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2. Sólo un falso concepto de Dios puede hacer que muchas personas se rebelen contra
la existencia del Infierno eterno. Tales personas invocan el amor y la misericordia de
Dios, olvidando que el amor de Dios es un amor santo y que la misericordia de Dios está
basada en la justicia.
Sólo cuando los requisitos de la santidad y justicia divinas se han cumplido mediante la
obra sustitutoria de Cristo en el Calvario, queda completamente libre el amor divino
para derramarse sobre los pecadores que ponen su fe en la sangre que nuestro Redentor
derramó en la Cruz. Como dice L. S. Chafer:
3) Por una supuesta bondad, habría establecido un principio según el cual podría
perdonar todo pecado humano por un acto de clemencia divina y, por tanto, la
muerte de Cristo sería superflua.
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2. «Las tinieblas de afuera* (Mt. 8:12). Como sólo los interiores estaban iluminados
en tiempo de Jesús, ser arrojado a la oscuridad exterior era símbolo de exclusión
del banquete o de la comunión social.
«Fuego eterno» (Mt. 25:41).
«Castigo eterno» (Mt. 25:46).
«Pecado eterno» (Mr. 3:29). Esta frase, en labios del Salvador, tiene un
misterioso significado, pero fácilmente conjeturable: Los condenados están
sufriendo un castigo eterno porque están eternamente en pecado.
«Ira» (Ro. 2:5, comp. con Ef. 2:3 «hijos de ira»).
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«Eterna perdición excluidos de la presencia del Señor» (2.* Ts. 1:9, comp.
con Jn. 3:15, 16 «...no se pierda...»).
«El pozo del abismo» (Ap. 9:1 , 2, comp. con 9:11 ; 20:3).
«Tormento... por los siglos de los siglos» (Ap. 14:11).
«Lago de fuego que arde con azufre» (Ap. 14:10; 19:20; 20:10,14,15,21:8).
«La segunda muerte» (Ap. 20:6, 14; 21:8).
J. P. Sartre, ateo y blasfemo por los cuatro costados: «El Infierno son
los demás.» El orgullo y el egoísmo, la rabia y la envidia de un Caín,
condenado a existir para siempre en compañía de otros Caínes, odioso
y odiado, sin la menor esperanza de cambiar el carácter, ni el propio
ni el ajeno, es una vislumbre de lo que será el Infierno.
«El tormento de ser incapaz de amar». Sólo van al Infierno los que no se encontrarían a
gusto en el Cielo. Dios no despide a nadie de Su presencia; los que se pierden es porque
escogen el camino de huida, Hch 1:25 como apóstol para que tome el lugar de Judas en
este ministerio, porque él nos ha abandonado y se ha ido al lugar que le corresponde».
Pero no pensemos, por eso, que las personas «honradas» están al abrigo de un destino
tan nefasto. No es, en efecto, la vileza, sino la depravación lo que conduce al Infierno
(Jn. 8:24 con 9:41; Ro. 2:4-8). Personas tenidas por «buenas», que «no matan ni roban»,
pero apegadas a un ídolo, del cual nunca llegan a desprenderse del todo para quemarlo a
los pies del Señor y poner toda su confianza en nuestro bendito Salvador, gente que acude
a nuestros cultos, y hasta les agrada la predicación, pero como los morosos
procrastinadores del Areópago, dicen: «Ya te oiremos acerca de esto otra vez* (Hch.
17:32); o, como el aterrorizado gobernador que dio largas al asunto, en espera de otra
oportunidad que nunca llegó (Hch. 24:25); amigos y familiares nuestros que, por
complacer, responden siempre en potencial («querría»), nunca en presente («quiero»);
todos ellos arriesgan imprudentemente su destino eterno. Bien ha podido decirse que «el
Infierno está pavimentado con buenas intenciones»; y un proverbio portugués añade: «y
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Se cuenta dé una anciana creyente y piadosa, que le entró el escrúpulo de que había cometido el «pecado
imperdonable» y, por tanto, habría de ir al Infierno. Así se lo confio al pastor de su iglesia. Éste le
preguntó: «¿Y qué hará usted si va al Infierno?» «Lo primero —contestó ella—, convocar una reunión
de oración.» «Entonces —replicó el pastor, después de soltar una sonora carcajada—, no tema
1) La Biblia nos dice que el castigo de los impíos será eterno, la perpetuidad de
la vida eterna (Mt. 25:46 «castigo eterno.. habla de la perpetua separación con
Dios. La realidad del infierno donde se vive la eterna condenación de los
perdidos en un castigo eterno.
Mateo 18: …que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego
eterno.
Marcos 9:48 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se
apaga.
2Tesalonicenses 1:9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición,
excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,
Judas 1:13 Son como violentas olas del mar que arrojan la espuma de
sus actos vergonzosos. Son como estrellas que han perdido su rumbo,
condenadas para siempre a la más negra oscuridad.
2) El ser humano fue hecho a imagen de Dios, inmortal: un ser humano que nose
ha arrepentido, es reo del pecado eterno. Marcos 3:29 pero cualquiera que
blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de
juicio eterno. merece un Infierno eterno.
3) Tertuliano habla igualmente del «fuego eterno» y pregunta qué será tal fuego,
cuando el de los volcanes de este mundo es tan terrible.
2. El Infierno es un estado terrible. Por lo que dice la Biblia, creemos que el tormento
mayor del Infierno es la exclusión, no de la visión de la esencia divina, sino de la
presencia y comunión del Señor Jesucristo. En cuanto al fuego del Infierno, no
podemos imaginar qué clase de fuego será, pero si hemos de tomar en serio las
Escrituras, es preciso que admitamos la existencia literal de tal «fuego».
Lucas 16:24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia
de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque
mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.
Apocalipsis 14:10 él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido
vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante
de los santos ángeles y del Cordero; 11 y el humo de su tormento sube por los
siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la
bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.
Apocalipsis 19:20 Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había
hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que
recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron
lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.
Apocalipsis 20:15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado
al lago de fuego
Apocalipsis 21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas,
los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte
en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Sobre el «lago de fuego», dice el Dr. PENTECOST (Eventos del Porvenir, p. 424), citando
de C. T. SCHWARZE: «La palabra lago debe connotar un cuerpo de materia que tiene
forma líquida. Por lo tanto, si la Escritura es verdad, este fuego eterno debe ser en forma
líquida.» «Los cuerpos resucitados de los perdidos, evidentemente, serán de tal naturaleza
que serán indestructibles aun en medio de tal lago de fuego.»
Ese fuego, creado por la ira de Dios, necesariamente será más temible que el fuego creado
por Él para beneficio de la humanidad. Todo inconverso debe, pues, hacerse la siguiente
pregunta: ¿Seré capaz de aguantar por toda la eternidad el fuego de la ira de Dios, cuando
no puedo tener, ni por dos segundos, un dedo mío sobre una candela encendida?
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Lucas 20:46 Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas
largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las
sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; 47 que devoran las casas
de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; éstos recibirán mayor
condenación.
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Dios es Padre sólo de Sus hijos; e hijos de Dios sólo son los que han nacido de nuevo (v.
Jn. 1:12-13; 3:3-8; Ro. 8:14 ss.: Gá. 4:4-7: He. 2:10-14). Para éstos, no hay ya ninguna
condenación (Ro. 8:1), porque Cristo les ha ganado, con Su sangre, la justicia eterna (v.
2.a Co. 5:21).
Los impíos no son hijos de Dios, sino del diablo (v. Jn. 8:44;1.» Jn. 3:12; 5:19).
E) Los condenados tienen remordimiento de conciencia, como indica Mr. 9:48 mediante
la figura del «gusano
que no muere». Pero, si son capaces de remordimiento,
¿por qué no pueden tener arrepentimiento? Y si llegan a arrepentirse, no es justo que
estén para siempre en el Infierno.79 Respuesta: El remordimiento de los condenados
no implica arrepentimiento, sino sólo la rabia y la desesperación similares a las del
criminal que ha sido sorprendido in fraganti por la policía. La conciencia le pondrá
delante, sin cese y sin pausa, su condición perdida, pero ello
sólo servirá para agravarle el tormento. Por lo demás, no
puede haber sincero arrepentimiento sin gracia de Dios, y
las oportunidades de gracia se acaban con la muerte (He.
9:27).
que dicen que creen (v. Stg, 2:18-19). Como escribe J. ZoUer:
Muchos creen en el Señor Jesús, que fue una gran
personalidad, que nació y vivió en esta tierra, que
fue crucificado y sepultado. Pero ésta no es todavía
una fe salvífica. Es una fe de cabeza, y eso es todo.
Pero, querido lector, una fe de cabeza no salva a
nadie, pues también los demonios creen así en nuestro precioso Señor Jesús, y
tiemblan.90
Querido
lector, no permitas que los demonios del Infierno te
engañen o te tienten hasta que cedas y te veas atrapado.
Con frecuencia, se comienza por algo que parece inocente, pero la pendiente de este
pecado es muy resbaladiza, hasta que flaquean las fuerzas para hacer frente a las
más graves tentaciones (v. Pr. 5:3-5; 6:25-29; 7:6-27; 9:
17-18). Los antiguos recomendaban esta máxima: «Principiis obsta» = «resiste a los
comienzos». ¡He ahí un lema de
gran sabiduría! «Resistid al diablo y huirá de vosotros»
(Stg. 4:7). ¿Quién no es tentado? ¡Pero Dios da siempre la
gracia necesaria para salir victorioso! (v. 1." Co. 10:13),
Como alguien ha dicho: «No puedes impedir que un pájaro
revolotee en torno a tu cabeza, pero sí puedes impedir que
haga su nido en tu cabello.»
7) Los homicidas. Todos entienden que el que quita voluntariamente la vida del prójimo
es homicida, y la gravedad de este pecado está puesta de relieve en Gn, 9:6. Pero
también es homicida el que se quita a sí mismo la vida, el
que odia a su hermano (1. a Jn. 3:15), y el que provoca directa y voluntariamente el
aborto, pues toda vida humana
tiene, desde el vientre de la madre, un destino fijado por
Dios (v. Sal. 139:16). Esta es una de las puertas anchas
por las que se entra al Infierno.
8) Los fornicarios. Dentro de esta categoría entran los
que están dados a cualquier clase de impureza sexual (gr.
pórnois). Es, más bien, un término genérico que incluye
adúlteros, incestuosos (v. 1.* Co. 5:1 ss.), etc., pero Pablo
alude específicamente a él en 1.a Co. 6:15-20, haciendo notar este detalle: «Cualquier
otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, peca
contra su propio cuerpo» (v. 18). Esto no significa que sea el
mayor de los pecados, sino que posee un matiz especial.
Mayor gravedad todavía reviste la homosexualidad, como
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