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Hospital israelí permite a familias

despedirse de enfermos de covid-19


Un centro médico en Tel Aviv accedió para que quienes mueren de
coronavirus tengan su último adiós.
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Se trata del hospital Ichilov, cuyas directivas disponen de todos los


sistemas de seguridad para que las personas puedan despedirse de
quienes fallecen por coronavirus.
Foto: 
Archivo particular
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Por: Jana Beris
 
21 de abril 2020 , 04:51 p.m.
Mueren solos. En la enorme mayoría de los casos, los enfermos de
coronavirus mueren solos. No podemos saber en qué medida son
conscientes de ello, ya que fallecen generalmente cuando están ya hace
días conectados a un respirador y, por ende, adormecidos. Lo peor es la
muerte misma, claro está. Pero las circunstancias en las que eso ocurre,
son dramáticas de por sí. Desgarradoras.

(Lea también: El hambre en el mundo podría duplicarse por cuenta del


coronavirus)
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Avi Shushan (38), portavoz y miembro de la Comisión Directiva del


Centro Médico Sourasky en Tel Aviv, llamado comúnmente Hospital
Ichilov (se pronuncia Ijilov), no entendía la lógica.

“Todo el tiempo oímos historias terribles de enfermos que fallecen solos


y del enorme dolor de sus familiares que no pudieron siquiera
acompañarlos en sus últimos momentos. Y yo no podía entender por
qué”, explicó en una entrevista.

“Un día que permití el ingreso de dos periodistas, protegidos


debidamente, al departamento Corona, lo primero que me dije fue 'si
ellos pueden ¿por qué los familiares no?' y decidí hacer algo al
respecto”, agregó.

(Lea también: El misterio sobre la salud del líder de Corea del Norte, Kim
Jong Un)
Sabiendo que, en Israel, afortunadamente, la situación de presión en los
hospitales ni se parece a lo que se vive en otros países del mundo en la
crisis actual, y considerando que por lo tanto “no es racional no
permitir el ingreso de los familiares”, decidió plantear el tema ante
la Dirección.

“La respuesta fue unánime. Lo presenté a la Directiva y


absolutamente todos dijeron que era una idea importante y que
así debe hacerse”, contó Avi. Y agregó: "El Profesor Roni Gamzo,
Director del hospital, lo aprobó de inmediato y comenzamos a
implementarlo, dando a los familiares la protección necesaria, igual a la
de los médicos”.

La decisión de permitir qué familias se despidan de su ser querido

enfermo, fue la más justificada y moral que la directiva de Ichilov adoptó

en estos tiempos de coronavirus.


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Esto no significa que todas las familias deseen hacerlo. Hay


quienes temen contagiarse y ante la certeza de que, de todos modos,
desgraciadamente, no podrán salvar a su ser querido internado, optan
por abstenerse de la despedida directa, para no arriesgarse al contagio.

Pero según Avi Shushan, de los 7 u 8 casos de fallecimientos en Ichilov


desde que se adoptó esta práctica, la mayoría sí quiso hacerlo. En 5
casos, los familiares pudieron entrar, por 10 minutos y acercarse a su
ser querido al que, en poco tiempo, ya lo sabían, iban a perder. “Es una
cuestión de moral, básica”, sostuvo Avi, satisfecho de haber lanzado
la idea y que se esté implementando.
(Lea también: China y la OMS niegan que el coronavirus surgiera en un
laboratorio)

El director del hospital declaró que la decisión de permitir qué familias


se despidan de su seres queridos enfermos, fue la más justificada y
moral.
Foto: 
Archivo particular

La puesta en práctica tiene la misma complejidad que la protección de


los equipos médicos, desde un punto de vista técnico. Pero claro que
aquí se agrega una fuerte dimensión emocional.

Es por eso que los familiares a los que se permite entrar son recibidos
por una asistente social que los prepara, les explica cómo es el
'departamento de Corona', qué van a ver, les aclara cuánto tiempo
pueden estar y luego es una enfermera la que los viste con los equipos
protectores.
“No sabemos si el paciente entiende o capta algo”, explicó Avi.
“Pero esto es más que nada para la familia, que al menos puede decir
Shma Israel…y a veces ya es el Kadish”.

El Profesor Roni Gamzo se refiere a esta política en términos


superlativos, con plena convicción. “La decisión de permitir qué familias
se despidan de su ser querido enfermo, fue la más justificada y moral
que la directiva de Ichilov adoptó en estos tiempos de coronavirus, y
estamos orgullosos de ello”, declaró.

(Lea también: Netanyahu y Gantz acuerdan formar gobierno de unidad


en Israel)

El personal médico se encargó de protegerme de la mejor forma posible,

incluyendo botas, guantes y máscara, lo cual me hizo sentir mucho

mejor y más tranquila.


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“Sabemos que otros hospitales en Israel y el exterior han seguido


nuestros pasos y esperamos que muchos más lo hagan, alentados por
las historias de las familias a las que se permitió tener esos momentos
de gracia y compasión. Hay que esforzarse para hallar los caminos
que permitan actuar de modo moral, también en momentos de
pandemia”.

También se ha adoptado esta práctica en el Hospital Meir de Kfar Sabe.

Una gran responsabilidad en este nuevo camino, más allá del tema
médico propiamente dicho, es la de Sivan Hever, Directora del Servicio
Social del Ichilov, que tiene a su cargo el nuevo desafío.
(Lea también: La reina Isabel II celebra sus 94 años en confinamiento y
sin pompa)

“Toda esta situación es removedora y dolorosa”, comentó. “Las


familias llegaron sumamente emocionadas, en medio de un torbellino de
sentimientos, y las lágrimas no cesan de correr por sus rostros”.

Según Sivan, Ichilov fue el primer hospital en el mundo que se permitió


esta práctica. “No teníamos de quién aprender ni ejemplos que seguir,
fue una situación muy compleja para todos”. Explicó la problemática de
la protección, la división en grupos, la determinación del orden de
acuerdo al grado de parentesco, pero más que nada, hizo referencia a
situaciones puntuales que plantean lo desgarrador de esta vivencia.

“En un primer grupo, el hijo rehusaba salir de la habitación, agobiado


por el dolor. Su protector de los ojos ya no permitía ver nada, de tanto
llorar. Y la hija agradecía por esos momentos que pudo tener, con
el llanto quebrándole continuamente la voz, pero tratando de
permanecer entera”. Y agregó, en tono personal. “Para nosotros, es un
privilegio ser parte de un momento tan humano en medio de esta
locura”.

(Lea también: Fábrica de carne de cerdo se convirtió en foco de covid-19


en EE. UU.)
Esta es la familia Elisheva Stern, cuyo padre Simja, falleció de
coronavirus.
Foto: 
Archivo particular

Y los testimonios de las familias lo dicen todo.

Avi Shushan compartió con EL TIEMPO el testimonio de Elisheva Stern,


cuyo padre Simja falleció de coronavirus, a los 75 años.

“Mi padre era una persona muy activa y llena de energía. Hace tres
semanas sentí que algo no estaba bien con él y lo llevamos a Ichilov. Se
le detectó la enfermedad y fue internado en el departamento de
pacientes conectados a un respirador, en muy grave estado. A medida
que los días iban pasando, su estado empeoraba y lo único en lo
que yo podía pensar era que papá está solo y yo no estoy a su
lado”, contó.

“Los pensamientos me torturaban, por el solo imaginar que se vaya


de este mundo sin que yo pueda despedirme de él. Me llamaron
del departamento y me dijeron que papá estaba viviendo sus últimas
horas, y me propusieron ir a despedirme de él”.

Elisheva admite que, en un primer momento, sintió miedo, pensando


que podría contraer el virus y contagiar así a sus siete hijos.

No sabemos si el paciente entiende o capta algo (...) Pero esto es más

que nada para la familia.


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“Al final decidí no temer e ir yo sola para decir adiós a una persona tan
querida, que fue siempre un padre maravilloso. El personal médico se
encargó de protegerme de la mejor forma posible, incluyendo botas,
guantes y máscara, lo cual me hizo sentir mucho mejor y más
tranquila”, relató.

“Me acerqué a la cama de papá, lo miré y no podía dejar de llorar. Le leí


versículos de la plegaria Shemá Israel y de Adon Olam, le dije que lo
amo, lo acaricié y lo observé y diez minutos más tarde, nos despedimos
para siempre. Esa oportunidad, fue el mejor regalo que me podían
dar”.

Pocas horas después, Simja Stern falleció. Era la noche de Pesaj, la


Pascua judía.

JANA BERIS
PARA EL TIEMPO
JERUSALÉN

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