crítico, urbano y enérgico se le ha dado un nombre muy conocido: burgués. Y
esto se debe a los lugares donde vivía, los burgos. Aunque la dialéctica
marxista le ha conferido un significado peyorativo, es importante anotar
que la Europa actual sería imposible sin el trabajo del burgués de los
siglos XII, XIII y XIV.
En cuanto a la estética, también hay un cambio fundamental pues en esta
época aparece el arte gótico y las catedrales.
También hay un cambio importante en la vida monacal, en este momento los
benedictinos siguen existiendo, pero su estilo de vida pierde adeptos. Y
entonces nuevas órdenes regulares se imponen y adaptan a las necesidades
históricas del momento. La diferencia es que ya no lo hacen en el campo,
son urbanas; ya no tienen posesiones feudales, viven de la limosna. Tampoco
se mantienen separadas de la población para los asuntos culturales y
teológicos, ahora discuten desde las cátedras universitarias los problemas
filosóficos, científicos o teológicos que les plantean los seglares. Estas
nuevas órdenes son, principalmente los franciscanos y los dominicos. Con
ellos, la vida monástica es más sociable, evangélica y humana que la de los
monjes de Cluny o el Cister.
Todas estas cosas provocaron muchos cambios, por ejemplo; el auge comercial
dio lugar a un importante progreso en el transporté y las operaciones
monetarias y crediticias. Las discusiones teóricas fomentaron la confusión
y la herejía en algunos lugares de Europa, pero también fomentaron las
investigaciones y los descubrimientos científicos. Asuntos que, si lo
pensamos un poco nos lleva a que el Renacimiento y toda la Edad Moderna son
solamente una prolongación de la Baja Edad Media.
En este texto vamos a revisar, en términos generales, el estilo de vida
bajomedieval (desde el siglo XII al XV) y que se caracteriza por la vida
ciudadana, las universidades, las catedrales góticas, el comercio y el
tráfico de dinero, y la aparición de un espíritu místico y evangélico, que
tiene una
vertiente ortodoxa (dominicos y franciscanos) y otra herética (abigenses,
lollardos y anabaptistas).
Tampoco debemos olvidar el papel que jugaron las Cruzadas en todo este
proceso. Las expediciones de los nobles europeos a Tierra Santa, produjeron
una fuerte impresión en los sistemas vitales de Occidente. Al emprender
estas aventuras, los nobles feudales -que habían vivido una existencia
limitada y austera- descubrieron otras formas de vida; se pusieron en
contacto con la civilización musulmana, que era mucho más rica que la
europea. Por eso, las Cruzadas se convirtieron en un choque, que terminó
por mover de fondo las ansias que el europeo había guardado durante siglos.
De manera que podemos considerar a las cruzadas como la causa más
importante del cambio histórico que se produjo en el siglo XII y que
conocemos como Baja Edad Media.

Los burgos bajomedievales

Se acuerdan que habíamos revisado que, los municipios romanos que habían
sido la estructura de base del Imperio, sufrieron un lento proceso de
decadencia a partir del siglo III. Todas las dificultades económicas y
políticas redujeron esta espléndida construcción urbana, a pequeños núcleos
de ciudadanos que se sentían agobiados por los tributos del Cesar y sólo
deseaban huir al campo. Se produjo entonces un fenómeno de ruralización, es
decir, que a partir del siglo III la gente se desplazó lentamente desde la
ciudad al campo. Esto debido a que la vida urbana se tornó insoportable por
los elevados impuestos y por la escasa seguridad que reinaba en las
ciudades, de manera que nadie podía vivir tranquilo en una ciudad. Esto
provoca que la gente se concentre en torno a los castillos y aparece la
vida feudal de la que hemos hablado hasta la nausea.
Esta decadencia ciudadana se fue agravando lentamente. La fecha crítica es
el siglo VIII pues los vikingos atacaban por el norte y los musulmanes por
el sur lo que hizo mucho más difícil la supervivencia. Vikingos y
musulmanes se apoderaron de los mares e imposibilitaron el comercio, con lo
que dieron el tiro de gracia a las pocas ciudades que aún se mantenían en
pie. La ciudad vive del comercio y la industria, necesita productos
comerciables y materias primas para su elaboración. De manera que, rotos
los caminos marítimos que relacionaban a Europa con Oriente, el papel de
las ciudades quedó prácticamente anulado. Es por eso que, los que si saben,
toman el siglo VIII como el punto final de la crisis de la ciudad antigua.
La cuestión aquí es ¿desaparecieron totalmente las ciudades en Occidente?
No del todo, en realidad pasaron por un prolongado letargo, impuesto por
las circunstancias. No se puede pensar que la ciudad desapareció, pues es
una forma de vida muy antigua que aún perdura.
También recordarán que en la Alta Edad Media la gente se
concentraba en lugares amurallados -los castillos- para defenderse
agresiones. Algunos de estos recintos amurallados se encontraban en lugares
bien comunicados, como el cruce de varios ríos, un puerto, una llanura de
fácil acceso, un valle muy transitado por ser vía de paso en un macizo
montañoso. En resumen, estos lugares por donde la gente pasaba fueron
reuniendo muchos hombres que aprovechaban este paso para vender mercancías,
alimentos, vestidos, etc. Al principio era sólo un tráfico zonal, pero los
que tenían los espacios mejor localizados, cobraron gran importancia. La
mayoría de estos hombres eran siervos que habían huido, aventureros sin
fortuna, o mercaderes audaces y sin muchos escrúpulos que recorrían miles
de kilómetros sobre mulas y barcazas para poder sacar alguna ganancia. De
modo que, el recinto amurallado, resultaba pequeño para albergar a tantos
transeúntes, sobre todo en ciertas épocas del año, entonces se necesitó
ampliar las construcciones que estaban fuera de las murallas. Estos
suburbios alrededor de los muros feudales fueron llamados burgos, arrabales
o barrios, y eran habitados por mercaderes y artesanos que se ganaban la
vida en el tránsito ciudadano. Por lo tanto, los burgos son pequeñas
aglomeraciones urbanas que van creciendo lentamente hasta absorber
totalmente la fortaleza que los generó. En las callejuelas del burgo
surgían improvisados negocios, que van a conformar el antecedente de las
ciudades medievales, cuyos habitantes se llamaron burgueses. Estos siempre
tuvieron un enorme deseo de libertad, por lo tanto el burgués era
un hombre libre que se ganaba el pan con su esfuerzo y no se sentía
obligado con el señor feudal. Aunque cabe aclarar que muchos de estos
burgueses habían sido gente que no tenía tierra y vivían como mercenarios o
mendigos de un lado para otro, hasta que decidieron tomar como ocupación al
comercio. Y cuando se suscitaba escasez de grano o las epidemias frecuentes
encarecían los alimentos, significaba la oportunidad de hacer fortuna en
unos cuantos viajes. A veces, los siervos abandonaban a los señores y se
refugiaban en los burgos, que tenían una legislación especial; por residir
un año y un día en un burgo, e1 individuo obtenía automáticamente su
libertad. Esto favoreció las deserciones serviles y enemistó a los burgos
con los señores, que pusieron muchos obstáculos a los comerciantes, les
cobraron abusivos impuestos y los atacaron muchas veces. Pero no lograron
nada pues el modo de vida en la ciudad y las grandes cantidades de dinero
que acumularon los burgueses, les dio mucho poder en contra de los feudos.
Recordemos que, el feudal vivía de la tierra y en ella tenía el fundamento
de su poder. En cambio, el burgués vive del dinero y basa el orgullo en su
habilidad para conseguirlo y aumentarlo. Son mentalidades distintas, y al
final el burgués se liberó del feudal, compró con dinero el
paso de caminos y puentes, levantó grandes murallas para defenderse e
incluso reclutó mercenarios para hacer frente a los poderosos nobles. De
hecho, la unión entre los burgueses resultó más potente que el poder
individual del noble. Por supuesto que hubo nobles que aplastaron a las
ciudades y siguieron cobrando tributo feudal, pero en general la burguesía
se fue imponiendo al feudalismo y en unos siglos cambió por completo el
estilo de vida altomedieval y arruinó a los feudales europeos.
La Iglesia, que muchas veces se comportó como señor feudal, tampoco
simpatizaba con los burgueses, que tuvieron que conseguir sus primeros
derechos con una decisión digna de reconocimiento. Aprovechaban la falta de
dinero de los nobles para obtener libertades -“de hecho”- que luego se
establecen legalmente -"de derecho"-, los burgos medievales tenían su
propia legislación, que era diferente a la que se aplicaba en los feudos. A
partir de esto aparecen los jueces burgueses, llamados "tribunales de los
pies polvorientos", porque estaban formados por transportistas y viajeros.
Con el paso del tiempo se fue formando un derecho intereuropeo: el “ius
mercatorum" o "derecho de los comerciantes", que va a regir en casi todos
los burgos. Cada villa o burgo tenía un “concejo” o asamblea de
ciudadanos que regía la administración y defensa de la ciudad, así como un
alcalde o sínodo o burgomaestre, que era elegido democráticamente entre los
ciudadanos. Efectivamente, leyeron bien, uno de los atributos burgueses era
la democracia, lo que nos da una idea de la manera en la que el modo de
pensar estaba cambiando. Los habitantes de la ciudad se sienten iguales
entre si y eligen a sus magistrados en una asamblea libre. Lamentablemente
la primitiva democracia del burgo se convierte pronto en oligarquía, pues
los primeros burgueses que logran acumular riqueza toman el mando de la
villa y no permiten que los nuevos habitantes tomen decisiones políticas.
Pero incluso en este tipo de oligarquía reinó el principio democrático1.
La primera empresa colectiva del burgo era la construcción de una muralla,
que se hacía a expensas de los habitantes y para ello se recaudaban
impuestos proporcionales entre todos ellos. La autonomía administrativa que
obtuvieron las ciudades les permitió independizarse totalmente del sistema
feudal. Con el tiempo, el convertirse en burgués llegó a constituir un
estado jurídico especial. Los burgueses que se independizaron del yugo
feudal son el origen del "estado llano” o "tercer estado", aunque todavía
no tienen espíritu de clase. En realidad, la burguesía es una clase social
especial porque no es cerrada, no tiene "espíritu de clase", al menos en
sus comienzos. Sin embargo este fuerte individualismo burgués una enorme
separación entre las diversas ciudades. Los burgos eran autárquicos y
vivían aislados, no se apoyaban unos a otros, incluso existía hostilidad
entre los vecinos cercanos y era frecuente que se atacaran y destruyeran.
Algunos burgos se aliaban a los nobles para luchar contra otros burgos
rivales, situación muy frecuente en la Baja Edad Media. El burgués es
separatista, exclusivista y no admite competencia de otros burgueses,
precisamente porque no tiene espíritu de dase, no los reconoce como
iguales. También los nobles combatían entre sí, pero la diferencia era que
se sabían miembros de una misma sociedad. Los burgueses, en cambio, eran
solidarios con sus conciudadanos y rivales de los demás comerciantes y
artesanos, aunque fueran vecinos.
Durante toda la Baja Edad Media hay algunos intentos de unión urbana, como
las ligas entre ciudades, de las cuales la más famosa es la alianza
alemana, o las ferias que eran mercados internacionales donde acudan
burgueses de los más lejanas confines a intercambiar sus mercancías.
Sin embargo eran esfuerzos aislados. La verdad es que, en general, las
ciudades medievales eran hostiles entre sí, A este modo de pensar,
libertario y separatista se le ha llamado el "egoísmo sagrado' de los
burgueses.
Una cosa importante es que los monarcas medievales se apoyaron en la
burguesía para combatir a los nobles, sin embargo, a partir del siglo XIV,
tuvieron que enfrentarse con este "egoísmo sagrado", al que vencieron para
formar unas sociedades más amplias (las naciones) cuyo nacimiento data de
los siglos XIV y XV.
Algunos de estos burgos se constituyeron como auténticas repúblicas y
acumularon enormes capitales, de ellos nace el capitalismo renacentista.
Pero, en este momento ¿Cuáles eran las ciudades bajomedievales más
importantes de Europa? Primero, Venecia, la perla del Adriático que va a
ser cuna y origen de las ciudades medievales europeas. Como estaba situada
en un puerto resguardado, mantuvo siempre un activo comercio con los
bizantinos, lo que favoreció que practicara la tradición comerciante y
artesana del imperio oriental. Venecia se convirtió en una república de
comerciantes que traficaban con madera, esclavos y tejidos por todo el
Mediterráneo. A partir del siglo XI, a raíz de los inmensos negocios que se
hicieron durarte las Cruzadas, Venecia se convirtió en dueña del
Mediterráneo, aunque tenía rivales, como Pisa, Génova y Bizancio, con los
que va a mantener una fuerte lucha hasta la Edad Moderna. Los venecianos
1
Un poco más adelante les daré unos ejemplos, no se me desesperen.
lucharon contra vikingos y sarracenos para dominar el comercio marítimo y
llegó a monopolizar el comercio bizantino. Toda la mercancía que Bizancio
recibía de Oriente, llegaba a Europa en naves venecianas, y es justamente
aquí donde surgen los primeros capitales y las operaciones de crédito.
También aparecen los Bancos y un sinfín de modos comerciales y monetarios
que convirtieron a los venecianos en los grandes traficantes y capitalistas
de la Baja Edad Media. Algunos de sus rivales italianos, como Génova,
tuvieron también mucho éxito pues a ellos se debe el invento de las
compañías de seguros, por ejemplo. Otras ciudades y príncipes del norte de
Italia (Lombardía) siguieron el ejemplo de Venecia y Génova y se dedicaron
al comercio aunque sus actividades siempre fueron desaprobadas por el Papa
y el Emperador alemán, que en ese momento eran los dueños feudales del
norte de Italia. Sin embargo, esa oposición no detuvo a las ciudades
lombardas que lograron un estilo de vida burgués y comerciarte.
Otras ciudades, como Marsella y Barcelona, entraron al escenario comercial
poco después, aunque siguieron un rápido proceso burgués y marítimo, para
ellos el camino fue comerciar con especias, oro, esclavos, tejidos y
cualquier mercancía de poco peso y gran valor.
El problema al que se enfrentaban los europeos era, sobre todo, de paso y
distribución. Para entenderlo bien hay que revisar el estado político de
los territorios en aquel entonces, ya mencioné que los venecianos,
bizantinos y genoveses dominaban el Mediterráneo oriental, sin embargo
España estaba en manos del Islam y todo el Mediterráneo occidental estaba
en manos de los musulmanes españoles y africanos. Ellos dominaban el
estrecho de Gibraltar y, por lo tanto, impedían el paso marítimo hacia el
Atlántico. Los lombardos tenían que comerciar con Europa central y
occidental. Si hubieran tenido abierto el Estrecho de Gibraltar, hubieran
usado la navegación, que era el método más económico y rápido de viajar,
pero como este paso estaba interrumpido, tuvieron que intentar el comercio
por tierra por medio de lentas caravanas. Y aquí aparece de nuevo una zona
que ya hemos comentado varias veces y que fue fundamental en la historia
europea hasta nuestros días: la Lotaringia2.
Entonces, esta zona fue el centro de paso del comercio europeo, las mayores
ciudades se hallaban en su ámbito, ya sea en Lombardía y Flandes, o al otro
extremo de la franja donde florecieron importantes fabricantes de paños,
entre los que cabe destacar Yprés, Gante, Lille y Amberes. Aunque la ciudad
más importante de esta zona era Brujas, tanto por su
fabricación de costosos paños3 como por su comercio marítimo, más tarde
quedó bloqueado por los aluviones fluviales, Flandes comerciaba con
Inglaterra y Escandinavia, primero traían lana de Inglaterra, que
embarcaban en el puerto de Londres, la elaboraban para finalmente vender
sus los paños en toda Europa.
También florecieron grandes ciudades en la cuenca del Rin, entre las que
sobresale Colonia. La situación geográfica benefició a los germanos pues,
por un lado, estaban situados en esta vía internacional y también tenían

2
Si se acuerdan ¿no? La franja que estaba entre la Galia y Alemania y que fue usada por primera vez
por Carlomagno. Comprendía los actuales países de Italia, Suiza, Nordeste de Francia (Francocondado,
Borgoña, Alsacia), el valle del Rin en Alemania, Flandes y Países Bajos
3
Aún hoy pueden comprar trabajos en tela verdaderamente hermosos, además de que es una ciudad
bellísima.
importantes minas de plata y de sal, gracias a las cuales podían exportar
grandes cantidades de mineral hacia el Sur y el Oeste europeo.
En Francia también hubo algunas ciudades que sobresalieron en el comercio
medieval (además de Marsella, que ya hemos citado anteriormente) entre las
más importantes estaban Cahors, Champagne y París.
Algunas líneas arriba había mencionado las ferias, que eran eventos donde
se reunían, en una fecha específica, todos los mercaderes europeos para
hacer contratos y pagos, cada uno tenía un “stand” (algo muy parecido a
lo que se hace actualmente)en Champagne se hacían las más famosas de toda
Europa, aunque las más antiguas fueron las de Saint Denis, cerca de París.
El recinto donde se llevaba a cabo la feria estaba protegida por el rey y
tenían privilegios especiales durante las cuatro o seis semanas que duraba.
Cada mercader llevaba un salvoconducto y había una policía de feria que
vigilaba que no hubiera alteraciones al orden público. Para estos eventos
se permitían juegos, banquetes y espectáculos que durante el año
permanecían prohibidos en la villa. La feria de Champagne y luego la de
Brie fueron el principal punto de contacto entre los mercaderes lombardos
-que traían mercancías del mediterráneo y oriente-, con los flamencos -que
traían paños y mercancías nórdicas-. En estas ferias había Bancos ya que
se hacían pagos de ventas al por mayor y se manejaban monedas de todas
clases, se hacían cambios, letras y pagarés de todo tipo. Como se darán
cuenta muchos adelantos técnicos en materia bancaria que usamos hoy, tienen

su origen en las ferias medievales. El idioma que se usaba en el mercado


era frecuentemente el francés, lo que convirtió este idioma en un medio de
extensión de las lenguas romances, que se terminaron por imponerse por
completo al arcaico latín clerical. Los mercaderes tenían que estudiar
francés y aritmética para poder realizar sus operaciones comerciales.
Lamentablemente y gracias a la guerra de los Cien Años 4, provocaron la
decadencia de las ferias de Champagne.
Hay otras ciudades importantes por diversas causas, como
Londres, como puerto de exportación de lana, o los puertos del Báltico, que
se agruparon en torno a Lubeck y formaron una liga marítima que se conoce
por la Hansa teutónica, que dominó el comercio por mar en el Báltico y el
Atlántico Norte. Otra ciudad importante en la liga fue Hamburgo. La manera
de trabajar de todos ellos era que traían trigo, pieles, madera, miel y
ámbar del norte hacia Brujas, y ahí lo cambiaban por paños flamencos y
mercancías venecianas y orientales. La Hansa llegó a mover más volumen y
peso que los mercaderes venecianos, la cuestión es que su mercancía tenía
menor valor. Había otras ciudades en el interior de Europa, como Novgorod,
que comerciaba entre Occidente y las estepas rusas y asiáticas. Los varegos
eran habitantes nórdicos que cultivaron esta vía que, a veces, se
comunicaban con Bizancio a través del Volga, aunque este paso permaneció
cerrado casi siempre por tribus hostiles, como los pechenegos, que no
permitían el paso de los comerciantes neos. De cualquier forma, a partir
del siglo X, y gracias a los monjes bizantinos, se establecieron muchas
vías de comunicación cultural entre Bizancio y el norte de Europa.

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Confrontación armada que en realidad duró 116 años (1337-1453) protagonizada por los
reyes de Francia y los de Inglaterra
Por último, también hay que mencionar algunas ciudades europeas que
dependían del Islam, y eran sin duda, las mayores y más ricas de su tiempo,
especialmente Córdoba, pero también Sevilla y Valencia entre otras. Estas
por su situación se quedaron fuera del cuadro histórico occidental, aunque
mantuvieron frecuentes contactos con algunos puertos mediterráneos, como
Barcelona y Génova.
Por último quisiera hablar brevemente sobre la manera de vivir de los
medievales de esta etapa. En cuanto a sus casas y calles; por lo general
eran pequeñas, para lo que ahora acostumbramos a ver. Las ciudades que
hemos nombrado no pasaban de 20000 habitantes –salvo Venecia y Córdoba- y
la mayoría oscilaba entre 5000 y 15000. Estaban rodeadas por murallas y
adentro las casas se amontonaban en desorden, dejando calles estrechas y
tortuosas que apenas permitían el paso. Eran lugares muy sucios y los
animales vagaban por las calles entre las personas. Los deshechos humanos
se amontonaban en ciertos lugares y eran foco seguros de infecciones y
epidemias (que en la Edad Media conocían con el nombre genérico de
"pestes") cada una de estas "pestes" cobraba millones de víctimas cada vez
que aparecían en Europa. La famosa peste negra fue la de 1349, que acabó
con dos tercios de la población en muchos lugares. Para las epidemias, no
había ninguna defensa conocida, por lo que estremecían la conciencia moral
y estética del europeo, es por eso que estas catástrofes van a ser tema de
muchas obras artísticas literarias (como el Decamerón) y pictóricas.
También eran muy frecuentes los incendios, pues empleaban mucha madera para
la construcción, además de que los edificios estaban muy cerca uno del
otro.
En los burgos medievales, comerciantes y artesanos formaban asociaciones
para defenderse y reglamentar la competencia de los extranjeros y de sus
conciudadanos. Y de esa manera asegurar la calidad y el precio de las
mercancías fabricadas. Estas asociaciones de artesanos dieron origen a los
gremios, que se van a convertir en la organización básica del trabajo
medieval. Estos regulaban el trabajo de la profesión, pues era el gremio
quien daba títulos a los aprendices que pasaban, tras largos años de
trabajo, a oficiales y luego a maestros. También controlaba los precios de
cada artículo y regulaba la disminución de calidad en el acabado de la
obra. De igual modo, protegía el comercio local contra el foráneo, de modo
que para vender artículos extranjeros en cualquier vía tenía que hacerse
por medio de un agente de la vía, que cobraba una comisión. El gremio
resolvía los litigios que surgían entre los profesionales y no admitían
ningún otro arbitrio. Ni el rey ni el noble tenían jurisdicción sobre sus
decisiones. Como en todo lo que hemos visto había sus excepciones, en
algunos países, como España o Italia, los gremios no tuvieron tanta
independencia y estuvieron casi siempre bajo la sombra de los señores o del
monarca, pero en Francia, y sobre todo en Flandes, los gremios tuvieron una
enorme libertad, tanto en el terreno político como en el económico. Esto
quiere decir que, dentro de la pequeña sociedad cerrada que era el burgo
medieval, había estos espacios de excepción que eran los gremios, que
empequeñecían aún más el espíritu medieval.
Por afectar sus intereses, los grandes capitalistas franceses, lombardos y
judíos combatían continuamente a los gremios, que eran un obstáculo para
sus negocios internacionales y es entendible pues, el exclusivismo gremial
que al principio favoreció a los ciudadanos hubiera (al final)
imposibilitado el comercio internacional, y es por eso que termina por
sucumbir a partir del siglo XIV. Cabe aquí aclara que durante la guerra de
los Cien Años, los municipios flamencos quieren imponerse a Francia y
nombran una especie de caudillo comunal -Van Artwelde-, que es poco después
asesinado, y las ciudades flamencas son sometidas por el rey de Francia y
el duque de Nevers.
El especial modo de vida de los burgos bajomedievales encuentra su apogeo
entre los siglos XII y XV, para finalmente decaer más tarde frente a
concepciones políticas más avanzadas que se imponen en la edad moderna.

LAS UNIVERSIDADES
Recordemos que en la Alta Edad Media sólo existían las escuelas monacales y
catedralicias como centros de enseñanza. Algunas de ellas las vimos en
clase, como la Palatina de Aquisgrán o la de Sant Gal. A partir del siglo
XI, se comienzan a agrupar algunos estudiantes que no quieren aceptar las
disciplinas monacales. Son gente inquieta, preocupada por problemas de
Derecho y Teología y sobre todo encuentran maestros decididos a enseñarles
libremente lo que quieren aprender. En muchas ciudades de Europa se forman
grupos de estudiantes y maestros que hacen una vida en común y se someten a
una disciplina bastante liberal5.
Así surge la Universitas; que es la asociación entre maestros y alumnos,
con el único fin de impartir y recibir enseñanza. Este es el primitivo (y
debería ser el actual) sentido de la Universidad. Estas “asociaciones”
tuvieron un régimen y administración autónomos. Los fondos que se
recaudaban eran celosamente guardados en alguna iglesia o edicto público.
Tampoco faltaron los enfrentamientos con los centros clericales (escuelas
catedralicias y monacales) aunque casi siempre ganaron los
“universitarios”. En algún momento, cuando las cosas se pusieron
difíciles llegó a intervenir directamente el Papa, como en el choque entre
los maestros de la escuela catedralicia de París y los que enseñaban fuera
de los muros clericales. Al final, el Pontífice les dio la razón a los
maestros universitarios y les permitió enseñar Teología y Filosofía sin
permiso explícito del "Magister" catedralicio. En otros lugares, donde la
vida de la Universidad era continuamente saboteada, los estudiantes
recurrieron a una especie de “huelga”, se iban de esa ciudad y se
establecían en otra que les presentaba menos dificultades. Algunas
ocasiones estas "huidas" estudiantiles eran en masa y a veces permanentes,
otras veces ya que se superaba el obstáculo, volvían, pero siempre quedaban
algunos en el sito anterior dando vida a una nueva Universidad. Al parecer,
de este modo surgió la Universidad de Oxford, que fue formada por
estudiantes que habían huido de Amiens y París.
Había algunos sitios donde estas reuniones docentes tenían edificios, pero
la mayor parte de ellas funcionaba al aire libre, en plazas públicas, o
debajo de los puentes, como en Paris. Afortunadamente, poco a poco fueron
acumulando fondos suficientes como para tener sus propias instalaciones.
En cuanto a la organización interna, la Universidad era muy parecida a la
de los gremios, en realidad estudiantes y maestros formaban el gremio de la
enseñanza. Cada Universidad tenía sus propios reglamentos y se regían por
5
Algo así como los hippies medievales.
las ordenanzas que estos dictaban. A la cabeza de la Universidad estaba el
“rector”, que era un estudiante elegido entre sus compañeros y tenía
jurisdicción sobre los problemas internos que se generaban en el
“gremio”. Los maestros o "Magistri" tenían que aprobar varias pruebas
hasta alcanzar el grado docente que les correspondía. Estas pruebas eran
realizadas por los maestros que ya pertenecían a la Universidad y tenían
nombres muy parecidos a los que ahora se utilizan, Bachiller, Licenciado,
Doctor, y, por último, Maestro; título que les daba derecho a enseñar
públicamente en la Universidad. Estos maestros también recibían un permiso
especial de la Iglesia, la licencia docente, aunque su concesión fue casi
siempre un trámite, pues en muy raras ocasiones la jerarquía eclesiástica
se negó a conceder la licencia a un maestro aprobado por el claustro
universitario. Las cátedras se cubrían por elección y aprobación del
claustro de maestros y el rector -como representante de los estudiantes-,
pero esta elección estaba casi siempre influenciada por el que antes
ocupaba la sede docente, éste tenía derecho a proponer sucesor de su
materia y éste era casi siempre aprobado por el claustro. Es por esta
razón, que algunas cátedras estuvieron casi siempre vinculadas a una
determinada Orden religiosa. Por ejemplo, en Paris, la Teología estuvo en
manos de los dominicos, porque cada maestro proponía como sucesor de su
cátedra a un miembro de su Orden o algún suyo.
Las Universidades también necesitaron cierto reconocimiento oficial, que
recibieron con cierta facilidad del monarca y del Papa. Los monarcas
extendían fácilmente Cartas de permiso para abrir un centro, cuando no
fomentaban directamente la creación de Universidades. El Papa lo mismo,
concedía también fácilmente la Bula necesaria para instalar un nuevo centro
de estudio.
Cada Universidad se especializaba en un tipo de estudios y regularmente
continuaba en esa misma tradición durante varios decenios. Las materias más
corrientes eran la Filosofía, la Teología, la Medicina, el Derecho romano y
canónico, y las siete artes liberales.
Alrededor de las ciudades universitarias se formó un ambiente denso y
popular. Los estudiantes aumentaron la población urbana y llenaban las
hospederías y residencias (cuando no vivían en la calle y comían de la
limosna de los habitantes).
Las Universidades más antiguas y famosas de Europa fueron, la de Bolonia,
donde se estudiaba Derecho romano, y la de Salerno 6, donde se estudiaba
Medicina. En España las más famosas fueron la de Palencia y Salamanca entre
otras. En Francia, se destacaron la de Montpellier, Toulouse, Amiens y
Paris y en Inglaterra, las de Cambridge y Oxford.
La filosofía que se enseñaba en estas Universidades -que no se despegaron
de la tradición de la que se enseñaba en las Escuelas catedralicias-
recibió el nombre de Escolástica. Dentro de esta participaron maestros tan
importantes como San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino, quienes dejaron
su nombre unido para siempre a esta espléndida producción intelectual.
Dentro de la escolástica había varias direcciones filosóficas diferentes,
entre las más importantes estaban la de los dominicos -Santo Tomás y la
Summa Teológica-, y la de los franciscanos, cuyo máximo representante fue
el escocés Duns Scoto. Un dato muy interesante es que, la filosofía
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Con gran influencia musulmana.
escolástica, intentó adaptar al pensamiento cristiano la obra de Platón y
Aristóteles.

Las órdenes mendicantes

En el siglo XII aparecen en Europa unos monjes inspirados por un espíritu


evangélico y renovador. Forman Órdenes regidas con vetos y disciplinas,
pero su sistema de vida es muy diferente al de los benedictinos. Son los
franciscanos y domínicos.
Los franciscanos fueron creados por San Francisco de Asís en 1209. Este
personaje es completamente revolucionario para el sistema mental de la
época, y como a todos los provocadores se le malentendió y persiguió en
muchas ocasiones, aun a pesar de su humildad y caridad llevadas al extremo.
El principal objetivo de la Orden franciscana era la predicación de la
doctrina cristiana entre la gente rural y urbana. Los monjes vivían de la
limosna y es por eso que fueron llamados "mendicantes". Poco después de la
muerte de San Francisco hubo algunas diferencias entre sus discípulos, el
problema era que, unos querían vivir en la extrema pobreza (observantes) y
otros querían edificar conventos para vivir en comunidad (conventuales).
Los encuentros entre ellos fueron tan fuertes que el Papa tuvo que
intervenir en varias ocasiones. Gracias al ejemplo de los franciscanos,
Santa Clara fundó las Clarisas, como Orden femenina.
La Orden de los dominicos fue fundada por Santo Domingo de Guzmán en 1215,
su objetivo principal es la predicación, el estudio y la pobreza
evangélica. Los dominicos se dedicaron al estudio de Teología y Filosofía y
monopolizaron las cátedras universitarias en ciudades como Toulouse o
Paris.
Los Papas favorecieron casi siempre la difusión de estas Órdenes porque
encontraron en ellas el medio ideal para extender la religión en las
ciudades. Se acordarán que los frailes benedictinos fueron el instrumento
de conversión en los medios rurales, sin embargo la mayoría de los abades
habían sostenido largas tensiones con las ciudades, pues siempre
desconfiaron de los poderosos monjes feudales. Justamente al contrario de
los dominicos y franciscanos que, con su espíritu de pobreza y democracia,
se acercaron a las masas urbanas sin ninguna pretensión de superioridad, lo
que causó mayor huella en sus convicciones.
El espíritu de estas Órdenes era mucho más abierto que las anteriores, pues
incluso sostenían discusiones teológicas en las Universidades y escuelas.
Sin este periodo escolástico, en el que franciscanos y dominicos elaboran
toda una doctrina filosófica hubiera sido imposible entender a toda la
filosofía moderna.
La Órdenes también fueron utilizados por el Pontífice como freno de algunas
herejías, como ocurrió por ejemplo con los
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albigenses , que se extendieron por el sur de Francia y fueron combatidos
por Inocencio III, para lo cual creó la Inquisición, al frente de la cual
puso a los dominicos. Más tarde convocó una Cruzada militar contra ellos y

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O cátaros, cuya doctrina era un movimiento religioso de carácter gnóstico que se propagó por
Europa Occidental a mediados del siglo X. Ésta afirmaba una dualidad creadora (Dios y Satanás) y
predicaba la salvación mediante el ascetismo y el estricto rechazo del mundo material, que era
percibido por los cátaros como obra demoníaca.
fueron cruelmente aniquilados por los señores feudales del norte de
Francia.

La cultura bajomedieval
Al mismo tiempo que las ciudades llegaban a su apogeo (siglo XIII), que
aparecían los franciscanos y domínicos en sus calles y plazas, que los
estudiantes se congregaban en torno a sus maestros para formar la
Universitas y se comenzaba a construir las primeras catedrales góticas, se
producía un
fenómeno lingüístico importantísimo, que viene a dar solidez a todos estos
cambios. El latín se fue abandonando como lengua usual y fue sustituido por
las lenguas romances, que llevaban varios siglos de gestación, pero que no
alcanzaron autonomía hasta esta época. En las escuelas se siguió enseñando
el latín y todos los libros científicos siguieron escribiéndose en latín,
pero el romance llegó al dominio público. Dejó de ser solamente la lengua
vulgar que usaba la gente iletrada, sino que ya algunos clérigos y poetas
escribieron en romance sus obras. De esta manera surgen las primeras
epopeyas europeas como; Los Nibelungos, la Chanson de Roland, el Mío Cid y
Los Minnesinger. Juglares y trovadores llevan esta poesía popular de un
lado a otro, a través de los caminos de peregrinación, especialmente los de
Roma y Santiago de Compostela. Hay muchas teorías sobre el origen de estos
poemas que parecen tener una raíz popular. Aunque no cabe duda que fueren
conocidos, extendidos y modificados por el pueblo. Pero su creación
original seguramente se debió a los clérigos, que eran los únicos con
conocimientos históricos suficientes para saber los hechos que cantan los
poemas, que fueron compuestos a finales del siglo XI y durante el siglo
XII, es decir, muchos años después de que sucediera lo narrado en los
cantares. Algo parecido a lo que sucedió con la Ilíada y los poetas
homéricos.
Además de estas creaciones culturales aisladas, existieron algunos focos
intelectuales importantes, que concentraron toda la atención cultural en
ese tiempo y realizaron una labor fundamental de recopilación e
investigación que no tuvo precedentes. Uno de estos focos fue la corte de
Alfonso X el Sabio y la Escuela de Traductores de Toledo, protegida por
Alfonso. En esta escuela reunió a los mejores eruditos musulmanes y judíos
que tenía a su alcance, y emprendió una gigantesca labor de búsqueda de
manuscritos y traducción de
obras clásicas, romanas, griegas y musulmanas. Sus obras más importantes
son "La Grande e General Historia". "La Historia General de España", el
"Libro de las Siete Partidas", también algunos de carácter científico o de
otros ámbitos, como el "Libro de Ajedrez" o el “libro del saber de
Astronomía". También se hicieron obras poéticas, como las "Cantigas", y se
tradujeron cuentos hindúes y persas muy antiguos, como "Calila y Dimma".
Otro foco cultural de gran importancia fue la corte de Federico II
(emperador de Alemania) en Nápoles. Las Universidades de Salerno y Nápoles
le deben su prestigio, sobre todo en el terreno de la medicina quirúrgica.
Federico también recibió gran impulso de los musulmanes, que en aquel
entonces tenían mucha influencia en Sicilia.
En casi todas las universidades europeas se fue realizando una intensa
labor de investigación, aunque lenta fue sumamente fructífera. En ellas no
sólo se fomentaron las ciencias filosóficas y teológicas, también sufrió un
gran impulso la Geometría, la Aritmética y las Ciencias Naturales. Sin
embargo, la Física y la Química fueron prácticamente desconocidas por los
medievales, se realizaron algunos ensayos (poco afortunados) de
transformación de elementos, a estos eventos los conocemos con el nombre de
Alquimia. En aquel entonces la farmacia no se basaba en la química sino en
la herbolaria.
Es muy importante anotar que, la ciencia medieval no fue despreciable, como
se dice muy a menudo. La cuestión es que, no podemos compararla con la
ciencia moderna, que ha avanzado muchísimo sobre todo en el terreno de la
Físico-Química.
A los musulmanes se les debe mucho, pues ellos tradujeron las obras griegas
y mesopotámicas y enviaron su influencia a través de España y el sur de
Italia, ellos fueron los transmisores de la cultura clásica y los
impulsores de los estudios científicos en la Edad Media. Aunque no debemos
olvidarnos que el afán individualista será el motor de todo este proceso.
El hombre bajomedieval es individualista, aunque sería más preciso decir
que en este momento empezó a serlo, pues siente dentro de sí la imperiosa
necesidad de realizarse individualmente. Por eso, pregunta, busca y se
atormenta. Contempla las cosas desde distintos puntos de vista y necesita
nuevas soluciones para todo. Y de ahí se dan los cambios que producirán en
poco tiempo un mundo muy diferente.

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