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I. INICIO
Canto de entrada:
“Entra En La Presencia Del Señor”
Entra en la presencia del Señor con Bendito sea el Señor Dios poderoso
gratitud quien fue quien es y quien vendrá
Y adórale de corazón Bendito sea el Señor Dios poderoso
Entra en la presencia del Señor con por siempre reinará.
gratitud
Y alza tu voz con júbilo Padre del cielo te adoramos
alzamos hoy tu nombre en alto
Dad gloria, y honra y alabanza que tu reino se establezca en la alabanza
Al Señor oh Cristo. Nombre sin igual de tu pueblo te declara tu poder.
(2).
Canto
Canto
“Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y María, concebida sin la culpa del pecado original”
Hora Santa Curia “Madre del buen consejo”
Oración inicial.
Oh Jesús, pan de Vida, estamos delante de ti, para adorarte, para platicar contigo en esta
tarde que la inmensa bondad de tu Padre Dios, nos ha regalado. Hoy queremos que en este
momento tu compañía llene nuestras vidas, nos haga uno a nosotros para adorarte, para
alabar y darle la gloria a tu nombre. Permite que el Espíritu Santo, que es Fuente de Vida se
derramo sobre nosotros, para que disponga nuestro corazón y nuestra vida a darte
adoración y alabanza.
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta
estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió
que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos;
pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. Al acercarse al pueblo a donde
iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con
nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió
que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se
lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su
lado.
Oración espontánea.
Canto
“Pan de Vida”
“Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y María, concebida sin la culpa del pecado original”
Hora Santa Curia “Madre del buen consejo”
Oración introductoria
Señor, como Bartimeo soy un ciego, me falta la luz de la fe y por eso tropiezo con mi
pecado. El egoísmo cierra mis ojos, me paraliza. Por eso yo también te grito fuertemente en
esta oración: Señor, ¡ten compasión de mí! ¡Padre mío, haz que vea! ¡Haz que me aleje de
mi indiferencia y comodidad movido por el amor, la esperanza y la fe!
En aquel tiempo, mientras Jesús salía de Jericó acompañado de sus discípulos y de una
gran muchedumbre, el hijo de Bartimeo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.
Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: ¡Hijo de David, Jesús, ten
compasión de mí! Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más:
¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Llaman al ciego,
diciéndole: ¡Animo, levántate! Te llama. Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde
Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? El ciego le dijo: Rabbuní,
¡que vea! Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y al instante, recobró la vista y le seguía
por el camino.
Oración espontánea
De acuerdo a la lectura del Evangelio (5 – 10 minutos).
Canto
“Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y María, concebida sin la culpa del pecado original”
Hora Santa Curia “Madre del buen consejo”
Oración introductoria
Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan,
vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»
Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Jesús
les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no
bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene
vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi
sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo
en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el
que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron
vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.
ORACIÓN ESPONTÁNEA
De acuerdo a la lectura del Evangelio (5 – 10 minutos).
CANTO
“Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y María, concebida sin la culpa del pecado original”
Hora Santa Curia “Madre del buen consejo”
Oración introductoria
ORACIÓN ESPONTÁNEA
CANTO
“Aquí hay un muchacho”
“Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y María, concebida sin la culpa del pecado original”
Hora Santa Curia “Madre del buen consejo”
Oración introductoria
ORACIÓN ESPONTÁNEA
CANTO
“Temblando de amor”
“Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y María, concebida sin la culpa del pecado original”
Hora Santa Curia “Madre del buen consejo”
Oración introductoria
Ven, Espíritu Santo, ilumina nuestra oración para que podamos, hoy
y siempre, escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios. Y así
como María, tu madre, guardaba todas esas cosas en su corazón,
nosotros podamos guardar prudencia ante las situaciones y también
pedimos su intercesión para recibir, y saber aprovechar, la gracia
para cumplir siempre tu voluntad.
ORACIÓN ESPONTÁNEA
De acuerdo a la lectura del Evangelio (5 – 10 minutos).
CANTO
“Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y María, concebida sin la culpa del pecado original”
Hora Santa Curia “Madre del buen consejo”
IX ORACIÓN FINAL:
Señor Jesús:
"Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Hijo de
Dios" (Jn. 6,69). Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última
cena y continúa como comunión y donación de todo lo que eres. Aumenta nuestra FE.
Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al Padre para
decirle nuestro SÍ unido al tuyo. Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.
Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras situaciones
personales, así como los diversos sectores de la vida familiar y social. Tú eres nuestra
ESPERANZA, nuestra paz, nuestro mediador, hermano y amigo.
Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives "siempre intercediendo
por nosotros" (Heb. 7,25). Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y
camino apresurado contigo hacia el Padre.
Queremos sentir como tú y valorar las cosas como las valoras tú. Porque tú eres el centro, el
principio y el fin de todo. Apoyados en esta ESPERANZA, queremos infundir en el mundo
esta escala de valores evangélicos por la que Dios y sus dones salvíficos ocupan el primer
lugar en el corazón y en las actitudes de la vida concreta.
Queremos AMAR COMO TÚ, que das la vida y te comunicas con todo lo que eres.
Quisiéramos decir como San Pablo: "Mi vida es Cristo" (Flp. 1,21). Nuestra vida no tiene
sentido sin ti.
Queremos aprender a "estar con quien sabemos nos ama", porque "con tan buen amigo
presente todo se puede sufrir". En ti aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre, porque
en la oración "el amor es el que habla" (Sta. Teresa). Entrando en tu intimidad, queremos
adoptar determinaciones y actitudes básicas, decisiones duraderas, opciones fundamentales
según nuestra propia vocación cristiana.
El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos ayuda a decir esos "gemidos
inenarrables" (Rom. 8,26) que se traducen en actitud agradecida y sencilla, y en el gesto filial
de quien ya se contenta con sola tu presencia, tu amor y tu palabra.
“Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y María, concebida sin la culpa del pecado original”
Hora Santa Curia “Madre del buen consejo”
Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar en el
corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se hizo la más perfecta Madre.
Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y amando tu Palabra, para
transformarla en vida y comunicarla a todos los hermanos. Amén.
Oremos:
Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión,
concédenos te pedimos, venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu
Sangre, que experimentemos continuamente en nosotros los frutos de tu Redención. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen.
Guía: Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.
Todos: Firme en su Misericordia por nosotros, su fidelidad, dura por siempre.
Guía: Gloría al Padre, y al Hijo, y al Espiritu Santo.
Todos: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amen.
CANTO DE RESERVA
“Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y María, concebida sin la culpa del pecado original”
Hora Santa Curia “Madre del buen consejo”
CANTO FINAL
“Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y María, concebida sin la culpa del pecado original”