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1. El Evolucionismo
La búsqueda de leyes y el afán de explicar la naturaleza humana como tal, llevó a los
pensadores del siglo XVIII a bucear en las ciencias naturales. Pero es interesante aclarar que,
en realidad, el modelo de perfección y rigurosidad científica, lo constituía la Física mecánica
de Newton. La ley de gravedad cumplió, por así decirlo, las expectativas de los pensadores
sociales, que intentaban establecer leyes similares para el comportamiento humano. Esta
influencia se manifestó en lo que se llamó mecanicismo de las ciencias sociales.
La otra ciencia que tomó parte en este proceso fue la Biología, admirada también por
los científicos sociales por su rigurosidad. Las leyes de la evolución biológica, que rompieron
con el fijismo de las especies, lograron una síntesis de gran alcance explicativo.
Puede decirse que la teoría de la evolución significó el desplazamiento del interés de
los filósofos sociales por las leyes de la Física, hacia el nuevo modelo biológico que sirvió de
nexo entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias humanas.
El Evolucionismo forma parte de una tradición que se remonta al siglo XVIII. Existe
una continuidad entre algunas ideas de la Ilustración y el Evolucionismo; por ejemplo, la idea
de progreso, la evolución, la reconstrucción de la historia universal, las fuentes etnográficas
usadas… Así, los teóricos del siglo XIX completaron los esquemas anteriores de la historia
universal usando el método comparativo.
El esfuerzo de Spencer —uno de los más importantes autores del Evolucionismo— por
probar que la naturaleza humana, como todo lo demás en el universo era un producto de la
evolución, abrió el camino, más o menos directamente, al determinismo racial.
La extrapolación que hizo Spencer de las leyes biológicas rigiendo también la vida
social del hombre costó mucho a las ciencias sociales. Aún hoy, la vulgarización de este
concepto genera muchos conflictos que carecen de base científica.
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Se entiende por “estadio” cada una de las etapas atravesadas por una cultura en su evolución.
Apuntes de Antropología Cultural 2
MORGAN elaboró un esquema de siete etapas sucesivas. Una de sus preocupaciones era
caracterizar cada una de ellas y establecer por qué una cultura había pasado de una etapa a
la otra.
Etapa Características
Salvajismo inferior Recolección de frutos silvestres.
Salvajismo medio Pesca, origen del lenguaje y uso del fuego.
Salvajismo superior Arco y flecha.
Barbarie inferior Invención de la cerámica.
Domesticación en Europa y Asia.
Barbarie media
Regadío en América.
Barbarie superior Utilización de armas e instrumentos de metal.
Civilización Invención de la escritura. +
En esta secuencia se observa un carácter progresivo basado en adquisiciones
tecnológicas. Para definir cada etapa, tuvo en cuenta cuatro aspectos básicos: la tecnología,
el parentesco, el derecho a la propiedad y el sistema político. De estos aspectos, la invención
tecnológica es la causa del pasaje de una etapa a otra. Este proceso de evolución tecnológica
es acumulativo. Los otros tres aspectos considerados tienen una mecánica diferente de
cambio, ya que éste se da por sustitución o recombinación:
Aspecto cambio por
Tecnología Acumulación
Parentesco
Sustitución y
Derecho de propiedad
recombinación.
Sistema político
Intentó relacionar las formas de organización social y familiar con los avances
tecnológicos, de modo que a una clase de familia le correspondiera una etapa de organización
socio-política y de desarrollo tecnológico. Obtuvo así un ordenamiento diacrónico y sincrónico
que, sin embargo, presenta defectos, ya que muchas relaciones entre etapas son erróneas.
El método comparativo
Morgan, Tylor y Spencer eran historiadores universales que utilizaban para sus
reconstrucciones de las secuencias de cambio sociocultural el método comparativo. Una de
las críticas más importantes que se han realizado a este método, es la de atomizar la realidad
al tratar los hechos separados de su contexto global.
Una característica del método comparativo es el supuesto teórico de que los culturas
presentes tienen un grado de semejanza con las desaparecidas. En este sentido, los grupos
cazadores y recolectores actuales son semejantes a los grupos cazadores y recolectores
desaparecidos.
Ordenan las instituciones contemporáneas en una secuencia de antigüedad creciente,
mediante una lógica deductiva, asumiendo como criterio que las formas más simples son las
más antiguas.
Las raíces de este método hay que buscarlas en el siglo anterior, el siglo XVIII, en la
Geología, la Lingüística, la noción de progreso de la Ilustración y la creencia de los filósofos
sociales, que pensaban que la sociedad europea poseía un avance importante en relación con
las sociedades anteriores.
2. La Escuela Funcionalista
La escuela funcionalista surge en Inglaterra alrededor de 1920. Muchos autores han
criticado esta teoría por considerar que estuvo al servicio del imperialismo y de su práctica
colonialista, tildándola de ciencia burguesa. Más allá de la validez de esas críticas, el
funcionalismo ha persistido hasta nuestros días, muchas veces realizando una revisión de sus
postulados básicos, otras revalorizándolos, como cuando se destaca, por ejemplo, la
importancia del trabajo de campo según la forma que le dio su creador B. Malinowski. Este
intento empirista del funcionalismo, buscaba convertir a la Antropología en una disciplina
científica2, a fin de romper con el esquema impuesto por la Antropología basada en
conjeturas vigente en el siglo XIX.
La teoría funcionalista está muy vinculada con el desarrollo que tuvieron las ciencias
naturales durante el siglo XIX. Es a través de Augusto Comte y su “filosofía positiva” donde
se expresa la estrecha relación entre la Biología y la Sociología. Además este autor ejerció
una notable influencia en los sociólogos y antropólogos posteriores, como por ejemplo, las
ideas de orden y progreso.
Spencer había establecido un estrecho paralelismo entre las sociedades humanas y los
organismos biológicos. Argumentaba que "en la sociedad, así como en un organismo, se
produce una eliminación y sustitución perpetua de partes, junto con la integridad constante
del todo". La correspondencia supuesta por Spencer se establece al comparar por un lado al
individuo social con las células del organismo, ambos como parte integrante de un todo –el
organismo o la sociedad–, tiene una función que cumplir, mantener la actividad armónica de
ese todo. Spencer fue el primero en aplicar el término "función" a la descripción de la
realidad social.
E. Durkheim, sociólogo francés, que fue la fuente de inspiración del funcionalismo
inglés, utilizó también el término función, per quitándole su connotación biologicista.
Malinowski, de nacionalidad polaca pero que desarrolló su trabajo en Inglaterra, sentó
las bases de las características claves de la perspectiva antropológica: el trabajo de campo,
tras permanecer por casi cuatro años en Nueva Guinea estudiando los aborígenes de
Oceanía. Para muchos autores es el creador de la Escuela Funcionalista Inglesa.
En cuanto al aspecto metodológico, la Antropología del siglo XIX se dedicaba
fundamentalmente a la investigación de gabinete. Los antropólogos organizaban los datos
traídos por viajeros, misioneros y administradores de las tierras coloniales, pero muy rara vez
salieron de la comodidad de sus estudios. Teorizaban y analizaban comparando las fuentes
secundarias. Fue Malinowski quien puso una marca innovadora en lo que conocemos como
metodología clásica de la Antropología: el trabajo de campo o la permanencia prolongada
sobre el terreno.
Sólo a través del trabajo de campo puede el investigador estudiar y comprender la
sociedad analizada. Según Malinowski "el antropólogo debe ir a las aldeas, convivir con los
nativos, lejos de otros blancos". Esta metodología fue revolucionaria, ya que significó una
ruptura con la Antropología evolucionista del siglo XIX. El método puede resumirse en tres
pasos:
1. Situarse: El antropólogo debe ubicarse dentro de la sociedad que quiere estudiar
y, lo más importante, lejos de otros “blancos”.
2. Observar: Utilizar métodos precisos y recoger, manejar y establecer pruebas,
albergando propósitos exclusivamente científicos y conociendo las normas de la
etnografía. Además, debe estar preparado teóricamente y al tanto de las más
recientes innovaciones, evitando las ideas preconcebidas.
3. Sacar conclusiones en base de los estudios previamente realizados.
TRABAJO PRÁCTICO
Los siguientes textos nos permiten acercarnos de primera mano al pensamiento de las
escuelas Evolucionista y Funcionalista.
ACTIVIDAD: Intenta determinar a qué escuela pertenece cada texto.
1) Con la evolución superorgánica [cultural] ocurre lo mismo que con la evolución orgánica.
Aunque tomando todas las sociedades en conjunto se pueda sostener que la evolución es
inevitable […] no puede decirse que sea inevitable, y ni siquiera que sea probable, en
cada sociedad particular. [SPENCER, H. Principles of sociology Appleton (New York 1896),
I p. 96].
2) El progreso social no es lineal, sino divergente una y otra vez. Cada producto diferenciado
da origen a un nuevo conjunto de productos diferenciados. Al extenderse sobre la tierra el
género humano se ha encontrado en ambientes de características diversas y en cada caso
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Nuestra postura es que la verdad no es relativa ni se establece socialmente, sino que es objetiva y, en todo caso,
la sociedad tiene la tarea de descubrir cuál es la verdad objetiva.
Apuntes de Antropología Cultural 6
la vida social que se ha desarrollado en ellos determinada en parte por la vida social
previa, ha venido a estar también parcialmente determinada por las influencias del nuevo
medio ambiente. De esta forma los grupos, al multiplicarse, han manifestado una
tendencia a adquirir diferencias, unas mayores y otras menores; y así se han desarrollado
géneros y especies de sociedades. [SPENCER, H. Principles of sociology Appleton (New
York 1896), II p. 331].
3) La porción más adelantada de la raza humana queda detenida, por decirlo así, en
determinados estadios de su progreso, hasta que algún gran invento o descubrimiento,
tal como la domesticación de los animales o la fundición de mineral de hierro, daba un
nuevo y pujante impulso hacia delante. Mientras esa porción estaba detenida como
hemos dicho, las tribus más atrasadas, avanzando continuamente, se acercaban en
diferentes grados de aproximación al mismo estado; porque dondequiera que existiera
una conexión continental, todas las tribus deben haber participado en alguna medida de
los progresos de las otras. Todos los grandes inventos y descubrimientos se propagan por
sí mismos; pero antes de que pudieran apropiárselos, las tribus inferiores tenían que
haber comprendido su valor: En las áreas continentales, ciertas tribus se adelantarían a
las otras; pero en el curso de un período étnico, la delantera pasaría un buen número de
veces de unas a otras […] No es improbable que algunas de estas invenciones fueran
tomadas de tribus que se hallaban en el estadio medio; porque fue por este proceso
constantemente repetido como las tribus más adelantadas elevaron a las que estaban por
debajo de ellas, tan pronto como las inferiores estuvieron en condiciones de apreciar el
valor de los instrumentos del progreso, y de apropiárselos [MORGAN, L. Ancient society
Holt (New York 1877) pp. 39. 540].
4) En la humanidad parecen existir una capacidad intelectual y un temperamento innatos. La
historia nos enseña que unas razas han adelantado en la civilización, mientras que otras
se han detenido al llegar a cierto límite o han retrocedido, y una explicación parcial de
este fenómeno la hallamos al observar las diferencias de capacidad intelectual y moral
entre tribus tales como los nativos de África y de América y las naciones del viejo mundo
que los han vencido y los han sojuzgado […] Parece razonable la hipótesis de que la
última que se formó en la región templada fue la raza blanca, menos apta que las otras
para resistir el calor extremado o vivir sin las aplicaciones de la cultura, pero dotada de
las facultades de elevarse al conocimiento científico y gobernar, facultades que han
colocado en sus manos el centro del mundo. [TYLOR, E. An introduction to yhe study of
man and civilization Appleton (New York 1899) pp. 74. 113].
5) Sería verdaderamente extraño que en medio de las mutaciones universales sólo el
hombre fuera constante, inmutable. Mas no lo es. También él obedece a la ley de la
infinita variación. Sus circunstancias están cambiando constantemente y él está
constantemente adaptándose a ellas […] En consecuencia, el progreso no es un accidente,
es una necesidad. La civilización, en lugar de ser un artefacto, es parte de la naturaleza;
todo de la misma clase que el desarrollo de un embrión o el de una flor. Las
modificaciones que la humanidad ha sufrido y todavía está sufriendo son resultado de una
ley que subyace a toda la creación orgánica. Y siempre que la raza humana siga
existiendo y la constitución de las cosas sea la misma, esas modificaciones terminarán en
la perfección […] Con la misma seguridad deben desaparecer las cosas que llamamos mal
e inmoralidad; con la misma seguridad debe el hombre llegar a ser perfecto. […]
Evidentemente, el hombre aborigen debe tener una constitución adaptada al trabajo que
ha de realizar, unida a una capacidad latente de convertirse en el hombre completo
cuando las condiciones de existencia se lo permitan. A fin de que pueda preparar la tierra
para sus futuros habitantes, descendientes suyos, debe poseer un carácter que lo
capacite para limpiarla de razas que puedan poner en peligro su vida y de razas que
ocupen el espacio que la humanidad necesita. Por eso debe sentir el deseo de matar […]
Debe, además, estar desprovisto de simpatía o no tener más que rudimentos de ella,
porque de otra manera estaría incapacitado para su oficio destructor. En otras palabras,
debe ser lo que llamamos un salvaje, y la aptitud para la vida social la debe adquirir tan
pronto como la conquista de la tierra haga la vida social posible [SPENCER, H. Social
Statics Appleton (New York 1883) pp. 45-46, 80. 448-449].
6) De la «organización del cerebro» del hombre y de su capacidad para usar símbolos dice
Tylor: “El poder del hombre de usar una palabra e incluso un gesto como símbolo de un
pensamiento y como medio de conversar sobre él es uno de los aspectos en que más
claramente vemos cómo se separa de la compañía de especies inferiores y comienza su
propia carrera de conquista de regiones intelectualmente más elevadas” […] En otro lugar
declara Tylor: “El poder del hombre de acomodarse al mundo en que vive, e incluso de
dominarlo, se debe en gran parte a esta facultad suya de adquirir nuevos conocimientos
de la mente de los hombres y, a través de sus mentes, configura sus obras en el mundo”
[…] La clave de los logros del hombre, tal como lo veía Tylor, está en su “capacidad de
coordinar las impresiones de sus sentidos, que le permite comprender el mundo en que
vive y, comprendiéndolo, usarlo, resistirse a él y hasta, en cierta medida, gobernarlo”
[OPLER, M. “Cause, process, and dynamics in the evolution of E. B. Tylor” en
Southweatern Journal of Anthropology 20, pp. 138-139].