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Síntesis general del marco histórico previo a los Gobiernos Peronistas

La crisis más profunda de la historia del capitalismo comenzó en el año 1929 con el crack de la Bolsa de Nueva York y produjo grandes
cambios y convulsiones en todo el mundo. La década del 30" vio el surgimiento del nazismo en Alemania y la consolidación de regímenes
autoritarios y totalitarios en casi toda Europa Central y Japón. También el fin de una era de liberalismo económico.
Las grandes potencias limitaron fuertemente sus importaciones y establecieron todo tipo de controles sobre la economía, con el
propósito de impulsar la recuperación. La creación de bloques comerciales cerrados, la formalización de acuerdos bilaterales y el
abandono del sistema multilateral de comercio, la devaluación de las monedas y el abandono del patrón oro, la adopción de controles de
cambio y el establecimiento de cuotas de importación, son algunas de medias adoptadas por los gobiernos de los países centrales. La
competencia por los mercados y los afanes de la expansión imperial fueron generando tensiones que estallarían, a fines de la década, en
la Segunda Guerra Mundial.
Este nuevo escenario en el plano mundial afectó fundamentalmente a los países especializados en la producción y exportación de
productos primarios, debido a la enorme caída del volumen físico de las exportaciones. Los países exportadores de productos primarios
de mayor mercado interno como Argentina, Brasil y México, reorientan sus inversiones hacia la industria manufacturera que, debido a las
restricciones a la importación, permitían aprovechar la demanda interna insatisfecha.
En Argentina, la crisis comienza a golpear la economía en 1930, año que coincide con la caída de Yrigoyen. Entre tanto el régimen de
fraude y corruptelas de los funcionarios, en el país se producirán pequeñas transformaciones que generarían grandes cambios. La
Economía argentina dependía en gran medida de las relaciones comerciales y financieras con Gran Bretaña, quienes eran los principales
compradores de nuestras carnes, lanas y otros productos agropecuarios. Además, los ingleses eran importantes proveedores de
productos manufacturados y combustibles que se importaban, y concentraban la mayoría de las inversiones extranjeras en el país.
La crisis del 30" trajo como secuela cambios drásticos en esas relaciones internacionales ya que los británicos decidieron cerrar su
comercio internacional dentro de las fronteras de su imperio, hecho que perjudicaba a nuestro país seriamente. El Gobierno de Agustín
P. Justo (1932-1938) inició negociaciones que culminaron en el tratado de Roca-Ruciman, por el cual las mercaderías e inversiones
Británicas en la Argentina recibieron mayores privilegios que los ya recibidos tradicionalmente, a cambio de mantener una cuota de
importación de carnes argentinas al Reino Unido. El sistema bancario, de seguros, los transportes y fletes quedaron girando en la órbita
de los intereses de Londres. Este sometimiento comienza a generar un fuerte sentimiento nacionalista en el país a lo largo de la década.
Los gobiernos comienzan a emplear las ideas imperantes en esa época en el mundo entero en materia de economía, aplicando Las
teorías de intervención del Estado en la economía expresadas por John Maynard Keynes. Nuestro país no es ajeno a esta situación y se
produce una reorientación del rol del Estado, pasando del Estado Gendarme ("laisse faire", dejar hacer) al Estado interventor. Así
aparece, poco a poco durante la década del 30", el intervencionismo del Estado argentino para salvar a los sectores dominantes, y sin
estar articulado a una verdadera propuesta integral:
 Creación de la Junta Nacional de Granos, reguladoras de la comercialización y producción agraria.
 Creación del Banco Central, con el fin de regular el mercado financiero mediante la administración monetaria.
 Ley de carnes, con el objeto de regular la producción.
 La fijación de impuestos a la renta y subsidios a la actividad agrícola.
 El establecimiento del control de cambios y de tarifas aduaneras selectivas
 La puesta en marcha de un plan de obras públicas
La industria inglesa no estaba en condiciones de proveer los productos que nuestro país importaba de aquella nación, por lo que esta
situación lleva al fomento de la industria nacional por sustitución de importaciones, principalmente la industria liviana y productos de
consumo en distintos rubros. Las empresas textiles, metalúrgicas y alimenticias, con maquinaria escasa y anticuada, empiezan a
aprovechar las oportunidades que brinda la "Industrialización por Sustitución de las Importaciones".
Esta situación constituye un disparador de la demanda de mano de obra que comienza a desplazarse en migraciones internas hacia la
ciudad de Capital Federal y el Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Santa Fe, buscando oportunidades laborales en el crecientes sector
industrial, que comienza poco a poco a erigirse en el sector líder del progreso, desplazando a la producción agropecuaria al segundo
lugar.
En este período se registró un gran debate sobre el rumbo del desarrollo del país y la inserción en el plano internacional,
fundamentalmente se cuestionó la dependencia de Gran Bretaña. Surgen discusiones por la normalización de la política y la aplicación de
nuevas políticas económicas asociadas a planes de vivienda e infraestructura y apoyo al desarrollo de las industrias "sanas", asociadas a
la transformación de las materias primas. Bajo este contexto, el Ministro de hacienda del Presidente Roberto Ortiz, Federico Pinedo,
envió al Congreso de la Nación un Plan de Reactivación Económica. Este Plan propone un cambio de dirección en la política internacional
con un acercamiento a los Estados Unidos, quien emergía como la nueva potencia hegemónica y fuente principal de la inversión
extranjera en los sectores en expansión como el automotriz y el químico.
Pese a las medidas implementadas en la década del 30", el crecimiento de la economía fue lento; el PBI creció entre 1941 y 1943 sólo el
1,8% anual. Así se experimentó un deterioro en el proceso acumulación que repercutió en el posterior debilitamiento del crecimiento de
la economía.
En este período la Segunda Guerra Mundial genera un efecto contradictorio en el desarrollo de la economía argentina, ya que los países
en conflicto restringen severamente las importaciones generando un nuevo estimulo para la sustitución de importaciones pero, al mismo
tiempo, entorpecieron el proceso de capitalización al suspender las importaciones de maquinarias y equipos indispensables para la
expansión de la capacidad instalada en la industria y su diversificación. Entre 1938 y 1945 el stock de maquinarias y capital cayó casi un
30%, afectando lógicamente el crecimiento de la economía tal como lo indican los siguientes datos estadísticos: Entre 1938-1945 el PBI
creció un 13% contra el 23% registrado entre 1933-1939, y el producto manufacturero creció un 27% contra el 43% respectivamente.
En el año 1943 el golpe de Estado derribó al presidente Ramón Castillo, imponiendo un régimen militar encabezado por Pedro Ramírez. El
gobierno militar comienza a anticipar lineamientos de los posteriores gobiernos peronistas. En 1944, bajo la presidencia de Edelmiro

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Farrel, se creó el Consejo Nacional de Posguerra, Presidido por el General Juan Domingo Perón, quien anticipó los lineamientos de una
política industrialista que buscaba eliminar los cuellos de botella y provocar una transformación de la estructura productiva con eje en la
industria manufacturera.
En el marco de la política internacional nuestro país había sostenido una posición de neutralidad ante la Segunda Guerra Mundial, que
luego se transformaría en un forzado alineamiento del gobierno militar con la posición norteamericana al final de un conflicto. Existía un
contexto social de rechazo a la dependencia.
La oposición al gobierno militar estaba inspirada por los ideales de libertad y democracia pero era muy heterogénea, hasta que aparece
un aglutinador de esas fuerzas opositoras y fue el embajador Sprulle Braden, quien, entre mayo y septiembre de 1945 denuncia
presuntos vínculos entre el gobierno argentino con los países del eje y plantea la necesidad de barrer con el totalitarismo en todo el
mundo.
Este contexto genera la plataforma en la que se asentó el triunfo del General Perón en la elección presidencial de 1946, dándole a la
campaña electoral un notable sesgo antiimperialista.

Primera Presidencia de Juan Domingo Perón 1946-1952

2.1) Síntesis General


La primera presidencia de Juan Domingo Perón que abarcó los años 1946-1952, podemos caracterizarla por la existencia de dos fases
claramente diferenciadas:
1. la primera fase expansiva apoyada en el crecimiento de la demanda global y en la redistribución del ingreso, en el poder
sindical y en el control del sector público, y recorre los años desde 1946 a 1948; y
2. una segunda fase de crisis política que se extiende hasta el año 1952 en donde el gobierno peronista adopta un nuevo curso de
acción.

Primera fase del gobierno Peronista


Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la economía inició una etapa expansiva caracterizada por la intervención de los distintos
gobiernos en la economía influidos por las ideas de John Maynard Keynes, pasando de "Estados gendarmes" a "Estados de bienestar".
Estas políticas fueron difundidas en el mundo entero y Latinoamérica no fue la excepción, y menos aún la Argentina. El objetivo de estas
políticas era lograr mayor equidad social, la independencia de los grandes centros de poder mundial y el desarrollo de una economía
industrializada controlada localmente. Con el Gobierno Peronista se concretaron ampliamente las políticas de intervención económica y
las que apuntaban al "Estado de Bienestar"(características de la posguerra en todo el mundo), desarrollando políticas y creando
instituciones que suponían una fuerte regulación de la economía por parte del Estado. Nacionalizaciones, promoción industrial,
independencia económica y fomento del mercado interno, fueron partes de una política que alcanzará sus límites allá por el año 1950.
Al asumir la primera presidencia, el gobierno Peronista heredó una importante masa de reservas internacionales, alrededor de 1.600
millones de dólares, y una economía descapitalizada resultante de la fuerte restricción del equipamiento durante la década del 30"y la
Segunda Guerra Mundial. Durante los primeros tres años de gestión (1946- 1948), el gobierno aplicó políticas que tendían a sostener la
"Fase Clásica" del proceso de sustitución de importaciones, en un contexto de clara redistribución del ingreso hacia los sectores más
desprotegidos de la población. En ese período se tomaron medidas de política expansiva donde la oferta monetaria aumentó en un
250%; el gasto público creció del 16% al 29% del PBI y el PBI creció un 16%, todo esto generó un fuerte incremento en los salarios y los
beneficios sociales. Las nuevas políticas económicas estuvieron caracterizadas inicialmente por la nacionalización de los servicios públicos
y repatriación de la deuda pública, la promoción de la industria y la redistribución de los ingresos a favor de los trabajadores. El Estado se
convirtió en regulador, productor, gestor de sectores vitales de la economía y en un importante empleador. A través del control de
precios para artículos de consumo popular, el control de los alquileres y los arrendamientos rurales, las políticas de salarios mínimos, la
aplicación del sueldo anual complementario y las mejoras de las prestaciones de la seguridad social, se logró una rápida expansión de la
demanda de consumo y una fuerte redistribución a favor de los sectores con menores ingresos. Basta decir que entre 1946 y 1950 la
participación de los asalariados en el ingreso nacional creció del 39 al 46%, experimentando estos sectores mejoras en sus condiciones de
vida sin precedentes en el país.
El conjunto de medidas económicas expansivas y redistributivas tomadas en los tres primeros años de gestión, se complementaron con
dos elementos fundamentales: En primer lugar, se realizaron una serie de reformas de la legislación social como la aplicación de
convenios laborales por industria, la creación de tribunales de trabajo y un régimen de asociaciones profesionales que constituyó la
plataforma de poder de los sindicatos. En segundo término, se amplió las facultades de control del gobierno sobre el sistema económico,
mediante la creación del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI, encargado de las exportaciones tradicionales y las
importaciones esenciales) y la creación del Banco Industrial (encargado del control nacional del sistema de seguros y la nacionalización
de los depósitos bancarios).

Segunda fase del gobierno Peronista

Cumplidos los tres primeros años de gobierno, se agota la fase clásica del proceso de sustitución de importaciones y concluye la fase
expansiva de la política económica apoyada en el crecimiento de la demanda global y la redistribución del ingreso. La crisis política se
extenderá hasta 1952, año en donde el gobierno decide adoptar un nuevo rumbo político-económico.
La Crisis política que comienza en este período tiene sus orígenes en el sector externo, con la caída de las importaciones y exportaciones
en un 33%, y apoyada en la estrepitosa caída de las reservas que descendieron a 150 millones de dólares cuando al comienzo de la
gestión habían alcanzado niveles de 1.500 millones de dólares. Este escenario tenía un gran atenuante: "El estrangulamiento de la
capacidad productiva" fruto de la insuficiente capitalización de la estructura productiva en un largo periodo, que se sumaba a la menor

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disponibilidad de bienes debido a la contracción en las importaciones. Además, es importante destacar la caída en la producción
agropecuaria de los años 1951-1952 generada por los efectos de las sequías.
El Gobierno sostiene su política monetaria, fiscal y salarial expansiva, pero la presión de la demanda global sobre una economía con
menor cantidad de bienes y servicios disponibles enerva las presiones inflacionarias hasta que en el año 1951, se llega a un récord
inflacionario en nuestro país para lo que iba del siglo XX. El costo de vida se elevó un 37% y los precios mayoristas un 48%.
Lógicamente ante un contexto semejante, el gobierno no tardará en dar respuestas y tomará un "NUEVO RUMBO ECONÓMICO" a partir
del año 1952. Pero este tema será desarrollado en el próximo capítulo, cuando veamos en detalle la segunda presidencia de Juan
Domingo Perón.
2.2) Políticas Económicas Adoptadas
"Debemos producir el doble; multiplicarlo por cuatro mediante una buena industrialización, es decir, enriqueciendo la producción por la
industria; distribuir equitativamente esa riqueza y aumentar el estándar de vida de nuestra poblaciones hambrientas, que son la mitad
del país; cerrar ese ciclo con una conveniente comercialización de esa riqueza. Cuando el ciclo de la producción, industrialización,
comercialización y consumo se haya cerrado, no tendremos necesidad de mendigar mercados extranjeros porque tendremos el mercado
dentro del país, y habremos solucionado con ello una de las cuestiones más importantes: la estabilidad social, porque el hambre es muy
mala consejera de las masas. Nosotros queremos dar al país una gran riqueza, pero consolidada con un perfecto equilibrio social" Juan
Domingo Perón, ante el congreso (1946)
En este fragmento discursivo podemos obtener una muestra de la filosofía económica del peronismo en su primer gobierno: una política
nacionalista y estatizante y en consonancia con las tendencias existentes en el mundo.
2.2.1) El primer Plan Quinquenal de Gobierno
En su mensaje al Congreso Nacional del 19 de octubre de 1946, el Presidente Juan D. Perón presentó los lineamientos del Plan del Poder
Ejecutivo sobre la orientación económica del país para el quinquenio 1947-1951. Además del plan, se condensaban proyectos de ley
sobre distintas materia que el Poder Ejecutivo pretendía sancionar como parte de su plan de inversiones, como por ejemplo: Ley de
organización de ministerios, Ley concediendo derechos electorales a la mujer, Ley de organización de la sanidad pública, Ley de reforma
universitaria, Ley de organización de servicio exterior de la nación, Ley de fomento de la industria nacional, entre otros.
Respecto al comercio exterior, planteaba como necesidad prever y codificar en un solo cuerpo el conjunto de medidas que afectaban la
exportación y la importación, reglamentando la tipificación, el envase y la certificación de calidad de los productos exportables,
estableciendo un régimen aduanero ajustado a las realidades del momento. Como consecuencia de ello, se elevaba al Poder Legislativo
un proyecto de modificación de la Ley de aduanas con el objeto de adecuarla a las nuevas normas de protección del trabajo nacional, en
función de la cantidad de mano de obra ocupada, salarios altos y consumo de materia primas nacionales. Además proponía examinar la
posibilidad de establecer una unión aduanera con los países Sudamericanos con el fin de facilitar el intercambio comercial.
Este plan se delineó teniendo en cuenta una serie de pautas por las que el estado debía asumir tareas de:
 Determinar las necesidades previsibles de materias primas de origen nacional, energía eléctrica, maquinarias y transportes; y
verificar el estado y grado de eficiencia de los sistemas de producción , explotación y distribución de esos elementos.
 Establecer un programa mínimo de cinco años de obras e inversiones necesarias para asegurar un suministro adecuado de
materias primas, combustibles y equipos mecánicos; desarrollar racionalmente la industria y la agricultura del país.
 Descentralizar la industria, formando nuevas zonas; diversificar la producción y emplazar dichas zonas adecuadamente en
función de las fuentes naturales de energía, las vías de comunicaciones, los medios de transporte y los mercados consumidores.
Tal como manifiesta Mario Rapoport: "El primer plan quinquenal estableció ambiciosos objetivos y simultáneamente vagos, que cumplió
en forma parcial. En sus puntos esenciales se planteaba"
 Transformación de la estructura económico-social por la expansión de la industrial.
 Reducción de los factores de vulnerabilidad externa, a través del rescate de la deuda externa pública y privada y la
nacionalización de los servicios públicos.
 La elevación del nivel de vida de la población mediante una redistribución de la riqueza y un plan general de obras y servicios
públicos referidos a sanidad, educación y vivienda.
 El empleo de parte de las ganancias generadas por los términos de intercambio muy favorables de que gozaba el país, junto con
las reservas de oro y divisas acumuladas durante la guerra, para la financiación del programa.
 Mantenimiento de una política nacionalista, frente a los organismos internacionales de la posguerra, aprovechando la
coyuntura favorable.
 Una amplia movilización de los recursos nacionales, la aceleración de la capitalización industrial, el fomento de la creación de
un importante mercado de consumo interno y máxima utilización de la fluidez brindada al sistema bancario, para
independizarse de las fluctuaciones de la balanza de pagos.
Con este plan era la primera vez que un gobierno se pronunciaba enérgicamente a favor de la industrialización del país, destacando los
beneficios que este sector brindaba. La Argentina era un país muy dependiente del sector externo tanto en materia de importaciones
como de exportaciones, y su economía estaba muy vinculada a lo que hacían o dejaban de hacer las naciones proveedoras o
compradoras de sus productos; por ello era necesario impulsar la industrialización y apoyar la misma en el mercado interno
desarrollándolo hasta predominar sobre el mercado exterior.
Pero la problemática de la Argentina de esos tiempos fue comprendida a medias, debido a que se puso un gran énfasis en las industrias
que elaboraban materias primas nacionales para satisfacer necesidades de consumo interno y/o exportación, tanto derivadas de la
agricultura y la ganadería como de la explotación forestal y minera. Las prioridades estaban puestas en las "industrias naturales o
livianas" y como excepción, se contenía dentro de los objetivos, el desarrollo de "industrias pesadas". Esta decisión estratégica generó
una fuerte expansión económica en los primeros años de Gobierno; pero a su vez, significó una falta cabal de interpretación del contexto

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económico y sus necesidades reales a largo plazo que luego se conjugaron como factores importantes de la posterior crisis del primer
gobierno Peronista.
2.2.2) Las nacionalizaciones y el Estado como proveedor de servicios públicos
Durante el gobierno Peronista el Estado se convirtió en empresario, y así entre 1946 y 1950 se nacionalizaron los ferrocarriles de
propiedad británica y francesa, los teléfonos de ITT, y algunas compañías eléctricas del interior. Además se crearon las empresas Gas del
Estado y Yacimientos Carboníferos Fiscales, se incrementó la flota mercante, y se produjo el desarrollo de Aerolíneas Argentinas. Dentro
de las nacionalizaciones la más importante fue la del Banco Central, que controlaba los depósitos bancarios y en cuyo directorio había
representantes extranjeros.
Estas nacionalizaciones generaron una gran evolución de toda la economía y del sector público. El Estado era quien decidía sobre la
provisión de los servicios públicos y desarrollo de los mismos, estableciendo sus tarifas y las políticas saláriales para los trabajadores del
sector, teniendo en sus manos una poderosa herramienta para la generación de empleo. Además, es importante destacar el estímulo
sobre la inversión privada que generaba la inversión pública, y que estas nuevas funciones del Estado incrementaban la influencia de las
políticas públicas en la orientación sectorial y regional de la producción.
Tal como manifiesta Antonio Cafiero; "todo esto le daba al Estado la posibilidad de corregir algunos desequilibrios manifiestos que, en
materia económica, tenía la Argentina, pero incrementaba también el riesgo y la responsabilidad gubernamental ante un eventual
fracaso".
Es de destacar que el proceso de nacionalización se realizó en un contexto propicio, debido a que las compañías extranjeras estaban
interesadas en desprenderse de sus activos existentes en Argentina por considerarse que su ciclo ya estaba agotado.
2.2.2.1) El Gas
Entre 1947 y 1948 el Estado nacionalizó el Gas, adquiriéndose varias compañías de la provincia de Buenos Aires y extendiendo la red
hacia nuevos centros de distribución con el objeto de transformarla en un verdadero servicio social, motivo por el cual se rebajaron las
tarifas en un 30%. A través de Gas del Estado se permitió reducir sustancialmente la importación de carbón y hacia el año 1950 el gas
costaba la mitad menos que en 1940.
El gas fue uno de los primeros ejemplos de nacionalización. Para abastecer al principal centro de consumo del país, Buenos Aires, se
construyó un gasoducto modelo único en esa época. El mismo tenía un recorrido de 1700 kilómetros y una capacidad de transporte de
un millón de metros cúbicos diarios, permitiendo proveer gas a 400.000 clientes en 1949 a diferencia de los 216.000 de 1943.
2.2.2.2) La Unión Telefónica
El 3 de septiembre de 1946 fue nacionalizada la empresa The United River Telephone Company Ltd, de capitales Norteamericanos
subsidiaria del Trust ITT; dicha operación fue realizada en 95 millones de dólares mediante la firma de un convenio por el cual ITT debía
proveer asistencia técnica y materiales de renovación telefónica por el termino de diez años.
2.2.2.3) Los Ferrocarriles
La nacionalización de los ferrocarriles se realizó en dos diferentes etapas: en la primera etapa se adquirieron en diciembre de 1946 los
ferrocarriles de capital Francés en una operación pequeña debido al escaso volumen de dichas empresas, y en la segunda etapa, se
nacionalizaron los ferrocarriles Británicos. En nuestro país las compañías británicas eran las de mayor volumen por lo que su
nacionalización fue una de las negociaciones más publicitadas y más discutidas del gobierno de Perón.
Las inversiones extranjeras en este rubro habían sido muy importantes hasta la Primera Guerra Mundial pero, luego de la misma, tres
factores influirían en la paralización de los flujos de capitales dirigidos al sector y en su consecuente transferencia al Estado Argentino:
primero el deterioro de la economía de Europa durante la posguerra; segundo, la gran competencia que el desarrollo de las rutas
Argentinas le imponen al riel a partir de la década del 30", y por último la caducidad en el año 1947 del de la "Ley Mitre" que eximía a los
ferrocarriles británicos del pago de impuestos.
El Reino Unido tuvo saldos deudores durante la Segunda Guerra Mundial en sus relaciones comerciales con Argentina. Nuestro país había
decidido acumular esos créditos en forma de Libras Esterlinas con garantía oro en el Banco de Inglaterra, libras que pasaron a ser
inconvertibles en otras divisas desde 1939 por el agotamiento de las reservas y pasaron a formar parte de las llamadas "Libras
Bloqueadas". Hacia 1946, el total acumulado de libras Bloqueadas de Argentina en Inglaterra ascendían a 112 millones, siendo el saldo
más importante de América Latina. El Reino Unido no estaba dispuesto a desbloquear las libras adeudadas y procuró solucionar la
situación de dos formas: incrementar sus exportaciones y reconquistar mercados perdidos, o vender parte de sus activos en el exterior.
En una misión comercial entre Argentina e Inglaterra, y luego de arduas negociaciones para destrabar las libras bloqueadas y nacionalizar
los ferrocarriles, se firma el 13 de enero de 1947 el contrato de compraventa de los ferrocarriles británicos por un total de 150 millones
de Libras Esterlinas, a pagarse con los 130 millones de libras bloqueadas acumuladas a ese momento y el resto con superávit de la
balanza comercial. Pero, debido a la situación económica de Inglaterra, el 12 de febrero se firmó un pacto que formalizó finalmente la
compra de los ferrocarriles pagando nuestro país 100 millones de libras (hecho por el gobierno Británico como adelanto a cuenta de las
exportaciones de carne de 1948), más 10 millones de Libras que el Gobierno Británico acreditó por productos ya vendidos, más 40
millones de Libras Esterlinas de fondos bloqueados por el Banco de Inglaterra.
Esta fue la nacionalización más criticada porque la oposición argumentó que se compraron hierros viejos a precios exorbitantes. Pero el
gobierno defendió la compra argumentando que se adquiría la soberanía sobre el sistema ferroviario y se podía evitar la discriminación
que sufrían determinadas regiones y sus productos, además se puso énfasis en el conjunto de empresas británicas subsidiarias de los
ferrocarriles y adquiridas en aquella operación. Entre estas últimas tenemos empresas de transportes, agua corriente, frigoríficos,
compañías de tierras y eléctricas, aunque sin dudas el Puerto Dock de Sur fue uno de los más importantes por ser esencial para controlar
el sistema de transportes y comunicaciones del Estado.
2.2.2.4) El Banco Central y su política monetaria

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Otra de las nacionalizaciones importantes durante el primer gobierno Peronista, fue la del Banco Central, cuyo directorio estaba
integrado por representantes del Estado, de los bancos privados nacionales y de los bancos privados extranjeros. Así queda
definitivamente nacionalizado el Banco Central de la República Argentina (BCRA).Una vez tomada esta medida se procedió a dictar el
Decreto Nº 11.554, cuyo objeto era nacionalizar los depósitos realizados en los bancos privados y obtener el control de todas las fuentes
de creación de dinero del sistema; y además canalizar líneas de crédito, a través de los siguientes bancos especializados:
 Banco de Crédito Industrial, llevando líneas de crédito hacia la industria y la minería
 Banco de la Nación Argentina, llevando crédito hacia las actividades agrarias y comerciales
 Banco Hipotecario Nacional, con el objeto de fomentar la construcción de viviendas.
 La Caja Nacional de Ahorro Postal, para captar pequeños ahorros con el objeto de otorgar préstamos de consumo.
Con el control del sistema crediticio, el Estado garantizó una pieza fundamental para su esquema de desarrollo de la industrialización
nacional. El Estado era quien, a partir de entonces, decidía el destino de los créditos y tenía una influencia determinante de la tasa de
interés, cuyos valores diferían según el destino de los préstamos. Así se decidió apoyar firmemente al sector industrial, mediante la
expansión de créditos con tasas de interés inferiores a la tasa de inflación, subsidiándose de esta manera al sector. Estas tasas negativas
favorecieron a la actividad productiva desde dos aristas: por un lado se incentivaba a la toma de créditos estimulando a su vez a la
inversión; y por el otro se reducía el costo de oportunidad de dichas actividades frente a las alternativas de las colocaciones financieras. A
su vez se incentivó el consumo disminuyendo el estimulo al ahorro.
Entre 1946 y 1949 se produjo un gran incremento en la circulación monetaria producto de varios factores como el peso de la demanda
del sector público, el financiamiento del sector industrial y el rescate de la deuda externa, sumadas a la inflación de posguerra. Ya
entrado el año 1949 y en 1950 se producirían cambios importantes que se relacionan con los cambios en las políticas económicas,
implementadas con el surgimiento de la crisis. Se reduce claramente la financiación con emisión de dinero y la demanda de créditos del
sector privado pasó a ser el principal factor de expansión, a tal punto que el volumen de créditos superaba al de los depósitos.
En el año 1952 la política monetaria adquiriría un corte ortodoxo; en ese año las restricciones en materia monetaria se relacionaron con
una caída de la tasa de inflación y una importante recesión en todo el sector productivo. Posteriormente la política monetaria seguirá un
curso más controlado que en los primeros años a pesar de que el gasto público, nuevamente ganará en importancia como factor de
creación de medios de pago. El proceso inflacionario se redujo notablemente entre 1954 y 1955.
2.2.2.5) Nacionalizaciones del transporte urbano
Otra de las decisiones de nacionalización fue la de "la corporación de transportes de la ciudad de Buenos Aires" encargada del transporte
urbano de pasajeros perteneciente a capitales Ingleses aunque, producto de las continuas subvenciones estatales, el Estado Argentino ya
era su principal socio mayoritario. A principios de 1952 ya era empresa del Estado llamada "Transportes de Buenos Aires".
2.2.2.6) Otras intervenciones importantes del Estado
Además de intervenir en las nacionalizaciones de empresas de capitales privados el Estado argentino, bajo el gobierno peronista, asumió
un activo rol de empresario. En el área del transporte naval se modernizó la flota mercante con nuevas embarcaciones y compra de
algunas compañías de las cuales surgirá la Flota Argentina de Navegación de ultramar y la Flota Argentina de Navegación Fluvial. La Flota
Mercante se desarrollo bajo el monopolio del Estado y se convirtió en una pieza clave de la política exportadora.
En la navegación aérea, el gobierno Peronista adquirió a la única empresa Aeropostal Argentina y la dividió en tres empresas: La Flota
Aérea Mercante Argentina (FAMA), dedicada al comercio internacional; la sociedad Mixta de Aviación del Litoral Fluvial Argentino,
especializada en el transporte fluvial mesopotámico y la Sociedad Mixta Zonas Este y Oeste (ZONDA), que conectaba Buenos Aires y el
interior. Luego el gobierno decide unificarlas y en 1950 nació Aerolíneas Argentinas. La principal obra pública proyectada por el Plan
Quinquenal fue el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en aquel entonces uno de los más modernos del mundo.
En el aérea energética se creó dentro de la Dirección Nacional de Energía la Dirección General de Centrales Eléctricas del Estado y, luego
de la expropiación de usinas térmicas de origen norteamericano (ANSEC Y SUDAM), se propuso concluir obras ya empezadas e iniciar
obras en Mendoza, Córdoba, Chubut, Catamarca y San Luis. Y por último en cuanto a los combustibles sólidos y minerales, se iniciaron
exploraciones geológicas con resultados favorables por la aparición de Carbón suficiente como para sustituir las importaciones
provenientes de Gran Bretaña.

 La creación del IAPI


Dentro de las transformaciones implementadas mediante la aplicación de políticas económicas, es de trascendental importancia
mencionar las innovaciones producidas en la organización y el comercio agropecuario. El mismo estaba formado por una red de
intermediarios constituidas por eslabones de acopiadores, almacén de ramos generales, comisionistas, corredores y exportadores de
granos que conformaban un reducido grupo empresario de características oligopólicas.
El gobierno Peronista conformó un Organismo local denominado Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio, que asumió las
funciones de la Junta Reguladora de Granos y organizó el comercio externo de las cosechas argentinas, actuando con agilidad en la
compra, venta, distribución y comercialización de productos protegiendo los intereses nacionales. EL IAPI se convirtió en el único
comprador de cereales y oleaginosas a precios establecidos por el Estado, y separaba parte para el consumo interno y luego el resto era
exportado negociando directamente con los representantes de las entidades estatales de los países compradores, procurando obtener
las mejores condiciones para la Argentina. También las exportaciones de carne, cueros, grasas y sebos eran canalizados por este instituto
pero en forma parcial.
El IAPI se constituyó en uno de los principales instrumentos de la política económica del gobierno de Perón, ya que sus recursos
sostuvieron las nacionalizaciones y la ampliación de los servicios públicos, el fomento de la industrialización y la adquisición de productos
importados como materias primas, bienes de capital y buques de la flota mercante. Además es importante destacar dos funciones de
gran importancia que el IAPI desempeñaba: En primer lugar, sobre la materia de control de precios internos las utilidades obtenidas por
el Instituto fueron invertidas para subvencionar los precios de determinados alimentos, con el objeto de contener las presiones

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inflacionarios y, el segundo lugar, como organismo comercial centralizó las importaciones de materias primas esenciales y bienes de
capital en los años posteriores a la posguerra en donde los vendedores eran también entes estatales.
2.2.4) El Rol del Banco de Crédito industrial.
En el marco de una política económica impulsora del crecimiento industrial es importante hacer hincapié en el Rol desempeñado por el
Banco de Crédito Industrial. Dicho ente jugo un papel destacado en el otorgamiento de una creciente corriente de créditos al sector
industrial, pasando a financiar en los primeros cuatro años de gobierno peronista del 20% al 80% del financiamiento bancario al sector
industrial. Más tarde, entre 1952-55 esa participación será reducida a un 50%.
Las pequeñas, medianas y grandes empresas se vieron ampliamente favorecidas con el acceso a créditos baratos con diversos fines. Es
importante destacar que, mediante este ente se canalizó un subsidio encubierto al sector industrial, debido a las tasas de interés
negativas a las que se otorgaban los préstamos (generadas por el proceso inflacionario).
Otro de los aspectos destacables del Banco, fue constituirse en un canal de crédito para instituciones como el IAPI y fue, entre 1946-
1949, el canal de crédito del Banco Central para la realización de operaciones que constituían los objetivos específicos de la política
económica peronista.

 El gasto Público y la Política Fiscal


Lógicamente, y como no puede ser de otra manera, una de las apuestas más fuertes del gobierno Peronista es la realizada en el gasto
público como integrante considerable de la demanda global. Al crecer la participación del Estado en la economía e intervenir en ella en el
rol de empresario, aparece la discusión sobre el gasto público y la política fiscal.
En una primera etapa, el gobierno acompañó el crecimiento de la economía mediante un aumento significativo del gasto público,
equivalente a 10 puntos del PBI sin generar un déficit fiscal importante sino hasta el año 1948, cuando el mismo llego a 17.87% del PBI.
Fue desde entonces y junto con las crisis que comienza en 1949 que el mismo no volverá a alcanzar niveles similares, más aún en los años
venideros el déficit no superará los 4.7% del PBI. En cuando a la composición del gasto entre el año 1945-1949 tuvo un gran crecimiento
el gasto en inversiones que se incrementarán casi en un 9 % con respecto al período anterior; debido a la prioridad otorgada a los
sectores de la producción, transportes, obras sanitarias, sanidad y defensa. Aunque es importante destacar el crecimiento que sufre
también el gasto corriente producto del incremento del empleo en el sector público. Entre 1945-1955 las remuneraciones representaron
un 50% de los gastos corrientes.
Según datos estadísticos el total de empleados públicos paso de 324.400 durante el periodo 1935-1939 a 683.000 hacia 1945-1949 y a
883.000 hacia 1950-1954. Esto se debe a una ampliación del aparato Estatal y a una mayor predisposición de ocupar mano de obra no
ocupada por el sector privado.
Como era de esperar, esta importante expansión y sostenimiento del gasto público requería de una fuente de ingresos fiscales para
sustentar el proceso. La primera fue la reforma del esquema de impuestos, buscando adecuarlo al principio de "Justicia Social"
consagrado por el peronismo y para ello se intentó lograr un sistema tributario más progresivo, reformando el impuesto a los ingresos y
sancionando distintos tributos a los beneficios empresarios, a las ganancias de capital, al exceso de beneficios y a la riqueza personal. La
segunda fuente fue la generalización del sistema de jubilaciones y pensiones que estaba vigente desde principios de siglo sólo para
algunas actividades, por ello con su generalización se logró una recaudación neta aproximada del 4% del PBI en los primeros años. La
tercera fuente de ingresos fue el superávit generado por el Instituto Argentino para la Promoción y el Intercambio (IAPI) organismo
regulador del comercio exterior.
Si bien la política fiscal de los primeros años del peronismo generó un creciente déficit, no puede adjudicársele a ella el peso de la
inflación; el déficit no fue una variable descontrolada y no fue la fuente principal de la distorsión en la evolución macroeconómica
general. Es importante destacar también que el manejo del gasto público del Peronismo no se apegó al modelo keynesiano, hecho que se
observa claramente mediante el análisis que se desprende en los años de depresión; ya que en esos momentos el gasto público se
contrajo y se incrementó la presión tributaria. Se caracterizó por ser un modelo conservador tendiente a combatir las crisis buscando el
ajuste hacia el equilibrio fiscal.

 La Política de Ingresos y su Redistribución


Una de las características básicas de las políticas económicas de los gobiernos peronistas, más precisamente de los primeros años desde
la llegada al poder, es la política de ingresos. Entre los objetivos de gobierno del Peronismo, una vez arribado al poder, fue el desarrollo
de un fuerte plan de industrialización, el cual inmerso en un capitalismo de creciente libre mercado, necesitaba de una coherente
distribución del ingreso con el objeto de acercar las enormes brechas de desigualdad que el sistema capitalista generaba. Debían pues
contemplarse en esas políticas de distribución la protección del consumo a través del salario y el sostenimiento de la inversión que iba de
la mano con la ganancia empresaria.
La política de ingresos apuntaba a dos direcciones complementarias; por un lado, una distribución del ingreso del capital hacia el trabajo
en donde el beneficiario era el trabajador; y por otro lado, una redistribución desde el sector agropecuario hacia las actividades urbanas
que sostenía el salario real como las tasas de rentabilidad de las industrias. Como ejemplo de las primeras, podemos mencionar el
notable incremento de los salarios con los regímenes de convenios colectivos, los salarios mínimos, el sueldo anual complementario y las
vacaciones pagas, el régimen de jubilaciones y pensiones, y políticas de educación, salud, vivienda y recreación. Según las estadísticas los
asalariados percibieron en 1949 entre 9 y 13 puntos más del PBI que en el año 1945.
Las políticas públicas de precios máximos y el retraso progresivo del tipo de cambio contribuían al proceso de redistribución, el control de
precios sobre los productos agropecuarios que deprimía el precio de los alimentos, fue vital para mantener el poder adquisitivo de los
salarios.
Posteriormente, el modelo de distribución de ingresos entra en crisis en el periodo 1949-1952, debido a las altas tasas de inflación que
superaban a las tasas de incremento de los salarios nominales, los controles de precio perdieron su eficacia y los asalariados serán los

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perjudicados en su nivel de vida. Pero la recuperación económica de 1953 a 1955 permitió una nueva alza en los salarios reales y en las
condiciones de vida de los obreros. Si bien durante los gobiernos peronistas los trabajadores mejoraron visiblemente su situación, es
importante destacar que la clase media vivió un claro estancamiento de sus condiciones económicas.
La búsqueda de una política de industrialización sostenida a largo plazo llevó a Perón a la implementación de una política de
redistribución basada en el fortalecimiento del consumo interno y de la demanda interna. La hipótesis del Fordismo, de pagar salarios
altos a sus obreros para que puedan comprar los autos producidos, era una gran tendencia mundial y el Peronismo no estaba ajeno a la
misma. Así el proceso de redistribución sufrió fuertes criticas en cuanto al incremento de los salarios que superaba al de la productividad,
y más allá de la "justicia social" lograda, se argumentaba que al comprimirse los márgenes de inversión, se ponía en riesgo la
reproducción del sistema.
Para finalizar, es importante destacar lo manifestado por Mario Rapoport[4]"las políticas de redistribución del ingreso impulsadas en la
primera etapa del gobierno peronista que favorecieron al sector industrial en detrimento del sector agrícola, apoyadas en un manejo de
los precios relativos y por las regulaciones del estado. El control de cambios en un marco inflacionario generó una revaluación del peso, y
con el retraso cambiario disminuyeron en términos relativos los precios internos del sector agrícola. Así el control cambiario favoreció de
tres maneras al sector industrial: primero la depresión de precios agrícolas contenía en parte la demanda de aumentos salariales, y
segundo se abarataban los insumos agropecuarios que son materia prima de un segmento del aparato industrial; y tercero, disminuye
también el costo de las importaciones de insumos y bienes de capital. Al mismo tiempo, la mayor demanda por los incrementos salariales
como por el volumen de empleo, permitía una mejor utilización de la escala de producción."..."Las transferencias de ingresos de las
actividades rurales a las urbanas permitían, entonces, un incremento en los salarios reales sin afectar de manera importante el sector
industrial considerado el motor del crecimiento del país"
La segunda Presidencia de Juan Domingo Perón 1952-1955
3.1) Síntesis General
Al asumir la segunda Presidencia, tal como manifiesta Beatriz Sarlo[5]"El país estaba inmerso en un contexto de crisis económica severa,
el rápido crecimiento posterior a la segunda guerra mundial había llegado a fin, las exportaciones se redujeron y aumentaron las
importaciones, especialmente de petróleo como consecuencia del crecimiento industrial. Perón convocó con éxito a un plan de
austeridad y a consumir menos. Se congelaron los salarios y se suspendieron las convenciones colectivas de trabajo. Finalmente se
convocó a aumentar la productividad. El segundo plan quinquenal intentó coordinar una nueva orientación económica."
Tal como se deduce del texto anterior, el país está sumergido en contexto de crisis que comienza en el año 1949 y que se caracterizaba
por la reducción de las exportaciones, la estrepitosa caída de las reservas, el estrangulamiento de la capacidad productiva debido a la
insuficiente capitalización de la estructura productiva, las continuas presiones inflacionarias, las profundas sequías producidas entre 1949
y 1952 que generaron enormes contracciones de las exportaciones agropecuarias, y el estancamiento del desarrollo industrial (financiado
con las exportaciones agropecuarias), que imponían al gobierno electo un análisis profundo con el objeto de instrumentar un "NUEVO
RUMBO ECONÓMICO".
Motivos de la Crisis y el Replanteamiento del modelo económico
 Si bien el mercado interno había logrado un crecimiento significativo, la "Independencia Económica" buscada estaba muy lejos.
Los vínculos externos seguían teniendo un papel preponderante.
 El proceso de Sustitución de Importaciones había logrado establecerse con éxito en su primer etapa, la sustitución de industrias
livianas, y consecuencia de ello fue el incremento de las importaciones de bienes de capital, insumos directos e indirectos
(combustibles).
 Sustituidas las importaciones de ramas livianas de la industria, era fundamental pasar a una segunda fase y sustituir las
industrias de base y materias primas y combustibles esenciales. Era necesario el desarrollo de la producción petrolera, química,
petroquímica, y metales básicos.
 La redistribución del ingreso estaba asentada sobre los altos precios de los productos agropecuarios en el mercado
internacional, debido a que la masa de recursos a redistribuir dependía del volumen exportado de los dichos productos. Así la
caída de los precios agrícolas en el mercado internacional puso en jaque al modelo de redistribución, los aumentos salariales
comenzaron a afectar las ganancias empresarias y la puja distributiva comenzó a generar un espiral inflacionario.
 Los mecanismos de regulación económica keynesianos basados en la expansión de la demanda efectiva alentaba el proceso
inflacionario.
 El déficit fiscal motivado por el gasto público originado por el ambicioso programa de obras públicas, las nacionalizaciones, el
rol del estado empleador.
 En definitiva Argentina, presentaba profundos problemas estructurales y a pesar del sostenido proceso de industrialización,
continuaba preservando una base agroexportadora que ponía limites a la capacidad de expansión.
Nuevo Rumbo Económico
El nuevo programa económico se sustanció en una política de control de precios mediante fuertes subsidios para abaratar los precios de
los bienes de consumo popular permitiendo conservar los salarios reales y mantener la participación de los trabajadores en el ingreso
nacional. Se creó la Comisión Nacional de Precios y Salarios, con el objeto de controlar los precios y conservar el valor de los salarios.
La estrategia para enfrentar el estrangulamiento externo se apoyo en dos pivotes: por un lado estimular la producción agropecuaria
mediante la mejora de los precios relativos del sector rural, y por el otro promocionar la entrada de inversiones y préstamos del exterior.
La política de precios relativos del agro no produjo resultados apreciables y en cuanto a la política de capital extranjero, la misma se
apoyó en la Ley de Radicación de Capitales y acuerdos con empresas extranjeras para el establecimiento de fábricas de tractores y el
desarrollo automotriz. Además, como hecho destacable y controvertido de esta política de radicación de capitales, es importante
mencionar el acuerdo firmado con California Petroleum Company, subsidiaria de Standard Oil, para la explotación de ciertas áreas
petrolíferas de nuestro país. Este último hecho marca el nacimiento de una gran contradicción ideóloga del Peronismo, dado que la

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reforma Constitucional del año 1949 declaró en su Artículo 40 la Propiedad del Estado Nacional sobre los minerales, las caídas de agua,
los yacimientos de petróleo, carbón y gas, las demás fuentes de energía y los servicios públicos.
La nueva arista de la política económica impulsó una expansión comercial mediante tratados bilaterales con los países vecinos,
incrementando sustancialmente los niveles de intercambio. Sobre la base de una firme política de ingresos apoyada por el compromiso
sindical, se logró estabilizar el sistema e iniciar una modesta recuperación; pero el conflicto político y el enfrentamiento con la iglesia
constituyeron un escenario insostenible que culminarán con el derrocamiento del Gobierno de Juan Domingo Perón.
3.2) Políticas Económicas Adoptadas
Dentro de las políticas económicas más destacadas de la segunda Presidencia de Juan Domingo Perón, podemos desatar las siguientes:
3.2.1) El Segundo Plan Quinquenal de Gobierno
"El segundo Plan Quinquenal, lanzado en 1952 con un gran despegue propagandístico, insistía en la intervención del Estado en el manejo
de la economía, pero ofrecía algunas novedades respecto al anterior. La más saliente fue la que contemplaba recurrir al capital privado,
nacional y extranjero. También insistía en la necesidad de aumentar el rendimiento del trabajo e incrementar la productividad. El
objetivo seguía siendo alcanzar una industria pesada nacional como garantía de la autonomía nacional"[6]
Los Principales lineamientos del segundo Plan Quinquenal estaban enmarcados en la doctrina Peronista y planteaban, como objetivo
fundamental de las relaciones económicas externas del país, el asegurar el desarrollo progresivo de la economía social mediante la
promoción de las actividades que contribuyeran a consolidar la independencia de la Nación. Con ese fin, el Estado se reservaba el manejo
del comercio exterior guiado por el propósito de defender la producción nacional y obtener términos de intercambios justos y
equitativos. Su gestión también se orientaba a la consolidación y diversificación de los mercados de importación y exportación, para lo
cual podría firmar convenios bilaterales que incentivaran el intercambio hasta tanto la economía internacional permitiera volver a los
esquemas de convenios multilaterales.
En el ámbito del comercio regional el Estado debía encarar tratativas con las naciones latinoamericanas, con el objeto de complementar
las economías nacionales y la defensa conjunta de sus intereses.
En el marco de este Plan se tomaron medidas tendientes a aumentar las exportaciones, aumentando el numero de productos que se
podían negociar en el mercado libre y proporcionando a los exportadores un tipo de cambio más favorable.
Mario Rapoport señala que: "El gobierno trató de proyectar, al mismo tiempo, otras medidas de carácter más permanente que le
permitieran resolver el trasfondo estructural de la crisis. Tal fue el intento plateado en el segundo plan quinquenal que en líneas
generales proponía":
 Mantener el equilibrio de precios y salarios, y estimular el desarrollo económico en general.
 Un programa de inversiones estatales y privadas destinado a resolver las necesidades básicas del país en lo referente a
materias primas, energía y transporte, y bienes de capital.
 Proseguir la política de sustitución de importaciones.
 Fomentar el incremento de la productividad agrícola-ganadera.
 Conceder un papel complementario al capital y al crédito extranjero como factores de cooperación y estimulo al desarrollo
económico.
 Aumentar la capacidad de importación del país, a partir de una decidida política de exportaciones que generara las divisas
necesarias.
 Coordinar la participación de empresarios y trabajadores en la planificación y ejecución de la política económica del país,
determinar el papel de la empresa privada frente al intervensionismo estatal, consolidar el cooperativismo y frenar la
intermediación artificial en las actividades primarias.
El cumplimiento de los objetivos previstos por el Plan, exigía una importante financiación por parte del Estado con recursos provenientes
de títulos de deuda pública, de los organismos públicos como el IAPI y también del capital privado.
3.2.2) La Política Agraria y su Redireccionamiento
La caída de los precios internacionales de los productos agrícolas y de las exportaciones, junto con las profundas consecuencias en
materia de rendimiento producidas por las sequías de 1949-1950 y 1951-1952, obligaron al gobierno a adoptar un nuevo rumbo en la
política agropecuaria.
En este sentido el gobierno buscó, en primer lugar y mediante un conjunto de medidas, tratar de incrementar los rindes por hectárea y
reducir los costos de producción. Se estableció una política de fijación de precios básicos teniendo en cuenta el costo de producción, las
condiciones del mercado mundial y la estabilidad de precios del mercado interno. Junto a estas medidas se mantuvo invariable el tipo de
cambio a fin de garantizar las importaciones de los principales insumos agropecuarios. También, dentro del marco del segundo plan
quinquenal, se facilitó la radicación de fabricas de tractores y la importación de los mismos con el objeto de mecanizar la producción.
Un párrafo aparte merece el IAPI en este nuevo escenario político, debido a que la caída de los precios internacionales de los productos
agropecuarios, no sólo puso freno a la redistribución del ingreso desde el campo hacia la ciudad, sino que además forzó al gobierno a
subsidiar a la producción agraria. El IAPI intervino con subsidios a las exportaciones de productos agropecuarios cuando los precios
internacionales decayeron más allá de los admisibles por los tipos de cambio en vigencia.
También es importante mencionar la instrumentación de un plan de inversiones estatales, con el objeto de aumentar la productividad
agropecuaria, abarcando áreas como la investigación y el desarrollo de la producción; producción y distribución de semillas, la selección y
distribución de plantas a precios subsidiados, la investigación y enseñanza sobre el uso racional del suelo, el estímulo hacia la producción
de abonos y fertilizantes, el control de plagas y la organización del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria.

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Pese al conjunto de medidas adoptadas por el gobierno ante el nuevo escenario, no se lograron avances significativos y muestra de ello
es la significativa reducción de las áreas sembradas hacia 1955. Áreas que fueron utilizadas para albergar cabezas de ganado destinadas a
satisfacer el creciente consumo interno.
3.2.3) El Plan de Estabilización
Como ya se ha mencionado al desarrollar la síntesis general, en el año 1952 nuestro país enfrentaba una crisis económica muy
importante y que tenía sus inicios allá por año 1949. Se planteaban graves problemas en el modelo económico debido al crecimiento
inflacionario, la caída de los salarios en términos reales, la merma en las exportaciones y en actividad industrial, y el atraso tarifario en los
servicios públicos junto al creciente déficit fiscal imponían al gobierno adoptar medidas urgentes para salir de la crisis.
Así, en el año 1952, se estableció el Plan de Estabilización con el objeto de controlar estrictamente el déficit fiscal, recuperar el sector
externo y contener la inflación mediante una modificación en la orientación económica aplicando fórmulas más "Ortodoxas". Las
medidas estaban centradas en la restricción del consumo, el fomento del ahorro y el aumento de la productividad. Se creó la Comisión
Nacional de precios, que trabajó en la extensión de la duración de los convenios colectivos y el control de precios, se contrajo el gasto
público, se incentivó a la exportación y a la inversión extranjera.
El plan fue implementado con éxito logrando contener la inflación, reduciendo el índice de precios minoristas del 40% en el trienio 1949-
51 al 19% para el trienio siguiente, además la deuda pública cayó sensiblemente del 63% de la renta nacional 1946 al 57% en 1954 y las
exportaciones aumentaron en un 80% entre 1952-1953.
3.2.4) La Ley de Inversiones Extranjeras y Los Contratos Petroleros
En el marco de la nueva orientación de la política económica del segundo gobierno Peronista es importantes detenerse en estos dos
importantes puntos:
Ley de Inversiones Extranjeras
En Agosto de 1953 se sancionó la ley 14.222 que implementó el primer régimen integral de inversiones financieras. La misma disponía
beneficios especiales para la radicación de inversiones en la industria y la minería materializadas en divisas, bienes físicos o inmateriales.
Dentro de los beneficios se destacaban la posibilidad de remitir un equivalente al 8% anual de capital registrado en concepto de
utilidades a partir del segundo año y la repatriación de capitales luego de 10 años mediante amortizaciones anuales del 10% o 20%.
Además contemplaba exención de derechos de aduana para maquinarias y equipos relacionados con las inversiones. En 1955 cesó su
vigencia con un saldo de 14 empresas extranjeras radicadas con inversiones de U$S 12.200.000. Pese a ello la ley no conformó a las
grandes empresas internacionales debido a la escasa transferencia de utilidades que la misma permitía.
Los Contratos Petroleros
"El país tiene que resolver el problema energético si no quiere ver, en cualquier momento, expuestas sus industrias a la paralización
total" Juan Domingo Perón, Discurso Público (1955)
 El país enfrentaba una difícil situación, en cuanto al aprovisionamiento de energía debido a las dificultados en el abastecimiento de
petróleo. La producción de YPF se encontraba estancada debido al desgaste de las maquinarias perforadoras y su difícil reposición. El
gobierno comenzó a poner sus esfuerzos en reforzar la capacidad de aprovisionamiento de YPF, sin embargo y pese a crecer
sustancialmente la producción de combustibles no se expandió conforme a las necesidades del país. EL déficit alcanzaba al 50% para
1953. En este marco, se incrementaron las importaciones con un impacto significativo en la balanza comercial calculado en un 15.1, 21.2
y 22.9 para los años 1951-52-53 respectivamente.
Esta situación llevó al gobierno Peronista a tomar una de sus decisiones más controvertidas y cuestionadas de su historia, que aglutinó la
opinión crítica de toda la oposición: la firma del Precontrato con la Compañía California Argentina de Petróleo S.A. subsidiaria de
Standard Oil Co. Mediante este precontrato, la compañía se comprometía a invertir U$S13.500.000 durante un período de cuatro años
para explorar y explotar en Comodoro Rivadavia (Santa Cruz) un área de 50.000 Km2. La empresa entregaría al estado el 50% de sus
utilidades y vendería a YPF la producción a precio dólar, gozando de exenciones impositivas y de derechos de importación. El
derrocamiento de Perón, poco después de enviado al Congreso para su aprobación, impidió que el controvertido convenio sea aprobado.
Impacto Macroeconómico de las Políticas Económicas Peronistas
4.1) La Evolución Macroeconómica
Desde el punto de vista macroeconómico, al analizar el desempeño de los gobiernos Peronistas durante el período 1946-1955, nos
encontramos con tres períodos claramente diferenciados en virtud del análisis de tres variables económicas fundamentales: el PBI, el
Consumo y la Inversión.
El primer período es el trienio 1946-1948. En este lapso la economía se caracterizó por un fuerte crecimiento del PBI con picos de 11.1% y
un promedio de 8.5% a lo largo de los tres años. La política económica impulsada por el gobierno y el escenario favorable de posguerra,
fueron elementos que potenciaron el crecimiento del período, ubicando a la producción con signos positivos en torno al 30%, al consumo
con crecimientos del 18%, y la inversión pasó de 11.007 en 1946 a 17.464 en 1948( cifras expresadas en millones de pesos).
La política salarial basada en la redistribución del ingreso tuvo gran influencia en el crecimiento del consumo, y consecuentemente de la
demanda global, hecho que generó el crecimiento de las importaciones que se cuadruplicaron durante este lapso ya que una amplia
gama de bienes de consumo e inversión no se producían a nivel local. Sin embargo, este crecimiento de las importaciones era
compensado por el elevado precio de los productos agropecuarios y las exportaciones de los mismos que permitían mantener un
equilibrio en la Balanza de Pagos.
Durante la guerra, las importaciones de bienes se había reducido por lo que, al finalizar la misma, creció de sobremanera la demanda de
maquinarias importadas y aprovechando las facilidades crediticias, la inversión creció de manera extraordinaria.

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Otro de los actores fundamentales en la expansión de la demanda, tanto en el consumo como en la inversión, fue el Estado. La
nacionalización de los servicios públicos unido al rol del estado empresario y empleador, jugaron un papel preponderante en el
crecimiento económico. Pero hacia 1948 esta etapa de auge llega a su techo.
El Segundo Período es el trienio 1949-1952. A partir del año 1949, comienza un periodo de depresión económica con contracciones
importantes del consumo y la inversión. El porcentaje de crecimiento del PBI se ubicó en un promedio de -0.9, la caída del consumo fue
en promedio de -0.515 y la inversión cayó de 17.464 en 1948 a 13.448 en 1952 (cifras expresadas en millones de pesos). Así, como el
período anterior fue claramente favorecido por la coyuntura internacional, esta etapa de crisis estuvo atenuada por la estrepitosa caída
de los precios internacionales agropecuarios, las intensas sequías soportadas por el país y por la disminución de las reservas de divisas.
Esta situación provocó un serio replanteo de la política económica, que se materializó en el Plan de Estabilización de 1952.
El sector industrial necesitaba de la importación de bienes de capital e insumos para enfrentar la demanda de bienes de consumo, y la
situación llevaba a cuellos de botella con consecuencias inflacionarias. La caída de las exportaciones agropecuarias y la falta de capacidad
de exportación de la industria, generaban ausencia de divisas para enfrentar el constante déficit de la balanza de pagos.
El Tercer Período es el trienio 1953-1955. En este período el gobierno adoptó un conjunto de medidas económicas con el objeto de salir
de la situación de crisis, dentro de las cuales se destaca el segundo plan quinquenal y el plan de estabilización. Durante este lapso, se
observa una importante recuperación del PBI con cifras de crecimiento cercanas al 4.6% en promedio, con recuperación del consumo en
torno al 11.5% y de la inversión que llegó al punto de 15.427 para el año 1955 (cifras expresadas en millones de pesos), aunque estos
valores son inferiores a los logrados durante el primer trienio. Se estimuló la inversión y la exportación de productos agropecuarios y se
equilibraron las cuentas fiscales, se logró una expansión de la oferta y la demanda global. Además, en el plano del comercio exterior se
mantuvo un equilibrio con un déficit razonable.
Para finalizar debemos reconocer que, aunque la economía en 1955 no se encontraba en crisis, presentaba problemas estructurales que
a largo plazo atentaban contra la expansión económica del país.
CONCLUSIÓN
Juan Domingo Perón, en sus años de gobierno, desarrolló una política económica en donde el Estado pasa a convertirse en un actor
principal, que irrumpe decididamente en la economía y culmina con la visión liberalista que había caracterizado a los anteriores
gobiernos. Imprime el Rol del Estado Interventor, nacionalista, que buscaba alternativas a las profundas crisis que planteaba el
capitalismo de libre mercado mediante la búsqueda de la independencia económica. Un gobierno que supo aprovechar el contexto
favorable de posguerra para impulsar la industrialización de nuestro país, y que trabajó arduamente en la redistribución del ingreso.
Las conquistas saláriales, el desarrollo de la industria liviana por sustitución de esas importaciones, la protección de la industria nacional,
la nacionalización de empresas privadas de capitales extranjeros, la provisión pública de servicios públicos esenciales, el incremento en el
empleo y los salarios de los obreros, el crecimiento del consumo, la inversión, y de la economía en su conjunto, forman parte de los
aciertos más importantes de las políticas económicas adoptadas.
Pero el modelo económico implementado tuvo grandes contradicciones que, poco a poco, emergieron a la realidad y colocaron al País en
un estado de crisis. En primer lugar, no se logro desarrollar por completo la industrialización por sustitución de importaciones, generando
una dependencia económica constante del sector externo mediante la importación de bienes producidos por las industrias dinámicas
(Bienes de capital, combustibles, etc). En Segundo lugar el excesivo crecimiento del Estado y su decidida intervención en la expansión de
demanda global y de la oferta monetaria, engendró un silencioso espiral inflacionario. En tercer lugar, el proceso de redistribución del
ingreso se apoyó en la "suerte" de la producción agropecuaria, o sea, que dependió de un conjunto de precios internacionales y de las
inclemencias climáticas. Cuando se produjeron cuellos de botellas en la producción por ausencias de bienes de capital y presión de la
demanda, cuando la inflación dejó de ser un enemigo circunstancial y se transformó en un enemigo real, y cuando cayeron los precios
internacionales de los productos agropecuarios y se sufrieron repetidas sequías; el modelo económico del peronismo entró en proceso
crisis del cual logró salir cambiando el "Rumbo Económico".
Tal vez uno de los aciertos más grandes del Peronismo sea haberse replanteado su propio modelo económico y reconocer que era
necesario cambiar el rumbo, cuando el contexto así se lo impuso. La inteligencia de redireccionar su política económica al comenzar la
segunda Presidencia es un hecho muy destacable, más aún si consideramos que las elecciones habían sido ganadas por el Peronismo con
amplio margen.
En el devenir del Nuevo Rumbo Económico se tomaron medidas adecuadas con el fin de enfrentar y salir, poco a poco, de la crisis
económica que agobiaba a la Argentina. Los controles de precios mediante el subsidio de los bienes de consumo popular y el fomento del
ahorro, lograron contener el proceso inflacionario, la apertura a las inversiones extranjeras permitió el equipamiento de las industrias
locales y su consecuente incremento de la productividad permitió reducir la brecha existente entre la demanda global y la oferta global.
Además, el apoyo al sector agropecuario traducido en inversiones y los subsidios a las exportaciones, el reordenamiento del gasto
público y las tarifas de los servicios públicos permitieron equilibrar las cuentas fiscales y la balanza de pagos.
Las políticas económicas adoptadas por Perón, en mi opinión, han tenido un marcado rumbo: "Lograr un país industrializado; basado en
el crecimiento económico mediante la Sustitución de importaciones, y con alto grado de justicia social." Y creo que más allá del contexto
inicial favorable, de los resultados obtenidos y de los errores cometidos, de los ajustes económicos experimentados en el camino; lo más
importante fue haber definido un rumbo político, económico y social, y haber dirigido a todo un País hacia él.
Para finalizar creo se puede discutir el cómo y el cuándo, las estrategias, los modos y las formas de implementar las políticas, pero lo que
no se puede discutir nunca son los hechos reales que existen, que son en si mismos únicos, y que dejan en algunos casos una huella
imborrable en la historia. No hay duda entre las más destacadas corrientes de opinión que el "primer Peronismo" dejó una huella
profunda en el comportamiento económico de la Argentina.

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El derrocamiento de Perón- El gobierno de la llamada Revolución Libertadora
A partir de 1955 la sociedad argentina vivió un período muy crítico. Entre el derrocamiento del peronismo y su vuelta al gobierno en 1973
se sucedieron ocho presidentes, cinco de ellos surgieron de golpes militares y sólo tres accedieron por medio de elecciones, pero en
comicios que no fueron completamente libres, ya que el peronismo sufrió dieciocho años de proscripción y su líder debió ser exiliado en
España.
La inestabilidad y la crisis política fueron las características dominantes de la época. Con la inestabilidad creció la violencia, las protestas,
los enfrentamientos y la represión.
El golpe de estado de septiembre de 1955 produjo un gran entusiasmo en varios sectores de la sociedad, en especial en la clase media,
estos sectores tenían un intenso sentimiento antiperonista. Mientras el descontento se manifestaba en el sector de los obreros, que
veían en el gobierno militar una amenaza para las conquistas sociales logradas y el fin de la justicia social.
El gobierno surgido del golpe de 1955 estaba apoyado por una amplia variedad de grupos unidos por su oposición a Perón. Esta
heterogeneidad se manifestó también en el gobierno militar. Por un lado: el general Eduardo Lonardi, a cargo de la presidencia, y los
grupos nacionalistas y católicos buscaban llegar a un acuerdo con el peronismo, pero excluyendo a Perón; por otro: los sectores militares
de ideas liberales apoyados en sectores conservadores, radicales y socialistas, eran fervientemente antiperonistas y se oponían a
cualquier acuerdo.
El gobierno que dominó en el país entre 1955 y 1958 se autoproclamó "Revolución Libertadora", ya que equiparó el derrocamiento de
Perón con la campaña de Urquiza contra Rosas, en 1853; y Lonardi adoptó el lema que Urquiza había proclamado después de su triunfo
en la batalla de Caseros: "Ni vencedores ni vencidos". Se declaraban herederos de una línea histórica que provenía de la Revolución de
Mayo y continuaba con la batalla de Caseros. Los sectores peronistas en cambio, adhirieron a una línea histórica que se expresaba en una
trilogía: "San Martín-Rosas-Perón".
A partir de 1955, los debates históricos aumentaron y se convirtieron en herramientas centrales de la lucha política. Cada bando se veía
así mismo como el autentico representante de la nación y presentaba a sus adversarios como enemigos de la patria.
El primer gobernante de la Revolución Libertadora fue el General Eduardo Lonardi, asumiendo como presidente provisional, tras haberse
declarado así el 20 de septiembre por medio del "Decreto Nº1", donde solicitaba el reconocimiento de los otros países y el
establecimiento de la sede provisoria en la ciudad de Córdoba. El 23 de septiembre el general Lonardi y el almirante Rojas llegan a
Buenos Aires, donde presta juramento como presidente provisional, y se designa a Isaac Rojas como vicepresidente provisional. En
noviembre de ese año asume como presidente Pedro Eugenio Aramburu.
La Revolución Libertadora adoptó una política económica que favorecía a los sectores exportadores y buscaba atraer la inversión de
capitales extranjeros. También prohibió muchas de las conquistas sociales de la época peronista y en las fábricas se impuso una nueva
disciplina laboral que favorecía a las empresas. Del mismo modo la intervención militar en los sindicatos buscaba favorecer el
surgimiento de una dirigencia sindical antiperonista.
El gobierno militar se proponía acabar con el peronismo, así se decretó la proscripción del Partido Peronista, se demolieron monumentos
de Perón y evita, se cambió el nombre de calles, provincias y edificios, y hasta el simple hecho de nombrar a Perón llegó a considerarse
un "delito". Sin embargo, Perón exiliado se convertía en un símbolo para sus seguidores, que se revelaban por medio de huelgas,
manifestaciones, sabotajes a la producción, a los transportes y toda clase de atentados. Estas acciones se conocieron como la "resistencia
peronista", y expresaban la postura política de un sector muy amplio de la sociedad.
En enero de 1956 se presentaron 3 informes llamados: "Informe Preliminar acerca de la situación económica"; el segundo, "Moneda Sana
o Inflación Incontenible" y el tercero titulado "Plan de Restablecimiento Económico".    El contexto internacional no fue favorable por esos
años para el comercio exterior argentino, ya que los términos de intercambio cayeron notablemente: los precios de las exportaciones
eran un 13% menor que los de 1953. Además, los países compradores de las exportaciones argentinas estaban aplicando prácticas
restrictivas. Se registraron déficits en el balance de pagos entre 1955 y 1958, las reservas declinaron y se acumularon las deudas
comerciales, los gastos administrativos no podían ser cubiertos con las entradas normales, la balanza de pagos estaba seriamente
comprometida por los numerosos vencimientos de créditos, permisos de importación ya otorgados, y una balaza deficitaria en millones
de dólares, la deuda externa que llegaba casi a los mil millones de dólares, la producción por habitante se mantuvo estacionaría y el
deterioro de los salarios que no seguían el incremento de los precios, y la alarmante situación inflacionaria.
El gobierno incorporó en su política económica una mayor apertura hacia la economía internacional. De acuerdo con las
recomendaciones de Prebisch, se adoptaron medidas liberalizadoras que apuntaban a reducir el déficit fiscal, limitar los aumentos
salariales y restaurar los mecanismos de precios para equilibrar el balance de pagos.
Asimismo, el programa propuesto incluía una estrategia de desarrollo agropecuario que fomentaba el aumento de la producción
mediante la incorporación de nuevas tecnologías y un fuerte estímulo a las inversiones en infraestructura, como por ejemplo en
provisión de energía, transportes, etc. En cuanto al sector industrial, se proponía el desarrollo de la industria siderúrgica y la expansión
de las ya existentes, en los sectores metalúrgico y mecánico. También se fijaba como objetivo la expansión de ciertas industrias básicas
sustituidoras de importaciones, tales como papel y celulosa, química y petroquímica.
Estos planes requerían la concreción de importantes inversiones que aceleraran el desarrollo de los sectores mencionados. La mayoría de
las propuestas de más largo plazo no llegaron a efectivizarse en medidas de política económica.
En el corto plazo, el gobierno estableció nuevas pautas cambiarias que permitieron la existencia de sólo dos tipos de cambio, uno libre y
uno oficial. Se llevó a cabo una devaluación y se implementaron retenciones móviles a las divisas provenientes de las exportaciones de
hasta un 25%, con lo cual el tipo de cambio efectivo para los productos primarios se incrementó un 40% para la carne y más de 200% en
el caso de los cereales. Ocasionalmente se recurrió al régimen de aforos para establecer el precio al cual debían liquidarse las
exportaciones. Las importaciones de bienes esenciales se regían por el mercado oficial y siguieron estando sujetas al régimen de
permisos de cambio. Este último sólo se flexibilizó en lo atinente a productos de suma necesidad, los cuales recibían un permiso

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automático. El resto de las importaciones se canalizaban por el mercado libre de cambios. El gobierno estableció un recargo para las
importaciones, administrado por el Banco Central, como un modo de protección de la industria local.
A principios de 1956 se iniciaron gestiones para el ingreso de la Argentina al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. En
febrero del mismo año se acordó un crédito del Export-Import Bank por 60 millones de dólares a ser destinados a la adquisición de
equipos para una planta siderúrgica, además se promovió la industrialización de la Patagonia.
Se alcanzó el Acuerdo Provisional de París con once países europeos a mediados de 1956, por el que se fijaba un sistema multilateral de
comercio y pagos con esos países basado en la transferibilidad y arbitraje de las diferentes monedas de los países adherentes. Las mismas
podían ser usadas indistintamente para realizar pagos o cobros resultantes de las operaciones comerciales entre dichos países y la
Argentina. No sólo aumentó fuertemente el endeudamiento externo del país, sino que también fue imposible revertir por este medio el
crónico desequilibrio comercial con Estados Unidos.
Al suceder el general Aramburu a Lonardi, se designó un nuevo ministro de Economía, Eugenio Blanco. Durante esta última etapa, el
gobierno suprimió los subsidios que se daban al sector agropecuario a través del IAPI y este organismo cesó en sus funciones. La
devaluación, quedó compensada por esta supresión de los subsidios y por el establecimiento de retenciones a las exportaciones.
Por otro lado, en 1956 se creó el Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA), con la intención de estimular el crecimiento de la
producción del sector agropecuario. De todos modos, chocó contra las condiciones adversas que presentaba el mercado internacional,
en el que seguían cayendo los precios de las exportaciones argentinas. Por eso el gobierno debió recurrir a préstamos externos.
El objetivo principal era bajar la inflación, por lo que se decidió congelar los salarios por un año lo cual, junto con una reducción del gasto
público, permitió obtener un superávit fiscal y contener la inflación hacia fines de 1957. Pero la caída del salario real obligó al año
siguiente a autorizar aumentos masivos que reactivaron la espiral inflacionaria.
Durante el gobierno de Aramburu se reabrió el principal teatro judío de Buenos Aires, se creó el Fondo Nacional de las Artes. Siguiendo la
política de proscripción del peronismo, la dictadura militar reprimió sistemáticamente la expresión de las ideas de esa corriente política.
De ese modo, fueron clausuradas publicaciones como la revista "De Frente" y el periódico Palabra Argentina. En materia universitaria, la
Revolución Libertadora permitió un régimen de autonomía universitaria, con cogobierno estudiantil, con el pretexto de que las
universidades no podían permitir el acceso a la cátedra de docentes peronistas o ligados con el peronismo. Simultáneamente se dejó de
financiar la UON (Universidad Obrera Nacional), que había sido creada durante el gobierno de Perón, con el objetivo de organizarla como
un instituto de formación no universitario, pero los estudiantes se sublevaron exigiendo el mismo reconocimiento que las demás
universidades, y comenzaron a denominarla Universidad Tecnológica Nacional, nombre que se hizo oficial en 1959.
En lo que respecta investigación científica, el gobierno reorganizó el CONITYC, y lo renombró como Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET).
El gobierno de Frondizi
Perón había sido derrocado y exiliado en Europa. En el radicalismo las crisis estalló muy pronto y el posicionamiento ante Perón había
provocado la división del partido e dos: la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), dirigida por Ricardo Bablin e integrada por los radicales
más antiperonistas, que profundizaba un acercamiento con Aramburu. Y la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), liderada por Arturo
Frondizi, partidario de dialogar con el peronismo y compartía algunas de sus ideologías. Una división semejante tuvo lugar en el
socialismo, en el conservadorismo y entre los militares.
El gobierno militar buscaba una fórmula política que permitiera gobernar al país sin el peronismo. De éste modo se dejó sin vigencia la
Constitución de 1949, y a través de un decreto se restableció la de 1853. En 1957 se convocó a elecciones para una Convención
Constituyente con el objeto de reformar la Constitución de 1853. Pero como no se permitió la participación del peronismo; Perón instó a
sus seguidores a votar en blanco, lo que demostró el poder que aún conservaba el peronismo, ya que votaron en blanco el 24% de los
ciudadanos. Este hecho y las divisiones cada vez mayores en el sector antiperonista determinaron que solo se pudiera aprobar el artículo
14 bis, que establecía los derechos sociales.
En 1958 el gobierno militar convocó a elecciones generales, pero se prohibió que el peronismo participara con sus candidatos. Por lo que
Frondizi estrechó contactos con Perón a través de su delegado William Cooke y logró su adhesión para la candidatura presidencial,
logrando así un amplio triunfo con el 44% de los votos. Asumiendo a la presidencia el 1º de mayo de 1958, apoyado por un conjunto de
fuerzas muy diversas que abarcaban desde el sector del radicalismo, que él lideraba, hasta el peronismo y el comunismo. Durante su
gobierno debía resolver el agresivo enfrentamiento entre peronistas y antiperonistas, enfrentar la oposición de las Fuerzas Armadas y
recuperar la economía del país.
Inició su política económica otorgando los aumentos salariales prometidos durante la campaña electoral. Adoptó una estrategia de
flexibilidad monetaria y fiscal que produjo un aumento de la oferta monetaria y, consecuentemente ocasionó una crisis inflacionaria
agravada por el déficit de la balanza comercial. En diciembre de 1958 nombró a Álvaro Alsogaray como ministro de Economía y aplicó
una política de ajuste liberal, que logró detener la inflación pero produjo un marcado deterioro de los salarios. Incluso, la ocupación no
aumentó y la tasa de participación de la población ocupada descendió en un 2% entre 1958 y 1961.
Asesorado por Rogelio Frigerio, adoptó una política económica denominada "desarrollista", que proponía una importante transformación
del país, con el objetivo de poder salir del subdesarrollo; pretendía impulsar un crecimiento industrial acelerado que abarcaba también a
las industrias básicas. En el impulso de las economías regionales para integrar la economía nacional y la explotación intensiva de los
recursos naturales. Para ello favoreció las inversiones extranjeras en sectores clave como la producción de automotores, la siderurgia, el
petróleo y le energía; a través de una serie de leyes que estimularon la radicación de capitales extranjeros. Aplicó políticas muy generosas
con las inversiones foráneas, ya que les permitía remitir libremente sus ganancias a los países de origen; alejándose de su antigua postura
nacionalista.
Estos sectores crecieron de manera significativa, mientras decaían otros antes dinámicos, como textiles y electrodomésticos. A su vez,
estableció acuerdos con organismos financieros internacionales para combatir la inflación.

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Hacia fines de 1958 se sancionó la ley de promoción a las inversiones extranjeras, cuyo fundamento básico proponía la reforma agraria, la
nacionalización de servicios públicos, la energía y el transporte. Negociaba constantemente con los militares y en octubre de 1958 acabó
con el monopolio del Estado sobre la enseñanza suprior, ya que permitió la apertura de universidades privadas.
En el plano social, restableció la CGT, y a través de una ley de Asociaciones Profesionales permitió la reorganización de grandes
sindicatos. Por intermedio de su gobierno buscaba integrar al peronismo a la vida política y obtener su apoyo, pero al mismo tiempo
buscaba reducir la influencia de Perón.
Mientras Argentina se encontraba en una profunda crisis política, la sociedad iba cambiando. Las nuevas actividades económicas
aumentaron la influencia de ciertos sectores sociales e hicieron que surgieran nuevos.
El crecimiento industrial hizo que la clase trabajadora creciera y que sus organizaciones sindicales se fortalecieran. Resulto necesario
establecer nuevos acuerdos entre empresarios y trabajadores; además debido a la modernización de la economía el papel decisivo del
sindicalismo pasó a manos de quienes representaban a los obreros de las nuevas industrias.
La legislación sindical del gobierno de Frondizi retomó algunas características del peronismo, permitiendo la existencia de grandes
sindicatos únicos, organizados de acuerdo a la rama de producción y agrupados en uno sólo central. Estos organismos se ocuparon de
distinto tipo de actividades sociales, en especial de la salud, la recreación y las actividades de turismo. Se convirtieron en grupos muy
influyentes, y como el peronismo estaba proscripto, se transformaron no solo en la representación sindical de los trabajadores, sino
también política; y en el principal sostén de éste movimiento político.
Las empresas variaron sus hábitos de gestión por la influencia de empresas extranjeras y se incorporó un nuevo grupo social: los
ejecutivos, personas calificadas, especializadas en el manejo de empresas. Del mismo modo, todos los grupos profesionales e
intelectuales cobraron mayor importancia en la sociedad; y las antiguas empresas familiares adoptaron una organización más moderna.
Los cambios en la organización económica contribuyeron a mejorar el nivel de vida de muchos sectores sociales, y les permitieron
adquirir nuevos productos. De esta forma se produjeron cambios acelerados en los hábitos de consumo, y en muchas costumbres de la
sociedad, transformándose la Argentina en una sociedad de consumo.
Frondizi se encontraba sujeto a una constante presión: por un lado el peronismo, que le exigía retirar la proscripción, y por otro las
Fuerzas Armadas en las que predominaban los sectores antiperonistas que le impedían legalizar el peronismo y el retorno de Perón al
país. A su vez la UCRP era el principal partido de oposición; y perdió el apoyo de gran parte de los sectores intelectuales y juveniles que
estaban en desacuerdo con su política económica, que favorecía a capitales extranjeros, y educativa, con la que se favorecía la enseñanza
privada.
El crecimiento de la economía entró, a finales de 1961, en un nuevo ciclo recesivo: por un lado debido al aumento de la inflación
producido por algunos aumentos salariales otorgados por Frondizi; y por otro, debido a las enormes dificultades para afrontar la balanza
de pagos, que se agudizaron como consecuencia de la escasa cosecha de ese año. El crecimiento de la deuda externa y la falta de pagos
llevaron al FMI a declarar al país en incumplimientos de los acuerdos y a imponer una serie de condicionamientos de carácter financiero.
Se produjo de ésta forma una caída de las reservas y de las inversiones extranjeras. La crisis se profundizaba por la inestabilidad política y
por el retiro del apoyo a Frondizi por parte de los militares y los sectores más liberales.
Plan Conintes
Frondizi, se desbocó de sus afirmaciones de nacionalismo, al firmar contrato con ocho compañías petroleras extranjeras y desnacionalizar
al Frigorífico Lisandro de la Toree en 1959; hecho que provoco un intento de "huelga revolucionaria", promovida por Juan Borro y John
William Coke, en enero del mismo año.
Ante la creciente oposición de la clase obrera y las violentas actividades de resistencia de los peronistas, el Presidente Arturo Frondizi,
quien era miembro de la UCRI cedió a las presiones de los militares y declaro el estado de sitio, el llamado PLAN CONINTES.
En este plan los acusados de terrorismo eran pasados a la Jurisdicción militar, y Berisso, La Plata y Ensenada, se declararon zonas
militares.
Los sindicatos sufrieron "intervenciones" y muchos huelguistas fueron detenidos. Los peronistas se sintieron traicionados, ya que perón
ayudo mucho a Frondizi para llegar al poder.
Atrapado entre las oposiciones de los militares y las presiones peronistas, para poder conservar su cargo Frondizi, decidió traicionar al
Movimiento Peronista, dándole vía libre a las pretensiones de los mandatarios militares.
Eran épocas confusas, donde aún prevalecía la llamada "guerra fría" entre EE.UU., y la URSS, y sus respectivos aliados.
El golpe militar de 1962
En 1962 para las elecciones de gobernadores, el gobierno permitió que se presentaran candidatos peronistas, los cuales ganaron en ocho
de las catorce provincias. Ante esta situación la presión militar fue insostenible, las elecciones anuladas y tras un nuevo golpe de estado
Frondizi fue depuesto y detenido.
El golpe de estado de 1962 se produjo con el apoyo de los sectores políticos contrarios al peronismo y al desarrollismo. Formalmente el
poder pasó a José María Guido, presidente del Senado, pero en realidad lo ejercía las Fuerzas armadas.
El ejercito se dividió en dos, por un lado: "Los Colorados", que pretendían imponer un gobierno militar hasta erradicar el peronismo y
acabar con el poder de los sindicatos peronistas. Por otro: "Los azules" que proponían alejar las Fuerzas Armadas del gobierno directo,
para poder restablecer la disciplina militar y evitar divisiones internas. Se produjeron varios enfrentamientos entre septiembre de 1962 y
abril de 1963, que finalizaron con la victoria de "los azules"; y su jefe Juan Carlos Onganía designado como Comandante en Jefe del
Ejercito.

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En ésta época se produce una profunda recesión, principalmente debido a la aplicación de políticas antiinflacionarias, cuya consecuencias
directas fueron: el aumento del desempleo, la caída del producto bruto interno y fuerte retracción del consumo. La participación del
salario en el producto bruto industrial siguió cayendo y entre 1958 y 1961 osciló entre el 35 y el 38 por ciento.
El gobierno de Illia
Las Fuerzas armadas no podían gobernar a causa de sus divisiones internas y el 7 de julio de 1963 convocaron a elecciones; al peronismo
se le prohibió presentar sus candidatos; por lo que conjuntamente con el desarrollismo llamaron a votar en blanco. Dadas las
circunstancias, el triunfo fue para la UCRP, pero el nuevo presidente, el Dr. Arturo Umberto Illia llegaba a gobierno sólo con el 26% de los
votos.
El nuevo gobierno era partidario de la participación activa del Estado en materia económica, y reguló la actividad en algunas áreas
sosteniendo una política de control de precios.
Arturo Illia asumió el 12 de octubre de 1963. Eliminó las restricciones impuestas al peronismo, en un acto conmemorativo que se realizó
el 17 de octubre en la Plaza Miserere. Del mismo modo se levantaron las restricciones electorales, se permitió a participación del
peronismo en los comicios legislativos y se levantó la prohibición impuesta al Partido Comunista; promulgando penalidades contra la
discriminación y la violencia racial.
El primer año de gobierno resultó para la economía relativamente favorable, después de la crisis de 1962-63. Durante 1964 ascendió el
producto bruto industrial y se incrementaron las exportaciones, lo que produjo un aumento de los salarios.
En junio del "64 se sanciona la Ley 16.459, del salario mínimo, vital y móvil. Con los mismos objetivos se sancionó la Ley de
Abastecimiento, destinada a controlar los precios de la canasta familiar y la fijación de montos mínimos de jubilaciones y pensiones.
Illia era partidario de una moderada independencia económica, y en ese sentido se anularon los contratos petroleros del gobierno de
Frondizi, por considerarlos ilegítimos y dañosos a los derechos e intereses de la Nación. Esta decisión provocó grandes problemas con el
abastecimiento; lo que hizo necesario importar combustible.
La política económica de éste gobierno apuntó a resolver algunas cuestiones como: en principio se aplicaron controles cambiarios sobre
los movimientos de capital, con el objetivo de evitar el crecimiento de la deuda externa y de tratar de eliminar el desequilibrio de la
balanza de pagos que resultó relativamente favorable.
La política económica de Illia podría caracterizarse como levemente nacionalista y estatista; generó una profunda oposición de los grupos
empresariales, específicamente por: la anulación de los contratos petroleros, la polémica desarrollada con el Banco Mundial por su
injerencia en la política económica de la empresa SEGBA (Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires); la ruptura de acuerdos concertados
con el FMI; la política de controles cambiarios. Todas estas situaciones sumadas al control de precios, la expansión monetaria, el salario
mínimo, vital y móvil; y la sanción de algunas leyes sociales eran percibidas como ataques a las libertades de mercado de las grandes
corporaciones, como por ejemplo la Unión Industrial Argentina y la Sociedad Rural, que unidas en la Acción Para la Defensa de la Libre
Empresa (ACIEL) atacaban sistemáticamente al gobierno.
Se produjo un sostenido crecimiento de las exportaciones, que se vio favorecido por los buenos precios internacionales, el excelente
clima y un relativo aumento de la productividad.
Los puntos más débiles de la política económica del radicalismo se encontraban, por un lado: en su postura ante las empresas del Estado,
que se centraba en el elevado déficit de las empresas estatales, en especial de los ferrocarriles, como producto no sólo de problemas de
administración, sino también de los desfasajes salariales, consecuencia de los constantes aumentos de sueldo otorgados por el gobierno.
El crecimiento del déficit de las empresas era aprovechado por la oposición liberal para intentar demostrar la ineficacia e ineptitud por
parte del gobierno. Y por otro: en su relación ambigua con el sindicalismo que tenía fuertes connotaciones políticas, ya que los planes
implementados por la CGT en 1964-65 con la consecuencia de ocupaciones fabriles, huelgas y movilizaciones, que obligaban al gobierno a
conceder mucho mas de lo que estaba dispuesto y generaban un clima de inestabilidad política, que tuvo un papel importante a la hora
de decidir por el general Onganía para el golpe de estado.
En 1964 el sindicalismo adquiere un importante poder político. La figura más significativa es Augusto Timoteo Vandor, dirigente de la
Unión Obrera Metalúrgica, desde allí pretendían controlar el peronismo.
Este sindicalismo burocrático que había desplazado al gremialismo combativo desde marzo del "62 en los cargos de conducción de la
CGT. Desde este ligar controlaban las finanzas, que era el verdadero factor de poder. Fondos que provenían de las cuotas sindicales de los
afiliados y sus contribuciones patronales. Esta clase dirigente mantenía buenas relaciones con la patronal y gestionaba beneficios como
las obras sociales y hoteles para los afiliados acrecentando de esa manera su poder. Además de mantener la hegemonía en la CGT y las
62 organizaciones, éste poder se extendió al terreno político a través del aparato partidario del peronismo. En el "64 la CGT organiza un
plan de lucha que era un verdadero desafío al gobierno de Illia, y a pesar de las concesiones otorgadas por el gobierno continuaron con
dicho plan. Su objetivo era pedir la intervención del gobierno militar y derrocar al gobierno de Illia.
La educación tuvo un peso importante en el Presupuesto Nacional, ya que entre 1963 y 1965 la participación aumentó del 12 al 23%. En
noviembre del "64 se pone en marcha el Plan Nacional de Alfabetización, con el objetivo de disminuir el analfabetismo.
En 1964 se sancionó la Ley de Medicamentos, también conocida como la Ley de Oñativia en homenaje al Ministro de Salud. Establecía
una política de precios y de control de medicamentos, congelando los precios vigentes a fines de 1963, fijaba límites para los gastos de
propaganda, a la posibilidad de realizar pagos en el exterior en conceptos de regalías y de compra de insumos.
La debilidad del gobierno se acentuaba por la cantidad de sectores que se le oponían: las Fuerzas Armadas rechazaban un gobierno al
que consideraban débil y falto de autoridad; los sindicatos, dominados por el peronismo acentuaron su oposición, y realizaron huelgas,
ocupaciones de fábricas; los empresarios que exigían una política más favorable a sus inversiones; la Iglesia que no le perdonaba al
radicalismo su apoyo a la escuela laica; y las relaciones con Estados Unidos que eran tensas, ya que no apoyaban su política de
intervención en los países latinoamericanos. Perón por su parte, intentó regresar al país a través del Operativo Retorno coordinado por
Vandor en noviembre del "64, pero el gobierno hizo detener su avión en Brasil.

14
A pesar del crecimiento económico producido entre 1963 y 1966, se generó una imagen de gobierno lento, ineficaz e incapaz de frenar el
proceso inflacionario y de contener las demandas gremiales. A esa imagen contribuían otros factores de importancia: como las
circunstancias anómalas en las que el gobierno había resultado electo debido a la proscripción del peronismo, hecho que
indudablemente le quitaba legitimidad; la conspiración de los partidos políticos opositores; y la prensa, que a través de revistas como
Primera Plana y Confirmado que sostenían que la única salida a la crisis que atravesaba el país era un golpe militar.
El gobierno de Onganía
Finalmente, el 28 de junio de 1966, el ejercito derrocó al presidente Illia, y una junta militar se arrogó la suma del poder público y
convocó para el cargo de presidente de facto al general retirado Juan Carlos Onganía. El nuevo presidente denominó al proceso iniciado
como "Revolución Argentina" y no se planteó límites temporales para su gobierno.
El golpe del "66 fue indiferente para la mayor parte de la sociedad, y no se proclamó como un gobierno provisional, ya que las Fuerzas
Armadas habían llegado a la conclusión de que era necesario acabar con el conjunto de los partidos políticos. Esta vez los militares no
asumieron el poder para desplazar a un gobierno y convocar a nuevas elecciones, sino que proponían anular la vida política por varios
años. Se autoproclamaron "Revolución Argentina", expresando de este modo que querían producir cambios de fondo en la sociedad
argentina.
El nuevo gobierno concentró la actividad del Estado al reducir a cinco el número de ministerios: Interior, Economía y Trabajo, Defensa,
Bienestar Social y Relaciones Exteriores y Culto.
Se crearon tres nuevos organismos: el CONADE (Consejo Nacional de Desarrollo Económico), el CONASE (Consejo Nacional de Seguridad),
y el CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Técnica).
Onganía recibió el apoyo de amplios sectores de la sociedad, en primer lugar contó con la adhesión de la prensa, que en los últimos años
venía actuando a favor del golpe y resultaba un medio muy eficaz para lograr el consenso civil. También contó con el apoyo del
empresariado, organizado en diversas corporaciones, como la Sociedad Rural Argentina, la Unión Industrial Argentina, la Confederación
General Económica y ACIEL; impulsados por la política estatista del gobierno radical. Sin embargo, el respaldo más sorprendente provino
desde las fuerzas políticas, con excepción del radicalismo, el Partido Comunista y el socialismo democrático, varias agrupaciones políticas
simpatizaron con el golpe y en particular se destaca el peronismo.
La política del gobierno militar concentraba las decisiones en grupos muy reducidos y minoritarios, y sectores sociales cada vez más
amplios quedaron excluidos de toda forma de participación y se vieron perjudicaos por el gobierno militar.
No sólo se reprimieron y persiguieron las manifestaciones políticas e ideológicas, sino también las expresiones culturales. Fue
particularmente importante la intervención de la Universidad, que mediante la ley 16.192 perseguía el propósito de poner fin a la
autonomía universitaria.
Las universidades pasaron a depender directamente del Ministerio del Interior, y antes la persistente resistencia de los diversos claustros,
el 29 de julio de 1966, la policía irrumpió en la Universidad violando la autonomía. El incidente se conoció como la Noche de los Bastones
Largos por la violenta represión ejercida por las fuerzas policiales.
La censura alentada por la Iglesia, se propagó a todos los ámbitos de la sociedad: la universidad, el teatro y la prensa.
El orden y la censura también se manifestaron con profunda firmeza en la política hacía el movimiento obrero y los trabajadores en
general. El cierre de establecimientos industriales, la racionalización del personal, el deterioro salarial, se convirtieron en una constante
del régimen militar.
En agosto del "66 se sancionó la Ley de Arbitraje Obligatorio, que prohibía continuar con cualquier conflicto no arbitrado por el gobierno;
como un medio para fortalecer el control del gobierno.
El gobierno de Onganía definió su orientación económica en diciembre del "66 al nombrar a Krieger Vasena al frente del Ministerio de
Economía, quien tenía excelentes relaciones con las empresas multinacionales y los grandes grupos oligopólicos. En marzo del "67 dio a
conocer su plan que devaluó el peso el 40% y estableció un gravamen del 40% sobre las exportaciones agropecuarias con el fin de sanear
las cuentas fiscales. Así mismo liberalizó el mercado de los cambios, disminuyó los gravámenes para la importación y aplicó ciertas
medidas que tendían al saneamiento económico.
Unos de los principales objetivos de Vasena era la estabilización, para lo que aplicó una serie de políticas con las que apuntaba a reducir
la inflación tratando de evitar las secuelas de recesión y apelando a la promoción de la competencia, la eficiencia y la inversión de
capitales extranjeros. Tras otorgar un aumento salarial del 15%, se suspendieron las convenciones colectivas de trabajo y se congelaron
los salarios. Simultáneamente se celebró un acuerdo con las empresas más importantes, que se comprometieron a congelar el precio de
los productos. Lo mismo sucedió con los combustibles y las tarifas de los servicios públicos.
El Estado tuvo un rol central en ésta estrategia, no sólo a través del establecimiento de pautas, sino también interviniendo activamente
en la inversión de grande infraestructuras. La red vial pavimentada avanzó significativamente en distintas zonas del país.
Hacia los primeros meses del "69 la construcción mostraba un importante crecimiento del 59%. La agricultura se había estancado, pero el
sector industrial había experimentado un significativo crecimiento del 20%, principalmente en la siderurgia y en la química que en las
industrias tradicionales.
La inflación había descendido a menos del 10% anual. El PBI creció de manera notable. Más allá del desempleo ocasionado con la
racionalización y los cambios en la industria, la desocupación no aumentó.
Los mayores beneficios se concentraron en un pequeño sector representado por la burguesía vinculada al sector financiero, a la
construcción y al segmento más concentrado de la industria. El sector perjudicado era amplio y variado: los trabajadores asalariados,
perjudicados por el congelamiento de sus sueldos; los obreros desplazados por la racionalización; los empresarios nacionales afectados
por el excesivo peso del capital trasnacional y los sectores rurales perjudicados por las retenciones a las exportaciones.

15
La característica económica de la época estuvo dada por el desequilibrio entre importaciones y exportaciones, la pérdida de reservas
monetarias, la aceleración de la tasa inflacionaria y el aumento de los precios y la disminución de los salarios.
El gobierno de Onganía pretendió asegurar el orden impidiendo la vida política. La aparente calma que el gobierno militar había impuesto
en 1966, llegó impetuosamente a su fin en 29 de mayo de 1969, cuando una rebelión popular sacudió a Córdoba y al régimen de
Onganía. La ciudad era el punto industrial más dinámico del interior y su Universidad era una de las más importantes. En los días previos
el clima había sido muy tenso, ya que las huelgas y asambleas fabriles se habían sumado a las manifestaciones callejeras de los
estudiantes contra la represión que en otras provincias había ocasionado varías muertes. El 29 de mayo, la huelga y la movilización
general contaron con una gran adhesión, en particular por parte de los empleados de las plantas automotrices y los estudiantes
universitarios. Los manifestantes con la simpatía de la población forzaron a la policía a retirarse y se adueñaron de las calles hasta que el
ejército ocupó la ciudad. La jornada produjo grandes destrozos decenas de muertos y gran cantidad de detenidos.
El "Cordobazo", como se denominó a éste día, inició la crisis del orden autoritario impuesto por el gobierno de Onganía. En la rebelión
participaron conjuntamente sectores muy diferentes; trabajadores y estudiantes, que desde 1945 estaban enfrentados fueron sus
principales protagonistas. A su vez, participaron agrupaciones políticas de muy diverso origen: peronistas, radicales, de izquierda y
pertenecientes al catolicismo.
Los diferentes grupos de la sociedad expresaban reclamos muy distintos, pero todos apuntaban al autoritarismo militar. A su vez puso de
manifiesto que el movimiento sindical también estaba cambiando. Hasta entonces la CGT se encontraba dividida en dos centrales obreras
con orientaciones opuestas, por un lado: la CGT nacional y de los sindicatos más importantes que habían adoptado una política conocida
como "participacionismo", que buscaba lograr acuerdos con el gobierno militar. Por otro: "la CGT de los argentinos", que agrupaba
sindicatos menores y a un conjunto de agrupaciones peronistas, radicales, católicas y de izquierda que se oponían al gobierno militar y a
la CGT nacional. A partir del "Cordobazo" y de la crisis del gobierno militar, la CGT nacional paso a oponerse al gobierno.
En muchos centros fabriles de Córdoba, comenzó a surgir una nueva tendencia sindical de izquierdista, el "clasismo", que buscaba
apartar a los trabajadores de su adhesión al peronismo. Al mismo tiempo, se da un nuevo fenómeno en el panorama político: la aparición
de grupos que buscaban llegar al poder por métodos violentos y producir una transformación revolucionaria de la sociedad.
A partir del "Cordobazo" el país vivió una ola de movilizaciones sociales y protestas de todo tipo. En el ámbito laboral, se incrementaron
las huelgas y creció la influencia del sindicalismo. Pero las movilizaciones abarcaron también a otros sectores de la sociedad, en especial a
los estudiantes.
Conjuntamente con la protesta social, la utilización de violencia se convirtió en un fenómeno cada vez más frecuente. Su manifestación
más extrema fue el surgimiento de la guerrilla: una serie de grupos armados que actuaban clandestinamente y buscaban acceder al
poder mediante acciones terroristas. Los más importantes fueron los Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP); con
métodos semejantes, pero orientación distinta. Compartían la idea de que la revolución social era necesaria e inmediata. Los montoneros
se identificaban con el peronismo y buscaban el regreso de Perón; mientras que la ERP no aceptaba su regreso y proponía una revolución
socialista.
Los sectores juveniles se veían influenciados por los sectores mundiales, en especial por le Revolución Cubana. La figura de Ernesto "Che"
Guevara fue muy importante, y muchísimos grupos la adoptaron como su símbolo. La década de los "60 se caracterizó a nivel mundial
como un repudio juvenil a la autoridad.
Después del "Cordobazo", los partidos políticos reiniciaron su actividad y comenzaron a reclamar la convocatoria a elecciones;
paralelamente la violencia se incrementaba.
Mayo francés
Todo se inició cuando se produjeron una serie de huelgas estudiantiles en varias universidades e institutos de Paris, seguidos
enfrentamientos con la universidad y la policía. El intento de la administración de Charles de Gaulle, presidente francés, de parar las
huelgas mediante una mayor carga policial sólo contribuyó a encender los ánimos de los estudiantes, que protagonizaron batallas
campales contra la policía en el Barrio Latino y, una huelga general de estudiantes y huelgas diversas colaboradas por diez millones de
trabajadores en todo el territorio francés.
Las protestas llegaron a tal punto que De Gaulle disolvió la Asamblea Nacional y se celebraron elecciones parlamentarias anticipadas el
23 de junio de 1968.
La primera reclamación de los estudiantes fue que se les permitiera acceder a los dormitorios de las mujeres en las universidades, acceso
que no estaba permitido por las normas sociales de la época. Al principio el movimiento surgió como respuesta estudiantil a la represión
policial, pero en poco tiempo los trabajadores iniciaron fuertes huelgas que paralizaron el país, en las cuales, el principal promotor fue la
CGT, referente sindical del Partido Comunista Francés. A medida que el movimiento se fue radicalizando, la CGT y el Partido Comunista
Francés se fueron distanciando del movimiento.
El gobierno se encontraba, en ese punto, al borde del colapso, pero la situación revolucionaria se evaporó tan rápido como había surgido.
Los trabajadores, después de haber conseguido importantes mejoras salariales, volvieron al trabajo, a petición de la Confederación
General del Trabajo, sindicato izquierdista, y del Partido Comunista Francés.
El ocaso del gobierno militar
El 8 de junio de 1970 Onganía fue desplazado por los jefes militares, que en su lugar designaron al general Roberto Marcelo Levingston,
quien intento reanimar el proyecto de la "Revolución Argentina", pero su situación era ya irremediable.
El proceso del de la economía se acentuó durante su gobierno. Designó al radical Aldo Ferrer como Ministro de Economía. Sin embargo,
su intento por imponer una política más distribucionista fracasó rápidamente
La protesta social se acentuó. Los enfrentamientos callejeros entre manifestantes y fuerzas de seguridad se generalizaron y se
produjeron hechos similares al "Cordobazo" en otras provincias.

16
La actividad guerrillera aumentaba, y los atentados eran cada vez más audaces y violentos. Los partidos políticos recuperaron la iniciativa
y por primera vez, se reunieron todos para redactar un documento conocido como "La Hora del Pueblo", a través del cual reclamaban la
realización de elecciones libres y sin proscripciones.
Una nueva rebelión en Córdoba, ocurrida en marzo de 1971 y protagonizada por los trabajadores mecánicos, volvió a acelerar los
acontecimientos y se produjo un nuevo golpe de Estado. Levingston fue sustituido por el jefe del Ejército, el general Alejandro Agustín
Lanusse, quien decidió dar por terminada la llamada "Revolución Argentina" iniciada en 1966, y anunció la próxima convocatoria a
elecciones.
La situación económica siguió siendo desfavorable; convencido de que la situación económica no mejoraría hasta llegar a un acuerdo
político entre los diferentes sectores, el rumbo se descontroló casi por completo: inflación incontenible, caída del salario real, fuga de
divisas, desempleo, fueron algunas de las características sobresalientes de la época
El objetivo de Lanusse era lograr un acuerdo entre los partidos políticos y las Fuerzas Armadas. Simultáneamente, se reformó la
Constitución por decreto, estableciendo que si en la primera elección ningún candidato obtenía más del 50% de los votos, habría una
nueva elección entre los dos más votados; esta medida fue realizada con el objetivo de evitar el triunfo peronista, tratando de que en la
segunda vuelta electoral gran parte del electorado apoyara al candidato no peronista.
Perón, desde el exilio, se dedicó a completar el aislamiento del gobierno militar y debilitarlo al máximo; para ello alentaba a todas las
fuerzas que se le acercaban.
El 17 de noviembre de 1972, Perón regresó al país. Conformó, con otros partidos, el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), proclamó
la candidatura de su delegado personal, Héctor José Cámpora, y regresó a España.
El regreso del peronismo al gobierno
En las elecciones del 11 de marzo de 1973, el FREJULI triunfó, a pesar de haber obtenido el 49.5% de los votos. El 25 de mayo, Cámpora
asumió la presidencia, y volvió así el peronismo al gobierno.
La imagen de Perón y el peronismo habían cambiado. Prácticamente, todos los sectores sociales aceptaban que Perón regresara
definitivamente al país y lo reconocían como un actor válido e imprescindible e la política argentina. Los partidos políticos estaban de
acuerdo con iniciar una etapa en la que no hubiera más proscripciones.
Sectores muy amplios y diversos apoyaban al peronismo, en el que se encontraban grupos que tenían proyectos y objetivos opuestos.
Por un lado, estaban los sectores que tradicionalmente habían apoyado al peronismo, que esperaban que el gobierno pasara
rápidamente de las manos de Cámpora a las de Perón. Representaban la mayoría de los políticos peronistas, y sobretodo de los
dirigentes sindicalistas. Estos sectores se denominaban "ortodoxos" para destacar su fidelidad a los principios tradicionales del
peronismo. Por otro lado, estaban los grupos juveniles que representaban el sector más dinámico de la campaña. Era un conglomerado
de grupos diferentes que conformaron la llamada "tendencia revolucionaria", que rápidamente paso a estar dirigida por los Montoneros;
estos grupos pensaban que el gobierno de Cámpora debía ser el primer paso de un gobierno revolucionario.
Los ortodoxos buscaban conformar la "patria peronista", mientras que los revolucionarios pretendían lograr la "patria socialista".
La paz y la estabilidad no eran las únicas esperanzas que había; gran parte de la sociedad aspiraba a cambios sociales profundos. La
mayoría de los partidos políticos incluían en sus plataformas electorales propuestas para reformar el sistema económico y social. Estas
ideas de cambio social se encontraban difundidas principalmente entre los sectores juveniles y estudiantiles.
A su vez la gran mayoría de los trabajadores eran peronistas, y tenían la esperanza de que un gobierno peronista significara prosperidad y
justicia social.
La ola de huelgas que había sacudido muchas provincias a partir de 1973, se había extendido al Gran Buenos Aires.
El regreso del peronismo al gobierno implicaba aspiraciones y expectativas muy diferentes para los diversos sectores de la sociedad, que
se expresaban en proyectos enfrentados dentro del peronismo.
Los enfrentamientos entre las dos tendencias aumentaron después de que Cámpora asumió el gobierno. La complejidad mayor del
panorama político radicaba en la incapacidad de los diferentes sectores por establecer normas para una convivencia pacífica de
resolución de los conflictos.
Durante su breve gobierno, entre mayo y julio de "73, se produjeron una serie de movilizaciones sociales y políticas de varios sectores en
todo el país. A pesar de que el gobierno había sancionado la Ley de Amnistía que liberó a varios guerrilleros de las cárceles, el ERP
anunció continuar con la lucha armada hasta la conquista definitiva del poder.
El gobierno de Cámpora se caracterizó no sólo por la lucha hacia el interior del peronismo, sino también por un convulsionado clima
social en el que se sucedían las tomas de fábricas y reparticiones públicas. Intentó equilibrar las fuerzas en pugna y formó un gabinete
con hombres con diversas posturas ideológicas dentro del movimiento.
Su gobierno fue ambiguo y estuvo marcado por el Programa de Reconstrucción y Liberación Nacional, que estaba determinado por la
política económica intervensionista del ministro José Ber Gelbard, que había formulado un pacto social producto del acuerdo entre la
CGT y la CGE. En cuanto a política externa, se planteó una estrategia basada en una mayor independencia con respecto a Estados Unidos
y una apertura hacia el mundo socialista, en especial Cuba, Vietnam y China.
Juan Domingo Perón regresó al país el 20 de junio de 1973, en un operativo controlado por los sectores más derechistas, encabezados
por López Rega, Norma Kennedy o el coronel Osinde. Ese día en Ezeiza se realizó un acto para recibirlo, se reconocían los rasgos que
habían marcado al peronismo en 1945: la presencia popular masiva, el protagonismo de los sindicatos y las proclamas de lealtad al líder;
pero también podían reconocerse los nuevos componentes que el peronismo presentaba en 1973: preponderancia juvenil en las
movilizaciones y la ocupación de organizaciones armadas. En ese día la violencia estalló entre las fuerzas que apoyaban a Perón y que
pugnaban por el control del movimiento peronista, produciendo más de una decena de muertos y una multitud de heridos.

17
El enfrentamiento entre las divisiones internas del peronismo, puso de manifiesto que éstas eran irreconciliables. Perón optó por los
grupos ortodoxos y comenzó su conflicto con los revolucionarios y los Montoneros. El 13 de julio, el presidente Cámpora y el vice Vicente
Solano Lima debieron renunciar a sus cargos; y asumió el gobierno de forma provisoria el presidente de la Cámara de Diputados, Raúl
Lastiri, que tenía dos objetivos: alejar del gobierno a los representantes de izquierda y convocar a elecciones para acelerar la llegada de
Perón a la Casa Rosada.
Perón eligió que en la formula lo acompañara su esposa, María Estela Martínez, conocida como "Isabel", favoreciéndose de ésta forma el
sector ortodoxo. En las elecciones del 23 de septiembre, la fórmula Juan D. Perón-María E. Martínez de Perón, obtuvo casi el 62% de los
votos.
EL 12 de octubre, Perón inició su tercer gobierno, llegó al poder con una gran adhesión popular e incluso tenía la aceptación de sectores
con los que había estado enfrentado.
Fundó su estrategia política en la convivencia con los partidos políticos; en el pacto social, es decir en la búsqueda de acuerdos entre
empresarios y sindicatos para contener la inflación y mantener los salarios; y en la reorientación del movimiento justicialista. El primer
aspecto no presentó grandes inconvenientes, pero los otros dos, se convirtieron en las dos grandes cuestiones de su gobierno que no
serían resueltas satisfactoriamente.
El pacto social era desbordado, ya que no alcanzaba a contener los reclamos salariales y de mejores condiciones de trabajo. Perón se
propuso, desde un primer momento, consolidar la estructura de poder en la CGT. En noviembre de 1973 impulsó la Ley de Asociaciones
Profesionales, que reforzó el control de la dirigencia sindical sobre el movimiento obrero.
El Estado realizó importantes inversiones en las obras sociales y aumentó de manera considerable la cantidad de empleados públicos en
sus distintas empresas. Si bien se logró activar rápidamente la economía interna a partir del mayor consumo de los beneficiados, el déficit
estatal creció rápidamente.
Se incentivó las exportaciones de carácter no tradicional, industrial, con la participación activa del Estado, favoreciendo por medio de
créditos y estímulos a las empresas implicadas en el proceso exportador; para lo que se creó la Corporación de Empresas Nacionales con
el objeto de controlar y racionalizar su funcionamiento. También se puso énfasis la exportación de productos agrícolas, ya que la
apertura de nuevos mercados: Unión Soviética y los buenos precios internacionales favorecerían al Estado.
Ante todo debía resolver la disputa interna del peronismo, cada vez más violenta. Se apoyó firmemente en el sector ortodoxo, y en
especial, en la CGT, desplazando del gobierno a los sectores juveniles y a los Montoneros. De esta manera los enfrentamientos entre las
dos tendencias del peronismo se acrecentaron. Así el 1º de mayo del "74, Perón se enfrentó directamente con los Montoneros y la
Juventud Peronista. Ese mismo mes, la rama juvenil fue excluida del Consejo Superior.
Por otra parte intentaba frenar al grupo ERP, declarándolo ilegal y persiguiendo a lo medios de prensa que publicaran su comunicados o
informaran de sus acciones; así el 14 de marzo era clausurado el diario El Mundo.
En marzo del "74, el ascenso del precio del petróleo dispuesto por la OPEP incrementó los precios de importación, se cerró el Mercado
Común Europeo a las carnes argentinas y empezó a repuntar la inflación, como consecuencia del aumento del consumo, y la evidente
falta de inversión privada.
Cuando Perón falleció, el 1º de julio de 1974, el gobierno quedó en manos de su esposa. Aunque, en realidad era controlado por José
López Rega, que encabezaba el sector ortodoxo y había conformado una organización armada secreta, la Alianza Anticomunista
Argentina, conocida como la "Triple A", encargada de diseminar a opositores y disidentes; que persiguió y asesinó a decenas de políticos,
intelectuales, periodistas y sindicalistas. Durante los primeros meses se fortalecieron paralelamente tanto el poder de López Rega, como
el del sindicalismo hegemonizado por las 62 Organizaciones.
Los Montoneros proclamaron que pasaban a formas de acción secretas e ilegales, y atacaron públicamente al gobierno. El ERP, organizó
una guerrilla rural en Tucumán, con la intensión de crear un foco guerrillero que luego se extendiera a todo el país. El gobierno ordenó a
las Fuerzas Armadas aniquilar a los grupos guerrilleros; pero la represión se dirigió no sólo contra los grupos armados, sino contra todos
los grupos opositores.
El gobierno de "Isabel" Perón era cada vez más débil; dominado por López Rega, abandonó el Pacto Social y los acuerdos con los partidos
de oposición. Los grupos guerrilleros respondían con mayor cantidad de atentados y la Triple A, actuaba sin que el gobierno lo impidiese.
La violencia era una constante; y la crisis política empujó a la crisis económica. En junio de 1975 asumía como ministro de Economía
Celestino Rodrigo, que cambió drásticamente el rumbo devaluando la moneda un 100 por ciento, estableciendo tarifas superiores a ese
porcentual en servicios públicos y, recompensando con la eliminación de los controles de precios sobre el sector privado. Este breve
proceso conocido como el "Rodrigazo", ocasionó una importante estampida de precios y salarios, la emisión monetaria desmedida, las
corridas por el dólar y el sistema de indexación; el gobierno adoptó medidas que afectaron el nivel de vida de los trabajadores y se
negaba a reconocer los convenios laborales que habían obtenido los sindicatos. De esta manera el gobierno se enfrentaba con su
principal apoyo; las movilizaciones a Plaza de Mayo organizadas por la Unión Obrera Metalúrgica y la decisión de la CGT de organizar un
paro general el 7 de julio marcaban la ruptura de la CGT con el gobierno.
La principal consecuencia de la política económica de la época fue la recesión generalizada, reflejada en el descontrol de precios, el
deterioro del salario, la disminución del PBI. Por otro lado, la caída de las exportaciones, y el aumento de las importaciones produjeron
durante 1975 un déficit en la balanza comercial superior a las 900 millones de dólares.
En medio de este clima de inestabilidad política y social, la mayoría de las entidades empresariales como: la Sociedad Rural Argentina, las
Confederaciones Rurales Argentinas, las cámaras de Comercio y de la Construcción conformaron la Asamblea Permanente de Entidades
Empresariales (APEGE), que a través de paros sectoriales desestabilizaron y debilitaron cada vez más al gobierno. A fines del "75 se
intentó rehabilitar el pacto social a través de una tregua denominada Acta de Concertación Social Dinámica, con la participación de la
CGT, la CGE y el gobierno, pero resultó un absoluto fracaso.

18
La crisis era permanente. Los intentos en el Congreso por desplazar a la Presidente mediante un juicio político o las negociaciones para
que renunciara fueron un fracaso. Era evidente que un nuevo golpe de Estado se produciría, y muchos sectores lo reclamaban a través de
los medios de comunicación. En diciembre del "75 hubo un intento de golpe de Estado, por parte de un grupo de las Fuerzas Armadas,
pero no contó con el apoyo suficiente.
El 24 de marzo de 1976, los jefes de las Fuerzas Armadas acabaron con el gobierno peronista, y volvían a las fuerzas sin encontrar
resistencia, y contando con el apoyo de gran parte de la población. Isabel fue detenida y trasladada a Neuquén; el nuevo presidente de
facto era el Teniente Gral. Jorge Rafael Videla, que dispuso que la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea compondrían el futuro gobierno
con igual participación. Comenzó así el autodenominado: "Proceso de Reorganización Nacional".
José Martínez de Hoz fue designado Ministro de Economía, y el 2 de abril anunció su plan para contener la inflación, detener la
especulación y estimular las inversiones extranjeras.
Secuestro de los Montoneros a Aramburu
Una vez que asumió la presidencia Héctor José Cámpora, sus acciones se dirigían a la instauración en la Argentina de un sistema político
que denominaban "Socialismo Nacional", al que consideraban como la evolución histórica natural del peronismo. Fue considerada como
organización terrorista por el gobierno de María Estela Martínez de Perón.
Durante los primeros años de su existencia recibieron el apoyo del General Perón y de buena parte del Movimiento Peronista, a partir del
primero de mayo de 1974, sus acciones ocasionaron el rechazo por parte del mismo líder y de los sectores sindicales y políticos del
peronismo leal, llevándolo a un progresivo aislamiento y a decidir su pase a la reserva, para ser aniquilado por la dictadura militar que
derrocó a la viuda de Perón, María Estela Martínez, el 24 de marzo de 1976.
La organización Montoneros se presentó ante la sociedad el 1° de junio de 1970 mediante un comunicado referido al secuestro y
asesinato del general Pedro Eugenio Aramburu.
El secuestro se había realizado el 29 de mayo, cuando militantes de un autodenominado "Comando General Juan José Valle de la
Organización Montoneros" vestidos como oficiales del Ejército lo sacaron en su departamento haciéndole creer que le brindarían
custodia. Aramburu fue llevado por la fuerza a una chacra de la localidad de Timote, provincia de Buenos Aires y luego de un "juicio
revolucionario" en que no tuvo posibilidad de defensa y estaba decidido de antemano, fue acusado por traición a la patria, por los
fusilamientos de civiles en los basurales de José León Suárez, por el del General Juan José Valle y otros militares, y por la desaparición del
cadáver de Evita y finalmente asesinado por Fernando Abal Medina en el sótano de la mencionada chacra.
Conclusión
Estas dos décadas analizadas, se caracterizaron por un permanente cambio, siendo la inestabilidad y el caos las características
dominantes. Para intentar comprender esta rauda sucesión de conflictos, debemos considerar que el país no pudo encontrar una fórmula
política estable. La crisis permanente llevó a la división no solo de peronistas y antiperonistas, civiles y militares sino, que involucró a
todos los partidos políticos que se desprestigiaron ante la población. En pocos años, se había estado bajo gobiernos ilegales surgidos de
golpes de Estado o bajo gobiernos legales pero ilegítimos, puesto que habían logrado su triunfo impidiendo la participación de amplios
sectores de la sociedad. La utilización de la fuerza en la política se había hecho frecuente y cada vez más habitual.
Estas circunstancias hicieron que, gran parte de la sociedad mantuviera un descreimiento hacia la democracia. Muchos sectores,
comenzaron a considerar que esta, era la causa de las divisiones y enfrentamientos; otros, la rechazaban porque no estaban incluidos en
ella; y otros, creían que la democracia era un sistema incapaz de generar soluciones de fondo. Todo esto, posibilitaba que, las Fuerzas
Armadas intervinieran en la vida política como si se trataran de otro partido y esto era admitido por la sociedad de manera mayoritaria,
incluso por las fuerzas políticas.
Quienes habían creído, que la "Revolución Libertadora" iba a terminar con el peronismo, concluyeron que este continuaba vivo; Los que
tuvieron la esperanza que con Frondizi se iniciaría un prolongado régimen constitucional que superaría los enfrentamientos, vieron
fracasar sus esperanzas ante el crecimiento del abismo existente entre peronistas y antiperonistas, y civiles y militares, que no solo no
fueron superados, sino que terminaron con el gobierno civil electo.
La protesta social se acentuó. Los enfrentamientos callejeros entre manifestantes y fuerzas generalizan hechos parecidos al "Cordobazo"
en otras provincias e incluso se incorporaron nuevas formas de protesta, como las ocupaciones fabriles, e incluso la toma de rehenes,
entre otros. Un alto grado de violencia presente en la protesta se relacionaba directamente a la ilegitimidad política y a los métodos
represivos aplicados. La actividad guerrillera aumentaba; y si para 1970 los grupos armados habían realizado unos 300 atentados, un año
después este número se había duplicado y eran cada vez más audaces y violentos. Los partidos políticos recuperaron la iniciativa y, por
primera vez, todos se unieron para redactar un documento conocido como La Hora del Pueblo. El conflicto con el gobierno militar pasaba
así a primer plano, y partidos políticos que en los últimos años habían sido enemigos, reclamaban conjuntamente la realización de
elecciones libres y sin proscripciones.
Perón desde su exilio buscaba debilitar al gobierno militar, alentando todas las fuerzas que se le acercaban. En noviembre de 1972
regresa al país, conforma el FREJULI (Frente Justicialista de Liberación) conjuntamente con otros partidos, y proclamó la candidatura de
su delegado personal Héctor José Cámpora, que el 13 de julio renuncia, por lo que se llamó nuevamente a elecciones, resultando Perón
electo presidente de la nación por tercera vez, tras 18 años de exilio, periodo que no pudo completar a causa de su fallecimiento el 1° de
julio de 1974, en ejercicio de la presidencia, sucediéndolo su viuda Estela Martínez de Perón, quien fue depuesta por un golpe militar el
24 de marzo de 1976 que dio origen al autodenominado Proceso de reorganización Nacional, y que la mantuvo detenida ilegalmente por
varios años. El nuevo presidente de facto era Teniente Gral. Jorge Rafael Videla.

19
Política económica de la dictadura
El golpe de Estado
El 24 de marzo de 1976 el gobierno militar se atribuyó la suma del poder público con el fin de instaurar un proyecto político, social y
económico en beneficio de los sectores dominantes y que subordinara a los sectores populares.
El objetivo fue transformar radicalmente la estructura económica y social de la Argentina, modificar sus relaciones sociales a fin de
terminar con las causas que provocaban las crisis y desorden y restablecer relaciones de dominación permanentes e irreversibles. Para
ello, llevó a cabo políticas económicas sólo posibles mediante la represión legal y clandestina.
El bloque social dominante, que ejecutó esa política económica, estaba liderado por grupos económicos diversificados, es decir, la
fracción más dinámica de los terratenientes pampeanos que habían empleado la renta del campo para diversificarse. Para ello habían
conformado grupos económicos4, dedicados a diversas actividades: agropecuarias, industriales, financieras e inmobiliarias. Es ese sector
de clase el que dirigió la política económica durante la dictadura para su propio provecho; su representante, José Alfredo Martínez de
Hoz, fue el ministro de Economía de Rafael Videla.
Walter Klein, el colaborador más próximo de Martínez de Hoz, declaró que el programa económico en vigor desde marzo de 1976 era
“incompatible con cualquier sistema democrático y sólo aplicable si lo respalda un gobierno de facto”.
Los sectores dominantes hicieron público su firme apoyo al golpe militar a través de la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales
Empresarias (APEGE), conformada por el Consejo Empresario Argentino (CEA), la Sociedad Rural Argentina, la Cámara Argentina de
Comercio, la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA) y la mayoría de las cámaras patronales sectoriales. El gobierno militar contó
también con el apoyo del gobierno de Reagan y del capital financiero extranjero, especialmente a través del Ministro de Economía.
El nuevo bloque de poder quedó integrado principalmente por la oligarquía diversificada, el capital financiero internacional –incluidos los
organismos multilaterales de crédito–, los terratenientes pampeanos y parte de los conglomerados multinacionales industriales.
La actividad económica genera un excedente, el cual puede destinarse principalmente, o a la acumulación de capital, o parte a la
redistribución. El objetivo de esos grupos económicos diversificados fue quedarse con ese excedente e instaurar un nuevo patrón de
acumulación. Para ello necesitaron ejercer el control del Estado y emplear la represión como medio de exterminar toda resistencia.
Si bien Martínez de Hoz manifestó estar contra la intervención y la regulación del Estado, y postuló “la necesidad de pasar de una
economía de especulación a una de producción, por medio del estímulo a la libre competencia y la limitación del papel del Estado en la
economía”, en los hechos usó el Estado para dictar medidas que contribuyeron a instaurar y consolidar el nuevo patrón de acumulación.
La política económica del gobierno militar no fue uniforme en los ocho años, pero para los fines de este análisis se tomarán sus rasgos
más notables.
Transformación económica
El proyecto político puesto en práctica por los sectores dominantes partía de la premisa de que las dictaduras anteriores, en especial la
Revolución Argentina y su ministro de Economía, Adalberto Krieger Vasena, habían fracasado por no haber podido eliminar la
conflictividad de la clase obrera industrial. Ese sector de clase consideraba que la base industrial de la economía argentina y la lucha de
los trabajadores industriales brindaban las condiciones para el desarrollo de los sectores que jaqueaban el orden predominante. Por ello,
buscaron disciplinar a la clase obrera y colocarla en una posición subordinada, principalmente mediante la represión y la
desindustrialización del país.
Así, durante la dictadura militar la estructura económica argentina sufrió una transformación de carácter regresivo y concentrador, en
favor de los sectores locales más poderosos y del sector financiero internacional.
Ya en marzo de 1977 escribió Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar: “la política económica de esa Junta sólo reconoce
como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales
encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S. Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de
Hoz y todos los miembros de su gabinete.”
Para modificar la estructura económica, las primeras medidas fueron: congelamiento de los salarios de los trabajadores14, eliminación
del control de precios, reducción de aranceles a la exportación, reducción de las retenciones agropecuarias y devaluación15, para
disminuir la presión inflacionaria. Esas medidas modificaron los precios relativos en favor de los terratenientes pampeanos, que
exportaban sus productos agropecuarios en divisas, en detrimento de los asalariados16 con un poder de compra recortado.
Explicó esa situación Rodolfo Walsh en su Carta Abierta: “En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación
de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada. En un año han reducido
ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%…”
El carácter regresivo de esa transformación se observa en la transferencia de ingresos del sector asalariado al empresariado, ya que el
salario cayó un 32,7% y los costos salariales un 35,7%, mientras la productividad aumentó un 37,6%. Este aumento de la productividad se
debió a la extensión de la jornada laboral y la mayor explotación, producto de la dificultad de organizar la protesta obrera.
Durante todo el período se registró una reducción del empleo industrial debido a la expulsión de mano de obra de las empresas
multinacionales.
Uno de los ejes de la política económica fue romper la alianza distribucionista conformada por las empresas de la burguesía nacional y los
obreros industriales. Se redujeron los aranceles de importación de bienes industriales, que competían con la producción nacional. Así,
durante el gobierno militar se registró un proceso de desindustrialización del país, que expulsó a empresas nacionales y extranjeras, y
debilitó a la clase obrera y sus sindicatos20. El salario pasó a ser un costo de producción más y no un componente de la demanda global.
En todo el período se observa una disminución del volumen físico de la producción industrial.
Valorización financiera

20
Durante el gobierno militar se instauró un nuevo régimen de acumulación de capital, asentado en la valorización de la actividad
financiera y el desplazamiento de la producción industrial del centro de la economía. Se modificó así el anterior régimen de acumulación
de capital, vigente desde 1930, basado en la industrialización por sustitución de importaciones.
En junio de 1977 las autoridades económicas dispusieron una Reforma Financiera21, que se caracterizó por: la liberación de los tipos de
interés de la regulación del BCRA, liberalización de la reglamentación para abrir sucursales e instituciones financieras, eliminación
progresiva del control de cambios, supresión de la posibilidad de control directo del BCRA sobre el mercado del crédito bancario (Green,
1983).
Esta reforma produjo un cambio drástico en la estructura económica del país. La alianza dominante consideraba que el sistema financiero
contribuía al desarrollo del sector industrial a través de créditos baratos/subsidiados, lo que alimentaba al “desarrollismo – populismo –
subversión”, que buscaban eliminar. El plan de Martínez de Hoz era desplazar al sector industrial, fortalecer al financiero y vincular a la
Argentina con el mercado de capitales internacional.
Hasta la Reforma Financiera el Banco Central controlaba las tasas de interés y las normas cambiarias; el mercado financiero estaba
cerrado para los capitales externos. Esta Reforma liberó el mercado de capitales y la gestión crediticia. Transfirió de ese modo al sector
privado una herramienta fundamental de política económica.
Estableció, al mismo tiempo, la garantía estatal a los depósitos bancarios. Al estar liberados los tipos de interés y existir garantía estatal a
los depósitos, se desató una gran competencia para ofrecer el mejor interés a los depositantes.
Junto con la Reforma Financiera, la conducción económica ordenó que las empresas del Estado no se financiaran con fondos del Tesoro y
buscasen financiación en el mercado.
El objetivo declarado de la Reforma Financiera había sido la formación de un mercado de capitales a largo plazo y una mejor satisfacción
de la demanda de crédito. El resultado obtenido fue un mercado de capitales volátil, especulativo y de corto plazo. Las tasas de interés
superaron la rentabilidad de la actividad económica, por lo que se registró una tendencia general a la especulación y el corto plazo22. La
economía real pasó a estar subordinada al sistema financiero, actividad parasitaria, lo que significó un cambio de 180 grados. El capital
financiero ocupó una posición dominante.
Este fenómeno se conoció como la “plata dulce” y la “bicicleta financiera”. La clase media invertía sus ahorros en las “mesas de dinero” a
altos tipos de interés y viajaba al exterior aprovechando el atraso cambiario.
Algunas de las empresas industriales que cerraron o repatriaron su capital fueron: Olivetti, Peugeot, Citroen, Chrysler, General Motors,
Siam, Tamet, Sasetru, Liebig’s, Kaiser Aluminio, Phelp Dodge, Banco de Intercambio Regional, Banco Oddone, Banco Los Andes y
numerosas empresas textiles.
Los grupos económicos dominantes aprovecharon la desregulación del mercado de capitales para contraer deuda en el exterior a bajo
tipo de interés e invertir especulativamente ese dinero en el país a interés mucho más alto; lo que les permitía obtener una renta
financiera. Ese procedimiento se vio favorecido por la abundante liquidez internacional, producto de la crisis del petróleo de 1973.
Así, en ese período la economía argentina quedó ligada al mercado financiero internacional. Este proceso profundizó la
desindustrialización a largo plazo.
Se modificó el bloque de poder, ya que la valorización financiera benefició a las fracciones más concentradas y centralizadas de las
empresas industriales, al capital financiero internacional y al sector financiero interno.
Esos grupos económicos se expandieron durante el gobierno militar. Las empresas más dinámicas de la burguesía nacional se
diversificaron y se incorporaron a la fracción de la oligarquía diversificada, entre las cuales, el grupo Clarín, Fate-Aluar, Roggio, Arcor,
laboratorio Bagó.
Especulación y corto plazo: las mesas de dinero
Las mesas de dinero, en boga desde mitad de 1976, cumplían la función de intermediación directa entre la oferta y la demanda pública
de recursos financieros, a plazos generalmente muy reducidos. Las operaciones se caracterizaban por su agilidad y rapidez. Se pactaban
por teléfono y alcanzaban volúmenes considerables. Por su corto plazo esas operaciones no financiaban procesos productivos, ni de
comercialización.
Una de las mesas de dinero más importantes fue la del Banco Nación Argentina (BNA), que sólo operaba con entidades financieras
autorizadas y no con los usuarios directos de los 7 fondos. Por ello, se producía un encarecimiento artificial del crédito. El BNA derivaba
sus depositantes genuinos a otras entidades financieras.
La modalidad consistía en que una entidad financiera A constituía un certificado de depósito transferible (CDT) en la entidad financiera B
en el “aire”, sin contar con los fondos necesarios que eran provistos, generalmente por el BNA, como producido por la venta de los
mismos. Las transacciones, de alta rotación, producían pingües ganancias a las entidades, que, sin asumir riesgo alguno, aprovechaban la
diferencia del tipo de interés vigente entre operaciones de menos de 7 días y las de más de 30. Era la “bicicleta financiera”, consistía en
una modificación de plazos: tomar dinero a corto plazo y colocarlo a un interés mayor a un plazo más largo.
Las entidades canalizaban fondos del BNA, en operaciones especulativas, a empresas de primera línea, tales como Fiat Concord y
Citroën24. Para lo cual, era necesario un bajo tipo de interés del BNA25, utilización distorsionada de los CDT, falta de control, ausencia de
regulación del BCRA y despreocupación del BNA por verificar los valores negociados.
Por ley las empresas del Estado debían depositar el total de su recaudación en el BNA. Este intermediaba esos fondos y creaba una
capacidad prestable no genuina a entidades financieras, que luego prestaban a las empresas del Estado, que debían pagar un costo
superior por las intermediaciones y artificios contables. Esos mayores costos se trasladaban a las tarifas, que pagaba la población. Así, las
entidades privadas obtuvieron las mayores utilidades de su historia.

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La Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, a cargo de Conrado Sadi Massue, investigó la mesa de dinero del Banco
Nacional26 y su operatoria27. Llegó a la conclusión de que era dolosa y surgían violaciones a las normas que regulaban las actividades
financieras: no contabilización de operaciones, falta de garantías, custodios falsos, documentación inhábil, irregular. Las operaciones
habían sido realizadas para: “satisfacer intereses económicos singulares en perjuicio del interés común.”
La operatoria funcionó en beneficio de la banca privada, en desmedro del BNA y el Estado.
Deuda externa
El endeudamiento externo fue otro de los ejes de la política económica de la dictadura.
La deuda se quintuplicó entre 1979 y 1981. Si al inicio de la dictadura la deuda externa ascendía a 7.800 millones de dólares, en 1983, al
finalizar el gobierno militar, llegaba a 43.600 millones. Sus consecuencias determinaron la estructura económica del país hasta 2003.
A través de la deuda externa, la fracción dominante exportaba sus fondos, ya que el monto de la deuda externa era similar a los capitales
argentinos en el exterior.
La estructura del endeudamiento externo es coherente con la modificación de la estructura del poder económico. Así, registraron escasa
deuda externa las empresas de la burguesía nacional. Mientras treinta y ocho grupos económicos concentraron el 49% del total de la
deuda privada , a través de sus empresas controladas: Cogasco, Autopistas Urbanas, Celulosa, Acindar, Banco Rio (Pérez Companc), Alto
Paraná, Banco de Italia, Banco de Galicia, Bridas, Alpargatas, Cia Naviera Pérez Companc, Citibank, Dalmine, Banco Francés, Papel del
Tucumán, Minetti, Aluar, Celulosa Pto Piray, Banco Ganadero28, Banco de Crédito Argentino.
En 1981 se produjo una devaluación de la moneda, por lo que el Banco Central brindó seguros de cambio. Con ese mecanismo, los
grandes grupos endeudados con el exterior lograron que en 1982 el Estado, siendo Domingo Cavallo presidente del BCRA, se hiciera
cargo de la deuda externa privada, que terminó recayendo en el conjunto de la Nación. Explica Basualdo que los tomadores de deuda
externa eran capitales endeudados que: “tenían una situación superavitaria y su intención era acrecentarla aún más transfiriendo su
deuda externa al Estado”
Una operatoria común para aprovechar los seguros de cambio fue el de los autopréstamos (por ej. Fiat, Suchard, Renault Argentina),
endeudamientos por proyectos de inversión que no se realizaron (Cementos NOA), deudas que ya habían sido pagadas, aportes de
capital tomados como préstamos financieros, préstamos figurados, sobrefacturación y abultamiento de la deuda (Parque Interama,
Cogasco). Cuando el Ministro Grinspun durante el gobierno de Alfonsín mandó realizar una investigación, se detectaron irregularidades e
ilícitos en el endeudamiento: falta de documentación respaldatoria, falta de verificación de la autenticidad de la deuda, fondos que no
ingresaron al país, infracciones a la ley penal cambiaria. etc. Pese a todas las evidencias, se reconocieron como deuda de la República
Argentina con la firma de los funcionarios del BCRA Carlos Melconian, Daniel Marx, Roberto Eilbaum y otros.
Sentenció el Juez Federal Dr. Ballesteros que la deuda pública: "ha resultado groseramente incrementada a partir del año 1976 mediante
la instrumentación de una política económica vulgar y agraviante que puso de rodillas al país a través de los diversos métodos utilizados,
(...) y que tendían, entre otras cosas a sostener empresas y negocios privados -nacionales y extranjeros- en desmedro de sociedades y
empresas del Estado que, a través de una política dirigida, se fueron empobreciendo día a día" y agregó que "el país fue puesto desde el
año 1976 bajo la voluntad de los acreedores externos."
Control del Estado
El objetivo declarado del gobierno militar era alcanzar una economía de libre mercado y restringir la actividad del Estado en el ámbito
económico.
Si bien ese liberalismo económico postulaba el libre juego del mercado, la apertura de la economía, la libertad del mercado de capitales y
la eliminación de privilegios fiscales, subsidios y controles, en los hechos buscaron tener el control del aparato del Estado para dictar
medidas que favoreciesen a sus intereses y al nuevo patrón de acumulación.
Una de las medidas más ostensibles al respecto fue la estatización de la deuda externa privada, posible porque el BCRA garantizaba el
tipo de cambio. Las autoridades económicas perfeccionaron la licuación del endeudamiento externo de las fracciones hegemónicas, lo
que conformó un descomunal subsidio de toda la sociedad a los sectores más poderosos.
La apertura indiscriminada decidida por la conducción económica fortaleció al sector de los grandes grupos diversificados, en detrimento
de los sectores populares y las empresas de la burguesía nacional.
Las medidas de devaluación de la moneda y reducción de retenciones agropecuarias produjeron un notable incremento de la
rentabilidad de los terratenientes pampeanos.
Para el nuevo patrón de acumulación fue necesario que el Estado permitiera altos tipos de interés, a fin de que hubiera un importante
diferencial entre el tipo de interés interno y el internacional. Cuando fueron necesarias divisas que compensaran la fuga de capital de los
sectores dominantes, las empresas del Estado, como variable anticíclica, tomaron deuda a nivel internacional.
En otro momento, cuando la conducción económica revaluó el peso, las fracciones dominantes aprovecharon para valorizar su capital en
el mercado financiero interno y remitirlo al exterior (fuga de divisas).
Los grandes grupos diversificados poseyeron el control del Estado en forma irrestricta y determinaron transferencias directas e indirectas
(regímenes de promoción industrial; sobreprecios en compras de bienes y servicios; avales, garantías y créditos de bancos oficiales).
Para asegurar y consolidar la posición de la fracción de la oligarquía diversificada, fue fundamental el control del Estado, en detrimento
de otras fracciones y sectores populares.
Fracaso del proyecto político y económico
Si bien la dictadura logró su objetivo de modificar la estructura económica del país, no alcanzó a estabilizar sus políticas económicas de
manera sustentable en el tiempo en beneficio de los sectores dominantes, a diferencia de la dictadura chilena.

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Por su incapacidad para resolver la situación, y pese a haber contado con todos los recursos legales y clandestinos, el gobierno militar
tuvo que dejar el poder en medio de un descalabro económico producido por sus mismas políticas: grave inflación (de tres dígitos),
recesión, alto endeudamiento externo (deuda externa cinco veces mayor a 1975) y un producto per cápita inferior al de una década
atrás.
Estrategia de Martínez de Hoz
Si bien la política económica de Martínez de Hoz obtuvo escasos resultados positivos, su estrategia fue exitosa a largo plazo, ya que logró
que el sistema económico del país quedara supeditado a los intereses de la oligarquía diversificada y sus socios externos.
Martínez de Hoz generó mecanismos económicos perversos y sustrajo al Estado las herramientas de control y regulación de capitales.
Creó un mercado de capitales de corto plazo y alta liquidez y una enorme deuda externa, que fueron permanentes factores de
inestabilidad. Esa deuda y los acreedores externos eran el reaseguro de que no se alterasen las reglas de juego favorables a los sectores
dominantes.
Habiendo cercenado la capacidad de acción del Estado, Martínez de Hoz logró depositar en el “mercado” financiero el manejo de la
economía argentina, un mercado que estaba lejos de ser de competencia perfecta, ya que 200 empresas disponían de un cuarto de los
fondos depositados; es decir, un mercado oligopólico donde era posible llegar a acuerdos, decidir comportamientos e influir en el resto
de los agentes económicos.
Así el sistema económico funcionaba a partir de la “confianza” del mercado, tanto interno como de los acreedores externos.
Esos mecanismos condicionaron a los gobiernos democráticos posteriores y permitieron que los grandes grupos diversificados
controlaran hasta 2002 la economía argentina.

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