Jeison Zapata

Y LA ANCIANA LLORÓ

- Abuelita, abuelita, lo he comprendido – Entró corriendo Shamayí al tipi

donde se encontraba aquella tarde su abuela. – ya sé cuál es el mensaje
del rio.

Una leve sonrisa en el rostro de la abuela y de sus ojos lagrima salían.

- Que tienes abuelita – La alegría inicial de la joven niña cambió

rápidamente al percibir la tristeza de su abuela.

- El momento inevitable del destino ha llegado. – Manifestó la abuela –

a partir de mañana seré un recuerdo en tu vida mi niña.

- No entiendo tus palabras abuela… y tu tono de voz pone triste mi

corazón.

- A partir de mañana te acompañaré desde las estrellas.

Reinventa tu vida

- Abuelita, ¿pero si tú no estás como podré enfrentar las dificultades de

la vida?

- Samayí, mi niña, debes comprender algo, en la vida debes aprender a

renunciar, de alguna manera todo va a terminar incluso tu cuerpo con
el tiempo se va a marchitar. – dijo la abuela – pero lo verdaderamente
importante es el tiempo que hayas aprovechado para hacer crecer tu
consciencia. Se vienen tiempos de pruebas, tiempos de incertidumbre,
pero recuerda esto; todo es una preparación para fortalecer tu espíritu.

Samayi en silencio observaba a la anciana como se limpiaba

disimuladamente las lágrimas de su cara.

- Abuela, ¿porque lloras? – Interrogó una vez más Samayí.

- Porque no tuve tiempo de aprender a renunciar a tu presencia mi niña.

Mis lágrimas son de nostalgia porque no podré volverte a abrazar… - su
voz se suspendió por el llanto.

- Abuela, tienes que estar fuerte, la tribu siempre te ha visto como una
mujer sabia.

- Mi niña. – Dijo la abuela después de tomar un poco de agua. – No hay

nada de malo en llorar, la sabiduría esta en aprender a liberar la emoción
en el momento preciso, de no hacerlo ello te enferma y debilita el alma.
Soy humana y en parte toda la sabiduría y conocimiento que comparto
con la tribu no es para ellos, lo que digo es para recordarme a mí misma
cual es el camino y no olvidarlo. Ahora, quienes me escuchan pueden
aprovechar el momento y seguir el mismo camino.

- Pero recuerda Shamayí, si sientes tristeza, dejala que salga, no la

 Jeison Zapata

contengas, la tristeza es un rio que fluye, si la estancas el agua se pudre

en tu interior. Y si has comprendido el mensaje del rio, si en verdad lo has
hecho, entonces ningún obstáculo o dificultad en la vida te van a frenar.
Activa la creatividad, siempre hay muchas formas de hacer las cosas.

La tarde transcurrió lentamente, la luna dudosamente fue saliendo por

el horizonte.

- Shamayí. Los espíritus me han hablado. Me han mostrado el tiempo

que viene, muchos cambios se presentarán. Debes prepararte, ser una
guerrera para aquellos tiempos.

El árbol sagrado será cortado, nuestra madre Tierra será sacrificada por
interesas individuales del hombre blando.

- Abuela, eso que me dices parece un mal cuento, una pesadilla.

- Lo sé mi niña, si la tribu no aprende a adaptarse a las nuevas

circunstancias… No quiero decirte cual será el final. Solo el guerrero del
arcoíris podrá devolver la armonía.

- Mi niña, ha llegado el momento, debo subir a la montaña para

enfrentar lo desconocido. Dar el gran paso.

- Abuela, no te vayas – Dijo Sahamyí al tiempo de abrazarla fuertemente.

- Mi niña, lo inevitable ha llegado – Las lágrimas no dejaban de salir

y recorrer sus mejillas. – Una parte de mi ser siente miedo y nostalgia,
pero otra sabe que es el momento. Recuerda estas palabras: Aprende a
renunciar y simultáneamente encuentra la forma de disfrutar al máximo
cada instante. Cuando lo hayas hecho serás poderosa. Pide ayuda a tus
animales de poder, ellos siempre están dispuestos a guiarte, no te olvides
Reinventa tu vida

de ellos. En dos lunas, una luz nueva brillara en el cielo nocturno, de

seguro sabrás reconocerme.

Un abrazo las unió nuevamente. El tiempo esta vez pasó rápidamente.

La abuela con lágrimas en los ojos subió a la montaña aquella noche.
Shamayí con nostalgia se sentaba al lado del rio a observar el cielo
nocturno.

Cuentan que dos lunas después, una nueva estrella brilló en el cielo.