RAZÓN ESCEP FE Pa Mandar A Jass

También podría gustarte

Está en la página 1de 9

RAZÓN, ESCEPTICISMO Y FE

Kêfàs (del arameo, traducido libremente como “Piedra Bruta”)

Los trabajos que pueden leer a lo largo del presente libro son la
opinión siempre personal de cada uno de los firmantes de los mismos, por lo
que no pueden ser extrapoladas dichas opiniones a ningún tipo de
pensamiento generalizado o indicación al respecto de lo que nadie ha de
pensar.

Este trabajo ha sido confeccionado específicamente para su publicación


en este medio, aunque proviene de varios trabajos y sus correspondientes
debates que sí han tenido lugar en nuestra logia.

Al debatir sobre la fe y la razón se trata de un tema sensible, y desde


la organización masónica a la que pertenecemos se tiene el mayor de los
respetos por cualquier tipo de creencia siempre que esté en consonancia con
los derechos fundamentales y las libertades de las personas; lo cual incluye
creer en una determinada fe o religión, creer en algo determinado o no creer
en nada en absoluto. Las opiniones al respecto se han intentado explicar de
forma objetiva, lo cual, como todos sabemos, no es sencillo.

INTRODUCCIÓN:

La historia de la religión se pierde en el alba de los tiempos, es previa


a la escritura y a la cultura, aunque tenemos algunas pinturas rupestres que
hacen pensar que ya se realizaban cierto tipo de ceremonias fúnebres para
enterrar a los muertos.

El hombre primitivo se supone que confiaría en el “hombre sabio”,


algún anciano con experiencia, lo cual derivaría en los chamanes, curanderos o
brujos que siguen existiendo en la actualidad entre muchos pueblos indígenas
de varios continentes.
Pero nuestro antepasado se enfrenta a fenómenos que no es capaz de
explicar y que transcienden cualquier conocimiento o deducción racional que
podría hacer ¿Por qué se produce una tormenta? ¿Qué es un volcán? ¿De
dónde sale un rayo?

En los pueblos primitivos se supone que la religión es un intento de


explicar la cosmogonía, todo lo que nos rodea, y que conforma un soporte
para las relaciones sociales, incluso puede ser el principal entramado social
para dar estabilidad y cohesión a la tribu.

Según diversos estudios de antropología que han intentado explicar el


fenómeno religioso y su historia, se supone que en la más remota antigüedad
lo que propondría la religión primitiva es el intento de dar una explicación a los
fenómenos de la naturaleza, así el hombre primitivo llegaría a una religión
animista, y se supone que politeísta.

El siguiente mecanismo no está demasiado claro y tenemos sólo


suposiciones; de la asignación de una deidad responsable de un fenómeno
natural o una familia de ellos pasamos a un panteón de dioses y las
complicadas relaciones entre ellos –familiares o no-. Las religiones politeístas,
en general, han sido consideradas como «primitivas» por los estudios
teológicos o filosóficos.

La palabra Panteón (del griego Πάνθειον -"todos los dioses"-) designa


el conjunto de todos los dioses de la mitología de una religión politeísta. Las
primeras religiones de las que tenemos referencias escritas también son
politeísmos, destacando entre las principales -sobre todo para nuestro
referente cultural- los panteones egipcio, nórdico, heleno o romano. En todas
ellas tenemos una explicación a la creación del mundo, de los fenómenos
naturales a base del dios que le corresponda, estirpes y relaciones familiares,
crímenes, odios, etc..
Tras estas religiones primitivas iniciales, aparece un fenómeno que
nace en el Oriente próximo y que ha dado el 80% de los creyentes religiosos
actuales, que son las “religiones del libro”.

La primera de las religiones es la judía, que data según los


documentos de que disponemos de unos novecientos años antes de nuestra
era, y se basa en las enseñanzas de la Torá o Pentateuco. Dicha religión tuvo
una escisión que fue la del cristianismo, en el año cero de nuestra era, aunque
los primeros escritos datan de los años 80 a 110 de nuestra era. El
cristianismo aunque tuvo unos comienzos titubeantes floreció cuando fue
decretada religión oficial del imperio romano.

Hacia el siglo VII es cuando Mohamed, llega el Islam, y, en el caso de


España nos acompañará a lo largo de más de 700 años, marcando de forma
indeleble nuestro país no sólo religión, sino cultura, cocina, literatura, etc.

Estas tres legiones aglutinan al 80% de los creyentes del mundo, y con
ellas llega la Fe.

Según la Wikipedia:

La fe es, generalmente, la confianza o creencia en algo


o alguien. Puede definirse como la aceptación de un
enunciado declarado por alguien con determinada
autoridad, conocimiento o experiencia, o como la
suposición de que algo reflexionado por uno mismo es
correcto aunque falten pruebas para llegar a una
certeza sobre ese algo.

Y en la Biblia en la carta a los hebreos se dice:

"la Fe es la certeza de lo que se espera y la evidencia


de lo que no se ve" (Heb 11:1).
No vamos a detallar más los acontecimiento que suceden tras el
desarrollo de las religiones: guerras de religión, cruzadas, persecuciones, etc
… todo ello es histórico y no es motivo de este breve trabajo analizar ni
criticar.

Pero, brevemente desde un apartado filosófico, a finales del siglo XVII


llegan varios acontecimientos: El Siglo de las Luces, la ilustración … y un
período de racionalidad, de no dar cosas por sentado, una ruptura con muchas
de las ideas anteriores que comenzó con el protestantismo posiblemente. Una
definición al uso es:

«La Ilustración significa el movimiento del hombre al


salir de una puerilidad mental de la que él mismo es
culpable. Puerilidad es la incapacidad de usar la propia
razón sin la guía de otra persona. Esta puerilidad es
culpable cuando su causa no es la falta de inteligencia,
sino la falta de decisión o de valor para pensar sin
ayuda ajena. Sapere aude ¡Ten valor de servirte de tu
propio entendimiento! He aquí la divisa de la
Ilustración.»
Immanuel Kant

Con ellas llega la enciclopedia, el racionalismo huye de los dogmas,


como decía Kant “tu propio entendimiento”, la Ciencia empieza a salir del
medievalismo y la magia, con el Siglo de las Luces llega la moderna química
que sustituye a la alquimia, la medicina empieza a formar un corpus de
conocimientos observados, la física es capaz de discutir a los clásicos, etc..

… Y también hemos de mencionar, de forma necesaria, que llega la


masonería: la masonería moderna, la contraposición a la masonería operativa
anterior, la masonería especulativa es un producto que tiene relación con el
período en el que nace y que está inmersa en un periodo de cambios de
pensamiento.

En Francia están unidos el Siglo de las Luces, la Ilustración, los nuevos


filósofos, la masonería y la enciclopedia.

Desde el punto de vista de la filosofía no hay ninguna novedad al


respecto de la definición del racionalismo, veremos el apartado del desarrollo
científico algo más adelante.

En la segunda mitad del siglo pasado llega un movimiento que es el


escepticismo (también llamado “escepticismo científico”), que se trata de
una posición práctica, filosófica, científica y epistemológica, en la que se
cuestiona la veracidad de las afirmaciones que carecen de prueba empírica
suficiente. En la práctica, esta posición suele aplicarse al examen de
afirmaciones y teorías que van en contra del razonamiento lógico y del método
científico. El escepticismo científico se basa en el pensamiento crítico y se
opone a afirmaciones que carezcan de prueba empírica verificable y
contrastada.

El escepticismo no es moderno como denominación, ya que viene del


vocablo griego skeptikoi (que se deriva a su vez de skeptesthai, que significa
“examinar), y era una corriente filosófica propugnada por Pirrón, hacia el
siglo III antes de nuestra era, y que decayó un par de siglos después, para
reavivarse con Michael de Montaigne o con Descartes, que llevaron la duda
metódica hasta el Siglo de las Luces.

Pero el escepticismo del siglo XX se ha dado en calificar de


“escepticismo científico” y la corriente filosófica se denomina “escepticismo
filosófico”, con lo que, en la actualidad y pasando de apellidos, se suele
denominar al primero escepticismo.

DEBATE:
Los creyentes cuando hablan de las virtudes teologales mencionan la
“Fe” y la utilizan con mayúscula con su carácter especial y su unicidad, si
hablamos de la fe de forma genérica se utilizará con minúscula, diferenciando
la creencia en cualquiera de sus variantes.

En el desarrollo de las diferentes visiones entre razón, fe y


escepticismo nos dedicaremos de forma exclusiva a la religión cristiana,
mayoritaria en cuanto a número de fieles y la que ha tenido mayor influencia
en los diferentes procesos de la cultura occidental.

La Fe y la razón se ven discutidas a veces y enfrentadas en muchas


ocasiones. Es un tema tratado en multitud de ocasiones en teología.

La postura inicial de las religiones es que lo que dice el libro es literal y


lo explica todo, y ha de considerarse tal cual lo dice y sin cambiar una coma. Y
se dilucidan las posturas de los que dudan de cualquier cosa declarando
herejías y sentando la doctrina de fe en un concilio que posteriormente acaba
con los arrianos, los cátaros o todo aquel que opine de otra forma.

Santo Tomás de Aquino, padre de la Fe para los cristianos, dará la


preponderancia de las creencias (la fe) sobre la razón en cualquier tema;
seguirá en sus postulados lo dictado por san Agustín en el "Credo ut
intelligam" –deudor a su vez de Tertuliano y su "Credo quia absurdum est"-
que fijaban la fe sobre la razón. Santo Tomás modifica esta postura, está de
acuerdo en que todo lo teológico se sobrepone a cualquier disquisición
filosófica, pero reflejando que la filosofía se ocupará del conocimiento de las
verdades naturales (que santo Tomás reconoce que pueden ser alcanzadas por
la luz natural de la razón); y deja a la teología que se ocupe del conocimiento
de las verdades reveladas, de las verdades que sólo puede ser conocidas
mediante la luz de la revelación divina.
Esta “novedosa” postura deja entrever que no se puede anular la
razón, y es del siglo XIII (posterior a los cátaros), desde entonces las posturas
de la iglesia no han avanzado en cuanto al enfrentamiento dialéctico entre
razón y Fe, y frente a los avances científicos y las nuevas ideas la iglesia (las
iglesias) y, en general, casi toda la religión se han quedado muy al margen de
la razón.

En cuanto a la parte de la historia de la Ciencia, aparte de muchas


descripciones de épocas clásicas anteriores o coetáneas a las religiones, no
tienen muchos avances en nuestra era hasta el momento en el que llega el
renacimiento a Europa, y sobre todo en Italia; la sociedad tiene un avance
respecto a las épocas anteriores, bulliciosa de nuevas ideas, con un
redescubrimiento de los clásicos y con una nueva figura que cambia respecto
al pensamiento anterior: el humanismo.

El ser humano pasa a ser el “axis mundi”, pasamos del geocentrismo


al antropocentrismo, y el hombre del renacimiento pasa a estudiar los
fenómenos naturales, a fijarse en la naturaleza y a intentar explicar todo lo
que observa.

Podemos recordar a Leonardo da Vinci con sus estudios anatómicos,


con sus máquinas y con sus apuntes zoológicos .. hombre, naturaleza, entorno
y ciencia; hijo de este período será Galileo, que conmocionará al mundo con
unas teorías peligrosas y heréticas, y será condenado sin rehabilitación hasta
que la iglesia reconozca sus teorías casi cinco siglos después.

Tras Galileo, y siendo sumamente esquemáticos dada la extensión


breve de que disponemos, el siguiente exponente de la razón que brilla con luz
propia y que cambia el pensamiento del mundo tal y como se conocía es René
Descartes, padre del método cartesiano y que dará la única luz sobre la verdad
a “la Razón”. Descartes es heredero de la investigación y la curiosidad
científicas del renacimiento y padre del «Siglo de las Luces».
A partir de este momento los acontecimientos se aceleran
enormemente a nivel de la parte de la razón, la Ilustración trae consigo “La
era de la Razón” en el siglo XVII, sir Isaac Newton y unos nuevos principios de
la naturaleza dan paso a un siglo de revoluciones: la enciclopedia, el fin de los
antiguos regímenes, la revolución francesa, la independencia de los EEUU,
Rousseau, Voltaire, Diderot, D’Alambert, Jefferson, Franklin, etc..

La Ciencia empieza a tener postulados, aparecen nuevos filósofos, se


habla de una nueva realidad social, surgen nuevas ideas referentes al hombre
y la sociedad, e incluso se llega a hablar del ateísmo.

Desde el fin de la primera mitad del siglo XVIII y sobre todo a partir
del siglo XIX ya hay un continuo e imparable avance de la ciencia y la razón,
con la aparición motivada por la revolución industrial de nuevas realidades
sociales y una nueva realidad económica.

A partir de este punto la evolución científica es tan acelerada que los


descubrimientos en todos los campos se suceden a un ritmo vertiginoso en
todo lo que tenga que ver con tecnología.

Es complejo resumir en tan poco espacio tantas ideas y avances que


corresponden a tecnología, sociedad, descubrimientos, ciencia, etc .. siendo
unas breves pinceladas que nos dan cuenta de la efervescencia de esas épocas
frente al inmovilismo inherente a la fe.

La razón ha pasado a ser el motor de filósofos y científicos desde el


Renacimiento y hasta nuestros días, con grandes pensadores que han
desarrollado diversas teorías al respecto pero que han concluido en darle el
valor como fuente del conocimiento con ayuda de la Ciencia.

La razón es el elemento de análisis y la herramienta de la que nos


servimos para llegar a conclusiones.
El escepticismo no admite ninguna conclusión que no esté avalada por
pruebas empíricas.

La fe, en cambio, se basa en postulados que son aceptados, que no


explicados ni demostrados.

Difícilmente una persona escéptica puede ser creyente, ya que la


propia naturaleza de los conceptos “chocan” entre sí de forma bastante
excluyente. La razón es motivo de duda en muchos de los postulados de
cualquier creencia, así que tampoco es muy compatible con la fe.

Cada persona puede creer o no creer, y la fe es una elección personal


de cada uno, pero se trata de algo absolutamente contrario a pedir pruebas
empíricas de lo que se dé por sentado (escepticismo), o tiene conflictos entre
las afirmaciones dogmáticas y su explicación (razón).

CONCLUSIÓN:
Resumiendo en una sola frase, con el peligro que ello conlleva de ser
reduccionista o simplista:
Los asuntos de la fe para la fe y los de la razón para la razón.

HE DICHO

También podría gustarte