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ArwRA

o Lgg7,D.R. Ramón Fonseca Mora'


Ojüos de angel
@ lS9g, lg"¡t"r,Altea, Taurus, Alfaguara S'A' de CV'

@ De esta edición:
Santillana S'A'
Vía Translsmica, Urb. Industrial
Orillac, Calle segunda, Local #9'
Teléf ono: (507 ) 261-2995

. Santillana S'.A.
Del edificio de Aviación Civil,200 metros al oeste'
La Uruca. San José, Costa Rica'

. Editorial Santillana S.A. de CV' A mis rriñas lindas: Susana y Raquel


Calle siemens #51, Zona Industrial santa elena'
Antiguo Cuscatlár¡ La libertad'
San Salvador, El Salvador AJorge Consuegra,
o Santillana Ediciones Generales S'A' de CV' quien prefiere las historias tiernas
Av. UniversidadT6T,CoL Del Valle a las violentas
México,03100, D.F.

. S'A'
Distribuidora y Editora Aguilar, Altea, Taurus' Alfaguara
Calle 8O No. 10-23
Bogotá, Colombia.

¡ Santillana Ediciones Generales S'L'


Torrelaguna 60.
28043 Madrid, EsPaña

ISBN: 9962-650-58-5

Primera Edición México, 1999


Primera Edición en Colombia,2002

Undécima reimpresióry marzo de 2008

Diseño de Ia colección:
José CresPo, Rosa Marín, Jesús Sanz

Diseño de cubierta:
O FernandoRuizZaragoza

Impreso por Impresión Gráfica del Este. S'A'


San José, Costa Rica
ser reproducida' ni en
Todos derechos reservados' Esta publicación no puede
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todo ni en part", .,i fotomecánico'
por ningún medio' sea mecánico'
información, en rrirrgrrr.fát*a ni
l"deti.o por fátocopi4 o cualquier otrq sin el permiso
"i"á,^r0""", "f".t.oóptiio
previo por escrito de la editorial'

¡
Que canten los niños, que alcen la voz,
que hagarr al mundo escuchar.
Que urran sus voces y lleguen al sol,
en ellos está la verdad.

Canción popular

De ciet'to os digo, que el que no recibe


el reino de Dios como un niño,
rro entrará en é1.
(Lucas 18:17)

Yebosbua ben Josepb


Et ur.¡o abre los ojos lentamente. No recuerda nada. Ni
quién es. Ni dónde está. Ni en qué día, mes y año vive.
Trata de moverse, pero algo se lo impide.
La penumbra que 1o rodea se va aclarando y logra
vislumbrar los detalles del techo. Es blanco, con una
lámpara de focos alargados en su centro. Está apagada.
'Tic, tic, tic', un ruido rítmico se apodera de su
atención. "Debe ser un reloj", concluye, "aunque no un
ejemplar de mecanismo sofisticado, sino eléctrico; ba-
tato" .

Abre un poco más sus párpados y logra divisar el


círculo redondo, de plástico antl, de un reloj de pared
colgado encima de un agujero que parece una puerta.
Escucha de nuevo el 'tic, tic, tic'. Deduce que el
ruido no procede del reloj redondo. Su origen está de-
trás de é1.
Trata de virarse pero no puede. Al hacer el mo-
vimiento ve una cama a su lado. }{ay una sombra sobre
ella. No logra enfocarla. El esfuerzo 1o cansa y tiene que
regresar a su posición original, mirando el techo.
Cierra de nuevo los ojos. No puede reunir ningún
pensamiento en su mente salvo el sonido rítmico, 'tic,
tic, tic', detrás suyo.
Pasa el tiempo. Descansa.
Se entretiene escuchando su propia respiración.
Siente cómo su pecho sube, baja.
10 11
Entreabre sus ojos. Todo sigue igual. El techo, la techo. Se pierde en aquel mar inmenso de cocadas. In-
lámpara, el ruido...,'tic, tic, tic'. tenta de nuevo contar. No tiene éxito. Ya a iniciar otra
Un pensamiento lo sobresalta: "¡Mi maletín! ¿Dón- vezla operación, pero desde muy adentro surge un esta-
de está mi maletín?" En é1 hay cosas muy importantes llido de dolor tan agudo que, por primera vez, lo siente
que nadie puede vet. Trata de revolverse nervioso en la en todo su cuerpo. En los brazos, piernas, abdomen.
cama, pero no puede. Está amartado. Todo su ser se sumerge en aquel dolor lacerante,
Observa hacia abajo. Hacia donde deben de estar sus inmenso.
piernas. No las ve. Sólo logra entrever dos cilindros blancos, Su boca se abre sin control y surge un grito:
largos, sujetos con cables que desaparecen en 1o alto.
Trata de establecer comunicación con ellas. -¡Aaaahhhhh!
Él mismo se asombra por la intensidad del sonido.
Nada. Trata con los brazos. Nada. Con las manos, pies. Nada. Trata de controlarse, pero no puede. Hay otro pnepara-
Lo único que puede controlar son los párpados. Abrir- do, listo para despegar:
los, cerrarlos, volverlos a abrir. También puede girar
levemente la cabeza, aunque no lo suficiente para des- Ruido de sillas moviéndose, de zapatos corriendo.
cubrir de dónde viene el ruido. 'Tic, tic.' Se abre una puerta. Lo percibe claramente. Es fácil dis-
De repente siente que empieza a emerger del es- tinguir el sonido de una puerta cuando la abren con vio-
tado en que se encuentra. Comienza a recordar. Su ca- lencia.
rro. La noche. Un destello de luz. Un ruido inmenso. El Tres manchas blancas vuelan hacia é1. Lo rodean.
silencio. La imagen de una mulata, con sus curvas Se inclinan sobre su cuerpo. Alumbran uno de sus ojos
inmensas repletas de carne turbadora. Sonríe. ,,¡Ah! con una luz pequeña, intensa. Luego el otro.
¡Nitzia! ¡Qué mujer!" El viejo parpadea, fija su mkada; analiza las figu-
Mueve la cabeza de lado a lado. Su cerebro sigue ras que lo examinan. Poco a poco se comienzan a deli-
soltando recuerdos. Poco a poco. En dosis calculadas. near rostros; uniformes blancos.
Disfruta con la imagen de Nitzia. Continúa son- Siente cómo el dolor que anida en su interior de
riendo. Es la única sensación externa que percibe. nuevo se libera y saltahacia afuera. Asciende y lo inva-
De repente un aguijonazo de dolór ló penetra. Su de todo.
rostro se contrae en una mueca angustiosa. No sabe de puede reprimirse.
dónde procede aquella sensación tan horrenda. ,,Debe -¡Aaaahhh! -no blancas toma lo que parece ser
Una de las figuras
ser de alguna parte de mi cuerpo, pero no puedo ubi- su brazo, lo levanta. Siente un ligero pinchazo, parecido
carla." Trata de levantar una mano pero no sucede nada. a cuando de niño una de sus "novias" le dio un pellizco
La oúa. Nada. El dolor desaparece tan rápido como llegó. utilizando sus uñas como herramienta.
Mira el techo. Nada ha cambiado. Observa la lámpara De repente el dolor desaparece; tan rápido como
apagada. Larga. Cubierta de una pantalla con rombos llegó.
cincelados en el plástico que la cubre. le dolerá más que la enfermera le
Cierra los ojos. Espera. Se aburre. Los abre y em- dice-.-No -escucha
Le acabo de inyectar un analgésico que lo man-
pieza a contar los dibujos geométricos en la lámpara del tendrá calmado.

t
t2 1.3

El hombre trata de sonreír, pero se da cuenta de De nuevo siente la molesta lucecita que transita so-
que le es difícil dibujar la expresión en su cara. De todas bre sus ojos. Los abre. Enfoca ala enfermera, quien sonríe.
formas no es una sonrisa verdadera la que se perfila en Nota que es gorda. De cara ovalada y mejillas colgantes.
su rostro, sino la que siempre utlliza paru indicar que Sus labios no están pintados y se notan pálidos. Tiene las
está satisfecho, complacido. Mueve ligeramente los ojos cejas pobladas. El cabello negro, recogido. El uniforme
y ve a otras dos enfermeras que 1o observan desde el limpio pero viejo, usado. "No es una enfermera de prime-
final de la cama; en el lugar donde deberían estar sus ra", deduce. "¿Dónde estaré?", se pregunta.
pies. La mujer, como si le hubiera leído la fnente, le informa:
Trata dehablar. De pregunfar algo. Ningún sonido en el Hospital SanJuan, señor Vargas. Tuvo
sale de su garganta. La mujer debe haber notado su in- -Está cerca de este lugar y lo trajeron aquí esta
un accidente
tención pues dice enseguida: madrugada.
se preocupe, señor Vargas. Todo está bien. "¡El Hospital SanJuan!", repite mentalmente el ac-
Tuvo -No
usted un accidente. Estaba anestesiado. Tuvimos cidentado. "¡Pero si es un hospital público; gratuito! ¡Para
que operarlo, ¿sabe? hacia sus piernas-. Se pobres! ¿Qué hago yo aquí?"
quebró todo... -señala
Intenta incorporarse sin éxito. Sus esfuerzos no
Intenta hablar de nuevo. La enfermera se inclina y pasan desapercibidos para las enfermeras, quienes lo
le da algunos golpes en el hombro: sujetan por ambos hombros.
no hable, señor Vargas. Se va a cansar y no señor Vargas. Cálmese. No es tan graye.
-No,
conviene. -Cálmese,
"¡No es por lo grave que me estoy moviendo; es
Cierra los ojos. ¡Cómo odia que alguien le dé pal- que no quiero estar aquíl", intenta decir, pero sólo soni-
maditas! Lo encuentra denigrante; de mal gusto. Ese dos incomprensibles salen de su boca.
movimiento de intimidad hecho por alguien que no 1o Se concentra en el ruido monótono que surge
conoce le repugna. Se contiene. "Yahabrá un momento detrás de su cabeza.'Tic, tic, tic.' Respira profundo. AI
en que le diré a esta enfermera que vaya a darle palma- fin se tranqluiliza. Se concentra. Intenta hablar de nuevo.
ditas a otro... Que no toque más mi cuerpo." quier...
Recuerda su anatomía. Los ejercicios diarios en el -Noooo señor Vargas *1o interrumpe la en-
gimnasio. La satisfacción de ver en el espejo una figura -Tranquilo,
fermera de Ia cara redonda. Lo palmea en el hombro.
de menos años de los que tiene. El goce que 1o invade ¡Cómo odia que 1o toquen!-. Todo va a ir muy bien.
cuando en la piscina del Club Deportivo se encuentra Está usted en buenas manos.
con sus amigos y compara su cuerpo bronceado y bien "¿Cómo voy a estar en buenas manos en un hospi-
cuidado con el de ellos. Los hay gordos, con el tejido tal de cuarta calegoria? ¡Tengo que salir de aquí!", pien-
adiposo colgando por todos lados. Otros están flacos y sa. Intenta hablar de nuevo.
sin músculos, los huesos sobresaliendo por doquier. Sin f...
embargo él está en la situación ideal: ni gordo, ni flaco. -Poorrr
Los músculos situados en donde deben estar. -¡Cálmese!
Más palmaditas. Otra inyección. Sensación de pla-
Vargas, ¿me escucha? cidez... Cierra los ojos. Se deja llevar...
-Señor

L
r4 r5
Intenta abrir los párpados. No logra ver nada. Está tan que sonríe. De un vistazo aptecia sus facciones delica-
oscuro como cuando los tenía cerrados. Ve un haz de das; sus labios finos y tersos.
luz difusa a través de la ventana al lado de la puerta. *Ha dormido más de un dia... *agrega la mu-
Ahora discierne más claramente las sombras al otro lado jer-. Es hora de que salga del mundo de los sueños.
de Ia pared. Las persianas están abiertas. Hay una mesa me sucedió? *logra preguntar con voz
larga y varias enfermeras sentadas a 1o largo. Sus caras -¿Qué
temblorosa.
están iluminadas por un resplandor que parece salir del *Tuvo un accidente, señor. Un accidente bastante
frente. Vuelve la cara hacia el otro lado. Otra ventana. gtaYe,
Ésta tiene las persianas cerradas . Gira ahora st¡ cabeza a
-Mi auto, ¿cómo con voz en-
quedó?
la posición original. Se siente más libre. Más ágll. No hay trecortada. -pregunta
dolor. Observa hacia abajo. Hacia donde deberían estar Recuerda su auto. Un deportivo último modelo.
sus piernas. No están. Una mole blanca de vendas las Doce cilindros (hay pocos automóviles con doce cilin-
suplanta. "¿Habré perdido mis piernas?", el pensamiento dros). Dos carburadores. Suficientes caballos de fuerza
entra de repente. "¡No! Están allí. Sólo que cubiertas de parahacerlo despegar si tuviera alas. ¡Su bebé adorado!
vendas." Respira hondo. "Hospital público", recuerda. Pérdida total, tengo entendido --dice
Se estremece. Ha escuchado historias horrendas de es- -Destrozado.
la enfermera moviendo su cabeza de lado alado.
tos lugares para pobres. No hay medicamentos. Los El viejo cierra los ojos. Se pone triste.
médicos no atienden bien. Las enfermeras no esfán gra- va a preguntar por usted? ¿Qué le sucedió?
duadas. Falta equipo. Ahora está en uno de ellos. Irre- le-¿No
interesa si mató a otros? ¿Sólo su cato?
¿No
mediablemente. No puede partir. No tiene piernas. ta la enfermera con tono de reproche. -pregun-
Trata de sentirlas, sin éxito. Un gran vacío ha tomado Mira el rostro hermoso. Facciones aindiadas. Siem-
el lugar de su torso inferior. Intenta con los brazos. El pre le han parecido lindas las mujeres de su país. Con
derecho, nada. EI izquierdo, siente un movimiento. Los sus cabellos negros, rasgos finos, combinación de razas.
dedos se mueven. Prueba la mano: la encuentra. Flexiona Perfectas para la cama, pero nada más. Nitzia es así.
el brazo. Lo dobla por el codo. Lo trae hasta los ojos. Mezcla de negra, india y blanca. Revoltijo angustioso que
Mira su mano izquierda. Pálida pero real. Mueve los produce las mejores mujeres...; o las peores. No como
dedos. Se alegra. Le dan ganas de llorar. No lo hace por sll esposa. Al momento de decidir con quién casarse, no
temor a que entre una enfermera. Vuelve elbrazo a st cludó un instante que su consorte debía de ser blanca.
lugar. Reposa. Sonríe. Cierra los ojos. Se duerme. I)e pelo negro, pero blanca. "Blanca de Castilla", como
clecía su abuela. No importó su insipidez, la superficia-
lidad, ajena a todo salvo sus amigas, sus baral'as y sus
lJna voz dulce lo despierta: sesiones de té. Y, por supuesto, su lglesia. Siempre su
días, señor Vargas. Es hora de levan- Iglesia. Para todo su Iglesia. Cuando lo esperaba tarde
tarse. -Buenos cn la noche *ya no 1o hace-, usaba a Dios y al diablo
Alguien 1o sacude levemente. ¡Odia que lo toquen! lrara asustarlo, para úatar de retenerlo en casa. ¡Qué
Furioso, abre los ojos. Tiene frente a él a una enfermera rrlrurrido! Hubiera preferido que tuviera un amante, dos...

h
r6 r7
Sería más divertido. Mejores discusiones. Intercambio de varios lugares- cuelgan como si hubiera poca carne.
información. Pero, ¿la Iglesia? ¡Uggg! Mira los pies. Pequeños. Raquíticos. Igual que los bra-
ver, señor Vargas. ¿Me escucha?
-A
enfermera decir con su tono dulce, aunque alto.
-.oye a la zos. Igual que el cuello, que la cara, (tnicas partes de la
piel que se ven. Está abrazado a 1o que parece un muñe-
El viejo hace un gesto con la mano y balbucea: co de trapo, hecho de retazos de telas remendadas. No
basta! No tiene que gritar. La escucho... se mueve el cuerpo pequeño. Parece enfermo. Muerto.
-¡Basta,
nota que está bien Que se Aparta Ia vista disgustado. Reflexiona: "tengo su-
-Se
va a recuperar -palmaditas-.
Voy a buscar al doctor. ficiente dinero para pagar el mejor hospital. Para úaer
No desea -palmaditas-.
más palmaditas. Ni consuelo, ni compa- un avión-ambulancia y volar a un mejor hospital, en un
sión. No quiere nada. Él tampoco da nada nunca. No mejor pais. Para comprar entero el hospital. ¿Qué se
distribuye palmaditas. Sabe siempre en qué posición es- creen? ¡No pueden retenerme! ¡Darme palmaditas y tra-
tán sus manos. Sin excesos descontrolados. Toda su vida tar de calmarme! ¡Hospedarme en un cuarto junto con
ha practicado la disciplina corporal. Es tan importante... un ser raquítico y a punto de morir! ¡Qué atrevimiento!"
Muchas cosas dependen de ello. Un contrato. Una con- Regresa la enfermera. La acompaña un hombre
quista. No mover un músculo de la cara es esencial en joven vestido con bata blanca. Se acercan. La enfermera
momentos cruciales de la vida. IJn gesto involuntario desliza su mano por las vendas blancas que cubren las
puede delatarnos. Unos ojos demasiado ansiosos pue- piernas. No siente nada. "¿Estarán mis extremidades
den ser ventanas por donde el contrario atisba nuestra debajo de este vendaje? ¿Las habré perdido? ¿Estarán
alma. }{ay que desviarlos. Cerrarlos. Apartarlos. amputadas? ¿Es ésa Ia razón de tantas gasas blancas?" Un
Mira a su alrededor. Ve :una cama con sábanas sentimiento de pánico se apodera de é1. Dura los segun-
revueltas y un cuerpecito contorsionado yaciendo sobre dos que toma el joven en colocarse a su lado, levantar,
ellas. Parpadea. Abre bien los ojos para captarlo todo. le el brazo izquierdo, el que no tiene quebrado, apretarle
"¡No estoy solo en el cuarto!", piensa sobresaltado. Nota la muñeca buscándole el pulso, y decirle:
los remiendos en las sábanas de la cama vecina. Están mucha suerte, señor Yargas. Otro estaría
limpias, pero zurcidas en muchas partes. Son verdes. -Tiene
invitado a su propio velorio en estos momentos
Observa las letras negras pintadas en dos o tres lados: con su propia ocurrencia. -ríe
"Hospital San Juan". "iHay que pintarle el nombre a las El viejo no hace ningún gesto. No le encuentra Ia
sábanas para que no se las roben! ¡En qué lugar estoy!" gracia al comentario. Mira al visitante. "Pero si es un niño.
Observa su propia camai las mismas sábanas la cubren. ¿Es que no hay en este lugar alguien de peso? ¿Alguien
"¡Hospital de pobres! ¡Tengo que salir de aquí!" Mira de t cargo?"
nuevo a su acompañante. Es pequeño. Su piel es oscura. es responsable de mi? con es-
Tiene atado a él un tubo que asciende auna bolsa sus- f'rrerzo-¿Usted
en voz lent.a, baia. -pregunta
pendida sobre la cama. Pelo muy corto. Cenizo. Con sí. Por supuesto *responde el joven, mientras
parches sin cabello a través de los que se le ve clara- intenta-Sí,
medir el pulso del accidentado mirando su reloj.
mente el cuero cabelludo. Las pljamas ver- si usted es un infante! el viejo
des, con el nombre del hospital pintado -también
de negro en -¡Pero
( ()n tono más fuerte. -responde

L
18 r9
El joven sonríe. No dice nada, La enfermera res_ tiene quebrado también el brazo cle-
recho -Además,
ponde por é1.
señala . Ya a darle un golpecito, pero el viej<r
un médico interno. Está haciendo su práctica. le detiene -lo la mano.
-Es que hay por aquí _-afirma
Es el mejor con su voz dulce. tiene que golpearlo Le creo.
practicando conmigo? el viejo, -No sí. Por supuesto... -dice-. el médico, y
-¿Está -responde
haciendo intentos por recuperar elbrazo que el médico retira -Sí,
su mano. -responde
tiene sujetado con firmeza. algo más, doctor?
No se mueva, por favor _ordena el -¿TengoUn golpe serioTen la cabeza y cortadas por
-Quieto.
médico. todos -Sí.lados.
Termina de tomar el pulso. Anota algo en una li_ El viejo se lleva la mano sana ala cabeza y pal¡x
breta que extrae del bolsillo de su bata. un vendaje que le cubre \a mayor parte del cráneo.
saber cómo se encuentra, señor yargas? trajeron aquí inconsciente. Tuvimos que t()-
-¿Quiereel doctor con tono profesional. -Lo
-pregunta mar una decisión rápida: o mandarlo a un hospital mejor
El viejo detiene todo pensamiento. Uno solo inva_ equipado por su herida enla cabeza yir
de enseguida todo su ser: puede estar al borde de la -principalmente
que no tenemos los aparatos adecuados para contusi<>ncs
muerte. Puede que no tenga piernas. Testículos. pene. craneales-, o moverlo lo menos posible por el riesgo
Existe la posibilidad de que haya perdido más de lo que que implicaban sus múltiples quebraduras. Deciclintr¡s
imagina. Recuerda su automóvil. Le parece ridículo aho_ dejarlo aqui, y creo que no nos equivocamos. Su herich
ra su preocupación por su auto. Es él quien importa, y en la cabeza fio era tan gtaye como parecia.
puede que esté destrozado. Murmura:
1o saben si no tienen los aparatos ack.-
doctor. Dígame cómo estoy... -¿Cómo el viejo con tono molesto.
-Sí, un accidente cuados?
-Tuvo muy grave. Un poco más y El -pregunta
doctor sonríe.
se mata. El auto quedó... experiencia...
ya sé cómo quedó el auto el -La experiencia? el viejo airado-. ¡Si
viejo-. -Sí,Necesito ahoru saber cómo estoy -interrumpe
yo. -¿La -continúa
Lrsted es un bebé! ¡Nada más y nada menos que un cl«rc'-
Claro. Usted yargas.
-Sí. me pasa? no está muy bien, señor tor bebé!
-¿Qué quebrada una de no. No se preocupe. No fui yo quien lo
las piernas en múltiples -No,
rrr"rxilió anoche. Fueron los doctores de turno, quicnt,s
pafies.-Tiene
La otra en tres, La cadera también está fracturada ticnen mucha más experiencia que yo.
en dos lugares. El viejo está furioso, pero no responde. El ulisnro
mis piernas todavía?
-¿Tengo ¡x:nsamiento lo invade de nuevo: tiene que salir clc allí. Al
El doctor ríe. ('()sto que sea. No tienen los aparatos adecuados. Las t.n
¡Por supuesto que las tiene! Allí están _toca li'r'rrreras dan palmaditas. Los doctores son niños t<¡cllrviir.
con sus-¡Claro!
nudillos las vendas. Suena hueco, ,Toc, toc., días tendré que quédarme aqrríi,
"No son vendas. Es yeso bien duro,,, deduce ense_ -¿Cuántos el doctor sonricnck¡-. No
guida el viejo. -¿Dias? o,
tllrs. Semanas -responde
quizá, meses.
20 21
*el viejo abre bien los ofos y trata cle puede haber aceptado que aquí estoy
-¿Meses?
incorporarse. mejor -¿Cómo
que en Pedernal? *pregunta el viejo, irritado.
La enfermera se inclinahacia adelante y ayuda al *Para lo que usted sufre, aquí está igual que
doctor a mantener al viejo acostado. en el hospital de Pedernal, señor Vargas. Tenemos el
si insiste en moverse demasiado, señor equipo y el personal adecuado para úatat sus dolen-
Vargas.-Meses
Depende de su cooperación y de cómo respon_ cias.
dan sus huesos. Está muy quebrado. No es un joven. acaban de confesar que no tienen la máqui-
Demorará un tiempo. na para -Meanalizar lo que tengo en la cal5eza.
El viejo gruñe. estas alturas no es necesario. No es grave su
ya nos visitó ayer su abogado. Lo man_ herida-A en el cráneo.
dó su -Además,
esposa. Le explicamos todo y estuvo de acuerdo *¿Cómo están tan seguros?
en que éste es el mejor lugar para usted. lo fuera no estaria hablando tan tranquilo con
visitó mi abogado? viejo con -Si
nosotros...
-¿Los Y mi esposa,
2s6¡¡!¡s-. -pregunra,el
¿no vino? que tenga razónl ¡Si no los demandaré a
sabemos nada de su esposa
-No Só1o su abogado el todos -¡Espero
ustedes y a su maldito hospital!
médico-. -responde
llegó hasta aquí. Firmó to_ El médico borra una sonrisa que tenía en el ros-
dos los papeles necesarios. tro. Todo su cuerpo se tensa. Él también es del otro
qué mandó al abogado? ¿por qué no pudo lado de Ia ciudad. Del mismo sector de donde viene
-¿Por
venir ella? confuso. este hombre. Pero, para é1, el Hospital SanJuan no está
-pregunta
no 1o sabemos, señor Vargas. "maldito", como acaba de acusar el accidentado. En su
-Eso
El viejo recuerda a su esposa. poco es lo que se corta experiencia en ese edificio ha salvado muchas
ven. De vez en cuando cenan juntos, cuando coinci_ vidas. Le ha cogido cariño. Es un hospital pobre, pero
den en la casa. La convers ación es superficial. *¿Cómo eficiente, aun tomando en cuenta sus estrecheces. Allí
está el negocio?; ¿cómo va la iglesia?,, Después, el si_ todos se esmeran. Sonríen. Hay solidaridad. La misma
lencio. El tragar apresurado, queriend o acabar rápido solidaridad que produ ce la falta de recursos en barria-
para salir de ese mutismo embarazoso para ambos. A clas pobres. Conoce el hospital de Pedernal. Es un lu-
veces asisten juntos a alguna fiesta o función social. ¡lar muy eficiente, sin duda. Tienen la última tecnología.
Es lo mismo. Silencio en el auto. Silencio entre ambos 'l'ambién caras frías como el acero de los aparatos que
en la reunión, cada uno conversando por su cuenta lray por todos lados.
con amistades que saben más de ellos que el uno del Va a decir algo. Siente e¡ el brazo la presión de la
otro. r)reno cle la enfermera. La mira'. Ésta mueve la cabeza de
esposa aceptó que no me trasladaran al hos- lrrclcr a lado. Se lleva un dedo a los labios. Laética de su
-¿Mi
pital de Pedernal? ¡>xrf'esión le impide contestarle al enfermo. Se controla.
fue su esposa quien tomó esa'decisión, se_ No clice nada.
-No
ñor Vargas. Fue su abogado. Le explicamos su situación qué no me pueden mudar a Pedernal?
y é1, sabiamente, aceptó nuestros consejos. -¿Por
f)regunta el accidentado.

¡
22 23
muy quebrado la s¡fs¡rns¡2-. Ahora altrabajo. Hora de sus necesida-
Podria-Está
quedar peor. No es -responde
aconsejable moverlo ahora des -Bueno...
la enfermera mientras se agacha y saca de
que hemos podido ponerle los huesos en su sitio. -añade
debajo de la cama una bacinilla plana y alargada. La
si decido irme, ¿me lo pueden impedir? empuja y la coloca debajo del viejo. Entre el yeso que
-Y está inválido, por el momento, señor ----esta
-Usted el médico-. Tendríamos que recibir una cubre la cintura y la cama.
vez responde ver, haga ya. La bacinilla está en posición.
orden de su esposa, o de su representante. Si no, no -A
El viejo enrojece. Gruñe.Jamásleha sucedido esto.
dejaríamos que saliera. Se siente humillado. Cierra los ojos. No se mueve. Se
estoy prisionero... niega a cooperar.
-Entonces usted lo considere, señor... fi- tiene ganas? No importa. Puedo esperar.
-Como
nalmente el médico. Da media vuelta y pafte-dice sin des- -¿No
La mujer se queda allí, a su lado. Quieta. paciente.
pedirse. Él no la ve, pero siente su presencia. Siente el calor de
La enfermera se acerca. Dice: su cuerpo llegar hasta é1. No es algo que imagina. Es
tener paciencia, señor Vargas. y resigna- real. Tiene ese don de captar la presencia femenina. La
-Debe
ción. Todo sucede por algo, y nada sucede por nada... tlbieza, el olor, la esencia de la hembra. Se siente bien.
Dios nos lo mandó a nosotros, y por algo debe ser. Confortado, cuidado.
Termina el sermón. Abre los ojos. Allí está la en- voy. Tengo quehacer.
fermera sonriéndole. Recorre con su vista el rostro fino, -Melléneme la bacinilla, ¿sí? Ahora vuelvo. Mien-
tras tanto,
exótico. Ha visto rostros similares en el Oriente; en islas Abre los ojos. Mira a su alrededor. Aquel cuarto lo
de los mares del sur. Parecidos a los que transitan por oprime. Ve a través de la ventana. Es de día. Temprano
las calles de su ciudad. Achinados; aindiados. Sólo que en la mañana. El sol empieza abrillar afuera. Alcanza a
en su país han perdido el orgullo, la identidad. Además, ver una arboleda cerca del hospital. Más allá, pequeños
están pésimamente arreglados. La cara sin maquillaje. cerros repletos de chozas miserables. Algunas brillan al
Los cuerpos mal vestidos; sucios. Las mejillas flacas, sin reflejarse el sol en sus techos fabricados de hojas de zinc.
brillo. Con hambre. Él ha descubierto el secreto. La be- Hay verdor entre las casas. "Por lo menos siembran",
lleza está allí, casi a flor de piel. Solamente hay que es- deduce. "seguro habitan allí muchos campesinos emi-
catbar un poco. Invertir en vestidos, polvos, maquillaje. grantes a la ciudad, que traen con ellos sus hábitos de
Pagar un apartamento. Dades dinero. Te reciben como trabajar la tierra y siembran lo que pueden en aquellas
a un dios; un salvador. Tu inversiónpaga con creces. Es lomas áridas."
másbarato que pagar por hora, por dia. Y, además, hay Vuelve Ia vista haciala cama vecina. Su compañe-
cariño, hay gratitud. Le sonríe a 7a enfermera. ro de cuarto se encuentra alli todavia. Famélico; tirado
preciosa. estás?
-Hola,rápido se ha¿Cómorepuesto, señor Yargas? Hasta
scrbre las sábanas mal arregladas. Medio difunto. Abra-
-¿Tan t,xJo a su peluche de trapo. Amarrado el bracito a un
me llama preciosa... trrbo de alimentos. Nada más. No hay monitores de apa-
El viejo está contento. Va por buen camino. A la rlrtos sofisticados que dan vida, que espantan la muerte.
enfermera le gustó su lisonja. lln sentimiento de disgusto por la presencia de aquel

¡
24 25
ser cerca de él recorre su cuerpo. Sube la vista y mira
por la ventana interna. Observa la mesa larga con va_ -¿Perdón?
Así es. Tal y como escuchó con más
rias enfermeras sentadas frente a ella. Las caras ilumina_ -Sí.Deseo un cuarto privado. -repite
fuerza-.
das por el resplandor que surge de la mesa. Ahora cuarto privado? Aquí no hay nada privado,
entiende: es un cuarto de cuidados intensivos. Las en_ señor.-¿Un
Esto es una sección de cuidados intensivos, y no
fermeras están afuera, cetca, listas para auxiliar. ,,¿por hay nada privado confundida la mujer.
qué no ayudan a aquel pequeño renacuajo en la cama podrían-responde
sacar a ese... queda pensando
de al lado? pregunta-. ¿por qué no se lo llevan a -¿No
unos segundos-, muchacho de aquí?-se
-se dejarlo a él
otro lugar? ¿Podrán en el cuarto solo? Nece_ La enfermera rie. Mueve la cabeza de lado a lado.
sita su privacidad. Él es alguien; es importante. El enano
señor. Estamos llenos hasta el tope.
a su lado es un pobre ser; no es nadie.,, Muchos-Imposible,
accidentados en el fin de semana, ¿sabe?
si pago algo? esperanzado.
-¿Y
La mujer ríe de nuevo,-insiste
Mira el reloj. Son las siete. La puerta se abre. Cierra los sabe dónde está? Esto es un hospital públi-
ojos. Siente el movimiento de un grupo de personas que -¿No
co, señor. No nos damos abasto...
entran a su cuarto. Hablan en murmullos.Trabajan. Abre seguro que con un poquito de buena vo-
los párpados. Dos enfermeras y un médico joven, dife_ luntad-Estoy sus dedos con el signo del dinero- se
rente al que lo atendió, rodean al ser postrado en la otra -frota todo...
ptrede arreglar y le guiña un ojo.
c ma. Una enfermera sostiene el btazo raquítico bus_ La enfermera se -sonríe
pone seria. Ya no sonríe.
cando el pulso. La otra le quita el camisón dél hospital y este hospital las cosas no funcionan como
procede a limpiarlo con una esponja.'En¡uaga rrm y otm usted -En
piensa. Aquí estamos para trabajar por quien lo
vez la piel amarilla colocada sobre huesos que sobresa_ necesita. No nos fijamos en quién es, ni qué posee. Tie-
len por doquier. Se pueden contar las vértebras, seguir ne suerte que está en intensivos. Si estuviera en otro
con un dedo el contorno del esqueleto, percibir las pro_ departamento tendría cuatro o cinco compañeros por
tuberancias óseas de aquel cuerpecito enfermo. Erfin, cuarto. Aunque, a veces, si recibimos muchos pacientes,
"se podría usar aquel espantaio para una clase de anato_ ponemos una cama extra aquí con su mano el
mía. ¿Por qué está a mi lado?,, espacio vacío cerca de la puerta*.-señala
Y ahora, me disculpa
que tengo quehacer.
-Enfermera...
señor -llama.una de ellas deteniendo
-Sí, su Da media vuelta y prosigue lalimpieza del cuerpo
trabaio. -responde
a su lado.
por favor. Tengo algo que solicitarle. El viejo vira la cara para ocultar una expresión de
-Acérquese,
La enfermera se acerca ala carna con una esponja clisgusto. "¡Tengo que salir de aquí!", decide. "¡Tengo
en la mano. clue salir de aquí!"
qué puedo ayttdarlo?
-¿En qué desea para ver No soy su enfermera,
pero dígame
Los ruidos a su lado continúan por algunos minu-
si lo puedo asistir. tos. Poco después distingue el sonido de personas diri-
un cuarto privado. giéndose ala salida y el golpe de la puerta al cerrarse.
-Deseo

¡
26 27
Pasa el riempo. El viejo piensa. Está disgustado por la mirando lapantalla. Le fascina. Cadayez que su corazón
falta de interés de su esposa. También se pregunta por
se encoge una lucecita se enciende, la máquina emite
quéJulio, su hijo varón, único vástago, no se há apareci_
un 'tic', y un grupo de rayas se contorsionan y adquie-
do por el hospital. "Debe ser que sí ha venido, peró no lo
ren formas elevadas y bajas. ¡Qué gracioso! Todo eso
han dejado entÍar", reflexiona. ^Esta átea es resffingida.,,
refleja lo que es su corazónr un músculo más dentro de
"¿Qué estará haciendo Julito ahora?', se pregunta.
, su cuerpo. Hace un esfuerzo e intenta acelerarlo. Mira el
Lo recuerda alto, delgado, con un ligero parecido a é1,
monitor. Nada sucede. El corazón no se puede manejar
pero portador de más rasgos de su madre, físicos y espi_
con la voluntad.
rituales. Nunca heredó el caráctet, determinación y fár_
En ese momento una pregunta penetra en su cere-
faleza que caracterizan a su persona. La personalidad de
bro. ¿Por qué lo tienen amanado a aquel aparato? ¿Por
su hijo es más serena, menos anc¡lladora. Siempre medita
qué escuchan su corazón? ¿Les preocupa que esté daia-
antes de hablar. Muchas veces de su boca no sale nada,
do? ¿Que pueda detenerse? Observa la máquina con in-
aunque se nota que su cerebro guarda pensamientos que
certidumbre. Le obsesiona el 'tic, tic'. ¿Y si de repente
mantiene en reserva. Otro tema que le disgusta es que
deja de escucharlo? ¿Si su corazón se paraliza? ¿Lo sa-
está convencido de que su hijo le riene temor. y é1,
Julio brán ellos allá afuera? Mira por la ventana y ve a las
Yargas, no respeta a nadie que sienta el más mínimo
enfermeras sentadas en la mesa larga, El 'tic, tic' es un
miedo hacia su persona, incluyendo su hijo. Es cierto sonido leve, insignificante, incapaz de traspasar la ba-
queJulito ha demostrado independencia algunas veces, rrera de la puerta, la pared o el vidrio de la ventana.
como cuando decidió ir a estudiar a Europa en contra de
Jamás escucharían si se detuviera. Además, ¿cuántos'tic,
su criterio de que Norteamérica era mejor; o sus múlti_
tics' habrá en aquel recinto? Muchos. Dijeron que era
ples intentos de trabajar paraotros, despreciando el tra_
una sala de cuidados intensos, o algo así, y en aquel
bajo que le habia ofrecido en sus empresas, iniciativas barrio debe haber muchos enfermos y heridos.
que pudo contrarrestar sólo ofreciéndole acciones y rei_
Mira hacia un lado y ve unos ojos grandes obser-
terando la promesa de que algún dia é1, Julio Vargas, vírndolo. No ve nada más. Sólo dos ojos grandes, increí-
hilo, estaria a cargo de todo, sin que su padre se lnÁis- l>lemente hermosos. Se abren redondos como preciosas
cuya en nada. El viejo sabe que todas esas promesas no
rnonedas de plata. En su centro, una pupila negra, pro-
son verdad. Que mientras esté vivo, o, por lo menos, firnda, flota tranquila. El viejo cierra los párpados. Los
mientras mantenga integra su capacidad de raciocinio, vrrclve a abrir. Los ojos están allí. Mirándolo. Curiosos.
nadie podrá impedir que visite su oficina rodos los días. Nota las pestañas largas; las cejas espesas, negras; todo
Y nadie podrá evitar que todas las decisiones recaigan rr¡clcando aquellos globos inquisitivos, intensos, pero al
finalmente en é1. rrrismo tiempo delicados. Concluye que su compañero de
Mira a su alrededor. Nada ha cambiado. El reloj ( ulrrto ha sido trasladado o que está muerto.
sigue su lento andar. El sonido detrás de su cabe za, ,tic, Que lo reti-
rrrrrn sin que él se diera cuenta y que en su reemplazo
tic', está allí, invariable. Hace un esfuerzo, mira hacia lurn traído auna niña preciosa, dueña de esos ojos que
arriba y descubre el misterio: el ,tic, tic,proviene de un
l);rr'('cen extraídos de una pintura de ángeles. Observa un
monitor que, solitario, vigila su pulso y latidos. Se queda
¡xrr'«r más y nota que es el mismo cuerpo raquítico, fa-

¡
28 29
mélico, enfermo, el que rodea aquellos ojos maravillosos. La Mira nuevamente a los seres que han invadido su
niña abraza con fuerza al muñeco de trapo, hecho de reta_ habitación y un sentimiento de furia lo cubre por com-
zos de tela de muchos diseños y colores. ,,¡No puede ser!,,,
pleto. ¡¿Cómo puede el hospital permitir una violación
reacciona. Recorre de nuevo con su vista la cama vecina y de su privacidad en forma tan flagrante?!
concluye que nada hacambiado. Están allílasmismas sába- Recuerda su tiempo de estudiante universitario en
nas verdes, zurcidas, con el nombre del hospital inscrito el norte cuando tuvo que compartir su habitación con
por todos lados, y el mismo cuerpecito flaco y cansaclo. un joven alto, desgarbado, procedente de un pueblo de
Voltea su cabeza y piensa. ,,No es un niño... ¡Es Kansas, que se pasaba la mitad de la noche con todas las
una niña!, y está muy mal. pero esos ojos, ¡Dios mío, luces prendidas estudiando, y la otra mitad lanzando
esos ojos...l No puede estar tan enferma.,,
eructos y gases. Eran pocas las palabras que habia
Escucha entonces una vocecita que le dice: intercambiado con é1. La principal: "Hi". Quizá por eso
pareces un poco a mi abuelo... su primer reclamo habia sido tímido. El gringo lo habia
-Te no le gusta.
Aquello Él no puede parecerse al abue- mirado con curiosidad, de arriba a abajo, no respondió
lo de esa chiquilla. El color de la piel de la niña es mo- y se volvió a sumergir en sus tareas, sin apagar la Luz. El
reno y el de él es blarrco. Ella es ,¡na mezclay él es puro, sentimiento que lo invadió fue tal que estuvo a punto de
de ascendencia conocida. Las personas de su claie se atacarlo, aunque se contuvo en el último momento, ins-
enferman en el hospital de pedernal, y no en los de pirado por una chispa de sapiencia: el norteamericano
caridad. Además, los nietos de hombres parecidos a él era más grande y fuerte, y estaban rodeados por otros
jamás contraerían una enfermedad como la que tiene
de su clase que no hubieran dudado en acudir en ayuda
esa pobre infante, producto, estaba seguro, de la desnu_
clel agredido en contra del extranjero. Se limitó a pedir
trición y el descuido. su traslado, y cuando no obtuvo ningún resultado, se
Decide ignorarla. Cierra los ojos y se queda dor- compró un protector de ojos y unos audífonos que co-
mido. l<lcaba en sus orejas hasta que, arrullado por la música,
se quedaba dormido.
Ese mismo sentimiento de cólera Io invade esa
Lo despierta el bullicio que tiene lugar a un lado de su rrr¿rñana en el hospital. Pero esta yez no se tiene que
cama. Gira su cabeza y observa a una multitud que rodea ('()ntener. Los que lo rodean no son fuertes e intocables.
a su compañera de cuafto. Aunque no es exactamente una
Son criaturas inferiores a é1. Sus ojos recorren los vesti-
"multitud", sino que en la pequeñez de la pieza las cinco
tlos humildes, las pieles oscuras, los zapatos gastados y
personas danla impresión de muchedumbre. Nadie se da
¡r«rlvorientos. Hay una señora vieja, con el cabello ne-
cuenta de su presencia. Lo ignoran y ponen toda su aten_ gro, lacio, cayéndole en cascada en sus espaldas, reco-
ción en la pequeña, que está con la cabeza recostada en giclo en parte por un trapo de colorines. Dos aretes
una almohada grande. Ella sí se da cuenta de que él los sinrples cuelgan de sus orejas, de huecos exageradamente
observa. Fija sus ojos grandes en é1, como bolas de luz, y :rl;rrgados y grandes. Su piel está toda arrugada. Es la
sonríe. Un escalofrío 1o recorre de aniba a abajo. Hay algo
¡rr.irrrera que se vuelve hacia é1, siguiendo la mirada de
en aquella mirada, en aquella sonrisa, que lo perturba. l.r rriña. La vieja no sonríe. Lo mira primero con curiosi-
30 3t
dad, después con un trazo de temor, quizás al observar Todos se vuelven hacia é1. El hombre, la mujer,
que el accidentado no es de la misma clase que ella. Se los tres niños y la niña enferma. La señora mantiene en
vuelve y continúa mirando a la pequeñu, ,r.rqr. de vez él la mirada que tenía antes de que el viejo hablara.
en cuando vuelve los ojos furtivamente sobre él hombro La que responde es la niña:
clavando las pupilas en las del viejo. están visitando, señor. Son mi familia y me
El hombre observa de nuevo a la niña. Está dis_ -Me
están visitando de sonreír.
ttaida, contenta de estar rodead"a por aquellas perso_ -trata
En ese mismo instante el hombre rodea la camay
nas. La sonrisa nunca abandona sus labios. Se ha se acerca a la del viejo. Tiene un sombrero agarrado
transformado. Aquel cuerpo débil y esquelético ha ad_ nerviosamente entre sus manos. Está vestido con una
quirido un áurea de dignidad que no se ve, pero que camisa raida pero limpia, desteñida de tanto lavarse,
impregna todo a su alrededor. Igual a como quedan ios pantalón que le queda grande y zapalos gastados. Pelo
zapatos fatigados de tanto andar cuando saien de ser negro y lacio, como la niñ.a, y rasgos también pareci-
reparados. El viejo aprovecha paÍa recorrer con su dos a los de ella. El viejo piensa que es el padre, pero
mirada el pequeño cuerpo enfermo. La misma cabelle_ se equivoca.
ra está al7i, corta y repleta de agujeros a través de los señor. Pero venimos a visitar a mi so-
cuales se dibuja el cráneo. La cubre la misma bata ver_ brina -Perdone,
que está muy enferma.
de de hospital, salpicada de manchones negros con el también estoy muy enfermo y necesito re-
nombre de la institución por todos lados. De ella sur_
f)oso
-Yo molesto.
gen dos bracitos delgados, como ramiÍ.as sin hojas des_ -responde derecho a visitar...
pués de una tormenta. A uno de ellos está sujeto el -Js¡srn6s
El viejo no espera que el hombre termine. Lo inte-
único tubo que sale de su cuerpo, y que asciende a una rrLlmpe exclamando:
bolsa plástica que la suple de un líquido denso, trans_ yo también tengo derecho a mi tranquilidad!
parente. El otro abraza contra su pecho a su muñeco -iY
¡Sulgan de aquí, por favor!
de trapo. La niña sonríe. A su lado sus acompañantes El hombre intenta hablar de nuevo, pero es inte-
parlotean, todos al mismo tiempo. Los dos niÁos gran_ llrrrnpido por segunda vez'.
des, la niñita pequeña, el hombre y la mujer. Tá¿os importa nada...t ¡Estoy todo roto y tengo que
hablan y ríen, menos lavieja, quien permanece callad,a t
-¡Me
lt'st:ansar!
en la parte inferior de la cama. El viejo observa alrededor del hombre. Ve que
La mujer lo mira de reojo. parece preocupada. ( ir)('() pares de ojos están clavados en é1. Se detiene por
Vuelve la vista a sus acompañantes, y nuevamente hacia un instante en los ojos de la niña. Están dilatados, refle-
é1. Parece ser la única que está consciente de su presen_
¡.rrrtlo un ligero destello de temor. La mujer tiene tomada
cia. Todos hablan y ríen en voz baja, pero, aún asi, la .r lrr niña por una mano, y con la otra libre le acaricia
mujer está intranquila. El viejo lo nota y a ella dirige su l('ntilnlente el cabello.
comentario: '-El señor no nos puede impedir visitar a la niña
en un hospital y necesito descansar! rli«'t' el hombre, satisfecho por haber podido al fin
-¡Estamos
¡Hagan el favor todos de salir! , ,rnlllt'tllr una frase.

t
32 33
- El vieio escucha aquello y está a punto de ex_
plotar. ¿Cómo un hombre con ropas viejai, dicción señor Vargas. Nada va a sacar con
im_ -Cálmese,
enojarse, salvo ponerse peor.
perfecta, rasgos de pobre, se atieve a'informarte
qre me regale más palmaditas, señora! ¡No las
é1, Julio- Yargas, promotor inmobiliario
de ,".ro-br", -iNo
necesito y me molestan mucho! el viejo,
puntal de la sociedad, no puede impedir que -responde
esa .hrr_ marcando cada silaba.
ma le
_interrumpa el sueño? Comienza a ponerse rojo usted...
y estalla: -Perdone me deberían pedir por permitir este
de imbécill ¡Largo todos de aquí o los
mando-iPedazo "baile"-¡Excusas
aquí...! *señala con su mano sana a las personas
a sacar a patadast.
en la cama de al lado.
quién va mandar a sacar a patadas, señor
-¿A oye ünaavoz
Yargas?
*Esta gente al grupo a su lado, el cual se
-sela enfermera dedesde la puerfa. -señala
ha compactado, como si buscaran protección los unos
Entra la mañana, la del pelo negro
y rasgos finos. pero él no nota nad,a. Está furioso. de los otros- está en su derecho. Son las horas de visita
eüre y se les permite entraÍ a ver a la niña.
la boca para decir algo,.pero la enferme ra
se acerca a la mi privacidad?! ¡¿Ahh?! ¡¿Qué pasa con mi pri-
cama rápidamente, le pone las dos manos -¡¿Y
sobre los vacidad?l ¡Tengo derecho a ella, ¿o no?! *la mira desa-
hombros, y 1o empuja lévement e hacia abajo,
recostán_ liante.
dolo nuevamente sobre el colchón. Le dice con tono
calmado: supuesto que sí.... la enfermera
cn tono-Porconciliador-. Pero tiene-responde
que ser un poco tole-
no puede sacar a nadie de aquí, señor.
-Usted
Ellos están rxnte y esperar que la hora de visitas acabe.
en su derecho. Es la hora de visitas.
El viejo no habla. La mira y recorre con los ojos el

-¡A no medice imp...l
quedamente la muchacha, mien_
grlrpo a su lado. Al final cierra los párpados.
tras le-¡Shhh!-le
toca los labios con los dedos_. Sí debe importar_ -Trate
de descansar... la enfermera
r'on dos palmaditas más en el -concluye
hombro del viejo.
le. No puede ir en conrra de los reglamentos
del háspital. Éste se controla. Cierra los ojos y escucha cuando
El viejo mira a su alrededor. Todos en la hibita_
l:r ¡ruerta del cuarto se abre y la enfermera sale.
ción tienen la mirada puesta en é1. Siente entonces
una
urgente necesidad de establecer su autoriclad,
su posi-
ci6n. Trata de levantarse, y ruge:
Su fnente se aparta de los susurros en los que se ha con-
se han creído ustedes?l
-¡¿Quiénes vcrtido la conversación animada de l.a cama de al lado.
La enfermera lo sujeta con firmeza por los
hombros e impide que se incorpore.
dos l)(' l)ronto intuye que hay algo que le hace falta. Siente
rrnrr <rpresión leve en el pecho, dentro, enla garganta.
El viejo destila rabia. Su cára se enrojece
los dientes. parece un globo demasiado inflido,
, aprieta l..r irrragen de un vaso de vino aparece, y la opresión
apr.rro ,nln(:nta. Comprende que tiene sed, y que aun si pide
de estallar. La enferme ra ensaya una sonrisa y
le da tres ,rliuir no podrá aliviar la resequedad que siente en sll
palmaditas en uno de sus hombros, diciendo
al mismo l.rrirrgr:. Concluye rápidamente que lo que necesita es
tiempo:
r rr r I rr rcn trago de vino. Recuerda el color rojo oscuro del
34
35
líquido tu_rbio, pesado, su olor
áspero y seco, y aumenta
su ansia de tener entre sus en cascada sensual las pocas veces que acepta irse a la
dedos una copa,y
una botella completa. Sus manos-.omi.nzan frente a él cama con é1. Allí se da cuenta de que ella lo quiere, y
mientras recuerda la sensación a temblar que él tarhbién siente algo de cariño hacia elli. La re-
uvas invadiendo su boca, chocando
a.t clelicioso caldo de cuerda y le hace falta.
bajand,o p rl
"r s^r"are. su lengua ..:;:#i3rTfl ::rl3:
¿Seguirá el maletín en el maletero, o habráya sido
comienzan a secarse. abierto por la policía y divulgado su contenido? Si esto
Entreabre un ojo. Observa ha pasado, está perdido. Maldice su indiscreción. Se
el grupo de personas arrepiente de haber querido darse aires de grandeza.
cerca de é1. Se siente acorralad,o.
No puede deshacerse Nitzia es una pobre mujer, fácil de embaucai. No era
de los molesros visiranre_s, y
mera y pedirle una botella ";;*;;.
llamara la enfer_ necesario deslumbrarla con el alcance de sus proyectos
de vino. Eso no. Sería ilógico;
en contra de las ,"glT de aquel ambiciosos. Era suficiente llegar en su automóvil iu¡oso,
lugar. Además,
siera exponer sus debilidader. vestir bien, y dejarle un par de billetes ahos al salir del
ñ"-.o_prenderían."á;;;:Le lr-rgar. Medita y concluye que, en el fondo, lo que suce_
perderían el respeto.
¿eué hacer? Llamaráa su abogado.
Le pedirá que le Íaiga una botell, A. clió es que él necesitaba comunicarle a alguien lo inge_
camuflada dentro de su maletin. Ur.., ir;; nioso de su plan; presumir acerca del detalle .o., qr. lo
fe-ár¿enará que le trai_
ga una al dia. No, mejor lrabía concebido todo. ¡De nad,avale creaÍ, conquistar,
dos. De vino español.
Denso y seco, como debe "*..1"r,.
,", ,oJo ,4anar, si no hay público! pero como aquello que fragua_
Lren vino tinto. lxr no podía ser conocido por nadie importante pues
En eso recuerda el maletín.
No el a"f uUágáao, lrabría ido a dar con sus huesos a la cárcil, había áeci_
sino su maretín. Er que lrevó
a tr.um de Nitzia con el
tliclo pavonearse frente a un ser insignificante, sin con_
enseñarte a ta muchacha pobre
:rr:,i:::"-i:"":r3:!ur^
trr arcance de su pod.er._Sie¡te
pánico. ¿Dónde est¿ ál ma_
t;r('tos, que no podia más que aceptar sus planes como
letínz Estaba en el baúl de ,rlgo genial, proveniente casi de un dios. Se equivocó.
accidente. ,,Allí debe estar,,,
J ;;;; .'rando sucedió el Nitzi¿r no sólo rechazí el proyecto, sino que discutió a
,. .o.riorrr. ,,Nadie lo pue_
de haber tocado. pero, el auto I, vt ¡r <Je quienes serían afectados y,
r
además-, esquivó toda
está .o., t, policía. y Ia
policia es curiosa. seguro habran r¡rtirtridad. Al final, frustrado y con unas copas de más,
Tiene que mandar a álguien
lbierto er maretero.,, lr;rlría metido de nuevo los papeles en su maletin,y partió
abogado.,,¿Dónde esrará ese
, nrr.urfo. piensa en su r.rf slr auto a toda velocidad. A partir de allí es poco lo
de está? Debería estar,alli, junto rV ,, "rpo, a? ¿Dón_
inútiliJ (llr(' r'ccuerda: luces pasando a su lado, su vehículo
a'á1. tgrrl que esas sal_
personas están iunto a la niña l.rrrtlo cn los huecos de una carretera mal pavimentaday
que quieren. pero,
Io.quiere su esposa? nor.rprJrÁ¿;; ¿acaso rrrr ¡1«»lpe seco que se convirtió en estruendo al retorcer-
Iglesia, pero a él no. y é1, euiere a su
"". de su edad r,r, t'l nletal. Nada más.
¿ia nmal Ár.rr
ella se conserva delgada, *¡"rrf, Vc que sus vecinos se inclinan sobre la enferma y
son pausadas y sus ojos revela.,
;,;, Sus maneras l.r lrcsrrn. "¡Qué bien!", piensa. ,,Se van.
,.r, inteligenci, ;;; ¡Al fin podré te-
y_sual.-Su.pelo negro, salpicado d" .r.rrr, recogido rrt'r :rlgo más de tranquilidad!,, Mira al hombrl que en
mayoría de las veces en un Ia ,r,¡rrcl rnorrento se despide de la pequeña, acariciándole
moño severo, se convierte
l,r ,,rlrt.z¿r y sonriendo, y piensa que quizás él poclría

¡
36 37
ayudarlo a encontrar su maletín. Si el
auto quedó allí te llamas? lo único que se le ocurre
algunos minutos antes de que alguien de -¿Cómo -es
autoridad lle_ preguntar.
gara, estaba seguro de que ,r, p.it..r.
ncias habían sido *Mercedes la niña-. Pero me dicen
robadas. "Es el peor bairio de ia ciuda -responde
d,,, ,uronu,-,y'áÁ "Mechi".
un segundo pueden hacer desaparecer un
erefant.,l. ,,8r,. ¡Qué nombre tan lindo! el viejo,
señor tiene cara de ser de ese territorio, -Nechi... -diceen Ia con-
de conocer el intentando ocultar la falta de interés que siente
submundo de relaciones que existen en
toclo lugar en versación.
donde impera la miseria, yposiblemente
puede encon_ "Nechi"...! ¡Mechi! ¡Con,,eme', de,,mamá',!
trar mi maletín.,, Comienza a fraguar un plán -¡Nola niña, agitando
prru .rpto_ un poco sus bracito s para
rar esa avenida. -explica
hacer énfasis en la aclaración.
Las personas se van. El cuarto queda
solo, salvo "Mechi", con "eme". ¿Cómo estás, Mechi?
por la niña que fija los ojos en é1. La mirade
ver que está reclinada sobre sus almohadas,
reo¡o. fogm Yo me-Bueno,
llamo Julio. Me puedes decir: "don Julio".
cán ,, Ir_ Julio. ¿Cómo estás? la niña.
beza ligeramente ladeada, mirando hacia -Hola,muy -saluda
su cama. Er bien. ¿Y tú?
muñeco de trapo está firmemente apretado -Yo
pecho. Intenta hacerse_el dormido p..o.ro
contra su *Yo estoy muy bien también. Contenta porque
lo logra. me vino a ver mi familia.
puedo hablar? _llega iapiau la pregírrta.
-¿Te
El viejo emite un gruñido .-rrati de darle fí.rfáf_
todos los días? averiguar el viejo.
_
da ala niña, pero no lo áonsigue. Su cuerpo
-¿VienenSolamente los fines -intenta
de semana. Hoy es sá-
el yeso pesado que cubre sui piernas.
está fijo por lrado, -No.
¿sabes? Mi mamá sí viene todos los días.
"¡Es sábado yar.", cavila el viejo. "Mi visita a Nitzia
qué te molesta que me vengan a visitar?
-¿Por la niña f r-re un miércoles.
¡He pasado tres días en este miserable
con voz cándid,a.
-pregunta
El viejo decide no responder. Mantiene cerrados
lugar!" Un sentimiento de contrariedad lo invade. "¡Tres
^
firmemente los párpados.
rlías perdidos en este hospital!"
*¿Te estás haciendo el dormido? sabías que hoy es sábado? que la
Mi abuelito tam- -¿No
v<>cecita pregunta. -oye
bién se hacia el dormido cuando se cansaba
de hablar no sabía... oye responder.
conmigo. -No, -se Ya habrá otros momen-
El viejo decide dormirse.
"El camino a los familiares es a través
de la niña,,, l()s para hablar con esa niña.
Íazona.
pones triste los sábados? la niña.
Io despertabas? _se vuelve hacia lapequeña -¿Te -pregunra
mientras-¿Yhace Ia pregunta. El viejo no responde.
sé. Estás triste porque nadie vino a visi-
, Nota que la cara de la enfermita se ilumina con sus
palabras. Los ojos se agrandan y la l:tt'te, -Ya
¿nO?
boca se extiende en Siente que la contrariedad que habia comenzado
una sonrisa limpia. Entonces ríe, y una cascada
de soni- ;r irryadirlo momentos antes se expande, y que la rabia
dos alegres invade la habitacilrr. 'U ,i.¡o
se siente incó_ r,t' rrpodera de é1. "¡Nadie ha venido a visitarlo! ¡Nadie!"
modo, pero recuefda su objetivoy tfata a'suvezde
sonreír. l,rr vocecita de la niña 1o saca de su abstracción:

¡
38 39
te preocupes, Julio. yo sí te visitaré...
-No
Es 1o último que escucha antes de que el sopor del -A
ver en qué podemos servirle, señor Vargas...
al mismo tiempo que sacude un termómetro
sueño lo invada. -contesta,
y trata de ponérselo en la boca.
voy a poder hablar si me mete eso en la
-¿Cómo
garganla? el viejo, al mismo tiempo que con
Lo despierta un estremecimiento en el cuerp o y una voz -pregunta
slr mano sana toma el brazo de la enfermera e impide
que le dice:
que ésta lleve a cabo sus propósitos.
despierte! ¡Es hora de tomar sus me_ raz6n. Perdone la enfermera,
-¡Despierte, -Tiene
dicinas!
retirando -dice
el termómetro-. Ahora, dígame, ¿qué se le
Abre los ojos y observa que el rostro de la enfer_
r¡fiece?
mera está muy cerca de é1, sonriéndole.
varias cosas. Primero, que llame a mi
ha dormido? ¿ya se calmó? rrbogado. -Necesito que venga enseguida. Segundo, nece-
-¿Cómopregunra Quiero
usted? sito los periódicos. Todos los publicados en este país. Y
-¿Qué Es de los que
responde preguntas con l<rclos los días. Y, tercero, desearía hablar con el taller en
-¡Ahhh!
otras preguntas, ¿no? rlonde está mi auto.
entiendo.,. el viejo,
-No lo que quiero -dicesaber es si confundido. -Bueno,
veamos... Lo primero trataré de hacerlo
-bien. -Todo se encuentra ya
Si se repuso del .,trauma,, (pronun cia la palaira
ill)cnas termine las rondas en la sala. Aunque, le advier-
l(), cs sábado y tengo entendido que los abogados no
con ironía) que tuvo al ver atoda esa gente a su alrede_
I r rrlrajan los sábados.
dor.
de todos modos.
El viejo, con trabajo , levanta un poco la cabeza y -Llámeloel teléfono de su casa? Seria más fácil...
observa sobre su hombro izquierdo el lecho vecino. La -¿TieneNo lo tengo.
niña está dormida, tirada sobre la sábana, sin cubrirse. Su -No... Si quiere llamo a su esposa...
cuerpecito ha vuelto a adquirir esa calidad famélica que -Bueno.
Lll viejo se imagina a la enfermera ll.amando a su
notó en un principio. Sin sus ojos abiertos, la criatura ('sl)()sa. "Aló. ¿Sí? ¿Señora Yargas? Sí, de parte de su es-
parece una caricatura de lo que es un ser humano, con
¡r, rso. Que si puede venir al hospital. La quiere ver. Sí.
sus cabellos desordenados y el cuerpo flaco, macilento.
l'lst:r lrerido. ¿No lo sabia...? ¿Por qué no ha venido...?"
Parece una marioneta abandonada sobre la cama, con sus
l'rr'lir:re que no haga esa llamada. Si ella no ha querido
extremidades inmóviles por la falta de movimiento en los
vr:ritrrll<r él no Ie va a rogar. ¡Por supuesto que nol ¡Se
hilos. Un sentimienro de incredulidad roza al viejo. La
niña que hace unos momentos le hablaba no puede ser el l)ut'tlc ir al diablo...!
'-No. Por favor, no la llame...
esperpento que está botado alli, a su lado. No obstante,
rápidamente 7a saca de la cabeza y le dedica su atención -¿Telefoneo a alguien más? ¿Tiene hijos?
Srr mente recuerda aJulito, convertido en un hom-
a la enfermera-
l,r,',r su sombra. Tampoco ha venido a visitarlo. ¡Maldi-
estoy muy bien, gracias. Aunque nece_ lr I r,(';l str hiiO!
-Señorita:
sito varias cosas, por favor.
N<t... No importa. Gracias.

¡
l;7-
40 4t
todas formas marcaré el número de su abo_ El viejo no dice nada. La enfermera continúa ha-
gado. -De
Debe de estar en recepción. Estuvo hace dos días blando:
por aquí. más antes de continuar?
"¿Hace ya dos dias?", piensa con sobresalto. ,,Vino, -Bueno, ¿algo
ta sonriendo y sosteniendo en alto el termómetro.-pregun-
arregló todo lo necesario para que me quedara en este Nada más. Gracias.
espantoso lugar y me abandonó. y como es sábado, no -No.
La enfermera, sin esperar, introduce el termóme-
podré hablar con él sino hasta el lunes.,,Apretó los dien- tro en la boca del viejo, quien lo acepta resignado. Mien-
tes y se contuvo para no Tanzar una maldición. tras espera, se reclina bajo la cama, sac?t la bacinilla y la
segundo será imposible de cumplir_oyó que coloca bajo el cuerpo del accidentado, diciendo:
-Lo le decía.
la enfermera sí tiene que ayudarme con algo, don Ju-
-¿Cómo
dice? lio. No-Ahora
ha hecho nada en tres días, y algo tiene que te-
. imposible que el hospital le traiga los perió_ ner adentro, aunque sólo se haya alimentado por
-Es
dicos, señor Yargas. Esto no es un hotel. No tenemos venoclisis.
tiempo para otra cosa que cuidar enfermos. El viejo se resigna a su suerte y planea tratar de
pueden hacer algo tan sencillo como com- t'omplacer a la enfermera una vez que ésta salga del
-¿No
prar los periódicos? irritado. ('Lrarto.
señor -pregunta la mujer_. Imposible. Lo La puerta se abre y enfra el médico interno.
-No,
prohíben -responde
las reglas. días, señor Vargas. ¿Cómo se siente hoy?
más prohíben las reglas? _pregunta con -Buenos
El viejo sonríe. Sabe que ése es el saludo usual en
-¿Qué a la gente
ironia-. ¿Ctrar también? rrn hospital, y que al doctor en el fondo no le importa
merecemos eso, señor yargas. Usted fue traí_ con é1, o con cualquiera de sus pacientes.
-No
do aquí en muy malas condiciones y lo estamos curando. No se siente mal, tampoco bien. No le duele nada,
bueno. Lo siento... Me ofusqué =finge sol<¡ está incómodo; muy incómodo.
-Bueno,
arrepentimiento. que ayer, doctor. Nada ha cambiado.
sobre su tercer deseo, eso va a tener que -Igual
*Entonces se siente bien, ¿no?
-Ahora,
averiguarlo con la policía. *Regular, doctor. Y nada puedo hacer para mejo-
la policia? r,rr'. Iiso tendría que incluir salir de este lugar.
-¿Con
*Sí. Ellos fueron los que lo trajeron aquí. Supon_ se da por vencido, ¿ah? acetca, le da
go que tienen su auto. -No
rrrr;rs palmaditas en el hombro y sonríe. -se
cree? Ill doctor le saca el termómetro de laboca, mirala
-¿Ustedpronto preguntarles
usted mismo. Nos pi_ ll'ilrl)c'ratura, saca un estetoscopio y le ausculta el pecho
-Podrá
dieron que los llamátamos apenas pudiera hablar. lr rt'irua cle "su'pijama.
¿para qué? alarmado.
-¿Llamarlos? -preguntaEs sólo
vamos. No se preocupe. rutina.
-No va a elescuchar
, ,ililirirr viejo.
nada si no me desabrocha la
-Vamos,
Sucede cada vez que hay algo grave. Seguramente le -opina
se preocupe riendo el doctor-. Tie-
harán preguntas sobre su accidente. -No -responde
rr,'r'l trrrarzón tan fuerte que se oye a través de sus pijamas.

I
42 43
De repente al viejo se le ocurre una pregunta:
con nosotros una buena temporada. Hasta que poda-
qué no tengo puesto un camisón de hospi_
-¿Por mos moverlo.
tal como el de la niña *señala a su yg6j¡2_, y.., .r-_
sacarme de aquí?
bio visto pijamas nuevas? -¿Ofreció
No lo hizo.
sencillo,
-MuyA ella sus señor Vargas _interrumpe la en_ -No. dijo que regresaría?
fermera-. parientes no le han traidc: ropa, -¿Le
pero a usted sí. -Tampoco...
*Qué extraño...
alguien a verme?
-¿Vino déjeme ver... ¿A traerme ropa? -Eso
mismo pienso yo la enfermera.
-Bueno, -reflexiona
la enferme_ El viejo se pone tenso. La-agregó
mira fijamente.
Pregunta:
ra-. Antes de ayer vino su abogado y ayer su chofer. ha querido usted decir con eso?
mi chofer? -¿Qué en lo mismo que usted, señor Vargas.
-¿VinoAyer. A traerle sus cosas. -Pienso
-Sí. qué es 1o que pienso yo? ense-
-¿Nadie
más?
guida,-¿Y -pregunta
cargando con énfasis cada una de las sílabas pro-
que yo recuerde. ¿y usted, doctor?
-No mañana me visitó su hijo para preguntarme
nunciadas.
cómo -Esta ¿Desea la verdad, señor?
se encontraba. -Bueno...
-¿Esruvo
aquí mi hijo? -sí... es muy extraño que un hombre como us-
mañana *confirma el doctor_. Me pidió -Que
que le-Esta
It'cl tenga un accidente grave, y que los únicos que se
informara que había venido a visitarlo
ll;arezcan por aquí sean su abogado y su chofer. Y sólo
subió a verme?
-¿No Creo que no... lo lracen tnavez para arreglar el papeleo, entregarle su
el doctor_. ¿Us_ r'( )l)a y enseguida desaparecer.
ted lo-No.
-_ -responde
vio aquí arriba, enfermera?
dijo que mi hijo vino también...
No lo
-No. habervi...entrado a mi cuarto y -Meverdad. Lo siento. Me olvidé... Entonces agre-
encontrarme -Es
¡1o a mi extrañ.eza que su hijo venga dos días después,
dormido-¿Pudo
sin que usted se enterara? dirige a la en_ l)r'('gunte por usted, y que no espere la hora de visitas
fermera con un dejo de ansiedad en-se el tono de su voz.
¡xrrrr subir a saludarlo.
ser... Aunque, ¿a qué hora vino, doc_
tor? -Podría la mujer.
vendrá más tarde...
-pregunta -Segurosea así. Aunque le pidió al doctor se-
-Como
a las diez... -Ojalá
rr.rlrr- que por favor le informara que había venido a-lo
estaba de turno. No sa1í ni un momento de la
-Yo
sala. No llegó nadie preguntando por usted.
lrsillrrl<¡.
tiene que ver eso con su retomo hoy?
le preguntó mi _se dirige al docror. -¿Qué -pre-
-¿Qué saber sobre hijo? ¡lrrnlrr cl viejo molesto.
su estado. sé... me pareció que con eso le mandaba
-Quería qué le dijo?
-¿Usted ,lct ir' -No
«¡rre ya habia venido y cumplido.
-Laverdad. eue usted está muy delicado. eue su_ cómo se atreve a interpretar lo que dijo
frió múltiples quebraduras, y que se iendrá que -¿.Usted
{uedar rnt lrilo?

¡
44 45
siento. Solamente le he dado mi opinión acer_ El viejo está satisfecho. El doctor interno y la enfermera
ca de -Lo
lo que me pareció que su hijo quiso decir, señor han partido. No obstante, les ha podido extraer la pro-
Yargas. Usted me la pidió. rnesa de que llamarán a su abogado, a su esposa y a su
bueno... el médico-. Aquí lrijo, y que le dirán a los tres que él ya está despierto
-Bueno,
curamos, enfermera, y no-interviene
servimos de mensajeros ni de y que desea hablar con ellos. También le han prometido
consejeros. Por favor recuerde eso. r¡ue estudiaránla forma en que le puedan conseguir los
doctor. periódicos del día, todas las mañanas.
-Sí,
Un silencio denso se apodera del cuarto. A los Oye una vocecita:
pocos segundos el viejo lo rompe y pregunta: vino a visitar tu hijito, ¿no?
hace un favor, doctor? -Te
Sorprendido vuelve la caru y mira ala niñita, quien
-¿Mepuedo, con mucho gusto.
-Si podria conseguir un teléfono? Io observa con los ojos bien abiertos. Está reclinada en
su almohada, con uno de los brazos bajola cabeza, sos-
-¿Me
El médico y la enfermera se miran. tcniéndola.
veo un poco yargas.
-Lo qué, doctor?difícil, señor -No
estabas dormida...
-¿Portenemos extensiones -No.
en los cuartos de cui- todo lo que hablamos?
dados-No intensivos. Generalmente los que están aquí no -¿Escuchaste
los utilizan. -Sí. si ya sabes que mi hijo me vino a vi-
están muy mal? el hombre. -Entonces,
sit:rr, ¿por qué preguntas? *la cuestiona el viejo.
-¿Porque están muy mal -pregunta
y porque no tienen a La niña evade la pregunta e interpela a su vez:
quién-Porque
llamar, señor Vargas. La gente que atendemos es subió a verte, qué?
en general muy pobre. Gente de los alrededores. Sin -No estaba dormido.¿por.. de justificarse.
teléfono en sus casas. Usted es un caso especial... -Yo mi familia me-'trata
viene a -vet y yo estoy
quiere decir que no puedo llamar por teléfono? -Cuando
, lorrnida, siempre me despiertan...
-¿Me si pudiera levantarse e ir hasta la consola
-Podría El viejo la mira con turbación y balbucea rápido:
de control por la ventana el escritorio en torno familia y la mía son diferentes...
al que varias-señala
enfermeras trabajan-. pero, lamentable- -Tu estás muy enfermo. Te debieron de haber
mente, no puede con sus nudillos el yeso que -Peropara que tu hijo te saludara...
,k's¡rcrtado
cubre las piernas del -toca
viejo, y un sonido seco y hueco se El viejo decide no contestar.
desprende. La niña insiste:
Al doctor pargce gustarle el sonido, y vuelve a hijo volverá hoy a verte?
sonar: 'toc, toc'. Sonríe. -¿Tu
til viejo no contesta.
El viejo no le encuentra gracia al asunto. hijo es chiquito así como yo?
¿qué hago? -¿Tu
I'll viejo se vuelve y la mira. Se encuentra con los
-Entonces,
verdad: no sé. Déjeme pensar el illo:i f{ttodes, hermosos, mirándolo. Al fin responde,
-La Ahora, vamos a terminar con su
médico-. -responde
examen. rrrrrnrtrrando en yoz aha:

¡
46 47
, por supuesto que no. Es tan viejo como el
doctor.-No,
y un saco deportivo azul marino con seis botones dora-
*¿Como el doctor? _pregunta la dos en el pecho, quien lo observa con cara seria a un
niña con asom_ lado de la cama. Pregunta con aspereza:
bro.
haces aquí?
como el doctor. -¿Qué que me llamaran,
-Sí, cómo tienes un hijito -Pediste
¿no?
-responde
el hijo
tan viejo? con tono
-¿Y
El hombre sonríe. El comentario le ha hecho gra_
defensivo.
que mandarte a buscar para que te dig-
cia. Responde, en tono de explicación: -¡¿Tengo
nes pasar a verme?! el viejo con furia.
hijo es viejo porque yo soy más viejo, linda.
-Mi 'mayoÍ, El hijo se pasa-pregunta
la mano por sus cabellos negros,
Cuando tú crezcas tt papá se va a poner también
peinados hacia atrás, saca un pañuelo y se limpia el
así como yo.
r'ostro, y cruza los brazos cambiando de pierna para
no papá... _dice laniña, compungida.
-Yo tengo está ru papá?
lrpoyarse:
-¿Dónde qué quedamos, ¿quieres que te visite o no?
La niña no responde nada. Se encoge de hombros -En
con tono molesto.
y baja la comisura de sus labios. -dice
El padre estalla:
mamá qué re ha dicho de tu papá? *¡¿Qué pregunta es ésa?! ¡Casi me mato y me pre-
-¿Tu
De nuevo la misma respuesta silenciosa, seguida
guntas si quiero que me visiten!
con el encogimiento de hombros y la expresión de tris_
teza en la cara. ¿por qué me preguntaste qué hago
:r r
-Entonces,
¡uí?
¿nunca has conocido a tu papá? El viejo mira al joven con ojos furiosos.
-Entonces,
La niña responde con un susurro:
*Sí..., pero se fue... Decide cambiar de tema:
tu madre, ¿dónde está?
"Bueno" *murmura el hombre para si_ .,.¡Otro -Y casa. ¿Dónde más?
caso típico de padre irresponsable y madre soltera!,, -En qué no ha venido?
. ?
. la niña, que no alcanza a oir. -¿Por
El joven
desvía sus ojos y mira por unos instantes
-¿Cómo. nada... -pregunta
-Nada, ,rl suelo. Medita en la respuesta. Al fin dice:
a venir tu hijito a visitarte? _insiste la niña_.
-¿Ya sabes cómo es mamá... No le gusta visitar
Lo quiero conocer. -Tú
r.r,lr ls lugares.
El viejo no le contesta y se queda dormido.
lugares?l el viejo con rabia-.
-¡¿Qué -responde
,,lloslritales? ¡Tu mamá se la pasa metida en iglesias y
Ir, rs¡'rilales, ayudando! ¡Y ahora que su esposo está heri-
Lo despierta una yoz y una ligera sacudida en el rlr¡ t'r) uno de ellos, ni siquiera llama para saber cómo
hombro:
rl,l;t!
*Hola, pape.¿Cómo te sientes?
no es cierto... responder el hijo.
El hombre abre los ojos y los fija en el cuerpo alto -Eso -intenta
que lo es! ¿Por qué no ha entrado por esa
y fornido de su hijo, vestido con panialón y camiia
fina, -¡Claro
I'u('rt;r'i señala con su btazc¡ sano.
-la

b.
48 49
Tú sabes de dónde venías cuando tuvis- llamo Mercedes Pérez, para servirle, pero
-Papá...
te el accidente... -Me
rrrc puede llamar "Mechi". Toda mi familia y mis amigos me
El viejo mira a su hijo con ojos que relampaguean. llaman "Mechi" y aparece entre sus labios una
Tuerce la boca. Pequeñas gotas de saliva se escapan de -5e¡¡is
lila de dientes blancos.
entre los labios y yan a dar a las sábanas verdes. Intenta ¡Qué nombre tan lindo!-dice el visitante.
contener su rabia pero no puede. -Mechi.
Los ojos de la niña brillan. Sus pupilas, iguales a
*iPedazo de idiota! ¿Le dijiste a ru madre dónde rlos aceitunas negras y lustrosas, ocupan casi la totali-
estaba? ,lrrtl del iris.
El hijo sonríe forzadamente. Con úisteza. Ensegui- te llamas? la niña, dirigién-
da responde: -¿Cómo
tl«rse al visitante. -pregunta
era necesario que yo le dijera nada, pap^. --ilulio, para servirte, niña linda -le acaricia de
Mamá-Nono es ninguna boba... nuevo el cabello.
quieres decir que ella sabe lo de mi "fulana"? nombre es igual al de éI? a su vecino.
-¿Me
El hijo, sin borrar de sus labios la sonrisa triste, -¿Tu por supuesto. É1 es mi papá. -señala
susurra: -Sí, tú eres muy grande para que él sea tu
Por supuesto que sí. -Pero
-Sí. hace cuánto lo sabe?
¡r:rpá...
ya creci. Algún diatú vas a ser tan grande
-¿Desdehace mucho tiempo, papa. ( ( )nlo -Yo
yo.
-Desde me dijo nada...
-Nuncaque no. Ustedes hablan poco. No se co- no será posible... la niña bo-
rr;rnclo-Eso
su sonrisa y poniéndose-responde
seria.
-C1aro qué te lo iba a decir?
munican. ¿Para que sí vas a crecer.
¿Por qué no?
El viejo mira fijamente a su hijo. Hay en su rostro -Claro estoy muy enferma...
algo de asombro mezclado con rabia. De repente da un -Porquete vas a cutar el joven con ánimo-.
golpe al colchón con la mano sana y grita: ,l'i:;toy
-Pero
seguro de que te vas-dice
a curarl
-¡Mierda! no es 1o que me dijeron...
El hijo se sobresalta. Vuelve los ojos a la cama de -Eso te preocupes, linda acaricia los hom-
al lado y la mirada queda allí. El viejo también se vira y -No -le
l,lr rs-. Yo sé que vas a saflar. ¡Estoy segurísimo! Tengo
observa. Su compañera de cuarto está recostada sobre rrrr;r niñita igualita a ti, y a veces se enferma y se tiene
sus almohadas, abrazando a su muñeca de trapo, con la ( enla cama. Pero a los pocos días está saltan-
' lu(' luedar
cabeza erguida y los ojos bien abiertos observando todo ,1, , tlt' nuevo como si nada hubiera pasado. Contigo será
lo que sucede. i¡.1rr,rl.
El visitante avanza unos pasos, se coloca al lado una hijita de mi edad? laniña
de la niña. Le pasa su mano por los cabellos marchitos -¿Tienes
, , ,lt ;t lltctrozo.
-pregunta
y pregunta: Del mismo tamaño que tú, pero, lamentable-
esta monada quién es? -Sí.
rn('nt(', no tiene esos ojos tan bellos que tienes en tu
-¿Y
La niña sonríe y le responde: l,:,lt() --1a toma por la barbilla y sonríe.
50 5r
La niña también sonríe. el viejo, apretándole el bra-
yas a traeÍ algún dia a visit.arlo? zo-. -¡Shhhh! -interrumpe
-¿La ¡Dile que me venga a ver! Es todo.
la niña, señalando al viejo. -pregunta una orden?
El joven sonríe nerviosamente. Titubea. Mira a su -¿Es
El viejo endurece la mirada. Introduce más sus
padre y después a la niña. dedos en la carne del brazo de su hijo.
sí... *responde sin entusiasmo-. Aun_ 1o tome como quiera! al fin, con la
-Quizá
que no sé si lo permitan en este hospital. -¡Que
l'toca apretada. -dice
me visitará a mi? la niña lo diré mientras.sacude elbrazo
-¿También
con ardor. -pregunta -Se del apretón
-confirma,
y se deshace forzado.
que sí. También a ti *le de nuevo el viejo mientras el joven se
-Claro Ahora, voy a conversar acarici.a
los cabellos-. de nuevo con mi -Además
It'vanta*, -añade
por favor tráeme una botella de whisky de las
papá, ¿sí? (lue tengo en el bar de mi estudio. Tengo una sed terri-
que sí. Me mantendré calladita... lrle...
-Claro
-De
acuerdo. El joven asiente con la cabeza. Se vira y acaricia
El joven le da la espalda a la niña, camina hacia una vez más los cabellos de la niña, quien lo mira con
una esquina en donde toma una silla y la lleva hasta la sus ojos grandes y labcsca un poco abierta.
cabecera de la cama. Se sienta y toma la mano del viejo. pequeña...
despierto, papá? lo primero que pre_ -Adiós,a regresar
a vernos? con expec-
gunta -¿Estás
al sentarse. -es l;tliva.-¿Vas -pregunta
está. Acaba de cerrar los ojos la niña *Quizá, niña. Qttízá...
-Sí,
con inocencia. -dice Y, sin esperar respuesta, pafie ráLpidamente de la
El joven toma el brazo sano del padre y lo mueve lr:rlritación.
levemente.
apá, papál
-¡Pviejo abre sus¡Despierta!
El ojos. l',1 vicjo duerme. Sus sueños no son plácidos. Aparecen
quieres? con aspereza. ,'rr t'llos imágenes de su niñez. Se ve de regreso en el
-¿Qué
*Te he venido a-pregunta
visitar. ¿euieres que me quede o ( ( )n)cdor del hogar antiguo, señorial. IJtiliza cubiertos
que me vaya? *pregunta el hijo secamente. r lr'
¡rlata y vaillla importada de Francia. Ve a su padre en
da igual... l,r crrl>ecera, tirano, distante, Ilevándose los bocados a la
-Me entonces me voy-empieza a levantarse. lrot rl cofl parsimonia, mientras que con el rabillo del ojo
-Bueno, un minuto *ordena
el viejo. l,r ollserva todo é1, a sus hermanas, a su madre-,
-Espera
El hijo se vuelve a sentar. -a cometa
lr¡rt'r'ando que alguien el más mínimo errar paÍa
El padre lo toma delbrazo y lo mira fijamente a los lrv.rnt¿rrse alterado y repartir bofetadas. É1, aferrado,
ojos. lnl('nl:r escabullirse, pero no puede. Los ojos fulgurantes
a tu madre que me venga aver. srr ¡>adre se han detenido en su persona
-Dilelo haré,
*Así aunque...
'1,'
r ulrro si estuvieran leyendo sus pensamientos-, -pareciera
y lo
52 53
paralizan. Lo revisan de arriba a abajo y se detienen en cle su garganta. Mira, desesperado, cómo su mamá se
su camisa. Baja sus ojos, inquieto, y ve con horror que su siepara de é1, poco a poco, cada vez más, y nada puede
manga está manchada de barro. Tratafrenéticamente de hacer para impedirlo. Su madre ha mantenido sus bra-
borrar su falta, pero ya su padre está de pie y se dirige zos tendidos hacia él pero, de repente, los baja y se queda
hacia él con Ia mano levantada, lista para asentar los (luieta. Al principio ella también pronuncia su nombre,
golpes de rigor. ll¿rmándolo, como si la separación fuera igual de difícil
Se despierta en medio de ahogos. Respira profun_ tirnto para ella como paru é1, pero cuando baia sus bra-
do. Trata de coger aire. Oye a su lado una vocecita que le z()s su boca se cierra y de su garganta.no sale ningún
pregunta: r ¡tro sonido. Observa, entonces, con espanto cómo los
*¿Estás bien? ¿Quieres que llame a la enfermera? lrrlrios de su madre forman una mueca malévola, y cómo
Se lleva una mano al pecho y responde: rlt' su g rganta surge una carcajada cargada de buda,
no... Ya me siento mejor. nricntras levanta una mano y la agita diciéndole adiós.
-No, soñando mal, ¿.no? 'l'r'ata, desesperado, de correr hacia ella; de arrojarse a
-Estabas
El hombre se vuelve y observa a 7a niña, quien su regazo y acurrucarse allí para no ver nada de lo que
tiene sus dos pupilas grandes puestas en é1. l(' r'()dea, pero no se puede mover. Por más que Io inten-
Por supuesto que no. ¿por qué piensas se_ t:r, rills piernas no le obedecen. Está clavado en aquel
mejante-No.
cosa? retomando su papel de hom_ lrrgar, sin posibilidad de ir a ninguna parte. Agita sus
-pregunta,
bre distante, frío. lrrrrzcrs, trata de gritar, pero sólo el silencio brota de su
tenías los ojos cerrados y estabas respi_ l,,,r'a. Él sabe que grita; dice una y otra vezi "¡Mamá,
rando-Porque
rápido. Y, además, decías cosas tristes... rrrruná! ¡Esperal ¡No me dejes!", pero nada de esto se oye.
qué? \' ;r<¡uella risa terrible de su madre se agranda y se hace
-¿Como sé. No entendí. pero eran tristes.
-No sabeslasque
*¿Cómo eran tristes si no las entendiste?
ilt;r.s pervefsa, más cruel.
Pasan unos segundos en los que nada sucede en
era como si estuvieras llorando, o pi- ,'u r)rente. Entonces, imágenes de la escuela militar de
diendo-Porque
ayuda; o algo así. r,rrlt't€s en donde fue enviado cuando todavia era un
"Mmmm", comenta el hombre paru si. Cierra los rrrnr¡ comienzana dibujarse en su imaginación. Está solo
ojos y trata de continuar con el descanso perdido. rn cl dormitorio grande, repleto de camas. Sigue llaman-
Esta vez sus sueños empiezan de forma más pláci_ r lr r ;l su madre, aunque ahora con menos intensidad. De
da. Está con su madre. Abrazado a ella. ya no tiene r('lx'nte una puerta se abre y la habitación se llena de
pantalones cortos y un ligero bozo empieza a aparecer r ",trrt lientes. Todos pasan frente a él y se burlan porque

sobre sus labios. D.e pronto su madre se aparta y co- r",t;r llamando a su mamá. La cara se le descompone. Las
mienza a alejarse. Él tata con todas sus fuerzas d. ..- lrr¡rl:rs aLlmentan y los más atrevidos lo empujan por los
gresar junto a ella, pero algo lo mantiene atado al suelo. Ir,,nrlrros. Él se sienta sobre la cama y se cubre el rostro
Por más esfuerzos que hace no puede moverse del lugar r ,n lrrs manos. Los empujones aumentan y algunos gol-
en el que se encuentra. Agita sus manos, los pies, la ¡rr':, ,rlcrriZan sobre su cuerpo. El círculo se estrecha y la
cabeza... Grita frenéticamente pero ningún sonido sale r inlcrrcia aumenta. De repente, todo cesa, el círculo se
54 55
abre, y el amo y señor de aquella institución
se abre nuevamente sobre la almohada. Cíerra los ojos y finge
paso y se para frente a é1. ,,Stand up inmediately!,,,,
le rlrre duerme.
conmina. Él obedece lentamente, y.l .ororrel, pára
que Pasan unos segundos. Siente entonces que la mano
se apresure ,le da un golpe fuerte con el látigo
p.q".ro rlc la niña se posa de nuevo sobre su cabeza. Al princi-
que siempre lleva en su mano. "Folrow mel
Here we will ¡rio con timidez. No obstante, enseguida reanuda sus
teach you how to be a man!,,-- Todo su ser comienza
a c'uricias en forma más vigorosa.
temblar. Él sabe a dónde vany no desea ir alli.por
nada Está a punto de abrir los ojos de nuevo y protestar,
del mundo quiere entrar a esa bóveda cavernosa,
ria, llena de humedad, en donde, según la teoría
solita_ l)cro se contiene. Se concentra en las caricias. En las
del rrranitas que se deslizan una y ota vez sobre sus cabe-
militar, los niños se hacen hombres. Se echa para atrás
llos. Comienza a sentir una sensación placentera. Inten-
intentando huir, pero docenas de manos lo tóman
v lo te rebelarse, pero su cuerpo no se mueve. Se siente en
arrastran siguiendo a1 coronel, quien ya se
nando a paso marcial.
aleja cimi_ ¡raz. Se abandona y sus músculos se relajan. Pasa un
ticmpo. Vuelve la cara, fija sus pupilas en las de la niña
y pregunta:
asusté?
Se. despierta porque siente una mano que le acaúcia -¿Te
el La niña sonríe.
cabello y porque oye una vocecita que le pregunta: *¿eué
poquito. Pero se me pasó enseguida.
te pasa? ¿Te puedo ayudar?,, . Abre los ojos yve
a la'nina -Un qué me acaricias?
de pie a su lado, con una mano sobre r^i.ruy con la -¿Porveías tan preocupado, tan triste, que pensé
otra abrazando su muñeca de trapo. "r Sus pupilas están (lue te-Te
gustaría...
repletas de preocupacjón y ,.rgrriir.
El viejo no dice nada. Cierralos párpados y se deja
No responde. Cierra los párpados y trata de fingir '¡cariciar. Oye la vocecita que le pregunta:
que duerme. La manita continúa acariciando *¿Te
sus cab-*e_ gusta?
llos. Se desliza sobre las hebras una y otrayez.Al
fin, no Se vuelve haciala niña. Sus pupilas encuentran las
se contiene y dice, con voz fuerte:
cle ella. Bien abiertas, luminosas, sonrientes.
me toques el cabellol ¡Vete para tu cama! aprendiste a dar masajes tan buenos?
-¡No
La niña detiene su mano. La cara,á l" d.r.ompo_ -¿Dónde
La niña sonríe. Orgullosa. Responde con alegría:
ne; la boca forma un rictus, y se lleva una manita
a los los daba a mi abuelo. ¡Le encantaban! ¿Tienes
ojos, en donde intenta limpiar las pequeñas gotas -Se
de túr también un abuelo?
lágrimas que tratan de escapársele.
acuerdo poco del mío...
El viejo se incorpora con trabajo,la mira, y
supri_ -Me está? ¿Se murió?
me otra gran cantidad de palabras duras que estaban -¿Dónde
a que se murió, niña. Yo era un poco mayor
punto de brotarle de los purmones. permanece -Claro
así unos c¡ue tú cuando eso sucedió.
segundos, mirándola. Desvía la mirada y se recuesta
fuiste así de chiquito como yo?
-¿TúClaro que sí. Y hasta más chiquito. También
lui un-Sí.
*¡Párese
inmediatamente!
**¡Sígame! bebé, tal y como tú eras no hace mucho tiempo.
¡Aquí le enseñaremos a ser un hombre!

L
56 57
nunca te enfermaste como yo? que sí. Han pasado muchísimos días.
-¿Y
El hombre la mira. Tard,a en responder. -Claro era tu abuelito?
*Sí me enfermaba. A veces... -¿Cómo
*Así como tú. Ya te lo dije.
¿tan gra-ve como yo? ¿Con hospital y todo? alto como yo?
-Pero,
El viejo reflexiona unos segundos. -¿Tan ¿Blanco...?
¿Cómo blanco?
con hospital *al fin responde_. Me sacaron -¿Blanco?
*9,¡s¡6, el color de la piel
-Sí, aquí*levanra la suya con su
una glándula ,, *urá y señala su garganta. -señala
rnano sana. La coloca al lado del brazo de la niña-. Por
ibas a morir también? ejemplo, yo soy más blanco que tú.
-¿Te
El hombre abre sus pupilas. La mira asombrado.
me habia dado cuenta la niña son-
también...? *repite.
-¿Morirsi te riendo.-No -dice
ibas a morir también? Así como yo.
-¿Que
*Tú ¿cómo era tu abtrelo?
no te vas a morit 4con la mano instintiva- -Entonces,
*Yo decía que se parecia a ti porque estaba tan
mente le acaricia el bracito.
*Claro que sí. Los docrores me lo dijeron viejito como tú.
y mi *¡Yo no estoy viejo...!
mamá también. pregúntales si quieres...
La niña parece no notar el tono ofendido del acci-
El asombro del hombre aumenta . Ttata de incor_
dentado. Observa con atención el pelo del hombre y
porarse. La nifia lo empuja lentamente y
*Pero no te preocupes. Eso no mele molestdice: dice:
a *y el pelo blanco. Como tú.
reanuda sus caricias. -Tiene niña! *dice con un rasgo de dulzura-.
. ,El viejo la mira. Intenta decir algo, pero nada -iTenia,
sale de sus labios. La niña también se calla. pasa ¡Tenía! Ya se murió.
y otra vez sus manitas delicadas sobre los rizos de
una lo sé...
su -Sí, ¿por qué hablas de él como si todavía
compañero de cuarto. -Entonces,
viviera?
El hombre parece dormir. No se mueve. La
niña lo vive, aunque ya no en su casa...
mira con ternura. pasan unos minutos y la pequeña -Tc>davia
al con extrañeza.
fin dice, mientras continúa con su masaje: -¿Vive...? -pregunta
*Te pareces a mi abuelito... que se murió, Julio. Pero eso no significa
-Claro
que no vive aún.
El viejo se sorprende. pregunta:
*¿Por qué dices eso? El viejo se endereza. Truta de incorporarse.
*Porque sí. porque te pareces a é1, pues. corazón. Cuando uno se muere, deia de
-Mira,
estar vivo.
*¿y dónde está tu abuelo?
abuelo ya no vive aquí. Él me ha explicado
-¿Dónde
más? En el cielo. ya se murió, igual que -Mi
todo eso.
el tuyo. *¿Te lo explicó antes de morirse?
-¡Ahhh...! ¿Hace mucho tiempo? Me lo dice a cadaratc¡. Cadavez que me visita.
Como un año.
-Sí... no es mucho -No.
El viejo la mira con extrañeza. Se lleva la mano a
tiempo... Ios cabellos y se la pasa por la cara. Al fin dice:
-Eso

t
58 59
uno se muere no regresa, Allí sn garganta. El hombre mira aquello, intenta in-
acaba-Cuando
¿sabes? <lt'
todo... (.()rporarse e ir en su ayuda, pero su yeso 1o ancla al
no! la niña con énfasis_. No It'r'ho. Extiende su mano sana, pero no alcanza a la
-¡No,
se acaba -responde
todo. ¿Es que no sabes esas cosas? _empieza
a toser. ¡rcqueña. Su rostro tenso refleja la preocupación que
s iente.
que sí, señorita! _responde el hombre,
-¡Claro Regresa la enfermera con un frasco de medica-
úatardo de incorpo¡2¡sg rnf5-. por eio te digo que todá
rnento, una cuchara en una mano y un vaso de agua en
acaba con la muerte. Ahora, regresa a tu cama que
estás lrr otra. Se acerca a la niñ.a. Pone el vaso de agua en la
comenzando a toser.
rlresita que se encuentra entre las dos camas, y llena
mi abuelo
-¡Pero los díasl sí me visital_dice la niña entre
toses*. l)resurosa la cuchara con la medicina. La niña tose, se
¡Todos c«rnvulsiona, y vuelve a toser. La enfermerala ayuda a
es por la fiebre, niñita. Ahora, por favor,
-Eso
yete para tu cama que te vas a poner peor _la toma por
sentarse con una mano, mientras que con la otra le acer-
ca la cucharu a la boquita, que se abre y absorbe el
uno de sus hombros con su mano sana e intenta dirigirla
líquido. La tos continúa, aunque en menor grado. Pa-
hacia su cama.
san unos segundos y la enfermera acerca el vaso de
La puerta se abre. Entra una enfermera. El viejo
')8lra a los labios de la pequeña, quien la bebe con
advierte que es la primera que conoció cuando desperió
'¿videz.
en aquel lugar. Vuelve a notar su gordura, ,,., arru orr_
coraz6r\, ya... Calma... le da golpecitos
lada y mejillas colgantes. Sus labioi pálidos y sin pintar; -Y'á,
gentiles en la espalda. -y
sus cejas pobladas. Su cabello negro recogido. El
uniforj La niña se acurruca en el pecho de la mujer y cie-
me está limpio, pero es viejo y usado. La mujer apresufa
rra los ojos. Ésta le acaricia el pelo. La tos cesa. La respi-
su paso y se lanza hacia la niña mientras dice:
ración de la pequeña recobra su tranquilidad habitual y
- ¿eué haces levantada? ¡y tosiendol ¡Ma_ la tensión en el cuerpo de la enfermera se relaja. Todo
dre de-¡Mechil
Dios!
parece en paz y tranquilidad, salvo por la mirada furi-
La toma en sus brazos _no parece que hace nin_
bunda que la mujer le dirige al señor.
gún esfuerzo pues la enfermita, igual qrá l, muñeca,
pudo pedirle que se parara de su cama
parece hecha de trapo- y la deposita sobre su -¡¿Cómo
cama. a rascarle su cabezota?!
La niña sonríe. Tose. La enfermera se lleva las ma_
no... responder el viejo.
nos a la cadera y Ia mira con ojo clínico. Frunce el ceño. -Yo sabe-intenta
que la niña tiene una enfermedad gra-
Se inclina y coloca su oído en el pecho de la peque
ña. La -ilNo
ve, mortal, que con cualquier descuido se nos va?!
niña vuelve a toser, esta vez con mucha más fuerza.
Se señorita, pero yo...
ahoga. Tose de nuevo y se vuelve a ahogar. La -Perdone,
enfermera yo, nadal ¡Usted es un viejo egoísta que
se vuelve y sale de la habitación .on prro apresurado. -¡Pero
solamente piensa en sí mismol
Mientras, la niña es poseída por un uirq.r" á. to, qr.
solamente pienso en mí?! viejo se yer-
la hace erguirse en la cama, colocar su cabecita en el
gue al-¡¿Que
-el
oír aquello-. ¡No tiene idea de lo que está hablan-
borde y tratar de vomitar, aunque no logra sacar nada
do, señora!
60 6r
que sít el hospital sabe que rene_
-¡Claro a ,,don¡Todo
mos hospedado millonario,,, que no se conforma
La mujer se vuelve y, mascando cada una de las
sílabas, le responde, casi sin separar los dientes:
con nada de lo que le damos ,,gratis,,! he dicho que no me llarrte "señora". Si lo
decirle, señora, que yo no pedí...l -¡Le
hace una vez más lo voy a ignorar y se va a morir
-¡Déjeme tampoco
pedimos que viniera aquí, asi tirado allí en su cama sin que nadie lo atienda!
-¡Nosotros
que deje en paz a esta pobre enfermita _le acaricia el -se
vuelve y comienza a darle su atención totalmente ala
cabello a la pequeña-, y cúrese sin molestar a nadie niña.
más!
fui hasta su c m a acariciafle la cabeza.
me insulte, señora, que yo...l -Yo
Estaba llorando dormido y pensé que me necesitaba...
-¡No
mujer deja a la niña sobre la cama. Se vuelve, se estaba llorando dormido? el vie-
lleva sus manos ala cadera en actitud desafiante, y r.r_ -¿Yo
jo desde su cama.
-pregunta
ponde, poniéndose colorada:
La niña trata de responder, pero la enferrnera la
no me gusta ser hipócrita! ¡Le estoy corta.
-¡Primero,
diciendo lo que nadie en este hospital se atreve a de_ ella dice que lo estaba haciendo, es así. Los
cirle! ¡Segundo, no me llame ,,señbra,,! ¡Soy enferme_ niños -Si
no mienten...
ra, y le agradeceré que me incluya el título cada El viejo las mira a las dos. No dice nada. Vuelve su
vez que se dirija a míl ¡Me cosró mucho ganármelo cara ltacia el otro lado y cierra los ojos.
para que un patán como usted se lo coma!
¡y, tercero, la niña-. Sigue triste...
si quiere que lo traten bien por aquí, acepte las reglas -Ves -dice
La mujer se queda mirando al viejo, luego alaniña,
y trate también correctamente a quienei lo ayuJanl a la que besa en la frente, y sale de la habitación lenta-
¡Aquí hay demasiados problemas para añadir el de un mente, nr..t ruido.
"señor ricacho" que no está conforme ni con lo que le
_:t,
regalan!
La niña tiene sus ojos bien abiertos. Lo escucha El viejo mira hacia la ventana. Observa la llovizna que
todo. Mira al viejo en la cama de al lado, quien escu_ cae en el paisaje que se pinta a través de la apertura. Sus
cha con expresión incrédula el regaño de la enfermera.
ojos se encuentran humedecidos. La niña tiene raz6n:
*Seño... *intenta decir la niña.
está triste. Han pasado las horas y durante la tarde nadie
*Calla, Mechi. Estabas tosiendo muy fuerte y
te lo ha venido a visitar. Trata de consolarse pensando que
puede hacer daño la enfermera mieniras su hijo ya se hizo presente; con un poco de presión, es
se vuelve hacia ella-interrumpe
y la arropa hasta el cuello. cierto, pero por lo menos subió las escaleras y entró en
se llama, señora?! *escucha que el vie- el cuarto. Pero, ¿y su esposa? ¿Y Nitzia? No desea en estos
-¡¿Cómo
jo le pregunta.
momeRtos sus curvas de mulata exótica, sino la alegria
Sigue entretenida con la niña sin hacerle caso ala
de su compañía. Recuerda cómo la muchacha sabe ro-
interpelación.
dearlo con sus brazos después de un acto fogoso de
acabo de preguntar cómo se llama! _repi_ amor, diciéndole que lo único que desea es estar allí,
te*. La-¡Levay a reportar por ser tan grosera. con é1, cerca de é1. Lamentablemente, a continuación,
62 63
siempre habla de asuntos que á él no le interesan: de su
clo la secretaria me informe que fulano o zutano tuvo un
madre, quien la visita demasiado a menudo; de su veci-
accidente, me reiría un poco cuando las circunstan-
na, que se queja de la ropa que tiende entre las dos cias en que lo tuvo sean explicadas con más detalles
casas. Cuando comiehza a escuchar temas que lo abu_ -venía
en tragos dela casa de la amante, está en un hospital de
rren, toma el periódico y pone el papel entre los dos, pclbres, etcétera, etcétera*, y levantaría los hombros y
como barrera que impide que las palabras de ella le lle_
rne olvidaria del asunto a los pocos segundos". Conclu-
guen, y se sumerge en las noticias, en las crónicas sociales
ye que él tampoco hubiera mandado flores, y mucho
y hasta en las historietas; cualquier cosa para no tener menos hubiera venido de visita hasta un lugar tan apar-
que conversar con aquella mujer con la que no tie_
tado sólo para vü a uno de sus "amigos". Por su mente
ne nada en común, y dela que no desea nadi,ni siquie_ pasan los rostros de sus conocidos más cercanos, y no
ru palabras, salvo el tener la potestad de acariciar la piel hay ninguno que se molestaría en venirlo a visitar. "En-
morena, besar los senos grandes, túrgidos, y penetrai su
tonces, ¿son ésos verdaderos amigos?", se pregunta.
abismo delicioso, Ahora le hacen falta aquell,cs intentos "Pero, ¿soy yo un buen amigo de ellos?" Él mismo se
de conversaci6n,las cosquillas juguetonas que él usual_
contesta: "son amistades superficiales, por interés, por
mente repele con palabras groseras, y los apretones y compartir aburrimientos del mismo nivel, y ninguna tie-
besos que Nitzia a veces le da cuando está desprerreni_
ne las características de la verdadera amistad". Allí, so-
do. ¿Por qué no viene? ¿Será que no está enteraáa de lo
l'¡re ese colchón usado, sibanas remendadas, y cama de
que le ha sucedido?
pobre, comprende que no tiene verdaderos amigos, y
Y sus otros amigos, compañeros de fiesta, ¿dónde que si se muere en aquel instante, nadie se entristecerá.
están? Son vanos, superficiales; alegres en grupo, tristes
É1, que lo tiene todo, en el fondo no tiene nada. Aumen-
cuando están solos; y al encontrarse frenie a asuntos ta la humedad en sus pupilas.
difíciles él está en una siruación difícil- tratan de Clava los ojos en la ventana abtetta. Observa que
evitarlos-ya como dé lugar. Sabe que a ellos no les el dia está muriendo y que las sombras de la noche co-
gusta incomodarse, salirse de su rutina habitual, y me_
mienzan a invadir el paisaie. Todavia se entrevén entre
nos para visitar enfermos. Toma mucho tiempo manejar
la penumbralas chozas miserables. De la arboleda sÓlo
hasta aquel hospital apartado, y nadie lo haúa si no iu_
queda un manchón oscuro. Observa las casitas y trata
viera un motivo importante. Entonces, ¿es él un motivo
de imaginarse qué estará sucediendo en cada una en
importante o no para sus amigotes? Concluye que no lo
aquel momento. Alguna mujer estatá cocinando, habrá
es, aunque hubieran podido, por lo menos, enviar flores
un obrero recién llegado del trabajo, niños jugando, jó-
o mensajes de solidaridad. No obstante, concluye que venes planeando alguna áventura. Se imagina a él den-
aquellos amigos, que considera íntimos, no lo sor lo
tro de alguna de aquellas chozas humildes y concluye
suficiente como para que envíen mensajes o flores, y
que preferiria estar en alguna de ellas efl vez de estar
menos aún para que vengan de visita. ,,¿eué haúa yo ii
tendido en aquella camal olvidado por todos.
estuviera en los zapatos de ellos?,,, se pregunta. Levanta
Siente un ruido en la puerta. Alguien entra y, sigi-
las cejas y suprime una carcajada, ,,piobiblemente ha_
losamente, se dirige ala cama de al lado. Escucha voces.
ría lo mismo. Daría un saltito en mi escritorio cuan_
Hay ternura en el tono de las palabras. Deduce que es la
64 65
mamá que viene a visitar a su hiia. Todos los días lo hace. El viejo suelta sus músculos. Su cuerpo se relaja'
Con constancia. Con amor. En cambio, a él no lo viene St' ucuerda de tantas cosas que no puede contener una
a visitar persona alguna. Ni su esposa, ni su amante, ni lá¡¡rima que se le resbala por la mejilla y v^ a engrosar la
sus amigos, ni siquiera alguno de sus empleados. y los ¡ri't¡ueña mancha húmeda que se ha formado
en Ia al-
tiene por docenas: en la empresa, en su casa, y hasta en rrr«rhada.
la casa de Nitzia, en donde paga por los servicios de una En eso recuerda su maletín. Piensa en su superfi-
cocinera para que lo atienda cuando él va de visita. ('i(' negra que emite un olor a cuero bien trabajado' Es-
Escucha risas. La pequeña tiene una mano en la .'trc:ha la voz de la madre y concluye que'allí, a su lado,
boca parabajar el volumen de su risita diáfana, cristali- ¡rtrclría estar la solución a su problema'
Ofrecerá una
na, pero ésta se le escapa a través de los dedos. Otras ,'.,,,,r-p..ra a quien le regrese el maletín perdido, y aquel
risas un poco más sosegadas, maduras, son lanzadas por rrrensaje será llevado por la señora a todo el barrio' Pero,
la mamá, quien también úata de ponerle barreras con ¿n«r despertará sospechas ofrecer
una suma alta por sólo
una mano sobre su boca. "¿Será que se mofan de él?". un montón de papeles? ¿Y si quien lo encuentra es cu-
Considera esa posibilidady concluye que puede que sea lir>so, comprende un poco más que los demás y va con
así. No debe existir otro motivo de hilaridad para aque- l«ls documántos a las autoridades? "¡No!", se responde él
lla pequeña enferma más que su vecino viejo y malcria- nlismo. "No hay gente con tanta capacidad en este barrio
do. Le entran unas ganas inmensas de volverse y de r¡lvidado." Recuerda alaniña. Es lista, inteligente' Cuan-
encarar a aquellas irreverentes, reclamándoles el respe- tl<> crezca sí tendría el talento necesario para compren-
to que él se merece. No obstante, enseguida se da cuen, tler el contenido de los papeles. Los ha subestimado'
ta de la situación tan ridícula a la que se expondria, y l,)stán preparados para sobrevivir y se aferran a lo que
desiste de sus propósitos. Sin embargo, le molestan aque- sca. Ahora está seguro de que el maletín fue robado
llas risas, aquella alegria ganada a costa de é1. Concluye rlel baúl de su auto accidentado. "No pudo haber so-
que aquello no debería importarle. "Ésas son personas lrrevivido a la avaticia de aquellas gentes; a su deseo
insignificantes, sin valor en la sociedad, que poco o nada genético de robar todo 1o que encuentrar\ a su paso",
representan pata é1", Íazona. Sin embargo, su intranqui- concluye.
lidad contin(n a medida que aumenta el buen humor a Hasta Nitzia posee ese mecanismo que tienta a los
su lado. ¡De repente se decide! ¡Se volverá con rapidez pobres a apoderarse de lo ajeno. El primer día que-la
y les dará un buen susto! Está acostumbrado a hacer eso. c'onoció deió su billetera en el pantalón sobre una silla
A dar sustos. Así maneja a su hijo, a su esposa, al mun- cn la habitación de la muchacha. Se adormeció después
do... Está a punto de hacer la maniobra violenta cuando clel acto y pasó un par de horas en ese estado' Esa mis-
escucha que la niña dice: rna noche, cuando llegó a su casa, notó que le faltaba
lo quiero mucho. Se parece a mi abuelito. r.rno de los billetes grandes que usualmente llevaba con
-Yo
La madre responde: é1. Al principio se enoiÓ, pero rápidamente comprendió
ni siquiera sabemos quién es... ,tru. t, conquista de aquella noche, que tanto lo hahla
-Peroimporta. Es un señor muy bueno y lo voy a lienado de oigullo, erafalsa. Los coqueteos de la much¿t'
cuidar.-No cha, su invita-ión, la intensidad del acto, incluyendo ltll
66 67
gemidos, no habían sido por cariño, por deseo, sino por
tít'tica estaba pensada para dar resultados rápidos: las
desesperación; por sobrevivencia. y ál bill.t. tomado
era I'rrnrilias desalojadas se llenarían de incertidumbre y des-
el pago por todo lo recibido. Desde ese día había deci_ ('spero, y enseguida élaparecería como un salvador pro-
dido hablar con ella y entregarle una suma mens ual fija, viclencial. Hablaria con ellos y al fin cedetiay aceptaria
con la amenaza de que si en el futuro d,esaparecia íÁ vcnclerles latierra; una tierra que jamás habia sido de é1,
centavo de su billetera, desaparecería él también ense-
guida, con suma mensual y todo. La muchacha, conoce_ l)cro que por el rápido movimiento de una pluma inscri-
Iricndo una firma del alcalde corrupto* pasarian a
dora de aquella clase de transacciones, había sonreído, (,star a su nombre.-laEnseguida dirigiria a aquellos misera-
levantado los hombros y dado el sí con un leve movi-
lrles a las oficinas del Banco de Hipotecas del Estado, en
miento de cabeza. En los años que siguieron nada más clcrnde otro amigo estaba ya esperando, listo para otof-
desapareció de sus bolsillos, salvo las i.r-r, adicionales gar los préstamos necesarios para que se cancelaran los
a la asignación mensual que de vez en cuando la
mujer títulos de los lotes, y recibir entoflces la comisión pacta-
pedía por razafies especiales y que el viejo pocas r.ó.,
rla. ¡Negocio redondo!
le negaba. Siempre se acordaba que era más barato ha_ También habia en el maletín un papel que conte-
cerlo así que pagar cada noche a la vez, con el riesgo nía los trazos generales del plan económico, con diagra-
adicional de contraer una enfermedad. Además sabía qíe
mas y flechas, que había elaborado para que Nitzia
sus negocios con Nitzia poseían un valor agregad"o
difi_ cntendiera mejor todo aquello. Había pensado exponer-
cil de encontrar en las transacciones fugaces: un cierto le los detalles con dos propósitos: el primero, aparecer
cariño había comenzado a nacer en ella con el paso del
ante ella como el salvador de los vecinos, los que al fin
tiempo, lo que contribuía a hacer más agradablá su esta_
conseguirían los anhelados títulos sobre sus propieda-
dia enla casa de 7a amante. cles; y, segundo, deseaba escuchar su reacción, pues
Recuerda el maletín. ,,¡¿Dónde está el maldito ma_ basándose en ella podria calcular cuál sería la del resto
letín?!" Si está en las rnanos de aquellas gentes seguro
«le los moradores. Por supuesto, su plan era no decirle
que ya lo habrán abierto, revisado su contenido y en_
al inicio de la conversación que el lote de ella se lc> datia
contrado los documentos más comprometedores: la car-
gratuitamente, sino al final, pata cerrar todo aquello con
ta del alcalde autorizándolo a la compra del terreno "broche de oro". ¡Nada de aquello le habia salido como
municipal, en donde tantas casas están construidas, y ufl lohabia planificadol Nitzia no lo vio como el héroe que
modelo de la carta de desalojo que sería enviada a cada él se considetaba, sino como un embaucador, un opor-
familia.La idea se le había ocurrido cuafldo Nitzia re dijo
tunista, y estuvo a punto de tirade un cenicero ala cabe'
que no era dueña del terreno en donde habitaba. La
caía za cua¡do aún no habia terminado de esbozar su plan'
sí era de ella, pero la tierra no. Investi y
96 averiguó que Y tampoco se calmó cuando el viejo le informó que su
ésa era la situación de decenas de otrai casas alrededtr,
lote no le costaría nada; que sería un regalo por tantos
y que el dueño del terreno, después de haber sido éstá
años de amor. Aquello consiguió el efecto contrario a lo
invadido, 1o habia cedido al Municipio a cambio de que el hombre quería: Nitzia selanzÓ sobre é1, llorancl<r
exoneraciones fiscales. Habló con el alcalde,se dio cuen_
furiosa y, golpeándole el pecho con sus dos puños, le
ta de sus necesidades económicas, y el resto fue fácil.
La dijo que se sentía sucia, usada, traidora. " lamás permitl'
68 69
ré que un 'señorón' como tú se aproveche de mis t¡tre, bien mareado por los efectos del alcohol, decide
vecinos", le habia gritado. .pero tus vecinos te han rcf4resar a descansar en su cama.
criticado siempre, Nitzia... Te han llamado hasta ,puta, lJnavezun amigo lehabiamencionado que podía
por las visitas que te hago,,, trató de razonar el vie¡o.
ser alcohólico. Él se había encolerizado y le había res-
Habia intentado calmarla con aquello, pero ella ha_ p<>ndido que tenía dominado al licor, pues su patrón de
bía respondido que aunque la criticaran tenian ra_ ingestión eraregular y bien planificado. El amigo lehabía
zón, pues ella en una perdida, que aceptaba que un
Irecho dos preguntas: "¿has querido alguna vez detener
hombre casado la visitara en su casa, etcétera, etcé_
la bebida por completo obaiar su intensidad, sin lograr-
tera. "Ellos vienen aquí y me aconse jan,, e;ñadró. ,,Me
lo?", y "¿por causa de la bebida has perdido alguna vez
piden que lea la Biblia, que me arrepienta... ya lo he
la memoria?" iilhabia reído y negado con la cabeza, aun-
empezado a hacer", y habia señalado hacia una có_ que en su fuero interno sabía que estaba mintiendo. Sí
moda en donde una Biblia nueva y reluciente repo_
habia querido varias veces disminuir su ingesta de licor,
saba cerrada. El viejo se habia desmoronado en una
sin poder lograrlo. Tenia éxito por algunas semanas, un
silla con las manos en la cabeza. ¡Contra la Biblia par de meses, pero rápidamente volvían los viejos hábi-
nada podia hacert, Sabia de su poder. Lo habia expe_
tos con la misma intensidad de antes, y qtizá con un
rimentado en su casa, con su mujer, por demasiaáos
poco más, como si aquella droga hubiera querido recu-
años. Tenia que salir de allí; ,,retirada honrosa,,, la
perar el terreno perdido e introducir en su cuerpo las
llamaban. Lo hizo con rapidez, y fue entonces cuan_
cantidades dejadas de consumir en el periodo abstemio.
do sucedió el accidente. Y lo de la pérdida de la memoria era ya asunto frecuen-
¡El maletín! Su recuperación es necesaria, impos- te. Muchas veces no se acordaba de lo sucedido durante
tergable. Intenta volver la mirada para entablar.conver_
parte de la noche y tenía que recurrit a amigos para
sación con la señora y pedirle que se encargue del asunto,
aclarar sus lagunas mentales . Yarias veces habia llama-
cuando siente la punzada en su garg nta. Al principio
do a Nitzia con la excusa de darle las gracias por la noche
no sabe de qué se trata. No obstante, comprende al ins_
anterior. "Nunca me llamas para darme las gracias; sólo
tante que su faringe intenta decirle algo que le resulta
cuando tomas demasiado y quieres saber qué sucedió",
familiar. Mira por |a ventana y nota que está anoche_
eran las respuestas que últimamente recibia de ella.
ciendo. La respuesta penetra en él como un relámpago:
Otro día, el mismo amigo de las preguntas ante-
¡es la hora del vaso de ron, ritual que toma siempré riores, viéndolo tambaleante en el bar del club, se habia
^1us
seis de la tarde en puntol Con él comienza la ceremonia
acercado y lo l'nbia prevenido en contra de manejar en
diafia en la que su majestad, el alcohol, juega el papel
su estado. Habia dicho que todo alcohólico que maneia,
central. Primero, dos bebidas de ron, bien prepai^du",
tarde o temprano choca. Recordaba vagamente que ha-
con naranja o limón; luego, una botella de buen vino
bía sonreído y abrazado a su amigo agradeciéndole el
para acompañrar la cena, y, acfo seguido, el digestivo
consejo sido algo exffavagante en é1, pues Po-
preferido del día, para "bajat', la comida. Una vez que se -habia
cas veces abrazaba a alguien- , y lo habia intentado cal-
levanta de la mesa no toma más si se queda en casa. No
mar diciéndole que él no tenía problemas, y que era un
obstante, si sale, la fiesta continúa y no se detiene hasta
as en el volante, principalmente cuando se sentía eufó-
70 7l
rico. El compañero habia movido la cabeza de lad,o a De repente escucha su nombre:
lado, y le habia dicho que cuando estuviera preparado Julio, ¿estás dormido?- pregunta la niña.
para deiar de romar, que lo llamaru. -Julio,
Enseguida lamamá le dice algo a la niña que él no
eue él tiniala úni_
ca fórmula posible para d,ejar la bebida. Habíaentonces lrrrcde comprender, pero que posee la tonalidad de un
mencionado algo relacionado con un grupo. También lcgaño.
añadió que el alcoholismo era una enfermedad que si é1es mi amigo... la pequeña'
muchas veces se hereda, no un vicio moral del carácier, -Pero -responde
Ahora sí escucha claramente la respuesta de la madre:
lenta, progresiva y fatal, que si no la controlabalo iba a no es tu amigo, niña. No lo conoces y, por
llevar rápidamente al hospital, al asilo de locos o a la firvor,-Él
no 1o molestes.
tumba. Él nuevamente habia reído, lehabia dad,olas gra_ si no lo molesto... Lo acompaño. Está muy
cias al buen samaritano que había intentado ayud,lflo, -Pero
solito, el pobre.
se había parudo de su asiento y habia ido al buáo, ,r.r_ El hombre se tensa al oír aquello. "¡Una niña peque-
que no 1o necesitaba, para huir de los acosos bien inten_ na, miserable, apiadándose de éll ¡Eso no puede ser!"
cionados del perturbador de sus momentos felices. (lonsidera volverse, reclamarle a aquellas gentes y pedirles
Ahora recuerda claramente aquella conversación, silencio. De pronto recuerda el maletín. Repasa mental-
principalmente lo relacionado al alcoholismo su estre_ r)rente la lista de papeles comprometedores que están den-
I
cha relación con los accidentes de autos, hospitales y tro del portafolios y su actitud cambia. Practica una sonrisa,
tumbas. Dos de aquellas experiencias han purráo yu pá, se r,.uelve lentamente y dice:
sus manos de automóvil y hospital_, y otra ¿cómo est^n?
-choque
ha estado cerca: la tumba. Además, siente la sed infinita -Hola,
La madre se vuelve sorprendida, La niña sonríe,
que se ha apoderado de su garganta, afenazándola y '¡brazada a su muñeca de traPo.
dejándola seca y fría. por primera vez se cuestiona si que sí es amigo mío? dice la niña ala
tendrá algún problema con el licor, y si depende más de mamá.-¿Viste
-le
ese líquido de 1o que está consciente. La sensación en El viejo extiende más aún su sonrisa forzada.
su
paladar no se ha ido. Está allí, fuerte, determinad a; dán_ que soy amigo de su hijita, señora.
dole una sensación de ahogo y ardor que lo incita a -Claro
Con esfuerzo, tiende su mano sanahacia la mujer,
pensar en botellas y néctares densos, deliciosos. Se pasa quien tiene los ojos bien abiertos y lo mira sorprendida'
la lengua por los labios y suprime un quejido desespe_ la mano, señora. No muerdo el
rado, que brota de lo más hondo de su pecho. Oecide -Déme
viejo con una gran sonrisa.
-dice
entonces comenzar a tecordar un poco sus experiencias La señora, con timidez, tiende su mano, que el viejo
con aquel caldo alucinante, revive en su imaginación estrecha con efusividad.
algurtas escenas que han tenido lugar estando embria_ ve? Nada le sucedió. No soy tan malo como
gado, y no le gusta 1o que ve. -¿Ya
piensa...
Los murmullos entre madre e hija continúan. Es la señora con inseguridad-, l,tl
poco lo que puede comprender de aquel lenguaje ínti_ -No...
que pasa -replica
es que yo soy una mujer humilde, que no e§tA
mo entre dos seres que han estado juntos tanto tiempo. acostumbrada a hablar con gente como usted.
72
73
no!Nada de eso, señora. Aquí, en
-iNo,
tal, todos somos iguales.
el hospi- ¿Yo lloro durmiendo? ¡Nunca me lo ha-
-¡Mechi!
hi¡rs clicho!
_exclama la señora en
-Aiá... esrá vozbaja. que sí, mamá. Pero nunca me has hecho
su hija? *pregunra el víejo, inten_ -Claro hablas...
tando -¿Cómo
cambiar er tema y guiadohaáa cits«¡,'fambién
donde re interesa.
la niña está igual. Ni mejor, ni peor. ¡Por supuesto que no!
-Bueno, tosiendo -¿Hablo?
supuesto que sí, mamá. Hablas, y bastante.
*Estaba hace un rato. -Por puede ser! qué digo?
*Sí. Eso fue lo que la enfermera -iNo ¿Y
vantó para iilo a visitar...
me dijo. Se le_ *Muchas cosas...
_Sí. Así fue. Me acarició la qué?
cabeza en forma muy -¿Cómo
*¿Para qué te lo voy a decir si no me
especial. pe¡o le pedí que no crees...?
lo hiciera más. eue está Interviene el viejo:
enfermita y que no re cónvi*". prru.re
*Así de la cama. ver, niña, dinos, ¿de qué habla tu mamá?
es... -A habla cuando está llorando. Nunca
La niña sigue atenta la c<¡nversación, -Siempre
grandes, lindos, bien abiertos.
con sus ojos crrando se está riendo.
Decide intervenir: Y a ver, dime el hombre*. ¿De
*Lo fui a acanciar, mamá, porque
estaba muy ffiste. .. -¿No?
r¡tré temas habla tu madre? -insiste
triste? _pregunra el viejo*.
que yo-¿Muy
estaba muy triste?
¿Cómo sabías flores. Muchas veces de flores. y de dinero.
( )tras -De
veces de dinero.
*Estabas llorando.
¿No te acuerdas? qué de dinero y flores?
no lloruba. Tosía. el viejo
-yo eran toses. -¿Por a la señora.
rlirigiéndose -pregunta
Las distingo muy bien. Llorabas.
-No
Baiito, pero llorabas. Es la niña la que responde:
llorabal_responde el viejo un poco vende flores, y siempre está preocupada si
-¡No molesto. -Ella
l¿rs vende todas o no.
estabas dormido. no
-También
cuenta, pero ambién llorabas. euizá te diste vende flores, señora? con una
tvti marn á rrmbién llota -¿Usted
scrnrisa-. -pregunta
durmiendo. ¿No es así, mami? ¿Trabaja en una floristería?
no... *ríe la niña*. Ella vende flores en la
durmiendo? _responde la señora -No,
-¿Lloro
sorprendida-. con voz calle. A los autos que pasan.
No me he dado tuenta. Estoy segura
que no lo hago. de corhprendo... el viejo, llevándose
-Ah, -responde
la mano al mentón, y estudiándola con renovado interés.
La niña ríe quedamente. Dice:
*Pero ¿cómo te puedes dar es su negocio...? *pregunta, fijando sus ojos
cuenta que estás lloran_ -¿Cómo
cn los de ella.
do si estás durmiendo ul .ir*o
das cuenta, pero lloras, mamá.Lloras
il;;;; Claro que no re La señora se inquieta. Empieza a transpirar. No
Áucho. A veces trato §oporta la mirada y esquiva los ojos inquisitivos que tra-
de despertarte, pero no puedo
hacerlo. y te dejo dormir t¿n de penetrar en su interior.
para que descanses, Aunque estás
llorando, yo ,C q". .r_ es un negocio bueno...
tás descansando al mismo riempo, fin responde*.
t;;;.r" no insisro. I)epende-Nodel día. Si han pagado, y -al
si hay alegria...
74 75
*¿Si hay alegria? el viejo. qué puedo ayudarlo?
hay alegria.-pregunta
Si ¿No ha notado que hay días en -¿En que me compre algunas cosas. No son
-Sí.
que en la ciudad hay más alegría que en otros? -Necesito
rrrtrchas. Le pagaré bien por ello un dedo
la ciudad? el viejo con curiosi- ('()ntra el otro y sonríe. -restriega
dad. -¿En -pregunta
La mujer se revuelve inquieta. No dice nada por
en la ciudad.
-Sí,más contenta, Hay
más, esfá
días en que la gente sonríe
y, por supuesto, compran más
rrl¡1unos segundos. Piensa. Al fin contesta:
*No necesita pagarme nada, señor. Usted está en-
flores. Otros días están molestos, trirt.r, y no vendo nada. ftrrrno. Dígame, aven, en qué puedo servido.
Pierdo dinero, ¿sabe? EI viejo la mira. Sonríe. Dice:
La niña añ.ade: que vaya a alguna tienda cerca de aquí
*Y llega ala casa triste, sin ganas de comer nada y me -Quisiera
consiga algunas bolsas de comida liviana, como
de 1o que le preparamos.
¡:apitas fritas, chicharrones, ¿sabe? Lo que se utiliza para
cuáles son los días en que la gente está más las fiestas.
-¿Y
alegre? el viejo .o., ,rá sonrisita escéptica. La señora lo mira con ojos preocupados. El viejo
La-pregunta
mujer piensa. Tarda en responder. Al fin dice: t'ontinúa:
días en que
-Losbien, sopla unarecién
aire huele
ha acabado de llover, el
brisita y sale el sol. Ése es un -Además,
necesito que me traiga una botella de
ron. No, mejor dos... de decir y sonríe.
día bueno para mí. ¡Vendo todas las flores! _termina
de
-termina
Sus oios están fijos en los del viejo. Nota que su
hablar y sonríe. vecino está tenso; que con la lengua moja sus labios. Sus
días mi mamá llega sonriente, nos consien_ «rjos brillan esperando la respuesta.
-Esos
te, y se come todala comida que le tenemos preparada Se pasa urra mano rápidamente por el cabello. Al
alegre la niña. tin baja los ojos y los concentra en el piso.
-añade El viejo observa a la señora. Nota que le hacen ver? *insiste el viejo-. ¿Qué me dice? ¿De-
falta varias piezas dentales, y que los huecos que han -¿A
sea ganarse ese dinero o no?
dejado hacen ver el rostro viejo, árrugado. ,,No debe tener Su interlocutoralevanfalentamente la cabeza, No mira
muchos años", piensa, *pero, ¡qué acabada estáI,,. Mira al hombre. Sus pupilas están fiias más allá. Salen por la ven-
las manos, gruesas, repletas de callos, y concluye que
es tanay captan los últimos rayos de luz del día que muere.
una persona que no ha tenido una vida fácil, y que ,nos *Lo siento. No puedo hacer eso...
billetes de más no le vendrían mal. Decide éntonces qué no? el viejo con asombro.
proponerle un ffato para que le consiga lo que más le -¿Por -reacciona
La mujer no dice nada. Mantiene su vista fija en la
urge en aquel instante. ventana abierta.
*Señora
-cómienza_, ¿ ceptaúa qtte le pague razones tiene? el hombre.
para que me consiga algunas cosas que necesito con -¿Qué
La señora
-insiste
lentamente los ojos del paisaje ex-
urgencia? ^parta
terior, los desliza hacia los ojos del hombre, deteniénclo-
La mujer lo mira con suspicacia. Se nota que piensa. se en ellos breves instantes, y continúa su viaje hasta el
Al fin pregunta: piso, en donde permanecen firmemente clavados,
76 77

-Señora, le estoy preguntando algo *insiste el de acuerdo. Pero nada de sermones, ¿eh?
viejo, irritado por la faka de respuesta. 't't.rrgo-Bueno,
suficientes con los de mi esposa *y sonríe de
La señora al fin responde: nrilncra forzada.
puedo hacer eso porque va en contra de mi La señora no dice nada. Lo mira con atención, y
-No
religión, señor. rlrrizá con algo de curiosidad.
*¿De su religién? *pregunta asombrado, El viefo piensa en el maletín. Su sonrisa se amplía.
*Sí, de mi religión. lrrtcnta de nuevo.
El viejo la mira. Medita. De repente dice: me pueda ayudar con otro asunto...
*La religión católica no prohíbe el licor, señora. -'Quizá
La señora lo mira con algo de aprensión. Responde:
Hasta el cura se echa un ftaguito cuando está consa_ usted se ve como un señor de recursos.
grando. -Pero
¿l)or qué no puede llamar a alguien para que le haga sus
*Yo no soy catélica, señor *contesta miefltras tliligencias?
continúa mirando al piso. El viejo borra la sonrisa de su rostro. Aquello no le
es cat6lica? ¿Enronces qué es? ¿Budisra? *pre_ gusta. Responde:
gunta -¿No
el viejo con un dejo de sarcasmo. que puedo, pero desearia darle la oportu-
*Soy cristiana. -Claro
niclad, señora, para que se gane un dinerito. ¿Ah? *frota
*pregunta . ¿Sin ser cat1lica? rle nuevo los dedos y devuelve la sonrisa a su rostro'
-¿Cristiana?
Se queda unos segundos pensando. Añade: es nada relaciorrado con licor?
Cristiana, ¿ah? De las nue_ -¿No -pregunta
-¡Ah! ¡Comprendo.,.!
vas religiones que nos están invadiendo.
aprensiva.
no... ! *responde enseguida el hombre-. Nada
*No es una nueva religión. Es la verdadera reli- -¡No,
cle licor. ¡Se lo prometol *levanta su mano sana, simu-
gión cristiana *responde la mujer con aplomo, levan_ l¿rndo un iuramento,
tando la vista y fijándola en la de su interlocutor. aver..., ¿en qué puedo ayudarlo?
que sí. Ustedes creen en Cristo, pero no -§¡s¡6,
trata de un maletín que se me perdió, señora.
creen -Claro
en el Papa. ¿No es así? -Se maletín?
es pafte. pero hay mucho más. -¿Unun maletín. Desapareció cuando tuve el acci-
-Eso
*Buenó, bueno. Está bien. pero no rne explique dente-Sí,
de auto que me dejó así *muestra el yeso que
más, que tengo suficiente con mi esposa que es cátólica cubre la parte baja de su cuerpo*, No sé dónde está, y
ferviente. si lo encuentra, la recompensaré muy bien.
Se queda peasativo unos instantes. Enseguida La mujer 1o mira con desconfianza:
añade: qué contenía ese maletín?
*Entonces, ¿no me puede conseguir una botellita -¿Y sólo papeles *responde rápidamente el
de ron? Le pagaré bien por el mandado. -Papeles,
viejo-. ¡Se lo prometo!-levanta de nuevo la mano como
señor-responde con fhmeza*. No se nos si jurara.
-No,
permite. El licor es muy dañino. Envilece el cuerpo y el La señora medita por unos instantes. Al final pre-
alma. gunta:
78 79
qué no manda a alguien que usted conozca
tkr clc vender algo que se encontró por allí. Pero nadie
bien a-¿Por
buscar ese maletírl?
It. r'ompra nada. Está mugroso y mete miedo.
conocen el barrio. Además, nadie viene a La señora suspira y continúa:
verme.-No
¿No 1o ven? una expresión de triste_
-compone de salvarlo. Le invitaba a que viniera con-
za en su rostro. -Traté
rrri¡¡<r al templo; a rczarle a Dios, quien es el único que
tampoco conózco bien estos alrededores.
Sólo la-Yo
parte en donde vivo... ¡rtrede ayudarnos. ¡No tuve éxitol Para é1su dios es la
lxrtella. ¡Nada más! ¡No contarnos ni su esposa, ni sus
Se queda meditabunda por algunos instantes. pre_
Irijos, ni siquiera esta que se rios muere a plazosl
gunta:
lirnpia una lágrima que brota sin control*. ¡Es una ba-
-se
tuvo su accidente? sura humana!
-¿Dóndequé sé! una sonrisa *. Era tarde en cay6 en el vicio? el viejo con
-¡Yo
la noche y no me di-simula
cuenta. -¿Cómo -pregunta
c'uriosidad.
La mujer le lanza una mirad a cargada de sospe_
él le gustaba beber. Así como a usted
cha. -A
lnira con reprobación*. Pero no tomaba mucho. Una
-lo
*Estaba tomando, ¿no? *pregunta.
ceweza de vez en cuando. La mala suerte llegó un día
El viejo esquiva su mirada. (lue encontró un trabaio en el taller de un hombre fino,
*Un poquito ¿rsí como usted *vuelve a decir-, pero que tenía el
sabía. Casi-admite.
todos los accidentes de automóvil
-Lo vicio más metido. Temprano en la mañana, abria tna
en este país están cargados de licor.
¡Ese vicio es como lrotella y le brindaba a mi señor. Todos los días llegaba
una maldición de Dios! *exclama.
a cas bien "entonado". Le pedí que cambiara de traba-
El viejo la mira asombrado por la intensidad del jo, que se alejara de aquel hombre malo, pero él estaba
rechazo.
contento con los billetes y el licor que recibía gratis a
Pregunta:
través del día. Al final, el vicio se apoderó de él por
tenido alguna vez problemas con labebid,a? completo, no rindió más en su trabajo como su iefe per-.
-¿Ha
¿Alguien cerca de usted? vertido esperaba, y lo botaron. Claro, el señor que le
La vieja sonríe con tristeza.
*Sí, por supuesto. ¿euién no? En mi caso es mi enseñó a fomar "eh grande" estaba igual o peor que é1,
pero tenía su negocio y su casa a donde podía ir cuando
esposo. Hl papá de Mechi a la niña con un se caia por borracho. Mi pobre marido sélo tenía una
dedo- no puede vivir lejos -señala
de una botella. Hace meses casucha y una fila de niños que alimentar. Al fin, el alco-
que no sabemos nada de é1.
*¿El papá de la pequeña no viene a visitarla? hol ganó y nos abandonó.
La mujer llora quedamenrc. Laniira, que se ha man-
con asombro. tenido callada escuchándolo todo, latoma entre sus hra-
-pregunta
*Ni siquiera sabe que su hija está en el hospital.
zos y la consuela.
Se perdió hace como medio afio, y sólo escuchamos
mamál No llores, por favor.
noticias de él cuando alguno de los vecinos lo ve en -iYa,
El viejo está desconcertadó. No sabe qué hacer,
algún parque pidiendo dinero, o entre los autos tratan_
observa a la señora que sollozz, y a la hiia enferms¡,
80
quien con sus flacos bracitos intenta abrazar y consolar
8l
a su mamá. res, A veces compra, otras no, pero siempre les dice algo,
se preocupe, señora *tratade confortar en v()z baia para que las personas en los otros autos no
-NoEl dia menos pensado,
su vez-.
él a
¡re enteren. El contenido de su mensaje depende de su
su esposo aparecerá
por su casa y todo volverá a ser igual. hrrmor. Cuando está alegre inventa algo ingenioso, agu-
no haya tenido el amor suficiente para ve_ clo, que, a veces, hasta roba una sonrisa de su intedocu-
-¿Que
nir.a ver a su hijita en el hospital? _dice la mujer entre Iora, En otras ocasiones, cuando un sentimiento negro
sollozos-. ¡Ése está perdido! ¡Irremediable*.rí. perdi_ oprime su pecho, elabora frases despectivas, hirientes,
do dentro de un barril de alcoholl vrrlgares, que lanza a la vendedora y que logran que
La señora se limpia la cara y los ojos con un pa_ (rsta se aleje rápidamente de su auto.
ñuelo. Se suena la.nariz. Arregla su vestido, urrugido Mira a la mujer a su lado. Está allí, cerca de é1. En
por el abrazo con la niña, y se separa de elía. Reipira el mismo cuarto, Al mismo nivel, ¿Se atrevería ahora a
hondoy dice: clercirle alguna de las frases que utiliza en La calle? La
era maestra de escuela , ¿sabe? para ello es_ scñora lo mira. Ve todavía en su rostro líneas de lo que
tudié. -Yo
Tenia el mejor puesto en la comunidad. Cerca de l'uera en otro tiempo belleza. Debió haber sido una
mi casa. Pero el borracho ese *pronuncia estas pala_ rrruchacha muy linda. Maestra consagrada frente a sus
bras con rencor- llegaba a la escuel a, entraba en ¿lumnos. ¿Qué le sucedió en su vida para que fuera lan-
los
salones trastabillando, a pedirme dinero. Los z¿<la a la calle? Y, ¿por qué uno de sus hijos, la niña de
niños se
asustaron, llegó una lluvia de quejas de los padres, ojos bellos que tiene a su lado, contraio una enfermedad
y
perdí mi posición. De eso hace ya cinco años. ctrure la mantiene suieta al lecho? ¿Es Dios que la pone a
,

No en_
contré ningún offo trabajo y tuve que lanzarme prueba? ¿O bajo su fachada inocente esconde pecados
a la
calle a vender flores. No me puedo que¡ar. ¡, ,.r, pasados que ahora esti pagafido? "Debe ser eso", se
,._
tividad que da dinero, pero que acaba... Si, acaba el responde a sí mismo. "A nadie le pasan cosas tan malas
cuerpo y el alma. si no le debe algo a alguien", concluye.
que acabe el cuerpo. Con la lluvia y *Señora, entonce§, ¿me podría asistir en Io de mi
_
el sol.-Comprendo maletln?
Pero, ¿el alma? ¿por qué el alÁa? _pregunta
el -insiste. mami. Por favor
viejo. la niña.
La mujer lo mira y trata de sonreír. En la cara
-Ayúdalo, -interviene
La madre la mira con ternura. Sonríe.
se
dibuja una mueca. siempre tan bella, Mechi Pero,
*¿Sabe lo que nos dicen a nosotras -Tú
en esto tengo que -responde-.
tener cuidado. No sé qué hay dentro
las mujeres
que estamos en la calle? ¿Las propuestas que de ese maletín.
nos hacen?
¿El vocabulario que utilizan? *pr.grrrtu mientras mira El señor interviene con tono molestor
al viejo fijamente-. No lo puedb dácir porque sé qué está pensando, señora. No soy tra-
ficante-No
me sen_
tiria sucia, baja, con sólo repetirlo. ¿Me entiende? de drogas, ni mafioso. Mi maletín sólo contie-
El viejo asiente con la cabeza. Recuerda sus para_ ne papeles. Documentos muy importantes que tengo
das en los semáforos en las que mujeres le
ofrecen flo_ que recuperar.
Hace una pausa y agregal
82 83
va a ayudar o no? ltr lrojas oxidadas de zinc; los tendederos con ropas re-
-¿Meque sí,
*Di mami. ¡plis! _insiste la pequeña. rrrrrrtlerclas y los niños barrigones corriendo por todos la-
Está bien. ¿eué tengo qr. ñr.Lr, señor? r lr rs, "l)refiero la vista en la noche", piensa. "No se ve tanta
-Bueno.
El hombre sonríe complacidol Mira a la
niña,; ie ¡
rorr ¡rrcría. "
agradece con un gesto de lá cabe za,
mientras le guiR, I,lscucha que la niña tose. Pasa un momento y la
un ojo. La pequeña sonríe y también abre
y ,i"rru'rár¡ r.rrlt.rrnita lo llama con voz queda:
damente uno de sus ojos hermosos. *¡Psrrr! Julio... ¿Esrás dormido?
que averiguar en dónde fue que tuve No le gusta la manera confianzuda en que la pe-
-Tenemos
el accidente y hay que ir a preguntar a ros vecinos del r¡ut.na se dirige a é1. La ignora.
lugar a ver si alguno tomó el maletín.
que estás despierro! ¿No me
verdad no sabe en qué lugar fue?_ pregun_ -iJulio! ¡|ulio! ¡Sé
r ¡tticres hablar?
-¿De la mujer.
ta de nuevo
El viejo, poco a poco, girala cabeza y fija su mkada
Es la niña la que responde: r.n lrr de la niña, quien ampliasu sonrisa y suprime una tos.
borracho. ¿No lo acaba de decir? y cuan_ sientes mal? el viejo.
do una -Estaba
persona está borracha, no se acuerda -¿Te no. Estoy bien -pregunta la pequeña con-
de nada.
cómo sabes esas cosas? _pregunta la ma_ Icrricndo-No, la tos y colocando-responde
su boca sobre la muñeca de
-¿Tú
dre sorprendida.
lrirpo que estrecha contra su pecho.
es un borracho y no se acuerda de pareces bien.
-Papá
tros. ¿No es así?
noso_
-No es nada.estar Se me pasará.
. Al viejo le agradala vivacidad de la niña. Se queda -No que llame a la enfermera?
obse¡vando los ojos de la pequeña. ,,¡Dios -¿Quieres
mio, quá o¡o, no. Estoy bien. Se me pasará.
tan lindos, profundos! ¡Cómo .o.r,rur,on
con su cuerpo -No,
El viejo no insiste. Observa con cuidado ala niira
flaco y débill" y sc da cuenta de que está haciendo grandes esfuerzos
La madre también esboza una sonrisa
mano por la cabeza a la niña. Se vuelve
. Le pasa la lx)r no toser. No le gusta lo que ve. La cara está más
tracia et vie¡o I tlt'macrada y se nota más débil. "No es asunto mío", pien-
pregunta:
st, y aparta con fuerza el sentimiento de simpatía que
debo hacer para encontrar su maletín. señor? c<»nenzaba a anidar en su cabeza.
-¿eué
La niña al fin no puede más, y estalla en un ataque
rlt'espasmos y tos tan pronunciado que alarma al viejo
La noche ha caido. No se ve nada a
travésde la ventana, y le hace gritar:
sa-lvo una negrura profunda salpicada
con luces ,".r.r.r, enfermera! ¡Venga rápido, por favor!
Al principio el viejo pi..ru que son estrellas,
lejanas.. -¡Enfermera,
El viejo intenta levantarse para ir al rescate de la
pero el ángulo es incorrecto. Están
müy bajas pur, ,., ¡rcqueña que se ahoga entre convulsiones y tosidos, pero
luceros. "Es la iluminación en las casas
del cerro,,, dedu_ t'l yeso pesado lo amarra a su cama.
ce. "Son potrres y es por eso que hay pocas
bombillas.,, Entran dos enfermeras c.orriendo, como Qos garzas
La visra es linda. Esrán ocultoi los
Áud.ro, p;;l;;, y lrlancas que descienden rápido con las alas extendidas.
84 85
Una toma alaniña en sus btazos,ylaotra sale de nuevo l,ir ¡rtrerta se abre pero no es la niña quien entra. Una
de la habitación, para regresar enseguida con la bote- sonll;ra conocida se perfila en el umbral. El viejo se
llita de jarabe. Entre tos y tos tratan de que la pequeña rt,slriega un ojo con la mano sana. Trata de aclarar su
tome una cucharada del líquido salvador, pero todo lo visi<in. Al fin distingue en Ia penumbra del cuarto la
escupe y queda regado en las sábanas y piso. ligLrra alta y digna de su abogado.
una inyección una. ¿cómo estás? ¡Al fin alguien me viene a
-Necesita
a buscarla -dice
la otra y sale rápido. isitar!-Mateo,
-Voy
La enfermera que -responde
se queda trata de apaciguar ala
v
El abogado avanza. En su cara se dibuja esa sonri-
niña, quien se deshace entre convulsiones y toses. srr mil veces ensayada, que no parece forzada aunque 1o
Mechi. Cálmese, mi niña. Todo va a ir (.s, que su cliente tan bien conoce.
bien. -Pobrecita, te sonrías conmigo de esa forma, Mateol ¡Te
La pequeña intenta responder, tranquilizar a su be- -¡No
('()nozco bien! ¿Dime qué pasa? el viejo mien-
nefactora, pero la tos se tragalas palabras. Una sonrisa tras estrecha la mano del abogado. -pregunta
que intenta la pequeña se convierte en una mueca des- nada, Pasaba por aquí y pensé en entrar a
encajada. La enfermera está preocupada. El viejo tam- -No,
visitarte.
bién. Mira la cara de la niña y enseguida la de la mujer por aquí", es una mentira. Tú nunca ven-
tratando de adivinar por las expresiones lo serio del -((p2s¿f¿s
tlrías por estos tugurios, a menos que encontraras por
ataque. tquí a un cliente con un buen fajo de billetes; aunque
E¡trala otra enfermera con la inyección en la mano. rludo mucho que exista ese bicho raro en este barrio.
Un leve pinchazo y las toses disminuyen; cesan al poco Se detiene unos segundos, mira los ojos esquivos
tiempo. cle su abogado, y continúa:
niña tiene fiebre una. eso de que "vine a visitarte" también es una men-
-Esta
La otra pone la mano en-dicesu cuello. -Y
tira, a menos que estés cobrándome la visita, cosa que no te
verdad No es mucha pero co- voy a aceptar. Escupe de una vez. ¿Qué te trae por aquí?
mienza. -Es -responde-.
Mejor le hacemos una radiografia. El abogado tose con nerviosismo. Se arregla el
acuerdo la otra. cuello de la corbata, Jala una silla que está recostada en
-De
La toma en sus-dice
brazos y salen de la habitacjón. la pared y se sienta al lado del accidentado.
La cama queda vacia, con las sábanas verdes re- unos días tu mujer me pidió que viniera
vueltas y la muñeca de trapo solitaria sobre ellas. -Hace todo 1o del hospital.
para arreglar
El viejo se ha quedado con las preguntas en la boca. y lo hiciste muy bien con sarcas-
¿Qué significa que la niña riene fiebre? ¿por qué esas -Sí, -comenta
mo-. Me metieron en este cuarto y no me dejan salir.
toses tan viciosas? ¿Para qu,é una radiografia? que quedarte aquí. Estás todo roto. No te
Intenta convencerse de que no es asunto suyo. eue pueden -Tenías
cambiar a Pedernal.
no le debe importar el destino de aquella cñatura. Cierra lo sé. Quizá si lo hubieras pedido antes se
los ojos e intenta dormir. No puede. Fija su mirada enla -Ya
habria conseguido. Ahora me tienen aquí metido, segu-
puerta y decide esperar el regreso de la pequeña. ro que para sacarme dinero al final.
86 87
te pueden cobrar nada. Es un hospital público. bueno. Dejémonos de bromas. Cuénta-
-No dices tú. Vamos a ver qué inventan al final. -Bueno,
rrrc c«imo estás,Julio levanta la mano para darle otras
-Eso no te vas a volver pobre si te sacan una -y
prrlrnaditas, pero la detiene a tiempo.
cantidad-Bueno,
adecuada por el servicio que te están dando. *¿Cómo quieres que esté, Mateo? ¡Mal! ¡Muy mal!
servicio que me están dando?! ¡llorriblemente mal! cara se entristece.
furioso-¡¿El
el viejo*. ¡Me han metido aquí, entre -contesta
estas sába- -suJulio? ¿Eso por qué? *pregunta
eso por qué,
nas, y nadie me viene a ver! ¡Sólo de vez en cuando unas -¿Y con tono falsamente compuirgido.
t'l abogado
enfermeras estúpidas, y solamente paru tomarme la tem- seas hipócrita, Mateo! ¡Te importa una mierda
peratura, pedirme que cague y darme palmad.itas para t'(irno -¡No
yo me sienta! Además, a ti te importa una mier-
que me calme! ¡Esto no es un hospital! ¡Es un manico_ rla con nadie. ¿Por qué te importaria yo?
mio! valioso para m7, Julio. ¡No dudes eso ni
El abogado sonríe. Respira hondo. Trata de calmar -Tú eres
un instante!
al viejo. que soy "valieso" paru ti. Pago a tiempo
te preocupes, Las quebraduras son así. -Claro
-Nohacer y mucho Julio,
Poco que que esperar le da dos gol-
tus horrendos honorarios y no te reclamo nada. Un cliente
rrrodelo, diria yo.
pes leves en el hombro. -y
El viejo se contorsiona y trata de evitarlos. r:io. Es porque te conozco hace años y.,.
que rú también das palmadirasl iComo que amigol *interrumpe el viejo*, ¡Me-
-¡Así
esa mala costumbre se pega en este lugarl -¡Vamos, -vas a "meter la pata"! Por aquí
ir>r no digas más que
molesto. -comenta no ha pasado nadie, ni siquiera los que consideraba
te preocupes! el abosado r:"ris mejores ¿migos, y tú no te cuentas entre ellos.
-Jal ¡No
retirando -responde
. No lo volveré a hacer si te mo- 'l'ampoco mi mujgr, ni mi perro, a quien consideraba
lesta. f iel.
me melesta, y muchol ¡Es todo lo que hacen tu hijo?
en este-¡Sí,
lugar! ¡Darte palmaditas! -¿Y hijo sí, hombre.
¡Por supuesto! Después de
-Pero,
te deben estar dando medicinas, ¿no? que Io-Mi
mandé llamar y le reclamé que por qué no venía
El viejo señala la venoclisis que cuelga a su lado, a visitar a su padre.
y cuyo tubo está conectado al brazo sano. entendido que vino apenas se enteró del
a través de esa bolsa. Vienen y le inyectan no -Tengo
accidente.
sé qué.-Sí,
Podrían estarme matando y no me daria cuenta. Llegó hasta la planta baja de| hospital. Pero
qué alguien querría matarte a ti, Julio, si -Sí.
no subió hasta acá a verme.
eres un-¿Por
alma de Dios? el abogado con soca- estabas dormido...
rronería. -pregunta -Seguroque estaba dormido!
¡Pero, ¿qué impor-
El viejo lo mira furioso. -¡Claro
ta?! Me hubiera conformado que hubiera subido a yer-
sé qué intentaste decir con eso, Mateo, pero me aunque estuviera dormido,.. el viejo
no me-No gustó el tono con el que lo pronunciaste. compungido. -agrega
88 89
lo tomes a mal, Julio de confortarlo Iil abogado intenta consolar al accidentado:
-No de nuevo reprimiendo
el abogado, -trata
una mano que se cosas son así, Julio. Las mujeres son malagra-
dirije hacia el hombro-. Los hijos son así.,. Desagra- -Las
tk.t'irlas. Estás bien y te quieren. Te enfermas y te jodiste.
decidos... El viejo no responde.
hijos no son así, Mateo, y tú lo sabes muy El abogado permanece unos minutos más, y al
-¡Los
bien! ¡Mi hijo es así, y no sé por qué! Iurccrse la quietud más opresiva, se dirige a la salida
sabes por qué? le sale al abogado. intcntando no hacer ruido al caminar.
-¿No -se
El viejo lo mira sorprendido.
no sé por qué, Mateo lentamente-.
-No, -recita
¿Tú sí lo sabes? A ver, explícame la razón por la que mi l;r niña regresa alahabitación. EI viejo sigue vuelto hacia
hijo no viene a visitarme, abogado. lrr ventana oscura. Escucha el movimiento de sábanas
El visitante baja los ojos. No responde nada. t'rrando la acuestan en la cama. Las enfermeras se reti-
me ibas a decir? el viejo-. ¿Que rirn. Quedan solos. El silencio vuelve allugar, invadién-
-¿Qué -insiste
soy tiránico, déspota, y que mi hijo no me quiere? ¿Ah? rl«rlo todo, permeando las paredes, el techo, la mente
¿Es eso? tlerl accidentado. Se siente solo. Muy solo. Está tirado
El abogado sigue sin decir nada. Los ojos dirigidos rrllí, en un lugar desconocido. Nadie lo visita, y si lo hacen
al piso. El viejo está agitado. (.s para traer noticias malas. No hay nada bueno allá
que sepas que la forma en que crié a rrfuera para éL Sus millones reposan en la cuenta del
-¡Quiero
Julio es la mejor que existe! ¡El mundo afuera no es fácil lranco. Nadie los toca. Están allí, esperando. Pero no los
y tú lo sabes! ¡Hay que ser duro! ¡Muy duro! iY la mamá necesita en esos momentos de su vida. De nada le sir-
lo estaba convirtiendo en un "ñoño"! ¡Si no fuera por mí, ven. Desde su cama de inválido no puede comprar paz,
Julio sería un mariconcito cualquiera! irmistad, alegria. Ni siquiera tiene acceso al licor salva-
estuviste de acuerdo-vocifera.
con Sara, ¿ver- rlor, fuente de felicidades momentáneas, artificiales, pero
dad? -Nunca el abogado todtvia con la cabeza <¡ue necesita desesperadamente en aquel instante. ¡Le
baja. -pregunta hace falta un buen trago de ron que lo transporte al
tiene que ver Sara con todo esto? paraíso anhelado! ¡Sería la única manera de salir de allí!
-¿Quéte ha venido a ver, Volando, con la mente ligera y el cuerpo en un estado
¿no?
-No extraña? Seguro está muy ocupada con su de euforia que 1o haga sentir mejor. Está seguro de que
-¿Te
Iglesia... con sarcasmo. con el ron dentro de su cuerpo todos sus problemas
Hay-responde
un corto silencio. El abogado levanta la cabe- desaparecerían. Su hijo llegaría rápidamente con su nie-
za. Fija sus pupilas en las de su cliente. Dice lentamente: ta en sus brazos a ver cómo sigue su abuelito, sus ami-
se quiere divorciar de ti, Julio. Su abogado gos formarian cola en la puerta para saber de su estado
vino a-Sara
verme esta tarde. Es por eso que estoy aquí. físico, y su esposa estaría a su lado, tomándole la mano,
El viejo está parulizado. Recuesta la cabeza enla sin pensar en un divorcio. Y Nitzia, su mujer escondida,
almohada y la voltea lentamente hacia la ventana. Sus se asomaría tímidamente a la puerta para ver si el terri-
pupilas están humedecidas. torio está libre, y entonces se lanzaria a sus brazos.
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Siente una punzada en la garganta. Se agita. Mue_ La niña sonríe. Tiene apretada en una mano su
ve la cabeza anhelante. Una botella se dibuja en su Irrur\t:ca de trapo. Intenta continuar con sus caricias, pero
mente. Los labios están resecos. pasa su lengua por t.l vicjo detiene su mano. Se asombra por la tersura de
ellos para humedecerlos. Un leve temblor se apodera itr¡rrclla piel y por el calor que emana de ella.
de é1. Crece en intensidad. Levanta su mano sana y la tienes fiebre Mejor te vas a
observa en la penumbra de la habitación. Está osci- -Tú -sentencia-.
;t('()star antes de que te pongas más grave.
lando como si la moviera un viento fuerte. pero no te preocupes, Julio. Tú estás'peor que yo, y
hay viento en aquel lugar, salvo el débil movimiento t
-No
¡tricro ayudarte.
de aire que produce el abanico que gira en el techo. El viejo la mira. Dice, con algo de irritación en su
Empieza a desesperarse. Se siente apretado en aquel v(\7,i
abrigo de yeso que le cubre toda su parte inferior y ¿no te han enseñado a obedecer lo que
uno de sus brazos. Comienza a respirar mal. Se aho- rlicen -Pequeña,
tus mayores?
ga. Aspira con rapidez, pero eso aumenta la sensa- Ella sonríe, Responde:
ción de asfixia que se apodera de é1. Abre la boca. El que sí, pero quiero que te sientas bien.
aire entra a grandes bocanadas. La sensación de opre- -Claro de eso. tu cama, Mercedes!
sión en el pecho aumenta. Se siente mal. Está marea- -Nadaqué bien!¡A -ordena.
¡Te aprendiste mi
do. El sudor se desprende de la frente. No es normal -¡Ah, -aplaude-.
nombrelPero nadie me llama así. Dime Mechi, "nomás".
lo que le sucede. Piensa en gritar y llamar a una enfer- Mechi. ¡Ala camar. con el dedo señala
mera. -Bueno,
l'.t cama vacia.
-y
En eso algo blando se posa en su cabeza y em- A la pequeña le gusta aquello. Camina lentamente
pieza a acariciar sus cabellos. Mira, y la peque ña. está a lracia su cama, mirando hacia atrás, a los ojos del viejo,
su lado, sus o¡'os hermosos bien abiertos demostrando <¡r:ien admiraun -vezmásl,abelleza que contienen sus
preocupaci6n, y su manita débil sobre sus cabellos in- llupilas. "¡Dios mío! ¡Qué luceros tiene esta criatura!
tentando darle tranquilidad. El hombre la observa, (luando sea grande serán sus ojos los que hablarán por
asombrado, y, de repente, sus ojos viejos, cansados, se clla. ¡Qué digo! ¡Ya lo hacen, y en forma perfectal"
humedecen. La niira sube a su cama. Se arropa. Saluda al viejo
Acepta por algunos segundos la caricia reconfor- con su manita libre ofra abraza al peluche- y dice:
tante. De repente reacciona. Vuelve la cabeza hacia la -lacaso.
Te hice
niña, trata de esbozar una sonrisa, que le sale forzada, y -Ves... que sí, Mechi el viejo-. Tie-
dice: -Claro -responde
nes siempre que obedecer a tus mayores. Te ayudará
pequeña. Pero mejor regresas a tu cama. mucho para cuando seas grande.
-Gracias,
No estás bien. Ya a añadir: "como tu mamá", pero se arrepiente.
te preocupes,
-No te curaron. Te Ya me curaron.
dieron una medicina que ali-
l,a imagen decrépita de la señora se presenta ante él y
Irace que suprima el final de la frase. Piensa: "¿Esta criatu-
via tu -No
tos. Pero lo que la causa todavia está allí. Tienes ra q,tedará como ella? ¡No puede ser!" Recorre con la
que acostarte. mkada el cuerpo gastado de la pequeña, y concluye: "ése
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es el camino que ha tomado el organismo de la niña des- si no vienen? e[ vieio, arrepintién-
de que se apareció en este mundo, y no se detendrá hasta -¿Y
rkrsc enseguida de haber-pregunta
hecho esa pregunta.
que la convierta en una vieja encorvaday feaantes de los *¡Claro que van a venir! *afirma con una sonri-
cuaÍenta años". Empieza a hacer planes mentales vagos srr '_. Eso es así. Al final son los angelitos los que llegan,
para ayudar a la pequeña cuando salga del hospital. Sus l(' t()man de la mano y te llevan.
pensamientos son rotos por las palabras de la enfermita: también te lo dijo tu mamá, ¿no?
el doctor me ha dicho que me yoy a -Eso Eso me 1o dijo mi abuelito-
morir.-¿Sabes?, -No. de que se muriera, supongo...
me lo dijiste. pero, ¡eso no es verdad! Tú no -Antes
*No. Claro que no la pequeña con
-Ya
te vas a morir. t'«rnvicción-. Antes de que -responde
se muriera se puso muy
Entonces, ¿el doctor y mi mamá me mintie_ rrralito, y no me pudo hablar. Me lo dijo hace unos días.
ron? -¿No? (),rando vino a visitarme.
segura de que te dijeron eso? ¿eue mori- pudo venir a vi§itarte si está muerto?
-¿Estás -¿Cómo
rías? ¿No sería que lo soñaste? sé. Él viene. Eso es todo.
Por supuesto que no lo soñé. Me lo dijeron -No te lo imaginaste. ¿Tenías mucha fiebre
-No.
hace unos díaq Entonces les pregunté qué significaba morir. cse día?
-seguro
La fiebre la comienzo a tener ahota. Apenas
-¿Y...? me explicaron. -No.
t()so me da fiebre, pero antes no.
-Ellos te dijeron? que una persona difunta no regresa...
-¿Qué morir era como irse a -Sabes que sí. Mi abuelito lo hace casi todas las
dormir.
-Que más? noches.-Claro
-¿Quéuno se encontraba con los
angelitos, y que es que sueñas con é1, ¿no es verdad?
-Que
ellos te llevaban de la mano hasta Dios. -EntoncesNo es sueño. Lo veo. Está un poco pálido.
El viejo mka a la niña con sus ojos bien abiertos. -No.
Itodeado de una luz muy linda, pero es é1. Estoy segura.
Ella está tranquila, plácida, sin ningún temor. Se maravi- Iintra por la puerta, pero no la abre. No sé cómo hace, pero
lla. A él la muerte lo sobrecoge; lo llena de miedo. ¡Lo entra. Así "nomás". Camina hasta mi camay me saluda.
aterrorizal Siente que morir es perderse en la nada. Des_ Ni siquiera levanta la mano. Me saluda y yo sé que me
cender a un pozo y saber que su abertura será tapiada, está saludando. No se ríe, pero yo sé que se está riendo'
y nunca más podrá ascender de nuevo y ver la luz del Es raro, ¿no?
sol. Para él es iniciar un viaje sin retorno, sin destino y El hombre la mira perplejo. No comenta nada. La
sin final. niña pregunta:
no he visto ninguno a la peque- estoy aburriendo? ¿Sigo?
-Todavia
ña decir. -oye -¿Te
El viejo asiente con la cabeza. Ella continúa:
*Mi abuelito me habla, pero no mueve los labios.
-¿Perdón?
que todavía no he visto a ningún ángel. Los Me dice que me quiere. Que me adora, y que pronto me
estoy -Dije
esperando, pero todavía no llegan. va a venir a buscar, Que el momento está cerca. Unos
94 95
días más solamente, dice. Además, vendrá con unos
ni_ La pequeña esfá excitada. §onríe y sus ojos están
ños, y ayer me trajo al primero de ellos para presentár_
iluminados. El viejo baja los ojos y pregunta:
melo. Un niño rubiecito, gordo, que le gustan mucho
¿y tu mamá, pequeña? Ella se va a quedar
los chocolates. Murió hace ya unos dos años, y está feliz -Pero
muy triste si tú te vas a ese lugar.
de poder venir a buscarme. Dice que lo mejor del sitio
-*Ya le prometí que regresaria a visitarla muchas
:n que vive es que hay muchas oportunidades de ayu_ veces. Le pedí permiso al abuelo, I me dijo que sí, pero
dar a los demás. parece que a .ró ,. dedican todos, a
que lo más seguro es que mi mamá no podrá verme.
ayudar a los demás.
Só1o escucharme. Y muy bajito...
El hombre continúa observando ala niña, absorto.
tu mamá querrá verte, abrazarle; jugar con-
Ella lo nota y, feliz, continúa: -Pero
tigo.
abuelito dice siempre que no tenga mie_ *Sí, pero mi abuelito también quisiera estar
do. Que -Mihe sido muyme buena, y qu; el lugar a doride voy conmigo,..
a ir es muy lindo, Eso se lo dije ayer a mi mamá, y
se a estar muy tristes si te vas, Mechi.
puso a llorar. Me dijo que no creyera esas cosas. -Vamos
eue no puedo venir a visitar también a ti, si quie-
res... -Te queda mirando a su vecino de cuarto con una
podia irme. Que qué sería de ella sin mí... yo me puse
a llorar también.
mkada -se
expectante.
pequeña! el viejo_. No te
, -¡Eso, que sí el viejo-. Pero no va a
puedes ir todavía. ¿eué -aprovecha
hará tu mamá sin ti? -Claro Te vas-responde
ser necesario. a curar, nos haremos amigos y nos
Eso es verdad. por eso se lo pregunté a visitaremos bastante cuando salgamos de este hospital.
-Claro.
mi abuelo, y me dijo que no me preocu pari. qie allá, no voy a salir viva de este lugar, Julio
adonde voy, tambiénhay un sitio para mamá, pero que -Yo
ma \a chiquilla con convicción-. Mi cuerpo se -afir-
va a
no le ha llegado el turno a ella todavia. Falta'un páco
quedar aquí, pero yo me iré pronto con mi abuelito.
más, dice é1.
El viejo la mira largamente, con ternura. No dice
cómo es el lugar adonde nr abuelito dice que irás?
-¿Y lindo nada. Comprende que en la niña hay un convenci-
sonriente la pequeña_. miento que será muy difícil de romper. Decide ha-
Lleno -Muy
de jardines y -responde
flores de verdad. No cortadas, como blar con el médico para que dejen de hablarle a la
las que vende mi mamá. Ésas están ya muertas. No
viven pequeña de su muerte y cosas similares. También
más aquí. Dice mi abuelo que me las voy a encontrar
afiota mentalmente comentarle a la enfermera las alu-
todas en el lugar adonde voy. Todas las flores que mu_
cinaciones de la pequeña con el abuelo, por si es
rieron están allá vivas. ¿Te imaginas, Julio? _pr.gr.rt,
algún delirio relacionado con su enfermedad que
excitada-. ¡Todo ese montón de flores juntasl
¡Con sus pueda dar pistas para su cura, Decide cambiar de con-
raíces en la tierra y viviendol
¡eué bonito, ¿no?! versación.
muy bonito...
-Sí, dice que ya me tiene en la escuela, Mechi?
-¿Estás que sí. Tengo un salón grande lleno
ocupación. Me van a *Claro
poner -Me
también a buscar a niños que se están muriendo,
de
amigas.
como yo. ¡Qué bien, ¿no?!
vienen a visitar?
-¿Te
96 97
maestra ha venido tres veces. A traerme la qué te pusiste triste de repente,
tarea, -La
¿sabes? Con ella vinieron algunas de mis amigas.
-¿Porporque tu nieta no te viene aver Julio?
tc pasa?
¿Qué
y tú quisie-
¿Es
Me dijeron que rezan todas las mañanas por mi salud. ras que ella viniera?
imagino que quieres curarte rápido para re- El cuerpo del hombre se tensa como un resorte. La
gresar-Mea jugar con ellas... pequeña ha dado en el clavo: en aquel momento recor-
La carita de la pequeña se entristece. claba a su nieta, a quien poco ve, pero quien, de repen-
pero no voy a poder pues me voy a morir. te, le hace una falta inmensa. Levanta su.s ojos y mira las
-Sí,
El viejo considera contradecir a la niña; conven- pupilas de la niña a su lado, quien lo interroga, preocu-
cerla de que su idea de muerte inminente está equivoca- pada, con sus ojazos bien abiertos.
da. No obstante, se da cuenta de que poco podráhacer llama Maria, pero le decimos Mari.
para desviar la mente de la pequeña de la idea fija que -Se ¡Qué bonito! ¿Y su segundo nombre?
¿Cuál
la envuelve. -¿Mari? nombre?
es su segundo encantada por ha-
una nieta de tu misma edad-informa, tra- ber aprendido el primero. -pregunta,
tando -Tengo
nuevamente de desviar el curso de la conversación, El viejo no recuerda. Un inmenso bloque mental
evitando el tema de la muerte que tanto le honoriza. cierra su catrcza. Es poco lo que ve a su nieta y es por eso
ya sé. La hijita de tu hijo Julio. ¡Qué bien! que no recuerda su segundo nombre. Lo más seguro
-Sí, ¿Cómo es? ¿Qué edad tiene?
-salta-. ¿Dónde va a es que nunca haya escuchado el segundo nombre de la
la escuela? preguntas se amontonan en su boca. hija de su único hijo, salvo quizás en su bautizo. Pero llegó
-las
El viejo soruÍe. Le gusta la reacción de la niña. Lapre- tarde a la iglesia y se sentó en una de las últimas bancas,
fiere así, repleta de preguntas, alegre, y no con pensamien- viendo la ceremonia desde lejos y mirando constantemen-
tos de parfida. te el reloj para .ver la hora en que se podría escapar.
siete años; como tú, creo... Va a una es- no tiene segundo nombre...
-Tiene
cuela privada, de monjas. Y es tan linda como tú. Claro, -Mari que sí. Toda niña en este país tiene un
no tiene tus ojos grandes, preciosos, pero su cabello es segundo-Claro
nombre. No tengo ninguna amiga sin un se-
lindo, rubiecito, y... gundo nombre.
Se arrepiente enseguida de haber dicho eso. Obser- es tu segundo nombre, Mechi?
va la cabeza de la pequeña a su lado, con poco pelo, -¿Cuál me llamo Mercedes del Carmen
mostrando parches del cráneo por todos lados, y lo com- la niña-Yo
con orgullo. -responde
para con el cabello sedoso de su nieta. No obstante, la del Carmen... ¡Mmml ¡Qué bonito nombre!
niña no se ha entristecido. Alegre, continúa preguntando: -Mercedes
Muy bonito. Me lo decía siempre mi abuelito.
se llama? ¿Dónde nació? ¿Cuándo viene a -Sí.me llamaba Mechi. Me decía todo mi nombre:
Él nunca
-¿Cómo
visitarte para poder conocerla? Tu hijo dijo que quizá la Mercedes del Carmen . Decia que era muy bonito y que
iba a traer...
.

i
habia que usar las cosas bonitas.
I EI viejo está triste. Su cara cambia, y el dolor apa- querías mucho a tu abuelito,
|l
i
rece como una mueca en el rostro. La pequeña se da -Tú sintiendo su primer atnago de¿no?
ta el viejo, -pregun-
celos. Se sor-
cuenta y continúa con su interrogación: prende mucho de ese primer brote de sentimientos.

t
98 99
. *Lo quise... ¡y todavia lo quiero mucho! Él no
se El hombre trata de decir algo pero se le quiebra la
ha ido; está por aquí.
voz. Siente escozor en los ojos y se los restriega.
sí, perdona...
-Sí, queclaro.
como no lo puedes ver, seguro que pien_ -¿Ves?,
te estás poniendo triste de nuevo, Julio.
sas que-Esno viene. pero sí lo hace. ¡De verdadl
Por eso tengo que cuidarte y quererte, como me lo pidió
mi abuelito mientras habla, se levanta, vez co-
-Te creo, pequeña. Te creo. ¿y si me enseñas -y la muñeca de trapo sobre esta
loca con cuidado las sábanas,
cuando él viene para ver si yo lo veo? _pregunta con y se dirige a la cama de su vecino de cuarto.
una ligera sonrisa en sus labios.
linda el viejo levantando su mano-.
nunca
-Él ayerviene cuando hay alguien en el cuarto. -No,acuéstate-pide
Por favor que estás enfermita.
vino a presentarte a uno de sus ami_
guitos.-Pero
Pero ella no le hace caso, se pone a su lado y co-
Eso fue lo que me dijiste,
¿no?
yo estaba aqui, y yo mienza de nuevo a acariciat st cabeza, estavez con sus
soy alguien...
dos manos, mientras entona con suavidad las notas de
pero esperó a que te durmier as para venir.
Entró -Sí,
una canción.
con mucho cuidado- y me pidió que no hiciera EI viejo intenta \na yez más evitar aquello, pero
ruid.o para.no despertarte, ÉLtambien te
cuida, ¿sabes? y su voz sale tan débil, tan falta de verdadera intención,
me ha pedido que lo haga yo también.
que la niña no le hace caso y continúa con su arrullo. A
_ me cuides? _pregunta el viejo con asom_ los pocos minutos el hombre cierra los ojos, se duerme
bro. -¿Que
y Ia pequeña regresa en silencio a su cama.
-Sí. endijo
Me que eras una persona que había su_
frido mucho la vida. eue andibas por caminos.equi_
v,ocados, o algo así, y que, por favor,
ie cuidara mucho. cuál es el segundo nombre de Maria.
Ya comencé... -Ya sé
El viejo escucha aquello como si viniera de lejos.
no necesito que nadie me cuide!_afirma el Abre los ojos y se da cuenta de que es de día.
-¡Yodesagrado*.
vieio con ¡y menos una niñita como tú! he dormido?
¿Cómo me puedes cuidar? ¿Cómo es eso que comenzas_ -¿Cuánto Vinieron anoche-pregunta,
te ya? el doctor, la enfermera
mira hosco. -Mucho.
y también tu hijo, el que tiene tu mismo nombre, pero
-La llorando y te fui a acariciar la cabeza.
-Estabas no te quisieron despertar. Les dije que yo te habia can-
Creo que te ayudé un poco, ¿no? _responde la pequeña
tado y que te habías dormido mientras lohacia. El único
con aplomo. (lue no me creyó fue tu hijo.
I El viejo la mira. No responde nada. La
nita:
niña conti_ mi hijo? ¿Por qué no me despertaron?
-¿Vinoalterado.
mi abuelito me dijo que tú estabas muy -pregunta muy cansado y el doctor dijo que mejor
-Además,
solo. Que poca gente te quería, y que ienía que hacer
l un no te -Estabas
despertaran. Te dejaron tu comida alli *señala la
esfuerzo y quererte. pero, mira,'rrá fr. tenido
que hacer lnesa vacía-, pero se la llevaron esta mañana cuando
ningún esfuerzo y ya te quiero _y sonríe,
l' extándiendo vinieron a traerte el desayuno y todavía no te habías
sus labios y dejando ver sus dieniecitos
blancos. «lespertado.
t

t_
100 101
dormí? que me quiere poco... el hom-
-¿Tanto
mucho. Mi abuelito me dijo... -Creo -confiesa
-Sí, bre compungido.
abuelito también vino? el viejo. Te quiere mucho. Él mismo
-¿Tutambién vino -interrumpe
la pequeñ a con na_ -No. dijo eso? ¿Por qué te lo dijo? me lo dijo.
-Sí, Entró apenas-responde
turalidad-. los demás se fueron. Él sabe -¿Te se lo pregunté; por eso.
cuando nadie más va a venir al cuarto, y llega a esa hora -Porquepor qué se lo preguntaste?
para que podamos conversar largo. Así como lo estoy -¿Y mi abuelito me dijo que poca gente te
haciendo contigo. Largo... quería,-Porque
y tenia curiosidad por saber si tu hijito, perdón:
más te dijo? -sonríe. ¡hijote!, era uno de ellos.
-¿Qué con él a otros dos
-Traiodentro de poco. Unade los niños que vendrán
a buscarme -Todo
hijo quiere a su papá
-afirma
el hombre
niñita, más chiquita que con convicción.
yo. Murió de fiebres hace como dos años, y un niño laigo Eso a veces no es así la niña
y delgado. Parece un palillo de dientes ríe. -No.
con seriedad. -responde
murió el niño? -se
-¿Cómo ¿Y por qué no?
sé. No me lo dijo. Se lo preguntaré esta noche. -¿No?antes no quería a mi papá. Era
-No no te preocupes. muy malo.
pregunté sólo por curiosi_ Llegaba-Yo borracho a la casa y le pegaba a mamá; y, a
dad. -No, veces, a mi y a mis hermanos también.
todas formas se lo preguntaré. Ahora yo Una imagen del pasado entra en la memoria del
quiero-De
saber... sonriendo. viejo. En ella está él con la correa levantada, pegándole
-comenta
ahora, dime, ¿cuál es el nombre comple_ a su hijo que se refugia indefenso en una esquina. pue-
to de -Bueno,
mi nieta? de ver su cara como en un espejo. Está distorsionada
la hlja de tu hijito Julio? ¡fa, ja! No por la ira. El pequeño grita pero la correa sigue cayendo
sé por-¿De
qué le digo "hijito" si es más alto-ríe_.
que tú. inflexible sobre su cuerpo.
sabes que es más alto que yo? Nunca me El hombre sacude st cabeza. Pregunta:
-¿Cómo
has visto parado. qué quieres a tu papá ahoru? ¿Deió de to-
estabas dormido él se acostó en tu cama, mar? -¿Por
"para -Cuando
esfar más cerca de ti,,, dijo, ¡y los pies le quedaron Sigue con ese vicio. Pero mi abuelito me
salidos allá afueral la parfe final de la cimay rie enseñó-No.
que papá tiene una enfermedad muy mala. y
de nuevo. -señala
que eso lo hace tomar. También me explicó que lo que
acostó en mi cama? incrédulo. hace no es culpa de é1. Le pedí que ayudara a mi papá.
-¿Se que sí. yo
misma -pregunta
lo vi. También le pedí que lo hiciera venir aquí, al hospital, a
-Claro
¿En esta cama? ¿Conmigo? despedirse de mí.
-¿Aquí?alli mismo
-Si, puede ser -señala la cama. el viejo. -¿A
despedirse? ¿Pero tú adónde crees que vas,
-No que sí. Él-concluye chiquilla? el hombre con impaciencia-. No
es tu hijito, perdón: ¡hijore! Te -preguntafavor quítate esa idea de tu cabezat.
te vas a morir. ¡Por
quiere-Claro
mucho. con convicción.
-añade
102 103
digo que no saldré
La niña sonríe. Decide no decir nada. Cambia de
ella con-Tefirmeza, sin perder la de este hospital
-insiste
seriedad en el rostro.
tema.
saber cómo se llama tu nieta o no? El viejo notala determinación de la pequeña y de-
-¿Quieres
coquetamente. cide no continuar con el tema. Nuevamente trata de des-
-sonríe
El viejo la mira. Sonríe él también. viar la conversación:
que quiero saber el nombre completo de que mi hijo vino a verme, ¿no? ¡eué sorpresa!
-Claro -Así
La cara de la niña se suaviza:
mi nieta, Mechi. Ahora que sé el tuyo entero, Mercedes
del Carmen ¿no?-, me toca saber el de María. Y estuvimos hablando un rato largo. Me
-lindo,
para una sorpresa. ¿Estás listo?
habló -Sí...
mucho de ti.
-Prepárate te dijo que soy un ogro.
-Sí. -Seguro
La pequeña ríe.
de las Mercedes. Ése es el nombre com-
-Maria
pleto de tu nieta. tanto así, pero sí me dijo que tienes muy mal
-No
carácter, y que siempre haces lo que quieres, sin que te
de las Mercedes? ¿Mercedes, igual que tú?
-¿Maria
igualito que yo. ¿Qué te Parece? importe lo que piensen o sientan los demás.
-Sí, casualidad! ¡Esto es muy bueno! Elviejo se pone serio ante lacrudezade la afirmación.
-¡Qué que sí. Ahora quisiera conocerla. verdad te dijo eso?
-Claro -¿De y añade- y, además, me di¡'o
Por supuesto. Cuando salgas del hos-
-¿Conocerla? -Síun-responde;
que eres cascarrabias que te pones bravo por todo...
pital te llevaré a conocerla.
La niña cambia el semblante. Dice: queda pensativa-. Y también me dijo que nun-
-se
ca los Yas a visitar.
que no saldré del hospital, Julio' Ya
-Acuérdate
tú lo sabes quisiera que los fuera a visitar?
-insiste. -¿Él
con sorpresa. -pregunta
yo no creo eso, Mechi. Claro que saldrás. Y
-Pero
serás una jovencita muy linda, que crecerás, te convertirás claro. Pero me dice que siempre estás ocupa-
en una mujer muy elegante, y te casarás y tendrás otros do en -Sí,
algo. En la oficina o con una muchacha que tienes
niños igual que tú. por aquí y que te saca mucho dinero.
quiero tener hijos... eso te dijo mi hijo? pregunrando
-No qué? Son muy lindos. -¿Todo
con asombro. -sigue
-¿Por ha sufrido mucho conmigo y con mis her- Y también me dijo que no lo dejabas trabajar.
-Mimamá Que
-Sí.
te metías en rodo. Que él decia algo y fú rápida-
rnanos. No quiero sufrir como ella lo ha hecho. Lahapasado
muy mal. mente se lo corregías. Que tenías miedo de que él pu-
Lacarade la pequeña ha perdido su matiz de niña y ha diera hacer las cosas mejor que tú.
adquirido una seriedad profunda que la hace parecer mucho El viejo empieza a sentir rabia.
mayor. que mi hijo te mencionó todas esas co-
sas para-Seguro
que tú me las repitieras, ¿no? su rostro
piensas ahora. Porque has visto mucho sufri-
-Así
miento a tu alrededor el viejo con dulzura-. Todo intentando encontrar una respuesta. -mira
-dice
cambiará cuando seas grande. Te enamoratásy fe casarás. Ve solamente una sonrisa inocente.
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La ¡iira resPonder usted lo dice, señor. Si usted lo dice...


Julio. Claro que no. Yo fui la que le pregun- menta-Sila mujer no muy convencida.
-§s,
té cómo eras tú. comes cangrejos? la niña con cu-
el viejo, -¿Tít
riosidad. -pregunta
piensas ahota de mí?
-¿Qué -pregunta un dicho la enfermera anticipán-
preocupado.
-
Igual ella sonriente-' Aun- dose al-Es -responde
viejo-. Aunque tu compañero de cuarto debe
-Nada. -responde
que ahora sí pienso que mi abuelito tiene razón y que de estar acostumbrado a comer cangreios, con capara-
necesitas ayuda. zón y todo, y muchas otras cosas. ¿No es así, señor
no necesito ayuda-contesta el hombre con Yargas?
-Yo
aspeÍeza. El viejo gruñe. No responde. El buen humor que
que sí la niña-' Estás muy triste tenía desaparece como por encanto y es reemplazado
-Claroalegratte.-afirma
y necesitas por su hosquedad habitual, que desciende sobre él como
El viejo no responde nada. Piensa: "¿cómo es que una camisa de fuerza, oprimiéndolo y no dejándolo ser
siempre mis conversaciones con esta criatura terminan feliz.
en temas profundos?" Decide callarse' Vuelve st cabeza eso verdad, Julio, que te comes los cangre-
jos con-¿Es
caparazón y todo? la niña.
y se pone a mitar Por la'ventana.
señora no tiene-insiste
idea de lo que está hablan-
do -Esa con tono agrio.
-responde
La enfermera entta. Es la que tiene el rostro bonito' La La enfermera detecta el enfado y dice, todavía son-
en el turno de la mañana' riendo:
' --6 r.r,siempre
que aparece
veo! sonriente-' ¿Mis dos señor Vargas. Parece que le quité su
¡qré
pacientes en silencio? ¿Es
-exclama
que no tienen nada de qué con- buen -Perdone,
humor.
versar? Y dirigiéndose a la niña, explica:
y yo estábamos hablando de muchas co- que tu vecino quiso es que dentro de él
-Julio la niñita' -Lobueno, como la carnedecir
hay algo del cangrejo y la pulpa
sas. Nos acabamos de callar
-anuncia
se puede saber de qué hablaban? la del banano. Es un dicho lo que dijo. ¿Sabes lo que es un
-¿Y -pregunta dicho?
mujer.
muchas cosas nuevamente la sé que denrro de Julio hay algo muy bueno.
niña-.-De
-responde
Él es muy simpático y le encanta conversar' Por eso-Yo
quiero que sea mi amigo. Que juguemos, antes
ah? la enfermera, mientras le de que me yaya.
-¿Simpático, -dice
lanza al vieio una mirada cargada de sospecha' La mujer se pone seria. Se acerca ala niña. Le pasa
que sí el hombre-' Soy de la una mano por la frente y le acaricia el poco cabello que
-Claro -responde
clase de persona que por fuera es agtia, pero que por tiene.
dentro *.ry dulce. Como el banano o el cangrejo: hay eres muy fuerte, Mechi. No sé cómo lo ha-
"t
que quitarles la cáscata o la capatazón para deleitarse -Túeres una de las personas
ces, pero más valientes que
con su interior conozco.
-sonríe.

t
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En eso el viejo llama: es así la mujer con
-Lamentablemente
resignación-. En lavida suceden-responde
Acérquese, Por favot. estas cosas. No sabe-
-Enfermera.
La joven abandona la cama de la niña y se acerca mos por qué, pero suceden. Dios algún plan tendrá...
a la del viejo. ¿Dios? ---exclama el hombre con furia_. Si
la niña. -¿Dios?
Dios permite cosas como ésta entonces, ¡es un hijo de putal
es un dicho?
-¿Qué te explico, pequeña -pregunta la mujer ¡No diga esas cosas, señor! la enfer_
-Ahora -responde -¡Ay! se persigna-. Es
mera mientras -dice y Dios lo
mientras se coloca al lado del accidentado. una blasfemia
Éste le hace una seira para que se acerque. La mu- puede castigar por ello.
jer, curiosa, se inclina sobre el paciente y acetca su cara me ha castigado lo suficiente. ¿No lo ve?
a la de é1.
-Yael yeso.
preguntarle algo.
-señala que tener resignación, señor.
-Deseodesea saber, señor? con cautela.
-Hay
En eso la niña interviene en la conversación:
-¿Quéniña a mi lado habla-responde constantemente de su por qué? ¿eué es lo que pasa?
muerte.
-'La
Alega que el doctor y una de ustedes Ie informa-
-¿Resignación
La mujer se levanta, avanza hacía la enferma y le
ron que va a morir. No le dijeron eso, ¿verdad? dice mientras la arropai
La mujer no responde enseguida, Medita 1o que va nada, Mechi. No te preocupes, El señor y yo
a decir. Al fin explica:
-Por
estamos hablando de algo sin importancia.
como política en este hospital no ocul- hablando de mí, ¿verdad?
-Tenemos -Están
La mujer no responde. Se acerca a la frente de la
tafle nada a nadie, ni siquiera a los niños.
me quiere decir con eso? el pequeña y la besa. Se vuelve hacia el hombre, camina
-¿Qué -pregunta
viejo irritado-. ¿Que la niña se va a morir, y que ya se hacia él y se despide diciendo:
lo informaron? tengo que ir, señor Vargas. Sólo quería revi_
Así es la enfermera con suavidad'
-Me
sar que todo estuviera bien,
-Sí. -responde
El viejo la mira asombrado. Mueve la cabeza y Camina hacia la parte baja de la cama y ajusta el
observa alantñ,a. Fija sus ojos de nuevo en el rostro de aparufo en el cual está suspendida una de las piernas
la mujer a su lado. enyesadas. Pregunta:
pequeña..., Mechi.,., va a morir? ir al baño? puedo traer una de las bacini_
-¿La -pregunta llas, si-¿Desea
así lo desea.
de nuevo, moviendo la cabeza de lado alado.
le dije que así es la muier, mantenien- gracias... el hombre con desga_
do su -Ya
tono suave.
-dice no-. -No,
Acérquese, por-responde
favor, que quisiera preguntarle
El viejo se siente mareado, El techo parece dar un asunto más.
vueltas sobre é1, y la cama debajo se mueve como si ver, usted dirá *responde la enfermera mien_
fl.otara entre olas encresPadas. tras se-A
coloca al lado del viejo.
puede ser posible? el hom- es lo que tiene la pequeña? en
-¿Cómo de que-pregunta
la niña escuche lo -¿Qué No puede ser
un susurro-. tan malo para-pregunra
bre en un susurro, temeroso que no haya
que están conversando*. Tan joven.'. curación, ¿no? con un dejo de esperanza.
-termina
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sí lo es la mu- lo es tanto. para el enfermo, digo. General_
jer*. -Lamentablemente -responde
Se trata de un caso malo de Leucemia Linfoblástica mente-Noestán muy tranquilos, como Mechi _ambos mi_
Aguda en estado avanzado. Nada se puede hacer por ran a la niña, quien retorna sonriente las miradas_. Son
ella. los familiares los que se desesperan. y muchas veces
El viejo dice con furia: son los mismos enfermitos quienes los consuelan.
que no si la tienen alli tirada, como un enfermos consuelan a su familia? _pregunta
perro,-¡Claro
sin nada salvo una miserable venoclisis! ¡Debe- -¿Los
el viejo con asombro.
rian de haber máquinas rodeándola; ayudándola a com- Aunque le parezca Íaro, así sucede. Son los
batir su enfermedad! niños -Sí.
quienes consuelan a los padres, y no lo contrario.
La enfermera sonríe con tristeza. Continúa con su Pareciera que ellos ya saben lo que les va a suceder.
tono cargado de resignación: Como si por un medio extraño de comunicación a ellos
hicimos todo lo que pudimos, señor Vargas. se les infc¡rmara que la muerte les va allegar. y la espe-
-Ya
Llevamos varias semanas en ello. El doctor llegó a la ran muy tranquilos. Algunos con regocijo y hasta impa_
conclusión de que perdimos la batalla. La niña está al ciencia.
borde del final. regocijo e impaciencia? *laperplejidad del
no parece con énfasis-. Mírela... hombre -¿Con
aumenta.
-Pero, -dice
No parece que está cerca del momento de su muerte y es por eso que no tememos informarle la
señala. verdad-Sí,a un niño. para ellos el concepto de Ia muerte es
-la de mí, ¿no es verdad? que la diferente que para nosotros. No reviste la gravedad que
-Hablan
niña dice. -escuchan nosotros le concedemos. Es algo más natural, más...
déjanos hablar un momento solos, por El viejo interrumpe con furia:
favor -Mechi,mujer se vuelve y le dice*. Los grandes tene- los niños
-la a ello.
mos derecho -¡Acómplices dehaynuestros
hacerlos
que protegerlos, cuidarlos, no
fracasos! ¡Si este hospi_
Se dirige de nuevo al viejo y agtegal tal no tiene los medios para salvar a un niño, entonáes
muerte de enfermitos de esta clase de leuce- que los consigan, o que lo manden a otro hospital!
mia no-La se da por la enfermedad en sí. Cuando ésta está La niña interviene y dice:
1o suficientemente avanzada dentro de un cuerpo, debi- trataron de salvarme, Julio, pero no pudie_
lita el sistema inmunológico y el paciente muere de otra ron. Me-Ellos
toca morir. Lo que tengo adentro nadie lo pue_
cosa, principalmente por infección del pulmón, o del de curar.
tubo digestivo. Por bronconeumonía o gastroenteritis. Ambos miran a la niña. El viejo se asombra de lo
Algunos mueren con hemorragias muy intensas pot falta que escucha. La enfermera le dice a la pequeña:
de plaquetas para la coagulación. Defecan y orinan san- todo 1o que pudimos, Mechi. Lo siento
gre. Les sangra el cerebro. mucho. -Hicimos
horrible...!----es todo lo que el viejo logra decir. te preocupes...
-¡Qué
La mujer dibuja otra de sus sonrisas cargadas de -No que sí, MechiLo sé, y mi abuelito también.
-Claro la mujer acer_
tristeza. cándose -responde
a la cama de la enferma y acariciándole los
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cabellos-. Yo sé que tu abuelito tarnbién sabe que hi- gre. ¿Qué sucedería si fuera usted el que estuviera a punto
cimos lo que pudimos. de morir? ¿Ah?
el viejo-; ¿también le con- El viejo va a contestar, pero la pequeña se adelanta:
-Mechi
taste a ella
-pregunta
.-señala a la enfermera- que tu abuelito sea el turno de Julio, yo voy a ser una
muerto te visita? de las-Cuando
que lo vengan a buscar.
Es la mujer quien responde: El viejo detiene la frase que está a punto de brotar de
que sí. Todos aquí sabemos que el sus labios. Parece como si le hubieran ásentado un puñe_
-Claro
abuelito de Mechi la visita todas las noches, ¿no, tazo en plena boca.La enfermera empiezaacaminarhacia
Mechi? la puerta y a medio camino se detiene, se vuelve y dice:
por supuesto la niña con entusias- está, señorvargas, Asuntos como los que acaba
mo-.-Sí,
Y también saben -responde
que son muchos los niños que -Ahí
de mencionar Mechi son sobre los que usted debería medi_
vendrán a buscarme, y que mi abuelito yaha comenzado tar mientras está aquí con nosotros *y continúa su camino.
a presentármelos. El hombre se derrumba sobre su almohad a. Mira a
El hombre mira a la enfermera con una expresión la cama de al lado, y Mechi le devuelve la mirada junto
de perplejidad. Ella sonríe y explica: con una de sus mejores sonrisas. También levanta una
es la primera vez que niños moribundos mano y le envía un saludo cargado de picardia.
-No
hablan de otros niños que los vienen a buscar, señor
Yargas. Es mucho más frecuente de 1o que pensamos.
Múltiples casos suceden, y en este hospital son comu- El viejo aparenta dormir pero está despierto. Tiene los
nes. Entre los que tratarrtos niños en estado terminal, lo ojos fijos en la ventana. Observa el paisaje. Trata con su
consideramos algo natural. mente de escapar de su lecho de hospital, salir por la
natural? el hombre con irrita- ventana y penetrar en una de las casuchas que se vén a lo
ción-.-¿Algo dónde -pregunta
estoy? un hospital o en un mani- lejos. "¿Qué otros dramas ocultarán esas paredes?,,, se
¿En ¿En
comio? pregunta. Todavía no se recobra de la impresión que le
supuesto que en un hospital, señor Vargas. ha causado el saber de la muerte inminente de tvtechi. La
Pero, -Por
mientras está aqul sin hacer nada, ¿por qué no [ra- niña lo ha llamado varias veces desde el lecho de al lado,
ta de abrir su espíritu a cosas diferentes a las que está pero él no le ha respondido. No puede. Verse de nuevo
habituado? frente a frente con aquella niña repleta de sangre fría,
a qué? el viejo con ironía-. sabiendo ambos que ella muy pronto morirá, está más
-¿Como -pregunta
¿A fantasmas, muertos que hablan y supersticiones por allá de sus fuerzas. Él intentó hablarle cuando vinieron a
el estilo? limpiarlo y ella se dio cuenta de que estaba despierto. La
a que usted no es el centro del universo, pequeña 1o saludó, pero cuando se propuso contestarle,
-Como
ni siquiera una de sus estrellas; y que existen otros asun- los ojos se le aguaron y la cara se le áesáompuso. Viró su
tos más interesantes que la vida que lleva. Como que rostro para evitat que la pequeña y la enfermera que lo
esta niña linda que est^ aqui *abraza a la niña- está a lavaba se dieran cuenta de su estado anímico, páro la
punto de morir, y no está deprimida; más bien está ale- mujer enseguida notó su desolación y la niña también.
1.12 tt3
Lo mismo sucede cuando llega el almuerzo. El vie- *¿No me escuchó? *pregunta el viejo con firme_
jo no contesta cuando el auxiliar que trae la bandeja con za-. Le dije que necesito que telefoneé a mi abogado.
su comida lo sacude levemente en el hombro, diciendo siento, señor, pero eso no es parte de mi tra_
al mismo tiempo : "¡despierte, señorl ¡Aquí está su comi- bajo -Lo el joven, molesto por.itorro del viejo.
-responde
dat" Cierra firmemente los ojos y vitala cara. El auxiliar El viejo reacciona. Se da cuenta de que en aqúel
trata de nuevo y la irritaciÓn del viejo aumenta. Est^ a lugar tiene que utilizar otras tácticas.
punto de insultar al hombre, cuando oye que la niña *Perdone poniendo caru de arrepentido_.
dice, dirigiéndose al ioven: Es que tengo algo -dice,
muy urgente que decirle a-mi aboga_
a Julio, por favor. Está muy cansado. Tuvo do, ¿Me podria hacer el favor de llamarlo por mí?
, -Deje
u¡a mala noche. El auxiliar lo mira con sospecha. Se ha enterado
Ii
el recién llegado mientras de la fama de soberbio e iracundó qre tiene el señor en
-Bueno -responde
coloca la bandeia en la mesa entre las dos camas-' el hospital, y no siente hacia él otra cora que desagrado.
H Apenas se despierte, por favotllama a la enfermera para qué debería hacer yo eso? _pregunta con
que le alcance la bandeia, ¿está bien?
-¿Por
desgano.
que sí. trata de una cuestión de vida o muerte. Está
-Claro
Apenas el hombre parte,la pequeña dice, dirigién-
-Se con Mechi
relacionada señala con la barbilla.
H dose a su vecino: El joven duda, No-laestá seguro de que deba hacer
sé que no estás dormido. Estás triste, y por el favor, pero mencionó a Mechi, y la niña es muy que_
eso no
-Yo
quieres hablar. No te preocupes' Yo voy a cuidar rida por todos en el hospital. Al fin asiente con la .jb._
de que nadie te moleste. za, mienúas dice:
H
El viejo no responde, pero se siente mucho más está bien. Deme el número de su abogado.
-Bueno,
ll desolado después de escuchar aquellas palabras' El viejo se lo dicta y añade:
favor hágalo rápido. Como le dije, es cues-
-Por
tión de vida o muerte.
El hombre continúa observando por la ventana. Ya no El auxiliar se limita a mover la cabeza de arciba a
llora. Su tristeza ha disminuido. Una obsesiÓn maniaca abaio una vez.
se ha apoderado de é1: espera con ansia el sonido de mil...
-Gracias
alguien abriendo la puerta, Necesita mandar un mensa- Él mismo se sorprende de esa reacción suya, En
je. Al mismo tiempo observa con intensidad el paisaie otro tiempo y en otro lugar jamás hubiera dado las gra_
de casas pobres colgadas en la distante loma. Por fin cias, ymenos a un simple empleado. pero aquellas ,,gracias,,
alguien visita el cuarto. le han salido del fondo de su ser. Está de verdad ágrade-
favor, ¿puede llamar,por teléfono a mi abo' cido a aquel hombre por aceptar llamar a su abogado,
-Por
gado? Es urgente pide al hombre que entra a reco- acción que en su oficina hubiera pedido a su secretaria
-le
ger la bandeja de alimentos. sin siquiera añadir un ,,por favor,,.
si no ha comido nada el hom- Se le ocurre, de repente, que envez de su aboga_
H -Pero en -comenta do, quien siempre está ocupado, sería mejor llamar a=su
bre cuando toma la bandeja sus manos.
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secretaria. El auxiliar ha abierto la puerta y está a punto ve pálida, con una debilidad que se manifiesta
-f\aca, en el
de desaparecer por la abertura. Llama: esfuerzo que tiene que hacer para tener leva ntadala
cabeza,
¡Por favor! ¡Vuelva un momento aquí! te sientes? _pregunta
-¡foven!
Se oye un sonido de platos sonando unos con otros. -¿CómoMuy
*Bien.
. bien. ¿y tú? _responde la niña son_
La puerta ha golpeado la bandeja. El auxiliar regresa. riendo con esfuerzo,
*¿Qué más desea, señor? con tono me siento igual que esta mañan a. La verdad,
molesto. -pregunta -Yonada
no siento debajo de este yeso. pero tú te ves can_
joven. Pero en vez dellamar a mi abo- sada. ¿Te sientes bien? de nuevo, con algo
gado,-Perdone,
¿podria, por favor, telefonear a mi secretaria? Se de preocupación. -pregunta
llamaMaria Eugenia. Dígale que venga al hospital lo antes sienro bien, Julio. ya te dije...
posible. -Me
La voz de la pequeña brota con esfuerzo.
El vieio
Le da el número. El auxiliar asiente y desaparece lo percibe y dice:
por la puerta. No alcanza a oír cuando el accidentado no te sientes bien, Mechi. pero no te preocu-
le dice en voz alta: -Tú
pes, Te voy a conseguir un buen médico para que te
*¡Gracias! ¡Muchas gracias! cures.
tengo un buen doctor. Trató de curarme,
-Aquí
pero no puede. Nadie puede...
El hombre se ha sehtido muy bien dando las gracias.
Recuerda a Maúa Eugenia, su secretaria. Baja, gordita, -No digas
Hay doctores
eso
en otros-afirma
el viejo con convicción_.
lugares que saben más que estos
eficiente. Ha estado con é1 por una_eternidad. Tampoco de aquí. Tienen máquinas gruná", _extiende su
mano
ha venido a verlo. ¡Qué extraño! Pensaba que dentro de sana hacia lo alto intentando dernostrar lo grande
de ras
ella existía algo de afecto hacia é1, no una simple rela- máquinas-, que ven dentro de ti y t. puád., curar.
ción de trabajo. No obstante, enseguida recuerda sus *Aquí también rienen máquinas grandes
gritos, sus cóleras, sus insultos cuando algo no era de su ponde la niña-. Usaron una de é"a" p^ra tratar
de cu_
agrado; la cara de Maria, a punto de llorar pero contro- rarme, pero no pudieron,
lada, eficiente. Una vez, enuna fiesta de la oficina, cuan- el otro lugar será diferente. ya verás,
do algunas copas de vino habian hecho su efecto, ella le -En
La pequeña medita por unos instantes. Enseguida
confesó que necesitaba ese trabajo; que se sentía horro- pregunta:
rizada por la posibilidad de algún día quedarse sin é1, ya me curo, ¿entonces no me voy a ir con
-Si *responde mi abuelito?
vieja, cansada, con pocos años por delante antes del *No el viejo con énfasis_. Te vas a
-
retiro. El viejo sonríe amargamente, para sí. Escucha la quedar con tu mamá y tus hermanos.
voz de la niñra que le dice: La niña no dice nada. piensa, El viejo agregai
sonriendo, pero también estás triste. ¿En a poder crecer. Vivir muchos años y t.rr.,
-Estás
qué piensas? -Vas hi¡'os.
tus propios
El hombre lamira con temura. Piensa que es laúnica Ella continú,a callada. Mira al hombre con algo
de
persona en aquellos momentos que se pfeocupa por é1. La confusión. De repentg pregunta:
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no voy a poder venir a buscarte cuan' tenías bastante
-¿Entonces -AyerRecuerda que me fiebre, ¿no?
tuvieron que inyectar...
do te mueras tú? -Sí. sí...!
El viejo es ahora el sorprendido. Ttata de balbu-
-¡Ah,
El hombre concluye que
cear una respuesta; ha encontrado una expli-
Claro que no. Es que... cación a las visitas del abuelo: la fiebre,
-No...
La niña continúa: Se quedan unos minutos en sileneio. Ambos pien_
en fin... De todas formas mi abuelito me san. La niña desea hablar, Espera. Al fin se decide y dice:
dijo -Bueno,
que yo no podria venir a buscarte, a menos que te *No quiero que me lleves a otro lugar, Julio,
portuias mejor. Ya¡ a ser otros los que te van a recibir El hombre gira su cabeza. Fija sus pupilas en ella.
cuando te mueras. quieres irte de nuevo a vivir con tu mamá?
el viejo sorprendido.
-¿No
¿Sanar y poder acompañarla?
-¿Otros? -pregunta
otros. Que viven en otra parte. Lejos de mi abue- que sí *responde ella*. pero allá donde
-Claro
lo. Mi -Sí,
abuelito me dice que son muy feos. Pero no te pre- me vas a llevar, no me van a poder curar, y voy a estar
ocupes... Le dije que de todas maneras te voy el venir a muy solita.
buscar yo también. No te puedo dejar solito con esa gente vas a estar solita. yo te voy a acompañar.
tan horrible; tú que has sido tan bueno conmigo, ¿no?
-No
La niña sonríe. Señala el yeso que cubre la parte
La tez del hombre se torna pálida. Se vuelve hacia inferior del cuerpo del hombre:
la pequeña y le pregunta suavemente: vas a poder moverte con todo eso que
ves a tu abuelito, Mechi? tienes-¿Cómo
encima?
-¿Cómo
La niña sonríe. ResPonde: El viejo recuerda su inmovilidad, pero responde
igualito a cuando vivía con nosotros, sÓlo con energía:
-Está
que ahora es más brillante' Lo veo mejor cuando me importa! Voy a ver qué hago. Lo más seguro
enfermo más.
-¡No
es que me mudo contigo al otro hospital;
¡con cama y todo!
es eso? el hombre sin com- Ella amplía su sonrisa. Le gusta lo que le düe ese
-¿Cómo
prender.
-pregunta señor. Pregunta:
- ejemplo, ayer, cuando me sentí tan mal, con mi mamá? ¿Me podrá ir a visitar allá?
-Por -¿Y
*Claro
esa tos y fiebre, lo vi más parecido a cuando estaba en que sl. Se puede hasta mudar contigo,
la casa con mi mamá y mis hermanos' Sólo que ahora vamos a pedir que tengas un cuarto para ti solita, y que
tiene como una luz que sale de é1. le pongan una cama para que tu mamá pueda *rtui *ár_
Se queda pensativa. Recuerda algo y agrcgai tigo todo el dfa.
Se me olvidaba..' También es transparente' no puede la niña con tristeza_. Tie-
Puedo -¡Ah!
ver a través de é1. Es algo cómico, ¿no? ne que-Ella -dice
vender flores para poder comprar la comida de
no habrás soñado esas cosas, Mechi? mis hermanos.
-¿Tú que no!-responde alegre*. Estaba bien no es problema el viejo con de,
-¡Claro -Eso Yo me encargo
terminación-. -continúa
despiertita. Poco después de que él se fue, tú abriste los de conseguirle la comida
ojos y hablamos... para que pueda estar contigo.
118 TT9
La cara de la pequeña demuestra alegria. De pron- lahizo mi abuelito _explica la niña_. Está
to se ensombrece. hecha-Me
con pedazos de tela que cortó de nuestra
ropa
tú? ¿Dónde vas a estar tú si mi vieja.
mamá-¿Y
-pregunta-.
está conmigo en el cuarto?
. El viejo mira otravezel bulto de telas. Lo ve raído,
El viejo sonríe. te gusta lo que esa criatura dice. deteriorado.
Responde: te compro una muñeca nueva. Con rostro
puedo estar en el cuarto al lado del tuyo.
- -Mejor
de verdad y trajes bonitos _ofrece.
-Yo Julio. Quiero estar junto contigo para que La pequeña sonríe. Mueve su cabeza de
-No,convqrsar. Me caes muy bien, ¿sabes? lado alado.
podamos prefie¡o ésta. Me la hizo
El hombre se ruboriza. Su cara, usualmente páli-
, .._-No -responde_.
abuelito especialme
mi
nte para mí.
da, adquiere tonalidades rojizas. Responde contentor El hombre mira de nuevo la muñeca pobre,
y de_
---Te agradezco mucho que quieras estar conmi- cide no insistir.
go, Mechi. Entonces conseguiremos un cuarto bien gran- _contesta_. puedes llevar tu
-Bueno muñequita
de para que podamos estar tu mamá, tú y yo. ¿Qué te de trapo.
parece? una sonrisa, La niña sonríe. Está contenta.
-esboza
parece muy bien la pequeña-. El viejo decide no hablar más. Cierra los
-Me -responde ojos. El
¿Cuándo nos mudamos? silencio se apodera de la rccámara.
esperando que venga mi secretaria. Ape-
-Estoy
nas llegue, le voy a dar instrucciones para el cambio.
tomar alcohol? _pregunta la niña.
-Bueno... ¿estamos de acuerdo?
-¿Necesitas
El viejo se sorprende. Tarda en responder.
-Entonces, Al fin
contesta con otra pregunta:
-sí... qué piensas
-¿Por le pediste eso?
,botellas
..-Pgrque a mimamáque te trajera unas
Pasan unos minutos en silencio. Al rato la niña pregunta: de ron, y sólo si alguien necesita tomar ron
pediría estando en un hospital.
lo
llevarme mi muñeca al hospital nuevo?
-¿Puedo
señala.
-la El viejo mira con curiosidad aquel bulto de tela de
-No, no
suavidad-.
es así, Mechi _responde el hombre
con
A mí me gusta el licor, pefo no lo necesito.
diferentes colores y tamaños. Se lo pedí porque me da placer
el toÁarlo. Además, estoy
un muñeco o una muñeca? aburrido y no tengo nada más que hacer.
-¿Es -pregunta.
La pequeña, orgullosa por el interés demostrado *Mí papá también decía eso.
eue no necesitaba
el licor. pero mi mamá dice que fue ei alcohol
por el viejo, la levanta y se la muestra: qri"n ,"
una muñeca, por supuesto. lo llevó. No otra mujer; .ro .,o. Fue el alcohol.
-Es b, ;.";
El hombre la mira, y no logra distinguir ningún que otras mujeres, dice mi mamá.
rastro femenino. a tu mamá,Mechi. Haypersonas que
lo único que logra decir. -Comprendo
no pueden vivir sin beber.
-¡Ahh...! -es
t20 L2r
sí puedes vivir sin beber? la nifta, emociones que tiene muy adentro y que nunca ha que-
fijando-¿Tú
sus ojos grandes en las pupilas -pregunra
de su vecino. rido perturbar. Recuerda a su amigo y sus interrogatorios:
El hombre desvía sus ojos. Medita. "¿Puedo yo vi- '¿Has_ querido alguna vez detener la bebida
por-comple_
vir sin beber?", se pregunta. to, obajat su intensidad, sin lograrlo?',; y,,¿por."um d.
Recuerda sus insistentes miradas al reloj, contan- la bebida has perdido alguna iez la memoria?,, Nueva_
do los segundos para que llegue la hora de su primer mente acepta que en ambas ha fallado en su respuesta.
trago. Él tiene reglas estrictas: nada de alcohol antes de "¿Seré un alcohólico?',, se pregunta. Si lo
es, grun p^i.
las seis de la tarde. No es uno de esos borrachos que de-sus amigos y de la humanidad caen dentro
amanece bebiendo y que se acuesta en la noche habien-
de esta
definición. El licor abunda. Tiene incontables adeptos,
do consumido un par de botellas de licor fuerte. No y es utilizado por demasiadas gentes para curar
sus tris-
obstante, sí bebe todos los días, y comienza a las seis de tezas y olvidar sus preocupaciones,
la tarde; en punto. Dondequiera que esté, su cuerpo le La niña no insiste en el tema. pregunta ahora:
señala que la hora de empezar ha llegado, y sus tripas estás callado porque te preocupa que
anticipan el baño cálido del líquido color caramelo, ron -Entonces,
no encuentres tu maletín, ¿no? _y lo mira con o¡os car_
aieio,lanzando sensaciones de tibieza que trepan por gados de inquietud.
su garganta produciéndole un escozor y una sed espe- El viejo lo nota y sonríe. Trata de calmarla:
cial. Él sabe que son las seis de la tarde, sin tener que ahora me he olvidado de mi bebida y de mi
mirar el reloj o preguntar por la hora. Sus tripas se lo maletín,-Por
Mechi con ternura_, Estoy meditabun_
recuerdan pidiéndole ese primer trago; y a partir de esa do porque me -dice preocupas tú. euiero sacarte de aquí y
hora comienza el hartazgo, sin excepción. Nunca sabe llevarte a un lugar en donde te-van a curar.
cuándo su cüerpo logrará tranquilizarse solamente con es ,,meditabundo,,? _pregunta la pequeña
dos o tres bebidas en la panz,a, o cuándo su sed se tor- -¿Qué
con incertidumbre,
.naráinsaciable y lo obligará avaciar muchos vasos, uno El vieio sonríe, Nuevamente le asombra aquella
tras otro. Cuando ése es el caso sentirá, primero, una niña, tan madura, pero tan ingenua a la vez.
alegria momentánea, ligera, volátil, y después, una pe- estar así como
estoy yo; entre triste y pensativo.
sadez intolerable, una rabia sórdida que lo hará k en -Es que estás triste y pensativo por mí?
contra del mundo, obligándolo a tomar más licor para -¿Asíasí es.
ffatar de alejar el malhumor y recobrar el estado de con- -Sí, me gusta,
tento anterior. -Eso gusta?
vivir sin beber? la niña -¿TeMe gusta
-¿Puedes -pregunta mucho
de nuevo. -Sí.
El malhumor del viejo-sonríe.
comienza ha deshacerse.
El hombre la mira. La observa seria, meditativa, Continúa:
esperando la respuesta con interés. "¿Cómo puede una voy a pen§ar bastante en ti, y voy a
criatura tan pequeñahacer esta clase de preguntas?", se ayudar-Entonces
para que te curen. ¿eué te parece?
cuestiona. Ésas son pesquisas directas al corazón, que bien! bien!_responde la niña con en-
escarban en la miasma de su ser, haciendo que surjan -¡MuyAunque¡Muy
tusiasmo-. va a ser muy difícil que me curen.
r22 r23
qué estás tan contenta si no piensas que te El viejo no respondg. No puede. Siente
puedes-¿Por
curar? el hombre con perpleiidad. sión en el pecho que le sube poi la garganta.
una opre_
-pregunta
estoy contenta por ml sino por ti. Si te pre-
Los ojos se
le nublan. Torna la cara haáia b,Lrr,r.ru para que
-No
por mí y por otros también, entonces podré ve- la
que se j. .r-
ocupas pequeña no vea las dos gotas de lágrimas
nir a buscarte cuando mueras, y no esa gente horrible capan, resbalan por su mejilla y e*prpun
lá almohada.
que dice mi abuelo que vendrá si no comienzas a pensar
un poco en los demás.
Todo el cuerpo del viejo se estremece. Su cara se Es casi de noche. El hombre duerme. La
niñahabla en
pone lívida, Mira a su vecina con los ojos bien abiertos: vozbaja con su madre, quien se recrina sobre
su cama,
dónde sacas todo eso? fin pregunta. acercando \a caru ala de su hija. Se abre la puerta. pasos
-¿De cosas? -al decididos se dirigen a la cami del hombre.
-¿Qué ideas tan... se detienen
una pausa. a su lado. pasan unos segundos y una
mano se posa en
Al fin encuentra la-hace
-Esas palabra adecuada: el hombro del accidentadó. m estremece
levemente. Una
que tienes. voz susurra al mismo tiempo:
-"Originales"
originales? la niña mientras son- Vargas. Señor Vargas. ¿Está dormido?
ríe-. -¿Tan
No son mías. Son-contesta
de mi abuelo, Ya te he dicho -Señor
El viejo abre los oios con temor. Está asustado. So_
que él es quien me dice todo eso. ñaba en aquel momento cosas terribles. Estaba
rodeado
tu abuelo está muefto, Mechi. de seres oscuros, demoniacos, que tratabana.
-Pero pr.ra"riá
qué? Continúa visitándome y me dice muchas y empujarlo a un hueco negro que se abría
-¿Y
cosas. Tú sabes esto. Ya te lo dije una vez. se defendía_con vigor, pero los Lupurrto,
a,", pi.r. Éi
reian agrandes
que ves no es tu abuelo. Es simplemente un carcajadas, burlándose de sus intentos de
-Esouna ilusión causada por tu fiebre alta.
espejismo,
escapa"r
usted, María Eugenia? _pregunta en v oz
-¿Es baja,
Es mi abuelito. Lo veo rodos los días. Me con incertidumbre.
viene -No.
a ver y me habla. señor yatgas _responde enseguida_. Se
Mechi. Es sólo un sueño. muy mal,-Sí,señor. ve
-No,es sólo un sueño, ¿cómo sé que me voy a morir a suerte aún estoy vivo! ¡Menudo golpe
-Si y que muchos niños me van a venir a buscar?
muy pronto di! -¡De levantando me
un po co li voz_. ¿No le han
doctores te mintieron, Mechi. Le dijeron a tu -exclama,
contado lo que me sucedió?
mamá-Losque te morirías, y eso no es cierto. Tienes que
cambiarte de hospital para que esto no suceda. Te voy a . lSí, por supuesto, señor Vargas. Todos en la ofi_
cina saben lo que le sucedió.
ayudar, ¡ya lo verás! todos saben, ¿por qué me tienen abandonado
La ¡iña suspira. No responde enseguida. Mira a su en este -Silugar? ¡Nadie ha venido a verme!
vecino con sus ojos almendrados, grandes. Ojitos que
,La mujer se restriega las manos. Evita los ojos de
sólo le corresponden a un ángel. su jefe. Hace una pausa corta antes de responder.
gusta mucho que te preocupes por mí, Julio. creíamos que estaba muy grave y que
-Meverte de nuevo
Así podré fin dice. podía -Todos
recibir visitas. Su esposa no, ao-r.ricó que
no
-al ésta
r
r24 r25
era su situación. Que los doctores habían prohibido Ia de una criatura, Ella lo sabe muy bien. Nunca habla con
entrada a su habitaciÓn. su nieta, y en las pocas ocasiones que la pequeña lo
El hombre a duras penas contiene su indignación: llama a é1, en su cumpleaños o en Navidad, ., ,.co,
mi esposa qué...?!-pregunta casi gritando' coftante, y demuestra con el tono de su voz que no está
-¡¿Que
La secretaria se sonroja. Comprende que ha come- interesado en la conversación. ,,El accidente lo ha ablan_
tido una indiscreción. De pronto, se escucha lavoz dela dado", concluye.
pequeña: Sus pensamientos son intemrmpidos por la voz de
esposa tampoco quiere visitarte, Julio?
-¿Tu
La secretaria pega un respingo' Vira la cabeza y Mechi. yo sé que estás aquí.
-Gracias,
mira a la niña acostada entre las sábanas' Es la primera Eugenia, le presento a Mechi, Mechi, te
-Maria
presento a Maria Eugenia
vez que nota su presencia y la de su madre, sentada a su el viejo, moviendo la
lado. Observa su cabeza, poblada por pelo corto y mano de una a la otra. -dice
disparejo; su cuerpo flaco. Su vista se detiene en sus La secretaria está asombrada . Mira a la niña. Sonríe.
ojos, captando enseguidala calidez que proyectan' Mechi
una niña! con asombro-. ¡Tiene una
-Hola, -saluda.
la madre-. Debes dejar a estas
-¡Es -dice
niña de compañera de cuarto, señor Vargas!
-Mechi -dice
personas tranquilas.
el atrevimiento de mi hija la se preocupe, señora la secretaria_.
-Perdonen de su silla-. Mechi,
-dice
pudiste su hija-No -dice conocerla.
es muy simpática y me encanta
madre levantándose ¿cÓmo
decirle eso al señor? -.agÍeg , dirigiéndose a su hija' la mujer-. pero el doctor ha dicho
dije de malo, mamá? la peque- -Sí quedarse
que debe -agrega tranquila o se
agravará su enferme-
-¿Qué -pregunta dad.
ña, apenada.
Es el viejo quien contesta: mamá tiene raz6n, Mechi -dice el hombre_.
Mechi. No diiiste nada malo. Tienes toda Mejor -Tu
te arropas antes de que te dé otro acceso de tos.
-Nada,
la razón. Nadie viene a visitarme. Ni mi esposa, ni mi dio de nuevo un acceso de tos?
-¿Le
la madre -pregunta
hijo, ni mis amigos, ni siquiera mis empleados. ¡Esto es preocupada.
un completo desastrel se lleva la mano sana a la mamá adelanta Ia pequeña-. Ayer. pero,
I
cata, tratando de ocultada.
-y preocupes. -se
no te -Sí, Los doctores ya me curaron.
te preocupes, Julio. Yo estoy aquí la de las sábanas! la madre le-
-No -dice -¡Debajo -ordena
niña, e intenta levantarse patair a su lado, pero su mamá vantándose.
la retiene. mamá. Claro.
La secretaria está asombrada. No logra concordar
-Sí,
Laniña vuelve sobre sus pasos y se mete ala cama.
la figura de su jefe, alto, bien vestido, arrogante, siem- La madre la arcopa y acomoda las sábanas sobre su
pre seguro de sí mismo, con el hombre que está tirado cuello.
án aquella cama sencilla, cubierto con sábanas verdes sabe nada de su maletín, señor
-Nadie -aprove-
con el nombre del hospital escrito por todos lados. Ade- cha para informar la señora, mientras arregla la ropa cle
más, su jefe jamás Ie hubiera hecho caso a las palabras cama de su hija.

I
t
r26 127
usted? señora el viejo con suavidad-,
-¿Investigó
Pregunté por todos lados, pero nadie sabe Tiene -Perdone,
toda la razón, En el -dice
entusiasmo del momento se
i
-Claro.
nada. Fui hasta el lugar del accidente y toqué la puerta me ha olvidado informarle lo que hemos pensado hacer
de los vecinos. Nada. Les dije que ofrecía una recom- por su hija. Ya a venir otro médico, de un hospital mu-
pensa, y ni aun así... cho mejor que éste, y va a decirnos qué tenemos que
maletín? la secretaria. hacer para que su hija se cure.
i
-¿Qué -interrumpe
maletin, Maria Eugenia. En el que tengo to- hija no tiene cura, señor en tono
-Mi
dos mis documentos. Estaba en el barjrl de mi auto y
-Mi
compungido-. Me lo dijeron los médicos. -responde
Mechi lo sabe.
ahora no [o encuentro. Se lo informaron los médicos a ella también.
lo tiene la policía? la secretaria. sé, señora. La niña me lo comunicó a mitam-
-¿No lo sé. Nadie ha ido a
-pregunta -Lo no se preocupe.
bién. Pero Estoy seguro de que hay una
-No puedo hacerlo, si me Preguntar.
instruYe. solución. El hospital de Pedernal está mejor equipado que
-Yo que sí. Al fin alguien que me ayude a ha- éste, y tiene mejores médicos. Especialistas en cáncer.
-Claro
cer cosas desde esta prisión. cree que puedan curar a Mechi?
Añade: gunta -¿Usted
la mujer con esperanza. -pre-
y otras dos cosas la voz-. La pti- que sí el hombre con tono ani-
-baia
mera -Ah, susurra al oído-, por-favor tráigame una mado-. -Claro
Estoy seguro -responde
de que Mechi se puede curar.
-le
buena botella de ron ala cama de al lado, y nota Ojalá que pueda ser así. Dios se lo pague,
-mira
que la mamá de Mechi lo está mirando con desaproba- señor -¡Ay! emocionada.
-contesta
ción-. No. Mejor dos botellas. Del que me gusta. El El viejo está también conmovido. No dice nada. Es
añejo, De la misma marca del que tengo en el cajón de la pequeña quien habla:
mi escritorio. Me lo voy a tomar como coñac porque en también te vas a mudar conmigo de hospital,
este lugar no consigo ni una limonada para poder mez-
-Tú
¿no es así?
clarlo *ríe por lo bajo. El hombre sonríe. Asiente con la cabeza.
Enseguida aiade, esta vez su voz con el volu- La secretaria lo observa todo con intensidad. Está
men normal. asombrada por la facilidad con la que esa criatura se
la segunda, por favor vaya urgentemente al hos- dirige a su jefe. Ella jamás se habría arrevido a hablarle
-Y
pital de Pedernal, pregunte cuál Es el mejor doctor para en términos iguales, y mqnos a tutearlo en la forma tan
cáncer en niños; leucemia, eso e§, y me lo manda para acá familiar con que la pequeña lo hace. Observa el cuadro
lo antes posible. ¡Pague lo que sea! con ar- en la cama de al lado: la sqñora vestida en forma senci-
dor-. Necesito que vea a Mechi
-instruye
señala-, y nos dé lla, raida, con el rostro repleto de angustias, y la niña
-la
una segunda opinión sobre su enfermedad. enferma, pálida, acabada. Ambas parecen pobres candi-
La secretaria sonríe. Le gusta lo que acaba de es- datas para convertirse en interlocutoras o amigas de su
cuchar de su jefe. En eso la madre se levanta y habla: jefe altanero, Un deseo intenso de convertirse en parte
*¿rJna segunda opinión? ¿Hospital de Pedernal? integrante de aquella transformación se apodera de ella,
Nadie me ha dicho a mi nada de eso confusa' Ofrece, entonces, con entusiasmo:
-dice
128 r29
lo desea, don Julio, salgo de inmediato al usted es el ,,famoso,, enfermo de nuestro hos_
-Side Pedernal a buscar
hospital al especialista. ¿Qué le pital, -Y
¿no? su
mano hacia el viejo.
parece? -extiende
la mano derecha inhabilitad a. Le ofuezco
Nadie ha escuchado al doctor, quien, con suavi- -Tengo
mi izquierda el hombre al mismo tiempo que
dad, ha abierto la puerta y se ha colado en la habita- -dicey aprieta
extiende su mano la del visitante__. ¿Éo,
ción. qué famoso?
se llama el especialista que van a man- -pregunta.
usted una celebridad. Todo elhospital habla de
dar a -¿Cómo
buscar? con una sonrisa, mientras se -Es
su persona. Debe comprender que no estamos acosfum_
-pregunta
adentra en la habitación. brados recibirpersonas de,r.orrdi.ión económic a,
a
¿sabe?
Es un hombre maduro, delgado, de cabellos cano- Este es un hospital de gente pobre, como sus vecinos
de
sos. El viejo no lo conoce. No lo ha visto nunca. La niña cuarto con su brazo ala madre de Mechi, quien se
parece que sí lo ha visto antes pues lo saluda con la -rodeaLa atrae hacia
ha levantado. él y le acaricia las espaldas.
mano y sonríe. hospital no está acostumbrado t itu, ,rn
Lamadte se levanta, le extiende la mano al mismo -Elde..,
personas ^
una ligera pausa_, jerarquía,
-hace eso
tiempo que dice: es; y es por eso, quizá, que se habla tanto. porque
es
tardes, doctor, ¿Cómo está? una novedad, ¿sabe?
-Buenas bien, señora el médico mien- me gusta -sonríe.
ser el centro de la atención de na_
tras le-Muy
estrecha su mano. -responde -
die -No el hombre irritado.
Se acerca a la pequeña. Le sonríe. Se inclina y la -comentalo imagino. pero
besa en la frente. -Me a la cama del no se preocupe _se acerca
.lentamente
accidentado.
preciosa. ¿Cómo te sientes? con que quiere
-Ho[4,
[ernura. -pregunta . -Escuché llamar a un especialista del
hospital de pedernal. yo trabajo en pedernal.
bien, doctor. Gracias. ¿Y usted cómo se en- euizá pue_
da ayudarlo a conseguir lo que desea.
cuentra?
-Muy
trabaja en pedernal? _pregunta el hom_
estoy magnífico, Mechi. Gracias por pregun- -¿Usted
bre incrédulo.
tar *y-Yo
le acaricia los cabellos. Tres días de la semana atiendo allá. Ten_
vuelve hacia el viejo y su sgcretaria.
Se go que -Sí.
hacerlo. Con lo que gano aquí no puedo vivir
días, Soy el doctor Medina, médico de
-Buenos
Mercedes. Mucho gusto al mismo tiempo que -sonríe. lo imagino...¿eué
-saluda hace en pedernal?
extiende su mano. -Me Soy Oncólogo. Especialista en leu*
La secretaria se levanta. Responde, mientras estre- cemia.-Oncología.
De niños.
cha la mano del doctor: otros?
gusto, doctor. Mi nombre es María -¿Hay
-Mucho En Oncología, sí. En leucemia, no.
Eugenia, secretaria del señor Yargas a su jefe. -¿Especialistas?
Soy el único que se dedica solamente a ese mal.
Maria Eugenia -señala vigorosa- El hombre pregunta, sin poder reprimir su curio_
mente-Encantado,
la mano de la señora. -sacude _
sidad:
130
t3t
es el único, ¿por qué no se quedó a trabajar por la mística de trabajo que tenemos en este hospital.
-Si ¿Por qué aquí?
en Pedernal? con su mano sana
-señala Aquí no estamos par^ ganar dinero sino para salvár vi-
el cuarto a su alrededor, das. A veces ponemos recursos de nuestro propio bolsi_
El doctor sonríe. llo para poder comprar algún aparato; o reactivos para
Pedernal jamás podré encontrar lo que ten- que éstos funcionen...
-Enlos días aquí
go todos Además, en este doctor. y lo admiro. pero, en el caso
lugar me necesitan más.-responde-. -Comprendo,
de Mechi en particular, ¿no se ganaria mucho más si
puede encontrar aquí y no allá? estuviera en un lugar más...?
-nolo ayuda. la palabra.
-¿Qué -pregun- encuentra
ta el viejo, todavia lleno de curiosidad.
médico
eso es. -el
ejemplo a Mechi acerca a la niña y le -¿Moderno? _dice
-Por
acaricia los cabellos-. Si me-§ehubiera quedado en pe- -Sí, Más moderno el viejo, y aguar_
da la respuesta.
dernal, no hubiera conocido a Mechi. el caso de Mechi, lamentablemente nada po_
tampoco yo a usted, doctor la demos-Enhacer el doctor-. Hemos hecho tódo
-Ni sonriendo también y mirando -responde
pequeña, al doctor con lo que estA a -sentencia
nuestro alcance, sin resultado. Ella lo sabe.
amor., La familia lo sabe.
El doctor se acerca a \a cama del viejo y habla en En eso se levanta de su silla la madre de Mechi. Le
voz baja, intentando que la niña no escuche: toma la mano al médico. pregunta, con voz quebrada:
está muy mal el doctor, adivi- más podemos hacer, doctor? euizás este
nando-Mechi
la próxima pregunta del -informa
viejo-. Tiene una forma hombre-¿Nada
tenga raz6n y si la cambiamos de ñospital se
muy agresiva de leucemia, que ya ha invadido todo su salve.
cuerpecito. Es poco lo que podemos hacer por ella, El doctor se welve haciala señora. Le pone la mano
si la mudamos de hospital, doctor. Si nos en un hombro mientras le dice:
-Quizá
la llevamos a Pedernal , alli hay más equipos, mejores... más se puede hacer, señora. Usted ya lo
-¿Mejores
médicos? *pregunta sonriente el sabe. -Nada
Se lo he explicado varias veces. No puedo darle
doctor. falsas esperanzas.
quise decir eso. Lo siento el vie- perdone que me entrometa en lo que
-No la cabeza. -responde
jo bajando no me-Doctor,
concierne el viejo_, pero insisto
se preocupe. En este lugar estamos acostum- en tener una segunda -interrumpe
opinión pata esta niña. Mi secre_
brados-Noa esos comentarios. Las personas que atende-. taúa va a llamar a pedernal y conseguir que otro médico
mos, inclusive los más pobres, piensan que no tenemos venga avefla.
los medios suficientes para curarlos. En la mayoria de los Respira, desvía sus ojos de los del médico,
casos esto no es verdad. Se asombraria de 1o que logra- euien
lo mira fijamente, y continúa:
mos hacer con los pocos recursos a nuestra disposición. porfavor, doctor. No es que no con_
Tenemos algunas máquinas, no las de último modelo, ,
fiemos-Comprenda,
en usted, pero hay una vida de por medio, Una
pero sirven muy bien. Las hemos podido conseguir gra- vida preciosa que tenemos que tratar áe salvar a toda
cias a la ayuda de personas desinteresadas, y también costa.
r32 133
El médico sonríe. Se acerca al vieio y le dice: por que le parece extraño que me preocupe
-¿Yniña?
por esta preguntando el hombre, con el
alegta ver su interés, señor Vargas. No es
-Me ,mismo tono alto -sigue
de voz.
usted la persona que me pintaron. Por supuesto está en
libertad de hacer lo que desee. Le deseo el mayor éxito Nuevamente es la pequeña la que responde:
del mundo. oiali yo esté equivocado. no está acostumbrada a que tú lo hagas,
-Porque
es la persona que le pintaron? Julio. ¿No es así, señora?
-¿Cómo -pregun- El viejo se vuelve hacia la niña y.pregunta:
i
ta el viejo con curiosidad.
El doctor sonríe y resPonde: cómo sabes todo eso, Mechi?
I
-¿Tú
I
señor Yargas, usted no lo quiere saber Ella sonríe. Responde;
-[56,
con la mano a todos y sale de la habitación abuelito me lo dijo.
-saluda
antes de que su interlocutor pueda añadir algo más.
-Mi abuelito te lo dijo?
el viejo di- -¿Túy me dijo otras cosas más. ¿Las quieres saber?
sí que está buenot
-¡Eso -qsrng¡ta -Sí,
El viejo está aturdido. No responde. Mira a su se-
rigiéndose a su secretaria-. Parece ser que todos ha-
blan de mí en este lugar, pero a mí nadie me dice cretaria y le ordena:
nada. retirarse, Maria Eugenia. No se olvide de
La secretaria no responde. Sonríe paru si y baia la llamar-Puede
al hospital y también de averiguar sobre el male-
cabeza para tratar de que su gesto pase desapercibido' tín con la policía.
Esto no sucede. La secretaria se levanta. El hombre le hace una seña
también está pensando algo que no me para que se incline.
-Usted
quiere decir, Maria Eugenia. ¿Qué es? se olvide de mis botellas de ron
señor Yargas. en un -Tampoco
susurro, mirando de lado paravet si sus vecinas-dice
lo
-Nada, ¿por qué esa sonrisa tan divertida? escuchan.
-Entonces,
sé, señorVargas. Todo esto me parece tan..., se preocupe, señor Vargas mien-
-No
¿"extraño" setia la palabra correcta? tras se-No
dirige hacia la puerta. -responde
¿Qué le parece tan "extraño" en En el momento en que la abre el viejo agrega:
-¿"Extraño"?
todo esto, señora? digale a mi hijo que venga a verme.
-También
La secretaria escucha el tono de enfado de su pa- Que necesito hablar con é1 un asunto importante.
trón. Viejas memorias arriban al instante. Se pone seria. mucho gusto lo haré. más, señor?
Baja sus ojos. No resPonde ttada.
-Con nada más. Hasta luego.¿Algo
le parece tan "extraño"? su jefe, -No,
Se queda pensando un instante, y añade:
-¿Qué -insiste gracias por venir, María Eugenia.
levantando la voz.
Es la vocecita de la niña la que responde:
-Y nada, señor la secretaria, esbo-
parece extraño, Julio, que tú estés preocupa- za¡do-De -responde
una sonrisa mientras sale y cierra la puerta.
-Le
do por mí. ¿No es eso? yo me voy la mamá de
así es la secretaria con Yoz ape- Mechi-.-También -informa
Tengo que ir a alimentar a mis otros niños.
-Sí,
nas audible.
-responde Se levanta y se vuelve hacia la cama del viejo.
r34 r35
luego, señor desPide'
-se
-Hasta luego, señora. -Claro...
Gracias por tratar de en- cómo está mi mamá.
-Hasta -Pregúntale
mucho gusto.
contrar mi maletín. -Conavisas
La mujer esboza una sonrisa triste' Responde: qué te responde.
-Me
a usted por intentar as¡udat a Mechi' Que
-Gracias -Claro. te sientes?
Dios se lo pague. -¿Cómogracias,
nada, señora. Mechi merece todala ayuda -Bien, me voyJulio.
-Noes
posible. a dormir un poco que estoy algo
-Ahora
La mujer vuelve a sonreír con tristeza' Se dirige cansado.
\acia la puerta. Sale. bien...
-Está pronto, criatura.
-Hasta mañana,Julio.
-Hasta
El vieio se vuelve y mira ala niia. Ella tiene sus pupilas
puestas en é1. Dice, sin permitir que el hombre hable:
ibas a preguntar cómo sé tantas cosas de ti, ¿no? El viejo escucha a lo lejos un ruido de voces que inclu-
-Me leíste el pensamiento, Mechi' ¿Cómo sabes yen risas. Abre los ojos y observa lah;e que se filtra por
tantas-Me
cosas de mí? la ventana. Afuera el dia ha comenzado. De las casas, a
me lo digas --se responde él mismo-' Tu lo lejos, surgen espirales de humo. Las cocinas trabajan
-No
abuelo te las contó... preparando los alimentos para el nuevo día. "Humo",
así es la pequeña 3legre-' Eso tú lo piensa el viejo. "Todavia por aquí cocinan en fogongs
-Sí, -dice
sabes porque ya te lo había dicho. Él me visita mucho' de leña y carbón. No les ha llegado el progreso con sus
Cada iez más. Hablamos bastante, ¿sabes?
estufas de gas y electricidad."
de mí? El cuchicheo y las risas continúan en la cama de al
-¿Hablan de ti, de mam{ de mis hermanos' lado. Nota, con satisfacción, que sus vecinos tratan de
-Hablamos
Conversamos de todo. mantener las voces bajas. No se han dado cuenta de que
qué momento viene tu abuelito a hablarte? el hombre se ha despertado. El hombre se mueve un
-¿En venía sólo de noche' Ayer vino también poco; pre§ta atención. Está seguro de que conoce la voz
-Antes
urr^ yez enla maiana. Hoy llegó también por la maña- que habla con la de la niña. Reconoce el acento, la on-
na, y dos veces por la tarde. Me prometió que vendría dulación, mas no así el tono. Es un tono bajo, disfraza.
esta'noche con más niñitos para presentármelos. son los do, que trata de mantener el sonido tenue, débil, para
que van a venir a buscarme, ¿sabes? que el viejo no abandone su sueño, Lentamente la con-
puedo quedar contigo despierto esperán- versación se filtra en sus oídos y empiezaatomar forma.
dolo?
-¿Me "Él es muy bueno", escucha ala niña decir. "Se va a ir
va a venir si tú estás despierto, Julio' É1 sOlo conmigo a Pedernal." Escucha una risita camuflada que
-No estoy solita.
llega cuando le parece muy familiar. "Quién lo creyera", dice una voz
masculina muy similar ala de su hijo. "Papá todavía tie-
Puedes hacer un favor, Mechi?
-¿Me
t36 t37
ne algo de cotazón " "Tiene un corazón grandote. Así...,,,
hijo, Es que estoy muy solo aqul.
comenta la niña. El vieio se la imagina extendiendo sus -Perdóname,
¡Ni siquiera tu madre me visita!
manitas hasta no poder más. Sonríe paÍa sí. ,,pues a mí
se quiere divorciar de ti, papá.
siempre me ha parecido que tiene un corazón asi,..,,, -Mamá
Las palabras son arrojadas sin aviso pievio. El vie_
añade la voz masculina, Ia que, finalmente, identifica jo las recibe con estoicismo, aunque resiente la fuerza
como la de su hijo. El hombre lo imagina poniendo dos con que su hijo las pronuncia. No dice nada, Baja los
dedoo casi ¡'untos, con poco espacio entre ellos. La son- ojos y permanece en silencio
risa que todavia tiene en su rostro se transforma en una pensé que lo sabías.
mueca. Lanlña ríe. "No tan chiquito", dice, ,,Sí. Chiquitito, -Perdona.
El viejo clava sus ojos en é1. Responde:
chiquitito", responde el hijo. ,,Como el de una lombriz,,, lo
añade. Los dos ríen. -Sí, sabía. El abogado me lo dijo.
*¡Así que tengo el corazón de una lombriz, ¿ah?l ¿qué piensas hacer?
-Entonces,
El viejo desvía los ojos. Observa alaniña,quien le
el viejo de repente, volviendo la cabeza ha- devuelve la mirada y le sonríe. Mira nuevamente a su
-exclama
cia su hijo y la niña. hijo y responde con determinación:
La sonrisa se congela en el rostro de su hijo. *Dile a tu mamá que no me quiero divorciar.
La pequeña continúa sonriendo. Es ella la que res- quiero vivir de nuevo con ella. Tratar de nuevo,
eue
ponde: ¿sades?
es un poco
no. Julio, Tu hijito no quiso decir eso. Está_ -¿No es tarde sitarde?
bamos-No,
se desea algo de verdad _dice
jugando... preocupada. -Nunca Estoy
con firmeza-.
El viejo no le-dice
hace caso,
cansado de tanto traiin, Mi carro
está hecho trizas. Mi amiga no ha tenido Ia considera-
qué estás aquí? ción de venir a visitarme. y mi cuerpo no da más. Es
-¿Pormandaste llamar, -pregunta.
¿no? el hijo con hora de la retirada.
-Me
sequedad. -responde
El hombre joven sonríe. Dice;
qs cierto.,. Perdona.
-Sí, pareces
El viejo queda unos segundos en silencio. Reflexio- -No qué, hijo?tú hablando,..
*¿Por
na. Añade: ¿No será que no me conoces bien?
conozco muy bien, papá. Viví contigo dema_
siado -Te
*¿Cómo están todos por tu casa? ¿Tu esposa?
¿Mari? tiempo y aprendí cómo eres.
¿Cómo está mi nieta? a su hijo expectanre.
derecho a cambiar, ¿no?
-mira
muy bien, gracias, pap^. -Tengo
-Todos El hijo sonríe con amargura. Comenta:
El hijo se queda pensando unos segundos. Añade:
los milagros?
tú? ¿Cómo estás rú? -¿Existen
El viejo se estremece como si le hubieran dado un
-¿Y estoy muy bien. Mírame con iro- puñetazo. Siente que la indignación lo invade. Surge
-Yo señala
nía mientras su yeso. -responde
primero en el estómago, sube por la espalda y se apod-e_
Enseguida se arrepiente de haber dicho eso, Hace ra de su cabeza. Está listo para explotir.palibra,
un movimiento con la mano como para borrar sus pala- ras se agolpan en su boca. Tiene que hacer urr.rfu.rzo
iror"-
bras. Añade;
sobrehumano para que no salgan. Enrojece. La cara se
138 t39
le contrae en una mueca que trata de ocultar bajando la salga del hospital. ¿No es así, Mechi? _observa a la pe_
cabeza. queña y añade:
pap^ oye decir-. Creo que he no quieres que mi hijita venga aqui y traiga
-Perdona,
sido injusto -le
contigo. Todo el mundo tiene derecho a una -Túque
gérmenes te puedan enfermar más, ¿no Ls así?
oportunidad. El viejo recuerda las palabras de la enfermera:
Siente la mano del hijo sobre la suya. El disgusto se "La muerte de enfermitos de esta clase de leucemia
transforma en dolor. Los músculos se re\aian. Los ojos no se da por la enfermedad en sí. Cuando ésta está
se aguan. La mano del hombre joven acaricia la suya. lo suficientemente avanzada dentro de un cuerpo,
Levanta los ojos y dice: debilita el sistema inmunológico y el paciente muére
de otra cosa, principalmente por infácción del pul_
-Gracias...
Bajala mirada. Acaricia él a su vezla mano del hijo. món, o del tubo digestivo. por bronconeumonía o
Mira de reojo a la cama de al lado y observa a la niña, gastroenteritis. Algunos mueren con hemorragias muy
atenfa a é1, con su eterna sonrisa dibujada en el rostro. intensas por falta de plaquetas para la coagulación.
Pasan unos minutos en silencio. El viejo se reco, Defecan y orinan sangre. Les sangra el óerebro.,,
bra. Pide: Enseguida dice:
favor, ¿me pones unos almohadones en la razón. Visitaré a Mari cuando salga del
-Por
espalda? -Tienes
hospital. Por ahora dale mis saludos y dile que su"abue_
El hijo lo hace. El viejo se sienre mejor. Dice: lito se acuerda mucho de ella
encantaria ver a Mari, ¿sabes? El hijo suspira aliviado.
-Me mi hijita? el hombre joven sor-
-¿AEnseguida añade-pregunta me voy
prendido. con entusiasmo-: ¡Claro que -Bueno, por venir. -dice.
sí! Apenas salgas vienes ala casa y la visitas. -Gracias
nada, pape.
podrías traerla? pedido del viejo tiene mañana,-De¿te parece bien?Es mi obligación. Vengo pasado
-¿No
tono de súplica, -el bien el viejo
El hijo mira a la niña en la cama de al lado. Encoge -Muy
propósito -respondeandala sonriendo_. A
¿cómo oficina?
los hombros, amarÍa la boca con gesto de impotencia. -añade-,
El cuerpo del hombre joven se tensa todo. La cara se
creo que sería bueno para ella venir a un pone lívida. Cierra la mandíbula con fterza. El viejo
-No
hospital excusa-. Además, creo que no está per- se da cuenta. Añade enseguida:
-se traer gérmenes.
mitido. Podría Los niños siempre están No debí preguntarte. Estoy seguro de
llenos de ellos, -Perdona.
que todo anda bien.
El viejo intenta protestar. El hijo añade rápidamente con un tono cargado de
va a estaÍ bien aquí. Conmigo. Además, frustración:
-EIla
quisiera que conociera a Mechi. Podrán convertirse en anda muy bien, papá. Los negocios avan-
buenas amigas, -Todo
zan. La vida continúa.
seguro de ello intentando son- El viejo piensa unos instantes. Lo que dice sor-
-Estoy
reír-. Yana ser muy buenas -responde
amigas, pero cuando Mechi prende a su hijo:

[. ,
r40 LltI
que sí. Tú debes ser un director excelente. Lo despiertan las toses de Mechi. Son continuas, forza_
-Claroestán en buenas manos, y la administración
Las finanzas das, horrendas. Ha dormido desde que su hijo partió. Le
también. Creo que voy a dejat más asuntos a tu cargo asombra el cambio tan rápido en la pequeña. Aprieta el
cuando salga de este lugar. botón que llama a la enfermera y grlta con todas sus
Se queda pensando unos instantes. fuerzas:
más *añade-, de ahora en adelante no voy ¡Enfermera!
-Es
a ir más a la oficina, a menos que me necesites para -¡Enfermera!
Se oyen pasos rápidos. La puerta se abre. Entran
algo. Tú quedarás a cargo de todo. dos enfermeras. La joven, con facciones delicadas, y una
El hijo abre la boca asombrado. mayor que el viejo no conoce. Las dos hacen una breve
vas a hacer tú si no vas ala oficina? pausa, escuchan las toses, y se dirigen presurosas a la
gunta -¿Qué
con incredulidad. -pre- cama en donde la pequeña se deshace en espasmos.
a descansar un poco más. Estar con tu ma- dosis de codeína. ¡Rápido!-ordena la más
-Voy
dre, si se arrepiente de 1o del divorcio, por supuesto, Ir a vieja. -Una
buscar a Mari a la escuela. Conversar con Mechi. La joven sale presurosa de la habitación y regresa
Mira a la niña en \a cama de al lado. Le dice: a los pocos segundos con una inyección en la rnano.
--Tú yyovamos a seguirsiendo muy amigos y conver- Buscan, con apremio, en el cuerpo flaco de Mechi un
saremos'mucho cuando salgamos de este htgar, ¿ah, Mechi? lugar con suficiente músculo en donde inyectar la aguja.
La niña sonríe de oreja a oreja. Asiente con la ca- No lo encuentran. Al fin se deciden en el fondillito
beza repetidas veces. flácido, Una mueca de dolor se pinta en el rostro de la
Julio? Mechi y yo tenemos muchas cosas pequeña al sentir el pinchazo.
-¿Viste,
importantes de que l:.a,blar. A eso me voy a dedicar. ¿Qué La enfermera mayor tocala frente de la niña.
te parece? hirviendo en fiebre
El hijo asiente con la cabeza. Se inclina sobre el -Está
I"a otra enfermera la imita y-dictamina.
confirma:
viejo y le da un beso en la mejilla. Lo que nos temíamos.
tú y yo tenemos muchas cosas de que -Sí.
Mira de reojo y observa al hombre, quien tiene el
-También
conversar, papá con un dejo de ternura. rostro desencajado y está atento a cada palabru de las
que-drce
sí el viejo, devolviéndole señoras.
-Claro
el beso. -responde
va a salvar? con angustia.
papáL.Me voy. -¿§e -pregunta
No obtiene respuesta, salvo qtra mirada de la en_
-Bueno,luego, fermera que conoce. percibe que los ojos de la mujer
-Hasta pronto,Julio.
pap^,Hasta luego, Mechi. están cargados de congoja.
-Hasta
Va donde la nirta, se inclina y también le da un Se llevan a la pequeña.l,a envuelven en la manta
beso en Ia mejilla. de su cama y cargan con ella. La puerta se cierra. El
despide la niña. silencio se apodera de nuevo de la habitación. Una tris-
-Chao, Julio
Mechita-se el hombre joven mientras teza profunda, pocas veces sentida antes, desciende
-Chao,
sale del cuarto. -dice sobre el viejo.
142 143
El cuarto está a oscuras, alumbrado solamente por la luz levanta la cabeza con expectativa que es Mechl
de las limparas del escritorio de enfermeras que se filtra que regresa-, y en la penumbra -piensa
se vislumbra la siluet¡
por la ventana. El silencio es inmenso, imponente. El de su secretaria.
viejo recuerda. Concluye que sólo una vez en su vida dos excelentes noticias! mien.
-¡Tengo
tras prende la htz. -exclama
sintió tarlta pena. Fue hace mucho tiempo. Era un niño.
Tenia una nana a la que quería mucho. Lo consentía. La avtlancha deluz en la habitación a oscuras hacc
Jtgaba con é1. Lo escuchaba y le conversaba. No era que el hombre cierre los ojos por unos instantes.
solamente una nana; era una amiga. En noches de tor- hora es? con incertidumbre.
-¿Quésiete y media-pregunta
menta, con el viento que silbaba furioso, la luz de los la secretaria mien-
-Las
tÍas avanzahaciala -responde
cama con un paquete entre los bruzc[.,
relámpagos iluminando el cuarto, y el sonido de los true-
nos estremeciendo la casa, el niño corria al cuarto de la Se ha hecho de noche y la habitación ha seguido
señora, trepaba a su cama, se acurrucaba con ella. Allí sin iluminación. Nunca antes a aquella horahabia sentl.
se sentía seguro. La batalla demoniaca que tenía lugar do aquel cuarto tan solo. Siempre, cuando el atardecef
en el cielo, con sus luces y estruendos, ya no podía llegaba con sus sombras claroscuras, una de las enfer-
hacerle daño en aquel lugar de refugio. Desde allí la meras entraba y prendía la luz; o Mechi o su madre lo
observaba, la escuchaba, y poco a poco se dormía, arru- hacian. Pero Mechi ya no est^ a su lado y son pocas las
llado por el sonido de las gotas de agua que caian sobre enfermeras que entran a visitarlo a él la mayoria llegaba
el techo, y abrazado por los brazos inmensos de su amiga. a conversar con la pequeña, a revisar su temperatura, a
Un día La nana desapareció. No recuerda en su mente de jugar con ella. Lo han abandonado en la penumbra de
niño si se despidió o no, pero no estuvo más t su alre- la noche que llega. Nadie se ocupa de é1. Nadie se inte-
dedor. El niño se inquietó. Preguntó. Le dijeron que es- resa por su persona. Y Mechi no está.
taba enferma, que la habian llevado al hospital. Nada La secretaria nota el cambio en el humor de su
más. Recuerda que un día lo llevaron a verla. No pudo jefe. Pregunta, cautelosa:
acercarse a ella y abrazarla. La señora se asomó por una siente bien, señor? ¡Tiene usted una cara de
-¿Se
angustia...l
ventana. Lo saludó moviendo su mano. Tenia lágrimas
en los ojos. La recuerda allí, en laventana, con su rostro El accidentado trata de sonreír. Sólo una mueca se
moreno, labios dibujando una sonrisa dejando entrever dibuja en su rostro. Su subalterna se sienta a su lado. Le
dientes muy blancos, saludándolo. El auto arrancó y ella toma la mano. Es un gesto atrevido que iamás hubiese
quedó allí, sola, moviendo su mano. Él se sintió muy intentado en el pasado, pero lo hace en forma instintiva,
triste. Supo que nunca máslaveria. Hubo otras noches El ser frente a ella no es su jefe, malhumorado, autocrá-
de tormenta y no tuvo la protección de aquellos brazos tico. Es más bien una criatura que necesita consuelo,
robustos, el sonido de su coraz1n fuerte, ni el calor de ayuda.
aquel cuerpo grande, negro, generoso. me... viejo intenta responder, pero no
Recuerda a su nana y le duele. Igual que lo llena puede.-Yo -el
de tristeza pensar que Mechi no está junto a él y que, Rompe en llanto. La secretaria le toma la cabeza,
quizá, nunca retornará. Oye pasos, la puerta se abre, la pone en su regazo y lo consuela mientras se la acari-
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cia. El viejo solloza. Nada puede detener el torrente de dijo que tenía dos noticias para mi.
-Me ¿Cuáles
lágrimas que descienden y se escapan humedeciendo el son?
vestido de su secretaria. Ella no sabe lo que le sucede a La secretaria sonríe. Se inclina. Toma el paquete
su jefe, pero entiende, con su instinto femenino, ances- que ha dejado entre sus piernas. Lo abre. Dice:
tral, hecho para estas cosas, que es necesario que con- traje dos
forte a aquel inválido. -Letriunfal lasbotellas
botellas.
de ron, como me lo pidió
Los gemidos no cesan. Aumentan en intensidad. -enseñaEl viejo las mira. No comenta ¡ada. Se vuelve ha-
La cabeza del viejo cuelga allí, sobre su regazo, atacada cia la señora y pregunta:
por convulsiones intensas, Poco a poco su cuerpo se la c:tra?
libera dela carga afectiva que lo acongoja,y los sollozos -¿Y maletínapareció. Estaba en el baúl de
su auto.
se hacen más rítmicos, menos intensos. Los espasmos Con el-Suaccidente la cerradura se atascó y nadie pudo
adoptan un compás suave, regular. abrirlo. Su abogado visitó ala policia, consiguió la apro-
Se siente ligero, aliviado. La cabeza está despejada bación de remover sus pertenencias y él personalménte
y comienza nuevamente a pensar. fue a sacar todo lo suyo del auto.
De repente se horroriza. Está allí, con la cabeza en alivio! esÍa yez sonriendo un
el regazo de su secretaria, llorando como un niño. poco. -¡Qué -exclama,
yo... levantar la cabeza pero maletín está en la oficina de su abogado. Él se
-Perdone,
su secretaria la retiene-intenta
con firmeza. -El personalmente
lo entregará cuando lo visite.
se preocupe, señor. Siéntase tranquilo Ésta sí que es una buena noticia.
dice su-Nosecretaria. -le -Gracias...
las botellas de ron no? sonriendo
hombres no lloran el hombre con un -¿Y levantando una y mostrándosela
la señora, -preguntaa su jefe.
gemido-.-LosY míreme: -dice
hecho un sentimental!
¡estoy sí. Claro que sí. Sólo que ahora mismo no me
*Los hombres sí lloran, donJulio. Lo que pasa es -Sí,
apetece.
que no permitimos que lo hagan. Les llenamosla cabeza El viejo reflexiona unos segundos. Añade:
de basura. Nosotrás las mujeres, principalmente. Llore serle sincero, me trae malos recuerdos. Fue
más si lo desea. Le hará muy bien. por una-Para
igual que tuve mi accidente.
"secfe". si quiere me las llevo.
-Gracias,
La señora se asombra. Nunca antes su jefelahabía -Bueno,
Las guarda de nuevo en la bolsa,
llamado "secre". Al ver las botellas desaparecer, un deseo inmenso,
Pasan los minutos.Laslágrima.s se acaban. Al fin dice: incontenible, de tomarse un trago surge desde el fondo
me siento
-Ya es nada mejor. Gracias de nuevo...
la mujer mientras abre
de su ser. Sus manos comienzan a temblar. Su garganta
-No se reseca. Está a punto de pedirle a su secretaúa q.ue
los brazos. -responde
deje el licor. Planea en su mente en dónde puede guar-
El viejo levanta la cabeza. Sus ojos están roios. Su darla: al alcance de su mano pero sin que las enfermeras
cara descompuesta. Hace un esfuerzo. Trata de sonreír. se enteren. Hace un esfuerzo sobrehumano y dice:
Pregunta: sí... Mejor lléveselas.
-Sí,
r
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Cierra los ojos para no ver el paquete. La imagen que no... por lo menos en esa especia_
de la botella aparece en su cabeza. Lo invade la sensa_ lidad. -Parece
ción del líquido ardiente quemándole la garganta. Su favor trafe de nuevo. Consiga a alguien que
deseo se vuelve incontenible. Va a pedirle á ,., ,..r"tu_ sepa de-Por
este asunto sin fuerzas-. por favor...
ria que abra uno de aquellos envases de vidrio y que -añade
de nuevo, don Julio.
vierta en su boca un poco de aquel néctar salvador, -Trataré se levanta. Aprieta
Entonces bajo su brazo el pa_
cuando oye que ella le dice, con un timbre d,e alarma en quete con la botella, da media vuelta y se dirige a la
la voz: puerta. Antes de llegar a la salida se vuelve e informa:
le pasa, señor? Está temblando todo. me olvidaba también decirle que su abogado
-¿Qué
El viejo abre sus ojos. Reacciona. Se excusa: -Se su visita a la policia para
aprovechó arregl,ar lo del inte-
que me ha encantado saber que el maletín rrogatorio que tiene pendiente con ellos. Usted tiene que
-EsNo es nada...
apareció. de arreglar las sábanas.
-,frata declarar qué sucedió. Pero como no hubo otro lesiona-
Suspira. Desea aquella botella lo más lejos de él do, salvo usted, están dispuestos a esperar que se recu-
como sea posible. Añade: pere y los visite. No van a venir a molestarlo aquí.
lo desea, se puede retirar. Mil gracias por
ambas-Sí
excelente noticia. Muchas gracias.
sorpresas. Perdone que le rechace el presente que -Otra
ahora, con su permiso, sí me voy. Tengo muchas
cosas -Y
me traio pero, pensándolo bien, no me parece apropia_ que hacer. ¡Ese hijo suyo nos tiene con muchísimo
do. El licor esrá prohibido en este hospital. trabajo! *mira los ojos del viejo pata .ver su reacción.
A la secretaria le asombra escuchar que su
¡'efe está El hombre sonríe.
preocupado por el hospital. El viejo se da cuenta. Le
alegro mucho. Va a ser un buen reemplazo
molesta que ella lo considere blando de carácter. Inten_ -Me
para mi.
ta excusar su proceder: La secretaria está a punto de decir algo. Baja los
que..., usted sabe, aquí a mi lado _señala la ojos. Sale.
cam -Es una niña preciosa. Se llama Mechi. LIsted
-hay Está muy malita
la conoció. cara se le comienza a
descomponer*. Se la llevaron -,la
hoy, esta tarde pues es_ Es medianoche. El viejo, tirado en su cama, no com-
taba tosiendo demasiado -_la voz se le quiebra. El hom_ prende 1o que sucede dentro de é1. Un extraño sopor se
bre respira profundo. Recobra el aplome*. No se lo diga ha apoderado de su mente, en el que la realidad que lo
a nadie, lo de mi llanto, por favor mfta con o¡ás rodea parece lejana, artificial. No siente deseos de mo-
implorantes-. -.la
¿Sí? verse, de pensar. Ni siquiera le apetece vivir. Todo Io
se preocupe... que llenaba cada hora de su vida le parece fatuo, banal,
-Nopropósito la secretaria-,
-Ade Pedernal -añade llamé al hasta irreal. Imágenes de su vida juegan en su cabeza, y
hospital y me informaron que el mejor es_ las rechaza con disgusto. piensa en 1o que hará cuando
pecialista en leucemia es el doctor Medina, el mismo logre vencer la cama de hospital que lo aprisiona. Re-
doctor que atiende ala niña-señala la cama de al lado. cuerda su oficina, bien decorada, con el bar disimulado
hay otro? detrás de una estantería de libros que compró por metro
-¿No
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lineal, y no por contenido. Es el centro de su mundo, ña, lentamente, con mucho amor. El rostro de la ma-
de su imperio. Sin embargo, no le apetece regresar dre es estoico, impenetrable. No dice nada. Esti alli,
alli. Tampoco le atrae volver a visitar a Nitzia, cuyo con su figura humilde, vestidos raídos, pelo largo,
amor tiene que comprar con dinero. Se siente solo, negro y lacio recogido en un moño en su parte poste-
vacio. De repente, la imagen de Mechi empieza a apa- rior. Continúa peinando suavemente los pocos cabe-
recer en medio de la bruma que gira en su cabeza. Le llos que le quedan a la criatura con movimientos que
sonríe y le mira con esos ojitos que solamente los parecen caricias. Levanta los ojos levemente, encuen-
ángeles pueden tener. Él le devuelve la sonrisa y sien- tra los del viejo, y los mantiene allí, clavados en los
te que una corriente de felicidad le recorre su cuerpo. del vecino de cama, sin cambiar un ápice su expre-
Un agradable sopor se apodera de él y se queda dor- sión. Los vuelve a bajar casi inmediatamente y los fija
mido. en su hija, sin que nada más logre romper su concen-
tración.
El doctor se inclina haciala niña, levanta el brazo
Un ruido fuerte le despierta. Está oscuro. La puerta se pequeño y flácido, y le pone un termómetro debajo de
abre y un grupo de personas penetra en la habitaci1n. la axila. Espera un momento. Lo retira. Lo eleva a sus
Laluz se enciende. Es el doctor que conoció hace poco, ojos. Mueve la cabeza de lado a lado, igual que la enfer-
el que también trabaja en Pedernal, y la enfermera jo- mera hizo instantes antes.
ven, de facciones finas, ambos empujando una camilla algo malo, doctor? al fin preguntar
en donde una forma indefinida está acostada. -¿}{^y
el viejo. -logra
Se sitúan al lado de su cama. Con delicadeza to- en sus momentos finales...
man el bulto y lo depositan en la cama. Una sombra -Está finales? ¿Se está muriendo? voz
entra, se aproxima. Es la mamá con el rostro bajo. No le sale-¿Momentos
quebrada y con un matiz de angustia que -lale es
dice nada. Se coloca al lado de su hija y descubre la imposible ocultar.
cabeza de la pequeña. El viejo intenta decir algo, pero El médico mueve ligeramente la cabeza de arriba
sólo una especie de gruñido surge de su garganta. La a abaio. El viejo gime.
enfermera se voltea, lo mira, y él le devuelve la mira- La enfermera parte. El doctor intenta hacer lo mis-
da con ojos que suplican una respuesta. La mujer mo, pero el viejo lo detiene con una pregunta:
mueve lentamente la cabeza de lado alado, aprietala va? ¿No intentará salvarla?
boca para evitar que un sollozo escape, y voltea la -¿Se
El doctor se vuelve, Responde, en un murmullo:
cabeza para seguir mirando a la pequeña. es muy tarde, No es posible.
La enfermera se desplaza un poco y el viejo 1o- -Ya
El médico reanuda su caminar, pero el viejo in-
gra entrever ala niña. Tiene los ojos cerrados. Su ros- siste:
tro está pálido. Respira con dificultad. Sus cabellos se puede hacer?
cortos, color cenizo, están en desorden. parece que la -¿Nada
El doctorvuelve la cabezahacia é1. Lo mira porunos
madre también ha visto eso pues saca un peine de su instantes. Lentamente mueve la cabeza de lado alado.
bolso y comienza a arreglar los cabellos de la peque- Nada... y parte.
-responde
150 15r
El viejo observa a la niña. Pudiera estar dormida pláci- ella la quiere todo el mundo...
damente si no fuera por el color pálido, amarilloso, de -A es fácil de comprender. Es una criatura lin-
su piel, y por los esfuerzos que hace para respirar. No -Esoamorosa.
da y muy
obstante, los ojos cerrados están adornados con pesta-
ñas negras, largas, y coronados por cejas gruesas, tam- -sí...
Los dos quedan en silencio por algunos instantes.
bién negras. Está hecha un ovillo dentro de las sábanas La señora pregunta:
verdes del hospital. Tiene apretado contra su pecho la que se hubiera podido salvar?
muñeca que le fabricó su abuelo. La madre le frota los -¿Piensa
El hombre medita antes de contestar. Mira a su
brazos, pasa sus manos por la espalda, le acaricia el interlocutora a los ojos y dice:
cabello. El hombre desea preguntarle a la señora por Ia *No. Creo que no...
salud de la pequeña, pero no se atreve a interrumpir el La mujer asiente con su cabeza.
ritual amoroso. En eso la niña tose fuertemente. La madre se
La madre levanta sus ojos y los fija en los de é1. El alarma. Pone su oído en la espalda de la pequeña. Le
viejo apattalavista y se entretiene mirando las sábanas. da golpecitos. Su caÍa es una máscara de preocupa-
Escucha que la mujer le pregunta: ción.
también está dolido por la enfermedad de La niña abre los ojos. Está desorientada. Mira para
Mechi,-Usted
¿verdad? todos lados. Fija su mirada en el rostro del viejo. Sigue
El hombre levanta la vista y la mira tosiendo y la madre continúa dándole golpecitos en la
-sí... se imagina la falta que nas va a hacer cuan- espalda. La tos disminuye. Sus ojos siguen clavados en
los de su vecino de cama.
do se -No
vaya la señora reprimiendo un sollozo. La niña se calma. Yira la cabeza hacia arriba fra-
-añade
Al viejo se le descompone la cara. Intenta decir tando de ver quién está a su lado. Sonríe. Dice:
algo pero las palabras se le traban enla garganta. Trata mami. ¿Cómo estás?
de ahogar un quejido que surge de lo más hondo de su -Hola,
La señora pega un respingo. No se ha dado cuenta
ser, Al fin se controla y dice: de que su hija está despierta.
mí también me va a hacer mucha falta... *Hola, Mechi... la madre, suprimien-
-A
Y baja la cabeza, temeroso de que la mujer note do un sollozo; tratando-responde
de sonreír y consiguiendo sólo
las lágrimas que se escapan de sus ojos. que su boca dibuje una mueca.
La madre se le queda mirando, medita, y al fin se estás acompañando?
atreve a preguntar: -¿Me mi amor.
*¿CÓmo es que un señor tan importante como -Claro,
La niña mira de nuevo al viejo.
usted este tan interesado en mi hijita?
El viejo responde sin levantar la cabeza, ocultan- -Hola, Julio.
Mechi el hombre con esfuer-
do el rostro: -Hola,
zo, tratando también-responde
de parecer alegre,
hija es muy importante paÍ? mi, señora. No que ya me tengo que ir la peque-
sé por-Su
qué, pero lo es... -Creoentrever una sonrisa en sus-añade
ña, dejando labios pequeños.
r52 153
te tienes que ir, Mechi? el la yoy a necesitar más
viejo. -¿Adónde
la niña entru.
Los labios se le curvanhacia abajo -pregunta
y no logra re- -No
toses-. Por favor -dice
dásela de mi parte a Mari. Le va a
primir un sollozo que se le escapa y rebota en las pare- gustar mucho. La hizo mi abuelito, ¿sabes?
des de la habitación. La mamá de la niña se levanta. Da la vuelta a la
qué estás triste? la pequeña. cama. Toma la muñeca de la mano de su hija y se la cla
-¿Porno estoy triste, Mechi -pregunta el viejo, tratan-
-Yo al hombre. Éste la toma, la abraza y cierra los o¡os, ,e_
do inútilmente -dice
de controlar su rostro. pletos de lágrimas.
estás triste, Julio. La madre se inclina sobre lahija. Le da un beso en
-Sí no...
-Yo digas mentiras, la meiilla.
-No qué, Mechi? Julio. Sí lo estás y yo sé por qué. -Te
quiero mucho, Mechi
-susurra.
-¿Por me toca irme mamá la niña entre convul_
la niña, comen- siones.-Adiós, -responde
zando-Porque
de nuevo a toser. -responde
Cierra los ojos y no los abre más.
no te vas a ir, pequeña.
-Tú Julio. Ya vinieron a buscarme.
-Sí, te vino a buscar, Mechi? el
-¿Quién El hombre está sentado sobre su cama con la muñeca
viejo con alarma. -pregunta
de trapo colocada a su lado. Mira al lecho vecino, va_
sabes... Mi abuelito y sus amiguitos cío... Nadie lo ha ocupado desde que Mechi pafiió. Él
ponde-Tú entre toses. -res-
nunca estuvo de acuerdo con ello y varias veces pidió
¿dónde están? a las enfermeras que lo visitaban que acomo daran a
-Pero,
La niña sonríe. No responde nada. Tose. La mamá alguien más en aquella cama vacia. ,,Con tanto enfer_
le acaricia los cabellos. La mira. La pequeña vuelve su mo en el hospital, un espacio sin ocupar es un sacrile_
cabeza y sonríe a la madre, quien trata de devolverle la gio" , habia llegado a decir en una ocasión. No sucedió
sonrisa. Vuelve la cabeza hacia el viejo y le dice con nada. Era como si el recuerdo de Mechi, postrada por
esfuerzo, conteniendo los espasmos: tanto tiempo en esa cama, fuera tan intenso que nadie
hubiera gustado haber conocido a tu nieta se había atrevido a borrarlo poniéndole encima a otro
Mari. -Me enfermo. IJ na v e z habia advertido una fu gaz mirada de
vas a conocer, Vas a ver que sí.
-La mamá te manda Mechi.
a decir que ella está muy bien.
su enfermera habitual, la de los rasgos finos, a la cama
-Tu de al lado, y habia notado que los ojos de la mujer se
Que te cuides. Que ojalá y al fin puedas ser feliz... habian llenado de agua, haciéndolos más cristaiinos,
con ella? el viejo tartamu- más brillantes. Entonces había comprendido que la
deando.-¿Hablaste -pregunta
magia de aquella niña no lo habia afectado solamente
La pequeña no responde nada. Continúa sonrien- a é1, sino que había tocado muchos otros corazones a
do. Tose. Tiene la muñeca de trapo amarrada entre sus su alrededor.
btazos. La toma en una mano y la extiende hacia el No sabe quién lo viene a buscar. Tiene la esperan_
viejo. za de que sea su hijo, aunque no está seguro de qúe éste
t54 r55
hará el esfuerzo. Es cierto queJulito lo ha venido a visi-
Al fin escucha ruido de pasos fuera de su puerta.
tar en varias ocasiones, y que en ninguna de ellas han
Ésta se abre y entra la enfermera de la mañana, seguida
discutido, cosa inusual. Lo ha escuchado decir varias
de su chofer. "¡Mi hijo no vino!,,, concluye enseguida el
veces: "te noto distinto, pap^.Estás muy callado. A ti
viejo. Un hondo desazón se apodera de é1. Oye a la
te pasa algo, viejo". Y hasta una vez Ie preguntó: ,,¿qué te
enfermera decir:
pasa, papá? No estás tan combativo como otras veces...,,
*¡El gran dia ha llegado, señor Vargas! Estoy se-
No obstante, comprende que todo esto no significa que
gura de que estará contentísimo de poder deshacerse al
su hijo se siente más cerca de él y que va a hacer un
fin de nosotros...
esfuerzo para venir a buscarlo. Dos días atrás le habia -sonríe.
El viejo sonríe suavemente, tratando de responder
preguntado a la enfermera si habia llamado a su secre-
a la sonrisa de la mujer.
taria para coordinar su salida, y ésta le habia respondido
No es así Al principio sí que_
que sí, y que ella le habia comunicado que el chofer -No. -responde*.
ría irme de aquí lo más rápido que pudiera, pero ahora
estaria allí en el dia y a la hora acordada. Ese momento
no, aunque no sé por qué...
ha llegado y las manecillas del reloj se acetcafl rápid,a-
La enfermera asiente con la cabeza.
mente a la hora de la partida.
pasa a todos... Las primeras semanas que
trabajé-Nos
No puede contener su nerviosismo. Todo lo que
en este lugar no encontraba el momento de pár-
le ha sucedido en aquellas semanas, desde que tuvo tir, y ahora me duele irme todos los días cuando termina
aquel fatídico accidente, está como en penumbras. No
mi turno. H.ay algo en este hospital que lo hace a uno
hay ninguna imagen en su mente que aparezca con cla-
más humano, más real,.. ¿No le ha pasado a usted, señor
ridad, salvo una: la de los ojitos de Mechi, bien abiertos,
Vargas?
mirándolo. Esos ojos parecen acompañarlo por todos -pregunta.
Añade:
lados, sin apafiarse ni un segundo de é1. Inclusive, a
creo que hay alguien que estuvo por
veces le parece eue lo están observando desde la cama
aqui a-Además,
quien todos extrañamos mucho. ¿No es así?
de al lado; vuelve la cabeza, pero la encuentra vacía. No -pre-
gunta mientras mira la cama de al lado.
obstante, la sensación persiste, como si la niña nunca
El viejo asiente.
hubiese partido y continuara postrada en su lecho de
nos hace falta a todos la mu-
enferma.
jer*. -Ella
No sólo a usted... -continúa
Es la hora de partir. No sucede nada. Mira la puer-
El hombre asiente de nuevo ybajala cabeza es¡avez.
ta. Está cerrada. Tampoco se escuchan ruidos en el pa_
Se levanta con trabajo y la enfermera lo toma por
sillo. Existe solamente el silencio de siempre, el quá lo
un brazo. El chofer se acerca y lo sostiene por el otro. El
ha acompañado por muchos días mientras sus huesos
hombre da dos pasos, ayudado por sus acompañantes,
se sueldan. Mira hacia el techo y empieza a contar las
y se siente desfallecer.
cocadas de las lámparas. Mira por la ventana abierta
las casas pobres cubiertas por la bruma de la mañ.ana. donJulio. ,,Roma no se hizo en un
-Lentamente,
dia." Ya a tomat algún tiempo que regres e a la normali-
Acaricia la muñeca. Percibe todaviaen ella el calor de Mechi,
dad. No va a tener que caminar mucho. Afuera, en el
y eso hace que el tiempo pase sin que lo sienta tanto.
pasillo, hay una silla de ruedas esperándolo.
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qué estoy tan débil? el viejo en ro hacer. Además, me gustaría abrazarla y iugar un rato
-¿Por
un susufro. -pregunta con ella.
varias semanas en cama. Los músculos mamá?
-Estuvo
necesitan acostumbrarse al movimiento. No se preocu- -¿Y me gustaría ir después a saludarla y
pe, en poco tiempo estará como nuevo. -También
conversar un largo rato con el[a.
Ava¡zan. En eso se abre la puerta y entra su hijo. El hijo sonríe y comienzan ambos a caminarhacia
papá.Perdona el retraso, pero la oficina la puerta, el viejo apoyado en el joveñ, con la muñeca
-Hola,
está muy activa. Tú sabes cómo son las cosas allá. de trapo bien apretada contra su pecho.
El rostro del viejo se ilumina.
Julito. ¿Cómo estás? Gracias por venir
-Hola,
luda con temura, las palabras aglomerándose en la boca.
-sa-
El hijo sonríe. Se acerca, Toma al viejo por un bra- Panamá, Octubre 1997
zo y reemplaza a la enfermera.
Caminan unos pasos
quieres ir? el recién llega-
A la oficina, supongo... -pregunta
de. -¿Adónde responde él mismo-.
A ver si he manejado bien las-se cosas.
El viejo se detiene. Mira a su hijo. Contesta:
necesito ir ala oficina más. Sé que todo está
-No manos.
en excelentes
El hombre joven se estremece al oír aquello. Baja
la cabeza. No dice nada.
tengo otras cosas más importantes que
hacer.-Además,
De repente se da cuenta de que ha dejado la mu-
ñeca de trapo sobre la cama. Pide a la enfermera:
favor me podría p^sar esa muñequita que
-¿Porla cama?
está sobre
La enfermera la totna y se la da. Comenta:
la muñeca de Mechi. ¿Se la dio?
-Era
El viejo asiente. Mira al hijo y dice:
a tu ca§a. Tengo algo importante que
hacer-Vamos
allí.
mi casa? sorprendido.
-¿A -pregunta
muy importante me encargó entregarle
-Alguien
esta muñequita a mi nieta, y eso es lo primero que quie-
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San José, Costa Rica
(ffi)
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