Está en la página 1de 2

Érase una vez  en un pueblito cerca al Choco había un niño llamado Tomas que era

reconocido en el pueblo por ser el más inteligente, respetuoso, amable, cariñoso y

tolerante del pueblo.

Él tenía una familia conformada por una madre y un padre los cuales en su infancia no

pudieron estudiar porque nunca tuvieron apoyo. Cierto día Tomas estaba caminando por

un sendero cuando de repente le cayó una semilla de durazno  del cielo  y en la semilla

había un papel pegado que decía ¡ayuda a tus prójimos, no con dinero, no con riquezas,

ni gloria si no con tu conocimiento!, entonces el pequeño Tomas decidió ayudar a sus

padres  aportándoles lo aprendido en el colegio.

Al día siguiente llegó muy apresurado a la escuela a buscar a su profesora para

comentarle la idea que tenía y para que ella pudiera ayudarle dándole ideas de cómo

llevar a cabo esta tarea que le había sido encomendada. La profesora muy entusiasmada

le explico lo que debía hacer, pero además le pidió que fuera a la biblioteca y estudiara

unos temas muy importantes que le serian de gran utilidad; terminó su día de clase y se

fue corriendo a la biblioteca a buscar la información que su profesora le había

comentado.

Al llegar a la biblioteca se encontró con una señora de edad, a la que le pregunto que

debía hacer para poder enseñarles a sus padres todo lo que él sabía, la señora muy

amable le dijo que tomara asiento, mientras ella traía un gran libro donde podía

encontrar lo que andaba buscando. Al regresar traía consigo un libro que se titulaba la

Magia del saber, Tomas estaba muy emocionado, y presto mucha atención a cada tema

que la señora bibliotecaria le explicaba, ella muy gentil le enseñó que eran las

estrategias de aprendizaje que él podía implementar para que sus padres adquirieran el

mayor conocimiento, además le enseñó la importancia del aprendizaje colaborativo y

como podía relacionarlo con el aprendizaje significativo, entonces a Tomas se le ocurrió


una brillante idea para que a sus padres se les hiciera más fácil la tarea de aprender; ya

era muy tarde y Tomas agradeciéndole a la señora Bibliotecaria se marchó a su casa

para comenzar su gran labor.

Al llegar a casa sus padres estaban muy preocupados porque Tomás no había llegado y

el acostumbraba a llegar para almorzar en familia, ellos le llamaron la atención pero el

con su cabeza baja pero con gran animo les explico dónde estaba, porque había llegado

tan tarde y les contó la tarea que le había sido asignada, al escuchar estos sus padres se

sintieron muy felices porque sabían que su hijo quería ayudarlos, ya que cuando eran

niños no habían podido estudiar debido a que sus padres no contaban con los recursos

para enviarlos a la escuela, así que sin más preámbulos el los invitó a comenzar con su

actividad, sus padres estuvieron de acuerdo, tomaron sus alimentos y salieron al patio de

su casa, se sentaron a lado de un árbol para que les diera sombra y así se pudieran

concentrar, entonces el pequeño Tomas  comenzó con su clase les contaba historias,

anécdotas, les ponía ejemplos y vio que sus estrategia le estaban sirviendo porque sus

padres estaban participando, estaban enfocados en aprender cada vez más; así que doña

Miriam y don Wilson los papas de Tomas, le agradecieron lo que él hacía por ellos y se

comprometieron a buscar información de donde ellos pudieran , para tener un

aprendizaje autónomo y además se comprometieron a trabajar en equipo colaborándose

mutuamente para que ambos pudieran intercambiar ese conocimiento que iban

adquiriendo y fortalecer mejor su proceso de aprendizaje.

También podría gustarte