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LA REPUBLICA CONSERVADORA / EL RÉGIMEN POLÍTICO OLIGARQUICO

De acuerdo a lo que vimos a partir de la lectura del texto de Oscar Oszlak, a partir de
1880 se aseguró la unificación del Estado Argentino y la obediencia a la autoridad
centralizada por los ciudadanos de todo el territorio. A partir de ello, la clase política o
grupo dirigente, que denominaremos como la “elite”, organizó un nuevo orden político.
Este nuevo orden político mantuvo el liberalismo imperante desde mediados del siglo
XIX, a partir del cual se aceptaba la legitimidad del poder por la soberanía popular
(vale decir las autoridades eran electas por un sufragio masculino universal para elegir
a sus representantes)) y la igualdad de derechos para todos los ciudadanos (vale
decir la igualdad ante la ley).
Pero, y al mismo tiempo, a partir de 1880 se fue consolidando un régimen político que
depositó en manos de un grupo reducido – la “elite”- el ejercicio del poder político,
restringiendo la participación de las mayorías a partir del uso frecuente del fraude
electoral. Por eso se denomina el período como “Régimen político oligárquico” Esta
“Oligarquía” (término griego que significa gobierno de unos pocos, que al mismo
tiempo detentan el poder económico) estaba formaba por los sectores
económicamente dominantes, que al mismo tiempo poseían educación y preparación
para el ejercicio del gobierno.
Así la vida política se mantuvo hasta 1916 restringida a ese sector social. ¿Cómo
logró mantenerse en el poder? O dicho de otra manera ¿Cómo logró controlar el
acceso a los cargos de gobierno? Por el uso sistemático del “Fraude electoral”. Para
ello organización el Partido Autonomista Nacional (PAN), a partir del cual elegían a los
diversos candidatos a nivel nacional, provincial y municipal.

Es importante que tengan en cuenta que el PAN no era un partido como los que
conocen en la actualidad. El PAN era una grupo conformado por las oligárquicas del
país, que solo se ponía en marcha en el momento de elegir a los candidatos (veremos
en la próxima clase que el primer partido político moderno fue la Unión Cívica Radical
– UCR-)
Si bien se mantenía las reglas de la democracia política, es decir las elecciones, la
“elite” organizó un sistema por el cual controlaba las elecciones interviniendo de
diversas formas para lograr que el resultado electoral sea el buscado. Por ejemplo la
confección del padrón electoral, que era distinta a la actual, porque en esa época el
voto no era obligatorio, y aquellos que querían participar debían inscribirse antes en
un padrón.
Como la “elite” tenía en sus manos el control sobre su confección, no incluía a
aquellos que no votaran por ellos, o llegó a incluir a ciudadanos muertos para que
voten. Otro ejemplo de fraude; el voto colectivo por el cual el padrón de una estancia
llevaba los votos de sus trabajadores; o el doble voto o directamente la compra de los
mismos.
Por estos medios la “elite” se aseguraba que los representantes elegidos fueran
personas afines a sus intereses. El candidato a presidente del PAN para las
elecciones de 1880 fue Julio Argentino Roca. Personaje que constituye el paradigma
de esa organización política. Al mismo tiempo de ocupar la presidencia, también tenía
en sus manos la dirección del PAN. Esta concentración del poder recibió el nombre de
“Unicato”. El objetivo de esta concentración del poder era consolidar su poder ante
posibles opositores. Esta política conservadora fue acompañada por aspectos
liberales.
Los mismos se plasmaran en una serie de leyes, como la ley de Matrimonio Civil
(1883) y la ley de Educación Común 1420 (1884) mediante las cuales el Estado
Nacional tomo en sus manos actividades que hasta el momento se encontraban en
poder de la Iglesia. Este proceso, que se denomina “avance de la secularización”
condujo al enfrentamiento entre la Iglesia Católica y el Estado.
Julio Argentino Roca ocupó la presidencia entre 1880 y 1886 (recuerden que la
Constitución de 1853 establecía que el presidente duraba en su cargo seis años y no
podía ser reelecto en forma inmediata, debía dejar pasar un período; por eso veremos
que Roca fue nuevamente presidente entre 1898 y 1904 // es a partir de la reforma
constitucional de 1994 que el presidente dura 4 años y puede ser reelecto para otro
período consecutivo).
Durante la presidencia de Roca se sentaron las bases de la República Oligárquica.
Debido a ello también se utiliza la denominación “Generación del 80” para referirse al
período de la historia argentina entre 1880 y 1890. Su programa político continúo con
el formulado desde 1862 en las presidencias de Mitre, Sarmiento y Avellaneda, que
consistió:
Legalizar el poder y pacificar el país, bajo el lema “Paz y Administración” - Promover
el desarrollo económico a partir de la inserción de la producción agrícola ganadera en
el mercado mundial - Generar un mercado de trabajo a partir de una amplia política
inmigratoria -
Generar un mercado de capitales a partir de la inversión de capitales extranjeros
Presidencias argentina entre 1880 y 1916 (a modo orientativo, no es necesario que lo
memoricen) 1880-1886 Julio A. Roca – Eduardo Madero 1886-1890 Miguel Juárez
Celman – Carlos Pellegrini (como consecuencia de la Revolución de 1890 Juárez
Celman renuncia y asume el vicepresidente Pellegrini para completar el mandato)
1892-1898 Luís Sáenz Peña. José Evaristo Uriburu (en 1895 renuncio el presidente y
asumió el vice) 1898-1904 Julio A Roca- Quirno Costa 1904-1910 Manuel Quintana.
José Figueroa Alcorta (1906 muere Quintana y su vicepresidente termina el mandato)
1910-1916 Roque Sáenz Peña – Victorino de la Plaza (1914 muere el presidente y su
vicepresidente termina el mandato)

EL MODELO AGROEXPORTADOR Para encarar el tema tienen la lectura del texto


de Alejandro Roffman y Luís Alberto Romero.

Aquí exponemos los ejes centrales para facilitar la lectura del texto. La consolidación
del Estado Nacional creo las condiciones necesarias para la inserción de la Argentina
en el mercado mundial. Desde mediados del siglo XIX, el Estado se encargó de
desalojar y exterminar a los pueblos originarios de las tierras fértiles de la región
pampeana; tierras que, por diversos mecanismos, quedaron en manos de los sectores
más poderosos (burguesía agraria/terratenientes) dando lugar a propiedades de gran
extensión (latifundios) conocidas con el nombre de estancias.
El denominado Modelo Agroexportador (a partir de ahora lo designamos como MAE)
implicó la inserción de la economía argentina al mercado mundial. Si bien el proceso
se inició a mediados del siglo XIX, fue a partir de las últimas décadas del mencionado
siglo cuando se consolidó, en el marco de la nueva etapa de expansión capitalista:
Imperialismo.
Veamos entonces cuál era el panorama internacional de la segunda mitad del siglo
XIX: A mediados del siglo XIX, en algunos países europeos y en los Estados Unidos
se aceleró el proceso de industrialización que había comenzado en Inglaterra durante
el siglo anterior con la utilización de la máquina de vapor en la industria textil
(Revolución Industrial).

Aunque Inglaterra seguía siendo una potencia de primera magnitud, en esta etapa de
la industrialización, llamada Segunda Revolución Industrial, comenzaron a destacarse
Alemania, Francia y los Estados Unidos. En esta segunda fase de la industrialización
el petróleo comenzó a ganar terreno como insumo clave y se desarrollaron las
industrias químicas, eléctricas y siderúrgicas. Ya no se producían solo textiles sino
también acero, telares mecanizados, máquinas herramientas, etc. Al mismo tiempo, el
desarrollo del ferrocarril y el barco a vapor provocaron una verdadera revolución en el
transporte y las comunicaciones. La capacidad de carga aumentó y se abarataron los
costos del transporte lo que permitió ampliar los intercambios a lugares antes remotos
e inaccesibles.

Los países centrales comenzaron a demandar mayores cantidades de materias


primas (lana, cuero, algodón) y alimentos (azúcar, cereales, carne, café) para
abastecer sus industrias y alimentar a una población que creció a pasos agigantados
a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX La división internacional del trabajo. Los
países industrializados necesitaban alimentos para su población en aumento, y
materias primas para las industrias. Esto impulsó la incorporación al mercado mundial
de regiones productoras de bienes primarios que recibieron capital, tecnología y mano
de obra para que pudiesen satisfacer sus necesidades.

Este sistema de organización de la producción y el comercio se conoce con el nombre


de división internacional del trabajo, donde algunas regiones se especializaban en la
elaboración de productos industriales (países centrales) y otras en la explotación de
sus recursos naturales para producir materias primas y alimentos (países periféricos),
según las necesidades de los países centrales. Características del MAE -
Dependencia económica del mercado externo: la Argentina como país periférico de la
economía mundial dio lugar a que los centros industriales europeos tuvieran poder de
decisión sobre la organización de la producción argentina.

En el mercado mundial se fijaban los precios de los productos y se decidía el destino


de las inversiones de capitales. Así, de manera indirecta, la demanda de los países
centrales determinaba qué productos convenía producir en el país. -Mercado de
tierras: el latifundio era la unidad de producción agropecuaria, vale decir las grandes
propiedades rurales ubicadas en la región pampeana. -Rol del Estado: tuvo un rol
decisivo al garantizar la libre circulación de bienes y capitales, favorecer la expansión
de la red de transportes y otras obras de infraestructura, facilitar la puesta en
producción de las nuevas tierras de frontera, estimular la inmigración extranjera para
obtener mano de obra y organizar el sistema jurídico y monetario. -Inversión de
capitales extranjeros: fueron centrales para el desarrollo del modelo.

Los mismos estuvieron destinados a realizar obras que facilitaban el transporte y la


comercialización de los productos argentinos en el mercado internacional. El mayor
volumen de inversiones de capital fue de origen británico, y permitieron la expansión
del ferrocarril y la modernización del puerto de Buenos Aires. También se destinaron a
fundar Banco, empresas exportadoras y frigoríficos. -Mercado de trabajo/ inmigración
extranjera: la escasez de mano de obra en la zona pampeana planteaba un problema
para iniciar la explotación de las tierras. La solución se encontró en el fomento de la
inmigración extranjera. Así entre 1857 y 1914 se establecieron en el país 3.300.000
inmigrantes, provenientes sobre todo de España e Italia, que se radicaron en la región
pampeana (zona rural y la ciudad de Buenos Aires) -Desequilibrio regional: las
producciones destinadas a la exportación se obtenían fundamentalmente de la región
pampeana.

La ciudad de Buenos Aires y su puerto fueron el núcleo que centralizó los


intercambios con el mercado mundial, y debido a ello fue allí donde se concentraron
los grupos de mayor poder económico y los centros de decisión política. -Esto género
que el resto del país quedara en una situación de dependencia del centro de poder
económico y político radicado en la región pampeana. Las excepciones fueron las
provincias de Tucumán y Mendoza que, dedicadas a la producción de azúcar y vinos,
lograron desarrollarse vendiendo sus productos en el mercado interno. La crisis del
régimen oligárquico. A fines de la década de 1880, los efectos de una grave crisis
económica mundial, tuvieron repercusión en la económica dependiente de Argentina.

La expansión económica se detuvo provocando una disminución de los salarios, un


aumento de la desocupación y el empeoramiento de las condiciones de vida de los
trabajadores. A ello se sumó la división de la elite gobernante debido a la
concentración del poder que el Presidente Juárez Celman había impulsado (Unicato);
concentración que significó que las decisiones políticas se tomaran en un grupo muy
reducido, excluyendo a otros grupos de la propia elite. En 1889, la oposición al
gobierno de Juárez Celman dio lugar al surgimiento de la Unión Cívica, cuyos
principales dirigentes fueron Leando N Alén y el legendario Bartolomé Mitre.

La Unión Cívica estaba integrada por sectores de la elite y por sectores de la naciente
clase media (profesionales liberales, estudiantes universitarios, comerciantes). El 26
de julio de 1890, la Unión Cívica llevó a cabo la “Revolución del Parque”, también
denominada como “Revolución del 90), que constituyó el primer cuestionamiento
violento al orden imperante desde 1880. Si bien la revolución fue derrotada, el
presidente Juárez Celman debió renunciar, y su vicepresidente Carlos Pellegrini
(aliado a Julio A. Roca y a Bartolomé Mitre) completó el mandato.

Este desenlace genero fuertes tensiones entre los miembros de la Unión Cívica. Los
objetivos de sus líderes eran diferentes: mientras Alem reclamaba elecciones libres y
transparencia gubernativa, Mitre pretendía recuperar el poder estableciendo una
alianza con el PAN. Debido a ello, en 1891 Alem y los sectores que lo apoyaban
crearon la Unión Cívica Radical (UCR), que exigió la plena vigencia de la Constitución
Nacional, elecciones limpias y honestidad en la administración pública.

El movimiento se extendió desde Buenos Aires a distintas ciudades del país, y en


1893 y 1905 encabezó dos revoluciones armadas contra el gobierno que fueron
derrotadas. A principios del siglo XX, la UCR amplió su base social con la
incorporación de vastos sectores de las nuevas clases medias que fueron surgiendo
como producto de los cambios económicos y sociales: pequeños comerciantes,
empleados, chacareros. Muchos de los nuevos dirigentes provenían de familias de
inmigrantes que habían logrado que sus hijos accedieran a los estudios universitarios.

La reforma electoral / La ley Sáenz Peña. Debido a la creciente agitación de las


organizaciones obreras (Tema que veremos en la clase sobre Movimiento Obrero)
durante la primera década del siglo XX, a la cual se sumaba la acción del radicalismo
demandando transparencia electoral para garantizar una auténtica democracia
representativa, pusieron de manifiesto una profunda crisis en el seno de la elite.
Frente al crecimiento de los reclamos políticos y sociales, la elite gobernante se
dividió. Por un lado se encontraba el grupo comandado por Julio A. Roca que se
oponía a introducir cambios; por otro el grupo de Carlos Pellegrini, que estaba
dispuesto a introducir reformas. Este último sector, al que denominaremos
“Reformistas” llego al poder en 1906 cuando asumió la presidencia José Figueroa
Alcorta, y sobre todo en 1910 con el presidente Roque Sáenz Peña.

El planteo del grupo “Reformista” se basaba en: la necesidad de cambiar algo para no
perderlo todo. Una de las reformas más urgentes estaba relacionada con la
participación del pueblo en la elección de los gobernantes, vale decir en el sistema
electoral. El presidente Roque Sáenz Peña impulsó en 1912 la sanción de la Ley
General de Elecciones, conocida como “Ley Sáenz Peña” que estableció el voto
secreto, individual y obligatorio para los ciudadanos varones. La elite dirigente
pensaba que la nueva ley daría legitimidad al sistema político dado que, por primera
vez, sería posible la participación de las minorías en el gobierno.

Desde su perspectiva, las nuevas fuerzas políticas del radicalismo y el socialismo se


integrarían al sistema como tales, mientras que los grupos conservadores
tradicionales mantendrían el poder. Sin embargo, en 1916, en las primeras elecciones
nacionales realizadas bajo la Ley Sáenz Peña, se impuso la UCR, y su principal
dirigente Hipólito Yrigoyen llegó a la presidencia. Veamos el análisis de la Ley Sáenz
Peña en palabras del historiador David Rock (tomada del libro El radicalismo
argentino, 1830-1930) “La confianza depositada por la elite en el nuevo sistema era
fortalecida por el hecho de que la ley Sáenz Peña no constituía un procedimiento
verdaderamente democrático; sólo concedía el sufragio a los argentinos nativos, y el
grueso de la clase obrera eran extranjeros (…).

En la práctica, daba participación en el gobierno a los radicales y a las clases medias,


pero los inmigrantes y obreros quedaban tan fuera del sistema como antes. En
relación con los obreros, el propósito fundamental era permitir el desarrollo limitado
del Partido Socialista en Buenos Aires para que actuará como válvula de escape de
las demandas obreras, a fin de reducir el atractivo del anarquismo. Pero los
reformadores no se mostraron en absoluto dispuestos a renunciar a los métodos de
control obrero que habían venido empleando desde comienzos de siglo, como la Ley
de Residencia. Tampoco adoptaron ninguna medida que facilitara la naturalización de
los inmigrantes, La Ley Sáenz Peña apenas abrió el sistema político a los grupos de
propietarios nativos de clase media y a la minoría de trabajadores que eran oriundos
del país. El nuevo sistema constituía una concesión mínima tendiente a restaurar la
estabilidad política y a resguardar los intereses de la elite. Fue, por parte de la clase
gobernante una retirada estratégica”

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