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Martínez, sj
CONCIENCIA,
DISCERNIMIENTO
Y VERDAD
estudios y ensayos
j bac j
TEOLOGÍA
Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XV
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXI
Siglas y abreviaturas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXVII
Las tres palabras rotundas que dan título a este libro, Concien-
cia, discernimiento y verdad, nombran alguna de las realidades más
importantes en mi vida, que configuran, con mi fe en Jesucristo y
mi pertenencia a la Iglesia dentro de la Compañía de Jesús desde
hace treinta y siete años, mi modo de ser, estar y proceder en el
mundo. Al menos ese es mi deseo más profundo.
Conciencia y verdad son dos palabras que hacen siempre
buena pareja y se encuentran bien juntas; entre sí se refuerzan
mutuamente, porque la conciencia pone en primer plano la li-
bertad de la persona y la verdad le da orientación y horizonte a
esa libertad. Conciencia y verdad (Gewissen und Wahrheit, 1992)
se titula un delicioso ensayo del papa Benedicto XVI que me ha
marcado profundamente por cómo dialoga con Sócrates, Tomás
Moro o John Henry Newman. Tres campeones de la humanidad
por su impresionante fidelidad a la verdad que reconocieron con
rectitud en el hondón de su conciencia. Y entre ambos términos
el discernimiento está óptimamente ubicado y recibe su hogar
natural, pues discernir tiene sentido si se dirige a la verdad desde
lo más nuclear de la persona; así entendemos que no solamente
sea distinguir el bien del mal, sino elegir el bien que se corres-
ponde con la voluntad de Dios en lo concreto de la existencia
personal.
Este libro no ha sido fruto del normal desempeño de las fun-
ciones de investigación y transferencia propias de un profesor de
teología moral en una universidad de la Iglesia. En el conjunto del
trabajo que está detrás de esta obra, esas funciones universitarias se
han activado en mí casi por puro sentido de la obligación moral y
religiosa de profesor, jesuita y, los últimos siete años, rector de la
Universidad Pontificia Comillas. De algún modo, me siento refle-
jado en la sentencia zubiriana: «La obligación es la forma en que el