A lo largo de nuestra vida vivimos siguiéndonos de normas y leyes que ha
implementado la sociedad, deberes que se vuelven obligatorios según la ley, con el fin de controlar o regir la sociedad; ¿pero puede esto igualarse a la ética? Aunque ambas se complementan, son conceptos totalmente diferentes y a su vez se aplican de una forma distinta dentro de la sociedad. La ética es un tema polémico, tan polémico como plantearse la ética en tiempos posmodernos donde todo es “relativo”. Pero bien, no estoy de acuerdo con el relativismo, solo se puede tener una sola posición al respecto: hay ética o no la hay, actúas bien o actúas mal, no hay punto medio.
La ética permite estudiar la conducta humana y de ahí juzgar a la misma, es decir
nos permite diferenciar entre lo que está bien o mal, ésta es seguida o regida por la conciencia; ya que es ella la que determina lo bueno o malo según los valores que se nos han inculcado desde pequeños, valores que nos han infundido a través de ejemplos que expliquen la importancia de nuestros actos y las consecuencias que estos conllevan. Las acciones humanas son realizadas de manera libre y desde la conciencia que cada persona posee para diferenciar entre el bien o mal, la ética no se limita a describir estas acciones sino a crear un juicio ante ellas para guiar así la conducta humana. Sabemos que la conducta humana es el hablar, pensar y sentir del ser humano, y es a través de ella que el ser humano se relaciona con los demás y seguidamente esto influirá en el crecimiento personal de cada uno, por esto es importante el papel de la ética en nuestras vidas, puesto que será más adquisitivo el tener una sociedad justa y en paz, Entonces concluimos que la ética no es más que una rama que busca determinar lo que está bien o mal en las acciones propias de cada persona, para procrear la armonía en la sociedad, pues si cada persona es consciente de las consecuencias de sus actos, la mayoría de las veces se actuará buscando el bien.