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La falta de infraestructura y accesibilidad en los entornos para adultos

mayores en Yucatán

Por: Laura Maleny Rosillo Torres

Según el Censo de Población y Vivienda de 2010, existen 10.1 millones de adultos

mayores (AM) que representan el 9.0% de la población total de México. Sin

embargo, a menos de un año de que comience un nuevo censo, no podemos evitar

pensar que esta cantidad ha aumentado de manera considerable, pues gran parte

de la población económicamente activa ha llegado a una edad madura en la cuál ya

se le considera adulto mayor. Si a esto le sumamos la disminución de la tasa de

natalidad en los últimos 9 años, es fácil proveer que en un futuro no tan lejano, la

población mayor a los 65 años representará cerca del 30% de las personas en

nuestro país.

Haciéndole frente a estas cifras, la realidad es que México no está preparado para

brindarle un entorno seguro y accesible a las personas mayores, pues la

urbanización de los últimos 50 años fue forjada para una población joven, con

muchas escuelas, parques y centros recreativos. Es por ello por lo que ahora que

esos niños crecieron y la natalidad disminuyó, nos encontramos con muchos centros

educativos en abandono o con falta de alumnado en las zonas urbanas, mientras

que la población de AM no se da abasto con los centros y viviendas de día creadas

para ellos ya que se encuentran saturados y los asilos llegan a tener listas de

espera. Entonces, ¿cómo podemos garantizar que se respeten los derechos


humanos de una población tan vulnerable, si no existe la infraestructura adecuada

para ellos?

La ley de los Derechos de Personas Adultas Mayores aprobada en 2002 menciona

que los AM tienen derecho a la dignidad, integridad, protección a la salud, trabajo,

asistencia social, entre otros. Lo que resulta interesante es que, en el apartado de

asistencia social, solo se menciona el acceso a una “vivienda digna”; mientras que

la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las

Personas Mayores de 2015 le dedica todo un artículo en el que se destaca el

“derecho a una vivienda digna y adecuada, y a vivir en entornos seguros,

saludables, accesibles y adaptables a sus preferencias y necesidades”. En el mismo

artículo se declara al Estado como personaje encargado de proveer estos espacios

seguros, así que es fácil detectar la razón por la cuál México no es parte de este

tratado de la Organización de Estados Americanos.

Si nos centramos únicamente en Yucatán, su población de adultos mayores

representa el 10% de la población total del estado, muy por encima de la media

nacional. Del mismo modo, su índice de envejecimiento es de 25.2, uno de los más

altos del país, razón por la cual es preocupante la falta de infraestructura y entornos

seguros para AM. Finalmente, de ese sector poblacional, el 98% se encuentra en

alguna ocupación, como trabajos domésticos o asalariados.

Habiendo señalado todo esto, se deben definir los lugares que deben estar

acondicionados para ser seguros. Los sectores para cubrir van de las viviendas,

asilos o centros donde viven a los lugares de trabajo donde se desenvuelven, así

como los caminos y transporte que los llevan de uno a otro. Igualmente, los adultos
mayores tienen actividades recreativas y espirituales, pues no hay que olvidad que

México a pesar de ser un Estado laico, tiene una población mayormente católica,

por lo que también debe considerarse Iglesias, parques y sectores más

abandonados para la gente mayor como los centros turísticos y centros comerciales.

De igual manera se debe tener en cuenta que con la edad, llegan ciertas afecciones

médicas comunes como la debilidad visual o auditiva, así como dificultad para

caminar y prevención de accidentes que desemboquen en alguna discapacidad

mayor que obligue a una persona a usar aparatos de apoyo como bastones, muletas

y sillas de ruedas.

Desde una vista muy general, Yucatán no es el estado más acondicionado para

tratar con un porcentaje tan alto de adultos mayores. Existen entonces tres rubros

importantes al momento de tratar la accesibilidad a espacios para AM: 1) Calles y

parques, 2) Transporte y 3) Viviendas y espacios dirigidos a los adultos mayores.

Las calles del centro de la ciudad miden cerca de un metro de ancho, cuando las

indicaciones según la Norma Oficial Mexicana NOM-167-SSA1-1997 asigna un

espacio mínimo de 1.55 m para el fácil acceso de sillas de ruedas y otros

instrumentos de apoyo; por otro lado, las rampas en el cuadro principal tienen un

10% de inclinación cuando el máximo debería ser 6%, lo cuál dificulta la estabilidad

de una persona cuando baja de la acera al tratar de cruzar la calle.

Por otro lado, las calles de la ciudad y sus comisarias ponen en riesgo de caídas a

los adultos mayores, ya que incluso dentro de una misma baqueta, no existe un

mismo nivel con respecto a la calle, en todas las casas existe una rampa de 12% o
más de inclinación y a veces las raíces de los árboles rompen el concreto impidiendo

el libre paso.

Todas estas fallas empeoran con el paso del tiempo, por ello una alternativa, es

poner una doble acera, tal como lo han hecho algunos fraccionamientos como Las

Américas y Santa Fe, donde entre el espacio de la casa y la calle existe dos partes,

una donde se encuentran las jardineras y otra donde la calle es totalmente plana,

de esta manera se cumplen los lineamientos sin tener que sacrificar al medio

ambiente. Sin embargo, esto es muy difícil de implementar en colonias viejas y/o

cercanas al centro de la ciudad.

Por otro lado, entre las actividades recreativas al aire libre más comunes para los

adultos mayores se encuentra ir a los parques, por ello es importante analizar qué

tan accesibles y cómodas son para realizar actividades simples como caminar.

Según Beltrán, C. (2013), hay ciertos criterios para tener en cuenta como un

ambiente agradable, libre de contaminación sonora y visual, con presencia de

espacios verdes designados para que no obstruyan otros espacios como acera y

espacios abiertos, buena iluminación, fácil acceso y corta distancia.

Debido al nivel de urbanización de los municipios del estado, ya no es posible

considerar el parque principal que distingue a cada población como el espacio más

cómodo para la gente AM, razón por la cual se analizan estos espacios según la

colonia en que se encuentran. Esto es muy destacable en nuestro estado, pues las

zonas residenciales se han distribuido de manera que siempre existe un parque a

menos de 5 cuadras de distancia de cualquier casa; esto por desgracia no ocurre


en muchos otros estados, por lo que hasta el momento es el mayor punto a favor

para Yucatán.

De igual manera, hace menos de un año se implementaron los semáforos

peatonales con sonido para ayudar a las personas débiles visuales a distinguir

cuándo cruzar las calles, sin embargo, esto solo se ha implementado en el primer

cuadro de la ciudad de Mérida, lo cual limita la movilidad segura.

Por otro lado, se encuentra el tema del transporte público, pues en la normativa

anteriormente mencionada, se destaca que es importante que la altura d ellos

escalones o la elevación entre la acera y el vehículo sea de máximo 15 centímetros,

sin embargo las unidades que circulan en ciudad de Mérida, Valladolid y Tizimín,

así como los medios de transporte que se dirigen a las distintas comunidades dentro

del estado, tienen un rango de 20 a 25 centímetros, lo cual complica el uso de dicho

transporte para personas que usan muletas o bastón.

Sin embargo, existen al menos tres rutas dentro de la capital meridana que cuentan

con unidades equipadas para cualquier tipo de discapacidad, una de ella es

Chuburná Inn. De nuevo, son los fraccionamientos nuevos los que tienen

oportunidad de ampliar sus servicios a este sector poblacional.

El último espacio y el más importante al analizar la escaza accesibilidad e

infraestructura para el adulto mayor en Yucatán es la vivienda o cualquier espacio

que provea el Estado para brindar servicios a sus adultos mayores, como es el caso

de centros de salud y albergues de día, así como cualquier institución privada

dirigida hacia AM como asilos de tiempo completo, pues estos deben cumplir
estrictamente con las Normas Oficiales Mexicanas NOM-001-SSA2-1993 Y NOM-

167-SSA1-1997.

Comenzando con las viviendas particulares propias o compartidas con familiares,

debemos considerar que estas se construyeron con la finalidad de albercar familias

jóvenes con niños, razón por la cual cumplen con todas las normas de construcción

para ese sector, sin embargo, no considerando el futuro de dichas familias, no dejan

espacio para posibles futuras modificaciones como la implementación de

barandales o estructuras fijas y con espacios libres para que se desarrollen como

un entorno agradable para la población mayor. Si bien, muchas constrictoras sí

consideran un espacio libre en el terreno para una futura ampliación, no lo hacen

para una ampliación de espacios como paredes y baños.

Lo mismo sucede con algunos asilos y centros de salud, pues la norma especifíca

que la entrada debe ser amplia con una explanda, acceso muy poco común dentro

de cualquier centro para adultos mayores en la ciudad, así como entradas de

algunos hospitales que se encuentran en el centro de las ciudades.

Igualmente deben existir espacios amplios entre los muebles, los cuales no deben

ser numerosos ni tener muchos elementos decorativos, pues debe ser fácil de

limpiar. Lo mismo pasa con los barandales y pasamanos, ya que actualmente y con

la moda minimalista en las nuevas construcciones, algunas escaleras incluso

dejaron de contar con estos importantes aditamentos.

Los pisos deben ser de acabados lisos, antiderrapantes y fáciles de limpiar y las

escaleras deben tener un peralte de máximo 14 centímetros. Por sí mismo ya suena


como un contradicción decir “fácil de limpiar” y “antiderrapante” en la misma oración,

pues son muy pocos los materiales que cumplen con ambas características, lo cual

los hace caros, por tanto, es difícil que una institución pública o un asilo privado

acondicionen todos sus pisos para lo que consideran un sector de la población tan

pequeño; pero recordemos que esta cifra va en aumento, por lo que sí es una buena

inversión.

En conclusión, existen muy pocos espacios con una infraestructura accesible para

la población más marginada del país, sobre todo en el estado de Yucatán, donde el

porcentaje de sector de adultos mayores se encuentra por encima de la media

nacional y su índice de envejecimiento, además de ser de los más altos, está en

aumento.

Existen muy pocos puntos favorables para la urbanización gerontológica, sin

embargo, es un punto de partida desde el cual se puede avanzar.

Es importante también, no dejar que estos espacios se vuelvan aun menos

accesibles por la falta de mantenimiento y es hora de que las nuevas urbanizaciones

consideren estas alternativas como un estándar fijo para las generaciones de

nuestros padres, e incluso para nosotros mismos en un futuro.


Bibliografía

Beltrán, C. (2013). Marco Conceptual. En Propuesta Metodológica de Accesibilidad

para Adultos Mayores en los Espacios Públicos (12-46). Aguascalientes, México:

Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

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Julio 21, 2019, de Secretaría de Salud Sitio web:

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