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Políticas científicas y tecnológicas:

LEÓN OLIVÉ
guerras, ética y
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La humanidad ha progresado en el te- tervención en la naturaleza y en la ductos de la tecnociencia, como las
rreno de la ciencia. Ahora sabemos sociedad que éstas abrieron, han ve- “bombas inteligentes”.
más sobre el mundo y hemos aprendi- nido muchas consecuencias bonda- A raíz de estas guerras los ciudada-
do a investigarlo mejor. Pero también dosas, pero también muchas más in- nos del mundo se están enterando al
hemos progresado en la comprensión deseables y peligrosas. En el siglo XX menos de una forma nunca antes asu-
del conocimiento, de la ciencia y de la la física atómica sirvió para desarrollar mida oficialmente: en muchos países
tecnología. Entendemos mejor en qué tanto técnicas terapéuticas y formas —desde los democráticos “más avan-
consisten, cómo se desarrollan y cuál de generar energía eléctrica, como zados” hasta los más tradicionalistas—,
es la naturaleza de sus productos. bombas. La biotecnología ha desarro- durante décadas se han estado produ-
A principios del siglo XXI, lo que llado antibióticos y bacterias resis- ciendo bacterias y virus, a veces gené-
podríamos llamar “ciencia pura” ha tentes a ellos que ahora amenazan ticamente modificados, para resistir
sido desplazado —social, cultural y con usarse como armas. El desarro- antibióticos y vacunas actuales que
económicamente— por la “tecnocien- llo de la química dio lugar a una de ahora pueden usarse como armas. Na-
cia”, es decir, por un complejo de sa- las industrias más contaminantes del die sabe con certeza cuántas de estas
beres, prácticas e instituciones en los ambiente. La tecnociencia, pues, nos potenciales armas hay en el mundo, ni
que están íntimamente imbricadas la está dejando un planeta contaminado, exactamente de qué tipo son, o al me-
ciencia y la tecnología. Encontramos cuya energía estamos consumiendo a nos eso han declarado recientemente
ejemplos paradigmáticos de tecno- una velocidad suicida, al que se le han portavoces de la OTAN. La Unión Euro-
ciencia en la investigación nuclear, en estado destruyendo sistemas que pro- pea se ha declarado incapaz de enfren-
la biotecnología, que elabora vacunas, tegen la vida como la capa de ozono, tar la amenaza del bioterrorismo.
en la investigación genómica, que pro- y que se está calentando a partir de Todo esto hace ineludible el plan-
duce alimentos genéticamente modi- emisiones de gases generados por los teamiento de preguntas como: ¿Real-
ficados y que ha comenzado a clonar seres humanos, provocando las co- mente han contribuido la ciencia y
células humanas en busca de la pro- nocidas consecuencias en el cambio la tecnología al progreso de las socie-
ducción de órganos y de terapias “a climático. dades humanas? ¿De qué forma? ¿Han
la medida”, y la vemos también en la Pero no es sólo por eso que ha co- hecho más felices a los seres huma-
informática y en el desarrollo de las menzado mal el siglo XXI. También te- nos, o han servido más para la destruc-
redes telemáticas. nemos razones para ser poco optimis- ción del planeta?
Sin embargo, la entrada del siglo tas en virtud de las guerras que corren Desde luego preguntas como és-
XXI no da pie a más optimismo, que por estos tiempos, en las que se utili- tas no pueden ser respondidas por la
al de algunas notas sobre el progreso zan armas de todos tipos; desde sen- ciencia o por la tecnología, y menos
científico y sobre el conocimiento cillos instrumentos y armas convencio- por los políticos o por quienes se dedi-
acerca de la ciencia y la tecnología. nales que provienen de la tecnología can a los negocios. Para responderlas
Con las enormes posibilidades de in- más tradicional, hasta diversos pro- adecuadamente es necesario elucidar

participación pública
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La tecnología muchas veces se en-
tiende como algo reducido a un con-
junto de técnicas, o en todo caso de téc-
nicas y artefactos, pero es insuficiente
para dar cuenta de ella y de su impor-
tancia en el mundo contemporáneo.
Una mejor aproximación a la tecno-
logía la ha ofrecido, por ejemplo, el
filósofo español Miguel Ángel Quin-
tanilla, quien llamó la atención sobre
el hecho de que la tecnología está com-
puesta, antes que nada, por sistemas
de acciones intencionales. El princi-
pal concepto para entender y evaluar
sus impactos en la sociedad y en la
naturaleza es entonces, el sistema
técnico.
Éste consta de agentes intencio-
nales (por lo menos una persona o
un grupo de personas con alguna in-
tención), un fin que lograr (abrir un
coco o intimidar a otras personas),
algunos objetos que los agentes usan
con propósitos determinados (la pie-
dra que se utiliza instrumentalmente
conceptos como “progreso” y “felici- diseño de políticas científicas y tec- para pulir otra y fabricar un cuchillo),
dad”, y entender qué significan para nológicas. y un objeto concreto que es transfor-
las personas en sus diferentes contex- mado (la piedra que es pulida). El re-
tos sociales. Pero estas tareas son las Los sistemas técnicos sultado de la operación del sistema,
que típicamente se hacen desde el el objeto que ha sido transformado
campo de las ciencias sociales y de Comencemos por recordar que no hay intencionalmente por alguien, es un
las humanidades. una única manera legítima de conce- artefacto (el cuchillo).
Si es necesario comprender algo, bir a la ciencia, a la tecnología, ni a la Al plantearse fines, los agentes in-
ante el triste panorama recién plan- tecnociencia, y es por eso que hay di- tencionales lo hacen inmersos en una
teado, es que ya han quedado atrás versas maneras de entender la impor- serie de creencias y valores. Alguien
los tiempos en que la evaluación de la tancia de la participación pública en la pule una piedra porque cree que le
ciencia y de la tecnología, y más aún, evaluación de políticas científicas y de servirá para cortar frutos. La piedra
la discusión y la toma de decisiones tecnologías concretas, así como de los pulida es considerada por el agente
sobre las políticas de su desarrollo, riesgos que implica su aplicación. Ve- intencional como algo valioso. Los sis-
atañen tan sólo a los expertos, o en remos que incluso la evaluación de al- temas técnicos, entonces, también
su caso, a los políticos asesorados por go aparentemente tan técnico como la involucran creencias y valores.
éstos. En este siglo que inicia, dadas “eficiencia” de un sistema tecnológico Hoy en día estos sistemas pueden
las consecuencias de la tecnociencia no puede depender únicamente del ser muy complejos. Pensemos tan só-
en la sociedad y en la naturaleza, es juicio de los expertos, sino que debe lo en una planta núcleoeléctrica o en
más necesaria que nunca la partici- involucrar la participación de quienes un sistema de salud preventivo, en el
pación pública en la evaluación y el serán afectados por esa tecnología. cual se utilizan vacunas. En estos sis-
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temas están indisolublemente imbri- técnico ni de la interpretación que
cados la ciencia (de física atómica en ellos hagan de la situación.
un caso y de biología en el otro) y la El problema es que la identifica-
tecnología; por eso suele llamárse- ción del conjunto de resultados, que
les sistemas “tecnocientíficos” (por sea relevante tomar en cuenta, va-
comodidad, nos referiremos a ellos co- riará de acuerdo con los intereses de
mo sistemas tecnológicos). diferentes grupos y sus diversos pun-
tos de vista, pues muy probablemen-
La comunidad de usuarios te cada grupo aplicará criterios dis-
tintos para identificar el conjunto de
La idea de eficiencia tecnológica supo- resultados. Sin embargo, el problema
ne que las metas y los resultados de la es que no existe una única manera le-
operación del sistema pueden medir- gítima de establecer esos criterios.
se de manera objetiva, independien- conjunto de agentes intencionales La eficiencia, entonces, es relativa a
temente de los motivos y creencias de que diseñan y operan el sistema, pues- los criterios que se usen para deter-
los agentes intencionales, cuyas metas to que se trata de sus objetivos—, el minarlos.
y propósitos son parte integral de éste. conjunto de resultados (R), en cam- Por ejemplo, la eficiencia de un
Pero la evaluación de la eficiencia bio, no puede identificarse de la mis- nuevo diseño de automóvil podrá me-
enfrenta una seria dificultad. Mien- ma manera y es que los resultados que dirse y determinarse según los propó-
tras el conjunto de metas o de objeti- se producen y que son pertinentes pa- sitos que se planteen los tecnólogos
vos (0 en el cuadro) puede identifi- ra dicha evaluación no dependen úni- que lo diseñan, digamos en la mayor
carse con razonable confianza —una camente de los agentes intencionales velocidad que éste pueda alcanzar en
vez que ha quedado establecido el que diseñan o que operan el sistema autopistas, con menor consumo de ga-

Llamemos O al conjunto de los objetivos o fines eficiencia técnica del sistema A se define entonces to O de fines propuestos está incluido en el conjun-
que pretenden obtener los agentes que diseñan y como: to R de resultados que se obtienen de hecho.
los que operan un determinado sistema tecnológi-
co. Llamemos R al conjunto de resultados que de O R O R
O R O
E (A) = F (A) =
hecho se obtiene cuando ha operado el sistema en
cuestión. Obviamente, puede haber muchos resul-
tados no buscados intencionalmente, como conse- El valor de E (A) estará dentro del intervalo [0,1], es Si O R, es decir, si se obtienen todos los fines
cuencia de la operación del sistema, por lo que los decir, será un número entre el cero y el uno. Si los buscados (aunque haya otros resultados no inten-
conjuntos O y R no necesariamente coincidirán, fines y los resultados no tienen nada en común, o cionales) el sistema es máximamente eficaz o efec-
aunque generalmente tendrán una intersección im- sea si la intersección de los conjuntos O y R es va- tivo. Un sistema puede ser eficaz, pero no eficiente.
portante. cía (O R = φ.), entonces la eficiencia del sistema De hecho, puede ser máximamente eficaz, pero
de acción, E (A), será igual a cero, pues O R = 0. muy ineficiente. Por ejemplo, si logra todos los fines
O Un sistema será máximamente eficiente si E (A) = 1, propuestos (es máximamente eficaz), pero tiene
R o sea, si O R = O R, esto es, si todos los fines muchas consecuencias no previstas, que son ade-
deseados están incluidos en el conjunto de resul- más muy costosas en términos económicos y en
tados y no hay consecuencias imprevistas dignas otros aspectos que quienes evalúan juzgan valio-
de tomar en cuenta. sos; como eliminar una plaga con un insecticida que
O
El concepto de eficiencia (E) de un sistema técnico mate toda la flora y fauna de un bosque.
(A), como lo ha definido Miguel Ángel Quintanilla, R
R
se entiende en términos del grado de ajuste entre
los fines deseados y los resultados obtenidos cuan- O
do ha operado el sistema. Suponiendo que es posi- La efectividad o eficacia, F, de un sistema de accio-
ble contar los elementos de los conjuntos O y R, la nes A, se define como el grado en el que el conjun-

Concepto de eficiencia y de eficacia


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por quienes la evaluarán, entonces se
desprende un valor determinado de la
eficiencia, que no depende de las eva-
luaciones subjetivas que cada uno de
los agentes o los observadores hagan
de las consecuencias (por ejemplo que
les gusten o no). Esto significa que en
su determinación deben participar to-
dos los que serán afectados por la tec-
nología en cuestión.

Ética y democracia

¿Cómo afectan, actualmente, la cien-


cia y la tecnología a la sociedad que
finalmente las sostiene y las hace po-
sibles? No hay una única respuesta vá-
lida a esta pregunta ni una única co-
rrecta. La percepción de la forma en
la que la tecnociencia afecta a la so-
ciedad y a la naturaleza está íntima-
solina y menor contaminación am- aplicación de una tecnología entraña, mente ligada a su comprensión y a la
biental. Pero quizá tal velocidad in- casi siempre, una situación de riesgo de sus beneficios, amenazas y peli-
cremente el número de accidentes y o de incertidumbre —presupongo la gros. Esta comprensión, a su vez, de-
en consecuencia el número de heridos habitual distinción entre situaciones pende de quienes intenten hacer la
y muertos en las carreteras. ¿Conside- de riesgo, cuando se sabe qué proba- evaluación de sus valores e intereses.
rarían los ingenieros que diseñaron el bilidad atribuir a los resultados posi- En este campo no hay un acceso
vehículo a estos datos como resultados bles, y las de incertidumbre, cuando privilegiado a la verdad, a la objetivi-
no previstos al medir la eficiencia del se desconoce el espacio de probabili- dad o a la certeza del conocimiento,
coche? Lo menos que podemos decir dades para los sucesos que se conside- y es por eso que en este aspecto se
es que es un asunto controvertido. ran posibles. Siempre será necesario encuentran al mismo nivel los cien-
Un ejemplo ahora ya famoso fue elegir cuáles son las consecuencias tíficos naturales y sociales, los tecnó-
el del uso de clorofluorocarburos en que se consideran pertinentes para logos, los humanistas, los trabajadores
los refrigeradores y latas de aerosol, evaluar la eficiencia del sistema téc- de la comunicación, los directivos de
que provocaron el adelgazamiento de nico. Aunque la determinación de su empresas, los políticos, y la sociedad
la capa de ozono. Incluir o no este re- relevancia será un asunto controver- en general.
sultado para determinar la eficiencia tido que dependerá de los diferentes Esto no significa desconocer que
de los sistemas de refrigeración en los intereses y puntos de vista. los diferentes sectores de la socie-
que se usó este refrigerante es, de nue- Sin embargo, esto no quiere decir dad, así como sus diferentes miem-
vo, por lo menos un asunto que de- que la eficiencia sea algo subjetivo. És- bros, tengan un acceso diferenciado
pende de los criterios aplicados; y ta es objetiva en el sentido en que una a la información pertinente y a los
éstos no son únicos ni tienen una ob- vez que los fines propuestos quedan recursos para evaluar las consecuen-
jetividad absoluta. establecidos por los agentes intencio- cias de la tecnociencia. Pero sí, que
Por tanto la eficiencia no puede nales que componen el sistema, y una no hay nada que otorgue en principio
considerarse como una propiedad in- vez que el conjunto de resultados que- un privilegio a algún sector de la so-
trínseca de los sistemas técnicos. La da determinado intersubjetivamente ciedad.
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La indispensabilidad de la parti- como medios, mientras el otro indica poder”. La segunda, se refiere a la de-
cipación pública en las discusiones y que siempre se debe permitir actuar mocracia como un sistema de gobier-
en la toma de decisiones sobre polí- a los individuos como agentes racio- no, como “un conjunto de reglas e ins-
tica científica y tecnológica, no sólo nales autónomos. tituciones que sostienen un sistema
se deriva del carácter esencialmente Sobre la democracia, como ha se- de poder, tales como: la igualdad de
debatible del riesgo para la sociedad y ñalado Luis Villoro, conviene distin- los ciudadanos ante la ley, derechos
para la naturaleza que implica el de- guir dos acepciones: una como ideal civiles, elección de los gobernantes por
sarrollo tecnocientífico; ni se deriva regulativo, la democracia como pro- los ciudadanos, principio de la mayo-
tan sólo de la indeterminación de las yecto de asociación conforme a valo- ría para tomar decisiones, división de
consecuencias de la aplicación de la res tales como “la equidad en la plura- poderes”.
tecnología. Tampoco se desprende úni- lidad de los puntos de vista, el derecho Hablar de una justificación ética
camente del propósito ético de que el a la decisión libre de todos, la igualdad de la participación pública en la eva-
conocimiento científico y tecnocientí- de todos en la decisión del gobierno, luación y en la toma de decisiones
fico sea público, en el sentido de estar la dependencia del gobierno del pue- sobre política científica y tecnológica
a disposición de toda persona, y muy blo que lo eligió”; y otra como “un mo- nos remite al primer sentido de de-
especialmente cuando se trata de co- do de vida en común en un sistema de mocracia; el de un proyecto de aso-
nocimiento sobre los riesgos de sus
aplicaciones y sus consecuencias.
Si queremos justificar en el orden
ético el que todo el conocimiento se
haga público —es decir que sea accesi-
ble a cualquier persona—, ya que es
moralmente condenable que hoy en
día tienda cada vez más a privatizar-
se —como con las patentes por ejem-
plo, pero también al ocultar muchos
desarrollos biotecnológicos que fácil-
mente son convertidos en armas—,
y si queremos en suma justificar la
participación pública en las decisiones
sobre política científica y tecnológica,
entonces requerimos ciertos supues-
tos de la moderna concepción de “per-
sona” y “sociedad” democrática.
Se entiende por persona a aque-
llos agentes racionales y autónomos
que tienen la capacidad de razonar,
lo que les permite hacer elecciones,
así como decidir el plan de vida que
consideran más adecuado para ellos.
Con base en la definición anterior,
hay dos principios que fundamentan
las relaciones humanas éticamente
aceptables y que son pertinentes para
nuestro propósito. Un principio man-
da nunca tratar a las personas sólo
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trata de una razón pruedencial, pues
no estaría fundada en valores y nor-
mas morales compartidos, ni en prin-
cipio ético alguno, sino sólo en la idea
de que es conveniente “evitar la resis-
tencia y la desconfianza”.
Hay otras razones, sin embargo,
para justificar la participación públi-
ca, que sólo tienen sentido si se ligan
a la noción de democracia asociada
al primer grupo de valores señala-
dos con anterioridad; como, por ejem-
plo, que la tecnocracia es incompati-
ble con esos valores democráticos (la
equidad en la pluralidad de los pun-
tos de vista, el derecho a la decisión
libre y la igualdad en la elección del
gobierno).
Pero si enfocáramos tan sólo estos
valores tendríamos que librar todavía
otro escollo, pues podría surgir la ob-
jeción bien conocida de que, en cues-
tiones de ciencia y tecnología —so-
bre todo en relación con los riesgos
que implica su aplicación—, el conoci-
miento especializado es necesario pa-
ra establecer cuestiones de hecho, por
ejemplo, acerca de relaciones causa-
les (o por lo menos de correlaciones
ciación conforme a los valores seña- política científica y tecnológica queda- estadísticamente significativas) entre
lados. rían sujetas a la misma competencia ciertos fenómenos y ciertos daños.
La forma cómo se han desarrolla- y lucha de intereses entre diferentes No es posible decir: “el derecho a
do las políticas científicas y tecnoló- grupos que se enfrentan en otras esfe- la decisión libre de todos”, cuando se
gicas en las sociedades democráticas ras de la vida pública. Las razones trata, por ejemplo, de aceptar o recha-
actuales —nuestro país incluido, con para defender una amplia participa- zar una hipótesis científica, y menos
su incipiente democracia formal—, su- ción pública en el diseño y la gestión cuando se trata de estimar el riesgo
pone sólo la segunda acepción de de- de las políticas científicas y tecnoló- que corren los consumidores de cier-
mocracia; en donde las diferentes gicas —desde el punto de vista de las tos aditivos alimenticios, o los vecinos
partes que participan se rigen por su agencias estatales, por ejemplo, o de de centrales nucleares o de un aero-
interés particular y alcanzan acuer- las industrias que aplican sistemas tec- puerto. En ese sentido el conocimien-
dos políticos según sus fines y su po- nocientíficos—, serían puramente pru- to científico no es algo que se decida
der político y económico real. denciales, ya que dicha participación democráticamente.
Bajo esta concepción de la demo- constituiría “la mejor garantía para Sin embargo, en ciertas circunstan-
cracia como “un modo de vida en co- evitar la resistencia social y la des- cias, los juicios de los inexpertos tam-
mún en un sistema de poder” la eva- confianza hacia las instituciones” y bién son necesarios y pueden ser tan
luación y, sobre todo, la gestión de la hacia la expansión tecnocientífica. Se razonables como los de los expertos.
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¿Pero cómo fundamentar esta tesis, del debate y las controversias, no sólo los especialistas. Y los dominios en
sin caer en el absurdo de que el cono- entre expertos, sino con la participa- que éstas se llevan a cabo son cada
cimiento científico es algo que se deci- ción de amplios sectores del público. vez más amplios. Los ciudadanos aca-
de democráticamente? ban reduciendo su actividad a la de
Al defender la participación pú- Políticas y participación pública obedientes consumidores de ideas y
blica, se sugiere, entonces, que el jui- productos, incapaces de decidir por
cio de los expertos no es el único razo- “Ideal de la democracia —escribe Luis sí mismos en la mayoría de los asun-
nable y válido, ni el único necesario en Villoro— es conceder a cualquier tos comunes”.
tomarse en cuenta, como lo vimos miembro de la sociedad la capacidad La justificación ética de la parti-
en el caso de la evaluación de la efi- de decidir libremente sobre todos los cipación pública en la discusión de
ciencia de un sistema técnico. Pero no asuntos que conciernen a su vida”. las responsabilidades de los científi-
sólo eso; en la aplicación de la inmen- Pero “la técnica” y el enfoque tecno- cos y tecnológos en la generación de
sa mayoría de sistemas técnicos, cuan- crático para abordar los principales riesgos, así como en la evaluación,
do hay grupos sociales afectados por problemas de las sociedades contem- aceptación y gestión de las políticas
sus consecuencias, su participación es poráneas, han obligado a los ciuda- en ciencia y tecnología como en cual-
necesaria, por razones epistemológi- danos “a atenerse a las decisiones de quier otra política pública, entonces,
cas antes que éticas, para complemen-
tar la evaluación de los expertos. Hay,
como he sugerido antes, un pluralismo
epistemológico en la naturaleza de la
ciencia y de la tecnología, que funda-
menta el argumento de la legitimi-
dad de los diversos puntos de vista.
Así, aunque ni el conocimiento
científico ni el tecnocientífico se va-
liden democráticamente, en ciertas
circunstancias sí pueden equiparar-
se ciertos juicios de expertos y de le-
gos en cuanto a su pertinencia y ra-
zonabilidad.
Pero todavía queda un aspecto
más por recordar; en buena medida
la evaluación y gestión de estas polí-
ticas implican decisiones no sólo en
cuanto a restricciones sobre posibles
aplicaciones de sistemas tecnológi-
cos, porque podrían ser perniciosos,
sino que también involucra decisio-
nes sobre compensaciones y posibles
sanciones. El desarrollo tecnocientí-
fico, hoy en día, afecta en tal grado a
la naturaleza y a la sociedad, que su
evaluación y gestión implican un de-
bate moral y político sobre la atribu-
ción de responsabilidades. Lo que con-
duce a la discusión de la importancia
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la psicología, sobre todo cuando la
ciencia y la tecnología son su objeto
de estudio.
Por esto es lamentable que, mien-
tras hay guerras en el mundo, en las
cuales se mata y se sojuzga a gente y
hasta pueblos enteros, en el medio
académico se hayan librado, y sigan
todavía, otras guerras que, con con-
secuencias inmediatas aparentemen-
te menos desastrosas, en nada ayu-
dan a las sociedades modernas para
comprenderse a sí mismas, y para en-
tender el fenómeno científico-tecno-
lógico.
Me refiero a lo que en otras lati-
tudes se le ha llamado “la guerra de
las ciencias” (entre las ciencias y las
humanidades), y que en México, sin
ser abiertamente reconocida, se da de
manera más o menos oculta. Un ejem-
plo de esto, en nuestro medio, lo cons-
tituyen algunos artículos escritos por
el matemático José Antonio de la Pe-
ña quien, por ejemplo, escribía hace
no mucho en la revista de la Acade-
se basa en el intento por ofrecer las “Guerras de las ciencias” mia Mexicana de Ciencias —de la cual
condiciones adecuadas para ejercer es presidente en este momento— que
las capacidades más básicas que el Para comprender la estructura y el muchas “posiciones de los filósofos
pensamiento moderno ha otorgado desarrollo de la ciencia y de la tecno- contemporáneos debilitan a la cien-
a las personas; concibiéndolas no logía, así como los desafíos que pre- cia” y que “los filósofos de la ciencia”
como los ciudadanos abstractos de la sentan a las sociedades modernas y —dicho así, en general—, eran los res-
democracia formal, sino como los ra- para dar respuestas a los dilemas éti- ponsables de fomentar o por lo menos
cionales e inteligentes miembros de cos y, en general, valorativos, que plan- de contribuir notablemente a afian-
carne y hueso “afiliados a varias en- tean a los científicos, a los gobernantes zar una creencia popular en que la
tidades sociales, pertenecientes a va- y a los ciudadanos de la calle, no es su- ciencia no tiene nada de racional ni
rios grupos y culturas específicas con ficiente la imagen que proyectan los logra, por lo general, conocimiento
características propias y una identi- científicos y tecnólogos de sus pro- objetivo.
dad que los distingue”. Se trata de pias actividades y de sus resultados, Lo lamentable de este tipo de afir-
personas en posición de ejercer su como tampoco bastan las concepcio- maciones por parte de hombres de
autonomía, lo que significa “decidir nes de los economistas que toman de- ciencia es que contribuyen a la mala
sobre su propia vida, en un entorno cisiones de gobierno o de apoyo a la comprensión de la filosofía, porque
concreto, participar por lo tanto, en investigación científica y tecnológica. parten de la incomprensión de ésta,
las decisiones colectivas en la medi- Esto exige una reflexión desde cuando no de la ignorancia, y por tan-
da en que afecten a su situación per- otras disciplinas como la filosofía, la to también a una mala comprensión
sonal”. historia, la sociología, la economía y de la ciencia. En el caso de la Peña,
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queda claro que desconoce que si al- dades modernas. Para ello tan sólo
go ha logrado en las últimas décadas se requiere que la UNAM coordine e
la filosofía de la ciencia es compren- impulse —bajo una perspectiva huma-
der mejor y explicar en qué consiste nística— los muy diversos esfuerzos
la objetividad y la racionalidad cien- que se hacen en la investigación, la
tífica. Esto ha sido el resultado de un enseñanza y la difusión de la ciencia y
largo proceso de discusión a lo largo la tecnología, así como en la filosofía
del siglo XX, a partir de trabajos de au- de la ciencia y en los estudios de cien-
tores que de la Peña acusa de “irracio- cia, tecnología y sociedad.
nalistas”, como Kuhn y Feyerabend. La UNAM no sólo tiene las condi-
La visión filosófica de la ciencia ciones ideales para terminar —al me-
permite entender mejor, no sólo la na- nos en México— con las “guerras de
turaleza de la ciencia y de la tecnolo- las ciencias”, sino que además es res-
gía, sino también cuál es la relación merece que la información esté a su ponsable de promover una cultura en
éticamente justificable entre las co- alcance para poder tomar parte en el país, que tienda a fomentar la par-
munidades científicas y tecnocientífi- las decisiones que afectarán su vida ticipación pública en la evaluación y
cas, los políticos y la sociedad. Pode- en un futuro. gestión de la ciencia y de la tecnocien-
mos concluir, pues, que es realmente La UNAM tiene las condiciones pa- cia, para ayudar a evitar que éstas se
necesaria la intensificación del diá- ra desarrollar un amplio y ambicioso involucren en otras guerras en el pla-
logo entre la filosofía y las ciencias, programa que ofrezca al público, a los neta. Pero esto dependerá de que, en
así como su amplia proyección al pú- funcionarios del Estado y a los em- la UNAM también, haya participación
blico no especialista. presarios, una buena comprensión del pública y plural en el diseño y reali-
La sociedad, que es finalmente la fenómeno científico-tecnológico, de zación de las transformaciones de su
que sostiene la investigación y la en- su importancia social, cultural y eco- estructura, de sus funciones y en el
señanza de la ciencia y la tecnología, nómica, y de su impacto en las socie- cumplimiento de su misión.

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