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CIEN ROSTROS DE CRISTO

PARA LA CONTEMPLACIÓN

CLEMENTE ARRANZ ENJUTO


1. EL MISTERIO DE LA TRINIDAD Y DEL VERBO ENCARNADO.

“Mientras un silencio apacible lo envolvía todo, en el preciso instante de la medianoche, tu


palabra omnipotente se lanzó desde el trono real del cielo como guerrero despiadado en medio de
la tierra entregada al exterminio” (Sab 18, 14-15)

Las palabras se quedan cortas para expresar adecuadamente la hondura de los


grandes sufrimientos y del amor de los enamorados. El amor encierra, en su
inefable intimidad, un verdadero misterio humano.

El amor infinito de Dios al hombre, manifestado en su Hijo encarnado,


constituye un misterio de fe. La mente humana no puede abarcar cuál es la
anchura y la profundidad del amor que Dios manifiesta al hombre al decidir, en
el seno de la Trinidad, que la Palabra se hiciera carne y pusiera su morada entre
nosotros.

En realidad vivimos inmersos en el inabarcable misterio de Dios.

Es misterio del amor de Dios:


que la Trinidad, desde la eternidad, haya decidido
salvar al hombre por medio del Verbo hecho "carne".

Es misterio del amor de Dios:


que Dios permita que el hombre caiga en pecado
para poder compadecerse de todos.

Es misterio del amor de Dios:


que la omnipotente Palabra de Dios descienda
desde lo infinito de la Divinidad hasta la bajeza
y finitud del hombre, haciéndose "uno de tantos".

Es misterio del amor de Dios:


que Dios se de a sí mismo y como don gratuito,
al hombre que es la criatura más ingrata de la creación.

Es misterio del amor de Dios:


que Dios se haga un niño.

SEÑOR, haz que haga dentro del santuario de mi fe, un lugar de adoración e
ininterrumpida acción de gracias por el misterio salvador del Verbo encarnado.

C.Arranz Enjuto
La Trinidad (1577/79)
EL GRECO (Domenico Theotocopoli, 1541/1542-1614)

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