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CINE Y CULTURA DE MASAS.

En el marco de la una sociedad postmoderna de masas, el cine se presenta junto con la


moda como fenómenos sociales que articulan y definen la realidad cotidiana. No [ CITATION
Vie \l 9226 ]en vano, el cine, considerados para muchos el séptimo arte, fue durante la mayor
parte del siglo XX, una de las industrias del entretenimiento más desarrolladas, que
contando con gran éxito y aceptación, influyó en la vida de las sociedades modernas
configurando determinados modos y estilos, así como también modas e ideologías. Bajo el
marco de la sociedad de masas, se trata a continuación de contextualizar al cine y a la moda
como productos culturales, que con los mismos parámetros de una fábrica fordista
-caracterizado por la uniformación de los productos, la maximización de la productividad y
la centralización del capital-, comercializan, instauran y legitiman modas, estilos e
ideologías, traspasando la pantalla e influyendo en la vida cotidiana.
Desde su invención en 1895 gracias a los hermanos Lumiere, el cine ha sido un medio de
comunicación que ha ido cambiando su público a través de los años pero no la esencia que
los caracteriza como un medio de comunicación, desde hace años el cine ha creado un
cambio social que aun hoy se puede apreciar, ha formado una realidad.
Vale destacar, que el cine fue el primer vehículo de comunicación de masas a presentar una
gran especificidad, reuniendo sonido e imagen, e objetivando un lenguaje y estética
universal. La masa entra de este modo en contacto con el mundo de la imagen construida,
una realidad delimitada, que es predeterminada para el consumo. Al cine se le ve muchas
veces como simplemente una pantalla gigante en una sala oscura en donde se comen
palomitas, pero nadie se molesta en ir más allá de eso, nadie ve la influencia real que tiene
el cine la sociedad como medio. “Los medios de comunicación aparecen como
“constructores de una realidad”, de manera que organizan y estructuran conocimiento y
significados para la audiencia.”(Rodríguez, 2007:266). Al igual que lo que plantea
Rodríguez el cine desde sus inicios ha creado una realidad, un mundo al cual todos sus
espectadores aspiran y al cual nunca podrán llegar, aunque ellos sepan lo inalcanzable que
es ese mundo, nunca dejaran de llegar al mismo.
La masa emerge en el universo fílmico donde la realidad imaginaria se torna una referencia.
Podemos ejemplificar a través de las grandes producciones cinematográficas, a aquellos
artistas principales que disponiendo de unas vidas aturdidas que, a través de la adoración
del público, creen ser estos los personajes que interpretan.
Esta creación de un mundo, también se puede interpretar como un creador de tendencias, un
claro ejemplo en su momento fue Marilyn Monroe, ella representaba un modelo de belleza
que toda mujer en ese entonces buscaba o que el cine quería que buscaran, ella era tanto un
icono pop y un símbolo sexual de la época, viéndose representada en las películas que
actuaba.
Otro ejemplo concreto fue el de James Dean en la película Rebelde sin causa, a lo largo de
la película se puede apreciar que siempre el actor tiene como atuendo básico una cazadora,
esto a la larga hizo que los jóvenes asociaran la cazadora como un símbolo de rebeldía.
Un ejemplo trágico fue el de Johnny Weissmüller, nadador olímpico y actor del personaje
de “Tarzán de la Selva”, que tras el éxito de sus películas quedó años después hospitalizado
en un psiquiátrico por desórdenes mentales mientras gritaba el famoso grito que lo lanzó a
la fama.
Otro ejemplo de la ‘divinidad’ de los actores lo ratifica la película “Titanic” de James
Cameron. Esta tuvo un público global, con lo que todo el mundo se quedó perplejo frente a
la historia y sus efectos visuales. A su vez los espectadores adolescentes se rindieron a los
encantos del héroe de la película interpretado por Leonardo di Caprio, derivando en una
moda estética para hombres de dicha generación, una red de consumo de productos y
marcas asociadas (en las que incluso los protagonistas han visto lanzadas sus carreras), con
ventas de revistas, periódicos, fotografías, impresos, videos, cd de la banda sonora… todo
un mundo de ‘marketing’ relacionado a la película.
CONCEPCIONES DE LA CULTURA DE MASA EN WALTER BENJAMIN
Para Benjamin, el cine está ligado inexorablemente al fascismo. Ambos fenómenos son
simultáneos, y ambos se apoyan en la crisis económica. El fascismo intentó violentamente
mantener las condiciones existentes de la propiedad, y el cine intentó acelerar las
condiciones de existencia del cine sonoro. Las masas se vieron inducidas nuevamente a
concurrir a las salas de proyección, y el capital se vio inducido a invertirse en nuevas
industrias. El actor de cine es consciente de que su imagen se transporta al público, y que
mientras esté frente a la cámara se la verá con ellos, con este público consumidor que
conforma el mercado. Este mercado, le resulta al actor, poco habitual, como cualquier
artículo que se conforma en una fábrica. Es decir, el actor es una mercancía.

Bibliografía
De Souza, L., & Miro, X. (2009). El cine como herramienta de dominación de masas: implicación
social, cultural e ideológica. Contribuciones a las Ciencias Sociales.

Díaz, E. (5 de Septiembre de 2014). Sociología de la Comunicación. Obtenido de Sociología de la


Comunicación Web site: http://www.jhcnewmedia.org/sociologia2014/cine/el-cine-y-su-
influencia-en-la-sociedad/

Fasah, J. (2010). El cine y la moda en las sociedad de masas. Escritos en la Facultad N°63, 42.

Vieta, M. (s.f.). El cine como arte en las culturas de masas. IX Jornadas de Sociología de la UNLP.

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