Está en la página 1de 6

ESCRITURA PROFESIONAL EN FILOSOFÍA

En http://www.unav.es/gep/Metodologia/Generos_academicos.html

Es recomendable para quien se inicia en la escritura profesional en filosofía


que procure atenerse a las pautas y procedimientos más comunes en la
tradición a la que pertenezca. No es sólo el tradicional "allá donde fueres haz
lo que vieres". Como la filosofía sigue siendo una conversación, aunque se
prosiga por escrito, hemos de adoptar el tono y las convenciones vigentes en
aquel ámbito en el que queremos ser escuchados. Cfr. J. Nubiola, El taller de
la filosofía, Eunsa, Pamplona, 1999, 150-151.

En esta sección se dará cuenta de las principales sugerencias y herramientas


para escribir desde una recensión hasta la preparación de una comunicación
o presentación en un congreso, un proyecto de investigación o un artículo de
investigación. Para esta sección puede consultarse también el capítulo "La
estructura de los principales escritos académicos en la investigación
filosófica" del libro de Ignacio Izuzquiza, Guía para el estudio de la filosofía.
Referencias y métodos, Anthropos, Barcelona, 1989, 249-297.

CÓMO SE HACE UNA RECENSIÓN

Una recensión es una exposición personal y crítica de un libro de cierto


interés. Los elementos de una recensión son tres: presentación del libro y del
autor, descripción del contenido y valoración personal. A continuación se
sugieren algunos pasos a seguir para la redacción de una recensión.

1. Lectura del libro:


En primer lugar ha de realizarse una lectura detenida de la obra. Esta
lectura ha de tener un carácter activo, de modo que puedan obtenerse de
ella los datos necesarios sobre el autor y su obra, y también sobre el
significado de ambos.

2. Redacción de la recensión:
- Debe proporcionar en primer lugar la referencia bibliográfica completa,
incluyendo el nombre de la editorial, el año de la publicación y el número
de páginas.
- Información sobre el autor. Es conveniente presentarlo de forma breve al
público lector. Pueden ser de interés algunos datos como la formación del
autor, su inclusión dentro de alguna corriente si es el caso, nombrar
algunas otras obras suyas, etc.
- Resumen objetivo y analítico del contenido. Conviene proceder de lo más
general a lo más concreto. Para ello puede comenzarse explicando el
campo temático en el que se sitúa la obra y el punto de vista desde el que
el autor lo ha enfocado. Pueden proporcionarse rasgos generales, fines
que el autor se propone (suelen encontrarse en el prólogo o en la

1
introducción), la tesis fundamental de la obra, etc. También puede darse a
veces una presentación general por capítulos. En algún caso puede darse
una división del libro que no coincida con la del autor. En ese caso, es
necesario dar la razón por la que se emplea esa división.
La descripción del contenido ha de ser el elemento central de la recensión
y por tanto el más extenso. De ordinario convendrá seguir el índice del
libro, destacando los aspectos que parecen más novedosos o interesantes
para el lector de la revista. Es muy práctico introducir entre comillas
breves citas textuales del libro, indicando la página al final de las
comillas, pues las recensiones no llevan notas a pie de página.
- Valoración crítica. Al valorar una obra, conviene hacer referencia a
determinados pasajes de ella. A veces pueden incluirse observaciones
acerca de algunos detalles como manejo y utilización de las fuentes y
documentación por el autor, bibliografía utilizada, presentación material
del libro, etc.
- Conclusión orientativa. Debe informarse al lector de modo preciso acerca
del valor, interés y utilidad del trabajo recensionado. Por ejemplo, si es
útil para un público general o sólo para un público especializado. Puede
también emitirse un juicio sobre el estilo, la facilidad de comprensión, etc.
En ocasiones se harán observaciones que puedan mejorar en algo la obra
reseñada o indicaciones prácticas que faciliten su lectura. Estas
orientaciones son normalmente un buen modo de concluir una recensión.
Además de tratarse de una obra de reciente aparición, para que la
valoración tenga interés tiene que haber cierta congruencia entre la
formación personal y el libro recensionado. Es una ingenuidad escribir
una recensión en contra de un libro: es mucho mejor no hacerla. En
ocasiones habrá que escribir una recensión positiva de un colega o un
amigo que no logra que las revistas profesionales se hagan eco de su libro,
pero en cambio, no resulta acertado escribir uno mismo una recensión de
un libro propio y pedirle a un colega o amigo que la firme.

(Documento de trabajo. S. F. Barrena (4.11.94) y J. Nubiola, El taller de la


filosofía, Eunsa, Pamplona, 155-156).
Además puede consultarse el apartado "6.3 La recensión bibliográfica" del
libro de I. Izuzquiza, Guía para el estudio de la filosofía. Referencias y
métodos, Anthopos, Barcelona, 1986, 283-286.

PROYECTOS Y MEMORIAS DE INVESTIGACIÓN

"Uno de los documentos que debe redactar con cierta frecuencia un


investigador es un "proyecto" o "memoria" de investigación, en los que
se informa del estado y evolución de una investigación determinada.
Por ello, parece conveniente que se conozcan las convenciones y
normas que rigen su elaboración ya desde el inicio de la carrera. De su
correcta elaboración depende, en algunas ocasiones, la obtención de
ayudas, becas y subvenciones para la investigación.

El conjunto de trabajos —"memoria", "proyecto", "informe"—, tiene

2
como denominador común la referencia pormenorizada a la
investigación o estudio que va a iniciarse o a la descripción de las
etapas de su realización en diferentes etapas y periodos de la misma.

Algunas veces, las instituciones y organismos que solicitan memorias y


proyectos de investigación suelen indicar la estructura a la que éstos
deben ajustarse. Pero cuando no existen estas normas, las sugerencias
que aportamos pueden constituir una guía para la confección de estos
documentos:

A. Proyecto de investigación:

En él se escribe el esquema según el que va a desarrollarse la


investigación. Es un esquema provisional, ya que puede modificarse en
el caso de que lo exija el progresivo avance de la investigación.
Ordinariamente, incluye los siguientes elementos:

1. Datos precisos del autor o autores del proyecto.

2. Título del trabajo, que es importante precisar del modo más riguroso
posible.

3. Esquema ordenado (con indicación de secciones y parágrafos, como


si se tratara de un índice), que estructurará la investigación que quiere
realizarse. Este esquema debe encontrarse debidamente
fundamentado, y suele ser importante incluir algunas indicaciones
bibliográficas que vayan a utilizarse en la investigación.

4. Plazos de realización de la investigación, con la mayor precisión


posible. Puede ser interesante hacer coincidir estos plazos con
determinadas partes del esquema de investigación anteriormente
incluido.

5. Medios materiales necesarios para la realización del trabajo, como


son: adquisición de libros, visitas a bibliotecas, consultas con expertos,
asistencia a congresos, etc.

6. Juicio general propio acerca de la significación e importancia del


trabajo que se quiere emprender, así como de la aportación que éste
puede suponer una vez concluido.

B. Memoria de investigación:

Una memoria de investigación es una descripción simplificada del


estado en que se encuentra nuestra investigación en el momento en
que se escribe la memoria. Ordinariamente, debe incluir las siguientes
referencias:

3
1. Datos precisos del autor o autores del proyecto.

2. Descripción objetiva de la parte de la investigación que ha sido


concluida, de acuerdo al esquema completo que estructura el trabajo (y
que, ordinariamente, ha sido presentado con anterioridad). En el caso,
frecuente, de que haya habido modificaciones de ese esquema inicial,
conviene indicarlo, señalando, si es posible, las causas de la
modificación.

3. Precisión de las dificultades encontradas en el proceso de


investigación, que no se esperaban, con un comentario acerca de su
importancia.

4. Juicio personal del valor del trabajo realizado hasta el momento;


conviene que se haga una referencia al conjunto del proyecto.

5. Indicar cualquier modificación respecto a los plazos temporales de


realización del proyecto, los medios necesarios para llevarlo a cabo, etc.

Puede ocurrir que la "memoria" se presente al término de la


investigación, como una descripción de la misma. En este caso, suele
recibir el nombre de "informe de investigación". En este "informe" debe
describirse el desarrollo completo de la investigación realizada.
Ordinariamente, suele incluir un resumen de la investigación
indicando los diferentes pasos y etapas de su realización, así como un
juicio valorativo de la importancia que tiene. En muchas ocasiones, el
"informe final" suele acompañar los resultados, ya redactados, de la
investigación, en cuyo caso, el informe no es sino una presentación de
la misma".

I. Izuzquiza, Guía para el estudio de la filosofía. Referencias y métodos,


Anthropos, Barcelona, 1989, 293-295.

PRESENTACIONES A CONGRESOS Y PUBLICACIONES

El valor de una publicación dependerá por supuesto del tipo de


congreso de que se trate y de que nuestra comunicación sea incluida
efectivamente en las actas. Los resúmenes de las intervenciones
"abstracts", incluidas en el folleto de mano o similar que se distribuye
al inicio del congreso, y que en muchos casos es lo único que se
publica, no son aceptados ya como publicaciones científicas por los
organismos que evalúan la actividad investigadora.

En los congresos de humanidades se suele disponer de veinte minutos


como máximo para la presentación oral de la comunicación, incluidas
las preguntas o comentarios de los asistentes. Lo más importante para
una comunicación de este tipo es por tanto que se atenga
estrictamente al tiempo establecido. Resulta bien penoso ver a un sabio
investigador tratar de meter apretujadamente en el corto espacio de

4
veinte minutos cuarenta folios escritos a máquina y en letra pequeña
hasta que la persona que modera la sesión se siente obligada a
retirarle casi violentamente la palabra. Para evitar esas situaciones es
indispensable haber ensayado antes la exposición oral, reloj en mano,
varias veces, delante de otras personas. El texto que vayamos a leer no
deberá tener más de dos mil palabras, independientemente de la
extensión máxima que los organizadores hayan autorizado para el
texto que vaya realmente a publicarse. Nunca se insistirá lo suficiente
en la necesidad de leer despacio, sin prisa, mirando de cuando en
cuando al público que nuestro título y nuestro nombre hayan podido
atraer a la sala en que leemos nuestra comunicación.

Como todos los textos, habrá de tener una introducción, muy breve,
que capte la atención y en la que se anuncien los objetivos y las dos o
tres partes que va a tener la exposición; un contenido central, claro y
articulado en las secciones anunciadas, y una conclusión, brevísima
también, pero que —si es posible— invite al público al aplauso.

En los últimos años está extendiéndose cada vez más el empleo de


trasparencias o el power point también entre los filósofos, quizás en
particular para la lógica y áreas afines. Ese estilo de presentación tiene
sus propias reglas que es necesario aprender y por supuesto ensayar
en entornos cómodos hasta que se tenga la soltura necesaria para
actuar ante un público desconocido como suele ser el de un congreso.

ARTÍCULOS EN REVISTAS ACADÉMICAS

Quien se inicia en la escritura profesional debe necesariamente


adentrarse en este ámbito para el que aquí sólo se sugerirán tres
principios prácticos.

El primero de estos principios consiste en aprender que cada revista es


distinta. Un artículo ha de estar escrito para una revista concreta, no
sólo porque se adapte al estilo peculiar de esa revista sobre la manera
de hacer las citas y demás referencias bibliográficas, sino porque habrá
que tener en cuenta los artículos que sobre ese tema se hayan
publicado anteriormente en ella, las publicaciones de los referees o
evaluadores habituales de los artículos sobre esa materias, etc. En esta
línea el libro de Eric Hoffman (ed.), Guidebook to Publishing in
Philosophy, Philosophy Documentation Center, Bowling Green, OH,
1997 puede resultar muy útil para el ámbito angloamericano.

El segundo principio práctico es que lo más importante de un artículo


es el título y el resumen. El título ha de ser breve y atractivo, pero ha
definir con claridad el contenido y el propósito del artículo. Muchas
veces no es fácil lograr todos esos objetivos en el breve espacio de un
título, pero sí hay que lograrlos siempre en el resumen o abstract que
suele encabezar los artículos, y que en caso de revistas acreditadas es
reproducido en The Philosopher's Index y en otras bases de datos o

5
publicaciones de resúmenes. En las cien o ciento cincuenta palabras
del resumen deberán figurar todas las palabras clave y habrá de
expresar con la mayor claridad posible lo que el lector encontrará
desarrollado en el artículo.

El tercer principio es que un artículo es la comunicación de los


resultados de la investigación filosófica que su autor ha llevado a cabo.
Por tanto, un artículo no puede ser una introducción general a un
autor o a un tema, ni debe ser meramente expositivo. El trabajo ha de
abordar un tema concreto, con los límites bien definidos y ello debe
estar avalado siempre por un buen conocimiento de la bibliografía
reciente al respecto. Además de bien redactado, tiene que estar bien
estructurado: ha de plantear un problema, ha de analizarlo en varias
secciones y ha de brindar una solución o una nueva manera de
enfocarlo. A veces lo más difícil del artículo es precisamente el llegar a
dar con la manera correcta de organizarlo.

Como la pieza oratoria, el artículo de investigación ha de tener


principio, medio y final, pero además de esa estructura ha de ser
siempre congruente con la materia y con el propósito del artículo en
cuestión. En la introducción han de presentarse con claridad los
objetivos del trabajo y anunciar las diversas partes de que se compone,
con una breve justificación de la estructura adoptada. La
argumentación debe desarrollarse con orden, señalando con claridad la
tesis que sustenta y las opiniones opuestas que se conocen. De
ordinario es muy útil una buena conclusión como recapitulación de
todo el trabajo (J. Nubiola, El taller de la filosofía, 156-161).

Fecha del documento: 17 de marzo 2004


Última actualización: 21 de julio 2010

Diseño y mantenimiento de la página: Marta Torregrosa


Para más información y sugerencias contactar con: Marta Torregrosa

También podría gustarte