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Mapa del Imperio. 1. Transplante

El lugar de Néstor Perlongher en rela-


de un problema que como colocación
natural, excesivamente cómoda.
Esta dimensión doble de la “obra” de
Néstor Perlongher y el Barroco ción con el Barroco está definido por
una participación doble: el poema y el
Perlongher mereció, ya, miradas de
sospecha. Por ejemplo, escribe Nicolás
ensayo. Esta situación conduce muchas Rosa: “Los ensayos de Perlongher no
Por Valentín Díaz (*) veces a una lectura de sus ensayos como son su poesía, son la página de enfrente
mera definición de una poética, y en del libro que intentó escribir en su
otros, a una lectura de sustento mutuo vida”.1 Escribir durante su vida y en
La obra de Perlongher puede inscribirse en la tradición entre ambos espacios genéricos. su vida; en efecto, los ensayos son un
Su reflexión teórica sobre el Barroco, espacio privilegiado de indagación del
del Barroco del siglo XX. Sin embargo, su afiliación no
sin embargo, admite ser interrogada alcance vital de los conceptos. Pero si
debe tomarse como un acoplamiento pasivo de lo que independientemente, por tres motivos la presión de los protocolos (ejemplar-
hasta entonces fue formulado como corriente estética. fundamentales: en primer lugar mente, el universitario o el filosófico
Por el contrario, su propio recorrido, definido por él porque esa reflexión excede el espacio tradicional), permiten colocar esos
mismo como “Neobarroso”, está influido por la expe- de su propia obra poética y funciona textos a distancia
riencia brasileña; sus implicancias culturales, sus aven- como postulación de un modo de leer; (en la página Perlongher hace de la teoría una
turas por los bajos fondos de la nocturnidad paulista y luego, porque su uso de lo barroco de enfrente), al práctica singular, un modo de
excede lo estético; finalmente, porque mismo tiempo no intervención tensionado entre
sus compromisos militantes. Esa inflexión del Barroco temáticamente se inscribe en una larga sólo la experiencia el rigor y lo panfletario, entre
que propone Perlongher, con una fuerte vocación de tradición teórica con recorrido propio, (por ejemplo, el la participación universitaria y
fundar una impronta rioplatense en el género, puede la del Barroco del siglo XX. Y aun, singular trabajo la circulación subterránea.
concebirse –señala en este trabajo Valentín Díaz– porque esa separación permite sostener de campo o
como la invención de un modo de vivir una época. Y una sospecha con respecto a la cohe- la militancia) que los soporta, sino
vivir, en este caso, significa hacer vivible, sobrevivir, rencia de la “obra” (coherencia, eviden- fundamentalmente la escritura,
temente, definida en primer lugar por permiten hablar de una máxima proxi-
pero también escribir, trabajar, transitar e incluso
el propio Perlongher, a partir de un midad (reservada habitualmente para
dejar de vivir. Y así, entre la prosa y la poesía, entre el sistema de reenvíos ostensibles entre la poesía) –que es siempre proyecto,
ensayo y la teoría, Perlongher fue tallando los trazos su poesía y sus ensayos): si lo barroco Libro futuro–.
de algo que alguna vez fue llamado literatura lumpen, está acosado, desde el comienzo, por Inscripto en la tradición teórica del
enraizada en los devenires minoritarios que formaban la vacilación y la incertidumbre, si Barroco, Perlongher sigue con fide-
parte de una cartografía del mundo popular, desa- las Historias (de las artes plásticas, la lidad la lógica de esa tradición: crea
fiando las estratificaciones del poder. literatura, la música, la arquitectura, conceptos, hace proliferar categorías.
la filosofía, las ciencias, etc.) no han Su invención, leve, es el “Neobarroso”.
Se trata de una singular trama de textos que nunca hecho más que suspender, voluntaria Y esa invención, probablemente, no
descuidó el diálogo con la filosofía francesa, con el o involuntariamente, una definición constituya un momento de gran rele-
psicoanálisis experimental y el postestructuralismo que acabada del concepto, si el Barroco vancia en la historia del Barroco; no
viajaba de la mano de Deleuze y Guattari y era recibido –y allí reside, probablemente, su hay en Perlongher una gran innova-
por un clima político y estético efervescente en Brasil. resistencia en el tiempo– no logra nunca ción conceptual (aunque sí bibliográ-
Su obra fue muy difícil de asimilar en la Argentina coincidir consigo mismo (al punto fica) en esa elaboración. Es casi un
de que el hiato entre la palabra y el chiste, un estiramiento, que se deriva
de los 80, tan proclive al consensualismo democrá-
concepto se vuelve un auténtico pozo de un pasaje de Severo Sarduy y que
tico. Pero esta dificultad debe advertirnos sobre los sin fondo), entonces, la serie Barroco, Perlongher concibe como apelativo
riesgos de una recepción esteticista y pacificada de Neobarroco, Neobarroso, Neoborroso, paródico. Sin embargo, en torno a
sus afirmaciones en un campo cultural tan proclive Transbarroco, Hiperbarroco, debería esa postulación se despliega una obra
a desvincular estilo de implicancias existenciales. funcionar antes como delimitación teórica que resiste aún hoy relecturas.

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Lo barroco, allí, crece, en la medida Perlongher como auténtica apertura: más que de un tatuaje, se trata de por lo tanto en otro modo de negati-
en que desborda el espacio estético y el cubano, desde fines de los 60 estaba un tajo, que corta la carne, rasura vidad (es decir, de articulación entre
funciona como experiencia. Perlongher ocupado en una tarea también doble o el hueso (...). Entre estos dos grandes literatura y política).
hace de la teoría una práctica singular, triple (poesía, novela y ensayo) y había polos de la tensión tajo/tatuaje, se Pero algo de esa violencia se vuelve
un modo de intervención tensionado lanzado, en 1972, el “Neobarroco”, desenvuelve, grosso modo, una multi- intolerable y, como Manuel Puig,
entre el rigor y lo panfletario, entre la a través de una articulación singular plicidad de escrituras neobarrocas.4 para recorrer ese camino, Perlongher
participación universitaria y la circula- entre las búsquedas teóricas funda- necesitó, a comienzos de los 80,
ción subterránea y mentalmente francesas y el problema ¿Qué supone este pasaje? En primer mudarse a Brasil.
Lo que Perlongher se propone que, como señala de lo latinoamericano. Sarduy había lugar, evidentemente, una ilusión de
es hacer de lo barroco el presente Christian Ferrer, encontrado un lugar desde el que profundidad. Ilusión que, por cierto,
posible de una literatura argen- fue tan necesario producir una obra teórica en París y el propio Perlongher denuncia como 2. Mapa del Imperio
tina organizada siempre en como indeseable en diálogo con algunos de los nombres superstición de la literatura argen-
torno a una violencia funda- en la Argentina fundamentales de la época. tina. Esta versión rioplatense del El antecedente literario argentino
cional. Se trata por lo tanto de alfonsinista.2 La operación de Perlongher, a partir de barroco calaría más hondo en el inmediato invocado por Perlongher
una disputa en el corazón de la De este modo, allí, consiste en pensar la posibilidad cuerpo. Tanto en Sarduy como en para definir su lectura del Barroco es
Historia literaria, historia en la es posible de un Barroco rioplatense concebido Perlongher el interés por la corpora- Literal. Allí una nueva versión de lo
que lo barroco no habría sido sostener que el como transplante de la versión cubana. lidad es permanente. En el cubano se barroco irrumpe en el país por la vía
“secuestrado” (como en el caso Neobarroso es, Su intervención más significativa en este trata de la piel (por eso el tatuaje, o de Lacan (en el número 4/5 –1977–
de Brasil, según Haroldo de para Perlongher, sentido es la preparación en 1991 de la el body art, o el maquillaje dicen la de la revista, se publica la sesión del
Campos), pero que bien puede antes que nada, antología poética Caribe transplantino. verdad sobre el cuerpo como espacio Seminario de 1973 en la que Lacan
funcionar como reinvención un modo de vivir Poesía neobarroca cubana y rioplatense3 de simulación). Pasar al tajo supone se había colocado “más bien del lado
de precursores y de ese modo, una época (los (que tendrá por cierto una larga descen- superar ese límite a causa de la del barroco”). Por su parte, al mismo
hacer posible otra colocación años 80). Es decir, dencia) en cuyo prólogo esa lectura de violencia (que siempre es política). El tiempo se formula la única teoría inte-
de la literatura argentina en el “Neobarroso” es Sarduy germina y, como aclimatación punto neutro de esa polaridad (lugar gral del neobarroco (la obra de Severo
mapa de América Latina. el nombre que, forzosa de una especie extraña, o como de suspensión de la oposición) figura Sarduy), cuyo cómplice mayor en el
promediando contagio de un virus inesperado, se en Sarduy: la cicatriz. espacio de la teoría es Roland Barthes.
esa década, Perlongher encuentra para desparrama. El gesto fundamental de Lo que Perlongher se propone es El deslizamiento de Perlongher hacia
vivir. Y vivir, en este caso, significa Sarduy, al que Perlongher permanece hacer de lo barroco el presente el Neobarroso se realiza también a
hacer vivible, sobrevivir, pero también fiel, es hacer de la matriz barroca no posible de una literatura argentina través de una tercera obra, que para
escribir, trabajar, transitar e incluso tanto una poética, sino más bien un organizada siempre en torno a una Perlongher seguramente funcionó
dejar de vivir. En el Neobarroso se modo de relectura de la tradición. violencia fundacional. Se trata por como descubrimiento fundamental:
integran, coagulan todas las búsquedas Los lectores de Perlongher han agotado lo tanto de una disputa en el corazón Deleuze y Guattari. La fidelidad con
y los temas anteriores y posteriores de ya el comentario de las operaciones de la Historia literaria, historia en respecto a esa obra es casi total y
Perlongher. El punto de articulación específicas que llevan del Neobarroco la que lo barroco no habría sido recorre todas las etapas de Perlongher.
es, siempre, el deseo, la pregunta es, al Neobarroso. Vale la pena detenerse, “secuestrado” (como en el caso de Deleuze y Guattari funcionan como
siempre, por los modos de negatividad sin embargo, en uno de los desliza- Brasil, según Haroldo de Campos), fuente casi exclusiva de conceptos.
que es posible sostener y el horizonte es, mientos sobre los que Perlongher pero que bien puede funcionar como Ahora bien, ese recurso a Deleuze y
de un modo u otro, la guerra, el presente insiste para recorrer ese camino: aquel reinvención de precursores y de ese Guattari no parece haber sido posible
como guerra (Barroco de trinchera). que va del tatuaje al tajo. Escribe modo, hacer posible otra colocación sin otro condimento: la experiencia
En los ensayos específicamente dedi- Perlongher: de la literatura argentina en el mapa brasileña. Brasil, que por diversos
cados al problema del Barroco, de América Latina. Sólo así, pareciera motivos, fue desde el comienzo un
Perlongher es, antes que nada, En (...) Sarduy (...) la inscripción decir Perlongher, es posible encon- terreno fértil para la filosofía de estos
lector de Sarduy. En función de toma la forma de un tatuaje (...). trar una salida literaria y política para autores y que, a su vez, en la obra de
la búsqueda conceptual en la que El autor es (...) un tatuador; la lite- la Argentina. Sobre todo porque esa Haroldo de Campos, fue escenario de
Perlongher se encontraba, la obra de ratura, el arte del tatuaje (...). En barroquización supone la participa- la postulación original, en América
Sarduy funcionó, seguramente, para cambio, para Osvaldo Lamborghini, ción en otro modo de modernidad y Latina, del “Neo-barroco” en 1955.

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Instalado en Brasil, Perlongher entra letras barrocas argentinas”.)7 Su centro Campinas y la publica como libro en El análisis de Perlongher articula prác-
en contacto con Suely Rolnik (discí- (no nombrado, inaccesible: Viena) es, 1987 con el título O negocio do Michê. ticas, territorios y discursos. De allí se
pula de Guattari), forma parte del por cierto, origen de una modernidad Prostitução viril em São Paulo (tradu- deriva un sistema clasificatorio en el
contacto brasileño de este último del ornamento en el siglo XX y de la cido al español como La prostitución que se incluyen “56 nomenclaturas”
y lo entrevista en uno de sus siete que Perlongher se reclama, de algún masculina en 1993). Allí, piensa la a partir del cruce de tres variables
viajes al vecino país en 1982.5 Del modo, heredero. Ese Imperio, por la experiencia urbana a partir de la básicas (género, edad, estrato social).
posible interés por parte de Guattari vía de su casa reinante, los Habsburgo, idea de mapas de deseo, mapas de Pero esas categorías, al mismo tiempo,
en los trabajos de Perlongher queda se remonta directamente al Siglo de intensidades y se concibe, tal como se superponen y varían. El resul-
como testimonio la publicación de un Oro español y, así, llega a América. plantea algunos años después, como tado es un sistema clasificatorio que
artículo sobre la prostitución mascu- Pero el mapa de Perlongher se resiste a “cartógrafo deseante”.10 sólo sirve para comprender un modo
lina en la revista Chimeres (que codi- la fijeza. Es, antes, un mapa-recorrido. ¿Cuál es la función que el Barroco específico del desajuste, la prolife-
rigía junto a Deleuze). ¿Por dónde pasa ese mapa-recorrido (como matriz de sentidos) cumple en ración de esas mismas categorías.
A través de esa articulación entre la del Imperio, pensando sobre todo en el libro? Para comenzar, el interés por Escribe Perlongher:
lectura de Deleuze y Guattari y la su extensión americana? Por nombrar el michê funciona de un modo similar
experiencia brasilera, Perlongher da solamente algunos de sus puntos, al interés tradicional por el Barroco. La proliferación categorial –nomen-
forma al proyecto general que aquí parte del conurbano bonaerense y Se trata, en ambos casos, de la atrac- claturas que se deslizan y se entre-
se intenta describir y que permite a partir de allí explora otras zonas ción (filológica y a la vez poética) chocan, se mezclan y se incrustan
inscribir al Neobarroso en el campo argentinas barrosas. A través del río generada por una noción cuyo origen entre sí– tiene que ver, por un lado,
de una búsqueda vital: lo que llega a Uruguay. Con Eva Perón, al se desconoce: “el origen etimológico con el choque entre dos modelos clasi-
Perlongher plantea como “creación y Bajo porteño y los hoteles. De Cuba, del término [michê] es oscuro”.11 En ficatorios diversos, uno jerárquico
expansión de territorios que vuelvan uno de los puntos de mayor inten- el michê, igual que en el Barroco, a (marica/macho) y otro igualitario
vivible la existencia”.6 sidad, llega no sólo la matriz neoba- partir de ese “origen” se organiza una (gay/gay). Por el otro, el multimor-
La obra teórica de Perlongher puede rroca que lo abarca todo, sino incluso inestabilidad categorial que nunca fismo de las representaciones y las
concebirse, de este modo, como cons- una pasión por la insularidad que se es superada. Se ama, de ellos, la zona prácticas que en ella transparece,
trucción de mapas, o más bien como extiende luego a las Malvinas. Se evita, que se desconoce. Al mismo tiempo, hace pensar, antes, en una carnava-
invención de un único mapa. ¿En qué luego, París (aceptar una beca allí fue, en relación con el michê y con el lización a la manera de Bakhtine,
unidad política se reconoce ese mapa? dice Perlongher, un error). Final- Barroco, el amante parece vacilar: que en la presunta construcción de la
No se trata, es claro, de un país mente, hace una larga escala en el San se trata del concepto incierto o de la identidad de la minoría en el desvío.
–Argentina o Brasil–, pero tampoco Pablo lumpen de los prostitutos, punks porción también incierta del mundo
sería suficiente decir un continente y drogadictos y, a través del sincretismo que designa. Lo que se pone en juego De este modo, el Barroco aparece
–América Latina–. Supongamos, religioso brasilero, todos los territo- es una tensión metodológica que como noción clave que, en primera
por fidelidad a una idea que atrajo rios indios de América. Por cierto, un recorre todo el libro: los conceptos no instancia, permitiría explicar el fenó-
al propio Perlongher y que viene de factor relevante para Perlongher es la son utilizados con una mera función meno. Continúa Perlongher:
Schérer y Hocquenghem, que se trata lengua de ese Imperio, lengua de todas descriptiva (encontrar las palabras
de un mapa del Imperio, un mapa las conexiones: el portuñol;8 y su fe: el justas para representar un mundo); por El fenómeno se presenta, literal-
por definición incompleto, ilimi- Santo Daime.9 el contrario, son el punto de partida mente, como barroco: por un lado,
tado. ¿Y qué imperio? Supongamos, de una tensión irresoluble que define una proliferación de significantes que
también por fidelidad al primer libro la verdad de ese mundo. Por lo tanto, capturan el movimiento pulsional,
de poemas de Perlongher, que se 3. Mapa de espacios intermedios el trabajo antropológico se sostiene bajo una multiplicidad de perspec-
trata del Imperio Austro-Húngaro; en San Pablo en una semiología, una economía, tivas, sofisticando las codificaciones
un imperio Austro-Húngaro que incluso, como señala Jorge Panesi, una y haciendo cada vez más oscuro,
en su laxitud territorial, cultural y En efecto, instalado en Brasil, crítica literaria,12 pero también en una hermético, obsesivo, el sistema.
lingüística incluye determinados Perlongher continúa la investigación filología singular a partir de la que la Simultáneamente, la proliferación
puntos americanos. (No es casual que sobre la prostitución masculina que interpretación no conduce a un signi- en el nivel de los códigos posibilita, en
Nicolás Rosa haya dicho: “El Imperio había comenzado en Argentina, la ficado primero, sino más bien a una su indecible superposición, la emer-
Austro-Húngaro es el Imperio de las defiende en 1986 en la Universidad de repetición (amor y espera de la palabra). gencia de puntos de fuga libidinales,

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“hiancia” de los significantes que se Como puede verse, Perlongher


entrechocan. Digamos que el sujeto, ensambla, al menos, tres maquina-
en el pasaje –difuso y esfumado– de rias: “la maquinaria de la prostitución
un criterio de clasificación –que es viril”, la del Barroco y la de Deleuze y
básicamente un módulo de atribu- Guattari, y el alcance de ese ensamblaje
ción de valor en el mercado sexual– a es relevante en todas las direcciones.
otro, en la transición de un aparato En este sentido, su intervención debe
de captura más “tradicional” hacia pensarse en relación no sólo de su
otro más “moderno”, podría “huir” objeto de estudio, sino también en
con más facilidad que si estuviese relación con el Barroco y con la filo-
sometido al imperio de un único sofía de Deleuze y Guattari.
sistema significante despótico.13 Con respecto al primero de los movi-
mientos, la operación es la más evidente:
La condición barroca de ese espacio el Barroco, como maquinaria puesta en
coincide con su potencialidad de relación con otra, funciona no tanto
mundo vivible, un mundo, al mismo como término de comparación o de
tiempo, decididamente deleuziano que predicación, sino más bien como posi-
hace posible el tránsito a la deriva, la bilidad de existencia (sólo vivido de ese
multiplicidad de los flujos deseantes, modo, en esas categorías, ese mundo
las movilizaciones moleculares, etc. es eso). Si bien el procedimiento no es
En ese marco, gracias a la superpo- idéntico, lo mismo podría decirse con
sición de territorialidad e identidad, respecto a Deleuze y Guattari. Es decir,
es posible evitar la afirmación de una Perlongher
“identidad homosexual” (una línea despliega los Si bien toda ciudad es siempre
bloqueada). Y Brasil aparece como “sistemas de potencialmente barroca, no en
espacio privilegiado para el desarrollo e n u n c i a d o s su fijeza estriada, sino como
de esa estrategia no identitaria: a dife- clasificatorios” espacio que, al ser recorrido, se
rencia de Europa Occidental, Estados propios de ese altera, pliega su superficie, o se
Unidos o Argentina, es ambivalente espacio y señala alisa y agujerea, esa diferencia
y funciona como escenario de una que esos enun- brasileña (en este caso paulista)
“complicidad subterránea, secreta y ciados “no se radicaliza la potencialidad.
elástica” y por lo tanto la irrupción limitarían a ‘dar
del modelo gay/gay, propio de la sentido’ o sea, a significar las prácticas
gay liberation (un auténtico límite, de los cuerpos, sino que los tajearían,
principio de desaparición de la se inscribirían como un profundo corte
homosexualidad) convive con formas (antes el tajo de Osvaldo Lamborghini
“arcaicas”. La explicación de esa dife- que el tatuaje de Severo Sarduy)”.15
rencia podría ser, señala Perlongher, En la misma dirección, plantea que,
el “gusto barroco por el exceso”.14 Si como tipo de deriva, la del michê,
bien toda ciudad es siempre poten- funciona como escritura, inscripción
cialmente barroca, no en su fijeza en el territorio: “las circunvoluciones
estriada, sino como espacio que, al ser deseantes se estampan en el plano real
recorrido, se altera, pliega su super- del paisaje urbano en movimiento”.16
ficie, o se alisa y agujerea, esa dife- Esa definición de principios (que evita
Néstor Perlongher rencia brasileña (en este caso paulista) la representación)17 obliga a pensar
radicaliza la potencialidad. que cuando Perlongher superpone a

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esos enunciados o conceptos los del con respecto a ambas es una sola. ético heredado, entre otros, de Sarduy. religión del Santo Daime) que podría
Barroco y los deleuzianos, el efecto es el ¿Qué Barroco, cabría preguntar, Ese Barroco es condición (gracias a pensarse desde la idea de autenticidad
mismo. El Barroco, Deleuze y Guattari, invoca o define Perlongher? Se trata, la proliferación paradójica propia de (incluido, en ella, el simulacro como
pensados como vocabulario, organizan sí, del Neobarroso que por esos años la “codificación intensa”) de que el verdad íntima del yo que sale de sí).24
un complejo de sinonimias y al mismo comienza a desarrollar, en el que lo “campo empírico” se vuelva “lugar En este sentido, al poner en correlación
tiempo forzamientos que arrastran ese primero que se pone en juego, tal de experimentación conceptual”20 y, una de las consignas más atractivas del
mundo: antes que explicarlo lo trans- como quedó planteado, es (no sin por lo tanto, haga de la teoría el mejor último Perlongher (“la homosexua-
forman, o más bien lo inventan. antecedentes relevantes) una lectura de los mundos posibles. Sólo allí, en lidad desaparece”)25 con su pasión final
El problema que está en juego es el de Sarduy. Pero si bien esa fidelidad la teoría transformada en mapa, es por la religión del Santo Daime, lo que
del lugar específico de la teoría en se mantiene, a partir de la insis- posible vivir la “tensión entre el nivel aparece es un deslizamiento (a partir
Perlongher. Panesi lo piensa como tencia sobre la diferencia tatuaje/tajo, de los actos y el nivel de las designa- de una certeza: lo contracultural es una
diferencia entre Perlongher también toma distancia. ciones”,21 pues la actuación no necesa- línea que se bloquea) hacia la prolifera-
Perlongher y Deleuze releen “cantar” poético y Algo de la neutralidad barthesiana de la riamente precede a la clasificación y no ción verdaderamente alocada que sólo
al mismo tiempo la obra de “contar” teórico: que Sarduy participa, podría pensarse, hay, por lo tanto, representación, sino el sincretismo religioso hace posible y
Deleuze y asumen la variable “Cantar o contar. resulta incompatible con sus indaga- “entrelazamiento inextricable”.22 que Perlongher concibe como producto
barroca-neobarroca como La teoría sirve para ciones. Deleuze, en cambio, parece barroco. Allí, el éxtasis de la Ayahuasca
necesidad contemporánea. contar. Y al antro- ofrecer otra salida. Una respuesta en reedita la experiencia de los místicos y
El Barroco, prácticamente pólogo Perlongher esta dirección señalaría que el Barroco 4. La fundación del Imperio reemplaza a una sexualidad que visibili-
ausente en las obras anteriores, las Mil Mesetas de de Perlongher es, entonces, el de zada y medicalizada a causa del fantasma
aparece así como factor que la Deleuze-Guattari Deleuze. Pero el problema no es tan Ahora bien, en la construcción de del sida pierde todo misterio.
filosofía de Deleuze reclamaba. le sirven para simple. Lo notable es que en textos este mapa, el hallazgo mayor de Pero el interés de Perlongher por el
La versión de Perlongher es, contar, en otro como éste, Perlongher barroquiza a Perlongher es, probablemente, la Santo Daime depende, entre otras
probablemente, más deleu- lado, el mapa de Deleuze antes de que éste hubiese invención de un punto de vista. Un cosas, de que allí encuentra una
ziana que la de Deleuze. los encuentros barroquizado su propia filosofía. punto de vista que depende, a su vez, voluntad de “creación de una nueva
homosexuales”. 18 Antes, o al mismo tiempo. En efecto, de la versión del Barroco que produce cultura”. Dice Perlongher:
Panesi lee el espacio entre los géneros de las dos series de cursos que Deleuze su experiencia brasileña. Desde allí,
como repetición (decir lo mismo, dicta en Vincennes sobre Leibniz lo latinoamericano coincide con la Un mesianismo irredentista presente
pero de otro modo), o como explica- (1980 y 1986), sólo en la segunda afirmación de maneras (de leer, de tanto en el discurso (a veces con algo
ción. Pero al mismo tiempo desplaza el Barroco aparece como problema inventar mundos posibles) que niegan de militar) de expansión y extensión
el eje y esa explicación (la definición fundamental. El pliegue. Leibniz los derechos de una identidad latinoa- (aunque no haya en verdad prácticas
de una poética) no aparece en los y el Barroco es publicado en 1988. Más mericana concebida como ratificación de predicación pública) como en la
ensayos decididamente estéticos, sino allá de la posible noticia que el argen- de lo mismo: Perlongher no deja de fundación de aldeas en cumplimiento
en textos como el de la prostitución: tino pudiera tener entonces de esas insistir en “la extenuación de la estra- de un programa de construcción
“Los ensayos del sociólogo muestran novedades (cuestión, al fin y al cabo, tegia identitaria”.23 Se trata, más bien, terrenal del paraíso de connotaciones
que la teoría, al formar rizoma con la de importancia menor), Perlongher de la postulación de una apertura a místicas y utópicas. Baste mencionar
textualidad barroca, permite leerlos y Deleuze releen al mismo tiempo la la excentricidad en el espacio de la la configuración de Imperio (se trata
como poética del Neobarroso, como obra de Deleuze y asumen la variable subjetivación (tanto en el nivel indivi- del Imperio Juramidam) que asume
una inadvertida poética de la poesía barroca-neobarroca como necesidad dual como en el cultural). Sólo de ese el culto.26
de Perlongher (...) La teoría sirve para contemporánea. El Barroco, práctica- modo parece posible aquella “creación
narrarse desde otro lugar las “leyes” de mente ausente en las obras anteriores, y expansión de territorios que vuelvan Ahora sí, el mapa crece hasta abar-
la propia poética”.19 aparece así como factor que la filosofía vivible la existencia”. Y si es posible carlo todo: el Imperio. En nota al pie,
Pero pensado como intervención con de Deleuze reclamaba. La versión de hacer vivible la existencia a partir de Perlongher envía a una “interesante
respecto al Barroco y a la filosofía de Perlongher es, probablemente, más la invención de un punto de vista reivindicación de la idea de Imperio,
Deleuze y Guattari, La prostitución deleuziana que la de Deleuze. es porque Perlongher logra un tipo que podría llegar a iluminar el uso de
masculina no deja a esas maquina- El interés de ese Barroco de Perlongher de participación en los mundos que la figura por parte del Santo Daime”
rias salir indemnes y la operación es el modo en que redefine el alcance descubre (la prostitución masculina, la (p. 169), en Schérer y Hocquenghem.

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Allí, en efecto, se afirman cosas como mesiánica en nuestra contempo- umbral de transformación, hacia la el propio cuerpo, sino la convicción, la
las siguientes: raneidad amorfa. El Imperio es invasión imperial. Al imaginar, fiel fe, de que esas categorías pueden ser
un eón, ser a la vez histórico y al Santo Daime, el mundo como vividas y así convertirse en un espacio
Contra la dominación imperialista transhistórico que no corresponde Imperio, Perlongher encuentra un de comunión y eso sólo es posible a
del Estado, la lógica utópica del exclusivamente a la gnosis alejan- resquicio para la pervivencia de lo partir de la asunción de la no coinci-
Imperio propone la gran alternativa drina sino a una exigencia interna molecular. Lo auténticamente múltiple dencia del yo consigo mismo. “Aban-
de una administración identificada del movimiento social. Entre la parece sólo posible en el espacio de lo donamos el cuerpo personal. Se trata
con la autorregula- naturaleza universal y las sociedades Uno ilimitado (no otra es la enseñanza ahora de salir de sí”,31 dice Perlongher
Al imaginar, fiel al Santo ción de la sociedad. humanas, el eón establece el torbe- de Kafka, Deleuze y Guattari), cuyo poco antes de morir, con la certeza de
Daime, el mundo como No se trata de una llino de las correspondencias. No es centro es siempre inalcanzable y cuya estar participando junto a otros (los
Imperio, Perlongher encuen- extensión del Estado una visión del espíritu planificador territorialidad, si bien es siempre inte- campesinos amazónicos que invaden
tra un resquicio para la pervi- a escala mundial, sino la sustancia misma de la actua- rior, nunca llega a completarse. las ciudades brasileñas, “aspirando a
vencia de lo molecular. Lo sino de su brusca lidad, su fin, su objetivo.28 Este deseo de Imperio aparece como ‘cantar el mundo’ –o a invadir todo el
auténticamente múltiple explosión o de su última inflexión de un proyecto en mundo con su canto”,32 para fundar el
parece sólo posible en el implosión interna, El Imperio Austro-Húngaro, tal es el que Perlongher hace de las catego- Imperio) de un intento de “inventar
espacio de lo Uno ilimitado a falta de un objeto la imagen que cautiva a Perlongher rías (las deleuzianas, las barrocas) no un nuevo sentido de la vida”.33
(no otra es la enseñanza de a su escala (...). en 1980. En el Santo Daime, proba- un marco teórico, sino un modo de
Kafka, Deleuze y Guattari), Hemos perdido blemente, se activen otras memorias presencia (una ética, el Bien). La auto-
cuyo centro es siempre inal- la pasión por la imperiales: la del Imperio del Brasil ridad no la da el mero hecho de ofrecer (*) UBA / CONICET.
canzable y cuya territorialidad, unidad, es decir, (1822-1889) o la de los inventores
si bien es siempre interior, por el verdadero de la Ayahuasca, el Imperio incaico
nunca llega a completarse. respeto a lo local. (1438-1533), o cualquier otra. Pero
Aceptamos que se desde el punto de vista de Perlongher
NOTAS
dirijan a nosotros como conjuntos esas imágenes son una: “territorio
políticos: es el “nosotros”, pueblo o imaginario de la cultura”.29 Como 1. Rosa, Nicolás, Tratados sobre Néstor Perlongher, Buenos Aires, Ars, 1997, p. 115.
familia, del discurso político. Los eón, el Imperio supone una partici- 2. Cf. Ferrer, Christian, “Escamas de un ensayista” incluido en Adrián Cangi y Paula Siganevich (comps.),
Estados sólo conocen los conjuntos pación “anacrónica” en lo moderno Lúmpenes peregrinaciones. Ensayos sobre Néstor Perlongher, Rosario, Beatriz Viterbo, 1996.
3. Además del ensayo “Caribe transplantino” de Perlongher, la antología incluye poemas de J. Lezama Lima,
provinciales, sindicales, familiares, –experiencia temporal que Perlongher Severo Sarduy, José Kozer, O. Lamborghini, N. Perlongher, Roberto Echavarren, A. Carrera, Eduardo Milán
etcétera. En cambio, el Imperio se detectaba ya en la convivencia entre y Tamara Kamenszain.
limita a la menor unidad admi- formas “arcaicas” y “modernas” 4. Perlongher, Néstor, “Caribe transplantino” incluido en Prosa plebeya. Ensayos 1980-1992, Buenos Aires,
Colihue, 1997, p. 100.
nistrativa, molecular, a la vez que de individuación en la sexualidad 5. Cf. Perlongher, Néstor, “¿A qué vino de París, Mr. Félix Guattari?”, incluido en Papeles insumisos,
realiza la mayor unidad cósmica de paulista–. En ese sentido, el Imperio Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
los individuos que se haya conocido. funciona como salida temporal, 6. Perlongher, Néstor, “Los devenires minoritários” incluido en Prosa plebeya. Ensayos 1980-1992, p. 69.
7. Rosa, Nicolás, “Osvaldo Lamborghini y Néstor Perlongher. Política y Literatura. Grandeza y decadencia del
Es la pluralidad de los Estados lo que como forma de extemporaneidad del
imperio”, incluido en Usos de la literatura, Valencia, Tirant lo Blanch, 1999.
garantiza su totalitarismo.27 presente. El Barroco, en la misma 8. Cf. Perlongher, Néstor, “Sopa paraguaya”, prólogo a Wilson Bueno, Mar paraguayo, San Pablo, Iluminuras, 1992.
dirección (también siguiendo, entre 9. Cf., entre otros, Perlongher, Néstor, “La religión de la Ayahuasca”, incluido en Prosa plebeya. Ensayos 1980-1992.
El Imperio, a su vez, es concebido por tantos otros, a d’Ors) es pensado por 10. Perlongher, Néstor, “Los devenires minoritarios”, incluido en Prosa plebeya. Ensayos 1980-1992, p. 72.
11. Perlongher, Néstor, La prostitución masculina, Buenos Aires, La Urraca, 1993, p. 10.
Schérer y Hocquenghem, como “sueño Perlongher como “estado de sensi- 12. Panesi, Jorge, “Marginales en la noche”, incluido en Críticas, Buenos Aires, Norma, 2000, p. 345. En
barroco”, en tanto eón –según el uso bilidad’ (o de ‘espíritu’) epocal, y al otro pasaje del mismo artículo se lee: “La literatura o la poesía en el libro de Perlongher es una anterioridad
que Eugenio d’Ors hace de la noción–: mismo tiempo transhistórico”.30 Lo no discutida, ni siquiera controvertida del mismo modo como se enjuician las teorías sociológicas: si el deseo
cabe en la formulación barroca, es porque su red formal posee un principio descriptivo que es colocado en
anacrónico, en este sentido, aparece paridad con el poder de la ‘historia de vida’ o la entrevista antropológica. Una novela de Tulio Carella, citada
Proponer la reconciliación del movi- como (ante)última forma de absten- abundantemente, resulta tan útil para describir el ‘yiro’ como lo es la palabra de los clientes o de los michês”
miento social con el movimiento ción o como modo de hacer del límite (pp. 346-347). En este sentido, no debería perderse de vista el antecedente que constituye el breve texto de
Carella, Picaresca porteña (1966). Perlongher no lo cita, aunque sí, como señala Panesi, la novela posterior,
pasional como alternativa al atora- histórico (la reivindicación identitaria,
producto de la experiencia brasileña de Carella, Orgia (1968). Otro texto que podría formar parte de esa cons-
miento de los destinos mundiales el fantasma del sida y la desaparición telación es “Noches de París”, de Roland Barthes, cuya primera traducción (parcial) al español (de Alan Pauls)
y las pasiones es clavar una astilla de la homosexualidad, la muerte) un aparece en 1987 en la revista El porteño, espacio de publicación frecuente de Perlongher.

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LA BIBLIOTECA
N° 12 | Primavera 2012 Prosas

13. Perlongher, Néstor, La prostitución masculina, pp. 71-72.


14. Perlongher, Néstor, La prostitución masculina, p. 99.
15. Perlongher, Néstor, La prostitución masculina, p. 108.
16. Perlongher, Néstor, La prostitución masculina, p. 128.
17. Escribe Perlongher: “Para un buen órgano explicativo hacen falta dos cosas: una topología, es decir, el
dibujo en general de lo que se quiera explicar en un espacio determinado, y por otra parte, la energética que
circula en el grafo en cuestión, en cuyo caso ya no se tiene simplemente una representación estática de la
explicación, sino que también se ve lo que circula y lo que sucede dinámicamente en dicho estado de cosas... la
topología y la energética a la vez”. (La prostitución masculina, p 133).
18. Panesi, Jorge, “Detritus”, incluido en Críticas, p. 308.
19. Panesi, Jorge, “Detritus”, incluido en Críticas, p. 309.
20. Perlongher, Néstor, La prostitución masculina, p. 16.
21. Perlongher, Néstor, La prostitución masculina, p. 106.
22. Perlongher, Néstor, La prostitución masculina, p. 106.
23. Perlongher, Néstor, “Los devenires minoritarios”, p. 73.
24. Esa posición debería ser contrastada con la que adopta un antecedente en el interés por el yagé citado
por el propio Perlongher, la de William Burroughs en las Cartas del yagé, posición que si bien inicialmente es
antagónica (desprecio, violencia), conduce a conclusiones similares sobre la “potencialidad latinoamericana”.
25. Perlongher, Néstor. “La desaparición de la homosexualidad” incluido en Prosa plebeya. Ensayos 1980-1992,
p. 85. La afirmación, menos desarrollada, aparece ya en el “Post scriptum” de El negocio del deseo.
26. Perlongher, Néstor, “La religión de la ayahuasca”, p. 158.
27. Schérer, René y Guy Hocquenghem, El alma atómica, Barcelona, Gedisa, 1987, pp. 207-208.
28. Schérer, René y Guy Hocquenghem, El alma atómica, p. 209.
29. Schérer, René y Guy Hocquenghem, El alma atómica, p. 215.
30. Perlongher, Néstor, “Poética urbana”, incluido en Prosa plebeya. Ensayos 1980-1992, p. 145.
31. Perlongher, Néstor. “La desaparición de la homosexualidad”, p. 90.
32. Perlongher, Néstor, “La religión de la ayahuasca”, pp. 166-167.
33. Perlongher, Néstor, “La religión de la ayahuasca”, p. 168.

BIBLIOGRAFÍA

Ferrer, Christian, “Escamas de un ensayista”, incluido en Adrián Cangi y Paula Siganevich (comps), Lúmpenes
peregrinaciones. Ensayos sobre Néstor Perlongher, Rosario, Beatriz Viterbo, 1996.
Panesi, Jorge, Críticas, Buenos Aires, Norma, 2000.
Perlongher, Nestor, La prostitución masculina, Buenos Aires, La Urraca, 1993.
—, Prosa plebeya. Ensayos 1980-1992. Buenos Aires, Colihue, 1997.
—, Papeles insumisos, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
Rosa, Nicolás, Tratados sobre Néstor Perlongher, Buenos Aires, Ars, 1997.
—, “Osvaldo Lamborghini y Néstor Perlongher. Política y Literatura. Grandeza y decadencia del imperio”,
incluido en Usos de la literatura, Valencia, Tirant lo Blanch, 1999.
Schérer, René y Guy Hocquenghem, El alma atómica, Barcelona, Gedisa, 1987.

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