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ex Convento de San Hipólito

Datos Históricos

Aunque a lo largo de los años se han perdido muchos documentos e información de éste Lugar,
hemos encontrado datos históricos importantes sobre el hoy llamado ‘ex Convento de San
Hipólito’, de símbolo del desarrollo médico en México. La mayoría pertenecen a sus primeras
décadas de vida, sobre todo durante la vida de su fundador y, en escaso número, no tenemos
grandes referencias que no sean las de mencionarse como “hospital para dementes.” Durante
sus más de trescientos años de vida antes de caer casi en el olvido para después convertirse en
recinto histórico para eventos, podemos referir lo siguiente.

La historia del actual edifico conocido como Excovento de San Hipólito se inicia durante las
primeras décadas de la Nueva España. Apenas cuarenta y seis años después de la caída de
Tenochtitlan, se decretó el establecimiento, al lado de la ya edificada ermita advocada a San
Hipólito en recuerdo del triunfo sobre los naturales el 13 de agosto de 1521 , del Hospital de San
Hipólito. La iniciativa de dicho proyecto fue emprendida por Fray Bernardino Álvarez Herrera,
perteneciente a la orden del Mártir San Hipólito de la Caridad, quien había llegado de España
con tan sólo veinte años de edad. Después de ciertos avatares de la vida que lo llevaron preso a
Filipinas, de donde escapó para irse a Perú y donde junto riqueza, por fin retorno a la Nueva
España y, al parecer, influenciado por las cartas de su madre, gran devota católica, opto por
dedicarse a la caridad y al auxilio de los más necesitados, por lo que paso algunos años
ayudando los hospitales de la Nueva España establecidos por fray Juan de Zumárraga.

Fui así que una vez obtenido el beneplácito del entonces arzobispo fray Alonso de Montufar y del
virrey en turno Martín Enríquez, pudo fundar dicho Hospital en el año de 1567 en el cruce de las
actuales Avenida Hidalgo y Reforma (debemos tomar en cuenta que el edificio que hoy
conocemos no fue edificado en el año que se señala sino que fue construido con el paso de las
décadas al igual que el templo. Sin embargo esta obra de fray Bernardino era sólo un comienzo
pues más adelante fundaría una serie de nosocomios en Puebla, Oaxtepec, Veracruz y
Acapulco. Entonces ¿cuál era la relevancia del Hospital de San Hipólito? Su característica
principal fue ofrecer apoyo y atención a una amplia población de personas necesitadas y que
hasta cierto grado parecían indeseables: vagabundos, personas en extrema pobreza, ancianos,
peregrinos, etc., que no alcanzaban a ser admitidos o eran rechazados por otros hospitales ;
pero sin lugar a dudas lo que le valió un reconocido lugar en la historia de México fue la
aceptación y dedicación a los enfermos de mente débil, o, en términos actuales, padecían de sus
facultades mentales o, más prejuiciosamente, presentaban signos de locura. Con el paso del
tiempo los hermanos de la caridad y su nosocomio fueron centrando más su atención a este tipo
de aquejados; por tal motivo se le ha considerado el primer hospital “psiquiátrico” no sólo en lo
que sería el territorio mexicano, sino también de Hispanoamérica. No debemos olvidar que se
atendía a los internos de acuerdo a las creencias y conocimientos de su tiempo, y por ello el
Hospital se ubicaba al lado del templo del Patrono de México, pues estaba dedicado a la
salvación de las almas a través de la palabra de Dios. El doce de agosto de 1584 a la edad de
setenta años falleció fray Bernardino.
Pero además parece haber alojado a personas que habían violado la ley. Un curioso ejemplo
aconteció durante la segunda mitad del siglo XVI, precisamente al poco tiempo de haberse
fundado el Hospital. Una serie de barcos piratas ingleses, al mando del conocido Francis Drake,
arribaron al puerto de Veracruz con el objetivo de obtener víveres y demás cosas útiles.
Engañando a las autoridades con banderas españolas saquearon el lugar, pero no pudieron
evitar enfrentarse a los barcos españoles. El resultado fue desfavorable para la tripulación, Drake
y otros oficiales huyeron y una flota más débil quedé en batalla, pronto, sin remedio alguno,
durante su huida tuvieron que abandonar a un cierto número de tripulantes, quienes se
adentraron en la región del norte de Veracruz y al llegar a Tampico fueron capturados por las
autoridades y remitidos a la capital de la Nueva España. En lo que se esperaba su juicio, algunos
fueron recluidos a distintos hospitales. Una vez juzgados, unos fueron a parar a la hoguera, otros
a las galeras, la mayaría recibieron azotes pero otros más se les sentencio a prestar ayuda y
trabajar dentro del Hospital de San Hipólito.

Entre los siglo XVI y XVIII el Hospital parece haber obtenido renombre entre demás instituciones
acordes por sus compasivas y bondadosas obras, sobre todo si consideramos que en su tiempo
aparecía ante los ojos de las autoridades y los habitantes como reformador. Naturalmente, la
presencia de enfermos mentales contribuyo a la dedicación de los hermanos y, con la llegada y
avance de la ciencia, proporcionó un paso considerable para el tratamiento de este tipo de
agravados. Así lo atestigua el hecho de que en la segunda mitad del siglo XVIII el virrey Bucareli
haya decidido prestar ayuda y contribuir a las necesidades materiales del edificio así como al
sustento económico de los ocupantes; recordemos que en ese entonces, como la mayoría de
hospitales fundados por órdenes religiosas, el Hospital de San Hipólito vivía de la limosnas y
caridad de las gentes. A pesar de ello pudo mantenerse constante tanto en presencia como en
avances médicos.

Como es de suponer, el caos de la lucha por la Independencia tuvo su efecto sobre este
inmueble y lo único que sabemos es que para no caer en ruina la administración tuvo que pasar
a las autoridades de la recién nación Mexicana una vez llegado el año de 1821, debido a la
supresión de las órdenes mendicantes. El Hospital siguió funcionando sobre todo durante la
intervención estadounidense, donde auxilió tanto a soldados como a ciudadanos pero no por ello
abandonó su esencia. La transición hacia una nueva política nacional también repercutió en él.
Los nuevos paradigmas médicos, provenientes sobre todo de Francia, habían sido adoptados y
con ello se dio un avance en la ciencia Médica. Por tales razones, el Hospital de San Hipólito
fungió también como centro de enseñanza durante algún tiempo. Entre 1851 y 1852 fungió como
espacio para enseñanza, práctica y eventos del Colegio de Medicina, antes de que este se
estableciera en definitiva en el edificio de la Santa Inquisición en 1854. Nuevamente, durante las
turbulencias de la Revolución de Ayutla, la Guerra de Reforma y el Imperio de Maximiliano, el
nosocomio padeció altas y bajas, pero siguió siendo reconocido como lugar especializado en
enfermos mentales. A finales de esta centuria se añadieron a su arquitectura una serie de
motivos que evocaban dos episodios fundamentales de la historia mexicana: el arquitecto
Damián Ortiz colocó en el ángulo exterior del muro del atrio tanto el episodio de la Noche triste
del 30 de junio de 1520 como el de la caída de Tenochtitlan el 13 de agosto de 1521.
No fue sino hasta el efector modernizador y estabilizador social causado por las décadas del
gobierno de Díaz que inmueble dejo de dedicarse a los enfermos mentales e incluso se viera
perjudicado físicamente con la elaboración de nuevas calles y avenidas. Sin duda el factor
determinante fue el proyecto del Manicomio General de la Castañeda inaugurado en 1910,
institución que tenía como fin ser el centro innovador de la atención médica a enfermos
mentales, aplicando las nuevas teorías y métodos más eficaces. A partir de ahí el Hospital paso
a ser un lugar abandonado y con el paso de los años fue hogar de mendigos y desahuciados.
Podría decirse que habitaba el mismo tipo de gente que hacía tres siglos, pero ahora sin algún la
ayuda y preocupación que tanto lo había caracterizado. Permaneció en esa condición durante
cinco décadas, hasta que fue considerado dentro el proyecto encabezado por el gobierno y el
Instituto Nacional de Antropología e Historia para recuperar espacios históricos del centro de la
ciudad.

Bibliografía
“Fray Bernardino Álvarez” en Juan José de Eguiara y Eguren. Historia de sabios novohispanos.
México: UNAM, 1998.
Muriel Josefina. Hospitales de la Nueva España, México, UNAM-Cruz Roja Mexicana, Tomo I,
1990.
Bernal Sagahon Miguel, El saber médico acerca de los enfermos mentales en el hospital de San
Hipólito de la Ciudad de México, México, UNAM, 2011,
Ortiz Fajardo, Guillermo (2003). Del Hospital De Jesús a Institutos, Centros Médicos, y
Albergues. Historia de los Hospitales de la ciudad de México. México: Glaxo Smith BC
México desconocido No. 331 / septiembre 2004
Corsarios franceses e ingleses en la inquisición de la Nueva España, siglo xvi. México: Imprenta
Universitaria/Archivo General de la Nación, 1945
Manuel Rivera Cambas “El hospital de dementes. Exconvento e Iglesia de San Hipólito” en
Historiadores de México siglo XIX selección presentación y notas de Oscar Flores Torres México:
Trillas, 2003.

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