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Los componentes del sistema hematopoyético se han dividido en tejidos mieloides que comprenden la médula ósea
y las células que de ella derivan (es decir eritrocitos, plaquetas, granulocitos y monocitos), y tejidos linfoides, que
son el timo, los ganglios linfáticos y el bazo. Los trastornos neoplásicos de las células progenitoras mieloides
(leucemias mieloides) se originan en la médula ósea, pero afectan secundariamente al bazo y (en menos grado a
los ganglios linfáticos)
Los tumores de origen hematopoyético se asocian a menudo a mutaciones que bloquean la maduración de la célula
progenitora o que anulan su dependencia de los factores de crecimiento. El efecto neto de estas alteraciones es
una expansión clonal, no regulada de los elementos hematopoyéticos, que reemplazan los progenitores medulares
normales y se diseminan hacia otros tejidos hematopoyéticos. En algunos casos, esos tumores se originan desde
las CMH transformadas, que retienen la capacidad de diferenciarse, el origen es un progenitor más diferenciado
que ha adquirido una capacidad de autorreactivación alterada.
En adultos normales, la relación entre los adipocitos y los elementos hematopoyéticos es de 1:1. En los estados
hipoplásicos, la proporción de adipocitos está muy aumentada; por el contrario, los adipocitos a menudo
desaparece cuando la médula está afectada por tumores hematopoyéticos y en enfermedades que se caracterizan
por hiperplasia compensada (p. ej. anemias hemolíticas) y en proliferaciones neoplásicas como las leucemias. Otros
trastornos (como los cánceres metastásicos y enfermedades granulomatosas) inducen fibrosis medular loca. Estas
lesiones se ven mejor en biopsia.
TRASTORNOS DE LEUCOCITOS
Se clasifican en dos categorías generales: los trastornos proliferativos, en los que se produce una expansión de los
leucocitos y las leucopenias que son la deficiencia de leucocitos. Las proliferaciones as su vez puede ser reactivas o
neoplásicas.
I. LEUCOPENIA
Por lo general se habla de una neutropenia, granulocitopenia; ya que la linfopenia es menos frecuente.
Las infecciones víricas agudas inducen la producción de IFN-1 que activan los linfocitos T y cambian la
expresión de varias proteínas de superficie, que regulan su migración. En sus cambios dan lugar al
secuestro de linfocitos T activados en los ganglios linfáticos y aumenta la adherencia a las células
endoteliales, procesos ambos que contribuyen a la linfopenia.
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Granulocitopoyesis inadecuada o ineficaz por:
Anemia anaplásica: Que lleva a la supresión de células germinativas hematopoyéticas, se
acompaña entonces con anemia y trombocitopenia.
Supresión de precursores granulocíticos comprometidos por la exposición a ciertos
fármacos.
Enfermedades asociadas a hematopoyesis ineficaz, como las anemias megaloblásticas y los
síndromes mielodisplásicos, en los que los precursores defectuosos mueren en la médula.
Alteraciones congénitas raras (como el Síndrome de Kostmann) en las cuales, los defectos
hereditarios de genes específicos alteran la diferenciación y granulocítica.
La toxicosis medicamentosa, algunos fármacos como los alquilantes y los antimetabolitos para el
cáncer producen agranulocitosis predecibles y con respecto a la dosis como estos fármacos
provocan supresión generalizada de la hematopoyesis también se ve afectada la producción de
eritrocitos y plaquetas. También puede ser por una consecuencia indiosincrásica a aminopirina,
clorafenicol, sulfonamidas, clorpromacina, tiouracilos y fenilbutazona. La neutropenia inducida por
clorpromazina y otras fenotiacinas relacionadas en consecuencia de sus efecto toxico en los
precursores de granulocitos de la medula osea. Y la agranulocitosis que se produce por
sulfonamidas, parece ser consecuencia de la destrucción mediada por anticuerpos de los
neutrófilos maduros a través de mecanismos similares a las anemias hemolíticas medicamentosa
de mecanismo inmunitario. La leucemia LGL produce proliferaciones monoclonales de linfocitos
granulares grande que conllevan a una neutropenia marcada.
En general es consecuencias a procesos inflamatorios mediados por TNF-α, IL-1 generalmente que
estimulan la leucopoyesis. Algunas de un solo tipo de leucocito. Por ejemplo la IL-5 induce la
eosinopoyesis, mientras que el G-CSF la neutrofilopoyesis. En casos de sepsis o trastornos
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inflamatorios graves (como la efermedad de Kawasaki), la leucocitosis
se acompaña de cambios morfológicos en los neutrófilos, como
granulaciones tóxicas, cuerpos de Döhle y vacuolas citplasmáticas los
gránulos tóxicos, que son más gruesos y más oscuros que los granulos
normales de los neutrófilos representan granulos azurófilos
(primarios) normales. Los cuerpos de Döhle son parches de RE
dilatado que parecen como <charcos> de citoplasma azul celeste.
2. Linfadenitis
La activación de las células inmunitarias residentes provoca cambios morfológicos en los ganglios
linfáticos. Pocos días después de la estimulación antigénica, los folículos primarios aumentan de
tamaño y se transforman en centros germinativos (folículos secundarios) de color pálido,
estructuras muy dinámicas en los que los linfocitos B adquieren la capacidad de elaborar
anticuerpos de alta afinidad frente a antígenos específicos. Las zonas paracorticales con linfocitos
T tambien pueden sufrir hiperplasia. El grado y el patrón de esos cambios morfológicos dependen
del estímulo provocador y de la intensidad de la respuesta.
Los ganglios afectados por la linfadenitis aguda están aumentados de tamaño y dolorosos.
Cuando la formación absecesos es extensa, los ganglios son fluctuantes y la piel que las recubre
está enrojecida. En ocasiones las infecciones supurativas penetran en la capsula del ganglio y
llegan hasta la piel para permitir el drenaje de los senos.
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2. Linfadenitis crónica inespecífica: Tipicamente, los ganglios linfáticos de las reacciones crónicas
son indoloros ya que el aumento del tamaño ganglionar se producen lentamente a lo largo del
tiempo y no hay inflamación aguda con daño tisular asociado. Es frecuente en los ganglios
inguinales y axilares que drenan áreas de organismo relativamente extensas y a menudo
resultan estimuladas por reacciones inmunitarias a lesiones banales o infecciones de las
extremidades.
La LHH activa macrófagos y linfocitos T citotóxicos CD8 +. Las macrófagos activados fagocitan
progenitores de células sanguíneas en la médula y elementos formes en los tejidos periféricos,
mientras que el «caldo» de mediadores liberados por macrófagos y linfocitos suprime la
hematopoyesis y produce síntomas de inflamación sistémica. Estos efectos provocan
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citopenias y síndrome de respuesta inflamatoria ístmica. El desencadenante más frecuente es
el virus de Epstein-Barr (VEB).