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Amor Accidental
Accidental Love

de BL Miller

Traducido por: Guri - Revisión de:


Gorki - 2º revisión: Julieta “Meltryth”

Derechos de propiedad: Los


personajes que aparecen en esta
historia son de mi propia

creación y poseo el derechos de


propiedad literaria a ellos 1998 B L
Miller. No redistribuya o

copie esta historia a cualquier sitio.


Los eslabones se permiten tan largo
cuando le hacen

aclarar que la historia se aloja en mi


sitio. Cualquiera cuestiona o pueden
dirigirse comentarios

a mí a blmillerstories@aol.com

Situaciones adultas: Esta historia


contiene escenas explícitas de dos
mujeres que hacen el

amor a nosotros. Si esto lo ofende, no


debería estar leyendo ninguna de mis
historias.

Espero que lo disfrute. B L

Capítulo 1
Rose Grayson se subió el cierre de su
sudadera azul marino y bajó la capucha
sobre su cabeza. El

cordón que normalmente lo habría


mantenido en su sitio había sido
quitado mucho antes de que la

comprara en el almacén de descuento.


No tenía duda de que la primera ráfaga
del viento frío penetrante

lo sacaría de su cabeza pero por el


momento, esto era lo mejor que podía
hacer. Miró en la intensa

iluminación del estacionamiento del


Money Slasher, el gran supermercado
en el que trabajaba a media
jornada. Había esperado estar a tiempo
completo ya, pero con la economía de
la manera que estaba, los

trabajos de tiempo completo eran


difíciles de obtenerse. El loco horario
que le asignaron le hacía

imposible conseguir otro trabajo de


media jornada para completar el hueco
y Rose no podía correr el

riesgo de dejarlo. Había tardado


semanas en conseguir el ingreso a los
almacenes de Albany solo para

conseguir este trabajo.

Como el meteorólogo había


pronosticado, los pequeños copos
habían estado cayendo cuando ella

comenzó su turno. Ahora estaba


soplando una fuerte ventisca y un pie
de nieve había caído interminable

a la vista. Rose bajó la mirada en sus


raídos tenis y gimió. Ésta era la peor
parte de tomar un trabajo a

dos millas de su apartamento. La larga


caminata a casa garantizaba que sus
pies estarían congelados,

por no mencionar el resto de su cuerpo.


A veces era bastante afortunada al
conseguir que Kim, la
encargada del almacén, le llevara a
casa pero no esta noche Kim había
terminado su turno hacía una

hora y de ninguna manera Rose le


hubiera pedido que la esperara. Respiró
profundamente, metió su

cabello rubio rojizo dentro de la


capucha, doblándola hacia adelante, y
salió al implacable clima.

*****

Verónica Cartwright echó un vistazo en


su reloj con diamantes por décima vez
en una hora. De todas las

miserables noches tenía que hacer una


aparición en Sam's, la casa del marisco
que hacía también de

lugar para las reuniones sociales de los


ricos y poderosos de Albany. Cualquier
noche uno podría ir allí y

ver al gobernador, a senadores de


estado, y gente común que deseaba
gastar cientos de dólares en una

cena. El maitre sabía quién era quién y


los sentaba como correspondía. Nunca
sentaria a alguien como

Verónica, quien encabezaba una de las


más grandes familias que poseía
corporaciones en el área,

cerca de alguien quien incluso no


poseía su propia casa. A Verónica no le
gustaba ir allí, a pesar del

prestigio mundial de su cocina. Esta


noche, sin embargo, tuvo poca
alternativa. Mark Grace, el Zoning

Board of Appeals Commisioner,


peleaba una petición de cambio de zona
y había acudido a ella para

alisar sus arrugadas plumas y para


conseguir que la negociación pujara.
Sus primos llevaban una

pequeña ramificación de la corporación


familiar, Cartwright Car Washes. Era
un negocio pequeño, en

términos de los ingresos que traía a la


familia, pero enorme a los ojos del
público, especialmente con los

treinta túneles de lavado de autos sobre


el área y los numerosos anuncios de
televisión. "Consiga su

auto lavado adecuadamente en


Cartwrights" era un muy acertado
slogan, y hacía mucho tiempo,

financieramente hablando, que el


nombre de los varones de la familia era
una noticia de casa. John y
Frank, los primos a cargo del servicio
de lavados de autos, deseaban construir
uno nuevo en la esquina

de Lake y State Streets. Era una


primordial localización en un área
predominantemente residencial.

Incluso querían, por ahora, comprar la


parte de la esquina del almacén que
había estado previamente allí

y las casas adyacentes en espera de


conseguir la transición. Ahora el
comisionado Grace estaba

cuestionando la destrucción de tres


"magníficos antiguos edificios" de
Albany para poner otro "estúpido
auto lavado". Las reuniones y
negociaciones no funcionaron, ofertas
de grandes donaciones cívicas no

funcionaron, incluso los sobornos


fallaron. Y cuando los hermanos habían
agotado todas sus ideas y aún

no podían dominarlo, acudieron a


Verónica para poner las cosas
correctas. El comisionado saltó en la

oportunidad de encontrarse con una de


las mujeres más elegibles de la ciudad
e insistió en cenar esa

noche.

Así que como resultado ella tuvo que


salir de su agradable hogar en medio de
una de las peores

ventiscas golpeando la ciudad desde


hacía años, para venir y cenar con el
comisionado para que les

autorizara la transición. Era una


situación para negociar y Verónica
estaba acostumbrada a esto. El único

problema era que Grace quería más que


buena voluntad de la belleza de cabello
oscuro que dirigía

Cartwright Corporation. Debido a su


insistencia en que ellos se encontraran
esa noche, no había habido
oportunidad de hacer la reserva de
mesa. Para casi cualquier persona,
habría significado no entrar a la

prestigiosa casa de la ostra. Pero para


Verónica, el maitre los colocó en el
bar, mientras

desesperadamente intentaba encontrar


un lugar para la presidente de
Cartwright Corporation y su

invitado. Durante la espera, la mujer de


azules ojos sufría teniendo que
escuchar los clamores poco

recortados de un hombre que le decía


todo sobre sus títulos y lo inteligente
que él era y cómo ella
debería realmente considerar pasar más
tiempo con el. La única parte buena de
la noche había sido el

constante rellenar de su copa de vino


con el más fino de la cosecha por parte
del camarero. Por lo

menos había podido gozar de un buen


vino mientras le escuchaba.

Ahora una hora y media más tarde,


estaban sentados en su mesa, tomando
una cena que fue servida

apenas pocos minutos antes.

"Verónica... usted sabe ese es un


nombre tan bonito. Un nombre bonito
para una bella dama," Mark

extendió su tenedor para robar un


pedazo de langosta de su plato. "No
entiendo por qué usted cree que

un área con tal clase y belleza necesita


un autolavado. ¿Puede usted imaginar
todo el tráfico que

atravesaría por allí? Interrumpiendo a


la gente mientras ellos están
durmiendo, disturbándolos con todo

el fuerte ruido que esas máquinas


hacen." Su tenedor encontró otro
pedazo de langosta, el resto de la

cola. "Seguramente usted no desearía


uno de esos justo al lado de su puerta,
¿no es así?"

Los azules ojos se deslumbraron en la


mejor parte de su langosta que hacía su
camino dentro de la boca

de alguien más. Había sido cortés y


agradable toda la noche y ahora era
tiempo de enseñar al pequeño

hombre una lección. Limpió sus labios


con la servilleta de lino.

"El autolavado está únicamente abierto


de ocho de la mañana a diez de la
noche. Estoy segura que a
nadie se le despertará y se le estará
molestando, y si usted roba un pedazo
más de comida de mi plato

yo voy a apuñalar su mano con este


tenedor, ¿me explico claramente?" Dijo
llanamente mientras que

llevaba la copa de vino a sus labios.


"Ahora usted y yo, ambos sabemos que
en esas calles hay mucho

tráfico, y seguro que a los residentes


les gustará la idea de que un autolavado
llegue a su área, y esto

también significa diez trabajos más a la


comunidad. ¿Qué piensa qué sucedería
en las próximas
elecciones si apoyamos a los
Demócratas y les damos esta pequeña
pieza de información? ¿Qué bueno

sería su nombramiento si el nuevo


alcalde decide limpiar la casa?"

"Ahora usted está justo exhalando


humo, Srta. Cartwright," él dijo,
recostándose y encendiendo un

cigarro. Fumar por supuesto estaba


prohibido en esa sección del
restaurante pero Mark creía que su

posición lo ponía por encima de lo que


él consideraba era una tonta ley. "Los
Cartwrights siempre han
apoyado a los republicanos, todo el
mundo lo sabe." Él tomó otra calada de
su cigarrillo, el humo

cosquilleó la nariz de Verónica.

“¿De verdad?" Ella vació su copa y la


posó en el mantel de lino de la mesa,
reprimiendo una sonrisa en

el pensamiento de la bomba que estaba


a punto de poner en el desgraciado
comisionado. "Déjeme

decirle algo, Sr. Grace. Los Cartwrights


han financiado a más de un demócrata
durante años y ahora que

yo estoy a cargo, hay más cada vez."


Sus azules ojos taladraron en los de el
cuando se inclinó y tomó el

cigarro de su mano, hundiéndolo


profundamente en su cangrejo relleno.
"Ésta transición no significa

nada para mí excepto conseguir a mis


primos fuera de mi espalda. Su
posición no significa nada para mí.

Pagaría cientos de miles en la siguiente


elección si significara sacarlo de la
oficina y poner a alguien que

viera que el trabajo es más importante


que el poder de representar, así que
usted necesita tomar una
decisión. Puede ser el buen individuo
que trajo diez trabajos para el área o
puede ser el idiota que

consiguió ser votado para salir de la


oficina, la decisión es suya." Verónica
había ya determinando que

pronto habría un nuevo comisionado.


"Creo que esta reunión terminó. Espero
que haya disfrutado mi

cena." En su sobresaltada mirada


agregó, "¿Qué? ¿Usted pensó iba a
tener suerte esta noche, Sr.

Grace?" Sus ojos le miraron


rápidamente una vez. "Lo siento. No
duermo con perros. Nunca se sabe
cuándo pueden tener pulgas". Recogió
su maletín y salió en grandes pasos,
dejando al enojado pero

arrinconado comisionado con sólo una


difícil posición y la cuenta.

*****

Rose cruzó la calle y entró en el parque


Washington, un gigantesco lugar en el
centro de la ciudad. El

parque estaba cerrado al oscurecer cada


noche debido al crimen y al crucero
que pasaba por allí.

Normalmente Rose lo habría rodeado


pero eso significaba seis cuadras
adicionales fuera de su camino y

con el alarido del viento y el agresivo


frío, la ruta más directa a casa era
necesaria. En las cinco cuadras

de camino del supermercado al borde


del parque, las orejas de Rose estaban
rojas como la remolacha

por el frío y su nariz había comenzado


ya a moquear. No podía sentir los
dedos de sus pies y los

bolsillos de su sudadera no hacían nada


para proteger sus dedos. Decidiendo
que la falta de huellas en

la nieve y la temperatura bajo cero era


seguro, Rose caminó fatigosamente
más allá de la enorme

estatua de Moses que marcaba la


entrada y la nieve cubría la señal que
advertía contra estar en el

parque en la noche. El feroz viento se


negaba en permitirle mantener su
capucha puesta y su cabello

hasta los hombros ondeaba libremente


sobre su cara. Su cuerpo temblaba
ferozmente y todo en lo que

ella podía pensar era llegar a casa y


hundirse en un agradable baño caliente.
Estaba a medio camino a
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través del parque y dentro de la vista de


Madison Avenue cuando los oyó
acercarse, sus rápidas pisadas

cruzando la nieve bajo sus pies.

"Bien, bien, bien, ¿qué tenemos aquí?"


Giró su cabeza para ver cómo cuatro
hombres se le acercaban

rápidamente, no corrían pero


asegurándose de caminar muy rápido.

"Vamos dulzura, tenemos algo detente


ya."

"Sí, ¿por qué no vienes a una fiesta con


nosotros?"

El intenso frío hacía que sus piernas se


sintieran como el plomo pero la idea de
ser pillada a la mitad del

oscuro parque por los cuatro hombres


ponía nueva vida en sus pasos. Intentó
ignorarlos y continuar en

su camino pero los hombres


continuaron siguiéndola.

"Vamos perra, deja a Danny tener algo


de diversión," el más cercano dijo,
provocando que el corazón de

Rose comenzara a palpitar con


dolorosa fuerza en su pecho. Tenía que
salir de allí y tenía que salir de

allí ahora mismo. Comenzó a correr,


más que tropezando, a través de la
nieve hacia las brillantes luces

de Madison Avenue.

Verónica despreocupada atravesaba las


luces de la durmiente ciudad, en medio
del camino el Porshe se

deslizaba sobre en la nieve. No era que


alguien más estuviera alrededor a esas
horas. Pasó de la calle

Lark sin pensarlo y maldijo en voz alta.


Ahora tendría que ir todo el camino
más allá del parque
cruzándolo para coger la siguiente
calle. No viendo ningún auto delante,
pisó el pedal de su Porche 911

y lo lanzó a toda velocidad. Iba


demasiado rápido por la calle cubierta
de nieve, especialmente dado que

no parecía que los quitanieves hubieran


pasado recientemente, pero le daba
igual. No era que tuviera

que parar pronto en algún momento y


todavía estaba bajo el límite fijado,
aunque definitivamente más

rápidamente que las condiciones de las


calles dictaban. El cruce siguiente
estaba por lo menos a media
milla. De repente un destello de azul y
oro apareció delante de ella, una figura
salió corriendo de entre

los automóviles estacionados. Verónica


colocó ambos pies en los frenos y dio
un tirón duramente al

volante hacia la izquierda pero no hubo


tiempo. La nieve no le dio ninguna
tracción y un escalofriante

silencio llenó el aire mientras vió como


el frente bajo del Porsche golpeaba al
peatón y lanzaba a la

indefensa persona contra el parabrisas.


El auto deportivo rojo finalmente se
detuvo varios autos más
adelante y el cuerpo desecho cayó de la
capota sobre el suelo cubierto de nieve.
Durante varios

segundos Verónica no pudo hacer nada


sino agarrar el volante y mirar
fijamente la telaraña que ahora

constituía su parabrisas, mientras que


su corazón palpitaba con fuerza
despiadada. La realidad de lo que

había sucedido finalmente penetró en


su mente y con las manos temblorosas
abrió la puerta. Echó un

vistazo rápidamente por si había algún


testigo pero a las 12:30 a.m., pero era
martes por la noche y todo
el mundo estaba en cama. Nunca vio a
la pandilla de criminales que habían
estado persiguiendo a la

víctima darse la vuelta y escabullirse


nuevamente dentro de la oscuridad del
parque.

La sangre estaba ya comenzando a


juntarse en el suelo debajo del cuerpo,
aunque el extremo frío hacía

el flujo mucho menor que el que


pudiera normalmente haber sido.
Verónica se arrodilló junto a la

desplomada forma y con su mano


enguantada giró a la víctima al otro
lado. Jadeó cuando vio la
maltratada cara de una joven mujer.
"Oh mi dios." Un destello verde justo
en el borde de su visión causó

que la mujer de cabello oscuro girara y


buscara. Era el reflejo de un semáforo.
Echó un vistazo sobre el

cruce Avenida New Sclotand. Estaba


solamente a tres calles del centro
médico. Abrió rápidamente la

puerta del pasajero y tiró de la palanca


que reclinaba el asiento. Verónica sabía
que la mejor cosa era

intentar inmovilizar a la mujer pero no


había alguna manera que pudiera hacer
eso en ese momento y el
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charco de sangre estaba continuamente


creciendo. El hospital estaba
demasiado cerca para pensar en

llamar a una ambulancia y perder


preciados minutos. La decisión fue
tomada, Verónica deslizó sus

brazos debajo de los hombros de la


inconsciente mujer y la arrastró al
coche. Menos de un minuto más

tarde estaban corriendo hacia el centro


médico.

Mientras conducía marcó a


"emergencia" un pensamiento se le
ocurrió a la magnate corporativa. No
sólo

había estado corriendo velozmente y


golpeado a esta mujer sino que si un
policía decidía hacerle la

prueba del alcoholímetro no habría


manera alguna que pudiera pasarlo, no
después de todo el vino que

había consumido en Sam's solo un rato


antes. Giró el auto a la derecha en el
último momento y giró en el

que era el espacio del estacionamiento


de los cirujanos. En la oscuridad con
solamente la parte trasera
del Porche proyectándose, nadie la
cuestionaría por qué estaba estacionada
allí. Salió del auto y caminó

hacia la entrada de emergencias,


intentando desesperadamente pensar en
qué hacer. La respuesta vino

a cuando distinguió una camilla


colocada justo en el interior de las
puertas de cristal. Verónica agarró la

camilla y la empujó hacía su auto. Las


horas pasadas en su gimnasio privado
hicieron que levantara

fácilmente a la inconsciente mujer


arriba sobre la camilla. Durante la
transferencia, una pequeña cartera
deportiva cayó del bolsillo trasero de la
víctima y aterrizó en suelo cubierto de
nieve. Verónica la recogió,

metiéndola en su chaqueta de piel, y


corrió tan rápidamente como podía
mientras empujaba la camilla

hacia la entrada de emergencia.

"¡Necesito algo de ayuda aquí! ¡Esta


mujer fue golpeada por un auto!" Gritó
tan pronto como las puertas

internas se deslizaron abriéndose. La


enfermera a cargo y el interno de la
noche corrieron al otro lado de

la camilla para comenzar las pruebas.


"Tenemos lesiones múltiples,
comprobaremos el tablero y veremos a
quién llamar para OR." El rubio

doctor dijo. Un recepcionista se fue


inmediatamente a buscar al cirujano y
llamar por ayuda mientras la

enfermera comenzó a tomar la presión


arterial de la inconsciente mujer.
Apartándose del camino,

Verónica miró con horror cuando el


doctor cortó la chaqueta y las ropas de
la joven mujer quitándolas de

su cuerpo. Todo parecía estar cubierto


con sangre, especialmente los
pantalones. Un viejo doctor llegó
al lugar, su cabello despeinado del
sueño.

“¿Qué tenemos?"

"Golpe y fuga. Se compone de fracturas


de ambas tibias y peronés, Doctor
Maise", el joven doctor

explicó. "Probables lesiones internas


también. Quienquiera que la golpeó iba
rápidamente."

"Haga que ellos preparen OR 2. El tipo


de sangre y análisis para coincidir seis
unidades de sangre y

busquen a los doctores Gannon y


Marks para operar." El resto de la
conversación fue perdida por

Verónica cuando puso las manos en sus


bolsillos y sintió la fría cartera metida
adentro. Abrió la delgada

cartera, sorprendida en la carencia del


contenido. No había fotos, ninguna
tarjeta de crédito, incluso

ninguna licencia de conductor. Una


tarjeta azul de la biblioteca identificaba
a la víctima como Rose

Grayson y decía su dirección como


calle Morris. Una tarjeta de Seguridad
Social y una tarjeta de una

cuenta en efectivo de Money Slasher


eran las únicas otras partes de su
identificación. Abrió el

compartimiento del velcro adentro y


encontró dos boletos de autobús, una
llave de casa, y doce

centavos. No había nada más. Bien, por


lo menos tenían un nombre y dirección
para avisar, pensó

mientras caminó hacía el escritorio de


la enfermera a cargo. Cuando se
acercó, oyó a dos mujeres

detrás del escritorio hablando.

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"Parece una indigente para mí.
Regístrala como Jane Doe... Déjame
ver..." Arrastró los papeles sobre el

escritorio. "... número 77. Una vez que


ella esté fuera de peligro la trasladaran
al Memorial de todos

modos."

"Disculpe," Verónica interrumpió.


"Ella fue golpeada por un auto y
gravemente lesionada. ¿Por qué ellos

la trasladarán a otro hospital?"

"Mire Srta", dijo la enfermera a cargo,


que en su placa simplemente se leía
señora Garrison. "Este
hospital está por mandato del estado de
New York para proporcionar todo al
que venga aquí que

necesite asistencia médica


urgentemente. Una vez que no corran
peligro de morir por sus lesiones,

tenemos que trasladarlos a otro


hospital que no han llenado su
requerimientos para los indigentes."

“¿Requerimientos para los indigentes?"

"Nosotros estamos requeridos a


proporcionar el cuidado completo para
cierto número de indigentes, en

no estimar el costo de cada año. Ya


hemos cubierto este requisito. Es obvio
que ella no tiene dinero y

muy probablemente ningún seguro.


Ahora la están llevando a cirugía,
intervención quirúrgica que

probablemente nunca pagará. Este


hospital no funciona solo de buenas
intenciones. Si no tiene

capacidad para pagar, será trasladada al


Memorial. No han cumplido sus
obligaciones este año."

La mujer de cabello oscuro entendía las


implicaciones... si no se tenía ningún
seguro, no permanecería
en el mejor centro médico de la región.
"Pero ella tiene seguro”, Verónica dejó
escapar, su decisión

tomada. "Quiero decir... la conozco. Es


empleada mía."

“¿El a tiene seguro?" La enfermera


Garrison preguntó incrédula. "Srta.,
estamos a veinte bajo cero allí

afuera con el viento helado. Estaba


corriendo por ahí con una primaveral
chaqueta que parecía que fue

tomada de la basura. El fraude del


seguro es un crimen en Nueva York.
¿Dónde está su tarjeta del
seguro?"

"No, estoy diciéndole a usted que ella


tiene seguro. Mire", Verónica metió su
mano dentro de su

chaqueta y sacó su pequeña cartera de


tarjetas de visita. "Soy Verónica
Cartwright, presidenta y CEO de

Cartwright Corporation". Rápidamente


bajó la mirada a la tarjeta de la
biblioteca en su mano. "La Srta.

Grayson acaba de comenzar a trabajar


para nosotros. No ha habido tiempo
para que ellos expidan su

tarjeta pero juro que ella tiene seguro a


través de mi compañía. ¿Ahora hay
algún formulario o algo que

tenga que firmar para autorizar esto?"

Ahora se daba cuenta que pudo haber


incurrido en una equivocación, la
enfermera a cargo dio marcha

atrás. Ella estiró su brazo y agarró uno


de varios sujetapapeles ya instalados
con una pluma inamovible y

formas múltiples. "Llene las secciones


del uno al diez dentro de sus
posibilidades. ¿Usted sabe como

entrar en contacto con sus familiares?"


"Uh, no... estoy segura que la
información está en la oficina en
alguna parte. Puedo llamar para eso

mañana."

"Bien." La enfermera volteó para


dirigirse a su compañera de trabajo.
"Cambia la tabla para Jane Doe77.

Su nombre es..." Miró de nuevo a la


alta mujer inquisidoramente.

"Rose Grayson."

"Rose Grayson", la enfermera Garrison


repitió, como si la enfermera más
joven no lo hubiera oído la

primera vez.

Verónica se alejó del escritorio de


recepción y se desplomó en una de las
sillas de vinilo anaranjadas

para completar la poca información


que sabía e instalarse para la larga
espera.

*****

Durante las tres horas de cirugía


Verónica estaba muy preocupada. No
había tenido noticias de la joven

mujer que había golpeado y la falta de


conocimiento ponía los nervios de la
ejecutiva en el borde. ¿Y si

murió? Verónica se estremeció en el


pensamiento. Entonces otro
pensamiento llegó a su mente. La luz

del día llegaría pronto y el daño obvio


en el frente de su auto sería evidente.
Evidentemente significaría

preguntas, preguntas que no quería


contestar. Caminó al teléfono público.
La mujer que siempre

concedía favores ahora necesitaba uno.


Verónica marcó el familiar número. En
el tercer timbrazo, una
voz masculina llena de sueño contestó.
"Tú, es mejor que tengas una buena
razón de mierda para

despertarme."

"Frank, soy Ronnie."

“¿Ronnie?" El tono cambió


inmediatamente. "Hey Cuz, ¿qué
pasa?"

"Yo necesito..." tragó. "Necesito un


favor."

"¿Tu conseguiste que ese idiota


concediera la transición?"

"Eso está en la bolsa. Escucha Frank,


esto es importante." Oyó el sonido de
un encendedor cuando su

primo encendió un cigarro en un


intento de despertarse completamente.
"Necesito que vengas a recoger

mi auto y me dejes otro."

"¿Desde cuando me convertí en tu


servicio privado de remolque de
coches?"

"Desde que tuve que pasar una noche


afianzando tu trasero saliendo con esa
imbécil de Grace", gruñó.

"Está en el estacionamiento de
emergencias en el Centro Médico de
Albany. Coloca el otro auto en el

estacionamiento general y tráeme las


llaves a la sala de espera de
emergencias. Frank, tienes que hacer

esto ahora. No puedo esperar hasta


mañana". Sabía que el costo de pedir el
favor compensaría mucho

el actual favor pero a veces era justo la


manera que debía ser. Por lo menos
sabía a quién avisar cuando

necesitaba hacer algo discretamente.


Su primo preferido no era nada si no
cuidadoso.

"¿Sala de emergencias? Ronnie, ¿tu


estás bien?"

"Calma, Frank. Despertarás a Agnes.


Sí, estoy muy bien, solo muy
conmocionada." Miró en su reloj.

"Realmente necesito que vengas aquí y


te lleves el auto."

"Está tu auto manejable o lo envolviste


alrededor de un árbol?"

"El parabrisas y el frente están hechos


añicos. Tu mejor lo conduces un par de
calles y después lo pones

en una grúa".
"Caramba, no pides mucho, ¿no es así?
Sabes que tendré que conseguir a John
para ayudarme? No

puedo conducir una grúa y un auto de


repuesto."

"Pon el repuesto en la grúa, entonces


no necesitarás otro conductor, solo haz
esto ahora". Colgó y volvió

a la silla que había estado haciendo su


trasero incómodo por las últimas tres
horas. Recogió la revista

del cuarto mes de People y había justo


empezado a hojearla cuando el Doctor
Maise entró en el cuarto.
"Grayson. ¿Hay alguien aquí para
Grayson?" Él preguntó en voz alta,
aunque Verónica era la única

persona en el cuarto.

"Aquí." Se levantó rápidamente.


"¿Cómo está ella?"

"Tan bien como puede estar en su


estado, supongo. Está descansando
ahora. ¿Es usted familiar?"

"Uh... no, soy su jefa."

"Oh... ¿pudo usted ponerse en contacto


con su familia ya?"

"No todavía. Mi secretaria está


trabajando en eso", mintió. "¿Cómo
está?"

"Bien, ambas piernas estaban


seriamente fracturadas y había una
muy fina fractura en su cráneo, muy

probablemente al golpearse con el


coche. Con excepción de raspones y un
corte profundo en su cara

que requirió varias puntadas, no había


mucho más. Ninguna lesión interna de
todos modos. Ella vivirá,

pero pasará un buen tiempo antes de


que pueda volver a trabajar, estoy
seguro". Él se quitó sus lentes y
los limpió con la esquina de su
chaqueta. "Diría que probablemente
unos tres meses para que las

piernas se curen, entonces quizá tres a


seis meses de terapia física".

"Oh Dios." Verónica se sentó


nuevamente, incapaz de creer que en
una fracción de segundo le había

arruinado la vida a alguien más por


quién sabe cuánto tiempo.

"¿Usted vio el accidente?" Él preguntó,


sacándola de sus pensamientos.

"Uh, no, yo no", dijo, rogando que


Frank no se hubiera quedado dormido y
estuviera en camino con la

grúa y un auto de repuesto.

"Bien, quienquiera que haya sido


golpeó a esa pobre chica duramente.
Probablemente algún borracho

que incluso probablemente ni se dio


cuenta que la golpeó."

"Probablemente", repitió.

"Bien, si usted me disculpa, necesito ir


a vigilarla". Él salió de la sala de
espera. Lo vió alejarse, entonces

se hundió nuevamente en la silla


anaranjada. La mujer, Rose, viviría.
Suspiró aliviada por eso, pero la

culpabilidad todavía pesaba


fuertemente sobre ella. En un breve
momento había destruido las piernas de

la joven mujer, en su mente


posiblemente la Srta. Grayson quedara
lisiada de por vida.

*****

El cielo seguía estando oscuro cuando


Verónica cerró los ojos, el cansancio
amenazaba reclamarla.

Minutos más tarde ellos se abrieron


otra vez cuando su nariz fue atacada
por el olor de lejos de

demasiada colonia barata. "Cuz".

"Hola Frank," dijo con cansancio


cuando él se sentó en el asiento a su
lado. "¿Te ocupaste de eso?"

"Todo hecho", dijo orgullosamente,


extendiéndole un juego de llaves.
"Mazda Azul. Tercer nivel, placas

del distribuidor. No hay pérdida."

"Gracias."

"Seguro. Siempre feliz de hacerle un


favor a mi prima preferida." Sonrió,
mostrando los dientes que eran

demasiado blancos para ser verdaderos.


"Y bien, ¿qué hiciste? ¿Golpeaste a
alguien?"

"¡Cállate!" Susurró apretando los


dientes, sorprendida de la cantidad de
estupidez que su primo parecía

poseer.

"Lo siento". Levantó sus manos en un


apaciguador gesto. "Caramba, ¿es tú
tiempo del mes o algo así?"

"Gracias por ocuparte de eso, Frank.


Ahora hazme un favor y asegurarte de
que el Porsche sea llevado
a mi casa. Colócalo en el garaje. Haré
que Hans vaya y lo arregle."

"No entiendo por qué no lo llevas,


podrías tener a Michael trabajando en
el. Sabes que es el

propietario..."

"Michael posee una representación de


Toyota. Trabaja en autos de veinte y
treinta mil dólares, no

Porsches. Hans es el mejor mecánico


que conozco. Solo asegúrate de que
esté puesto en el garaje,

fuera de la vista. Mueve el jeep si


necesitas el lugar."
"Bien", suspiró, sabiendo que nunca
ganaría la discusión. Echó un vistazo
por algo que ocupaba su

interés.

"¿Qué es?" Cuestionó, mirándolo


mordazmente y entonces a la puerta.

"Tu no vas a decirme por qué estás aquí


o por qué tu auto está todo destrozado,
¿no es así?"

"Frank, lo que sucedió a mi auto o por


qué estoy aquí, es mi asunto, justo
como donde todos los

beneficios del autolavado vayan es tu


negocio. ¿Lo entiendes?"
"Lo entiendo". Sabía que era mejor
mear lejos de su prima, sabiendo
perfectamente bien cómo de volátil

ella podía ser a veces. Se levantó.


"Sabes mi número si necesitas algo".

10

"Sip". Abrió la revista People y miró a


través de las páginas, eficazmente
despidiéndolo. Esperó hasta

que salió por la puerta antes de


dirigirse a la estación de enfermeras a
preguntar sobre la condición de la

joven mujer.
*****

Verónica salió al deprimente gris de


otro día. La nieve había parado y ahora
las calles estaban llenas de

gente que intentaba una forma de pasar


a través de la nieve congelada. Metió la
mano en su bolsillo y

sacó la tarjeta de la biblioteca. Morris


Street. Intentó imaginar donde estaba
la calle en referencia al

hospital. Seguro que no estaba lejos y


que podría encontrarla sin un mapa,
Verónica se dirigió hacia el

garaje de varios niveles del


estacionamiento.

El pequeño auto azul estaba


estacionado justo donde Frank había
dicho que estaría. La mujer de cabello

oscuro lanzó su maletín en el asiento


del pasajero y dobló su largo cuerpo
dentro del pequeño espacio

del asiento del conductor, agachándose


hasta que encontró la palanca que
permitió que empujara el

asiento atrás de modo que sus rodillas


no besaran su barbilla. Tuvo que girar
la llave varias veces antes

de que el 323 pudiera chisporrotear a la


vida. Verónica bombeó la gasolina en
varias ocasiones hasta

que el viejo auto parecía dispuesto a


continuar por el mismo. "Frank, tu hijo
de perra", juró que le daría

una paliza como excusa por el


vehículo, lentamente lo sacó del
estacionamiento y lo dirigió hacia la

rampa.

Verónica tomó a la izquierda del garaje


del estacionamiento y condujo sobre la
avenida New Scotland

hacia el parque. Condujo dos calles


antes de que la señal de la calle que
estaba buscando apareciera.

Como pensó, Morris Street era de un


solo sentido, por supuesto en la
dirección contraria del camino que

quería ir. Un rápido giro sobre Madison


y otro en Knox la puso en el otro
extremo de la calle y finalmente

pudo subir por la estrecha calle.

Morris Street fue una vez el hogar para


doctores y familias ricas pero hacía
mucho que había cambiado a

una calle conocida únicamente por los


esporádicos conductores que pasaban
de largo y las cucarachas
que algo más. Las casas estaban
abarrotadas firmemente juntas,
normalmente con menos de un pie

entre ellas. Verónica aparcó sobre el


único espacio abierto que encontró, no
haciendo caso de la salida

contra incendios rojo que estaba


prominentemente situado sobre la rota
acera. Verónica agarró su

maletín del asiento al lado y salió del


auto. Brevemente pensó en cerrar el
montón estropeado pero

decidió que no valía la pena el


esfuerzo. Si un ladrón quería luchar
con la cosa estúpida para conseguir
que funcionara, eso estaba bien para
ella. Subió sobre el banco de nieve y
echó un vistazo al el número

de la casa. A la mayoría de los


edificios les faltaba uno o ambos
dígitos pero finalmente encontró el
lugar

que Rose Grayson llamaba hogar.

Verónica subió los desvencijados y


resbaladizos escalones hasta que llegó
al exterior de la puerta que

conducía al primer y segundo piso de


apartamentos. Una mirada a los tres
buzones montados en la
pared mostró que Rose vivía en el
apartamento del sótano. Sacó del
pequeño buzón de correo las cartas

que había y dio un paso atrás sobre la


plataforma. Maldiciendo en el
pensamiento de bajar las escaleras

cubiertas de nieve otra vez, la mujer de


cabello oscuro puso la enguantada
mano sobre el inestable

metal del pasamanos y lentamente


regresó al nivel de la calle. Debajo de
las escaleras encontró una

puerta que la mayoría de su pintura


había desaparecido. Una pequeña
tarjeta pegada al cristal decía
simplemente "Grayson". Verónica
golpeó varias veces pero no recibió
respuesta. Quizás la joven mujer

vivía sola. Metiendo la mano en su


bolsillo, sacó la llave de la gastada
cartera deportiva y la introdujo en

11

la cerradura montada adentro en la


manija de la puerta. Tomó algunos
intentos pero finalmente la

cerradura giró, permitiéndole a la


ejecutiva entrar al pequeño
apartamento.

Decir que Rose vivía en miserable


pobreza habría sido amable. El primer
cuarto en el que Verónica entró

era muy probablemente la sala, aunque


nadie habría sabido de los muebles.
Una silla de jardín a la que

le faltaban varias tiras estaba colocada


en el centro del cuarto, libros marcados
"Albany Public Library"

apilados junto a esta. Ése era el alcance


del mobiliario. Ni un solo cuadro o
póster colgaba en las

paredes. No era que una docena de


cuadros hubiera hecho la diferencia. El
yeso viejo, desmigajado
había desaparecido en varios lugares,
mostrando las secas salidas tablillas
debajo. El techo estaba en

un estado similar de deterioro. Las


manchas amarillentas por el agua
formaban accidentados círculos y

en varios lugares este cedía


visiblemente. Verónica dudó que
pasara mucho tiempo antes de que el

techo comenzara a derrumbarse. El


apartamento estaba extremadamente
frío y una rápida

comprobación del termóstato demostró


por qué. El polvo se había colocado en
el marcador, indicando
que la temperatura no había sido
cambiada en bastantes horas. Fue
establecido en treinta pero con las

ráfagas que venían de las viejas


ventanas el cuarto se sentía más como
diez. Dejó su maletín en la

desvencijada silla, entonces metió la


mano en su bolsillo y sacó las dos
cartas que había tomado del

buzón de Rose. La primera era nada


más que propaganda postal anunciando
que si el número ganador

igualaba con el que estaba en el sobre


que "Inscrito a Grayson" sería el
ganador de once millones de
dólares. La otra carta era un sobre
amarillo de la compañía de luz.
Aunque sabía que no debía, Verónica

deslizó una muy manicurada uña bajo


la esquina y la abrió. Como había
sospechado, era un aviso de

desconexión. La metió en la parte


trasera de su bolsillo y se dirigió hacia
el dormitorio, esperando

encontrar una agenda de direcciones o


algo que indicara a quién debería avisar
que la joven mujer

estaba en el hospital.

El dormitorio era justo tan revelador


como la sala. Una pequeña cama estaba
empujada contra la pared y

una silla plegada servía como un


improvisado tocador. Un par de jeans
que hacía mucho habían visto

sus mejores días e igualmente


desgastadas sudaderas componían el
pequeño apilado de ropas junto

con algunos pares de calcetines que


parecían más como queso suizo que
calzado. Una minuciosa

búsqueda, no que esto tomara mucho


esfuerzo, faltaba revelar alguna agenda
de direcciones u otros
artículos personales. Ni una carta de un
amigo, ninguna fotografía, nada que
indicara que Rose conocía

a alguien... o que alguien conocía a


Rose.

El cuarto de baño fue solo otra


deprimente parada en el recorrido de
Verónica. El botiquín contenía un

casi vacío tubo de desodorante y un


aplastado tubo de pasta dental, ambos
luciendo el nombre de la

marca de Money Slasher. Dos


tampones situados en el mueble del
retrete junto con un rollo medio vacío
de papel de baño. Una gastada toalla
estaba cubierta sobre el borde de la tina
y tres pares de ropa

interior hecha andrajos colgaban sobre


el tubo de la ducha. "¿Cómo lo haces tu
para vivir así?" Preguntó

en voz alta mientras giraba dejando el


pequeño cuarto de baño. Mientras lo
hacía, notó el único artículo

que previamente había pasado por alto


antes. Encajonado entre la tina y la
pared una pequeña caja

arenera. "Bien por lo menos no estás


sola". Como si hubiera oído la frase, un
anaranjado y blanco gatito
de no más de cuatro meses vino
corriendo al cuarto de baño, maullando
bastante fuerte para anunciar su

presencia. "Hola allí".

"¡Mrrow!" Verónica se inclinó para


acariciarlo pero el gato salió hacia la
cocina. "Ven aquí. No voy a

lastimarte."

12

"¡Mrrow!" El gato permaneció en la


entrada de la cocina, negándose a
acercarse. "Bien, será de esa

manera, veremos si te doy algo". Pasó


al lado del gatito y entró a la cocina,
deseando rápidamente que

no lo hubiera hecho.

La cocina era un viejo modelo de gas


que probablemente fue bastante
eficiente en los tiempos de su

abuela. Una pequeña sartén para freír y


una cafetera situados encima mientras
una bien usada lámina

para galletas yacía dentro del horno.


Abrió un cajón y dio un paso atrás
cuando varias cucarachas

corrieron alrededor, intentando


furtivamente regresar dentro de la
oscuridad. Cerró el cajón rápidamente,

pero no antes de notar el único juego de


cubiertos que este contenía. El
refrigerador contenía una botella

de leche de plástico que había sido


llenada con agua, la mitad de un frasco
de mayonesa, una barra de

margarina, y una casi vacía botella de


ketchup. Cuando Verónica alcanzó la
puerta del armario, sus

piernas fueron rápidamente rodeadas


por el ansioso gato.

"Meow, meow, ¿mrrrow?"


Efectivamente, el armario tenía dentro
una caja medio vacía de comida para

gatos de Money Slasher y una caja de


macarrones. "Mrrow, ¿meow?"

"Ok, Ok, entendí la indirecta", dijo,


sacando la caja. El anaranjado y blanco
gato correteaba sobre su

tazón, esperando sin demasiada


paciencia que la alta humana le diera
de comer. "¿Cuánto comen los

gatos de tu tamaño, pues?"

"¿Mrrow?"

"No importa". Sirvió el seco alimento


en el tazón hasta que llegó al borde.
"Aquí tienes, eso debe

entretenerte por un rato". Miró el


cuenco del agua. "Supongo que quieres
un poco de agua también, ¿su

majestad?" El gato estaba demasiado


ocupado comiendo abajo para
responder. Verónica llevó el cuenco

al fregadero y tiró la restante agua


antes de girar el grifo. Un horrible
sonido vino de las tuberías y

rápidamente lo cerró. "Parece que tu


conseguiste el agua del refrigerador."
Dejó el cuenco en el piso al

lado del tazón de la comida y estaba a


punto de continuar su búsqueda cuando
oyó golpes en la puerta.

"Grayson, sé que estás allí adentro. Te


oí abrir el agua." Una enojada voz en el
otro lado de la puerta

gritaba. "¡Es el tercero ya y quiero mi


puto dinero del alquiler ahora!" Golpeó
otra vez. "Maldición, estoy

enfermo de tu lloriqueo sobre tu


minúsculo cheque. Si tu no puedes
permitirte este lugar entonces tu

nunca debiste haberte mudado aquí...


¡Maldición pedazo de basura!"

La puerta fue abierta de golpe para


revelar a un corpulento hombre que
apestaba a alcohol a pesar de la

hora temprana de la mañana. "¿Quién


mierda es usted? Le dije a ella que los
compañeros de cuarto

costaban extra".

"¿Cuánto le debe ella?" Verónica


preguntó, intentando muy difícilmente
mantener su mal humor

controlado.

"Cuatrocientos cincuenta. Seiscientos


si descubro que está viviendo aquí
también", gruñó. "¿Y quién
mierda es usted?"

Verónica no contestó, en lugar de eso


fue a la silla y revolvió su maletín
hasta que encontró su chequera.

"¿Cuál es su nombre?"

13

"¿Qué le pasa a usted?"

"Si usted quiere que sea pagada la


renta, necesito un nombre para
endosarlo en el cheque... ¿o puedo

yo solo poner la palabra estúpido


pedazo de burro?"
"No tomo cheques de mierda. Ellos
siempre botan".

"Garantizo que éste no botará. Déme su


nombre".

"Cecil Romano, pero no aceptaré


ningún cheque de mierda".

"¿Ha oído de Cartwright Corporation?"


Preguntó mientras llenaba varias partes
del cheque.

"Por supuesto, ¿y quién no?"

"Bien, Soy Veronica Cartwright. Este


cheque es de mi cuenta personal. Si
usted quiere su dinero de la
renta yo le sugiero tomar este". Entregó
el cheque. Cecil lo miró
cuidadosamente, seguro que era un

engaño.

"Necesito la identificación".

"Bien. ¿A usted le gustaría ver mi


licencia de manejo o alguna importante
tarjeta de crédito?" Preguntó,

alcanzando el maletín y sacando su


cartera. En ese momento el anaranjado
y blanco gatito decidió salir

y ver que era todo ese escándalo.

"¿Qué mierda es eso?"


"A mi me parece un gato. Dígame, ¿es
usted capaz de formar una oración
completa sin la palabra

mierda en ella?"

"Le dije a ella no mascotas. No


mascotas significa ninguna mascota de
mierda. No mascotas, no

compañeros de cuarto, no...


quienquiera que usted mierda sea".
Dobló el cheque y lo guardó en su

bolsillo. "He tenido suficiente. Ella


perrea acerca de todo desde el pequeño
ruido en las tuberías, en la

falta de pintura en las paredes y ahora


esto. Cuando usted vea a la pequeña
perra le dice que la quiero

fuera de aquí antes del fin de semana.


Ella y esa pulgosa cosa peluda pueden
ir a vivir al banco de nieve

no me importa."

"Bien. Veré que sus cosas sean sacadas


de aquí inmediatamente. ¿Supongo que
usted es el propietario

de la vieja cocina y refrigerador de


hace cientos de años?"

"Maldita sea claro que soy el


propietario. Soy el propietario de esa
cama en la que ella duerme también.
Estaba supuestamente queriéndomela
comprar por cincuenta dólares pero no
la he visto todavía".

"Bien, ahora usted no ganará. Usted


puede conservarla". Metió su cartera y
chequera nuevamente

dentro de su maletín. "¿Hay algo más o


usted siente la necesidad de continuar
asaltándome con su

apestosa respiración?"

14

"No doy una mierda por usted, no


puede venir a mi casa y hablarme de
esa manera", gruño. Sólo
asegúrese de que el lugar esté en las
mismas condiciones que cuando ella se
mudó o no conseguirá su

garantía devuelta."

"Dudo que usted la regresaría de todos


modos" Verónica contrarrestó.
"Después de todo, usted es el

epítome de un señor de los cuchitriles."

"Mejor toma a ese maldito gato con


usted cuando se vaya o yo retorceré su
cuello de mierda y lo tiraré

en el banco de nieve". Salió dejando la


puerta abierta, dejando que el frío aire
se mezclara con el frío aire
ya dentro del apartamento. "Y
asegúrese de que ella reexpida su
correo de mierda," gruñó cuando cerró

de golpe la puerta.

Verónica volteó y frotó su frente.

"¿Meow?"

"Bien, supongo que tendré compañía


por algunos días, ¿huh?" Dijo,
sentándose en el vacío piso al lado

del gato. "Quisiera saber tu nombre.


Eso es mucho más fácil que llamarte
'gato' todo el tiempo."

"Mrrow," el gatito respondió,


subiéndose en el regazo de la mujer de
cabello oscuro. Verónica permitió

que el ronroneante felino permaneciera


por algunos minutos mientras intentaba
pensar bien justo qué

sucedió. Había solamente querido


investigar a quién contactar para
dejarles saber que Rose estaba

lastimada y terminó por conseguir que


echaran a la joven mujer de su casa. No
que fuera mucho una

pérdida, considerando las condiciones


en las que vivía. No importa, decidió.
Su primo Danielle,
encargado de Cartwright Properties, lo
solucionaría seguramente allí había un
apartamento accesible

disponible en el cual podrían poner a


Rose. "Algo con paredes verdaderas,"
murmuró, mirando que el

plato de comida era del tamaño del


agujero en la pared opuesta. "Ok gato,
hora de moverse." El gatito

objetó ruidosamente pero finalmente


accedió cuando la alta humana se
levantó. "Vamos a conseguir

juntar las cosas de tu mami y sacarte de


aquí y meterte a algún lugar cálido."
Mover las pertenencia de Rose fue
fácil, especialmente cuando Verónica
decidió que las únicas cosas

que tenían que salir del decrépito


apartamento eran los libros de la
biblioteca y el talonario de cheques

que encontró en el cajón de la cocina.


La gastada ropa, el inservible mueble...
decidió que para

cuatrocientos cincuenta dólares Cecil


podría limpiarlo el mismo. Metió el
talonario de cheques en su

maletín los libros de la biblioteca bajo


su brazo, y del gato dentro de su
chaqueta, Verónica dejó el
apartamento, no molestándose en
cerrar la puerta.

*****

Rose abrió los ojos y miró alrededor,


gimiendo de dolor y se dio cuenta de
donde estaba. Una joven

rubia enfermera levantó la mirada y


sonrió. "Buenos días, Srta. Grayson. Mi
nombre es Mary". Sacó un

termómetro digital de su bolsillo,


colocó una funda protectora sobre la
punta, y la puso en la boca de

Rose. "Usted tuvo un muy grave


accidente." Envolvió el puño de la
presión arterial alrededor de la parte

superior del brazo de Rose y presionó


su estetoscopio contra el interior del
codo de la joven mujer. El

termómetro pitó y Mary lo retiró


comprobando la lectura. "Bien".

15

"Disculpe..." Rose inhaló agudamente


mientras la enfermera hacía
anotaciones en su tabla. Se sentía

atontada pero asustada al mismo


tiempo. "Qué... ¿qué sucedió?"

"Usted fue golpeada por un auto ayer


por la noche. Fue muy afortunada que
su jefa pasara cerca y la

viera. Ella la trajo al hospital."

“¿Mi jefa? ¿Kim me encontró?"

"Oh, no sé su nombre, querida. No


estaba aquí ayer por la noche. Trabajo
en el turno de día".

Cuidadosamente limpió la piel


alrededor de la ordenada hilera de
puntadas en la mejilla de Rose. "Usted

estuvo en cirugía durante bastante


tiempo y está en el cuarto de
recuperación ahora mismo. Solo
necesitamos asegurarnos de que esté
estabilizada y entonces será llevada a
su cuarto".

"¿Mis piernas?" Intentó incorporarse


pero eso solamente sirvió para
incrementar el intenso dolor que

sentía en sus extremidades inferiores.

"Ambas piernas estaban quebradas. Los


cirujanos trabajaron durante horas ayer
por la noche colocando

los huesos de nuevo en su lugar."

"Esto duele". Rose levantó su cabeza


para ver el desolador blanco del yeso
llenar las piernas.
"Le están dando algo para el dolor en
su intravenoso", la enfermera dijo. "Le
haré saber al doctor que

usted está despierta".

En cuanto la enfermera salió del


cuarto, Rose se echó a llorar. Su cara y
costillas dolían pero no era

nada comparada a la terrible agonía de


cómo sus piernas estaban. Incluso no
quería pensar en la cuenta

del hospital, que sin duda aumentaba


con cada hora que pasaba allí. Estiró su
brazo para servirse una

taza de agua de la jarra de plástico


colocada al lado de la cama pero el
movimiento causó tanto dolor

que no pudo terminar su tarea. Lo que


sea que le estaban dando para el dolor
también le estaban

haciendo sentir los miembros


sumamente pesados y no tomó mucho
tiempo para que Rose cayera

nuevamente dentro de un inquieto


sueño.

*****

Verónica tiró del Mazda dentro de su


camino de entrada y lo estacionó al
lado del garaje. Para su gran
molestia, quitar la llave del encendido
no apagó el motor. En su lugar el coche
azul continuó

chisporroteando y resoplando durante


un minuto después finalmente murió.
"Bien, Gato. Pienso que es

seguro decir que el lugar siguiente que


irá este pedazo de mierda será el
depósito de chatarra".

"¿Mrrow?" El felino respondió cuando


intentó subirse sobre el regazo de la
alta mujer.

"No no no. Este no es tiempo para


mimos". Metió al gato debajo de su
brazo y abrió la puerta. "Vamos,
veamos si María puede encontrar algo
en la cocina para que tu comas".

Cuando salió del auto con el gato en


remolque, Verónica echó un vistazo
sobre sus tres autos en el

garaje. La puerta estaba medio abierta


y a través de la media luna de la
ventana vio su Porsche.

16

Silenciosamente agradeció a su primo


Frank por ayudarle. El gato se retorció
en su agarre. "Oh no tu no.

No estaré recorriendo todo el


vecindario en tu búsqueda".
Ronnie abrió la puerta deslizable y
entró en la cocina. Una vez dentro puso
al anaranjado y blanco gatito

en el suelo. "¿María? ¿María estás


aquí?" Las llaves del auto azul fueron
lanzadas sobre la encimera.

"Estoy aquí", una voz desde la sala


llamó.

"Tenemos compañía", Verónica dijo.

María era una vieja mujer trabajando


en su trigésimo año con la familia
Cartwright y era cercana y

querida al corazón de Verónica. De


mediana edad el cabello negro como
azabache que tenía hace

mucho tiempo le combinaba ahora con


canas y se extendía a su regazo
perfecto para que cada vez que

llegara la joven niña viniera encima.


María entró en la cocina. "No es bueno
que estés fuera toda la

noche, Ronnie", la regañó. "Si tu madre


sabe..."

"No estaba fuera puteando por ahí,


María", respondió, satisfecha con la
impresionada reacción en la cara

de la mujer mayor. Desabrochó su


chaqueta y la lanzó sobre uno de los
taburetes al lado de la

plataforma de la cocina. "¿Tenemos


algo aquí para alimentarlo?" dijo
señalando al gato.

"¿Mrrow?"

"¿Un gato?" Finalizó.

María bajó la mirada a los pies de


Verónica para ver al anaranjado y
blanco felino frotarse contra ella.

"Oh mi. ¿Tu trajiste a casa un gato?"

"No es un permanente arreglo. Él


únicamente estará aquí por algunos
días mientras que su dueña está
en el hospital".

El ama de llaves se agachó y tomó


ahora al ronroneador felino. "Odio
decirte, Ronnie, pero él es ella.

¿Cuál es su nombre?"

"No lo sé. Llámalo gato por ahora".

"Hola dulzura, que linda gatita eres",


María la piropeó, sosteniendo al feliz
animal en su amplio pecho.

"¿Te gustaría un poco de atún?" Llevó


el gato a la despensa y sacó una lata.
"Hmm, ¿no te parece esto

rico?"
"No creo que él, quiero decir ella
alguna vez comiera atún antes. Creo
que solamente come alimento

seco".

"Oh... bien entonces." María puso la


lata en la barra y dejó al gato
suavemente en el suelo. "No es bueno

llevarla directo de seco a enlatado.


Sería bastante sabroso para ella. Puedo
mezclarlos".

"No traje ninguno. Supongo que


tendremos que conseguirle un poco de
alimento".

17
"Bien, he hecho ya las compras esta
semana pero si quieres saldré ahora.
Puedo comenzar a hacer la

comida cuando regrese". Limpió sus


manos en su delantal y alcanzó sus
tirantes.

"No, está bien. Saldré y traeré un poco


de alimento para ella. Supongo que
necesitamos una caja

también."

"¿Cogiste un gato sin incluso conseguir


una caja arenera? Ronnie, ¿qué es lo
que voy a hacer contigo?"

"Bien, su caja estaba sucia y no estuve


ni cerca de tocarla". Verónica protestó.
"Mira, solo hazme una

taza de café mientras tomo una ducha y


me cambio. Luego saldré y compraré
las cosas que el gato

necesita".

"Te haré una lista. Conociéndote,


conseguirás la caja y se te olvidará la
arenera".

"Graciosa", vino la sarcástica


respuesta, aunque de hecho ni había
pensado en conseguir otras cosas

para ponerla salvo en la caja cama.


"Regreso enseguida. Intenta mantener a
la bola de pelos fuera del

sofá y lejos de las antigüedades, ¿Ok?"

*****

El centro comercial estaba abarrotado


para una tarde de miércoles y Verónica
terminó estacionándose al

final de una hilera. Una rápida presión


del botón en su control y las puertas
azul brillante de la Jeep

Cherokee se cerraron y una luz de


advertencia sobre el salpicadero indicó
que el sistema de alarma

estaba activado.
Le tomó quince minutos hacer su
recorrido alrededor del centro
comercial hasta que encontró la tienda

de mascotas. Una vez adentro, caminó


hacía las estanterías hasta que encontró
los suministros para

gatos. Los percheros y estantes de todo


desde falsos ratones y postes para
arañar para morder y

collares competían por su cartera.


Verónica odiaba hacer compras y
cuando la joven dependiente se

ofreció para ayudarle a elegir las cosas


para su nueva mascota, la mujer de
cabello oscuro de buena
gana aceptó. El resultado fueron
setenta y cinco dólares del valor de la
caja, el arenero, juguetes, el

alimento, los catnip, y varios otros


artículos que la joven chica insistió que
eran necesarios para un feliz y

sano gato.

Después de finalizar sus compras,


Verónica fue al hospital para averiguar
de Rose. Ella no estaba para

nada preparada para lo que vió. La


sábana que cubría las piernas de la
joven mujer contorneaba la

completa longitud del molde. Un


horrible aspecto de la hilera de
puntadas rodeadas por un igualmente

horrible aspecto de la contusión cubría


una mejilla y secas huellas de las
lágrimas destacaban

mostrándose en su cara. Un intravenoso


con varias bolsas colgando desde un
lado, dando a la lesionada

mujer los fluidos y los medicamentos


para el dolor que ella necesitaba. Un
catéter desaparecía debajo de

la sábana. El corazón de Verónica dolía


por el dolor en que Rose estaba así
como el dolor que estaría
atravesando cuando se recuperara,
sabiendo internamente que su
imprudencia detrás del volante era la

única razón de que la joven mujer


estuviera aquí. Como si sintiera su
presencia, la cabeza rubia rojiza

giró y verdes ojos se encontraron con


ella. "Hola". Dijo educadamente, su
voz un poco ronca.

"Hola Rose. ¿Cómo te sientes?"

18

"Agradecida de estar viva supongo",


refunfuñó, sus ojos se dirigieron sobre
la jarra de agua. Verónica
inmediatamente se acercó y sirvió un
poco en un vaso amarillo de plástico.

"Aquí". Le dio el vaso pero entonces


rápidamente recuperó su agarre en él
cuando vio la mano de la

joven mujer temblar. "Déjame ayudar".


Juntas consiguieron que la mitad del
vaso bajara por la garganta

de Rose antes de que Verónica lo


regresara a la pequeña mesa.
"¿Recuerdas algo sobre el accidente?"

"No, no realmente. Yo estaba


corriendo... algunos hombres me
perseguían... yo escapaba del parque y
salí corriendo a la calle... Es todo lo
que recuerdo antes de despertar aquí."

"¿No recuerdas nada sobre el auto que


te golpeó?" Verónica presionó. "El
color, el tipo de auto, el

conductor, ¿nada?"

"No, nada. Lo siento. ¿Es usted de la


policía?"

"No". Por dentro Verónica suspiró con


alivio. Rose no podía recordar qué
sucedió. Con un poco de suerte

ella podría arreglar esto.

"Oh, ¿entonces supongo que usted está


aquí para hablarme sobre la cuenta?"
Rose preguntó,

decidiendo que la hermosa, bien


vestida mujer tenía que ser
administradora del hospital, a pesar de
usar

un abrigo. Quizás estaba justo fuera de


servicio, Rose razonó.

"En realidad, necesito hablar con usted


sobre eso pero..."

"Yo no tengo dinero", interrumpió. "No


tengo niños, yo no califico para ningún
programa." Dio un suspiro

de derrota. "Le daré lo que pueda cada


semana pero me temo que esto no serán
más de cinco dólares".

Se resignó a entregar su dinero del


autobús para ayudar a pagar la
increíble cuenta.

"No necesita hacer eso", Verónica dijo,


sorprendida que alguien obviamente
con poco o nada de dinero

estuviera tan rápidamente tomando la


responsabilidad financiera de la cuenta
del hospital. "Quizá mejor

me permite explicarle". Rose asintió.


"Mi nombre es Verónica Cartwright.
Soy propietaria de Cartwright
Corporation. Yo umm... yo la encontré
después del accidente y la traje aquí.
Cuando me di cuenta que

no tenía seguro, les dije que trabajaba


para mí. Cartwright tiene un excelente
paquete de beneficios

incluyendo cobertura médica. Usted no


tendrá que pagar un centavo por su
asistencia médica, lo

prometo".

"¿Usted? Pero ellos me dijeron que mi


jefa..." La comprensión se instaló.
"¿Usted les dijo que era mi

jefa?"
"Sí".

"Oh". Rose parecía reflexionar la


información. "Así que en vez de
deberle al hospital, ¿le deberé a

usted?"

"No, no, no. Para el final del día su


nombre será agregado a la lista del
seguro. Lo tendré posfechado

antes del accidente y estará cubierta".

19

¿"Pero eso no es fraude?"

"No, solo si no trabajara para mí".


¿Maldición, por qué lo tenía que hacer
tan difícil? ¿No podría solo

aceptar que la cuenta sería cubierta?


Verónica no podía entender por qué
alguien que no tenía nada

estaba cuestionando una buena cosa


cuando le estaba siendo ofrecida. Quizá
calculó mal solo por lo

pobre que la joven mujer era.


Necesitaba más información. "Dígame,
¿dónde trabaja ahora?"

"Yo..." Rose bajó la mirada, claramente


avergonzada. "Trabajo medio tiempo
como cajera en Money
Slasher. Debo decir que trabajaba
medio tiempo. Estoy segura que ellos
no conservaran el trabajo para

mí hasta que pueda caminar otra vez."

"¿Tiene alguna habilidad? Quiero


decir, ¿puede mecanografiar o tomar
dictado o algo así?" La abatida

mirada en la cara de la joven mujer


contestó la pregunta. "Bien entonces,
supongo que serás una

auxiliar. Es un trabajo de nivel de


entrada pero es mejor que empacar
comestibles."

"Pero no puedo trabajar". Bajó la


mirada a los moldes que cubrían sus
piernas. "No puedo incluso

caminar".

"El trabajo estará allí cuando estés


lista. Hasta entonces, solo concéntrate
en recuperarte". ¿Eso era tan

simple, por qué estaba ella haciéndolo


tan difícil? Verónica no previó eso.

"¿Señora Cartwright?"

"Es Srta., pero por favor llámame


Verónica."

"¿Por qué está haciendo esto? Quiero


decir, usted no me conoce". Después de
una vida de estar

braceando abajo metida en el fondo, un


acto de tan gran generosidad era
demasiado para que ella lo

creyera. Tenía que haber algo más en


esto. Todo tenía un precio fijo.

La mujer de cabello oscuro pensaba


rápidamente, corriendo a través de las
historias que había

inventado en su mente de camino aquí,


desechándolas todas por ser tan pobres.
"Supongo que solo

quiero ayudar. Te vi tirada allí en la


calle y reaccioné. La única manera de
mantenerte aquí en el Centro

Médico era decirles que tenías seguro y


la única forma de darte seguro era
hacerte una empleada. Dirijo

una corporación grande que opera


varias más pequeñas. Añadirte a la lista
no es un gran reparto. Lo

siento, yo no tengo una mejor


explicación". La única otra explicación
implicaría la verdad y Verónica no

podía permitirse eso. "No te preocupes


acerca de por qué estoy ayudando. Solo
déjame hacerlo. Ahora

¿hay alguien a quién deba contactar


para dejarles saber que estás en el
hospital?"

"Um... Supongo que Kim debería


saberlo para que ella pueda emplear a
alguien más para mi espacio".

Rose dijo reservada, doliéndole la


pérdida del trabajo que había trabajado
tan duramente para conseguir.

Era demasiado para que creyera que le


estaba siendo ofrecido un trabajo con
una compañía tan grande

como Cartwright Corp. "Ella es la


encargada de la noche en el Money
Slasher en el centro. Tengo que
devolver mi delantal para obtener mi
último cheque".

"¿Era la cosa gris que usabas debajo de


tu chaqueta?" Rose asintió. "Me temo
que el doctor en la sala

de emergencias lo cortó en partes


cuando estaban atendiéndote."

20

"Oh". Otra abatida mirada. "Ellos


cargan ocho dólares por los delantales
arruinados".

"No te preocupes por eso", Verónica


dijo, no completamente entendiendo
como importante era la
pequeña cantidad de dinero para la
joven mujer. Para Rose, ésa era su
asignación semanal para la

tienda de comestibles, casi la mitad de


la cual se iba en la comida para gatos.
A través de su droga que

la llenaba de neblina, un pensamiento


llegó a ella.

"¡Tabitha!" Exclamó. "Oh mi dios,


alguien tiene que ocuparse de Tabitha".

"¿Podría ser ese tu gato?"

"Sí, ¿cómo lo sabe?"

"Encontré tu llave en la cartera y fui a


tu apartamento esperando encontrar un
nombre o un número de

alguien para contactarlo para ti".

"¿Usted la alimentó?" Su preocupación


de que alguien estuviera bajando en su
apartamento fue

eclipsada por su preocupación sobre la


única cosa que traía un poco de alegría
a su vida.

"Sí lo hice", Verónica contestó cuando


Rose volvió la cabeza, dejando que un
largo silencio se formara

entre ellas. Una solitaria lágrima bajó


de la mejilla de la joven mujer. "¿Hey,
qué pasa? ¿Sientes dolor?

¿Necesitas que llame a la enfermera?"


La mano de Verónica alcanzaba ya el
botón de llamada.

"No," la joven mujer aspiró, limpiando


la errante lágrima. "Es solo que..."
Aspiró otra vez, "... si no estoy

allí para ocuparme de Tabitha, ellos se


la llevarán".

"No, no, no. Nadie estará llevándose a


Tabitha lejos de ti. Lo prometo. De
hecho, está en mi casa ahora

mismo. Ella puede permanecer


conmigo hasta que estés del todo
estable". El corazón del Verónica se

sacudió con el pensamiento de cómo


había destruido fácilmente la vida de
Rose. En un movimiento le

había costado a la joven mujer su


trabajo, su hogar, y mucho más dolor
que alguien merecía tener.

Ahora estaba sentada allí, mintiendo


para protegerse ella misma. "Juro que
nadie estará llevándose a

Tabitha".

"Yo... yo puedo extenderle un cheque


para su alimento. No come mucho. Es
muy amistosa". Las
palabras rodaron fuera de la boca de
Rose y no hubo manera de que a la
mujer mayor pudiera pasarle

por alto la desesperación en su voz.

"No te preocupes sobre eso. Por favor,


quisiera que te concentraras en
mejorarte. Tabitha estará bien

conmigo. Vivo sola, estoy segura que


disfrutaré la compañía".

La mujer de cabello oscuro estaba por


decir algo más cuando los firmes
golpes en la puerta provocaron

que ellas voltearan. El corazón de


Verónica saltó latiendo en la vista del
uniforme azul y la brillante placa.

"Disculpen señoras. Estoy aquí para


tomar un informe sobre el golpe y fuga
de ayer por la noche". Entró

y sacó una pequeña libreta del bolsillo


de su camisa. "Usted es Rose Grayson,
¿correcto?" Continuó sin

esperar por una respuesta. "Ahora,


¿entiendo que esto sucedió en la
avenida Madison alrededor de

medianoche?"

21

"Creo que eran más de las doce


treinta", Rose dijo.

"Sí, doce treinta", él repitió. "Ahora


hay algo que usted puede decirme,
¿cómo la marca y el modelo del

auto que la golpeó, el número de la


placa, el color?"

"No, nunca lo vi". Giró su cabeza hacía


Verónica. "¿Usted recuerda?"

"¿Usted estaba allí también?" El oficial


preguntó. Nadie le dijo que hubo algún
testigo.

"Yo umm... yo debo haber llegado allí


justo después del accidente. No vi a
nadie".
"Eso seguro era un infierno de una
tormenta anoche. ¿Qué estaba haciendo
fuera tan tarde, Srita...?"

"Cartwright, Verónica Cartwright.


Tuve una cena de negocios con el
Comisionado Grace en Sam's y

estaba dirigiéndome a casa".

"Cartwright, ¿cómo los autolavados


Cartwrights?"

"Sí, entre otras propiedades", contestó,


molesta que después de todo su duro
trabajo la parte más

conocida de su compañía fuera el


estúpido autolavado del primo.
"Bien... entonces". Giró su atención de
nuevo a la víctima en la cama.
"Supongo que es bastante

afortunada en haberla tenido a ella para


encargarse de usted. Parece que la
golpearon bastante bien.

Probablemente un conductor borracho.


Difícil de creer que el bastardo no tuvo
las agallas para quedarse

y asegurarse de que usted recibía ayuda


pero supongo que todo lo que importa
es que usted está viva".

"Sí, fui muy afortunada que la Srta.


Cartwright apareciera cuando ella lo
hizo. Quién sabe cuánto tiempo
estuve allí".

"Bien, si puedo solo conseguir su


dirección y número de teléfono para el
informe, estaremos

estableciendo todo. Tengo que decirle


que no hay mucho por hacer así que no
le daré esperanzas. A

menos que ese individuo sea bastante


estúpido de conducir por ahí con toda
la parte delantera dañada y

admitir que estaba en Madison anoche,


no hay mucho realmente que podemos
hacer".

"Entiendo", Rose dijo reservada. No


esperaba que ellos encontrarán al
hombre que la golpeó. "No tengo

un teléfono pero mi dirección es calle


Morris 98". Las emociones encontradas
de Verónica entre el alivio

de tener un policía tan desinteresado en


investigar el accidente y la
culpabilidad en el hecho de que

mentía para proteger su propia piel a


expensas de la paz mental de Rose.

"Bien, supongo si hay alguna cosa que


pasé por alto, nosotros podemos
encontrarla aquí. Por el aspecto

de sus piernas no pienso que usted vaya


a alguna parte por un rato". Verónica se
erizó por el comentario

pero a Rose pareció no afectarle.

"Gracias", la joven mujer dijo. El


policía volteó hacia la puerta y vio a un
amigo suyo caminando por el

pasillo.

22

"Hey John, espera. Señoras, gracias.


Estoy seguro que tengo todo lo que
necesito ahora mismo". Salió

antes de que cualquiera de las dos


pudiera responder.
"Ellos no van a encontrarlo, usted
sabe," Rose dijo silenciosamente. "Sé
que la vida no es como en la

televisión. Incluso no saben qué clase


de auto buscar". Se movió levemente,
gimiendo por el dolor que

ahora era su compañero constante. "No


importa de todos modos", suspiró. "El
daño está hecho. Incluso

si lo encontraran no haría que mis


piernas se curaran más rápidamente."

Verónica no sabía qué decir y estaba


agradecida cuando entró la proveedora
de la televisión. "Buenas
tardes señorita..." Miró su
portapapeles. "Grayson. ¿Le gustaría
encender su TV?"

"No gracias", Rose dijo rápidamente.

"¿Por qué no?" Verónica preguntó,


aunque estaba segura que sabía la
respuesta.

"No me gusta la televisión".

"Huh Uh." La mujer de cabello oscuro


volteó hacia la proveedora. "Volteé
ésta y déjela encendida

mientras la Srta. Grayson esté aquí".

"Son tres dólares por día, veinte


dólares por semana".

"Bien". Verónica recogió su maletín


del piso y sacó su cartera. "Aquí tiene."
Le dio a la mujer de la

televisión dos de veinte.

"Muy bien". Hizo una anotación en su


portapapeles, entonces extendió el
brazo detrás de la TV y abrió el

sujetador de la caja. Algunos segundos


después el televisor tarareó a la vida
con la Juez Judy gritando

en el acusado en su sala de juicio en el


programa de moda.
"Ya está, ahora tendrás algo que te
ayude a pasar el tiempo", Verónica dijo
después de que la

proveedora saliera.

"Usted no necesita hacer eso", Rose


contestó, sintiéndose muy incómoda.
"Habría estado bien sin eso.

Estuvo en mi apartamento. Sabe que no


poseo una TV". Suspiró. "Además, lo
que sea que ellos me

están dando para el dolor me cansa. No


sé cuánto estaría viéndola. Por
supuesto que no veinte dólares".

"Vamos a hacer un trato aquí, ¿Ok?


Necesitas ayuda y quiero ayudar. La
televisión esta pagada ahora.

Puedes aceptarla y disfrutarla o puedes


dejarla apagada y mirar fijamente una
pantalla en blanco todo el

día".

El ruido de la televisión interrumpió su


conversación. "... Y si usted piensa por
un minuto que creeré que

algún extraño se metió destrozando su


apartamento y robó todo lo que
pertenecía a su compañero de

cuarto aquí y dejó todas sus cosas


entonces usted es un completo idiota.
No nací ayer, señor Richards.

El fallo para el demandante es la


cantidad de seiscientos cincuenta y tres
dólares y doce centavos. Caso

sobreseído". Verónica volteó para ver a


Rose observando con completo interés.

"Es como estar en juicio", la joven


mujer dijo, su atención nunca dejó el
televisor.

23

"Es un buen programa".

"¿Es cada semana?"


"Todos los días, Rose. Puedes mirarlo
todos los días a mediodía". Sonrió y
susurró conspiradoramente.

"Estoy demasiado ocupada para


mirarlo cuando está al aire pero lo
grabo y me pongo al corriente en el

fin de semana".

"Gracias", la joven mujer dijo


sinceramente, sus verdes ojos sonrieron
en Verónica. "Esto hará que sea

más fácil pasar el tiempo aquí".

"Es el lo menos que podría hacer."


Reclinó los brazos en el pasamano de
la cama. "¿Así que vas a
decirme a quién puedo contactar
además de tu trabajo para decirles que
estás aquí? Seguramente

alguien te extrañará".

La pequeña sonrisa que había estado en


la cara de Rose desapareció. "No hay
nadie para contactar".

"¿Nadie? ¿Ni siquiera un amigo?" Rose


dio una triste una sonrisa. "No he
vivido en Albany mucho

tiempo", dijo, no deseando revelar la


verdad, que evitó deliberadamente
hacer amigos porque los amigos

querrían pasar y visitarla y estaba


demasiado avergonzada en sus exiguas
condiciones de vida. Se

movió y un dolor se dispersó


quemando su pierna izquierda,
haciéndola gritar. "Oh Dios esto duele",

silbó. Verónica inmediatamente


presionó el botón de llamada en varias
ocasiones.

"¿Qué pasa?" Mary preguntó cuando


entró al cuarto.

"Ella siente dolor. ¿No puede usted


darle algo?"

"Ella está recibiendo una cantidad


apropiada a través de su intravenoso
pero si necesita más puedo

ponerle una inyección". Miró a Rose,


que estaba intentando difícilmente no
llorar. "¿Srta. Grayson?"

"Si está. ¿No puede usted ver que está


sufriendo?" Verónica replicó
irasciblemente.

"¿Srta. Grayson?" La enfermera repitió.


Rose a regañadientes asintió, el dolor
era demasiado para

resistir más tiempo. Para su sorpresa,


una mano grande envolvió la suya. Otra
punzada de dolor se

disparó a través de ella y se agarró de


la mano de Verónica firmemente. La
enfermera salió y volvió un

minuto después con una aguja. Poco


ceremoniosa tiró de la sábana y de la
bata de hospital atrás

exponiendo la cadera derecha de Rose


y metió la aguja adentro. "Esto dolerá
un poco". La mano de la

joven mujer agarró la de Verónica


incluso más fuerte cuando el
medicamento fue inyectado. "Ya está,

todo hecho". La enfermera levantó la


mirada en la mujer de cabello oscuro.
"Probablemente se quedará
dormida en pocos minutos".

"Bien, no estaré mucho tiempo." La


enfermera asintió y salió, no
molestándose en tirar de la sábana

nuevamente en su lugar. Verónica


utilizó su mano libre para cubrir la
cadera de Rose con el desolador

lino blanco. "¿Quieres que permanezca


por un rato hasta que te quedes
dormida?"

24

"No, es..." No pudo contener un


bostezo. "...Está bien... Estoy bien" La
potente droga actuaba
rápidamente, causando que su cabeza
colgara de lado y sus ojos adquirieran
una vidriosa mirada.

"¿Está segura que usted no es un


ángel?" Preguntó adormilada cuando
sus párpados cedieron. "Usted

parece un ángel... usted..." Otro


bostezo, "...actúa como..." Sus ojos se
cerraron y la mano que había

estado sosteniendo la de Verónica cayó


flojamente al lado.

Esperó varios minutos hasta que estuvo


segura que Rose estaba dormida antes
de ponerse de pie y
remeter la manta alrededor de la
lesionada mujer. "Duerme bien, Rose"
susurró.

Capítulo 2

Verónica abrió la puerta y metió la


caja, el arenero, el poste para rasguñar,
y la bolsa de juguetes

adentro. "Tabitha, ven pequeña bola de


pelos, he traído juguetes para ti". Se
sentó en el suelo y sacó los

diversos artículos. El gatito anaranjado


y blanco llegó arrojándose encima para
ver lo que la alta humana

estaba mostrando. Se recostó y observó


mientras los paquetes fueron abiertos y
los ratones falsos,

bolsas de mordiscos para gatos, y los


diversos juguetes fueron lanzados en
una pila. "Ya está, ¿ve?"

dijo, completamente esperando que el


felino saltará en la pila y jugara.
Tabitha hizo lo que haría

cualquier gato, pasó más allá del


montón de juguetes para gatos y
comenzó a golpear en los vacíos

envoltorios. "Hey, los juguetes están


aquí". Agarró la pequeña bola con la
campana oculta adentro y la
sacudió para conseguir la atención del
gato. "¿Ves? Juguetes aquí, basura
allí". Tabitha miró eso, miró

los envoltorios, y volvió a jugar con el


transparente plástico.

"Bien, será de esa manera, mira si me


importa", la desanimada mujer dijo,
metiendo los envoltorios en el

bolso de plástico. "Te conseguí una


caja, y un arenero también, ¿crees que
tu usaras eso?"

"¿Mrrow?"

"Eso es lo que pensé”. Se puso de pie,


metiendo la bolsa del arenero bajo un
brazo, la caja del gato bajo

el otro, y se dirigió a la cocina.


"Setenta y cinco dólares en los juguetes
y la estúpida cosa quiere jugar

con los paquetes en los que ellos


venían". Puso la bolsa y la caja en la
mesa. Una nota se sostenía en el

refrigerador con un imán María le


decía se había ido por hoy junto con
instrucciones de cuanto tiempo la

cena que había preparado debería estar


en el microondas.

El agotamiento le pedía detenerse y


descansar pero había ahí justo
demasiadas cosas que tenían que

ser hechas. Rápidamente instaló la caja


arenera y la puso en el cuarto de
servicio, dejando la puerta

entreabierta de modo que Tabitha


pudiera ir y venir libremente. Esa tarea
fue hecha, Verónica a

zancadas salió a la sala, descolgando el


teléfono inalámbrico y marcó el
familiar número en el camino.

"Seguros Cartwright, ¿en qué podemos


ayudarle?" La fresca femenina voz en
el otro extremo del

teléfono preguntó.
"Susan Cartwright, por favor".

"Ella está ocupada ahora mismo,


¿puedo preguntar quién está
llamando?"

"Verónica Cartwright. Interrúmpala,


esto es importante".

25

"Un momento". Oyó un clic seguido


por el muy aburrido tono de espera
musical que jamás había oído.

Tirándose en su sofá de suave piel


marrón y quitándose sus zapatos, metió
sus pies debajo de ella.
Tabitha saltó fuera de la cocina y se
subió a su lado.

"¿Mrrow?"

"¿Qué quieres?" Preguntó, estirando su


mano libre para rascar detrás de las
orejas del gato. "Vamos a

llegar a algo francamente apropiado


desde el principio, ¿Ok? Compré un
poste para rasguñar para ti. Los

diez mil dólares del sofá están fuera


del límite para tus garras, ¿lo
entendiste?"

"Mrrow". El anaranjado y blanco felino


puso su cuerpo arriba en el muslo de
Verónica y comenzó a

ronronear.

"Ronnie, ¿cómo estás?"

"Bien hermana, escucha, yo necesito


que agregues a un empleado a las listas
del seguro".

"Usualmente recursos humanos envía


su papeleo una vez que ellos han
alcanzado el servicio apropiado

marcado". Verónica oyó el sonido del


teclado. "¿Cuál es su razón social?"

"Ella no está en la computadora


todavía, Susan. Necesito que la
agregues y presiones para terminar el

papeleo".

"Ella tiene que estar en el sistema.


Todos los empleados son agregados
una vez que hayan completado

su I-9's y W-4's".

"Ella no los ha completado todavía. Es


una empleada nueva". Verónica oyó el
sonido parar y el chirrido

del movimiento de la silla de su


hermana.

"¿Para qué departamento trabaja?"


"Um... ella es una auxiliar en la oficina
contable del centro".

"¿Un nivel de entrada? Ronnie, ¿no


sabes que ellos tienen que tener seis
meses de servicio antes de

que les demos beneficios?"

"No me di cuenta de eso". Frotó su


frente, sacando una protesta del
ronroneante montón de pelusa en su

pierna.

"¿Qué fue eso?"

"Estoy cuidando el gato de una amiga


por algunos días. Mira, la contraté
personalmente y le prometí

beneficios completos. ¿No puedes


presionar para eso?"

"Es tan raro que mi única hermana me


pida un favor. Por supuesto que puedo.
Envíame por fax sus

datos y la agregaré a las listas."

26

"Realmente Susan, necesito que tú me


envíes por fax los papeles para que ella
los firme. También

necesito que le des a ella el mejor plan


médico que tenemos y posfecharlo al
primero del mes. ¿Puedes

hacer eso?"

"Te costará...." la hermana más joven


dijo con una voz cantarina. "¿Cena con
mamá el próximo viernes?"

"¿No puedo solo comprarte un auto


nuevo o algo?" La ejecutiva gimió.

"Verónica Louise, nunca pasas algo de


tiempo con mamá. Jack y yo estamos
allí cada viernes en la

noche para cenar y Tommy está allí los


domingos. Ella siempre pregunta por
ti".
"Sabe mi número de teléfono, Susan.
Hablo con ella".

"Lo sé. Oímos hace dos semanas que tu


la llamaste en su cumpleaños. Raro,
eso fue hace un mes".

"De acuerdo, de acuerdo. Faxeame


todos los papeles y los regresaré más
tarde esta noche".

"¿Así que te veremos la próxima


semana con mamá?"

"Bien. Estaré allí, pero no esperes que


me quede después de cenar mientras
ella pasa a través del libro

de recuerdos e intenta volver a vivir


nuestra niñez."

"Por lo menos estarás allí. Eso la hace


feliz".

"Lo que sea. Faxeame eso, ¿lo harás


ya?"

"Estarán allí en unos minutos. Desearía


que me dejaras saber por qué empleaste
personalmente a

alguien para un trabajo del nivel de


entrada".

"Hermana, si pensara que necesitas


saberlo, te lo diría. Bueno hablar
contigo también, adiós". Verónica
pulsó el botón de apagado en el
teléfono inalámbrico y lo dejó abajo en
la mesita del café. "Bien Tabitha,

todo está arreglado. Qué te parece


saltar abajo y jugar con algunos de tus
juguetes mientras que tomo

una siesta, ¿hmm?" Intentó codear al


felino pero el ronroneador montón de
pelos se negó a moverse.

"Bien, será de esa manera". Ajustó el


extremo del cojín y cerró los ojos. Al
principio el rítmico ronroneó la

molestó pero en pocos minutos


Verónica estaba profundamente
dormida, como lo estaba una muy
satisfecha Tabitha.

*****

Rose estaba despierta pero obviamente


sentía mucho dolor para el momento en
que Verónica volvió al

hospital. "Hola".

"Hola, Rose. ¿Cómo te sientes?" Dejó


su maletín en el sofá y colocó la silla al
lado de la cama.

"Todo duele pero a excepción de eso


estoy muy bien", bromeó.

27
"¿El medicamento que ellos te dan no
está ayudando?"

"Ellos me ponen a dormir, pero sí. Es


la única cosa que calma el dolor",
contestó, alisando la manta que

la cubría.

"Traje algunos formularios que


necesito que firmes. Los llené lo mejor
que pude pero no sabía todas las

respuestas". Sacó un fólder color


manila del maletín y lo puso sobre la
cama. "Nunca imaginé cuántos

papeles lleva el contratar a alguien". Le


tendió la pluma y estaba sorprendida de
ver a Rose tomarla con

su mano izquierda. "¿Eres zurda?"

"Yeah".

"Yo también", sonrió. "Solo necesitan


tu firma las primeras tres. Las otras
tienen algunos espacios en

blanco que tienes que llenar".

"Sabe, yo todavía no puedo creer que


usted está justamente dándome un
trabajo, especialmente dado

que no puedo incluso trabajar", Rose


dijo, moviendo su cabeza. "Esto no
tiene ningún sentido."
"Hago muchas cosas que no tienen
ningún sentido, solo pregúntaselo a mi
madre".

Rose firmó los formularios


silenciosamente antes de darle la
pluma de nuevo. "¿Usted es cercana a
su

madre?"

"No realmente. Tenemos diferencia de


opiniones sobre como debo vivir".
Dudó por un momento antes de

decidir sacar a colación el tema que


estaba tirando en su mente. "¿Qué
sobre tu familia? ¿Tienes un
refugio con ellos o algo? Quiero decir,
me parece extraño que no quisieras que
supieran que estabas en

el hospital".

Verdes ojos se desviaron mirando


fijamente en las persianas venecianas
que cubrían la ventana. "Era un

bebé cuando ellos murieron. Un


accidente automovilístico. Un
conductor borracho se pasó la luz de un

alto y los golpeó. Eso es todo lo que


sé".

"Lo siento, no lo imaginé". Se sentía


mal por plantear el tema.
"Esta bien", la joven mujer dijo
descartándolo con un movimiento de su
mano. "No los recuerdo. Supongo

que no puedes extrañar lo que nunca


tuviste". Rose intentó parecer
indiferente sobre eso pero Verónica

sospechó que era un acto fingido para


su beneficio.

"¿Quién te crió?"

"El Estado. Algunas familias adoptivas,


pero sobre todo viví en orfanatos
dirigidos por el Estado o en

hogares. Tan pronto como me gradué


de la secundaria conseguí un empleo
trabajando como cajera. He

estado sola desde entonces". No


deseando continuar con el asunto de su
pasado, Rose cambió el tema.

"¿Y cómo está Tabitha?"

"Está muy bien. A ella le gusta


ronronear mucho".

28

"Mmm, eso indica que ella es feliz",


Rose contestó. "Usted debe ser buena
con los animales".

"No puedo saberlo. Esta es la primera


vez que tengo uno".
"¿Usted nunca tuvo mascotas cuando
crecía?"

"No. Mi padre era alérgico a los gatos y


mi madre tenía miedo de que un perro
pudiera destrozar la casa.

¿Cómo terminaste con Tabitha?"

"Oh". Estiró la mano por el vaso de


agua solo para tener a Verónica
ayudándole. Tomó un largo trago del

fresco líquido antes de contestar. "La


encontré, o más bien ella me encontró.
Estaba caminando a casa

una noche y apareció saliendo de la


nada. Solo piel y huesos. Siguiéndome
a casa. Ha estado conmigo

desde entonces". Una temerosa mirada


apareció en sus ojos. "¿El casero no la
vio, lo hizo? Se supone

que no tengo ninguna mascota".

"En realidad... él vino al piso de abajo


mientras yo estaba allí."

"Oh no". Una preocupada mirada


cubrió la cara de la joven mujer. "¿Fue
él amable?"

"En absoluto", Verónica contestó. "Él


parece pensar que la palabra mierda es
un adjetivo y que debe
estarla utilizando cada vez que él abre
su pequeña asquerosa boca".

"¿Qué le dijo él a usted?" El temblor


era evidente en su voz.

"Nada de lo que necesites preocuparte


ahora mismo".

"Él me echó a patadas, ¿no es así?" Si


bien la ejecutiva podría nunca
considerar eso una gran pérdida,

la joven mujer estaba obviamente


trastornada por la noticia.

"Rose, no te preocupes por eso, por


favor, prometo que todo estará bien."
Miró su reloj. "Vamos, pienso
que Jeopardy aparecerá pronto. Nos
recostaremos y veremos quién
consigue más respuestas correctas,

¿Ok?"

"Me gusta Jeopardy", Rose dijo,


presionando el botón para levantar un
poco la cabecera de la cama.

"Hay una TV en el salón de empleados


en el trabajo y a veces mi descanso
para cenar es a las siete

treinta así que puedo verlo. Soy


bastante buena también, aunque no sé
si puedo permanecer despierta

bastante tiempo".
"Oh, ¿quieres que me marche para que
puedas dormir un poco?"

"No". Alcanzó la mano de Verónica.


"Por favor quédese".

"Seguro, solo no te disgustes si logró


más respuestas correctas. Nadie quiere
jugar Trivial Pursuit

conmigo".

"Oh, ¿usted tiene ese? Es un juego tan


divertido. Lo jugué una vez en el centro
comunitario".

29

"Te haré un trato. Lo traeré mañana


para que juguemos y prometo no
ganarte demasiado gravemente".

"Veremos quién gana a quién", Rose


contradijo con una sonrisa. El tema
musical de Jeopardy atrajo su

atención a la televisión. "Ooh, está


comenzando." Colocó su cabeza
nuevamente en su almohada para

mirar el programa pero antes del


primer comercial del descanso estaba
dormida. La ejecutiva de cabello

oscuro metió suavemente la manta de


Rose y apagó la televisión.

Se quedó sentada allí por varios


minutos mirando el gran molde y las
puntadas que formaban una línea

en el pómulo de la joven mujer.

"Lo siento", susurró antes de salir del


cuarto.

*****

Tabitha estaba esperando no demasiado


pacientemente en la puerta cuando
Verónica volvió a casa.

"¡Mrrow!"

"¿Qué? Tienes comida."

"¡Mrrow!"
"Tienes juguetes y tienes alimento.
¿Qué más quieres?" Tabitha respondió
frotándose contra la pierna de

Verónica, dejando los anaranjados y


blancos pelos por todo su pantalón
negro. Se agachó y recogió al

felino, al parecer girando en el botón


del ronroneo al mismo tiempo. Sostuvo
al feliz gato con un brazo y

el maletín en el otro. "¿Deseas ver


cómo trabaja la máquina del fax?
Vamos".

La oficina de Verónica estaba en el


primer piso cerca de las escaleras. Los
formularios del seguro fueron
enviadas por fax cinco minutos más
tarde y la mujer de cabello oscuro se
dirigió arriba a cambiarse en

sus 'cómodas' ropas, a saber en


sudadera y un pantalones de gran
tamaño. Echó un vistazo en su reloj y

gimió. Tenía una reunión a primera


hora de la mañana y tenía todavía que
repasar los informes

mensuales. "Pienso que va a ser una


noche larga, Tabitha". Se arrastró hacia
su escritorio y encendió su

computadora, teniendo pavor a la idea


de pasar las próximas horas fluyendo
sobre las hojas de los
balances y los informes. Por supuesto,
los jefes de cada división harían las
mismas cosas con ella

mañana pero Verónica se enorgullecía


de saber exactamente lo bien o mal que
cada departamento

estaba haciendo antes de oír la versión


lustrada de sus parientes. Un apretón
del botón de power y la

computadora tarareo a la vida. El


logotipo corporativo de Cartwright
cubrió la pantalla de veinte pulgadas.

Mecanografió su contraseña y el
logotipo desapareció, revelando la
pantalla principal.
"¿Mrrow?"

"No. Ésta es una cosa humana, nada


hay aquí arriba para tu veas", le dijo al
ansioso gato que estaba

parado sobre sus patas traseras en la


expectativa de ser levantado. Tabitha
extendió sus garras

delanteras en los pantalones grises de


Verónica. "Ni siquiera pienses acerca
de eso".

"¿Mrrow?"

30

"No. Ve a jugar con tus juguetes". Giró


su atención al primer informe,
Cartwright Real Estate. Tommy el

hermano más joven de Verónica estaba


a cargo de esa división. Varios terrenos
habían sido comprados

a lo largo de la región en anticipación


de urbanización para la construcción de
viviendas pero estaban

seriamente atrasados en sus


proyecciones de crecimiento. El
calendario pedía que cien hogares
fueran

construidos y vendidos, aún cuando a


finales del mes pasado solamente
veinte habían sido realmente
terminadas y apenas la mitad de ésas
tenían ofertas en ellas mucho menos
vendidas. "¿Qué voy a hacer

con él?" Se recargó en la confortable


piel de su sillón y frotó sus ojos. El
movimiento pareció ser una

abierta invitación a Tabitha, quien


rápidamente saltó sobre su regazo.
"Vamos, no puedo hacer ningún

trabajo si estás aquí". Suavemente


cogió al ronroneador animal en sus
brazos y lo dejó en el piso. "Ve a

jugar".

El reloj abajo en la esquina derecha de


la computadora leía 2:53 a.m. para el
momento en que Verónica

se levantó y apagó la computadora por


esa noche. Salió al cuarto principal
para poner la alarma para la

noche cuando vio la chequera de vinil


azul marino que estaba sobre la mesa
de la entrada al lado de los

libros de la biblioteca. Su conciencia le


decía no mirar, los asuntos financiero
de Rose eran privados,

pero la curiosidad consiguió lo mejor


de ella y se encontró sentándose sobre
la suave piel del sofá
marrón claro con el talonario de
cheques en su mano.

No había muchas entradas. El registro


era solamente de cuatro meses atrás,
pero dio abundancia de

penetrar en la vida de la mujer que


permanecía en el hospital. La pequeña
escritura, ordenada detallaba

cada depósito, cada cheque. Ningún


depósito era mayor de ciento cincuenta
dólares. Cuatro retiros

estaban enumerados como estando para


la renta, cada vez borrada del dinero
que había tomado la
mayor parte del mes anterior, la
acumulaba. Dos entradas existían para
la compañía de luz, y varios

fueron extendidos a Money Slasher.


Cada semana los depósitos de varias
exiguas cantidades fueron

registradas seguidas por los cheques a


la tienda de comestibles. El cheque
más alto era por un poco

más de diez dólares y el más bajo era


por solo cinco. Lo que Verónica
encontró más interesante fueron

los cheques restantes, extendidos todos


a alguien llamada Delores Bickering.
Esos cheques fueron
extendidos en cantidades desde cinco a
veinticinco dólares, cada uno hacía que
quedara poco en la

cuenta de la joven mujer después de


pagar sus gastos semanales. Esas
entradas aparecían justo tan a

menudo como los cheques a Money


Slasher. El actual balance mostraba
unos ciento doce dólares y

cambio en la cuenta de la joven mujer,


mucho menos que la renta que había
estado debiendo. Los ojos

de Verónica fueron de nuevo a la


entrada para la renta de noviembre. Era
esa semana que Rose había
comprado los cinco dólares y el cambio
de comestibles, el registro mostraba
una negativa cantidad de

dos dólares y quince centavos después


de esa entrada. Era la única vez que
Rose había tenido en

descubierto su cuenta y Verónica no


podía incluso imaginar lo que había
comprado la joven mujer para

intentar y sobrevivir esa semana.

Cerró la chequera y la dejó sobre la


mesa del café. ¿Por qué estaba Rose,
quién no tenía dos céntimos

para frotar juntos, constantemente


expidiendo cheques a alguien más?
¿Tenía una vieja deuda que

estaba intentando liquidar? ¿Qué otra


explicación podía allí estar? La joven
mujer dijo que no había

nadie para contactar, así que esa


persona Bickering no podía ser un
pariente. La hora tarde y el último

pensamiento tomaron su cobro cuando


el agotamiento finalmente salió
ganando y el sofá una vez más

se convirtió en la cama de la rica mujer


para la noche, con Tabitha enroscada
contra ella.
*****

En alguna parte en la distancia un


teléfono estaba sonando. Verónica se
dio vuelta, perturbando al

durmiente gato. Los timbrazos se


hicieron más y más fuertes, penetrando
en el mundo de sus sueños y

31

sacándola de su profundo sueño. Su


brazo salió y torpemente lo dejó caer
sobre la mesa del café por el

molesto teléfono. "Mmm...


Cartwright."
"¿Ronnie?"

"¿Yeah?" Vino la adormilada


ininteligible contestación.

"Ronnie, ¿tienes idea qué hora es?" El


sonido de la voz de su hermana ayudó a
despejar las telarañas

en su mente mientras lentamente


rodaba moviéndose para sentarse. "Son
cuarto para las diez."

"¡Oh mierda!" Azules ojos se


dispararon abriéndose cuando se dio
cuenta del propósito de la llamada.

"Maldición, me quede dormida en el


sofá. Estaré allí tan pronto como
pueda". Se dirigía ya hacia las

escaleras, con el teléfono inalámbrico


en la mano. "Susan, ni una palabra.
Tengo un neumático

desinflado, ¿lo entiendes?"

"No puedo creer que te quedaras


dormida", la hermana más joven reía
suavemente. "Pensé que tenías

construído dentro un despertador.


Espera a que a mamá oiga esto".

"Susan..." gruñó, llegando a la parte


superior de las escaleras y corriendo
dentro de su dormitorio.
"Estaré allí, retenlos o algo". Golpeó el
botón de apagado en el teléfono y lo
tiró en la cama cuando se

dirigió hacia a su baño. Quince minutos


más tarde estaba en su Jeep Cherokee y
de camino para

Albany, los límites de velocidad eran


maldecidos.

A las diez treinta, las puertas dobles de


roble se abrieron de par en par cuando
Verónica rápidamente

entró en la sala de reunión. "Lo siento


neumático, desinflado". Dijo mientras
tomaba su asiento al final de
la larga mesa rectangular. "¿Vamos a
comenzar?" El silencio que recibió la
hizo voltear. Al parecer no

era la única que tuvo problemas para


llegar a la reunión a tiempo. "¿Dónde
está Tommy?"

"No lo sé. Lo he estado llamando desde


que hablé por teléfono contigo y no hay
respuesta en ninguno de

sus números", Susan contestó. Sentada


justo a la derecha de su hermana
mayor, la jefa de seguros

Cartwright nunca podría confundirse


con Verónica. Susan tenía, gracias a las
horas con un estilista, el
llamativo cabello rojo
permanentemente en un gran
ensortijado que era un enjambre sobre
su cabeza y

hasta sus hombros. Aunque casada


desde hacía trece años con un exitoso
abogado, se negó a dejar de

llevar el nombre de la familia,


decidiendo que el status que este
proporcionaba era mucho mejor que el

común nombre de Smith. Diferente de


Verónica, que fuera del ligero esmalte
de uñas podría sólo

raramente estar imponiéndose en usar


la más mínima cantidad de maquillaje,
Susan creía sinceramente

que este realzaba sus facciones y así


que dedicaba dos horas todos los días
aplicando todo desde la

base para el rubor hasta el rimel.

"¿Intentaste en su busca?" Era una


pregunta estúpida pero Ronnie todavía
tuvo que hacerla. Durante los

últimos meses, su hermano más joven


había hecho cada vez más difícil de
conseguir agarrarlo y

abandonaba mucho su atención a las


reuniones. Mirando su reloj, decidió no
esperar al rebelde hermano
más tiempo. "Bien, estamos
gestionando bastante tarde, vamos solo
a comenzar". Abrió su portafolio y

sacó el primer informe. Uno por uno


fue recorriendo el cuarto, diez distintos
Cartwrights o parientes de

los Cartwrights explicaban lo que sus


divisiones en particular estaban
haciendo y cuáles eran sus planes

para el siguiente mes. La mayor parte


de las palabras navegaron más allá de
Verónica, que asentía de

vez en cuando pero prestando apenas


alguna atención. Su mente estaba a
varios kilómetros,
32

preguntándose qué estaría haciendo


Rose, cómo estaba sintiéndose, y cómo
Delores Bickering entraba

en la vida de la joven mujer.

Eran cuarto para las doce cuando las


puertas se abrieron para revelar a un
hombre de cabello rubio

oscuro, que estaba despeinado y


arrugado. "Lo siento", él masculló,
escabulléndose hacia su silla. "Puse

el despertador, pero la alarma no


saltó".
"¿Supongo que no tenías un traje
limpio tampoco?" Verónica dijo con
desaprobación. Los varios primos y

parientes que rodeaban la mesa


miraban de la mujer de cabello oscuro
a Tommy y de regreso otra vez,

completamente esperando una batalla.


El hombre joven, sin embargo, fingió
no notar el comentario de su

hermana mayor.

"¿Me perdí algo importante?"

"No, por supuesto que no", su tono


traicionó apenas su irritación en él.
"Estaba justamente
disponiéndome a repasar las cifras para
tu último proyecto".

"Yo diría que estamos en bastante


buena forma, todas las cosas
consideradas", contestó. Diez pares de

ojos volaron de nuevo a Verónica.

"¿Y sólo qué cosas te gustaría que yo


considere en las claras cifras que estoy
mirando?" Sacó el informe

originado en la computadora y buscó a


través de las páginas hasta que
encontró lo que buscaba. "Las

ventas han disminuido casi el treinta


por ciento que el año pasado y los
costos están llegando al techo".

"No puedo evitar esto si los contratistas


aumentaron sus precios. Inflación, tú
sabes," se lanzó hacia

atrás airadamente. Verónica no pasó


por alto los enrojecidos ojos o la
manera en que Tommy mantenía

su mirada en su reloj.

"La inflación no tiene nada que ver con


esto. Según estas cifras, más de
cincuenta unidades

habitacionales deberían estar


terminadas. Pero la semana pasada,
solamente veinte estaban
terminadas. ¿Qué diablo está
ocurriendo, Tommy?"

"Estoy sobre eso, ¿está bien?" Se hizo


para atrás airadamente, su puño golpeó
la superficie de la mesa

de mármol con bastante fuerza


agitando el vaso del agua delante de él.
El silencio llenó el cuarto cuando

todo el mundo esperaba la reacción de


Verónica. En lugar de eso giró su
atención a Frank.

"Escuché que conseguiste la transición


que querías. ¿Cuándo estarás
estropeando el suelo?" Para el
resto de la reunión, la mujer de cabello
oscuro se negó a mirar a su enojado
hermano, y viceversa.

Tommy salió en cuanto la reunión


terminó, sólo añadiéndose a las
especulaciones y a los comentarios

de los parientes.

"Ronnie, ¿qué está ocurriendo con él?"


Susan se había arrinconado a la
ejecutiva a un lado, con la

preocupación escrita claramente en su


cara. "Ha estado tan extraño
últimamente, tan irritable. No

piensas que está tomando drogas, ¿es


así?"

"No sé lo que pienso, hermana, yo solo


sé que algo esta mal". Echó un vistazo
en su reloj. "Necesito

estar en algún lugar".

33

"Yeah, ¿qué está ocurriendo contigo?


¿Que con esta persona Grayson?" La
curiosidad natural para el

chisme de su hermana más joven,


particularmente cada vez que esto
concernía a alguien en la familia,

estaba mostrándose.
"Nada, solo alguien que conocí y que
decidí emplear. ¿Te ocupaste de ese
seguro?" Mientras estaba

hablando, Verónica estaba dirigiéndose


hacia la puerta.

"Por supuesto. Está en mi lista de las


cosas para hacer hoy". Susan contestó
despreocupadamente.

"No. Tiene que ser hecho enseguida. Y


no se te olvide de posfecharlo al
principio del mes. Es muy

importante". Agarró el brazo de su


hermana más joven para enfatizar su
punto.
"Lo haré al instante en que vuelva a mi
oficina. Realmente, Ronnie, piensas
que ésta es una situación de

vida o muerte".

"Solo asegúrate que esté hecho hoy,


Susan. Envíame por fax las
confirmaciones a casa". Verónica salió

hacía el elegante vestíbulo y presionó


el botón para el elevador. Entró solo
para hacer que su hermana

más joven le agarrara el brazo para


evitar que las puertas se cerraran.

"Hey, casi me olvidé de preguntar.


¿Qué le compraras a mamá para
Navidad?"

"Tengo que irme, Susan." Presionó el


botón y esperó expectantemente.

"¿Quiere decir que no le has comprado


nada todavía? La Navidad es solo en
veinte días".

"Estos veinte días que tengo elegiré


algo. No te preocupes sobre eso. Mamá
tendrá un apropiado regalo

de mí. Vamos, Susan. Necesito


conseguir salir de aquí". Empujó el
brazo de su hermana apartándolo de

las puertas.
"Solo no se te olvide estar el próximo
viernes en la cena con mamá. Lo
prometiste".

*****

El jeep subía sobre la avenida de


Madison justo cuando una ligera
nevada comenzó a caer. Verónica

recordó su promesa de traer un juego


de Trivial Pursuit con ella pero las
oscurecidas nubes y lo tarde de

la hora hicieron que decidiera


renunciar a un viaje para el centro
comercial para escoger uno,
prefiriendo
llegar al hospital antes de que se
hiciera demasiado tarde.

Caminó a través de la puerta abierta de


la habitación de Rose solo para
encontrar la cama vacía, un

afanador cambiaba las sábanas.


"¿Dónde está la Srta. Grayson?"

"Rayos X. La traerán de regreso en


algunos minutos", el corpulento
hombre respondió, metiendo la

última esquina dentro. Fue a la silla en


la cercana esquina y se sentó para
esperar el regreso de la joven

mujer.
34

Quince minutos pasaron antes de que


Rose fuera empujada nuevamente
dentro del cuarto. La primera

cosa que Verónica notó eran las frescas


lágrimas que bajaban por la cara de la
lesionada mujer. Los dos

celadores tenían tanto cuidado como


podían con su paciente pero Rose
todavía gritó de dolor cuando la

cambiaron de la camilla de nuevo a su


cama.

"Hey, ¿cómo te sientes?" La alta mujer


preguntó suavemente, tirando de la
dura silla de plástico más

cerca a la cama.

Rose forzó una sonrisa en su cara en la


vista de la mujer de cabello oscuro.
Después de una larga noche

de estar en agonía y de una aún más


agotadora mañana de tener doctores y
residentes que entraban

para empujarla y pincharla, la vista de


la mujer que hacía su recuperación
posible fue completamente

bienvenida. "Tomaron nuevas


radiografías de mis piernas para
asegurarse de que todo esté ya
colocándose correctamente". Su cara
traicionó su dolor cuando se movió y
frotó su cadera. "Me están

dando Hepa algo para adelgazar mi


sangre. El doctor Barnes está
preocupado sobre la coagulación".

"¿Él dijo algo sobre cómo estás


evolucionando? Quiero decir, no está
previendo ningún problema a largo

plazo, ¿lo hace?" Verónica estiró su


brazo y ayudó a acomodar una de las
almohadas detrás de la

cabeza de la rubia mujer.

"Ella dijo que no sabremos eso por


semanas," Rose contestó.

"¿Ella? Bien, ¿qué piensas de ella? ¿Te


pareció competente? Si no te gusta,
Rose, solo déjamelo saber.

Te traeré otro doctor". Las palabras


salieron rápidamente y Verónica estaba
justo tan sorprendida como

la lesionada mujer. "Quiero decir, si no


estas contenta con la forma en que te
está tratando, tienes el

derecho de pedir otro doctor". Esperaba


que su explicación no sonara tan pobre
para Rose como lo hizo

para sí misma.
"No, ella está bien, de verdad. Quiero
decir, no puede ayudarme si tengo
dolor. Dijo que estoy recibiendo

la mayoría del medicamento para el


dolor que ella se siente cómoda
dándome".

"Si necesitas más..."

"No. No pienso que ellos hagan algo


bastante fuerte para calmar el dolor. Es
solo que duele tanto todo el

tiempo. Incluso cuando estoy


durmiendo, me muevo y el dolor es tan
fuerte que me despierta". Bajó la

mirada desanimada en sus fracturadas


piernas y tobillos. "Parece que el dolor
nunca terminará", dijo con

tristeza.

"Rose, esto puede no parecer así ahora,


pero mejorarás. Esto sólo tomará
tiempo". Verónica intentó

mantener su voz lo más


tranquilizadoramente posible. "Tabitha
es absolutamente un personaje", dijo,

esperando que el cambio de tema


pudiera ayudar a sacar de la mente de
Rose sus lesiones.

"Ella es la mejor cosa que jamás me


sucedió", la joven mujer dijo
honestamente. "Siempre que la

necesito, ella esta justo allí. Todo lo


que pide siempre es alimento y
atención".

"Y estoy segura que le das un montón


de ambos", Verónica contestó.

35

"Bien, el amor y atención puedo darle


siempre". Los ojos verdes adquirieron
una mirada triste. "El

alimento no es siempre tan fácil".


Levantó la mirada a las esculpidas
facciones de su generosa
benefactora. "Estoy segura que ella es
muy feliz con usted".

"Rose, no me he llevado a Tabitha lejos


de ti, creeme. Únicamente la estoy
cuidando mientras que estás

aquí. Una vez que estés de nuevo sobre


tus pies, te la traeré, lo prometo".

"No se lo que voy a hacer", dijo


suavemente, lágrimas, tanto por el
persistente dolor y del miedo de

perder a su querida mascota nublaban


sus ojos y amenazaban desbordarse.
"No puedo incluso

ocuparme de mí misma mucho menos


de ella. Incluso no tengo un lugar para
vivir".

"Ese lugar no es ni para que una rata


viva adentro. Cuando salgas de aquí..."

"Cuando salga de aquí no podré


caminar, no tengo dinero, y yo incluso
no tengo un lugar para vivir",

Rose dijo. "Usted debió haberme


dejado allí en la calle".

"¡NO!" Verónica se levantó y se inclinó


hasta que estuvo solo a pulgadas de la
cara de Rose y miraba

profundamente en los verdes ojos.


"Escúchame. Tú vas a caminar otra vez
y no tienes que preocuparte

de encontrar un lugar para vivir. Rose,


no voy a dejar que te rindas así que no
vas a estar rindiéndote tu

misma. Sé que eres una sobreviviente.


No dejaré que te sea quitado".

"¿Qué se supone que haré cuando me


den el alta? Ya hace cinco días. Cecil
habrá cambiado

seguramente las cerraduras ya. Él me


advirtió que nunca me atrasara con la
renta."

"Ese grandote abusón no se molestará


en cambiar las cerraduras."
"Él me pateó, ¿no es así?..."

"Sí", Verónica admitió. "Pero yo no te


habría permitido continuar viviendo
allí de todos modos. No es

espacio para que un ser humano viva


ahí e indudablemente no tu. Cuando te
den de alta de aquí

probablemente te enviarán a un centro


de rehabilitación hasta que puedas
caminar otra vez. Después de

eso me aseguraré que consigas un lugar


decente para vivir". Respiró hondo
antes de continuar. "Rose,

ambas sabemos que necesitas ayuda y


que deseo ayudar. Sé que has estado
ocupándote de ti misma

durante mucho tiempo pero ahora


mismo necesitas a alguien más que
cuide por ti. Por favor déjame ser

ese alguien".

El cuarto quedó silencioso durante un


minuto Rose bajó la mirada en su
regazo, mordiendo su labio

inferior. "No he tenido que depender de


que alguien se ocupe de mí durante
mucho tiempo. Supongo que

no tengo mucha elección ahora". Su


cara traicionó sus sensación de fracaso
y la desesperación de su

situación. "Esto es difícil para mí.


Prefiero pasar privaciones que recibir
caridad".

Verónica encontró duro creer que fuera


tan difícil para Rose aceptar la ayuda
que le era ofrecida cuando

las alternativas eran tan claras, pero


cuando hizo una pausa para considerar
la historia que la chequera

decía, tuvo el sentido perfecto. Había


una profundidad en el carácter de la
joven mujer que ella no habría

creído que todavía existiera en la edad


moderna donde tanta gente parecía más
que lista a aceptar

cualquier cosa que el estado o el


gobierno ofreciera, si ellos lo merecían
o no. "No pienses en esto como

caridad, Rose. No".

36

"¿Cómo te parece a ti?" Preguntó con


curiosidad. Antes de que Verónica
pudiera contestar, otra

explosión de intenso dolor se disparó a


través de la joven mujer, causando que
su cara se arrugara con
agonía. "Oh Dios, esto duele", silbó.
"Esto duele tanto". Las lágrimas
comenzaron a desbordarse por su

cara y alcanzó a los ofendidos


miembros. "Haz que esto pare, por
favor haz que este dolor pare", suplicó.

Incapaz de eliminar el dolor, Verónica


hizo la única cosa que podría
ocurrírsele. Se sentó en el borde de

la cama y le dió a Rose un apretado


abrazo, sin preocuparle que las
lágrimas empaparan su blusa de

seda. No importaba. Nada importaba


excepto intentar ayudar a que la
increíblemente valiente joven
mujer lograra atravesar esto. "Está
bien, Rose. Te tengo", murmuró en el
dorado cabello mientras que su

mano suavemente frotaba arriba y


abajo la desnuda espalda expuesta por
la bata del hospital.

"Esto duele... esto no parará de doler...


oh Dios, por favor haz que pare, haz
que pare duele tanto", Rose

sollozaba, su agarre alrededor del


cuello de Verónica se intensificó. Los
fuertes brazos le envolvieron

alrededor ofreciendo consuelo, algo


que casi nunca había sido ofrecido a la
joven mujer antes, y Rose lo
aceptó agradecida.

"Lo siento, Rose, lo siento tanto",


Verónica susurró una y otra vez,
sintiendo que sus propias emociones

amenazaban salir vaciándose por el


dolor de la joven mujer, dolor causado
por sus acciones en esa

fatídica noche. "Todo va a estar bien.


Shhh... está bien, ahora todo estará
bien". Continuó haciendo

tranquilizadores ruidos y sostuvo a


Rose mientras los sollozos
continuaron. Afortunadamente la

enfermera llegó pocos minutos más


tarde y puso a la lesionada mujer una
inyección que la llevó a un

inquieto sueño. Verónica permaneció


por bastante rato, mirando a Rose
dormir y deseando que hubiera

algo, cualquier cosa que pudiera hacer


para quitar el dolor que le había
causado a la valiente joven

mujer.

*****

Rose despertó varias horas más tarde


encontrándose sola. Presionó el botón
de llamada para la
enfermera.

"¿Qué necesita, querida?" La mujer de


piel oscura dijo cuando entró.

"Nada realmente", Rose contestó,


avergonzada sobre haber presionado el
botón solo para ver otra cara.

Habían pasado cuatro días desde que


ingresó y la únicas personas que
siempre veía era personal del

hospital y a Ronnie.

"Bien, me alegra que usted esté


despierta", la enfermera dijo. "Es hora
de comprobar sus signos vitales".
"¿Usted sabe hace cuánto tiempo la
Srta. Cartwright se fue?" La mujer
rubia preguntó justo antes que el

termómetro encontrará su camino a su


boca.

"¿Sería su amiga la que estuvo aquí


temprano?" Rose asintió. "Se fue justo
después de que yo

continuara con mis deberes así que


diría que fue más o menos una hora. Le
dejó una nota".

Eso fue entonces lo que vio Rose el


papel color crema doblado por la mitad
colocado en su bandeja de
la cama. Quiso alcanzarlo pero su
brazo no era suficientemente largo. La
enfermera se lo dio antes de

37

envolver el puño negro de la presión


arterial alrededor de su antebrazo. Rose
dejó la nota sobre su

pecho hasta que la enfermera


terminara, prefiriendo leerlo en
privado. Gimió cuando el puño se
apretó

más y más alrededor de su pequeño


brazo. Cuando ella pensó que no podría
estar posiblemente más
apretado oyó el silbido del aire que era
liberado. "Bien. Su presión es buena y
su temperatura es normal.

A este ritmo usted estará fuera de aquí


en un santiamén". La enfermera quitó
el apretado puño de velcro

e hizo una anotación en la tabla. "Su


cena estará aquí pronto y regresaré más
tarde para revisarla".

"Gracias". Rose sonrió, le habían dado


alimento sólido el día anterior y su
apetito había vuelto más fuerte

que nunca.

Una vez que la enfermera salió Rose


tomó la nota y la desdobló. Allí en el
papel membretado Cartwright

estaba una nota de Verónica.

Rose,

Tuve que volver a la oficina para


ocuparme de algunas cosas. Estaré de
regreso con tiempo para

Jeopardy. Intenta descansar y no


tengas miedo pedir más medicamento si
los necesitas. Deja espacio

después de la cena. Espero que te guste


la comida china.

Ronnie
Los dedos de la joven mujer se
deslizaron sobre la textura del papel.
Mientras que su propia caligrafía

era pequeña y ordenada, la de Verónica


estaba llena de florituras y estilo.
Sonrió en el comentario sobre

dejar espacio después de la cena.


Cuando llegara la comida, Rose sabía
que podría siempre comer todo

delante de ella y después algo más.


Presionó el control remoto de la
televisión, una vez más

silenciosamente agradecida de su
benefactora, y observó que estaban
pasando las noticias locales. Eso
significaba menos de una hora antes de
que Verónica volviera. Rose tomó el
peine de plástico de la

mesa y lo pasó a través de su dorado


cabello, intentando mirarse un poco
más presentable a su nueva

amiga.

"Mi amiga", dijo en voz alta, sonriendo


en el pensamiento. Pensó sobre la
manera en que había llorado

tan duro antes y lo bien que se sintió


ser sostenida por Verónica. En sus
brazos, se sentía segura,

cuidada, confortada. De manera


extraña, Rose se encontró deseando esa
sensación otra vez, ser

sostenida en esos fuertes brazos, para


oler la ligera fragancia de perfume en
el bronceado cuello de la

alta mujer, para sentir la compasión y


la ternura dentro de su tacto y voz.
Rose todavía no entendía por

qué Verónica la había elegido para ser


su amiga pero estaba agradecida que lo
hiciera.

La rueda de la fortuna estaba sobre la


mitad cuando a Rose le fue regalada la
vista de Verónica entrando
en el cuarto, un bolso pequeño por
completo de comida que olía
deliciosamente en una mano, el
siempre

presente maletín en la otra. "Hola allí".

"Hola", la joven mujer contestó,


alegremente olfateando en el aire
cuando Verónica dejó el bolso en la

bandeja de la cama y, después de dejar


su cazadora de piel en el respaldo de la
silla y el maletín en el

piso, tomó su acostumbrado asiento


junto a la cama. "Olores maravillosos".

"¿Guardaste espacio? Traje camarón


chow mein y costillas asadas a la
parilla sin hueso", Ronnie decía

mientras sacaba las cajas blancas de la


bolsa junto con dos juegos de utensilios
de plástico.

38

"Cuando llega la comida, siempre


tengo espacio", Rose contestó, tomando
el tenedor de plástico que le

era ofrecido. Sus piernas palpitaban


pero el dolor de alguna manera parecía
estar disminuyendo por la

presencia de su nueva amiga.


"No me dieron ningún tazón o plato así
que justo tendremos que compartir",
Verónica dijo cuando abrió

las cajas para revelar el vapor de la


comida caliente. "No sabía lo que te
gustaba pero imaginé que no

podría equivocarme con las costillas".

"Nunca he probado camarón chow


mein pero sí, las costillas no durarán
mucho". Su tenedor estaba

dirigiéndose ya para la caja.

"Oh, tendrás que probarlo. Es


realmente bueno". Retiró un tenedor de
chow mein y lo puso dentro de su
boca, atrayendo el aire adentro al
mismo tiempo para probar y
contrarrestar la ardiente temperatura

caliente de la comida. Rose estaba


rápidamente encargándose de las
costillas de cerdo, empujaba

varios pequeños trozos de carne en su


boca y tarareaba con deleite.

"Oh, esto está taaann rico", murmuró


alrededor del bocado de cerdo.
"Gracias".

"De nada. Incluso hemos conseguido


las galletas de la fortuna para el
postre". Puesto que a Rose no se
le ocurrió nada para hablar con el
alimento en su boca, Verónica se relajó
e hizo lo mismo. "No he tenido

tiempo para parar en alguna parte para


cenar así que pensé elegir algo y traerlo
aquí".

"Oh, me alegra que lo hicieras. Esto es


delicioso", Rose dijo. "Gracias". Jalo
de la caja de chow mein

cerca de su boca y extrajo un tenedor


de vegetales y camarón. "Oh, esto está
bueno".

"Te lo dije", Verónica sonrió, contenta


que su elección fuera tan bien recibida.
"¿Así que dime
descansaste bien? Siento haberme ido
pero tenía algunos asuntos de que
ocuparme en la oficina".

"¿Está todo bien? Estarme ayudando no


está causando ningún problemas, ¿es
así?" Rose preguntó con

preocupación, no deseando hacer algo


que agregara estrés a su nueva amiga.

"No Rose, mis problemas son con una


de las divisiones". Dejó su tenedor y
dio un educado eructo. "Oh,

está bueno. Había olvidado lo sabrosa


que es la comida china". La música del
tema musical para
Jeopardy comenzó en la televisión
seguida por el anfitrión que presentaba
a los concursantes. "Tu no me

contestaste. ¿Tuviste un buen


descanso?"

"Sí, dormí muy bien, gracias". Giró


para capturar los profundos azules ojos
de la mujer mayor. "Gracias

por permanecer hasta que me quedé


dormida".

La enfermera regresó interrumpiendo


su picnic. Dio una mirada en las dos
vacías cajas y las miradas

culpables en las caras de las mujeres y


frunció el ceño. "Usted realmente no
debe traer comida al

hospital", regañó. "Srta. Grayson, usted


no está en alguna dieta especial, ¿no es
así?"

"No. Lo siento. Le pedí que ella trajera


esto", Rose dijo, intentando tomar la
culpa.

"En el futuro usted realmente debe


apegarse a la comida que servimos.
Nuestros nutriólogos trabajan

duramente para diseñar un menú..."

39
"Ese es Abraham Lincoln", Rose dejó
escapar, su atención en el programa y
no en la conferencia que

ella estaba recibiendo.

"Now, fue Johnson".

"No. Él no tomó la oficina en febrero,


él la tomó en abril". El anfitrión
confirmó que la respuesta de Rose

era correcta con las fechas en que


ocurrió la sucesión presidencial. La
enfermera miró a las dos mujeres

concentradas en la televisión y cejó en


su intento de explicar por qué la
comida china no era tan buena
para un paciente como la comida del
hospital. Salió del cuarto sabiendo de
lleno a donde iba a ir en su

descanso a cenar.

Justo cuando el tema musical estaba


finalizando el aviso vino en los
altavoces que la hora de visita había

acabado. "Supongo que es mi señal


para irme", Verónica dijo renuente. "Te
veré mañana". Se levantó y

tomó su chaqueta. "Oh, casi me


olvido". Metió la mano en el bolsillo y
sacó una tarjeta de visita y una

pluma. "Déjame darte mi número en


caso de que quieras llamar o si
quisieras que te trajera algo".

Escribió su número de teléfono privado


abajo al reverso de la tarjeta y la dejó
en la bandeja de la cama

después recogió las cajas vacías de la


comida y la bolsa. "De verdad, si
deseas o necesitas algo, solo

dame una llamada. Estoy normalmente


levantada hasta las once". Alisó una
arruga imaginaria en la

manta antes de ponerse su cazadora.


"Descansa bien, Rose. Te veré
mañana".
"No quiero impedir tu trabajo".

"Confía en mí, yo mucho prefiero estar


aquí que allá. Estaré por aquí vez
después del desayuno.

Recuerde lo que dije. Llámame


siempre que desees, incluso si es solo
para hablar". Solo para estar

segura, Verónica empujó el teléfono un


poco más cerca en la mesa lateral.

"Gracias. Buenas noches, Verónica".

"Hey, llamame Ronnie. Todos mis


amigos lo hacen", dijo con una sonrisa.

"Ronnie. Buenas noches, conduce con


cuidado". Rose no notó la mirada que
destelló a través de la cara

de la mujer más mayor antes de ser


cubierto con una fingida sonrisa.

"Buenas noches, Rose".

*****

Ronnie estaba enroscada en la cama


con Tabitha puesta a su lado, cuando el
teléfono sonó. Un rápido

vistazo al reloj le dijo que eran casi las


once. "¿Hola?"

"Um... hola, soy Rose. Espero que no


esté llamando demasiado tarde."
"No, no no estás llamando demasiado
tarde en absoluto". Se incorporó,
mucho para el descontento de

Tabitha. "¿Estás bien?"

40

"Yeah, yo um... supongo que yo solo


quería... saber cómo está Tabitha", vino
la pobre excusa. Ronnie

sonrió, apoyando una almohada detrás


de su espalda y reclinándose contra la
cabecera de roble.

"La máquina ronroneadora está bien.


¿Deseas saludarla? Ella parece pensar
que dondequiera que yo
esté es un buen lugar para ella estar".
Sin esperar una respuesta puso el
teléfono cerca del gato. "Dile

hola a mami, Tabitha". Lo sostuvo allí


por algunos segundos antes de poner el
receptor de nuevo en su

oído. "¿Oíste su ronroneo?"

"Yeah". Ronnie podía sentir la sonrisa


a través del teléfono y en vuelta sonrió
misma. "¿Hay algo que

quisieras que te llevara mañana? Estaré


probablemente allí alrededor de las
diez."

"Um... si no fuera demasiado problema,


¿crees que podrías comprobar el correo
por mí?"

"Maldición, completamente me olvidé


sobre eso. Tendré que parar en la
oficina de correos y pondré una

dirección a la que reexpidan la


correspondencia para ti antes que ese
idiota de Cecil comience a

sabotear tu correo".

"Oh... Yo no sé a dónde podrías


reexpedirlo".

"Me ocuparé de eso, no te preocupes.


Pero yeah, daré una vuelta por ahí
mañana y veré si tienes algo".
"Realmente apreciaría eso." Hubo un
momento de silencio antes de que Rose
continuara. "¿Ronnie?"

"¿Yeah?"

"Um... duerme bien, ¿Ok?" Eso


provocó que la ejecutiva sonriera otra
vez.

"Tu también, Rose. Te veré en la


mañana".
"Buenas noches".

"Buenas noches". Esperó algunos


segundos antes de presionar el botón de
apagado en el teléfono y

ponerlo de nuevo en el cargador sobre


su mesita de noche. Tabitha avanzó
lentamente sobre su pecho y

comenzó a intentar imprimir marcar


sus patas en los órganos internos de
Ronnie. "Oof, creo que no,

srita," dijo, suavemente empujando al


gato nuevamente sobre la cama y
recibiendo un desanimado
meow en respuesta. "Vamos, tengo
muchas cosas en que ocuparme
mañana. Es una enorme cama.

Hay demasiado espacio sin que tengas


que estar justo encima de mí". No
obstante, la belleza de cabello

oscuro terminó quedándose dormida


con el felino ronroneador enroscado
contra ella.

La alarma saltó a las seis como de


costumbre, anunciando que el día de
Ronnie empezaba.

"¿Mrrow?"

"En un minuto", contestó adormilada,


quitando las mantas y metiendo los
pies en las suaves azules

pantuflas esperando junto a la cama.


Con los ojos medio cerrados, caminó
fatigosamente a su baño.

Volviendo pocos minutos más tarde,


dientes cepillados y vejiga vacía, se
quitó su sudadera y se puso su

traje de entrenamiento gris claro antes


de dirigirse hacia el sótano.

41

El gimnasio privado de Ronnie sería la


envidia de cualquier deportista en
buena forma. Con la excepción
de que el cuarto contenía el calentador
de agua y la calefacción, el resto del
sótano estaba dedicado a

un sin número de banquillos, de


máquinas, y colchonetas. Creciendo en
la casa que ahora era suya

solamente, Ronnie había a menudo


soñado con la renovación del húmedo
sótano en un lugar en donde

pudiera solo estar ella misma, el


bombeo del hierro y el acaloramiento
la hiciera sudar saludablemente.

Su objetivo fue consumado con el


gimnasio privado. El cuarto estaba
decorado con brillantes elevadas
luces fluorescentes y realzadas por las
paredes de espejos. Agarró una fresca
toalla del estante,

encendió el estéreo, y se dirigió a la


escaladora para calentar.

Duran Duran retumbó a través de las


bocinas colocados a lo largo del gran
cuarto mientras Ronnie

empujaba sus pantorrillas y muslos a


los límites en la escaladora. En su
propio privado refugio, nadie

podía oírla cantar en la música, ver el


sudor formarse en su frente, cuello y
pecho, o notar la forma en
que se empujaba. Se enorgullecía de la
forma y fuerza de su propio cuerpo
pero ambos requerían

constante mantenimiento. Veinte


minutos escaló, esto nunca va a
ninguna parte y avanzó a la parte

siguiente del equipo, tomándose


tiempo para atar su cabello para
mantenerlo fuera de su cara y la nuca.

Comprobó la cantidad de pesos en la


barra antes de acomodarse abajo en el
banco, quitó la barra de su

apoyo, y la trajo abajo a su pecho.


Meneó sus dedos para asegurarse que
sus manos estaban en la
apropiada posición y comenzar sus
agotadoras repeticiones, subiendo la
barra a la máxima altura antes

de bajarla de nuevo sobre su pecho.


Entonces estaba fuera de la pierna
presionando, la máquina crujía

por sus abdominales, el antebrazo se


apretaba, entonces la máquina se
encaminó para una buena en

general sesión de ejercicios. Para el


momento en que el CD estaba
finalizando, Ronnie era un montón

de merecido sudor y los músculos


pedían un descanso. Lanzó la
empapada toalla en el cesto cerca de la
puerta y se dirigió de regreso a su
dormitorio donde se desnudó la piel
cubierta de sudor expandido por

su cuerpo y entró en el baño. La ducha


sobre su cabeza enviaba los pulsos de
agua caliente contra su

cuerpo, masajeando mientras limpiaba.


Diez minutos con el secador de pelo y
Ronnie estaba fresca y

lista para hacerle frente a lo que sea


que el día le ofreciera.

La nieve había caído durante la noche,


cubriendo la ciudad con una capa ligera
de blanco. La cherokee
azul brillante recorría las estrechas
calles de Albany, luchando con el resto
del tráfico de la mañana de

viernes. Encontró un espacio para


estacionarse en Morris Street y
cuidadosamente se dirigió a las

escaleras para recuperar el correo de


Rose. Lo recogió, planeando en dejar la
propaganda postal para

que Cecil le hiciera frente cuando un


pequeño sobre atrapó su atención. Lo
metió en el bolsillo interior de

su cazadora y volvió al calor de su


vehículo deportivo. Solo entonces lo
sacó y examinó el remite. D.
Bickering, RR 3 Box 4120, Cobleskill.
Cobleskill, conocido más por su
universidad agrícola que por algo

más, era un pequeño pueblo a una hora


de Albany. Fue pensado para ser sobre
todo tierras de labranza,

aunque había un claro número de


residentes en el área. La abrumadora
mayoría eran o bien granjeros o

gente que estaba dispuesta a viajar


cuarenta minutos o más para llegar a
sus trabajos todos los días, tan

lejos de una verdadera ciudad estaba el


pueblo. Ronnie empujó la carta
nuevamente dentro de su
bolsillo y puso el jeep en marcha,
determinada a llegar al hospital y
entregar la carta a Rose antes de

que el impulso de ir a casa y con el


vapor abrir el sobre consiguieran lo
mejor de ella.

Desesperadamente quería saber cómo


entraba el misterioso Delores
Bickering en la vida de Rose y por

qué la joven mujer sin dinero estaba


expidiendo cheques a esta persona.

Ronnie llegó justo cuando la enfermera


terminaba de comprobar los signos
vitales de Rose. Como
esperaba, la cara de la joven mujer
mostraba el dolor que las drogas no
podían completamente borrar.

"Hey tú", dijo suavemente, atrayendo la


atención de Rose de la enfermera a
ella.

42

"Hola", la rubia mujer sonrió. "Parece


que la nieve te atrapó".

"Solo un poco", Ronnie contestó,


quitando los derretidos copos de su
oscuro cabello y los hombros de su

suave chaqueta café. "¿Debo regresar


un poco más tarde?"
"Casi termino", la enfermera dijo sin
levantar la mirada de su tarea. Se
incorporó e hizo varias

anotaciones en la tabla de Rose. "Ya


está. Todo terminó por ahora". Se quitó
los guantes de látex

dejándolos en el rojo recipiente para


residuos. "La doctora Barnes vendrá a
visitarla dentro de poco", dijo

antes de dejar a las dos mujeres solas.

La curiosidad ganó saliendo al instante


que estuvieron solas. Ronnie sacó el
sobre de su bolsillo y se lo

dio a Rose. "Aquí está tu correo".


La sonrisa que había estado en la cara
de la joven mujer desapareció en la
vista de la escritura en el

sobre. La abrió y leyó las palabras


escritas que resaltaban en el papel
mientras que Ronnie dejó su

maletín en el piso y colgó su abrigo en


el respaldo de la silla antes de tomar su
acostumbrado asiento

junto a la cama. Rose estaba silenciosa


cuando acabó de leer la carta y la puso
nuevamente dentro del

sobre. "¿Podrías hacerme un favor y


traerme mi chequera mañana?"
"¿Pasa algo? ¿Algo con lo que pueda
ayudar?"

"No, es solo algo de lo que tengo que


ocuparme". No pudo evitar encontrar
los penetrantes azules ojos

que la miraban. "Odio hacer esto, pero


¿podrías traer un sobre y una
estampilla también?"

"Por supuesto, Rose", Ronnie contestó,


todavía muriéndose de la curiosidad
sobre el contenido de la

carta. "Mira... si tienes una deuda que


necesites ayuda para pagar..." Lamentó
las palabras
inmediatamente, pensando que
ofendieran a su nueva amiga.

"No, no es eso. Es de alguien con la que


viví". La cabeza de Rose nunca se
levantó y su actitud

totalmente cambió, retirándose dentro


de sí misma.

"¿Un novio?"

"Una madre adoptiva. Viví con ella


cerca de dos años. Se ocupó de mi
cuando nadie más pudo". Los

hombros de la rubia mujer se


hundieron y dejó salir un suspiro de
derrota. "Ha tenido un tiempo difícil
desde que el Estado le quitó a todos los
niños que cuidaba. Tu no querrás oír
hablar sobre esto", dijo,

dándole a su nueva amiga una salida si


la quería.

"Claro que quiero hacerlo", Ronnie


dijo, extendiendo su mano para
envolver la pequeña mano dentro de

la suya. "Esa carta pareció realmente


preocuparte. ¿Te importaría
compartir?" Esperó que Rose diera

detalles sobre Delores pero fue


sorprendida encontrar la carta
empujada en su mano.
"Pienso que esto explicará todo."

Ronnie miró a Rose antes de abrir el


sobre y de leer la carta.

Rose,

43

No he sabido nada de ti desde hace


tiempo. Las cosas son de verdad duras
aquí. Puedo apenas

mantener un tejado sobre mi cabeza


mucho menos algo más. Los idiotas de
los servicios sociales no

entendieron nada de lo que les dije. Sé


que estás ocupada con tu vida y no
tienes tiempo para una vieja

señora como yo pero tienes que


recordar que me ocupé de ti cuando
nadie más pudo. Abrí mi hogar

para ti, te di de comer y me aseguré de


que fueras a la escuela. Has sido buena
sobre intentar ayudarme

pero realmente necesito más de lo que


has estado enviando. Tú sabes que
cuesta mucho alimentar a un

niño más. Sin mí habrías pasado


hambre. Estuve allí cuando necesitaste
que alguien se ocupara de ti.

Estaré esperando cualquier mis...


miseria... cualquier pequeña cantidad
que puedas enviarme.

Tú tía Delores

Ronnie dobló la nota y la metió en el


sobre, intentando mantener su mal
humor en control, que estaba

rápidamente haciéndose difícil para


hacerlo. Dejando el sobre abajo en la
bandeja de la cama, agarró los

carriles laterales de la cama tan


firmemente que sus nudillos se
pusieron blancos. Dio varias

respiraciones intentando tranquilizarse


antes de sentir los verdes ojos
mirándola expectantemente. "Tú

no le debes a ella, Rose", dijo a través


de los apretados dientes, incapaz de
levantar su cabeza para

encontrar la mirada.

"Debo hacerlo", la joven mujer dijo


tristemente. "Cuando estaba viviendo
con ella, había cuatro de

nosotros. Ella siempre dejó claro que el


Estado no le daba bastante para
ocuparse de nosotros".

"Mierdadetoro". Ronnie echó pestes


levantándose de su asiento y
acercándose a la ventana, mirando
fuera en la ligera nieve cayendo. "No
tengo ningún derecho de decirte qué
hacer con tu dinero, Rose,

pero ella solo te está usando, jugando


con tu compasión. Tanto tiempo como
te mantengas dándole

dinero, dinero que no puedes permitirte


reponer, ella solo volverá por más".
Volteó la mirada en la joven

mujer. "¿Ella te agradeció una vez el


dinero que le has enviado hasta ahora?
No, ella solo dice que

tienes que enviarle más. Está


culpándote de darte su dinero.
Cualquier deuda que piensas que le
debes,

esa se pagó hace mucho tiempo. Está


ahora solo chupándote hasta secarte".
No queriendo perturbar a

Rose más de lo que estaba, Ronnie


regresó a su asiento y bajó su voz, "Ni
una vez te preguntó cómo

estabas viviendo, ni siquiera una


palabra amable. Esa carta era nada más
que 'envíame dinero'. No

mereces que se aproveche de tu bondad


así, Rose. Eres una persona demasiado
buena para ser tratada

así".
"Ella es la cosa más cercana que tengo
a una familia", la mujer joven protestó,
no obstante débilmente.

Nunca había compartido este problema


con alguien más antes y estaba
sorprendida de ver la reacción

de su amiga. Rose había oído por tanto


tiempo sobre cómo le debía a Delores
por haberse ocupado de

ella que creía que era una deuda que


nunca podría pagar, sin tener en cuenta
sus sentimientos

personales sobre esto. Tener a alguien


para expresarle los sentimientos que
habían estado enterrados
profundamente dentro de ella era algo
que no esperó.

"No necesitas una familia así. Mereces


lo mejor", Ronnie dijo. Dio un
resignado suspiro. "Te dije que te

traería tu chequera y lo haré. También


te traeré la estampilla y el sobre pero
realmente quisiera que

pensaras acerca de esto antes de que le


envíes más dinero". Estiró su mano y
tomó la mano de Rose

entre las suyas. "Prométeme que lo


pensarás primero, ¿Ok?"

"Ok", la mujer joven contestó, sacando


una sonrisa de Ronnie. "Vamos hablar
de algo más en lugar de

eso, ¿Ok?"

44

"Seguro, dime que".

"¿Por qué no me cuentas sobre tu


familia? Me encantaría oír acerca de
ellos".

"No es tan interesante como es posible


que pienses". Ronnie iba a intentar y
sacarle la vuelta a esto pero

la expectante mirada en la cara de Rose


cambió su opinión. "De acuerdo, pero
te advierto, que es

bastante aburrida". Se movió en su


asiento, deseando estar usando jeans en
vez de sus pantalones de

vestir. "Soy la mayor de tres. Somos


Susan, Tommy y yo. Susan es
completamente lo opuesto de mí.

Ella dirige los seguros Cartwright. Está


casada con Jack; él es abogado". Sonrió
como si compartiera

algún gran secreto. "Susan usa más


maquillaje que Tammy Faye Baker y
piensa que es una maravilla.

Pero puede sumar números en su


cabeza más rápido que una calculadora
y trae a la división de seguros

arriba del promedio de ganancias para


ser una de nuestros principales
creadores de ingresos. Tengo

que advertirte sin embargo, no


permitas que te atrape sola en una
fiesta. Mi hermana es la más grande

para recaudar chismes e información


en el estado. Una vez que logra
atraparte no te deja ir hasta que

sepa todo hasta tu tipo de sangre".

"¿Qué sobre tu hermano?" Rose


preguntó, mirando como la sonrisa
abandonó la cara de Ronnie.

"Tommy es un alma perdida. Él tiene


veinticinco años pero todavía actúa
como un adolescente. Le tomó

seis años y tres universidades para


obtener su licenciatura porque no
puede aplicarse él mismo. La

familia insistió que lo pusiera a cargo


de algo así que le di la División de
Bienes Inmuebles". Suspiró.

"Imaginé que eso estaba bien que no


podría hacer algo para estropear esto.
Ahora estamos pasando por

el peor crecimiento desde la recesión y


actúa como si no importara. Por eso
tuve que regresar a la

oficina ayer. Odio la


irresponsabilidad".

Su conversación fue interrumpida por


la llegada de la doctora Barnes.
"¿Cómo está hoy, Srta. Grayson?"

Preguntó.

"Igual que ayer, supongo", Rose


contestó. "Oh, doctora Barnes, ella es
mi amiga Ronnie. Ronnie, ella es

la doctora Barnes". No vio la sonrisa


formarse en la cara de Verónica por el
título otorgado.
"Hola", la médica dijo. Miró la tabla de
Rose por un momento e hizo una
anotación. "Bien, Srta. Grayson,

parece que todo está cicatrizando


correctamente bien". Dejó la tabla
abajo y se trasladó a la cabecera de

la cama para comprobar las puntadas


en la mejilla de Rose. "Los huesos
están fijándose

apropiadamente y no veo razón para


que usted no pueda ir a casa".

"¿Casa? Pero..." Miró temerosamente a


Ronnie por ayuda.

"¿Cómo puede usted enviarla a su


casa? Ella no puede incluso caminar
todavía", la mujer de cabello

oscuro dijo, cayendo en el rol de


protectora fácilmente. Parecía una cosa
natural para hacer cuando

venía para Rose.

"Mire Srta..."

"Cartwright, Veronica Cartwright."

45

"Srta. Cartwright", la doctora corrigió,


sin impresionarse con el nombre de la
alta mujer. "No hay nada
más que podemos hacer por ella ahora
mismo. Su cuerpo está reaccionando
bien al tratamiento. No hay

nada más que hacer, excepto esperar a


que los huesos cicatricen".

"Pero no puede caminar todavía",


Ronnie protestó.

"Ella no podrá caminar hasta dentro de


un año", la doctora contestó. "No hay
muestras de infección, los

escasos agentes han evitado la


formación de cualquier coágulo y la
hinchazón ha ido bajando a un

aceptable nivel. A este punto no hay


nada más que el hospital pueda hacer,
excepto proporcionarle a ella

una cama. Le haré una prescripción


para el dolor y debe volver el próximo
viernes para retirar las

puntadas de su cara. Al mismo tiempo


miraré sus piernas y tobillo entonces
veremos adónde vamos de

allí".

La respiración de Rose estaba


aumentando y parecía lista para llorar,
Ronnie se inclinó rápidamente

sobre la cama, bloqueando de la vista


de la joven mujer de la portadora de las
malas noticias. "Rose",

susurró. "Déjame ocuparme de esto.


Prometo que todo estará bien".

"Yo no puedo... Yo no..."

"Shh. Deja que me ocupe de esto.


Confía en mi". Habló suavemente,
como si calmara a un pequeño

niño. "¿Confías en mi?" Recibió un


tembloroso cabeceo. "Prometo que
todo estará bien".

"Pero..."

"Confía en mi, Rose". Mantuvo su


mirada, dejando que el intenso azul
buscara y calmara al verde,

intentando silenciosamente transmitirle


que todo estaría bien.

Finalmente la joven mujer dejó salir


una pesada respiración y asintió,
poniendo su vida en las manos de

la mujer que parecía tan dispuesta a


ayudarla. Tan asustada como la
perspectiva parecía, había un

confort en saber que Ronnie estaba allí


para ella.

"¿Qué necesito saber sobre el cuidado


para ella?" Verónica preguntó, girando
su atención a la doctora.
"Le mandaré a la enfermera para que le
indique cómo bañarla adecuadamente
para prevenir infecciones.

Sugiero que consiga para su casa a un


asistente de la salud o una enfermera
privada si puede

permitírselo". Ese comentario ganó un


levantamiento de cejas de la mujer que
había donado seis cifras

al hospital el año pasado. "La cosa más


importante es asegurarse que las
heridas se mantengan

limpias". Hizo otra anotación en la


tabla. "Le mandaré una hoja de
instrucciones preparadas explicándole
exactamente qué necesita ser hecho
cada día".

"Bien", Ronnie dijo, su mente pensaba


ya qué habitación sería acomodada en
un espacio para la

recuperación. Era un inesperado giro en


los acontecimientos, pero uno que
podría manejar. Confusa

observó que no era culpabilidad la que


la hacía abrir su santuario a Rose, era
algo más fuerte,

preocupación y afecto. En alguna parte


en el curso de intentar compensar su
error, a Verónica Cartwright
había comenzado a importarle. "Lo que
sea para hacer que ella esté mejor."

46

"Haré que la enfermera le dé todo los


detalles. Firmaré los papeles de la alta
antes de que comience el

resto de mis rondas". Giró la mirada en


su paciente. "Lo siento, Srta. Grayson,
he oído que se encariñó

bastante con nuestra comida". Su


intento de bromear no fue recibido tan
bien como esperaba, ganando

solamente una débil sonrisa de la rubia.


"Bien, si hubiera alguna manera que
justificara mantenerla aquí,

lo haría".

"Lo sé", Rose contestó. "Gracias".

"No se olvide de concertar una cita con


nuestra clínica para pacientes externos
para retirar esas

puntadas el próximo viernes.


Asegúrese que le programen la cita
conmigo y no con un médico asistente.

Quiero dar una mirada a esas piernas


también".

"Lo haré".
"Me ocuparé de eso", Ronnie dijo
firmemente, no dejando duda en la
mente de la joven doctora que su

paciente estaría bien cuidada.

*****

Fue una ocupada tarde para Verónica.


Su teléfono celular estaba
constantemente encendido, agotando

la batería bastante que la ejecutiva tuvo


que recurrir a usar el teléfono de la
habitación de Rose para

terminar sus preparativos. Llamó a una


compañía de suministros quirúrgicos
para comprar una cama de
hospital, una silla de ruedas, y varias
otras cosas que la enfermera insistió
que eran necesarias para la

adecuada recuperación de Rose. Pero


no importó cómo duramente intento,
Ronnie no podía conseguir

que entregaran la cama ese día. En la


frustración les dijo que solo entregaran
los otros artículos y llamó

a varias mueblerías hasta que encontró


una que vendía camas ajustables.
Incluso eso tomó un poco de

trabajo para convencerlos que enviaran


un camión con ésta ese día. Entonces
tuvo que llamar a María
para dejarle saber lo que ocurría.
Explicó al ama de llaves de su
confianza que habitación iban a ocupar

y qué artículos necesitaban ser


movidos para hacer espacio para el
mobiliario nuevo. La llamada

siguiente había sido a un servicio


privado de ambulancias para arreglar el
traslado del hospital a su casa

para Rose. Las restantes llamadas


habían sido a varias agencias en un
intento de conseguir una

enfermera privada para contratarla a


largo plazo, en una base de tiempo
completo, después a María otra
vez para ponerla al tanto de los últimos
acontecimientos.

"¿Ronnie?" Rose llamó suavemente,


atrayendo la atención de la alta mujer.

"Tengo que irme, María. Llámame al


teléfono del jeep si hay algún
problema". Colgó el teléfono y se

sentó en el borde de la cama. "Supongo


que todo está listo. Ahora solo
esperaremos que la ambulancia

llegue".

"No sé como agradecerte", Rose


susurró, su voz quebrada por la
emoción.
"Shh... no necesitas estarte
preocupando de cosas así".

"Pero nadie nunca... yo, quiero decir


esto es tanto..." Sus ojos emergieron
con el sincero sentimiento.

47

"Hey, no es problema, ¿recuerdas?


Prometí que cuidaría de ti". Ronnie
extendió su mano y cogió una

lágrima antes de que pudiera rodar por


la mejilla de Rose. "Hey, nada de eso.
Tabitha te extraña y esta

es la manera perfecta de asegurarme


que ella tenga a alguien más para
conseguir su atención de modo

que yo pueda conseguir hacer un poco


de trabajo". Recibió la más desnuda de
las sonrisas. "Además, he

estado sola durante mucho tiempo.


Será agradable tener compañía".

Capítulo 3

Tanto como Ronnie quería viajar en la


ambulancia con Rose para
proporcionarle comodidad, estaba el

jeep para considerar y la idea de


dejarlo en Albany de noche era un
desagradable pensamiento. No
había pasado cerca del Porsche desde el
accidente, aunque observó que Hans
había estado durante el

día anterior para comenzar las


reparaciones. Eso la dejó sin ninguno
de los vehículos que estuviera bien

en la nieve o su preciado Mustang 1967


para sacarlo y el Mustang nunca vería
el salado invierno de las

calles de Albany si podía evitarlo. Con


reticencia eligió dejar viajar a Rose
sola en la ambulancia

mientras los seguía detrás en el jeep.

El conducir de Albany a Loudonville


donde la casa de Ronnie se encontraba,
normalmente tomaba

menos de quince minutos. La mujer de


cabello oscuro dio al conductor de la
ambulancia una advertencia

que él no estaba en una llamada de vida


o muerte, y tenía que hacer lo posible
para evitar golpear algún

bache en su salida de Albany, incluso si


significaba tomar tiempo doble para
llegar allí. Loudonville era

un área llena de antiguas y viejas casas,


que databan de los siglos XVI y XVII.
A menudo era
considerado un suburbio rico de
Albany incluso aunque era una entidad
completamente separada. La

única relación que Loudonville tenía


con la capital era que estaban dentro
del mismo condado. La gente

que vivía en el prestigioso pueblo


dejaba en claro que no eran residentes
de Albany de ninguna manera,

forma o modo.

El viaje a su casa fue el más angustioso


paseo de la vida de Ronnie. Las calles
eran las típicas de

principios de diciembre los trozos de


aguanieve y el hielo hicieron el viaje
bastante movido pero con el

agregado factor de los baches, la


ambulancia se encontró rebotando
mucho más de lo usual. Sabiendo

que cada bache significaba dolor para


Rose, Verónica gruñó cuando la
ambulancia golpeó un bache

particularmente grande justo cuando


estaban saliendo de Albany y cruzando
para entrar a Loudonville.

La verde y blanca ambulancia rebotó y


se sacudió sobre la irregular calle,
convirtiendo a Ronnie en un
manojo de nervios antes de que
finalmente llegaran a las lisas calles de
su ciudad natal y giraran sobre

la entrada Cartwright.

María abrió la puerta y salió justo


cuando la ambulancia subió por el
camino de entrada, seguido de

cerca por el jeep azul brillante. Ronnie


normalmente utilizaba su control
remoto para abrir las apropiadas

puertas del garaje y guardar su


vehículo pero tenía algo más
importante que hacer. Se colocó en el
área
del gran estacionamiento enfrente de
los garajes y esperó que las puertas
traseras de la ambulancia se

abrieran. Hizo lo posible para


permanecer apartada cuando sacaron a
Rose, observando que más de

unas pocas lágrimas que le parecía ser


nada peor para tener. "Y pensé que
comenté que el hospital era

frío", la joven mujer comentó, la manta


y la sábana no hicieron nada para parar
el penetrante viento que

se había levantado.

"No te preocupes, estarás en el interior


y te calentarás bastante pronto", Ronnie
contestó, notando por la

esquina de su ojo que María tenía las


puertas dobles abiertas dándoles el
espacio máximo para

atravesar con la camilla y su preciada


carga.

48

Lo plano en su espalda, fue lo primero


que Rose notó cuando entraron a la
gran estructura que tenía

altos techos, oscuras vigas contra un


color crema de fondo. Giró su cabeza y
sus ojos se ensancharon
en las vistas. La sala era enorme,
fácilmente más grande de lo que había
sido su apartamento completo.

Cuando sintió el cambio en la altura se


dio cuenta que una parte de la sala
estaba hundida, algo que

había visto en revistas en la biblioteca


pero nunca había visto realmente en el
hogar de alguien. La

alfombra de pared a pared era el mismo


color crema que el techo, espesa y
lujosa sin una sola muestra

de decolorado o desgaste. Grandes


armarios de madera oscura alineaban
una pared; Rose supuso que
serían cerezo o caoba. Un conjunto de
escaleras ocupaba otra pared. Le
recordaron las escaleras del

programa de televisión The Brady


Bunch, excepto que en vez de tener un
reducido rellano, estas

escaleras curvaban alrededor en el


fondo. El barandal era también del
mismo intenso color que los

armarios y las vigas del techo. Escuchó


a Ronnie maldiciendo en alguna parte
en el fondo pero no podía

localizarla, no importaba como


volteara su cabeza. Entonces la vio
salir de una habitación en el extremo
y correr arriba de las escaleras. María
caminó en su línea de visión y Rose
consiguió el primer vistazo

real del ama de llaves. "Hola".

"Bien hola allí, ¡pobrecita!", el ama de


llaves contestó. "Ronnie tuvo que ir
arriba para traer algunas

sábanas. Estará de regreso pronto".

"Mi nombre es Rose". Extendió su


mano.

"Soy María, niña", contestó, tomando


la mano ofrecida y la saludó. "Una vez
que estés instalada haré
algo rico de comer. Estoy segura que
estás harta de esa espantosa comida del
hospital".

"Es usted muy amable pero no quisiera


que tuviera ningún problema".

"Oh, no es ningún problema en


absoluto. Oh, aquí viene Ronnie. Mejor
voy a poner esas sábanas en la

cama para que puedas estar cómoda".

María tomó las sábanas de lino de las


manos de Ronnie y desapareció dentro
de la alejada habitación

mientras la alta mujer fue al lado de


Rose. "Siento sobre eso", dijo.
"Ronnie, ¿puedes hacerme un favor?"

"Claro, ¿qué quieres?"

"¿Puedes cubrir mis pies? Están


congelándose". Un segundo después
sintió grandes manos cálidas

cerrarse alrededor de sus helados dedos


de los pies, la única parte de sus
extremidades inferiores no

encajonadas en un molde de yeso.

"¿Por qué no dijiste nada?" Ronnie dio


una mirada furiosa a los asistentes de
la ambulancia mientras

ajustaba la sábana y la manta para


cubrir los expuestos pies. María salió
de la habitación algunos

minutos más tarde, anunciando que


todo estaba dispuesto. "Te pondremos
en la cama y entonces iré

arriba y te conseguiré un par de


agradables calcetines calientes",
Ronnie dijo antes de apartarse del

camino cuando los asistentes tomaron


el agarre de cada extremo de la
camilla.

49

Solo tomó una rápida mirada alrededor


para que Rose se diera cuenta que el
cuarto en la que la estaban

poniendo era la oficina de Ronnie. Dos


altos archiveros estaban presionados
contra la pared, al parecer

para hacer espacio para la cama queen


size ubicándola en medio del cuarto.
Un escritorio para la

computadora con el monitor más


grande que había visto nunca estaba
contra una pared cercana y una

inmensa televisión ocupaba la pared


restante donde podría verla
cómodamente.

"Ok, Mike, ¿listo?" Uno de los


asistentes preguntó, alzando la sábana
debajo de Rose en sus manos. "A

las tres", Mike contestó. "Uno...


dos...tres". Fácilmente la levantaron
pero en el proceso de ponerla de

nuevo abajo, una esquina se resbaló de


sus manos, provocando que el pesado
molde de la pierna

derecha cayera abajo sobre la cama. La


sacudida envió ráfagas de dolor a
través de Rose y el posterior

grito trajo a Ronnie a su lado. "Srta. Lo


siento", Mike dijo. "Necesitamos ahora
rodarla sobre su costado
para que podemos conseguir sacar la
sábana de debajo de ella".

"No", Ronnie dijo. "Yo la sacaré".


Había claramente cólera en su tono así
como la preocupación que

Rose no estuviera lastimada aún más.


Con cuidado infinito descorrió la
sábana sacándola debajo de la

joven mujer hasta que finalmente salió


libremente. La lanzó al compañero de
Mike. "¿Hay algo que

necesito firmar?"

"No Madame. Usted recibirá la factura


de nosotros en algunos días".
"Bien. ¿Hay algo más?" Sin esperar una
respuesta cabeceó a María, que estaba
parada en la puerta,

"María los acompañará a la puerta".

"Fue un accidente", Rose dijo una vez


que se fueron los asistentes. Ronnie
repasaba atareada las

instrucciones decómoo operar la cama


nueva.

"Fue un estúpido accidente. Él debió


haber tenido más cuidado. ¿Que, si no
hubieras estado sobre la

cama?" Bajó el brazo y envolvió su


mano en los fríos dedos de los pies de
Rose. "Déjame conseguir

algunos calcetines para ti. Regresaré


pronto. ¿Deseas algo de la cocina?"

"No, gracias. Puedo esperar hasta la


cena".

"Huh. Uh. Bien, reconozco que necesito


una taza de café. ¿Quieres algo caliente
o frío para beber?"

"Um..." La mirada en los intensos


azules ojos decía que era mejor elegir
uno u otro. "Caliente, por favor".

"Aquí está el control para la cama".


Dio el blanco aparato de plástico a
Rose junto con el folleto de
instrucciones. "Esto viene con calor y
masaje. Solo presiona estos botones si
quieres encenderlo. Éstos

controlan los pies y la cabecera de la


cama". Observó como la joven mujer
experimentaba, levantando la

cabeza hasta que estuvo en un ángulo


de cuarenta y cinco grados. "Te dejaré
que consigas utilizar esto

y estaré de vuelta con esos calcetines".

Ronnie volvió pocos minutos después


con un par de gruesos calcetines
blancos y un ronroneador

montón de pelusa anaranjada y blanca.


"Mira a quién encontré escondida en el
cuarto de servicio", dijo,

dejando a Tabitha en la cama y


sonriendo cuando vio los brazos de
Rose envolverse alrededor de su

precioso gatito.

50

"Hola dulzura... te extrañé", la joven


mujer arrullaba a su satisfecho gato.
"Has ganado peso".

"¿Mrrow?"

"¿Me extrañaste?" Abrazó a Tabitha


otra vez, sin pensar en las lágrimas que
se derramaban saliendo de

sus ojos. "Gracias", susurró a Ronnie.


"Gracias por ocuparte de ella por mí.
No puedo decirte cuánto..."

Su voz se interrumpió y se dio por


vencida para intentar hablar.

"Lo sé", la mujer de cabello oscuro dijo


suavemente. "Y de nada". Hace una
semana no habría creído

que podría significar tanto tener a


alguien que se ocupara de su mascota
pero ahora Ronnie entendía

justo lo importante que el felino era


para Rose.
"Hey, vamos a poner estos calcetines
en ti". Se trasladó al extremo de la
cama, todavía mirando la

llorosa reunión entre Rose y Tabitha.


"Éstos fueron los más calientes que
pude encontrar", dijo mientras

apartaba la manta. Reunió el tejido de


algodón en sus dedos y lo deslizó
cuidadosamente sobre los

dedos del pequeño pie de Rose, después


sobre el pie y el tobillo cubiertos por el
molde. Con el talón en

el lugar, parte de la punta de los


calcetines caía, claramente mostrando
la diferencia en el tamaño de los
pies de las dos mujeres. "Lamento esto.
Te conseguiré algunos calcetines que te
queden mañana".

"No tienes que hacer eso, Ronnie. Éstos


están bien, si no te importa que use tus
calcetines. Además,

tienen que ser grandes o no cabrían


sobre el molde". El calor que emanaba
de la cama tomó más que

solo tranquilizar a Rose, esto


disminuyó el dolor en sus piernas y la
relajó al punto que sus párpados se

sentían muy pesados y no pudo sofocar


un bostezo. "¿Te importaría si descanso
un pequeño rato?"
"Por supuesto que no, Rose, cuando
estés cansada, solo dímelo". Ronnie
observó la computadora,

gimiendo internamente en el
pensamiento del trabajo que había
estado acumulándose toda la semana

esperando por ella. "¿Te molestaría el


teclado si trabajo un poco?"

"Oh no. Adelante. No me molestará en


absoluto". Rose no sabía si lo haría o
no pero no estaría

diciéndole a Ronnie que no podría


hacer su trabajo en su propia oficina en
su propia casa. Tabitha
parecía bastante satisfecha tumbada en
la climatizada cama y pronto se quedó
dormida.

El sueño no llegó tan fácilmente para


Rose, sin embargo. El traqueteo del
teclado atrajo su atención a

Ronnie que trabajaba duro solo algunos


metros más allá. Había computadoras
en la biblioteca pública y

sabía cómo usarlas para buscar la


localización de libros pero poco más.
Incluso desde esta distancia

podía ver que Ronnie estaba revisando


algún tipo de hoja de cálculo. Aunque
la esculpida cara tenía la
mirada desviada de ella, Rose no tenía
ninguna duda de que la cabeza de
Cartwright Corporation fruncía

el ceño. Un lápiz con el extremo bien


mordisqueado encontró su camino
dentro de la boca de Ronnie

una y otra vez. Cuando éste no estaba


siendo roído, estaba siendo rebotado
arriba y abajo en el

escritorio, un evidente inquieto hábito.


Cada tan frecuentemente como una
incongruente explicación

podía salir de la boca de la culta mujer


y la pantalla de la computadora podía
cambiar de una hoja de
cálculo a otra.

Ronnie se levantó y se acercó a los


archiveros, sacando un fajo de
informes generados en computadora.

"¿Qué diablos estás haciendo,


Tommy?" Preguntó al aire antes de
volver a su asiento y comparar la

información sobre el papel a lo que le


decía la pantalla. A través de los medio
cerrados párpados Rose

continuó mirando a su nueva amiga


luchar para encontrarle sentido a lo que
estaba observando. Varias

veces Ronnie se reclinó en su sillón de


piel y dejaba salir frustrados suspiros.
Eran esas veces que Rose

51

podía ver su cara, frente surcada con el


pensamiento, labios fruncidos, quijada
apretada. La joven

finalmente se quedó dormida deseando


poder hacer algo para disminuir los
problemas de Ronnie de la

forma en que la compasiva mujer había


disminuido los suyos.

*****

Ronnie apagó el monitor y giró en su


asiento para encontrar a Rose
durmiendo, Tabitha justo a su lado.

El anaranjado y blanco felino estaba


ajetreado limpiando sus patas e incluso
no se molestó en levantar la

mirada cuando la ejecutiva salió del


cuarto.

"¿Cómo está la pobrecita, querida?"


María preguntó cuándo Ronnie entró en
la cocina.

"Ella está durmiendo ahora. La


despertaré para cuando la cena esté
lista". Alcanzó un vaso del armario

antes de sacar una cerveza del


refrigerador. "Realmente agradezco
que te hayas quedado tarde hoy

para hacer esto".

"Oh, no es ningún problema para nada,


Ronnie, sabes eso", la mujer mayor
dijo. "¿Qué le sucedió?"

"Fue golpeada por un auto. No tiene


familia y nadie más para ocuparse de
ella. Va a permanecer aquí

hasta que esté curada totalmente y no


necesito que mi madre y hermana
sepan sobre esto", Ronnie

advirtió, deseando evitar cualquier


discusión familiar.
"¿Supongo que es la madre de
Tabitha?"

"Sip". Tomó un trago de cerveza y


olfateó en el horno. "Olores ricos".

"Uh huh estará rico una vez que esté


hecho. Incluso no pienses acercarte allí
y tomar algo". María

recordó que en el pasado muchas veces


cuando los tenedores para la cena
desaparecían los

encontraba en el momento en que los


sacaba del horno. "No me dijiste lo que
le gustaba así que hice

una cacerola de asado".


"Oooh. Suena rico". Los ojos de Ronnie
se iluminaron. "Espero que hayas
hecho suficiente". Tomó otro

trago de cerveza y echó un vistazo en


las hileras de gabinetes. "¿Sabes dónde
está esa bandeja que

utilizamos cuando mamá estuvo


enferma?"

"Por supuesto que lo sé. A diferencia


de ti, conozco mi camino alrededor de
la cocina".

"Hey, sé donde están las cosas.


Encontré la cerveza sin problemas".
Ronnie sonrió.
"Siempre saliéndote lo listilla, ¿no es
así, Verónica Louise?"

"Únicamente contigo, María", la alta


mujer contestó, inclinándose y dándole
a su querida ama de llaves

un beso en la mejilla y le rizó el


cabello. "Tomaré mi cena en la oficina
con Rose. Si necesitas ayuda solo

dame un grito".

52

"Considerando que serví a tu familia


entera cuando vivían todos aquí pienso
que llevar dos cenas a la
oficina no será un problema." Abrió la
puerta del horno y pinchó la carne y las
papas con un tenedor

grande. "Ahora ve a ocuparte de tu


huésped. La cena tardará por lo menos
en otra media hora".

Una vez que estuvo sola otra vez en la


cocina, la cara de María dejó la sonrisa.
Se acercó a las puertas

corredizas y miró detenidamente afuera


en la noche. La lámpara grande de
sodio iluminaba el garaje y el

maltratado Porsche situado en el


interior de éste. "Oh Verónica..."
susurró. "¿Qué has hecho?"
*****

"Estaba delicioso", Rose dijo por


milésima vez, poniendo su tenedor
abajo en el plato vacío. "Nunca me

interesé mucho por las zanahorias pero


éstas estaban deliciosas".

"Creo que María pone un poco de


azúcar en ellas mientras se están
cocinando", Ronnie contestó,

quitando la bandeja del regazo de la


rubia y dejándola sobre el escritorio.
"¿Estás lista para el postre?"

"¿Postre?" Verdes ojos se iluminaron.


"Postre. Sé que ella tiene pastel de
chocolate y nueces recién hecho allí y
si busco realmente puede que

encuentre un poco de helado para


acompañarlo". La mirada de completo
placer en la cara de Rose trajo

una sonrisa a la suya. Mantén eso y


María te hará tan grande como una
casa. Nada le complace más

que ver a la gente disfrutar de lo que


cocina". Echó un vistazo en la joven
mujer aún en su bata azul y

blanca del hospital. "Por supuesto


parece que te puede ser útil un poco de
carne en tus huesos. De
modo que no sería una mala cosa.
Mientras estoy en eso, te traeré algo un
poco más cómodo para usar

que esa cosa".

"Oh, bien supongo que es un poco


espantoso", Rose contestó, levantando
la tela sobre su hombro.

"No pienso que tenga algún pantalón


que sean bastante grande para pasar
esas piernas pero estoy

segura que tengo una camisa de dormir


en alguna parte. Ya regreso". Recogió
los platos vacíos y salió

del cuarto.
"¿Carne en mis huesos?" Rose preguntó
a Tabitha una vez que Ronnie salió.
"Me parece que he ganado

diez libras de todo lo que he comido


los últimos días".

"¿Mrrow?"

"Sip, parece que has estado disfrutando


algo de lo que María cocina también",
refunfuñó cuando el

anaranjado y blanco gato subió sobre


su muslo para posarse sobre su regazo.
"No entiendo esto".

Rascaba ausentemente detrás de las


orejas de Tabitha mientras expresaba
sus pensamientos. "Ella me

encuentra en la calle, me lleva al


hospital, y debería haber sido hasta ahí.
En lugar de eso se ocupa de

ambos como si fuéramos la cosa más


importante del mundo para ella".

"¿Mrrow?"

"Oh, cielos prohibido que deje de


rascarle a usted, su majestad".
Reasumió su suave rascar. "Crees que

puedo entender". Levantó a Tabitha


sobre su pecho y frotó su nariz en la
suave piel. "Eres tan adorable,
53

cualquier persona que te ve se enamora


de ti". Escuchó el suave ronronear por
un minuto, tomando

comodidad en sostener su precioso


gatito. "Nop, no lo entiendo en
absoluto. Estoy agradecida pero no lo

entiendo".

"Aquí estamos", Ronnie dijo cuando


entró en el cuarto. Cada mano sostenía
un plato de postre con un

gran pedazo de pastel de chocolate y


nueces y una copa de helado de vainilla
perforado con una
cucharita mientras que una camisa de
dormir café claro colgaba sobre su
hombro. Dejó los platos abajo

en el escritorio y dio la camisa de


dormir a Rose.

"¿Dartmouth?" La mujer más joven


preguntó, sosteniendo la camisa
delante de ella.

"Sip. Conseguí mi licenciatura allí y mi


maestría en Stanford", Ronnie dijo
mientras le daba un plato a

Rose. "Está vieja y descolorida pero


todavía la amo".

"¿Cuáles son tus títulos?"


"Mmm, buena niña exploradora.
Veamos... Tengo una Licenciatura en
Administración de Negocios con

un secundario Marketing y mi Maestría


es en Dirección de Negocios".

"No me sorprende que seas la


presidenta de tu compañía".

"Bien, eso es por soy la mayor", Ronnie


sonrió. "Cuando esto viene de
Cartwright Corp., el nepotismo se

consigue por todas partes".

"Estoy segura que tomó más que eso


para llegar a donde estás", Rose
contestó, poniendo una
cucharada del sabroso postre en su
boca.

"Así es, pero si estuviera con cualquier


otra compañía solo estaría en gerencia
media. Mi padre murió

menos de tres años después de que me


gradué y entonces tomé el control de
las riendas".

"Oh. ¿Estabas cercana a tu padre?"

"Supongo". Empujó el último pedazo


de pastel de chocolate y nuez en su
boca. "Era la mayor y por

mucho tiempo la manzana de su ojos.


Sabes, es curioso, no importaba lo
ocupado que él estaba,

encontró siempre el tiempo de asistir a


cada conferencia de padres y
profesores, cada juego, incluso

asistió a todos los juegos de mi


pequeña liga. No muchos hombres en
su posición harían eso".

"Parece que él te amó mucho".

"Él lo hizo. Era el infierno criarme y


estaba siempre intentando mantenerme
fuera de problemas". Ronnie

dejó su plato abajo y se recargó en su


sillón de piel. "Recuerdo más de una
vez en que uno de los
floreros antiguos de mi madre se
conseguía roto con mi pelotera y él
estaba culpandose". Sonrió ante el

recuerdo. "Solo una vez conseguí


herirme y él no pudo cubrirlo por mí.
Resbalaba de esa barandilla allí

afuera y me caí. Me fracturé el brazo.


Mamá me castigó todo el verano".

"Si creciste aquí, ¿por qué tu madre no


vive aún aquí?"

54

"Bien, después de que papá muriera,


ella vivió aquí durante un tiempo.
Eventualmente comenzó a pasar
más y más tiempo con sus amigas de
canasta. Todas ellas viven en una
comunidad de retiro cerca.

Pensó que si estaba pasando todo su


tiempo allí por qué no solo vivía allí,
así que le compramos un

condominio y asumí el control de la


casa de la familia. Tiene sentido, sin
embargo. Está rondando los

sesenta y no necesita un lugar tan


grande de todos modos".

"¿Tus hermanos no querían la casa?"

"No tuvieron una opción. Soy la mayor.


Es cómo funciona en nuestra familia.
¿Terminaste con eso?"

"Oh, sí, gracias". Rose entregó el ahora


vacío plato.

"Además", Ronnie continuó. "Susan y


Jack tienen una agradable casa a unos
pocos kilómetros de aquí y

Tommy parece preferir apartamentos.


Si no la hubiera tomado,
probablemente habríamos puesto el
lugar

a la venta". Apiló los dos platos y giró


alrededor en su silla para hacer frente a
la gran pantalla de

televisión. "Son casi las diez. ¿Estás


cansada o deseas ver qué está
pasando?"

"No, estoy bien despierta. Esa siesta de


antes ayudó". Rose se movió e inhaló
agudamente. "Pienso que

es hora para otro Percocet, sin


embargo".

"Te lo traeré. Encuentra algo para que


veamos".

*****

Tabitha estaba satisfechamente


durmiendo junto a Rose, que
continuaba mirando fijamente arriba en
el
techo. Ronnie se había ido a la cama
una media hora antes, dejando a la
joven mujer sola con sus

pensamientos. Le sorprendió a Rose


darse cuenta justo como decepcionada
estaba cuando su amiga

anunció que se iba a la cama. Había


verdaderamente disfrutado la noche y
la atención constante de la

mujer más mayor. También parecía que


cuando Ronnie estaba alrededor, sus
piernas y el tobillo no

dolían tanto ni la conducía a las


lágrimas tan a menudo. Pensó de nuevo
en qué había sucedido justo
después que comenzaron a ver las
últimas noticias.

Un incorrecto movimiento envió el


atroz dolor a través de ella e
inmediatamente Ronnie había estado
allí.

Ronnie, la sostuvo fuertemente, le


susurraba consoladoras palabras, que
tiernamente la acunó. Rose

deseó que el abrazo no terminara


nunca. Quería continuar sintiendo la
cálida piel contra la suya, aspirar

la fragancia del perfume de Ronnie,


sentir la subida y caída del pecho de la
fuerte mujer contra su
mejilla. Cuando Rose finalmente la
soltó, fue con gran reticencia y un
sentimiento de pérdida. Ajustó la

almohada detrás de su cabeza y forzó


sus ojos para cerrarse, pero no hizo
nada para borrar la sensación

de Ronnie confortándola.

Arriba, Ronnie estaba mirando


fijamente su propio techo. No quería
dejar a Rose, pero no le había

parecido correcto mantener a la mujer


aún en recuperación levantada
demasiado tarde. Escuchó los

sonidos de la noche, los ocasionales


camiones que bajaban por la calle
principal, los búhos ululando en

la distancia. Nada de eso le interesó. Lo


que estaba escuchando era por el suave,
melódico sonido de la

voz de Rose llamarla.

"Maldición, tendría que haber


conseguido un sistema de
intercomunicación", murmuró en la
oscuridad.

¿Y si Rose necesita ayuda con el


acomodo? ¿Qué si despierta y necesita
más Percocet? ¿Era seguro

55
dejar a Tabitha con ella? ¿Qué si
caminaba a través de las piernas de
Rose? ¿Qué si sentía dolor otra

vez y necesitaba ser sostenida? Ésos y


una docena más de preguntas pasaron
por su mente, todas

convenciéndola que arriba no era el


lugar correcto para estar. Con la puerta
de la oficina abierta

permitiendo a Tabitha entrar y salir en


caso de que necesitara la caja de arena,
no había seguramente

manera que pasara por alto oír a Rose.


¿Pero qué si lo hacía? ¿Qué si Rose la
necesitaba y no la oía
llamarla? Sí, era por eso que tenía que
estar cerca de ella... solo en caso de que
necesitara algo.

Agarrando las almohadas y la manta,


Ronnie salió de su dormitorio y se
dirigió abajo.

Acomodando la ropa de cama en el


sofá, silenciosamente cruzó el cuarto y
echó un vistazo en la mujer

durmiendo. Después de convencerse de


que Rose estaba bien, Ronnie volvió al
sofá y se acomodó, el

sueño tomó el control en menos de


minutos.
*****

Ronnie se levantó alrededor de las seis.


Regresó las ropas de cama a su
habitación y se cambió a su

ropa de entrenamiento antes de entrar


en la oficina para checar a Rose. La
joven mujer estaba todavía

durmiendo profundamente así que se


sintió segura para dirigirse abajo para
introducirse en su

entrenamiento. Sin embargo, esto que


normalmente significaba paredes
sacudidas por los decibeles de

la música de los años 80 fue cambiada


al silencio absoluto a fin de no perderse
de oír a Rose

llamándola. Lo que eran normalmente


veinte repeticiones con cada máquina
se tornaron en diez y la

máquina de deslizamiento fue ignorada


completamente. Volvió arriba y revisó
a la dormida mujer una vez

más antes de ir a tomar una muy


necesaria ducha. Era sábado. No había
señales de María que tenía los

fines de semana libre. Esto hizo que


Ronnie resolviera que hacer para que
ella y Rose desayunaran.
Cuando el vapor del agua enjuagó el
champú de su cabello y el sudor de su
cuerpo, los ojos de Ronnie

se cerraron y su mente vagó de nuevo a


la mujer de cabello rubio durmiendo en
el piso de abajo. Había

habido un casi culpable placer en


sostenerla anoche, sabiendo que era la
única responsable del dolor,

sin embargo también la única que le


proporcionaba consuelo de ese dolor.
Disfrutó sostener a Rose,

enterrando su nariz en el cabello de


hilos dorados, envolviendo los brazos
alrededor del suave cuerpo,
sintiendo la cálida respiración contra
su cuello...

Los ojos de Ronnie volaron abriéndose


y bajó la mirada para descubrir su
jabonosa mano acariciando su

propio pecho izquierdo. Rápidamente


se enjuagó, mentalmente regañándose
por fantasear cuando tenía

muchas cosas más importantes para


hacer.

Rose se despertó por el sonido de


Ronnie entrando al cuarto, un plato
lleno de hot cakes y tocino en

cada mano. "No soy una buena cocinera


como María, pero por lo menos no
quemé nada."

"Estoy segura que estará estupendo."

"¿Quieres café o té?"

"Oh, café sería genial", Rose dijo feliz.

"Hay una jarra recién hecha. ¿Crema y


azúcar?"

"Solo crema por favor".

56

"Un café, crema, nada de azúcar sale de


inmediato". Dejó su plato en el
escritorio y el plato de Rose en
la bandeja antes de colocarla en el
regazo de la joven mujer.
"Desayunaremos y entonces te ayudaré
a

bañarte. La enfermera no comenzará


hasta el lunes pero pienso que puedo
ayudarte".

"Sabes de verdad odio sentirme así de


impotente", Rose dijo. "Quiero decir,
yo no puedo incluso

inclinarme sin que me duelan mis


piernas. Si no pienso y meneo mis
dedos del pie es incluso peor, no

mencionar la cosa entera del cómodo".


Sus mejillas se ruborizaron levemente
con vergüenza.

Ronnie no sabía qué decir a ese


comentario, sabiendo que si los papeles
estuvieran invertidos no estaría

probablemente tan bien sobre la


completa situación. "Vuelvo enseguida
con el café y después del

desayuno veré si puedo encontrar ese


juego Trivial Pursuit". Se dirigió hacía
la puerta encontrándose

con Tabitha.

"¿Mrrow?"

"¿Y supongo que quieres tu desayuno


también?" Recibió su respuesta en la
forma felina frotándose

contra la pierna de sus pantalones.


"Vamos, si estás comiendo no
fastidiarás a tu madre por algo de lo

suyo".

*****

Aunque Ronnie había ayudado a Rose


ayer por la noche con el acomodo, la
mujer joven estaba aún muy

tímida de tener a la rica y poderosa


mujer ayudándola. Ni una palabra fue
dicha cuando el cuenco fue
deslizado debajo de ella, hizo su deber,
y Ronnie lo llevó al cuarto de baño
contiguo. Bien por lo menos

no tengo mi período, Rose pensó para


sí misma, temiendo al hecho de que era
solo en una semana o

algo así. No tenía idea cómo iba a


manejar eso cuando se encontrara.

"Bueno, supongo que debemos


conseguir asearte. ¿Quieres un Percocet
ahora o después?" Ronnie

preguntó cuando volvió del baño con


un recipiente lleno de agua caliente
jabonosa y un paño.
"Después. Me ponen a dormir también
fácilmente. ¿Crees que podríamos
cortar las pastillas por la

mitad? Quiero decir, yo sé que la


doctora Barnes quisiera que las tomara
para el dolor pero odio

sentirme tan atontada todo el tiempo".

"No veo ninguna razón de porque no",


Ronnie contestó, dejando el recipiente
en el escritorio. "Vamos a

lavarte. Seré tan gentil como pueda",


prometió.

La mujer de cabello oscuro era de


hecho extremadamente gentil, como si
estuviera asustada de causarle

la más mínima cantidad de dolor. "Ok,


¿si lavo tu espalda puedes hacerlo con
el resto?"

"Sip". Rose se inclinó y se quitó la


camisa de dormir de Dartmouth y se la
puso delante de sus pechos.

Firmes dedos bajo la jabonosa toallita


trabajaban de un lado a otro de su
espalda, sacando un

inesperado gemido de sus labios.

"¿Te lastimé?"

57
"No, lo siento. Supongo que me duele
mi espalda de pasar tanto tiempo en
esto".

"Me acostumbré a conseguir las peores


tortícolis en mi espalda después de
estudiar toda la noche

durante los finales. Mi compañera de


cuarto era estupenda en los masajes".
La mente de Ronnie pensó

brevemente de nuevo a algunas de las


otras cosas que Christine era buena.
"De todos modos", dijo,

empujando la imagen de su mente.


"Ella me enseñó que hacer. ¿Puedes
inclinarte un poco más?" La
joven mujer obedeció y Ronnie puso el
trapito a un lado. Se movió un poco
para conseguir una mejor

posición y comenzó a masajear los


apretados músculos con sus largos
dedos.

"Oh, esto se siente bien", Rose


murmuró adormilada, inclinándose
nuevamente dentro del suave masaje.

Parecía que cada dolor, cada nudo en su


espalda desaparecía bajo el tacto de
Ronnie. El agua jabonosa

hizo que los fuertes dedos resbalan


incluso más fácilmente a través de su
piel. "Estás en la línea
equivocada de trabajo, Ronnie. Debes
haber sido una masajista".

"¿Es eso así?" Murmuró, su atención


enfocada en la suave piel debajo de sus
manos.

"Absolutamente", Rose gimió cuando


la firme presión fue puesta en un punto
particularmente adolorido.

"Vas a ponerme de nuevo a dormir si


mantienes eso".

"Bien, nosotras no deseamos eso ahora,


¿no?" Tomó el trapito, y limpió el resto
de la espalda de Rose.

"Ok, te dejaré para que termines


mientras busco el Trivial Pursuit".

Una vez que Ronnie salió del cuarto,


Rose puso la camisa sobre su regazo y
lavó el resto de su cuerpo y

áreas íntimas. Había terminado y acaba


de tirar de la camisa sobre su cabeza
cuando la mujer de azules

ojos volvió. "Yo encontré... oh, lo


siento". Ronnie cerró la puerta
rápidamente. "Hazme saber cuando

estés lista", dijo a través de la puerta


cerrada, la vista de los firmes pechos
de Rose ocupaba su mente.

Ésa fue una de las cosas que echaba de


menos desde que puso su propio
gimnasio privado. Cuando

había estado yendo al gimnasio local,


había muchas mujeres guapas que
andaban por el vestidor en

varias etapas de desnudo. Era fácil para


ella secretamente mirar sus cuerpos y
gozar de la vista sin ser

notada. Ronnie dejó salir un suspiro de


desilusión en lo que nunca podría tener
otra vez. Su experiencia

en Stanford había asegurado eso.

"Ok", la voz de Rose llamó. Entró para


encontrar al cuerpo superior de la
mujer postrada en cama

cubierto por la camisa de dormir de


Dartmouth, su cuerpo inferior oculto
debajo de las mantas. "¿Lo

encontraste?"

"Yeah, siento acerca de entrar sin tocar.


No pensé".

"Está bien. Estoy segura que has visto a


mujeres medio desnudas antes".

"Bien, aún así tendría que haber


tocado". Ronnie miraba la pequeña
bandeja. "Hmm... esto no va a ser

bastante grande para jugar".


"¿Sabes?, si pones la pierna apoyada
arriba sobre esa silla de ruedas, estoy
segura que podría jugar en

una mesa contigo".

"¿Piensas que estás lista para eso?"

58

"Bien, me pusieron en una para


cambiar las sábanas en mi cama en el
hospital. Estoy segura que si

tenemos cuidado nosotras podremos


hacerlo".

"No lo sé, Rose. No quiero lastimarte",


Ronnie dijo con indecisión.
"Tengo dolor la mayor parte del tiempo
de todos modos. No pienso que esto
hará mucha diferencia".

Levantó la mirada en los penetrantes


azules ojos y sonrió. "Realmente deseo
jugar contigo".

"¿Estás segura sobre esto?"

"Estoy segura. Además, de esa manera


puedes darme un recorrido".

Ronnie vaciló por un momento,


sopesando los peligros de mover a
Rose y confiar que la joven mujer

sabía cuáles eran sus límites. "De


acuerdo, pero si te sientes cansada o
quieres acostarte de nuevo me

lo dices inmediatamente, ¿Ok?"

"Ok".

*****

Se requirió traer la silla cerca contra la


cama y colocar a Rose en ésta pero
pudieron hacerlo con una

mínima cantidad de malestar.


Afortunadamente, las renovaciones que
Ronnie había hecho cuando tomó

posesión de la casa incluían una puerta


bastante ancha. Con excepción de la
parte del desnivel de la
sala, no había lugar al Rose no pudiera
ir en el primer piso. "¿Estás lista para
el recorrido?" Ronnie

preguntó después de comprobar


minuciosamente para asegurarse que la
manta metida bajo las frágiles

piernas no interferiría con las ruedas.

"Absolutamente", Rose contestó,


alcanzando las ruedas solo para
encontrar que la dirigían ya fuera del

cuarto, las manos de Ronnie en las


manijas. La oficina estaba apartada de
la sala y ahora verticalmente,

Rose veía incluso más de la magnífica


área. Las clásicas pinturas al óleo
colgaban sobre las paredes.

Un antiguo perchero situado cerca de la


puerta junto con un soporte para
paraguas que se miraba

demasiado elegante para sostener un


paraguas. Cada pieza de mobiliario
hacía juego, desde el

decorado en el sofá de piel a las mesas


del extremo a los muebles que
alineaban las paredes. "Es

hermoso", Rose susurró reverente.

"Es pomposo" Ronnie replicó.


"Únicamente lo dejé de esta manera
porque no quería escuchar lo que

diría mi familia si la cambiaba. A


veces tenemos que hacer reuniones
aquí y estoy segura que el Monet

es examinado mucho mejor que un


Witherspoon". Observó la falta de
respuesta de la joven mujer.

"Witherspoon es un artista abstracto.


Tengo algunos de sus trabajos colgando
en el cuarto de juego".

"¿Tienes un cuarto solo para juegos?"

"Es un retroceder a los tiempo de mi


padre. Él acostumbraba entretener a
algunos de sus amigos más
indecentes allí. Tiene una mesa de
billar, un bar, tiro al blanco, esa clase
de cosas. Es aquí. Te lo

mostraré".

59

Entre la oficina y la cocina estaba una


puerta, oculta debajo de las escaleras.
"Aquí es. No había estado

aquí adentro desde hace tiempo, hasta


hoy en que vine a buscar el juego
Trivial Pursuit. María incluso

no se molesta en limpiar aquí porque


nunca se utiliza, así que no te
preocupes de algo de polvo que es
posible que veas". Ronnie paró de
empujar la silla, caminó adelante, y
abrió la puerta.

Había apenas unas motas de polvo en el


cuarto, a pesar de la advertencia. Rose
oyó un click detrás ella

y el cuarto se iluminó con una serie de


luces que colgaban, todas proclamaban
una marca u otra de

cerveza como siendo la mejor. En la


lejana pared izquierda estaba ubicado
un bar completamente

abastecido. En el centro del cuarto de


entretenimiento una mesa de billar con
el verde fieltro y al extremo
derecho del cuarto había algunas
pequeñas mesas con ceniceros. "Es
justo como un bar".

"Casi. Papá acostumbraba a retirarse


aquí con sus amigos cuando él
necesitaba un descanso del

congestionado mundo de los negocios.


Aprendí a jugar billar justo en esta
mesa". Recorrió sus dedos a

través del fieltro en memoria. "Durante


la ley seca, mi bisabuelo dirigía un
improvisada taberna

clandestina fuera de aquí, solo para


importantes clientes, por supuesto".
Caminó a la pared lejana y
señaló una pequeña campana. "Ésta era
la campana de advertencia. El abuelo
acostumbraba utilizarla

para advertir cuando venía mi abuela y


años más tarde mi padre hizo la misma
cosa".

"Wow", Rose dijo, realmente


sorprendida en la historia del cuarto.
Estiró su mano y recorrió las yemas de

sus dedos a lo largo del suave costado


de la madera de la mesa de billar.
"Estoy sorprendida que no

pases tiempo aquí. Parece un


maravilloso cuarto".
"Lo es, pero estoy realmente
demasiado ocupada la mayor parte del
tiempo para traer amigos". Ronnie

agarró las manijas otra vez. "¿Lista


para ver el resto?"

"Seguro".

Salieron del cuarto de juego y se


aventuraron por más, Ronnie señaló el
cuarto de servicio que conducía

al camino de entrada, el vestíbulo, y el


segundo cuarto de baño en el primer
piso. Entraron a un elegante

comedor con una mesa más larga que


cualquiera que Rose había visto antes.
"Podrías sentar a veinte

personas aquí", la joven mujer dijo.

"En realidad, es para sentar dieciocho


con la tabla adentro, pero parece
bastante grande, ¿no?"

"Es hermosa". La mesa hacía juego con


los armarios de porcelana China
construido en cada esquina así

como el carro de servicio, una mesa de


madera con ruedas y plegables aletas
sobre los lados.

"Supongo que lo es. Nunca lo utilizo a


excepción de que la familia consiga
reunirse. Yo como
generalmente en la cocina o delante de
la computadora. Vamos, no has visto
nada todavía".

Su siguiente parada fue la cocina.


Ronnie empujó a Rose en el centro del
cuarto para que pudiera ver

todo en un solo vistazo. "Cuando tomé


posesión de la casa, ésta tenía nada más
que dos barras y unos

pocos gabinetes. María y yo trabajamos


con uno de los mejores diseñadores de
cocinas del área para

hacer esto".

"Es hermosa. Es justo como esas


cocinas que tu ves en las revistas",
Rose dijo. El colosal refrigerador

lucía paneles de roble claro en el


frente, combinando con el resto de la
decoración de la cocina. Una

división de lujosas artes de cocina justo


en el centro del cuarto y estaba
completada con una cocina y

60

fregadero así como un hueco para la


basura y construído en recortados
tableros. Sobre sus cabezas

estaba una barra de hierro forjado


sosteniendo pulidas ollas y cacerolas
de cobre. El extremo opuesto

del cuarto había una puerta deslizable


grande de cristal que daba hacia el
camino de entrada y la

cochera más allá. Toda la cocina estaba


acabada con roble, cobre y acero con
mucha luminosidad,

dando una sensación de buena


ventilación del área. "¿Qué es esa
puerta?"

"Esa conduce al cuarto de lavado. Es


nada excitante, nunca voy allí".

"¿Un cuarto solo para lavar? ¿Puedo


verlo? Quiero decir, si no es demasiado
problema".

"No es problema en absoluto, Rose",


Ronnie dijo, sonriendo en la obvia
aprobación de la mirada y voz de

la joven mujer. Ellas se dirigieron al


cuarto de tamaño mediano. Llamarlo
un cuarto de lavado era un

poco una subestimación. Más allá de la


indispensable lavadora y secadora,
también sostenía la tabla de

planchar, varios estantes para


almacenar la ropa fuera de temporada,
un armario con todo desde

suavizadores de tela y detergentes para


quitar manchas y las hojas para la
secadora, y un mostrador

para ropas en uso.

"Esta casa es asombrosa. Si viviera


aquí, nunca desearía irme". Sus ojos se
ensancharon en la manera

en que su declaración pudiera ser


tomada. "Yo... quiero decir, es
realmente un lugar agradable, no que

yo..."

"Relájate, Rose, sé lo que quisiste


decir", la alta ejecutiva dijo. "No me
gustaría irme de aquí tampoco.
Por eso todo está diseñado para mi
comodidad, y la de María por
supuesto". Extendió el brazo y apagó

la luz. "Bien, eso es todo," dijo cuando


empujó a Rose nuevamente dentro de
la cocina. "El resto del

lugar está arriba o en el sótano y no


vamos a aventurarnos allí hoy".

"Es realmente una hermosa casa,


Ronnie".

"Gracias. Me alegra que te guste",


contestó, tomando la aprobación de
Rose de su hogar más

seriamente de lo que ella había tomado


de cualquier persona antes. "¿Así que
te levantas para ese

juego de Trivial Porsuit o qué?"

"Oh, esa mesa en el comedor es


demasiado alta para esta silla", Rose
dijo disculpándose.

"No hay problema. ¿Piensas que una de


las que está en el cuarto de juego sería
más adecuado?"

El resto de la mañana fue pasada en el


cuarto de juego en donde completaron
cuatro juegos de Trivial

Pursuit, terminando con un empate de


dos triunfos cada una. Entonces
regresaron a la oficina en donde

miraron un maratón de las cintas de la


Juez Judy que Ronnie había guardado
pero había estado

demasiado ocupada para mirarlos.


Tabitha les hizo compañía,
alternándose entre acostarse en la cama

con Rose y saltar en el regazo de


Ronnie en el sillón.

Poco después de comer Rose tomó la


mitad de un Percocet y se acomodó
para tomar una siesta, las

actividades de la mañana cobraron su


precio en sus aún cicatrizantes piernas.
Ronnie fingió trabajar en

la computadora pero en verdad estaba


solo esperando que la joven mujer se
quedara dormida. Cuando

oyó los suaves, tranquilos ronquidos, se


alejó del escritorio de la computadora y
se arrodilló junto a la

cama. Observó la regular subida y


bajada del pecho de Rose algunos
minutos antes de meter la manta

alrededor de ella y salir del cuarto,


asegurándose que la puerta quedara
entreabierta.

61
*****

Rose sacudió su cabeza grogui y abrió


los ojos. Estaba oscuro afuera pero con
los cortos días del

invierno, no podría decir si eran las


cinco o las ocho. Un vistazo a los rojos
números en la alarma le dijo

que eran cuarto para las seis. Su vejiga


le decía que era tiempo para algo más
completamente. Suspiró

en el pensamiento de tener que pedir a


Ronnie ayudarle otra vez con la tarea.
Sus ojos cayeron en el

cómodo, colocado en la pequeña mesa


junto a la cama. Estaba dentro del
alcance de su mano...

quizás...

Ronnie estaba cortando champiñones


cuando oyó el desgarrador grito. El
cuchillo golpeó el piso cuando

corrió de la cocina a la oficina mientras


los gritos continuaban.

"Oh Dios... ahhh..." Rose todavía


gritaba en angustiante dolor cuando
Ronnie entró. La joven mujer había

conseguido rodar sobre su costado


intentando conseguir el cómodo debajo
de sí misma pero en el
proceso su pierna izquierda cayó sobre
la derecha y la torció, enviando
intensas oleadas de dolor a

través de su tobillo. "¡Oh Dios esto


duele!"

Ronnie no perdió tiempo, agarrando el


pie izquierdo y levantando la pierna
apartándola de la derecha

atrapada por debajo de ésta.


Rápidamente consiguió colocar a Rose
sobre su espalda otra vez. "¿Qué

sucedió?"

"Yo... yo quería solo". Sus palabras


interrumpieron en sollozos cuando ella
lloró desamparadamente.

"Está bien ahora, está bien". Ronnie la


levantó sobre la cama y tiró de Rose
contra sí con un brazo

mientras alcanzaba la botella de


Percocet con el otro. "Te tengo, Rose...
Está bien ahora". El tapón de la

botella salió volando bajo la fuerza de


su pulgar. "Aquí ahora, toma esto".

Rose tomó la pastilla completa en su


boca, seguida por algunos tragos de
agua para conseguir bajarla.

Los sollozos disminuyeron un poco,


pero sus brazos seguían envueltos
firmemente alrededor del cuello

de Ronnie. "¿Qué pasó?"

"Yo... yo tuve que ir... y... y..."

"¿Por qué no me lo pediste? Dejé la


puerta abierta para así poder oírte".
Cualquier cosa que Rose

intentaba dar como respuesta se


perdían en sus sollozos, las únicas
palabras que Ronnie podía

recuperar eran 'lo siento' y 'preocupes'.


"Okay... Te he entiendo", la arrulló. "Te
entiendo, todo está bien".

Pasaron unos buenos diez minutos


antes de que lograra que Rose se
tranquilizara para conseguir el

cómodo bajo sus caderas. "Pienso que


mejor vamos de nuevo al hospital para
que puedan asegurarse

de que los huesos todavía están


alineados".

"No golpeé este duramente..."

"No sabes eso, Rose. Incluso la más


mínima parte movida y tendrás
problemas para caminar otra vez, lo

sabes".

62
"No quiero volver", dijo
temerosamente. "Lo siento, por favor
no hagas que vuelva".

"Shh... no estoy haciendo que vuelvas.


Solo quiero asegurarme de que no te
hiciste ningún daño, es

todo". Abrazó a Rose otra vez.


"Prometo que únicamente iremos a que
le saquen unas radiografías a tus

piernas y entonces nosotras volveremos


a casa".

Eran casi las dos de la mañana para el


momento en que regresaron de la sala
de emergencias. Ronnie
estuvo bastante molesta durante el
tiempo que tomó para que llegara la
ambulancia, pero estaba aún

más enojada en la hora y media que


esperó para conseguir el traslado de
regreso. El pensamiento de

comprar una camioneta para así no


tener que depender de otros para
ayudarle a llevar a Rose de un

lado a otro pasó por su mente más de


una vez, pero para su alivio, nada
estaba movido de su lugar. La

cena terminó no siendo el elegante


banquete que había planeado solo
calentó las sobras en el
microondas debido a lo tarde de la
hora.

Ronnie consiguió poner a Rose


nuevamente en su cama y le dio una
severa advertencia sobre intentar

un truco así otra vez antes de meterla.


"Estaré aquí en el sofá si me necesitas",
dijo antes de apagar la

luz y dirigirse hacía la puerta.

"¿Ronnie?"

"¿Sip?"

"Lo siento".
Esas palabras trajeron a la mujer de
cabello oscuro nuevamente a la
cabecera. "Lo sé, cariño, y sé que

es difícil para ti, pero por favor solo


pide ayuda la próxima vez, ¿Ok?"

"Ok." Hubo una pausa. "¿Ronnie?"

"¿Sip?"

"Es tiempo".

*****

Ronnie vació la última taza de café y se


asomó a la ventana al sol de la mañana
rebotando en la recién
caída nieve. Detrás de ella, Rose
continuaba profundamente dormida, en
absoluto perturbada por las

tempranas actividades de la mañana de


la ejecutiva en la computadora. Ronnie
dejó la taza vacía abajo

sobre el escritorio y suspiró. Tres horas


emitiendo declaraciones y hojas de
cálculo habían fracasado, no

pudiendo salir con algo sobre


Propiedades Inmobiliarias Cartwright.
Los contratistas fueron pagados, los

recibos fueron presentados, todo


parecía un negocio como de costumbre.
Entonces ¿por qué sentía tan
terminantemente que algo estaba
terriblemente incorrecto? Cayó
nuevamente en su sillón y tomó el

informe otra vez. La respuesta tenía


que estar allí. Pero en vez de volver al
mundo de los libros mayores

y entradas, los ojos de Ronnie vagaron


a la cama, donde el brillante sol
proyectaba un resplandor

alrededor de la dormida forma. "Justo


como la luz del sol", susurró para sí.

63

El tiempo comenzó a hacer tic tac


mientras continuó estudiando
silenciosamente a Rose. Sus azules

ojos comenzaron en la parte superior,


observando el suave cabello color miel
que enmarcaba la

querubica cara. Las cejas ligeramente


rojizas acentuaban los cerrados
párpados con las naturales

pestañas rizadas. Una chiquita,


respingada nariz se asentaba justo por
encima de los más suaves

preciosos labios. La mirada fija de


Ronnie continuó descendiendo,
pasando la camisa de dormir de gran

tamaño y abajo a donde las curvas


pararon. Sus ojos permanecieron
clavados en los huesos quebrados

ocultos por los moldes, recordándole


apenas por qué la hermosa joven mujer
estaba allí. Con una

mezcla de culpabilidad y pesar, Ronnie


giró su sillón de nuevo de cara al
escritorio y se metió de lleno en

su trabajo.

El crujido del cubrecama acompañado


por un gemido de dolor anunció que la
joven mujer estaba

despertando. "Buenos días", Rose


murmuró, intentando traer los verdes
ojos en foco.

"Casi tardes, en realidad", Ronnie dijo,


dejando su trabajo por un momento y
girando para hacer frente a

su compañera. "No tengo mucho para


ofrecer entre el desayuno y la comida
pero si quieres, saldré y

veré si puedo conseguir un poco de


comida china".

"Ooh, eso suena maravilloso". Los ojos


de Rose se iluminaron como si fuera a
recibir el más grande

regalo de navidad en el mundo. "Quiero


agradecerte otra vez por llevar eso al
hospital".

"No se necesita mucho para hacerte


feliz, ¿no es así?"

La joven mujer irguió su cabeza de


lado a lado pensando antes de
contestar. "No, no realmente. Nunca

había mucho, así que extras como pedir


comida para llevar era imposible".

"¿Cuánto tiempo hace que estás tu sola,


Rose?"

"Oh", ella se ruborizó. "Tú no querrás


oír hablar sobre mí".

"Claro que quiero." Ronnie movió su


sillón más cerca y puso los pies en el
borde de la cama. "Vamos,

será como partir en un sueño".

"No lo se..."

"Vamos, sunshine", persuadió, dándose


cuenta que había utilizado el cariñoso
nombre solamente

después de que lo había dicho. Se


movió y echó un vistazo en la ventana.
"Hace frío afuera. Llamaré

para la entrega y puedes decirme todo


acerca de Rose Grayson".

"No hay realmente mucho que decir.


Ciertamente nada particularmente
interesante".

"Déjame decidir eso", Ronnie rogó, sus


ojos suplicaban para que la joven mujer
se abriera.

Rose bajó la mirada a la manta por un


momento, pesando sus opciones y
miedos. Se sentía tan segura,

tan cuidada aquí. ¿Y si algo que decía,


hacía que su nueva amiga pensara
diferente de ella? Pero... no

había nada en los ojos de Ronnie que


sugirieran que juzgaría algo que fuera
dicho. Quizá si tocaba
ligeramente los detalles...

64

"Bien, como dije, allí realmente no hay


mucho para contar. Tenía casi dos años
de edad cuando mis

padres murieron en un accidente


automovilístico. Después viví con mi
abuela hasta que se puso

demasiado enferma para ocuparse más


de mi". Se encogió de hombros.
"Después viví en diferentes

lugares hasta que fui bastante mayor


para estar sola. Eso es todo".
"¿Qué edad tenías cuando tu abuela
enfermó?"

"Diez".

"¿Ella era tu única pariente?"

"Sip".

"Sabes que esto parece más como una


entrevista que una conversación",
Ronnie dijo, sacando una

tímida sonrisa de la joven mujer.


"Cuéntame una historia sobre ti. Dime
acerca de algo agradable que te

sucedió cuando eras un niña".


"Algo agradable que me sucedió, ¿eh?"
Rose ponderó el pensamiento por un
momento antes de salir

con una apropiada historia. "De


acuerdo, pero primero llamas por esa
comida que prometiste".

"Trato hecho", contestó.

*****

Unos pocos minutos más tarde la


comida había sido ordenada y ahora era
el turno para Rose de contar

su historia. "Ok, ésta fue cuando tenía


seis o siete años. Mi abuela vino a mí
temprano una mañana y me
dijo que iríamos a un lugar especial.
Nos empacó nuestros almuerzos y
tomamos el autobús por lo que

parecieron horas. Tuvimos que cambiar


de autobús un par de ocasiones antes de
que llegáramos allí".

Los ojos de Rose brillaron en la


remembranza y su mirada estaba a
muchos años de distancia de la

oficina en la casa de Ronnie.

"Ella me llevó al zoológico. No a los


pequeños zoológicos de animales que
podrían llegar a las ferias de

vez en cuando sino a un verdadero


zoológico. Allí había bastantes
animales... tigres, osos, focas... era

increíble. Pasamos el día entero allí y


comimos el almuerzo cerca de la jaula
con los osos cachorros".

Puso su mano en el tobillo de la mujer


mayor y se inclinó. "Mi abuela me dijo
que no le diera comida pero

cuando no estaba mirando lancé el


resto de mi emparedado en su foso".

"Suena como un día realmente


agradable", Ronnie dijo.

"Oh, lo fue. Fue uno de esos perfectos


días en que no estaba demasiado
caluroso o con demasiado

viento o algo. La abuela incluso tenía


monedas de diez centavos para poner
en las máquinas para

conseguir esas pelotillas para alimentar


a las cabras". Rose se recostó contra su
almohada y sonrió al

techo. "Me quedé dormida en el


camino de regreso así que no recuerdo
mucho de eso sino que recuerdo

lo feliz que estaba de caminar a casa


con ella desde la parada del autobús".

"Parece que ella te amó muchísimo".


65

"Ella lo hizo", la joven mujer contestó.


"La abuela siempre encontró formas de
hacer agradable nuestro

tiempo juntas. Después de que las


tareas estaban hechas, siempre
jugábamos Monopolio, cartas o

algo". Los ojos de Rose se nublaron y


parpadeó para dejar atrás el dolor que
llegó con el recuerdo.

"Mis abuelas siempre estaban peleando


la una con la otra", Ronnie dijo,
esperando que una historia

propia que pudiera ayudar a alejar a su


amiga de pensamientos tristes en la
época en la que estaba

creciendo. "Ambas eran las típicas


suegras. La abuela Cartwright nunca
pensó que mi madre era

bastante buena y la abuela Mitchell


pensaba igual de mi papá. Tendrías que
haberlas visto en los días

de fiesta".

"¿Has tenido siempre mucha gente


alrededor en los días de fiesta?"

"Yup, y siempre aquí, también, bueno,


hasta que tomé posesión. Ahora las
fiestas se llevan a cabo en la
casa de Susan o en la casa de algún
primo. Pero antes, teníamos
normalmente treinta o cuarenta

personas aquí cuando la familia


lograba reunirse".

"Wow, debe haber sido un caos". Rose


presionó el botón del control remoto
para la unidad de

calefacción construída en la cama,


esperando que le ayudará a disminuir el
contínuo incremento de dolor

en sus piernas.

"Caos es una agradable forma de


ponerle. La tradición es una cosa
grande en ambas familias y por

supuesto lo que era una tradición para


los Cartwright no era una para los
Mitchell. En algunos días de

fiesta ahí estaban peleándose diez


minutos antes de que todo el mundo
llegara".

"¿Peleas?"

"Oh, no físicas... las habituales",


Ronnie sonrió. "En Navidad
habitualmente podía comenzar con lo
que

teníamos para la cena después hasta la


forma de cómo el árbol fue adornado".
"Estás bromeando".

"Nop, juro por dios". Levantó su mano


en solemne juramento. "La familia de
mi madre siempre esperaba

hasta Nochebuena para poner la estrella


en la punta pero la del lado de papá la
ponían arriba mucho

antes, cuando ponían el árbol".

"Eso parece como una cosa tonta para


que la gente se disguste, especialmente
en un momento en que

deberían solo estar felices de verse los


unos a los otros", Rose dijo, dándose
cuenta que quizás la familia
de Ronnie no era tan perfecta como
pensó que era.

"Bien, quizá era porque mi familia se


ven demasiado los unos a los otros.
Todos trabajan para Cartwright

Corp. En una forma u otra".

"Piensas que podría hacerlos más


cercanos".

"A veces están demasiado cercanos",


Ronnie contestó. "Es como una
telenovela a veces. Todos

sabemos qué está pasando en la vida de


cada uno todo el tiempo. No hay
verdadera privacidad".
66

"Nunca pensé que pudiera ser tan


difícil. Supongo, no teniendo una
familia, no me veo en ese lado de

tener demasiada gente alrededor", Rose


admitió.

"Nunca pensé de cómo solitario podría


ser un único hijo". Las dos mujeres se
miraban la una a la otra

pensativamente cuando viejas ideas se


mezclaban con nuevas establecidas
verdades.

"Cuando estaba en Dartmouth", Ronnie


comenzó, "amaba la libertad que estar
lejos de casa me daba.

Ningún toque de queda, ninguna


mirada de desaprobación. Se sentía tan
bien al no tener que responder

a nadie o preocuparme de mi imagen".

"Apuesto que eras una de las que


terminaban pasando todo el tiempo
estudiando y consiguiendo buenas

notas", la joven mujer aventuró.

"Pues sí, me gradué con honores y fui


un miembro de la Sociedad de Honor,
pero también fui una asidua

en todas los buenas fiestas", reconoció.


"Más por las apariencias y los
contactos que por algo más pero

aún, si algo divertido ocurría, estaba


allí. Eso no quiere decir que no
conseguí mi justa parte de

problemas. En mi hermandad esta fue


mi mayor travesura, nosotras
compramos un auto que había sido

tirado por los ladrones de autos de un


depósito de chatarra y lo llevamos
furtivamente a la casa del

decano en medio de la noche y lo


cambiamos por su auto. Estacionamos
el suyo por la cuadra en una
pequeña calle pero la mirada que
estaba en su cara no tuvo precio cuando
él salió esa mañana para

recoger su periódico y vio ese pedazo


de chatarra colocado en su camino de
entrada".

"Oh Dios, apuesto que estaba listo para


matarte cuando él lo descubrió," Rose
dijo, intentando

difícilmente no reírse de la imagen del


decano mirando lo que él pensó era su
auto desmontado con el

metal quitado.

"Tengo un vídeo de él en alguna parte,


¿quieres verlo?"

"Oh, apuesto que será divertido".

"Lo traeré". Ronnie se levantó y se


dirigió a la puerta. "Sabes, tengo una
completa colección de videos.

¿Te gustan las comedias?"

"Me encantan", contestó con


entusiasmo.

"Tengo un montón de ésas 'La


venganza de los Nerds y ' Porky' ese
tipo de películas".

"Suena genial". Miró alrededor. "Um,


¿pero dónde las miraremos?"
Ronnie miró alrededor, sólo ahora notó
que en su prisa por conseguir el cuarto
listo para Rose, no pensó

en mandar poner aquí una VCR.


"Umm... bien... supongo que las
miraremos en la sala. Hay una TV justo

tan grande como ésta y por lo menos un


VCR. ¿entonces, quieres levantarte
para esto?"

Ignorando el creciente dolor en sus


piernas, sonrió y asintió. "Seguro, pero
no recuerdo haber visto una

televisión allí".

67
"Oh, la verás". Ronnie sonrió con el
pensamiento de lucir su preciado
sistema de entretenimiento.

Cuando había sido instalado, su madre


y hermana habían venido para verlo.
Susan pensó que era 'una

pieza grande' y su madre pensó que era


'bonita' pero Ronnie sabía que era algo
para estar orgullosa.

Después de todo, había seleccionado


cada componente, igualando justo el
ecualizador apropiado con la

mejor serie de altavoces Bose de


'Sonido surround'. Incluso fue al mejor
almacén de aparatos
electrónicos del área para elegir
personalmente su televisión. Su
sistema de entretenimiento era un

tributo a la alta tecnología electrónica


y Ronnie justo le picaba la oportunidad
de lucir esta.

*****

"¿Estarás bien aquí por un minuto?"


Ronnie preguntó. Rose estaba sentada
en su silla de ruedas,

apenas en el borde de los escalones que


conducía al desnivel de la sala de estar.

"Seguro".
"Necesito mover el sofá para que
puedas ver mejor". La primera cosa que
tuvo que hacer fue mover la

mesita del café de sólida caoba fuera


del camino. Este tenía un cajón
completo de controles remotos,

cada uno claramente etiquetados con el


nombre del artículo que éste operaba.
También contenía todas

las instrucciones manuales, las


esquinas que eran esquinas dobladas en
uso.

Lo siguiente fue el sofá. Con una


facilidad que hablaba claramente de la
fuerza, Ronnie levantó el
extremo derecho para levantar un poco
la alfombra y utilizó sus piernas para
moverla hasta que estuvo

frente al armario en el centro de la


pared. "Ok, todo preparado". Antes de
que Rose pudiera gruñir una

protesta, la mujer de cabello oscuro


caminó detrás de ella, agarrando las
ruedas de la silla, y levantó a

ambas fuera de la alfombra. Ronnie


suavemente dejó la silla de ruedas
abajo en el nivel inferior. "Déjame

traer las almohadas para tu cabeza y


entonces te ayudaré a ponerte en el
sofá. De esa manera puedes
acostarte y disfrutar de la película".

"¿Pero dónde estarás sentándote?"

Ronnie solo sonrió. "Dale una buena


mirada a ese sofá, Rose." La rubia
mujer guió la silla de ruedas

enfrente del sofá. "Parece un sofá muy


bonito, pero..." Ronnie había venido del
otro lado y se había

sentado, alcanzando entre el cojín y un


lado para agarrar la oculta palanca.

"¡Es uno de ésos reclinables!"

"Yup... mira en esto." Zigzagueó su


mano entre un pliegue de la suave piel
y tiró, revelando una oculta

bandeja para aperitivos dentro del


centro del cojín.

"¡Oh, eso es agradable!"

"¿Qué puedo decir? Soy una criatura


que le gusta la comodidad". Ronnie
dijo con una sonrisa. "Aquí,

vamos a acomodarte. Amarás la


suavidad de esto".

"¡Oooh! Es agradable", la joven mujer


dijo arrastrando la voz después de
hundirse en el maravilloso sofá.

68
"No podría decirte cuántas veces me he
quedado dormida en el", la orgullosa
dueña dijo cuando se

acercó al armario e hizo frente al


centro. Las puertas dobles se abrieron
para revelar una gran pantalla

de televisión y los estantes sobre ella


llenos con equipo de estéreo y en la
parte superior de la hilera un

VCR de seis cabezales. Deslizó las


puertas dentro de sus espacios
ahuecados antes de dar vuelta para

hacer frente a la vista de Rose


confortablemente relajada sobre su
sofá. "Iré a traer la película y algo
para que bebamos". Volvió pocos
minutos más tarde con refrescos para
ambas y una caja negra con

videocasete. "Espero que 'La venganza


de los Nerds' sea buena porque es una
de las que tomé".

"Suena bien para mi. La he visto


solamente una vez, en la televisión".

"Oh, tienes que ver esta. Cortaron


algunas de las mejores escenas cuando
la editaron para la TV".

Ronnie alcanzó en el cajón de la mesa


del café y tomó varios controles
remotos antes de decidirse en
tres de ellos. "Vamos a ver ahora, tengo
una lista aquí en alguna parte..."
Revolvió los manuales de un

lado a otro hasta que encontró uno en el


que escribió. "Aquí vamos".

Algunos segundos después la televisión


estaba encendida, la cinta rodaba, y el
vigoroso sonido llegaba

de cada esquina del cuarto. Ronnie


había pasado un mes ajustando los
ángulos de los altavoces a la

mejor combinación con la natural


acústica del abovedado techo. Un
satélite que nutría daba imágenes
digitales perfectas en la pantalla de
cincuenta pulgadas de la enorme
televisión. Había comprado

originalmente un proyector de
televisión pero éste ahora residía en el
gimnasio. Fue sustituída por la más

viva imagen y la más alta calidad de un


transmisor. Los créditos estaban justo
empezando cuando

oyeron un auto venir sobre la entrada


principal. "La comida está aquí",
dijeron al mismo tiempo,

atrayendo mutuas risas ahogadas y


sonrisas que podrían continuar a lo
largo en su perezosa tarde de
domingo.

*****

El lunes llegó como lo hace siempre,


forzando atenciones para estar
volteando a las cosas de

importancia además de las de cada uno.


Este particular día también traía con él,
altas temperaturas y la

nieve fundiéndose. María llegó a las


7:30, media hora atrasada. El lunes era
el día que paraba en el

supermercado primero para recoger la


leche fresca y el pan para reponer lo
que sea que Ronnie hubiera
agotado en el fin de semana.
Normalmente no era un problema, pero
un accidente cerca en la ruta 378 y

9, había atascado el tráfico durante casi


una hora. Ronnie estaba ya en la ducha
después de su

entrenamiento de la mañana. Cuando


María caminó por el vestíbulo, el ama
de llaves lanzó una mirada

curiosa en los muebles


precipitadamente movidos en la sala,
observando la arrugada manta y la

almohada. "¿No se supone que no


deberías estar subida allí?" Preguntó al
anaranjado y blanco gato que
dormía en ellas.

"¿Mrrow?" Tabitha levantó su cabeza


en la voz y siguió rápidamente a María
a la cocina. Ésta era la de

cabello oscuro que dejaba pequeños


trozos de carne todo el tiempo, el
felino recordó.

"Veo que has asumido el poder


mientras estuve ausente, ¿eh?" Dejó los
bolsos abajo en la barra antes

de dejar su monedero en el cajón


reservado para ese propósito. Su
mojada chaqueta entró al cuarto de

lavado junto con su bufanda. "Bien,


vamos a ver si podemos intentar y
hacer algo rápido preparado al

instante antes de que Ronnie baje


aquí".

"Se ve bastante horrible allí afuera", la


mujer de cabello oscuro dijo cuando
entró en la cocina pocos

minutos después. "Pienso que quizás


podría tomarme el día libre y
permanecer en casa".

69

"¿Tuviste un buen fin de semana? Veo


claramente que dejaste bastantes platos
para mí."
"Realmente he tenido un buen fin de
semana", Ronnie contestó cuando cruzó
el cuarto buscando una

taza recién hecha de café. "Las calles


están bastante horribles, ¿correcto?"

"Bien, no son las mejores pero están


transitables".

"Pero podrían ponerse peor," dijo,


haciendo que la declaración sonara más
como una pregunta.

"Supongo que eso puede ser, Ronnie.


Realmente no vi lo que el reporte del
tiempo dijo esta mañana".

"Así que podría ponerse peor allí


afuera". La ejecutiva parecía contenta
con su razonamiento. "Mejor

trabajo desde casa hoy. No quiero


correr riesgos".

"Por supuesto que no, después de todo


estás a cuántos kilómetros, ocho del
trabajo ¿o algo así?" María

abrió el refrigerador para examinar los


daños del fin de semana. "¿Tortilla de
huevo?"

"Suena rico. Iré a ver a Rose mientras


estás haciendo eso".

"¿Qué es lo que a ella le gustaría en el


suyo?"
"Pienso que champiñones y pimientos
verdes... oh, y queso, por supuesto".
Ronnie recogió su taza de

café y se dirigió hacía la oficina,


dejando a María en sus tareas y a
Tabitha siguiendo al ama de llaves en

la esperanza de un convite.

Rose estaba todavía durmiendo cuando


Ronnie entró en la oficina y envió un
email a su secretaria y a

Susan anunciando que iba a trabajar


desde casa ese día. Rose dormía a pesar
del sonido de la

televisión que era girada y cambiada


constantemente de un canal a otro. La
única cosa que la trajo de su

mundo de sueños fue el olor de la


tortilla de huevo y molletes recién
hechos cuando María les llevó el

desayuno.

"Sabía que algo tenía que despertarte",


Ronnie bromeó.

"¿Mmm? Oh, buenos días Ronnie",


dijo, limpiando el sueño de sus ojos.
"Buenos días María, ¿cómo fue

su fin de semana?"

"Estuvo muy bien, Rose. ¿Cómo fue el


tuyo?"

"Bueno." Olió en el aire. "Oh, eso huele


maravilloso".

"La cocina de María es siempre


maravillosa. Por eso la mantengo
alrededor", Ronnie bromeó.

"Sabía que allí había alguna razón", el


ama de llaves regresó la broma. Giró su
atención de nuevo a la

lastimada mujer. "¿Cómo estás


sintiendo tus piernas?"

"Duelen mucho pero el calor parece


ayudar".
70

"Bien. Solo haz lo que dice el doctor y


estoy segura que estarás levantada y
alrededor en un santiamén".

"Sip, mientras no intente hacer todo


por sí misma", Ronnie convino.
"Tuvimos que hacer un viaje a ER".

"¿Ustedes lo hicieron? ¡Oh mi!" María


miraba de la una a la otra. "¿Qué
sucedió?"

Ronnie puso al tanto a la ama de llaves


sobre el incidente mientras Rose
intentaba sin éxito entre los

tenedores cambiar el tema. La jefa de


la casa estaba justo terminando su
desayuno cuando el timbre

sonó. "Esa debe ser tu enfermera", dijo


a la joven mujer.

"Iré, le recogeré su chaqueta y después


la traeré aquí", María dijo.

Pocos minutos después la enfermera


entró en el cuarto. "Hola. Mi nombre es
Karen Brown y seré su

enfermera", le dijo a Rose.

"Hola, Soy Rose Grayson". Tendió su


mano a la enfermera.

"Ronnie", la ejecutiva ofreció.


"Bien, supongo que la primera cosa que
debería hacer es lavarla y darle una
mirada a esas puntadas en

su mejilla." Karen levantó la mirada en


Ronnie. "¿Cuánto tiempo ha estado en
casa?"

Ronnie optó por no corregir a la


enfermera sobre el estado de residencia
de Rose. "Le dieron de alta el

viernes en la tarde".

"¿Ha hecho alguna terapia pasiva?"

"No, pero ha estado subiéndose a la


silla de ruedas un poco".
"Eso no es terapia pasiva", la
enfermera Brown corrigió. "Bien
entonces, supongo que limpiaremos las

heridas y podemos empezar". Echó un


vistazo en la mejilla de Rose y las
puntadas que corrían a través

de ésta. "No hay muestra de infección


allí. ¿Cuándo se supone que volverá
para que le quiten las

puntadas?"

"El viernes. Con algo de suerte estaré


levantada y caminaré otra vez pronto".

Karen empujó sus lentes arriba sobre


su nariz. "No levantaría mis
esperanzas, Srta. Grayson. Sus

piernas han atravesado un enorme


trauma. Va a tomar tiempo y esfuerzo
mucho antes de que usted

pueda salir por sí sola. No vamos a


preocuparnos de caminar aún y sólo
nos concentraremos en lograr

que se cure".

Ronnie se levantó y agarró su taza


vacía. "Traeré algo más de café.
¿Quieres un poco, Rose?"

"Sí por favor, gracias." Ofreció su taza.

"¿Que sobre usted, Srta. Brown?"


71

"Oh nada gracias. No bebo cafeína".

"Bien, regresó en un minuto". Se


dirigió hacía la puerta pero fue parada
por la melódica voz.

"¿Ronnie?"

"¿Sip?"

"¿Podrías darme algunos minutos?"


Rose le dio una avergonzada sonrisa.
"Tengo un par de cosas de

las que necesito ocuparme". Miró


señalando el cómodo asentado en la
pequeña mesa.
"Oh, uh, Ok. Estaré en la sala si me
necesitas."

Pero Ronnie no entró en la sala de


estar. En lugar de eso, estuvo con
María mientras la mujer mayor

intentaba conseguir hacer las tareas


diarias. "Así pues, tu la viste, ¿qué
piensas sobre ella?"

"Ella no es mi enfermera. Deberías


preguntarle a Rose".

"¿Pero piensas que ella está bien?


Quiero decir, la agencia dijo que era
enfermera certificada. ¿Tendría

que haber conseguido más información


sobre ella? Puedo llamar a Susan y
hacer que investigue su

carrera con el Consejo de Estado".

"Si lo crees, deberías hacerlo, Ronnie",


María contestó, el plumero en su mano
volaba sobre las

antigüedades. "¿Le dijo o hizo algo que


tu no apruebes?"

"Bien... no, no realmente".

"Entonces ¿cuál es el problema?"

"No hay problema. Solo preguntaba si


debería o no, es todo", la ejecutiva
contestó, su tono un poco
enojado. Estuvo parada allí silenciosa
por un minuto, la tensión se erigía
dentro de ella. "Tengo mucho

trabajo que hacer y mi computadora


está allí adentro".

"Tienes otra arriba en tu habitación que


podrías utilizar si tuvieras que
hacerlo".

"Solo que los datos que necesito están


en ésta", mintió, sabiendo
completamente bien que ambas

computadoras estaban conectadas con


la red en las oficinas corporativas.

"Ronnie, si necesitas entrar allí estoy


segura que Rose lo entenderá". El tono
en la voz de María hizo que

la alta mujer se diera cuenta justo


como estaba sonando. "No, utilizaré la
de arriba. Avísame cuándo el

almuerzo esté listo". Dio vuelta y subió


las escaleras.

Capítulo 4

72

Una vez dentro de su habitación,


Ronnie movió el interruptor de su
computadora y se enfurruñó sobre su

cama. Echó un vistazo a su habitación,


dándose cuenta, por primera vez, que
silenciosa y vacía estaba.

Las gruesas alfombras y los sólidos


suelos de madera hacían que los
sonidos de abajo no se filtraran

hasta ella. "Esto es estúpido", frunció


el ceño, volviendo a su escritorio de la
computadora y se sentó.

"Tengo trabajo que hacer".

La carpeta que abrió sin embargo, no


era una carpeta de trabajo. Era su juego
del solitario. Siguió

repasando su libreta de citas y observó


que Navidad estaba a diecisiete días
solamente. Bien, no

lastimaría a nadie si echaba un vistazo


al Internet por un rato. Echar una
ojeada al sitio de Macy's no dio

a Ronnie ninguna idea en absoluto


sobre conseguir un regalo para su
madre. Había visto varios artículos

que pensó que a Rose le gustarían sin


embargo. Al cuarto para las doce,
Ronnie todavía no tenía ningún

presente para los miembros de su


familia. "El regalo que siempre cabe",
decidió, haciendo click en la

forma de un vale de regalo. Es


problema resuelto, apagó la
computadora y trotó al piso de abajo
para

almorzar con Rose y mirar a la juez


Judy juntas.

Cuando Ronnie entró al cuarto de Rose,


se contentó de ver que Karen estaba
terminando. "Volveré

mañana. No se olvide de hacer esos


ejercicios que le enseñé. Usted tiene
que mantener esos músculos

activos tanto como sea posible o eso


retardará únicamente su recuperación".

"Lo haré, gracias", la joven mujer


contestó.

"Bien". La enfermera dio vuelta a su


atención a Ronnie, asumiendo
correctamente que ella era la que

estaba a cargo. "Volveré mañana


alrededor de las nueve".

*****

El almuerzo fue sencillo un plato de


sopa y emparedados, comieron
mientras escuchaban a la enojada

juez reprendiendo a alguien por pensar


que ella pudiera creerle que había
liquidado un préstamo pero
solo que no podía encontrar su recibo.
Para el momento en que los créditos
rodaron, ambas mujeres

miraron en sus vacíos platos.

"María puede hacer que cualquier cosa


sepa bueno".

"Oh, ella es una cocinera maravillosa",


Rose coincidió. "¿Ha trabajado siempre
para ti y tu familia?"

"Hasta lo que puedo recordar. Su madre


trabajó para nosotros también, pero se
retiró poco después de

que nací. María ha sido todo desde ama


de llaves, niñera, árbitro desde
entonces". El alto tono del

teléfono la interrumpió.
"Probablemente otro telemercadeo",
murmuró.

"¿No vas a contestar?"

"No. María selecciona las llamadas


para mí". Como si en señal, Maria tocó
en la puerta. "Ok", Ronnie dijo

mientras alcanzaba el teléfono.


"Veronica Cartwright".

"Um... sí, Srta. Cartwright, soy Jonatán


Barker de First Albany Savings y Trust.
¿Cómo está hoy?"
Reconociendo el nombre del
Vicepresidente Senior del Banco, la
postura de Ronnie se agarrotó y

empujó su sillón hacía el escritorio.

73

"Sí, Señor Barker. ¿Qué puedo hacer


por usted hoy?"

"Bien... no quería molestarla en casa


pero siento que este asunto requiere su
inmediata atención". Ella

no pasó por alto el toque de


nerviosismo en su voz. "El señor
Cartwright no ha devuelto ninguna de
mis
llamadas y me temo que a este punto
tengo que buscar recursos en alguna
parte más".

Ronnie rodó sus ojos y tomó su lápiz,


ligeramente golpeándolo en el
escritorio. "¿De qué se trata?"

"Bien... como usted sabe, cuando un


préstamo es incumplido, estamos
obligados a ir al aval para

recuperar nuestra pérdida y dado que


usted es la consignataria de los
préstamos personales del Sr.

Cartwritght..."

"¿Yo consignataria de un préstamo?"


El lápiz paró el movimiento. "¿Cuándo
fue eso?"

"Oh, yo um..." Ella oyó papeles


arrastrándose sobre el escritorio de
Barker. "Sí, aquí está. Tengo su firma

fechada el cinco de abril como


consignataria por el préstamo personal
del Sr. Thomas Cartwright". Un

toque de nerviosismo se arrastró en su


voz. "Usted hizo la consigna de un
préstamo personal para él,

¿no es así, Srta. Cartwright?"

El lápiz comenzó a golpear


rápidamente. "Supongo que debo
haberme olvidado sobre eso, señor

Barker".

"Bien, estoy seguro que fue solo un


simple descuido de parte del señor
Cartwright pero me temo que no

hemos recibido un pago en por lo


menos cinco meses. Realmente no
puedo dejar pasar esto mucho más

tiempo".

"No, por supuesto que no". El lápiz se


movió con más fuerza. "Usted puede
transferir la cantidad

atrasada de mi cuenta de ahorros


personal".

"Bien, agradezco eso Srta. Cartwright


pero me temo que a este punto el
préstamo está considerado en

incumplimiento y tenemos que pedir la


completa liquidación".

"Bien. Usted puede tomar lo que se


debe de mi cuenta". Se acomodó el
teléfono entre su oído y hombro,

liberando su mano para tomar un


pedazo de papel. "¿Puede usted por
favor decirme la cantidad exacta

de la liquidación para que yo pueda


marcar mis registros?"
El lápiz se cayó del escritorio y chocó
ruidosamente sobre el piso. "¿Qué?"

"Dije que el total con interés y últimos


honorarios ascienden a diecisiete mil
seiscientos cuarenta y dos

dólares y veintitrés centavos. Tendré


eso retirado de su cuenta
inmediatamente."

"¿Señor Barker?"

"¿Sí?"

74

"En el futuro, asegúrese de comprobar


conmigo personalmente antes de
aprobar algún préstamo más

para algún miembro de mi familia".

"Por supuesto, Srta. Cartwright".

Hubo una pausa antes de que Ronnie se


diera cuenta que él había dicho algo
más. "Discúlpeme, me

temo que no le oí".

"Pregunté si hay algo que el banco


pueda hacer por usted hoy". El
banquero repitió.

"No, pienso que usted ha hecho


bastante, gracias".
"Tenga un buen día, Srta. Cartwright",
dijo, pero ella había ya colgado.

De su asiento a solo unos pocos


centímetros, Rose oyó cada palabra de
la conversación del lado de la

ejecutiva. No fue difícil reconstruir qué


sucedió. "¿Ronnie?" Toda lo que
consiguió era una vista del

respaldo del sillón café y del furioso


clic del teclado. "¿Ronnie?"

"Necesitas algo, ¿Rose?" Su tono sonó


mucho más severo de lo que fue su
intención. El mecanografiar

se detuvo. "Sabes, hay veces en las que


deseo no ser la mayor", suspiró,
girando su silla para hacer

frente a la joven mujer.

"¿Deseas hablar acerca de eso?"

La primera reacción de Ronnie era


decir no, los problemas de esta familia
eran siempre tratados

privadamente, pero entonces levantó la


mirada en unos suaves verdes ojos y se
dio cuenta que quería

hablar acerca de eso, quería compartir


sus frustraciones y sentimientos con
Rose. "Tommy obtuvo un
préstamo personal y falsificó mi firma
en éste como consignataria".

"Oh, eso es terrible", la joven mujer


resopló. "Pero, ¿por qué tu lo pagaste?"

"Porque eso es lo que se espera que


haga", suspiró. "Si no, Susan o mamá
lo harían".

"Pero estás haciéndolo más fácil para


que él lo haga otra vez".

"Lo sé, pero no tengo una opción".


Empujó su sillón más cerca a la cama.
"Incluso aunque soy

considerada la cabeza de la familia,


hay todavía algunas cosas que tengo
que hacer si me gustan o no".

"Es mucha presión a veces, ¿no es así?"


Rose puso una suave mano en el
antebrazo de la mujer más

mayor. "Debe ser muy estresante tener


que guardar todo dentro".

Ronnie levantó la mirada en sorpresa.


"Sip". Era la primera vez que alguien
había expresado alguna

comprensión de sus sentimientos desde


que era el guardián de la familia.
"Tommy acaba de absorberme

casi dieciocho mil dólares".


"¡Oh mi dios! ¿Dieciocho mil dólares?"

75

"Ni siquiera es el dinero lo que me


molesta", Ronnie continuó,
deliberadamente no enfocándose en el

hecho de que la cantidad significa


cosas totalmente diferentes a cada una
de ellas. Para ella, esta era

una fracción de sus ahorros y la verdad


no sería echado de menos. Para Rose,
bien... ni siquiera quería

pensar sobre lo que significaba a la


joven mujer que gastaba menos de
veinte dólares a la semana en
comestibles.

"Es el hecho de que te utilizó", la rubia


mujer conjeturó.

"Falsificó mi firma en un préstamo de


banco. No puedo imaginarme por qué
tendría la necesidad de un

consignatario para esa pequeña


cantidad, sea lo que sea no manejo sus
finanzas. Apenas no puedo

creer que tuviera las bolas para hacer


eso y después no molestarse en
pagarlo". Mientras hablaba, la

voz de Ronnie traicionaba más a su


cólera e indignación. "Sabía que me
ocuparía de esto. Sabía que el

banco nunca cuestionaría mi firma en


un préstamo para el".

"Él te utilizó".

"Él me utilizó". Miró en su escritorio y


en los aún problemas sin resolver que
la esperaban allí. La

magnitud del problema hizo que


respirará profundamente. "Voy a tener
que llamar para una auditoría a la

División de Propiedades
Inmobiliarias".

"¿Piensas que está defraudando?"


"Si me hubieras preguntado esto ayer,
habría dicho que no estaba segura." Se
inclinó y tomó una

carpeta manila. "¿Hoy? Ahora sé que él


está defraudando, solo que no puedo
probarlo". Dejó caer la

carpeta de nuevo en el escritorio con


frustración. Su cuerpo era un haz de
nerviosa energía y necesitaba

sacarla. "Rose, necesito ir al piso de


abajo y hacer ejercicio por un rato.
¿Piensas que estarás bien?"

"Estaré bien", la mujer joven le


aseguró. "Sé que tienes cosas que
hacer. No tienes que hacerme
compañía todo el tiempo."

Ah, pero Rose, pensó para sí misma.


Me gusta hacerte compañía. Se levantó
y empujó su sillón de

nuevo al escritorio. "Regresaré en más


o menos una media hora. Si estás
levantada podemos ir a la sala

de estar y mirar algunas películas


más".

"Eso sería agradable."

Sí lo sería, la ejecutiva pensó.

*****
Una agotadora sesión de ejercicios
nada hizo para mejorar el humor de
Ronnie, que solo parecía

empeorar más cuando pensaba en su


hermano y en lo que él había hecho. La
pera de boxeo sufrió un

ataque furioso de golpes, enfatizado


por una cadena de maldiciones que
podrían hacer incluso que el

más estridente de los marineros se


ruborizara. Sólo cuando estuvo
completamente exhausta se quitó los

guantes de boxeo y se dirigió al


pequeño refrigerador para tomar algo
de beber. Cuando sacó la última
botella de Gatorade, Ronnie observó el
reloj en la pared. Eran después de las
tres, bien más allá de la

media hora que había planeado en estar


fuera. "Maldición".

76

La puerta se abrió en la oficina quince


minutos más tarde con una recién
bañada Ronnie llevando un

video. "Lo siento, supongo que me


enganché en lo que hacía. ¿Nosotras
todavía estamos para la

película?"
"Oh, sí. Por supuesto", Rose sonrió.
Había oído los ahogados sonidos de
Ronnie haciendo ejercicio, o

rabiando, dependiendo de cómo uno lo


mirara, y seriamente dudo que la
ejecutiva pudiera estar pasando

tiempo con ella.

Como lo había hecho ayer, Ronnie usó


su fuerza bruta para llevar la silla de
ruedas y a su ocupante los

últimos escalones de la hundida sala de


estar y ayudar a Rose en el sofá. "Pensé
que una comedia

romántica sería agradable... a menos


que prefieras algo más".

"No, estoy segura que lo que has


escogido estará bien", la joven mujer
contestó con entusiasmo. Y era la

verdad. Rose habría sido feliz mirando


una prueba de modelo si eso era lo que
Ronnie quería. La inicial

incomodidad fue rápidamente


desvaneciéndose, reemplazada por un
sentimiento de amistad y afecto por

la mujer que la amparó. Estuvo


sorprendida cuando la ejecutiva no bajó
la bandeja para aperitivos que

había servido como una barrera entre


ellas y aún más asombrada cuando
Ronnie se sentó en el cojín del

medio, solamente a escasas pulgadas


de ella. "¿No deseas tu reposapies?"

"Naw, me apetece sentarme por un


rato", contestó, metiendo sus pies por
debajo al estilo Indio. "¿Estás

cómoda?"

"Mucho",

"Bueno". presionó el botón de play en


el control remoto y rápidamente
adelantó los avances hasta que

vio el logotipo de la característica


presentación. "Aquí vamos".

El comienzo de la escena estaba casi


terminada cuando la nariz de Rose
recibió un muy delicioso olor.

"¿Palomitas?" Como si en señal, María


apareció de la cocina con un tazón
grande del convite a

disposición así como varias servilletas.

"Si no me necesitas para algo más, me


marcharé", María dijo cuando le dio el
tazón a Ronnie. "La cena

está en el refrigerador, enciende el


microondas en medio por tres minutos
para calentarla".
"Pienso que tenemos todo puesto,
María. Maneja con cuidado".

"Solamente voy a casa, Ronnie. Piensas


que vivo a diez pasos" la mujer mayor
dijo. "Podría caminar si

no estuviera tan endemoniadamente


frío afuera".

"Lo sé, pero todavía me permito


preocuparme por ti. ¿Después de todo,
quién me haría toda la cocina y

la limpieza si no estuvieras alrededor?"


El brillo en sus azules ojos era la única
señal que la mujer de

cabello oscuro bromeaba.


"¡Ronnie!" Rose gruñó. María se rió
suavemente.

"Mantén eso firme, Verónica Louise, y


te sorprenderás". Volteó a Rose.
"Vigílala."

77

"Lo haré", la mujer joven prometió con


una sonrisa.

Una vez que María se fue, Ronnie


retrocedió la cinta hasta el principio y
las dos mujeres se acomodaron

para ver a Richard Dreyfuss intentar


ganar el corazón de Marsha Mason. El
tazón de las palomitas
apoyado entre ellas y ambas mujeres
afanosamente metían el tentempié
untado con mantequilla en sus

bocas. Como si estuviera destinado


para suceder, las manos grande y
pequeña entraron al mismo

tiempo y los grasientos dedos se


entrelazaron. "Oops", vino la
simultánea disculpa mientras sus dedos

estaban soltándose el uno al otro.

"Ricas palomitas", Rose dijo, esta vez


asegurándose de permanecer en su
propio lado del tazón.

"Sip, realmente ricas".


Mientras la película lentamente pasaba
y el abastecimiento de palomitas
disminuía, sus manos

continuaron rozándose la una con la


otra en la búsqueda de los sabrosos
granos de maíz. Después de la

cuarta o quinta vez, ambas se dieron


por vencidas en disculparse y solo
dejaron que sucediera sin hacer

comentario. Rose todavía hizo lo


posible para evitar estar tocando la
mano de Ronnie, pero parecían

siempre estar en su lado del tazón.


Cuando únicamente los minúsculos
pedazos fueron dejados junto
con granos de maíz sin estallar, la
mujer más mayor pasó el tazón sobre el
cojín vacante.

"¿Quieres algo de beber?"

"Seguro, gracias".

"¿Qué es lo que quieres?"

"Cualquier cosa estará bien. Agua está


bien".

"Huh Uh". Ronnie se levantó


graciosamente del sofá y salió hacia la
cocina, volviendo un minuto después

con refrescos para cada una.


"Gracias", Rose dijo, tomando el vaso.
"¿Quieres retrocederlo para que puedas
ver lo que se te pasó?"

"Naw, he visto ésta unas cuantas


veces". Se sentó y metió sus piernas
por debajo de sí misma. "Soy una

aspiradora para una buena historia de


romance".

Tabitha vagó hacia fuera para ver qué


pasaba. "¿Mrrow?"

"No estaremos levantándonos de aquí


ahora mismo. Ve a jugar", Ronnie dijo.
Al parecer el anaranjado y

blanco gato pensó que ella dijo 'vamos


sube' porque hizo exactamente eso,
cruzándose sobre el regazo

de la ejecutiva y colocándose abajo


entre las dos mujeres.

"¿Quieres ponerla abajo?" Rose puso su


mano debajo del estómago del felino,
lista para espantarla.

Ronnie miró al ronroneador gato. Hace


dos semanas nunca habría dejado a un
animal tomar control de

su casa. "Supongo que ella no estará


dañando nada". La verdad era que esto
hacía a la ejecutiva sonreír

78
internamente en ver a Rose feliz y
obviamente el estar alrededor de
Tabitha hacía eso. Extendió su

mano y dejó que sus largos dedos se


unieran a los más pequeños en acariciar
al alegre ronroneador

felino.

*****

El martes trajo con éste la realización


de que los asuntos en Cartwright
Corporation no podían ser

ignorados más tiempo. Ronnie intentó


despedirse de la aún durmiente Rose y
se dirigió hacia el jeep.
Los locutores de la mañana estaban
ocupados burlándose de las recientes
actividades políticas, dejando

a la ejecutiva sin elección excepto para


el pop en un CD. Guiaba el jeep azul
brillante con la serie

interminable de luces del tráfico y las


calles de un solo sentido hasta que
llegó al garaje del

estacionamiento Hudson Avenue. Se


impulsó sobre la rampa después al
elevador hasta que llegó a la

fila de los espacios reservados para los


ejecutivos de Cartwright. Ronnie se
colocó en el sitio reservado
para ella y apagó el motor. Tomó
algunos minutos para poner su cabeza a
modo en el trabajo después

de ser la guardiana durante tantos días.


Sintiéndose lista para hacer frente a lo
que le esperaba,

Veronica Cartwright salió de su


vehículo y se dirigió hacia el elevador
que la podría conectar a su piso.

Desde ahí hay un paseo a State Street y


al edificio Cartwright.

La peor parte sobre tener las oficinas


corporativas en los pisos superiores de
un gran rascacielos en el
centro de Albany era que tenía que
compartir el elevador con todo el
mundo que trabajaba en los pisos

inferiores. Ronnie se encontró


aplastada en la esquina cuando más y
más gente se convenció que ellas

podrían caber en el pequeño transporte.


Agarró su maletín apretándolo contra
su cuerpo y esperó una

interminable cantidad de tiempo para


que las puertas del elevador finalmente
se cerraran y comenzar el

lento paseo hacia arriba. Las mezclas


de colonias y perfumes atacaron sus
sentidos, persistiendo detrás
después de que sus dueños salieran en
sus asignados pisos. Cuando el
elevador finalmente llegó el

vigésimo octavo piso, una Ronnie


agradecida salió para hacerle frente a
las puertas dobles de cristal que

conducían a las oficinas corporativas


Cartwright.

"Buenos días, Laura. ¿Algo importante


de lo que necesito saber?" Verónica
preguntó, sacando la pila de

mensajes telefónicos rosados de su


tablilla. Más que medio encontrados
arrugados y lanzados en el
reciclador azul al lado del escritorio de
la joven secretaria.

"Los informes están en su escritorio".


La pequeñita mujer de cabello castaño
echó un vistazo sobre la

libreta de citas. "Usted tiene una


reunión a las diez con los
inversionistas de Houston y su hermana
le ha

dejado a usted dicho que le llame tan


pronto como llegara". Tomó la
chaqueta de su jefa y cruzó el

cuarto para colgarlo en el armario.


"Ella dijo que es importante".
"Siempre es importante para Susan",
Verónica respondió, sin impresionarse.
Alcanzando la manija de su

oficina ordenando, "llama a mi casa y


pon a María en el teléfono para mí".

Una vez dentro de la intimidad del


rincón de su oficina, Ronnie dejó sus
zapatos debajo del escritorio y

caminó silenciosamente alrededor en


sus cansados pies, trayendo una taza
recién hecha de café de la

cafetera personal mantenida en su


oficina. Pocos minutos más tarde
estaba sentada en su escritorio, la
computadora tarareando a la vida. Una
educada llamada por el interfono y el
destello de luz en su

teléfono le dijeron que la tarea de


Laura fue efectuada. Tomó el negro
auricular y presionó el botón para

la línea dos. "María".

79

"¿Pasa algo?" El ama de llaves


preguntó. Era raro que Ronnie llamara
a casa.

"Solo quería saber cómo van las cosas


con nuestra huésped".
"Rose todavía está durmiendo.
¿Quieres que la despierte?"

"No". Intentó esconder la decepción de


su voz. "Escucha, cuando ella
despierte, le das mi número de la

oficina para que pueda llamarme,


¿Ok?" El sonido de la puerta de la
oficina abriéndose hizo que Ronnie

levantará su cabeza. Susan estaba


parada allí, su lenguaje corporal
indicaba que era algo de vida o

muerte. "Tengo que irme. Dile que me


llame". Colocó el receptor abajo.
"¿Qué?"
"¿Conoces a esa 'nueva contratada'
tuya? ¿Rose Grayson?"

"¿Sip? ¿Que sobre ella?"

"Ella nunca se ha presentado a trabajar.


La documentación de la rescisión acaba
de llegar a mi

escritorio."

"¿La documentación de la rescisión?


¿Quién autorizó eso?"

"Grace lo hizo. Contabilidad es su


departamento. Dijo que nunca había
oído hablar de esta mujer y que

nunca se ha presentado a trabajar".


Ronnie tomó el teléfono y presionó los
dígitos para el teléfono de Laura.
"Consigue a Grace en el

teléfono". Dio vuelta su atención de


nuevo a su hermana. "Todo lo que
involucre a Rose viene a mi

escritorio inmediatamente. No debes


hacer nada que la involucre sin mi
consentimiento".

"Ronnie, ¿qué pasa? ¿Empleas a


alguien para un nivel de entrada, les
das beneficios completos

inmediatamente e incluso no se
presenta a trabajar?"
"No te preocupes sobre eso, Susan.
Manejaré esto".

"Grace en la línea tres", la voz de Laura


saltó a través del intercomunicador.
Ronnie tomó el auricular.

"Grace, ¿hay un problema con un


nuevo empleado, Rose Grayson?"

"Sí, parece que ella nunca se ha


presentó a trabajar". La prima contestó.

"No te preocupes sobre eso. Ella está


en licencia médica extendida. Solo
procesa su papeleo cada

semana. Bajo ningunas circunstancias


estarás rescindiéndola".
"¿Por qué? Ronnie, ella nunca se ha
presentado. Nunca incluso me he
reunido con ésta mujer Grayson.

Todas lo que tengo son algunas formas


enviadas por fax de Susan la semana
pasada".

"Sé todos acerca de eso". Hubo una


pausa y pensó que su prima iba a
discutir un poco más sobre esto.

"Grace, no hay discusión sobre esto".

80

"Bien. Tu eres la jefa". Hubo un clic


seguido por el tono de marcar. Ronnie
colgó el teléfono y echó un
vistazo en la pantalla de la
computadora. "¿Hay algo más,
hermana?"

"Por supuesto que hay". Susan


contestó, moviéndose alrededor del
escritorio hasta que estaba parada al

lado de su hermana mayor. "Ronnie,


vamos, ¿qué pasa?"

"Nada de lo que necesites preocuparte.


Estoy segura que tienes cosas más
importantes que hacer que

preocuparte acerca de una pequeña


empleada".

"Una pequeña empleada a la que


misteriosamente contrataste". La
pelirroja se inclinó impensadamente

contra el escritorio de caoba. "Ronnie,


nunca has empleado directamente a
alguien para un puesto

excepto a Laura". Un pensamiento se le


ocurrió. "Esto no es como cuando
estabas en Stanford, ¿lo es?"

La mención de su gran fracaso personal


trajo la atención de la ejecutiva
apartándola de la computadora.

"¿Susan, no puedes dejar algo morir?


¡Ése fue hace diez años!" No había que
confundir su tono enojado.
"Hey, tendrías que saberlo mejor que
confiar en alguna pobre basura blanca".

"Christine no era una pobre basura


blanca. Estaba allí con una beca
académica".

"¿Y qué tema era el que ustedes dos


estudiaban en la noche en su cuarto?"
Susan masculló. "No

estabas allí cuando papá contestó al


teléfono la noche que ella llamó. No
oíste las cosas que le dijo. La

manera en que amenazó hacerlo del


conocimiento público".

"Para eso, Susan", advirtió con un


gruñido bajo. "Habría podido
manejarlo".

"¿Cómo? ¿Habrías preferido que todo


el mundo supiera que el heredero
evidente de Cartwright

Corporation era rara?" Se encogió en la


mirada ardiente en los ojos de Ronnie.
"Mira, eres mi hermana y

te amo. Puedo entender que incurriste


en una equivocación. Eras joven, no
sabías mucho. Solo no

quisiera que tuvieras que sufrir con eso


otra vez".

"Eso no es lo que está sucediendo".


Ronnie tomó un lápiz y comenzó a
golpearlo ligeramente en el

escritorio.

"Prometiste a papá que no sucedería


otra vez".

"¡Y no sucederá!" El lápiz fue lanzado


airadamente, provocando que rebotara
fuera del escritorio y en el

suelo. Ronnie se levantó y miró fuera


de la ventana en el horizonte de
Albany, viendo en el interior el

recordatorio de su gran humillación. La


visión de los azules ojos de la rubia que
una vez la había llenado
de felicidad únicamente para dar vuelta
y volverse una chantajista chupando
sangre destellaba ante sus

ojos. "Yo nunca he... quiero decir...


desde..." Se dio por vencida y continuó
mirando fijamente fuera de la

ventana.

"Ronnie..." Susan estaba parada al lado


de su hermana más alta y puso su mano
en el antebrazo. "Me

sentía tan mal por ti cuando mamá y


papá fueron a recogerte al aeropuerto
esa noche". La llamada de

Christine exigiendo dinero a cambio de


mantenerse silenciosa sobre su
aventura vino menos de dos

horas antes de que Ronnie arribara al


aeropuerto del condado de Albany para
pasar las vacaciones de

81

Navidad en casa con la familia. "Ese


fue el peor día de fiesta que puedo
recordar. Todo era griterío y

griterío".

Había sido un tema que las dos


hermanas nunca hablaron, ni siquiera
en ese entonces. Ronnie nunca
había sabido los verdaderos
sentimientos de Susan sobre el asunto
de su sexualidad o el entero

incidente del chantaje. Sin voltearse, la


mujer más mayor habló. "Había estado
anhelando venir a casa.

Falté para Acción de Gracias y después


de que Chris y yo terminamos". Meneó
su cabeza. "¿Qué fue lo

que hice tan horriblemente incorrecto?"


Preguntó reservadamente.

"¿Confiar en ella o tener sexo con una


mujer?" Susan preguntó, volteándose e
inclinándose contra el
alféizar de la ventana.

Ronnie se encogió de hombros.


"Cualquiera... ambas... ah, no importa".
Se giró retirándose de la

ventana se sentó en su sillón. "Ambas


tenemos trabajo para hacer".

"No está bien". La pelirroja dijo,


tirando de una silla para sentarse en el
mismo lado del escritorio que su

hermana. "Mira, lo que dije


anteriormente sobre ser raro, yo no
quise decir..."

"Olvídate de eso".
"No. Es tu vida. No tengo ningún
derecho de juzgarte. El Señor sabe, yo
he hecho cosas de las que

estoy avergonzada".

"No hay juicio en esa declaración, ¿la


hay?" Ronnie dijo sarcásticamente,
girándose en su sillón un poco

y sacando el cajón del teclado.


"Supongo que esta bien tener una
aventura con tu entrenador personal

pero no con alguien del mismo sexo,


¿correcto?"

"No pensé que sabías sobre André",


Susan dijo con indecisión,
preguntándose solo cuánto sabía su

hermana mayor.

"No mucho se me escapa". Metió su


contraseña, cambiando la pantalla de la
insignia corporativa a su

escritorio personal. "Mira, yo he


aprendido mi lección, ¿Ok? No
frecuento los bares gay, no cruzo los

campos de softball, o tengo un desfile


de mujeres que entran y salen de mi
cama".

"Tienes también treinta y tres años y no


estas casada, Ronnie. Esto es un
negocio. Tenemos que
mantener cierta imagen".

"¡Y lo hago!" Se levantó y comenzó a


pasearse. "Siempre he acudido a todas
las funciones de caridad

con un acompañante masculino de buen


aspecto. ¿No lo hago? No he hecho
nada para fastidiar la

preciosa imagen de la familia".

"¿De qué se trata esto, una mujer?"


Susan se levantó para hacerle frente a
su hermana. "¿Es eso?

Realmente. Ayúdeme a entenderlo,


hermana. Crecimos juntas. ¿Qué pasa?"
"Susan, estamos en el trabajo. Vamos a
dejar esto, ¿Ok?"

82

"Bien. La misteriosa Rose Grayson


permanece en la nómina de pago y
seguro porque así lo dijiste". La

pelirroja estaba obviamente


enfurruñada por el tono brusco. "¿Hay
algún otro problema en el que estés

interesada o es ella éste?"

"Soy la presidenta, ¿no es así?" Ronnie


frunció el ceño. "La cosa entera de
Grayson no es un reparto
grande, Susan. No tienes que
preocuparte de verme a la cabeza
orgullosa del próximo desfile gay

tampoco. ¿Ahora podemos hablar de


algo más?" Fue hacía su escritorio y se
sentó. "¿Consignaste algún

préstamo para Tommy?"

"¿Por qué Tommy necesitaría un


consignatario? Él está consiguiendo
mucho dinero. Él incluso no posee

un hogar propio a excepción de esa


cabaña en el Adirondacks".

"Él incumplió en un préstamo que tenía


mi nombre falsificado en el como
consignatario".

"Debe haber alguna clase de error".

"Ningún error. Voy a tener enviadas


copias del uso para que pueda
compararlo a mi firma".

"Quizá alguien inventó el nombre de


Tommy también".

"Sip, quizá. Lo descubriré después de


que consiga los papeles. Mientras tanto
te sugiero que eches un

vistazo en tus registros del banco".


Alcanzó el ratón y chasqueó abriendo
su conexión al banco. "Oh, una
cosa más. Estoy pidiendo una auditoría
de Propiedades Inmobiliarias".

"¿Qué? ¿Estás auditando los libros de


Tommy?" Susan no fue nada sino
alarido. "¿Sabes cómo mirará

eso él?"

"Como que no confío en él. No lo


hago". Un rápido mecanografiar de su
número de cuenta y contraseña

y Ronnie echaba un vistazo en sus


recientes transacciones. La tarjeta de
débito que parecía de repente

una tarjeta Visa de platino era práctica.


Todas las compras fueron destinadas a
su cuenta corriente en

menos de dos días, haciendo esto fácil


para que verificara que su tarjeta no
estaba comprometida.

Miraba sobre la lista, observando los


artículos familiares como los juguetes
de Tabitha y la cama de

Rose. "Tu misma dijiste que pensabas


que algo estaba pasando. ¿Quieres que
descubra que es esto

ahora, o quieres esperar hasta que se


ventile en la prensa? Pensé que estabas
preocupada de nuestra

imagen".
Susan se erizó en el comentario pero
concedió renuente que su hermana
tenía razón. La confianza era

un reparto grande con la imagen


pública. Los nombres públicos eran
recordados y si no lo hicieran cada

noche las noticias serían más que


felices recordarlos. Era así como los
escándalos duraban tanto tiempo

en Albany. Hasta el momento los


Cartwrights habían sido bastante
afortunados en no estar implicados

públicamente, no importaba los costos


privados. "Está bien", la hermana más
joven suspiró. "No puedo
ver nada donde lastimaría si él es
inocente". Se dirigió hacia la puerta.
"¿Ronnie?"

"¿Qué?"

"Si lo es, tendrás que darle mejor una


disculpa. Y asegúrate que mamá no
descubra sobre esto". El

intercomunicador zumbó, seguido


rápidamente por la voz de Laura.

83

"Rose en la línea uno para usted".

Ronnie levantó la mirada hasta ver los


ojos de su hermana iluminarse en el
nombre. "¿Es esa la

misteriosa Rose Grayson?"

"Adiós Susan". Tomó el auricular y


presionó el botón. "Hola..." No había
que confundirse en el cambio en

la voz de Ronnie. Se transformó más


suave... más gentil. Había una dulzura
en ella que era en contraste

directo a su tono anterior. "¿Puedes


esperar un minuto?"

"Ya me voy, ya me voy. Pero éste no es


el final de esta conversación".

"¡Susan!" Miró mordazmente la puerta.


La pelirroja se fue, determinada más
que nunca a solucionar el

rompecabezas de su hermana y Rose


Grayson.

"Hola. Lamento eso. ¿Dormiste bien?"


Ronnie dijo, sentándose en su sillón y
apoyando sus pies en el

escritorio.

"Muy bien. María dijo que querías que


llamara".

"Sip... um... Supongo que solo quería


que supieras que si necesitas cualquier
cosa, déjaselo saber a
María. Va a permanecer allí hasta que
llegue a casa. Hará cualquier cosa que
quieras para el desayuno,

sólo pídeselo. Oh, y si hay algo que


quisieras que te compre en el
supermercado, solo déjale saber eso

también".

"Estoy muy bien, solo gracias. ¿Cómo


está yendo el trabajo?"

"Oh, justo un día típico", Ronnie


contestó sarcásticamente. "Es increíble
que no tenga una úlcera a

veces".
"Desearía que hubiera algo que pudiera
hacer para hacerlo mejor para ti", Rose
dijo sinceramente.

Ya lo haces, la mujer de cabello oscuro


pensó para sí. "Estoy muy bien.
Cuéntame tú. ¿Te apetecen los

mariscos esta noche?"

"Suena genial".

"Bien. Haré que María nos prepare algo


rico". La luz en la línea dos comenzó a
destellar. "Pienso que

mejor voy de nuevo a trabajar, solo


quería averiguar sobre ti".
"Ok, me alegra que lo hicieras".

"Um... sabes si quieres puedes


llamarme más tarde".

"Oh. Ok, bien ¿quizá después de


almuerzo? No deseo incomodarte".

"Seguro. Después de almuerzo estará


bien. No creo que vaya a estar todo el
día de todos modos".

84

"Está bien... bien... ¿supongo que


hablaré contigo más tarde entonces?"

"Ok Rose. Relájate y haz lo que la


enfermera te diga".
"Adiós".

"Adiós". Ronnie escuchó el tecleo y


entonces la señal para marcar por
algunos segundos antes de

presionar la línea dos. "Verónica


Cartwright". Su voz, era una vez más,
puro negocios.

*****

Ronnie se sorprendió de ver la luz de la


cocina encendida cuando volvió a casa,
hasta que recordó que

le había pedido a María que se quedara


hasta que llegara allí. Ella y Rose
habían hablado brevemente
por la tarde pero una reunión había
interrumpido esa llamada. Ahora, al fin
en casa, anhelaba pasar el

resto de la tarde con la rubia mujer.


Colgó su chaqueta en el guardarropa y
le dio un puntapié a sus

zapatos antes de entrar en la oficina.

"¡Hola!" Rose saludó con entusiasmo,


una enorme sonrisa vino sobre su cara.

"Hola tu misma". Turnó su atención a


María, que estaba recogiendo las cartas
que ella y la joven mujer

habían estado jugando. "Gracias por


quedarte tan tarde".
"No me importó nada. Es mejor en el
Rummy de lo que tu eres" el ama de
llaves comentó, sacando una

sonrisa de Rose. "Puedo quedarme


tarde mañana también si me necesitas".

La primera respuesta de Ronnie era


decir que no sería necesario pero en la
reflexión de lo que había

acontecido hoy en la oficina y de lo que


iba a suceder una vez que Tommy
descubriera sobre la

auditoría, reconsideró su respuesta.


"Realmente, pienso que puedo aceptar
eso. Quizá podrías llegar
más tarde de modo que no tengas que
trabajar tanto. Puedo hacer mi propio
desayuno".

"Hacer tu propio desayuno y ensuciar


cada pieza de mis utensilios en mi
cocina", María resopló. "Estaré

aquí a las siete como siempre. La única


noche que no puedo quedarme tarde es
el jueves. Carrie y

Mónica se preocuparán si no me ven


allí a las seis treinta".

"Noche de bingo", Ronnie le explicó a


su huésped. "Bien, ya que estás ahora
aquí de todos modos, ¿por
qué no te quedas y te reúnes con
nosotras para cenar? Estoy segura que
hiciste más que suficiente".

La mujer mayor se rió suavemente.


"Sabes que tu madre tendría un ataque
si lo supiera".

"¿Por qué? ¿Su madre no la quiere?"


Rose preguntó, su curiosa expresión
giró en un tímido ceño

fruncido cuando María se rió y meneó


su cabeza.

"La señora Cartwright me quiere bien,


niña. Pero se considera de mal aspecto
compartir una comida con
la empleada doméstica".

85

"Oh", la joven mujer murmuró, la


vergüenza tiñó su cara. Se preguntaba
si la madre de su amiga la

desaprobaría también.

"Pero mi madre no decide con quién


ceno", Ronnie dijo firmemente.
"¿Ahora crees que te gustaría comer

en el comedor o aquí adentro?"

"Um... donde quieras estará muy bien".

"Colocaré algunos lugares en la mesa.


Llevará solo algunos minutos calentar
todo", María dijo, al salir del

cuarto.

"Gracias", Ronnie dijo cuando la mujer


mayor pasó a su lado, la persona que
ella había mantenido en

casa todo el largo día. Ahora sola con


Rose Sus hombros se hundieron, sus
cansados pies protestaron

de estar parados, y el dolor de cabeza


con el que había estado luchando hizo
su presencia sabida con la

fuerza completa. Cruzó el cuarto y se


dejó caer en su sillón. "Qué día".
Levantó su pierna izquierda,

apoyándola sobre su rodilla derecha, y


comenzó a frotar su adolorido pie.

"¿Tú enfrentaste a Tommy?"

"No. Él no se presentó", Ronnie


suspiró. "Ordené una auditoría".

"Oh".

"Sip. No va a ser una visión bonita


cuando lo descubra". Comenzó a frotar
su pie con más fuerza, usando

ambas manos para masajear los


adoloridos músculos. "Encima de eso,
tuve una montaña de papeleo
para atravesar. Laura salió en el
intermedio durante el día".

"¿Laura?"

"Mi secretaria", aclaró.

"Oh, ella debe haber sido la que


contestó al teléfono cuando llamé".

"Sí, fue ella". Ronnie invirtió la


posición de sus piernas y comenzó a
dar masajes a su pie derecho. "Oh

genial", frunció el ceño, mirando


rápidamente en el creciente deshilar
moviéndose en su pierna. "Sabes,

alguien debería ser capaz de encontrar


una manera de hacer medias que no se
rasguen al instante en

que te las pones". Se levantó, alisando


la falda gris oscuro. "Voy arriba a
cambiarme. Para entonces

estoy segura que la cena estará lista".


Sus ojos cayeron sobre los filamentos
de los cabellos circundado

la cara de Rose. "Después de cenar


pienso que nosotras lavaremos tu
cabello".

"¿Cómo vamos a hacer eso? No puedo


tomar una ducha".

"Tengo una idea".


*****

86

Después de cambiarse a sus pantalones


y tenis, Ronnie tomó un juego de llaves
y se dirigió a través del

camino de entrada cubierta de nieve al


garaje. La construcción original había
sido derribada hace tres

años para hacer el sitio para su idea de


lo que un verdadero garaje debía ser.
Con la capacidad de

guardar cuatro autos cómodamente, el


garaje lucía múltiples hileras de
fluorescentes luces y un
separado sistema de alarmas. La mitad
trasera del garaje servía como lugar de
almacenaje. Entrando a

través de la puerta lateral, Ronnie


caminó rápidamente sobre el panel de
control y desactivó la alarma.

Un rápido tirón del interruptor y los


cuatro recuadros fueron bañados en un
mar de blanca luz. El primer

recuadro contenía un auto oculto por


una cubierta de lona. Distraída por un
momento, Ronnie caminó a

la parte trasera del auto y tiró de la


cubierta. La estigmatizada placa blanca
de la estatua de la libertad en
el lado izquierdo y las letras azules
anunciando el auto como "el juguete de
Rons". Tiró de la cubierta

más para revelar el tapón de la gasolina


con el familiar logotipo del Mustang.
"Pronto", se prometió. Su

preciado auto había sido


meticulosamente restaurado y la severa
sal de los inviernos de Albany

significaba que tenía que permanecer


en hibernación hasta que las flores
comenzaran a florecer otra

vez. Sus dedos se arrastraron sobre el


intenso azul metálico de la pintura y su
mente vagó al pasado
cuando había comprado el auto.

Era su año superior en Dartmouth.


Aunque utilizaba el Audi que su padre
le había dado para su vigésimo

primer cumpleaños, se encontró


siempre anhelando el potente Mustang
que el novio de una de sus

hermanas de la fraternidad poseía. La


pintura había estado mellada, la
superficie oxidada era el color

dominante, pero cuando el pedal era


metido a fondo, el auto podía descargar
la potencia levantándose

contra este. Cuando Ronnie había


pedido a su padre permiso para retirar
suficiente dinero para comprar

uno para ella, Richard Cartwright


firmemente se negó, citando que tenía
un buen auto y que el Ford era

un vehículo demasiado peligroso.


Ronnie estaba serena, sin embargo, y
ahorró su asignación para el

completo semestre hasta que pudo


permitirse comprárselo ella misma. Lo
condujo a casa en las

vacaciones de primavera, para la


consternación de sus padres. Su padre
lo llamó un montón de chatarra
y su madre insistió que sólo
conseguiría matarse en esa 'trampa
mortal'. Intentaron ofrecerle un
Mustang

nuevo, amenazándola de cortarle el


financiamiento, incluso la vieja
expresión 'las damas de educación

apropiada no conducen potentes autos',


pero ningunos de ellos funcionaron.
Antes del fin de semana

todo lo que habían logrado era hacer


que Ronnie determinara aún más
conservar y restaurar a su veloz

demonio azul. Aunque no era desde


hace mucho tiempo su auto principal,
todavía lo sacaba para dar

una vuelta de vez en cuando y, la


belleza azul metálico seguía siendo su
favorito.

Un ligero fresco la atravesó, tirando de


Ronnie del carril de los recuerdos y
regresarla al presente.

Restituyó la cubierta sobre su Mustang


y caminó al recuadro siguiente. El rojo
Porsche acomodado allí.

Era la primera vez que lo veía desde el


accidente. En el cuarto recuadro era
donde estacionaba el jeep y

de este modo alejar lo que había hecho


con el objetivo de no acercarse al auto
deportivo. Ahora

lentamente caminó alrededor del auto,


azules ojos recogieron todas las
reparaciones. La cinta verde

rodeaba los bordes del nuevo


parabrisas, sin duda permitiendo que la
nueva goma sellara fijándolo. El

capote, la parrilla, el parachoques, y el


cristal del cuarto derecho delantero fue
quitado todo, el gris metal

del chasis manteniéndose firme en


contraste con el resto del vehículo. Una
rodante caja de herramientas
situada contra la pared, evidencia de
las visitas de Hans. Ronnie desvió la
mirada del auto e inclinó las

manos contra la caja de herramientas


luchando para mantener su estómago
bajo control. Supo

perfectamente entonces que nunca


podría conducir el Porsche otra vez.
Mordió tragándose el

resurgimiento de la culpa y tomó


deliberadamente los pasos hacía la
puerta del cuarto de almacenaje,

todo el tiempo diciéndose que todo se


resolvería, que Rose se recuperaría
totalmente, que el daño que
le había causado podría ser reparado.
Probó tres diferentes llaves en el
cerrojo hasta que encontró la

correcta y caminó en la oscuridad del


almacén.

87

Le tomó a Ronnie un minuto encontrar


el interruptor de la luz. Cuando lo hizo,
encontró lo que buscaba

inmediatamente. En la esquina, debajo


de un montón de abandonados trapos
estaba una cubeta

utilizable de cinco galones que una vez


contuvo concreto de secado rápido. Se
acercó a la utilizable

palangana y la limpió minuciosamente


hasta que la lechosa agua blanquizca
corría limpia. Completada

su tarea, Ronnie volvió a la casa.

*****

"Entonces ¿qué pensaste de esa última


pregunta?"

"Todavía digo que era demasiado fácil.


Todo el mundo sabe que los números
pares de las autopistas

corren de este a oeste y las impares


corren de norte a sur", Rose contestó,
ajustando la almohada detrás

de su cabeza. María se había marchado


algunos minutos antes y ellas estaban
ahora relajadas en la

oficina.

"Si todo el mundo sabe eso, ¿por qué


hace que tanta gente se pierda cuando
están viajando?" La mujer

mayor contestó, recostándose en su


sillón y poniendo sus descalzos pies
arriba en el borde de la cama

cerca de la cadera izquierda de Rose.


Desde que los meses de invierno
estaban sobre ellos y Ronnie no
tenía motivo para usar zapatos con
punta abierta, no se molestaba en
hacerse la pedicura tan a menudo

como lo hacía usualmente. En el


proceso de menear sus dedos, una uña
arañó contra la de al lado.

"Bueno, no me sorprende que este


rasgando todas mis medias. Supongo
que es hora de llamar para un

pedicure". Vio una lejana mirada


absorber la cara de la joven mujer.
"¿Qué?" Preguntó suavemente. "Lo

compartes conmigo".

"Estás hablando de un pedicure y


estaba recordando cuando tenía trece".
Viendo la expectante mirada

en la cincelada cara de su compañera,


Rose continuó. "El Estado encontró a la
familia Foster para mí por

algunas semanas y tenían una niña


justo de mi edad. A Stacey le encantaba
tenerme alrededor porque

era una dispuesta conejilla de indias


para que ella practicara la
cosmetología. Le encantaba jugar con
el

esmalte de uñas. Tenía hileras e hileras


de botellas sobre su tocador en todo los
colores que puedas
imaginar". Rose ausentemente extendió
su mano abajo y puso sus dedos sobre
los dedos del pie de

Ronnie. "Bien, una noche estábamos de


ánimo. Pintamos cada uña de un
diferente color. Puedo

recordar que en mis dedos del pie


fueron desde el ciruelo al aguacate a
ese horrible púrpura". Mientras

hablaba, su dedo índice rozaba


atravesando cada uña del gran pie
descalzo. "La cosa divertida es que

estábamos despiertas más allá de


nuestra hora de ir a la cama y no
tuvimos tiempo para quitarlo. Fuimos
a la escuela al día siguiente y cuando
estábamos tomando una ducha después
de la clase de gimnasia

todo el mundo vio nuestros dedos de


los pies". Se rió suavemente.
"Realmente fue divertido. Quiero

decir, entre nosotras dos estaban allí


veinte diferentes colores en nuestros
pies. Después de eso, Stacey

usó deliberadamente diferentes


tonalidades de esmalte en sus dedos.
Ésa fue la última vez que esmalté

mis uñas del pie".

Ronnie la miró burlonamente, después


se levantó y fue al pie de la cama. En
menos de segundos los

calcetines de gran tamaño fueron


quitados para revelar los dedos del pie
de Rose. "¿Cuándo fue la vez

última que alguien te hizo la


pedicura?"

"Ese fue, si podrías llamar eso una


pedicura. Solo uso el cortauñas para
mantenerlas cortas ahora. Ow,

tranquila".

88

"Oh, lo siento," Ronnie se disculpó,


dejando el pequeño dedo del pie que
había movido para lograr una

mirada mejor en el siguiente. "¿Puedes


sentir eso en tu tobillo?"

"Sip, es por eso que no los meneo. Mis


piernas duelen bastante cuando lo
hago."

"¿Cuándo fue la vez última que


tomaste algo?"

"No, no es que este mal ahora mismo.


Prefiero esperar hasta que realmente lo
necesite".

Ronnie levantó la mirada y recordó lo


que quería hacer esa noche. "¿Estás
lista para lavar tu cabello?"

"¿Encontraste una manera?" Se


incorporó, preparándose para instalarse
nuevamente en la silla de

ruedas.

"No, quédate aquí. Lo tengo todo


resuelto de modo que no tengas que
salir de la cama." Miró la cama

ajustable, en este momento levantada


en un cómodo ángulo. "Vas a tener que
poner la cama plana, sin

embargo".

Pocos minutos después Rose estaba


acomodada de espaldas a través de la
cama, su cabeza

suspendida en un costado. Una toalla


rodeaba detrás de sus hombros
colgando para proteger el colchón

contra cualquier agua jabonosa. Ronnie


estaba situada sobre un taburete
tomado de la cocina, la blanca

cubeta de cinco galones acomodada


entre sus rodillas. Una toalla grande
fue puesta en el piso para

coger cualquier derrame. "¿Estás


lista?" Preguntó.

"Sip".
Ronnie vertió el agua lentamente sobre
los rubios mechones, usando su otra
mano para ayudar a

distribuir el líquido sobre todo el


cabello. Vertió una generosa cantidad
de champú en su mano y la

trabajó en una espuma. Ronnie hizo


todo lo posible para sostener la cabeza
de Rose, tomando algo del

esfuerzo excesivo del cuello de la


joven mujer. "¿Cómo estás sintiendo
esto?"

"Riiicooo", murmuró, verdes ojos


medio cerrados. "Tienes fuertes dedos".
"Los ejercito. ¿Estoy presionando
demasiado duro?"

"Oh no, está bastante bien".

"Bueno". Ronnie continuó moviendo


sus dedos en el suave cabello,
minuciosamente lavando este. "Hora

de enjuagar. Mantén tus ojos cerrados".


Usando su mano izquierda levantó la
cabeza de Rose, poco a

poco enjuagó el champú. Una vez que


eliminó la mayor parte, puso otro poco
del líquido con esencia de

fresa en su mano. "Segunda ronda".


"¿Vas a lavarlo otra vez?" Rose
preguntó sorprendida.

"Por supuesto. Sabes las indicaciones.


Lavar, enjuagar, repetir". Trabajó el
champú en el dorado cabello

antes de que la joven mujer pudiera


decirle que no. "¿Asumo que
únicamente lo lavas una vez?"

89

"Sip, se usa menos champú de esa


manera. Mi cabello siempre parece
limpio. Mucha gente lo lava solo

una vez". Rose se reclinó en la presión


suave pero firme de los dedos de
Ronnie. No sólo fue tratada con

una segunda lavada, sino teniendo


acondicionador peinado a través de su
cabello. La ejecutiva tuvo que

ir dos veces por más agua pero los


resultados habían valido eso. La suave
luz de arriba rebotaba en

varios mechones del cabello de Rose,


creando una aureola de oro alrededor
de la cara de la joven

mujer.

"Se ve genial". La mujer de cabello


oscuro dijo, observando la sonrisa que
vino a la cara de su
compañera al mirarse en el espejo
sostenido en su mano. "¿No es así,
Tabitha?" Le preguntó al gato que

decidió que el agua no era una gran


amenaza.

"¿Mrrow?" Dos segundos después, la


anaranjada y blanca máquina
ronroneadora estaba acomodada en

el vientre de Rose.

"Ooof, estás ganando definitivamente


peso".

"Pienso que María le está dando las


sobras pero no puedo probarlo", Ronnie
dijo con una sonrisa. "Solo
sé que cada vez que ella está cocinando
esta bola de pelos sale de la cocina
lamiéndose sus bigotes".

Ding, ding, dong, dong. Los agudos


tonos del timbre sonaron a lo largo de
la casa. "¿Quién podrá ser a

esta hora?" Ronnie preguntó, mirando


el reloj sobre la mesita. "Son casi las
diez". El timbre sonó otra

vez, esta vez acompañado por furiosos


golpes contra la sólida puerta de roble.

"¿Ronnie? Ronnie, ¡abre la jodida


puerta!" El grito seguido por más
golpes y tonos de del timbre.
"Ahora vuelvo". Se puso sus tenis y
metió el exceso de cordón en los lados.
Tabitha saltó de la cama,

detectando que algo más interesante


estaba a punto de suceder en el otro
cuarto. "Oh no tú no. Quédate

aquí con tu madre". Ronnie recogió la


protesta felina y la colocó nuevamente
sobre la cama, esta vez al

alcance de la mano de Rose.

*****

"¡Ronnie! Abre esta jodida..." Las


palabras murieron en la garganta de
Tommy cuando él vio la luz
exterior encenderse y oyó que la
cerradura fue girada. "Bien, ya era
hora".

"¿Qué estás haciendo aquí a esta hora?"


Frunció el ceño, no teniendo duda que
su hermano más joven

estaba completamente borracho.

"¿Qué demonios intentas hacerme?"


Tommy pasó más allá de ella y
atravesó el vestíbulo entrando a la

sala de estar. "¿No me presentó a


trabajar un día y tú ordenas una jodida
auditoría?"

"Este no es el momento para hablar de


esto, Tommy. Vete a tu casa y
duérmete". Ronnie se movió entre

él y la oficina, intentando dirigirlo


nuevamente hacia la puerta. Puso su
mano en su brazo únicamente

para tenerlo alejado.

"¡Vete a la mierda, Ronnie!" Pasó al


otro lado del cuarto y dio un puñetazo
por enfrente la madera del

mueble del centro de entretenimiento.


Se giró haciéndole frente y pudo
claramente ver el crecimiento de

90
varios días en su cara así como lo
descuidado del cabello y las ropas.
Tommy había obviamente estado

en un doblador y únicamente ahora


había oído las noticias. "¿Qué piensas
que estoy haciendo?

¿Robando de mi propia compañía?"

"No se lo que estás haciendo, pero no


voy a dejar que esto continúe",
devolvió el grito, mostrando un

poco su propio mal humor. "¿Qué es


eso, Tommy? ¿Drogas? ¿Juego?"

"¡Vete al infierno, Srta. fuerte y Diosa


todopoderosa!" Su puño se cerró de
golpe en el gabinete con

bastante fuerza golpeando un diminuto


florero de copa. Solo que la gruesa
alfombra salvó la antigüedad

de romperse.

"Vete de mi casa, Tommy".

"Tu casa", él se burló. "Crecí en esta


casa de mierda. ¿Qué te da el derecho
de decir que me vaya?"

"Compré la casa honradamente y a


carta cabal de mamá y tu sabes eso".
Sus ojos se empequeñecieron

en la salvaje mirada, casi inhumana en


los ojos de su hermano. Tommy era
bastante fuerte por sí solo,

pero si él estaba drogado...

Las sospechas de Ronnie fueron


confirmadas algunos segundos después
cuando levantó el extremo de

la pesada mesa del café y la volteó.


"Actúas como si fueras un ángel pero
no lo eres, Ronnie". Por el

momento, estaba parado aún así ella


mantuvo su distancia. Su corazón
latiendo fuertemente con la

adrenalina bombeando a través de ella.


"Te sientas en esa oficina día tras día.
NO tienes idea de cómo

es trabajar para una vida", escupió, "no


puedo solo chasquear mis dedos y
hacer tu cartera más grande".

"No, pero puedes falsificar mi firma en


un préstamo", ella replicó.

"¿Qué?"

"Incumpliste en un préstamo y tenían


mi nombre en él como consignatario.
¿Por qué necesitabas un

consignatario, Tommy?"

El hombre de rubio cabello parpadeó


algunas veces cuando comprendió la
información. "Mierda. ¿Eso

es todo lo que siempre te ha


preocupado, no es así? ¿El dinero de
mierda?"

"Alguien tiene que preocuparse acerca


de eso. Tu por supuesto no. ¡Ahora vete
de mi casa!"

"¡No es sobre eso! Me da igual lo que


en tu maldita auditoría aparezca, no
puedes echarme a patadas de

la compañía". Un pensamiento se le
ocurrió. "Puedes poseer la mayoría de
la acciones pero no tienes

control de los interés. ¿Piensas que


alguien va a votar contigo para
conseguir librarte de mí?" Dio una

corta risa, su energía comenzó a


desaparecer ya que para el colmo había
estado cabalgando.

"Enfréntalo, Ronnie. No puedes hacer


nada sobre mí. ¿Piensas que mamá va a
votar contigo para

destituirme? ¿Frank? ¿Susan? No


puedes ganar esta batalla". Se dirigió
hacía la puerta. "Cualquier tonto

puede ver eso. Solo déjame en paz,


hermana, o lo lamentarás". Tommy
cerró de golpe la puerta detrás
de él, el sonido que reverberaba a
través del cuarto. El corazón de Ronnie
estaba palpitando con fuerza

y podría solo suponer que Rose tenía


miedo.

91

"¿Estás bien?" Ronnie preguntó cuándo


entró en el cuarto. Notó la palidez del
miedo en la cara de la

rubia mujer. "Hey, todo esta bien".

"Él estaba bastante enojado. ¿Qué se


estrelló?" La expresión de Rose era
más serena ahora que sabía
que Ronnie estaba segura. Acarició el
lugar vacío en la cama al su lado.
"Aquí, hay un asiento".

"Nah, gracias", la alta mujer continuó


de pie, aunque la suave almohada le
hacía señas. "Él tiró la mesa

del café y golpeó algo de la superficie


del gabinete. Nada roto". Miró en la
TV, aún encendida pero con el

sonido silenciado. "Hey, hay uno de


esos programas de noticias de revista".

"Sip, están suponiendo que tienen una


cosa en esos camiones de renta y que
peligrosos son". Acarició a
la cama otra vez. "Vamos, tengo el
calor y el masaje encendido. Esto tiene
que ser más cómodo que ese

sillón". Encendió la pequeña lámpara


en la mesita a su lado justo antes que
Ronnie apagara la luz de

arriba. El suave brillo fue preferido por


ambas para mirar la televisión.

"Estarías sorprendida de lo confortable


que el sillón es", Ronnie contestó,
dando un puntapié a sus tenis

y con reticencia aceptó la oferta. Se


hundió en el vibrante calor y cerró los
ojos con placer hedonista.
"¡Oh! Esto es agradable. Tengo que
conseguir una de éstas para mi
habitación". Acomodó la almohada

detrás de su cabeza, deslizó los pies


bajo las cobijas, y abrió los ojos. Rose
presionó el botón y comenzó

a mirar el programa. Con la alta mujer


a su lado derecho, sentía una sensación
de seguridad y

rápidamente el latido de su corazón


retornó a un nivel más normal.

Rose utilizó el telecontrol para apagar


la televisión una vez que las últimas
noticias comenzaron. "¿No
estuvo eso interesante?" No recibiendo
respuesta, giró su cabeza para ver los
ojos de su compañera

cerrados. "¿Ronnie?" Ninguna


respuesta, solo el rítmico subir y caer
de la sudadera cubriendo el pecho.

Rose apagó la lámpara. La cama era


bastante grande. No había razón para
que despertara a Ronnie

solo para enviar a la mujer más mayor


a su propia cama. "Buenas noches,
Ronnie", susurró, cerrando los

ojos y dejando que la regular


respiración de la mujer a su lado la
calmara metiéndola en un profundo
sueño.

*****

Los azules ojos se agitaron abriéndose


poco después de las seis y miró
alrededor, intentando conseguir

sus almohadas. Que el... oh", masculló,


dándose cuenta que se había quedado
dormida en la cama de

Rose. Tomándose un momento para


borrar el sueño de sus ojos, Ronnie se
apoyó sobre un codo y bajó

la mirada a su dormida compañera. Los


rayos de la mañana resaltaron la
respingada nariz, las cejas
óxido, y los llenos labios separados un
poco en sueño. Los segundos hicieron
tictac mientras observaba

a la dormida mujer. Esto la asombró


como fácilmente se había quedado
dormida al lado de Rose. Con

excepción de Christine, Ronnie nunca


había dormido con alguien. Eso lo
había hecho entonces

únicamente porque estaba esperando


por su amante. Sinceramente, nunca se
sintió cómoda

compartiendo una cama y podía


frecuentemente esfumarse y dormir en
la cama acostumbrada en su
dormitorio. Sin embargo obviamente
no tuvo problema en enroscarse y
dormir al lado de Rose. Era un

curioso misterio Ronnie sabía que no


fue seguro deliberado. Sentía el ligero
zumbido del masaje debajo.

Eso fue. Tuvo que haber sido el masaje.


Este la relajó bastante para ponerla a
dormir sin tener en cuenta

la presencia de alguien más en la cama.


La ejecutiva sonrió para sí con la
lógica de su explicación,

incluso cuando eligió ignorar el hecho


de que todavía estaba allí al lado de
Rose. Contemplaba
consentirse pero la voz de la
responsabilidad triunfó. Con un
decepcionado suspiro lentamente salió
de

la cama sigilosamente, cuidadosa de no


molestar a su compañera, y caminó
silenciosamente al baño.

92

Una vigorosa sesión de ejercicios y una


reconfortante ducha prepararon a
Ronnie para el día. Inhaló en

el café que María hizo para ella


mientras se ponía su larga chaqueta de
lana. La temperatura había
caído considerablemente por la noche,
descendiéndola a un solo dígito. Se
dirigía hacía la puerta

cuando el teléfono sonó.

"Residencia Cartwright", María


contestó. "Ahora mismo. Ronnie, es
Susan. Ella parece perturbada". Ella

tomó el teléfono color crema y asintió


en su ama de llaves.

"¿Susan?"

"Ronnie, tenemos un problema".

"Estoy segura que tenemos más de uno.


¿Que te tiene tan jorobada para que no
pudieras esperar hasta

que llegara a la oficina?"

"Ricky y Timmy ambos cayeron con el


pollo pox".

"¿Y? Susan, tus hijos están enfermos


no es el fin del mundo. Es solo pollo
pox".

"Ronnie, la fiesta de Navidad de la


familia es esta noche".

"¿Y?" Desabotonó su chaqueta,


decidiendo no iba a ser una rápida y
fácil llamada telefónica después de

todo. "Estoy demasiado ocupada para


ir. ¿Por qué deberías planear la fiesta
para el miércoles en la

noche de todos modos?"

"Era el mejor día que nosotros pudimos


asegurar. La gente siempre tiene fiestas
para ir en los fines de

semana. Poner esta en un miércoles


garantizaba que todo el mundo se
presentaría, pero ése no es el

punto. El punto es que nosotros no


podemos tener la fiesta aquí".

"Entonces. Alquila un salón en algún


lugar". Un pensamiento le cayó en
cuenta. "Oh no tú no, Susan. No
estaré teniendo la fiesta aquí".

"Ronnie. Es demasiado tarde para


alquilar un salón y enviar las
direcciones a todo el mundo".

"No la estarás teniendo en mi casa. No,


no, no". La chaqueta ahora se
encontraba en un taburete cerca.

"Hermana, no puedo tener la fiesta


aquí. ¿Tienes alguna idea de cuánto
trabajo ésta podría tomar?"

"Es perfecto. Todo mundo sabe dónde


vives y les encantará la idea de un
buena fiesta al estilo antiguo

en la casa Cartwright".
"Te he dicho antes. Ésta es mi casa
ahora y no quiero a cada pariente en el
mundo pisoteando alrededor

de aquí". Miró a María preparando


huevos para el desayuno de Rose.
"Hermana, tengo a la Compañía

que permanece conmigo. No es


realmente conveniente tener gente
aquí". El tono de la llamada en

espera señaló. "No cuelgues, Susan,


tengo otra llamada". Presionó el
parpadeante botón. "Habla

Veronica".

93
"Ronnie, es tu madre".

"Hola mamá". Rodó sus ojos, sacando


una divertida mirada de su ama de
llaves.

"Estaré allí después de que llegue del


aeropuerto a ayudar con los
proveedores y asegurarme de que no

colocarás algunos de esos llamativos


adornos".

"¿Qué, Susan te llamó primero? La


tengo aguardando en la otra línea".

"Sí. Lo hizo. Decidimos que la casa


sería la solución perfecta".
La perfecta solución para todo mundo
menos para mí, Ronnie pensó para sí.
"Mamá, no puedo tener la

fiesta aquí. ¿No podríamos solo volver


a programar esta o conseguir un salón
en algún lugar?"

"No. Nosotros no podemos". Beatrice


Cartwright contestó. "Ahora Veronica,
no tenemos tiempo para

todos estos tontos egoísmos. Tengo que


recoger a tu tía Elaine en el aeropuerto
a las tres. Envía un auto

por mí a las dos y asegúrate de no


enviar a ese incompetente bobo como
la última vez. Le tardó cerca
de una hora para llegar allí".

"Madre, esa fue una tormenta de nieve


y el tráfico estaba atascado por
kilómetros. No fue su problema".

"Él debió haber tomado una ruta


alterna. No pudo incluso entrar en
frente de la terminal. Solo asegúrate

de conseguir a alguien más esta vez".

"Pero..."

"Ningún pero de ti, jovencita. Ahora


tengo que conseguir mi cita para el
salón de belleza. Habla con tu

hermana y no te olvides llamar para mi


auto".

"Ma..."

"Adiós querida. Gusto en hablar


contigo". Click. Ronnie quitó el
teléfono de su oído y miró fijamente el

auricular por un momento antes de


golpear el parpadeante botón.

¿"Susan? ¿Todavía estás allí?"

"Estoy aquí. Supongo que era mamá en


la otra línea".

"Supones correctamente. Nada como


traer la artillería pesada".
"Lamento eso". Ronnie dudó de la
sinceridad de su hermana. "Llevaré
algunos adornos que los chicos

hicieron. Ooh, son tan lindos. Ronnie,


te encantaran. Ricky hizo unos con
oropel verde..."

"Hermana, necesito conseguir lo que va


a ir aquí". Dio un suspiro de derrota.
"Supongo que tengo una

fiesta para conseguir lista".

"Oh. Seguro. Jack y yo estaremos ahí


alrededor de las seis. Dejaré a la
familia saber".

94
"Estoy segura que mamá ya les llamó",
Ronnie dijo en un tono seco. "Ocúpate
de conseguir al decorador

y a los proveedores aquí. Oh, y


¿Susan?"

"¿Sí?"

"Esto nos hace empatar".

*****

Rose estaba sorprendida de ver entrar a


Ronnie y girar la computadora.
"Buenos días".

"Buenos días, Rose", contestó, dejando


su taza de café abajo y
mecanografiando su contraseña. "María

traerá tu desayuno en algunos


minutos". Hizo click en su archivo del
correo y rápidamente escaneó en

unos sin leer.

"¿Pasa algo malo?"

"¿Malo? ¿Qué podría posiblemente


estar mal? Mi madre y hermana han
decidido que la fiesta de

Navidad de la familia estará llevándose


a cabo en mi casa, esta noche".

"Oh". Una pausa momentánea,


entonces "¿Qué es lo que vas a hacer?"
"¿Qué puedo hacer? Supongo que me
toca conseguir que este lugar esté listo
para ellos". Comenzó a

dar golpecitos con el lápiz en su mano


izquierda en el escritorio. "Por lo
menos una tercera parte de ellos

fuma. Puse esas alfombras hace tres


años y están aún perfectas. ¿Piensas
que permanecerán de esa

manera? Ah. Ya lo creo allí van a estar


por lo menos media docena de agujeros
de quemaduras en ellas

antes de que la noche termine". Ronnie


detuvo el vociferar el tiempo suficiente
para tomar un trago de
café. "Tengo que cambiar todos los
muebles, hacer que María limpie el
cuarto de juego y surtir el bar allí

adentro, hacer que la licorería haga una


entrega..." Los golpecitos aumentaron.
"Y encima de todo eso,

tengo que ir a comprar para nosotras


dos algo para usar".

"¿N-nosotras?" Rose tragó difícilmente


en la implicación.

"Bien, sí por supuesto". Ronnie la miró


socarronamente. "No querrás saludar a
todo el mundo usando mi

camisa de Dartmouth, ¿no?"


"¿Qué? Uh..." La impresión la había
dejado sin palabras y la rubia mujer
estaba en una pérdida por las

palabras. "Yo... bien..."

"Rose, no estoy intentando castigarte


haciendo que conozcas a mi familia,
pero no voy a encerrarte en

un cuarto sola toda la noche mientras


hay una fiesta aconteciendo". El lápiz
encontró su camino a sus

perfectos blancos dientes, y


comenzaron a roer en el borrador.
"Realmente", murmuró alrededor del

amarillo utensilio de escribir mientras


miraba alrededor del cuarto. "¿Crees
que podemos ambas

ocultarnos aquí toda la noche?"

95

Se rieron suavemente por algunos


segundos antes de que la seriedad de la
situación asumiera el

control. Ronnie dejó el lápiz en el


escritorio y movió su sillón más cerca
a la cama. "Aunque te dejara

permanecer oculta, todo el mundo sabe


que hay un baño aquí adentro". Las
mujeres encontraron su
conversación interrumpida por María,
cuando entró en el cuarto con la
bandeja del desayuno y una jarra

de café.

"¿Dónde vas a querer el árbol?" El ama


de llaves preguntó.

"En la casa de alguien más", Ronnie


bromeó, consiguiendo un resoplido de
su compañera. "Me da igual.

Rose y yo estaremos escondidas aquí


toda la noche".

"Ni siquiera pienses en eso, Verónica


Louise". María dejó la bandeja sobre el
regazo de Rose y comenzó
a servir el café en la taza de porcelana.
Ronnie extendió su propia taza
expectante. "No hay suficiente

tiempo para conseguir limpiar las


alfombras".

"Aspirarlas estará bien. Gracias". Llevó


la taza a sus labios y tomó un trago
agradecida. "¿Quieres que

llame a algún lugar y consiga ayuda


extra para tener el lugar listo?"

Una mirada parecida al dolor destelló a


través de los ojos cafés del ama de
llaves. "Solo porque no

recorres alrededor como tu madre


investigando para saber si había polvo
no significa que he dejado esta

casa desatendida. Pulo la plata


regularmente incluso si no la utilizas.
A excepción de un rápido trabajo

de pasar la aspiradora y mover los


muebles, estaremos preparadas para la
compañía. Claro, que no

puedo poner de nuevo la mesita del


café de la manera en que debería estar".

"Lo siento, María, yo no quise sugerir


que tu haces algo menos que un trabajo
perfecto. Me ocuparé de

la mesita del café y de todo lo demás."


Tomó su taza. "Ahora necesito salir y
conseguir algunas cosas".

Ronnie se levantó y dio a Rose una


sonrisa. "Tu enfermera debe estar aquí
en un rato y yo estaré de

regreso en un par de horas. ¿Cuál es tú


color favorito?"

"De verdad, yo no..."

"¿Color?" Ronnie repitió, dejando en


claro que no aceptaba un no por
respuesta.

Rose miró en los intensos azules ojos y


la respuesta vino sin pensarlo. "Azul".
"Fácil encontrar algo lindo en ese
color. ¿Qué tonalidad? ¿Prefieres
claros tonos como turquesa o uno

oscuro como el cobalto?" Ronnie no


pasó por alto en notar que los verdes
ojos continuaron mirando

fijamente en los suyos.

"Um... un azul marino, supongo. Algo


intenso". Rose se movió nerviosamente
y bajó la mirada a su pan

tostado. "Supongo que cualquier


tonalidad estará bien".

"Me aseguraré de elegir algo lindo".


Ronnie sonrió internamente en el
pensamiento de poder escoger un

vestido para que ella usara.

"Si es demasiado problema puedo


ocultarme en otro cuarto. Podría llevar
un libro en el cuarto de la

lavandería. Nadie entrará allí", Rose


ofreció, sintiéndose muchísimo en
medio.

96

"No". Ronnie rápidamente contestó.


"No voy a ocultarte. Eres una huésped
en mi casa y ellos tendrán

que aceptar eso". Miró a María, que


asintió en el acuerdo. "Estaré de
regreso antes de la comida".

Capítulo 5

Era bastante fácil para Ronnie caminar


dentro de la exclusiva boutique y
seleccionar un vestido para sí.

Era completamente otra cosa


seleccionar algo para que Rose usara.
Durante más de una hora se sentó

allí observando a la modelo probarse


diferentes combinaciones de blusas y
faldas, pantalones de vestir,

y vestidos. Nada parecía adecuado.


"¿Tal vez si me dijera exactamente lo
que usted busca, Srta. Cartwright?" La
gerente inquirió.

"No estoy realmente segura cómo


explicarlo, pero ninguno de éstos
funcionará". Ronnie agitó una mano

en el aparador de ropa. La mujer de


edad miraba a su particular cliente y
frunció el ceño.

"¿Qué pasa con ellos? Quizá podamos


resolver lo que usted está buscando de
esa manera".

"No hay nada mal con ellos solo que no


son los adecuados". Apretó el puente de
su nariz. "Quizá sólo
debería mirar alrededor y ver si hay
algo que me guste".

"Por supuesto". La gerente de la


boutique agitó su brazo. "Mónica estará
feliz de modelar algo que usted

desee".

Ronnie caminó a través de los estantes


de las costosas prendas de vestir,
apenas dándoles a cualquiera

de ellas más que un vistazo de pasada.


Entonces lo vio. Metido en la esquina,
casi lo pasó por alto y de

hecho no estaba incluso segura que le


hizo mirar en esa dirección. Extendió
la mano y sacó el vestido

para mirarlo. Justo una tonalidad abajo


de un vivo azul, la seda brillaba con
belleza y suavidad. El tejido

se reunía en el elástico de la cintura


antes de ensancharse otra vez. Ronnie
imaginó que éste llegaría

abajo de los tobillos de Rose,


fácilmente cubriendo los moldes.
"Éste", anunció, atrayendo la atención
de

la gerente.

"¿Le gustaría que Mónica se lo


modelara?"
"Eso no será necesario. Éste es el que
quiero." Echó un vistazo en la etiqueta
de la talla. "Sí, éste será

perfecto".

*****

El jeep hizo su camino a través del


tráfico de un día festivo. Un vistazo en
el reloj de la radio dijo a la

ejecutiva que eran casi las once. Había


estado hasta ahora en la boutique y la
joyería. Ahora estaba

afuera en el centro comercial luchando


con otros compradores por las
pequeñas cosas que estaba
necesitando, como regalos. Estaba a
una milla del centro comercial cuando
una esquina llena

completamente de árboles capturó su


mirada. Desvió la Cherokee a la
izquierda y pasó a través de los

pasillos de pinos y bálsamos apoyados


arriba contra los pasamanos de madera.
Detectando a un

vendedor, el bajo robusto comerciante


corrió a su lado.

97

"¿En qué puedo ayudarle hoy?"


"Quiero un árbol lindo lleno de brazos
y una robusta copa". Ronnie dio una
desaprobadora mirada en el

grupo delante de ella.

"Tenemos muy bonitos atrás", él dijo,


gesticulando hacia los pinos más altos
reclinados contra los

eslabones de la cadena de la valla que


corría a lo largo de la parte trasera del
estacionamiento. "¿Qué

tan alto es lo que usted busca?"

La frente de Ronnie se frunció mientras


intentaba imaginar justo que tan alto
los árboles en su casa
normalmente eran. "Alto. Más de ocho
pies".

"Oh, bien entonces". Sus ojos se


iluminaron aún más y aceleró el paso.
"Tenemos unos hermosos de

nueve y diez pies".

Ronnie ubicó un árbol de diez pies que


parecía querer reventar de los lados las
cuerdas que lo

sostenían. El hombre llamó a su hijo


para que le ayudara pero todavía
necesitó un poco de ayuda de la

fuerte mujer para acomodarlo en la


parte superior del jeep. Destacaba
sobre el frente, la cuerda blanca

corría del árbol al frente de la defensa.


Un par de cuerdas hicieron lo mismo
en la parte trasera. Una vez

completamente asegurado, Ronnie


continuó su viaje al centro comercial.
Presionó el botón escaneando

en su radio y lo dejó en una estación


que tocaba música festiva. Cuando los
Carpenter cantaban Merry

Christmas, Darling vamos, Ronnie se


perdió en los fascinantes sonidos y
armonía. Sin pensar sobre eso,

comenzó a cantar, su rica voz de


contralto se mezcló con los últimos
tonos magníficos de Karen. Ignoró

las raras miradas que le eran lanzadas


por los otros conductores, prefiriendo
en lugar de eso perderse

en la canción. Incluso después de


meterse en el estacionamiento, dejó el
auto funcionando hasta que la

canción terminó.

*****

Las canciones del día de fiesta fueron


traídas a través de los altavoces,
añadiéndose al habitual
estruendo de la muchedumbre. Todo el
mundo tenía bolsas en sus manos y
tenían prisa en terminar sus

compras. Ronnie agarró su cartera más


cerca a su cuerpo y se dirigió hacia
Macy. Algunos vales de

regalo y sus compras estarían hechas.


Cuando se movió a través de la
muchedumbre apresurada, vio la

tienda de Navidad, un almacén abierto


únicamente para los días de fiesta
vendía de todo desde las luces

hasta los adornos de oropel de cada


posible diseño. Los dependientes se
alternaban entre las ventas por
teléfono y observar por los ladrones.
Ronnie tomó una canasta de compras y
comenzó a llenarla con los

acostumbrados adornos. Pronto la


canasta estuvo llena pero no terminó.
Después de coger a un

dependiente para ayudarle, Ronnie pasó


la mayor parte de una hora eligiendo
cosas de buen gusto y

cosas divertidas para convertir su


rígida residencia en un festivo hogar.
Justo cuando dio al dependiente

su tarjeta de crédito, notó que un


artículo había sido pasado por alto.
"Oh, espere. Necesito eso
también". Señaló con un elegante dedo
en el artículo en cuestión. Cuando la
ramita de muérdago fue

agregada a sus compras, la mente de


Ronnie consideró el posible beneficio
de ver a Rose debajo de

este. "Agregue algunos más, ¿podría


usted, por favor?"

*****

"Vamos a intentarlo otra vez," Karen


dijo suavemente, poniendo las manos
en posición.

98
"No, espere, por favor" Rose lloraba.
"¿No podemos hacer esto más tarde?"

"Srta. Grayson, usted tiene que


estirarlas por lo menos dos veces al
día".

"Lo sé," dijo, limpiando una lágrima de


su mejilla. La puerta se abrió y Ronnie
entró con varias bolsas de

compras en sus manos.

"¿Qué está pasando?"

"Yo, todo está bien", Rose murmuró,


avergonzada por las gotas que
continuaban bajando por sus
mejillas. Levantó la mirada y vio la
preocupación en la cara de Ronnie.
"Tengo que estirarlas y eso

duele".

"Déjeme intentar", Ronnie dijo,


sustituyendo las manos de Karen por
las suyas. La joven mujer miró

cuando la enfermera explicaba como


estirarlas correctamente. Satisfecha
sabiendo lo que estaba

haciendo, la ejecutiva miró de nuevo a


Rose. "¿Crees que estás lista?"

Ella asintió, sus ojos transmitían su


miedo del dolor. "¿Serás suave?"
Estaba aún indecisa pero había

algo tranquilizador sobre el calor de las


manos de Ronnie en su pie.

"Lo juro". Las palabras suavemente


habladas la bañaron con un sentimiento
de confianza. Ella cerró los

ojos y se concentró en la sensación de


los fuertes dedos en su piel. Despacio
levantó su pierna al punto

donde sintió subir la parte trasera de su


muslo. "Vamos, Rose... eso es, solo un
poco más ahora". Sentía

su miembro ser levantado más alto y


luchó con el impulso de pelear contra
esto. Qué bien, estás

haciéndolo estupendamente, Rose.


¿Crees que podemos ir un poco más
arriba? Solo un poco".

Incluso tan lentamente levantó su


pierna hasta que no pudo aguantar el
dolor más. Débilmente se dio

cuenta que era lo más alto que había


podido llegar antes, pero eso era
intrascendente en estos

momento. "Por favor..."

"Ok, ahora relájate. Nosotras estaremos


volviendo abajo ahora". Los ojos de
Rose estaban cerrados
firmemente y se aferró fervientemente
en las palabras y al calmante tono de
Ronnie. "Allí vas, casi hecho

ahora". Pronto la sábana saludó su


talón y soltó una profunda respiración.
"¿Cómo te sientes?"

Rose abrió los ojos con sorpresa en la


proximidad de la voz y se encontró
mirando fijamente en los

interminables azules intensos. "Esto


duele".

"Shh, esto acabó ya". Ronnie levantó la


mirada en Karen. "Pienso que hemos
terminado por hoy. Tengo
una fiesta aquí esta noche nosotras
tenemos que prepararnos. ¿Hay algo
más que tenga que hacerse?"

"Solo bañar a la Srta. Grayson".

"Oh". Rose miró de una mujer a la otra.


"Puedo lavarme sola si alguien puede
conseguir el agua y

toallitas para mí". Trataba de decirle a


su amiga con sus ojos que esto era lo
que prefería hacer. Ronnie

asintió comprendiendo.

99

"Ok. Supongo que podemos manejar


todo, Karen. La veremos mañana".

Rose se relajó con las palabras de


Ronnie, hasta que recordó el resto de
ellas... una fiesta aquí esta

noche nosotras tenemos que


prepararnos. "Oh Dios, la fiesta".

"No te preocupes sobre eso", la mujer


de cabello oscuro dijo, caminando al
cuarto de baño. "Conseguiré

reunir las cosas que necesitarás para


lavarte y entonces podrás vestirte". El
sonido del agua corriendo

en el lavabo se mezcló con las


palabras. "Iré a traer todo lo demás del
auto y a encontrar la base para el

árbol". Volvió con las toallitas, el


jabón, y el trapito. "Creo que está en el
ático. ¿Necesitas algo antes de

irme?"

"No, todo está bien". Rose mantuvo su


sonrisa hasta que la mujer mayor salió
del cuarto. Sus piernas

palpitaron por la terapia física pero el


pánico eliminó el dolor. Una fiesta.
Una fiesta llena de extraños.

Una fiesta llena de extraños de clase


alta. Una fiesta llena de extraños de
clase alta emparentados con
Ronnie. La camisa de Dartmouth se
encontró fuera de su cuerpo y sobre la
cama. Rose sentía la presión

construirse desde dentro. Oh Dios, por


favor no me dejes hacer algo que la
avergüence. El jabonoso

trapito se movió sobre sus brazos y los


hombros mientras pensaba de los
posibles desastres que

podrían acontecer en la noche. Sus


piernas podrían ser golpeadas
accidentalmente, podría derramar

una bebida, ella podría decir las cosas


incorrectas, todo eso y una docena de
otras pasaron por su
mente mientras continuó limpiándose.

Estaba justo terminando cuando Ronnie


tocó la puerta. "¿Puedo entrar?"

"Un minuto". Cubrió su pecho con la


mullida toalla. "Ok".

Ronnie entró con un bolso en una mano


y el vestido más maravilloso que Rose
había visto nunca en la

otra.

"Es hermoso", susurró asombrada.

"Me alegra que te guste. Tengo todas


las cosas que necesitarás usar con él así
que ahora justo es buen
tiempo como para conseguir vestirte".
Ronnie se acercó a la cama y dejó el
bolso abajo. "Entonces

podrás ayudarme con las otras cosas


que necesitan ser hechas". Buscó en la
bolsa y sacó la ropa

interior de encaje, arrancó la etiqueta


del precio fácilmente. "Yo um... traje
uno que se cierra en el frente".

Ronnie le dio el sostén y rápidamente


se volteó a revolver en el bolso. "Pensé
que sería más fácil para

ti".

"Sí, lo será. Gracias". No estaba segura


cómo tomar lo que aparecía ser timidez
mezclada con

entusiasmo de su amiga. Ronnie le


parecía casi nerviosa. Tomó el sostén y
recorrió sus yemas de los

dedos sobre el adorno de encaje. Eran


copas bajas recortadas, diseñadas para
ser usados con algo que

mostrara el escote y no tenía relleno,


no es que necesitara alguna ayuda en
ese departamento. Rose

estaba bastante cómoda con su busto


36C que había comenzado sólo
recientemente a inclinarse. Miró
la etiqueta talla 36B. Bien, este puede
aún caber, decidió, justo haría que
pareciera más pechugona.

Dejó caer la toalla y deslizó los brazos


a través de los tirantes antes de
engancharlo. "Este es adecuado,

gracias", dijo, atrayendo la atención de


Ronnie lejos del recibo de compras que
había estado estudiando

concentradamente.

"Oh, bien. No estaba segura que


tamaño traer. ¿Necesitas de ajustar los
tirantes?"

100
"Realmente, sí", Rose se incorporó
como pudo lo mejor posible, cuando
Ronnie se sentó a su lado en la

cama y deslizó sus dedos debajo de los


delgados tirantes.

"Déjame saber cuando lo sientas


adecuadamente", dijo. La rubia mujer
asintió e intentó concentrarse en

la tarea en mano. "Un poco más


fuerte... no, un poco menos que eso...
sip, así está bien". Puso su mano

en el lado de su pecho derecho y


comprobó el ajuste. Sí, se sentía justo
apropiadamente. Ronnie caminó
al otro lado y repitió el proceso. El
resultado final era exactamente lo que
pensó Rose que sería. Sus

pechos se levantaron del sujetador de


encaje, haciéndolos parecer más
grandes.

"¿Um... te gusta? Puedo todavía salir y


conseguir uno diferente si a ti no te
gusta".

"No, no. Esta muy bien, de verdad",


Aseguró. "Realmente, no pensé que
alguna vez poseería un bra tan

bonito". Levantó la mirada para ver una


sonrisa en la cara de Ronnie. "Es muy
amable de tu parte,
gracias".

"Oh, hay más". Regresó a la bolsa y


sacó un fondo de sedoso encaje e
igualmente delicadas bragas.

"Tuve que adivinar la talla para éstas


también, pero debe estar cercanas".

Con la ayuda de la mujer mayor, Rose


tiró del fondo sobre su cabeza y se lo
acomodó. Se ruborizó por la

vergüenza cuando Ronnie le ayudó a


ponerse las bragas, incapaz de asumir
la tarea por sí sola hasta

que estuvieron a menos de pulgadas de


ser completamente subidas. "¿Cómo
conseguiremos poner el

vestido?"

"Fácil. Tenemos que ponerte en la silla


primero, sin embargo".

Sentándose en nada más que ropa


interior en la silla de ruedas, Rose
esperó pacientemente mientras

Ronnie reunía las capas del tejido azul.


"Levanta tus brazos". Ella lo hizo y
pronto el vestido estaba

colocado. Esto lastimó sus tendones de


la corva por inclinarse mientras fue
subido el cierre y metido
alrededor de su cintura pero fue
rápidamente. Un nuevo par de grandes
calcetines cubrieron sus pies y

tobillos. "Eso es lo mejor que puedo


hacer. No pienso que zapatillas o algo
así puedan caber encima del

molde".

Ronnie dio un paso atrás para admirar


su obra. Tenía buenas razones para
estar orgullosa. Rose era

una visión, incluso con las puntadas


aún prominentemente exhibidas en su
mejilla derecha. Su dorado

cabello caía libremente sobre sus


hombros, creando el aura que cautivaba
a la mujer más mayor. El rico

azul resaltaba la clara piel y abajo en


frente acentuaba otros encantadores
rasgos. Mirando la visión ante

ella, Ronnie no podía negar más tiempo


que estaba sintiendo una atracción por
la joven mujer. "Te ves

hermosa", dijo, con tristeza, sabiendo


internamente que nunca podría actuar
sobre esos sentimientos.

Las verdaderas circunstancias del


accidente habían arruinado cualquier
ocasión de eso.
"Gracias", Rose contestó. Recorrió su
mano por la esplendorosa tela. Era tan
delicada, tan hermosa. Un

nudo se formó en su garganta y se


encontró parpadeando rápidamente. Era
obvio que Ronnie había

tomado gran cuidado en elegir la ropa.


Incluso no deseó pensar de cuánto
costó todo a su rica amiga.

"Todo es perfecto... eso es todo..."

"Hey, si esto realmente es demasiado


para ti, resolveré algo más", Ronnie
dijo gentilmente,

arrodillándose al lado de la silla.


101

"No, puedo hacer esto. Yo..." Sollozó y


levantó su cabeza, convencida que
tenía sus emociones bajo

control. "Te conté acerca de mi vida.


Nunca he estado deseando fiestas o
usar hermosas ropas como

éstas. Me he dado por vencida en


intentar entender por qué estás
ayudándome pero esto es aún un

poco abrumador a veces". Apretó la


mano más grande apoyada sobre la
suya. "Sé que te agradezco

todo el tiempo y parece que con lo que


lloro llenaré un sombrero, pero no
puedo recordar que alguien

hubiera sido tan bueno conmigo". Rose


bajó sus ojos, el suave verde
parcialmente oscurecido por las

naturales largas pestañas. "Eres una


mujer muy especial, Verónica
Cartwright".

"Eso eres tú", Ronnie contrarrestó,


apretando la mano debajo de la suya. El
reloj del abuelo en la sala de

estar sonó con la llegada cumbre de la


hora. "Mejor termino de traer todo
adentro y conseguir
cambiarme. Los decoradores y los
proveedores llegarán pronto". Se
levantó, renuente quitó su mano de

entre las de Rose. "¿Quieres salir a la


sala de estar o permanecer aquí por un
rato más?"

"Creo que me gustaría salir allí, si no


estoy estorbando. Sería agradable mirar
como instalan todo".

"Bien". Ronnie sonrió y agarró las


manijas de la silla de ruedas. "Te
pondré a trabajar entonces. Puedes

dirigir el tráfico y asegurarte que los


adornos sean uniformemente colocados
en el árbol".
"¿Árbol? ¿Compraste un árbol?" Los
ojos de Rose se iluminaron con
entusiasmo.

"Hey, puedo no querer dar esta fiesta


pero si voy a tener que hacer esta, voy
a hacerla correctamente.

Además, ¿no te gustaría un árbol para


Navidad?"

"Yo, uh... sip, eso sería muy lindo." No


había pensado que Ronnie adornaría
todo basado en sus

conversaciones anteriores pero ahora....


"Un árbol será muy lindo."

Ronnie decidió que la sonrisa que


recibió valía todos los árboles en el
mundo. "Estupendo. Vamos a

preparar este lugar".

*****

María expertamente controló el tráfico


de proveedores y decoradores. Las
llamadas para la oleada de

guardias o los adicionales enchufes


fueron resueltas con facilidad por la
experimentada ama de llaves. Si

esto eran tachuelas para colgar las


serpentinas o la minibomba de vapor
para limpiar un derrame sobre
la alfombra, estaba un paso adelante de
ellos. Incluso el asunto de Tabitha
había sido establecido.

Felino, alimento, caja arenera, y un


bolso de catnip fueron ahora
prudentemente ocultados en el cuarto

de la lavandería. Con su silla en la


apartada esquina de la sala de estar,
Rose permanecía apartada pero

todavía podía mantener una mirada


sobre la simetría de las decoraciones
del árbol. Con María ocupada

y Ronnie en ningún lugar a la vista, los


decoradores volteaban a ella una y otra
vez para las
instrucciones sobre donde colocar este
adorno o esa serie de luces. Rose
intentó pensar cómo le

gustaría a su amiga que se viera.


Decidió elegante atractivo para la vista
sería agradable con solo un

toque de perspicacia añadida.

Ronnie se detuvo a la mitad de las


escaleras y solo quedó boquiabierta con
lo que veía. Un colorido

conjunto de azules, amarillos, y rojos


adornos acentuaban las ramas del
árbol, ningún área gritaba para

más atención que otra, los adornos de


oropel estaban cubiertos en tiras de
luces en su totalidad, con el

mismo sentido de simetría. Las series


de luces multicolores parpadeaban y
brillaban intensamente a

102

excepción de una colección. Azules y


rojas luces enlazadas formaban un
diseño de doble espiral de la

base a la punta, atrayendo la atención a


la tradicional estrella apoyada allí. El
árbol era absolutamente

perfecto.
Lentamente, su cabeza giró recorriendo
el resto del efecto. Los adornos estaban
dispersos sobre el

cuarto, transformando este en un cálido


y acogedor espacio. Torcidas
serpentinas de rojo y verde

bordeaban la habitación, viejos adornos


familiares colgaban de ellos como
campanillas. Ronnie sonrió

cuando el sentimiento de nostalgia la


inundó atravesandola y las imágenes de
las fiestas de la infancia

se sobrepusieron sobre la moderna


escena.
La anfitriona no era la única atónita en
el silencio. Rose levantó la mirada y se
encontró que no podía

apartar sus ojos de la belleza en la


escalera. El vestido de terciopelo se
detenía justo sobre las rodillas y

era la misma tonalidad que el cabello


de Ronnie. Un collar de oro de punto
espigado y un cinturón a

juego acentuaban los pendientes y la


pulsera de diamantes, dando color al
conjunto. Un toque de rubor

realzaba el brillo natural de sus


pómulos y una bonita tonalidad
llamada coincidentemente, siempre
Rose, enfatizaba sus labios y uñas. El
suave terciopelo se achicaba abajo
cuidadosamente en el frente,

perfecto para las ocasiones familiares y


las mangas tres cuartos realzaba cada
movimiento de sus largos

brazos. Verónica Cartwright estaba, en


una palabra... hermosa. Cuando Rose
vio los azules ojos mirarla

fijamente, desvió la mirada,


avergonzada de haber sido pillada
mirando. Envuelta en sus propias

inesperadas emociones, no se dio


cuenta que Ronnie había estado
mirándola fijamente también.
Ronnie bajó las escaleras, todavía
encantada por el milagro realizado en
su sala de estar. "Es perfecto",

dijo cuándo llegó a lado de la joven


mujer.

"Vi la caja de viejos adornos y pensé


que sería agradable ponerlos donde
todo el mundo pudiera verlos y

recordarlos. Espero que tenga razón.


Dio color al cuarto completo en vez de
solo al rincón con el árbol".

"Esa fue una idea maravillosa y me


encanta esto". Dio una sonrisa
reservada solo para Rose. El reloj de
abuelo sonó. "Mi madre estará aquí en
cualquier momento". Ronnie se
arrodilló junto a la silla. "A veces

mi madre puede ser un poco


desagradable. Intentaré mantenerla
alejada de ti. No se te olvide lo que dije

sobre que Susan era una chismosa.


Tengo que andar de un lado para otro y
hablar con todo el mundo

pero intentaré pasar tanto tiempo como


pueda cerca de ti". El sonido de una
limusina se detuvo en el

camino de entrada filtrándose hasta


ellas. "Esa es probablemente ella y tía
Elaine ahora".
Según lo esperado, Beatrice Cartwright
llegó con su hermana más joven Elaine.
Beatrice tomó

seriamente su papel como matriarca,


sintiendo ésta como la posición más
importante de todas,

incluyendo el de presidente de
Cartwright Corporation. En cuanto
llegó a la puerta estaba ordenando a

los decoradores alrededor y


escudriñaba el trabajo del proveedor.
Mientras Ronnie estaba ocupada

escuchando las demandas de su madre


acerca de la fiesta, Elaine deambuló
entrando a la sala de estar
y vio a Rose.

"Hola allí".

"Hola".

"Elaine McCarthy, tía de Ronnie".


Extendió su bien manicurada mano.

103

"Rose Grayson. Soy... una amiga de


Ronnie". Devolvió el gesto. Elaine se
quitó su bufanda roja

revelando su teñido cabello castaño.

"Bien..." la mujer mayor dijo, echando


un vistazo. "Parece que Ronnie hizo un
trabajo medio decente".

Alcanzó su atestada bolsa y sacó una


cigarrera de plata. "Estoy sorprendida
que la fiesta sea aquí este

año. Consiguió evitar las últimas


reuniones de las dos familias". Una
presión del botón en el encendedor

de plata y el cigarro resplandeció a la


vida. "¿Sabes dónde están los
ceniceros?"

"Um, no yo no", Rose contestó,


esperando que la mujer pudiera
llevarse el asqueroso olor de su vicio a

otra parte.
"Bien, no lo necesito justo en este
instante. Así que dime, ¿qué te
sucedió?"

"Un auto me golpeó". Se movió en su


silla, incómoda con el recuerdo.

"Es una pena. Pero está el seguro para


eso, yo supongo. Espero que tengas un
buen abogado". Elaine

exhaló, enviando una oleada de humo


en la cara de Rose. "Mi avión estuvo
cerca de veinte minutos

retrasado para llegar a Albany. Puedo


conducir a través de la nieve sin ningún
problema, yo no entiendo
por qué los pilotos gimotean tanto
acerca de ésta. No es que ellos tengan
que hacer alguna parada

repentina o algo así". El humo se


suspendió en el aire, forzando a Rose a
parpadear rápidamente para

mantener las lágrimas a raya. "Supongo


que la gente siempre necesita algo
sobre que quejarse".

Rose pensó brevemente señalar el error


en lo que pensaba la rica mujer pero
decidió contra esto.

"Supongo que sí," dijo, estirando su


cabeza alrededor buscando a Ronnie.
"¡Exactamente!" Elaine dijo
emocionada, sus movimientos hacían
las cenizas caer en la alfombra.

"Oh, déjeme encontrar para usted un


cenicero". Rose agarró las ruedas de su
silla y se preparó para

hacer su salida.

"Ahora ¿por qué molestarse en hacer


eso?" Elaine cogió la atención de un
camarero que pasaba.

"Disculpe, yo no veo ningún cenicero


por aquí". Su condescendiente tono no
fue pasado por alto ni a

Rose o el joven hombre.


"Le traeré uno enseguida, señora", él
contestó.

"Y no pienso que perjudicaría nada que


alguien comenzara atender el bar".
Giró su atención de nuevo a

la rubia mujer. "Realmente, tu


pensarías que les pagamos para estar
parados por ahí". Otra ceniza cayó

sobre la alfombra. "Cuando mi marido


Richard vivía, los trabajadores nunca
incluso pensaron sobre

huelgas. Sabían de dónde venían sus


cheques, entonces los malditos
sindicatos vinieron adelante..."
Elaine hizo una pausa el tiempo
suficiente para tirar de una silla, con
eficacia cortando cualquier

pensamiento de escape que Rose


pudiera haber tenido.

A Ronnie no le iba mejor en la cocina.


"Madre..."

104

"Ahora no hay nada malo con decir la


verdad, Verónica". Echó una mirada
desdeñosa alrededor del

cuarto. "El refrigerador debe estar


opuesto a la cocina, no junto a esta. Es
por eso que nosotros la
teníamos en el otro lado del cuarto".

"Es más fácil que María trabaje con él


aquí". Ronnie se había olvidado que su
madre no había estado

aquí desde el verano pasado que


remodeló.

Beatrice se alejó de su hija. "Cielos


evitar que María tenga que caminar
algunos pasos para conseguir la

mantequilla. Esto no le molestó a su


madre cuando trabajó para nosotros".
Sacudió su cabeza

descartándolo. "Líneas de código,


Verónica. Te he advertido sobre las
líneas de código".

"No pienso que mover el refrigerador


diez pies constituye líneas de código,
madre".

"Por supuesto que tu no, querida". Los


pelos en la nuca de Ronnie se erizaron
en el tono. "¿Y qué

lograste tú con cambiar la cocina?


¿María aún pide su aumento anual? Por
supuesto que lo hace. Estoy

muy segura de eso..." Señaló en la zona


de cocinar y el lavavajillas. "... fue su
idea".

"¿Por qué no vamos a ver el árbol?


Hicieron un muy bonito trabajo
adornando éste".

"Veremos". Ronnie renuente siguió a


su madre fuera de la cocina.

Rose miró a las dos entrar en la sala de


estar, Ronnie señalando las diversos
adornos. "¿Ves cómo los

adornos de cuando Susan, Tommy, y yo


éramos niños están puestos? ¿No es eso
agradable?"

"Muy agradable, Verónica". Por


primera vez desde que entró en la casa,
Beatrice realmente sonrió.

"Recuerdo, cada año que ustedes me


daban un adorno. Supongo que algunas
tradiciones familiares son

destinadas a caer por el borde del


camino". Se volteó y miró a su
hermana y a una mujer en una silla de

ruedas. "Ah, aquí estás, Elaine. ¿Y a


quién tenemos aquí?"

"Madre, Rose Grayson. Rose, mi


madre, Beatrice Cartwright". La voz de
Ronnie seguía siendo agradable

pero sus ojos se cerraron por los


mechones de humo que se levantaban
de la placa de cristal que era

utilizada como un cenicero.


"Encantada de conocerle, señora
Cartwright", la joven mujer dijo.

"Grayson... Grayson..." La frente


arrugada se surcó en el pensamiento.
"No recuerdo a ningún Grayson.

¿Qué le sucedió a su cara? ¿Y al resto


de usted?"

"Tuve un accidente".

"Oh", dijo. "Pobrecita. Una cara tan


bonita arruinada así". Beatrice se
movió para conseguir una mirada

mejor en la mejilla derecha de Rose.


"Bien, no pierdas las esperanzas,
querida. Es asombroso lo que
puede hacerse con cirugía plástica
actualmente".

Rose bajó la mirada a su regazo,


deseando estar en compañía de Tabitha
en este momento en vez de

estar sujeta a esta tortura. No vio la


mirada de empatía que le era dada por
Ronnie. "Estoy solo feliz de

estar viva".

105

"Por supuesto", la matriarca dijo


secamente antes de voltear para hacerle
frente a su hija. "¿Así qué la
trajiste a nuestra familiar fiesta de
Navidad?"

Rose no estaba segura que le molestó


más, el hecho que Beatrice hablaba
como si no estuviera allí o

que, con solo algunas pocas palabras, la


mujer mayor la hizo sentir como una
extraña más que nunca.

De repente una cálida mano se posó


sobre su hombro. "Rose está
quedándose conmigo mientras se

recupera".

"¿No pudo su propia gente ocuparse de


ella?"
"Ella es una amiga, madre y una
huésped en mi casa". La mano en su
hombro dio un rápido apretón

antes de retirarse, un tranquilizador


gesto que la rubia mujer apreció
grandemente.

Beatrice miró a su hija y asintió. "Por


supuesto, Verónica. No teníamos
manera de saber que tenías

compañía. Estoy segura que el


proveedor puede salir con un plato
extra".

"Estoy segura que ellos pueden". A


primera vista, Ronnie parecía tranquila,
pero el apretón constante de
su quijada no pasó desapercibido para
Rose.

"Bien..." Beatrice miró a su hermana.


"Elaine, pienso que hay demasiado rojo
en las ramas más bajas.

Ven ayúdame a mostrarles a esta gente


como adornar correctamente un árbol".

Elaine hizo únicamente el puro intento


de sacar su cigarro. "El problema no
está en las esferas, está en

las luces". Dejó su bolso abajo al lado


de la silla de Rose. "Sé una lindura y
mantén un ojo en esto por

mí. No deseo tener que cargarlo de un


lado a otro". Se alejó sin esperar una
respuesta.

"¿Estás bien?" Ronnie preguntó una


vez que las mujeres mayores
estuvieron fuera de alcance. Podía

solo imaginar lo que Elaine le había


dicho a Rose antes de que ella y su
madre hubieran entrado en el

cuarto.

La mujer joven aspiró hondo antes de


contestar. "Ellas son absolutamente un
par, ¿no es así?"

"Intenté advertirte".
"No estabas exagerando". Levantó la
mirada en los intensos azules ojos.
"Ronnie, si va a ser un

problema, puedo entrar el cuarto de la


lavandería. No me importa, en verdad".

"Tendría que haberte dejado que


tomaras ese escape cuando podías",
dijo disculpándose.

"Desgraciadamente ellas te han visto


ya. Estás metida, justo como yo, hasta
que el último invitado se

vaya". Se inclinó y susurró


conspiradoramente, "Bienvenida al
mundo de los ricos y presuntuosos." El
timbre anunció la primera de una
oleada de llegadas. "Supongo que es
hora de conocer al resto de la

familia".

*****

106

En grupos de dos y tres los parientes


llegaron, los que habían planeado
acudir así como los que

decidieron después de descubrir que


ésta sería en casa de Ronnie. Limusinas
y autos de lujo alineadas

en el largo camino de entrada llenaron


el área de estacionamiento mientras
que los taxis dejaban aún

más asistentes. La era de la electrónica


permitió que las noticias viajaran
rápidamente y la palabra era

que el lugar sería esta noche la vieja


mansión Cartwright.

Susan y Jack llegaron casi una hora


más tarde de lo esperado. La pelirroja
se unió a su madre y

hermana mientras que su marido se


dirigió para el bar. "Que multitud", dijo
alegremente cuando se

acercó.
"Sí, empieza a ser un éxito", Beatrice
contestó. "Tu hermano no está aquí
aún, sin embargo".

"Es una pena", Ronnie murmuró antes


de tomar un trago de su copa de
champán.

"¿Qué fue eso, querida?"

"Nada, mamá". Observó el cuarto.


"Disculpen, tengo que ir a atender a
mis invitados. Susan puede

ayudar a saludar a los que vayan


llegando". Las largas piernas la
llevaron lejos antes de que ellas

pudieran responder.
La esquina opuesta al árbol parecía ser
un buen lugar para que Rose se
ocultara. La gente se detenía,

investigaba sobre lo que le había


sucedido, dándole compasivas miradas
y se marchaba. Ella había

estado escuchando a escondidas una


conversación sobre la historia de un
adorno en particular cuando

vio a Ronnie moverse a través de la


multitud. Los azules ojos le sonrieron
calurosamente cuando la alta

anfitriona se dirigía en su dirección.


"¿Cómo estás?"
"Bien. ¿Es esa tu hermana?" Señaló en
la pelirroja que estaba parada al lado de
Beatrice.

"Mmm". Ronnie tomó un trago,


permitiendo que las minúsculas
burbujas cosquillearan su nariz, y echó

un vistazo. "Todo el mundo parece


estar teniendo un buen rato. He oído a
más de uno hacer un cumplido

por los adornos. Extender los viejos


adornos a lo largo de las tiras
realmente fue una buena idea".

"Gracias". Rose sonrió tímidamente y


miró alrededor del cuarto. "Bastante
multitud".
"Sí, y algunos de ellos fueron
realmente invitados. Susan dijo que
habría cerca de cuarenta y ya estamos

más allá de esa cifra". Ronnie probó el


champán otra vez. "¿Dónde está el
tuyo?"

Rose bajó su voz y echó un vistazo, no


deseando ser oída por casualidad. "No
pensé que debería... tu

sabes, con el Percocet y todo". Se


sentía bastante sola de estar en un
cuarto lleno de extraños, pero el

no poder incluso unirse a ellos en un


simple brindis la hacía sentir aún más
aislada.
"Oh... no pensé en eso". Ronnie echó un
vistazo y agitó en un camarero,
alejándose un paso de ella en

el proceso. El estruendo de la multitud


y la música festiva hizo imposible que
Rose oyera que estaba

diciendo. Algunos susurros más y la


elegante anfitriona regresó a su lado.

He visto esa mirada en ti antes. ¿Qué


está pasándote? Ella preguntó en voz
alta, "¿Está todo bien?"

107

"Bien. Solo tuve que ocuparme de


algo". Recuperó su copa. "¿Así que tú
conociste a todo el mundo?"

"Creo que sí. Parece que he estado


diciendo 'golpeada por un auto' a lo
largo de toda la noche". La

lastimada mujer dio una breve sonrisa.


"Hay un pequeño muchacho corriendo
alrededor..."

"Tyler".

"Sí, él es lindo. Bueno, él estuvo aquí


antes. Pisó sobre la mesita del café
antes de que pudiera pararlo y

me preguntó si mis puntadas dolían".

"Pisó..." Ronnie miró más allá de ella


para comprobar si había algunas
marcas restregadas. "¿Él caminó

sobre mi mesita?"

Rose sonrió a su amiga. "No te


preocupes, hice que él se bajara, pero
antes de que yo lo hiciera, él se

inclinó y besó mi mejilla".

"¿Él qué?"

"Él besó mi mejilla. Dijo que su madre


hacía eso a sus boo-boos".

"¿Tyler hizo eso?"

"Sí, ¿no es eso dulce?" Miró como la


expresión de Ronnie cambió de una de
molestia a una de placer en

el agradable acto.

El camarero llegó con una larga copa


llena de líquido ambarino. "Aquí está
su bebida, Srta..."

"Yo no..." Rose se detuvo cuando vio la


mirada en la cara de Ronnie. "Quiero
decir, gracias." Quizá ella

quiere otra bebida sin que alguien sepa


sobre eso, pensó cuando tomó la copa.
El camarero sonrió y se

alejó para ocuparse de los otros


invitados.
"Es cerveza inglesa de jengibre. Pensé
que querrías beber algo que pareciera
como el champán", la

mujer mayor dijo, tomando un trago de


la suya.

"Sí, esto es perfecto", Rose contestó,


llevando la copa a sus labios. Las
minúsculas burbujas del refresco

cosquillearon su nariz como supuso


que el champán lo haría. El color igual
era casi perfecto. La cerveza

inglesa de jengibre era tan ligera en el


color que nadie podría sospechar que
era algo diferente de lo que
ellos estaban bebiendo.

Una mujer mayor en un vestido azul se


detuvo para hablar con la anfitriona,
dando a Rose la oportunidad

de mirar a su amiga. Ronnie sonrió y


parecía bastante amistosa pero su
lenguaje corporal decía una

historia diferente. La ejecutiva se


desplazaba de un pie al otro y sus ojos
se lanzaban alrededor como

buscando por un escape. Obviamente,


había algo acerca de esta particular
persona que a Ronnie no le

gustaba. La mujer mayor continuó


hablando, manteniendo a Ronnie
atrapada por el momento. Rose

decidió que le gustaba la forma que esa


tonalidad en particular del lápiz labial
se veía en Ronnie. La

discreta abertura en el vestido negro de


terciopelo reveló que la alta mujer
eligió usar una liga y medias

para la noche en vez de pantis. Apuesto


que ésas no vienen de un huevo de
plástico, pensó para sí.

108

Perfectamente manicuradas uñas daban


ligeros golpecitos en la copa de
champán en un desconocido

ritmo cuando la conversación entre


Ronnie y la mujer de azul se prolongó.
Mirando alrededor del cuarto,

Rose no pudo evitar preguntarse otra


vez por qué ella estaba aquí. No es que
alguien como ella

careciera de compañía. Rose sabía que


una de las razones de la gran multitud
era la presencia de

Ronnie. Había escuchado bastante


dentro de las conversaciones a lo largo
de la noche reconociendo

eso. ¿Así qué, por qué alguien como tú


querría a alguien como yo alrededor?
Se preguntó

silenciosamente.

La mujer en azul finalmente encontró a


alguien más con quién hablar y Ronnie
estaba una vez más de

nuevo a lado de Rose. "Esa es Agnes, la


esposa de Frank".

"Y Frank es..." Intentó, pero había sólo


demasiados Cartwrights para recordar.

"El primo, del auto lavado".

"Oh, correcto. ¿Es él quién engañó en


sus impuestos?"
"Todos hacen probablemente eso, pero
él está formando el arte". Ronnie le dio
una mirada socarrona.

"¿Cómo sabes eso?"

Ella sonrió. "El hombre con el tupé y el


que está con el cigarro estaban
hablando y oí de ellos un

comentario sobre eso". Dio una


avergonzada sonrisa. "Estaba sentada
justo aquí y ellos justo allí. No

pude pasar por alto eso".

"Así que estarás pasando cuando yo


quiera información, ¿huh?"
"Supongo que depende de la
información", contestó con una sonrisa.

"Ok", Ronnie puso las manos en el


brazo de la silla de ruedas y se
arrodilló de modo que solo Rose

pudiera oírla. "Y, ¿qué están diciendo


sobre la fiesta? Sé lo que me han dicho
a mí, ¿pero qué es lo que

se dicen los unos a los otros?"

La sonrisa de Rose creció incluso más


ancha. "Todo el mundo está muy
entusiasmado con lo agradable

que está, diciendo que les recuerda las


fiestas de hace años. Estás obteniendo
muchos elogios". No

pasó por alto la mirada de orgullo que


cruzó la cara de Ronnie.

"¿De modo que ellos realmente la están


pasando bien?"

"Sí, un estupendo rato, realmente. Oí a


más de una persona decir que deseaban
que la hicieras cada

año".

Ronnie miró alrededor. "Sabes, es


agradable ver a la familia entera aquí
otra vez. Es como cuando papá

estaba vivo".
Rose puso su mano en la mujer más
mayor. "Realmente lo extrañas, ¿no es
así?" Azules ojos la

consideraron seriamente antes de que


recibiera un casi imperceptible
cabeceo.

109

"Él disfrutaba de estas fiestas". Ronnie


giró y miró en el árbol. "Navidad era su
tiempo favorito.

Retrocedía tanto recordando el pasado


con todo el mundo o viendo a los niños
abriendo sus regalos". Su

cara adquirió una lejana mirada.


"Acostumbraba a sacar el proyector y
la pantalla y mostrar las viejas

películas caseras". Hubo una larga


pausa y Rose palmeó la mano de su
amiga en silencioso apoyo. "Sip,

lo extraño". Ronnie se levantó,


retirando la mano debajo de la más
pequeña. "A él le hubiera gustado

esto".

Un alboroto cerca de la puerta atrajo su


atención. "Maldición".

Rose observó la transformación ante


ella. Labios presionados fuertemente,
ojos estrechos en abierta
intimidación, músculos de la quijada
apretados... todo acerca del aspecto de
Ronnie decía de estar listos

para problemas.

Girando su cabeza, Rose vio lo que


había capturado la atención de su
amiga. "¿Es ese Tommy?" Ronnie

asintió, estudió al hombre que se


atrevió a volver después del fiasco de
la noche antes. Lo bien parecido

corría en la familia, decidió, tomando


en su rubio oscuro cabello, penetrantes
azules ojos, y cuerpo

atlético. Era difícil para reconciliar la


imagen delante de ella con el gritón
maniático que había movido de

un tirón la mesita de caoba del café.

"No puedo creer que él se presentara",


finalmente dijo después de un minuto.

"Es teatro, ya sabes", Ronnie dijo. "Él


sonriendo y es todo lindo agradable así.
Es solo encantador con mi

madre y Susan... y alguien más que sea


bastante idiota para caer en esto".

"¿Qué es lo que vas a hacer?" No podía


imaginar a Ronnie enfrentándolo
delante de la familia entera en
la fiesta de Navidad pero Rose también
no podía verla aguantando su presencia
toda la larga noche.

"Supongo que mejor iré allá y saludaré


a mi hermano". Le extendió su copa.
"Vigila esto para mí.

Regresaré en algunos minutos".

"Ronnie..." dijo, tomando la copa.


"¿Estarás bien?"

"Parte de estar en mi posición es tener


que ser agradable con la gente no
puedo soportar. Si no voy allá,

mamá pensará que lo estoy


desairando".
Rose la miró alejarse, pensando lo
difícil que tenía que ser para Ronnie
ser agradable con su hermano

después de las payasadas de anoche.


Dijo una silenciosa oración para que la
noche fuera bien.

Cuando Ronnie se dirigía hacía su


hermano, sintió un jalón en su vestido.
Volteó y bajó la mirada para

ver una redonda cara sonriéndole.

"Hola prima Ronnie".

"Hola Tyler", contestó, arrodillándose a


su nivel. "¿Cómo estás? ¿Estás
pasándolo bien?"
"Sip". Él extendió una pequeña galleta
cubierta con rojo espolvoreado. "Hay
muchas cosas para comer".

110

"Así que te gustan las galletas, ¿huh?"


Envolvió un largo brazo alrededor de
él. "Fue muy amable de tu

parte darle a Rose un beso". Tyler


sonrió tímidamente y puso el dulce
festivo en su boca.

"Siff tuf bessas los boo-boos,


mejoraranf", él masculló, arrojando las
migas de la galleta con cada sílaba.

Ronnie tiró de él acercándolo y le dio


un abrazo. "Eso espero". Se levantó y
revolvió su cabello. "Eres un

buen chico, Tyler". Giró para irse pero


tiró del terciopelo otra vez. "¿Qué
pasa?"

"¿Sabes donde está el baño?" Se agarró


para enfatizar su urgencia.

"Yup, ven". Lo agarró y se movió


rápidamente a través del cuarto, no
parando hasta que estuvieron en la

oficina. "En ese lugar". Señaló en la


otra puerta.

Mientras esperaba para llevarlo de


regreso miró el Percocet situado en la
mesita junto a la cama. Oh, no

pienso que esa sea una buena idea,


pensó para sí, agarrando la botella de
plástico café. Una vez que

Tyler terminó, lo envió de regreso a la


sala de estar y puso el medicamento en
la parte superior del

gabinete de los medicamentos, segura


que éste estaría bien allí arriba fuera
del alcance de cualquier

pequeña mano curiosa. Con la tarea


acabada, regresó a la sala de estar y se
fortaleció para saludar a su

hermano.
"Oh, aquí viene Ronnie", Susan dijo.

"Bueno. No sé dónde estuvo todo este


tiempo", la matriarca dijo en un tono
de desaprobación.

"Lo siento. Tuve que ayudar a Tyler a


encontrar el baño", Ronnie dijo cuando
se acercó. Cabeceó en su

hermano. "Hola Tommy".

"Hola hermana, ¿cómo estás?" Se


inclinó y besó su mejilla. "¡Perra!"
Siseó antes de dar un paso atrás.

"Ese vestido se mira maravilloso en ti,


¿no es así madre?"
"Es muy bonito, pero demasiado
oscuro". Extendió una mano y tiró en la
aterciopelada manga. "Deberías

usar colores más ligeros, Verónica".

"Bien, pienso que ella se ve


encantadora", él dijo, sonando
totalmente de apoyo de su hermana
mayor.

"Ronnie es hermosa no importa lo que


use".

Oh eso es, descarga grueso, tú hijo de


perra, pensó para sí. "Te ves bien esta
noche también, Tommy.

¿Traje nuevo?"
"Pues sí, lo es. No pensé que algo que
tuviera era bastante bueno para esta
noche".

"Estoy segura de eso". Azules ojos


tiraron dagas en el hombre de cabello
rubio oscuro.

"Después de todo, creo que esta es la


primera vez que has permitido a la
familia entrar aquí desde que

tomaste posesión de ésta". Le dio una


siniestra sonrisa, atreviéndose a
empujarla.

111

"Bien, pienso que se ve muy bien aquí


esta noche", Susan chirrió. "Me gusta
la forma en que colgaste

todos los adornos alrededor. Todo el


mundo se detiene a mirar estos. Quiero
ver uno que hice en tercer

grado. Ronnie, ¿puedes ayudarme a


encontrar este?"

"Sip. Pienso que está por ahí", dijo,


agradecida por el escape ofrecido.

Caminaron a través de la multitud


hasta que un destello de dorados
cabellos cogió la mirada de Susan.

Inmediatamente la pelirroja estaba


cambiando de dirección. "¿A dónde
vas?" Ronnie preguntó.

"A conocer a la infame Rose Grayson,"


contestó. "Tía Elaine dijo que ella
estuvo en un accidente de

auto".

"Susan..."

"Ahora ¿qué clase de anfitriona sería si


pasara y no la saludara como todo el
mundo?" Sus ojos brillaron

con travesura.

"Pensé que era la única anfitriona de la


fiesta. Es mi casa".
"Como sea", la pelirroja replicó,
obviamente no interesada en tontos
detalles técnicos como esos. "De

cualquier manera, realmente debo


conocerla". Sintió una firme mano
agarrar su antebrazo.

"No te atrevas a hacerla atravesar por


una de tus famosas inquisiciones".
Ronnie disminuyó su apretón,

pero únicamente un poco. "Quiero


decir, ella es un poco tímida".

"¿Cómo se supone que voy a enterarme


de algo acerca de una persona si no le
hago preguntas?" Susan
bromeó, pero la seria mirada en la cara
de su hermana la hizo reconsiderar.
"Solo quiero saludarla, no

voy a preguntarle por cada detalle


personal de su vida".

"¿Lo prometes?"

"Lo prometo".

La lastimada mujer estaba terminando


su cerveza inglesa de jengibre cuando
vio a las hermanas

acercarse. "Rose, me gustaría


presentarte a mi hermana, Susan
Cartwright".
"Hermana más joven", la pelirroja
corrigió. Extendió su mano. "He oído
mucho sobre ti, Rose. Es

agradable finalmente conocerte". A


decir verdad, Susan había interrogado a
su madre y su tía en la

búsqueda de información sobre la


misteriosa mujer. Miró en la hilera de
puntadas y dijo. "Es una pena,

una cara tan bonita".

"Susan, pienso que Alexandra está por


ahí en alguna parte. No la has visto en
un rato".

El intento de Ronnie de alejar a su


hermana fracasó. "No, ve por delante,
hermana. Me quedaré aquí y

charlaré con Rose". Tomó la copa vacía


que Rose había dejado en la mesita del
café. "Esto va a dejar un

anillo. Ronnie, ¿no tienes algún


portavasos?"

112

"Por sup..." Con la esquina de su ojo


cogió la avergonzada mirada en la cara
de su huésped. Fue

únicamente entonces que a Ronnie se le


ocurrió que Rose pudiera no estar
acostumbrada a usar
portavasos. "Realmente, pienso que
todos ellos están siendo utilizados".

"Bien, supongo que realmente no


importa. María puede quitar los anillos
más tarde". Susan se cruzó

enfrente de la silla de ruedas saltando a


la mujer y sentándose solemnemente
en la mesita del café, en

una posición mucho más cómoda en la


cual interrogar a su desconocida
víctima. “Así que cuéntame,

Rose, ¿cómo conociste a Ronnie?"

"Yo um..." Verdes ojos levantaron la


mirada a los azules, pidiendo ayuda.
"Ella era una hermana de la fraternidad
en Pi Epsilon Gamma", Ronnie soltó
abruptamente.

"¿De verdad?" Susan miraba de Rose a


su hermana y de regreso otra vez. "Pero
pareces mucho más

joven que Ronnie".

"Um... yo brinqué un par de grados en


escuela", la joven mujer dijo.

"Oh, eso es bueno. De todas formas,


debiste haber sido un estudiante de
primer año cuando Ronnie

estaba en su año superior".


"Lo estaba", Rose contestó, todavía
intercambiando miradas de
desesperación con su amiga. No estaba

segura de la razón exacta de la mentira


pero entendida que no había forma de
regresar ahora.

"¿Así que de dónde eres?"

"Oh, bien... crecí alrededor de Albany".


Tenía miedo de mentir y de mencionar
una ciudad con la que la

mundana pelirroja estuviera


familiarizada.

"¿De verdad? Bien, Ronnie y yo fuimos


a la academia de San Sebastián".
"Casa de los tigres", Rose ofreció,
atrayendo una sonrisa de Susan. Estaba
agradecida ahora por las

horas pasadas en la biblioteca leyendo


el periódico local.

"Sí. Era la animadora principal el año


que fuimos los campeones del estado".

"¿Qué deporte?"

"Bien, baloncesto por supuesto", la


pelirroja dijo, sus cejas se levantaron
levemente. "Estoy sorprendida

que no supieras eso. Ronnie jugaba..."


Miró a su hermana burlonamente.
"Jugué de guardia", Ronnie dijo,
silenciosamente deseando a alguien,
cualquier persona que se acercara

para distraer a Susan.

"Sip, eso es. Estuviste toda la


conferencia ese año, ¿no es así? Toda
la estatal".

113

"Toda la estatal", la pelirroja repitió,


no particularmente preocupándose
acerca de los detalles. "De todas

formas, suficiente sobre Ronnie.


¿Entonces qué te sucedió? Oí que
tuviste un accidente automovilístico".
"Realmente un auto me golpeó".

"¿Quieres decir que tú caminabas y


conseguiste el golpe?"

"Sip".

"Oh, eso es terrible. ¿Así que estás


paralizada o algo?"

"Susan", Ronnie amonestó. "Su tobillo


izquierdo y ambas piernas están
quebradas".

"Oh, eso debe doler bastante, ¿huh?"

"Bueno... sip". Rose no podía imaginar


por qué alguien haría una pregunta tan
tonta. "Mis piernas están
quebradas muy seriamente".

"Eso es una verdadera pena. Bien, por


lo menos eres bastante afortunada de
tener a Ronnie

ocupándose de ti".

"Muy afortunada", Rose estuvo de


acuerdo. "No sé lo que habría hecho sin
ella". Dio una sonrisa a su

amiga, una acción no desapercibida


para Susan. La pelirroja se levantó y
alisó su falda. "Bien, si ustedes

dos me disculpan, tengo que alternar.


Fue agradable conocerte, Rose. Estoy
segura que pronto nos
veremos otra vez".

"Gusto en conocerte también".

"Ronnie, ¿puedes ayudarme en la


cocina un momento?" Susan preguntó
con una cantarina voz, la clase

que siempre rechinaba en los nervios


de la hermana mayor.

"Realmente..."

"Esto únicamente tomará un minuto".


Agarró el codo cubierto de terciopelo y
tiró de Ronnie alejándola de

Rose hacía la cocina, dejando a la


mujer más joven sola con sus
pensamientos.

Los abastecedores y María ocupaban la


cocina, no permitiéndoles privacidad.
Susan miró la puerta del

cuarto de la lavandería. "Aquí adentro".

"Tú no deseas entrar allí", Ronnie


advirtió, pero fue demasiado tarde. Su
hermana abrió la puerta para

revelar un molesto montón de pelusa


anaranjada y blanca.

"¡Mrrow!"

"¿Tienes un gato?"
114

"Bien solo no estés parada allí. Ella se


saldrá". Dio a su hermana más joven un
empujón y cerró la puerta

detrás de ellas.

"¿Le harás saber a mamá que tienes un


gato?" Susan preguntó.

"Ella lo sabrá en más o menos veinte


segundos después de que salgas de este
cuarto", Ronnie dijo con

conocimiento. "¿Así qué de qué quieres


hablar?, como si no lo supiera ya".

"Ella no era una hermana de la


fraternidad. Apostaría mi Bentley que
incluso nunca fue a Dartmouth".

Susan se reclinó contra la puerta


cerrada, una sonrisa engreída cruzó sus
labios. "¿Sabes lo que pienso,

Ronnie?" Continuó sin esperar una


respuesta. "Pienso que esto es una
repetición de lo qué sucedió en

Stanford".

"No sabes de lo que estás hablando.


Rose es solo una amiga a la que estoy
ayudando a salir de una

dificultad. Eso es todo".


"¿Eso es? Le das un trabajo, seguro...
¿está ella viviendo contigo?"

"Ella está quedándose conmigo


mientras se cura".

"Oh, ¿así que esto es un arreglo


temporal?" Susan bajó la mirada al
desesperado gato que intentaba

conseguir la atención de Ronnie. "¿Este


es suyo o tuyo? ¿O pertenece a
ambas?"

"Para esto, Susan. Tabitha es el gato de


Rose, no hay nada que esté sucediendo
entre nosotras, y esta

discusión acabó". Pasó más allá de su


hermana y agarró la manija de la
puerta.

"Ronnie", puso su mano en el hombro


de la mujer más alta. "Di lo que quieras
pero hay más en esto que

solo ayudar a salir a una amiga".


Enfatizó la última palabra, dejando en
claro que no creía que ese era el

título apropiado para la rubia mujer.

"Piensa lo que quieras, hermana, pero


ahora mismo hay un cuarto lleno de
gente que necesito atender.

¿Y Susan?"
"¿Sip?"

"No pienso que Jack estaría demasiado


contento de oír hablar de André ¿no?"
Ronnie dijo, jugando la

única tarjeta del triunfo que tenía


contra en su hermana. Hubo silencio en
el cuarto de la lavandería por

un momento antes de que Susan


asintiera, aceptando la tácita amenaza.

"Esto mejor que no explote en tu cara,


Ronnie. No puedes permitirte otro
incidente como Christine".

"Lo sé", la mujer de cabello oscuro dijo


enfáticamente.
Ronnie pasó el resto de la noche
manteniendo su distancia de
dondequiera que su hermano estuviera.

Afortunadamente parecía que el


vanidoso hombre joven no tenía interés
en conocer a la mujer en la silla

de ruedas. Esto permitió que pasara la


mayor parte de su tiempo asomándose
alrededor de su huésped.

El tiempo pasaba lentamente y el licor


corría abajo. Ronnie había subestimado
la capacidad de su familia

115

para consumir alcohol. Tommy parecía


estar quedándose apartado de los
licores, su sonrisa y amigable

actitud permanecieron constantemente


a lo largo de la celebración. Pero cada
vez que él la miraba, la

sonrisa giraba a una engreída sonrisa


abierta que ella contestaba con una
resplandeciente amenaza. Un

intercambio de miradas que la tenía al


borde de explotar cuando oyó a Rose
tranquilamente participar

con el resto de los villancicos.

" ... fa la la la la, la la la la. Tis the sea


son to be jolly, fa, la la la la."
" Don we now our gay apparel", Ronnie
intervino, uniendo su rico contralto al
alto de Rose.

" Fa la la la la, la la la la", cantaron


juntas. " Troll the ancient Yuletide
carol, Fa la la la la, la la la". La
canción terminó demasiado pronto para
la mujer de cabello oscuro cuando el
reloj del abuelo sonó para

anunciar la última hora. Como se


esperaba, la música paró y varios
invitados comenzaron a despedirse.

"Supongo que la fiesta está terminando.


Mejor juego a la anfitriona", Ronnie
dijo, sus sentimientos
mezclados acerca de la noche. Era
agradable ver a todo el mundo tan feliz
y estar recordando los

anteriores días de fiesta. La presencia


de Tommy y los comentarios de su
madre sin embargo hicieron

que deseara haber insistido en que ellos


llevaran a cabo ésta en algún otro lugar
más. Sin embargo...

habría sido agradable compartir otra


canción con Rose, se lamentaba
mientras tomaba su lugar cerca de

la puerta, pegando una sonrisa en su


cara y deseando a todo el mundo un
viaje seguro a casa.
Esto tomó cada onza de concentración
para mantener su sonrisa cuando
Tommy apareció delante de

ella. "Bonita fiesta, hermana".

"Lamento que no puedas quedarte más


tiempo", dijo sin un rastro de
sinceridad. "¿Supongo que te veré

en la oficina mañana?"

"No puedo, Ronnie. Estaré en el campo


todo el día, pero hey, si consigo un
minuto me acercaré y te

saludaré. Hola, Madre". Beatrice y


Elaine aparecieron forzando a Ronnie a
tragarse el comentario que
ella deseó decir.

"Madre, ¿marchándote tan pronto?"

"Son casi las once, Verónica. Todavía


tenemos que dejar a Elaine en el
Hilton."

"Podría dejar a tía Elaine allí", Tommy


ofreció amablemente.

"Oh, eso es tan amable de tu parte,


querido, pero el chofer puede llevarla.
No desearía ser una carga

para ti". Besó a su hijo en la mejilla.


"Él es como su padre, ¿no es así,
Elaine?"
"Mucho", la hermana de la matriarca
convino, mucho para la molestia de
Ronnie.

"Bien, déjenme por lo menos escoltar a


dos encantadoras señoras a su auto".
Enganchó su brazo a

través de su madre. "Buenas noches


Ronnie. Ten un buen rato. Debemos
hacer esto otra vez".

"Buenas noches, madre", dijo,


ignorando el comentario de su
hermano. Besó la ofrecida mejilla y dio
un

paso atrás. "Tía Elaine, fue agradable


verte".
116

"A mi también, querida". Tommy y las


dos mujeres salieron al aire frío de la
noche. Ronnie inhaló

profundamente y soltó esta, sintiendo


la manta pesada de estrés que la había
cubierto toda la noche

escabulléndose.

Ronnie comprobó todas las puertas y


fijó el sistema de alarma una vez que
todo el mundo se fue. "Me

alegra que terminara". Apagó las luces


del árbol de Navidad y volteó para
hacerle frente a Rose. "Así
que. Ésa es mi familia. ¿Qué opinas?"

"Allí seguro son muchos de ellos",


Rose contestó. "Tyler es agradable".

"Él es demasiado joven para ser un


snob". Ronnie miró su alfombra. "Mira
eso. Sabía que alguien estaría

quemándola". Exploró el resto del


cuarto buscando daños, entonces se dio
cuenta que estaba

demasiado silencioso. "¿Rose?" No


esperaba ver la cara triste regresándole
la mirada. "Hey", largas

piernas cruzaron el cuarto rápidamente.


"¿Qué pasa?"
"Nada. Supongo que estoy solo
cansada, eso es todo". Vino la suave
respuesta, aunque la joven mujer

se negó a mirarla.

"No, hay más que eso". Ronnie se sentó


en la mesa del café, su rodilla tocaba la
rueda derecha de la

silla. "¿Qué pasa, Rose? ¿Alguien dijo


o hizo algo que te disgustara?"

Había silencio por un momento antes


de recibir una respuesta. "¿Estás
avergonzada de mí?"

"¿Por qué dices eso?"


Rose se encogió. "No lo sé, no
importa".

"No". Estiró su brazo y puso su mano


en la más pequeña. "¿Es porque le
mentí a Susan?" La rápida

mirada apartada le dio la respuesta.


"Rose, no estoy avergonzada o
desconcertada de ti".

"¿Entonces por qué inventaste esa


historia sobre mí que era una hermana
de la fraternidad?" Verdes

ojos la miraban, revelando la confusión


y el dolor.

"No lo sé", Ronnie suspiró. "No estoy


avergonzada o desconcertada de ti. Si
en alguna cosa estoy

avergonzada es de mi familia".
Arrastró su mano atrás y recorrió sus
largos dedos a través de su oscuro

cabello. "Susan no me creyó de todos


modos". Se dio cuenta que aún debía a
Rose una explicación,

continuó. "Supongo que solo pensé que


era más fácil".

"¿Qué diciéndoles la verdad? ¿Qué soy


solo una pobre vagabunda sin ningún
lugar más para

quedarse?" Rose volvió su cabeza,


rápidamente parpadeando para
mantener las lágrimas a raya.

"No. Eso en absoluto". Extendió su


mano y tomó la barbilla de la joven
mujer con sus dedos. "Estás aquí

porque quiero que estés aquí, no porque


no hay algún lugar más para que te
quedes", dijo

enfáticamente. "Mi familia no


entendería eso. Lamento si mi
intención de protegerte te hizo sentir
que yo

estaba avergonzada de ti". Soltó la


barbilla de Rose y bajó la mirada. La
jodí otra vez, pensó para sí.
"¿Sabes que todo el mundo actuaba
hacia ti porque estás en un silla de
ruedas?"

117

"¿Sip?"

"Si saben que no vienes de dinero, esto


habría sido mucho peor. Habrías sido el
tema de conversación

en vez de los entremeses".

"De modo que en vez de ser la lisiada,


habría sido la pobre lisiada viviendo de
ti", la joven mujer aclaró.

Ronnie masticó su labio inferior,


intentando pensar en una manera de
negar la verdad en las palabras de

Rose. Finalmente se dio por vencida


asintiendo. "Es como ellos lo habrían
visto, sí, pero eso no es cómo

lo veo y eso es todo lo que importa".


Palmeó la mano de Rose y se levantó.
"Ahora mismo, pienso que

nosotras mejor dejamos salir a Tabitha


antes de que ella decida arañar a través
de la puerta".

El reloj en la mesita al lado de la cama


decía 12:15 para el momento en que
Rose estaba quitándose el
vestido azul y poniéndose nuevamente
la camisa de dormir de Dartmouth.
Paseando de un lado para

otro a través de la cama estaba Tabitha,


todavía protestando su tiempo en
confinamiento y exigiendo

atención extra. Ronnie ayudó a la joven


mujer a meterse en la cama y acomodó
las almohadas. "¿Todo

listo?"

"Sip, supongo que sí". Rose miraba


alrededor. "¿Sabes dónde está mi
Percocet? Pensé que estaba en la

mesita pero no lo veo".


"Seguro." Ronnie se dirigió al baño.
"Lo puse aquí para que Tyler no lo
encontrara", dijo en voz alta.

Rose oyó el gabinete de los


medicamentos abrirse y se sirvió una
taza de agua preparándose. El sonido

de artículos siendo empujados de un


lado para otro en los estantes la hizo
girar su cabeza en la

dirección del baño.

"¿Pasa algo?" Fue respondida con el


continúo movimiento sobre los
artículos seguido por el cerrar de

golpe del gabinete de los


medicamentos. "¿Ronnie?"

La mujer de cabello oscuro salió del


baño, su cara una máscara
indescifrable. "Alguien lo tomó".

"¿El Percocet no está?" Las piernas de


Rose estaban palpitando parecían
comenzar rápidamente a

intensificarse con la noticia. Ronnie


comenzó a pasear de un lado a otro
entre la cama y el escritorio, su

cólera se incrementaba con cada paso.

"Tommy. Te apuesto lo que sea que ese


fue él. Mierda no puedo creer que
hiciera esto". Sus manos se
envolvían en los puños y su quijada
estaba visiblemente apretada. "El
bastardo viene a mi casa y te hace

esto. Tuvo que saber que esas eran para


ti, tu nombre esta en la botella. ¿Qué
clase de bestia quita el

medicamento a alguien que obviamente


necesita tanto este?"

"No sabes con seguridad si fue él".

"Oh sí lo sé. Puedo sentir eso". Su


sillón de piel se metió en el camino por
donde pasaba y le dio que un

duro empujón.
"Insoportablemierdahábilmentorioso".
118

"Hey..." Rose dijo suavemente,


estirando el brazo y poniendo su mano
en el antebrazo de Ronnie,

sintiendo los músculos agrupados bajo


la piel. Permitió a su pulgar deslizarse
en la blanda superficie del

brazo de la enojada mujer y comenzó


suavemente a frotar. "No hay nada que
puedas hacer sobre eso

ahora".

La furia de Ronnie estaba cerca de


estallar cuando sintió el suave tacto.
Por razones que no podía
explicar, la cólera pareció disolverse,
los tensos músculos se relajaron bajo el
calmante movimiento del

pulgar de Rose. Asintió con acuerdo e


intentó pensar en una solución
inmediata a su problema. "Llamaré

a la doctora. Quizá puede darte una


nueva prescripción". Se dirigió a su
escritorio y agarró el grueso

directorio telefónico. "Estoy segura que


hay farmacias las veinticuatro horas en
alguna parte". Ronnie

buscaba en las páginas de la sección


amarilla, rompiendo varias de ellas en
el proceso con su
desesperación. "Doctores, ver médicos.
Maldición, ¿por qué no pueden hacer
esto fácil de encontrar?"

"Ronnie..."

"Barnes... Barnes... no hay Barnes en


las listas. Intentaré el hospital". Más
páginas se movieron de un

tirón, rasgándose.

"Ronnie..."

"Todo estará bien, Rose.


Conseguiremos una nueva prescripción
y estarás instalada en un santiamén".

"¡Ronnie!"
"¿Qué?" Finalmente levantó la mirada
de su frenética búsqueda.

"Para".

"Pero..."

"Es demasiado tarde para hacer algo


ahora. Puedo esperar hasta mañana".

"Rose, tú no puedes esperar hasta


mañana". Miraba de nuevo en la
sección amarilla. "Mira, hay una

farmacia toda la noche a menos de


cinco millas de aquí".

"No puedes salir ahora".


"Claro que puedo. Puedo ir allí y volver
en menos de media hora". Tomó el
teléfono.

"Ronnie, no". Se movió, bien


consciente del dolor en sus piernas.
"Está comenzando a nevar allí afuera".

"¿Y? He conducido nevando antes". Su


mano puesta sobre el teléfono pero no
descolgando este. "Rose,

necesitas el Percocet, sabes eso. ¿Cómo


vas a hacerle para pasar la noche sin
este?"

"Puedo lograrlo. Ronnie, no quiero que


conduzcas esta noche. Está nevando y
estuviste bebiendo".
119

"No hice eso mucho. Estoy bien para


conducir". Se puso de pie,
proponiéndose completamente

cambiarse en ropas más apropiadas


para salir.

"Estoy segura que la persona que me


golpeó se sentía de igual manera". Rose
dijo seria, causando que

Ronnie se detuviera y la mirara, las


palabras golpearon certeras más
duramente de lo que ella

imaginaba. "No quiero que jamás


tengas que atravesar eso".
Incluso aunque Ronnie sabía no podía
discutir el punto, vaciló antes de bajar
su cabeza. "¿Estás segura

que es lo que quieres? Podría tomar un


taxi", ofreció.

"No. Es demasiado tarde. Por favor,


puedo hacer esto por una noche".
Incluso cuando dijo las palabras,

Rose no estaba absolutamente segura.


El dolor había estado constantemente
aumentando y realmente

deseaba tener una pastilla en este


momento. "Quizá tengas algún Tylenol
o Advil".
"Sabes que no conseguirán calmar el
dolor".

"Es mejor que nada".

Ronnie salió y volvió un minuto


después con varias botellas de pastilla
contra el matador dolor de su

gabinete de medicamentos. Mientras


las recogía, también agarró su sudadera
y la camiseta para dormir,

sabiendo que el sofá sería su cama esta


noche. Era imposible dejar a Rose sola
en el piso de abajo.

Entró al baño y se cambió mientras


Rose examinaba a fondo a través de los
varios productos que

prometían aliviar el dolor y tomó tres


pastillas.

"¿Necesitas algo más?" Ronnie


preguntó cuando volvió.

"No, pienso que estoy lista". Extendió


los brazos por las cobijas, pero su
benefactora fue más rápida.

"Yo haré eso. Muévete, Tabitha". El


felino protestó pero se apartó del
camino. Ronnie metió la manta

alrededor del cuerpo de Rose. "Ya


está".
"Gracias". El anaranjado y blanco gato
saltó de nuevo y reasumió su posición
en la cama.

"Si necesitas algo, estaré afuera en el


sofá".

"Oh Ronnie, no tienes que hacer eso.


Estoy segura que tú cama es mucho
más cómoda".

"No, de verdad, el sofá está bien.


Dejaré la puerta abierta en caso de que
la bola de pelos necesite salir".

Estiró la mano y acarició al


ronroneador felino. "¿Necesitas algo
más?"
"No, pienso que estoy lista".

"Ok. Entonces, supongo que es hora de


decir buenas noches".

"Buenas noches, Ronnie".

120

"Buenas noches, Rose". Alisó una


imaginaria arruga en la manta antes de
dirigirse a la puerta.

"Recuerda, si necesitas algo, solo


llama. Tengo el sueño ligero".

"Lo haré", la joven mujer prometió


cuando la luz fue apagada y Ronnie
salió del cuarto.
Capítulo 6

Remolinos de recuerdos de las


navidades pasaron bailando en los
sueños de la rica mujer; regalos

deseados y recibidos, risas y


felicitaciones, papel de envolver
rasgado apartado en la expectativa de
los

tesoros ocultos dentro. El sonido de


alguien llorando suavemente se rompió
atravesando la niebla,

sacando a Ronnie de su niñez y


regresándola al presente. Sus ojos se
abrieron en la oscuridad de la
noche y le tomó un momento para
darse cuenta donde estaba y lo que ella
oyó. "Rose", susurró para sí,

sacudió el peso del sueño y se levantó.

"¿Rose?" Llamó de la puerta.

"¿Te desperté? Lo siento", la joven


mujer se atragantó, agradecida que la
oscuridad mantuviera sus

lágrimas ocultas de la mirada de su


amiga.

"Sabía que las cosas que tenía no


harían ningún bien", Ronnie dijo
cuando entró en el cuarto y se sentó
en la cama. "¿Quieres que salga ahora?
Estoy completamente sobria".

Rose sacudió su cabeza. "No, no te


vayas por favor". El dolor era
prácticamente insoportable pero el

pensamiento de atravesar este


sufrimiento sin Ronnie era incluso
peor. "Por favor". Estiró su brazo y

agarró la mano más grande con la suya.


"¿Puedes... puedes tu quedarte aquí
conmigo?" Hubo un

cambio en el peso cuando la más alta


mujer se deslizó bajo las sábanas.

"Estoy justo aquí". Ronnie se atrevió a


moverse tan cerca como pudo,
diciéndose que era para la

comodidad de Rose y no la propia.


Estaba sorprendida cuando sintió la
suave mejilla presionarse contra

su hombro.

"¿Está todo bien?" La joven mujer


susurró. Ronnie sintió que las lágrimas
comenzaron a empapar

atravesando el algodón y se dio cuenta


que Rose debió haber estado llorando
durante mucho tiempo

antes de que hubiera sido despertada.


"Está muy bien", Ronnie contestó,
moviéndose un poco más cerca.

"Esto duele", Rose admitió, levantando


su cabeza para permitir que el brazo de
Ronnie se deslizará

debajo. Ellas movieron sus cuerpos en


una más cómoda posición, por lo
menos tan cómodas como

pudieron considerando que la lastimada


mujer no podía rodar sobre su costado
debido a sus piernas

quebradas. Ronnie consiguió enterrar


su cara en el suave dorado cabello,
respirando en el delicado olor.
Rose se encontró arrimándose en la
curvatura del hombro de la mujer más
mayor, un lugar mucho más

cómodo para ella de lo que la almohada


más suave podría jamás ser. En los
brazos de Ronnie se sentía

segura, protegida, cuidada. El


palpitante dolor estaba aún allí, ya de
alguna manera este parecía

soportable ahora. En menos de minutos


ambas mujeres estaban profundamente
dormidas.

121

*****
Rose se despertó por el palpitante dolor
en sus piernas y el sonido de Ronnie
tecleando en la

computadora. "Buenos días", bostezó,


acurrucándose nuevamente dentro del
calor de su almohada.

"Buenos días. Tus pastillas están allí en


la mesita". La ejecutiva paró de
mecanografiar y volteó para

quedar frente a ella. Fue entonces que


Rose notó que Ronnie estaba vestida
para el trabajo, una falda

sastre gris y chaqueta combinación


acentuada por una blusa color crema.
"¿Tú saliste ya?" La mujer joven se
incorporó despacio, claramente
sorprendida.

"Llamé el hospital tan pronto como


desperté y les expliqué la situación".
Movió su sillón más cerca y

sirvió un vaso de agua de la jarra. "La


doctora Barnes estaba allí y extendió
otra receta para ti

inmediatamente", dijo mientras daba el


vaso a Rose. "Después fue solo
cuestión de salir corriendo y

recoger esta". Miró a la joven mujer


tomar las pastillas antes de que se
girara y presionara en algunas
más teclas. "Tengo que irme.
¿Necesitas algo antes de que me vaya?"

"No, estoy segura que Karen estará


aquí pronto. ¿Está María aquí?"

"Sip, llegó aquí hace cerca de una


media hora. Le dejaré saber que estás
despierta". Ronnie se levantó y

apagó la computadora. "¿Estás segura


yo puedo conseguirte algo?"

"No, de verdad, estoy lista. Ten un


buen día en el trabajo. ¿Crees que
Tommy estará allí?"

"Lo dudo. Él dijo algo anoche acerca de


no estar en la oficina hoy". Un destello
de la cólera sobre los

acontecimientos de anoche nubló sus


facciones. "Es mejor que él no aparezca
tampoco". Estiró una

mano y dio a Tabitha una rápida


caricia. "El número de mi oficina es
dos en el marcado rápido si quieres

darme una llamada".

"Oh, no quiero molestarte o algo así".


Rose silenciosamente deseaba que
Ronnie le diera un abrazo de

despedida pero no se atrevió a pedirle


uno.
"Si deseas llamarme, solo hazlo. No te
preocupes acerca de molestarme
porque no lo haces". Vaciló por

un momento. "Sería agradable oír una


voz amistosa a la mitad del día".

"Ok. Entonces te llamaré más tarde".


Dejó el vaso abajo y miró a su amiga.
"¿Ronnie?"

"¿Mmm?"

"Gracias por salir esta mañana. Yo de


verdad agradezco eso".

Ronnie sonrió. "De nada". Estiró la


mano y dio a la mano de Rose un
apretón. "Ahora de verdad tengo
que ir trabajar. Llámeme más tarde,
¿Ok?"

"Okay".

*****

122

Era tarde cuando la puerta a la oficina


de Ronnie se abrió y Susan entró,
llevando una carpeta manila.

"Tenía razón", la pelirroja dijo


triunfantemente cuando lanzó la
carpeta sobre el escritorio.

"¿Tenías razón acerca de que?" Ronnie


preguntó con desinterés, no
molestándose en desviar la mirada

de su computadora.

"Tu huésped". Recogió la carpeta y la


abrió, repasando la información que
había obtenido. "Rose

Grayson se graduó del instituto de


Albany. No hay registros incluso de
que hubiera acudido a la

universidad en alguna parte o que


posea una tarjeta de crédito. Ella
incluso no tiene una licencia de

conducir".

Ronnie se levantó rápidamente,


enviando su sillón balanceándose hacia
atrás cuando arrebató la

carpeta de las manos de Susan. "¿La


investigaste?"

"Tuve que hacerlo", la hermana más


joven protestó. "Obviamente crees todo
lo que ella dice".

"¿Y qué te importa a ti?"

"Ronnie, ella no tiene obviamente nada


y vio un buen ticket de comida".

"No tienes idea acerca de lo que estás


hablando". Cerró de golpe la carpeta
abajo sobre su escritorio.
"Rose no me está utilizando".

"¿No? ¿Sabes dónde trabajaba antes de


que le dieras un trabajo?"

"En Money Slasher, lo sé. Ella era una


cajera allí".

"Una cajera de medio tiempo", Susan


corrigió, "Ganando el salario mínimo.
De lo que puedo decir, antes

atendía las mesas en un restaurante


barato".

"¿Cuál es tu punto?"

"¿Mi punto es por qué estás haciendo


esto? ¿Por qué dejas a una pobre basura
blanca vivir de ti?"

"No... tú... ¡jamás la llames así otra


vez!" Ronnie gritó. "No tienes idea de
lo que estás hablando, y en

cuanto a la 'basura blanca', ¿le has dado


una buena mirada a Tommy
últimamente?"

"Estás intentando cambiar el tema."

"¿Lo estoy? La estás juzgando porque


no tiene el dinero que tú y yo tenemos.
¿Cómo de justo es esto?"

Se acercó a la ventana y miró en el


triste cielo gris. "¿Te tomaste el tiempo
de hablar con ella para
averiguar qué clase de persona es? No.
No todo el mundo que no tiene dinero
es suciedad y no todo el

mundo que es rico es una buena


persona".

"No estoy diciendo eso".

123

"¿No lo estás? Averiguas que no nació


privilegiada y enseguida asumes que es
una excavadora de oro".

"¿Entonces qué es ella, Ronnie?


Ayúdeme a entender porque ahora
mismo no lo hago", Susan
cuestionó. "Intenta mirarlo desde el
punto de vista de la familia. Una mujer
de la que nunca hemos oído

hablar de repente se muda a tu casa,


completamente con un gato y obvios
problemas médicos y

¿esperas que solo nos recostemos y no


estemos preocupados?"

"Sí. Es mi vida, Susan. Quien se aloje


en mi casa es mi preocupación, no la
tuya. No hice una

investigación sobre Jack cuando


anunciaste que ibas a casarte con él".

"¿Estás planeando casarte con ella?"


"Aún no aceptas que ella es solo una
amiga, ¿no?" Cruzó el cuarto y se dejó
caer en el sofá de cuero

negro. "¿Por qué te preocupa tanto?"

"Solo no deseo verte lastimada... otra


vez".

"Esto no es como Christine, te dije eso


antes".

"Puede que no lo pienses así, pero lo


que yo vi..."

"Entonces tu mira mejor otra vez. Rose


no desea nada de mí. Ella es solo una
amiga. Para de intentar
hacer esto en algo más de lo que es".
Dio un puntapié a sus zapatos
sacándoselos y metió sus pies bajo

sus piernas. "No la conoces, Susan. No


sabes como es. Anoche su botella de
Percocet fue robada. Me

ofrecí ir a conseguir más pero no quiso


que lo hiciera. ¿Eso suena como
alguien que está sólo

interesado en mi dinero? Ella no me ha


pedido una sola vez que la compre una
maldita cosa. Todo lo

hago, porque quiero hacerlo, no porque


ella me lo pida". Agitó su mano
descartándolo. "¿Lo entiendes?,
olvida esto".

"Mira. Eres una adulta. Que tomas tus


propias decisiones. Investigué todo lo
que pude sobre ella hoy.

Toda la Información está en ese


expediente. Haz con esto lo que
quieras". Susan se dirigió hacia la

puerta. "Ronnie, no te olvides de la


cena de mañana con mamá".

"Oh, tengo muchas ganas de que


empiece esta", dijo sarcásticamente.
"¿Le enviaste a ella una copia por

fax de tu precioso informe? ¿O solo


sacaste un anuncio en el Times
Useless?"

"Eso no fue necesario, Ronnie. Estoy


solo cuidando de ti".

"La última vez que miré, me ocupaba


de mi misma muy bien. No recuerdo
haberte pedido ser mi niñera".

"Bien. Haz lo que quieras, tú lo harás


de todos modos". Susan se fue, no
molestándose en cerrar la

puerta. Laura, que había estado


escuchando las voces levantadas,
discretamente la cerró y volvió a su

escritorio, sabiendo que el


intercomunicador estaría llamando en
algunos segundos.

"Laura, guarda mis llamadas". Un


segundo después, dos líneas se
encendieron y la joven asistente

administrativa habría apostado su


cheque completo a que ella sabía a
quién llamaba su jefa.

124

"Residencia Cartwright", María


contestó.

"Hola María, ¿puedo hablar con Rose


por favor?" Ronnie aún estaba sentada
en su sofá en la oficina, las
multilíneas bloqueadas del teléfono
colocado en el piso al lado de ella. Era
de esas veces que agradecía

la longitud extra en el cordón del


teléfono gris, incluso si éste conseguía
enredarse en sus pies debajo

del escritorio de vez en cuando.

"¿Hola?"

"Hola allí". El sonido de la voz de


Rose, hizo sonreír a Ronnie, la tensión
de su conversación con Susan

desapareció. "¿Cómo estuvo la juez


Judy hoy?"
"Oh, no creerías los casos que ella
tuvo".

"Cuéntame sobre ellos", pidió,


acomodándose nuevamente dentro de
una cómoda posición. Ronnie no

podía explicar esto pero el sonido de la


voz de Rose tenía un efecto calmante
en ella y, en estos

momentos, necesitaba ese confort.

*****

Algunos días después, Rose fue al


hospital para que le quitaran los puntos
y le tomaran nuevas
radiografías de sus piernas. Ronnie
estaba sentada en la sala de espera,
leyendo una vieja revista de

hace seis meses para pasar el tiempo.

"Casi termino", la doctora Barnes dijo,


quitando la última puntada en la
mejilla de Rose. Dio un paso atrás

y echó sus guantes del látex en el


recipiente rojo de los desechos. "Buen
aspecto. Pienso que no

quedará cicatriz. Recuerde mantener


ésta alejada del sol hasta que esté
completamente curada. No que

sea un problema en esta época del año".


Hizo una anotación en el registro de
Rose. "Usted se está

recuperando espléndidamente. A ese


ritmo que va, no veo ninguna razón por
la que usted no esté

usando muletas hacia finales de la


primavera".

"¿Finales de la primavera?"

"Finales de la primavera", la doctora


repitió. "Su cuerpo sufrió un severo
trauma. Su tobillo estaba

quebrado en siete partes. Va a tomar


tiempo para curar. Entienda eso, Srta.
Grayson, nosotros estamos
hablando de meses de terapia, no
semanas". El corazón de la joven mujer
se hundió en las palabras.

Ella sabía que tomaría tiempo, solo que


no tan largo. ¿Cómo reaccionaría
Ronnie? Seguramente eso

sería demasiado tiempo de permanecer


en el lugar que estaba rápidamente
pensando como hogar.

A pesar de los miedos de Rose, Ronnie


tomó las noticias bien, más preocupada
sobre el progreso de la

recuperación que el marco de tiempo.


Aunque causó un poco de molestia, la
joven mujer insistió que
podría viajar en el asiento trasero de la
Cherokee sentándose de lado,
permitiendo que las piernas se

apoyaran sobre el terciopelo gris


intenso. Ronnie hizo lo posible para
evitar los baches, pero todavía

había algunas veces en que miraba en


el espejo retrovisor y veía a Rose hacer
muecas de dolor cuando

pasaban sobre un punto


particularmente áspero de la calle.
"Sabes que podría quedarme en casa
esta

noche", dijo cuando giraban dentro de


Cartwright Drive.
125

"No, tu madre y hermana están


contando contigo. Estaré bien".

"¿Pero qué si necesitas utilizar el


cómodo o algo así? ¿Que si necesitas
una bebida?" Tiró del jeep en el

camino de entrada y apagó el


encendido.

"Iré antes de que te vayas. Si llenas esa


jarra en la mesita, estoy segura que
estaré bien."

*****

Ronnie fue la última en llegar al


condominio de su madre. Culpó al
tráfico de la hora pico de viernes pero

la verdad era que encontró difícil dejar


a Rose sola. Una jarra llena del agua,
latas de refresco

enfriándose en la hielera, varios


bocados todo al alcance de la mano de
la lastimada mujer... no dejó

nada a la improvisación, incluso hasta


anotó el número de teléfono de su
madre solo por si Rose

necesitaba algo.

La pequeña mesa redonda del comedor


tenía apenas suficiente sitio para todo
el mundo. Ronnie se

encontró sentada entre Elaine y Susan.


Era bastante malo quedar pegada al
lado de una persona

derecha pero el fuerte olor del perfume


de su tía amenazaba con quitar el
apetito de Ronnie. "Huele

maravilloso", Susan dijo cuando la


fuente de la carne fue colocada en la
mesa.

"Gracias, querida", Beatrice contestó


como si hubiera sido quién hubiera
pasado las horas preparando la

comida en vez de su asistente de medio


tiempo. "Sabes que tu hermana siempre
disfruta de una buen

asado de cerdo".

"Si lo sé", Ronnie de buena gana


coincidió, estirando el brazo a la
fuente.

"Hey, deja algo para el resto de


nosotros".

"Vamos Susan, no te preocupes de


eso", su madre la regañó. "Hay
suficiente para todos". Volteó a su

hija mayor. "Toma tanto como desees,


querida. Estoy segura que debes estar
cansada de esas cenas
recalentadas que María hace para ti".

Ronnie se sirvió el humeante gravy


sobre su cerdo. "María es una
estupenda cocinera, madre, lo sabes".

"Sé que cuando yo dirigía la casa ella


trabajaba hasta las ocho de la noche.
Nunca tuve que

preocuparme de los platos sucios


amontonados hasta la mañana".

"Tengo una lavavajillas".

"Humph, otro electrodoméstico


comprado para que ella trabaje menos,
sin duda". Beatrice se sirvió con
un cucharón un poco de salsa sobre su
plato. "Sabes que la echas a perder".

"Lo sé", Ronnie sonrió, sacando una


sonrisa de su hermana y un ceño
fruncido de molestia de su madre.

"Primero fue cada fin de semana libre,


después fueron las horas acortadas. Por
lo menos ella va, estás

pagándole para permanecer en casa


justo como esa gente de bienestar".

126

"Madre, ella hace una semana completa


de trabajo, justo como cualquier otra
persona".
"Estoy segura que ella está más
ocupada que nunca con tu amiga allí",
Susan concordó.

"Sí, ¿cómo está esa pobrecita,


querida?" Elaine preguntó. "Ella parece
una chica tan agradable. ¿Cuál

era su nombre? Rachel, Ruth..."

"Rose", Ronnie corrigió.

"Ah sí", el pariente de visita dijo, en


absoluto interesado en el nombre
correcto. "Bien de todos modos,

ella parecía una chica agradable.


Pásame el maíz, por favor. ¿Bea, viste
en el periódico donde están con
la chusma emocionada sobre los
cuidados de la salud otra vez?"

"Pienso que el presidente tendría cosas


mejores acerca de qué preocuparse", la
matriarca replicó. "Jack,

¿sabes de alguien sin seguro?"

"Por supuesto que no, mamá", él


contestó, aprendiendo hace mucho
exactamente qué respuestas su

suegra quería oír.

"Ven, eso es mi punto exactamente.


Ellos necesitan preocuparse de cosas
más importantes como
reformar el código de impuestos o traer
de nuevo la oración a las escuelas".
Beatrice tomó un trago de

vino. "Estoy diciéndoles, aquí es en


donde el país está mal. Hubo una época
en que los niños

respetaban a sus mayores. Ahora no


puedo conseguir que el muchacho del
periódico lo deje en la puerta

cuando está lloviendo. Y él pregunta


por qué no le doy propina. Propinas que
debería ganarse, pero

parece que hoy en día piensan que la


merecen solo por hacer sus trabajos".
Durante el resto de la cena y después
de cenar, y las bebidas, Ronnie
intentaba prestar atención a la

conversación pero encontró su mente


escabulléndose de nuevo en
pensamientos de la rubia mujer que

la esperaba en casa. Se preguntaba si


estaría durmiendo en el sofá o si Rose
la dejaría compartir la

cama otra vez. Esperaba lo último. La


mente de Ronnie estaba tan ausente que
no oyó que su madre se

dirigía a ella y fue únicamente cuando


Susan la pateó por debajo de la mesa
que la trajo de nuevo al
presente. "Lo siento, ¿qué?"

Beatrice frunció el ceño molesta. "Te


pregunté si planeas venir aquí para
Navidad. Honestamente,

Ronnie".

"Lo siento, estaba solo pensando sobre


algo".

"O alguien", Susan dijo tan quedamente


que sólo su hermana pudo oírla.

"Realmente creo que pasaré Navidad en


casa este año", contestó, dándole una
mirada furiosa a su

hermana menor.
"Oh bueno. Elaine me preguntó si la
acompañaba a un crucero pero no
quería que estuvieras sin un

lugar para ir”.

"¿Qué sobre Tommy?" Susan preguntó.

127

"Él dijo que tenía otros planes este año,


algo sobre ir hasta las montañas con
algunos amigos suyos. Tú

y Jack tienen a los niños, así que la


única que me preocupaba era tu
hermana".

"Estaré bien, mamá". Ronnie miró su


reloj. "No me di cuenta del tiempo.
Necesito volver para la oficina y

recoger algunos expedientes antes de


que se haga mucho más tarde". Se
levantó y dejó su servilleta en

el ahora vacío plato. "La cena estuvo


estupenda, como siempre".

"Esa es mi hija, siempre trabajando",


Beatrice dijo. "Tal vez algún día
encuentres el tiempo para sentar

cabeza y darme algunos nietos".

Ronnie ignoró el comentario y se puso


su chaqueta. "Realmente necesito
irme". Echó un vistazo fuera de
la ventana. "Está comenzando a nevar
fuerte allí afuera".

"Claro, por supuesto. Ve, y trabaja en


la fabricación del dinero. Supongo que
tendré que depender de

Jack y Susan para que me den un


nieto".

"Supongo que sí", la mujer de cabello


negro dijo cuando alcanzó la manija de
la puerta. "Jack, tú mejor

ten cuidado en el camino a casa, parece


que hay aguanieve. Buenas noches a
todos".

*****
"Hey, todavía estás despierta", Ronnie
dijo cuando entró en la que antes era
considerada la oficina y

ahora era la habitación de Rose.

"Sip, son sólo las diez".

"¿Algo bueno estan pasando?"

"No realmente". Rose utilizó el


telecontrol para apagar la televisión
antes de palmear el espacio en la

cama a su lado. "¿Así que cómo estuvo


tu cena?"

"Agotadora", la mujer más mayor


suspiró, tomando el asiento ofrecido en
la cama ajustable y se recargó

en una cómoda posición. "Ahora


recuerdo por qué odio tanto las cenas
familiares".

"¿Por qué es eso?"

"Todo el mundo habla acerca de nada.


Se dedican a hablar sobre cosas de las
que no tienen control

sobre impuestos y propinas. Por no


mencionar a mamá comenzar otra vez
acerca de que no le doy

nietos".

"Oh, eso es bastante malo. ¿Ella hace


eso mucho?"

"En cada oportunidad que puede",


Ronnie se encogió de hombros.
"Vamos, veamos que hay en la TV".

Se recostaron y miraron un drama de


crimen. Ambas adivinaron quién era el
asesino mucho antes de

que los policías lo descubrieran.


Cuando este acabó Rose se encontró
que no podía sofocar un bostezo.

128

"Lo siento, debo estar más cansada de


lo que pensé", se disculpó cuando
Ronnie presionó el botón en el
telecontrol para apagar la televisión.

"Está bien. Se está haciendo tarde.


Supongo que mejor me voy y te dejó
dormir un poco". Hizo el

movimiento de bajarse de la cama


únicamente para ser detenida por la
mano de Rose en su brazo.

"¿Te irás arriba?"

"No, probablemente dormiré en el sofá,


¿por qué?"

"Sabes, ésta es una cama grande y


estoy segura que es más cómoda que el
sofá. Podrías quedarte
aquí". Rose se mordió su labio inferior.
"Quiero decir, si tu quieres, no me
importa".

Ronnie vaciló por solo un segundo.


"Bien, no desearía apretarte o algo".

"Tu no lo haces".

"Es más cómodo que el sofá... pero


solo si estás segura". Sí la verdad fuera
dicha, podría quedarse

dormida en cualquier lugar, pero uno


definitivamente era su preferido sobre
el otro.

"Estoy segura". Rose sacó una de las


dos almohadas de detrás de su cabeza.
"Aquí, incluso compartiré".

Ronnie sonrió en el gesto. "Deja


cambiarme y apagar la luz".

Pocos minutos después Ronnie estaba


cambiada en su sudadera y una
camiseta de algodón. Apagó la

luz y se deslizó debajo de las cobijas,


conscientemente evitando que su
cuerpo presionara contra Rose

no importa cuanto lo deseara. Su


resolución duró solamente hasta en el
momento que el sueño la

alcanzó, cuando su cuerpo se hizo


cargo e hizo lo que deseó tan
desesperadamente hacer cuando

estaba despierta.

Medio dormida, Rose se despertó


completamente cuando sintió el fuerte
brazo apoyado a través de su

estómago. Ronnie dio un suave suspiro


de satisfacción en su sueño y se arrimó
más cerca, su cálida

respiración acariciando el hombro de la


mujer más pequeña. Rose sonrió en la
oscuridad y bajó su mano

izquierda para apoyarla sobre la más


grande. Esto tendría que haberle
parecido extraño dormir junto a
alguien después de pasar los primeros
veintiséis años de su vida durmiendo
sola pero no fue así.

Acostada junto a Ronnie se sentía


natural, cómodo, correcto. Creyó que la
mujer más mayor

verdaderamente cuidaba de ella, algo


que Rose nunca había realmente
sentido antes. Esto la llenó con

un sentimiento de bienestar, lo que sea


que no exactamente pudiera nombrar
pero era un maravilloso

sentimiento justo igual. Otro suspiro y


la mujer más mayor se movió incluso
más cerca, su barbilla
apoyada justo sobre el hombro de Rose
y su cara enterrada en el rubio cabello.

El tiempo hacía tictac mientras la


joven mujer disfrutaba de las
sensaciones, el calor de la mano de

Ronnie a través de la camisa de dormir


de algodón, las suaves respiraciones
haciéndole cosquillas en su

oreja. La sensación de seguridad y


confianza que la cubría como una
manta no podría jamás. Rose tuvo

amigos al crecer, compañeros, chicas


con quién compartir secretos, pero
nunca sintió hacía ellos lo que
sentía hacía Ronnie. Sus sentimientos
recorriéndola eran más profundos que
algo que hubiera conocido

y si bien esto tendría que haberla


asustado, no lo hizo. Volteó su cabeza
de lado y puso un suave beso

129

en la frente de Ronnie. "Dulces


sueños", susurró antes de cerrar sus
ojos y dejar que el sueño la

alcanzara.

*****

La oxidada Statión Wagon traqueteó su


camino hasta subir a Morris Street.
Delores Bickering observó la

dirección que estaba buscando y dobló


estacionándose enfrente de ésta. Había
planeado en visitar a su

hermana pero decidió que ya que


estaba en el área de todos modos no le
dañaría detenerse y ver a

Rose, especialmente desde que no


había recibido una respuesta, o un
cheque, de la joven mujer aún.

Bajó rodando la ventana y estiró la


mano por la manija exterior, la única
manera de abrir la puerta del
auto, y salió. Bajó los escalones que
conducían al apartamento del sótano,
frunciendo el ceño cuando vio

una pareja de hispanos moviéndose


adentro. Llamó a la puerta. "¿Rose
Grayson vive aquí?"

"No, nosotros acabamos de mudarnos.


Usted puede hablar con Cecil. Él vive
en el piso de arriba".

"¿Qué jodidos quiere?" Cecil preguntó


cuándo abrió la puerta.

"Estoy buscando a Rose Grayson.


Pensé que ella vivía aquí".

"Desalojó", gruñó. "La maldita perra no


me dio ningún aviso tampoco".

"¿Usted sabe adónde ella se mudó?"

"¿Quién jodidos es usted?" miraba a


Delores sospechosamente.

"Soy su madre", mintió.

"No lo sé y no doy una mierda. Si usted


desea saber, debe preguntar a la perra
que estuvo aquí. Espere,

tengo su nombre aquí en alguna parte.


Lo apunté en caso de que el cheque que
me dio botara". Regresó

dentro del apartamento, dejándola


parada afuera. Volvió un minuto
después con un Post it con unos

garabatos anotados en éste. "Aquí está,


es el nombre y la dirección de la perra
que sacó sus cosas".

Delores tomó el papel y lo miró. V.


Cartwright, One Cartwright Drive,
Loudonville. "¿Usted tiene un

número de teléfono?"

"¿Parezco la puta cabina de


información?" Gruñó. "Eso es todo lo
que sé. Ahora, a menos que usted

esté interesada en rentar el tercer piso,


está haciéndome perder mi mierda
tiempo". Cerró la puerta sin
esperar una respuesta. Delores regresó
a su auto, desconcertada. Alguien que
vivía en una calle con el

mismo nombre que el suyo era sin duda


rico, y el hecho de que éste fuera en
Loudonville, donde nadie

que estuviera recibiendo subsidio


podría vivir era aún más intrigante.
Decidió que necesitaba averiguar

más. Ajustó la almohada en el asiento


delantero, la única cosa que mantenía
los gastados resortes de

presionarse en su trasero, y giró la


llave varias veces antes de que el viejo
auto Station Wagon de veinte
años chisporroteara a la vida.

Se detuvo en la más cercana tienda de


barrio para proveer de gasolina al auto,
no preocupándole en

parar en la bomba surtidora más


apartada. Déjalos esperar, pensó para sí
mientras ponía el inyector en

el tanque. Puso exactamente cinco


dólares de gasolina en el tanque antes
de entrar en la tienda. Una

130

vez adentro, tomó un mapa de las


calles del condado de Albany y se
dirigió hacia el fondo donde los
refrigeradores de los refrescos estaban
alineados. Mientras abría la caja con
una mano, Delores utilizó

su otra para meter el mapa de las calles


en su bolso. Se acercó al granoso
dependiente haciéndole

frente con una botella de Pepsi en su


mano. "Setenta y cinco centavos por el
refresco y cinco por la

gasolina", el dependiente dijo. Delores


sacó un gastado billete de su bolsillo de
la chaqueta junto con un

sello de comida de un dólar. El


vendedor asintió y devolvió veinticinco
centavos, completamente
ignorante del robo en la tienda. Como
siempre lo hacía, Delores no pudo
resistir sonreír cuando salió de

la tienda, consiguiendo una vez más


marcharse con algo gratis.

El Station Wagon farfulló y atravesó el


congestionado tráfico de Albany
entrando a la más tranquila zona

residencial de Loudonville. En el
pueblo donde los ingresos promedio
estaban también dentro de las seis

cifras, el oxidado Ford con falsos


paneles de madera resaltaba en
marcado contraste con los más
nuevos vehículos del vecindario de
Ronnie. Delores hizo dos equivocadas
vueltas antes de encontrar

Cartwright Drive, culpando al mapa de


las calles y no a sí misma. Decidiendo
que la mansión grande al

principio de la calle tenía que ser el


número uno, tiró del auto sin
inspeccionar y sin asegurarse en el

largo camino de entrada, deteniendo


este justo detrás de un jeep Cherokee
azul brillante. Quitó la llave

del encendido y esperó un momento


mientras que el auto continuaba
funcionando antes de que este
finalmente diera un moribundo grito y
quedara silencioso. Gotas de aceite
mancharon la entrada principal

mientras bajaba rodando la ventana


para alcanzar la manija de la puerta.
Sin duda sobre esto, pensó

para sí. Ésta tiene que ser el número


uno de Cartwright Drive. Si Rose
conocía a la persona que poseía

esta casa, bien por supuesto que esto


valía la investigación, Delores razonó.
Notó las tejas de loza del

camino de entrada que rodeaban el


césped y conducía a la puerta doble
grande de la entrada y siguió
esta.

*****

Ronnie trabajaba en su computadora


cuando oyó el traqueteo del sonido de
un auto que tiraba en su

camino de entrada. Una rápida mirada


en la cama confirmó que Rose estaba
aún profundamente

dormida. Se levantó y se acercó a la


ventana, ojos azules se ensancharon en
la vista del color café,

blanco y oxidado Station Wagon


situado en su camino de entrada. "¿Qué
el infierno...?" La ventana bajó
rodando y un brazo estirado por la
manija. Miró cuando una redonda
mujer, mal vestida, salía del auto y

miraba la casa. El primer pensamiento


de Ronnie fue que era un perdido
viajero o uno de esos molestos

vendedores de puerta en puerta. Dio


otra mirada en la mujer pacíficamente
durmiendo y decidió

interceptar la inesperada llegada antes


de que el timbre pudiera despertar a
Rose.

Ronnie abrió la puerta y se dio cuenta


que ésta no era ningún vendedor a
domicilio. Un negro gorro tejido
con una borla en la punta cubría la
cabeza de una mujer que parecía estar
en la mitad de sus años 40

mientras una sucia chaqueta amarilla


con varias manchas esparcidas
cubriendo la parte superior el

cuerpo. Ella sostenía un bolso de gran


tamaño en las manos que no llevaban
guantes y sus pies estaban

cubiertos con un par de tenis que


habían hace mucho tiempo dejado de
ser considerado blancos. La

ejecutiva de cabello oscuro bajó la


mirada en la mujer más baja y frunció
el ceño. "¿Puedo ayudarle?"
"Um, sí", Delores dijo, levantando la
mirada con sorpresa. "Cómo supo..."

"Yo oí..." Ronnie hizo una pausa


cuando intentó pensar en un término
discreto para el cubo de chatarra,

"su... auto... estacionarse en mi entrada.


¿Qué quiere?"

131

"Estoy buscando a alguien y me dijeron


que usted podría saber donde ella está.
Su nombre es Rose

Grayson".

"¿Quién le dijo que yo podría saber


dónde está?" Ronnie ahora sabía quién
era la mujer que estaba

parada delante de ella y no estaba


absolutamente feliz con la revelación.
Había prometido llevar la

chequera de Rose al hospital pero con


la inesperada alta y todo lo que habían
sucedido desde entonces,

no había habido más mención del tema.


Por lo que Ronnie sabía, Rose no había
enviado nada desde

que estaba en su casa. ¿Así que cómo


esta sanguijuela la encontró?

"Paré en su anterior apartamento y me


dijeron que usted le había pagado la
renta". Delores tembló y

miró sutilmente a la puerta. "¿Puedo


entrar? Está bastante frío aquí afuera,
usted sabe".

Ronnie maldijo mentalmente a


quienquiera que la crió educadamente y
dio un paso atrás, manteniendo

la puerta abierta. "Entre, ¿señora...?"

"Bickering, Delores Bickering", la


redonda mujer dijo, pasando a la
ejecutiva y quitándose su gorro tejido

para revelar el liso cabello castaño que


parecía necesitar una buena limpieza.
"¿De modo que usted es

V. Cartwright?"

"Sí", Ronnie dijo sin molestarse en


detalles adicionales. Ahora estaba
frente a un dilema moral. Podría

fingir que Rose no estaba aquí y


despachar a Delores empaquetada, pero
ese riesgo trastornaría a la

joven mujer. Entonces otra vez, no


estaba segura que deseara dejar al
buitre cerca de su compañera.

Aceptó renuentemente que la decisión


no era realmente suya. "Espere aquí".
Ronnie cruzó la habitación y entró en
la oficina, asegurándose de cerrar la
puerta detrás de ella. Se

arrodilló sobre la cama y puso su mano


en el hombro de la mujer durmiendo.
"Rose... Rose cariño,

despierta".

"¿Hmm?" Verdes ojos se abrieron y


parpadearon pesadamente.

"Tenemos compañía, tienes que


levantarte".

"¿Compañía?" Dio un sano bostezo y


frotó sus ojos. "¿Quién?"
"Delores". Ronnie hizo lo posible para
no dejar mostrar su molestia.

"¿Delores? ¿Bickering? ¿Aquí?" Los


ojos de Rose se ensancharon.

"Delores Bickering. Aquí". Miró


cuando las palabras penetraron y el
semblante de la rubia cambió. "Hey,

si no deseas verla..."

"No, si se tomó todas estas molestias


para encontrarme entonces yo le debo
por lo menos eso".

"Rose". Tomó la barbilla de la mujer


más joven en su mano. "No le debes a
ella nada. Lo que hizo por ti
en el pasado lo has ya devuelto en todo
caso, estoy segura". Suavizó su tono,
dándose cuenta que esto

no ayudaba. "Lo siento, sé que sientes


que le debes y no debería estarte
diciendo cómo pensar o sentir".

132

Retiró la mano y se recostó. "Solo no


me gustaría ver que seas utilizada y me
temo que es exactamente

por eso que Delores está aquí". Tomó


el cepillo y comenzó a peinar el
desordenado cabello de Rose.

"¿Ronnie?"
"¿Mm?"

"¿Sería demasiado preguntar si podría


pedir prestada la blusa que usaste ayer?
Puedo cubrir el resto de

mi cuerpo con una manta".

"Será una poco grande en ti pero no hay


problema conmigo". Se inclinó y
utilizó su largo brazo para tirar

de la blusa gris colocada en el respaldo


de la silla. Rose se quitó la camisa de
dormir al mismo tiempo y

cuando Ronnie se enderezó fue


saludada a la vista de los firmes pechos
de la joven. Renuente intentó
mantenerse de mirar fijamente para
concentrarse en ayudar a Rose a meter
los brazos en las mangas.

"Te dejaré abotonarla mientras traigo


la silla". Dijo repentinamente, dejando
la cama y recuperando la

doblada silla de ruedas de la esquina.


Pocos minutos después Rose estaba
cómodamente colocada en

su silla, la manta metida


cuidadosamente alrededor de sus
piernas y caderas. "¿Estás lista?"
Ronnie

preguntó.
"Sip", vino la desganada respuesta. La
última persona que quería ver era a
Delores. No había contestado

a la última carta y en su mente no había


duda de que la antigua madre adoptiva
mencionaría el tema del

dinero, especialmente después de


descubrir dónde estaba viviendo.
"¿Ronnie?"

"¿Sí?"

"Podrías... Quiero decir, si no te


importa, ¿podrías... quedarte
conmigo?" Esperaba que la presencia
de
Ronnie pudiera mantener a Delores de
preguntar por el dinero, pero más que
eso, deseaba el apoyo

emocional que sabía que su amiga le


daría. Sonrió cuando sintió la cálida
mano apretar su hombro.

"Todo estará bien allí, no te


preocupes", Ronnie dijo.

Delores volteó de su inspección de los


varios adornos que todavía colgaban y
jadeó cuando vio a Rose

en una silla de ruedas. "¿Qué te


sucedió?"

"Fui golpeada por un auto", la joven


mujer contestó. "¿Cómo supiste dónde
estaba?"

"Tu casero me lo dijo", dijo con


suficiencia. "¿Demandaste a la persona
que te golpeó?"

"La policía no sabe quién fue. Él huyó


después del accidente".

"¿No pudieron encontrarlo? Eso es una


vergüenza. Si lo encontraran, habrías
podido demandar.

Conozco a un buen abogado que te


ayudaría si lo necesitarás. Él me
representó cuando me resbalé en

un poco de agua en el supermercado.


Me consiguió casi cuatro mil dólares".
Delores entró a la parte del

desnivel de la sala de estar y se hundió


en el sofá de piel, sacando una mirada
de desaprobación de

Ronnie. "Así pues, ven cuéntame lo que


has estado haciendo. No he oído de ti
en casi dos meses ya".

Alcanzó en su bolso de gran tamaño y


sacó un gastado estuche de cigarros de
vinil y encendedor,

encendiendo uno sin un pensamiento.

133
"No permito fumar en mi casa", Ronnie
dijo.

"Oh, no se preocupe, tengo mi propio


cenicero", Delores contestó cuando
sacaba un pequeño monedero

café.

"No, yo no permito fumar en mi casa",


la mujer de cabello oscuro enfatizó, no
cuidando nada sobre el

resplandor que recibió de la visitante


grande, pero cuidando mucho que Rose
no hiciera un sonido de

objeción.
"Oh, bien". Delores tomó una larga
fumada antes de apagar la colilla del
cigarrillo. "Así que Rose..."

Exhaló, llenando el aire alrededor con


el translúcido humo. "Cuánto tiempo te
quedarás con la Srta.

Cartwright, ¿o tú vives aquí ahora?"

Rose parpadeó en sorpresa y miró a su


benefactora, haciendo la misma
pregunta con sus ojos. Ronnie

tragó, insegura de cómo contestar.


¿Qué deseas, Rose? No había duda en
su propia mente que

deseaba a la mujer de cabello rubio en


su vida, y en su hogar. ¿Dejando la
decisión en mí significa que

lo deseas también? Investigando en los


ojos de Rose, Ronnie inhaló
profundamente y corrió el riesgo,

dejando a su corazón dirigir su


respuesta. "Ella vive aquí".

Rose abrió su boca, después la cerró,


impresionada desapareciendo su
capacidad de hablar por un

momento. "S… sí, eso es." Su voz se


quebró y luchó para mantener alejada
una sonrisa de su cara.

"¿Así pues, qué te hizo venir para esta


área? ¿Visitando a Isabel otra vez?"
Preguntó, refiriéndose a la

hermana de Delores.

La mujer grande asintió. "El


Tupperware llegó. Sabes que ella nunca
conseguirá la ocasión para

entregármelo. Si no vengo y no los


consigo acabará usándolos ella misma
o vendiéndolos a alguien más

para el dinero justo como el episodio


de las galletas. Recuerdas eso, ¿no es
así, Rose?"

"Isabel recogió todo el dinero por las


galletas de las chicas exploradoras pero
no lo tenía cuando llegó la

hora de pagar por ellas", Rose explicó a


Ronnie.

"Suena como exactamente una


familia", la ejecutiva dijo secamente.

"No mencionar lo que sus hijos les


hacían antes de que fueran repartidas",
Delores agregó, siempre lista

para una oportunidad de maltratar al


resto de su familia, incluso si ella era
culpable de las mismas cosas.

"De modo que..." Giró su atención a su


antigua hija adoptiva. "¿Y qué dicen
los doctores? Espero que
fueras a un verdadero hospital y no
apenas a la clínica. Sabes que ellos no
saben nada allí. Luché con

ellos por cinco años sobre Jimmy y


nunca encontraron algo mal con él",
Delores dijo. Rose asintió

educadamente pensando para sí que la


razón de que nunca encontraron algo
con su hermano adoptivo

era que nunca hubo algo mal con él.


Jimmy era la imagen de la salud
durante el tiempo que ella

permaneció con ellos, sin embargo


Delores lo arrastraba de doctor en
doctor, insistiendo que una rara
terrible dolencia afectaba a su hijo más
joven. "Sabes, él está en el colegio
ahora".

"¿De verdad?" Rose no había pensado


que él pudiera hacer la secundaria.
"¿Qué es lo que estudia?"

134

"Actuación. Algún día conseguirá su


propia serie justo como Seinfeld.
Incluso consiguió una oferta para

actuar en el centro" presumió, como si


el centro Cobleskill fuera algo para
presumir. "Yup, están

haciendo Joseph y el Amazing


Technicolor Dreamcoat. Andy Gibb
dirige la obra en Broadway, sabes".

"Ahora hay alguien para visitar",


Ronnie dijo arrastrando las palabras,
ganándose una ceja ligeramente

levantada de la joven mujer. Dio a


Rose un ligero mohín pero rápidamente
volvió a su normal expresión

aburrida a medida que Delores


continuaba divagando y llenando a la
joven mujer en todos los

acontecimientos triviales que habían


sucedido en su familia recientemente.
Finalmente, como Ronnie
sospechó, la conversación giró al
dinero.

"Sabes que el estado dejó de pagarme


por Jimmy cuando él cumplió
dieciocho. No se les ocurrió a ellos

que necesito ese dinero extra cada mes


para los otros niños. Uno en el colegio
y los otros cuatro niños

aún en la primaria".

"¿No está Jimmy ayudando?" Rose


preguntó.

"Él trabaja únicamente los fines de


semana en la gasolinera de Fred.
Necesita ese dinero para la
gasolina para ir y venir a la escuela".

"Parece que Jimmy necesita conseguir


otro trabajo y ayudar", Ronnie bromeó,
ganando otra

desaprobación, si bien breve, en la


mirada de Rose. Delores se movió,
centrando su atención en la joven

mujer y deseando que la mujer de


cabello oscuro se marchara. Para su
placer, fue en ese momento que

el teléfono sonó y Ronnie se disculpó


por un momento. La maquinadora
mujer se inclinó adelante en su

asiento.
"Al estado le da igual. Al idiota del
Trabajador Social no le importa
tampoco". Hizo una pausa, suspirando

para el efecto. "Es tan difícil cuando


estás sola, entiendes eso, ¿no es así,
Rose?"

"Sí", contestó.

Delores sonrió por dentro. "Sabes fue


difícil cuando estabas allí, todos los
sacrificios que tuve que hacer

justo para mantenerte y a los otros


fuera de los orfanatos del estado y de
los hogares de grupo". Miró,

satisfecha, cuando Rose asintió. El


anzuelo está colocado, ahora encájalo,
la regordeta mujer pensó.

"Debiste conseguir un poco de dinero


de incapacidad, ¿no es así?"

"Realmente, no. Yo no obtuve ningún


beneficio en Money Slasher y no he
solicitado nada". La cabeza de

Rose se inclinó, una expresión visible


de su conocimiento en cuanto a donde
la conversación iba y su

incapacidad de hablar fuerte y parar


esta.

"Pero estás viviendo aquí. No puedes


decirme que alguien como ella te
permite vivir aquí sin renta.

Debes pagarle algo".

"Pienso que ese es un asunto entre Rose


y yo", Ronnie dijo cuando regresó al
cuarto, su tono enérgico

finalizando el tema. No pasó por alto la


rápida mirada de alivio que pasó por la
agradecida mujer.

También no pudo pasar por alto la


manera en que los hombros de Rose
cayeron.

135

"Bien no veo cuál es el gran reparto.


Solo pedí una simple respuesta".
Delores intentó parecer dolida,

pero nadie le creyó esto.

"Y esta fue contestada", Ronnie dijo


firmemente cuando se sentó. Cruzó los
brazos, dejando en claro que

no estaría saliendo del cuarto otra vez.


No tenía duda que si no hubiera vuelto
la sanguijuela habría

metido culpa en Rose para que le diera


dinero. Ronnie se estaría maldiciendo
si permitía que eso

sucediera.
"Pienso que Rose es bastante mayor
para hablar por sí misma, ¿no lo cree?"
Delores no hizo intento de

ocultar su rabia. Tenía solamente un


tiro para hacer. "Rose, pienso que
debes venir a quedarte conmigo

hasta que te recuperes. Siempre cuidé


tan bien de ti cuando eras una niña".

Allí está. La amenaza estaba sobre la


mesa. Delores estaba haciendo que
Rose eligiera entre ella y

Ronnie y la regordeta mujer estaba


segura que la tranquila niña que una
vez conoció y controló vendría
por delante y la elegiría.

"Yo... yo..." Rose sentía la presión


cerrarse en torno a ella. Habría sido tan
automático de hacer lo que

Delores intentó por tanto tiempo.


Ahora tenía realmente una alternativa,
una opción para decidir.

Someterse al status establecido hace


muchos años o saltar hacia adelante en
lo desconocido con

Ronnie. Levantó su cabeza y miró en el


color azul intenso, viendo únicamente
calidez y preocupación.

"Yo... yo no deseo irme". Dijo esto


tanto a Ronnie como a Delores.
Observó a la ejecutiva soltar una

respiración y darle una pequeña


sonrisa. Por otra parte, la antigua
madre adoptiva parecía furiosa.

"Rose, quiero hablar contigo a solas, ¿o


ella toma todas tus decisiones por ti?"
Delores se deslumbró en

Ronnie.

"Rose es su propia dueña", la mujer de


cabello oscuro dijo. "No la controlo, o
la manipulo" insistió. Su

propio mal humor estaba rápidamente


saliendo y los pensamientos de Ronnie
estaban centrándose

sobre echar a la gorda mujer de una


oreja y esperanzadamente sacarla de la
vida de Rose.

"¿Entonces por qué no la deja decirme


eso por ella misma?" Delores gruñó,
visiblemente disgustada sus

planes estaba desmoronándose. "Usted


no sabe cómo trabajé duramente para
mantener un techo sobre

su cabeza cuando nadie más pudo".

"Usted la recibió debido al dinero extra


del estado. Eso es todo lo que allí está".
Ronnie se levantó y
comenzó a pasearse. ¿Le preguntó una
vez si había algo que usted pudiera
hacer para ayudarle? No, le

preguntó qué pasaba y después entró en


su propio pequeño mundo de
problemas, la mitad de los cuales

serían solucionados si usted sacara su


perezoso trasero y consiguiera un
trabajo en vez de vivir de

alguien más". Deliberadamente evitó


mirar a Rose, segura que vería
desaprobación en sus ojos. Sabía

que debía parar, dejar a su amiga


luchar sus propias batallas, pero
maldita sea si iba dejar a Rose darle
un centavo más a la abusona de Delores
Beckering.

"No tengo que escuchar esto", la


grandota mujer dijo furiosamente,
poniéndose de pie y recuperando su

bolso. "Rose, tú estás dejando que esta


perra te controle. ¿Vas a darme la
espalda? ¿A la única familia

que tienes?" Subió sobre el nivel


principal y se dirigió hacia la puerta.
"Después de todo lo que he hecho

por ti".

136
Rose dejó una solitaria lágrima
resbalar por su mejilla. "Espera".
Levantó la mirada en Ronnie. "¿Por

favor?"

"Rose", la mujer de cabello oscuro


protestó. "No tienes que hacer esto".

"Por favor, solo algunos minutos.


Estaré bien". Hizo una mueca de dolor
internamente en la dolida

mirada en la cara de Ronnie pero sabía


que necesitaba hacer esto.

A pesar de no estar completamente


convencida finalmente Ronnie asintió.
"Estaré en el piso de abajo".
Dio una asesina mirada en Delores
antes de salir del cuarto.

*****

"Hrmmpf", Delores gruñó cuando


volvió a su asiento. "No sé, Rose. Esta
gente rica, piensa que ellos

pueden controlar a todo el mundo solo


porque tienen dinero".

"Ronnie no es así", la joven mujer


protestó.

"Ella no te dejó hablar por ti misma.


Eres una mujer grande. Lo que haces
con tu dinero es tu asunto, no
el suyo". Alcanzó su bolso y sacó su
caja de cigarros. "Podría pensarse que
eres una niña por la manera

en que ella te trata".

"Delores por favor no". Rose señaló en


la caja de cigarros.

"Obviamente ella no sabe tratar a los


invitados tampoco", la mujer grande se
quejó, empujando la caja

nuevamente dentro de su bolso. "Bien,


no puedo permanecer mucho tiempo.
Tengo que recoger el

Tupperware y espero tener suficiente


gasolina para llegar a casa".
"Delores, ¿tú entiendes que no estoy
trabajando? No tengo ningún dinero".

"Rose, vives aquí. No puedes decirme


que si necesitas algo ella no te
ayudaría". La mujer grande señaló

lo obvio. "Tú no estarás muriéndote de


hambre... o acabado la gasolina sobre
algún solitario tramo de la

carretera en el camino a casa..."


Delores hizo una pausa para el efecto.
"Recuerdo la vez que estaba

nevando y tuve que llevarte para el


doctor... ¿Qué fue esa vez?"

"Dolor de garganta", Rose contestó


malhumorada, sabiendo
completamente bien lo que la más vieja

mujer recordaba.

"Eso es. Tuve que conseguir recetas


para ambos para ti y Jimmy porque él
no la había tenido esta

todavía. No pude ir al bingo esa


semana debido a eso, lo sabes".

"Lo sé".

"Sabes, los monos valían doscientos


cincuenta dólares y tenía justo tanta
oportunidad de ganar como

cualquiera en ese sitio".


"Lo sé", Rose repitió, hundiéndose más
y más en el papel que se sabía tan bien.

137

"¿Sabes lo asustada que estaría la


pequeña Jessica si no llegara a casa?"

Cualquier fuerza y reserva de Rose se


había desmoronado con la última
implicada amenaza. Jessica

tenía nueve y estaba muy encariñada a


su madre. "¿Cuánto necesitas?"

Delores se relajó contra el sofá,


triunfante. "Por lo menos treinta
dólares."
"No tengo tanto", la joven mujer
mintió.

"¿Bien cuánto tienes?"

Rose pensó rápidamente. "Lo más que


pude ahorrar son quince dólares."

"Bien si eso es todo lo que puedes


hacer entonces supongo que es lo que
será".

"Traeré mi chequera". Agachando su


cabeza en derrota, giró su silla y
empujó hacía la oficina, volviendo

pocos minutos después con el cheque


colocado en su regazo. Delores ya tenía
su chaqueta puesta.
"Gracias, Rose. Espero oír de ti en
Navidad". Delores estiró la mano para
el cheque solo para tener a la

joven mujer tirando de éste fuera del


alcance.

"Espera..." convocó su valor y respiró


profundamente. "Yo... yo realmente no
puedo permitirme darte

más dinero después de esto".

La sonrisa de Delores cambió a un


enojado gruñido. "Bien, lo recordaré si
terminó sin comida o algo que

no debo llamarte por ayuda". Se inclinó


y arrebató el cheque de la mano de
Rose. Ahora, teniendo por lo

que ella vino, Delores estaba lista para


irse, pero haría lo posible para reforzar
su agarre sobre la joven

mujer. Su voz se volvió chillona,


acusatoria. "Solo recuerda esto
mientras estás sentada aquí en todo

esto..." extendió los brazos abarcando


el cuarto. "Que luché y sufrí para
ocuparme de ti por tanto

tiempo". Delores abrió la puerta,


dejando entrar el frío aire. "Espero que
vuelvas a caminar pronto, Rose.

Quizá algún día pararás de ser tan


egoísta y te darás cuenta apenas cuánto
costó para mí mantener un

techo sobre tu cabeza". La puerta se


cerró y pronto Rose oyó el sonido de un
motor esforzándose para

encenderse. Después de algunas falsas


salidas y un petardeo acompañado por
una nube de negro

humo salir del oxidado tubo de escape,


el Station Wagon se retiró de la entrada
y se dirigió hacía la calle.

La puerta al sótano se abrió y Ronnie


apareció, mirando alrededor por su
invitada incómoda.
"Ella se fue", Rose dijo en respuesta a
la ceja levantada. Preocupada que su
benefactora pudiera

disgustarse sobre el cheque, ocultó la


chequera debajo de la manta del
afgano. "Ronnie, siento sobre..."

"No, no te preocupes acerca de eso", la


mujer más mayor contestó, cortando la
disculpa. "No tenías

ninguna manera de saber que ella


podría aparecer aquí". Se acercó
colocándose detrás de la silla de

ruedas. "¿Tienes hambre?" Preguntó.


"No importa, pregunta tonta".
"¿Qué puedo decir? María es una
estupenda cocinera", Rose contestó. Su
sonrisa de oreja a oreja le

ganó un rápido despeinado de cabello


de su compañera.

138

"Ok, tú dirígete adentro y encuentra


algo en la tele mientras veo qué
delicias dejó María para nosotras".

Nada más fue dicho sobre Delores


Beckiring mientras avanzaba el día,
ambas mujeres estaban más

interesadas en estar acostadas una a


lado de la otra en la cama y viendo
televisión juntas. Fue sólo

después que la noche había caído y


ambas estaban instaladas para dormir
que Rose sacó a colación el

tema.

"¿Ronnie?"

"¿Mmm?"

"¿Te enfadarías conmigo si te digo que


terminé dándole dinero a Delores?"

"Pienso que no podría nunca estar


enfadada contigo", Ronnie admitió,
rodando sobre su costado y
apoyando la cabeza en su mano.

"¿Decepcionada?"

"No", ella suspiró. "Rose, si parecí


cortante o molesta o..."

"¿Hostil?" La mujer más joven ofreció.


Ronnie miró en las sombras formadas
en la débil luz de la luna y

arqueó una ceja.

"No creo que fui hostil, Rose. Pienso


que hice un gran trabajo siendo cortés
con la bruja, especialmente

considerando lo que realmente deseaba


hacer que era echarla en el banco de
nieve".

Rose estiró su mano en la oscuridad y


recorrió sus nudillos arriba y abajo del
antebrazo de Ronnie. "Sé

que lo hiciste... y agradezco eso".

"No me gusta ver a nadie utilizarte,


Rose", susurró. "Mereces más que eso".
Ronnie vaciló por un

momento antes de continuar. "¿Así que


cuánto le diste?"

"Quince dólares", fue la respuesta.


"Solo que le dije que esta era la última
vez", Rose agregó
rápidamente.

"¿Alguna vez le habías dicho eso


antes?"

"No".

"Bien entonces, eso es un comienzo, de


cualquier forma". Extendió su mano
libre y suavemente acunó la

mejilla de Rose. "Hey, entiendo, de


verdad lo hago. Es difícil decir no
después de decir sí por tanto

tiempo. Fíjate en mí y mi familia".

"¿Así que tú realmente no estás


molesta conmigo?"
139

Ronnie se inclinó y le dio a su joven


amiga un abrazo. "Nunca podría estar
molesta contigo", susurró en

el oído de Rose. No esperó sentir los


brazos envolverse alrededor de su
cuello y tirar de ella más cerca.

"No sé qué hice para merecer a una


amiga tan buena como tú", la joven
mujer se atragantó cuando se

apretó más fuerte. Ronnie devolvió el


abrazo, sonriendo al principio con la
sensación de tener a Rose.

Entonces los recuerdos vinieron sin


invitación a su mente... un destello de
azul volando sobre la capota y

el parabrisas, sangre juntándose en el


suelo, y una serie de mentiras
diseñadas para cubrir la verdad. La

sonrisa se descoloró, reemplazada por


una mirada de tristeza.

"Yo soy la que no te merece", Ronnie


susurró. Se aferró por un largo
momento antes de rodar de nuevo

a su lado de la cama. "Es hora de que


nosotros durmamos un poco".

A pesar de sus intenciones cuando


cerró sus ojos, el cuerpo de Ronnie la
traicionó cuando este hizo lo

de cada noche. Justo cuando Rose


estaba divagando sintió el cálido peso
del brazo de la mujer más

mayor dejado caer a través de su


estómago y la cálida respiración
acariciando su hombro. Sonrió y

permitió que el sueño la reclamara.


Profundo en la tierra de los sueños,
ellas dejaron que el calor de

cada cuerpo sorteara el frío de la noche


de las dos y un medio siglo de la vieja
casa no pudiera

mantenerlo acorralado.
*****

"Ronnie, ¿tienes un segundo?" Susan


preguntó cuando entró en la oficina.
"Hay una demanda aquí que

no tiene ningún sentido".

"¿Desde cuándo tú vienes a mí con algo


así?" Preguntó, no molestándose en
levantar la mirada de la

pantalla de la computadora.

"Desde que implica materiales y


equipo perdidos totalmente de más de
cien mil dólares".

"¿Qué?" Ronnie se volteó de la


computadora e indicó para que su
hermana tomara asiento en la silla en

el otro lado del escritorio.

"Orbison Contractors presentó una


demanda por equipo y materiales
perdidos del lugar de remodelación

de ese mini-centro comercial. Dicen


que toda la madera y herramientas de
un camión marca New Work

fue robado". Le dio a Ronnie una copia


de las múltiples páginas de la demanda.
"Puesto que ellos tienen

completa protección con nosotros,


también están demandando por los
salarios perdidos debido a la falta

de equipo".

"¿Estás segura que esto es legítimo?


Quizá ellos solo están intentando poner
una demanda para el

dinero del seguro". Ronnie tiró a través


de las páginas, frunciendo el ceño en
cada cifra. "¿Ellos

presentaron una denuncia a la policía?"

"Claro que lo hicieron. Encontraron el


camión, despojado del metal en Arbor
Hill".

Ronnie leyó la denuncia


cuidadosamente, buscando alguna pista
de que esto fuera un fraude. "¿Tommy

sabe acerca de esto?"

140

"No. No pude localizarlo. He dejado


mensajes por todas partes para él".

"Él está probablemente todavía


drogado de todo el Percocet que robó
de mi casa durante la fiesta de

Navidad", la ejecutiva murmuró.

"¿Qué?"

"Nada, no importa". Los dientes de


Ronnie se hundieron en la suave
madera de su lápiz mientras

continuó estudiando detenidamente la


demanda. No hay señales de forzar la
entrada, no que fuera

necesario para conseguir pasar una


simple cerca con cadenas circundantes
en el lugar de trabajo. El

camión fue una pérdida total y no había


señales de cifras infladas por las
herramientas y materiales

desaparecidos. "No puedo ver algo


fuera de lo normal aquí, hermana. A
excepción del costo, ¿qué es
eso lo que te preocupa?"

"Realice una comprobación a los


informes que tenemos en el archivo y
por lo que puede ver, este

proyecto tenía que haber finalizado o


casi cerca de eso. Pero según el
informe de las pérdidas, ellos

apenas habían comenzado. Le hice a


Mike Orbison una llamada y él dijo que
estaban por lo menos a

seis semanas de la terminación".

"Si estaban hasta ahora lejos de estar


finalizando..." Ronnie miró el papel
otra vez. "¿Entonces por qué
había tanto material allí? Mira esto...
todas las hojas de grandes cristales,
pintura, tabla rock, incluso

alfombrado. Pensé que ésas eran las


últimas cosas que serían entregadas".

"Eso es lo que pensé. Quizá ellos


esperaban estar terminando antes esto".

"No, Mike lleva en el negocio bastante


tiempo para saber exactamente lo que
necesita y cuando lo

necesita. No puedo imaginarlo


ordenando que el material sea
acarreado al lugar sin que éste sea

utilizado enseguida. Él sabe como


fácilmente las cosas son robadas de las
obra en construcción". La

frente de Ronnie se surcó cuando


intentaba darle forma al rompecabezas.
"¿Y estás segura que estas

cosas estaban en el lugar?"

"No puedo imaginarlo mintiéndonos


después de todo este tiempo. Su familia
ha trabajado para nosotros

desde los años 60 y ésta es sólo la


quinta vez que han presentado una
demanda".

"Estoy segura que es la primera vez


que ha llegado a las seis cifras". Ronnie
tomó el teléfono. "Laura,

localiza a Mike Orbison para mí". Un


minuto después el timbre y la luz que
destellaba anunciaron que la

tarea fue lograda. "¿Mike? Veronica


Cartwright... bien ¿y tú? Bueno. Mike,
quiero hablar contigo sobre

esa demanda que ustedes presentaron


contra Cartwright Insurance. Seguro,
entiendo eso... sí, eso

parece extraño a mí también, es por eso


que quise llamarte... no, no hay
problema con eso... si...

absolutamente... uh huh... si... no, yo no


sabía eso... uh huh... ¿cuándo fue eso?"

"¿Qué está pasando?" Susan preguntó,


obteniendo un ceño de su hermana.

"Sí Mike, estoy aún aquí, continúa... uh


huh... ¿cuándo últimamente hablaste
con él? Ya veo... Mike,

déjame preguntarte algo, con excepción


de tu gente, quién más tenía llaves del
edificio? ¿Qué? ¿Bien

cuándo pasó esto? ¿Le preguntaste a él


acerca de eso? ¿Cuándo? ¿Y ésa fue la
última vez que

hablaste con él? Ok. Mike... no,


entiendo perfectamente... por
supuesto... tú también... si, saludame a

Sarah... okay Mike, adiós". Ronnie


colgó el teléfono y suspiró.

141

"¿Qué te ha dicho él?"

"Dijo que todo fue ordenado con


semanas de antelación pero Tommy se
mantuvo empujando las fechas

detrás, es por eso que todo estaba en el


lugar cuando sucedió el robo. ¿El
informe de la policía dice si el

camión fue atado con alambre o no?"


"Creo que no. No presté a eso mucha
atención, ¿por qué?"

"Mike dijo que Tommy pasó por ahí la


semana pasada y después de que se
fuera un juego de llaves

desapareció".

"¿Llaves para qué?"

"El edificio, el camión, las cajas del


equipo, todo. Mike dice que estaban en
su escritorio cuando Tommy

pasó pero no pudo encontrarlas más


tarde ese día".

"Ronnie, tú no piensas..."
"Eso es exactamente lo que pienso". La
mujer de cabello oscuro se levantó y
fue a la ventana, el brillante

sol reflejándose en los bancos de la


nieve abajo. "Susan, quiero que entres
en contacto con todos los

otros contratistas y que les digas que


traten directamente conmigo de ahora
en adelante, en lugar de

Tommy. Si él se presenta en alguna


parte, quiero saber acerca de eso".

"¿Por qué él querría robar? No necesita


dinero".

"¡Él me robó a mí!" Ronnie gruñó


furiosamente. "¿Por qué lo estás
defendiendo? La verdad está justo

delante de tu cara". El timbre del


teléfono interrumpió su diatriba.
"¿Qué?"

"John Means de Means Auditing en la


línea uno", Laura respondió.

"Estupendo". Se desplomó en su sillón


y tomó el auricular. "Esto mejor que
sean buenas noticias", dijo

antes de presionar el botón. "Verónica


Cartwright".

Diez minutos después una furiosa


Verónica y una Susan boquiabierta se
miraban fijamente la una en la

otra.

"¿Ahora me crees?"

"No puedo creer que él pudiera robar


de su propia familia", la pelirroja
contestó reservadamente.

"Pues él lo hizo. Algunas semanas más


y habría desmantelado la división Real
Estate, por no mencionar

lo que habría hecho a la compañía en


su totalidad. Seremos afortunados si
presentamos un beneficio

este cuatrimestre".
"¿Qué pudo él necesitar con todo ese
dinero?"

142

"¿Qué tú crees, Susan? No eras tú quién


mencionó drogas la semana pasada".

"Lo sé lo dije pero realmente no creía


eso".

"Bien, tendrías que". Ronnie tomó el


teléfono y llamó por el interfón a su
secretaria. "Laura, quiero que

llames a la compañía de seguridad y al


cerrajero. Quiero que todas las
cerraduras sean cambiadas y los
códigos de las llaves de Tommy sean
bloqueados antes de que termine el día.
Llama al piso de abajo y

asegúrate de que nadie le permita


entrar. Después llama a todos los
directores para una reunión. Me da

igual a que horas, solo asegúrate de que


todo el mundo esté allí".

"Solo no puedo creer esto", la hermana


más joven repitió.

"Créelo. Nuestro hermano bebé es un


ladrón y un mentiroso y me lleva el
diablo si él conseguirá irse con

éste".
Para el final del día todas las
cerraduras habían sido cambiadas y las
noticias comunicadas al resto de la

familia. Ronnie paró cada proyecto de


construcción hasta nuevo aviso y
anunció que John, el hermano

de Frank, manejaría la división Real


Estate hasta que un reemplazo
apropiado fuera encontrado. Como

precaución adicional, llamó al banco y


reportó la tarjeta de crédito empresarial
de Tommy como robada

solo para enterarse que grandes


cantidades adelantadas habían sido
tomadas en la tarjeta durante las
últimas dos semanas y esta había
alcanzado su límite. Otro parte de
información para agregar al

palpitante dolor de cabeza de Ronnie


por los problemas.

*****

"¿Qué te parece una linda bufanda?"

"Ella odiará eso".

"Hmm... ¿Qué te parece una botella de


su perfume preferido?"

"Ugh, odio su perfume".

"Bien, ¿qué le gusta a ella?" Rose


pasaba las páginas del catálogo del
Macy's. "Tienen bonita joyería

aquí". Ellas habían pasado las últimas


dos horas repasando los diferentes
catálogos y volantes, en vano.

Todo lo sugerido fue descartado tan


rápidamente y a Rose estaban
acabándosele las ideas para ayudar

a su amiga.

"No. Mamá tiene más joyería con la


que ni sabe qué hacer". Ronnie lanzó el
catálogo de Bloomingdale

sobre el escritorio, tomó otro, y


suspiró. "Odio la Navidad".
"Oh, no será una queja ahora, prometo
ayudarte a encontrar algo para ella".
Rose dio a su amiga una

sonrisa. "No puede ser tan difícil


encontrar un regalo para tu madre".

"Beatrice Phoebe Cartwright es sin


ninguna duda una de las mujeres más
difíciles para comprarle un

regalo". Ronnie tomó un trago de vino


y colocó la copa sobre el escritorio.
"Quizá debería solo enviarla a

un crucero". Azules ojos brillaron con


malicia en el pensamiento. "Quizá un
agradable largo, crucero".
143

"¿Le gustaría eso?"

"Yo podría", la ejecutiva contestó con


una diabólica sonrisa. "Quizá uno de
esos viajes alrededor del

mundo. Tú sabes, quizá seis, ocho...


meses".

"Oh, tú. Para", Rose juguetonamente la


regañó, extendiendo una mano para
ligeramente golpear el

antebrazo de Ronnie. "Tu madre no es


tan mala, es solo un poco... un poco..."
Puso su dedo en sus
labios, intentando encontrar una o dos
palabras que pudieran con precisión
describir a la madre de su

amiga. „Anticuada"".

"Mi madre es una snob, cariño".


Ronnie dijo cuando tomó otro trago de
vino rosado. "Ella no toma un no

por una respuesta, espera perfección


todo el tiempo, y se preocupa más
sobre la imagen de la familia

que lo que nosotros sentimos". Otro


trago. "Quizá debería solo darle un vale
de regalo y dejarla

seleccionar lo que ella quiera".


"¿Estas segura?" Rose buscó una
página en el catálogo y la extendió para
que la mujer más mayor la

viera. "Aquí hay un número gratuito al


que puedes llamar para ordenar uno, si
eso es lo que realmente

deseas hacer", dijo, su tono dejando en


claro que no creía que sería el caso. A
pesar de solamente

conocerla por tres semanas, Rose


estaba comenzando a entender algunos
de las pequeños expresiones

faciales y actitudes que traicionaban


los verdaderos sentimientos de Ronnie.
Lápices roídos significaban
frustración, las uñas golpeando
ligeramente equiparaba al
aburrimiento, y el firme pero tierno
abrazo que

la sostenía cada noche hablaba de algo


que ninguna de ellas se atrevía a
ponerle palabras.

Los azules ojos levantaron la mirada


del líquido por un momento, entonces
bajaron otra vez. "No",

Ronnie de mala gana admitió. "Solo


odio sentirme tan presionada. Siento
como que tengo que conseguir

el regalo perfecto".
Ella abrió su boca para protestar,
después la cerró, dándose cuenta que en
la familia de su amiga, eso

no estaba lejos de ser la verdad. La


fiesta de Navidad mostró eso. No
únicamente fue la cosa entera

empujada sobre los hombros de


Ronnie, no había habido sentimiento de
agradecimiento de Susan y

Beatrice por todo el esfuerzo. Rose


decidió que tal vez una táctica
diferente era pedida a gritos. "Ok.

Entonces, ¿cuál es el regalo perfecto?"

Las cejas de Ronnie se levantaron, no


contando con esa reacción de la mujer
de cabello rubio. "Um... no

lo sé, algo... algo..." Movía sus manos,


provocando que el vino chapoteara
dentro de la copa. "Supongo

que nunca realmente pensé acerca de


eso".

"Pues entonces, vamos pensar acerca


de eso. Ven aquí". Rose levantó el nivel
de la cabecera de la

cama hasta que casi estaba en una


posición sentada y acarició el espacio a
su lado, quitando a Tabitha

en el proceso. "Veamos, si la única


cosa que puedes darle es un regalo
perfecto entonces vamos a

encontrar uno". Dio vuelta a las


páginas. "Quizá el truco es conseguir
los regalos perfectos, tú sabes, una

colección de cosas que le gusten en vez


de un regalo grande. Trae una pluma,
marcaré algo que

encontremos".

Ronnie intentó coger algo con que


escribir, pero todos sus lápices estaban
roídos y no había una pluma

a la vista. Levantó una pequeña pila de


papeles sobre su desordenado escritorio
pero ninguna pluma

apareció. Abrir el cajón viendo los


clips, grapas, incluso un montón de
Post-it, pero nada con qué escribir.

144

"Presidente de una multimillonaria


corporación y no puedo encontrar una
pluma cuando la necesito".

Continuó su búsqueda inconsciente de


la página que Rose estaba mirando.

¡Eso es! Rose pensó emocionadamente.


Allí ante sus ojos estaban unos juegos
de plumas y lápices en
una variedad de precios y diseños. La
colección de Mont Blanc eran
exquisitos pero completamente más

allá de su escaso nivel de gasto. Dio


vuelta a la página y lo vio. En el centro
de la página estaba un

bonito juego, un jaspeado diseño en


una tonalidad de azul que a Rose le
recordaban el resplandor de los

ojos de su mejor amiga. Con indecisión


se enfocó en el precio escrito en una
letra más pequeña abajo y

tragó saliva. Esto podría llevarse la


mayor parte de sus fondos restantes.
Levantó la mirada para ver a
Ronnie cazando aún la evasiva pluma,
entonces de nuevo al catálogo. El
problema de encontrar un

regalo para Beatrice no había sido


resuelto sino que había otro problema.
Rose discretamente dobló la

esquina inferior de la página, entonces


las movió nuevamente a la joyería
justo cuando Ronnie encontró

la desaparecida pluma y vino a la


cama. Rose tomó la ofrecida pluma y
movió el catálogo de modo que

la mujer más mayor pudiera ver.


"Ahora, vamos a resolver esta cosa.
¿Cuál es el lugar preferido de tu
madre para visitar?"

"Europa. Ella tomó dos de esos viajes


país por país y se entusiasmó sobre
ambos". Ronnie sonrió y, la

tensión y preocupación de los últimos


días se fueron de su cara. "¡Eso es! Ella
lo amaría. Un viaje por

Europa. No puedo creer que no pensé


en eso antes". Tomó el catálogo de
Rose y comenzó a pasar las

páginas.

"Wow... ese... es un regalo


maravilloso". Intentó difícilmente no
parecer demasiado impresionada pero
no

obstante esto se mostró en su


expresión.

"¿Piensas que es suficiente?" Ronnie


preguntó cuando miraba en el glosario
de fotografías, inconsciente

que Rose, usaba al pensamiento en


términos de peniques, estaba ahora
intentando comprender los

miles de dólares que un viaje así podría


costar. "Estaba pensando quizá un
nuevo guardarropa o..."

Levantó la mirada y fue encontrada por


la belleza que la miraba fijamente. Se
estudiaron la una a la otra

durante varios segundos antes de que


Rose diera una tímida sonrisa y
apartara la mirada.

"Así que umm..." Recogió en un pedazo


inexistente de pelusa en la manta
cuando un suave rubor subió

por sus mejillas. "¿Tú dijiste algo sobre


ropa?"

"Um... sip, ropa". Ronnie cerró el


catálogo, no teniendo ya algún interés
en la elección de regalos. Lo que

deseaba hacer era apagar las luces y


enroscarse contra la mujer más joven.
"Sabes, está haciéndose

tarde".

"Sip, supongo que si". Afuera en la sala


de estar, el reloj de abuelo anunció las
diez pero ambas mujeres

eligieron fingir no oír este. Rose


reclinó la cama en una posición para
dormir mientras Ronnie recorría

alrededor apagando luces y


comprobando las cerraduras en las
puertas. En menos de minutos la casa

estaba oscura y ellas estaban acostadas


en la cama juntas.
Mirando fijamente arriba en la
oscuridad, Rose pensaba acerca de lo
que había pasado antes. Por ese

breve momento allí había habido algo...


especial entre ellas. Oyó el sonido de
un puño golpeando una

almohada y a Ronnie deseando poder


solo darse vuelta y sostenerla pero eso
normalmente no pasaba

hasta que ella estaba casi dormida.

145

Ronnie daba vueltas suficientes por


ambas. Una vuelta en particular golpeó
la lesionada pierna y la joven
mujer silbó en el repentino dolor. "Lo
siento, Rose. Solo parece que no puedo
ponerme cómoda esta

noche".

"No te preocupes. Esto solo dolió por


un segundo, eso es todo". Estaba alegre
que estuviera oscuro

cuando una lágrima se escapó.

"Saldré al sofá". Ronnie se movió para


levantarse solo para ser detenida por la
mano de la joven mujer

tocándola en su hombro.

"¿Por qué tú no solo pones tu brazo


alrededor de mí como normalmente lo
haces? Pareces dormir bien

después de hacer eso". Dio un suave


tirón en la camiseta de la mujer más
mayor. "Vamos Ronnie, sabes

que solo terminarás volviendo aquí


adentro después de que me duerma y
me sostendrás de todos

modos". Tal había sido el caso hace


algunas noches. Lentamente,
renuentemente el peso a su lado

cambió y sentía el familiar calor del


cuerpo de Ronnie contra el suyo. Un
segundo después y su deseo se
hizo realidad cuando un fuerte brazo
cubrió su vientre. Rose dejó salir un
satisfecho suspiro y cerró sus

ojos. Para el momento en que Tabitha


decidió donde estaban cambió de lugar
y saltó de nuevo en la

cama, ambas mujeres estaban


profundamente dormidas.

Capítulo 7

"¿Y qué le compraste a María?"

Ronnie golpeó el botón mudo en el


control remoto y giró su cabeza para
mirar a su compañera. ¿Oh,
vamos a intentar esto otra vez? "Un
regalo". La esquina de su boca se
encrespó en una burlona sonrisa.

"Vamos, dime, ¿por favor?" Rose le dio


su mejor mirada de cachorrito. "No lo
diré, lo prometo".

"Ya te dije... un regalo". Ella lanzó una


palomita de maíz en el aire y lo atrapó
en su boca. "Ahora ¿pensé

que querías ver ese programa?"

"Quiero, pero deseo saber lo que


compraste también. Una pista".

Ronnie fingió considerar la petición


por un momento antes de sonreír
malignamente con una diabólica

mirada en sus ojos. "No es algo que


María pueda salir y comprarse. Así
como así".

"Esa es una podrida pista", Rose se


quejó, intentando coger su taza.

Eres tan linda cuando haces


berrinches. Ella alcanzó la taza
primero y se levantó. "Ah, vacía.
¿Quieres

más?"

"No, he tenido bastante chocolate


caliente por esta noche. Más y estaré
levantada a la mitad de la
noche". Le tendió su mano. "Vamos,
siéntate y relájate. Te estás perdiendo
el programa."

"¿Quieres la bandeja de los aperitivos


arriba o abajo?"

146

"Arriba. No la necesitaremos más",


Rose contestó.

"Seguro, no hay problema". Ronnie


cumplió inmediatamente, sabiendo que
la bandeja de los aperitivos

subida era un preludio para algo más


agradable que ver un programa de
televisión. Dejó la taza vacía en
la mesa del café y volvió a su cojín,
esta vez con sus pies arriba y
descansando entre ellas. "Oooh", hizo

un gemido exagerado y meneó los


dedos del pie.

"¿Te duelen tus pies?" Rose preguntó.

"Nada peor que lo habitual", contestó.


Ah, sí... tú sabes lo que deseo, pensó
para sí cuando sintió que

sus pies fueron colocados en el regazo


de Rose. Espero que tus dedos no estén
cansados esta noche.

Levantó su talón en respuesta al suave


tirón sobre su calcetín. Pronto estaba
descalza y los diestros

dedos de Rose borraron los dolores del


día y no tuvo alternativa excepto gemir
con placer. "Tú haces eso

taaann bien..."

"Es fácil contigo. Sé justo dónde


empujar y frotar". Rose demostró su
habilidad presionando su pulgar

firmemente a través del arco del pie


izquierdo de Ronnie.

"Mmm, tú puedes parar en.... oh siete u


ocho horas". Cerró los ojos y suspiró.
Esto es tan agradable.
"O quizá pare si no me dices que regalo
le compraste a María". Sus dedos se
aquietaron como si

llevaran a cabo su amenaza.

"Tú tienes un difícil trato", Ronnie


admitió. "No es mucho, solo un boleto
de avión".

"¿Un boleto de avión? ¿Para dónde?"

"Arizona".

"Es donde está su hijo", Rose recordó.

"Ella no lo ha visto en más de un año.


Pensé que a ella le gustaría hacer un
viaje para visitarlo". Levantó
una ceja. "Así ¿qué vas a continuar?"
Enfatizó su punto meneando los dedos
del pie.

Rose rió y continuó el masaje. Había


llegado a ser un tácito ritual entre ellas.
Ronnie gemiría acerca de

sus pies y ella inmediatamente


ofrecería frotarlos. Ellas podrían pasar
horas en el sofá así, Rose sentada

en una reclinada posición con sus


piernas rectas y Ronnie acostada a lo
largo del sofá con sus pies

siendo mimados. La mujer más joven


únicamente daba un vistazo en lo que
pasaba en la televisión
cuando su atención se enfocaba en la
suave carne bajo sus dedos.

Rose tomó especial placer en el masaje


a los pies de Ronnie. Con la excepción
del abrazo en la noche

era el único contacto físico que ellas


generalmente compartían. No podía
explicar por qué, pero la hacía

sonreír oír los gemidos hedonistas


venir de los labios de su amiga en
reacción a sus dedos. Con todo el

estrés sobre la auditoría y Tommy no


hablando a nadie excepto a su madre,
los masajes eran una de las
pocas cosas que traían una sonrisa a la
cara de Ronnie, y esa sonrisa era algo
que Rose trataba de ver

en cada oportunidad.

147

Bajó la mirada y estudió el pie ante


ella. La suave piel de bebé no revelaba
absolutamente ningún callo

en la parte más ancha del talón. Dejó


sus yemas deslizarse sobre la suavidad
de los dedos del pie al

tobillo antes de mover sus pulgares


hacia atrás para dar un fuerte masaje.
Rose presionó con un poco
más fuerza de lo acostumbrado y fue
recompensada con un gemido que
oscilaba sobre el borde de lo

sensual. Repitió el movimiento pero


únicamente recibió una versión menor
del deseado sonido.

Impávida, soltó el pie de Ronnie y tiró


del otro en su agarre. "Sabes, cuando
salga de estos moldes te

daré un masaje de espalda que no se te


olvidará".

"Mmmm..." Una lenta, sexy sonrisa


cruzó los labios de Ronnie y abrió un
ojo perezosamente. "Eres
demasiado buena para estar
desperdiciada en un trabajo de oficina.
Pienso que cambiaré tu puesto a

Jefe Masajista".

"Uh huh... ¿conseguiré un aumento de


sueldo con ese nuevo título?"

"Tú mantente tocándome así y te


pagaré lo que quieras". Los ojos de
Ronnie se cerraron otra vez

mientras los dedos de Rose


presionaban en todos los lugares
correctos.

"Recordaré eso", la mujer más joven


contestó, su mente viajando en
pensamientos teniendo la fuerte

espalda de Ronnie bajo sus dedos en el


futuro. Hmm, un poco de aceite, un
agradable día de verano... tú

rodada sobre tu estómago y sin los


tirantes de tu bikini... sus dedos
pararon el movimiento y sacudió su

cabeza para despejar los inusuales


pensamientos. Sí, disfrutaba tocando a
Ronnie, ¿pero así? Dio una

risa corta y se concentró en lo que


estaba haciendo.

"¿Qué es tan divertido?" Ronnie


preguntó, abriendo un ojo y bajando la
mirada en su amiga.

"Oh, nada... solo algo en Home


Improvement. Él realmente es una
amenaza alrededor de las

herramientas, ¿no es así?"

"¿Hm?" Oh, ¿es eso lo que estamos


viendo? "Uh, sí". Detectó que allí había
más en eso que Rose no

reveló. Pensó sólo brevemente acerca


de decir algo pero el masaje comenzó
otra vez y Ronnie cerró los

ojos, entregándose al suave tacto. Ellas


permanecieron en esa posición durante
la siguiente hora, ambas
silenciosamente disfrutando de lo que
comenzaba como un masaje y se
tornaba en ligeras caricias. La

feliz y pacífica escena fue rota un


momento más tarde cuando el teléfono
sonó.

"Maldición". Ronnie renuentemente se


incorporó. "Si esa es una de esas gentes
de MCI yo iré a

matarlos". Sus dedos del pie sintieron


frío donde apenas segundos antes ellos
habían sido sostenidos en

las suaves, cálidas manos de Rose. Se


metió en la cocina y tomó el teléfono.
"Residencia Cartwright".
Comenzó a caminar nuevamente dentro
de la sala de estar, teléfono en mano,
cuando paró. "¿Cuándo

pasó eso? Bien, ¿ellos capturaron a


alguien?" Caminó dentro de la vista de
Rose. "¿Es la que esta en

Central? Sí, te encontraré allí en una


media hora. Ok, adiós Susan". Colgó el
teléfono y meneó su

cabeza.

"¿Ronnie?"

"Increíble". Se hundió sobre el sofá y


soltó una larga respiración. "Alguien
allanó la oficina esta noche".
"Oh no. Espero que no haya nadie
lastimado."

148

"Susan no dijo nada acerca de eso. La


policía capturó al individuo, sin
embargo". Ronnie tuvo que

sonreír internamente. La primera cosa


que sale de su boca es la preocupación
por otros. Mi primera

preocupación fue si algo fue robado.


Esto era sin embargo otro ejemplo de
las pequeñas cosas sobre

Rose que encontraba tan tiernas.


"Tengo que encontrar a Susan en la
estación de policía. Ellos

capturaron a uno de los ladrones".


Renuentemente se levantó. "Vamos a
llevarte a tu cuarto antes de

irme". Ayudó a Rose a ponerla


nuevamente en su silla y pronto estaba
la joven mujer instalada en la

cama. "Mejor me voy", dijo cuando


bajó la mirada en los suaves verdes
ojos y sintió la irreprimible

necesidad de abrazarla. Ah, al infierno


con eso. Se inclinó rápidamente y
envolvió sus largos brazos

alrededor de los hombros de Rose. "Te


llamaré si se me hace tarde". Sonrió
cuando sintió su apretón

devuelto.

"Ten cuidado. Está nevando", la joven


mujer dijo una vez que se separaron.

"Lo tendré".

*****

Ronnie llegó a la estación de policía


primero y habló con el sargento de la
noche que la dirigió a uno de

los detectives. Volvió al pasillo varios


minutos después, a punto de estallar de
cólera por la información
que el oficial le había dado.

Susan y Jack descendieron por el


pasillo, sacudiéndose la nieve de sus
chaquetas. "Fui a la oficina. Tú

no creerás esto. Ellos habían levantado


esa cinta amarilla y tu oficina parece
que un Bulldozer llegó a

ésta", la pelirroja dijo mientras colgaba


su chaqueta en el cercano estante.
"Parece que ellos intentaban

meterse en la caja fuerte".

"Él fue". Ronnie contestó


tranquilamente. "Supongo que fue una
buena cosa que cambiara la
combinación la semana pasada, ¿huh?"
A la mirada confundida de su hermana,
asintió y continuó. "Eso

es, Susan. Adelante y adivina quién


allanó las oficinas e intentó robarnos,
de nuestra ¡FAMILIA!" Su

elevación de la voz atrajo la atención


de varios oficiales cerca, forzando a
Ronnie hablar a con los

dientes apretados en un intento de


mantener su cólera en control. "El hijo
pródigo está abajo en la cárcel

ahora. Probablemente están tomándole


las huellas dactilares y presentándole a
sus nuevos compañeros
por los próximos cinco a diez años".
No hizo ningún intento de ocultar la
cólera en su tono.

"¿Tú quieres decir Tommy...?" Susan


meneó su cabeza. "No, eso es
imposible".

"Tienes razón, Susan". Apretando sus


puños con incredulidad, continuó
sarcásticamente. "El estirado

yuppi allí en la cárcel, solo se parece a


Tommy y lleva su cartera".

"Pero... quizá él solo fue de nuevo a


conseguir algo. Tú cambiaste todas las
cerraduras, quizá él activó la
alarma accidentalmente". Miró a su
marido por apoyo, pero vio solamente
la verdad reflejada.

"Cariño, pienso que tu hermana tiene


razón. Estuviste allí, viste la oficina".
Él dio a Ronnie una mirada de

disculpa. "He oído que las drogas


pueden obligar a la gente a hacer toda
clase de cosas, incluso robar a

sus propios parientes".

149

"Bien esa es la verdadera aclaración,


Jack. ¿Solo ahora te diste cuenta que
Tommy tiene un problema
de drogas?"

"Ronnie, solo porque tú estás


disgustada no significa que puedes
sacar esto en Jack. Después de todo,

no es su problema".

"No Susan, no es culpa de Jack que


Tommy este en la cárcel, ese es de
Tommy, y pienso que debemos

dejar su trasero allí hasta que se


enderece".

"¿Qué?" La pelirroja estaba parada


entre su hermana y marido. "¿Tú no
puedes honestamente estar
pensando acerca de dejarlo a él allí...
en la cárcel?"

"¿Por qué diablos no? Él allanó la


oficina, intentando forzar la caja fuerte.
Susan, si lo seguimos

mimando..."

"No lo estoy mimando. Solo digo que


tú no puedes dejarlo en la cárcel de
noche".

"Oh, bien, gracias por la explicación de


la diferencia", Ronnie se burló,
desviando la mirada y frotándose

su cara con exasperación. "Susan..."


Detuvo a su hermana más joven.
"Tommy tiene un problema de

drogas. Lo primero fue robar el dinero


de los proyectos de las propiedades
inmobiliarias después estaba

falsificando préstamos. Ahora está


cometiendo robos para intentar
conseguir dinero para su hábito.

Pienso que es hora para un poco de


amor resistente". Volteó para ver rayas
en el maquillaje de su

hermana de las lágrimas que


comenzaban a caer. "Mira, quizá esta
es la mejor cosa para él. Algunos

días para conseguir esas drogas fuera


de su sistema y estará bien como
nuevo".

Susan meneó su cabeza firmemente.


"No. Son dos días antes de Navidad. No
puedo dejar a mi hermano

más joven, mi ÚNICO hermano, pasar


Navidad en la cárcel, solo no puedo".
Levantó la mirada en su

marido. "¿No puedes hacer algo?"

"Soy abogado de impuestos, cariño. Si


estuviera siendo arrestado por engañar
en sus impuestos,

entonces si podría ayudarle. No soy


realmente versado en derecho penal".
Susan golpeó ligeramente su barbilla
con su dedo, reacia a darse por vencida.
"¡Lo tengo!" Sus ojos

crecieron de par en par. "Nos


negaremos a presentar cargos. No hay
delito, no hay cárcel".

"Eso habría estado bien a excepción de


un pequeño detalle". Ronnie sostuvo su
índice y pulgar

levemente separados. "Parece que


Hércules allí decidió que no quería ir
dispuesto con los policías. Él

mordió a uno de ellos". Meneó sus


dedos juntándolos como si limpiara
apartando la idea de su hermana.
"¿Qué sobre la libertad bajo fianza?
Podemos sacarlo bajo fianza, ¿no?"

"¿Susan, es mejor dejarlo allí adentro,


¿no entiendes? Necesita ayuda, ayuda
que no conseguirá si se le

permite vagar por las calles".

"Ronnie, sé que ustedes dos no se han


llevado bien siempre y sé que está
celoso de ti, ¿pero puedes

ser tan mezquina que podrías dejar a tu


propio hermano pasar Navidad en la
cárcel?"

150
Un hombre calvo entró a zancadas en la
estación, su maletín en una mano y su
celular en la otra. "Vine

tan pronto como recibí la llamada". Ese


era Richard Jenkins, el abogado de la
familia que hacía un poco

más que organizar sus tickets de


estacionamiento a cambio de su
enorme anticipo anual. "He estado en

el teléfono con el ADA por la última


media hora".

"¿Quién te llamó?" Ronnie preguntó.

"¿Por qué?, lo hizo tu madre, por


supuesto. Tommy no podía recordar mi
número".

"¿Quieres decir que Tommy la llamó?"


Se apartó de ellos y maldijo
silenciosamente. ¿Claro que la

llamaría, quién más podría continuar


rescatándolo de lío después de lío?
Había una última esperanza.

"¿Qué sobre morder al policía?"

"Me ocupe de todo". Jenkins sonrió


orgullosamente. "Él solamente rasgó la
camisa del individuo y no

tocó su piel así que nosotros pudimos


negociarla por restitución y servicio a
la comunidad que será
atendido después de Año Nuevo".
Abrió su maletín y guardó el teléfono.
"Si las señoras me disculpan,

tengo que regresar en algunos minutos


con su hermano". Cabeceó en Jack.
"Bueno verte otra vez".

"Igualmente, Richard".

Ronnie estaba harta. Cogió su chaqueta


del estante y bruscamente la sacudió
poniéndosela. "¿Dónde

vas?" Susan preguntó.

"No me apetece permanecer alrededor


para celebrar". Bajó la mirada para ver
que en su prisa había
abotonada mal su chaqueta. "Te estoy
diciendo, Susan, dejarlo salir así es un
gran error". Se dio por

vencida con los botones y


enfadadamente tiró del cinturón
alrededor de su cintura. "Lo que
necesita es

rehabilitación, no salir de la cárcel


liberado de cargos".

"Quizá lo que necesita es saber que su


familia lo ama y lo apoya", Susan
replicó mordazmente. "¿Cómo

piensas que se sintió al descubrir que


su propia hermana lo había sacado del
negocio de la familia?"
"¿Cómo te sentiste cuando oíste el
resultado de la auditoria? ¿Disfrutaste
mirando que tus beneficios

anuales entraron al bolsillo de


Tommy?" Susan abrió su boca para
protestar, después la cerró, dándose

cuenta que su hermana tenía razón.

"Quizá esto se resuelva, Ronnie. Esto


es quizá lo que necesita para volver al
camino".

"No levantes tus esperanzas, Susan.


Tengo la sensación de que esto es solo
el principio".

Demasiado enojada para volver


directamente a casa, Ronnie condujo
por de las calles de Albany

durante una hora. Volvió a casa, a una


oscura casa. Intentando ser tan
silenciosa como fuera posible, se

metió al cuarto y comenzó a


desvestirse en la oscuridad. "Estoy
despierta", Rose dijo cuando encendió
la

lámpara.

"Estaba intentando ser silenciosa".

"Estaba esperándote. ¿Cómo fue eso?"

151
"Nada bien". Se volteó de espaldas y se
quitó su camisa. "Parece que nuestro
ladrón no es ningún otro

que mi hermano bebé".

"¿Tommy?"

"Bonita manera de tratar a su familia,


¿no lo piensas?" Tiró de la camiseta
sobre su cabeza y se dio

vuelta para encontrar que Rose había


puesto la cama en una posición
vertical. Imaginas que necesitó

hablar, ¿eh? Se deslizó bajo las


sábanas y ajustó las almohadas. "No
me preocupé ir allá para ver los
daños de primera mano. Tengo
suficiente con un dolor de cabeza". Se
llevó los dedos a sus sienes.

"Permíteme", suaves dedos


sustituyeron los suyos y comenzaron a
frotar la sensible área. "¿Cómo fue

eso?" Rose susurró.

"Mmm... a poco difícil... hmm, sip,


justo allí..."

No había una onza de relajación en


ningún lugar de la parte superior del
cuerpo de Ronnie, la joven

mujer pronto lo descubrió. Suavemente


codeó a la ejecutiva dentro de una
sentada posición y movió sus

manos hacia los anchos hombros. Cada


músculo estaba agrupado firmemente,
rígidos como si

estuvieran listos para la batalla.


Presionando suavemente al principio,
después con más fuerza, Rose

forzó a los músculos rendirse a sus


manipulaciones. "Eso es, solo relájate",
arrulló. "Cierra tus ojos".

"Ellos están cerrados" vino el relajado


murmullo. Rose sonrió para sí en el
implícito cumplido.

"Piensa acerca de pasado mañana.


Piensa acerca de todas las luces en el
árbol... los regalos..."

"Rose Grayson, ¿estás intentando


hipnotizarme?"

"Claro que no, boba". Movió los


pulgares a la base del cráneo de Ronnie
y comenzó a masajear el área

delicadamente. "Solo quiero que te


relajes y que pienses de cuánta
diversión traerá la Navidad".

"Mmm".

"Eso es..." El tacto llegó a ser más


ligero cuando Ronnie se relajó. "¿Hace
esto sentirte mejor?"
"Mucho", suspiró.

"Bueno". Una sonrisa autosatisfecha


vino a los labios de la joven mujer.
"Qué te parece que nosotras

consigamos dormir un poco y dejemos


todas la cosas malas para mañana,
¿Ok?" Codeó la espalda de

Ronnie sobre su propia almohada.


"Buenas noches".

"Buenas noches, Rose". Hubo silencio


por un momento antes de que Ronnie
agregara. "Gracias". La

carga salió de sus hombros por lo


menos una noche, rápidamente cayó
dentro de un pacífico sueño.

*****

152

Ronnie tomó un trago de café y miró la


vista perfecta de la mañana de
Navidad. Una ligera pulverización

de nieve había caído por la noche,


cubriendo su patio trasero y los árboles
que rodeaban este con un

ligero manto de blanco. El sol estaba


justo saliendo, toda la escena le
recordaba un grabado de Currier e

Ives. Apretando el cinto de su albornoz,


abrió la puerta corrediza y caminó
hacia fuera sobre la cubierta,

la delgada capa de nieve crujiendo


debajo de sus pantuflas azules. Colocó
su taza sobre la mesa, el

calor causó un pequeño círculo de


nieve derretida y reveló el metal debajo
pintado de verde. Ronnie

inhaló profundamente y sonrió. Estaba


bastante frío para mantener la nieve de
derretir pero la falta del

viento evitaba que fuera tan áspero.

Ella parada allí y bebiendo su café,


disfrutando de una familia de conejos
correteando a través del

campo. Sus grises pelajes eran un vivo


contraste a la crujiente nieve blanca.
Perfecto. Voy a hacer de

esta la mejor Navidad que tu hayas


jamás tenido, Rose. Por lo menos voy a
intentar hacer todo lo

posible. Pensó en los regalos debajo del


árbol. Tanto como odiaba los centros
comerciales y compras en

general, Ronnie tomó gran placer en


personalmente elegir cada uno de los
regalos para Rose.

Finalmente el frío se coló a través de


su bata y se refugió en el interior.

El reloj de la cocina le mostró que eran


justo pasadas las siete. Maldición,
demasiado temprano. Dejando

la vacía taza en el fregadero, se dirigió


a la sala de estar. Centenares de
minúsculas luces parpadeaban

y destellaban sobre el árbol, sus


multiplicidades de colores reflejando el
brillo del papel que cubría los

regalos apilados en el suelo. Ronnie


sonrió. Todo era perfecto. Ahora era
solo cuestión de esperar para

que Rose despertara. Miró el reloj del


abuelo, esperando que no tuviera que
hacerlo mucho tiempo. No

había estado tan emocionada con la


Navidad en años. "Vamos, Rose",
murmuró para sí, notando que el

tiempo parecía estar pasando mucho


más lento que habitualmente. Reordenó
los regalos y tomó otra

taza de café. El reloj ahora decía siete


treinta. Tabitha se frotó contra sus
piernas. "¿Qué quieres?"

"¿Mrrow?"

"El desayuno para ti es dentro de media


hora".
"¿Mrrow?" Tabitha se acercó al
armario donde la comida para gatos era
almacenada y maulló otra vez.

Cuando el maullido no funcionó, el


juguetón gatito rodó sobre su espinazo
y giró su cabeza a un ridículo

ángulo. Ronnie se rió suavemente y


meneó su cabeza.

"Bien, puesto que es Navidad". Se


arrodilló y abrió el armario. "Ok.
Ahora, vamos ver lo que tenemos

aquí". Sacó una lata con etiqueta verde


y la sostuvo delante del ahora
ronroneador felino. "¿Quieres
pavo para Navidad?"

"Mrrow". Tabitha golpeó en la lata con


su pata.

"Bien, pavo será entonces".

La alimentación de Tabitha no agotó


tanto tiempo como Ronnie hubiera
querido. Cuando el reloj de

abuelo sonó las ocho, la expectativa


estaba matándola. "Pienso que es
bastante tarde, ¿no lo crees,

Tabitha?" Se agachó y levantó al gato


en sus brazos. "Vamos a despertar a
mami para que pueda ver
todos los bonitos regalos, ¿hmm?"

153

Ronnie colocó a Tabitha abajo al pie de


la cama y avanzó lentamente al lado de
la durmiente mujer.

"¿Rose? Rose, hora de despertar". Un


suave codazo en el hombro. "¿Rose? Es
la mañana de Navidad.

¿No deseas levantarte y abrir regalos?"

"Hrmmphf".

"Vamos, es hora de levantarse. No


quieres desperdiciar toda la mañana en
la cama, ¿es así?"
Somnolientos verdes ojos lentamente
se revelaron. "¿Qué hora es?"

"Las ocho". Los ojos rápidamente se


cerraron y la joven mujer soltó un
gemido. Ella tiró de la sábana

sobre su cara únicamente para que una


mano más fuerte jalara ésta echándola
atrás.

"Pero es Navidad. Tú no puedes dormir


en Navidad". Ronnie saltó fuera de la
cama y empujó encima el

cómodo portátil. "Vamos, arriba y en


esto".

Rose dio un gemido más pero


lentamente abrió sus ojos, decidiendo
que Ronnie estaba demasiado

alegre ésta mañana... hasta que se dio


cuenta que mañana era esta. "¡Oh Dios,
es Navidad!"

"Feliz Navidad", Ronnie se rió


suavemente, apartando la sábana del
camino y poniéndose sobre su

costado, usando su codo para apoyar su


cabeza arriba. "Es una hermosa mañana
y sería un crimen

dejarte dormir durante esta".

"¿Cuánto tiempo tienes de estar


levantada?"
"Alrededor de una hora y media".

"Estoy sorprendida que esperaras este


tiempo". Ronnie estaba a punto de
defenderse cuando vio el brillo

en los ojos de Rose. Saltó


juguetonamente sobre la mujer más
pequeña, las dos enganchándose en una

breve lucha de cosquillas. "Tú eres


despiadada", Rose dijo cuando
finalmente se separaron.

"¿Bien, supongo que tú estás despierta


ahora, ¿no es así? Solo te dejaré
ocuparte de tus asuntos".

"Uh, Ok. Solo serán un par de


minutos".

"Seguro, solo dame un grito cuando


estés lista. Llevaré tu café a la sala de
estar. Puedes beberlo y abrir

los regalos al mismo tiempo, ¿no es


así?"

Rose escuchó cuidadosamente hasta


que estaba segura que Ronnie no se
regresaría, entonces

recuperó el pequeño regalo oculto en el


cajón de la mesita de noche. Un
inesperado temor pasó a través

de ella. Repentinamente, el juego de la


pluma y el lápiz que pidió a Karen que
comprara para ella no

parecía tanto un gran regalo después de


todo. Si Ronnie deseara uno, habría
tenido este ya. Quizá no le

gustaban los lápices mecánicos porque


no podría morderlos. "Estúpida,
estúpida, estúpida", murmuró

para sí antes de dejar el regalo


poniéndolo en el cajón de la mesita y
empujarse sobre el cómodo.

Quince minutos más tarde, estaba


vestida usando una camisa color beige
que Ronnie había insistido en

darle. Rose no creyó por un minuto que


esta era demasiado pequeña para su
benefactora, pues colgaba

154

mucho más de ocho a diez pulgadas


pasando su propias caderas y los puños
tuvieron que ser dobladas

varias veces antes de que pudiera ver


las puntas de sus dedos. De todas
formas, ésta le fue dada por

Ronnie, y como la camisa de dormir de


Dartmouth, era algo que presionaba a
María que difícilmente

conseguía mucho tiempo para lavarla.


Un último recorrido del cepillo a través
de su cabello y Rose estaba lista. Puso
el regalo en su regazo

entonces lo cubrió con el edredón antes


de gritar. Algunos segundos después
Ronnie apareció. "¿Lista?"

"Supongo que sí". Forzó una sonrisa en


su cara. Oh Dios, por favor deja que le
guste mi regalo,

silenciosamente rezó mientras Ronnie


le ayudaba a meterse a la silla de
ruedas y la guiaba fuera del

cuarto.

*****
Un gran montón de regalos derramados
debajo del árbol cautivaron la atención
de Rose cuando Ronnie

le ayudó a entrar al desnivel de la sala


de estar. Incluso cuando permaneció
con una familia de cinco una

Navidad, la joven huérfana nunca había


visto tantos regalos metidos debajo del
árbol. Reconoció el

estilo, grande fluído de la letra de


Ronnie en todas las etiquetas de los
regalos. "¿Tú familia vendrá hoy?"

"No. Tengo que ir a ver a la familia de


Susan más tarde, pero ninguno
supuestamente estará
visitándome. ¿Por qué?"

¿Por qué poner todos sus regalos


debajo del árbol si ellos no vendrán?
Su expresión llegó a ser incluso

más desconcertada. "Bien, ¿no son esos


sus regalos?" Ronnie dio una corta risa
y apretó su brazo.

"No. Ellos son tuyos".

Los ojos de Rose se ensancharon como


platos y por algunos segundos se olvidó
cómo respirar. "¿Míos?

¿"T-tú quieres decir...?" Dándose por


vencida en un discurso, simplemente
señaló a los regalos.
"Yup, ellos son todos para ti". La frente
de Ronnie se arrugó. "¿Pasa algo?"

"N-no... yo..." Levantó la mirada en la


persona más importante en su vida
cuando un par de lágrimas

resbalaron por su cara. Rose tuvo que


luchar para evitar que su labio
temblara. "Yo nunca... todos esos...

para mi..." Extendió sus brazos y fue


encontrada a medio camino, envuelta
en fuertes, confortantes

brazos. "Oh Ronnie".

"Shh, te tengo". Ronnie dejó un brazo


alrededor de la espalda de Rose y
utilizó el otro para acariciar su

cabello. "Lo siento. No estaba


pensando acerca de cuantos allí había.
Solo estaba viendo cosas que

pensé que te gustarían y las compré".

"P-pero solamente te tengo uno..."

"Shh". Puso sus dedos en los labios de


Rose. "Es el pensamiento lo que
cuenta, no algo más".

Enjugando una lágrima con su pulgar,


Ronnie habló otra vez. "Un regalo de ti
vale mil de alguien más,

¿entiendes?"
155

La rubia cabeza se movió con un débil


movimiento. "¿Puedo darte mi regalo
primero?"

"Sabes qué..." Ronnie secó las otras


rayas de las mejillas de Rose.
"Preferiría esperar hasta después de

que abras tus regalos. ¿Eso está bien?"

"¿Estás segura?"

"Sip". Se levantó y alcanzó las manijas


de la silla de ruedas.

"¿Dónde vamos?" Rose preguntó con


algo de sorpresa cuándo se sintió
moverse.

"Es Navidad. Estarás mucho más


cómoda en el sofá y estoy cansada de
arrodillarme. Vamos, nos

recostaremos y beberemos nuestros


cafés, entonces abriremos regalos."

*****

Rose estaba justo colocándose en el


sofá cuando oyeron un estruendo de
detrás del árbol. "¿Qué el...?"

Ronnie exclamó. Obtuvo su respuesta


un segundo después cuando Tabitha
salió a toda velocidad de
debajo del árbol y corrió a la cocina.
Antes de que ninguna de las dos
pudiera hablar, la anaranjada y

blanca imagen volvió y saltó


nuevamente dentro de la montaña de
regalos.

"¿Qué pasa con ella?" Rose preguntó,


preocupada. "Nunca la había visto
moverse tan rápido antes".

"Pienso..." Ronnie cruzó el cuarto, se


arrodilló, y comenzó a apartar los
regalos. "Yup... Tabitha, eres una

pequeña chica codiciosa". Se hizo hacia


atrás y dejó a la mujer más joven ver.
El gato estaba acostado
sobre su lomo, golpeando en una bola
de adorno colgado por encima de ella.
"Tú pequeño bebé allí, se

metió en su regalo de Navidad". Metió


la mano para recuperar el paquete
únicamente para que su

muñeca quedara capturada entre las


patas delanteras de Tabitha. "Ni
siquiera pienses en arañarme", le

advirtió mientras lentamente intentaba


sacar su mano. Suaves patas revelaron
sus armas, las garras

presionando contra su piel hasta que


paró el movimiento. Tabitha posó la
mirada en ella por un segundo,
entonces comenzó a ronronear y lamer
la muñeca de Ronnie. "Srta. Grayson,
creo que su gato está

loco". Sacó la bolsa de Catnip. Estaba


todavía envuelto en festivo papel
verde, excepto por el prominente

pedazo desaparecido en donde había


sido masticado.

"¿Tú pusiste el Catnip debajo del


árbol?"

"Sip pero este estaba en una bolsa de


plástico y fue envuelto en papel".

Rose sonrió maliciosamente y meneó


su cabeza. "Ronnie, puede oler el
Catnip a millas de distancia.

Tabitha. ¿Tabitha? Ven aquí, cariño".

La gata se movió tres pasos antes de


caer sobre un bulto en la alfombra y
limpiarse.

"No creo que ella esté yendo a ninguna


parte, Rose". Suficiente de esto. Yo
quiero que tú abras tus

regalos. Extendió el brazo y tomó una


camisa envuelta en una caja en papel
plateado. "Ya que estoy

aquí de todos modos, vamos a


comenzar con tu primer regalo".
Volvió al sofá y se lo dio, intentando
difícilmente controlar su entusiasmo y
excitación.

156

Pequeños dedos pasaron sobre el lujoso


papel y el lazo rojo. "Es casi demasiado
bonito para abrirse".

"Es sólo un envoltorio de papel.


Ábrelo", urgió. Vamos, ábrelo y mira lo
que te compré. Una sonrisa

semejante a la de un niño creció en la


cara de Ronnie.

Rose echó un vistazo. "No hay lugar


para tirar el papel".
"Tíralo en el suelo. Lo recogeré más
tarde. ¡Ábrelo!" Ronnie se arrimó hasta
que estuvo en el cojín al

lado de la mujer más joven.

"No puedo tirarlo en el piso". Sus


yemas del dedo trazaron la letra en la
etiqueta del regalo.

"Pero..." Ronnie echó un vistazo,


frunciendo el ceño cuando no encontró
algo conveniente a la vista. "Ya

vuelvo". Saltó del sofá y entró a la


cocina. Rose escuchó el sonido de los
armarios que se abrían y

cerraban, seguido por los cajones.


Hubo un murmullo de maldiciones
seguidas. "Aquí está". Algunos

segundos después Ronnie volvió,


abriendo la bolsa para la basura. Se la
dio a Rose y volvió al cojín

contiguo, metiendo sus descalzos pies


por debajo de sus muslos. "Ok. Ahora
ábrelo".

La joven mujer miró del regalo a


Ronnie. "Gracias".

"Tú ni siquiera sabes qué es todavía".


Date prisa y ábrelo. Rose deslizó su
uña debajo de la etiqueta y

cuidadosamente la separó del paquete,


dejándola en la mesa lateral. Otro paso
y una ala de la esquina

se abrió. "Solo rásgalo", Ronnie gruñó


juguetonamente. "O estaremos aquí
hasta la siguiente Navidad".

Rose miró el hermoso paquete, la


excesivamente emocionada cara de su
amiga, entonces al regalo otra

vez. Los pequeños dedos se enroscaron


debajo del ala abierta y con un rápido
tirón rasgó una tira

grande del papel. Algunas tirones más


y la caja fue abierta para revelar una
camisa color óxido. La alzó
hasta los hombros y se quedó
mirándola. "¡Oh! Es muy bonita".

"¿Te gustó?"

"Oh sí, absolutamente". Rose miró la


longitud de las mangas, notando que
ellas estaban a una perfecta

altura de sus brazos más cortos. "No


tendré que doblar los puños".

"Por supuesto que no. Me aseguré de


conseguir la talla correcta". Ronnie
sonrió orgullosamente. "¿Te

gusta el color?"

"Muchísimo".
"Ésta hace juego con tus cejas. Apuesto
que te verás muy bien en esta". Rose
volteó la camisa de un

lado y de otro, asintiendo en acuerdo.


Esta era, absolutamente sin lugar a
dudas, maravillosa y no podía

esperar para usarla. Ella la dobló y se


la dio a Ronnie, quién la puso en el
cojín vacío en el extremo del

sofá. La basura fue apartada del camino


y otro regalo recuperado de debajo del
árbol…

*****

157
Rose empujó el último pedazo de papel
de envolver dentro de la ya atestada
bolsa de la basura y limpió

otra lágrima de felicidad de su mejilla.


"¿Realmente eres asombrosa, sabías
eso?"

"Me alegra que tú lo creas así", Ronnie


respondió con una cálida sonrisa. Este
había sido un día lleno de

lágrimas y sonrisas de Rose y la


ejecutiva no habrían podido ser más
feliz. "Ésas son las únicas cosas

que no estoy segura". Gesticuló con su


mano en el par de tenis azules y
blancos en el regazo de Rose.
"Puedo devolverlos si son demasiado
grandes".

"No, son perfectos".

"Estupendo". Ronnie estiró la mano y


los tomó, entonces echó un vistazo por
un vacío lugar para

ponerlos. El cojín estaba repleto con


ropas y la mesa del café estaba en
desorden con programas de

software y varios otros artículos. Iba a


dejarlos en la alfombra pero Tabitha
vino corriendo. "Oh no tú no".

Al final los tenis fueron puestos


encima del montón de suéteres.
Rose dio una corta aspiración y
parpadeó varias veces antes de mover
su mano debajo del afgano.

"Supongo que es tiempo para tu regalo


ahora. Me tem..."

"No, espera". Ronnie saltó fuera del


sofá. "Hay uno más. No te vayas, ya
vuelvo".

Tocando el delgado lazo en el regalo en


su regazo, Rose dejó su mirada posarse
en la pila de ropa. Una

lágrima rodó sobre su cara, provocando


que un ceño fruncido cruzara la cara de
la mujer de ojos azules
en su regreso. "Sabes, no era mi
intención hacerte llorar". Reasumió su
posición en el sofá únicamente a

pulgadas de Rose.

Eso le ganó una risita baja. "Estoy solo


un poco abrumada, supongo", Rose
contestó, descuidadamente

limpiando las saladas gotas de sus


mejillas. "Nunca he obtenido tantas
cosas incluso en Navidad".

Miraba alrededor, todavia asombrada


de la multitud de regalos amontonados
alrededor. "Solo no

puedo..." Rose bajo la mirada en su


regazo y meneó su cabeza.
"Escúchame, he sobrevivido sanamente

con mi vida recta fuera de Oliver


Twist". Tomó el ofrecido pañuelo de
lino.

"Claro que si", Ronnie dijo


suavemente. "Vamos, déjame darte tu
último regalo y entonces puedes darme

el mío". Dejó la caja de la joyería en


las manos de Rose.

"Oh... oh mi". La mano de la joven


mujer comenzó a temblar solo para ser
afianzada por una mucho más

grande envolviéndose alrededor de la


suya.

"Ábrela", vino el susurro cerca de su


oído. "Está bien, ésta no te morderá".
Después de algunos

segundos, largos dedos abrieron la caja


para revelar su contenido.

Rose miraba fijamente en asombro el


colgante unido a una delgada cadena.
Justo en pulgada y media

de largo, el oro blanco había sido


cuidadosamente moldeado en una
exquisita representación de una

rosa. Pequeñas esmeraldas y chispas de


rubíes componían los pétalos y dejando
a un solitario diamante

apoyado en la base del tallo. Su labio


inferior tembló cuando tocó el colgante
reverentemente con la

yema del dedo. "Oh Ronnie... es


hermoso", susurró.

158

"Una rosa para una rosa", Ronnie dijo,


repitiendo el eslogan que la había
atraído a la joyería en principio.

Sacó el collar de la caja y abrió el


broche. Rose muy quieta todavía
cuando el frío metal tocó su piel y
Ronnie abrochó la cadena. "Se ve
perfecto en tí".

"Esto es demasiado, Ronnie. No


puedo..." Fue parada por un par de
dedos presionando contra sus

labios.

"Rose..." Limpió otra lágrima con su


pulgar. "Supongo que Santa debió
haberte traído algunos pañuelos

también, ¿hmm?" Quitó otra lágrima


de la cara de Rose. "Escúchame. Quiero
que tengas esto".

"Pero..." Rose miró alrededor. "Toda


esa ropa, los programas, los zapatos y
los tenis y..." Los dedos de

Ronnie la silenciaron otra vez.

"Tú mereces ropa bonita. Tú mereces


cosas que te queden y se vean bien en
ti". Tomó la barbilla de la

joven mujer en su mano y la forzó a


enfrentar su mirada. "Y tú mereces usar
algo bonito. Ahora... Dame

un abrazo, diciéndome cuánto te gusta


esto, y dame mi regalo". Dijo la última
parte con una juguetona

sonrisa, forzando a Rose a sonreír junto


con ella.
"Esto más que bonito, es maravilloso.
Yo amo esto". La joven mujer envolvió
los brazos alrededor del

cuello de Ronnie y tiró de ella para un


abrazo. "Esto es tan maravilloso",
susurró. "Amo esto muchísimo,

gracias".

"Me alegra".

"Tú realmente eres mi ángel de la


guarda, ¿no?" Rose se hizo hacia atrás
y miró a su amiga, verdes ojos

brillaban por la humedad. "Eres la


mejor amiga que alguien podría
siempre tener". Metió la mano bajo el
afgano y sacó el regalo. "Solo desearía
tener algo más para demostrarte justo
cuánto significas para mí.

Feliz Navidad, Ronnie". Nerviosamente


entregó el regalo, un millón de
pensamientos volaban

atravesando su mente. Su ansiedad


creció cuando Ronnie lentamente quitó
la etiqueta del regalo y la

metió en su bolsillo. "Bien, ábrela".

La mujer más mayor reía en la


impaciencia de Rose y tiró de la
delgada cinta roja. "Tú eres tan mala

como yo... oh". Abrió la larga


aterciopelada caja. "Rose, son
hermosas".

"¿Te gustan?"

"Sí, muchísimo". Ronnie sacó la pluma


y la levantó a la luz, la sonrisa nunca
abandonando su cara. "Es

un muy bonito diseño. Todos esos


azules y verdes arremolinando
alrededor. Me gusta esa banda de oro

allí también".

"¿A ti de verdad de te gustó? No estás


solo diciéndolo para hacerme sentir
bien, ¿no?"
"No cariño, no lo estoy diciendo solo
por eso. Realmente me gustan". Se
inclinó y le dio a Rose un

abrazo. "Realmente es un considerado


regalo", dijo, apartándose.

"Dijiste que nunca puedes encontrar


una pluma por aquí".

159

"Nunca puedo", Ronnie convino.


"Garantizo que no perderé ésta".

"No sabía si te gustaban los bolígrafos.


Probablemente no ya que no puedes
morderlos, ¿huh?"
"Rose, los bolígrafos están muy bien.
Realmente, lo están. Únicamente
utilizó los de madera porque eso

es lo que tenemos en la oficina como


suministro de trabajo. Nunca tuve
alguna razón para comprar un

lápiz como éste". Giró el metal en la


punta, observando el plomo crecer
desde el extremo. "Te prometeré

esto, no masticaré la punta de éste".

"Sería mejor que no", Rose bromeó


juguetonamente, sus temores
desaparecieron por la sonrisa en la
cara de Ronnie. Su tono se volvió serio.
"Estoy realmente feliz de que te gusten.
Nunca he comprado a

nadie algo así antes".

"Sabes habría sido feliz no importa lo


que tu me dieras, incluso si fuera solo
una tarjeta". Bajó la mirada

en el juego y sonrió. "Éstos realmente


son hermosos". Se inclinó para otro
abrazo, mucho para la alegría

de Rose.

"Esta es mejor Navidad que he tenido


jamás", susurró en el oído de Ronnie.
"Muchas gracias".
La mujer de cabello oscuro sonrió y la
abrazó incluso más fuertemente. "De
nada. Gracias por hacer mi

Navidad tan especial". Renuentemente


terminó el abrazo, su mano todavía
agarrando la caja de la

pluma. Observó el reloj. "Uh, no me di


cuenta que era tan tarde. ¿Tomó tanto
tiempo solo abrir regalos?"

"Allí había muchos regalos para


abrirse", Rose contestó con una sonrisa.
"No tengo idea de qué hacer

con todos esos programas de


computadora". Gesticuló en el apilado
sobre la mesa.
"Tú vas a aprender de ellos". Ronnie
dejó la caja de las plumas abajo y tomó
una de las cajas de

software. "Éste te enseñará cómo


mecanografiar. Es otro paso y te
muestra cómo formatear cartas

comerciales y memorando". Puso la


caja en el regazo de Rose y tomó otra.
"Este te enseñará lo esencial

de contabilidad y cálculo. Hay


programas para hacer todos los
cálculos reales pero si vas a estar en el

mundo de los negocios realmente debes


saber lo básico". Puso los programas de
nuevo sobre la mesa.
"Los instalaré para ti mañana y te
mostraré cómo sacarlos para que
puedas trabajar en ellos. Una vez

que estés cómoda, te mostraré como


registrarte en la red corporativa y
puedas acceder al Internet".

"Eso parece como divertido. He estado


en el Internet antes. Lo tenían en la
biblioteca. Encontré una vez

un sitio genial en el que había toda


clase de información sobre cómo
cuidar gatos".

"Cualquier cosa de la que estés


interesada está allí en el Internet.
Cuando al principio me acostumbré a
estar en una computadora, pasé horas
navegando en Internet mirando
diversas cosas. Mi archivo de

favoritos debe tener una milla de


largo".

"¿Archivo marcatextos?" Rose meneó


su cabeza. "No sé si pueda conseguir
todas esas cosas de

computadora".

Ronnie rió. "Oh, Rose. Confía en mí.


Unas pocas semanas y tú y la
computadora serán las mejores

amigas. Tendré que arrastrarte lejos de


ésta".
160

"No sé sobre eso".

"Si. Es muy adictivo".

"¿Ronnie? Entiendo como los que


mecanografían y los otros programas
se suponen me ayudaran, ¿pero

qué es lo que se supone que Rescuer of


Maiden me enseñará?" Señaló en la
caja de color brillante con

caballeros luchando en la cubierta.

"Uh... bien..." La cara de la ejecutiva se


ruborizó levemente y dio una
avergonzada sonrisa. "Ese te
enseñará como ser el gran caballero
que rescata a la rubia virginal del
malvado rey Dungeon. Pensé que

te gustaría un juego para relajarte y


descansar".

"Un caballero rescatando a una


virginal, ¿hmm?" Rose echó un vistazo
en la cubierta otra vez,

observando que la virginal era de


cabello rubio, como ella lo era.
Inspeccionó en su propio caballero

personal en brillante armadura. "Estoy


segura que lo disfrutaré". Ronnie
sonrió y se levantó.
"Ahora mismo pienso que tenemos
mejor que ir a la cocina y empezar a
hacer la comida o no vamos a

estar comiendo hasta tarde esta noche".


Rose observó como la silla de ruedas
era traída.

"Oh, Ok". Se permitió ser levantada en


la silla pero antes de que Ronnie
pudiera tirar hacia atrás envolvió

sus brazos alrededor del cuello de la


ejecutiva y se apretó, enterrando su
cara en la oscura cabellera.

"Gracias. Eres la mejor amiga que he


tenido jamás y hoy es uno de los días
más felices de mi vida".
Ronnie devolvió el abrazo, sonriendo
dentro del dorado cabello. "De nada. Y
gracias por hacerlo tan

especial para mí".

*****

Cuando llegaron al umbral de puerta de


la cocina, Rose levantó la mirada.
"Hey, mira en eso".

"¿Qué?"

"El muérdago. Dejaste esté allí arriba


todo este tiempo y no lo noté".

"Hmm, supongo que lo hice". El


corazón de Ronnie comenzó a latir más
rápidamente. Estaban

directamente debajo del adorno verde.


"Umm, podría estar bien si..."

"Bien, ambas estamos bajo el


muérdago y es Navidad". Rose tragó,
nerviosamente acercándose

lentamente aunque no estaba segura


por qué. Después de todo, es solo
Ronnie. "Sí". Levantó su cara

para encontrar la oscura cabeza que


venía bajando. Sus labios se tocaron
una vez... dos veces antes de

que Ronnie se hiciera atrás.


"Yo um... supongo que mejor nosotras
empecemos la comida". Las guió
dentro de la cocina, sabiendo

completamente bien por qué su corazón


latía como el golpeteo de un tambor.
Los labios de Rose eran

suaves, tan suaves que casi se había


perdido en ellos, parando justo antes
que su lengua pudiera salir.

Sabiendo que no podía permitirse otro


beso así, Ronnie hizo una nota mental
dejó a la joven mujer

empujarse por sí misma en la cocina.

161
"Sí", Rose coincidió, girando su cabeza
hacia adelante y esperando que el rubor
que sentía en sus

mejillas no fuera evidente para Ronnie.


Fue suave y dulce y se sentía culpable
sobre la manera como le

hizo sentir. Nadie la había besado


desde hacia mucho tiempo y
ciertamente no con tanta suavidad y

ternura. Sentía el interior caliente,


como si hubiera tragado una fuerte
bebida. Vagamente se dio cuenta

que Ronnie estaba hablándole. "Lo


siento, ¿qué?"
"Pregunté si quieres hacer algunas
galletas de azúcar".

"Oh. ¿Te gustan las galletas de


azúcar?"

"Bien, ellas estarán bien y son la


galletas tradicional del día de fiesta".
Ronnie abrió el refrigerador y

sonrió. "Claro que tenemos un paquete


de galletas con chispas de chocolate
aquí también". Su tono dejó

en claro que era la clase que prefería.

"Suena bien para mí." Rodó hacia el


gabinete más bajo y recuperó una
lámina para galletas, cuidadosa
de no dejar la silla de ruedas rayar
contra la ebanistería de Ronnie. La
barra era demasiado alta para

que fácilmente ayudara con las


preparaciones pero Rose hacía lo que
podía. Ronnie encendió la radio

en la esquina y pronto la música festiva


llenó el aire, haciendo el perfecto
escenario para preparar la

comida. Ninguna sabía lo que la otra


estaba pensando acerca del muérdago y
el beso.

Rose estaba confusa. Sus sentimientos


iban más allá del afecto amistoso, pero
cuánto más allá, no
estaba segura. Cuando observó a
Ronnie cortar la pasta de las galletas,
fue golpeada otra vez por lo

hermosa que su amiga era.


Ciertamente, nadie había significado
tanto para ella y Rose no podía

imaginar su vida sin Ronnie en ésta. El


beso fue cálido y cariñoso y algo que
deseaba experimentar otra

vez.

Ronnie tenía su propio dilema interno.


Su mente y cuerpo gritaban, quería
sentir de nuevo su suavidad

una vez más, para demostrarle a Rose


justo cuánto significaba para ella, el
coger a su hermosa

compañera de dorados cabellos en sus


brazos y nunca dejarla ir. Era tortura,
simple y sencillamente, y el

frío aire cuando salió para ir a la casa


de su hermana no hizo nada para bajar
la temperatura de su

afiebrada alma.

*****

Rose acababa de doblar el último par


de bragas y las puso en el cajón inferior
del tocador cuando
Ronnie volvió. Entró en el cuarto y se
dejó caer en la cama, sus largos brazos
cruzados detrás de su

cabeza. "¿No fue bien?" Rose preguntó,


observando la sombría expresión.

"Oh, a los niños les encantaron los


regalos. Igual a Susan".

"¿Qué sucedió?" Rodó al lado de la


cama y puso su mano en el antebrazo
de Ronnie. "¿Tommy

apareció o algo así?"

"No, supongo que él está arriba en las


montañas con sus amigos. Todo está
bien, es solo que..." Ronnie
apartó su mirada de Rose y echó un
vistazo en el techo. "Algunas veces
deseo no ser la mayor. Es

demasiada responsabilidad".

162

"¿Qué sucedió?"

Ronnie dio un suspiro y miró de nuevo


a su compañera. "Mamá llamó de algún
puerto donde su crucero

se detuvo. Ella no está feliz con la


forma en que manejé toda la cosa de
Tommy desfalcando a la

Compañía".
"¿Cómo ella sabe sobre eso? Pensé que
no ibas a decirle".

"No hay secretos en esta familia,


Rose", dijo con tristeza. "La cosa es
que ella no está cuestionando si él

lo hizo o no, sino cómo yo llevé esto.


Dijo que tendría que haber mantenido
una tapa en esto hasta que

estuviera completamente segura, y


entonces debí haber hablado con él
antes de quitarlo de su oficina".

La mano de Rose comenzó a moverse


arriba y abajo del brazo de Ronnie en
un movimiento consolador.
"¿Susan por lo menos te apoyó?"

"Ella no dijo una palabra. Ni un pío.


¿Sabes?, a veces me pregunto por qué
no solo les digo que se

retuerzan a todos ellos y renuncio.


Podría trasladarme a Chicago o a
Boston y comenzar mi propia

compañía".

"¿Entonces por qué no lo haces?" Hubo


un silencio largo antes de que Ronnie
contestara.

Cuando lo hizo, fue con silenciosa


resignación. "Porque me necesitan".
Moviendo su cabeza, dio un
resignado suspiro y alcanzó el control.
"Vamos, todos esos programas de
Navidad pronto comenzarán.

HBO está reponiendo Rich Little


versión de A Christmas Carol".

"Nunca la he visto".

"Oh, es bastante divertido. Él hace


todos los personajes imitando a
famosas celebridades. Lo vi cuando

era una niña. Vamos". Ronnie encontró


el canal correcto y dejó el control
remoto a un lado antes de

levantarse y ayudar a Rose a meterse


en la cama. La medianoche las
encontró como lo hacía siempre,

la más grande enroscada contra el lado


de la más pequeña, ambas durmiendo
satisfechamente.

*****

Rose miraba fijamente la pantalla,


concentración que causaba que su
frente se surcara. Presionó el

botón del ratón y movió el siete rojo


debajo del ocho negro. Estaba tomando
un corto descanso del

programa de mecanografía, había


trabajado en él desde hacia casi tres
horas. Estaba satisfecha con su
progreso después de sólo tres semanas
de práctica. Su velocidad estaba
mejorando rápidamente

mientras que el número de errores


disminuía. Un tablero bajo apoyado en
de los brazos de la silla de

ruedas que servía como un improvisado


escritorio, los moldes completos de las
piernas hacían imposible

para que Rose las pusiera debajo del


escritorio alejándola bastante para
utilizar el teclado.

María entró al cuarto con un sándwich


y una taza de café. "Necesitas tomar un
descanso". Esperó a que
Rose pusiera el ratón y el teclado de
regreso en el escritorio, después le dio
el sándwich, dejando la taza

en la mesita de noche al alcance de la


mano. "Juro que estás tan mal como
ella está a veces. La he

dejado algunas tardes con ella en esa


cosa y regreso en la mañana para
encontrarla aún sentada

163

delante de eso". La mujer de mediana


edad movió su cabeza. "Cuando ella
estaba en la escuela era de

la misma manera".
"¿Cómo era ella, cuando era más
joven?" Rose agarró las ruedas y giró
su silla, silenciosamente

pidiendo a María que se sentara y la


acompañara. El ama de llaves se relajó
en la suave piel del sillón de

Ronnie y unió sus dedos


entrelazándolos.

"¿Así qué quieres saber cómo era ella?"


Una amistosa sonrisa atravesó su cara.
"Ronnie era

independiente, siempre lo ha sido.


Siempre ha sabido lo que quiere hacer
y donde ir".
"No, eso no es lo que quise decir". Rose
meneó su cabeza, intentando pensar en
cómo expresar su

petición. "Cuénteme acerca de ella algo


que hizo, algo que le sucedió, algo
sobre ella".

"No estoy segura que yo deba. Tú sabes


es la regla fundamental de las amas de
llaves guardar lo que

ellos ven y oyen en privado".

"Bien no tiene que decirme sus


profundos oscuros secretos, Maria",
Rose refunfuño. "Ronnie misma me

contó que era una alborotadora. Estoy


segura que usted debe tener una
historia o dos que recuerde.

Estoy segura que ella no era el ejemplo


de una niña perfecta".

"¿Perfecta? ¡ja!" La mujer mayor se


rió, las esquinas de sus ojos se
arrugaron de una manera maternal.

"Verónica era muchas cosas cuando


estaba creciendo pero perfecta no era
una de ellas. Esta niña me

tenía corriendo alrededor más que su


hermano y hermana juntos".

"Oh, ¿de verdad? Cuénteme”. Los ojos


de Rose se ensancharon con
expectación mientras mordía a su

sándwich.

"Espera, déjame traer algo de beber".


María salió y volvió un minuto después
con un vaso de refresco y

un posavasos. Se colocó nuevamente en


el sillón y tomó un trago antes de
continuar. "Recuerdo una vez

cuando ella tenía trece y sus padres


estaban fuera de la ciudad. Algunas
amigas querían que fuera al

centro comercial con ellas. Ahora,


normalmente eso habría estado bien,
pero ella se había escabullido
de la escuela pocos días antes y su
padre la castigó mientras ellos estaban
fuera".

"¿Qué hizo ella?"

"Lo que cualquier niño su edad haría,


ella se escapó. Entró a su habitación y
salió trepando por la

ventana. Yo sabía adónde había ido,


pero no había manera que pudiera ir
tras ella con Susan y Tommy

aquí. No eran más de las cinco o seis y


estaba ocupadísima sola".

"¿Y qué pasó?" Rose estaba


escuchando atentamente, imaginando a
Ronnie de trece años

escapándose para pasar tiempo con las


amigas en el centro comercial.

"Ella y un par de amigas suyas


decidieron que querían probar los
cigarros. Bueno claro que ninguna

tienda en el centro comercial iba a


venderles a tres chicas adolescentes un
paquete de cigarros. Ronnie

era alta para su edad pero aún... así,


decidieron que si no podían comprarlos
entonces ellas los robarían

de la tienda".
164

"Oooh, ¿las atraparon?"

"No, en la tienda no. Las tontas chicas


estaban caminando por Cónsul Road
fumando y llevando sus

chaquetas de la escuela. Un policía las


vio y las recogió".

"Apuesto que usted estaba furiosa".

"Al principio lo estaba, pero entonces


descubrí que ella tomó toda la culpa
aunque los cigarros fueron

encontrados en uno de los bolsillos de


otra chica".
"¿Quiere decir que ella se echó la culpa
por alguien más?"

María asintió y tomó otro trago de su


refresco. "No le dije a su padre.
Imaginé que ser arrastrada a la

estación de policía era suficiente para


poner un susto en ella".

Rose estaba sentada silenciosamente


por un momento, en profundos
pensamientos. Tenía sentido

perfecto que Ronnie intentara proteger


a otros alrededor de ella. Bajó la
mirada a sus quebradas piernas

y asintió. Siempre la guardiana, pensó


para sí. "María, ¿Ronnie ha hecho
alguna vez algo así antes?"

Indicó a sí misma. "Quiero decir,


¿alguna vez ha traído a alguien que no
tuviera un lugar más para ir?"

"Nunca", el ama de llaves contestó.


Rose detectó en esa parte la vacilación
de María y esperó

pacientemente para que ella continuara.


"Estaba sorprendida cuando trajo a
Tabitha aquí e incluso más

cuando llamó para decir que tu estarías


quedándote. Ronnie es una mujer muy
privada". Parecía que
quería decir más pero decidió lo
contrario.

"Tengo una casa que limpiar y tú tienes


un almuerzo que terminar. Ella seguro
que llamará pronto otra

vez". María se levantó y recuperó el


vaso del escritorio. "A propósito,
recuérdale que la cita de Tabitha es

mañana. Ellos llamaron hoy".

"Oh, eso es, me olvidé". Rose echó un


vistazo para asegurarse de que el felino
no estaba alrededor.

"¿Cuánto tiempo se supone que estará


allí?"
"Solo durante la noche", el ama de
llaves contestó.

"Pobrecita". La cara de la joven mujer


adquirió una mirada compasiva. "Ella
incluso no sabrá que está

ocurriendo. Pero supongo que es mejor


que dejarla sufrir con ese calor otra
vez".

"Oh, no me recuerdes". Maria movió su


cabeza. "Estaba lista para lanzarla
hacia el banco de nieve con

todo ese aullido".

"Usted no fue la única. Pensé


seguramente que Ronnie iba a hacer
algo la noche que ella no paraba de

estar maullando". Justo entonces el


tema de conversación saltó en la cama
para reclamar su espacio

para su siesta.

"Goce de esto mientras pueda,


señorita", el ama de llaves dijo a
Tabitha, que respondió lamiéndose las

patas y frotando su oreja.

165

"Ella es tan linda", Rose dijo, estirando


su brazo para hacerle una caricia al
gato.
"Linda, seguro," María se burló.
"Intenta hacer la comida con ella bajo
tus pies y me dices lo linda que

es". Se inclinó y rascó la cabeza de


Tabitha. "Si eres una buena gatita y te
quedas aquí adentro mientras

que estoy limpiando te daré un convite


extra para gatos antes de irme, ¿qué te
parece eso?"

"Oh, a ella le gusta esa idea", la joven


mujer dijo cuando Tabitha comenzó a
ronronear. "La vigilaré".

Una vez que María se fue, Rose colocó


el teléfono inalámbrico en su regazo y
esperó por Ronnie que
generalmente después del almuerzo
llamaba por teléfono.

*****

"Allí va nuestro bono," Susan suspiró


antes de lanzar el informe de nuevo
sobre el escritorio de Ronnie.

"Pienso que no he visto nunca unas


ganancias más bajas en un
cuatrimestre. ¿Te diste cuenta que

excelente año habría sido sin esto?"

La ejecutiva abrió la carpeta otra vez,


los números aún incomprensibles. Las
pérdidas en la división de
Real Estate eran bastantes para hacer
mediocre el año entero en términos de
beneficios. Aunque todos

los miembros de la Junta Directiva


eran familia y sabían exactamente qué
estaba pasando, el resto del

mundo de los negocios no, y


Cartwright Corporation tendría algunas
serias explicaciones que hacer.

Ronnie recorrió sus dedos a través de


su cabello y miró a su hermana. "Todo
el año. Él ha estado

destruyendo todo lo que nosotros


hemos hecho. Te das cuenta que esto es
solo la punta del iceberg.
¿Aparte esos auditores que van a hacer
cuando ellos retrocedan a cuando
asumió el control?"

"¿Tú piensas que ha estado robando


hace mucho tiempo?"

"No, las auditorías anuales habrían


reflejado algo así. ¿Cuándo comenzó a
desaparecer en fechas topes

y tomando mucho tiempo libre?"

"No lo sé... Marzo, abril ¿quizá?"

Ronnie asintió. "Parece correcto. Él


obtuvo ese préstamo en abril". Tomó su
pluma y apoyó la punta
contra sus labios. La acción tenía un
efecto calmante en ella, recordándole
la belleza de rubio cabello

esperándola en casa. "Pienso que


cualquier droga que esté metiéndose.
Probablemente crack o heroína.

Comenzó a hacerlo antes".

"¿Crack? Ronnie, solo los yonkies le


hacen al crack".

"¿Cómo piensas que llegan a ser


yonkies, hermana? No pienso que el
crack cuide si la persona es rica o

pobre siempre y cuando tengan


bastantes para la siguiente bolsa, o
golpe, o lo que sea que ellos hagan

con este". Suspiró y daba golpecitos


rítmicos con la pluma contra su
barbilla. "Él necesita ayuda, Susan

probablemente rehabilitación".

"Es bonita. ¿Cuando la conseguiste?"


La pelirroja preguntó, cambiando el
tema.

166

"Rose me lo dio para Navidad". Ronnie


paró de golpear este y lo extendió para
mirar en los remolinos

veteados de azul y verde acentuados


por una fina banda de oro. "Tiene una
pluma igual".

Espontáneamente, una sonrisa vino a


sus labios, una que no fue pasada por
alto por su hermana más

joven.

"¿Y cómo está ella?"

Era un tema que no habían hablado


desde la fiesta y Ronnie miraban a su
hermana con sorpresa. "Ella

está um... bien. Verá al doctor la


próxima semana para que le cambien
sus moldes. Pienso que van a
ponerle uno corto para su pierna
derecha".

"Oh, eso es bueno".

Un silencio cayó entre ellas. Ronnie


normalmente podría decir cuándo su
hermana estaba solo siendo

solícita pero esta vez allí no parecía


haber ningún oculto significado,
ninguna agenda secreta en las

palabras de su hermana más joven.


"Um... sip. Dejamos de necesitar a su
enfermera porque puede

moverse bastante bien por sí misma".


Hizo una pausa y sonrió. "La comezón
la está conduciendo a la

locura, sin embargo".

"Oh, apuesto. ¿Recuerdas cuando te


fracturaste el brazo? No sé cuánto
tiempo le tomó a mamá para

que intentara meter un palo o una regla


allí para rascarte". La pelirroja dio un
puntapié a sus zapatos y se

sentó en el sofá. "¿Y, qué le diste a


ella? Y ven aquí por un rato. Estoy
cansada de hablar a través del

cuarto".

Oscuras cejas se levantaron. "¿Desde


cuándo tienes deseos de hablar acerca
de Rose?"

"No dije que quería hablar acerca de


ella, solo te pregunté que le diste para
Navidad, eso es todo".

Susan bajó la mirada a sus uñas,


obviamente evitando la mirada de su
hermana. Ronnie estaba indecisa

a abrirse, insegura acerca del repentino


cambio de actitud.

"Algo de ropa y un par de programas de


computadora", dijo, no haciendo
ningún esfuerzo para

levantarse de su sillón. "No me


enloquecí demasiado". La verdad era
que había gastado mucho más de

lo que originalmente planeó, pero las


sonrisas que Rose le había dado
valieron cada penique.

"No dije que lo hicieras, Ronnie".


Viendo que su hermana no iba a
acompañarla en el sofá, Susan estiró

sus piernas y dejó sus pies apoyados


sobre el cojín. "¿Le gustaron?"

"Sí, le gustaron". La ejecutiva bajó la


mirada a su pluma y sonrió, girando el
instrumento para escribir en

sus manos.
"¿Así que las cosas van bien entre
ustedes dos?"

"Susan, ella es solo una amiga. Ya te lo


dije". Miró fijamente el lápiz por
algunos segundos antes de

hablar otra vez, esta vez en voz más


baja. "¿Realmente es hermosa, no es
así?"

"Es muy bonita, Ronnie", la pelirroja


estuvo de acuerdo. "Supongo que no le
tomó mucho tiempo

entender tu hábito para comer cada


lápiz a la vista".

167
"Yo no los como". Un ligero rubor tiñó
sus facciones. "Yo los muerdo. Hay una
diferencia. No puedo

evitarlo. Lo he hecho desde que era una


niña y probablemente continuaré
haciéndolo hasta que sea una

señora mayor".

"Bien hermana, estoy dispuesta a


apostar que no morderás este". Ronnie
sonrió.

"No, es demasiado hermoso. Además,


probablemente quebraría mis dientes
en el".

"¿Dijiste que éste tiene una pluma


igual?"

"Sip, justo aquí". Ronnie se volteó por


la chaqueta colocada en el respaldo de
su sillón y sacó la pluma

del bolsillo interior del pecho. "Incluso


se aseguró que tuviera tinta azul en vez
de negra."

"Sabes, nunca vi alguien tan selectiva


acerca de con qué color ellos escriben".
Susan se levantó y se

cruzó hacia el escritorio para mirarla


mejor. Ronnie renuentemente se la dio.
"Oh, es preciosa". Hubo un

silencio por un momento antes de que


Susan le devolviera la pluma. "Estaba
pensando que quizá Jack y

yo podríamos ir alguna noche para una


visita. Nada sofisticado quizá una de
esas parrilladas de invierno

que antes te gustaba hacer".

"¿Nosotros no hemos hecho una de ésas


en que... dos o tres años ya?" Ronnie
movió su cabeza. "No

puedo creer que haga tanto tiempo".

"Bien entonces, debemos hacerlo. Será


divertido y nosotros conoceremos a
Rose".
"La conociste en la fiesta de Navidad,
Susan", precisó. "Y recuerdo, que no
estabas nada emocionada

acerca de eso".

"Bien..." Una culpable mirada pasó


sobre la cara de la hermana más joven.
"Quizá saque conclusiones

precipitadas".

"Quizá lo hiciste", Ronnie convino.

"Así que quizá quiera una segunda


oportunidad", la pelirroja ofreció.

El silencio cayó entre ellas por un


momento antes de que Ronnie
renuentemente asintiera. "Estamos

justo a la mitad del deshielo de enero


así que ésta sería la época perfecta para
una parrillada de

invierno".

"Exactamente. Incluso dejaré a los


niños con la niñera para que no tengas
que preocuparte".

"No, puedes llevarlos. No han estado


allí desde hace tiempo".

"Llevaré su PlayStation para que


tengan algo que hacer". Susan extendió
la mano y apretó el hombro de
su hermana. "Sabes que les gusta
vencerte en ese juego de lucha libre".

"¿Todavía tienen eso? Pensé que era


para ese pequeño sistema de juego
negro que tenían".

168

"Oh, todavía tienen ese en alguna parte.


Ellos únicamente utilizan el
PlayStation ahora. Acabo de

comprarles un nuevo juego de lucha


libre. No sé el nombre de él, por
supuesto".

"No importa. Tendrán a mi individuo


en la lona en tres segundos justo como
lo hacen siempre, excepto

Ricky. A él le gusta tirar a mi


individuo del ring unas doce veces y
ponerlo en coma antes de declararme

vencida". Las hermanas rieron,


rompiendo la tensión de las últimas
semanas.

"¿Qué te parece el sábado?"

"Suena bien. Disculpa". Ronnie


presionó el botón del interfono.

"Su mamá en la línea dos. Dice que es


urgente", la voz de Laura dijo.

"Gracias". Miró a Susan. "¿Ahora


qué?"

Capítulo 8

Rose mantenía el teléfono contra su


pecho, debatiendo por cuarta vez en
una hora si debería llamar a

Ronnie o no. La ejecutiva siempre la


llamaba a dos y ya eran las cuatro.
Cuando el teléfono sonó,

sobresaltó a Rose bastante que casi se


le cae. "Residencia Cartwright".

"¿Rose?"

"¿Ronnie?" Una sonrisa


inmediatamente cruzó la cara de la
joven mujer. El sonido del fondo de
alguien

siendo llamado a radiología fue


suficiente para borrar la sonrisa.
"¿Dónde estás?"

"Estoy en Albany Medical". La mujer


de cabello oscuro se dio cuenta que
estaba parada exactamente en

el teléfono público que había utilizado


la noche del accidente de Rose para
llamar a Frank. Sacudió el

pensamiento cuando oyó la voz de su


amiga llegar a través del teléfono. "Oh
lo siento, mucho ruido aquí.
Estoy bien, Tommy estuvo en un
accidente automovilístico".

"Oh no". Las piernas de Rose


palpitaron con la memoria. "¿Está
lastimado gravemente?"

"No lo sé aún. Los doctores todavía


están con él y no nos han dicho mucho.
Perdió al parecer el control

al llegar a una curva y chocó en un


poste de teléfono. Hey, tengo que irme.
La policía está hablando con

mamá".

"Ok, déjame saber qué está pasando,


¿Ok?"
"Te llamaré más tarde".

Una vez que se despidieron, Ronnie


colgó y se paró al lado de su madre,
impacientemente escuchando

las palabras del oficial. "Exceso de


velocidad..."

169

"Todo el mundo sobrepasa el límite de


velocidad en esa área", Beatrice saltó.
"Quizá si el estado se

ocupara mejor de las carreteras algo así


no habría sucedido", dijo indignada.

"Las mejores carreteras en el mundo no


van a ayudar cuando el conductor está
ebrio, madame". El

policía sacó una libreta de notas de su


bolsillo del pecho y pasó las páginas
hasta un escrito.

"Encontraron una docena de latas


vacías de cerveza en el suelo del
asiento delantero. Un alcoholímetro

tomado en la escena del accidente


mostró que el nivel de alcohol en su
sangre era dos veces del límite

legal. ¿Usted todavía quiere culpar a


las carreteras?"

Incapaz de protestar y en una pérdida


de palabras, Beatrice se giró a su hija
mayor. La silenciosa

petición fue entendida. Era hora para la


guardiana de la familia. "Sargento
Mitchell", Ronnie dijo,

poniéndose entre el oficial y su madre.


"¿Qué pasará con Tommy ahora?"

"Después de que le den las puntadas


será llevado a la cárcel del condado y
retenido. Si llega allí

bastante temprano, el juez Turner


dictaminará la libertad bajo fianza hoy,
de lo contrario eso será

mañana". Meneó su cabeza. "Le diré


esto, Srta. si usted no le consigue a ese
hombre alguna ayuda

pronto, sería mejor que planeé pasar


mucho tiempo aquí". Guardó la libreta
y dio un paso atrás. "Él tuvo

suerte esta vez. Algo que se puede


decir gracias al cinturón automático del
asiento y el airbag.

Podríamos estar pasando algo mucho


peor aquí que algunos cortes y
contusiones".

"Sí, mucha suerte". Por la esquina de su


ojo, Ronnie vio a Susan envolver un
brazo alrededor de su
madre, que parecía destrozada entre el
regaño del oficial y rompería a llorar.
Entendía la lucha de su

madre. Esto era un problema para el


nombre Cartwright y el dinero no
podría arreglarlo. "Oh". Miró al

oficial. "¿Y qué hay sobre su auto?"

"Este fue retenido. Le haremos saber


cuando puede recogerlo. Está
destrozado, sin embargo".

"Quiero ver a mi hijo", Beatrice


anunció.

"Una vez que terminen, él será llevado


a la cárcel. Usted puede verlo allí una
vez que haya sido

registrado".

"Sargento", Ronnie le dio una suave


sonrisa, esperando disipar la tensión en
el aire. "¿Dañaría algo si

ella lo ve por solo un minuto?" Lo vio


dudar y entró, bajando su voz para que
su madre no pudiera oír por

casualidad. "Creo que necesita verlo


ahora, no después de que lo hayan
limpiado, ¿no lo creé?" Él bajó

la mirada al piso por un segundo antes


de dar un pequeño cabeceo.
"Él es un desastre, Srta. usted necesita
conseguirle ayuda".

"Lo haré", prometió.

"Solo un minuto y tendré que estar con


ustedes".

"Gracias". Se dió la vuelta para hacer


frente a su madre y a Susan. "Nos va a
dejar verlo por un minuto".

Mientras que se movían para seguir al


policía, Ronnie sintió la mano de su
hermana en su brazo.

"¿Estás segura que esto es una buena


idea?"
170

"No", Ronnie admitió. "Pero no pienso


que ocultarle la verdad sea la mejor
cosa tampoco. Quizá sea

necesario ahora, para ver lo que se está


haciendo a sí mismo".

En sus treinta y tres años, Ronnie podía


únicamente recordar un puñado de
veces cuando su madre

había llorado. No importaba cuanto


algo disgustará a Beatrice Cartwright,
ella lo guardaba adentro, un

rasgo que pasó a su hija mayor. Ya en


la vista de su hijo más joven en una
cama de hospital, su cara

ensangrentada y contusionada, fue


suficiente para traer las lágrimas a los
ojos de la matriarca. Él abrió

los ojos en el grito de asombro y miró a


su madre, sus ojos se llevaron un
momento para enfocar antes

de que dejara caer su cabeza hacía atrás


sobre la almohada. "¿Qué te dijeron?"
Preguntó

cautelosamente.

"Que tuviste un accidente, cariño".


Beatrice se acercó a la cama y tomó su
mano en las suyas.
"No sé qué sucedió, Madre..." Se lamía
los labios como si estuviera muerto de
sed. "Estuve trabajando

tarde anoche y supongo que debo haber


estado cansado. Salí a conseguir algo
para desayunar y debo

haberme quedado dormido al volante".


Levantó la mirada a través de sus
ennegrecidos ojos y dio a su

madre una mirada de disculpa. "Siento


que hayas tenido que salir para venir
aquí".

Beatrice palmeó su mano y usó su


mano libre para limpiar sus lágrimas.
"No te preocupes, cariño. Estoy
aquí ahora. Llamaremos al señor
Jenkins y haremos que nos encuentre
en la cárcel. Estoy segura que

puede ocuparse de todo".

"Supongo que no debo conducir


cansado, ¿huh?" Bromeó, su cara se
torció con dolor cuando intentó

incorporarse. "Oh, duele". Sus


hermanas intercambiaron dudosas
miradas en el exagerado gemido. El

sargento Mitchell educadamente tosió


y miró en su reloj.

"Madre, pienso que es hora de irnos",


Ronnie dijo, poniendo las manos en los
hombros de la mujer más

pequeña. "¿Por qué tú y Susan no me


esperan afuera en la sala de urgencias?
Quiero hablar con

Tommy un minuto".

Beatrice asintió y se dirigió hacia su


hija más joven, quién rápidamente la
sacó del cuarto. Ronnie

escuchó la voz apagada de su madre


mientras desaparecían por el pasillo.
"... y él es un muchacho tan

hermoso, Susan. Espero que no termine


con ninguna cicatriz".
"¿Y qué pasa, hermana?" Tommy le
sonrió, su aspecto de Cheshire de
marca registrada no funcionaba

demasiado bien con una nariz rota y el


ensangrentado labio. Su sonrisa se
descoloró cuando Ronnie se

acercó más, su cara mostrando no


enojo, sino preocupación.

"Tommy, necesitas ayuda. Las cosas


sólo están poniéndose peor". A pesar de
todo lo que había

sucedido entre ellos durante el último


par de meses, seguía siendo su
hermano. "Si recibes tratam iento
quizá retiren los cargos".

"¿Tratamiento?" Se mofó. "Tú haces


que parezca como uno de esos
vagabundos que viven en la

cuneta".

171

"Mucha gente con dinero y posición


entran en tratamiento, Tommy. Podrías
ir a la clínica Betty Ford si tú

quieres. Tengo entiendo que es un


estupendo lugar".

"Si es tan jodidamente maravilloso


entonces ve allí".
"Esta vez fue un poste, la próxima vez
podría ser otro auto o peor. Esto tiene
que parar". Pasó sus dedos

a través de su cabello, frustración que


se hizo presente al dejar salir una larga
respiración. "Obviamente

tienes un problema con la bebida y


probablemente de drogas también".

"Una mirada y puedes decir eso,


¿correcto doctora Cartwright?" Dijo
con desprecio.

"¡Tú robaste las pastillas de Rose de mi


casa, Tommy! Intentaste forzar la caja
fuerte en la oficina y has
falsificado mi firma en préstamos
bancarios. ¿Si no es drogas entonces
qué es? Dímelo, porque no

puedo entender por qué estás haciendo


estas cosas".

"¿Esto es de lo que se trata? ¿Tú amiga


no puede encontrar sus estúpidas
pastillas y por supuesto ya

que estuve en tu casa una vez en los


últimos tres años decides que tuve que
ser yo?"

"Dos veces", corrigió, su quijada se


apretaba con cólera. "¿O no recuerdas
la noche que volteaste mi
mesa del café?"

"Lárgate de aquí, Ronnie", gruñó. "Me


quedé dormido al volante, nada más.
Estás solo intentando poner

a todo el mundo contra mí".

"Estoy intentando ayudarte, Tommy.


Necesitas rehabilitación antes de que
mates a alguien".

"Lo que necesito es una limpieza algo


que no consigo contigo alrededor. Oh
poderosa Verónica, Reina

de los Cartwrights".

"Tommy..."
"¡Vete a la mierda, Ronnie!"

"Srta. Cartwright", estaba sorprendida


de que el sargento aún se encontrara en
el cuarto, se había

olvidado totalmente de él. "No puede


hacer nada más aquí. ¿Por qué no va a
ocuparse de su madre y

que ellos se encarguen de él?"

"Eso es, Ronnie, ve ocúpate de mamá y


demuéstrale lo buena hija que eres",
Tommy gruñó. "Quizá

incluso se olvide que su orgullo y


alegría es una tortillera".
Un silencio mortal descendió sobre el
cuarto. El cerebro de Ronnie intentó
desesperadamente reescribir

lo que había oído pero fue en vano. Su


cabeza bajó, la larga oscura cabellera
ocultaba su cara de la

vista del oficial. Sus emociones se


arremolinaron y respiró varias veces
antes de que encontrara su voz.

"Realmente espero que consigas ayuda,


Tommy". Salió del cuarto y se fue en la
dirección opuesta del

área de espera, incapaz de hacer frente


a su familia todavía.
172

Afuera la nieve estaba cayendo


suavemente, creando una ligera neblina
de blanco contra el gris cielo,

Ronnie se recargó contra el frío ladrillo


del edificio. Con su chaqueta todavía
arriba en la sala de espera,

la blusa de seda era poca defensa


contra el frío viento. De todas formas
la cansada ejecutiva

permaneció donde estaba, esperando


que el amargo frío congelara algo de su
dolor. Ronnie estaba

desgarrándose entre estar enojada con


su hermano y preocuparse de que
estaba en un rumbo de

destruirse el mismo con solo dos


posibles finales, cárcel o muerte. Sus
hirientes palabras se repitieron en

su mente y deseaba nada más que estar


en casa, acurrucada contra Rose. Rose...
los azules ojos se

cerraron y dejó a su mente llenarse con


la visión de la joven mujer. Ronnie se
perdió momentáneamente

en la imaginaria comodidad de los


brazos de Rose cuando sintió una mano
muy real en su brazo.
"Hace frío aquí afuera. Vamos
adentro", Susan dijo, dándole la
chaqueta a su hermana.

Ronnie tomó la chaqueta y la abrazó a


su pecho. "Gracias. Estaré arriba dentro
de un rato. Solo necesito

un poco de aire". El calor de la piel


impregnada a través de la seda, le dejó
saber justo el frío que

realmente hacía.

"Sé lo que él te dijo", Susan confesó,


tomando la chaqueta y sosteniéndola
para que Ronnie deslizara los

brazos dentro. "El sargento Mitchell


me llevó a un lado y me lo dijo".

"Estupendo. Quizá lo pondrá en su


informe también". Se enderezó el
suficiente tiempo para conseguir

ponerse la chaqueta, entonces se


reclinó de nuevo contra la pared.

"Me prometió que no diría nada. Solo


estaba preocupado de que estuvieras
mal". La pelirroja puso su

mano en el hombro de su hermana.


"¿Por qué no descansas? Ve a casa con
Rose. Estaré aquí con

mamá y esperaré al señor Jenkins".


El primer pensamiento de Ronnie fue
aceptar la oferta de su hermana y
escapar con la única persona

que le hacía sentirse confortable,


apartarse de este lío que no deseaba
hacerle frente y volver a su

santuario. Pero ser la mayor significaba


estar a cargo, y también llevaba con
esto mucha

responsabilidad. Suspiró. "No, sabes


que no puedo irme hasta que esto
acabe".

"Lo sé, solo pensé que por lo menos lo


ofrecería". Susan miraba la nieve
cayendo y tembló. "Sabes que
me estoy congelando aquí fuera".

"¿Por qué no te vas a casa con Jack y


los niños? Puedo ocuparme de mamá".

"No. Si tienes que estar aquí entonces


debo estar aquí también. Vamos, la
miseria ama la compañía".

Susan y Ronnie regresaron adentro y se


dirigieron hacia la sala de espera. "Yo
um... le dije a mamá que

coincido contigo sobre la cosa de las


drogas".

"¿Lo hiciste?"

La pelirroja asintió. "Pensé que quizás


podría creer esto más si le dijera que
también pensaba que él

estaba tomando drogas".

"¿Qué dijo ella?" Ronnie vio su


respuesta en la abatida cara de Susan.

173

"No cree que sea tan malo como le dije,


e incluso le mencioné lo que me dijiste
sobre esas pastillas

desaparecidas de tu casa y del préstamo


del banco". Levantó la mirada a Ronnie
y compartieron una

silenciosa pero triste comprensión.


Nada de lo que dijeran cambiaría la
opinión de su madre. Alcanzaron

las puertas externas de la sala de


emergencias.

"Bien... una cosa buena, supongo..."


Ronnie comenzó. En la expectante
mirada, sonrió. "Es agradable

saber que estás de mi lado en esto. Lo


hace más fácil".

"Hey, no podremos ser la mejor clase


de amigas hermana, pero somos aún
hermanas", Susan dijo.

"Además, estoy obteniendo de ti una


parrillada de invierno este fin de
semana".

"Trato hecho". Juntas regresaron a


hacerle frente a la larga tarde de espera
mientras las ruedas y el

papeleo de la justicia giraban


lentamente.

*****

El sonido de la puerta de un auto


despertó a Rose de su sueño. Bostezó y
frotó sus ojos, observando por

los números rojos del reloj que era ya


pasada la medianoche. "¿Ronnie? Estoy
despierta", llamó cuando
oyó cerrarse la puerta corrediza.

"Oh". Un momento después la


ejecutiva apareció en la puerta. "Lo
siento, ¿te desperté?"

"No", mintió y encendió la lámpara.


"Quería estar despierta cuando llegaras
a casa de todos modos".

Acariciando al espacio vacío en la


cama a su lado, preguntó, "¿Y qué
sucedió?"

Ronnie suspiró y se dejó caer en la


cama, su cabeza agradeció hundirse en
las gruesas almohadas.

Ambos zapatos golpearon la madera


dura del suelo y los dedos del pie
cubiertos con las pantis se

menearon con alivio. "Ah, mucho


mejor". Su reloj de pulsera siguió,
dejándolo en la pequeña mesita

lateral. "Tommy estaba bebido y


cargado con heroína y estrelló su auto
en un poste de teléfono".

"¿Hubo alguien más lastimado?"

"Gracias a Dios, no. Se llevó una nariz


rota y algunas contusiones.
Encontraron un poco de cocaína en

cuando lo registraron en la cárcel".


"¿Cocaína? Oh Ronnie, eso es
tremendo".

"Debiste ver la cara de mamá cuando


agregaron la posesión a la lista de
cargos". Meneó su cabeza.

"Todavía no puedo creer que le dieran


la libertad bajo fianza". Frotó su cara
vigorosamente con ambas

manos. "No lo sé, Rose", suspiró.


"Sabía que algo estaba pasando pero
imaginé que era hierba, no

coca". Respiró profundamente. "Esa


cosa va a matarlo y a él incluso le da
igual. Intenté hablar sobre ir a
rehabilitación pero ni me escuchó".
Una breve mirada de dolor cruzó la
cara de Ronnie en el recuerdo de

las odiosas palabras de su hermano.


"Supongo que lo que le diga no
importa".

Rose oyó la tristeza en la voz de su


amiga y sabía que allí había pasado
más de lo que estaba diciendo.

Se movió en la cama, girando para que


la parte superior de su cuerpo estuviera
frente a su compañera.

"¿Siempre ha tenido este rencor hacia


ti?"
174

"No". Ronnie miró fijamente arriba en


el techo. "Cuando éramos más jóvenes,
Tommy era mi sombra.

Cualquier cosa que hacía, él quería


hacerla. Si estaba interesada en algo,
estaba interesado en eso".

"¿Qué sucedió?"

Ronnie se encogió de hombros.


"Realmente no lo sé. Comenzamos a
hacernos más mayores y las

cosas cambiaron. Pienso que siempre


supuso que dado que era el único hijo,
sería el que estaría
asumiendo el control cuando nuestro
padre dimitiera. Pienso que está
resentido conmigo debido a eso".

"Sin embargo todavía intentas


ayudarlo".

"Es mi hermano. ¿Qué más puedo


hacer?" Entrelazó sus dedos detrás de
su cabeza. "Tenía tanto

potencial, Rose. Odio ver lo que esas


drogas están haciéndole".

"Quizá hay aún esperanza que busque


tratamiento el solo".

"Quizá", Ronnie coincidió. "Supongo


que todo es posible. Dios, solo me hace
enojar tanto a veces.

Habría podido hacer que lo arrestaran


por desfalcar y no lo hice. ¿Piensas que
a le importa? No, intentó

ayudarle y da la vuelta y me llama una


t..." Detuvo la palabra antes de salieran
de su garganta. "... una

maldita perra," enmendó. "Ah, no


importa, supongo".

"Importa". Rose extendió el brazo y


puso su mano en el hombro de Ronnie.
"Quizás a tu familia le da

igual pero a mi no. No tiene ningún


derecho a lastimarte así. No mereces
eso. Tú, Verónica Cartwright,

eres una de las más cariñosas, más


tiernas personas que he conocido nunca
y cualquiera que no vea lo

especial que eres es un ciego".

Ronnie estiró la mano y revolvió el


cabello de la mujer más joven. "Eso va
de ambas maneras, mi

amiga". Había más, mucho más que


quería decir, pero el miedo la contuvo.
Parte de ella deseó tirar de

Rose dentro de sus brazos y mantenerla


allí para la eternidad y la otra parte
gritar la verdad que las
mantendría separadas por siempre. Su
humor juguetón desapareció cuando la
última parte ganó. "Hey,

pienso que mejor nos dormimos".

"Oh... okay". Rose estaba sorprendida


por el repentino cambio pero se dio
cuenta que quizás era mejor

esperar que hablar del tema. Había aún


partes de Ronnie que estaban cerradas a
ella y no deseó hacer

algo que hiciera a su amiga


incomodarse. Se recostó en su propio
lado y esperó por la compañía bajo

las sábanas.
Ronnie miró en la mujer esperándola y
las palabras de Tommy hicieron eco en
su mente. "Quizá deba ir

a mi propia habitación. Estás


durmiendo durante la noche sin dolor y
probablemente te gustaría tener la

cama toda para ti sola otra vez".

"Um... Supongo... si eso es lo que


quieres", Rose dijo quedamente,
mordiendo su labio inferior.

"Supongo que probablemente estarás


más cómoda en tu cama de todos
modos".

"Yeah, supongo que si". Ronnie notó la


voz de su compañera llevando el
mismo tono de pesar que el

propio sin embargo de todas formas se


incorporó y recogió sus zapatos. "Te
veré en la mañana". Se

175

levantó y caminó a la puerta. Su mano


estaba sobre la manija cuando oyó un
quedo sollozo. Se dio

vuelta para ver tristes ojos verdes


mirándola. "Hey, ¿qué pasa?" Preguntó
suavemente.

"N-nada, lo siento. Te veré mañana,


Ronnie". Rose giró su cabeza pero no
antes de que Ronnie viera

una lágrima rodar libre. Un segundo


después que la cama se movió cuando
agregó su peso. Largos

dedos acunaron la barbilla de Rose,


forzándola a voltear y encontrar la
preocupada mirada.

"¿Qué pasa?" Sin pensarlo, su pulgar


comenzó a acariciar la suave piel
debajo de él. "Dímelo, Rose".

"¿Estás aún contenta teniéndome aquí?


Sé que esto ha sido una inconveniencia
y..." Fue interrumpida

por el dedo de Ronnie sobre sus labios.


"Tú escúchame. No eres una
inconveniencia para mí. Y sí, estoy aún
contenta contigo aquí. ¿Qué

provocó esto?" Habría podido patearse


cuando inmediatamente se dio cuenta
de la respuesta a su

propia pregunta. "Solo pensé que


estarías más cómoda sin mí en tu cama.
No es que no te quiera aquí,

lo juro".

"¿Estás segura?"

"Estoy segura".

"Supongo que solo estoy siendo tonta.


Inquietándome solo porque deseas
dormir en tu propia cama".

Rose limpió sus ojos con la palma de


su mano. "Puedo solo imaginar lo que
tu familia diría si descubriera

que estás durmiendo conmigo. Ellos


probablemente pensarían que estoy
convirtiéndote en una lesbiana

o algo así. No podemos hacer eso,


¿no?"

Ronnie soltó una profunda respiración


y movió su cabeza. "No, no podemos
hacer eso." Se levantó y

reunió sus almohadas. No, no podemos


tenerlos pensando que Verónica
Cartwright es una lesbiana,

¿podemos? No querrían arruinar la


imagen perfecta de la familia. Está
bien que Tommy salga y estrelle

autos en los postes y fuerce lugares


pero el cielo me prohíbe meter a una
mujer en mi cama. "Te veré

mañana, Rose".

"Podrías dejar la puerta abierta para


que Tabitha pueda entrar, por favor?"

"Seguro. Buenas noches, cariño".

"Buenas noches, Ronnie. Placenteros


sueños".

"Tú también". Apagó la luz y salió del


cuarto, una pesada manta de soledad se
posó sobre ella.

Abriendo la puerta en su habitación,


Ronnie fue golpeada por solo lo
extraño que le parecía dormir sin

Rose. La blusa y la falda de seda


aterrizaron apilándose al pie de la
cama, seguidas rápidamente por su

bra y medias. Tiró de la manta hacia


atrás y se sentó en las frías sábanas.
Los segundos hicieron tictac

para cuando la soledad cedió el paso al


enojo. Enojo que creciera hasta que
dormir no fue más tiempo

una opción. Pocos minutos después se


había puesto sus pantalones y se dirigió
al sótano para sacar un

poco de agresividad.

176

¡Thwap! ¡Thwap! Una y otra vez el


saco de entrenamiento cogía la furia y
la rabia de una mujer

desgarrada entre lo que necesitaba y


deseaba y lo que era esperado de ella.
"¡Maldita sea! ¿Por qué no
lo pueden entender?" Ronnie gritó al
gimnasio vacío. "¡No estoy lastimando
a nadie!" Sus enguantados

puños golpeaban el saco una y otra vez.


Thwap, thwap, thwap. "¿Por qué esto es
tan incorrecto? ¿Por

qué?" Su única respuesta fue el crujido


de las bisagras de su saco de
entrenamiento cuando sus golpes

provocaban tambaleos.

En el piso de arriba, Rose dejada en la


oscuridad, escuchaba los amortiguados
sonidos que llegaban del

sótano. ¿Oh Ronnie, qué dijo él que te


lastimó tanto? Abrazó la almohada
fuertemente contra sí misma,

deseando que fuera su amiga a la que


estuviera sosteniendo. De repente los
sonidos de abajo pararon,

seguidos pocos minutos después por el


sonido de la puerta del sótano
abriéndose. "¿Ronnie?" Gritó.

"¿Estás bien?" La alta figura apareció


en la puerta, su silueta invisible contra
la oscuridad de la noche.

"Yo um... yo... ¿te importaría pasar una


noche más conmigo?"

"¿Está todo bien?" Ronnie cruzó el


cuarto y puso su rodilla sobre el borde
de la cama.

"Yo solo... tuve un mal sueño y no


puedo volver a dormir", mintió. Hubo
silencio por un momento antes

de que Rose sintiera que la manta era


tirada hacia atrás y el suave calor del
cuerpo de Ronnie se

acomodó contra el suyo.

"¿Mejor?" La voz en su cuello


preguntó.

"Mmm", Rose se arrimó más cerca,


apoyando su nuca contra la suave curva
del ofrecido hombro.
"¿Estás cómoda?"

"Mucho", vino el murmullo


somnoliento. "Buenas noches, Rose".

"Buenas noches, Ronnie". Cerró los


ojos y sonrió cuando la respiración de
la mujer más mayor llegó a

ser profunda y uniforme. "Todo estará


bien. Descansa bien". Susurró antes de
permitir que el sueño la

reclamara también.

*****

"Srta. Cartwright, ¿puedo hablar con


usted un minuto?" Laura preguntó,
asomando su cabeza en la

puerta.

"Seguro, entra". Ronnie dejó su pluma


abajo y levantó la mirada, observando
la sonrisa en la cara de la

joven secretaria.

"Quiero contarle las buenas noticias yo


misma antes de que todo mundo en la
oficina las oiga".

"Estás embarazada," la ejecutiva


adivinó. La joven mujer asintió
alegremente. "Felicitaciones. Sé que tú
y
Mike lo estaban intentando. ¿Cuánto
tiempo?"

177

"Gracias, hace tres meses ya. Tengo el


presentimiento que Mike hizo ese
Quarterback que él siempre

deseó. Estoy claramente ganando


bastante peso". Miró en el sofá,
entonces a su jefa.

"Por favor, siéntate. Vas a estar


saliendo en licencia por maternidad
justo en tiempo para el verano".

"Sobre eso es lo que quiero hablar con


usted. Mike no quiere que trabaje una
vez que el bebé nazca.

Acaba de obtener un ascenso y piensa


que podemos hacer esto con un
ingreso".

"¿Así que vas a renunciar cuando se


acerque el tiempo?"

"En realidad... Mike no quiere que


espere ese tiempo. No quiere que tenga
ningún exceso de estrés".

Laura frotó su vientre distraídamente.


"Voy a irme justo antes de que mi
segundo trimestre comience".

Ronnie hizo rápidamente las


matemáticas y se dio cuenta que
solamente tenía tres meses para

encontrar una nueva secretaria. La idea


de atravesar los interminables
curriculums vitae y las entrevistas

amenazó con darle un dolor de cabeza.


"Bien... Te agradezco que te estés
quedando durante un tiempo.

Será agradable tener una transición sin


problemas entre tú y tu sustituta".

"Pondré un aviso en el periódico y


notificaré a las agencias de
colocación", Laura ofreció. "Me
aseguraré

de ser clara sobre sus requisitos". Se


levantó. "Bien, mejor salgo de aquí.
Apuesto que el teléfono está

sonando descolgado y además que son


casi las dos".

"¿Lo es?" Ronnie miró su reloj,


sobresaltada por la cantidad de tiempo
que había pasado. "Ok, Laura.

Tenme un borrador del anuncio


preparado para mí para mañana, ¿si?
Me gustaría tener a alguien aquí

adentro y establecido antes de que te


vayas".

Una vez sola, la ejecutiva tomó el


teléfono y marcó el familiar número.
Dos tonos después la voz más

dulce que había oído nunca contestó.


"Residencia Cartwright".

"¿Por qué siempre contestas el teléfono


así? Sabes que soy yo", bromeó.

"Solo costumbre, supongo", Rose


contestó. "¿Cómo va todo?"

"Realmente hoy está volando. Puede


que llegue a casa temprano. ¿Qué hay
para la cena?" Se recostó,

dándole un puntapié a sus zapatos y


subiendo los pies en el borde de su
escritorio.
"No estoy segura. Ella normalmente no
empieza la cena hasta alrededor de las
cuatro o algo así".

"¿Por qué no le dices que no se moleste


esta noche? Compraré algo de chino
para nosotras".

"Oh, eso suena rico".

"¿Hay algo bueno en la TV esta noche


o quieres que me detenga y compre una
película?"

"No hay mucho sucediendo excepto las


nuevas revistas".

"Nosotras siempre miramos eso. ¿Qué


te parece una película esta noche?"
178

"Seguro, suena bien. Hey, mi velocidad


está arriba de cincuenta palabras por
minuto ya".

"¿Oh yeah? Estupendo". Un minúsculo


pensamiento se formó en el fondo de su
mente. "¿Has estado

estudiando esas cartas y formularios de


negocios?"

"Por supuesto. Incluso mecanografíe de


nuevo algunas viejas cartas que tenías
en el escritorio solo para

conseguir práctica".
"Muy bien". Ronnie sonrió
ampliamente en el esfuerzo extra por
parte de Rose. "Hey, Laura me dijo hoy

que está embarazada".

"¿Oh yeah? Eso es estupendo".

"Estupendo para ella, fatal para mí.


Ahora tengo que encontrar a otra
secretaria. Odio buscar a una

secretaria. Estoy peor que Murphy


Brown cuando llegó a eso".

"Oh por favor", Rose reía. "He estado


viendo eso en las mañanas. Ella tenía
una que hablaba con el
diablo".

"Tuve dos que creían que Satán estaría


descendiendo y asumiría el poder en
cualquier momento.

Huelga decir que no duraron mucho


tiempo. Tengo una suerte terrible con
ellas. Laura es la mejor que

he tenido y me tomó seis meses


atravesar sin embargo los objetos
flotantes del mundo secretarial para

conseguirla". Un zumbido en el
teléfono desvió la atención de Ronnie
en la luz que parpadeaba en la

línea dos. "Cariño, tengo que irme. Dile


a María que no se moleste con la cena
y estaré en casa dentro

de un rato".

"Ok, Ronnie, te veo pronto".

"Adiós".

"Adiós".

Ronnie miró en su querida pluma


durante unos segundos antes de
renuentemente presionar el botón en

el teléfono. "Verónica Cartwright".

*****
"Prepárate para encontrar la
trituradora, arg arg arg," Ricky el hijo
mayor de Susan dijo. "Él va a

pulverizarte".

"¿Peor que el encargado de una


funeraria?" Rose preguntó.

"Oh, él no es nada comparado a la


trituradora". Cogió a su tía pasando.
"Hey, tía Ronnie, ven a verme

pulverizar a Rose".

179

"¿No pudiste encontrar algo más


agradable para jugar? ¿Se puede saber
qué le sucedió al Pac-Man?"

Dijo cuando entró en la sala de estar.

"¿Pac-Man?" El de doce años se rió y


presionó varios botones en rápida
sucesión, expulsando al hombre

de Rose del cuadrilátero y encima de la


estera. "He visto ese juego en las
galerías comerciales. Aburrido.

Tienes que ir con los tiempos, tía


Ronnie. Es Virtual Fighter y
Wrestlemania ahora". Bajó su voz para
que

solo Rose pudiera oírlo. "La siguiente


cosa que sabrás es que saca esos viejos
discos que tiene de los

ochentas".

"Hey, me gusta la música de los


ochentas", protestó.

"En ese caso tú eres vieja como tía


Ronnie y mamá".

"¿Vieja? Odio decirte, Ricky, pero


veintiséis no es viejo".

"¿Veintiséis? Oh hombre, eso es viejo.


Vamos, regresa a tu hombre dentro del
cuadrilátero antes de que

el conteo lo saque".
"¿Para qué? Cada vez que lo regreso
dentro tú lo expulsas otra vez".

"Ese es el objetivo", el chico contestó,


moviendo su personaje dentro de la
posición. Rose miró a Ronnie

y rodó sus ojos, haciendo a la mujer


más mayor reír antes de salir del
cuarto.

Ronnie encontró a Susan afuera en el


porche, supervisando los filetes y las
hamburguesas cocinándose

sobre la parrilla. El último deshielo de


enero hizo que la temperatura bajara a
diez grados, prácticamente
balsámico para Albany. Los otros hijos
de Susan, Timmy y John, estaban
disfrutando el brillante sol,

montando las bicis que habían


encontrado en el garaje. "Ricky seguro
disfruta esos juegos de video, ¿no

es así?" La Cartwright mayor dijo


cuando se acercó y olió la carne
asándose.

"No puedo quitarlo de ellos", Susan


contestó. "¿Crees que nosotras
debamos comenzar a freír las setas

ya?"

"No, no dentro de diez minutos o así".


Fueron interrumpidas por el de seis
años John montado sobre una

bici morada, las lágrimas saliendo de


sus ojos.

"¿Qué sucedió, cariño? ¿Te caíste?"


Susan entró en su carácter de madre,
levantando a su hijo en

brazos para buscar algún arañazo. Él


meneó su cabeza, aún llorando
ruidosamente.

"Timmy no para de burlarse de mí a


causa de que estoy montando la bici de
una chica", gimió,

señalando con el dedo en la florida


canasta en el frente.

"Me ocuparé de eso", Ronnie dijo,


extendiendo su mano para tomar la más
pequeña en la suya. "Vamos,

John. Hay algunas herramientas en el


garaje. Quitaremos esa canasta. ¿Eso
estará mejor?" Recibió un

débil cabeceo en respuesta. Con su


sobrino remolcado, Ronnie se dirigió
hacia el garaje.

Satisfecha que la carne pudiera


cocinarse sin supervisión, Susan entró
a lo caliente por un rato y

comprobó a su hijo mayor. Lo encontró


todavía jugando el juego de lucha libre
con Rose, quién

180

únicamente hacía esfuerzos simbólicos


de luchar nuevamente cuando su
personaje era retirado una y

otra vez. "¿Divirtiéndose?"

"Oh sí, mami. Rose es más un desafío


que tía Ronnie", contestó, sus ojos
nunca dejaron la pantalla.

"Ricky, ¿por qué no vas a jugar billar


con tu papá? Quiero hablar con Rose
unos minutos".
"Pero estoy divirtiéndome", gimoteó.

"Richard..." dijo en ese tono de la edad


de 'mamá'. Los controles del juego
aterrizaron en el piso y un

chico haciendo pucheros se dirigió


hacia el cuarto de juegos. Rose dejó su
control en el sofá al lado de

ella, el nerviosismo se estableció como


lo hizo cuando Susan se topó con ella
en la fiesta de Navidad.

"¿Dónde está Ronnie?" Preguntó.

"Afuera ayudando a John con la


bicicleta", la pelirroja dijo cuando se
sentó en el cojín previamente
ocupado por su hijo. "¿Así que tus
piernas están mejorando?"

"La doctora Barnes dice que mi pierna


derecha está curándose perfectamente".
Bajó la mirada al brillante

blanco de sus moldes nuevos, la pierna


izquierda todavía cubierta hasta la
cadera pero la otra se detenía

justo debajo de la rodilla.

"¿Qué sobre el izquierdo?"

Rose suspiró, recordando la radiografía


de su tobillo que se parecía a un mapa
de carretera. "Ese llevará
mucho tiempo. Lo rompí bastante
bien".

"Oh, eso es bastante malo". Hubo un


torpe silencio antes de que Susan
hablara otra vez. "Ese juego de

pluma y lápiz que le diste a Ronnie es


muy bonito".

"Gracias", la rubia contestó. "Ella está


quejándose que nunca puede encontrar
una pluma cuando

necesita una y pensé que eso le


gustaría".

"Le encanta este. Nunca la veo


utilizando algo más ya, y nunca pensé
que la vería parar de morder sus

lápices". Susan miró en los gráficos


destellando en la televisión,
pidiéndoles que presionaran el botón de

comenzar e introdujeran otra ronda de


videos de lucha libre. "Sabes amo
mucho a mi hermana. No me

gustaría verla lastimada".

"Ella es una persona muy especial",


Rose coincidió, insegura a donde iba la
conversación.

"Espero que entiendas solo cuánto está


poniendo la raya teniéndote aquí". La
voz de Susan no llevaba
ningún reproche, sólo preocupación por
su hermana. Se colocó de lado sobre el
sofá, mirando con

cuidado a la joven mujer al otro lado de


ella. "Fue lastimada muy seriamente
por Chris. Solo espero que

no suceda otra vez".

"¿Qué le hizo él?" Rose preguntó. Las


cejas de Susan se levantaron.
Recordando a su hermana

negando repetidamente una relación,


ahora se cuestionaba sus anteriores
suposiciones.

181
"Um... oh... bien, pienso que quizás
deberías preguntar a Ronnie acerca de
eso. Necesito vigilar los

filetes. Discúlpame". Se levantó


rápidamente y salió, dejando a una
confundida Rose mirar su forma de

retirarse.

Sin un chico para mantenerse ocupada


con los juegos de video, la joven mujer
decidió aventurarse a

salir y buscar a Ronnie. Con una pierna


en un molde corto, era mucho más fácil
que maniobrara dentro y

fuera de la silla de ruedas. La rampa


temporal hecha de madera le permitía
entrar y salir de la parte de

desnivel de la sala de estar por sí sola.


Encontró a la belleza de oscuro cabello
en el porche, hablando

con su hermana.

"Hola allí", Ronnie dijo con una sonrisa


cuando vio a Rose en el porche.
"¿Quieres una chaqueta? Hace

más calor pero no tanto".

"No, este suéter es bastante caliente",


aseguró. "Ricky está jugando al billar
con su padre así que pensé
salir y ver cómo va todo". Olió el aire
apreciándolo. "Huele estupendo".

"Mmm, sí". Ronnie levantó la cubierta


y miró hambrienta en los filetes.

"Ni siquiera pienses sobre eso", Susan


amonestó. "Pensé que ibas a hacer los
champiñones y los

pimientos".

La ejecutiva se rió y asintió. "Esta bien.


Vamos, Rose. Puedes ayudarme a
cortar los pimientos". Abrió la

puerta corrediza e indicó para que su


compañera pasara primero. "Susan,
recuerda que queremos los
nuestros hechos bien a punto, no
quemados".

"Persiste y conseguirás los pucks del


hockey", Susan dijo, alcanzando el
control de la flama en una falsa

amenaza.

"Bien entonces, sabré que tú eres la que


cocinó, eso por seguro", Ronnie
contestó con una bromista

sonrisa, sintiéndose mucho más


relajada alrededor de su hermana de lo
que estuvo en semanas. Había

una familiaridad sobre tener a su


familia alrededor eso era agradable
pero era la presencia de Rose la

que verdaderamente le hacía disfrutar


el día.

*****

Después de la cena los dos chicos más


grandes se reunieron con Ronnie y Jack
en el cuarto de juegos

para el billar mientras que Rose se


ofreció voluntariamente a jugar un
juego de video con John. Para su

sorpresa, no tenía ningún interés en el


juego de lucha libre, en su lugar puso
en un juego de autos de
carreras donde compitieron el uno
contra el otro. Diferente de su agresivo
hermano mayor, John estaba

contento de permanecer en su propio


carril y no intentaba sacar a Rose del
camino, a pesar de la

bonificación de puntos permitidos para


hacerlo también. Por supuesto que lo
dejó ganar, moderando en

el botón de velocidad en el último


minuto para permitir que él tomara la
ventaja.

Cuando Susan se acercó, echó un


vistazo en ellos de tiempo en tiempo,
sorprendida cuando vio a John
sentado en el regazo de Rose cuando se
entablaron en otra carrera. Miró por
varios minutos, notando lo

tierna que era la joven mujer con su


hijo, mostrándole cómo hacer que su
auto fuera más rápidamente y

182

no se estrellara mientras se movía


alrededor de las esquinas. Nunca oyó a
su hermana mayor llegar por

detrás. "¿Hay algo más que tenga que


entrar en el lavaplatos?"

Susan saltó. "Oh Dios, Ronnie, no sabía


que estabas allí", dijo. "Estaba solo
comprobando para ver lo

qué John estaba haciendo", juntas


observaron a la pareja por algunos
minutos. "Parece una persona

agradable".

"Es una persona agradable", Ronnie


corrigió. "No pienso que Rose tenga
una mala espina en su cuerpo".

"Bueno, ellos están bien. Vamos a ver


lo qué Jack y los chicos están
haciendo".

"Todavía están jugando billar. Justo


salí para asegurarme de que todo
estuviera recogido y en el
lavavajillas". Siguió a su hermana más
joven al cuarto de juegos, volteando en
el último momento para

darle un último rápido vistazo a Rose.

*****

Eran justo después de seis cuando el


auto de Susan salió del camino de
entrada. Ronnie puso el

lavavajillas, después se reunió con


Rose en la sala de estar. "¿Entonces,
película o televisión esta

noche?" Preguntó cuando se dejó caer


en el cojín del sofá.
"Oh, cualquiera de las dos está bien
conmigo, ¿pero nosotras no hemos
visto todas tus películas ya?"

"Bien, hay siempre HBO o pago por


evento. Creo que la nueva película de
Whoopi Goldberg está

pasando esta noche". Ronnie echó un


vistazo pero no vio lo que estaba
buscando. "¿Dónde está la guía

de TV?"

"Oh, por aquí". Rose lo recogió del


extremo de la mesa y se lo pasó.
Cuando se lo dio, notó el color

beige del esmalte en las perfectamente


manicuradas uñas de Ronnie. "Oh, ese
es un bonito color". Tomó

la mano más grande en la suya para


obtener una mirada mejor.

"Sabes, apuesto que este color se vería


bonito en ti también". Recorrió su
pulgar sobre los bordes en las

uñas de Rose y se le ocurrió una idea.


"Al parecer puedes usar una lima de
uñas".

La rubia retiró la mano y sonrió.


"Yeah, supongo que no he prestado
mucha atención a ellas

últimamente".
"¿Por qué no se las hacemos esta
noche?" Ronnie ofreció. "Tengo
toneladas de esmalte para uñas en

casi cualquier tonalidad que puedas


imaginar". En la vacilación de Rose,
agregó. "Vamos, tengo que

hacer las mías de todos modos. Es de la


marca de secado rápido. Será divertido,
justo como una fiesta

de pijamas". Ronnie hizo un pequeño


guiño junto con ojos de cachorrito, y
estuvo enormemente

satisfecha cuando la joven mujer sonrió


y asintió. "Genial. Conseguiré todo y tú
puedes dirigirte al
dormitorio. La luz es mejor allí de
cualquier forma".

Al poco rato se encontraban en la


cama, Rose apoyada arriba contra la
cabecera y su compañera

sentada con las piernas cruzadas a su


lado. Rodeadas por bolas de algodón,
lima de uñas, una botella

de quitaesmalte, y varias frascos de


esmalte para uñas de secado rápido.
Ronnie tomó la mano más

183

pequeña en la suya y comenzó a darles


forma a las puntas planas de las
abandonadas uñas. "Ok,

también tengamos una platica de


chicas".

"Ok", Rose dijo con una sonrisa.


"Vamos a ver, sobre qué no hemos
hablado todavía". Utilizó su mano

libre para darse golpecitos con el dedo


contra su barbilla. "No hemos hablado
sobre sexo".

"¿Algo que no sepas?" Ronnie se mofó.


"Entiendo que hay libros ahí afuera..."

"Oh, tú..." Rose le dio un golpe


juguetón. "Eso no es lo que quiero
decir y lo sabes". Intercambiaron
sonrisas amistosas mientras la lima se
movía sobre la otra uña. "Quiero decir
¿por qué alguien como tú

no tiene un marido y niños corriendo


alrededor? No puedes decirme que no
tienes propuestas".

"Oh, recibo propuestas todo el tiempo,


solo que las ignoro. La otra mano por
favor". Ronnie volteó la lima

y reasumió su tarea. "La mayoría de


ellos son solo oportunistas que buscan
impulsarse con mi dinero".

"¿Y los otros?"

"Los otros son justos en los cuales no


estoy interesada. Quizá me establezca
algún día pero no ahora

mismo". Soltó la mano que estaba


sosteniendo y movió en el montón de
frascos. "¿Entonces qué color?"

Buscó y eligió un color rosa. "Pienso


que éste te quedaría bien. El rojo
brillante sería demasiado oscuro

con tu tono de piel".

"Seguro, adelante". Rose extendió la


mano obedientemente. Ronnie se
acercó más y le dio el frasco

abierto para que lo sostuviera.


"¿Y qué sobre ti?" Ronnie preguntó
mientras pasaba la pequeña brocha a lo
largo de la uña.

"No he tenido muchas citas. Hoy en día


la mayoría de los hombres esperan que
la mujer ayude con los

gastos y tú sabes que no puedo


proporcionar eso". Bajó la mirada a la
uña a medio terminar. "Oh, ese es

bonito".

"Te dije que te gustaría", la mujer más


mayor dijo. "Y no todos los hombres
esperan que la mujer ayude

con los gastos".


"Los que conozco lo hacen, si no
esperan algo más. He tenido que luchar
mi salida de los autos más de

una vez".

Ronnie se rió suavemente. "Pienso que


es un rito del paso. Tú no eres una
mujer a menos que hayas

tocado a Horny Harry por lo menos una


vez. Es realmente asombroso cuantos
de ellos piensan con la

cabeza incorrecta". Volteó la mano de


Rose para conseguir al pulgar. "No vale
mi tiempo para tratar

eso".
"¿Tú alguna vez fuiste sorprendida?"

"¿Sorprendida que? ¿Haciendo eso?"


La mujer más mayor meneó su cabeza.
"La otra mano. ¿Tú?" La

contestación sonrojada incrementó su


curiosidad. "¿Qué sucedió?" Tapó el
esmalte y se inclinó con

expectación.

184

"Dios, esto es embarazoso. ¿Cómo


llegamos a este tema pues?"

"Tú lo sugeriste," Ronnie contestó,


meneando sus cejas.
"Oh yeah". Todavía sonriendo, Rose
bajó la mirada a su regazo. "Tenía
dieciséis y vivía con Delores.

Salí a una cita con ese chico de la


escuela. Él se quedó conmigo afuera y
estábamos en su auto

estacionado en su entrada". Se ruborizó


con el recuerdo. "Nunca la oí salir".

"¿Estabas ocupada de otra manera?"


Ronnie no pudo evitar sonreír en la
incomodidad de su amiga.

"Eso tuvo que haber sido tremendo".

Rose asintió. "Nosotros no estábamos


haciendo exactamente eso pero
estábamos bastante cerca. Y fue

tremendo. Ella me castigo por el resto


del año escolar y tuve tareas extras
desde entonces".

"Caramba, espero que tu siguiente cita


fuera mejor". Ronnie abrió un frasco de
esmalte y reasumió su

tarea.

"Él no salió conmigo otra vez después


de la manera en que ella le gritó.
Llamó a sus padres también. Fui

humillada. Él incluso no habló


conmigo en la escuela porque se metió
en muchos problemas también".
"Todos tenemos nuestros momentos
embarazosos", Ronnie dijo
suavemente, dándole a la mano dentro

de la suya un apretón.

"Tú turno. Cuéntame acerca de Chris".


La brocha se detuvo a media uña y la
cara de la mujer más mayor

parecía que tragó de manera incorrecta.

"Um, ¿Chris?" Su voz chirrió y tuvo


que despejarla. "¿Quién habló sobre
Chris?"

"Susan dijo que Chris te lastimó muy


seriamente. ¿Qué te hizo él?"
Ronnie sintió que su corazón cogía
velocidad y se lamió los labios
nerviosamente. "¿Qué te dijo Susan?"

"Solo eso que Chris te lastimó


seriamente. No dijo nada más. Lo
siento, si tú no quieres hab..."

"No, esta bien", regresó su atención a la


mano que sostenía. ¿Cuánto le digo?
Levantó la mirada en la

apacible cara, intentando calcular su


reacción. "Um... conocí a Chris
mientras estaba en Stanford".

"¿Cuánto tiempo salieron ustedes dos?"

"Nosotros estuvimos juntos cerca de


tres meses y medio. Estaba joven,
enamorada y supongo... que

Chris no lo estaba".

"¿Qué te hizo él?"

"Me traicionó". Había un tono de dolor


de mucho tiempo en su voz. "Después
de que terminé esto, Chris

llamó a mis padres y pidió dinero".


Mentalmente se maldijo por dejar a
Rose creer que su ex-amante era

185

un hombre pero todavía se encontró


que no podía decir la oculta verdad.
"Amenazando con hacer

pública nuestra relación".

"¡Oh eso es terrible!" Rose jadeó. "No


me sorprende que tú no tengas muchas
citas".

"¿Muchas?" Ronnie dio una corta risa.


"No he tenido seriamente una cita con
alguien desde hace años.

Tengo un servicio de acompañamiento


que utilizo para los asuntos formales".

"No vale la pena la molestia, ¿eh?"

"Absolutamente no lo vale", la mujer


de oscura cabellera dijo enfáticamente.
"Ok, estas hecha". Soltó la

mano más pequeña, deliberadamente


trayendo su índice a lo largo del de
Rose cuando se separaban.

"Ese es el asunto del secado rápido.


Dale un minuto, entonces estarás lista.
Si elegí tú color, tú elige el

mío".

Verdes ojos examinaron con cuidado


las varias tonalidades antes de decidir
sobre una. "Ya que tu eres

alguien que puede usar los rojos


intensos. Pienso que este se vería
bonito en ti". Levantó una tonalidad
oscura llamada Corazón. "¿Sabes que
esa blusa roja que usaste la semana
pasada esta tonalidad

quedaría perfecta con ella?." Se enfocó


en las fuertes manos descansando en el
regazo de Ronnie.

"Tienes manos fuertes. No huesudas en


absoluto. Debe ser todo ese
entrenamiento". Decidiendo que

sus uñas estaban bastante secas, Rose


tomó la mano de la mujer más mayor
en la suya.

Tengo algunas maneras de liberar mi


tensión, Ronnie pensó para sí.
Compartiendo una cama no le
permitía la privacidad que tenía
normalmente en la noche para aliviarse
de otra manera. Intentó

difícilmente no pensar acerca de lo


agradable que se sentía mantener las
manos con las de Rose,

aunque estuvieran ambas siendo


cuidadosas de no manchar las recién
pintadas uñas. El calor, la

suavidad... en un principio no se dio


cuenta que la joven mujer estaba
hablándole. "¿Lo siento, qué?"

"Nada, estaba solo bromeando".

"¿Qué dijiste?"
"Te pregunté si entrenas tanto porque
estás frustrada". Rose se ruborizó en su
intento de una broma

audaz. "Por qué estás abajo en ese


gimnasio tan a menudo".

Ronnie se rió suavemente. "Si ése fuera


el caso, estaría allí todo el tiempo. Por
supuesto que hay otras

maneras de ocuparse de ese problema",


dijo pensando que le gustaba el bonito
color que ascendía por

las mejillas de la joven mujer.

"Uh, sí hay", Rose convino, bajando la


mirada. Finalizó la uña en la que estaba
trabajando en silencio.

No era común que discutiera de sexo


con alguien y se sentía como una
adolescente, curiosa y

avergonzada al mismo tiempo. "¿Haces


eso?" Prácticamente susurró cuando
trasladó la brocha a la

siguiente uña.

"Todo mundo hace eso, Rose".

186

"Yeah, estoy segura que lo hacen, solo


no pensé... quiero decir que no puedo
imaginar..." La imagen de
Ronnie tocándose ella misma se formó
en su mente por un instante antes de
que forzara a ésta

alejándola. "No quiero decir que


imaginé que tú... bien... tú sabes... lo
que quiero decir..." Tartamudeó

deteniéndose, estando ahora


completamente avergonzada. "Oh Dios,
¿este tema fue mi idea?" Rió y

movió su cabeza. "Supongo que tendría


haber escogido algo en el que tuviera
un poco más experiencia".

"Estas linda cuando te sonrojas, sabes".


Ronnie dio una gran sonrisa y movió su
cabeza hacía atrás en
el fingido pasar de la brocha del
esmalte en su nariz. "Obviamente
ambas hemos tenido mala suerte

cuando llegó un romance".

"Sabes que no significa que no


encontrarás el amor otra vez".
Comenzó a trabajar en la última uña.
"Eres

una mujer muy especial, Ronnie.


Cualquier hombre seria afortunado de
tenerte... oops". Extendió una

mano y agarró una bola de algodón


para limpiar el errante golpe del
esmalte del pulgar.
"Yeah, bien quizá algún día encontraré
a alguien, pero no estoy preocupada
acerca de eso". Levantó su

mano y sonrió. "Hiciste un buen


trabajo, Rose. Se ven geniales".

"Gracias, tú también". Levantó su


propia mano para comparar. "Hey, mira
cuánto más pequeña es mi

mano en comparación con la tuya".


Presionó juntando sus palmas y soltó
una risita en la diferencia.

"¿Y qué quieres hacer ahora?" Ronnie


preguntó, no haciendo ningún
movimiento para retirar su mano.
No quería que terminara - aún no. "La
noche es aún joven. Lo sé, ¿qué te
parece que nos trencemos el

cabello la una a la otra?"

"Oh, eso suena como divertido", Rose


aceptó feliz. "Me encanta tu cabello.
Apuesto que te verías

realmente linda en una de esas trenzas


francesas".

"Lo que tú quieras hacer. Confío en que


no me harás parecer a Heidi la pequeña
Srta. Suiza".

"Ohh". La mujer de cabello rubio hizo


un fingido puchero. "Pero te verías tan
linda".

"Y justo qué pensarías que te hiciera tu


look ¿si querrías ese?" Ronnie se rió
suavemente.

"¿Quieresqueé haga tu cabello


primero?"

"No, deseo hacer el tuyo primero.


Tienes un bonito cabello. Además,
tienes que darle a esas uñas otro

minuto o dos para secarse". La mujer


más mayor obligada, se volteó para que
su espada diera a Rose.

Los azules ojos se agitaron cerrándose


en la sensación de los suaves dedos
hundiéndose en su cabello.

La suave, melódica voz oscilando. "Tan


espeso y largo. No sé como no
consigues pasar las horas

cepillándotelo".

"Soy talentosa", Ronnie dijo con una


sonrisa. "Y tengo una maldita buena
secadora de pelo", agregó.

"Es muy bonito", Rose susurró,


arrastrando sus dedos a través de las
negras hebras. "Cuando la luz

brilla sobre este, algunas partes


parecen casi negras como el azabache
otras parecen más claras, como
un castaño".

"Se pone un poco más claro en el


verano. Me imagino que es por todo el
cloro en la piscina".

187

"Mmm". Rose comenzó a torcer el


cabello en una trenza. "Apuesto a que
eres feliz estando en la piscina

durante el verano. Albany es


absolutamente abrasador".

"¿El tuyo se pone más claro? Apuesto


que lo hace".

"Yeah, llega a ser tan claro que es casi


azafrán". Los pequeños dedos
continuaron torciendo el oscuro

cabello, cuidadosos de mantener la


trenza recta. Ellas mantenían una ligera
charla pero la concentración

de Rose estaba en lo que sus manos


estaban haciendo, no en lo que estaban
hablando. Cuando llegó el

final y lo ató, sus dedos


automáticamente cayeron sobre los
anchos hombros delante de ella.

Experimentó apretando suavemente y


fue recompensada con un profundo
gemido. "Parece que puedes
necesitar un masaje".

"Amaría uno", Ronnie contestó,


reclinándose en la presión. "Tienes un
agradable tacto".

"Gracias". Deslizó los dedos y los


pulgares debajo del cuello de la
camiseta y comenzó a dar masaje a

los ocultos músculos bajo la caliente


carne. Rose se movió hasta que la
abertura le permitiera dar un

suave tirón en la camisa.

"No tienes que hacer eso".

"Lo sé, quiero hacerlo". Dio otro tirón.


"No es que haya alguien más aquí para
hacer esto, y además, si

no puedo darle a mi mejor amiga un


masaje de espalda, ¿quién puede?"
Apartó sus manos cuando la

camisa gris clara fue quitada.

"Eso es agradable", Ronnie murmuró.

"¿Qué es agradable?"

"Mejor amiga". Se volteó para


encontrar unos suaves ojos verdes. "Es
en ambas direcciones, sabes.

Nunca he tenido a alguien con el que


yo pueda hablar como contigo". En un
impulso tiró de Rose dentro

de un abrazo.

Al principio la joven mujer estaba


sobresaltada pero después se relajó
contra el calor de la descubierta

piel. Con su cara enterrada en el hueco


del cuello de Ronnie, inhaló la mezcla
de perfume, jabón, y el

propio olor de la mujer más mayor.


Mientras que el abrazo continuó, se dio
cuenta de donde su

antebrazo se apoyaba contra la


inflamación de los pechos
descubiertos. Nunca había tocado los
pechos

de otra mujer antes y se encontró con


curiosidad enfocada en la nueva
sensación. Ellos eran suaves,

cálidos... por un breve instante tuvo el


impulso de ahuecar uno en su mano,
para sentir su peso, pero el

cuerpo de Ronnie sacudió con una risa


baja y el encanto fue roto. "¿Qué?"

"Dije que sé que soy suave pero tú no


puedes dormir allí", la mujer de cabello
oscuro bromeó.

"Oh, lo siento, es solo... yo um..." La


cara de Rose se ruborizó y su mente
rechazó ofrecer alguna

excusa.

188

"Te sentí como si estuvieras flotando e


imaginé que tus almohadas eran mejor
que mis pechos". Ronnie

se volteó otra vez y suspiró cuando el


masaje de espalda se reanudó.

"Oh, no estoy segura sobre eso", Rose


contestó, moviendo los dedos abajo de
la amplitud de la columna

vertebral de su amiga. "Parece que


tienes suficiente para hacer una
almohada". Se sorprendió con su

audacia y rápidamente intentó echarse


a reír. "No es que sea particularmente
carente en ese

departamento yo misma". Sus ojos


cayeron sobre un pequeño triángulo de
piel más oscura que el resto

apenas debajo de los omoplatos de


Ronnie. "¿Sabías que tienes una marca
de nacimiento justo aquí?"

Aplastó el área en la pregunta.

"Sí he oído. Nunca lo visto yo misma".


Rose continuó trazando la marca con su
yema del dedo,
inconsciente del efecto que su tacto
estaba haciendo en los sentidos de
Ronnie. "Esta um... no en una

buena posición, incluso con los


espejos".

"Hmm, es muy bonito. Es apenas una


pequeña cosa, no más grande que mi
yema del dedo. Está justo

debajo de tu omoplato". Sus ojos


estudiaron el paisaje de la espalda de
su amiga, observando cada peca

y marcas de la belleza. Donde sus ojos


iban, sus manos le seguían,
extendiéndose y corriendo de una
parte a otra. "Tienes una fuerte espalda,
Ronnie". De hecho, todo sobre ti es
fuerte, silenciosamente

reflexionó. Fuertes hombros, fuertes


brazos, incluso su mandíbula es fuerte.
Se inclinó y vio las grandes

manos apoyadas sobre el muslo del


Ronnie. Y tus manos... fuertes y suaves.
Cuando me sostienen por

la noche me siento tan segura. Cuando


mis piernas me duelen tanto que no
pienso que pueda soportarlo

vienes y haces que se sienta mejor solo


poniendo tus brazos alrededor de mí.
Nunca se dio cuenta que
su mano se había movido y ahora
suavemente acariciaba arriba y abajo
de un bien definido bíceps.

"Um... Pienso que está bien, Rose".

"¿Hmm? Oh". Rose retiró sus manos y


observó a Ronnie ponerse su camiseta
de nuevo.

"Ok, tú turno. Ponte delante".

Largos diestros dedos se movieron a


través de su cabello, contra su cuero
cabelludo, dando masajes

mientras trenzaban. Rose no supo


cuándo sus ojos se cerraron o cuándo
Ronnie comenzó a tararear. Se
dio por vencida intentando resolver qué
es lo estaba sintiendo y se perdió en
esto. Presionó su espalda

contra los dedos de su amiga,


suspirando audiblemente cuando
Ronnie tomó la indirecta y comenzó a

presionar los pulgares contra la base


del cráneo. "Ooh, eso es agradable",
murmuró, una perezosa

sonrisa apareció en su cara.

"Hablando de necesitar un masaje", la


ejecutiva contestó. "Eso es, relájate
contra mí". Rose hizo como la

suave voz le dijo, dejando a su cuerpo


superior reclinarse sobre Ronnie. La
camisa de dormir de

Dartmouth era grande en ella, el cuello


más grande permitió que las manos
llegaran a los hombros sin

obstáculo. Suspiró cuando los dedos


fuertes forzaron otra vez a sus
músculos a relajarse. Se hundió

más profundamente contra el marco


más grande detrás de ella. Sus hombros
estaban completamente

blandos pero Rose descubrió que otra


parte de ella estaba lejos de ese estado.
No necesitó bajar la
mirada para darse cuenta que sus
pezones estaban irguiéndose. Mientras
las manos de Ronnie se

movían debajo de la camisa de dormir,


la tela se frotaba contra la encogida
rosada piel. Cerró sus ojos,

Rose se imaginó que esas fuertes


manos se movían hacia abajo. Sus ojos
volaron abriéndose cuando se

dio cuenta de lo que estaba sintiendo...


excitación.

189

"Hey... um... ¿por qué no encendemos


la televisión? Estoy segura que hay
algo transmitiéndose que

podemos ver". Alcanzó el control


remoto, esperando que su voz no
sonara tan nerviosa para Ronnie

como lo hizo a sus propios oídos.

Sacada de sus propias meditaciones por


el repentino movimiento, la mujer de
cabello oscuro pudo

únicamente murmurar una aprobación.


El ruido de la televisión llenó el aire.
Le tomó un momento para

que se diera cuenta que Rose no iba a


recargarse contra ella más.
Desilusionada que el masaje hubiera
terminado, Ronnie volvió a la tarea
anterior de trenzar el rubio cabello.
Cinco minutos antes había estado

contenta, acogedora, y cómoda. Ahora


su cuerpo sentía frío sin el calor de la
mujer más pequeña contra

ella. Soltó un silencioso suspiró y se


resignó a contentarse con sólo tocar la
suave cabellera.

Rose estaba también sintiendo la


pérdida del contacto de su cuerpo.
Tomó esfuerzo de su parte no

reclinarse en los dedos de Ronnie y


comenzar el masaje otra vez. ¿Por qué
estoy sintiendo así? ¿Qué
está pasando dentro de mí? Es solo
Ronnie. Intentó imaginarse cómo se
sentiría si alguien más

estuviera tocándola pero un accidental


roce de una mano contra su clavícula
hizo que alejara esos

pensamientos. Oh, qué no daría para


un agradable masajes de espalda de ti
ahora mismo. Comenzó a

reclinarse en el tacto de Ronnie otra


vez y tuvo que pararse. Esto es loco. Es
solo que nadie me ha

jamás tocado así antes, eso es todo.


Repitió las palabras una y otra vez en
su cabeza hasta que el
trenzado fue hecho. Cuando Ronnie
salió de detrás ella y se recargó contra
las almohadas, Rose sentía

todo excepto relajación. Su cuerpo


estaba completamente despierto y
quemándose con un fuego que no

había sentido en años. De hecho, el


cuarto le parecía absolutamente
caliente en estos momentos.

Únicamente esperaba que el sueño


pudiera llegar rápidamente. "Estoy
cansada", dijo con un falso

bostezo.

"¿De verdad?" Ronnie miró el reloj.


"Es aún temprano".

"Yeah, no lo sé, pienso que tu masaje


de cuello es el que hizo que me diera
sueño. Puedes quedarte

levantada si quieres, la TV no me
molesta". Cerró los ojos y frotó su
nariz más profunda en su almohada.

"No estoy cansada todavía pero no


quiero mantenerte levantada. Iré al piso
de abajo y entrenaré durante

un rato. Estoy segura que eso me


cansará".

"Oh, no tienes que irte", Rose protestó,


aunque una idea se estaba formando en
su mente.

"No, eso no es ningún problema, de


verdad. Necesito un entrenamiento", la
tranquilizó, bajando de la

cama y apagando la televisión.


"Volveré en alrededor de una media
hora, cuarenta y cinco minutos o

algo así".

"Ok". Perfecto.

*****

Rose esperó hasta que oyó la música


flotando a través del entarimado antes
de doblar su rodilla derecha
y separar sus piernas. Darse placer ella
misma no era algo que hiciera
frecuentemente pero sus dedos

no tuvieron ningún problema en


deslizarse entre sus tersos labios y
localizar sus excitados nervios.

"Ah..." Sus dedos se sentían fríos


rodeándolo por el líquido caliente y la
sensación fue intensa cuando

llevó su dedo a través de su clítoris.


Llenó su mente con eróticas imágenes
mientras que su pasión

190

creció. Su mano izquierda se metió


debajo de la camisa de dormir y cerró
en su pezón llegando a ser

difícil bajar el rítmico bombeo...

... Acostada sobre la gruesa estera azul


de entrenamiento, Ronnie dejó su mano
libre viajar en sus

pantalones para ahuecar su montículo a


través de sus bragas. "Ohh..." Los
largos dedos empujaron el

algodón contra sus húmedos rizos,


entonces más hasta que la entrepierna
estaba saturada. Moviéndose

para apalancarse, provocó un poco de


aflojamiento en la forma de las bragas
y la utilizó a su completa

ventaja, enroscando los dedos bajo el


borde del elástico y entre sus labios
inferiores. Cerró los ojos, sus

dedos se convirtieron en los dedos de


Rose. Imaginando a la rubia mujer
tocándola tan íntimamente

provocando que las caderas de Ronnie


saltaran violentamente contra la estera
y su respiración se

acelerara. Esta era una fantasía que no


se había permitido considerar hasta
ahora y estaba sorprendida

por su fuerza. Era demasiado para


negarlo más. Estaba enamorada de
Rose Grayson; nada podría

cambiar eso. En la realidad podría


nunca ser pero aquí, ahora, sobre una
estera en su gimnasio privado,

la fantasía podría ser real. Aquí no


había accidente, ningún hueso
quebrado, ninguna vida destrozada.

Aquí estaban solo ella y Rose,


amándose la una a la otra. Los dedos de
Ronnie se movieron a través de

los negros rizos y los rosados labios


con vieja familiaridad pero los tactos
eran de alguna manera
diferentes, más intensos. Estaba más
que lista cuando dos largos dedos
encontraron su entrada y se

deslizaron dentro en su primer


nudillo...

... Rose trajo la otra mano abajo y se


frotó frenéticamente. El molde integral
era la única cosa que

mantenía sus caderas uniformes


remotamente en la cama. Los músculos
de su muslo se tensaron y

sintió una punzada de dolor en su


pierna izquierda pero este palideció en
comparación al placer que sus
dedos estaban trayendo. Bombeando
dentro, retrocediendo, entonces dentro
más profundo aún, su

amante de la fantasía la trajo al borde.


Rose empujó tanto como podía pero
había más... más que no

podría completamente alcanzar. Ese


lugar especial estaba tan cerca y aún
tan lejos. Dientes apretados

fuertemente, cara contraída, empujó


para alcanzar el orgasmo. Bombeando
tan intensamente que

lastimó los tejidos entre sus dedos


mientras su mano izquierda nunca cesó
en sus frenéticos esfuerzos.
Rose se sintió balancearse sobre el
borde pero no podía caer sobre el.
Entonces su amante de la

fantasía le habló. "Sí, eso es, Rose.


Déjate ir, eso es". Los tonos bajos de
Ronnie retumbaron a través de

ella, disparando cargas eléctricas que


se movieron de sus pechos a su clítoris
donde la explosión final

vino con demoledora fuerza..."

"¡Oh... Rose!" Ronnie gritó cuando los


embates estrepitosamente la
atravesaron. Los seguros,

deliberados movimientos la arrastraron


fuera del placer, permitiéndole algunos
segundos más con su

imaginaria amante antes de caer


flojamente de nuevo a la estera. Cerró
los ojos, quedándose allí por

varios minutos, poco dispuesta de dejar


a la fantasía irse demasiado pronto.
Finalmente su respiración

se retardó y la realidad volvió. Con ella


vino la profunda tristeza. No importa lo
qué hiciera, nunca

desaparecería la verdad sobre el


accidente. Nada quitaría el dolor de
Rose. Ronnie se incorporó y
envolvió los brazos alrededor de sus
piernas, abrazándose en un ovillo. Por
tanto tiempo no he

necesitado a alguien y ahora estás tú.


Miraba el techo, entonces lentamente
enterró su cabeza contra

sus rodillas. ¿Qué es lo que voy a


hacer? Te necesito en mi vida, Rose.
No puedo imaginar cómo era

esta vida antes de que tú vinieras y me


da pánico el pensamiento de que te
vayas para siempre. En este

momento no había nada que Ronnie


deseara hacer más que abrazarse contra
la mujer más pequeña.
Respiró hondo y se incorporó, sabiendo
que entre más tiempo permaneciera
abajo más tiempo pasaría

antes de que pudiera recostarse contra


el calor de Rose.

La toallita entre sus piernas, quitó


cualquier rastro de actividad. Su tarea
finalizó, dejó ésta de nuevo en

el cómodo sobre la mesita de noche.


Rose se recostó bajo las sábanas y
esperó a que Ronnie volviera.

191

En la oscuridad, pensó acerca de lo que


había sucedido. Nunca en sus remotos
sueños se había

pensado teniendo sexo con otra mujer.


Ahora, su cuerpo aún hormigueando
por el intenso orgasmo,

Rose intentó resolver sus encontrados


sentimientos. Se preocupaba muy
profundamente por Ronnie,

¿pero de esta manera? No obstante,


todo lo que tomó su pensamiento era la
ejecutiva hablándole bajo y

seductoramente a ella y Rose comenzó


a calentarse otra vez. Intentó pensar en
dos mujeres teniendo

sexo. Nada. No había interés en


absoluto. Las visiones en su mente eran
solo sexo, cuerpos y miembros

mezclándose juntos para el placer


físico. Pensó en Ronnie otra vez.
Largas, nunca terminando piernas

llevadas a una fácil hinchazón en la


cadera después estrechándose a su
delgada cintura. Pechos que ni

parecían demasiado grandes ni


demasiado pequeños para su alto
marco. Un esbelto cuello llevaba a

una cuadrada quijada y fuertes


pómulos, todo acentuado por llenos
labios y expresivos ojos azules. Pero
la revisión mental no podía permanecer
en lo físico. La rica voz jugó en su oído
mientras la dulce

fragancia persistiendo sobre la cercana


almohada llenó sus fosas nasales. Rose
de repente se dio

cuenta de su mano moviéndose contra


su pecho. El repentino silencio cuando
el estereo fue apagado

sacudió a la joven mujer sacándola de


su nueva fantasía. Sus manos fueron
directo a sus costados y

esperó a que la puerta del sótano se


cerrara y que la de ésta habitación se
abriera.
"¿Estás despierta?" Ronnie susurró
cuando entró en el oscuro cuarto.
Esperó algunos segundos antes

de repetir su pregunta. Contenta de que


Rose estuviera durmiendo,
cuidadosamente se deslizó dentro

de la cama. Sus cuerpos estaban apenas


tocándose. Intentó una vez más.
"¿Rose?" Esperó varios

segundos antes de recostarse y se


meneó en cierre. Su cara se enterró en
el dorado cabello, su brazo

descansado a través de la pequeña


cintura, Ronnie dio un suspiro
satisfecho y flotó libremente.
Mucho tiempo después de que la
respiración de Ronnie cediera a suaves
ronquidos, Rose estaba

despierta, sus dedos ociosos hacían


círculos en el dorso de la mano que se
apoyaba sobre su

estómago. Es demasiado malo que


Chris te lastimara tanto, usando su
amor contra ti, amenazando decir

a todo el mundo sobre... Sus ojos


estallaron abriéndose cuando la
pregunta tomó forma. ¿Por qué sería

tan terrible para ti ser involucrada con


un compañero estudiante? No es que tú
estuvieras durmiendo con
un profesor o algo. A menos... sus ojos
crecieron de par en par.

A menos que Chris sea una Christine.

Capítulo 9

"Buenos días, María". Rose rodó dentro


de la cocina, siguiendo el olor de los
panecillos de canela recién

horneados.

"Y buenos días a ti también, Rose.


¿Quieres un poco de café?"

"Me encantaría una taza, gracias".

"La traeré aquí a la mesa". El ama de


llaves alcanzó en el armario y sacó una
taza sin mirarla. Para el

momento en que se dio cuenta cual


había agarrado, ya había añadido la
crema y azúcar. "Bien, supongo

que Ronnie tendrá que usar otra taza".

"Usted me dio su favorita otra vez, ¿no


es así?" Rose preguntó con una sonrisa.
Esta era otra de los

pequeños caprichos de Ronnie. Su café


de la mañana era siempre servido en
una taza negra con las

palabras "el jefe" a través de ésta.


192

"Me temo que lo hice. La vaciaré y te


daré en otra".

"No, no se preocupe. Ronnie puede


vivir sin su taza del jefe por un día".
Esto realmente divertía a Rose

que con las docenas de tazas que


llenaban el armario, su amiga estuviera
tan encariñada con esta en

particular.

"Ya sabes que le gusta su café en esa


taza", María amonestó.

"Es bueno que cambie su rutina de vez


en cuando", vino la juguetona
contestación cuando tomó la taza

de la mujer mayor.

"¿Y qué está pasando con ustedes dos?"


Ronnie preguntó cuando entró en el
cuarto. Tomó el periódico

y echó un vistazo en el titular antes de


que notara. "¿Robando mi taza
favorita?" Cruzó detrás de la joven

mujer y se sentó en la silla al lado de


ella.

"No te preocupes, yo sé quién es


realmente el jefe por aquí", Rose
contestó cuando tomó un trago.
"A veces me lo pregunto", Ronnie
regresó la broma. "¿Crees que puedas
enviarme un mail hoy?"

"Yeah, anotaste qué hacer, ¿no es así?"

"Está al lado de la computadora".


Levantó la mirada para ver a María
venir con su café. Miró la taza

burlonamente. "¿De dónde vino ésta?"


Era una taza de Cartoon Far Side con
dos ciervos en ésta. Uno

tenía una diana roja brillante en su


pecho. El pie de foto por debajo decía
'infierno de una marca de

nacimiento, Hal'. Ronnie se rió


suavemente y bebió de ésta.

"Ves, el cambio es bueno", Rose dijo


con el labio sobre de su taza. María
trajo su desayuno junto con

una jarra de café.

"Si las señoras me disculpan, iré a


comenzar en la lavandería".

"Ok, gracias María".

"Yeah, gracias".

Ya solas, ambas mujeres comenzaron a


comer su desayuno. Ronnie tenía el
tenedor en una mano y el
periódico en la otra. Aunque ojeaba la
sección de negocios, el periódico
también tenía la ventaja extra de

permitirle mirar y estudiar a la


inadvertida Rose. Las quebradas
piernas estaban ocultas debajo de la

mesa redonda. Con el suave rubio


cabello metido detrás de sus orejas,
Ronnie tenía una vista sin

obstáculos de la suave curva de la


mejilla de Rose, la pequeña nariz
respingada, el color óxido de las

cejas que se reclinaban por encima de


sus muy verdes ojos. Repentinamente
esos ojos voltearon y la
miraron. Arrugando las páginas y
bajando la mirada al periódico, Ronnie
esperó que el rubor que sentía

no fuera demasiado visible. "Um...


estoy pensando acerca de disminuir
algo de la cantidad de trabajo de

Laura. Tengo algunas cartas que


necesiten ser puestas al día. No es
difícil de hacer pero es tiempo

consumiéndose. Dijiste que aprendiste


cómo utilizar la fusión del correo, ¿no
es así?" Sus ojos nunca

salieron del periódico, aunque no tenía


idea cuáles noticias estaban en el
periódico.
193

"Hmm. Um". Rose tragó y dejó la taza


abajo. "Fue difícil al principio pero una
vez que conseguí agarrarle

esto es realmente bastante fácil". Por


dentro estaba entusiasmada. Ronnie me
está dando verdadero

trabajo para hacer, no solo ejemplos y


pruebas en los programas de
computadora. Verdadero trabajo

que necesita ser hecho y me lo está


confiando. "Me aseguraré de que este
sea hecho enseguida y

prometo que no habrá errores".


Detrás del periódico, la ejecutiva
sonrió en el entusiasmado tono. "Te
mandaré un correo electrónico de

los archivos tan pronto como llegue al


trabajo. Estoy segura que no tendrás
ningún problema con eso".

Dejó la sección de negocios del


periódico abajo y se sirvió otra taza de
café. "Bien, vamos ver a quién la

policía capturó anoche", Ronnie dijo


cuando tomó la sección local. Se movió
a través de las páginas

hasta que encontró el informe de la


policía enumerando a toda la gente que
fue arrestada o compareció
en la corte. Vio el nombre de una vieja
amiga de la preparatoria arrestada por
prostitución. "¿Qué?"

Acercó más el periódico, tirando su


taza de café encima en el proceso.
"Maldición". Se levantó. La blusa

amarillo crema ahora estaba cubierta


abajo del frente con el mojado beige
del café. Deshizo los primeros

botones, confirmando que este se


hubiera filtrado sobre su fondo
también. "¡María!" Se giró para ver al

ama de llaves salir del cuarto de


lavado. "Café".
"Sobre la seda", María señaló.
"Verónica Louise, atravesaré más
Woolite contigo". Movió su cabeza,

causando que Rose sonriera mientras el


café mojaba la mesa. "Bien, sal de esas
cosas mojadas".

Ronnie se giró para salir del cuarto.


"No hay necesidad de ser modesta
ahora. Tú no vas a correr al piso

de arriba con el café goteando de tu


blusa. Hay bastante desastre para
limpiar aquí mismo".

"Bien". En un movimiento rápido la


blusa fue quitada seguida por el fondo.
"Dame la falda también". Un
tirón de cierre y la prenda siguió a las
otras ropas mojadas en las manos de
María.

Con Ronnie de espaldas a ella, Rose


dejó a sus ojos viajar arriba y abajo del
alto cuerpo vestido en solo

medias y un bra color crema de encaje.


Se concentró pero no sintió la
excitación que había

experimentado la noche previa. Lo que


sentía era culpa por mirar fijamente en
el cuerpo de su amiga.

Esto es tonto. Es solo Ronnie. Apartó


sus ojos cuando el cuerpo medio
vestido se dio la vuelta,
levantando la mirada sólo cuando oyó a
la mujer de cabello oscuro dirigirse a
ella. "Voy arriba a

cambiarme"-

"¿Oh, sabes qué se vería realmente


bonito en ti? Ese pantalón gris de lana
y esa blusa azul claro". Rose

pensó sobre la última vez que había


visto a Ronnie usar ese traje y en como
destacaba sus ojos. "Éstos

se ven realmente bonitos en ti".

"El pantalón gris, ¿hmm?" Ronnie


recordó cuánto le gustaba a Rose esa
particular combinación. La piel
chinita se levantó en sus muslos. "Es
mejor que vaya a cambiarme antes de
que me congele a muerte

por estar parada aquí".

Volvió pocos minutos después,


admitiendo para sí misma que el
pantalón de lana era una mucho mejor

idea que la falda en una mañana tan


fría. "Ok, ¿qué piensas?" Preguntó,
dándose vuelta con la blazer

doblada en el brazo.

"Estupendo aspecto", Rose dijo. El


pantalón se ajustaba en todos los
lugares correctos y la camisa
contorneaba agradablemente sus suaves
curvas. "Te ves... preciosa".

194

"Gracias". Ronnie bajó la mirada en los


destellantes verdes ojos y sonrió. "Te
enviaré por correo esos

archivos una vez que llegue allí".


Combatió el impulso de darle a la
joven mujer un beso rápido en la

mejilla y cambió eso por un apretón en


el hombro. "Mejor me voy antes de que
el tráfico se ponga

demasiado pesado".
"Oh, Ok. Me aseguraré de tener ese
programa subido para que pueda
conseguir empezar tan pronto

como eso llegue".

"No tengas prisa, Rose. Lo que


consigas de ellos estará bien".
Privadamente le satisfizo al final no oír
el

entusiasmo en la voz de su amiga.


Ronnie no tuvo duda cuando llegó la
ética de trabajo de Rose.

"Intentaré estar temprano en casa". En


ese momento, el ama de llaves salió del
cuarto de lavado con el
estropajo y el cubo en mano. "Mejor
me voy antes de que María encuentre
un nuevo uso para ese

estropajo".

"A veces", María dijo cuando sacudió


su cabeza.

Ronnie giró su atención a Rose. "Te


llamaré más tarde".

"Okay".

Rose se rodó apartándose cuando el


ama de llaves comenzó a limpiar el
desastre. El jeep azul brillante

desapareció del camino de entrada,


dejándolas a las dos solas. Es hora de
conseguir algunas

respuestas, Rose pensó para sí misma.

"María, ¿fue fácil para usted aprender a


utilizar el mail?"

"Señor no, niña. Cuando Ronnie me dio


la computadora yo estaba asustada de
encenderla. No sabía lo

que haría".

"¿Pero ahora a usted le gusta?"

"Hablo con mi hijo en Arizona todas


las noches". Empujó el estropajo seco
sobre las últimas gotas de lo
derramado. "Debiste ver mis cuentas
del teléfono antes de eso".

"Apuesto cuando Ronnie estaba fuera


en la universidad las cuentas del
teléfono eran algo". Genial sigue,

Einstein. Por qué no solo sales directo


y dices vamos hablar del tema
Stanford, mentalmente se regañó.

"Quiero decir, es solo tan cercana a su


familia y todo".

"Cuando los chicos estaban en el


colegio esto por supuesto era un tiempo
duro por aquí". María tomó los

platos del desayuno y se dirigió hacia


el lavavajillas. "Uno de ellos estaba
siempre llamando para una

cosa u otra". Tomó la jarra y sirvió


algo del humeante líquido en una taza
para sí. "Lo juro estaba en la

oficina postal todos los días enviando


algo a uno de ellos".

"Vamos siéntese y hablemos por un


rato", Rose dijo, señalando en el
asiento vacío. "No hay mucho que

tenga que ser hecho hoy y tengo que


esperar para que ella me envíe esos
archivos".

195
"Solo por un pequeño rato. Tengo que
aspirar. Tabitha arroja más pelo que
cualquier gato que haya visto

nunca", volvió a llenar la taza de la


joven mujer. Se sentó en la silla
ofrecida y tomó un trago de su café.

"Ellos eran exactamente un puñado


entonces".

"Supongo que la independencia que


vino con estar ausente del hogar debe
haber sido demasiado,

¿huh?" Metió un perdido mechón de


rubio cabello detrás de su oreja.
"Ronnie seguro tuvo un rato duro
de esto". Vio el parpadeo en los ojos de
la mujer mayor y sabía que tenía que
pisar cuidadosamente.

"Ella me contó sobre Chris".

"Esa fue una cosa muy triste y no algo


que me guste hablar". María dijo,
bajando la mirada a la mesa.

Bebió varios tragos de café. "Alguna


gente es solo basura, Rose. Simple y
sencillamente".

"María, ¿puedo hacerle una pregunta?"


En el reacio cabeceo, respiró
profundamente y continuó. "¿Usted

piensa que estoy utilizando a Ronnie?"


"No importa lo que pienso. Lo que
importa es lo que ella piensa". Vació su
taza y le dio a Rose una seria

mirada. "Odiaría verla lastimada así


otra vez".

"No sé como alguien que pueda


conocer a Ronnie por cualquier espacio
de tiempo quiera utilizarla",

Rose dijo suavemente, su mirada


fluctuaba de María a la mesa y de
regresó otra vez. "Tiene el corazón

más bueno que cualquier persona que


yo conozca y no quiero decir por ser
solo generosa. Debe haber
sido devastador para ella confiar en
alguien y tener esa confianza rota". No
tenía idea que los

pensamientos del ama de llaves fueron


inmediatamente al Porsche
completamente reparado metido allá

en el garaje. "Estando en esa edad,


teniendo algo tan privado expuestos a
sus padres..." Rose meneó su

cabeza. "Solo no puedo imaginarme


por qué alguien sería tan cruel con ella.
¿Usted alguna vez conoció

a Chris?"

"No, el excavador de oro nunca se


presentó aquí," María dijo. "Yo
únicamente hablé con ella por

teléfono".

Bingo. La gran pregunta fue contestada.

*****

Delores Bickering condujo su oxidada


Station Wagon dentro del garaje del
estacionamiento público y se

metió en el primer sitio vacío, no


importándole que fuera reservado para
los minusválidos. Si recibía un

ticket, terminaría en la guantera con el


resto de los que había recibido. Los
tickets y el seguro no eran

cosas en lo que eligiera gastar su


dinero. El vacío paquete de cigarros
golpeó el suelo cuando encendió

el último y se alejó de su auto. Si


fueran las cosas de la manera en que
las planeó, tendría suficiente

dinero para los cigarros antes de que el


día hubiera acabado.

A los Cartwrights siempre le han


gustado las cosas grandes. Cuando el
Hotel Wellington fue construído a

finales de los años 20, esta torre sobre


el más pequeño edificio Cartwright en
la siguiente puerta. El

abuelo de Ronnie lo tomó como un


desafío y el resultado fue la
construcción de uno de los edificios
más

grandes de Albany, más de treinta


plantas altas. Delores estaba parada
delante de éste e hizo una

mueca desdeñosa en el gran logotipo


tallado en granito rojizo sobre las
puertas. Se empujó a través de

las puertas giratorias y entró al


espacioso vestíbulo. En la pared estaba
una placa de metal dándole la
196

bienvenida a las oficinas corporativas


de Cartwright. Bajo éste estaba un
directorio de departamentos

junto con los pisos en los cuales


estaban situados.

Ronnie estaba justo terminando un


tazón de fruta cuando el timbre sonó.
"¿Sí, Laura?"

"Um... hay alguien aquí que quiere


verle", la vacilante voz dijo.

"¿Quién?" Un rápido vistazo en su


calendario no mostró cita programada
para esa tarde. Oyó a su
secretaria preguntar el nombre del
visitante y apretó su quijada tan pronto
como reconoció la voz.

"Manténgala allí afuera un minuto".


Colgó el teléfono y golpeó ligeramente
el bolígrafo contra el

escritorio. Maldición, ¿qué está


haciendo esa perra aquí?

La respuesta vino a ella


inmediatamente. Su primer instinto fue
lanzar a Delores fuera pero cuando
abrió

su boca para hablar, Ronnie notó algo


que cambió su decisión. Girando
alrededor en su asiento, alcanzó
el ratón e hizo clic encendiendo el
ícono de seguridad. Su contraseña y
algunos tecleos más, una

pequeña luz roja se encendió en la


cámara de seguridad metida
discretamente en la esquina superior de

su oficina. Era hora de exponer a


Delores Bickering por lo que ella
realmente era. "Envíala adentro".

"Bonita oficina", la mujer grande


cabeceó aprobadora cuando echó un
vistazo. "¿Usted emplea?"

"No". Ronnie no podría creer que


tuviera el descaro incluso para hacer tal
pregunta. "Usted no está aquí
para preguntarme acerca de un
trabajo".

"Vine hablar con usted sobre Rose".


Desabrochó su sucia chaqueta amarilla
y se quitó el gorro tejido,

enviando copos de nieve sobre la


espesa alfombra Borgoña. "Usted sabe
que soy la cosa más cercana a

una madre que ella ha tenido nunca".

"Si usted lo dice". Oops, no quisiera


que Rose me viera siendo hostil con la
perra. Forzando una cortés

sonrisa en su cara, dijo con una más


cuidadosa voz. "¿Y para que usted
deseaba verme? Por favor,

tome asiento".

Delores se dejó caer en el sofá y lanzó


su chaqueta en el cojín más lejano.
"Habría pensado que alguien

como usted tendría café para sus


visitantes". Miró mordazmente en la
vacía cafetera en la mesa lateral.

"Especialmente para aquellos que son


parientes de sus amigos".

Los ojos de Ronnie se estrecharon pero


guardó su lengua. "¿Usted dijo que
desea hablar conmigo sobre
Rose?"

"He encontrado una manera de


ayudarle a salir".

"¿Ayudarle a salir?"

"Yeah". La mujer grande se incorporó.


"Le he encontrado un trabajo en
Cobleskill. Puede comenzar el

lunes. Pagan seis dólares por hora".

"¿Por qué necesitaría trabajar en


Cobleskill? Eso está a una hora.
Además, ¿usted no notó que tiene dos

piernas quebradas? Ella no está en


condiciones para trabajar".
197

"Es en una oficina de telemarketing.


No tendrá que estar levantada, solo es
hablar por el teléfono. Por

supuesto que pienso que tendrá que


mudarse nuevamente conmigo".

"Ella le dijo ya que desea vivir


conmigo. ¿Por qué cambiaría su
opinión ahora?" ¿Qué truco está usted

intentando sacar? ¿Hacer que Rose


elija entre nosotras? Maldita sea si la
dejo a usted llevársela lejos de

mí.
Delores meneó su cabeza. "Usted no
entiende. Rose y yo tenemos un
acuerdo. Me debe por haberla

cuidado y prometió ayudarme de


cualquier manera que pudiera".

"Déjeme conseguir esto correcto.


¿Quiere que se mude de nuevo con
usted y trabaje en ese empleo de

telemarketing para que pueda darle


dinero?"

"Pienso que es solo lo justo. Vivió bajo


mi techo y comió mi comida por años
sin pagar nada y ya es

tiempo para que me devuelva el pago".


Delores se cruzó los brazos y se
recargó.

"¿Así que le debe a usted por todo lo


que hizo por ella cuando vivió con
usted?" Sonaba ridículo pero no

se rió. No puedo creerle. Rose merece


mucho más en su vida que un pedazo de
basura como usted.

"Usted puede considerarlo de esa


manera. Yo lo considero de esta forma.
Habría podido rentar su cuarto

a alguien que hubiera podido pagarme.


Me debe el dinero que perdí por no
poder rentarlo. Cuando se
fue tuve que comenzar a pagar una
niñera en las noches del bingo y los
bolos. Mi generosidad puede ir

únicamente hasta ahora. No soy rica,


usted sabe. No puedo permitirme ser
tan caritativa como usted".

Tra... Ronnie agarró el borde de su


escritorio. Usted perra. Ahora no tenía
duda sobre la razón de que

Delores viniera a su oficina.

"Decidió que Rose le debe dinero


porque vivió con usted cuando era un
adolescente, ¿es eso correcto?"

"Exactamente".
"Y dado que le debe todo ese dinero
piensa que debe mudarse con usted y
trabajar en ese empleo para

que pueda pagarle lo que le debe,


¿correcto?"

"Correcto".

Los labios de Ronnie tiraron hacia atrás


dentro de una sonrisa mucho como una
cobra justo antes de

atacar.

"Pero dado que soy su amiga pensó


usted en venir y ver si había algo que
yo pudiera hacer, ¿correcto?"
"Bien, no estamos hablando de mucho
para alguien como usted. Si es
realmente su amiga pienso que

desearía ayudarla". Delores dijo


indignadamente.

198

"Y yo podría ayudar a Rose pagando su


deuda a usted, ¿esa es la idea?" Ronnie
estaba cansada del

juego y de mirar a la sucia mujer que


estaba intentando utilizar a Rose. Hora
de conseguir el punto.

"¿Cuánto?"
"Bien, usted tiene que tener en cuenta
cuánto tiempo vivió conmigo y
entonces..."

"¿He dicho cuánto?" Ronnie hizo lo


posible para mantener la hostilidad
fuera de su tono. "Vamos, estoy

segura que usted tenía una cifra en


mente cuando entró aquí. ¿Cuánto
piensa que Rose le debe por

cuidar de ella?" Sacó la chequera del


cajón y la abrió.

"Cinco... no, diez mil".

"¿Diez mil dólares y usted se alejará y


dejará a Rose en paz?"
El signo de dólares bailaba delante de
los ojos de Delores y la avaricia cantó
en su corazón. Casi estuvo

de acuerdo, entonces se dio cuenta que


la rica mujer estaba haciéndolo
demasiado fácil. "Espere". Se

levantó y se acercó al escritorio,


apoyando las rechonchas manos en la
pulida madera. "¿Qué si dijera

que quiero quince mil o incluso


veinte?"

"¿Es lo que usted tomaría?"

"¿Usted está realmente dispuesta a


darme veinte mil dólares?" La
suspicacia apareció. "¿Por qué?"

"Tengo mis razones". Tomó la pluma


para endosar el cheque y se detuvo. No
tenía intención de usar la

pluma que Rose le regaló. Buscó en el


cajón, sacó otra y comenzó a escribir.

"Es B- i- c-k-"

"Sé como se escribe".

"Sabe", Delores rió nerviosamente.


"Siempre supe que encontraría a
alguien que la acogería". Sus ojos

se ensancharon cuando los ceros fueron


agregados a la casilla de la cantidad.
Sensación de victoria

dentro de su visión, se relajó y recargó


su cadera contra el escritorio, mucho
para la irritación de Ronnie.

"Veinte mil dólares. Humph. Puede no


parecerle mucho a usted pero puedo
conseguir un nuevo

remolque con eso".

Ronnie se levantó y arrancó el cheque


del talonario. "Y por el costo de un
remolque usted está dispuesta

a salir de la vida de Rose y dejarla en


paz para siempre, ¿correcto?" Delores
extendió la mano por el
cheque pero ella lo sostuvo en el aire.
"Este es el trato. Por veinte mil dólares
usted no volverá, nunca

llamara o parará cerca. Usted se


olvidará que ella existe".
"Déme el cheque y olvidaré todo acerca
de ella", Delores prometió, su índice y
pulgar agarraron en la

esquina del papel.

"¿Usted incluso no desea despedirse de


ella?" La ejecutiva sostuvo el cheque
firmemente, negándose a

entregarlo sin una respuesta. No


esperaba lo que consiguió.

199

"¿Por qué? ¿Esto valdrá más dinero si


lo hago?" Delores la miró
expectantemente.
Ronnie se olvidó sobre la videocinta en
el shock de oír las frías palabras. Con
un movimiento enojado tiró

del cheque atrás y se levantó, su marco


de seis-pies se elevó sobre la mujer
más baja. "Usted perra".

Los azules ojos ardían con furia.


"Usted nunca se preocupó por ella, ¿lo
hizo?" Sus puños se cerraron,

arrugando el cheque. "¡Usted la recogió


sólo por el cheque de cada mes y para
tener una niñera

incorporada!" Los nudillos se volvieron


blancos bajo la presión y cheque sufrió
más daño.
"El cheque..." Delores precisó.
"Tenemos un acuerdo".

Ronnie bajó su cabeza, el largo oscuro


cabello ocultaba su cara. "El dinero.
Eso es todo lo que usted le

preocupa, ¿no es así?" Su voz era


reservada, baja... la calma después de
la tormenta. "Usted utilizó a

Rose por el dinero. La utilizó como una


hija para obtener el dinero del estado y
cuando estaba luchando

por sobrevivir usted tomó el dinero de


ella". Levantando su cabeza de un
tirón, Ronnie trabó los ojos con
la mujer que odiaba. "Ahora está
acostada allí con dos piernas quebradas
y en vez de preocuparse sobre

ella está intentando conseguir dinero de


mí".

"¿Usted quiere deshacerse de mí?


Déme el cheque y me iré". La mujer
grande extendió su mano.

"¿Usted quiere el cheque?" Ronnie


aplanó el arrugado cheque, después lo
extendió delante de ella. Lo

rompió cuidadosamente en dos,


después puso los pedazos juntos y los
rasgó otra vez. "Estoy segura
que el Estado de Nueva York le pagó
mucho más de lo que usted incluso
gastó en Rose". Otro rasgón.

"Hubo semanas cuando ella pasó sin


nada de comida para sí misma sin
embargo le enviaba a usted un

cheque porque consiguió convencerla


de alguna manera que le debía". Lanzó
el montón de confeti sobre

el escritorio. Delores podía únicamente


estar parada allí y ver como su plan se
derrumbaba. "Usted ha

utilizado a Rose por última vez. Salga


de mi oficina antes de que haga que
seguridad la eche".
"Usted no puede..."

"¿No puedo qué? ¿Lanzar a un vividor


holgazán fuera de mi propio edificio?"
Ronnie presionó sus

nudillos contra el escritorio para evitar


llegar al otro lado y golpear a la
asquerosa mujer. Los músculos

en sus antebrazos agrupados y


apretados preparados. "Usted lastimó a
Rose y no permitiré que lo haga

otra vez. No merece saber de alguien


tan amable y tierna como ella. Llegue a
la de vista de mi casa y

haré que la arresten. Una llamada


telefónica, una carta, cualquier intento
de ponerse en contacto con ella

y haré de su vida un infierno".

Con todas las perspectivas del dinero


idas, Delores no tenía nada que perder.
"Usted piensa que es tan

inteligente con todo su dinero de


mierda. ¡Usted no sabe NADA!"
Arrebató sobre el sofá y agarró su

gorro y chaqueta. "¿Usted piensa que


Rose era la única niña adoptada que
tuve?" La puerta se abrió y

dos robustos oficiales de seguridad


entraron, sin duda llamados por Laura
después de oír las fuertes

voces.

"¿Hay problemas, Srta. Cartwright?"

"Acompañan a esa..." Perra vino a su


mente pero un sentido de decoro tenía
que ser mantenido en la

oficina. "... intrusa afuera y asegúrense


de que nunca entre otra vez".

200

"Ustedes mantenga sus manos


apartadas de mí", Delores agarró su
bolso y estalló delante de los
hombres uniformados. "Cerciórese de
que Rose sepa que usted fue la única
que me hizo detenerme

para hablar con ella. Ésta es toda su


culpa". La puerta externa de la oficina
se cerró, dejando a una

confundida Laura y a una furiosa


Ronnie paradas allí.

"Laura, quita el resto del día. Me iré a


casa temprano". Cerró la puerta y se
acercó a su escritorio. Los

pedazos del cheque fueron echados al


bote de la basura y su preciada pluma
fue puesta de nuevo en su
cajón del escritorio.

Hubo unos rápidos golpes antes de que


su puerta se abriera. "¿Ronnie?" Susan
asomó su cabeza.

"¿Qué sucedió? Oí que llamaron a


Seguridad a tu oficina".

"Nada importante, solo un cierto asunto


del que tuve que ocuparme". Agitó su
mano rechazando. "No te

preocupes sobre eso".

"Sabes que voy a averiguarlo de


cualquier manera. Puedes también
decírmelo". La pelirroja entró y cerró
la puerta.

"Tengo derecho a algo de vida


privada". Se hundió en su sillón, un
profundo suspiro se escapó de sus

labios. "Deja esto ir, hermana".

"¿Tiene que ver con Rose?" El rápido


tirón de la cabeza respondió a la
pregunta de Susan. Un torpe

silencio cayó entre ellas por varios


segundos antes de que ella hablara otra
vez. "Um..." La Cartwright

más joven bajó la mirada en su uñas.


"Si um... bien, sé que tú realmente no
tienes a alguien cercano a ti
excepto Rose y bien, supongo, yo. Si...
si necesitas a alguien para hablar...
bien, estoy aquí". Se

enderezó y dio un paso atrás. "Los


niños están preguntando cuándo pueden
ir otra vez". Aclarando su

garganta, Susan continuó, su mirada


cayendo sobre su hermana mayor.
"Cuando expliqué a John que

Rose vivía contigo, él me preguntó si


eso la hacía su tía también".

"Ya te dije..." Ronnie comenzó solo


para ser detenida por una mano
levantada.
"Lo sé. Le dije que no lo era, pero si
esto estaba bien para ella, él podría
llamarla así".

Bajando la mirada a su escritorio, la


ejecutiva sonrió, entendiendo el
indecible gesto detrás de las

palabras. Se levantó y aunque nunca es


muy cariñosa con su hermana, Ronnie
se acercó y envolvió su

brazo alrededor de los hombros de su


hermana. "¿Qué te parece mañana en la
noche? Estoy segura

que Rose no puede esperar para tener a


su individuo de lucha libre pisoteado
otra vez". Soltó el casual
abrazo. "¿Pero qué te parece ahora
mismo que yo nos lleve a comer? A
algún lugar agradable, ¿qué te

parece Maurice o Giovanni?"

"Oh, eso suena rico, ¿pero qué te


parece probar ese nuevo lugar chino en
Western Avenue? Oí que

tienen excelente comida".

Un pequeño ícono en la pantalla cogió


la esquina del ojo de Ronnie. Con un
comienzo recordó la

videocinta. "Uh... yeah, eso suena rico".


Se giró para la computadora y apagó la
cámara. "¿Por qué no
vas conseguir tu chaqueta y me
encuentras abajo en el vestíbulo?
Tengo un par de cosas aquí que

necesito terminar".

201

*****

Ronnie llevó a casa el video y lo ocultó


en su dormitorio, no viendo razón de
mostrárselo a Rose

enseguida. Sabía que la cinta lastimaría


a su preciada amiga y esa era la última
cosa que quería hacer

otra vez. En su lugar esa noche y las


otras que siguieron fueron pasadas
acostadas una junto a la otra

en la cama ajustable viendo televisión


o en el sofá mirando películas. A veces
ellas renunciaban al

entretenimiento electrónico y solo


pasaban el tiempo trenzándose el
cabello la una a la otra o pintando

sus uñas. Era una cómoda rutina de la


que disfrutaba enormemente. No se
hizo mención sobre los

arreglos del continuar durmiendo


juntas y Ronnie estaba muy bien con
eso. Si tuviera la forma dormirían
siempre juntas. Amaba la manera en
que el cuerpo de Rose cabía contra el
suyo. Nunca hablaron

acerca de los crecientes abrazos y los


cariñosos tactos pero Ronnie observó
que ellos eran instigados

por ambas en partes iguales.

Con Karen no más tiempo necesitada,


Rose llenó sus días trabajando en
proyectos para Ronnie.

Además de mejorar sus habilidades,


también le dio una intensa enseñanza
de la manera en que la

empresa de su amiga estaba


funcionando. Les dio algo más de que
hablar por las tardes otro que de

ellas mismas o de lo que estaba


pasando en la televisión. El último
deshielo de enero continuó metido en

febrero, prometiendo una anticipada


primavera. Ya más hierba estaba
viéndose en el jardín trasero más

la nieve y el sol viniendo a través de


las ventanas era suficiente para
calentar la habitación sin subir el

termóstato. Por supuesto en la noche


había el calor agregado del cuerpo de
Ronnie para mantenerla
caliente. Era durante esas últimas horas
de la noche que Rose pensaba acerca de
su relación con su

amiga de cabello oscuro. Con la


excepción del trabajo, Ronnie estaba a
su lado constantemente, no que

Rose se quejara. Gozaba el tiempo que


pasaban juntas. A menudo, mientras
veían la televisión, su

cabeza se apoyaba contra el hombro de


Ronnie o incluso en el regazo de la
mujer más mayor.

Disfrutaba ese tiempo todo lo posible.


Ronnie podría ausentemente acariciar
su cabello o dejar una
cálida mano apoyada sobre su hombro.
Ellas estaban mucho más relajadas la
una con la otra ahora. Los

iniciales abrazos en la cama no fue más


asunto tieso, vacilante. Ahora, cuando
llegaba la hora de dormir,

el brazo de Ronnie se envolvía


alrededor de su cintura y la cálida
respiración cosquilleaba su cuello

cuando ellas moldeaban sus cuerpos


juntos.

Rose pensó a menudo del cariño cada


vez mayor entre ellas. Los abrazos eran
un común
acontecimiento y los fomentaba tanto
como lo hacía Ronnie. Parecía que
podían sentir las necesidades

de la una en la otra, por lo menos


estaba segura que Ronnie podía sentir
las suyas. Cuando el dolor en

sus piernas se encendía, los fuertes


brazos la confortaban y consolaban.
Cuando una lágrima la sacudía

por una película romántica que


motivaba la necesidad de ser abrazada,
no había discusión o petición

indirecta, ellas solo se acurrucaban una


contra la otra. Pero si bien disfrutaba la
atención y el cariño,
Rose no estaba segura que estuviera
lista para algo más o si Ronnie estaba
incluso interesada. No

había habido besos desde que


estuvieron bajo el muérdago en
Navidad y sus conversaciones

permanecían lejos de los asuntos del


corazón o del sexo. Si era deliberado
por parte de Ronnie o no,

Rose no estaba segura. Solo sabía que


ella estaba evitándolo, sus sentimientos
eran bastante confusos

incluso para pensar en darles voz.

Como en este momento. Ellas estaban


acostadas en la cama viendo Dateline y
la cabeza de Ronnie

estaba apoyada contra su hombro. Rose


bajó la mirada al sedoso cabello oscuro
mezclado con el propio.

Su compañera parecía tan relajada, tan


pacífica. Teniendo su brazo atrapado
entre sus cuerpos era no

más una aceptable posición. "Levanta


tu cabeza por un segundo".

202

"¿Hmm? Lo siento, ¿estoy


lastimándote?" La perezosa voz le dijo
a Rose justo cómo relajada la
ejecutiva estaba.

"En absoluto. Solo quiero mover mi


brazo". Lo hizo y rápidamente lo
envolvió alrededor de los hombros

de Ronnie antes de que la mujer más


mayor pudiera alejarse. "Ahora vuelve
aquí". Jaló suavemente y

fue recompensada con la cabeza de su


compañera apoyándose justo sobre su
pecho derecho.

"¿Cómoda?"

"Mmm, mucho".

"Bien". El comercial terminó y la


atención de Ronnie fue de nuevo a la
televisión. Rose no lo hizo. Sus

dedos empezaron a tirar de los largos


oscuros cabellos. "Tienes el cabello
muy suave".

"Si tu lo dices. Pienso que el tuyo es


más suave, sin embargo. El mío es
justo más grueso".

Los dedos de Rose se hundieron en el


cabello de Ronnie y comenzaron a
masajear su cuero cabelludo.

"Hmm, puedes tener razón sobre eso",


concedió. Pero me gusta tocar el tuyo
más. Lentamente los
pequeños círculos que estaba haciendo
con sus dedos se movieron más bajo
hasta que ellos estaban

acariciando la suave piel del cuello de


Ronnie. La televisión fue
completamente olvidada por ambas

mujeres a medida que el masaje


continuó. ¿Cuánto estarás
permitiéndome? Un solitario dedo se

aventuró debajo del suave algodón de


la camisa por un segundo entonces tiró
hacia atrás. Otra vez.

"¿Chris alguna vez frotó tu cuello así?"

Ronnie se agitó, sus ojos parecían


mucho como esos ciervos cegados por
los faros. "Um, n-no..." Tragó,

su garganta repentinamente seca. "¿Por


qué preguntas?"

"Solo me preguntaba". Rose ahora


vaciló, la pregunta no parecía como tal
una buena idea más. "Es

solo... bien, te gusta esto tanto. Había


esperado que alguien hiciera esto por ti
antes".

"Chris y yo..." Ronnie buscó las


palabras adecuadas. "Nosotros no
éramos..." Era un cara o cruz entre

que estaba más seco, sus labios o su


garganta. "No estábamos físicamente
cercanos. No hubo muchos

abrazos". Se sentó completamente y se


movió hasta que estuvo enfrente de
Rose. "Pensé que era

verdadero amor entonces". Una


despreciativa risa dejó ver el viejo
dolor. "Ahora lo sé mejor". Bajó su

cabeza y se miró las manos. Rose


permanecía silenciosa, sintiendo la
lucha de Ronnie con algún

demonio interno. Finalmente la alta


mujer eligió la salida fácil. "Por lo
menos el sexo era bueno".
Las bromas no estarán funcionando
conmigo. Te conozco demasiado bien,
Verónica Cartwright. "Sabes

odio a Chris por lastimarte así".


Extendió la mano y puso sus dedos
debajo de la fuerte barbilla, forzando

a los azules ojos a encontrar los suyos.


"Y no odio a mucha gente en este
mundo".

Ronnie quitó la mano de su barbilla y


la sostuvo dentro de las suyas.
"Curioso". Bajó la mirada a sus

manos, su pulgar ocioso rozaba los


nudillos de la mujer más pequeña.
"Siento de la misma manera
sobre la gente que te lastima". Hizo una
pausa por un momento, el miedo
amenazando mantener las

palabras atrapadas adentro. "Eres muy


especial para mí, Rose". Su cabeza se
levantó y por varios largos

segundos se miraron fijamente la una a


la otra.

¿Oh, mi Dios, vas a besarme? Rose no


estaba segura si estaba excitada o
asustada cuando su corazón

comenzó a latir a paso acelerado. Sus


labios se separaron un poco en
subconsciente invitación.
203

Estaba justo a punto de moverse hacía


adelante cuando vio los
resplandecientes azules ojos parpadear

y mirar hacia otra parte.

"Pienso que esto es bastante serio para


hablar esta noche", Ronnie dijo,
renuente soltando el agarre en

la mano de la joven mujer. El mágico


hechizo estaba roto y ambas sintieron
una gran sensación de

decepción. Otra oportunidad perdida…


otra ocasión no tomada.
Rose estaba aún pensando acerca de ese
momento mucho tiempo después de
que se hubieran

colocado para la noche. Giró su cara


para mirar a la mujer dormida junto a
ella. Quería que me besaras.

¿Tú querías eso también? Cuidadosa de


no molestar a su compañera, se apoyó
en su codo derecho y

metió su cabello detrás de su oreja.


Con indecisión bajó sus labios a la
mejilla de Ronnie, plantando el

más suave de los besos allí. Sus ojos se


ajustaron a la oscuridad, Rose vio tanto
como sintió la pequeña
sonrisa venir a la durmiente cara. "Te
amo", susurró antes de recostarse en
sus almohadas. Entrelazó

sus dedos con los que descansaban


sobre su vientre, la joven mujer cerró
los ojos.

"Te amo también", Ronnie murmuró


adormilada, inconscientemente se
arrimó más cerca. La expresión

sobresaltada de Rose por un minuto


antes de que se diera cuenta que su
amiga estaba durmiendo.

Volteó su mejilla para apoyarla contra


la oscura cabeza y pronto se quedó
dormida ella misma.
*****

Ronnie abrió la guía de TV y comenzó


a leer las opciones. "'Un paseo por la
nubes'. Está programada.

Nosotras vimos esa ya. 'Sabrina', esa es


aburrida". Dio vuelta a la página.
"Vamos a ver cuáles están en

pago por evento". Un suave tirón en su


muñeca la forzó a mover la guía para
que Rose pudiera mirar con

ella.

"Hay esa nueva película de Jim


Carrey", la joven mujer ofreció.
"Odio a Jim Carrey. Mira, Bruce Willis
haciendo explotar otro edificio".

"Odio las películas de acción. Vamos a


ver una romántica".

"¿Por qué una romántica y no una


comedia?"

"Bien, este es el Día de San Valentín,


boba".

"Si dos personas están realmente


enamoradas no necesitan un día para
celebrar éste".

"Verónica Cartwright, eres tan cínica.


Dame eso". Rose tomó la guía de TV y
comenzó a buscar a través
de las páginas. "Sabes que podríamos
jugar o algo si prefieres. Vi que estás
dos niveles más arriba que

yo en 'Rescuer of the Miden'". Se rió de


la avergonzada sonrisa en la cara de la
mujer más mayor.

"¿Cómo le haces, juegas cuando estoy


dormida?"

"Es adictivo. Vamos, encontremos algo


para que nosotras veamos".

204

Quince minutos más tarde la televisión


todavía no ofrecía apropiados
programas para ver. "¿Hay que,
cien, ciento cincuenta canales en esto y
nosotras no podemos encontrar nada
para ver?"

"Eso es porque no quieres ver alguna


historia de amor y yo no quiero ver
alguna de esas películas donde

corren rápidamente haciendo explotar


edificios", Rose contestó.

"Mucho para la televisión". Ronnie


presionó el botón de apagado y lanzó el
telecontrol sobre la mesa del

café. "Este es un emocionante Día de


San Valentín".

"Si estás aburrida entonces vamos a


hacer algo diferente".

"¿Cómo qué?"

"Podríamos jugar o hacer la uñas la una


a la otra o algo así". Rose estaba
también no sabiendo qué

hacer. Aunque nunca hubiera creído


que podría suceder, estaba realmente
bastante aburrida en estos

momentos. En dos meses de tiempo


habían conseguido ver cada película
que Ronnie poseía y jugado

cada juego en la casa varias veces.


Realmente no había mucho más para
hacer excepto... "Hablar".
"¿Hmm?"

"Vamos hacer un poco de chocolate


caliente, recostarnos, y hablamos. Tú
sabes, una de nuestras

infames conversaciones de chicas". Los


ojos de Rose tenían un brillo de
travesura.

"¿Y cuál exactamente sería el tema de


la conversación esta noche? No estaré
haciendo 'revivir' tus

momentos más embarazosos otra vez".

"Oh vamos, tú te enteraste de algunas


cosas bastante embarazosas sobre mí
también", la joven mujer
regañó.

"Bien, eso es verdad", Ronnie


concedió. "Y tú das vuelta a esa
tonalidad más linda de rojo. Ok, jugaré

pero vamos a estar en la cocina y hacer


la cena mientras estamos hablando".

Quince minutos más tarde Rose estaba


sentada en la mesa de la cocina
cortando cebollas mientras

Ronnie estaba parada en la plataforma


rebanando champiñones. "Contéstame
algo", la joven mujer dijo

mientras limpiaba el interminable río


de lágrimas, "¿Por qué soy yo quién
termina siempre cortando la

cebolla?"

"Oh, no puedo soportarlas, me hacen


llorar", la mujer más mayor dijo
descaradamente.

"Eres afortunada de no estar al alcance


de mi mano, Srta. Cartwright", advirtió
juguetonamente. Ronnie

sirvió el humeante chocolate caliente


en dos tazas, entonces añadió mini-
melcochas. Trajo una a la

mesa y la dejó al alcance de la joven


mujer.
"Estoy al alcance de tu mano ahora,
¿qué es lo que vas a ser sobre eso?" La
inteligente ejecutiva se dio

cuenta de su error un segundo después


cuando los pequeños dedos se
deslizados alrededor de su

cintura y comenzaron a cosquillearle


despiadadamente. "Oh, hey ya, heh heh,
vamos ya, Rose, solo

205

bromeaba". Se hizo hacia atrás fuera


del alcance de las juguetonas manos.
"Tú solo espera..." dijo entre

respiraciones. "Cuando estés fuera de


esa silla... Me las pagarás".

"Yeah, ¿tú y qué ejército?" Rose le


sonreía de oreja a oreja, obviamente
completamente orgullosa de sí

misma. "Parece que yo solo necesito


mis dos manos para derrotarte, oh
poderosa guerrera del mundo

corporativo".

"Eso es porque conoces mis


debilidades", Ronnie contestó. Y estoy
indefensa cuando llegas a resistirte.

Se acercó por detrás de la silla y puso


las manos en los hombros de la mujer
más pequeña. "Y una
debilidad ahora mismo es que estoy
muriéndome de hambre. ¿Quieres tu
filete asado o salteado?"

"Sorpréndeme".

"¿Salteado dijiste? Sale enseguida". Le


dio un suave apretón y caminó hacía el
refrigerador. "Oh, hay

pastel con crema para el postre".

"Suena estupendo. María selecciona


siempre la mejor comida", Rose dijo.
"Tú estabas prácticamente

babeando encima del pollo anoche".

"Otra de mis debilidades", dijo


mientras recuperaba los filetes y la
mantequilla.

"Tendré que decirle a tus potenciales


pretendientes que el camino a tu
corazón es a través de tu

estómago".

Y tendría que decirles que mi corazón


está ya dado, Ronnie pensó para sí
misma. "¿Y qué sobre ti?

¿Qué cosas secretas debería saber para


decirles a tus potenciales
pretendientes?" Observó con

atención de que Rose volteaba a todo


menos a ella. "¿Qué es eso? No estoy
entendiéndote". Nadie

puede entender ese murmullo. Vamos,


Rose, déjame entrar.

"Um..." Sus dedos remontaron el


delicado diseño de su servilleta. "Yo
tengo", finalmente contestó con un

encogimiento de hombros. "Supongo


que nunca realmente pensé en lo que
desearía en un amante".

Ah, ahora estamos llegando a algo


interesante. "Ok, así que piensas en eso
ahora. Vamos a comenzar

con lo básico alto, moreno y atractivo.


¿Ahora qué más?" Puso los filetes a
cocinar, agarró su taza, y se

dirigió hacia la mesa.

"Bien, supongo que desearía a alguien


que fuera inteligente, atento, que tenga
sentido del humor pero no

sea un bromista práctico, ningún


problemas con juego o drogas o algo
así".

Por ahora estoy bateando un mil.


"Estar atento a tus necesidades y
deseos..."

"Pero no a expensas de las suyas", Rose


interpuso.
"Apropiado", convino. ¿Sus propias?
Su ceja se levantó levemente. "Ok,
¿qué más?"

"Hmm". La joven mujer golpeó


ligeramente su dedo en la punta de su
barbilla. "Oh, bien que haya

honradez y confianza. Tendría que


saber que nunca me mentiría. Tiene
que haber esa confianza".

206

Whoops, nada bueno en eso. Hey,


¿ellos nunca mintieran? ¿Qué es con la
neutralidad de género,

Rose? "No te olvides que él tendría que


poder cumplirte cada deseo".

Rose parecía reflexionar un


pensamiento en su cabeza por un
momento antes de hablar. "No sé como

nuestros padres lo hicieron. Esperando


hasta que estuvieran casados para tener
sexo".

Whoa, ¿de dónde vino eso? "Um, odio


decirte mi amiga, pero no pienso que
ellos esperaran. Quiero

decir, ¿comprarías un auto sin primero


sacarlo para un paseo de prueba?"

"Yeah, quizá es por eso que tantos


intercambian el suyo después de
algunos años".

"Pienso que ellos solo están buscando


un modelo más nuevo".

"Quizá lo que están realmente


buscando no es un auto en absoluto",
Rose ofreció nerviosamente.

"Tal vez". Ronnie respiró


profundamente y se sumergió adelante
en un peligroso territorio. "No todo el

mundo está interesado en autos".


¿Estás preguntando si estoy?

"Y eso está bien", la joven mujer dijo


rápidamente. "Si alguien preferiría
tener una camioneta que un
auto, más poder para ellos".

"Con cualquier marca, ellos felices,


supongo". Tú y yo sabemos qué me
estás diciendo que está bien,

¿no es así? Otro pensamiento se le


ocurrió a la mujer de cabello oscuro.
¿O estás intentando decirme

que tú eres? "Hay incluso a los que les


gustan ambos". Ya está cubre todo los
ángulos, sólo en caso.

"Algunas personas no están seguras que


les gusta". Rose levantó la mirada por
un segundo entonces de

nuevo en la mesa. "Quizá creyeron que


le gustaban los autos pero ahora
piensan que quieren una

camioneta".

Ronnie dejó salir una profunda


respiración. Oh chico, ¿cómo se supone
que yo responda a eso? "Um,

bien... e-eso está bien también. Pero


pienso que deben tomar su tiempo y no
darse prisa en algo debido

a que piensan que a alguien más puede


gustarle". Observó los nerviosos dedos
que golpeaban

ligeramente el asa de cerámica.


"Especialmente si no están seguros".
Vamos ver si consigo eso correcto.

"Quizá han conducido únicamente


autos y ahora tienen un amigo que le
gustan las camionetas. Pueden

pensar que quieren una camioneta


también pero realmente no".

"Así qué estás diciendo que no deben


darse prisa en algo, ¿incluso si
realmente sienten que quieren una

camioneta?" Vino la suave voz


mientras los verdes ojos se levantaron
hasta encontrar los de Ronnie.

"¿Tuvieron alguna vez deseos de una


camioneta antes?" Tanto como las
metáforas la conducían a la

locura, la mujer más mayor no deseaba


hacer algo que pudiera aparecer los
fantasmas de la obviamente

nerviosa Rose.

"No".

207

"Pienso que la mejor cosa es que la


persona solo pase algún tiempo
paseando en auto por ahí con su

amigo para ver si realmente le gustan


las camionetas". Eso es, solo dejar todo
de la manera en que está,
agradable y seguro. El olor de la carne
chisporrotear le dio la excusa perfecta.
"Maldición, me olvidé

sobre los filetes". Ronnie saltó y fue a


la plataforma. "Bueno, están bien.
Ahora ves por qué a María no le

gusta que cocine".

"Oh, pensé que era porque utilizas cada


olla y sartén en la casa".

"Ya veo que las dos hablan de mí


cuando no estoy alrededor". Ronnie
sonrió por dentro en el

pensamiento. "Espero que sean buenas


cosas".
"Sobre todo las buenas cosas", Rose
bromeó. Un incómodo silencio siguió,
roto solamente por el

chisporrotear de los filetes cuando cada


mujer se retiró metiéndose en sus
propios pensamientos. Para

Ronnie, la conversación reveló mucho


más de lo que había esperado. Miró en
Rose. Así qué sientes

algo. No estoy imaginando los


crecientes tactos y abrazos. Con ese
pensamiento sin embargo, vino el

miedo. No creo que alguna vez me


utilizarías como Christine lo hizo pero
no puedo poner todo sobre la
línea otra vez. No puedo tomar ese
riesgo. En ese momento Tabitha vino
saltando en la cocina y Rose

movió su silla para permitir que el gato


saltará a su regazo. Entonces por
supuesto, hay el detalle de

menor importancia de mí que soy la


que te golpeó. Estoy segura que si ese
pequeño pedazo de

información saliera tú incluso no


desearías ser mi amiga mucho menos
algo más. En lo más profundo

Ronnie sabía que tenía razón en


mantener las cosas de la manera en que
estaban, no importa lo que su
corazón dijera. Había lastimado a Rose
bastante.

En la mesa, Rose estaba cruzando su


propia agitación mental. Abrazó al
ronroneador felino

parpadeando al fondo las emociones y


fluyendo demasiado cerca de la
superficie. Así que ya sabes que

lo sé. Miró cuando Ronnie alcanzó el


armario para los platos. Tú sabes y no
me deseas. Rose no estaba

segura si estaba aliviada o


decepcionada. Su corazón insistió en lo
último.
Ronnie puso los dos platos en la mesa.
"¿Necesitas algo más para beber antes
de que me siente?"

"No, esto está muy bien, gracias". La


joven mujer nunca levantó la mirada de
su plato. Sin embargo

sabía que esos increíbles ojos azules


estaban mirando fijamente en ella.
"Esto huele maravilloso". Tomó

su cuchillo y tenedor y se enfrascó en


cortar su carne. Ronnie se dirigió hacia
el lado opuesto de la

pequeña mesa redonda, después se


detuvo y se sentó al lado de Rose.
"Hay más vegetales si quieres".

"No, así está bien". La joven mujer


continuó empujando su carne alrededor
de su plato.

Ronnie pudo únicamente sentarse cerca


impotentemente y observar como Rose
se retiró metiéndose en

sí misma. Odió la tensión pendiendo en


el aire pero no estaba absolutamente
segura qué hacer o decir

para romper esta. "Um, si tienes alguna


pregunta sobre las camionetas, uh,
quizá pueda contestarlas

para ti". Oh, eso es brillante, se regaño.


"Quiero decir..." se detuvo por un
segundo cuando la cabeza

rubia se levantó para encontrar su


mirada. "Quiero decir... odio esta
torpeza". Compartieron una pequeña

sonrisa antes de que Rose bajara su


cabeza otra vez.

"No me emociono especialmente con


eso yo misma."

208

"Entonces hablemos". Más fácil decir


que hacer.

"No sé qué decir", la joven mujer dijo


en una queda voz. El corazón de
Ronnie se estremeció por el dolor

que oyó allí. Sin pensarlo estiró su


brazo y puso su mano encima de la de
Rose. El suave apretón

devuelto la dejó saber que el tacto era


bienvenido.

"Solo di lo que está en tu mente".


Varios bocados del filete
desaparecieron antes de que Rose
hablara.

"¿Has tenido muchas camionetas?"

"Um..." No era la pregunta que Ronnie


esperaba. "No, Christine fue la única".
Ya está, dije su nombre.

Vamos a conseguir más allá de esta


cosa estúpida de autos/camionetas.

"Oh". Rose retiró la mano y comenzó a


cortar más carne.

"Tú no puedes mirarme y hablar de


esto, ¿puedes?"

"No". Lentamente un rubor se arrastró


sobre su cuello. "Nunca fui buena
hablando acerca de esta clase

de cosas".

"Más en la acción que palabras, ¿eh?"


La broma de Ronnie hizo exactamente
lo que esperaba que

hiciera. Rose le sonrió y le dio un golpe


juguetón.

"En realidad, cuando viene a esto, no


soy realmente muy buena en ninguna
categoría". Se relajó un

poco, manteniendo el contacto visual


por varios segundos antes de bajar la
mirada otra vez. "No he

tenido la experiencia".

"Quieres decir..." Tienes veintiséis


años. Tú no puede ser. "¿P-pero cuando
fuiste pillada en el camino de
entrada?" Miró el lindo rubor volver a
la cara de Rose.

"No estábamos haciendo 'eso'.


Estábamos trabajando nuestro camino
para eso cuando fuimos pillados".

Apartó su plato, desistiendo de


pretender comer. Ronnie hizo igual.
"Después de eso, bueno... eso nunca

sucedió".

Ronnie luchó por mantener una sonrisa


fuera de su cara. "Así que tú... nunca
has..." La sonrisa se negó

a ser ocultada y tuvo que mirar para


otra parte. "... um, ¿siendo llevada para
un paseo de prueba?"

riendo.

"Para de reír". Rose fingió enojo pero


la chispa en sus ojos la traicionó. "No.
Nadie me llevó para un

paseo de prueba". Tiró a una diabólica


mirada en la mujer de cabello oscuro.
"Eso no quiere decir que

nadie miró bajo la capota".

"No podemos comenzar esto otra vez".


Ronnie vació su taza y se levantó.
"Dado que la cena obviamente

se acabó, vamos a la sala de estar y


relajarnos en el sofá". Tengo el
presentimiento que esta

conversación va a continuar y yo
preferiría hablar bajo la suave luz en
vez de esta potente lámpara

fluorescente. "Traeré el pastel con


crema".

209

"No te preocupes por mí". Rose miró a


su amiga abrir el refrigerador y sacar
una cerveza. "¿Me das una

de ésas?"

Ronnie la miró burlonamente. "¿Qué


sobre tu Percocet? Pienso que no
deberías beber con eso".

"No he tomado ninguno hoy y no


tomaré ninguno esta noche". Rose no
era ni mucho menos una

bebedora pero en este momento su


boca estaba tan seca que estaba segura
que podría vaciar un six

pack sin problema.

"Está bien", la mujer más mayor


contestó con indecisión. Quizá no debo
beber. Necesito mi agudeza

cuando estoy contigo, Rose. Sacó dos


vasos del armario y siguió a su amiga
dentro de la sala de estar.

Dejó las cervezas y los vasos y en la


mesa del café justo cuando Rose estaba
preparada para

transferirse de la silla de ruedas al sofá.


"Aquí, déjame ayudar".

"Puedo hacerlo".

"Es más fácil si ayudo". Dio un paso


adelante y bajó su cabeza. Había sido
demasiado tiempo desde que

Rose dejó su ayuda y extrañaba la


sensación de sostener a la joven mujer
en sus brazos. Un brazo se
deslizó detrás de la espalda y sintió los
brazos más pequeños envolverse
alrededor de su cuello. Sí, eso

es, agárrame. Puso su otro brazo bajo


las piernas de Rose y la levantó
apartando la silla de ruedas con

su rodilla. En vez de poner su precioso


paquete abajo enseguida, Ronnie
sostuvo a Rose sin problemas

en sus brazos y bajó la mirada en la


cara que amaba. Si solo las cosas
fueran diferentes, pensó cuando

sus ojos cayeron sobre los suaves


labios rosados tan cerca de los suyos.
En el fondo de su mente sabía
que un beso no sería protestado. Pero el
destino a veces encuentra la necesidad
de ser cruel, Rose tuvo

que moverse, provocando que el duro


yeso de su molde frotara contra el
antebrazo de Ronnie. Fue un

inmediato recordatorio a la ejecutiva


de todas las razones de no actuar sobre
sus sentimientos. Dejó a su

amiga abajo rápidamente pero


suavemente, desviando la mirada antes
de que cambiara de opinión.

Pasó al otro lado del sofá y se sentó de


lado en el cojín lejano. Un rápido
torcer de su muñeca y la
cerveza estaba abierta. Ronnie no se
preocupó por el vaso, tomando varios
tragos directo de la botella.

"¿Quieres algo de música de fondo?"


Oh, eso es brillante. Es Día de San
Valentín. Todas las estaciones

tocaran canciones de amor.

"Seguro". Para Rose, cualquier cosa era


mejor que el ensordecedor silencio.
Ronnie jugó nerviosamente

con los diferentes controles hasta que


encontró el correcto. Ajustó el volumen
a un punto donde podrían

apenas oírlo, entonces dejó el control


en la mesa. Abrió la otra cerveza y la
sirvió en un vaso sin hacer

comentario, entonces se lo pasó a Rose.


"Gracias".

"De nada". Ronnie se recargó contra el


brazo del sofá y tomó otro trago de su
cerveza. Se miraban la

una a la otra, silenciosamente


esperando que la otra comenzara. Una
canción comenzó y terminó sin un

sonido de ninguna de las dos mujeres.


"Bien, esto es productivo", la ejecutiva
finalmente dijo.

"Quizá debamos solo dejarlo para esta


noche", Rose sugirió.

"No. Necesitamos sacar esto


abiertamente". Dio un profundo suspiro
y alcanzó su cerveza. Para su

sorpresa estaba ya vacía. "Wow. No he


tomado una así en mucho tiempo".
¿Por qué estoy tan nerviosa?

Sé lo que tengo que hacer. "Rose, tú


significas mucho para mí, sabes eso".
Se forzó para encontrar la

mirada de la joven mujer, esperando


que sus palabras no sonaran tan falsas
para Rose como lo hicieron

210
a sus propios oídos. "Pero tomé una
decisión hace mucho tiempo que la
empresa viene primero". Incluso

sobre mi propio corazón. "No puedo


volver sobre eso".

"¿Chris te lastimó tan seriamente?"

"Si ella lo hizo". Ronnie había estado


mirando su regazo y levantó su cabeza
en sorpresa en el gentil

tacto en su extendido tobillo. "Es más


complicado que eso, pero..."

"Tu camioneta esta estacionada en el


garaje y no irá a ninguna parte", Rose
ofreció. Sus palabras que le
ganaron una sonrisa conmovedora.

"Algo así. Necesito otra cerveza. ¿Qué


te parece?"

"Estoy haciéndolo muy bien con ésta".


Tomó otro trago y observó cuando
Ronnie salió de la habitación.

Ahora sola, Rose sentía el nerviosismo


que intentaba mantener bajo control
echándolo de lado. Sus

traguitos se convirtieron en tragos y su


vaso estaba casi vacío para el momento
en que Ronnie volvió.

Miró el alto, inclinado cuerpo doblarse


sobre el cojín y mirarla expectante.
¿Supongo que ahora es mi

turno, huh? Tomó otro trago, el alcohol


reforzaba su valor. Levantó la mirada
en los suaves ojos azules.

"No sé lo que quiero", susurró. "Nunca


he sentido de esta manera sobre alguien
más, Ronnie". Apartó la

mirada y terminó su vaso, su corazón


palpitaba con fuerza dolorosamente
dentro de su pecho. Rose no

tenía idea de cómo habían comenzado


esta conversación pero sabía que no
podían dar marcha atrás

ahora.
"¿Así qué a dónde vamos nosotras de
aquí?" La voz de Ronnie era titubeante,
traicionando las fuertes

emociones luchando dentro de ella.


"No quiero perder lo que nosotras
tenemos". No quiero perderte.

"No, lo sé". Miraba anhelante la


cerveza de su amiga. Ronnie sonrió y
se la pasó. "Gracias". Rose tomó

varios tragos de la botella antes de


devolverla. "Supongo que las cosas
pueden solo permanecer igual.

Quiero decir, nosotras somos aún


amigas, ¿correcto?"
"Las mejores amigas", Ronnie corrigió,
pasando la cerveza.

"Las mejores amigas". La mujer rubia


sonrió. "Y las mejores amigas pueden
dormir una junto a la otra a y

no tiene que significar nada".

"Correcto, y las mejores amigas,


pueden aún abrazarse".

"Absolutamente". Rose estaba animada


por la dirección de la conversación. "Y
a veces..." El sonrojo

comenzó a levantarse sobre sus


mejillas. "... si esta es una ocasión
especial... ellas pueden incluso
besarse". Sus orejas quemadas de un
rojo intenso y no se atrevió a levantar
la mirada. Si lo hubiera

hecho habría visto la ceja arqueada y la


sonrisa dirigida en ella.

"Sí, si hay una ocasión especial yo no


veo razón de por qué las mejores
amigas no puedan besarse". La

mente de Ronnie fue nuevamente al


bienaventurado beso bajo el muérdago.
Se maldijo por bajarlo

después de los días de fiesta.

211
"Te diré un secreto", Rose aún no podía
mirarla. "Antes, cuando me levantaste.
Yo um... pensé... quiero

decir yo esperé... que tú pudieras


besarme". Dijo las últimas palabras tan
bajo que Ronnie casi las pasó

por alto. Levantó la cerveza y dio de


regreso la botella vacía. "Lo siento, no
me di cuenta que estaba

sedienta".

"No te preocupes. Hay suficiente


cerveza. ¿Quieres otra?"

"No... si. Por favor". Ronnie se levantó


del sofá y se arrodilló abajo al lado de
Rose. Levantó una mano y

dio vuelta a la cara de la joven mujer


hacía ella. "Ahora regreso". Su pulgar
rozó contra un labio

demasiado suave. "Yo deseé besarte


también". Se levantó y presionó sus
labios en la coronilla de

dorado cabello. "¿Quieres ese pastel de


crema ya?"

Con su miedo disipándose, Rose


encontró que su hambre había vuelto.
Asintió y miró a Ronnie salir del

cuarto. ¿Deseas besarme también?


Estiró su mano y tocó el punto donde
los labios de su amiga habían

tocado su cabello. Cuando Ronnie


volvió, Rose la recompensó con una
sonrisa de oreja a oreja y los

dedos se arrastraron unos sobre los


otros cuando la botella fue
intercambiada. "Gracias".

"De nada", dijo volviendo a su asiento.


Sabía que estaba pisando una línea
peligrosa pero no podía

detenerse. "Feliz Día de San Valentín,


Rose". Extendió su botella, observando
que la joven mujer había

servido la suya en el vaso.


"Feliz Día de San Valentín a ti
también, Ronnie". Los cristales
tintinearon juntos y ambas tomaron un

saludable trago. "¿Recuerdas en la


escuela primaria cuando
acostumbrábamos repartir valentines a
todo

el mundo en clase?"

"¿Yeah?"

"Bien, de vuelta entonces pediríamos a


nuestros amigos que fueran nuestros
valentines, ¿correcto?"

"Correcto, recuerdo eso". Ronnie


sonrió. "¿Rose Grayson, estás
pidiéndome que sea tu Valentín?"

Recibió una tímida sonrisa en


respuesta. "Seré tu Valentín con una
condición". Dejó la cerveza abajo y

se movió más cerca. "Tienes que ser el


mío, también". Se arrodilló en el cojín
al lado de Rose, sus caras

apartadas a menos de pulgadas.

"¿Ronnie?"

"¿Mmm?" Su atención estaba


únicamente sobre los labios de la joven
mujer.

"Podría el Día de San Valentín... ser


considerado... ¿una ocasión especial?"
Prudentemente amortiguó la

cerveza, Rose levantó su brazo y


encrespó su mano izquierda alrededor
de la nuca de Ronnie, los largos

mechones oscuros resbalan a través de


sus dedos. No hubo respuesta, sólo una
sonrisa y el bajar de los

labios a los suyos.

El recuerdo de Ronnie del beso de


Navidad palideció en comparación a la
realidad. El suave, delicado

roce de labios juntos la hizo tener


hambre de más y volvió, mordiendo el
labio inferior de Rose con los

suyos varias veces antes de dejar salir


lengua para probar la suavidad. Se hizo
hacia atrás y recibió un

suave gemido de protesta. Oh sí, podría


fácilmente perderme en ti, Rose
Grayson. Muy fácilmente. "Feliz

212

Día de San Valentín". Ronnie


retrocedió a una distancia 'amistosa' y
recuperó su cerveza. Para su

inmenso placer, fue otro segundo antes


de que los verdes ojos se abrieran y se
enfocaran.
Para Rose, todas las historias sobre los
fuegos artificiales y las campanas
estallando fueron reales. Se

sentía absolutamente mareada y no


pudo resolver si fueron los besos de
Ronnie o la cantidad de alcohol

que había consumido. La sensación de


hormigueo en sus labios gritó su
elección y su corazón palpitó

con fuerza en acuerdo. "F-feliz Día de


San Valentín para ti también". Levantó
la mirada y vio la sonrisa

de gato Cheshire en la cara de Ronnie.


"¿Qué?"
"Nunca antes mis besos habían dejado
a alguien sin aliento". Estiró la mano y
tomó la de la mujer más

joven en la suya. Mirar en la forma en


que tú me miras. Si tú supieras la
verdad... Ronnie echó un vistazo

en el reloj, observando que era


demasiado temprano para fingir estar
cansada. "¿Quieres ver una

película?" Sin esperar una respuesta,


alcanzó los telecontroles. Un segundo
después la música había

parado, sustituido por Chevy Chase


fanfarroneando a lo largo de la película
'Vacations'. "Allí vamos".
Rose echó un vistazo en la televisión
entonces de regreso en la mujer que
acababa de besarla

tiernamente. Ronnie se negó a mirarla.


Tú no estás engañándome. Esa película
justo no es interesante.

¿De qué estás asustada? Nunca te


lastimaría como Chris lo hizo, lo juro.
Entendía que su amiga

necesitaba un poco de espacio y Rose


estaba dispuesta a darlo. La noche
había contestado a muchas

preguntas. Ahora sabía que sus


sentimientos eran recíprocos, por lo
menos parcialmente. El beso había
sido la prueba. Su miedo a ir más lejos
había sido apaciguado por la
declaración de Ronnie que ella no

quería tomar su relación en esa etapa,


pero ahora Rose necesitaba...algo.
"¿Ronnie? ¿Puedo acostarme

en tu regazo?"

"Me gustaría eso". Se colocaron en la


posición familiar, la cabeza de Rose en
su regazo y su mano

ligeramente acariciando el dorado


cabello debajo de esta. El tacto llevaba
con este un nuevo significado

ahora, a la luz de las recientes


revelaciones. La ternura estaba aún allí,
pero envuelta en una capa de

amor que se movía de la una a la otra.


Los dedos de Ronnie se desviaron para
trazar el contorno de la

pequeña oreja ocultada por el cabello


de Rose. La mano apoyada en su rodilla
comenzó a moverse

también, trazando ociosos círculos a


través del algodón grueso de su
pantalones, haciendo que Ronnie

deseara tanto estar usando un short


para así poder sentir esos dedos
moviéndose a través de su piel.
¿Oh Dios, cómo voy a hacer esto? Bajo
la mirada en Rose. Si tú solo supieras
cuánto deseo hacerte el

amor en este momento. No sé si puedo


hacer esto, estar tan cerca de ti y no
poder tocarte de la forma

en que quiero. Su dedo índice recorrió


la quijada hasta la barbilla. Te amo
tanto, Rose.

Al final de la noche, era hora para otra


prueba. La casa fue cerrada y las luces
fueron todas apagadas

para la noche salvo la pequeña lámpara


al lado de la cama. Rose estaba
preparada para meterse en la
cama cuando sintió los fuerte brazos de
Ronnie envolverse alrededor de ella y
levantarla. "Imaginé que

ayudaría otra vez".

"Huh uh", observó que la alta mujer no


hacía esfuerzo de soltarla, no que se
estuviera quejando.

"¿Supongo que te debo alguna clase de


recompensa por ayudarme?" Una
sonrisa tiró en la comisura de

la boca de Ronnie.

"Bien, tú no me 'debes' nada pero si


quieres darme una recompensa, por
supuesto no me importaría". La
bajó a la cama, su boca a escasas
pulgadas de la Rose. Ambas mujeres
estaban completamente

conscientes de la manera en que la


parte superior de sus cuerpos estaban
presionándose juntos.

213

"No me importaría". Sonrió cuando sus


labios se encontraron, sorprendidas en
lo perfecto que era este

sentimiento. Cuando Ronnie se hizo


para atrás, ella se hizo para adelante,
prolongando el contacto por

otro segundo. Demasiado pronto para


su comodidad, el peso sobre ella se
movió, reemplazado por las

cálidas sábanas.

"Buenas noches, Rose". Ronnie se


acomodó a su lado, el largo brazo se
envolvió alrededor de su cintura

como de costumbre. Sonrió en la


oscuridad. Cuando el nervio naufragó
como debía, el día había

resultado mejor de lo que Rose había


pensado que sería. A su manera ellas
hablaron de sus miedos y

sentimientos y ahora estaban


durmiendo juntas como hacían cada
noche. Aunque sabía que algunas

cosas habían cambiado entre ellas,


había mucho más que había
permanecido igual. Bajo su mano para

entrelazar sus dedos con los más


grandes. "Buenas noches", la
adormilada voz de Ronnie murmuró

cuando apretó sus dedos unidos.

"Buenas noches".

*****

En el mes que siguió, ambas mujeres se


ajustaron a la nueva faceta de su
relación y todo lo que esta
conllevaba. La revelación y el
reconocimiento de sus sentimientos les
permitió más libertad cuando venía

para demostrar el cariño la una por la


otra. Había mucho más contacto y
ambas fueron bastante

creativas cuando definieron el término


'amigas cariñosas'. Para Ronnie, no
había nada más agradable

que pasar una noche intercambiando


suaves caricias y tiernos besos con
Rose acurrucada en sus

brazos. Continuó diciéndose que no


estaba rompiendo su promesa a su
padre dado que ella y su diosa
de dorados cabellos no eran amantes,
sin embargo con cada mirada, cada
tacto, Ronnie sabía que

estaba mintiéndose a sí misma. Estaba


cautivada por la joven mujer con la
tierna sonrisa y suave risa y

no había nada que pudiera cambiar eso.

"Penique".

"¿Hmm?" Bajó la mirada para ver


sonreír unos verdes ojos que
levantaban la mirada en ella. Estaban
en

su posición favorita sentada en el sofá


con Rose encrespada en su regazo.
Había pasado casi una

semana y media desde que el molde


derecho fue quitado y el izquierdo
acortado justo debajo de la

rodilla. La diferencia del peso era una


bendición para los muslos de Ronnie y
la suavidad del cuerpo de

su compañera era también


absolutamente bienvenido.

"Un penique por tus pensamientos.


Parecías lejos de aquí, durante un rato".

Ronnie levantó su mano para ahuecar


la mejilla de la mujer más joven.
"Nada, solo pensando".
"¿Sobre? ¿O debo suponerlo?"

"Sobre ti", dijo simplemente, sacando


una sonrisa de oreja a oreja de Rose.
"Me importas mucho tú..." Su

pulgar remontó sobre la fina cicatriz en


la mejilla de su compañera, un severo
recordatorio de la oculta

verdad. "Estoy tan contenta de que


estés conmigo. Soy muy afortunada".

Rose sonrió y frotó su mejilla contra la


mano grande. "Yo soy la que es
afortunada". Trabando los azules

ojos con los suyos, continuó. "Nunca


entenderé por qué me recibiste en tu
casa, una completa extraña, y

hacer todo lo que puedes para


ayudarme". Se arrimó más cerca,
apoyando su cabeza en el pecho de

214

Ronnie. "Pero siempre te estaré


agradecida por eso. Y esto". Agitó su
mano para indicar su íntima

posición. "Tú no me empujas ni me


haces sentir incómoda".

"Nunca", la mujer de cabello oscuro


dijo vehemente. "Nunca querría hacer
algo para hacerte sentir de
esa manera".

"Y tú no podrías. Se eso". La cara de


Rose se volvió seria y se apartó un
poco. "Apuesto a que deseas

que me de prisa y decida sobre si me


gustan las camionetas o no". Era una
idea que jugaba en ella

constantemente en el fondo de su
mente, especialmente después de
algunos bastante acalorados besos

intercambiados.

"Hey", Ronnie susurró. "Eso es algo


que únicamente tú puedes decidir".
Atornilla los eufemismos. "Se
que no hablamos acerca de esto mucho
pero..." Vaciló, en absoluto segura que
quería sacar el tema con

el objeto de sus deseos sentada en su


regazo. "Es más que sólo preocupación
por otra mujer". Puso un

dedo para silenciar la protesta de Rose.


"Pon tus sentimientos sobre mí a un
lado por un minuto. Piensa

acerca de lo que significa ser una...


lesbiana". Después de muchos años de
estar avergonzada por quién

era, Ronnie encontró difícil decir


realmente la palabra en voz alta.
"Esto es más aceptado actualmente",
Rose dijo suavemente.

"No en mi mundo". Dijo las palabras


más duramente de lo que era su
intención, la amargura coloreando

su tono. En una voz más baja agregó.


"No en mi familia". Su mente destelló
de nuevo a ese fatídico día

en el estudio de su padre cuando la


forzaron a aceptar su castigo de por
vida. Bajó la mirada a su

amada, Ronnie decidió que si esa fuera


la única cosa que la restringía, podría
marcharse por una
oportunidad de estar con su Rose. La
fina blanca cicatriz y el yeso restante
dieron vuelta completamente

al cerrojo en esa puerta.

"Nada tiene que cambiar", la suave voz


dijo quedamente. "Ambas somos
felices y nadie está siendo

lastimado". Ronnie sintió los suaves


brazos envolverse alrededor de ella y
un ligero apretón. Feliz

devolvió el abrazo. "Vamos", Rose


dijo. "Tu hermana va a estar aquí
pronto y estoy segura no querrías

que nos viera así". Intentó apartarse


pero se encontró mantenida en el lugar
por las fuertes manos de

Ronnie.

"No deseo dejarte ir". Las palabras


llevaban mucho más significado que
solo ese momento y Rose lo

sabía. Se inclinó hacía adelante y besó


a la mujer de cabello oscuro.

"No me iré a ninguna parte". Sus labios


rozaron juntos otra vez y el miedo fue
perdido en la cara del

amor. Como siempre le gusta hacer, el


reloj de abuelo sonó a la hora y rompió
el momento. Con la ayuda
de Ronnie, Rose se levantó en su pierna
derecha y deslizó las muletas bajo sus
brazos. "¿Dónde pusiste

los rotuladores? Sabes que los niños


estarán queriendo pintar el molde
nuevo".

"Creo que están en un cajón en la


cocina. Hablando de lo cual, nosotras
podemos probablemente hacer

algunas galletas para los chicos".

"¿Y para las chicas?" Rose apoyó su


axila contra la parte superior de la
muleta y utilizó su mano libre

para palmear el estómago de Ronnie.


215

"Bien", la ejecutiva agachó su cabeza y


dio una avergonzada sonrisa. "Pienso
que hay otro pastel de

chocolate chips en el refrigerador."


Salieron hacia la cocina.

"No cuentes en eso a menos que María


comprara los comestibles ayer", Rose
dijo. Entraron en la cocina

justo cuando la minivan de Susan tiró


en el camino de entrada.

Ronnie abrió la puerta corrediza y los


saludó. "Fuera de mi camino, yo
primero" Ricky el de doce años
dijo cuando corrió pasando con el Play
Station en la mano. Timmy de diez
años y John de seis años lo

siguieron rápidamente, ambos hacían la


misma cantidad de ruido que el pre-
adolescente muchacho.

Rose rápidamente se hizo para atrás


contra la plataforma para evitar de ser
atropellada por el trío.

"No corran en mi casa", Ronnie gritó


inútilmente.

"No sé... ellos nunca escuchan", Susan


dijo cuando entró, seguida por Jack.
Vio a Rose y sonrió. "Rose
querida, Ronnie dijo que estabas en
muletas". Se acercó y le extendió su
mano. La joven mujer se

equilibró en su pie derecho y devolvió


el gesto. "¿Así que las cosas te van
mejor?"

"Sí, todo va bien según la doctora


Barnes. Solo esperando que mi tobillo
se cure completamente".

"Bueno bien, me alegra que estés


mejor. Sin embargo no deberías estar
de pie tanto tiempo". Lanzó a su

hermana mayor una mirada y sacó una


silla. "Tú solo siéntate justo allí. Si
quieres algo, estoy segura que
Ronnie lo traerá para ti". Rose
comenzó a protestar pero decidió que
era más fácil ceder. Para su

sorpresa, Susan se sentó en la silla


contigua. "Jack, ve a ver qué están
haciendo los chicos. No deseo

reemplazar algunas de las cosas de mi


hermana". Una vez que él salió del
cuarto, la pelirroja indicó en la

silla vacía. "Ven siéntate, yo no


quisiera que los niños oyeran por
casualidad esto". Rose y Ronnie

intercambiaron miradas confusas


cuando la mujer de cabello oscuro se
sentó.
"¿Qué está pasando? ¿Todo está bien
contigo y Jack?"

"Por supuesto todo esta bien con


nosotros. Nosotros estamos felizmente
casados desde hace trece

años", Susan contestó.

"¿Entonces cuál es el problema?"


Ronnie decidió que era mejor no
mencionar las aventuras sobre las

que sabía, incluyendo la actual.

"¿Tú sabes de ese broche de diamantes


que papá le dio a mamá en su vigésimo
quinto aniversario?" La
Cartwright mayor asintió. Su padre
había gastado una extravagante
cantidad, incluso para una familia

tan rica como lo eran ellos. Era una de


las posesiones más preciadas de
Beatrice. Susan bajó la mirada

al encaje del mantel. "Ha


desaparecido".

"¿Desapareció? ¿Qué quieres decir con


desapareció?" Los ojos de Ronnie se
ensancharon con

incredulidad. "Ella lo guarda en su caja


fuerte cuando no lo está usando, ¿no es
así?"
"Ella dijo que lo puso allí adentro.
Únicamente cuatro personas saben la
combinación. Mamá, tú, yo ...y".

Las hermanas se miraron la una a la


otra, entonces asintieron lentamente en
acuerdo.

216

"Tommy". Ronnie empuñó sus manos.


Rose nunca había oído un nombre
dicho con tanto coraje, como si

fuera una maldición. Sin pensarlo,


estiró su mano y la puso sobre la más
grande. Se dio cuenta de su

error inmediatamente cuando sintió el


encogimiento y la retiró.
Intercambiaron miradas antes de que

Ronnie hablara otra vez. "¿Cuándo


descubrió esto?"

"Ayer. No te gustará esto", Susan


comenzó. "Dijo que había ido a casa de
su amiga para la noche de

martes de brigde y cuando volvió notó


que el marco de la pintura no estaba al
ras contra la pared pero no

pensó nada de esto".

"¿Está la caja fuerte detrás del


cuadro?" Rose preguntó.
"¿Cuándo fue la última vez Tommy
estuvo allí?" Ronnie preguntó,
asintiendo al mismo tiempo a la

pregunta de su amada.

"El sábado en la noche". La pelirroja


suspiró. "Pienso que él lo tomó y le
dije eso a mamá también".

"¿Le dijiste?" La Cartwright mayor no


se molestó en ocultar su sorpresa. "¿Le
dijiste que su precioso

Tommy pudo haberle robado? ¿Qué te


dijo ella?"

"Justo lo que piensas que diría", Susan


contestó. "Me acusó de asociarme
contigo contra él. Dijo que no

entendíamos cómo estaban las cosas


difíciles para él. Pero pienso que me
cree". Volteó a Rose.

"Nuestra madre no ve nunca las cosas


tan claras como debería”.

"Esa es una manera de considerar esto",


Ronnie dijo, secretamente satisfecha
que su hermana hubiera

invitado a Rose a entrar en lo que


obviamente era una discusión familiar.
"Más precisamente, ella ve lo

que únicamente desea ver y algo que


moleste su visión es incorrecto".
Suspiró y rascó su cabeza en la

frustración. "Nada que podamos hacer


sobre lo que ella piensa. ¿Qué sobre el
broche?"

"Pagaremos sobre la reclamación, por


supuesto. Ése no es el problema".

"No, el problema es un muchacho que


piensa que las drogas lo hacen un
hombre. ¿Por qué no me

llamaste por esto?"

"Justo supe esto ayer y no quise


perturbar tu fin de semana". Miró a
Rose sutilmente. "Además, sabía
que te vería hoy".

Ronnie ignoró la descarada implicación


de su hermana. "¿Y qué vamos a hacer
sobre él? Ahora él está

robando a su propia madre".

"Hice que el cerrajero pasara y


cambiara la combinación en su caja
fuerte. Seguros Cartwright pagará la

reclamación. Realmente no hay nada


más que podamos hacer".

"Eso es todos lo que tomó, ¿sólo su


broche?"

"Sí", Susan asintió. "Todas las otras


joyas están aún allí. Pero solo nosotros
sabíamos que el broche era

la pieza más cara allí adentro. Tiene


ese collar que parece que vale más que
ese y estaba sin tocar".

217

"Tommy sabe que todo es valioso.


Mamá solo los saca en ocasiones
especiales. Probablemente imaginó

que ella no lo notaría enseguida".


Ronnie miró a Rose, silenciosamente
deseando que ellas estuvieran

solas. Una profunda cólera fluyó dentro


de ella y solo el abrazo de la joven
mujer podría disminuir ésta.

Al infierno con esto, tú ya piensas que


nosotras somos amantes. Respiró
profundamente, estiró el brazo,

y envolvió su mano alrededor de la más


pequeña de Rose.

Susan dio lo que era claramente una


incómoda sonrisa. Tú comenzaste esto.
Ronnie apretó la mano de

su amiga una vez más, entonces la


retiró. Echó un vistazo de lado para ver
la sorprendida e interrogativa

mirada de Rose. Sonrió y esperó que la


rubia mujer pudiera entender. A veces
yo solo necesito tocarte.

"Y... um... vamos a hablar de otras


cosas". Susan dijo. "¿Conseguiste la
receta de María para el pollo

relleno?"

"Lo hice, pero no estoy de humor para


escándalos alrededor de eso esta noche.
Tendrás que venir

durante la semana y hacer que ella lo


haga".

"¿Quieres decir ese con el brócoli y esa


salsa?" Rose preguntó. "Es delicioso.
María dijo que siempre te
ha gustado".

"Bien, a Ronnie le gusta también". La


cautivadora sonrisa de la joven mujer
provocó que Susan

devolviera una del mismo modo.


"María hace absolutamente los mejores
rellenos".

"Sí lo hace", la Cartwright mayor


convino. Rose sonrió para sí misma
recordando la caja roja que decía

'Stove Top' colocada sobre la barra una


tarde. Decidió guardar el secreto de la
ama de llaves. Además,

había intentado hacer la Stove Top


antes, cuando vivía sola, y nunca le
quedó tan bien como a María.

Con el asunto librado del gesto físico y


puestas en un asunto más familiar,
Susan visiblemente se relajó.

"Es por eso que Ronnie decidió


conservar a María. Cocina tan bien, si
trabajara para mí estaría tan

grande como una casa".

"A veces me siento de esa manera


también", Rose dijo, palmeando su
estómago. Justo entonces John

entró escabulléndose en la cocina.


"Mami, quiero un poco de refresco".

"Necesitas decir por favor y tienes que


pedírselo a tu tía Ronnie", su madre
dijo. Él miró a su alta tía y

repitió su pregunta correctamente.

"Por supuesto".

"Tía Rose, ¿puedo sentarme en tu


regazo?" Sobresaltados ojos
encontraron su inocente pregunta.
"¿Por

favor?" Él agregó, pensando que ese


era el problema.

"Um bien..."
"Si tía Rose quiere dejar que te sientes
sobre su regazo, esa es su decisión",
Susan dijo. Miró a Ronnie y

asintió.

218

"Seguro, si quieres hacerlo. Eso está


bien". Rose empujó hacia atrás su silla
un poco para darle a él

espacio. Él rápidamente se subió y


envolvió su brazo alrededor de su
estómago para evitar resbalarse.

"¿Tus hermanos te dejaron jugar con


ellos?" Preguntó en su oído.
"No, ellos no son divertidos para
jugar", John puso mala cara.

"Jack no es mejor", Susan dijo. "Os


juro que al instante que los controles
están en sus manos sus treinta

años caen". El ruido de los chicos


discutiendo atrajo su atención. "Mejor
iré a ver lo qué están haciendo

antes de que uno de ellos mate al otro."


Se levantó y le extendió la mano a su
hijo más joven. "Vamos,

John".

"Estaremos allí en un minuto", Ronnie


dijo, parada cerca de la silla de Rose.
Una vez que estuvieron

solas, se inclinó para un beso. "Pienso


que Susan está encantada contigo".

"No lo sé. Cuando me tocaste, parecía


que se tragó un insecto".

"Pero incluso después de eso dejó a


John sentarse en tu regazo y te llamó
tía Rose".

"Mmm, eso es verdad". Permitió un


beso más de Ronnie antes de alcanzar
sus muletas. "¿Llamaste para

las pizzas ya?"

"Maldición, sabía que me olvidé de


algo. ¿De cuál quiere todo el mundo?"

"Dos grandes de champiñones, dos


supremas, y tu quieres tu pepperoni y
champiñones", Rose dijo. La

estridente voz de Susan vino de la sala


de estar. Al parecer había una lucha de
voluntades ocurriendo

entre ella y su hijo de doce años, Ricky.

Ronnie meneó su cabeza. "Mejor salgo


allá. ¿Puedes llamar por mí? Es tres en
el marcado rápido".

"Seguro". Rose tomó el teléfono y


presionó el botón mientras Ronnie iba
a evitar la tercera guerra
mundial. Lo consiguió en el primer
intento e hizo el pedido. Colgó y estaba
justo colocándose sus

muletas debajo sus brazos cuando el


teléfono sonó. Pensando que era la
llamada de regreso del lugar

de las pizzas, Rose lo tomó. "¿Hola?"

¿"R-Ronnie?" No reconoció la voz pero


claramente entendía el tono. La mujer
en el otro extremo del

teléfono estaba llorando.

"No, soy Rose".

"¿Podría usted por favor decirle a


Ronnie que su madre está al teléfono?
Yo-es muy importante",

Beatrice sollozó.

"Espere solo un segundo". Dándose


cuenta que no podría sostener el
teléfono en una mano y utilizar las

muletas, Rose lo dejó abajo en la barra


y se dirigió a la sala de estar.

Capítulo 10

219

Susan tenía agarrado a Timmy y Jack


estaba sosteniendo a Ricky mientras
los dos chicos se lanzaban
insultos el uno al otro. "Tú hiciste
trampa".

"¡No hice!"

"¡Si que hiciste!"

"¡No hice!"

"¡Suficiente!" La voz de Ronnie


retumbó sobre las ruidosas protestas.
"Me da igual quién hizo trampa o

de quién era el turno. Si ustedes dos no


pueden jugar agradablemente yo voy a
apagar eso". La

amenaza no había detenido a los dos


hermanos de discutir una y otra vez.
"Pero él comenzó esto".

"¡Timothy!" Ambos padres gritaron.

"Ronnie". Rose se apoyó sobre sus


muletas. "Tú madre está en el
teléfono". Cuando la alta mujer

pasaba, le habló en una voz más baja.


"Ella parece que ha estado llorando".
Eso hizo a la mujer de

cabello oscuro vacilar por un segundo


antes de tomar el teléfono. Un padre
llorando nunca significa algo

bueno.

"¿Mamá? Ma... Mamá... Mamá, para de


llorar. No puedo entenderte".
Silenciosamente indicó para que

Rose llamara a Susan. "Ok, dímelo otra


vez, lentamente". La pelirroja entró en
la cocina justo cuando

Ronnie intentaba unir las piezas que su


histérica madre le estaba diciendo.
"¿Están seguros? mamá ok,

está bien, tranquila... ¿qué dice él?" Se


volteó de espaldas a la otra mujer y se
apoyó contra la

plataforma. "Mamá, escúchame


cuidadosamente, ¿dijo seguro que ese
es Tommy?" En la mención del
nombre de su hermano, la mano de
Susan fue a su boca.

"¿Pasa algo?"

"¿Quién te llamó?" Ronnie preguntó


cuando alejaba a su hermana. Tenía
bastante para intentar entender

lo que Beatrice estaba diciéndole. "No,


Susan está aquí. Pasaremos y te
recogeremos, sí mamá,

estaremos allí en quince minutos, no.


No llames a nadie más. Si necesitan ser
llamados, lo haré más

tarde. No, no llames un taxi. Estaremos


justo a allí. Sí, lo prometo... adiós".
Presionó el botón de

apagado y dejó el teléfono abajo en la


barra.

"¿Ronnie?" Susan dio un paso adelante.


"¿Le pasó algo a Tommy?" No hubo
respuesta. "¿Ronnie?"

"Tommy..." De espaldas a ellas, se


agarró del borde de la barra. "Él estaba
yendo hacía el este en el

carril del oeste de la autopista".

"Oh mi dios", Rose susurró. Ronnie se


empujó a sí misma para situarse y
hacerles frente.
220

"Rose, necesito que vigiles a los niños


hasta que volvamos. Estoy segura que
solo comerán pizzas y

jugarán vídeojuegos".

"Por supuesto", la joven mujer


contestó. "Cualquier cosa. Sabes eso".

"Traeré a Jack y nuestras chaquetas",


Susan con voz temblorosa. Salió del
cuarto para ir por su marido.

Rose cojeó hacía su alta compañera.


Por varios segundos, ninguna habló.
Finalmente Ronnie rompió el
silencio.

"No sé qué tan tarde estaremos. Intenta


meterlos a la cama a las diez. Hay
suficientes habitaciones para

que escojan".

"Me ocuparé de eso", Rose prometió.


Levantó su mano y acunó la mejilla de
la mujer más mayor. "Te

amo".

Los ojos de Ronnie brillaron y sonrió.


"¿Cómo sabes justo qué decir?" Tiró de
su amor acercándola y la

besó en la cabeza. "Te amo también,


Rose. No mates a los niños ni juegues
ningún juego que implique

que te amarren, ¿Ok?"

"Pienso que puedo manejarlos. Tienes


cosas más importantes de qué
preocuparte". Sintió a Ronnie dar

un paso atrás y se dio cuenta que Jack y


Susan habían entrado al cuarto.

"Te llamaré tan pronto como sepa


algo".

"No pueden tener nada de cafeína o


azúcar después de las siete. John tiene
que estar en cama a las
ocho y los otros niños pueden
permanecer levantados hasta las diez".
Susan dijo mientras buscaba en

su bolso. "No puedo encontrar las


llaves. Jack, ¿dónde están las llaves?"
Su labio inferior temblaba y sus

manos comenzaron a temblar.

"Conduciré", Ronnie dijo firmemente,


arrebatando las llaves de su hermana.
El cambio en su tono motivo

que Rose la mirara. Donde suaves


curvas acentuaban la fuerte mandíbula,
tensos músculos se

apretaban justo debajo de la superficie.


La espalda de Ronnie estaba recta, su
postura imponente. No

era la suave, sensible mujer que era con


Rose en privado. En su lugar estaba la
ejecutiva, la líder de una

multimillonaria compañía y la cabeza


de una poderosa familia. Aunque
entendía la necesidad para las

dos identidades, Rose de todas formas


desesperadamente deseaba que Ronnie
no tuviera que ser la

guardiana todo el tiempo. Odiaba la


manera en que la presión y la tensión
agotaban la energía de su
amada. Mirándolos irse, Rose pudo
únicamente rezar para que todo
estuviera bien.

*****

Las campanadas del reloj despertaron a


la mujer que dormitaba. Rose alcanzó
sus muletas y se puso de

pie. Un rápido frotamiento de sus ojos


le ayudó a ver que era las tres. No
había habido llamada

telefónica aún, ninguna palabra. Fue a


la cocina y comenzó a preparar una
jarra de café. Sin duda

cuando Ronnie volviera desearía un


poco. Pronto Rose estaba sonriendo en
el pacífico sonido de la

cafetera. Ricky y Timmy habían


decidido continuar su pelea, forzando a
Rose en un momento dado a

enviarlos por separado a las esquinas


para tranquilizarlos. Esa acción le ganó
una colorida serie de

palabras de Ricky. Únicamente la


amenaza de repetirlas a su tía Ronnie
consiguió calmarlo. A la hora de

irse a la cama tomó la salida fácil y


dejó a cada chico escoger su propia
habitación para dormir. Sus
221

brazos aún le dolían de subir las


escaleras dos veces antes de que los
sobrinos de Ronnie se quedaran

finalmente dormidos.

Rose pasó el tiempo bebiendo café en


la mesa de la cocina y releyendo el
diario. Tabitha saltaba dentro

de vez en cuando, exigiendo atención,


entonces salía. El total de tres días de
noticias impresas y la

mitad de la jarra de café resbalaron


para antes de que el jeep de Ronnie
tirara por el camino de entrada.
Se levantó sobre sus muletas y fue a la
puerta, abriéndola con tiempo para ver
a Jack ayudando a su

esposa y suegra a salir del vehículo.


"Oh Señor", susurró, sabiendo que lo
peor había sucedido. Ronnie

asumió el control por su cuñado y


ayudó a Beatrice a entrar.

"¿En qué habitaciones metiste a los


niños?" Preguntó cuando pasaba.

"Las habitaciones a ambos lados de la


tuya y la que está al final del pasillo",
Rose dijo, ahogando al

fondo un nudo en su propia garganta.


Hasta que vio las desoladas miradas en
sus caras, se había

estado aferrando a la esperanza de que


había sobrevivido Tommy de alguna
manera al accidente.

Ronnie asintió y miró a Jack.

"La habitación de la izquierda cerca al


final del pasillo está vacía. Ponla allí.
Pondré a mamá en mi

habitación". Tomó el bolso de la


matriarca y lo dejó en la barra.
"¿Mamá? Vamos, pienso que necesitas

acostarte por un rato".


"Pero tengo que llamar..."

"Me ocuparé de que todo el mundo


sepa. Necesitas acostarte". Vio a Jack
conducir a su esposa fuera del

cuarto. "Vamos, iremos arriba ahora".

"Horrible... Esto es solo tan horrible..."


Beatrice gritó.

"Lo sé, mamá. Vamos ya". Ronnie


condujo a la afligida mujer.

Quince minutos más tarde volvió a la


cocina. "Rose, ¿crees que puedas hacer
una jarra de café?"

"Ya la hice. Tu taza está en la mesa".


Ronnie miró en la familiar taza,
entonces en su compañera.

"Imaginé que necesitarías un poco de


café", Rose dijo con un encogimiento
de hombros. "He tomado un

poco yo misma". Ambas miraron la


jarra casi vacía.

"Ese es buen pensamiento". Frotó sus


ojos. "¿Qué hora es?"

"Casi las seis treinta".

"Supongo que debo esperar una hora o


así antes de empezar a llamar a todo el
mundo". Ronnie envolvió
las manos alrededor de su taza y miró
fijamente el oscuro líquido. Insegura
qué decir, Rose permanecía

silenciosa, dando a su compañera el


tiempo que necesitaba. Los azules ojos
brillaron con la amenaza de

derramar las lágrimas pero


permanecían enfocados en el café.
Después de un prolongado silencio,

Ronnie comenzó a hablar. "Los testigos


dijeron que giró fuera de la rampa en
vez de sobre la rampa". Su

labio inferior tembló y parpadeó


rápidamente. "Iba a exceso velocidad y
chocó contra un camión de
basura justo antes de entrar a la
autopista".

222

"Ronnie, lo siento tanto". Puso su mano


en el fuerte antebrazo.

"Ellos um..." El parpadeo aumentó


cuando luchaba por mantener las
lágrimas dentro. "Ellos tienen que

hacer una autopsia". Su voz se


enredaba. "Piensan que tomó...
drogas..." Un sollozo se escapó de sus

labios y Ronnie se encontró siendo


tirada en los brazos de Rose.
"Está bien, te tengo", la joven mujer
arrullaba. Las sillas rasparon a través
del piso de la cocina cuando

se acercaron, ninguna quería romper el


contacto. La guardiana necesitaba
consuelo y Rose era la única

que podía proporcionarle este.

"No e-es justo. Era demasiado joven",


Ronnie se atragantaba. "Las drogas..."

"Lo sé". Besó la morena frente. "Lo


sé". Comenzó a mecerla mientras las
calientes lágrimas empapaban

su camisa. Los sollozos atormentaron


al alto marco pero Rose seguía,
murmurando consoladoras

palabras y frotando suavemente la


espalda de Ronnie. "Te tengo... eso es,
suéltalo".

"Fueron esas malditas drogas", gritó.

"Lo sé". Rose continuó meciendo y


sosteniendo a su amada hasta que
finalmente las lágrimas

amainaron y los sollozos se redujeron a


sorbidos. Sintió el tirón de Ronnie
hacía atrás y soltó el abrazo.

"¿Mejor?" Recibió un tembloroso


cabeceo. "Ven aquí". Tomó una
servilleta de lino de la mesa y limpió la
húmeda cara. "Desahógate... eso es
mejor".

"Gracias, solo necesitaba... bien, esto".


Ronnie con fatiga se hundió
nuevamente en su silla y movió su

cabeza. "Esto es solo tan difícil de


creer". No había nada que Rose pudiera
decir así que arrimó su silla

hasta que sus rodillas estaban


tocándose. Ronnie puso su mano sobre
la más pequeña y la apretó. "Los

próximos días van a ser duros".

"No tienes que atravesar esto sola".


Rose levantó su mano libre y ahuecó la
mejilla de su amor. "Estaré

justo aquí contigo, lo prometo". Miró


el reloj. "Es aún demasiado temprano
para llamar a todo el mundo y

realmente necesitas un poco de


descanso. Has estado levantada toda la
noche".

"¿Qué sobre ti?" Por primera vez


Ronnie notó los oscuros círculos
debajo de los hermosos ojos verdes.

"¿Dormiste algo?"

"Me quedé dormida alrededor de las


dos pero estaba levantada para las
tres".
"Ambas necesitamos dormir un poco".
Se levantó, entonces frunció el ceño.
"Tengo que dormir en el

sofá. Si alguien despierta..." No hubo


necesidad de acabar la oración.

"¿Por qué no tomo el sofá? Necesitas la


cama cómoda más que yo".

"Estoy demasiado cansada para discutir


contigo Rose".

"Entonces no lo hagas", la joven mujer


dijo firmemente. Ronnie la miró y se
preguntó si alguien más

podría hablarle de esa manera y salir


impune por eso. Sospechó que nadie,
excepto tal vez María. Sus

223

ojos se entristecieron en el
pensamiento de dar la noticia al ama de
llaves quién había conocido a

Tommy desde que era un bebé.

"Hay tanto hacer. Tengo que llamar a


los primos..."

"Puedes hacer todo eso después de que


hayas tenido un par de horas de
descanso". Rose se forzó para

levantarse sobre sus muletas. "Vamos


ya, me acostaré contigo hasta que te
quedes dormida". Ronnie

asintió con fatiga. Necesitaba


descansar y no había duda que con su
rubia amiga a su lado podría hacer

justo eso.

Después de ir al baño y de cambiarse


sus pantalones, Ronnie se arrastró en la
cama. "¿Estás segura

qué no te quedaras dormida?"


Murmuró grogui mientras arreglaban
sus almohadas.

"No, he tomado tanto café que no


pienso que podré dormir". Rose
extendió su brazo. "Ven aquí, déjame
sostenerte". Pronto Ronnie se acomodó
contra su pecho. "Eso es", comenzó a
acariciar el largo oscuro

cabello. "Tú descansa y deja que me


preocupe de ti para variar".

*****

Rose estaba tarareando suavemente y


dulcemente acariciaba la espalda de su
durmiente compañera

cuando oyó el auto llegar por el camino


de entrada. Cerró sus ojos lentamente
con la certeza que era ya

lunes y en menos de un minuto María


estaría cruzando la puerta, totalmente
inconsciente de los

acontecimientos de la noche previa.


Echó un vistazo en Ronnie y sabía que
no podría despertarla para

esto. "Me ocuparé de eso", susurró


antes de deslizarse y poner un tierno
beso en el hombro de la

durmiente mujer.

Entró a la cocina justo cuando María


estaba cerrando la puerta corrediza.
"Oooh, ese viento", el ama de

llaves dijo cuando se quitaba su


chaqueta. Dio vuelta y se dio cuenta
que no estaba sola. "Oh, buenos
días, Rose. ¿Es el auto de Susan el que
está en el camino de entrada?" En ese
mismo momento notó la

cafetera medio vacía y los periódicos


derramados sobre la mesa.

"Sí".

"Rose, ¿qué pasa? ¿Dónde está


Ronnie?"

"Está durmiendo. María, por favor


venga siéntese". Rose apoyó las
muletas contra la barra y sacó una

silla.

"¿Por qué Susan está aquí? ¿Están los


niños bien? ¿Algo le sucedió a Jack?
Está..."

"No, ellos están bien. Por favor


siéntese". Rose soltó una respiración y
esperó a que el ama de llaves se

sentara antes de sentarse ella misma.

"Estás asustándome. ¿Qué pasa?" La


voz de María estaba llena de
preocupación. Rose sentía la

garganta apretarse incluso antes de que


hablara.

224

"Desearía que hubiera una manera fácil


de decirle esto". Dándose cuenta que
sus palabras estaban

únicamente inquietando más a la mujer


mayor, respiró profundamente y
continuó. "Tommy se mató en

un accidente de auto anoche".

Como un espejo rompiéndose, la cara


de María perdió toda la compostura y
rompió en llanto. Como hizo

con Ronnie, Rose tomó a la afligida


mujer en sus brazos y la confortó. El
ama de llaves permitió el

contacto por algunos minutos antes de


levantarse y limpiar sus ojos. "Bien
entonces, creo que hay cosas

que debo hacer". Se acercó a la


cafetera. "Estoy segura que una jarra
recién hecha estaría en orden".

"María, usted no tiene que hacer eso".

La mujer mayor volteó y la miró.


"Rose, no soy una Cartwright. Ronnie
dice que soy el ama de llaves

pero eso no me hace familia. Recuerdo


cuando su padre falleció. Trabajé para
ese hombre por

veinticinco años y en el día de su


funeral estaba aquí asegurándome de
que hubiera bastante comida
para la gente que iba a llegar después
del servicio de entierro".

"Eso es terrible", Rose jadeó. "¿Ronnie


no le dio el día libre?"

"Ronnie no estaba a cargo entonces,


estaba su madre". María vació el café
en el fregadero y giró en el

grifo. "Dijo que me necesitaba aquí


para ocuparme de todo por ella. ¿Qué
era lo que se suponía que

hiciera?"

"Estoy segura que Ronnie no esperará


que usted trabaje". Cojeó dando otro
paso y habló en una voz
más baja. "Beatrice está aquí también".

"Bien entonces, estará esperando té


caliente cuando baje." María abrió el
armario y sacó la tetera. "¿A

qué horas vas a despertar Ronnie?"

"Pienso que le daré otra media hora o


así. Estuvo levantada toda la noche".

"Hmm, Beatrice normalmente


despierta a las ocho. Probablemente
debes despertar a Ronnie una vez

que el café esté listo". Rose asintió en


el acuerdo. No sería una buena cosa
despertar a su compañera y
entonces hacerle frente a su madre
inmediatamente.

*****

Rose siguió a María dentro de la


habitación y dejó la taza humeante de
café en la mesita de noche.

"Comenzaré el desayuno para los


niños. Estoy segura que estarán
levantados pronto".

"Gracias. Estaremos afuera en algunos


minutos", dijo, sus ojos nunca dejaron
a la durmiente mujer. Una

vez que oyó el clic de la puerta


cerrándose, Rose recargó las muletas
contra la pared y se colocó al lado

de su compañera. Se apoyó sobre un


codo y bajó la mirada, silenciosamente
deseando no tener que

despertar a Ronnie. Incluso dormida la


cara de la ejecutiva mostraba los signos
del dolor. Los aún

cerrados ojos mostraban la hinchazón


por el llanto y no había paz en las
cinceladas facciones.

"¿Ronnie? Hora de despertar, cariño".

225

"¿Hmm?" Los ojos que no obtuvieron


bastante sueño se abrieron con
momentánea confusión. "¿Qué

hora es?"

"Cuarto para las ocho", la joven mujer


contestó. Ronnie gimió y se incorporó.

"Supongo que mejor me levanto


entonces. Tengo un día ocupado
delante de mí". Sus ojos se

ensancharon en la vista del café que le


era dado. "Oh, gracias". Tomó un trago
y sonrió

agradecidamente. "Necesitaba esto".


Tomó otro trago, después miró a Rose
juguetonamente. "¿Tú
hiciste esto?"

"María lo hizo."

"Oh Dios, María". Ronnie puso su


mano a su boca. "Tengo que..."

"Me ocupé de eso por ti," Rose dijo en


un tono bajo, sus ojos traicionaban
justo lo difícil que había sido

para ella ser la portadora de las malas


noticias.

"Ven aquí". La alta mujer apoyó la


espalda contra la cabecera y extendió
su brazo derecho.

"Pero tienes cosas que hacer", dijo,


aunque no había nada más en el mundo
que deseara hacer en ese

momento que acurrucarse en los brazos


de Ronnie.

"Puedo prescindir de un minuto".


Tristes ojos azules miraban a Rose.
"Realmente necesito sostenerte".

Cuidadosa de no derramar el café, se


abrazaron, la cabeza rubia apoyada
contra el pecho de la

ejecutiva. "Gracias".

"Si hay algo que pueda hacer..."

"Tú lo estás haciendo ahora", Ronnie


dijo, presionando sus labios contra la
cabeza de Rose. "Solo

necesito algunos minutos de


tranquilidad contigo antes de que salga
allí y haga frente a cualquier

persona". Tomó otro trago de café y


comenzó ociosamente a acariciar los
cabellos de miel. "Va a ver

centenares de personas que estarán


entrando y saliendo por los próximos
días. Tabitha estará pasando

mucho tiempo en el cuarto de lavado".


Frotó su mejilla contra el suave cabello
entonces tomó otro trago.
"¿Si Jack y Susan se quedan, podrías
ayudar a mantener a los niños
ocupados? Les gusta jugar

videojuegos contigo".

"Por supuesto, Ronnie. Cualquier cosa


que tú necesites". Tanto como ella no
deseaba hacerlo, Rose se

separó del abrazo. "Mejor vuelvo allí y


veo si María necesita alguna ayuda.
Además, estoy segura que

quieres vestirte antes de que todo el


mundo despierte".

"¿María? ¿Ella no se fue a su casa?"


"No, está haciendo el desayuno".

"Dile que puede irse a su casa. No tiene


que trabajar hoy". Ronnie estaba
sorprendida de recibir un

rápido abrazo. "¿Por qué fue eso?"

226

"Sabía que no la harías trabajar".

"Por supuesto que no. ¿Cómo podría


esperar que trabaje después de esto?"

"Tú madre lo hizo cuando tu padre


murió". Miró la quijada de Ronnie
tensarse.
"No soy como mi madre", dijo
tajantemente. Arrojó las sabanas detrás
y se levantó. "¿Rose, te importaría

decirle a María?"

"No, no me importaría en absoluto", la


joven mujer dijo momentos antes de
que Ronnie cerrara la puerta

del baño. Tomó la taza vacía. "Tendré


café recién hecho esperando por ti
cuando salgas". Era más fácil

decir que hacer cuando Rose intentaba


resolver como maniobrar con sus
muletas. La solución fue

sostener el asa con sus dientes, lo cual


le ganó una mirada de desaprobación
de María cuando entró a la

cocina.

"Eres tan testaruda como ella lo es, ¿no


es así?" El ama de llaves la reprendió
cuando tomó la taza.

"Sabes qué habría ido a recogerla. No


necesitabas traerla aquí".

"María, Ronnie dijo que usted no tiene


que quedarse hoy. Estoy segura que
podemos manejar todo".

"¿Fue esa su idea o la tuya?"

"Suya".
"Ya veo". El ama de llaves asintió.
"Puedo esperar eso de alguien tan
generosa como Ronnie. Sin

embargo, pienso que debo quedarme".

"¿Por qué? Usted está justamente tan


perturbada como todo el mundo, ¿por
qué debe quedarse y

trabajar?"

"¿María? ¿María está usted allí?"


Beatrice gritó desde las escaleras.

"Por eso", la mujer mayor dijo. Salió a


la sala de estar y levantó la mirada en
la matriarca. "Hay té
esperando por usted, señora
Cartwright".

"Oh que bueno, que está aquí". Beatrice


bajó las escaleras, su cara mostraba las
señales de una madre

abatida. "Es terrible, ¿no es así? Solo


simplemente terrible".

"Trágico", el ama de llaves estuvo de


acuerdo.

"¿Dónde está mi hija?" Finalmente vio


a Rose apoyada sobre sus muletas.
"Hola, querida. ¿No eres tú la

pequeña amiga de Ronnie? ¿La que


estaba en la silla de ruedas?"
"Sí, Madame. Mi nombre es Rose".

"Rose, ¿dónde está Ronnie?"

227

"Ella está vistiéndose. Saldrá en un


minuto".

"¿Ha comenzado a llamar a alguien


ya?"

"Lo haré en un minuto", Ronnie dijo


cuando salió de la habitación de Rose.
Parecía serena pero Rose

sabía que era una actuación. Los


hinchados ojos dijeron que nuevas
lágrimas de dolor esperaban para
desbordarse. "Buenos días, mamá".

"No hay nada bueno acerca de este día,


Verónica. Tú mejor empieza. Llama a
tu tía Elaine primero". La

matriarca caminó a zancadas en la


cocina, despidiendo con eficacia a su
hija.

"Supongo que es mejor empezar a


hacer algunas llamadas telefónicas".
Miró en la dirección de la cocina

y meneó su cabeza. "Voy a utilizar el


teléfono en la oficina. Discúlpenme".

Rose esperó hasta que la puerta al


cuarto se cerró antes de hablar a María
en silencioso tono. "¿Por qué

es tan cruel con Ronnie?"

"No está tratando de ser cruel", el ama


de llaves explicó. "Beatrice tiene una
cierta manera de manejar

las cosas. Ésa es su manera".

"Sé que está dolida pero Ronnie


también. ¿No puede ver eso?"

"Algunas personas no puede ver más


allá de su propio dolor, Rose". María
miró a la cocina. "Tengo que

entrar allí".
Rose se quedó parada allí por un
momento, su primer instinto fue
hacerle compañía a Ronnie pero

entonces se dio cuenta que había una


mejor manera de ayudar a su amiga.
Acorazándose ella misma,

siguió a María a la cocina.

*****

Beatrice estaba sentada en la mesa con


una taza de té en una mano y un
pañuelo en la otra. "Señora

Cartwright, ¿le importaría si me siento


aquí?" Rose preguntó dulcemente.
"Todavía no puedo estar de pie
por mucho tiempo".

"Bien sí, siéntese. María, un poco más


de té".

"Gracias", la joven mujer dijo cuando


tomó asiento. El ama de llaves se
acercó con la tetera y una taza

de café para Rose. Intercambiaron


miradas pero no dijeron nada. Beatrice
miraba su reloj.

"Pensaba que Ricky estaría levantado


ya. Él siempre es un madrugador".

"Estuvo levantado hasta tarde. Tuve


problemas para conseguir que se
durmiera".
"Eso es, usted los vigiló, ¿no es así?"
Rose asintió. La matriarca sorbió su té.
"Ese Ricky. Es como

Tommy, usted sabe".

228

"Me temo que no me familiaricé con su


hijo. ¿Por qué usted no me cuenta sobre
él?"

Ronnie entró en la cocina una hora más


tarde buscando su café. Su garganta
comenzaba a estar seca

después de hacer tantas llamadas. Una


ceja se arqueó en la vista de su madre,
Rose, y Susan sentadas
y hablando en la mesa. Dado que la
espalda de Beatrice daba hacia ella,
Ronnie esperaba poder entrar

furtivamente, conseguir el café, y salir.


El sonido de la voz de su hermana, sin
embargo, truncó esa

esperanza. "Ronnie".

"Buenos días Susan". Se dio vuelta e


hizo frente a la mesa. "Mamá, Frank y
los niños estarán aquí en un

rato. La mayoría estará aquí esta


tarde".

"¿Hiciste los preparativos? Quiero que


te asegures de que tenga lo mejor, lo
mejor de todo".

"Me ocuparé de eso" Ronnie dijo.


"Tengo algunas más llamadas por
hacer. Laura puede encargarse de

los socios y ponerlo en la prensa".


María le dio la taza. "Regresaré más
tarde".

"¿Llamaste a tu tía Elaine?"

"Su servicio contestó. Regresará la


llamada".

"Pero estás en el teléfono". La voz de la


matriarca se levantó incisiva. "No
podrá llamar Verónica, no
quisiera que se enterara de esto en las
noticias".

"Tengo la llamada esperando, mamá.


No conseguirá la señal ocupada".

"No puede enterarse de esto en las


noticias. Tommy era su sobrino
preferido".

"Le dejé un mensaje con su servicio".


¿Qué es lo que quieres que yo haga?
No puedo hacer que me

llame. Tragó su café, haciendo una


mueca de dolor en el quemante calor
que bajaba por su garganta.

"Señora Cartwright. ¿Le gustaría un


poco más de té?" Rose preguntó.

"No en este momento, querida. Debo ir


a pasar algo de tiempo con mis nietos".
Miró a su hija más joven.

"Susan, supongo que si tú y Jack tienen


otro niño lo llamarás Thomas".

"Mamá, hemos decidido que tres..."

"Tonterías. Eres ciertamente bastante


joven y no es como que tu figura podría
arruinarse por otro niño.

Tu hermana continúa sin mostrar


ningún interés en tener niños". La
matriarca se levantó. "Voy a ir con
los niños y después puedes llevarme a
casa, Ronnie. Te dejaré saber cuando
esté lista".

Los nudillos de la alta mujer dieron


vuelta al blanco cuando agarró la asa
de su taza y echaba fuego por

los ojos en la retirada de su madre.


Susan se paró al lado de su hermana.
"No sabe lo que está diciendo.

Está solo dolida por lo de Tommy".

229

"Sabe exactamente lo que está


diciendo, hermana. El problema es que
nosotras continuamos
aguantando esto". Volteó a Rose. "La
gente va a comenzar a llegar pronto. Es
posible que quieras entrar

en tu habitación antes de que suceda".

"No". Recogió sus muletas. "Puedo


ayudar. Vigilaré a los niños para que
los adultos puedan estar juntos.

No me importa".

"¿Estás segura?" Ronnie la miró y fue


difícil forzarse para no buscar un
abrazo. ¿Sabes cómo de loco va

a estar y tú aún quieres ayudar? Estaba


segura que no sería tan generosa si la
situación fuera inversa.
Entonces otra vez, cuando viene de ti,
no hay nada que yo no haría.
"Gracias", dijo suavemente.

"Por supuesto. Eso es lo menos que


puedo hacer". Rose sonrió y Ronnie se
encontró irremediablemente

perdida en ésta.

"Ahem". La tos cortés de Susan rompió


el momento.

"Es mejor que regrese a las llamadas


telefónicas".

"Ronnie, me aseguraré de que mamá


llegue a casa. Tú preocúpate de entrar
en contacto con todo el
mundo", la pelirroja dijo.

*****

Estaba casi anocheciendo cuando Susan


y su familia se fueron a casa de
Beatrice. Ronnie decidió

permanecer oculta en la oficina tanto


como fuera posible mientras sin que lo
supiera Rose estaba

haciendo lo posible para mantener a la


matriarca alejada de ella. Cuando la
minivan se retiró de su

camino de entrada, la mujer de cabello


oscuro exhaló un suspiro de alivio y
entró a la sala de estar.
Maldición. En su escondite, no había
notado que el grupo de parientes que
llegaron estaban

sobrepasando a aquellos que se habían


ido y ahora cerca de treinta Cartwrights
estaban flotando

alrededor. Vio a Rose inmediatamente


y fue directamente a ella. "Hola".

"Hola. Tu madre se fue".

"Vi eso". Echó un vistazo, su alta


figura le permitía ver pasar la masa de
gente. "¿Piensas que podrían

ser un poco más ruidosos?"


"¿Quién es el de chaqueta azul con la
corbata deshecha?"

"Michael. Posee una representación de


Toyota. Uno de los primos", Ronnie
dijo cuando miró al hombre

joven, frunciendo el ceño en su


actuación de duelo.

"Oh".

"¿Por qué preguntas?"

"Estaba diciéndome que él y Tommy


estaban muy unidos".

230
"Yeah y estaba 'unido' a papá después
de que murió. Entonces no consiguió
nada y ahora no".

"Quieres decir que está únicamente


actuando así porque..." Rose se detuvo,
pensando de cómo Delores

actuaba cuando su padre murió. "Eso es


horrible".

"Estoy sorprendida que esté aquí y no


saqueando el condominio de Tommy
en éste momento. Debe

haber estado tan cercano a él que


olvidó la dirección por todo su dolor".
Oculta de la vista de otros, una
pequeña mano recorrió la espalda de
Ronnie y comenzó a frotar en suaves
círculos.

"Estarán marchándose pronto, ¿no es


así?"

"Bien, no hay razón para que ellos se


queden. Todos dieron sus condolencias
a mamá y averiguaron

cuando y donde el entierro esta


programado. Solo cayeron aquí porque
no tienen un lugar mejor para

estar". Un fuerte estruendo del cuarto


de juegos atrajo su atención. "Vuelvo
enseguida".
El estruendo resultó ser una barra
completa con sus ocupantes. "Hey,
Cuzz," el borracho hombre

arrastró las palabras. Dos de la media


docena de hombres que estaban
parados alrededor se movieron

para ayudarlo a levantarse. Un


alcoholímetro no era necesario para
saber que todos estaban

absolutamente borrachos.

"Frank, ¿qué estás haciendo?"

"Los muchachos y yo estamos solo


levantando un poco a Tommy". Se
tambaleó de nuevo directo sobre
el taburete. Ella caminó más allá de él
y fue detrás del bar.

"Una botella de escocés y la mitad de


una botella de vodka. Ustedes
individuos han estado brindando

por él suficientemente, creo". Tapó el


vodka y apagó la luz detrás de la barra.
"Creo que es hora para

que sus esposas los lleven a sus casas".


Caminó alrededor apagando las luces y
colgó los tacos. Uno

por uno los hombres refunfuñaron y


salieron del cuarto, no todos sin ayuda.
Le llevó un poco más de
tiempo separar al grupo de mujeres
reunidas hablando de cada tema
imaginable. Únicamente cuando el

último pariente se fue hizo a María


aparecer con la aspiradora. "No te
preocupes esta noche", Ronnie

dijo.

"Mira ese cuarto", el ama de llaves dijo


incrédulamente.

"Todavía estará aquí por la mañana,


María. Este ha sido un largo día y estoy
agotada. Por favor, sólo

deja esto hasta mañana, ¿Ok?"


"Si lo deseas. Estaré aquí a primera
hora como de costumbre. ¿Debo traer
algo especial del

supermercado?"

"No, nada".

"Un rollo de pasta para galletas


chocolate chip", Rose intervino. "Um,
tú sabes a los niños le encantan las

galletas. Quizá los mantendrá


ocupados". Cogió la ligera sonrisa en
los labios de Ronnie y sabía que su

idea fue bien recibida. "Mejor que sean


dos", enmendó, sus ojos nunca dejaron
a los de su amiga.
231

Una hora más tarde, dos cuerpos


estaban acurrucados alrededor uno del
otro, ambos luchando con los

bostezos. "Eres una mujer


increíblemente atenta", Ronnie
murmuró en el oído de la joven mujer.

"¿Mm?"

"Las galletas. Y se que toleraste a mi


madre para mantenerla apartada de
mí". Apretó el hombro bajo de

su mano. "No sabes cuánto agradezco


eso".
"Tú tenías bastante sobre qué
preocuparte". Se retorció metiéndose
en el cálido cuerpo detrás de ella. La

ventaja más grande de tener su molde


acortado era que podía acomodarse tan
cerca como deseara con

Ronnie. "No es tan mala".

"Eso es porque no es tu madre".

"Cierto".

"Esa es una buena cosa también". La


mano que había estado apretando el
hombro de Rose, se movió

hacia su cintura.
"¿Por qué es eso?"

"Porque", Ronnie contestó mientras


tiraba de la más pequeña mujer sobre
su espalda y ponía las manos

en ambos lados de la cabeza de


cabellos dorados. Relajó sus hombros,
trayendo sus labios tan cerca

que sus respiraciones se mezclaron.


"Eso te haría mi hermana y garantizo
que hay veces en que mis

pensamientos en ti, están lejos de ser


fraternales". Incluso en la tenue luz de
la luna Rose pudo ver la

maliciosa sonrisa antes de que fuera


sustituida con una cara más seria. "No
sabes cuánto me has

ayudado hoy. Me hiciste sentir... bien...


muy especial".

"Con todo lo que significas para mí,


¿cómo podría hacer algo menos?"
Subió su mano y acarició la

cincelada cara sobre ella. "Y tu eres


especial. Sé que va a ser difícil tratar
con tu familia por los próximos

días pero estaré allí ayudándote a


atravesar esto. Ahora vamos, estás
cansada, estoy cansada, y

mañana será otro largo día. Ya hemos


hablado suficiente por esta noche".
Rose puso su mano en el

hombro de Ronnie y tiró de él,


forzando a la más alta mujer a
acostarse contra ella. "Eso es mejor."

"¿Rose?"

"¿Mm?"

"¿Puedo quedarme así... en tus brazos?"


La mujer que normalmente se hacía
cargo sonaba casi como

una niña asustada con su petición. Tan


duro como esto era para Rose en oír a
Ronnie en tal dolor, esto
llenó su corazón de saber de que era la
mujer de más edad que volteaba por
consuelo. "Siempre",

susurró, apretando su agarre.

"No puedo creer que se haya ido".


Hubo un largo silencio. "Sé que las
cosas habían sido difíciles entre

nosotros últimamente pero eso no es lo


que veo cuando pienso en él".

232

"¿Qué ves, Ronnie?" Susurró, su mano


se movía acariciando el largo cabello.
"Cuéntame sobre el
Tommy con el que tú creciste, el que tú
amabas".

"Era de pequeño el muchacho más


lindo". Rose sintió el cuerpo contra el
suyo relajarse cuando los

felices recuerdos emergieron.


"Estabamos unidos cuando era
pequeño. Lo que sea que yo estuviera

haciendo, quería hacerlo. Era mi


sombra". Una lágrima cayó y Ronnie
tragó difícilmente.

"Hey, ¿harías algo para mí?"

Un asentimiento. "Cualquier cosa".


"Piensa atrás a un feliz momento, solos
tu y Tommy. Cierra los ojos y
representalos en tu cabeza".

Esperó algunos segundos. "¿Lo estás


viendo? Ahora, cuéntame sobre eso.
¿Es verano o invierno?"

"Verano".

"¿Adentro o afuera?"

"Afuera. Estamos acampando con la


familia".

"¿Qué es lo que ustedes dos están


haciendo?"

"Pescando". Rose sintió la sonrisa de


Ronnie contra su pecho. "Era un día
perfecto. Estábamos en el

muelle, solo nosotros dos". Su frente se


surcó. "No sé donde estaban todos los
demás".

"No te preocupes de ellos", la joven


mujer dijo, continuando su suave
caricia a la oscura cabellera.

"Estabas pescando con Tommy.


¿Capturaste un pez?"

"No, pero él lo hizo". Se relajó contra


Rose otra vez. "Bonito muy grande.
Luchaba como el diablo

también".
"Cierra tus ojos. Ahora piensa sobre
ese día y cuánta diversión tú y Tommy
tuvieron juntos. Eso es..."

Rose cerró los ojos y dejó que la


profunda y regular respiración cerca de
su oído la calmara en el mismo

pacífico sueño.

*****

Rose fue una constante fuente de apoyo


para Ronnie. El informe de la autopsia
había vuelto con

desagradables noticias. Una variedad


de drogas ilegales fueron encontradas
en el sistema de Tommy.
Los Cartwrights habían esperado
mantener la información privada, pero
ellos eran un nombre en Albany

y mientras las noticias de la mañana


divulgaron que uno de los Cartwrights
había muerto en un accidente

anormal, las noticias de la tarde no


estuvieron tan amables. Una estación,
encontró la excusa perfecta

para reutilizar viejas imágenes,


enganchó la noticia de la autopsia de
Tommy con un informe sobre

drogas en Corporate America. Esto


produjo, mucho para la consternación
de la familia, manada de
reporteros de noticias alrededor de la
casa de Ronnie, negándose a aceptar la
corta declaración que la

familia estaba de luto y no tenía ningún


comentario sobre los resultados de la
autopsia. Antes de que el

día hubiera terminado, ellos recibieron


noticias que el conductor del camión de
basura había demandado

233

un juicio contra el estado de Tommy.


Beatrice declaró que la autopsia era
nada menos que una

'exagerada fabricación' y el conductor


del camión 'un codicioso oportunista'
que intentaba aprovecharse

de un desafortunado accidente. Rose


escuchaba las observaciones y asentía
frecuentemente, haciendo

su parte para hacerle las cosas más


fáciles a Ronnie.

Para el día del funeral, sin embargo, la


paciencia de la ejecutiva y la tolerancia
estaban ambas en bajo

suministro. Los últimos días habían


amontonado frustración sobre
frustración en ella y la familia parecía

felizmente ignorante de la tensión que


estaban poniendole. No únicamente
reuniéndose en su casa para

llorar, se reunían para visitarse con


cada uno de los otros, no permitiéndole
a Ronnie privacidad o

tranquilidad. A pesar de los mejores


esfuerzos de Rose, Beatrice todavía
conseguía deslizarse más allá

e interrogar a su hija sobre cada detalle


del servicio. Había discusión de las
más pequeñas cosas, tales

como quién viajaría en que limusina,


en quién estaría en el porta féretro,
incluso sobre en qué sección de
terreno de la familia debería ser
sepultado. Ronnie guardó la cólera en
su interior, liberando esta

únicamente después que todo el mundo


se había ido. Entonces, su saco de
entrenamiento sería el

receptor. Solamente cuando estaba


físicamente y emocionalmente agotada
podía meterse a la cama y

buscar el confort de los brazos de Rose.


Los papeles invertidos se sentía
extraño sin embargo al mismo

tiempo confortaba a Ronnie. En los


brazos de la mujer más pequeña podía
dejar el estrés irse y
encontrar paz. Reforzaba su fuerza
interna, permitiéndole hacer frente a
los desafíos de los recientes

acontecimientos.

"María estará aquí más o menos en una


hora para recogerte". Ronnie subió el
cierre de su falda y

alcanzó su cinturón. "Volverá aquí en


vez de ir al servicio del entierro de
modo que alguien esté aquí

para cuando la gente comience a


llegar". Abrochó el cinturón y tiró del
abrigo. "Ya está. Creo que estoy

lista ahora". Se puso un pequeño


sombrero negro sobre su recogido
cabello.

"Desearía poder estar allí contigo",


Rose dijo seriamente.

"Lo se, cariño". Tomó la barbilla de la


mujer más joven. "No sé qué habría
hecho sin ti éstos últimos

días".

"No sé qué habría hecho sin ti estos


últimos meses", Rose contradijo.

"Sabes si pudiera estarías allí justo a


mi lado".

"Es mejor si permanezco atrás con


María. Será más fácil entrar y salir con
mis muletas".

"Oh, déjame ayudarte con tus tenis


antes de que me vaya".

"Puedo hacer eso, Ronnie. Te arrugarás


tu falda".

"Siéntate". Sus largos dedos hicieron


rápidamente el trabajo de aflojar los
cordones. Se arrodilló y puso

una mano en la pantorrilla de Rose. El


material satinado de su alta calceta
hasta su rodilla no coincidía

con la suavidad natural que Ronnie


normalmente sentía. Usando su rodilla
como un reposapiés, puso el

tenis en el pie de su compañera y


comenzó a atarlo. "Recuerda, que la
iglesia va a estar abarrotada.

Asegúrate de conseguir un asiento. No


quiero encontrarte apoyada de espaldas
contra la pared, ¿lo

comprendiste?"

"Lo comprendí". Se inclinó y ajustó el


lazo en la blusa de Ronnie. "¿Llevas tu
pañuelo?"

234

"Y un repuesto".
"Todo bien entonces, supongo que estás
lista". Rose hizo una pausa por un
segundo, entonces puso las

manos en los hombros de la mujer más


alta. "Ronnie, se que piensas que tienes
que ser así de grande,

una mujer fuerte pero tú no lo eres.


Incluso aunque ustedes dos tenían
problemas, era de todas formas

tu hermano y se que lo amabas. Si


tienes que llorar, hazlo". Sus palabras
le ganaron un tierno beso en la

frente cuando su compañera se puso de


pie.
"Te veré después del servicio". Ronnie
se quedó inclinada bastante tiempo
para meter un errante

mechón del dorado cabello detrás de la


oreja de Rose. Si solo hubiera una
manera de tenerte conmigo

hoy. Esto va a ser tan duro hoy sin ti


justo allí a mi lado.

Según lo esperado, la iglesia estaba


abarrotada con los amigos, la familia, y
los socios de los

Cartwrights. A pesar de las palabras de


Ronnie, Rose estaba contenta de estar
parada de espaldas
contra la pared pero un hombre que
estaba sentado en el último banco se
levantó y le ofreció su asiento.

Recargada de espaldas en la pared,


María tomó posesión de las muletas de
modo que nadie tropezara

sobre estas. Desde su posición en la


parte de atrás de la gran iglesia era
imposible ver a Beatrice y sus

hijas en la banca de adelante. Rose


escuchó las monótonas palabras cuando
el sacerdote atravesó las

habituales frases de confort y oraciones


de consuelo. Cuando el final se
acercaba, indicó a María para
sus muletas, decidiendo que era más
fácil salir ahora que esperar y hallarse
enganchada dentro del

tropel de gente.

Justo cuando se subía en el auto de


María las puertas de la iglesia se
abrieron. Desde su ventajosa

posición, pudo ver a los seis hombres


llevando el ataúd. Miró cuando
Beatrice salió, flanqueada por sus

hijas. Rose escudriñó pero estaba


demasiado lejos realmente para ver los
ojos de Ronnie. La cabeza de

su amiga estaba agachada y su brazo


estaba alrededor de su consternada
madre. Vio que Susan estaba

también proporcionando apoyo a la


afligida mujer cuando bajaban los
escalones y entraban en la

limusina que las esperaba. Al darse


cuenta que María la esperaba, Rose
puso las muletas en el asiento

trasero y subió al auto.

*****

Justo como Ronnie había pronosticado,


los amigos y los miembros de la
familia comenzaron a fluir
dentro de la casa menos de media hora
después de que el funeral hubiera
terminado. Largas mesas

cubrieron un lado de la sala de estar,


platos apilados con panes, carnes, y
quesos. Apoyada contra una

pared fuera del flujo principal del


tráfico, Rose observó que era el primer
sitio al que la gente iba en

cuanto ellos llegaban. Dado que el


cuarto de lavado tenía muchas barras y
perchas, este servía como un

improvisado guardarropa. Los fríos


vientos de marzo retrasaron cualquier
idea que la gente pudiera
haber tenido sobre guardar sus
chaquetas para la estación todavía.

Las puertas eran abiertas y cerradas por


cincuenta personas que había allí para
el momento en que

Ronnie llegó con su madre y hermana.


Rose vio la melena de de cabello
oscuro sobre el resto de la

muchedumbre y comenzó a dirigirse


hacia allá. El viaje fue hecho más fácil
cuando había sido vista y la

resuelta ejecutiva la encontró a medio


camino. "Hola". De esta cercanía, era
fácil ver el maquillaje
encubriendo los oscuros círculos
debajo de los ojos de Ronnie.
Apoyándose pesadamente en su muleta

derecha, Rose discretamente extendió


su mano y entrelazó sus dedos,
dándoles un ligero apretón.

235

"Hola tú misma", Ronnie dijo,


devolviendo el cariñoso gesto con uno
propio. "Absolutamente una

muchedumbre". Rastreó el área,


rápidamente observando a esos que
serían problema cuando el tiempo

fuera pasando y las bebidas


continuaran fluyendo. "Tú espera,
Rose. Antes de que la noche termine te

garantizo por lo menos una pelea a


puño".

"¿Pelea a puño? ¿En un funeral?"

"Les doy una hora para lamentar la


muerte de Tommy. Después de eso, el
tema girará en su testamento

y las especulaciones de quién


conseguirá que y entonces la pelea
estará comenzando, estoy segura".

Se dirigieron hacia una esquina cercana


a las escaleras. Rose observó como su
compañera desplazaba
su peso de una pierna a la otra y de
regreso otra vez.

Pienso que has sufrido en esas ropas


suficiente tiempo, Rose pensó para sí
misma.

"Ronnie, vienes a mi cuarto por un


minuto".

"Seguro", contestó, agradecida por la


oportunidad de escaparse. La primera
cosa que Ronnie notó

cuando entró en el cuarto fue uno de


sus trajes ordenados cuidadosamente
en la cama. "Pensé que

estarías más cómoda en tus


pantalones", Rose dijo con un
encogimiento de hombros. A la
enfática

mirada en los zapatos en el piso


agregó, "sé cuánto te duelen tus pies
después de estar en tacones todo

el día. Los bajos estarán perfectamente


aceptables con esos pantalones. Te he
visto usarlos antes".

"¿Así que tuviste a María escogiendo


esto para mí?"

"No", Rose contestó con una orgullosa


sonrisa. "Los escogí yo misma y los
traje abajo. María estaba
ocupada".

Las atenciones casi trajeron a Ronnie a


las lágrimas. Parpadeando
rápidamente, extendió la mano y dejó

que un dedo trazara la quijada de la


mujer más pequeña. "Gracias". Dio un
paso atrás y un puntapié a

sus zapatos. "Mejor me cambio y


regreso allá. Estoy segura que alguien
está buscándome.

Probablemente mi madre". Agregó la


última parte aguantando su respiración.
La falda golpeó el piso

seguido rápidamente por su fondo.


"¿Todo fue bien en el servicio?"

"Nada que no pudiera manejar". La


quijada de Ronnie se apretó
notoriamente pero no dijo nada, en su

lugar recogió sus pantalones y los


deslizó sobre las piernas cubiertas por
las medias. Rose notó la

tensión pero no dijo nada, asumiendo


que sería por el estrés del funeral y los
parientes. Los largos dedos

del pie se menearon dentro de los


cómodos pero elegantes zapatos
mientras la blusa gris era metida

dentro de la delgada pretina. "Ah, me


siento mejor ya".

"¿Hay algo que pueda hacer por ti?"


Rose preguntó. "Como intentar
mantener a tu madre ocupada. Está

cansándose de mí colgando alrededor


de ella, tú sabes".

"Lo oí. Susan estará dirigiendo la


interferencia por la mayor parte.
Puedes quedarte aquí, que mucho

recomiendo por cierto, o puedes solo


salir allí y escuchar a mis primos y a
mis primos segundos y a Dios

sabe quién más divagar acerca de nada


de importancia".
236

"Bien, cuando lo pones de esa manera".


Sonrientes ojos verdes acompañaron la
sarcástica observación.

"¿Cómo puedo resistirme?"

*****

Para Rose, los sonidos no era nada sino


un estruendo general. Ronnie, por otra
parte, los últimos años

aprendió en cómo ocuparse de una


muchedumbre y poder identificar las
conversaciones individuales

fácilmente. Mientras se movía a través


del cuarto, cuidadosamente escuchó los
diferentes temas. Para el

momento en que llegó con Frank, sabía


más sobre el barco nuevo que su primo
había comprado que

cuando él lo hizo. El conocimiento


permitió que se deslizara fácilmente
dentro de la conversación.

Moviéndose de persona en persona,


Ronnie recorrió la habitación. Cuando
pensó que había saludado a

todo el mundo, intentó escurrirse a la


cocina en donde había visto a su
belleza rubia ir algunos minutos
antes.

"Ronnie". Los azules ojos rodaron en el


sonido de la voz de su madre.

"¿Sí, Madre?" Volteó para ver a


Beatrice parada detrás de ella. Para ese
instante, la agitación que había

sentido hacia sus parientes se disipó en


la cara de la afligida mujer. Ronnie
inmediatamente suavizó su

tono. "¿Hay algo que necesites?"

"¿Dónde está tu hermana?"

"No lo sé". Irguió su cuello para ver


sobre la muchedumbre pero no había
señales del distintivo cabello

rojo. "Quizá Jack la llevó a su casa".

"Vamos Verónica", las arrugadas


manos fueron a sus caderas. "Sabes que
Susan no se iría sin

despedirse de mi", la reprendió.


"Honestamente, a veces me pregunto
qué estás pensando".

"Lo siento, mamá. No estaba


pensando". La ejecutiva resistió el
impulso de frotar sus sienes. Era una

inútil defensa contra una madre dolor


de cabeza de todos modos.
"Bien, la muerte de Tommy nos tiene
afectados a todos". Beatrice limpió sus
ojos con su pañuelo. "Tu

padre tenía tan altas esperanzas de él.


Una trágica pena, eso es lo que es". Un
nudoso dedo se levantó

en el aire y los ojos de la matriarca


crecieron de par en par. "Lo tengo".

"¿Tienes que?" Ronnie preguntó con


indecisión, segura que no le gustaría la
respuesta.

"La manera perfecta de decidir sobre el


legado de Tommy. Siempre disfrutó su
tiempo en la universidad.
Puedes establecer una beca en su
nombre". Una autosatisfecha sonrisa se
formó en la cara de la mujer

mayor. "Sí, esa sería la manera perfecta


de honrarlo".

"Podemos hablar acerca de eso en


algún otro momento, mamá".

"No hay nada para hablar", Beatrice


dijo firmemente. Los ojos de Ronnie se
estrecharon levemente

cuando vio a Michael deslizarse detrás


de su madre.

237
"Hola tía Beatrice, hola Ronnie".

"Michael", la ejecutiva dijo


llanamente.

"¿Quieres lo que todo mundo está


bebiendo?" Levantó su vacío vaso.

"Nada para mí", Ronnie dijo. Y estoy


dispuesta a apostar que el tuyo ha sido
vaciado más de una vez,

pensó para sí misma cuando el tenue


olor del alcohol flotó hacia ella.
Beatrice levantó su vaso casi lleno

para indicar que estaba muy bien en ese


momento también.
"Oh bien". Miró en sus zapatos,
entonces se movió en las dos mujeres.
"Entonces Ronnie, ¿tienen

decidido cuando ustedes van a hacer


que su testamento se lea?"

"No me di cuenta que había una gran


prisa para hacer eso, Michael", dijo.
Las dagas que sus ojos

lanzaban fueron desperdiciadas en él,


dado que su mirada estaba por todas
partes excepto en ella.

"No, ninguna prisa en absoluto",


encogió los hombros. "Es solo que
nosotros estábamos muy unidos y
pensé que debía saber cuando eso será".
Levantó la mirada y finalmente se dio
cuenta de las mortales

miradas que estaba consiguiendo.


"Bien um..." intentó despejar su
garganta, que repentinamente sintió

como si un limón fue exprimido en


ésta. "Estoy seguro que me dejarás
saber cuándo será".

"Me aseguraré de que todo el mundo


afectado sea notificado".

"Correcto, como dije". Limpió su


sudorosa mano en el lado de su
chaqueta. "Bien, si las señoras me
disculpan". Volteó y tomó a la mano de
su tía en la suya. "Tía Beatrice, siento
tu pérdida". Ronnie rodó

sus ojos cuando Michael besó la mano


de la mujer mayor. "Cuz, te veré
alrededor". Desapareció en la

muchedumbre, dejándola otra vez sola


con su madre.

"Um, pienso que mejor iré a ver si todo


está bien en la cocina". Dio medio paso
atrás como preparación a

su rápido escape.

"Tonterías. Estoy segura que María


puede manejar cualquier cosa que
surja", Beatrice dijo

descartándolo. "¿Por qué no vas a


encontrar a tu hermana?"

"Esa parece una buena idea, mamá.


Regreso enseguida". Ronnie giró y se
movió a través de la

muchedumbre tan rápidamente como


podía. Para su desagradable sorpresa,
terminó cara a cara con

Michael.

"Ah, fantástico encontrarte aquí", dijo,


sonriendo en su propio chiste.

"No piensas que la rutina de Eddie


Haskell era mucho un sátira,
¿Michael?"

"Oh por favor, ese es justo mi encanto


natural".

"Lo que sea". Tanto como disfrutaba


una buena lucha verbal, éste no era ni
el tiempo ni el lugar para

esto. "¿Has visto a Susan?"

238

"La última vez que la vi. Estaba en la


cocina con esa amiga tuya". Las voces
levantadas cogió la atención

de ambos.
"Mierda, John. Te dije que vendieras
cuando estaban en cuarenta y ocho y un
octavo. No es mi problema

que no lo hicieras". La gente


rápidamente se apartó de los dos
enojados hombres, formando un
círculo.

"Tú eres mi corredor. Se supone que te


ocuparías de estas cosas por mí.
¿Tienes alguna idea de cuánto

dinero perdí?"

"Sabías que ellos hablaban de la


fusión". Ronnie rompió a través del
círculo en ese momento. "Si no
actúas rápidamente, serás derrotado".

"¿Cómo Sally Ryan?" La ejecutiva


respiró profundamente. Los nombres
de las antiguas novias nunca

eran una buena señal.

"Sabías que no tenía una cita para el


baile. No es mi culpa que la invitara a
salir antes de que tú lo

hicieras".
"Sabías que quería salir con ella. Era
todo de lo que hablé ese año".

Ronnie sabía que esto iba a


intensificarse rápidamente dentro de
una clásica riña Cartwright. Pisó entre

los hermanos que peleaban.


"¡SUFICIENTE! Se supone que ustedes
están aquí de luto por la muerte de

Tommy, no peleando sobre alguna


chica que perdieron hace quince años".
Un intenso latido comenzó

detrás de sus ojos, la señal de un


relativo dolor de cabeza. "John, no
estás en secundaria más. Supera
esto". Los hombres intercambiaron
terribles miradas y se alejaron en
diferentes direcciones. Un murmullo

de palabras y entonces todos los demás


volvieron a sus anteriores
conversaciones. Ronnie pasó sus

dedos a través de su cabello


enérgicamente.

"¿Estás bien?" Una suave voz por


detrás de ella preguntó.

"Yeah". Volteó para ver los familiares


ojos verdes mirándola con
preocupación. "De verdad, Rose. Estoy

bien".
"Solo me aseguraba. Te oí gritar".

"Solo una típica reunión Cartwright",


Ronnie masculló. Cogió un flash de
naranja y rojo en la esquina de

su ojo. "Uh oh". Susan y su madre


estaban acercándose rápidamente. "Veo
que mamá te encontró", dijo

una vez que su hermana estuvo al


alcance del oído.

"Te dije que no se había ido todavía",


Beatrice dijo. La mirada en los ojos de
Susan dejó en claro que ella

no deseaba haber sido encontrada. Oh


chico, esto va estar bueno, Ronnie
pensó para sí misma. "Estaba

justo diciéndole a tu hermana que


quiero revisar las cosas de Tommy.
¿Supongo que todavía tienes las

cajas arriba en el ático?"

"¿Qué, de cuándo vivió aquí? Él tomó


lo que quería y tiré el resto".

"Pero había trofeos y cintas y


premios..."

239

"Si no se los llevó, estás se perdieron".

"¿Y nunca se te ocurrió que yo podía


querer esas cosas?" Beatrice estaba
parada directamente delante

de su hija mayor. "¿Cómo puedes ser


tan desconsiderada?"

"¡Mamá!" Susan exclamó. Rose estaba


parada allí silenciosamente, su
atención centrada en el tic del

músculo en la quijada de Ronnie.

"Mañana iré a revisar su apartamento y


veré si guardó algo".

"No te preocupes. Tu hermana me


recogerá y buscaré yo misma". Las
hermanas intercambiaron
miradas. Susan se encogió los
hombros, esto era lo primero que oía
acerca de eso también.

"Pienso que debes esperar algunos días,


mamá. Sus pertenencias no irán a
ninguna parte". Ronnie

estaba preocupada de lo que pudieran


encontrar allí.

"Tonterías. Mañana estará bien".

"No pienso que mañana..."

"¡Verónica Louise!" El tic se convirtió


en un sólido apretar. Rose se movió
más cerca a su amiga y
discretamente puso sus yemas de sus
dedos contra la espalda de Ronnie. Los
músculos estaban

agrupados y apretados, otra indicación


de la tensión de Ronnie. Presionó
levemente y comenzó a frotar

en pequeños círculos.

"Bien, mamá. Susan y yo te llevaremos


al apartamento de Tommy mañana".
Genial, ahora tengo que ir

esta noche y comprobar las cosas. Se


reclinó casi imperceptiblemente en el
suave tacto de los dedos de

Rose.
"Honestamente, no sé por qué haces las
cosas tan difíciles, Ronnie. En este día
de todos los días tienes

que ser tan testaruda". Beatrice puso en


los ojos secos su pañuelo. "Pido una
simple cosa. Solo quiero

algo para recordar a mi hijo y lo tienes


que hacer difícil".

"Mamá..."

"No Susan, pedí una simple cosa de


ella. Solo porque no podía llevarse bien
con su hermano no es

excusa para trastornarme".


La espalda de Ronnie ahora era un
sólido grupo de tensión y le tomó un
momento antes de que pudiera

relajar su quijada suficiente para


hablar. Los suaves movimientos que
circundaban su espalda

aumentaron en presión. ¿Piensas que


estoy a punto de perder, no es así?
Echó un vistazo de lado en su

compañera. Ver la mirada de


comprensión y apoyo en esos verdes
ojos fue suficiente para guardar el

agudo comentario de pasar a través de


sus labios. En su lugar miró a su madre
y asintió. "No era mi
intención trastornarte. Supongo que
todos nosotros estamos todavía en
shock". Ronnie sabía que estaba

rindiéndose, pero hoy no era el día para


estar en el estrado con su madre.
"Mejor iré a comprobar unas

cosas. Disculpadme". De espaldas a su


madre, dio a Rose una cariñosa sonrisa
y salió del cuarto.

240

Entrando en la cocina, Ronnie estaba


contenta de ver que la única persona
allí era María. Se acercó al

refrigerador y sacó una botella de agua.


Tomó un largo trago antes de hablar a
su ama de llaves.

"¿Tienes aspirinas? Tengo un


palpitante dolor de cabeza y realmente
no quiero salir allí otra vez".

"Hablando con tu madre otra vez, ¿no


es así?" María abrió un cajón y sacó un
blister. "Estoy segura que

hay algún Tylenol o Motrin aquí


adentro".

"Lo siento", Susan dijo cuando entró.


"Está muy rara hoy". Las dos hermanas
estaban paradas cerca del

extremo de la encimera. María


encontró algo para hacer en el cuarto
de lavado, permitiendo a las dos

mujeres su privacidad.

"¿Cuándo fue la última vez que


estuviste en su casa?" Ronnie preguntó
antes de echar tres píldoras en

su boca y tomar varios tragos de agua.

"¿Estado? Nunca he estado allí. ¿Por


qué iría a su apartamento?"

"Vamos a tener que ir allí, y tú lo


sabes. Quién sabe lo que habrá o que
cosas podria tener". Puso la

botella nuevamente dentro del


refrigerador. "¿Puede Jack mantener un
ojo en los niños?"

"Estoy segura que puede". Susan miró


en su reloj. "Nosotros estaremos
marchándonos en algunos

minutos. ¿Quieres reunirte en casa de


Tommy alrededor de las seis o siete?"

"Siete sería mejor. Quién sabe cuánto


tiempo los demás van a quedarse".
Ronnie miró fuera de la puerta

de cristal en el arco iris de autos que


dejaron en desorden su camino de
entrada. "Por lo menos otra hora

o dos".
"Y entonces ahí está mamá".

"Oh no". Ronnie meneó su cabeza. "Tú


no vas a dejarla aquí conmigo. Cuando
te vayas, ella se va".

Echó un vistazo en la sala de estar.


"Hablando de lo cuál, ¿qué le pasa a
ella?"

"No lo sé. Después de que te alejaste


continuó sin parar hasta que Rose le
preguntó algo acerca de

Tommy y de sus trofeos. Vi eso como


mi escape y lo tomé". La pelirroja se
inclinó y habló en un

conspirador tono. "Personalmente, no


pienso que está realmente interesada en
sus trofeos".

Ronnie sonrió con orgullo. "No lo está.


Está intentando impedirme que cometa
matricidio".

"¿Quieres traerla con nosotras esta


noche?" Susan ofreció.

"No. Esperemos que no estemos allí


mucho tiempo". Hizo una pausa por un
momento, entonces agregó

"pero fue amable de tu parte


preguntar". Suspiró y golpeó sus
nudillos en la barra. "Supongo que no

puedo ocultarme aquí siempre".


"Me llevaré a mamá con nosotros
cuando nos marchemos. No tendrás que
sufrir mucho más tiempo".

241

"¿Cómo lo hice para sobrevivir


dieciocho años con ella?" Ronnie
preguntó, meneando su cabeza en el

desconcierto. "No puedo hablar con


ella un día sin necesitar de cortar o
retorcer su cuello".

"Oh, eso es fácil", la pelirroja sonrió.


"Yo estaba allí la mayor parte del
tiempo".

"Eso es, tú estabas". Ronnie golpeó


ligeramente un elegante dedo en su
barbilla. "Te recuerdo". Esquivó

un juguetón empujón. "¿No fuiste tú la


que chocó el auto de papá con su bici y
me culpó?"

"Um... bien eso fue hace mucho


tiempo, Ronnie. ¿No fuiste tú la que se
olvidó de abrir su ventana una

noche y tuvo que furtivamente entrar


por la mía?"

"Ah, cierto". Envolvió el brazo


alrededor de los hombros de su
hermana. "Pero no fuiste tú la que..."

Comenzó cuando caminaron de regreso


a la sala de estar.

*****

Ronnie introdujo la llave en la


cerradura. "¿Qué es ese olor?"
Preguntó, arrugando su nariz. Susan se

encogió de hombros en su falta de una


respuesta y sacó una bufanda de su
bolso. La puerta se abrió y

la ejecutiva movió el interruptor. "Hijo


de perra", respiró. Las ropas estaban
esparcidas por todas partes,

los cojines del sofá estaban en el piso,


la mesa del café y cada otra superficie
horizontal estaba cubierta
con latas de cerveza y basura. Cerveza
rancia y ropas sucias se mezclaron con
otro olor inidentificable.

"Oh mi dios", Susan dijo cuando


observó la escena. "Esto es asqueroso".

"Triste es más lo que es", Ronnie


murmuró, recogiendo un pequeño
espejo cuadrado que encontró sobre

la barra. La reveladora hoja de rasurar


estaba reclinada al lado de este. "Es
una buena cosa que

viniéramos aquí primero". Mostró a su


hermana el espejo empañado con un
fino polvo blanco. "No hay
manera que podemos hacer que mamá
vea este lugar con este aspecto". Susan
asintió en el acuerdo.

Ronnie lanzó el repugnante espejo


sobre la barra y desabrochó su
chaqueta. "Supongo que mejor

buscamos algunas cajas y bolsos de


basura para toda esta mierda". Para su
sorpresa, la pelirroja, que

era adversa a cualquier clase de trabajo


doméstico, no discutió.

"Pondré algo de música", Susan dijo,


abriéndose paso para el estéreo.
"Vamos ver ¿cómo funciona?"
Presionó el botón de power y fue
inmediatamente golpeada con unos
incesantemente altos decibelios de

ruido.

"¡APAGA ESA COSA!" Ronnie gritó


cubriéndose sus oídos. Un segundo
después había tranquilidad

silenciosa otra vez.

"¿Cómo podía soportar escuchar esto


fuerte?"

"Maldición si lo sé. Quizá las drogas


afectaron su audición. Bien empecemos
a trabajar. Quiero llegar a
casa a una hora decente". La cocina
compartía una media pared con la sala
de estar, permitiendo a las

dos hermanas platicar mientras


recogían la basura. Ronnie levantó la
tapadera del bote de basura en la

esquina. "Oh Dios". Lo cubrió


rápidamente. "Creo que descubrí de
donde viene ese olor" se ahogó,

dando algunos pasos atrás.

242

"No puedo oler eso más", Susan gritó


desde el lado lejano de la sala de estar.
"Todo lo que huelo es
cerveza". Movió un cojín para
encontrar una pizza medio comida
pegada a la alfombra. "Oh Ronnie, no

quiero tocar esto".

"Te diré que vamos a hacer limpiaré lo


que sea que estás mirando si tú sacas
estos platos de esto...

um... supongo que lo llamarías agua".


Se acercó con las puntas de sus dedos
pero solo no podía lograr

tocar el viscoso líquido. "Sé que no


estaré tocando esto".

"Debimos haber traído guantes". La


pelirroja recogió una lata vacía de
cerveza y comenzó a tirar dentro

de la bolsa. "¿Así que las cosas están


bien entre tú y Rose?" Preguntó
casualmente.

"Nos llevamos bien, sí". Ronnie arqueó


una ceja. "Susan, te dije..."

"Lo sé, lo sé. Ustedes no son amantes,


ustedes son solo amigas". La hermana
más joven agitó su mano

descartándolo. "Me rendí intentando


resolver esto". Puso la caja abajo y se
acercó a la barra que

separaba la sala de estar y la cocina.


"Ella me da la misma historia que tú
pero ustedes no actúan como

amigas".

"Tenemos muchos trabajo que hacer


aquí, Susan".

"Ronnie, mírame". Cuando habló otra


vez, su voz era más suave. "No me
importa. He observado la

manera en que ustedes dos actúan


alrededor de una con la otra".

"¿Y qué ves?"

"¿Qué veo?" Susan dio una pequeña


sonrisa. "Te veo feliz en cierto sentido
que nunca pensé que
serías". Se rió en el sonrojo de su
hermana. "Vamos, tú hiciste la
pregunta. Realmente Ronnie, es obvio

para mí que estás enamorada de ella.


Por lo que respecta a cómo Rose siente
sobre ti..." La cabeza de

la mujer de cabello oscuro se levantó


rápidamente. "Ella no es Chris".

"No, no lo es" la ejecutiva convino


enfáticamente. "Rose nunca me ha
pedido nada. Lo que le he dado,

es porque he querido hacerlo".

"Veo eso", Susan contestó. "¿Piensas


que no he estado observando? Tomas
más días libres de lo que

hiciste alguna vez y no vas a ninguna


parte. No veo ningún auto nuevo,
aunque no vi tu Porsche por ahí.

¿Lo vendiste?"

"Sí". La verdad era que, tan pronto


como fue reparado, había firmado a
Hans para venderlo en cualquier

precio que él pudiera. "No quiere autos


o cosas costosas. Incluso no tiene
licencia de conductor. No está

intentando conseguir nada de mí".

Susan levantó sus manos. "No tienes


que defenderla, Ronnie. Solo estoy
diciendo que no vi algunas de

las cosas que me dijeran que está


utilizándote y no creo que lo haga. Me
gusta".

"¿Te gusta?" La sorpresa se mostró en


su cara. Es era una rara confesión de su
hermana más joven.

"Así qué... estaría bien contigo si


nosotras fuéramos... ¿una pareja?"

243

"No voy a fingir que entiendo por qué


quieres estar con una mujer. No tiene
ningún sentido para mí".
Levantó su mano para impedir a su
hermana hablar. "Pero esta es tu vida, y
Rose te hace feliz, entonces

eso es todo lo que importa. Así que sí,


está bien conmigo si ustedes dos son
pareja". Miró a Ronnie venir

de detrás de la barra y alegremente


aceptó el abrazo. "Es tu vida, hermana,
si Rose es la que está para ti

entonces no dejes que nadie las


mantenga separadas", susurró en el
oscuro cabello.

Ronnie retrocedió hasta que estuvieron


a una distancia de un brazo separadas.
"¿Qué hizo que
cambiaras de opinión? Te recuerdo
llamándola de todo, más un
reencarnación de Christine".

"Estaba equivocada", Susan se encogió


de hombros. "Hey, eso sucede". Frotó
sus manos.

"Estoy haciéndola mi secretaria",


Ronnie ofreció voluntariamente. "He
estado llevando trabajo a casa

para que lo haga y hasta ahora no ha


habido error". Sonrió suavemente.
"Tiene una buena cabeza para

las cifras también... muy organizada".


Si, la sonrisa creció más ancha. "¿Tú
sabes que no se me da bien
ordenar mi mail?"

"¿Quieres decir que desenmarañó ese


desorden que llamas tu inbox?" Susan
movió su cabeza.

"Recuerdo cuando le pediste a Laura


que hiciera eso. Pensé que iba a
renunciar allí mismo".

"Rose lo hizo incluso sin ser pedido"


Ronnie dijo orgullosamente. "Así es
como ella es".

"Parece que eres muy afortunada,


hermana. Ahora suficiente de esta
sensible charla. Tenemos trabajo

para hacer aquí. ¿Deseas intentar y


conseguir el estéreo a un volumen que
no rompa los vidrios?"

"Seguro". Ronnie se movió a través del


cuarto, la sonrisa nunca dejó su cara.

*****

"¿Ella dijo eso?"

"Yup... ooof".

"Oops, me gusta eso". Rose movió sus


codos del pecho de Ronnie y se colocó,
cruzando sus brazos

sobre el pecho izquierdo de la mujer de


más edad. Apoyó la barbilla encima de
ella entrelazando los
dedos. "¿Así que realmente dijo que le
gusto?"

"Dijo que le gustas". Ronnie sonrió en


la oscuridad, su mano suavemente
frotaba la espalda de la mujer

más pequeña. "¿Ves? Has ganado sobre


las mujeres Cartwright".

"No a todas".

"Amor, incluso yo no he ganado sobre


mi madre todavía. Creo que solo
tendrás que aceptar que dos de

tres no es malo".

"Bien..." Rose subió poco a poco hasta


que sus caras estuvieron a la misma
altura, cabellos dorados y

negros se mezclaron sobre sus


hombros. "Hay realmente una única
Cartwright que es la que importa

para mí". Los ojos de Ronnie se


cerraron cuando suaves labios
presionaron contra los suyos. "Y ahora

244

esa Cartwright necesita dormir un


poco". A pesar de sus palabras, Rose no
pudo resistir inclinarse para

un beso más largo. "Mmm, a veces me


pregunto si soy realmente Cenicienta y
tu estás sosteniendo la

zapatilla de cristal".

"Si lo hiciera, eso me haría una muy


afortunada mujer", Ronnie contestó.

"Nunca entenderé que hizo que alguien


como tú corriera el riesgo sobre
alguien como yo". Rose movió la

mayoría de su peso sobre la cama y


reclamó el hombro de la mujer de más
edad como su almohada. "A

veces temo que todo esto sea algún


sueño maravilloso y voy a despertar y
encontrar que te fuiste", sintió
los brazos de Ronnie apretar
protectoramente alrededor de ella.

"Nunca dejaré que suceda, Rose. No


permitiré nunca que vuelvas a la
manera en que acostumbrabas

vivir".

"Eso no me asusta". Frotó su nariz más


intensamente en el hombro de Ronnie.

"¿Entonces qué lo hace?"

"Perderte", reservadamente admitió.


"Todo el dinero y posesiones en el
mundo no significan nada para

mí sin ti".
"Te amo también", Ronnie susurró,
levantando su cabeza el tiempo
suficiente para poner un beso en la

cabeza de Rose. Ellas se acurrucaron


juntas, colocando las piernas hasta que
encontraron una cómoda

posición y la sensación pacífica de


estar una con la otra las relajó dentro
del sueño.

Capítulo 11

El reloj marcaba justo pasadas las seis


cuando la llamada de la naturaleza tiró
de Rose de su dormitar.

Somnolientos ojos verdes se abrieron y


se enfocaron sobre la mujer durmiendo
debajo de ella. Le llevó

algunos minutos liberarse del


rompecabezas humano que ellas habían
formado durante la noche.

Después de un rápido viaje al baño,


Rose se colocó las muletas y fue a la
cocina a preparar una jarra de

café. Servía el humeante líquido en dos


tazas en el momento en que Ronnie
entró en el cuarto. "Buenos

días. Pensé que te gustaría un poco de


café".

"Mmm, sí gracias". La alta mujer se


acercó y envolvió sus brazos por detrás
alrededor de Rose. "Buenos

días, amor". Presionó sus labios en la


cabeza de la joven mujer. "Tengo que
recoger a mi madre en un

par de horas".

"Entonces definitivamente necesitas tu


café", Rose dijo, entregando las dos
tazas. "Y si vas a darme un

beso de buenos días, eso estará


correcto".

Ronnie movió su cabeza. "Mmm,


aliento de la mañana. Nada de besos
hasta después de que cepille mis
dientes".

"Correré el riesgo".

245

"¿De verdad?" Una ceja se levantó un


poco cuando dejó las tazas abajo.
Dando la vuelta, tomó primero

una muleta, después la otra, y las puso


al lado antes de coger a Rose en sus
brazos. "Así que tu quieres

un beso de buenos días, ¿hmm?" Bajó


su cabeza y volcó todo su amor en una
serie de suaves besos.

Mordió y persuadió con sus labios


hasta que sintió la boca de Rose abrirse
para ella. Ronnie tragó un

suave gemido cuando su lengua


exploró el interior de la boca de la
joven mujer. ¿Oh sip, querías este,

no es así? Para su completa sorpresa


sentía una muy insistente lengua
empujando dentro de su propia

boca. Ahora fue el turno de la ejecutiva


gemir. Cuando se separaron, fueron
varios segundos antes de

que su respiración volviera a un


manejable nivel. "¿Así?" Preguntó con
voz ronca. "Éste tiene su
aprobación para un beso por la mañana,
¿Srta. Grayson?"

"Oh sí, muy agradable". Rose se alzó


para otro rápido rozar de labios antes
de alcanzar sus muletas.

Bésame así cada mañana y seré feliz


por siempre. Con renuencia retrocedió,
su cuerpo entero gritaba

por más contacto. "Mejor bebe tu café


antes de que se ponga frío".

Ronnie miró el reloj. "Preferiría pasar


el día contigo, tú sabes". El agudo
pitido esbozó un ceño de la

ejecutiva. "Recibiré esta. Con mi suerte


es probablemente Susan que intenta
eludir tratar con mamá

hoy". Tomó el teléfono. "Residencia


Cartwright... Sip, buenos días a ti
también, hermana. ¿Qué sucede?"

Rose miró como las oscuras cejas se


fruncían en desconcierto. "Mm hmm,
ella está despierta... no,

nosotras acabamos de levantarnos y


estamos tomando café". Ahora la frente
se elevó y los azules ojos

se trabaron con los verdes. "Bien...


seguro, eso suena bien para mi. Déjame
preguntarle, aguarda".
Ronnie sostuvo el teléfono sobre su
pecho. "Susan desea saber si te gustaría
salir a desayunar".

"Uh, seguro". Sería la primera vez que


saliera de la casa a excepción de las
citas con su doctor y el

funeral. Observó una sonrisa cruzar la


cara de Ronnie.

"Seguro, suena bien, Susan". Ellas


ultimaron detalles mientras Rose bebía
su café. Para el momento en

que Ronnie colgó, su café se había


enfriado bastante para beberse en
cuatro largos tragos. "Debemos
irnos ahora. Se supone que nos
encontraremos allí en cuarenta y cinco
minutos. Correré arriba y me

vestiré". Recogió la ahora vacía taza de


Rose y la dejó con la suya en el
fregadero. "¿Me haces un

favor?"

"Lo que sea", la joven mujer contestó.

"¿Usas esa camisa color oxido?" Una


sonrisa tímida vino a los labios de
Ronnie. "Pienso que te ves

realmente preciosa con ella".

"No creo que ninguna de las faldas


vaya con ella".

"Los pantalones color caqui lo hacen.


Estoy segura que la pierna es bastante
amplia para franquear el

molde".

Rose sonrió. Cuando había abierto esas


ropas en Navidad pensó que irían bien
juntos. También sabía

que Ronnie tenía una debilidad por esa


camisa en particular. "Seguro, pero eso
te costará."

"¿Costarme?" El desconcierto giró en


diversión cuando vio la calculadora
sonrisa.
246

"Tienes que usar esa camisa gris de


algodón y esos jeans negros".

"¿Los anchos o los ajustados?"

"Los ajustados". Rose se dio cuenta de


cómo podría ser tomado y se ruborizó.
"Solo pienso que esos te

sientan muy bien". Murmuró,


apartando la mirada cuando sus orejas
giraron a una incluso más brillante

tonalidad de rojo.

"Huh uh", Ronnie sonrió


maliciosamente. "Estás linda cuando te
ruborizas, tú sabes eso".

"Me has dicho eso antes".

"Eso es aún verdad". Se acercó a la


mesa y se arrodilló hasta que sus ojos
estuvieron al nivel con los de

la joven mujer. "En realidad, la verdad


es, que eres hermosa en cualquier
momento. Con o sin un

sonrojo" Se inclinó y dio a Rose un


beso en la mejilla. "Vamos, estoy
hambrienta".

*****

"¿Puedo traerles a las señoras algo de


beber para empezar?" La camarera
preguntó. Las tres mujeres

estaban sentadas en una mesa, Susan


sentada sola en un lado. Rose abrió su
boca pero antes de que

pudiera pronunciar un sonido, Ronnie


habló. "Café en este lado y a ella té...
limón, sin crema. Estaremos

listas para ordenar cuando usted


vuelva".

"Vuelvo enseguida con sus bebidas".

"¿Sabes ya qué quieres?" La ejecutiva


preguntó sin levantar la mirada de su
menú. Dio un suave toque
debajo de la mesa a Rose para que
entendiera que la pregunta era dirigida
a ella.

"Um..." Exploró el menú, observando


con gran alarma los precios abajo a
lado derecho. ¿Seis dólares

cincuenta centavos por dos huevos y


pan? ¿Dos noventa y cinco por el café?
Su apetito se redujo en

proporción directa a los precios. "Creo


que realmente no estoy tan hambrienta.
Quizá solo una tostada y

café".

"Oh no, Rose", Susan dijo. "Tienes que


probar sus huevos benedict. Es el mejor
en Albany, lo juro".

"No, estaré bien con las tostadas, estoy


segura". Sabía sin mirar que era la
receptora de una inquisitiva

mirada de Ronnie. Quizás se olvide de


mi estómago quejándose antes. La
camarera volvió con sus

bebidas y cuando habían sido servidas


miró expectantemente en Ronnie.

Con un asentimiento de su cabeza, la


mujer de cabello oscuro indicó a Rose.
"Ella tomará dos huevos,

con pan tostado, picadillo de carne de


res y papas fritas. Tomaré lo mismo
excepto que quiero tocino en

vez de picadillo y mis huevos deben


estar bien cocidos. ¿Susan?"

"Tomaré unos waffles Belgas con


fresas y crema".

"Correcto, le traeré su comida pronto".

247

Rose miraba a Ronnie boquiabierta.


"Dije que estaba bien con una tostada".

"Susan, ¿nos disculpas por un momento


por favor?"
"Seguro, Ronnie. En realidad creo que
necesito hacer un viaje al tocador de
damas". Tomó su bolso y

abandonó la mesa.

"¿Por qué hiciste eso?" No había


acusación en el tono de la joven, solo
curiosidad.

"¿Por qué mentiste acerca de no tener


hambre?" Ronnie contradijo. "Mírame.
Dime que únicamente

deseas una tostada y que el precio no


tenía nada ver con esto". Su mano
derecha se deslizó bajo la

mesa y comenzó a acariciar el muslo


izquierdo de Rose. "Entiendo que
pienses de cuanto cuesta todo.

Desearía que no lo hicieras, pero se que


lo haces. También sé que no voy a
sentarme aquí y dejar que

comas solo una tostada para el


desayuno". Una mano más pequeña
agarró la suya debajo de la mesa y

la apretó.

"Ok, gracias". Rose se inclinó más


cerca. "En realidad, el picadillo y los
huevos suenan maravillosos".

"Tú los amarás, confía en mí".


Un corto tiempo más adelante Rose
limpiaba el plato con el último trozo de
pan tostado mientras las dos

hermanas hablaban. El tema actual era


impuestos, y para alguien que siempre
acostumbra la forma fácil,

era un tema con el que se sentía


penosamente fuera de lugar. Las
mujeres Cartwright, por otra parte,

habían charlado durante toda la comida


sobre exenciones y vacíos legales. Rose
sonrió y desayunó

tranquilamente, escuchando los ricos


tonos pero no las palabras de su alta
compañera. Excluyó a Susan
completamente y así, pasó por alto su
nombre la primera vez que fue
mencionado. "Lo siento, ¿qué?"

"Pienso que la estamos aburriendo,


Susan". Ronnie rió cuando vio el
culpable rubor cubrir la clara piel.

"Dije que Wendy necesita cualquier


recibo que tengas para tus impuestos".
Viendo la confundida mirada

de Rose, Susan explicó. "Wendy es


nuestra contable. Ella hará tus
impuestos para ti pero pienso que le

está faltando algún papeleo. Tiene


únicamente tu W-2 de Cartwright".
"Bien, tengo el único de Money
Slasher. No me llevará mucho tiempo
llenar la forma así que no he

evadido este aún. ¿Por qué tendría una


declaración de ingresos de Cartwright?
Ronnie no decidió darme

el trabajo como su secretaria hasta la


semana pasada".

"Whoops", Ronnie dijo. "Puedo


explicar". Se giró en su asiento para
poder hacer frente a Rose. El corto

banco y sus piernas largas significó que


su rodilla terminara apoyada sobre el
muslo cubierto de color
caqui. "¿Recuerdas cuando hice que
firmaras todas esas formas para que
nosotros pudiéramos

conseguirte en el seguro? Tú estás en la


nómina de pago desde entonces".

"¿Quieres decir que no sabías que estás


recibiendo un pago cada semana?"
Susan preguntó. La aún

impresionada Rose meneó su cabeza.


"Firmaste una autorización directa del
depósito para la unión de

crédito. Llenaste un W-4 para tus


exenciones".

"No recuerdo lo que firmé. Estaba aún


en el hospital y con todo ese matador
dolor..."

248

"Ronnie, ¿no le dijiste lo que estaba


firmando?"

Ahora fue el turno de la ejecutiva para


ruborizarse. "Bien..." Miró a Rose.
"Cuando estabas en el hospital,

todo lo que podía pensar era en


asegurarme que tuvieras el mejor
cuidado. Sé que te dije que eras

ahora empleada de Cartwright Corp".

"No pensé que querías decir que en


realidad recibiría pago". Discretamente
puso su mano en la rodilla

de Ronnie. "Debe haber cientos de


dólares allí adentro".

"Me gusta más miles", la ejecutiva


corrigió. "No pago a mis trabajadores
morralla suelta como Money

Slasher. Pago un salario real. Por eso la


gente con habilidad y talento no nos
deja después de algunos

años y entra a alguna otra firma".

"Ronnie, no puedo conservar ese


dinero. No lo gané. ¿No puedes solo
devolverlo o algo así?" Eso ganó
risa de ambas Cartwrights. "¿Qué?"

"Rose querida, ¿tienes alguna idea


cuánto papeleo estaría involucrado en
hacer algo así?" Susan se rió

suavemente otra vez. "Eso es


imposible".

"El dinero es tuyo, Rose", Ronnie


agregó. "Siento no haberlo mencionado
antes. Honestamente no

pensé en cosas como cheques y tu por


supuesto no has necesitado ningún
dinero".

"Está bien. Podemos hablar acerca de


eso en algún otro momento". Rose
llevó la taza de café a sus

labios, mentalmente decidiendo a qué


instituciones benéficas daría el dinero
si no podía convencer a

Ronnie que lo devolviera.

"Hablando de más tarde", la ejecutiva


miró en su reloj. "Mejor nos vamos".

"Espera". Susan puso su mano a través


de la mesa, rogando a su hermana
permanecer donde estaba.

La pelirroja miró a Rose con tal


seriedad que hizo que el pulso de la
joven mujer se acelera con
nerviosismo. "Solo quiero decirte algo
antes de que nos vayamos". Se lamió
los labios y echó un vistazo

rápido en su hermana mayor antes de


continuar. "Rose, amo mucho a mi
hermana, con Tommy

desaparecido, bien... esto justamente


me ayudó a hacer que me diera cuenta
que estaba siendo injusta

con ella. Nunca la he visto más feliz


que cuando está contigo".

"Susan, no me avergüences", Ronnie


advirtió juguetonamente aunque el
calor se levantaba en sus
orejas.

"Oh tú quédate tranquila o le diré sobre


la vez que una vez cogiste el auto de
papá para un paseo

subrepticio y fuiste detenida por la


policía", la hermana más joven
advirtió. "Ahora, como estaba diciendo

antes de que tan groseramente me


interrumpieran, ella es feliz y eso es lo
que es importante". Tomó la

cuenta y le echó un vistazo antes de


pasarla a través de la mesa a su
hermana. "Tú turno. Treinta y ocho

y seis para la propina".


249

"Gracias, sabes que odio calcular eso".


Ronnie abrió el bolso y sacó su cartera,
pasando a través de

varias tarjetas plásticas hasta que


encontró la que buscaba. Pocos
minutos después la cuenta fue

pagada y estaban paradas junto a sus


vehículos, que estaban estacionados
uno al lado del otro.

"Tengo que dejar a Rose y entonces te


encontraré en casa de mamá", Ronnie
dijo cuando quitó la

alarma y abrió la puerta del pasajero.


"Ok, no tardes mucho". La pelirroja
giró hacia Rose. "Fue agradable que
nos acompañaras a desayunar".

"Gracias por invitarme" contestó. "Y


gracias por lo que dijiste allí adentro...
con respecto a que ella

merecía ser feliz".

"Yeah yeah, todo el mundo es feliz",


Ronnie dijo con un fingido gruñido.
"Excepto mamá, que va a tener

un ataque si no llegamos pronto".

"Estaba siendo seria", Rose dijo,


golpeando el brazo de la alta mujer.
"También yo". Miró a su hermana más
joven. "Susan, aprecio lo que dijiste
allí adentro... así como lo de

anoche".

"¿Crees que dirían algo si dos


hermanas se abrazan en público?"

"¿A ti de verdad te preocupa lo que


digan?" Ronnie contradijo. Ellas se
abrazaron, para sorpresa de

Rose, Susan le dio un rápido abrazo. Se


despidieron y estaban pronto sobre la
carretera.

*****
Después de ser dejada en la casa, Rose
se encontró sin nada que hacer. Ronnie
no estaría

seguramente de regreso hasta media


tarde. Anduvo alrededor, vagando
dentro y fuera de cada

habitación en la primera planta.


Entonces sus ojos siguieron las
escaleras. La curiosidad consiguió lo

mejor de ella y colocó las muletas en la


escalera inferior.

Aunque había estado en el dormitorio


de Ronnie antes, esta era la primera vez
que realmente lo miraba.
Esta es bastante grande para un
apartamento entero. Un acolchado
banco situado debajo de una

impresionante ventana. Una puerta


abierta al lado conducía al baño
privado y la joven mujer hizo una

nota mental para visitarlo más tarde.


Rose vio que su amiga tenía no uno
sino dos tocadores así como el

increíble vestidor. Un espejo de cuerpo


entero empotrado haciendo juego con
la madera situada en una

esquina. Una cabecera, con luces y


entrepaños, complementada por una
cama king size. Había mesitas
de noche de ambos lados también.
Sobre la pared opuesta a la cama estaba
una versión más pequeña

del centro de entretenimiento del piso


de abajo. Rose abrió las puertas para
revelar una televisión de

veintisiete pulgadas, una colección de


videos de Ronnie y un VCR. Sus ojos,
repasaron familiares títulos

buscando algo interesante para ver.


Hileras de cintas que no tenían cajas o
etiquetas en los costados.

Tomó uno y miró el título. Oh Ronnie,


no sabía que tenías esta clase de
cintas. Sonrió y la metió en la
VCR. Bien, ésta debe ser interesante.
Colocó las almohadas en la cama y se
sentó para ver su primera

película de adultos.

250

Para su sorpresa, había realmente un


argumento para la película. Rose no
prestó atención al título pero

calculó rápidamente que era sobre dos


amantes femeninas que son separadas
dentro de una celda por

un cruel vigilante. La primera escena


de sexo apareció rápidamente y verdes
ojos se ensancharon en la
vista de dos desnudas mujeres
besándose la una a la otra. Eran los
mismos lentos, suaves besos que

compartía con Ronnie. Entonces sus


besos cambiaron. Llegaron a ser más
apasionados y una mujer

comenzó a gemir cuando la otra apretó


su pezón. De repente los sueños de
Rose tenían otra dimensión

agregada a ellos cuando intentó


imaginar a Ronnie hacer el mismo
sonido. "Mmm..." Miró a las dos

mujeres comenzar sus actos de placer y


se imaginaba cada uno haciéndolo con
su compañera. La
excitación fue inmediata pero más que
eso era otra sensación, una mucho más
importante. Las mujeres

en la pantalla hicieron que Rose se


diera cuenta que esto era más que un
acto físico. Incluso aunque

eran actrices interpretando un papel,


cada tacto era tierno, casi amando.
Entre los quejidos y los gritos

había repetidas declaraciones de amor


de la una por la otra. Por eso es que lo
llaman hacer el amor, se

dio cuenta quizás por primera vez.


Ahora entendía lo que estaba negándole
a Ronnie... y lo que Ronnie
estaba negándose a sí misma honrando
su promesa a su padre. Apagó la VCR,
Rose se sentó y miró

fijamente la pantalla azul durante


varios largos minutos mientras las
últimas piezas del rompecabezas

cayeron en su lugar.

*****

"¿Probarás las costillas de cerdo?"


Ronnie preguntó, pegando sus labios
con satisfacción. "Te digo que,

no hay nada como una buena comida


china para llevar".
"No, no las he probado todavía", Rose
contestó reservada, sus ojos nunca
abandonaron su plato, el

contenido que estaba siendo empujado


alrededor sin objetivo por su tenedor.

"Deberías. Los rollos de huevo están


bastante buenos también.
Absolutamente nada de grasosos".

"Hmm Um". El brócoli y el cerdo


sufrieron más cambios.

"¿Rose, pasa algo? Has estado


silenciosa desde que llegue a casa".

"Ronnie, ¿puedo preguntarte algo?"


"Cualquier cosa, sabes eso".

"Si nunca le hubieras hecho esa


promesa a tu padre... si nada estuviera
siendo para ti un obstáculo...

querrías..." La rubia mujer meneó su


cabeza y levantó sus ojos con miedo e
incertidumbre en su mirada.

"¿Podríamos nosotras ser amantes?"

Ronnie se puso de pie. "Creo que


hemos terminado de comer. Vamos a la
habitación y hablaremos. Me

ocuparé de los platos más tarde".

"Sí, eso sería mejor". Rose convino,


levantándose en su pie bueno. Sí, tú y
yo nos acurrucáramos juntas

en el sofá... "¿Ronnie? estaría bien si


solo fuéramos al dormitorio? Quiero
decir, nosotras podemos

siempre ver televisión allí adentro,


¿correcto?"

251

Campanas de advertencia y los silbidos


explotaron en la cabeza de Ronnie y
tragó reflexivamente. "Uh...

¿estás segura?" Considerando el tema


de discusión, no estaba completamente
segura que acostarse
juntas en la cama era una sensata idea.

"Sí". Y con esa palabra dicha en voz


alta, Rose se dio cuenta que sí,
realmente estaba segura... acerca

de todo. Una vez dentro del cuarto,


Rose reclinó las muletas contra la
pared y pacientemente se equilibró

en su pie bueno.

"¿Quieres cambiarte primero?" Ronnie


preguntó mientras bajaba las sábanas.

"No, estamos bien justo de la manera


en que estamos". Una vez que las ropas
de cama estuvieron listas,
se deslizó entre ellas y rodó sobre su
costado para hacer frente a la mujer
que había capturado su

corazón. Ronnie comenzó a unírsele.


"Espera". Rose estiró la mano y
encendió la lámpara. "¿Podrías

apagar la luz?" Pronto el brillo fue


substituído por una cálida, suave luz.

"Así que estamos en la cama y quieres


hablar", Ronnie ofreció cuando se
acomodó.

"Si nosotras estamos", asintió


apoyándose en un codo, posó la mirada
en los azules ojos sin fin. "¿Vas a
contestar a mi pregunta? Si no hubieras
hecho esa promesa a tu padre,
¿podríamos ser amantes?"

"Creo que no estás segura..."

"Olvídate de eso por un minuto".


Extendió la mano y recorrió
ligeramente con la yema de su dedo
debajo

de la quijada de la mujer más mayor.


"Si fuéramos solos tú y yo, nadie más".
Ronnie estaba aún usando

su camisa gris y con tres botones


desabrochados, la visión era
completamente tentadora. Rose movió
su
yema del dedo abajo de la cincelada
quijada a la larga garganta y más allá,
parando solamente cuando

este encontró el borde del encaje del


bra. Observó con cierto placer que la
respiración de la mujer más

mayor se había acrecentado.

"Rose, te amo y lo sabes". Ronnie


extendió una mano y acunó su mejilla.
"Si no hubiera obstáculos, si

realmente fuéramos solo tú y yo, sí.


Estaría muy honrada de ser tu amante".
Fue recompensada con un

rápido beso. Los curiosos dedos


estaban conduciéndola a la locura pero
no podía encontrar la fuerza

para pararlos.

"Ronnie..." Los distrayentes dedos


lentamente desabrocharon el botón
siguiente de la camisa gris.

"Somos solo tú y yo. No hay


obstáculos".

"Rose..." Su cuerpo respondió


inmediatamente a su camisa siendo
desabotonada. Los pezones se

endurecieron debajo del blanco bra y


todo su cuerpo hormigueaba con
excitación. Abrió su boca para
protestar y para encontrar una cálida,
suave lengua presionar contra la suya.
"Mmm". Bajo la gentil

insistencia, Ronnie se relajó y dejó a la


joven mujer tomar el control. Rose la
sintió ceder y disminuyó la

presión de sus labios. Su mano libre


viajó por su propia voluntad,
deslizándose debajo de la camisa de

algodón y contra la cálida piel. En un


movimiento que impresionó a ambas,
la errante mano se cerró

sobre la suave copa de encaje y apretó


un poco. Ronnie jadeó y su cuerpo se
arqueó en el tacto.
"Te gusta esto", Rose observó, dándole
al firme montículo otro apretón y
disfrutando la reacción

inmediata. Dejó su mano donde estaba,


bajó su cabeza hasta que sus labios
estuvieron contra el oído de

su amante. "Ronnie", dijo roncamente.


"Te amo y deseo hacer el amor
contigo". Enfatizó su declaración

252

chupando un dispuesto lóbulo, después


maniobró hasta la boca de Ronnie.
Teniendo cuidado de no

golpear la espinilla de la mujer de más


edad, Rose deslizó su pierna izquierda
entre las más largas.

"Rose..." Tenía todas las intenciones de


parar esto antes de que fuera
demasiado lejos pero en vez de

eso su cuerpo obedeció a su mente, su


mano se cerró alrededor de la de Rose,
alentando más

exploración. Ronnie estaba ardiendo y


luchó por encontrar una razón para
resistirse. "N- no debemos".

"¿Por qué?" La rubia mujer sacó su


mano de debajo de la camisa de
algodón y miró a su amante con
toda seriedad. "¿Dime por qué debemos
continuar negándonos esto a nosotras
mismas?"

"Lo prometí..." Los dedos presionaron


contra los labios llenos.

"No". Había una sosegada cólera en la


voz de Rose. "No Ronnie. Puedes
prometer muchas cosas pero

renunciar a tu felicidad para siempre


no es una de ellas". Suavemente trazó
una definida ceja negra. "No

puedes prometer renunciar a mi


felicidad, tampoco". Sus ojos se
agitaron bajando para estudiar los
labios antes de viajar de regreso para
llegar a perderse en ese pozo de
interminable azul. Ronnie no se

movió, todavía luchando con sus


demonios internos. Apoyándose sobre
su codo derecho, Rose utilizó su

mano izquierda para soltar su blusa,


trance que la hacía exponer cada vez
más carne cuando cada

botón fue desabrochado. Sonrió en la


intensa mirada en los ojos de Ronnie.
Una vez que la camisa color

óxido colgara holgadamente, Rose


tomó la mano más grande en la suya y
la trajo al área cubierta por la
seda beige. "Por favor, no, no luches
contra esto", susurró cuando sintió la
resistencia de Ronnie.

Presionó su pecho contra la cálida


mano y gimió cuando sintió el
tentativo apretón.

La limitada experiencia de Rose no la


había preparado para la sacudida que el
tacto de Ronnie le trajo.

Otro apretón y estaba segura que


simplemente moriría sin que su amante
la tocara. Sintió que era

empujada sobre la cama y no se opuso.


Largos oscuros cabellos cosquillearon
su cara y la lengua que
buscando entró a su boca era
completamente insistente. "Siimphf".
Nada puede sentirse mejor que esto,

pensó para sí misma ansiosamente


cuando devolvió el beso con igual
frenesí.

"Te amo", Ronnie exhaló cuando el


beso finalmente terminó. Apoyada en
su codo, su cuerpo a medias

encima de la mujer más pequeña.


Sintió a Rose intentar sacar la camisa
gris de los jeans. "Espera".

Girando sobre sus rodillas, desabotonó


y bajó el cierre de sus pantalones.
Desabrochó el último botón en
su camisa y lentamente sacó los
extremos. Ahora colgaba libremente en
su cuerpo, bastante abierta

para mostrar un vislumbrar de su bra


debajo. Con una lentitud que era tortura
para el sistema nervioso

de la joven mujer, Ronnie deslizó el


tejido gris de sus hombros, dejándolo
caer en la cama detrás de ella.

"¿Este también?" Preguntó, tocando el


gancho del frente de su bra.

"Por favor", Rose pidió. Su amante


sonrió ante la urgencia en su voz. Una
rápida vuelta y las copas
cayeron. El bra cayó encima de la
camisa y durante varios segundos
ninguna de las dos mujeres habló.

Los ojos de Rose estaban mirando la


más hermosa vista que jamás había
visto y dijo tanto con la mirada

en su cara. "Bésame otra vez".

Oh sí, eso es mucho mejor, pensó para


sí cuando sus manos viajaron sobre la
desnuda piel de la

espalda de Ronnie. Estaba plenamente


consciente de los lugares donde su
camisa estaba abierta y su

piel tocaba. Compartieron una serie de


perezosos besos hasta que sintió una
inquieta mano intentando

quitar su camisa. "Sí", convino,


intentando quitarla mientras aún estaba
acostada de espaldas.

253

"Por favor... permíteme", Ronnie pidió.


Rose asintió y se dejó ser atraída a una
sentada posición. Su

camisa se encontró lanzada contra la


silla en la búsqueda de Ronnie por
quitarlos del medio. El bra

beige terminó en el piso. Se bajó de


nuevo de la cama pero su amante
permaneció donde estaba.

Corazones palpitando con fuerza y


cuerpos pulsando cuando ellas miraron
abiertamente la una los

pechos de la otra. Donde su propia


aureola era de color rosado, la Ronnie
era más oscura, casi café.

Bajó la mirada y estaba sorprendida de


ver sus pezones todavía manteniéndose
firmes como pequeñas

gomas, la piel alrededor de ellos aún


suaves pero comenzando a fruncirse.
Incluso el día más frío no

hace que ellos se levanten así musitó


mientras miraba de nuevo para ver los
pezones de su amante

comenzar a hacer la misma cosa.

"Tú... eres... hermosa", Ronnie susurró.


Se bajó y lentamente, muy lentamente,
piel desnuda tocó la piel

desnuda. Ambas gimieron suavemente


y sonrieron en el reconocimiento del
placer mutuo. Largos dedos

se hundieron en el dorado cabello


mientras los más pequeños se
envolvieron alrededor de su musculosa

espalda. Sus bocas jugaron un juego de


dar y tomar, lenguas bailando de un
lado para otro mientras

ellas flotaban en el amor de una en la


otra.

"Oh... oh sí, esto es agradable", Rose


jadeó cuando sintió la boca de su
amante trasladarse a su cuello.

Sintió los labios separarse y la suave


lengua lamía su piel. Subió sus manos
para posarlas en la nuca de

Ronnie. "Si... mmm, esto se siente tan


bien".

"Siii". El cuerpo de Ronnie estaba


presionándose contra el suyo,
traicionando el aumento de la pasión de
la mujer más mayor. Rose dejó que su
mano derecha bajara hasta que llegó a
los botones de los jeans

negros. Desde que fueron


desabotonados, había mucho espacio
para que se deslizara adentro. Cuando

agarró la firme mejilla, Ronnie gimió


contra su piel y comenzó a chupar su
cuello en serio. "Rose..."

"Si Ronnie... esto se siente sí tan bien".


Apretó más duramente y fue
recompensada con renovadas

contorsiones.

"Vas a conducirme a locura, ¿sabías


eso? No puedo concentrarme cuando
haces eso". Admitió

apartando su trasero de las distrayentes


caricias de Rose. Separó las piernas
más pequeñas con un

toque con las propias, colocándose de


modo que sus labios estuvieran a la par
con los pechos de la

joven mujer. El largo cabello oscuro


formó una suave capa que cosquilleaba
cuando este se movía sobre

la clara piel. "Te amo tanto", Ronnie


dijo jadeantemente cuando reclamó los
labios de Rose para los
propios. Fosas nasales dilatadas con
irregulares respiraciones cuando se
besaron apasionadamente.

"Pero..." Lo que sea que Rose iba a


decir fue perdido cuando sintió un beso
en la superficie inferior de su

pecho. "Ooooh". Ronnie contestó con


un ahogado gemido y continuó
lamiéndole y mordisqueándole su

suave carne. "Se siente tan bien..." Oh,


esto es el cielo. Nada puede sentirse
mejor que esto. Sintió la

cálida respiración en su pezón un


instante antes de que una húmeda
lengua rodara sobre este. "Oh,
Ronnie, siiii..."

Las pruebas de intentos con los


muchachos adolescentes nunca habían
preparado a Rose para la

sensación de ser amorosamente


succionada. La arrancada sensación fue
contestada con un intenso

palpitar entre sus piernas y sus caderas


se movieron por propia voluntad,
presionando duro contra

Ronnie. Sus manos estaban enterradas


profundamente en el oscuro cabello y
estaba dividida entre

mantener a Ronnie donde estaba o


pedirle que le diera al otro la misma
atención. Antes de que pudiera

decidir, la lengua y los amorosos labios


soltaron su tesoro. "Oh, no pares..."

254

Ronnie se rió suavemente y presionó su


muslo contra el centro de Rose. "No
estoy parando". Usando

sus codos para apoyarse, se inclinó


para un beso. "Te amo, Rose".

"Te amo". Sus bocas continuaron dando


y tomando, las manos de Rose bajaron
entre sus cuerpos y
acunaron dos dispuestos montículos de
carne. El gemido de Ronnie vibró a
través de sus labios y Rose

contestó con uno propio. Sus dedos se


enfocaron, moviéndose en círculos más
pequeños hasta que

ellos estaban suavemente acariciando


las endurecidas cimas.

"Oh amor", Ronnie jadeó. "Y-tú no


puedes... unggh... hacer eso". Osciló
retirándose fuera del alcance y

movió su cabeza. "Te dije que no puedo


concentrarme cuando haces eso".

"Esto se siente tan agradable". Rose


estiró su mano solo para ser detenida
por una mano más grande,

más fuerte.

"Sí", la mujer más mayor convino.


Besó cada nudillo, luego las palmas
antes de liberar las manos de

Rose.

"Quiero..." ¿Cómo digo esto sin sonar


cruda? "Quiero..." Envolvió los brazos
alrededor del torso de

Ronnie y subirse, agachando su cabeza


con tiempo para traer su boca a su
meta.
"¡Oh Dios, Rose!"

Rose encontró su cabeza sostenida en


el lugar por las manos de Ronnie
mientras alegremente recorría

su lengua sobre la oscurecida aureola.


Oh si... esto es agradable. Oyó tanto
como sintió la respiración de

Ronnie acelerándose y sonrió contra el


erguido pezón antes de frotar sus labios
de un lado para otro

contra el. Se rindió a las fuertes pero


gentiles manos que la empujaban de
nuevo sobre la cama.

"Deja... que te... muestre... a ti... algo


que deseo... mi Rose", Ronnie dijo
antes de bajar su boca al pecho

de Rose.

"Oooh...." La boca y las manos de


Ronnie estaban en el movimiento
constante en sus pechos. Sus

manos agarraban y soltaban el oscuro


cabello y sus caderas estaban en
constante movimiento contra el

torso de la mujer más mayor.


"Ronnieeee..." Bajó la mirada para ver
la boca succionando su pecho. "Te

sientes... oh, tan bien... haciendo


esto..." Su respiración se aceleraba y
sus caderas presionaban

duramente contra el torso de Ronnie.


Su amante contestó con un descendente
empuje contra su muslo,

haciendo a ambas extremadamente


conscientes de su propia humedad. "Por
favor... Te necesito..."

Intentó alcanzar entre sus cuerpos el


botón de sus pantalones.

"Siiii..." Ronnie asumió el control de la


tarea, liberando el pecho que estaba
succionando y se levantó

dándose sitio. Largos dedos hicieron su


trabajo rápido del botón y el cierre pero
en vez de quitarlos, la

mujer de oscura cabellera se colocó


hacia atrás, poniéndose de lado sobre
Rose para permitir que su

mano derecha se deslizara entre los


caquis y las bragas blancas de algodón.

"¡Oh sí, SÍ!" Rose gritó cuando dos


dedos presionaron contra su muy
sensible área. Tomó la cara de

Ronnie y la trajo para un ardiente beso.


"Oh no pares por favor". Sus oscilantes
caderas causaron

aflojamiento en el tejido, dando más


sitio para que los traviesos dedos
exploraran. Ellos echaron un

vistazo bajo el elástico después lo


retiraron, alternando suaves roces con
firmes frotaciones. Rose se

levantó rápidamente, más rápidamente


de lo que jamás había hecho y la
asustó. Enterró su cabeza en el

255

cabello de Ronnie y se aferró


firmemente. "Ronnie..." Sus
respiraciones venían en rápidos
descargas y

no estaba segura si sobreviviría al


intenso placer enviado a través de su
sistema. Los dedos cambiaron

la dirección, frotando el algodón en


movimiento circulares contra su
clítoris. Rose gimió y movió sus

caderas frenéticamente. "No puedo...


oh Ronnie... por favor... yo..."

"Shh... te tengo..."

"Ronnie... oooh..." Sus manos se


agarraron desesperadamente en los
hombros de su amante. "Por

favor... más fuerte... Oh... si Ronnie,


siiii..." La cálida respiración acarició
su oído, ambos confortando y
excitando al mismo tiempo.

"Rose, te amo".

"Siiii". Un intenso palpitar comenzó


profundamente dentro y ganó ímpetu
cuando se extendió

externamente.

"Mi preciosa Rose... si estás cerca,


puedo sentirlo". La presión y el ritmo
se incrementaron y el cuerpo de

la joven mujer reaccionó, oscilando de


un lado para otro más rápido mientras
sus dedos agarraban los

hombros de Ronnie más fuertemente.


"Si... más fuerte... ooh..." Sus dientes
firmemente apretados, Rose se
balanceó sobre el borde por un

agonizante duración de tiempo.


Después un largo dedo se deslizó
debajo de las empapadas bragas y

resbalaron entre sus hinchados


dobleces. "¡Oh Dios!" Una vez, dos
veces, tres veces a través de su

clítoris y el mundo estalló para Rose.


"Ronnieeeee... ah". Gritó cuando el
orgasmo pulsó a través de ella,

robando a la joven mujer de toda razón


y sentido. Una ronca voz murmuraba
palabras que no entendía
en su oído y estaba vagamente
consciente de ser suavemente mecida
pero la realidad era un plano lejos

lejos fuera de ella en este momento.


Sentía a su cuerpo ir blando y confió en
los fuertes brazos de su

alrededor para protegerla mientras


flotaba sin rumbo en el resplandor.

Largos minutos después Rose encontró


la fuerza para levantar su cabeza e
investigar dentro de una

amorosa mirada de azul. "Te amo".

"Mmm, te amo también", Ronnie dijo,


sellando las palabras con un beso.
"¿Quieres que me mueva?"

"No, quédate aquí, yo quiero


sostenerte".

"Suena perfecto", Rose murmuró,


frotándose más profundamente en el
abrazo de su amante. "Podría

justo permanecer así para siempre".

"Seguro. Siempre que tu quieras".


Ronnie estaba delirantemente feliz y
satisfecha de pasar el resto de la

tarde abrazada a pesar de no tener su


propia liberación aún. Todo lo que le
importaba era la tierna mujer
en sus brazos. Los minutos hicieron tic
tac antes de que la cabeza de Rose se
levantara otra vez.

"¿Estás bien?" preguntó.

256

"Estupendamente", la rubia mujer


contestó, besando la carne desnuda
cerca de sus labios. "Eres

maravillosa".

"Tuve puntería para complacer".

"Mmm, muy buena puntería", Rose


bromeó.
"¿Te dije que te amo?"

"Una o dos veces, dímelo otra vez".


Destelló una brillante sonrisa que
Ronnie sintió la necesidad de

recompensar con una serie de besos.

"Te... amo... a ti... con... todo... mi...


corazón". Incapaz de resistirse,
profundizó el beso, rodándolas para

que Rose estuviera en la parte de abajo.


Pero cuando comenzó a besar una línea
hacia la garganta de la

mujer más pequeña, Ronnie se


encontró detenida por insistentes
manos. Se levantó y las manos se
movieron para reclamar sus pechos.
Comprendiendo la muda petición,
Ronnie juntó sus codos para

sostenerse sobre el cuerpo de su


amante. Había olvidado de cuán
sensibles eran sus pezones hasta que

sintió las palmas de Rose frotarlos.


Gimió y se arqueó al tacto. "Oh sí…
eso es agradable".

"Te gusta esto", la joven mujer


observó.

"Mucho..." Las manos se movieron y


Ronnie ahora encontró que sus pezones
eran rozados por curiosos
pulgares. "Mucho". Sentía los índices
de Rose juntarse y comenzar a apretar
en un movimiento de

bombeo. "Oh sí, eso es taann


agradable..." Intentó mirar pero se
sentía demasiado bien y sus ojos se

negaron a permanecer abiertos. "Sí


Rose, esto es... agradable y tierno...
mmm".

"Ronnie..." Las pequeñas manos


dejaron los pechos y se envolvieron
alrededor de su espalda,

suavemente impulsándola hacia


adelante. Tomando la indirecta cuando
vio la rosada lengua moverse
rápidamente hacia afuera y
humedecidos labios a la expectativa,
ella montó a horcajadas el cuerpo de

Rose y se inclinó adelante hasta que


sus pechos se movían justo sobre la
boca que esperaba. Esta vez

se forzó para mirar. Sus ojos se


movieron desde el dorado cabello y la
clara piel a las pelirrojas cejas

enmarcando los ojos verdes. La


trayectoria continuó, pasando por los
suaves pómulos y de la

respingada nariz a los labios y a la


amorosa lengua proporcionándole
alivio a sus doloridos pezones.
Como si lo que sus ojos estaban viendo
no fuera suficiente, los oídos de Ronnie
fueron tratados con el

placer de las palabras de Rose y de las


manos que habían estado tocando
ocasionalmente su cuerpo

ahora deslizándose debajo de la pretina


de sus jeans.

"Permíteme... ooh... Rose... deja


quitármelos. Necesito quitármelos".
Lamentó su petición cuando sintió

la cálida boca dejar la sensible carne.

"Sí", la joven mujer convino,


intentando bajar el negro tejido.
"Yo lo haré". Rodándose, Ronnie
rápidamente se quitó sus jeans y
bragas. Antes de que pudiera volver a

su posición anterior, se encontró


sujetada abajo por su pequeña pero
insistente amante. La boca de

Rose reclamó su pecho mientras un


muslo cubierto de color caqui se
deslizó entre sus piernas. El áspero

tejido frotó contra un ya hinchado


clítoris y Ronnie gritó al contacto.

257

"¿Te lastimé?" Rose preguntó, con ojos


temerosos.
"No". Estiró su mano y acarició la
suave mejilla, impulsándola
suavemente a continuar su tarea. "No

amor, no me lastimaste. Por favor...


solo continúa haciéndolo..." Ronnie
suspiró cuando la caliente

lengua acarició su pecho otra vez. "...


Qué estás haciendo". Sintió algo duro
rasguñar su piel justo sobre

su pantorrilla y, recordó un incidente


anterior en la semana, separó las
piernas para darle más que

suficiente espacio entre el molde de su


amante y su espinilla aún curándose. El
cambio provocó que su
muslo presionara entre las piernas de
Rose. Los murmullos fueron
interrumpidos por lo que Ronnie

consideró ser un muy lindo chillido y


repitió el movimiento, ganando un
profundo gemido y devolvió un

empuje de la rubia mujer. Eso es bueno


para la piel. Sus largos dedos
fácilmente se deslizaron debajo

de los caquis y las bragas para un suave


agarre a la redonda carne.

"Oh, Ronnie..."

"Quítate esto, Rose". Sus dedos se


movieron más bajo hasta que rozaron
húmedos rizos. "Déjame

tocarte". Un enfático cabeceo fue todo


lo que necesitó para rodarlas. Cuando
movió el tejido sobre el

molde, un parpadeo de culpabilidad


intentó meterse pero el amor
rápidamente lo apagó. Sus ojos

viajaron hacia arriba, su pulso se


aceleró en el húmedo sitio visible en la
entrepierna de las bragas de

Rose. Rubios rizos asomaban,


embromando con una indirecta lo que
estaba oculto. Luchando por

quitarse la tentación, Ronnie miró


sobre el firme abdomen, los perfectos
pechos, la mirada de deseo y la

pasión en la cara de su querida. "Eres


tan hermosa", susurró reverentemente.
Enganchando sus dedos

bajo la pretina, quitó la última barrera


antes de coger a Rose arriba en sus
brazos.

Por largos minutos se abrazaron juntas,


intercambiando besos y tiernos tactos
mientras

convenientemente se acostumbraban
ambas a tocar y ser tocadas. Fue
Ronnie quién dio el primer paso,
bajando la mano y movió sus dedos a
través de los suaves rizos rubios. "¿Te
gusta esto?" Murmuró, sus

labios rozaron su cabello quitándose


del oído de Rose.

"Mmm, eso es agradable". Intentó


hacer lo mismo pero sentada en el
regazo de su amante hizo esa

hazaña imposible. "Quiero tocarte


también".

"Me gustaría eso", Ronnie admitió,


moviéndose hasta que estuvieron una al
lado de la otra.

Tuvo que acomodarse un poco para el


alcance más corto de Rose pero pronto
los dedos jugaban en los

oscuros rizos. "Eres suave, como un


gatito", comentó. Su dedo medio se
movió más abajo, mojándose

en los pulidos pliegues. Trayéndolo


hasta su boca, Ronnie lamió la dulce
esencia.

"Mmm... ¡oh!" Fue tomada para cuando


el dedo de Rose bajó pero no
únicamente tocando sus labios

inferiores sino metiéndolo entre ellos,


rozando contra su clítoris. Su mano
bajó y agarró la pequeña
muñeca. "Por favor..." Tomando dos de
los dedos de Rose, utilizó sus más
largos para dirigirlos contra

su centro. "Ah... oh sí". Ronnie levantó


su rodilla y se abrió para su amante.
"Rose, por favor..." Presionó

los dedos más pequeños contra ella en


un movimiento circular y suspiró.
Sintió resbaladizos sus muslos

internos y débil observó que cuando se


dada su propio placer nunca produjo
una cantidad tan copiosa de

fluído.

"Lo tengo", Rose dijo cuando tomó el


control, inclinándose y suavemente
poniendo a Ronnie de espalda

contra la cama. "¿Me... me deseas...


adentro?" Dijo las últimas palabras
deteniéndose pero el gemido de

Ronnie y la elevación de la cadera


contestaron eliminando cualquier
temor que tuviera. Lentamente, con

258

indecisión, empujó un dedo hacia


adentro. Estaba asombrada de la
sensación del caliente húmedo

músculo que rodeaba su dedo. Oh


Ronnie... estás tan caliente y suave. La
reacción de Ronnie fue

inmediata, gritando y presionándose


duramente contra el dedo de Rose.

"Sí Amor, más... por favor Rose...


siiii." Ella metió un segundo, entonces
un tercero. La transformación

era asombrosa. El jefe de una


corporación importante era incapaz de
formar una oración completa. Su

nombre llegó a ser un mantra en los


labios de Ronnie, combinados con
palabras tales como más fuerte,

más rápido, más profundo, y el


ocasional oh solo para redondear esto.
Rose presionó dentro más

profundamente, la piel entre su anular e


índice quemaban cuando intentó
satisfacer la petición de su

amante. Oh Dios, Ronnie... te sientes


tan bien. La mujer de cabello oscuro se
movió debajo de ella pero

Rose se negó a dejar ir su premio. La


sensación de los músculos internos
apretando sus dedos la excitó

y no había duda en su mente que la voz


de Ronnie era dos octavas más arriba
que lo normal. El metal

del marco de la cama crujía con cada


empuje y los gritos de su amante
llegaron a ser más urgentes.

"Rose".

"Estoy justo aquí". Giró su cabeza y


besó la suave piel.

"Yo... Rose..." Los muslos de la alta


mujer comenzaron a temblar.

"Te amo, Ronnie". Sintió los músculos


rodeando sus dedos apretarse y
comenzó a bombear tan duro y

rápido como podía. Repentinamente


fue cogida en un apretón demasiado
fuerte para romperse cuando
las caderas de su amante se arquearon
levantándose de la cama.

"Yo..." El oscuro flequillo se pegó a la


frente empapada de sudor y cada
palabra fue rasgada de los

fuertemente apretados dientes. "Te...


amo... oh. Rose... Rose, yo. Yo... ohhh."

"Sí amor... sí". Ellas resistieron juntas,


los dedos de Rose se enterraron en el
interior profundamente.

Únicamente cuando el último espasmo


pasó retiró sus dedos y se acurrucó en
los brazos de Ronnie.

"Esa es una sonrisa bastante grande que


he visto en tu cara", Ronnie dijo
cuando el habla volvió.

"Soy feliz".

"Mmm". Besó la frente de Rose. "Me


alegra oírlo".

"¿Puedo preguntarte algo?"

"¿Cuántas veces tengo que contestar a


esa pregunta?"

"Lo siento". Besó los labios de Ronnie


en disculpa... entonces otra vez por el
puro placer escarpado de

esto. Abrazándose tan juntitas como


podía, Rose reclinó su cabeza en el
amplio hombro. "¿Era esto... lo

que esperabas?" ¿Realmente te


complací?

"Fue todo lo que deseaba y más". Rose


sintió los dedos debajo de su barbilla y
levantó su cabeza para

mirar dentro de los tiernos ojos azules.


"¿Qué te pareció a ti?" Ronnie
preguntó. "Esta es tu primera vez.

¿Cómo te sientes con esto?"

259

Rose se movió y unió sus labios. "Me


sentí muy, muy amada". Puso su
cabeza de nuevo en el hombro

de Ronnie. "Mmm, agradable".

"¿Solo agradable?"

"Más que agradable". Se giró sobre su


estómago y apoyó su cabeza en el
abdomen de Ronnie. "Pienso

que haré de esto mi nueva almohada".


Con el calor de su amante contra ella,
Rose dejó sus ojos

cerrarse. "Mmm, puedes mantenerte


firme".

"Faltaría más". Moviendo su brazo a


una posición más cómoda, Ronnie
comenzó a mover su mano

arriba y abajo de la espalda de Rose.


"¿Así?"

"Mm hmm".

Algunos momentos en la vida son solo


sencillamente perfectos. Para las
nuevas amantes, este era uno

de ellos. Relajadas... saciadas...


simplemente disfrutando de la
sensación de los cuerpos de la una en la

otra. La mano de Ronnie se movía


sobre la espalda de su amante,
alternando entre perezosas figuras en
ochos y largas curvas pasando de los
hombros a las caderas. Rose devolvió
el cariñoso tacto con uno

propio, dejando los dedos deslizarse


sobre el flexible muslo. Las tiernas
caricias eran agradables pero

los brazos podrían permanecer vacíos


solo mucho antes de que la necesidad
creciera demasiado

grande. "Ven aquí", Ronnie susurró,


extendiendo sus brazos. Pronto estaban
abrazadas, compartiendo

suaves besos y tiernas palabras de


amor. Finalmente la lámpara fue
apagada y el sueño reclamó a dos
mujeres muy felices.

*****

Somnolientos azules ojos se abrieron


en una cortina dorada. Ronnie sonrió,
gozando de la sensación del

cabello de Rose sobre su cara. Se


estiró, revelando la sensación de la piel
contra piel. Era una

maravillosa sensación y que no tenía


deseos de terminar pronto. Echó un
vistazo en el reloj y gimió.

Estaba indecisa entre estudiar a la


durmiente mujer o despertarla antes de
que llegara María. Tengo el
resto de nuestras vidas para mirarte
dormir. "Rose... cariño, hora de
despertar". Una suave sacudida del

hombro... nada. "Rose... Rose..." El


durmiente bulto gimió y madrigó bajo
las cobijas. "No no. No",

Ronnie se rió suavemente.


Enganchando sus dedos en el borde de
la sábana, la separó para exponer

sus desnudos cuerpos al fresco aire de


la mañana. La mano de Rose
automáticamente se estiró por el

desaparecido calor solo para ser cogida


por la más grande de Ronnie. "Buenos
días". Llevó mano hasta
sus labios y comenzó a besar cada
nudillo. "Yo... te... amo... Rose".

"Mmm, te amo también", contestó,


levantando sus nublados ojos verdes
hasta mirar a su amante de

cabello oscuro. "Qué te parece que


durmamos hasta tarde hoy, ¿hmm?"

"Me encantaría pero María llegará aquí


pronto". Recorrió con su dedo la
mejilla de Rose. "No desperté a

tiempo para llamarla y decirle que no


viniera", se disculpó.

"Está bien. Tú no sabías que nosotros


podríamos..." Se ruborizó. "Tú sabes..."
"¿Hacer el amor?" Ronnie ofreció,
rodándolas hasta que estuvo arriba. Su
cabello colgaba, poniéndose

contra la mejilla de Rose. Incapaz de


resistirse, bajó sus labios para un beso.
"Te amo". Renuentemente

se hizo para atrás. "Pero ahora mismo


tengo que ser... mala".

260

"Mejor hazlo rápido antes de que esté


justo detrás de tí", la joven mujer dijo,
alcanzando sus muletas.

Cuando Rose volvió del baño,


descubrió a Ronnie medio vestida.
Sintiéndose un poco incómoda con su

propia desnudez, fue a su tocador y


comenzó a sacar las ropas que iba a
usar. Se sentó en el borde de

la cama y estiró su mano por sus


bragas. La siguiente cosa que supo, es
que estaba aplastada de

espaldas sobre la cama con seis pies de


la mujer acostada encima de ella.

"¿Tienes alguna idea de cuánto te


amo?" Ronnie inhaló, ojos azules
oscurecidos por la pasión. Los

labios bajaron y fueron encontrados a


medio camino por un par igualmente
ansiosos. Suaves gemidos

de placer llenaron el aire cuando el


beso se profundizó y las lenguas
danzaron juntas. Las manos de

Rose estaban alegremente tocando a


través de la amplia extensión de la
espalda y terminaron

deslizándose abajo para acunar el


trasero de Ronnie a través de sus ropas
cuando oyeron el sonido del

auto de María en el camino de entrada.


Nuevas amantes, eso es lo que ellas
eran, el beso no terminó

hasta que oyeron el sonido de la puerta


del auto cerrarse. "Supongo que
tenemos que parar". El tono de

la ejecutiva dejó en claro que parar no


era lo que realmente deseaba hacer.

"Si, nosotras debemos", Rose contestó,


inclinándose para un rápido beso más
antes de que su alta

amante se levantara.

"A menos que quieras dar a María una


exhibición". Ronnie tiró de una
camiseta gris de algodón sobre su

cabeza y la metió dentro de sus


pantalones. "Iré a hacerle compañía
mientras te vistes". Incapaz de
resistirse, robó un beso muy dulce
antes de salir del cuarto.

*****

"Buenos días, Ronnie", el ama de llaves


dijo cuando entraba y cerraba la puerta
corrediza. "Oh, hace frío

allí afuera esta mañana. Pensé que


habíamos visto lo último de la nieve en
esta temporada".

"Oh, probablemente esta sea una buena


tormenta para molestarnos antes de que
la primavera llegue", la

ejecutiva dijo, tomando el periódico


del día de las manos de María. En ese
momento Tabitha merodeó

dentro de la cocina, buscando su


comida de la mañana.

" ¿Mrrow? ¿Mrrow? "

"¿Y adónde piensas que vas?" Ronnie


preguntó cuando levantó al felino en
sus brazos. "¿Hmm? ¿Qué

es eso? Quieres el pavo rebanado para


desayunar, ¿eso dijiste?" Ella contestó
ronroneado y lamiéndose

las garras lo que hizo a ambas mujeres


reír.

"Ese gato está tan echado a perder",


María dijo cuando se dirigió hacía el
cuarto de lavado a colgar su

chaqueta. "Sé que ambas deslizan


pedazos de carne por debajo de la mesa
para ella cuando están

comiendo. Es por eso que es tan difícil


mantenerla fuera de la cocina".

"Oh, y eso no tiene nada que ver con


los trocitos que dejas caer
'accidentalmente' en el suelo mientras

estás cocinando, ¿correcto?"

"Buenos días", Rose dijo cuando entró


al cuarto. "Oh María, espero que usted
esté planeando hacer un
copioso desayuno porque estoy
muriéndome de hambre esta mañana.
Buenos días, Tabitha". Apoyando

261

las axilas contra sus muletas, se paró


directamente enfrente de Ronnie y
comenzó a acariciar a su gato,

aunque sus ojos nunca dejaron la cara


sonriente de su amante. "Espero que
hayas dormido bien",

susurró.

"De lo mejor. ¿Que sobre ti?" La voz


de la ejecutiva llevaba el mismo tono
suave que había calmado a
Rose después de que hicieron el amor y
la mujer joven reaccionó a eso sin
pensarlo, presionando su

cabeza contra el pecho de Ronnie y


sacando una sobresaltada protesta de
Tabitha.

"Maravilloso". Se hizo para atrás y


acarició al gato, encendiendo de nuevo
el motor ronroneante.

"Maravillosa y hambrienta".

"Tendré el desayuno listo en más o


menos veinte minutos", María dijo sin
levantar la mirada de los

huevos que estaba batiendo. Cuando se


volteó para empezar a hacer el café,
Ronnie se aprovechó y se

agachó para darle a Rose un tierno


beso. Cansada de estar aplastada entre
las amantes, Tabitha

zigzagueó para liberarse y salió


trotando a la sala de estar.

María volteó para hacer una pregunta


pero se encontró sin habla en la vista
ante ella. Las dos mujeres

se besaban profundamente, las manos


de Ronnie estaban metidas en el
cabello de Rose. Desviando la

mirada rápidamente, el ama de llaves


se negó a darse la vuelta otra vez hasta
que oyó los sonidos de las

sillas siendo sacadas y el periódico


abierto. Contenta que la cafetera
tuviera una opción de pausa, sacó

la cafetera y llenó dos tazas.

"Aquí tienes, Rose", dijo amablemente


cuando colocó la humeante taza abajo
enfrente de la joven mujer.

"Gracias".

"Ronnie". Dejó una taza amarilla abajo


y volvió la encimera a comprobar los
huevos. Una ceja se levantó
en la desconocida taza y Ronnie
intercambió una mirada de extrañeza
con Rose antes de encogerse de

hombros y volver al informe del


mercado de acciones.

Un rato después María volvió a la mesa


con dos platos. El plato de Ronnie
contenía un pequeño omelet

con queso y pan tostado mientras el


Rose estaba cargado de un omelet
relleno, una rebanada de fresco

melón, y pan tostado con mermelada de


uva.

"Gracias, María. Usted sabe


exactamente como me gusta esto". La
joven mujer sonrió de oreja a oreja,

ganando una sonrisa del ama de llaves.

"Sí lo sé. Ahora si ustedes señoras me


disculpan tengo que ir a lavar". Tomó
una cesta vacía del cuarto

de lavado y fue a recoger la ropa sucia.


Las amantes volvieron a su desayuno
antes de que un

pensamiento pasara por la mente de


Rose. "Ronnie, va a ver la ropa toda
tirada sobre el cuarto". Su cara

comenzó a ruborizarse por la


vergüenza.
"Espero que compruebe debajo de la
cama. Pienso que es donde tu ropa
interior terminó", Ronnie

contestó, meneando sus cejas


lujuriosamente.

"¡Ronnie!" Golpeó el musculoso brazo.


"No es divertido".

262

"Sé que no lo es", la ejecutiva se


disculpó. "Ven aquí". Movió su silla un
poco y tiró de Rose contra ella.

"Amor, estará descubriéndolo tarde o


temprano".
"¿Piensas qué estará bien con esto?"

"Por supuesto. He conocido a María


desde que era una niña pequeña. Sabe
cuánto significas para mí.

Estoy segura que estará feliz", Ronnie


dijo con seguridad.

Pero el ama de llaves era todo menos


feliz. Volvió con una cesta llena de
ropa sucia justo cuando las

mujeres estaban terminando su comida.


"Verónica, necesito hablar contigo",
dijo irritada antes de entrar

al cuarto de lavado. La tapa de la


lavadora se abrió después se cerró con
un estruendo. La secadora

sufrió el mismo abuso.

"¿Qué está pasando?" Rose preguntó


con preocupación.

"No lo sé pero voy a descubrirlo".


Ronnie dejó su servilleta y entró en el
cuarto de lavado, cerrando la

puerta detrás de ella.

"¿Qué está pasando, María?"

"Sabes que sería mucho más fácil para


mí si no tuviera que inspeccionar toda
la casa por tus ropas". Dio
la espalda a su patrona, aparentemente
emparejando los calcetines limpios.

"¿Quieres hablar conmigo acerca de


dejar mi ropa en el piso? Las he dejado
tiradas antes y nunca te ha

disgustado eso". Ronnie se acercó.


"Estás molesta desde antes del
desayuno. Mi taza no estaba sucia.

Tú me diste esa cosa fea amarilla a


propósito. ¿Por qué?"

"No soy tonta, Verónica. Tengo ojos".


Arrugadas manos sostenían sudados
calcetines en un agarre de

muerte. "¿Cómo puedes hacer esto?"


"Supongo que esto no tiene nada ver
con la ropa y para con el jodido
Verónica. Estás hablando de Rose

y de mí". Esperó por una respuesta pero


su ama de llaves continuaba
poderosamente doblando los

calcetines. "¿Cuál es el problema,


María? ¿Está bien ser una lesbiana
siempre que no actúe como una?"

María dio vuelta y dio un enfadado


fulgor. "He sido apoyo siempre de ti y
de tus preferencias. ¿Cómo te

atreves a pensar de otra manera?"

"¿Entonces qué es esto?" Su quijada se


tensó en cólera. "Rose ha estado
viviendo aquí desde hace más

de tres meses. Tenías que saber que


dormíamos juntas".

"Durmiendo, Ronnie, durmiendo".


María sacó las sábanas de la cesta y las
metió en la lavadora. "Tú

ciertamente no estabas 'durmiendo' con


Rose anoche". El detergente fue
descuidadamente echado

adentro y la tapa se cerró de un golpe.


"Esto está mal, solo verdaderamente
mal lo que estás haciéndole

a ella".
"¿Por qué es incorrecto amarla? ¿Por
qué es hoy algo diferente que ayer?
¡Ayúdame a entender por qué

estás tan molesta porque ahora mismo


no entiendo!" Ronnie cerró de golpe la
mano sobre la secadora,

263

el ruido reverberaba a través del


pequeño cuarto. "No es como Christine,
María. Es de Rose de la que

estamos hablando".

"Sé que no es como Christine. Nunca


dije que lo fuera. Rose es una dulce,
amable y tierna mujer que
merece todo lo mejor que la vida puede
darle". Iracunda se acercó a la barra y
comenzó a ordenar la

ropa limpia. "Ella ha sido bastante


lastimada".

"¿Qué?" Ronnie meneó su cabeza. "¿De


qué estás hablando?" Puso las manos
en los hombros del ama

de llaves y volteó a la mujer más


mayor para hacerle frente. Los ojos de
María estaban brillantes y

Ronnie suavizó su tono. "Amo a Rose.


Nunca podría lastimarla".

"¿No piensas que ocultándole la verdad


la estas lastimando?"

"¿Y justo qué verdad es la que le estoy


ocultando?" Preguntó con indecisión.

"Sé sobre el accidente... vi el Porsche


antes de que Hans lo arreglara".

El color abandonó la cara de Ronnie y


se recargó contra la secadora,
esperando que sus piernas la

pudieran mantener derecha. "Oh Dios",


susurró. Miraba a su amiga y ama de
llaves de toda la vida con

aterrados azules ojos. "María, no


puedes decir nada. Tú no puedes
contarle".
"¿Contarle?" La mujer más mayor
metió sus dedos a través de su corto
cabello y movió su cabeza. "No

Ronnie, no le contaré. Conozco bien mi


posición". Se volteó de nuevo a la pila
de ropa. "Además, no es

mi casa para decir nada, es tuya". Hizo


una pausa por un momento. "¿O es que
solo vas a dejarla que

continúe pensando que eres su


caballero de brillante armadura?"

Las palabras picaron pero Ronnie no


pudo negarlas. "Yo... no puedo
contarle. No puedo perderla. No
puedo". Su voz enganchada y tuvo que
mirar para otro lado. "Dejaría todo para
estar con ella pero no

puedo hacer eso".

"Mejor que continúe creyendo que


algún borracho la golpeó y tú viniste en
su rescate que confesarle que

eres responsable". María hizo una


pausa, debatiendo entre si realmente
quería hacer la siguiente

pregunta o no. "¿Estabas bebida?" A la


falta de respuesta, volteó, leyendo su
respuesta en la cara de la

alta mujer. "Dios querido... tú estabas".


El largo cabello oscuro formó una
cortina cuando Ronnie bajó su cabeza y
asintió avergonzadamente.

"Estaba nevando y yo... nunca la vi


hasta que era demasiado tarde".
Respiró varias veces antes de

hablar otra vez. "Daría cualquier cosa


para cambiar lo que sucedió esa
noche". Levantó la mirada, azules

ojos brillaban. "Pero no puedo. Por


favor, no puedes decirle nada a ella".

María apartó la mirada y por un minuto


nada fue oído excepto el golpe sordo de
la secadora mientras
ambas mujeres luchaban con sus
pensamientos. Después de lo que
pareció una eternidad para Ronnie,

el ama de llaves suspiró y asintió.

"No voy a estar arruinando la felicidad


de esa niña, incluso si esta es una
mentira. Ha tenido muchas

verdades feas ya". Giró de cara a


Ronnie. "No seré la que le cuente".

264

Ronnie soltó una profunda respiración.


"La amo, María. La amo más de lo que
yo he alguna vez amado a
alguien en mi vida y no puedo
perderla". Se paró al lado de la mujer
más mayor y reclinó sus codos en la

pila de los frescos linos. "Si yo


puedo..." miró fijamente la pared, "...
pasaré el resto de mi vida haciéndola

feliz. Por favor dame esa oportunidad".

"Cuanto más tiempo le ocultes la


verdad peor será cuando la descubra.
Le debes la verdad, Ronnie".

"Lo sé", reconoció. "Pero no puedo. No


aún".

"Ve con ella. Tengo cosas aquí que


necesito hacer". Ante la mirada
interrogadora de Ronnie dijo, "ve,

estaré bien una vez que termine aquí


adentro. Solo necesito algunos
minutos".

*****

"¿Qué fue todo eso?" Rose preguntó


cuando Ronnie volvió.

"Ella está solo teniendo un mal día, eso


es todo", mintió. "Pienso que la muerte
de Tommy aún la tiene

mal".

"¿Estás segura que no es nada que yo


haya hecho?"
"Estoy segura que no es nada que hayas
hecho, amor". Se inclinó y dio a Rose
un rápido beso en la

cabeza. "Vamos, estoy segura que hay


algunas cintas de la Juez Judy que no
he visto aún". Bajó sus

labios hasta que estuvieron al nivel con


una bien formada oreja. "Amaría estar
abrazada en el sofá

contigo".

"¿Pensé que no querías darle a María


un show?" Rose preguntó.

"¿Qué?" Puso su mano en su pecho


como si dijera '¿quién yo?'. "¿Piensas
que no puedo mantener mis

manos alejadas de ti?"

"No." La rubia mujer sonrió y,


equilibrándose en un pie, dejó las
muletas a un lado. Envolvió los brazos

alrededor de la cintura de Ronnie y


moviéndose muy estrechamente. "Yo
no estoy segura que pueda

mantener mis manos en mi". Estiró su


mano y agarró un puñado de suave
trasero. "¿Ves lo que quiero

decir?"

"¿Te volví una adicta al sexo anoche?"


"No, por supuesto no". Rose se
ruborizó y recostó su cabeza contra el
pecho de Ronnie. "Solo disfruto

tanto tocándote y sé que te gusta eso


también".

"Muchísimo", la mujer de cabello


oscuro murmuró.

"Sabes..." Verdes ojos levantaron la


mirada y se encontraron
desamparadamente perdidos en el azul.

"Me da igual lo que veamos siempre y


cuando pueda estar en tus brazos". Los
labios se tocaron justo

cuando María salía del cuarto de


lavado. No había que confundir el amor
pasando entre las dos mujeres.

Esto apaciguó un tanto a la ama de


llaves y pudo poner una sonrisa en su
cara cuando Rose volteó

265

mirándola. "María, siento sobre la


ropa, me aseguraré de ponerlas en el
cesto de ahora en adelante",

dijo, pensando que la desordenada ropa


era la razón de que el ama de llaves
estuviera tan molesta.

"Lo siento, Rose, no fue mi intención


actuar así. No sé qué me pasó. ¿Por qué
ustedes no se sientan y

me dejan traerles un poco más de


café?" Tomó las tazas vacías y se
apresuró más allá de ellas.

"Ronnie, no deberías dejarla


permanecer así tanto tiempo". La
ejecutiva inmediatamente cumplió,

ayudando a Rose con su silla.

"Pienso que acabo de ser regañada",


susurró en el oído de la joven mujer.

"También pienso que lo fuiste", vino la


contestación. "Tú mejor siéntate".

"Buena idea". Un rápido beso en la


mejilla y Ronnie tomó asiento. María
volvió con los cafés y sonrió

afectuosamente a Rose, disipando la


preocupación de la joven mujer.

"Aquí tienes, querida".

"Gracias".

"Bien, pienso que llevaremos esto a la


sala de estar y dejaremos a María sola",
Ronnie dijo cuando se

puso de pie. "¿Rose sabes qué cinta


tiene a esos dos compañeros de cuarto
discutiendo sobre los dos

mil dólares de la cuentas del teléfono?"


"Yeah, pienso que lo sé. ¿No has visto
ese aún?"

"No".

"Entonces te estás perdiendo uno


bueno, Ronnie", el ama de llaves
convino. "Esos dos tontos se

presentaron vestidos como si fueran a


uno de esos conciertos de rock punk
con sus cuerpos todos

perforados y verdes cabellos".

"Oh sí, eso fue espantoso, ¿no es así?"


Rose convino. "Y el rubio con esa cosa
en su lengua... ewww".
La joven mujer se estremeció en el
pensamiento. "Puedo entender los
piercing en la orejas ¿pero las

lenguas y cejas?"

"Y sus madres los dejan aparecer en


televisión nacional así", María señaló
mientras las seguía dentro de

la sala de estar. "Y pensaba que


algunos de los trajes en Jerry Springer
estaban mal".

"Debiste haber oído la manera en que


la juez Judy les gritaba", Rose agregó.
"Creo que está en la cinta

marcada martes". Se instaló sobre el


sofá mientras que María empujó el
reposet en una mejor posición

para ver la televisión y se sentó.


Ronnie puso la cinta y dio vuelta para
tomar a su amante en el ofrecido

abrazo todo el día cuando vio al ama de


llaves sentada allí. Observando la
posición de Rose sobre un

extremo del sofá, hizo lo mismo,


bajando la bandeja de los aperitivos
entre ellas para poner las tazas de

café. La apertura de los créditos


comenzó y Ronnie metió sus pies por
debajo de sí misma, apoyando su
codo contra el brazo del sofá. Mientran
que cada uno de los litigantes explicaba
por qué no eran

responsables de la cuenta, ojos azules


echaron un vistazo en María. La mujer
más mayor estaba atenta

en el caso y no se fijó cuando una larga


pierna se estiró hasta que los dedos del
pie presionaron contra

266

la cadera de Rose. El movimiento le


ganó una mirada burlona de la joven
mujer pero Ronnie

simplemente meneó una oscura ceja y


volteó la cabeza hacía la televisión.
Intentando difícilmente no

sonreír maliciosamente, Ronnie


continuó pasando los dedos del pie por
un lado del muslo y la cadera de

Rose. Al parecer era demasiado


juguetona porque la mano de la joven
mujer apretó sobre el errante pie

y lo sostuvo de todas formas. Ronnie


casi lo hizo hacia atrás pero sintió el
suave tacto del pulgar de

Rose acariciando de un lado para otro


contra la yema de los dedos de su pie.
No se movió para protestar
cuando sintió que su calcetín era
quitado lentamente. Como el mejor
magistrado ya que el juez Wapner

continuaba regañando a los litigantes,


Ronnie se encontró recibiendo uno de
los mejores masajes de

pies que Rose le había dado nunca.

El caso terminó y otro comenzó.


Curiosa, Ronnie retiró su pierna
derecha y estiró su izquierda,

satisfecha cuando sintió las delicadas


manos quitar ese calcetín también.
Rodó sobre su espalda,

usando el brazo del sofá como una


almohada. Pronto ese pie estaba
recibiendo el mismo amoroso tacto

y Ronnie decidió que podría importarle


un cacahuate quién ganó y perdió en el
programa de televisión.

Cerrando los ojos, se concentró en los


dedos de Rose contra su piel y la
sensación relajada que estaban

creando. Los minutos hicieron tic tac


para cuando ese episodio finalizó y
otro comenzó.

María se levantó y habló, rompiendo el


trance de Ronnie. "Tengo que volver al
trabajo aquí. Rose, vas a
echarla a perder si mantienes eso".

"Hey, no descubras todos mis


secretos", la ejecutiva perezosamente
protestó.

"Eso está bien, María. Solo le recordaré


a ella que la próxima vez querré mi
masaje de pies". Dio una

palmadita a los pies descansando sobre


su regazo. "Pero ahora mismo necesito
visitar el pequeño cuarto

de las chicas”.

"Pero estoy cómoda", Ronnie dijo,


meneando sus pies.
"Tú no estarás cómoda si hay de
repente una gran humedad justo aquí".

"Bien, necesito otra taza de café de


todos modos". Se incorporó y dio a
Rose las muletas, tomando un

beso como pago. "Mmm, cuando


regreses nosotras subiremos la bandeja
de los aperitivos y nos

abrazaremos, ¿Qué te parece eso?"


Ronnie decidió mostrar algunas de las
ventajas de estar cerca

mordisqueando la suave piel del cuello


de su amante. "¿Hmm? Tú, yo, un sofá
de suave cuero".
"Compórtate, María está aún aquí, lo
sabes". Permitió un beso más antes de
separarse. "¿Puedes

traerme un poco más también, por


favor?"

"Seguro, cariño".

Ronnie estaba justo regresando a la


sala de estar cuando oyó a Rose
llamarla. Poniendo las tazas en la

mesa del café, entró en el cuarto para


ver lo que necesitaba su amante. "Estoy
justo aquí, Rose. ¿Qué

necesitas?"
"¿Podrías traerme unas bragas?" La voz
claramente avergonzada en el otro lado
de la puerta del baño

preguntó.

267

"¿Por qué? Qué es... oh". Maldición.


"Ok, espera justo allí. Conseguiré eso".
Ronnie intentó excluir la

desilusión de su voz cuando se acercó


al tocador. De todas las veces para que
le llegue su período,

musitó, sacando unas apropiadas


bragas blancas de algodón del cajón.
Entró al baño para encontrar a
una Rose claramente avergonzada
sentada en el retrete, las manchadas
bragas ya enjuagadas y

esperando dentro del lavabo.

"De todas las veces de ser una mujer",


Rose dijo cuando tomó las limpias.
Hizo lo posible para sonreír.

"Supongo que la sincronización es


pésima, ¿huh?"

"Eso sucede", Ronnie contestó. "¿Cómo


está el pantalón?"

"No creo que esté manchado". Una


rápida comprobación confirmó su
declaración. "Saldré en algunos
minutos".

"Toma tu tiempo". Ronnie se inclinó y


besó la frente de su amante. "No te
preocupes por eso, Rose. ¿Es

cuánto... cuatro, cinco días?


Sobreviviremos".

"Cuatro o cinco días". La joven mujer


repitió las palabras como si fueran una
sentencia de muerte. Sus

ojos parpadearon en su amante y una


idea se formó en su mente. "Sabes, solo
porque tengo esto no

quiere decir..."
"Sí lo sé. Quiero que esto sea mutuo",
Ronnie dijo firmemente, a pesar de lo
que su cuerpo estaba

diciéndole.

"Pero..."

"Ningún pero. Nosotras podemos


esperar hasta entonces". Viendo la
mirada en la cara de Rose, se

arrodilló y levantó la pequeña barbilla


con sus dedos. "Hey, mírame. He
esperado años por ti. Algunos

días más no van a matarme". Dejó a su


dedo viajar hacía la delicada garganta y
la uve que se formaba
en la camisa de Rose. "Te amo". Se
puso de pie y recogió la prenda sucia.
"Llevaré esto a María para

que pueda ser lavada enseguida


mientras terminas aquí adentro".

Capítulo 12

Cuando llegó la hora de irse a la cama,


Rose se vistió en su habitual camisa de
Dartmouth mientras

Ronnie se puso pantalones y la


camiseta. Se deslizaron bajo las cobijas
y se acurrucaron juntas por un

momento antes de que la joven mujer


soltara una queda risita. "¿Qué?"
Ronnie preguntó.

"Lo siento, es solo que parece extraño


estar vestidas después de lo de anoche",
admitió, sus dedos se

deslizaron debajo de la manga corta y


acariciaron la suave piel encontrada
allí.

"No hay nada que diga que tenemos


que estar vestidas", Ronnie precisó. Sin
previo aviso se incorporó y

se quitó su camisa, la luz de la lámpara


revelaba sus generosos pechos a la
mirada de Rose. "¿Por qué

no te quitas el tuyo también?"


"Bien... supongo que esto no dañará
nada".

268

"Por supuesto que no". Hambrientos


ojos tomaron en la vista haciéndosele
agua la boca por los pezones

de Rose cuando la camisa de


Dartmouth fue quitada. "Dios, Rose..."
Ronnie tragó. "... Eres tan

hermosa". Cubrió el cuerpo más


pequeño con el propio y dejó que sus
bocas encontraran algo mejor

para hacer que hablar. Los labios de


Rose se separaron gustosamente
cuando el beso se hizo más

profundo y sus manos rodearon la


espalda de su amante en un intento de
tirar de sus cuerpos incluso

más cerca. Las pasiones se encendieron


y las caderas se encontraron incapaces
de permanecer

quietas. "Rose..." Sus labios se


movieron a la delicada piel del cuello
de la joven mujer y comenzaron a

besar hacia abajo únicamente para ser


parados a pulgadas de su objetivo la
rosada piel fruncida.

"Ronnie... tengo mi período,


¿recuerdas?" Se rió de la desanimada
mirada en la cara de su amante. "Es

únicamente por algunos días". Sus


dedos rozaron los lados de los pechos
de Ronnie. "Por supuesto..."

Un pulgar rozó sobre un oscurecido


pezón. "... tú no". El otro pulgar repitió
el movimiento. "Ronnie...

déjame hacerte el amor".

La mujer de cabello oscuro se apartó


del cuerpo de Rose y se acomodó a su
lado y lejos de los

distrayentes dedos. "No puedo".


Remontó el contorno de los labios de la
mujer más joven con su dedo.

"Deseo darte el mismo placer que tú


me das". Hizo una pausa. "Sabes... hay
algunas parejas que tienen

sexo incluso con sus períodos".

"No sé, Ronnie...eso parece


desagradable para mí. Solo no puedo
hacer eso". Rose rodó sobre su

costado y apoyó su cabeza en su mano.


"Te amo pero no puedo dejar que me
toques allí ahora mismo".

Estiró su mano libre solamente para ser


detenida.
"No tú no. No me embromes". Ronnie
estiró el brazo y apagó la luz. "Te amo,
Rose. Vamos a dormir".

"¿Estás segura que no puedo hacer nada


por ti?" Su mano merodeó otra vez,
está vez alcanzando su

objetivo.

"Rose..." Resuelta quitó la mano de su


amante de su pecho. "Solo si es
mutuo". Se inclinó y sus labios

encontraron los de Rose. "Ahora vamos


a dormir".

*****
La alarma fue apagada, señalando el
comienzo de un nuevo día. Ronnie
despertó y se dirigió abajo a su

entrenamiento matutino, imaginando


que Rose dormiría hasta que volviera.
Estaba sorprendida, por lo

tanto, cuando volvió para encontrar a la


joven mujer sentada en la mesa,
completamente vestida y

bebiendo café. "Pensé que aún estarías


durmiendo".

"Oh no. ¿Olvidaste qué día es este?"

Ronnie sirvió el café en su taza.


"¿Hmm?"
"Dijiste que podríamos ir a la oficina
hoy. Laura se irá al final de la semana".

"¿Era eso hoy?" Intentó parecer seria


pero el tirón en la esquina de su boca la
traicionó. "Lo recuerdo,

amor. Solo imaginé que tomarías su


tiempo para levantarte". Tomó un trago
de café. "No tendrás que

269

hacer ningún trabajo hoy de todos


modos, solo acostumbrarte al
funcionamiento de la oficina y a

aprender cómo utilizar el teléfono".


"Si hay algo para que yo haga, lo haré,
no me importa", Rose dijo cuando
entregó el periódico a Ronnie.

"¿Qué hice para ser tan afortunada?"


Estiró la mano y acarició la mejilla de
la joven mujer.

"Pienso que la suerte está en mi lado".

"Creo que mi corazón podría discutir


contigo sobre eso". Se inclinó para un
beso y fue encontrada a

medio camino. "Te amo, Rose".

"Te amo también".

Este fue el paseo más agradable a la


oficina que Ronnie jamás tuvo. Casi
fue un paseo turístico cuando

ellas viajaron a través de las varias


calles de Albany. En un intento de
evitar pasar cerca del parque

Washington, la vista del infortunado


accidente, Ronnie tomó uno largo,
desvió la ruta atravesando el área

del centro de la ciudad hasta que llegó


a State Street y al edificio Cartwright.
Dejó a Rose enfrente del

gigantesco edificio antes de continuar


al estacionamiento. Pocos minutos
después volvió y sostuvo la
puerta para que la joven mujer pudiera
entrar.

Nunca había estado dentro de la


palaciega estructura, la joven mujer
estaba rápidamente espantada de

los altos arcos del techo y los espacios


abiertos de par en par del vestíbulo.
Una placa grande de metal

les daba la bienvenida al edificio


Cartwright.

"Nuestros ascensores están por aquí",


Ronnie dijo, sonriendo para sí misma
en la mirada en la cara de

Rose. "¿Asumo que te gustó mi


edificio?"

"Es hermoso. Y tan grande".

"Mucha gente trabaja aquí".

"¿Todos ellos trabajan para ti?"

"No". Ronnie presionó el botón para


subir, frunciendo el ceño cuando
levantó la mirada y vio a cuántos

pisos el elevador estaba. "La mayor


parte del vestíbulo y los primeros cinco
pisos son rentados a otras

compañías y negocios. El resto de ellos


trabaja para mí".
"¿Sé que es una compañía grande y
todo pero justamente cuánta gente
trabaja para Cartwright Corp?"

"Pregúntale a Susan, ella sabe. Pienso


que entre todas las distintas divisiones
hay cerca de diez mil

trabajando para nosotros a través de la


región, pero no estoy totalmente
segura. Ah, aquí vamos". El

elevador se abrió y varias personas


salieron. Rose observó el cambio
inmediato en la postura de su

compañera. Con la relajación ida, la


cómoda Ronnie también. La mujer ante
ella era ahora Verónica la
poderosa y la que inspiraba temor.
Entraron y el botón fue presionado
antes de que las puertas pudieran

cerrarse. "Puedes también recargarte


contra la pared, Rose. Será un largo
paseo al piso de arriba".

270

Ronnie mantuvo la puerta abierta


mientras Rose salía bien en sus
muletas. "Laura, quiero que conozcas

a Rose Grayson. Rose, esta es Laura".


Las mujeres intercambiaron saludos
mientras Ronnie revisaba

sus mensajes. "¿Todo establecido?


Rose, Laura te mostrará alrededor y
conseguirás ubicarte. Estaré en

mi oficina si necesitas algo".


Intercambió un guiño con Rose antes
de cerrar la puerta.

El escritorio de la ejecutiva estaba


lleno con papeleo y el almuerzo era la
última cosa en su mente

cuando Rose llamó a la puerta y asomó


su cabeza por ésta. "¿Hambrienta?"

"¿Es tiempo ya?" Ronnie miró su reloj


y levantó una ceja con sorpresa de la
cantidad de tiempo que

había pasado. "Hay un deli en el piso


de abajo si quieres llamar y hacer que
entreguen algo". Levantó la

mirada y se encontró perdida en los


ojos de jade. Se levantó y cabeceó a la
puerta. "Ven entra y cierra".

Rose hizo lo que le pidió y se sentó en


el sofá, dejando su pierna izquierda
apoyada sobre los cojines.

Ronnie se arrodilló a su lado, frotando


los labios suavemente contra la oreja
de la joven mujer. "¿Sabes

cuánto te amo?" Susurró.

"Sabes que podría demandar por acoso


sexual", Rose bromeó. "El gran jefe
malo viene sobre su

inocente joven secretaria... ohh..." Sus


ojos se agitaron cerrándose cuando la
exploradora boca bajó para

morder su garganta. "Mmm, afortunada


secretaria".

"Afortunada jefa", Ronnie murmuró en


respuesta cuando sus labios viajaron a
lo largo del cuello de Rose.

"Vamos a olvidarnos del almuerzo".


Sus largos dedos alcanzaron para
desabotonar la blusa color óxido

pero se encontraron ellos mismos


detenidos.
"Ronnie, no podemos hacer esto.
¿Cómo se supone que alguna de
nosotros consiga trabajar si me

mantienes atrapada en tu sofá?" Se


liberó de los dedos de la mujer de más
edad y puso sus manos en

los anchos hombros en un intento de


evitar que la boca de Ronnie viajara
más bajo. "¿Qué quieres para

almorzar?" Vio el travieso destello en


los azules ojos antes de que sintiera la
cálida respiración

acariciando su oído. Sus ojos se


ensancharon en las eróticas palabras
susurradas en un tono
increíblemente sensual. "Um... oh
Dios... tú no puedes hablarme así".

"Te gusta eso, ¿si?" La ceja de Ronnie


se meneó ante el pensamiento.
"Hmm..." Acarició el dorado

cabello y sus labios bajaron al oído de


la joven mujer. "Tengo toda la
intención de hacerte el amor justo

aquí en este sofá". Su voz era pura


seducción y sus manos se movieron
para cumplir su promesa,

tomando el pecho de Rose.

"Ronnie, no podemos hacer esto


ahora". Se movió del tacto demasiado
erótico. "Tengo mi período,

¿recuerdas?"

"Tú sabes, un valiente guerrero puede


estar dispuesto a entrar a un sangriento
campo de batalla".

"¡Verónica!" Chirrió dándole


juguetonamente una palmada en el
hombro de la mujer más mayor. "No

puedo creer que dijeras eso".


Suavemente apartó a Ronnie y se
incorporó. "Necesitas sacar tu mente
del

canal y pensar sobre el almuerzo".


"Ya te dije que no estoy hambrienta...
de comida". Su boca reclamó a la de
Rose cuando se movió sobre

el sofá, cubriendo el cuerpo más


pequeño con el propio.

271

La puerta se abrió abruptamente. "Hey


Ronnie, pensé que quizás podríamos
tomar el almuerzo en..." La

voz de Susan se arrastró apagándose


cuando miró a su hermana saltar fuera
del sofá y desviar la

mirada. La pelirroja sonrió


maliciosamente cuando una bastante
avergonzada Rose se incorporó y

precipitadamente restituía los botones


que los hábiles dedos habían
desabrochado. "Oh, supongo que

tienes ya planes para el almuerzo.


Hola, Rose".

"Hola, Susan". La joven mujer bajó la


mirada culpablemente.

Incapaz de resistirse, la Cartwright más


joven miró a su hermana. "Hey Ronnie,
realmente necesitas

recordar cerrar con llave tu puerta


cuando no deseas ser interrumpida o
¿tú aún quieres continuar
diciéndome que nada sucede?"

"La mayoría de la gente sabe que para


entrar a mi oficina debe anunciarse", la
ejecutiva gruñó,

claramente tan avergonzada como


Rose. "¿Dijiste algo sobre almorzar?"

"Bien, no deseo interrumpir sus


planes".

"No tenemos planes aún", Rose dijo,


recuperando la mayor parte de su
compostura. "Acababa de entrar

para preguntar a Ronnie lo que ella


quería cuando..." La sensación de las
manos de su amante sobre su
cuerpo estaba aún fresca, haciéndola
respirar profundamente. "Um, ¿qué
tenías en mente?" Se forzó

para no mirar a Ronnie.

Susan sonrió maliciosamente antes de


continuar. "Acaban de abrir un nuevo
lugar chino en North Pearl

Street. Oí que su buffet es fabuloso".

"¿Sabes lo qué mamá diría si supiera


que comiste de un buffet en público?"
Ronnie bromeó. "Seguro,

suena bien para mí". Vio a Rose


alcanzar sus muletas. "Oh... no hay
absolutamente algún
estacionamiento cerca de éste". Pensó
por un momento. "Ya sé, os encontraré
abajo, te bajaré, entonces

traeré el auto de nuevo al


estacionamiento. Es únicamente unos
cinco minutos de caminata desde aquí".

"No tienes que hacer eso", la joven


mujer contestó. "Eso no está lejos en
absoluto. Puedo hacerlo".

"No sé, Rose... cruzar State Street con


todo ese tráfico al medio día". Ronnie
meneó su cabeza. "Susan,

¿por qué no solo hacemos que


entreguen algo aquí?"
"Eso está bien para mi".

"¿Estás segura?" Rose preguntó.


"Parecía que deseabas salir por un
rato".

"No, solo quería que algo más que las


telenovelas me hiciera compañía para
el almuerzo hoy". La

pelirroja miró a su reloj, el teléfono, y


entonces a su hermana. "Pero
realmente tengo hambre". Otro

pensamiento se le ocurrió. "¿Dónde


vamos a comer?"

"¿Por qué no la sala de conferencias?"


Ronnie preguntó.
"No podemos. Brooker tiene una
reunión allí".

272

"¿No hay un comedor?" Rose preguntó


inocentemente. Las hermanas se
miraron la una a la otra y se

rieron suavemente.

"Hay un deli en el vestíbulo y un cuarto


de descanso en el pasillo pero no
realmente un comedor", Susan

dijo. "La mayoría de la gente sale para


el almuerzo o come en sus escritorios.
Los comedores tienden a
hacer que la gente tome largos
descansos y eso reduce la
productividad".

"Oh, no empieces con eso otra vez",


Ronnie advirtió. "Primero serían los
flojos, luego los fumadores,

después los chismes". Se acercó y puso


las manos en los hombros de la
hermana más joven. "Antes de

que sepas ella emitirá toda clase de


notas y tendré a la Clerical Unión
gritando en mí otra vez".

El almuerzo y el resto del día de


trabajo volaron rápidamente. Como
Ronnie esperaba, todo mundo
conoció a Rose inmediatamente ella les
gustó y la joven mujer rápidamente se
ubicó en su nueva

posición. La ejecutiva rápidamente


aprendió los beneficios
complementarios de tener a su amante
siendo

su secretaria. Ronnie no podía tener


suficiente de los besos de la rubia
mujer y la podía llamar a la

oficina solo para probar el dulzor de la


boca de Rose una vez más. Las
fantasías jugaron en la mente de

la ejecutiva. Fantasías que incluían, el


acojinado sofá de cuero en su oficina, y
a Rose desnuda y

esperando por ella. Además, sabía que


ellas podrían únicamente ser eso. Tanto
como se amaban la una

a la otra, había un tiempo y lugar para


todo y en su oficina durante horas de
trabajo no era este.

Abriendo su agenda, los azules ojos


cayeron en el próximo sábado. Estaba
segura que Rose habría

acabado su período para entonces. La


veteada pluma verde azulada giró en
sus dedos antes de que

distraídamente dibujara un corazón en


la sección de notas de la página. Pronto
el corazón encontró

letras garabateadas dentro de él. R. G.


+ V. C. Enternecedoras rosas
comenzaron a llenar los márgenes,

cuando Rose las vio más tarde,


provocaron que la joven mujer
irrumpiera en lágrimas de felicidad. Si

bien Ronnie estaba sorprendida por la


reacción, ella estaba más que dispuesta
a ofrecer consuelo,

tomando a su amante en sus brazos y


descansando su barbilla sobre el dorado
cabello. Este era uno de
los tiempos que disfrutaba más,
sostener a Rose en sus brazos. Era en
esos momentos que Ronnie se

sentía entera, completa. Sabía que


nunca podría vivir sin los danzarines
ojos verdes y la hermosa

sonrisa de su preciosa Rose.

*****

Cuando ese sábado llegó, Ronnie


estaba despierta con el sol, visiones de
hacerle el amor a Rose una y

otra vez danzaban en su mente. Era una


particularmente imagen animada en la
que se concentró
cuando salió de la cama y caminó sin
prisas al baño.

"¡Oh, hijo de perra!" El grito de


exclamación despertó a Rose de su
sueño.

"¿Qué pasa?"

"Nada". Otra maldición ahogada,


entonces el sonido del agua corriendo.

"¿Ronnie?" Rose tomó las muletas y se


dirigió al baño. "¿Estás bien?"

"Yeah", Ronnie contestó del otro lado


de la puerta. Su ropa interior terminó
en el lavabo con el agua
corriendo sobre ella. Se lavó y entonces
abrió la puerta. "¿Adivina qué
conseguí?" Dijo cuando pasó,

complaciendo a Rose con la vista de las


firmes mejillas meneándose debajo de
la camiseta gris.

273

"Estás bromeando".

"Nop". Sacó unas bragas del cajón y se


las puso. "Hablando de la pésima
sincronización". Se inclinó y le

dio a Rose un rápido beso. "Pero tu


deberías hacerlo", susurró en una voz
ronca, sus manos se
deslizaron debajo del dobladillo de la
camisa de Dartmouth en la búsqueda de
los montículos gemelos.

La joven mujer se retiró fuera del


alcance.

"Espere un minuto allí, señorita... No


pude tocarte cuando tenía el mío".

"P-pero..." La ejecutiva hizo un mohín,


dándose cuenta adonde la conversación
estaba dirigiéndose... y

era a cuando ella no estaba. "Rose... tú


sabes que solo porque no pudiste
tocarme eso no significa..."

"Ni siquiera pienses en intentar eso. No


funcionó cuando lo intenté,
¿recuerdas?" Los ojos de la joven

mujer se posaron en el atlético cuerpo


delante de ella y suspiró. "Estaba
deseando esto también, lo

sabes".

"Pero... pero..." Ronnie fue silenciada


por los dedos de Rose contra sus labios.

"Espero que lo superes rápidamente,


querida", la joven mujer dijo
cariñosamente. "Quizá el próximo mes

reconsideres cuando quiera tocarte".

*****
Rose deseaba que Ronnie pudiera estar
en el consultorio con ella cuando la
doctora Barnes le quitó el

molde pero una importante reunión


forzó a la ejecutiva a permanecer en el
trabajo mientras María llevó a

la joven mujer a la cita. La pequeña


sierra alternadamente cortaba el yeso,
haciéndole cosquillas en el

proceso. "Solo un poco más", la


doctora dijo. La sierra fue puesta abajo
y unas tijeras cortaron a través

del algodón y soltaron el molde que


sostenía la pierna de Rose. La primera
cosa que vio cuando bajó la
mirada a su pierna fueron los largos
filamentos del rubio vello asomándose
más allá de la seca,

escamosa piel. Meneó los dedos del


pie, frunciendo el ceño en el tinte de
dolor que atravesó su tobillo.

Había estado haciendo esto por varias


semanas y la respuesta siempre había
sido la misma sin embargo

Rose de alguna manera había creído


que cuando el molde fuera quitado el
dolor desaparecería.

Después de todo, no llevó mucho


tiempo para que su pierna derecha se
curara y aguantara su peso.
"¿Cuándo puedo comenzar a caminar
en él?" Flexionó su pie, silbando en la
agonía que esto causó.

"Me temo que caminar no es algo que


vaya a suceder durante un tiempo aún,
Srta. Grayson".

"Pero..." Miró a la médica


temerosamente. "Usted dijo no más
moldes".

"Así es, no más moldes", la médico la


tranquilizó. "Pero su tobillo sufrió
muchas lesiones y no ha curado

tan bien como había esperado. No


podemos dejarlo sin soporte. Usted
necesitará un refuerzo". Cruzó el
cuarto y recuperó uno del cajón. Una
lona azul oscuro cubría unas correas
planas metálicas y el velcro lo

mantenía todo unido. Rose miró el


objeto con desdén. Este representaba el
aplastamiento de su

esperanza y otro recordatorio del


accidente. Escuchó silenciosamente
cuando la doctora explicó la

necesidad de la terapia física e hizo


hincapié de que el tobillo estaba
demasiado débil para soportar

algún peso todavía y una docena de


otras cosas que Rose no quiso oír. Su
único consuelo era que
podría quitarlo para tomar baños. Tanto
como la rubia mujer había estado
deseando remojarlo en una

tina de agua caliente, esto parecía


insignificante ahora.

274

Los intentos de María de hacerla hablar


en el camino a casa fueron encontrados
con respuestas entre

dientes o silencio. Una vez adentro,


Rose anunció que estaba cansada y se
retiraría a su cuarto.

Esperando ansiosamente que la doctora


estuviera equivocada, puso las muletas
contra la pared y dejó

su pie izquierdo apoyarse contra el


suelo. Había una punzada de dolor pero
nada con lo que no pudiera

vivir. Se inclinó, poniendo más peso en


el delicado tobillo. El terrible dolor la
atravesó y se desplomó

sobre el piso. El dolor fue el


catalizador cuando los conductos
lacrimales se abrieron y su respiración

salió en sutiles sollozos. María entró y


la ayudó a meterse a la cama donde
Rose rápidamente se quedó

dormida.
Ronnie entró un poco tiempo después,
había sido llamada a casa por la
preocupada ama de llaves.

Tomó sólo una breve explicación de lo


que sucedió en el consultorio de la
doctora para que la ejecutiva

se diera cuenta por qué su amante


estaba tan trastornada. Rose había
estado emocionada en el

desayuno sobre la perspectiva de tener


el molde quitado completamente.
Atraída dentro del buen humor

de la joven mujer, Ronnie nunca dio


algún pensamiento a la posibilidad de
que ellos pudieran reemplazar
el molde por un apoyo. De hecho, había
estado más enfocada en el
conocimiento de que su período por

fin había finalizado y después de una


semana y media finalmente podría
hacer el amor con Rose otra

vez. Ahora mirando los hinchados ojos


y la reveladora humedad en la
almohada, sintió un pedacito de

culpabilidad. Todos los pensamientos


amorosos se alejaron de su mente,
Ronnie dio un puntapié a sus

zapatos y subió a la cama junto a su


amante.
Rose sintió una suave caricia en sus
hombros cuando la conciencia volvió.
Inhaló la fragancia del

perfume de Ronnie y sonrió, sabiendo


que su querida estaba allí con ella.
Rodó sobre sí e hizo una

mueca por el dolor en su tobillo.


"Hola".

"Hola tú misma", Ronnie contestó. Su


frente se frunció con preocupación.
"¿Te dieron algo para el

dolor?"

"Más Percocet", se encogió de


hombros, su tono era bajo. "Puedo
darme un baño ahora pero no mucho

más". Se dejó ser arrastrada contra la


mujer más alta y enterró su cara en la
blusa de seda. "Todavía

tengo que utilizar las malditas


muletas". Se acurrucó más cerca, sus
yemas del dedo remontaban el

contorno del bra de Ronnie. "Intenté


poner el peso en él", admitió. "Pero
esto duele demasiado". Sus

piernas se frotaron la una contra la


otra. "Y ahora esto pica". Ronnie
asintió, recordando cuando el molde

derecho de Rose fue quitado. "Y dime",


Rose continuó. "¿Cómo fue el último
día de Laura?"

"Bien. Ella gozó su fiesta de baby


shower sorpresa".

"Bueno, me alegra que lo disfrutara.


Siento no haber estado presente".

"Shh, ella entendió. Le encantaron los


trajecitos y las cobijitas para el bebé, a
propósito". Los nudillos de

Ronnie rozaban contra la suavidad de


la mejilla de Rose. "Pero ahora mismo
no quiero hablar de ella.

Has tenido un día bastante áspero por


esto. Mira, tu molde fue quitado y ella
dijo que podrás tomar

baños ahora, ¿correcto?"

"Correcto..."

275

"Y qué te parece que dejamos ir a


María a casa temprano hoy y tú y yo
nos aprovechemos de esa

escandalosa tina grande que tengo


arriba, ¿hmm?" Sintiendo la vacilación
de Rose, agregó, "tengo una

botella llena de burbujas de baño justo


esperando por ti. Y si eres buena chica
puedo incluso ser
convencida para unirme a ti".

"¿Estás diciendo que terminaste


con...?" Los ojos de Ronnie brillaron
con travesura cuando asintió. Rose

tragó saliva. "Oh". El dedo que había


estado remontando la línea del bra
ahora recorría de un lado para

otro contra el gancho trasero. "Eso


quiere decir que puedo tocarte ahora",
la joven mujer murmuró, su

voz en un sensual susurro. "Extrañé


eso, tú sabes. Tocarte". Levantó su
cabeza, sus labios encontraron

los de Ronnie. "No me castigues así


otra vez".

"No lo haré", la ejecutiva prometió,


sabiendo bastante bien lo que la mujer
más joven estaba sintiendo.

"¿Cómo estás sintiendo tu tobillo ahora


mismo? ¿Crees que estás para ese
baño?"

"¿Vas a acompañarme?" Rose preguntó


sin vergüenza, la visión de una mojada,
desnuda Ronnie hizo

que su corazón latiera más


rápidamente.

"Me encantaria hacerlo", la mujer de


cabello oscuro respondió.
*****

Ronnie atenuó la luz, cambiando el


brillante blanco a un suave amarillo
antes de que su amante entrara

en su dormitorio. "Siéntate en la cama,


te ayudaré a desvestir", ofreció.
Ahorrando tiempo, comenzó a

desnudarse, quitándose su falda y la


blusa antes de darse cuenta que Rose
estaba parada allí,

observándola. Se giró de frente a la


mujer más joven, lentamente
quitándose el resto de su ropa. Estaba

parada allí desnuda, sus oscuros rizos


destacando en contraste a su piel. Rose
tragó varias veces

mientras sus ojos vagaron arriba y


abajo del escultural cuerpo.

"Tan hermosa", la joven mujer susurró.

"Mi turno para ver tu belleza", Ronnie


contrarrestó, conduciendo a Rose al
borde de la cama. Las

muletas fueron apartadas del camino y


uno por uno los botones abiertos para
revelar la cremosa blanca

carne. Por fin toda la ropa fue quitada,


únicamente dejando el apoyo azul
marino para empañar la
imagen. Cuidando de no golpear el
delicado tobillo, Ronnie abrió las
correas del velcro y quitó el apoyo.

"Pienso que una ducha primero para


quitar toda esta piel muerta sería una
buena idea".

"¿Tú vas a sostenerme en la ducha?"

"No, hay un banco construido adentro


en la pared y la ducha está sujeta a una
manguera. Es uno de esa

clase de masajeadores".

"Tú realmente tienes..."

"¿Todos los juguetes?" Ronnie


intervino. "Yup". Sonrió ampliamente
cuando sus ojos cayeron en su

cajón de la mesita de noche y su mente


se llenó de imágenes de lo que estaba
oculto en el interior.

"Sabes Rose..." su voz adquirió un tono


sensual. "Tengo algunos juguetes que
no has visto todavía".

276

"Que clase de... oh". Verdes ojos se


ensancharon en sorpresa, entonces se
cerraron con el pensamiento

de los posibles usos. "Esa clase de


juguetes".
"Mmm hmm". Cuando se besaron,
Ronnie presionó su cuerpo contra el de
Rose, gimiendo al sentir el

muslo de la mujer más joven presionar


contra su hinchado centro. Devolvió el
favor, moviendo su

musculoso muslo contra los húmedos


pliegues de Rose. "Sigue haciéndolo y
nunca entraremos a ese

baño", dijo roncamente. Con gran


autocontrol levantó el cuerpo de la
mujer más pequeña y la recogió en

sus brazos. Sonrió cuando sintió los


brazos de Rose envolverse alrededor de
su cuello. Como una
previsión estiró una mano y con sus
dedos enganchó el borde de la manta,
tirando de la esquina

mientras aún se sostenía sobre su


amante.

"Me gusta cuando me sostienes así",


Rose dijo, plantando tiernos besos por
todo el hombro y clavícula

de Ronnie. Pronto estuvieron en el


baño y tuvo que soltarse del abrazo.
Balanceándose en un pie e

inclinándose contra la pared para


apoyarse, esperó mientras que Ronnie
rápidamente abría el agua y
regulaba la temperatura. Una vez que
estuvo listo, dejó que su alta amante le
ayudara en la ducha.

"Si soy demasiado brusca contigo,


déjamelo saber, ¿Ok?" Ronnie pidió
cuando se arrodilló al lado de

ella.

Pero la ejecutiva fue todo menos


brusca. Envolvió la toallita alrededor
de su dedo y dio a esta una

generosa espuma antes de ir a alguna


parte de la piel de Rose. Poco a poco la
piel muerta fue quitada,

dejando nuevo rosado detrás. Cuando


esa tarea fue terminada, utilizó su gel
para afeitar poniendo una

buena espuma antes de que su máquina


de afeitar quitara el picante vello de la
pierna de Rose. Una vez

finalizado, se acercó a la tina caliente y


agregó las burbujas de baño antes de
volver a la ducha. "Es una

tina grande. Va a tardar cerca de diez a


quince minutos llenarla. ¿Quieres
esperar o meterte mientras se

está llenando?"

"Creo que preferiría esperar y


hundirme en ella al mismo tiempo.
Pasó mucho tiempo desde que me

bañé".

"De acuerdo. Déjame secarte. Entonces


puedes sentarte en ese acojinado banco
ahí hasta que esté

listo". Se acercó al closet de la ropa


blanca para coger más toallas.

Rose se recargó y miró el vaivén de las


caderas y el firme cuerpo
apreciativamente. El montón de toallas

bloqueó su vista de los pechos de


Ronnie cuando la mujer volvió pero
sabía que los vería de cerca y
personalmente muy pronto. Su deseo
fue concedido un minuto después,
cuando los fuertes brazos la

recogieron y la sostuvieron
apretadamente contra los suaves
montículos. Rose se aprovechó de su

posición para mordisquear el cuello de


su amante mientras era llevada a la
tina. No queriendo que

Ronnie accidentalmente resbalara, paró


su atormentar y bajó la mirada a las
agitadas, burbujas

cubriendo el agua. "Cuidado con tu


tobillo", la mujer más mayor le
recordó. "No tienes nada para
protegerlo aquí adentro". Rose extendió
los brazos a los lados de la tina cuando
Ronnie se arrodilló y la

bajó adentro.

"Ohhhh... Esto es agradable", la joven


mujer ronroneó cuando el agua caliente
se arremolinó alrededor

de ella. Un moldeado asiento le hizo


señas que se sentara y lo hizo,
sorprendida de encontrar

minúsculos chorritos masajeando su


espalda. Se giró para ver qué había de
hecho varias hileras de

minúsculos agujeros brotando en


corrientes de agua debajo de la
superficie. "Esto es muuyyy

agradable".

277

"Así que te gusta esto, ¿hmm?" Ronnie


preguntó cuando se colocó en el asiento
adyacente, la diferencia

de altura motivó que sus pezones


destacaran sobre el agua mientras que
los de Rose se ocultaban

debajo de la espuma.

"Le veo claras ventajas a esta tina",


Rose dijo cuando sintió una suave pero
decidida mano moverse bajo

el agua. Separó sus piernas, dando a


Ronnie el acceso que necesitaba.
"Algunas... definitivas ventajas...

uh huh". Giró su cabeza y encontró sus


labios reclamados por su amante de
cabello oscuro. El beso

rápidamente se volvió apasionado y


cuando la mano de Ronnie subió hasta
la copa de su pecho, Rose

estaba segura que iba a tener un


orgasmo justo allí.

"Han sido ocho largos días", la


ejecutiva gruñó, sus ojos atormentados
sin piedad por las burbujas que se

negaban a dejarla ver los tesoros


ocultos debajo. Giró y montó los
muslos de Rose a horcajadas, con la

intención de besar a su amante. Pero se


olvidó de una cosa importante... la
diferencia en su altura. Antes

de que Ronnie pudiera colocarse de


nuevo, la boca de Rose había aceptado
la aparente invitación y

había reclamado su pezón. "Oh Rose..."


Los azules ojos se cerraron cuando dejó
que la joven mujer se

saciara primero de uno, entonces del


otro pecho. Finalmente se hizo hacia
atrás bajando la mirada en los

hermosos ojos verdes. "Mantén eso y


no estaremos aquí dentro por mucho
tiempo". Se hundió

nuevamente dentro de su asiento.

"No sé lo que consigues en mí", Rose


dijo cuando un lindo rubor apareció en
sus mejillas. "Te moviste y

de repente ellos estaban allí".

"Te he vuelto en una maniática sexual


con únicamente una noche de pasión,
¿si?" Ronnie bromeó.
"Únicamente cuando esto viene de ti".
La mano de la joven mujer se movió
debajo del agua para

apoyarla en el muslo de su amante. "Te


amo y amo tocarte".

"Esto me pasa de la misma manera, lo


sabes", Ronnie dijo, poniendo su mano
en la mejilla de Rose.

"Mejor me muevo al otro lado o nunca


conseguirás una oportunidad para
mojarte".

"No, está bien. Yo preferiría tenerte


junto a mí".

Bueno resultó ser un término relativo


cuando ambas se aprovecharon de la
intimidad que la tina caliente

ofreció. Los labios encontraron una


razón para buscarse a menudo y los
pechos nunca estuvieron tan

limpios. Las manos jabonosas vagaron


libremente, a veces atormentando, a
veces acariciando, siempre

prometiendo una apropiada


recompensa durante una espera tan
larga. La paciencia de Ronnie había

sido probada al límite. Sus dedos


vagaron sobre la sedosa piel, sin
embargo no podía tocar de la manera
en que deseaba. "Rose..." Su voz
sonaba cruda, profundamente sensual
en su ronquera. "Pienso que es

hora de salir de la tina". Y meterte en


mi cama.

La mente de Rose se cerró a todo


excepto a las grandes palmas que
acariciaban sus doloridos pezones.

"Oh... sabes bien como hacer eso..." El


tacto era dulce y sin embargo tortuoso
al mismo tiempo... justo la

correcta cantidad de fricción cuando


Ronnie dibujó pequeños círculos con
sus palmas. Rose metió sus
dedos a través del sedoso cabello
oscuro, sólo las puntas realmente
estaban mojados, y tiró de su

amante para un beso. Las manos de


Ronnie estaban encajonadas entre los
levantados senos y esto

únicamente sirvió para hacer que


ambas mujeres desearan más. Los
besos eran apasionados,

conducido por los días de dolorosa


necesidad, ambas silenciosamente
habían elegido al no placer a

278

ellos mismas sino que prefirieron


esperar hasta ahora, hasta este
momento. Ronnie se mantuvo bastante

tiempo para liberar sus manos de su


suave prisión y para sacar a la mujer
más pequeña en sus brazos.

Salió de la tina y se detuvo el tiempo


suficiente para que Rose tomara
algunas toallas del estante antes

de entrar a la suave luz del dormitorio.


Puso a la joven mujer abajo en el
cobertor, no preocupándole

para nada que este se mojara. Tomaron


turnos con las toallas para secarse la
una a la otra, ambas
sabían que había un sitio que no estaría
secándose en cualquier momento
pronto.

Rose se encontró acostada sobre su


espalda, el confortante calor de Ronnie
sobre ella. "Creo, mi

pequeña Rose, que estoy


desesperadamente enamorada de ti".
Las cariñosas palabras fueron

puntualizadas con un tierno beso en su


mejilla. "Realmente", Ronnie corrigió.
"Sé que lo estoy". Rose

sintió un largo dedo trazar su camino


hacia su mejilla. "Eres lo mejor que me
ha sucedido nunca", su
amante continuó. "Sé que esto suena
cursi y todo pero esto es verdad". El
dedo que vagaba encontró su

camino hacía sus labios y Rose pensó


que su corazón reventaría por las
emociones que corrían a través

de él. "Te amo".

"Te amo, Ronnie". La espera de Rose


había acabado cuando sintió los suaves
labios sobre los suyos.

Podría besarte siempre, pensó para sí.


"Siiii..." Diestros dedos encontraron su
pezón y apretaron

suavemente, trayendo mucho más


placer que todo lo que sus propias
manos hubieran hecho antes.

Devolvió el beso con fervor, sus manos


subieron para regresar la exquisita
sensación. Ronnie rompió el

beso y dio un gemido hedonista. Rose


recordó cuánto fue disfrutado su tacto
la primera vez que hicieron

el amor y repitió los movimientos,


apretando ligeramente con su pulgar e
índice. Sí Ronnie, eso es.

"Eso... eso se siente tan bien, Rose".

"Me alegra", contestó, incrementando


el ritmo en las crecidas endurecidas
cimas de los pezones de

Ronnie cuando sus bocas se juntaron


otra vez. Las lenguas se lanzaron y
bailaron, dando y tomando

mientras exploraban la una la boca de


la otra. Cuando el beso finalmente se
rompió, Ronnie se movió

hacia abajo y Rose sentía los húmedos


rizos rozar su muslo. "Ronnie, donde
estás... unggh..." Su pezón

fue rodeado por el calor húmedo, una


lengua experta funcionando en
concierto con los blancos dientes

para sacar las más maravillosas


sensaciones de su cuerpo. "Sí amor...
siiii..." Enterró sus dedos

profundamente en el sedoso cabello,


impulsando a su amante a hacerlo. Sus
caderas comenzaron a

moverse hacia arriba en búsqueda de


alivio, encontrando este en la flexible
piel del muslo de Ronnie.

"Oh..." Se levantó otra vez, clavando


sus talones en la cama. Un cegador
dolor atravesó su tobillo

izquierdo. "Ow ow... ow... espera".

Ronnie se quitó en un abrir y cerrar de


ojos y alcanzó la lámpara. "¿Qué pasa?
¿Te lastimé? ¿Fui

demasiado dura? ¿Qué?" Las palabras


salieron en una ráfaga de preocupación.

"No no, no fuiste tú", gimió,


alcanzando su desprotegido tobillo.
"No estaba pensando". La cama se

levantó un poco cuando Ronnie se bajó,


volviendo un momento después con el
apoyo.

"No voy a correr ningún riesgo en que


te hagas daño otra vez".

"Lo siento..." El resto de su oración fue


cortada por los labios de Ronnie sobre
los suyos.
"No lo hagas", la ejecutiva dijo cuando
el beso terminó. El apoyo fue
asegurado, la colocación fue

comprobada, entonces como una


añadida precaución Ronnie las movió
de lado para que los pies de

Rose colgaran sobre el borde. "¿Ahora


dónde estaba yo?"

279

"Creo que tú estabas justo aquí", Rose


agregó servicialmente, utilizando sus
manos de ambos lados de

la cara de Ronnie para dirigir a la


mujer de nuevo a sus erguidos pezones.
"Ahh..." Se recostó y dejó a su

amante de cabello oscuro succionar sus


pechos, perdiéndose en la sensación.
Pero pronto esos

amorosos labios se movieron hacia


abajo, plantando suaves besos sobre su
torso. Rose sintió que sus

piernas eran separadas y se dio cuenta


de lo que estaba a punto de suceder.
Había leído sobre esto en

un libro en la biblioteca, incluso vio


este actuado en el vídeo para adultos,
pero nunca experimentó el

acto íntimo. Largos dedos separaron


sus pliegues y antes de que Rose
pudiera reaccionar la cálida

respiración la acariciaba, sintió la


lengua de Ronnie sobre ella.

"Mmm", la ejecutiva gimió con


aprobación.

"Ohh... oh sí, es agradable, Ronnie...


nnggh..." Era indescriptible, un ascenso
más alto que cualquiera

que hubiera jamás conocido, sin


embargo no había miedo. Se movió
contra el músculo invasor, sus

dedos como garras contra la oscura


cabeza. La lengua de Ronnie buscó
cada resquicio y hendidura,

provocando que las caderas de Rose


tomaran vida propia. "Si... oh..." Sintió
sus piernas levantadas y

pronto se encontraron apoyadas sobre


los hombros de Ronnie cuando la
amorosa lengua cambiaba de

largas caricias a rápidas ligeras


sacudidas sobre su parte más sensible.
"Oh Dios... Ronnie..." Oh no, no

aún, pidió silenciosamente cuando su


cuerpo comenzó el espasmo. Por favor,
es demasiado pronto.

Pero la joven mujer fue impotente


cuando su cuerpo flaqueó a un clímax
contra la lengua de su amante.

El pecho aún golpeándole con fuerza,


Rose apenas tuvo tiempo para tener su
respiración nuevamente

bajo control antes de que sus labios


fueran reclamados y los dedos de
Ronnie encontraron el manantial

de deseo que los esperaba.

"Rose..." Sintió a Ronnie esperar justo


en el exterior de su entrada,
suavemente rogándole le permitiera

entrar. ¿Tan pronto? No sé si yo... ooh.


Cualquier duda que Rose pudo haber
tenido sobre estar lista

para más fue borrada cuando sintió el


dedo de Ronnie deslizarse dentro de
ella. La cálida respiración

acarició su oído. "Oh Rose... esto es tan


agradable..."

"A-a-a-agradable..." repitió, su
atención construía un túnel al lugar
donde ellos estaban reuniéndose.

"Más... ooh..." El dedo de Ronnie la


llenó profundamente, tocando a Rose
en sitios que no sabía que

existían. Giró su cabeza para ver los


azules ojos sonriéndole.
"¿Te gusta esto?"

"Siiii... siiii... más..." Sintió una


sensación de pérdida cuando Ronnie se
retiró de nuevo al borde de su

abertura, entonces gritó con placer


cuando dos dedos la penetraron
completamente. Oh Dios, se siente

tan bien. No pares por favor. Rose


desesperadamente buscó los labios de
su amante y gimió su placer

dentro de la boca de Ronnie. Un


sorprendente movimiento fue
establecido cuando se besaron

hambrientamente. Incapaz de utilizar


su pierna izquierda para apoyarse, Rose
subió su talón derecho

sobre la cama y se arqueó en los


empujes de Ronnie. "Siiii..."

"Oh Rose... te sientes tan bien, tan


agradable... te amo".

"Yo... te... amo". Las palabras de Rose


salieron sin aliento cuando los
oscilantes movimientos

aumentaron. Los dedos de Ronnie


continuaron llenando y retirándose
mientras su pulgar rozaba de un

280
lado para otro contra el erecto clítoris
de Rose. "Oh Dios... por favor". No
tenía idea qué estaba pidiendo

pero confiaba en Ronnie para darle eso.

"Siiii", la mujer de cabello oscuro


gruñó. Rose sintió los suaves labios
presionar contra su cuello y gimió

su aprobación cuando los dedos de su


amante buscaron nuevos lugares
profundamente dentro.

"Oh sí, Ronnie... si... oh esto es tan


agradable... si..." Se arqueó
nuevamente, presionando sus pechos

contra el firme cuerpo sobre ella.


Ronnie se movió, encontrando un
erecto pezón pidiendo atención. Eso

fue demasiado para Rose. La humedad


contra su pierna, los dedos acomodados
profundamente dentro

de ella, la caliente amorosa boca


besando su pecho... un fuego comenzó
profundamente dentro,

pulsando hacia fuera hasta sus piernas


agarrotadas, su respiración cogida en
su garganta, y sus

músculos apretados abajo, negándose a


dejar ir los dedos de Ronnie. "Oh
Ronnieeee... Yo... estoy..."
"Sí amor". Los atrapados dedos se
movían tanto como podían. "Te tengo,
déjate ir..."

"Yo... yo... oh Dios, ¡Ronnie!" Los


músculos internos se convulsionaron,
el orgasmo se estrellaba

atravesando con más fuerza que alguno


que Rose hubiera incluso conocido
antes. Nada existió

únicamente los amorosos brazos que la


sostenían y las tiernas palabras que
eran susurradas en su oído.

Los párpados de Rose se negaron a


abrirse, su cuerpo pulsaba con réplicas
sísmicas. Esto fue varios
segundos antes de que se diera cuenta
que su agarre alrededor del cuerpo de
Ronnie evitaba

probablemente a su amante la
respiración. Relajó los brazos,
dejándolos caer flojamente de nuevo a
la

cama. "Oh Ronnie", suspiró, su boca


seca y sintiendo su cuerpo totalmente
deshuesado.

"Shh... te tengo, amor". Rose abrió


lentamente los ojos, la suave luz de la
lámpara permitió que viera la

amorosa sonrisa en la cara de Ronnie.


"Voy a sacar mis dedos ahora, ¿Ok?"
Dijo, sus dedos restantes

absolutamente aún adentro. Rose


asintió y se estremeció ligeramente
cuando la íntima conexión fue

rota.

"Eres maravillosa", susurró,


acurrucándose dentro de los abiertos
brazos. "Mmm, podría permanecer así

por siempre".

"Me gustaría eso también", Ronnie


dijo. Cuando su mano acarició la
mejilla de Rose, la joven mujer

inhaló el olor de sí misma y su cuerpo


se movió en la memoria reciente de
donde habían estado esos

dedos. metió su mano izquierda entre


sus cuerpos parando únicamente
cuando sus dedos rozaron

húmedos rizos.

Ronnie gimió y sus caderas se


movieron hacia adelante en respuesta.
"Acuéstate", Rose susurró.

Colocando a su alta amante


diagonalmente a través de la cama, se
movió hasta que sus labios

encontraron un arrugado punto para


llevar dentro de su boca. La firme
mano en su nuca hablaba justo

tan alto como el gemido que venía de


los labios de Ronnie. Sus dedos
encontraron la caliente humedad

esperando por ellos. Levantando la


cabeza de su tarea por un segundo,
trajo los dedos a sus labios y los

probó, su lengua se deslizaba hacia


fuera para retirar cada gota. "Rose...
Dios eso es sexy", Ronnie

musitó. Inspirada por las palabras de su


amante, la joven mujer procedió a
hacer una demostración de la

limpieza sus dedos, recompensada por


el ansioso retorcer debajo de ella. Con
deseo, curiosidad, y una

buena dosis de nerviosismo, Rose


descendió hasta que sus labios estaban
cerca del oscuro triángulo de

vellos. La mano en su nuca


permanecía, suavemente impulsándola
a continuar. Las piernas de Ronnie

se separaron de par en par en


invitación. Subiendo sobre una pierna y
colocándose dentro de la

281

posición, Rose encontró sus labios a


escasas pulgadas de su objetivo. Bastos
oscuros vellos

cosquillearon su cara antes de que su


lengua dividiera el camino y se
hundiera dentro para probar el

dulce líquido. Los gemidos de Ronnie


eran amortiguados por los muslos
presionando contra los oídos de

Rose pero la joven mujer los sentía


igualmente. Su boca rápidamente
aprendió su camino alrededor

cuando la respiración de Ronnie vino


más rápidamente. "Siiii, oh Rose, allí...
no... si correcto, justo allí,

siiii."
Largas piernas se envolvieron
alrededor de sus hombros, sujetando a
Rose a su lugar. No que le

importara. El sentir a Ronnie


reaccionando a su lengua era suficiente
para mantener a la joven mujer en

esa posición por siempre. Alternó de


lamer el clítoris de Ronnie a
sumergirse más abajo y beber más del

líquido evidencia de su efecto sobre su


amante. Los gritos y gemidos fueron el
aliciente para encenderla,

su objetivo para enviar a Ronnie sobre


el mismo pináculo maravilloso que
había alcanzado apenas unos
minutos antes. Cuando envolvió sus
labios alrededor del pequeño eje y
comenzó a chupar, Ronnie gritó

y movió sus caderas hacia arriba,


moviéndose contra la cara de Rose.
Continuando por instinto, la joven

mujer comenzó a chupar más


fuertemente, su lengua firmemente
moviéndose de un lado para otro sobre

el engullido clítoris. Pronto las piernas


de Ronnie temblaban y Rose envolvió
los brazos alrededor de

ellas para mantener su posición. Los


músculos en su cuello tiraron contra el
empuje hacia arriba de
Ronnie cuando un fuerte grito fue
rasgado de la garganta de la mujer más
mayor. Rose succionaba tan

fuertemente como podía, su lengua


moviéndose rápidamente sobre el
paquete de nervios. Su alegría al

momento de la liberación de Ronnie


rivalizó con la sensación de su propio
orgasmo y su propio sexo

convulsionó en respuesta.
Permaneciendo apartada del
hipersensible clítoris, Rose dejó a su
lengua

viajar a lo largo de los pliegues, no


deseando terminar el momento íntimo.
Únicamente cuando sintió que

las manos de Ronnie la impulsaban a


subir la hicieron abandonar su preciada
localización y dio a los

labios cubiertos con oscuros rizos un


beso final. Fuertes brazos la subieron
recostándola contra un

ancho hombro. En largos minutos


ninguna habló, contentas simplemente
de descansar en el resplandor.

Manos recorriendo perezosamente


sobre la desnuda piel, silenciosamente
comunicando su amor de la

una por la otra. "Te amo", Ronnie


finalmente susurró, dando a Rose un
beso en su frente.

"Mmm, te amo también". Levantó su


cabeza, mirando dentro de los
satisfechos azules ojos. "Siempre

que no nos hagas esperar así otra vez",


advirtió.

"Te prometí antes que no lo haría",


Ronnie dijo suavemente.

"Lo sé, solo quería recordártelo". Rose


bajó su cabeza y suspiró
satisfechamente. "¿Podemos dormir

aquí arriba esta noche? Estoy cómoda."


"Tú siempre estás cómoda sobre mí", la
mujer más mayor rió suavemente.
"Podemos dormir en

cualquier parte que tu quieras". Miró el


reloj. "Aún es temprano. ¿Quieres ver
la televisión? ¿Un vídeo?

¿Hacer el amor otra vez?"

"Hmm, vamos a ver". Rose levantó su


cabeza y sonrió maliciosamente. "Ver
algo que hemos visto ya

antes y estar viéndolo otra vez o


hacerle el amor a la mujer más
maravillosa en el mundo". Puso el dedo

contra su barbilla. "Chico, es una


difícil decisión".

"Bien, vamos ver qué puedo hacer para


influir en ti", Ronnie dijo, rodando a la
mujer más pequeña sobre

su espalda. "¿Y si yo comienzo en la


parte superior y recorro mi camino
hacia abajo o de la parte inferior

para arriba?"

282

Mirando desde su sitio en el piso,


Tabitha bostezó y comenzó a limpiarse,
segura que sus dueñas no

estarían abandonando la cama en algún


cercano momento.

*****

En la insistencia de Rose de que ella


podría subir las escaleras con sus
muletas, Ronnie había

trasladado la cama ajustable a uno de


los cuartos de huéspedes y las
pertenencias de la joven mujer

trasladadas dentro de su habitación.


Tabitha descubrió que el asiento de la
ventana era mucho más

cómodo que su cama del gato, mucho


para la consternación de María cada
vez que entraba para pasar
la aspiradora. Mientras Ronnie sacaba
a lucir sus músculos moviendo los
muebles alrededor para

acomodar el tocador extra, Rose estaba


parada junto al centro de
entretenimiento mirando las cintas de

video en búsqueda de algo para que


ellas vieran. Una cinta sin etiqueta
encima del gabinete atrajo su

atención. Pensando que ésta era otra de


las cinta para adultos de Ronnie, Rose
la puso en la VCR y

encendió la televisión. Para su


completa sorpresa, era un vídeo de la
oficina de Ronnie y Delores estaba
parada allí. El volumen estaba apagado
y su antigua madre adoptiva parecía
como que estaba gritando.

Rose pulsó el botón de stop y


retrocedió la cinta. "¿Amor, por qué no
me dijiste que Delores pasó por tu

oficina?"

Ronnie paró de mover el tocador y se


volteó para estar de frente a su amante.
"No quería lastimarte".

"¿Fue esto antes o después de que ella


hubiera estado aquí?"

"Después".
"¿Qué sucedió?" Echó un vistazo en la
VCR cuando un clic de apagado
anunció que la cinta fue

retrocedida. "¿Ella pidió dinero?"


Preguntó reservadamente.

"Rose..." Ronnie se acercó detrás de su


amante y envolvió sus brazos alrededor
de la mujer más

pequeña, con muletas y todo. "Tú eres


todo para mí. No quiero verte sufrir
con esto".

"Quiero ver qué sucedió". Rose se


apartó del abrazo y se dirigió a la
cama. "Siéntate junto a mí". Para el
momento en que Ronnie se reunió con
ella en la cama, el volumen estaba en el
correcto nivel y Rose

pulsó el botón de play.

La cinta comenzó con Delores entrando


a la oficina y mirando alrededor.
"Bonita oficina. ¿Usted

emplea?" Ronnie notó la mirada


avergonzada de Rose y puso su brazo
alrededor de la mujer más

pequeña, acercándola. Sabía que el


resto de la cinta sería duro de ver. La
escena presentada se reveló,

culminando con Delores siendo


escoltada fuera de la oficina.

Ronnie estiró la mano por el control


remoto. "Ya está". Para su sorpresa,
Rose mantuvo el control fuera

del alcance.

"No espera, hay más". En la pantalla,


Susan entró en la oficina. "¿Ronnie?
¿Qué sucedió? Oí que

llamaron a Seguridad a tu oficina". El


diálogo continuó, atrayendo a Rose
cuando estudiaba las

reacciones de su amante. "Te amo,


sabes", dijo suavemente cuando la cinta
terminó.
"Lo sé", Ronnie sonrió. "Estaba solo
intentando protegerte, eso es todo".

283

"Vi eso", contestó. Apoyando su cabeza


contra el hombro de la mujer de más
edad Rose continuó. "Noté

que no utilizaste la pluma que te di


para extender ese cheque".

"No, no pude", Ronnie admitió.


"Incluso aunque sabía que podría
romperlo, no podía utilizar tu pluma

para hacer eso". Un pensamiento se le


ocurrió a ella. "Rose... ¿ella ha
intentado entrar en contacto
contigo en algún momento?"

"No, no desde ese día que estuvo aquí y


tomó el cheque". Apretó a su alta
amante contra ella. "Fue todo

una mentira con ella", dijo


reservadamente, mirando fijamente la
pantalla en blanco. "Tú eres la única

que me ha enseñado lo que el amor


significa". Levantó la mirada en los
interminables azules ojos y

sonrió. "El amor es acerca de dar, no


tomar". Se arrimó más cerca. "Como lo
que tú y yo tenemos. No es

solo sobre sexo. Es sobre honestidad y


cuidar de todas las pequeñas cosas".
Dio a Ronnie un tierno

beso. "Lo que nosotras tenemos es..."


Rose luchó por las palabras. "... es..."
Nada vino, ninguna palabra

podría describir cómo se sentía por


estar con Ronnie. Finalmente movió su
cabeza en derrota. "Todo lo

que sé es que cuando estoy contigo me


siento completa".

"Curioso, siento de la misma manera


sobre ti". Devolvió el beso, usando su
lengua para separar los

labios de Rose y para deslizarse


adentro para una rápida probada. "Te
amo por siempre, Rose".

"No más secretos, Ronnie". Los labios


de la joven mujer se movieron a lo
largo de la quijada de la

ejecutiva. "Nada oculto entre nosotras".

La mujer de cabello oscuro se tensó en


las palabras. No sabes lo que estás
pidiendo, Rose. No puedes

saber todos mis secretos. Apenas no


puedo arriesgarme a perderte. Ronnie
decidió que la distracción

podría funcionar y comenzó a


mordisquear el lóbulo enmarcado por
los dorados cabellos. "Hablando de

oculto". Abrió primero uno, entonces


dos botones en la camisa de Rose.
"¿Por qué tú y yo no

aprovechamos la tina caliente y


jugamos a 'encontrar' el jabón?" Dejó
que su lengua trazara el contorno

de la oreja de Rose y bajó su voz a un


gruñido en la garganta. "¿Hmm?
Prometo hacer este digno de tu

tiempo". Otro botón rendido a los


diestros dedos. "¿Qué dices, Rose? Sé
que has estado preguntando

por ese masajeador en la ducha".


"¿El realmente está...?"

"Um hmm... Estaría feliz en


mostrártelo". Recogió a Rose en sus
brazos y se dirigió hacía el baño,

decidida de poner todos los


pensamientos del pasado fuera de la
mente de la belleza de dorados

cabellos.

*****

Cuando las flores florecieron y los días


se hicieron más largos, Rose trabajaba
duramente en su terapia

física. Tomó cada oportunidad para


fortalecer y construir resistencia en su
tobillo. Mientras que Ronnie

se aseguraba que permaneciera


descansando esté en casa, la a veces
sobreprotectora amante no podía

mantenerla tan fuertemente vigilada en


la oficina. Rose había progresado desde
que no ponía peso que

tocara sus dedos del pie y el reposapiés


debajo de su escritorio proporcionó la
perfecta resistencia

oponiéndose a la práctica durante del


día. Cuando podía exceder este, lo que
era común, Rose encontró
a Ronnie siempre dispuesta a
proporcionar un masaje de pies que
hacía que todos los dolores y

molestias salieran. Por supuesto esto


frecuentemente conducía a las nuevas
amantes a encontrar otras

284

cosas para tocar y acariciar pero eso


estaba bien con Rose. El decoro
profesional que ellas mantenían

durante el día en el trabajo se iba al


instante en que entraban a la casa. Ya
fuera en la cocina o la mesa

del comedor, se sentaban una junto a la


otra, compartían mutuamente de los
platos y pasando besos

junto con la sal. El postre requería


únicamente un tazón con dos cucharas
y las tardes más calurosas

eran pasadas en el columpio abrazadas


juntas mirando las estrellas. Era el
cielo en la tierra y Rose no

podría imaginarse el ser más feliz,


excepto a ser librada de las muletas.

Cuando el día vino a principios de


junio que las muletas pudieron ser
dejadas detrás en el consultorio de

la doctora Barnes, Ronnie insistió que


celebran saliendo a cenar, ir al cine y
una última parada de la

noche a uno de los pequeños drive-in


por un helado y algunos minutos más
para bajar la comida.

Llegaron a casa después de las once


pero ninguna mostraba alguna señal de
estar cansada. Al

contrario, una proposición fue aceptada


y se hicieron el amor a largo de la
noche.

La noche incluso no había cedido su


lugar al tenue gris de la mañana cuando
un claxon tocó en el
camino de entrada, despertando a
Ronnie de su profundo sueño. "¿Qué
demonios...?" Agarrando su

bata del extremo de la cama, se la puso


y se acercó a la ventana. "Tabitha,
bájate. Juro que dejas

suficiente pelo aquí como para hacer


otro gato". Inclinó su rodilla contra los
blancos cojines del asiento

de la ventana y miró, sus ojos se


ensancharon en sorpresa en la
camioneta y el barco estacionados en

su camino de entrada. "Oh mierda".


Maldijo cuando recordó la fecha. Abrió
la ventana y asomó su
cabeza. "¡Frank!" El hombre que estaba
parado al lado del carro sonrió y
saludó.

"Hey Cuz, vamos, los peces están


picando".

"Me olvidé por completo del día de la


apertura. No puedo ir".

"¿Ir adónde?" Una adormilada Rose


murmuró antes de hundir su cabeza
nuevamente dentro de la

almohada e inmediatamente quedarse


nuevamente dormida.

"¿Qué es lo que quieres decir con que


no puedes ir? ¿Estás despierta, no es
así? Tienes una licencia de

por vida y hoy es el día de la apertura.


Tienes que ir. Siempre vamos y quiero
probar mi barco en el

Mohawk". Miraba su reloj. "Vamos,


Ronnie. Quiero llegar allí a tiempo de
pescar algo".

El día de la apertura de la temporada


baja era una fecha establecida desde
hacía mucho tiempo entre

Ronnie y su primo mayor, una


tradición que databa desde tiempo atrás
cuando eran niños. Miró a la

desnuda mujer en la cama, entonces


asomó su cabeza de nuevo a la ventana.
"¿Frank, puede Rose

venir?"

"¿La rubia? Seguro, solo dense prisa,


¿si?" Miró su reloj otra vez.

"Estaré abajo en cinco minutos". Cerró


la ventana y se acercó a la cama.
"Rose... Rose, levántate,

cariño".

"¿Te oí decirle a alguien que nosotras


iríamos a pescar?" Levantó su cabeza y
miró a Ronnie quitarse la

bata y abrir varios cajones.


"Yup. Es día de la apertura por la
temporada baja y Frank está aquí para
llevarnos a pescar".

285

"No te recuerdo mencionar nada acerca


de que nosotras iríamos de pesca hoy...
o algo de ese asunto".

Rose se incorporó y se estiró


perezosamente, atrayendo una
apreciativa mirada de Ronnie. "¿Y por
qué

ir tan temprano? No es que ellos


estarán haciendo las maletas y
abandonaran el agua si esperamos un
par de horas más".

"Si nosotros esperamos más tiempo,


ellos no picarán. Vamos, perezosa. Será
divertido".

Rose se sentó detrás del asiento del


pasajero, permitiéndole una buena vista
del maníaco en el que

Ronnie confió sus vidas. Frank


firmemente creía que su avanzado
detector de radares le advertiría de

cualquier trampa de velocidad


aproximándose y el Ford ocho cilindros
volaba sobre la autopista

revolviéndole el estómago
rápidamente. "Entonces rubia, ¿has
pescado antes?" Gritó sobre el

ensordecedor sonido de la música


Country-Western.

"Um... no, no en un barco".

"Estarás poniéndole carnada en su


anzuelo, Cuz", dijo a Ronnie. "Espero
que ella no se mareé".

"Por supuesto que no". Se giró en su


asiento. "Tú no te mareas, ¿no?"

"No, pero puede ser que me mareé en el


auto si él se mantiene conduciendo
así", Rose dijo lo
suficientemente bajo para que
únicamente Ronnie oyera.

"Está intentando recuperar el tiempo


perdido".

"Nosotros recuperaremos mucho


tiempo si todos vamos al hospital".

"Haré que vaya más despacio", Ronnie


aseguró, volviéndose sobre su asiento.
"Hey Frank, sabes que la

policía tiene esos detectores láser


ahora. Tú no puedes evitarlos. Mira, la
policía está apostada a una

milla sobre la carretera. No quieres ser


arrestado otra vez este año, ¿no?"
El velocímetro bajó a una razonable
velocidad solo mientras ellos
efectivamente pasaban a la policía

esperando oculta cubriéndose en medio


de un árbol. "Maldición, tienen más de
ellos fuera este año", dijo,

vigilando mejor su velocidad. Rose se


atrevió a dar un vistazo en el tablero de
instrumentos, satisfecha

por ver sólo dos dígitos cerca del


extremo de la aguja anaranjada.
Deslizando su mano derecha

alrededor del asiento, dio al brazo de


Ronnie un suave apretón de
agradecimiento.
Cuando llegaron a la rampa del barco,
Frank dio de reversa al muelle,
deteniendo el barco algunos pies

de la línea de flotación. "Nosotros


mejor subimos antes de que yo ponga
el barco en el agua". Salieron

de la camioneta y Frank subió en los


veintidós pies de largo, en la parte
superior de la línea del Ranger

Bass Boat, Ronnie subió a Rose y se


quedó para recoger las cañas de la
camioneta, dejando a la joven

mujer en los robustos brazos de Frank.


Unos segundos después Rose estaba
sentada en uno de los
acojinados bancos. "Aquí. Tú mejor te
pones el chaleco. Ronnie me matará si
llegas a ser carnada".

"Pensé que no había aquí ningún pez


peligroso en este río" Rose dijo cuando
Ronnie encendió el coche

y movió hacia atrás el barco en el agua.

"No hay, aunque los bagres pueden


darte absolutamente una mordida".

286

"Tú no intentes asustarla", Ronnie gritó


desde la camioneta. Recogió las
diversas cañas y cajas del
equipo de pesca de la parte trasera y se
las pasó a Frank antes de desatar el
barco y mover la

camioneta al área de estacionamiento.

Tenía el motor funcionando y listo para


irse para el momento en que ella
volvió. "Ok. Señoras, sujétense

ahora. Es hora de ir a pescar". Se alejó


del muelle y se dirigió río arriba. "Solo
veamos lo que

cuatrocientos caballos pueden hacer en


aguas abiertas". El agua detrás de ellos
se sacudía y la proa se

levantó cuando él encendió los


motores.

Rose miró nerviosamente a Ronnie.


"Por favor dime que no conduce un
barco como conduce esa

camioneta".

Pararon varias millas río arriba con el


motor principal levantado a favor del
carrete de la caña de pescar.

Ronnie puso carnada al sedal de Rose


primero, después al propio. Frank
instaló un par de sedales para

él y tomó una posición en la proa del


barco, colocándose en una de las
elevadas sillas giratorias. Ronnie
ayudó a Rose a colocarse en una de la
popa y tomó la de a lado para ella. El
temprano sol de la mañana

comenzaba a aclarar el cielo y como


esperaban los peces estaban saltando.
Frank rápidamente hizo la

primera captura, un pequeño lenguado


que apenas estaba sobre el límite. Este
aterrizó en el depósito de

reserva con la esperanza de ser


desechado más tarde.

"¿Estás pasándolo bien?" Frank


preguntó.

"Justo excelente", Ronnie contestó,


arrojando su sedal fuera una vez más.

"¡Hey!" Rose sostuvo su caña en un


agarre de muerte. "Creo que tengo
algo". La punta de su caña se

sumergió una vez, después dos veces,


entonces un fuerte gimoteante sonido
llenó el aire cuando el pez

salió, llevando su sedal con éste. Oyó


la caña de Ronnie golpear la cubierta
seguida inmediatamente por

los fuertes brazos envolviéndose


alrededor para ayudar a afianzar la
caña.

"Comienza a traer atrás tu sedal",


Ronnie dijo, su respiración
cosquilleaba la oreja Rose. "No lo dejes

conseguir algún aflojamiento o el se


meneará rápidamente liberándose".
Rose encontró las manos de su

amante cubriendo las suyas y juntas


trabajaron animosamente.

"Consiguió un lunker allí, ¿eh?"

"Tiene este, Frank", Ronnie contestó.


"Seguro es más grande que ese pequeño
pez que tú lanzaste allí

dentro hace algunos minutos. Mejor


agarra una red para éste".
El pez intentó otra vez escaparse, casi
teniendo éxito en tirar la caña
libremente de la mano de Rose.

"Oh Ronnie, es demasiado fuerte,


aguanta tu la caña". Intentó darle la
caña pero la mujer de cabello

oscuro la rechazó.

"No, puedes hacer esto", Ronnie dijo


cuando soltó su agarre y dio un paso
atrás, dejando a Rose

manejar a la lobina sola. "Eso es,


mantén la caña tensa, desgástalo
abajo".

287
"Oh mi..., el se siente tan grande", la
joven mujer exclamó, tirando aún
fuertemente de la caña con el pez

intentando liberarse. De repente este


saltó directamente del agua,
mostrándoles todo contra lo que Rose

estaba levantado.

"Mierda santa", Frank exclamó.


"Resiste, yo debí traer la red grande".

"Tienes un monstruo allí", Ronnie dijo,


parándose al lado de su amante.
Pensando que su primo no

estaba mirando, extendió el brazo y


puso su mano en el hombro de Rose,
acariciándolo con cariño. La

lobina finalmente se cansó y permitió


ser traída junto al barco donde Frank la
sacó con la red.

"Hijo de perra. Qué es un pez


jodidamente grande", dijo alegremente,
metiendo su mano dentro de la

branquia para levantarlo para que ellas


pudieran verlo.

"Bonita lengua, Frank", Ronnie lo


reprendió, mirando a Rose sutilmente.

"Oh, ella ha oído eso antes", dijo,


recibiendo un destello de su prima.
"Hey rubia, seguro pescaste un
infierno de una boca grande aquí. Debí
haber traído una cámara fotográfica".

"Mira que grande es”, Rose dijo.


"¿Puedo devolverlo ahora?"

"¿Devolverlo?" Frank rió. "Cariño, este


no es la clase de pez que tú regresas.
Esta es la clase que tú

llevas al taxidermista para una


exhibición".

"¿Exhibición?" Volteó con Ronnie,


quién estaba ocupada quitando el
anzuelo. "No quiero conservarlo".

"No puedo creer lo grande que es", la


ejecutiva dijo. "¿Rose, estás segura que
no quieres concursarlo

para un trofeo? Él es una belleza."

"Estoy segura".

"¿No quieres incluso tocarlo antes de


que lo devuelva?" Levantó al
culebreante pez delante de la cara de

Rose.

"No", prácticamente chilló, empujando


el brazo de Ronnie. "Es grande y es
hermoso y quisiera que

entrara de nuevo en el agua, por favor".

Los Cartwrights intercambiaron


miradas antes de que Ronnie se
agachara y dejara al pez en el agua.

Puso carnada en el anzuelo de Rose


otra vez y volvieron a la pesca.

"¿Él no está enojado porque regresé al


pez?" Rose preguntó una vez que Frank
estuvo fuera de

distancia.

"¿Enojado? No, no enojado. En shock,


pero no enojado".

"¿Tú estás enojada?"

288
Ronnie volteó para hacerle frente.
"Eres tan tierna eso es asombroso".
Rose sintió el calor de la palma

de su amante en su mejilla. "No, amor.


No estoy enojada. Sin embargo, no
puedo creer que dejaras ir un

premio ganador así. No eres


definitivamente de esta clase de pesca".

"No, supongo que no lo soy", admitió.


"Pero estoy divirtiéndome, incluso si
me gusta dejar los peces ir".

Ronnie sonrió y se sentó de nuevo en


su lugar. "Lo importante es que estés
pasándolo bien".
"Siempre que estoy cerca de ti estoy
pasándola bien", Rose contestó,
sacando una cálida sonrisa de su

amante. Frank gruñó con otra picada,


pero la lobina palidecía en
comparación al colosal que Rose había

pescado.

Ronnie fue a la proa a ayudarle.


"Caramba Frank, pesca otra docena o
algo así de esos y allí puede

haber suficiente para un sándwich",


bromeó, levantando el pequeño pez.

"Robusto har har, Cuz". Frunció el ceño


cuando Ronnie midió el pez y lo
encontró demasiado chico para

conservarlo. "Quizá la rubia nos


pescará otro".

"Su nombre es Rose".

"Oh ¿yeah?" Frank volteó hacia la


mujer rubia en cuestión. "Hey rubia,
¿estás pasándolo bien?"

"Sí", respondió, alegremente vigilando


ambas cañas la suya y la de Ronnie.
"Esto es divertido".

Frank se inclinó hacía su prima. "Tú y


yo hemos estado pescando aquí para el
día de la apertura por más
de veinte años ya, y nunca hemos
pescado uno tan grande".

"Ella es algo más, ¿no es así?" Ronnie


contestó, sonriendo en la dirección de
su amante.

"Haber como lo consigues, Cuz", dijo,


mirando a Rose. "Agradable chica. Si
creo en los rumores flotando

alrededor debo esperar verla en todos


los actos familiares de ahora en
adelante".

"¿Qué rumores?" Ronnie


deliberadamente bajó más su voz, no
quería que Rose oyera por casualidad.
"¿Qué has estado oyendo sobre ella?"

"Vamos Ronnie, somos Cartwrights.


Sabes que no hay secretos en nuestra
familia. Todo mundo sabe

que ustedes dos están compartiendo las


sábanas". Frank contestó. "Tengo que
admitir sin embargo, que

después de toda la mierda esa que


sucedió cuando estabas en la
universidad, pensé que no andarías

con una mujer nunca más". Miró a


Rose de nuevo. "Pero ella parece muy
agradable".

"No creo que con quién estoy


acostándome o no sea asunto de nadie",
dijo defensivamente.

"Tranquila, Cuz". Levantó sus manos.


"No es un gran problema". Ronnie se
relajó un poco. "Hey, por lo

menos te clavaste tu misma en una


linda. No es que tengas que ir a otra
parte a buscar eso cuando

tienes algo así esperando por ti en


casa".

"Hey Ronnie, creo que conseguiste


algo", Rose gritó mientras miraba el
extremo del sedal sacudirse.

289
"Sí, lo conseguiste sin duda", Frank
bromeó lo bastante bajo para que
únicamente su prima oyera. Toda

la pesca si tú me preguntas".

Claro que es, Ronnie pensó para sí


misma mientras se dirigía a la popa.
¿Así que te gusta ella también,

eh? Una sonrisa se formó en sus labios


cuando miro al viento jugar con el
cabello de Rose. La

aceptación de Frank del papel de la


joven mujer en su vida era importante
para Ronnie. Los viajes a

pescar los sábados en la mañana que


disfrutaba tanto continuarían como
siempre... únicamente que

ahora con la mujer que amaba allí junto


a ellos. Ronnie cerró los ojos y giró su
cara hacia el cielo,

dejando que los rayos del sol


calentaran su bronceada piel. Algunos
días son solo perfectos, musitó. El

sol salió, los peces están picando...


Tengo a Rose...

"Ronnie, pienso que", Rose dijo más


insistentemente.

"Oh, lo siento", dijo, saliendo de sus


pensamientos.
Eran alrededor las diez cuando
finalmente se dirigieron de nuevo al
muelle. El pez de Rose había sido el

más grande del día, aunque Ronnie


sacó dos que eran impresionantes.
Frank utilizó cada señuelo en su

caja del equipo de pesca y aún no valió


la pena mostrar sus esfuerzos. El
orgullo masculino le hizo tirar

de regreso los pequeños que había


pescado. Salieron del camino a un
restaurante para almorzar antes

de volver a casa. Mientras Rose fue


directamente al baño, Frank ayudado
por Ronnie metieron las cañas
y el equipo de pesca dentro. "Buen día
de pesca, Frank".

"Para ti y la rubia, quizás", resopló.


"Podría haber tenido mejor suerte
pescando un resfriado".

"La temporada acaba de comenzar,


Frank. Conseguirás un trofeo de pesca
la próxima vez, estoy

segura".

"Sí, pero no importa que tan grande


sea, este no se comparará a su pesca,
Cuz". Miró su reloj.

"Hablando de pesca, si no me aparezco


en casa pronto la jefa va a pensar que
encontré una linda como

la tuya".

"No hay nadie como Rose", Ronnie dijo


enfáticamente.

"No dudo eso. Debe ser algo bastante


especial para permanecer contigo
después del accidente".

"Um, Frank..." Lo condujo apartándolo,


quitándose de donde Rose pudiera
oírlos. "Tienes que cuidar lo

que dices. Ella no sabe sobre el


accidente".

"¿Qué quieres decir con que ella no


sabe? ¿No es la que estaba en muletas y
todo? Quiero decir, es la

razón por la que tu Porsche consiguió


los daños, ¿no es así? Consigo una
frenética llamada tuya una

noche y después de eso ella aparece.


No se necesita un título universitario
para calcularlo".

"Ella no sabe sobre el Porsche", la


ejecutiva aclaró. "Mira Frank, es la
clase de cosas que no puede

saber Rose".

290
"¿Nunca le has dicho?" Frotó la
incipiente barba en su cara y miró a la
casa. "Oh hombre, Ronnie. Estás

caminando en una delgada línea con


esa clase de secreto. Maldición, la peor
cosa que he ocultado a

Agnes son algunas insignificantes


aventuras y una cuenta bancaria
oculta".

"Y estoy segura que la madre de tus


hijos aprecia eso", Ronnie dijo
secamente.

"La madre de la mayoría de mis hijos,


quieres decir".
"¿Ella no sabe sobre el chico?"

"No. Sé bastante para cubrir mis


pistas". Abrió la puerta de su
camioneta y se dejó caer sobre el
asiento.

"Ella es una chica agradable, Ronnie.


Tráela a pescar en cualquier momento".
Giró la llave, el Ford rugió

a la vida. "Te veo el lunes en el


trabajo".

"Adiós Frank". Ronnie esperó hasta que


salió del camino de entrada antes de
dar vuelta y dirigirse

nuevamente dentro de la casa, rogando


que pudiera confiar en que su primo
guardaría su secreto.

*****

Rose mecanografiaba un memorándum


cuando el teléfono sonó. "Oficina de
Verónica Cartwright. Srta.

Grayson al habla".

"Hola Rose, soy Wendy de


contabilidad. ¿Está Ronnie por ahí?"

"Lo siento. Ella está en una reunión


ahora mismo. ¿Hay algo en lo que
pueda ayudarte?" Recordó a la

contable de la vez del impuesto en que


había entregado su W-2 de Money
Slasher.

"Estoy justo a la mitad de la estimación


trimestral del impuesto de Ronnie y no
puedo encontrar el

papeleo de su Porsche".

"¿Porshe?" Ronnie nunca me ha dicho


nada acerca de tener un auto deportivo
con excepción del

Mustang. "¿Wendy, estás segura? Sé


que tiene la Cherokee y el Mustang
pero no sé nada sobre un

Porsche".
"Hmm, a menos que ella se deshiciera
de éste. De todas formas necesito el
papeleo sobre él o no podré

terminar esto. ¿Crees que puedas


encontrarlo y enviármelo?"

"Seguro. Lo buscaré ahora mismo".

"Gracias, Rose. Estaré esperándolo".

"Ok, adiós".

"Adiós".

291

Rose puso el auricular de regreso en la


horquilla y alcanzó su bastón. Si hay
tal auto, Ronnie tendría ese

papeleo en sus archivos privados.


Alcanzando en su cajón del escritorio,
sacó una pequeña llave y se

dirigió a la oficina de Ronnie.

Efectivamente, detrás de los


expedientes de la Cherokee y el
Mustang estaba una carpeta que
indicaba

el Porsche y Rose lo sacó del archivero


y volvió a su escritorio. Dejó la carpeta
abajo y llamó a la

secretaria de Susan para que la cubriera


mientras llevaba el expediente a
Wendy. Cuando recogió la

carpeta otra vez, una foto cayó. Miró el


auto rojo, pensando que éste era
demasiado rápido para el gusto

de Ronnie. Abriendo la carpeta para


regresar la foto, sus ojos cayeron en un
recibo que sobresalía

encima de los otros papeles. Era una


factura de la reparación de la
importadora de autos de Hans. Sus

ojos ensancharon en el total en la parte


inferior. No puedo imaginarme
pagando una factura de

reparación como esa. Cálculos de


horas y materiales llenaron la factura,
pero fue una nota escrita a

mano justo sobre el total que capturó


su atención. Comienzo de reparaciones
12-5, terminado 1-18.

Rose se hundió en su sillón sintiendo


como si un martillo la hubiera
golpeado en el pecho. Las

reparaciones comenzaron 12-5. Justo


después del accidente. Si eso no fuera
suficiente, otro recibo

mostraba que el Porsche había pasado


inspección solo una semana antes. "Oh
Dios..." Una sensación
enferma revolvió su estómago y tuvo
que tragar varias veces para mantener
su café abajo.

No había el misterioso conductor


extraño bebido. Este era Ronnie. Las
lágrimas comenzaron a caer,

manchando de rimel las mejillas de


Rose. Es por eso que querías ayudarme
tanto. Fue toda una mentira

para protegerte. Limpiando sus ojos


con un Kleenex, extendió sus manos
temblorosas y abrió el

Rolodex. Su labio inferior tembló y su


visión desenfocada cuando intentó
encontrar el número de la
compañía de taxis que Ronnie utilizaba
para recoger a clientes del aeropuerto.
Fue todo una mentira.

Sus manos temblaban tan duramente


que erró el número dos veces antes de
finalmente alcanzar el

correcto. La voz de Rose era tan


titubeante cuando habló con el
despachador.

Fue informada que había uno


solamente a una cuadra de retirado y
que éste la encontraría enfrente del

edificio. Sin esperar que la secretaria


de Susan llegara, Rose recogió su bolso
y bastón y abandonó la
oficina. Está bien, Ronnie. No tienes
que preocuparte acerca de mi más.
Sofocó de nuevo un sollozo.

Entiendo.

María estaba sorprendida de ver un taxi


meterse en el camino de entrada y aún
más de ver a Rose salir.

Abrió la puerta corrediza. "¿Qué estás


haciendo en casa en la mitad del día?
¿Rose? Niña, ¿has estado

llorando?"

"No es nada, María," aspiró. "¿Dónde


está Tabitha?"
"Ella está acostada en alguna parte,
¿por qué?" Rose no contestó, en su
lugar pasó a la ama de llaves y

se dirigió hacia las escaleras. "¿Qué


está pasando? ¿Dónde está Ronnie?"

"En el trabajo", vino la triste respuesta.


Para la consternación de María, el taxi
parecía estar esperando

por Rose. Pocos minutos después, Rose


bajó las escaleras, una de las maletas
de Ronnie estaba en su

mano.

"¿Qué está pasando? ¿A dónde vas?"


Para su sorpresa, los verdes ojos
estaban bordeados con rojo.

292

"¿Podrías por favor decirle al hombre


que esta es la única maleta? Tengo que
traer a Tabitha". Dejó la

maleta en el fondo de las escaleras y


regresó a recuperar a su gato.

"Rose espera". María la siguió arriba,


parando a la joven mujer con una firme
mano en su hombro. "¿Qué

está pasando? ¿Tú y Ronnie tuvieron


una pelea?"

"¿Sabías que ella fue la que me


golpeó?" La mirada en los ojos del ama
de llaves respondió la pregunta.

Rose asintió, sospechando eso.


"Desearía que me lo hubieras dicho.
Desearía que ella me lo hubiera

dicho". Tragó difícilmente, no


deseando comenzar a llorar otra vez.
"Necesito conseguir a Tabitha".

"¿A dónde vas? ¿Ronnie sabe que te


estás marchando?"

"María, no puedo hablar acerca de esto.


Por favor, solo quiero conseguir a mi
gato y salir de aquí". En

ese momento el anaranjado felino


apareció en la parte superior de las
escaleras y se dirigió hacía sus

brazos abiertos. "Tabitha, ven aquí,


dulzura". Tomó al gato en sus brazos.
"Vamos, corazón. Tenemos

que irnos ahora".

"Rose, por favor espera un minuto".


María estaba parada delante de la
puerta, negándose a dejar a la

joven mujer pasar. "¿Has hablado con


Ronnie? Necesitas hablar con ella antes
de irte y que tomes

alguna decisión precipitada".


"No queda nada para decir", Rose
sollozaba, airadamente limpió una
errante lágrima. "Devolveré su

maleta tan pronto como pueda".

"¿A dónde irás?"

"No lo sé", admitió. "Solo sé que tengo


que irme". El claxon del taxi sonó,
atrayendo su atención.

"Necesito irme ya. Por favor cuídate,


María".

"Rose, no te vayas por favor. Estoy


segura que si solo hablaras con
Ronnie..."
"No". Su tobillo estaba empezando a
palpitarle por el exceso. "Déjale saber
que no voy a demandarla o

cualquier cosa, de modo que ella no


tiene que preocuparse". Fue a la cocina
y entonces atravesó la

cortina de la puerta. El conductor la


ayudó a ella y a Tabitha a entrar al
auto, entonces vino a la puerta a

conseguir la maleta. María le dio a él


un bolso conteniendo una caja y varias
latas de comida para gato,

su otra mano atareadamente presionaba


el marcado rápido en el teléfono.
Capítulo 13

"Dos por ciento de crecimiento no es lo


que esperaba cuando te contraté para
este puesto", Ronnie dijo,

sus ojos se precipitaron del informe


delante de su nervioso gerente. El
agudo sonido del teléfono sacó un

fulgor de ella. Esto tiene mejor que ser


malditamente importante para arruinar
una perfectamente buena

mordisqueada. "Disculpa". Alcanzó el


teléfono antes de que el molesto
timbrazo pudiera ser oído otra

vez. "¿Verónica Cartwright... quién?...


Bien, ¿dónde está Rose? ¿Por qué tú
estás contestando mi

teléfono? Bien... ponla a ella en la


línea". Miró al hombre sentado
enfrente. "Eso es todo por ahora. Mejor

que vea números más altos el próximo


cuatrimestre". Giró su atención de
nuevo al teléfono. "¿María?

¿Qué pasa?"

293

Susan caminaba por el pasillo hacia la


oficina de Ronnie en búsqueda de su
secretaria cuando vio a su
hermana ir a toda velocidad por el
pasillo y dirigirse hacia las escaleras.
"Ronnie, ¿Qué está pasando?"

"No puedo hablar ahora. Debo irme".


La puerta se abrió y ella desapareció,
los pasos golpeaban en el

metal de las escaleras. La pelirroja


entró en la oficina de su hermana.
"Margaret, ¿qué sucedió aquí?"

"No lo sé, Sra. Cartwright. Rose me


llamó para que viniera a cubrirla por
algunos minutos mientras que

ella iba a entregar algo a contabilidad


pero cuando llegué aquí se había ido.
Supuse que no pudo
esperar pero no la he visto desde
entonces. La cosa extraña es que
Wendy llamó hace algunos minutos

buscándola".

"¿Quieres decir que Rose nunca se


presentó?"

"No. Iba a ir buscarla pero entonces la


ama de llaves de la Srta. Cartwright
llamó y sonaba

verdaderamente trastornada. La enlacé


a la sala de conferencias. Después la
Srta. Cartwright vino

corriendo aquí adentro y agarró su


maletín y salió. No me dijo una
palabra. ¿Usted quiere que

permanezca aquí?"

"No, todo está bien. Puedes regresar a


tu escritorio ahora. Cerraré aquí
adentro. No creo tampoco que

ellas regresaran hoy".

Una vez que su secretaria salió del


cuarto, Susan miró a través de los
papeles en el escritorio de Rose.

Viendo la carpeta del Porsche, la abrió.


El recibo en la parte superior todavía
tenía huellas donde por lo

visto habían caído las lágrimas. Raro,


no la recuerdo diciéndome nada sobre
estar en un... "Oh mi Dios",

susurró. "No". Sentándose en el sillón,


giró la computadora y entró
registrándose bajo su identificación.

Abrió el archivo del personal y


comparó las fechas del recibo. "Oh
Ronnie". Las piezas se colocaron en el

lugar y estaba segura que Rose lo había


calculado fácilmente también. Pensó en
llamar a la casa de

Ronnie pero decidió en lugar de eso


conducir allá. Si lo que pensaba que
había sucedido, su hermana
podría necesitarla.

*****

Cuando Susan llegó, Ronnie estaba en


el teléfono. "¿Qué quiere decir con que
no sabe adónde fue

dejada? ¿Cuántas mujeres con gatos


usted lleva diariamente?... Bien puede
usted por lo menos decirme

si era un hotel o una terminal de


autobuses? ¿Usted piensa que era un
hotel? ¿Alguna idea de cuál?

Usted fue de mucha ayuda, gracias",


dijo sarcásticamente cuando cerró de
golpe el teléfono. "No saben
o no están diciendo. Malditas inútiles
compañías de taxis". Levantó la mirada
para ver a su hermana

parada allí. "¿Qué estás haciendo


aquí?"

"Pensé que podrías necesitar ayuda".


Sacó la silla adyacente y cabeceó un
movimiento a María hacía la

cafetera. "Vi el papeleo del Porsche en


el escritorio de Rose. Ronnie, tengo
que preguntar. El

accidente..."

"Fui yo", Ronnie contestó tristemente.


"Y nunca le dijiste".

294

"No".

"De modo que ahora lo descubrió sola


y decidió dejarte".

"Parece de esa manera", Ronnie


suspiró, mirando fijamente el teléfono.
"Vino aquí, empacó algunas

ropas, tomó a Tabitha y se marchó".

"Quizá solo necesita un poco de tiempo


para pensar sobre eso".

"Diría que ya está pensando sobre eso".


Pasó sus dedos a través de su cabello.
"Se fue, Susan. Ella...

ella me dejó".

"Ronnie, volverá. Ustedes dos se


aman".

"Piensa que le mentí".

"Tú le mentiste", la Cartwright más


joven precisó. "Ronnie, tienes que
contar con que está trastornada

sobre esto. Tú la golpeaste y mentiste


sobre eso. No puedo creer que
guardaras ese secreto. ¿Cómo

pensaste que reaccionaría al


descubrirlo? Especialmente después de
que ustedes dos... tú sabes... se

hicieron amantes".

"No puedo estar sin ella, Susan". Sus


ojos cayeron en la silla vacía que solo
unas horas antes estaba

ocupada por Rose comiendo su


desayuno. "La necesito". Miró el
teléfono otra vez. "¿Cuántos hoteles

puede haber en Albany? María, tráeme


el directorio telefónico".

"Ayudaré. ¿Dónde está la otra línea de


teléfono?"
"En la oficina. Pregúnteles primero si
reciben mascotas. Eso debe eliminar a
la mayoría de ellos".

Cuarenta y cinco minutos de llamar a


hoteles ninguna señal apareció de su
querida Rose. Ronnie estaba

muy trastornada y frustrada para el


momento en que Susan salió, un
pedazo de papel en su mano y una

sonrisa triunfante en su cara. "Intenté


pensar como ella lo haría. Sabes que se
preocupa sobre el dinero.

Comencé llamando a los moteles más


baratos y voila, la encontré".
Ronnie tomó el pedazo papel y lo miró.
"¿El Barcade? ¿Ese motel cucarachero
en el centro?"

"Debe ser el motel mas barato de


Albany que permita animales", Susan
dijo.

"Tengo que ir a verla".

"Ronnie, espera". Susan puso su mano


en el hombro de su hermana. "Quizás
deberías llamar y hablar

con ella por teléfono primero. Tú estás


trastornada, ella está trastornada. Quizá
una confrontación cara a

cara no es tan buena idea. ¿Y si llegas


allí y no desea hablar contigo?"

"Hablará conmigo", Ronnie dijo. "¿Por


qué no lo haría? Rose es una mujer
razonable. Estoy segura una

vez que le explique lo que sucedió, me


perdonará y vendrá a casa a donde ella
pertenece".

295

"Lo esperó también", Susan contestó,


no completamente convencida que su
hermana tuviera razón.

*****

Ronnie tiró de su auto en el


estacionamiento lleno de baches. Desde
el asiento del conductor miró la

envejecida y decrépita construcción. La


sucia pintura color crema estaba
levantada en varios lugares y a

la mitad del nivel superior faltaba el


pasamano. Las abolladas puertas y
ventanas quebradas se

agregaron al sabor del motel barato.


Ronnie estaba segura que podría
conseguir que Rose fuera a casa

con ella. Estaba a punto de entrar a la


oficina cuando vio al familiar gato
anaranjado saltar dentro de una
de las ventanas del nivel superior.

Rose saltó con la cucaracha que vio


salir escabulléndose de detrás del
retrete. Llamaría mañana a otro

sitio para alojarse. Toc toc. "¿Rose?"


La voz de Ronnie la sobresaltó. No
esperaba hacerle frente a su

amante tan rápido. Agarrando su


bastón, caminó a través de la manchada
alfombra y se paró detrás de

la puerta, presionando su frente contra


el frío metal.

"Vete, Ronnie", dijo suavemente.


"Rose, por favor déjame entrar.
Necesitamos hablar".

"Por favor ve a casa. Estoy bien".

"Tú no estás bien. Si estuvieras bien


estarías en casa conmigo". La perilla de
la puerta se movió de un

lado a otro, mostrando la frustración de


la ejecutiva por hablar a través de la
puerta de acero. "Amor, por

favor solo déjame entrar para que


podamos hablar".

"No hay nada que decir, Ronnie. Vete a


casa. No tienes que preocuparte. No te
demandaré o cualquier
cosa".

"¿Demandar?" La perilla de la puerta


se movió otra vez. "Rose, déjame
entrar. No estoy preocupada

acerca de que me demandes. Vamos,


cariño. Necesitamos hablar".

"Entonces habla. Puedo oírte". Rose


sabía que no podía abrir la puerta.
Estaba a punto de llorar con esto

y ver a Ronnie sería más que suficiente


para empujarla sobre el borde. "¿Qué
quieres decir?"

Un silencio largo. "Quiero decirte que


te amo. Que quisiera que vinieras a
casa conmigo y que

habláramos de esto. Por favor Rose,


siento haberte mentido"-

"¿Lamentas que mentiste o lamentas


que lo descubrí?" Cerró los ojos. "Por
favor... solo vete a casa,

Ronnie".

"No puedo irme sin ti".

Rose golpeó su mano contra la puerta.


"Tú... tú eras mi caballero de brillante
armadura, sabes.

Realmente pensé que habías bajado y


me habías rescatado como una
cenicienta en la vida real". No se

296

molestó en limpiar las lágrimas que


corrían por su cara. "Y todo este
tiempo estabas solo intentando

protegerte. Una tonta es lo que fui".

"No... Rose, no entiendes".

"¿Qué no entiendo? Tú me golpeaste,


mentiste sobre eso, me hiciste pensar
que todo lo que estabas

haciendo salía de la bondad de tu


corazón, entonces dejaste que me
enamorara de ti". Rose
desenfrenadamente, cerró de golpe su
puño contra la puerta. "Maldita seas,
Ronnie. Maldita seas. ¿Por

qué dejaste que me enamorara de ti?"


Los sollozos se negaron a ser retenidos
y se derrumbó en el piso.

"Por favor vete Ronnie. No hay nada


por decir". Abrazó sus rodillas contra
su pecho y lloró.

"Rose, por favor". La joven mujer se


negó a contestar, incluso cuando la
petición fue repetida varias

veces. Finalmente Ronnie se alejó, sus


pasos crujían contra la madera
trayendo aún más dolor al
corazón de la joven mujer. Rose se
acostó en las raídas sábanas que
cubrían la cama y lloró metiéndose

en un inquieto sueño.

*****

Susan entró en la oficina externa para


encontrar a su secretaria sentada en el
escritorio de Rose.

"¿Cómo está?" Preguntó.

"No ha salido de su oficina en todo el


día", Margaret contestó.

"¿Estás todavía reteniendo todas sus


llamadas?"
"Excepto..."

"Lo sé", Susan agitó su mano


descartándolo. "María o Rose,
¿correcto?" Meneó su cabeza y se
dirigió

hacía la oficina de Ronnie. Margaret


saltó inmediatamente.

"Sra.Cartwright, no pienso que quiera


ver a nadie".

"Oh no, Margaret. Ella quiere ver a


alguien. Solo que no soy yo". Con eso,
alcanzó la manija de la puerta.

"Yo no..." Ronnie comenzó,


deteniéndose cuando vio quién era.
"Susan, estoy muy ocupada".

"¿Ocupada haciendo que? ¿Escondida


en tu oficina y trabajando hasta el
agotamiento?" cerró la puerta

y se paró delante del escritorio de su


hermana. "Ronnie, no puedes seguir
así".

"No comiences a jugar a la mamá


gallina conmigo. No estoy de humor".

"¿Y qué planeas hacer? ¿Quedarte en


esa depresión? ¿Te has mirado en un
espejo últimamente?"

La tensión había tomado su peaje en


Ronnie. Los círculos oscuros debajo de
sus ojos eran un testimonio

a la falta de sueño. Sus mejillas estaban


sin color, su cabello dado solamente el
más distraído cuidado.

La malhumorada mujer había


comenzado a pasar la noche en su
oficina, encontrando un hogar vacío

297

demasiado para soportar. Susan


reconoció el traje de su hermana como
uno que mantenía en el closet

de la oficina para las emergencias.

"Ven a mi casa a cenar esta noche,


Ronnie", rogó. "Sabes que Jack y los
niños desean verte".

"No. Tengo cosas que atender aquí".

"¿Ninguna palabra de Rose todavía?"

"Dejó el Barcade hace una semana y se


registró en el Maverick. Cambiando un
cuartucho por otro".

Ronnie frotó su cara con las manos.


"Debe haber dejado instrucciones con
el encargado del mostrador

de no dejar pasar ninguna llamada.


Ellos siempre toman los mensajes pero
no devuelve mis llamadas".
Susan asintió, teniendo ya
conocimiento de ese hecho gracias a
las frecuentes llamadas telefónicas a

María.

"¿Has intentado hablar con ella otra


vez?"

"¿Cuál es el punto?" Ronnie suspiró.


"Hice eso dos veces e incluso no me
abrió la puerta". Enterró su

cabeza en sus manos. "Solo se


mantiene diciéndome que me vaya".

"Hermana, odio decir esto pero quizá


deberías considerar moverte".
Ronnie levantó su cabeza y dio a su
hermana una mirada de total
desesperación. "No puedo, Susan.

¿No entiendes que es todo para mí?"


Una lágrima rodó por su mejilla. "La
necesito como necesito el aire

o el agua. Me siento tan vacía sin ella".


Desvió su cabeza, airadamente
limpiando las lágrimas que

parecían formarse tan fácilmente


durante la última semana. "¿De qué
sirve todo esto?"

"¿Hmm?" Susan no entendía la


pregunta.
"¿De qué sirve todo esto?" Gesticuló en
los informes y papeles sobre su
escritorio. "¿Cuáles son las

ganancias y proporciones y los


beneficios si no hay nada que valga la
pena para compartir esto? ¿Para

qué vale la pena la preciada reputación


Cartwright y el status si la única mujer
que mas necesito en mi

vida ni siquiera me habla?"

"Ronnie, estás hablando como loca


ahora. Sabes tan bien como yo que este
negocio tiene que sobrevivir

y hacer dinero".
"¿Para qué? ¿Para que podamos tener
muchos más ceros en nuestras cuentas
bancarias?" Se levantó y

miró por la ventana. "Esto no significa


nada sin ella".

"¿Verónica?" Ronnie limpió su cara


con su mano antes de voltear para ver a
Beatrice parada en la

puerta. "Estaba en el centro haciendo


algunas compras y espero que ustedes
muchachas me

acompañaran a almorzar". Entró y


cerró la puerta. "¿Qué le sucedió a tu
amiga? Pensé que ella
reemplazó a Laura".

"Se fue", Ronnie dijo sin dar detalles.


"Estoy demasiado ocupada para
almorzar hoy, mamá, tal vez

Susan pueda ir contigo".

298

"Bien, no es nada importante yo


supongo". Se sentó en el sofá. "¿Así
que la mujer que intentaste ayudar

se fue? Yo habría podido decirte que no


trabajaría". Miró a su hija más joven.
"Esa gente no entiende

que trabajar duro lo es todo. Solo


quieren sentarse y recoger un cheque.
Supongo que la registraran

para el desempleo para que hurgue el


bolsillo de tu hermana más”.

"Rose no es así, madre", Susan la


defendió. "No renunció porque no le
guste trabajar. Hay otras

razones".

"No hay excusa para dejar un trabajo


bien pagado excepto pura holgazanería.
Está en su sangre".

"¿En la sangre de quién, mamá?"


Ronnie saltó. "¿La pobre basura blanca
de la que te encanta hablar?"
Sus manos agarraron el respaldo de su
silla, los nudillos blancos por la
presión. "Estoy segura que hay

gente así, pero Rose no es una de ellos.


Es buena y honesta y daría su última
moneda de diez centavos

para ayudar a otra persona".

"Verónica..." El tono de Beatrice era


bajo, advirtiendo.

"No. He tenido suficiente. Tú miras


mal a todo el mundo que no es una
sangre azul como nosotros. Rose

nunca jamás ha hecho algo para ganar


tu antipatía, sin embargo la tratas como
una bastarda en las

reuniones familiares". Apunto de


estallar de cólera, Ronnie dejó sueltas
las palabras que se negaron a

ser ocultadas más tiempo. "Me da igual


lo que pienses, mamá, yo amo a Rose y
no te permitiré hablar

mal sobre ella, ¿me entendiste?"

Susan dio un paso atrás, segura que su


madre y hermana estaban a punto de
tener una batalla real de

palabras. Nunca alguna de ellas se


había resueltamente enfrentado a su
madre y ahora Ronnie acababa
de anunciar su desafío en el más tabú
de los temas. Beatrice se tensó y
frunció los labios.

"¿Pensé que ese asunto fue precisado


hace años o has olvidado tu promesa a
tu pobre padre?" La

matriarca estaba ahora parada delante


del escritorio de Ronnie, sus manos
apoyadas sobre la superficie

de caoba. "Le juraste a él que habías


terminado con esas ideas pervertidas".

La tensión de perder a Rose agotó


cualquier tacto o moderación que
Ronnie pudiera haber tenido.
"¿Piensas que diciéndome que no ame
a mujeres harán desaparecer esos
sentimientos? No es así.

Ustedes dos me forzaron a prometer


eso no importándoles como me sentía.
¿Qué está tan mal con amar

a otra mujer?"

"Verónica, piensa sobre tu posición por


un minuto".

"¡A la mierda mi posición!" Ronnie se


apartó de su sillón y dio un paso
adelante observando que Susan

rápidamente se puso entre ellas.


"Enfréntalo, madre. Tú hija mayor es
una lesbiana. No puedes cambiar

eso así que mejor aprende a aceptarlo.


Rose es mi amante y dejaré todo lo que
tengo para conservarla".

Bajó su voz, el serio tono mortal.


"Incluyendo mi familia".

"Quizá este no es el mejor momento


para hablar acerca de esto", Susan dijo,
intentando dirigir a su

hermana mayor lejos de su madre.

299

"No Susan", Beatrice se erizó. "Es


obvio que tu hermana ha decidido tirar
todo lo que su padre y yo

trabajamos por todos estos años".

"¿Por qué es tan difícil para ti


aceptarlo?" Ronnie gritó. "Es mi vida".

"Mamá, no hay razón por la que ella


pueda ser así y seguir haciendo un buen
trabajo dirigiendo la

compañía".

"¿De qué lado estás?" La matriarca se


giró hacía su hija más joven. "No me
digas que aceptas esto, que

Jack lo acepta".
"No estamos para decidir a quién ama
Ronnie, mamá". Susan respiró
profundamente y miró a su

hermana mayor. "Y sí, Jack y yo


aceptamos a Rose", agregó.

"No puedo creer esto". Se acercó al


sofá y recuperó su bolso. "Habría
pensado que después de la

muerte del pobre Tommy te hubieras


dado cuenta lo que puede suceder
colgar con el elemento

incorrecto. ¿Y justo cómo crees que los


accionistas se sentirán sobre esto?"

"No es asunto de los malditos


accionistas con quien estoy
durmiendo", Ronnie habló fuerte. "No
es que

ellos puedan despedirme fuera de la


oficina".

"Tú sola no controlas los intereses,


Verónica. No te olvides de eso".

"En realidad, mamá", Susan intervino.


"Con las acciones de Tommy entre
nosotras tenemos el cincuenta

por ciento de las acciones. Todo lo que


necesitamos es a Frank, Michael, o
John para votar con nosotras

y tendremos el control de los


intereses".

"¿Así que eso es?" Los labios de


Beatrice estaban fruncidos, su
frustración era obvia. "Bien. Si
Verónica

desea tirar su vida y tú estás dispuesta


a ayudarla, que así sea. Llamaré a un
taxi desde el piso de

abajo". Salió furiosamente de la


oficina, dejando a las hermanas solas
otra vez.

"Bien esto fue productivo", Ronnie


suspiró cuando se hundió en su sillón.
"Finalmente me enfrenté a ella
e incluso no importa porque Rose se
marchó de todos modos".

"Sabes que esto no es el final de esto,


¿no es así?" Susan dijo. "Garantizo que
allí estará un mensaje en

mi máquina cuando llegue casa".

"Lo sé, hermana. Siento que tuvieras


que estar en medio de esto". Tomó su
pluma, el regalo que hacía

que su corazón doliera aún más por su


querida Rose.

"¿Ronnie... quieres que intente y hable


con Rose?"
"¿Crees que podría haber alguna
diferencia? No quiere hablar conmigo".

"No creo que pueda hacerle daño",


Susan dijo.

300

"Haría un trato con el diablo si pensara


que podría hacerla hablar conmigo otra
vez". Levantó la mirada

en su hermana. "Por favor. Si piensas


que hay algo que tú puedas hacer o
decir para hacer que ella

entienda como me siento, hazlo".

"¿En qué el motel está?"


"El Maverick en Central. Más o menos
a ocho millas al oeste del Arcadia".

"Ese que casi está en la línea de la


ciudad de Schenectady, ¿no? ¿El que
pone todos esos llamativas

adornos de Navidad cada año?"

"Ese es el lugar".

"Iré a hablar con ella pero necesitas


contarme lo que realmente sucedió esa
noche. Merece saber la

verdad completa, no solo lo que esos


papeles que encontró le dijeron".

Ronnie vaciló, después asintió en


acuerdo. "Estaba en Sam's..."

*****

"Aquí tienes, dulzura" Rose dijo


cuando puso el plato de la comida
enlatada abajo para Tabitha. Depositó

la lata vacía en la basura justo cuando


hubo unos golpes en la puerta. "¿Quién
es?"

"Susan Cartwright".

"Um..." Rose miró por la mirilla,


verificando que la pelirroja estuviera
sola. "No estoy realmente de humor

para compañía en este momento", dijo


suavemente.

"Rose, es de mala educación dejar a


alguien parado fuera de la puerta".

"Pero..." Renuente quitó la cadena y el


cerrojo. Abrió la puerta. "Susan, si esto
es acerca de Ronnie..."

"Por supuesto que es acerca de


Ronnie", la pelirroja dijo cuando entró
al cuarto. "Mi hermana está

descorazonada y tú ni siquiera le das la


oportunidad de explicarse. Hola,
Tabitha".

"Mrrow".
"Nada hay realmente que decir, ¿no?"

"Tú dímelo". Susan se sentó en una


cama e indicó para que la joven mujer
se sentara en la otra.

"Me mintió".

"Sí lo hizo... sobre el accidente. No


sobre lo que siente por ti. Hay una
diferencia".

"¿Cómo puede algo que se construye


sobre una mentira ser verdadero?" Rose
se levantó y cojeando se

acercó al minúsculo refrigerador para


tomar una botella de agua.
301

"Mintió sobre el accidente. Todo lo


demás era verdad, Rose. Sus
sentimientos por ti son verdaderos y tú

tienes que saber eso".

"Sé que siente algo", la joven mujer


respondió después de que volviera a su
asiento.

"Si pudieras verla, sabrías que siente


más que algo". Extendió su mano y
tomó la mano de Rose.

"Escúchame, estamos hablando acerca


de mi hermana ahora. La conozco. No
es de las que toma los
sentimientos de las personas
ligeramente, especialmente los
propios". Susan soltó y bajó la mirada.

"Rose, esto está matándola. No está


comiendo, no está durmiendo, nada le
importa a ella ahora".

"Esto no ha sido un picnic para mí


tampoco", confesó.

"¿Entonces por qué no ir y hablar con


ella? Vamos, Rose. Piensa en esto por
un minuto. Si todo lo que

quería hacer era cubrir sus huellas,


¿entonces por qué se quedó en el
hospital? ¿Por qué no solo te
abandonó y dejó que ellos se
preocuparan de cuidar de ti?"

"No lo sé... quizá se sentía culpable".

"Dime algo Rose, cuando ustedes dos,


tú sabes... ¿te hace sentir a ti qué tiene
culpa?"

"No, por supuesto que no".

"¿Entonces por qué supones que todo lo


que hace viene de la culpa?" Susan
sonrió por dentro en la

confusa mirada en la cara de Rose. "Si


tuviera solo culpa, no habría abierto su
casa para ti. No habría
hecho todo lo que hizo para ocuparse
de ti. Mira, sé que estás demasiado
dolida pero tienes que mirar el

cuadro entero. Ronnie te ama".

"¿Cómo se supone que la perdone?" La


joven mujer preguntó, su voz quebrada
por la emoción. "Han

sido seis meses y todavía no puedo


caminar sin dolor. Tengo cicatrices".

"¿Ves esto?" Susan enrolló su manga


hasta revelar una pequeña cicatriz
blanca cerca de su codo.

"Ronnie y yo estábamos corriendo en


nuestras bicicletas y rozó la mía
haciéndome caer. Me fracturé mi

codo y tuve que pasar el verano en un


molde. Todavía no puedo extender este
brazo completamente y

se cada vez que va a llover ahora.


¿Piensas que no debí haberla
perdonado por eso?"

"Por supuesto que no. Fue un


accidente", Rose dijo.

"Exactamente. Fue un accidente cuando


provocó que me cayera de mi bici y fue
un accidente cuando te

golpeó con su auto".


"No es lo mismo, Susan".

"¿No lo es? Dime algo, Rose. ¿Piensas


que intentó golpearte con su auto?"

"No".

302

"Entonces fue un accidente, ¿correcto?


Incluso si éste fuera su culpa este
seguiría siendo un accidente".

Se movió en la cama, intentando


encontrar un sitio donde los resortes no
intentaran empujar a través de

la delgada manta. "¿Qué recuerdas


sobre esa noche?"
"No mucho", Rose admitió. "Intentaba
llegar a casa y algunos hombres
comenzaron a perseguirme.

Recuerdo correr a través del parque y


después sobre Madison. La siguiente
cosa que recuerdo es

despertando en el hospital".

Susan asintió, los acontecimientos


encajaban con la descripción de su
hermana. "¿Tú saliste corriendo

por la esquina o en medio de la calle?"

"Creo que era por el medio, nevaba, no


lo sé".
"Ronnie dice que iba sobre Madison
cuando precipitadamente saliste de
entre algunos vehículos

estacionados. Dice que no hubo manera


de que se detuviera a tiempo".

"¿Entonces por qué inventar la historia


acerca de llegar después del
accidente?"

"Tomó un poco de vino en la cena y se


preocupó que la arrestaran por conducir
bebida. Sí, mintió para

cubrirse pero se aseguró de que se


ocuparan de ti. Intentó hacer
responsablemente las cosas, Rose.
Tienes que darle el crédito por eso".

"Fue un accidente", la joven mujer


susurró. "Si no hubiera estado
bebiendo..."

"De todas formas no habría podido


evitarte. Si estás buscando a alguien
para culpar, culpa a los

hombres que estaban persiguiéndote".

"¿Pero por qué no me dijo la verdad


después?"

"¿Qué sucedió cuando descubriste la


verdad, Rose?"

La joven mujer miró su regazo. "Yo la


dejé".

"No le has dado la oportunidad para


explicarse, ¿lo hiciste?" Se acercó a la
mujer que consideraba su

cuñada. "Rose, el accidente no fue su


culpa. Puede ser culpable de mal juicio
pero no de algo más. ¿Tú

amas a Ronnie?"

Levantando su cabeza para mostrar sus


brillantes ojos con expuestas lágrimas,
Rose contestó. "Sí".

"¿Piensas que te lastimaría a


propósito?"
"No".

"¿Entonces por qué la estás castigando


por algo sobre lo que no tenía control?
Déjame llevarte a casa,

Rose".

*****

303

Ronnie estaba sentada en el sofá, el


colgante que le había dado a Rose para
Navidad en sus manos. No

había recibido noticias de Susan y la


ejecutiva temió que la intervención de
su hermana no tuviera efecto
en Rose. Las lágrimas salían
libremente, mojando sus manos con las
saladas gotas. El sonido de la

puerta corrediza abrirse atrajo su


atención hacia la cocina. Cuando vio a
Susan entrar a la sala de estar

sola, el corazón de Ronnie se hundió.


Abrió su boca para hablar pero no hubo
nada para decir. Fuiste a

por Rose y ella no volverá.

"¿Ronnie?"

"Todo está bien, Susan. Sé que hiciste


lo posible". Miró fijamente el colgante.
"¿Ella... dijo algo?"
"Dijo muchas cosas, pero quizás sería
mejor si se lo preguntas tú misma". Fue
entonces que la puerta

corrediza se cerró, alertando a Ronnie


que Susan no estaba sola.

"¿Está aquí?" Se levantó y rápidamente


se limpió las huellas de las lágrimas en
su cara. "¿Está ella

aquí?" A toda velocidad pasó a su


hermana y entró a la cocina sin esperar
una respuesta.

Rose apenas tuvo tiempo para dejar a


Tabitha en el piso antes de que se
encontrara cogida en los
fuertes brazos de Ronnie. El bastón
chocó ruidosamente en el piso cuando
la alta mujer la hizo girar

dándole vueltas, abrazándola


apretadamente. "Estás... aplastando...
me".

"Oh, lo siento". Ronnie rápidamente


dejó a su amante abajo y recuperó el
bastón. "Es solo... bien..."

"Todo está bien", Rose dijo, estirando


su brazo para tomar la mano más
grande en la suya. Estaba

sorprendida de ver una expresión tan


demacrada en la cara de Ronnie. Se dio
cuenta que la separación
había sido justo tan dura para su
amante como lo fue para ella. "Te
extrañé también".

"Por favor no te vayas otra vez",


Ronnie rogó. No había intentado sonar
tan desesperada pero el

pensamiento de no tener a la rubia


mujer en su vida era demasiado para
soportar. "Haré cualquier

cosa... solo no te marches".

"No puedo prometer eso", Rose dijo


tristemente, apartándose y apoyando la
mano contra la barra.

"Tengo preguntas, Ronnie.


Necesitamos hablar".

"Pienso que esa es mi señal para irme",


Susan se dirigió dentro de su posición
en el arco entre la cocina

y la sala de estar. "Hermana, saca la


maleta de Rose de mi auto".

Los ojos de Ronnie nunca salieron de


su amante. "Seguro... vuelvo enseguida,
¿Ok?"

"Estaré aquí", la joven mujer contestó


suavemente, dando una tenue sonrisa.
La ejecutiva renuente abrió

la puerta corrediza y salió. Susan se


acercó y puso su mano en el hombro de
Rose. "¿Vas a estar bien?"

"Yeah", asintió, dando vuelta de frente


a la pelirroja. "Gracias".

"Rose, sé que ella te lastimó pero que


no olvides como fácilmente puedes
lastimarla también. Sé

benévola con mi hermana. Te ama


mucho". Cuando Ronnie volvió, Susan
se despidió y salió.

304

Una vez que estuvieron solas, un


incómodo silencio cayó sobre las
amantes. Estaban en la cocina
perdidas en sus propios pensamientos y
miedos. Tabitha se metió dentro del
cuarto y distinguió

libremente el negro de los pantalones


de Ronnie. "¿Mrrow?" Se frotó contra
su alta dueña y comenzó a

ronronear.

"Hey allí". Se agachó y recogió al feliz


gato. "¿Cómo has estado? ¿Estuviste
cuidando bien a mami?"

"Te extrañó, sabes", Rose dijo,


moviéndose un par de pasos más cerca.
"Se la pasó llorando por ti y

mirando a la puerta". Bajo la mirada al


suelo. "Me lo pasé llorando también",
agregó quedamente. Ronnie

bajó a Tabitha y cerró la restante


distancia entre ellas justo cuando los
labios de Rose comenzaron a

temblar. "Esto se sentía como alguna


clase de horrible pesadilla de la que no
podía despertar". Los

brazos de Ronnie la rodearon justo


cuando la joven mujer se derrumbó en
lágrimas.

"Está bien, amor te tengo". Sostuvo a


Rose fuertemente, temiendo que si la
soltaba desaparecería.
"¿Quieres ir a sentarte en el sofá y
hablar?"

"Seguro", la joven mujer sollozaba. "Si


tú quieres hacerlo".

"Lo que tú quieras hacer, Rose. Si


prefieres sentarte en la mesa..."

"No, el sofá sería agradable". El cuarto


de motel no tenía un sofá... bien, no
uno en el que se hubiera

sentido segura sentada sobre el. Las


manos apoyadas en la espalda de la una
en la otra, la pareja entró

a la sala de estar. Rose tomó su


acostumbrado cojín en el extremo
mientras Ronnie vaciló, entonces se

sentó en el extremo opuesto en vez de


en el medio. Para su sorpresa, la joven
mujer se recorrió para

ocupar el cojín vacío. Ronnie tomó esto


como una buena señal y puso la mano
en la rodilla de Rose.

"Te amo, Rose".

"Lo sé". Respiró profundamente y miró


dentro de los azules ojos que la
frecuentaron en sus sueños. "Y

yo también te amo. No habría vuelto si


no lo hiciera".
"Siento haberte mentido. Desearía que
hubiera alguna manera que pudiera
resarcir esto".

"¿Harías algo ahora?"

"Cualquier cosa".

"Dime lo qué realmente sucedió".

"Rose, eso está en el pasado. Porque no


puedes..." Fue silenciada por el dedo de
Rose sobre sus labios.

"Porque necesito saber qué sucedió",


interrumpió. "Por favor Ronnie. Me
debes la verdad".

La ejecutiva asintió y tragó. "Sucedió


tan rápidamente". Sacudió su cabeza,
los oscuros mechones se

agitaron con el movimiento. "Fue tan


rápido". Mirando dentro de los suaves
ojos verdes, continuó.

"Nunca te vi, Rose, estaba


conduciendo, pensando en que acababa
de desperdiciar la noche con un

305

idiota y de repente allí estabas tú. Pisé


los frenos pero con la nieve en el
piso..." Sus ojos se cerraron

brevemente en la memoria del total


silencio que precedió al horroroso
golpe. "No hubo nada más que

pudiera hacer". Apartó la mirada otra


vez, enfocándose en el reloj del abuelo.
"Había tanta sangre, Rose.

Pensé que te había matado. Cuando me


di cuenta que no, te puse en mi auto y
te llevé al hospital tan

rápidamente como pude".

"¿Por qué te quedaste?" Ronnie sintió


una pequeña pero insistente mano en su
barbilla, forzándola a

encontrar la mirada de Rose. "Hiciste


tu trabajo, me llevaste al hospital.
Habrías podido irte y nadie
jamás habría sabido. ¿Por qué no te
marchaste?"

"Necesitaba asegurarme de que estabas


bien. Cuando ellos vieron que no tenías
seguro, querían

enviarte al Memorial. Quería


asegurarme de que tuvieras el mejor
cuidado y ese estaba en Albany Med

así que mentí sobre el seguro".

"¿Y tu estabas protegiéndote después


de eso?"

"No.Quizá hasta que hice que firmaras


los papeles", Ronnie admitió. "Pero no
después de eso".
"¿Entonces por qué te mantuviste
volviendo?"

Ronnie dio la única respuesta que


podría, la honesta. "Deseaba verte. Para
lograr conocerte mejor".

"¿Sabes lo que recuerdo sobre esos


primeros días?" Rose miró hacía el
techo. "Esto es sobre todo

borrosos vistazos aquí y allá, solo


pedacitos realmente. Deben haber
estado dándome alguna fuerte

droga entonces".

"Estaban", Ronnie convino.


"Recuerdo levantar la mirada y verte".
Sonrió calurosamente y miró a su
amante. "Allí estabas, esa

maravillosa mujer diciéndome que


todo estaría bien".

"Me preguntaste si yo era un ángel", la


mujer de cabello oscuro agregó,
sonriendo para sí misma en el

recuerdo.

"Lo eras para mí, sabes. Eras mi propio


ángel de la guarda personal, cuidando
por mí cada paso del

camino. Eras mi caballero en brillante


armadura, mi héroe". Levantó el brazo
de Ronnie y recargó su

cabeza contra el pecho de la mujer más


mayor. "No sabía por qué tomaste tanto
interés en mí pero

estaba agradecida". Su voz se volvió


triste. "Ahora lo sé".

"No". Ronnie apoyó su palma contra la


mejilla de Rose. "Esa primera noche
actuaba por el instinto de

conservación y miedo pero no pienses


jamás que fingí preocupación después
eso". Los azules ojos

buscaron los verdes, rogándoles que


entendieran. "No puedo explicarlo pero
había algo sobre ti, Rose

Grayson. No podía dejar de pensar en


ti, y las únicas veces que era feliz era
cuando estaba contigo.

Pienso que me enamoré de ti desde ese


primer día que despertaste en el
hospital".

"¿Qué sucedió con el Porsche?"

306

"Lo arreglé y después lo vendí. No


podría conducirlo otra vez". Bajó la
mano y comenzó a acariciar el

dorado cabello cayendo en cascada


sobre los hombros de Rose.

"¿Ronnie?"

"¿Mm?"

"Cuando te diste cuenta que me


enamoré de ti, ¿por qué no me lo dijiste
entonces?"

Ronnie tiró de la joven mujer más


cerca, manteniéndola segura en sus
brazos. "Para el momento en que

me di cuenta que estabas enamorada de


mí, me había ya enamorado de ti...
duramente". Corriendo el

riesgo, se inclinó y puso un tierno beso


sobre la dorada cabeza, contenta
cuando sintió a Rose

recargarse en ella. Giró su cabeza para


que a su mejilla descansara donde
acababan de estar sus

labios, Ronnie continuó. "Intenté tan


duramente fingir que no estaba
sucediendo, pero cada día me

enamoraba más y más. Estaba asustada


que si te decía la verdad me dejarías.
No podía perderte, Rose,

yo solo no podía". Su voz se quebró y


tuvo que parar y respiró
profundamente. Un suave apretón la
animó. "Cuando te fuiste... cuando
María me llamó..." Las palabras le
fallaron a la ejecutiva y la sostuvo

con más fuerza.

"No sabía qué hacer, qué pensar", Rose


dijo. "Dolía tanto". Sus dedos
acariciaban lentamente el largo

cabello oscuro de su amante. "Pero


tanto como esto dolía, era peor estar
sin ti".

"Te amo, Rose". Tomó la barbilla de la


joven mujer y sus ojos se encontraron.
"No puedo cambiar lo qué

sucedió en el pasado pero puedo darte


mi palabra que nunca te mentiré otra
vez". Su pulgar rozaba

contra el labio inferior de Rose. "Sé


que probablemente nunca puedas
perdonarme por mentirte, pero te

amo y sé que tú me amas".

"Lo hago", la joven mujer dijo


seriamente. "Nunca he amado a nadie
de la manera en que te amo a ti".

"No sabes cuánto desearía que nunca


hubiera sucedido el accidente, que
nunca hubieras sufrido

atravesando por todo ese dolor".


"Pero Ronnie..." Besó el pulgar
apoyado contra su labio. "Si nunca
hubiera sucedido entonces no nos

habríamos conocido. A veces las cosas


suceden por una razón".

"¿Entonces podemos pasar a hablar a


partir de aquí?"

"Me gustaría eso." Apoyó su cabeza


contra el pecho de Ronnie. "¿Amor?"

La mujer de cabello oscuro sonrió en la


palabra cariñosa y recompensó a Rose
con un rápido beso en la

frente. "¿Yeah?"
"¿Podríamos solo quedarnos así para
siempre?"

Ronnie sonrió ampliamente y apretó a


su amante contra ella. "Seguro".

*****

307

"¿Cuándo terminarás allí adentro, chica


del cumpleaños?" Ronnie llamó del
otro lado de la puerta.

"Casi". Abrochó el top y miró su


reflejo en el espejo. "Cariño, ¿no crees
que este bikini es un poco...

revelador?"
"Es la intención que sea de esa
manera".

"Eres pervertida, Verónica Cartwright,


¿sabías eso?"

"Únicamente contigo, mi querida".


Cansada de esperar, Ronnie abrió la
puerta del baño y fue un placer

para la vista, Rose que estaba parada


allí con solo la parte más descubierta
del bikini puesto. "Muy

lindo", dijo arrastrando la voz.

"Lindo para ti quizá", la joven mujer


respondió, tirando de la amarilla parte
inferior. Los dorados
mechones de vellos se asomaban por
los lados. "Genial". Se lo quitó otra vez
y se dirigió hacía los

artículos de tocador. "¿Por qué no te


adelantas, amor? Tengo que ocuparme
de algo primero".

"¿Seguro que no quieres ninguna


ayuda? Estaría feliz en ayudarte".

Tomando la maquinita de afeitar, Rose


sonrió a su amante. "Si me 'ayudaras',
no iríamos a ninguna parte

cerca de la piscina hoy". Se apartó solo


para sentir los brazos de Ronnie
envolverse alrededor de ella.
"¿Y? ¿Sería esa una cosa tan mala?"

"Eres incorregible". Volteó para ver las


oscuras cejas menearse lujuriosamente.
"Estoy segura que este

bikini es más un regalo para ti que para


mí".

"Tú me conoces tan bien".

"Uh uh uh". Rose bajó la mano e


interceptó las merodeadoras manos.
"Nada de eso ahora".

"Pero este es tu cumpleaños. ¿Estás


segura no hay algo más que te gustaría
hacer además de
holgazanear alrededor de la piscina?"
Ronnie intentó reanudar las juguetonas
caricias pero fue detenida

una vez más.

"En este momento, no", Rose dijo. "Y


tú ya hiciste eso esta mañana". Miraba
de su vello púbico a su

máquina de afeitar y de regreso otra


vez. "No estoy segura si necesito una
maquina de afeitar o una

podadora".

"Yeah intenta tener vello negro"


Ronnie contestó. "Los incipientes
vellos mostrándose". Su mano
comenzó a hacer círculos en el
abdomen de Rose, dirigiéndose
constantemente al sur. "¿Estás segura

que no deseas ayuda?" Preguntó


mientras frotaba su nariz en el oído de
la mujer más pequeña.

"¿No es por eso por lo que no fuimos a


nadar ayer?" Salió del abrazo de
Ronnie. "Ve a llevar el té helado

afuera y estaré abajo en algunos


minutos".

308

Una vez sola, Rose se sentó en el


retrete y separó las piernas para cortar
los salvajes rubios rizos. Su

mente vagó sobre los acontecimientos


del año pasado. Hace un año estaba
trabajando en Money

Slasher y no tenía diez centavos a mi


nombre mucho menos algo más. Ahora
mírame... viviendo en una

mansión alistándome para usar un


traje de baño y holgazanear en la
piscina. Movió su cabeza con

incredulidad. Bajando la mirada a sus


desnudas piernas, encontró casi difícil
de creer que hace solo seis

meses estaban en moldes. No estaba


segura que pudiera caminar otra vez. Y
aquí estaba, había sido

cerca de un mes desde que dejó el


bastón atrás y era solo cuando se
empujaba demasiado fuerte que

sentía algún dolor en sus piernas o


tobillo. La fina cicatriz sobre su mejilla
donde las puntadas una vez

habían estado se descoloró en una


tenue línea que era apenas visible. De
todas formas Rose sabía que

era el lugar más besado en su cara, a


excepción de sus labios, por supuesto.
Me pregunto si ella incluso
se da cuenta que hace eso, musitó. Era
uno de los pequeños hábitos que
Ronnie tenía que encontraba

tan cariñoso. Mi Ronnie... te amo tanto.


Repentinamente se sintió sola sin su
querida, Rose rápidamente

terminó de afeitar su vello púbico y


tiró de la parte inferior de su bikini. Un
precipitado recorrido del cepillo

a través de su cabello y salió en busca


de Ronnie.

El sol de la tarde de agosto golpeaba en


el blanco concreto, haciendo que la
descalza ejecutiva se
pegase a las áreas sombreadas mientras
llevaba la jarra de té helado afuera, y la
posaba encima la

mesa. La piscina era un azul brillante,


limpia cristalina y lista para nadar.
Colocando la bandeja abajo,

Ronnie caminó al trampolín.

Rose llegó justo a tiempo para ver a su


amante caminar hacía el trampolín. El
bikini de tirantes negro de

dos piezas que Ronnie usaba no


ocultaba nada, mucho para el regocijo
de la joven mujer. Su propio traje

amarillo claro era un poco más


reservado... pero no por mucho. En vez
de ser uno de tirantes como el de

Ronnie, Rose tenía una pequeña franja


que cubría la hendidura de su trasero y
la mitad de cada mejilla.

La parte superior, sin embargo, apenas


cubría sus pezones y estaba segura una
vez más que una talla

más pequeña fue comprada para


hacerle mostrar más escote. ¿Un regalo
para mí, hmm? Pienso que es

más un regalo para ella.

Metiéndose a la parte poco profunda,


Rose observó cuando Ronnie saltó del
trampolín otra vez y se

zambulló en el agua con apenas un


salpicar. Pronto Ronnie la acompañó y
ellas chapotearon y jugaron

durante un rato antes de retirarse a


recostarse en las acojinadas tumbonas.

Ronnie utilizó una servilleta para


limpiar el sudor del exterior del vaso
antes de darle el té helado.

"Gracias, cariño", Rose dijo, tomando


la mitad de la fría bebida antes de dejar
el vaso en la mesa lateral.

"No puedo creer el calor que hace aquí


afuera hoy".
"La humedad está subiendo", Ronnie
contestó, sacando exceso del agua de su
cabello. "Cinco minutos y

te garantizo que nosotras desearemos ir


nuevamente dentro del agua". Limpió
su frente. "Creo que estoy

sudando ya". Tomó el vaso y se acostó


en la tumbona, agradecida que la
sombrilla les proporcionara

sombra contra el ardiente sol. No vio a


Rose sacar un cubo de hielo de la jarra
y gritó sorprendida

cuando este aterrizó en su pecho.


"¡Whooo, eso está frío!" Se quejó.
"¿Pensé que dijiste que tenías calor?"
La joven mujer sonrió. La depredadora
mirada en los ojos de su

amante rápidamente le indicó que


había cometido un error. "Uh oh.
¿Amor, Um... Ronnie? ¿Tú sabes

que te amo, correcto? ¿No estarás


pensando en buscar venganza,
correcto?"

309

"¿Yo?" La alta mujer fingió inocencia,


sus dedos sacaron los cubos de su vaso.
Rose se encontró

sujetada a la tumbona antes de que


pudiera moverse y varios cubos fueron
empujados entre la parte

superior del bikini amarillo y su piel.

"Oooh, sácalos de allí. Oh está frío". Se


subió el top, liberando el hielo, que
rebotó inofensivamente en el

suelo.

"Bien, eso valió el esfuerzo" Ronnie


hizo un gesto, su boca apartada a solo
pulgadas de los pezones

descubiertos erguidos por los hielos.


"¿Querrías que te ayudara a calentarte,
chica del cumpleaños?"
"Pero estamos afuera". Rose miró
alrededor aunque sabía que nadie
estaba cerca.

"Bien entonces mejor me aseguraré que


estés cubierta", Ronnie dijo.

Rose gimió cuando una mano cubrió su


pecho izquierdo y suaves labios
reclamaron el otro. "Oh

Ronnie... Um, ¿Q-qué piensas estás


haciendo?"

"Mmm, amándote", vino la


amortiguada respuesta. Rose se
encontró presionada detrás contra el
cojín de
la tumbona y las sensaciones
comenzaron a acumularse dentro de
ella.

¿Por qué estoy luchando así? La joven


mujer pensó para sí misma.
Alcanzando entre sus cuerpos, sus

dedos encontraron lo que ellos estaban


buscando. Pronto Ronnie estaba
respirando justo tan difícilmente

como ella y Rose estaba segura que


iban a hacer el amor justo allí en la
tumbona cuando el sonido de

un auto subiendo por el camino de


entrada cogió su oído.
"Maldición", Ronnie murmuró cuando
se quitó. "Alguien está aquí". Agarró
una toalla y la envolvió

alrededor de su cintura mientras que


Rose acomodaba su top.

Los hijos de Susan, Timmy y John


llegaron corriendo por un lado de la
casa. "¡Tía Ronnie, Tía Rose!" El

chico más joven gritó. "Mami dijo que


podríamos venir aquí y nadar hoy, ¿no
es eso genial?" Ricky tenía

sus brazos ocupados con el PlayStation


y obviamente estaba planeando asumir
el control la televisión
por algunas horas si el número de
juegos que traía con él eran algún
indicio. John saltó sobre el regazo

de Rose y envolvió sus brazos


alrededor de su cuello. "Tía Rose,
¿podrías tú ir a nadar conmigo?"

"Seguro cariño, pero únicamente en la


parte baja".

"Ok". Su pequeña cara sonrió de oreja a


oreja. "¿Puede Tabitha ir a nadar con
nosotros también?"

Rose se rió en la idea. "No John.


Tabitha es un gato. A los gatos no les
gusta el agua".
"Hablando del diablo", Ronnie dijo,
moviendo su cabeza en dirección a la
casa. La puerta corrediza había

sido dejada abierta y el curioso felino


vagaba afuera en busca de nuevos
mundos para conquistar. Miró a

los chicos. "Por qué ustedes dos no van


a cambiarse. Hay toallas en la casa de
la piscina". Volteó con

Rose. "¿Crees que puedas manejar las


cosas aquí afuera?"

"Seguro". Bajó al chico de su regazo.


"John, pienso que hay una pelota en la
casa de la piscina con la
cual podemos jugar. Ve si tú puedes
encontrarla, ¿Ok?"

310

"Ok, Tía Rose". Siguió a su hermano


alejándose de la piscina.

Ronnie los miró irse. "Parece que


nosotras vamos a tener compañía por
un rato".

"Así parece", la joven mujer convino


cuando se levantó. "¿Por qué ellos no
están usando su propia

piscina?"

"Susan dijo algo sobre la bomba rota.


Lo siento amor", dijo disculpándose.
"Sé que es tu cumpleaños y

todo, pero..."

"No, está bien que ellos estén aquí",


Rose dijo. "Solo desearía estar algo
más vestida. Me siento

realmente desnuda en esto". Tiró del


escaso tirante del top del bikini.

"Te traeré una camisa".

"Sobreviviré con una de las tuyas y trae


un short contigo también". Cubriéndose
con la toalla, Rose

saludó a Susan y a Jack cuando se


acercaron.

Ronnie volvió pocos minutos después


llevando una de sus camisas. Se había
cambiado de su bikini de

dos piezas en uno de una sola pieza


negro más apropiado que cubría la
mayor parte de su trasero y con

un muy pequeño proporcionado escote.

"¿Ese es tu traje para las reuniones


familiares?" Rose preguntó cuando su
amante llegó a su lado.

"¿Piensas que deseo ser el tema de las


fantasías de mis sobrinos?" Preguntó
cuando le entregaba la
camisa. "Hola Susan". Volteó y saludó
a su cuñado. "¿Cómo estás, Jack?"

"Bien, Ronnie, ¿y tu?"

"Perfecto", dijo, destellando una


sonrisa en Rose. "Ya que están aquí,
¿por qué no hacemos carne

asada? No tomará mucho tiempo


calentar la parrilla y estoy segura que
tenemos algo que no esté

congelado".

"Suena bien", Susan dijo, compartiendo


un guiño con su hermana cuando Rose
no estaba mirando. "Es
justo un día perezoso y ustedes dos no
estaban planeando hacer algo, ¿no?"

"No", Ronnie contestó. "Iré a buscar y


ver que tenemos para que podamos asar
a la parilla".

Una hora más tarde Jack estaba


ocupado cuidando la parrilla mientras
las mujeres y los chicos jugaban

en el agua. Timmy y Ronnie


compitieron uno contra en otro a través
de la distancia de la piscina mientras

que Rose y John chapoteaban alrededor


en la parte poco profunda, jugando
ocasionalmente con la
colorida pelota de playa. Cuando la
joven mujer preguntó a Ronnie donde
estaba Susan, recibió una

vaga respuesta sobre que la pelirroja no


era una nadadora. La clara piel de John
mostró señales

rápidamente de tornarse rosa y cuando


Rose ofreció llevarlo adentro, Ronnie
subió y dijo que tenía que ir

a conseguir algo de todos modos. Pocos


minutos después Jack se acercó a la
piscina y susurró algo en

311

el oído de Timmy, haciendo al chico


salir y dirigirse adentro, dejando a
Rose como la única persona en el

agua.

Sintiéndose incómoda, salió del agua y


se envolvió en una toalla, pensando que
Ronnie estaba tardando

demasiado. Estaba dirigiéndose a la


casa cuando Jack la detuvo. "Rose, ven
a darles una mirada en

estos filetes y me dice que te parecen".

"Seguro". Se acercó a la parrilla y miró


los varios pedazos de carne
chisporroteando sobre el fuego.
"Espero que todo el mundo esté
hambriento. Hiciste todo un montón
aquí están muy bien, sin embargo.

Quizá algunos minutos más".

"¿Podrías vigilarlos por mí? Tengo que


visitar el pequeño cuarto de los
hombres". Le dio el tenedor para

voltearlos y se alejó.

Diez minutos más tarde los filetes


estaban hechos y no había señales de
Ronnie o de alguien más. Rose

cuidadosamente apiló la comida en una


plato y apagó la parrilla. "¿Dónde están
todos? Pensé que
estábamos teniendo una comida al aire
libre", dijo al vacío aire.

Dentro de la sala de estar, Susan estaba


supervisando el colgar de los últimos
adornos.

"Un poco arriba", la pelirroja dijo. "No,


es demasiado alto. Bájalo un poco".
Ronnie estaba parada en uno

de los peldaños superiores de la


escalera, pensando que su hermana era
un dolor en el trasero cuando

se trataba de adornar. La pancarta


estaba perfecta donde estaba antes pero
Susan insistió que sería
mejor si estuviera arriba justo unos
centímetros. John, Ricky, y Timmy
estaban ocupados colocando

rollos multicolores de serpentinas


alrededor de la sala de estar.

"Tenemos que darnos prisa o ella


vendrá", la ejecutiva refunfuñó. Echó
un vistazo en su reloj. "¿Dónde

está María? Se suponía que estaría aquí


con el pastel hace una media hora".

"Ella estará aquí, y si tú solo nivelas


esto, habremos terminado", Susan dijo.
Ellos voltearon en el sonido

de la puerta corrediza abriéndose.


Ronnie empujó la tachuela a través de
la pancarta y la pegó a la

pared, saltando de la escalera justo


cuando Rose pasaba a través del arco.

"¡Feliz Cumpleaños Rose!" Gritaron,


repitiendo las palabras impresas en la
pancarta. La joven mujer se

paró allí sin habla, sus ojos de par en


par con sorpresa. Mientras que había
pensado que era extraño

que nadie excepto Ronnie le hubiera


deseado un feliz cumpleaños, lo
atribuyó a que ellos no sabían.

Nunca se imaginó que Ronnie le daría


una fiesta.

John tiró en su húmeda camisa. "¿Tía


Rose, esto quiere decir que puedo darte
tu regalo ahora?"

"Dentro de un rato, John" Susan dijo,


apartando a su hijo. "Tenemos que
comer primero".

"Um... uh... oh mi..." Rose volteó con


su impresionada expresión en su
amante. "¿Tú planeaste esto?"

"María está en camino con tu pastel y


pienso que Frank y Agnes vendrán más
tarde", Ronnie contestó,

cruzando el cuarto de estar parándose


delante de la abrumada mujer. "Feliz
cumpleaños, amor".

312

"Ha pasado tanto tiempo desde que


alguien me dio una fiesta por mi
cumpleaños", Rose susurró. "No

puedo creer esto".

"Créelo. Puedes contar con que este


será un acontecimiento anual de ahora
en adelante". Miró a los

chicos. "Ustedes individuos vayan


ayudar a su padre a traer los platos".
Una vez que salieron del cuarto,
volvió su atención a Rose. "Te amo. No
pensarías que dejaría tu cumpleaños
pasar sin hacerte una

fiesta, ¿lo hiciste?"

"No dijiste nada excepto sobre el bikini


así que pensé..." Movió su cabeza y
sonrió. "Debí haber sabido.

Los Cartwrights aman las fiestas".

"Bien, eso puede ser verdad, pero esta


Cartwright en particular tenía más de
una razón para hacerte una

fiesta que solo tu cumpleaños". En la


mirada de extrañeza, Ronnie
simplemente le dio una maliciosa
sonrisa. "Tú verás más tarde. Vamos,
ve a ponerte algo seco para que
podemos comer antes de que se

enfríe".

María llegó un rato más tarde, el


asiento trasero de su auto venía con un
pastel grande de hojuelas.

Ricky y Timmy consiguieron sus dedos


llenos de glaseado antes de que Ronnie
pudiera ponerlo arriba

fuera de su alcance. John insistió en


sentarse en el regazo de Rose durante
la comida y la vista hizo

sonreír Ronnie. La gente que


significaba mucho para ella estaba allí
para ayudar a celebrar el

cumpleaños de la persona que


significaba todo. Ni una palabra fue
dicha cuando María los acompañó en

la comida y la atmósfera fue relajada y


confortable. Las pequeñas
conversaciones laterales tenían lugar

alrededor de ella pero la ejecutiva no


les prestó ninguna atención. Su
atención estaba en la belleza de

ojos verdes y el pensamiento del regalo


oculto en la oficina.

Frank y Agnes llegaron cuando la


comida terminaba. Rose se había reído
en la vista del corpulento

hombre grande llevando una caña de


pescar envuelta en un delicado papel de
seda.

"Caramba Frank, no tengo idea qué lo


que traes", Ronnie dijo con una sonrisa.

"Sabes que las cañas de pescar no es las


cosas más fáciles en el mundo para
envolverse", contestó. "Le

tomó a Agnes mucho tiempo conseguir


hacerlo". Se acercó a Rose y le dio un
beso en la mejilla cuando

le dio el regalo. "Feliz cumpleaños,


rubia".

"Supongo que es hora de abrir regalos",


Ronnie anunció.

"Bien aquí, abre el mío primero", dijo


Frank.

"Es hermosa", Rose dijo cuando la


envoltura final fue quitada.

"Esa no es solo un caña de pescar que


tienes allí, rubia", dijo. "Es lo último
de la línea Power Pole con

ultra sensible punta y carrete de mano


zurda. Quizá la próxima vez que vayas
a pescar no lances los
lunkers de regreso".

"Oh, probablemente lo haré", admitió.


"Pero seguro será divertido pescarlos".

"No quería reconocerlo. He cogido más


rueda que lobina esta temporada",
refunfuñó bonachonamente.

313

"Tía Rose, ¿ahora abrirás mi regalo?"


John preguntó, sosteniendo el regalo en
sus manos.

"Por supuesto que lo haré, cariño", dijo,


tomando el regalo de él. La envoltura
fue quitada para revelar
una botella de su perfume preferido.
"Gracias, John. Es muy bonito". Le dio
al pequeño un beso en la

mejilla. Mirando a Susan, le dio las


gracias silenciosamente con su mirada.
Timmy y Ricky le dieron

regalos también, seguido por un regalo


de Susan y Jack mientras que María le
dio un broche que era sin

lugar a dudas impresionante.

Después de ver los regalos que los


otros Cartwrights la habían dado, Rose
sabía que el bikini no era el

único regalo que su amante tenía


guardado para ella. Sus sospechas
fueron confirmadas un minuto más

tarde cuando Ronnie y Frank


desaparecieron dentro de la oficina.

Juntos sacaron una gran, voluminosa


caja cubierta en papel verde. Jack y
Ricky quitaron todo de la

mesa del café para hacer espacio. Rose


se levantó y sonrió. "Gracias", dijo.
"¿Me pregunto que en la

tierra puede ser? Parece un poco


grande". La caja era fácilmente tan
grande como sus brazos

extendidos y la mitad de alto.


"Las apariencias pueden ser
engañosas", Ronnie contestó,
compartiendo una cómplice sonrisa con
su

hermana cuando Rose comenzó a


desenvolver la gran caja. Sin bien la
caja por sí misma proclamaba

que una televisión a color de veintisiete


pulgadas estaba esperando dentro pero
la joven mujer sabía por

el peso que no era el caso. Además,


había ya media docena de televisiones
flotando alrededor de la

casa para que esta fuera. Seguramente


Ronnie no se habría molestado por
comprar otra. Su curiosidad

estaba picándole cuando abrió la caja


para revelar otra caja adentro, estaba
envuelta en rojo papel

festivo. "No tenía más de cumpleaños


para envolver así que utilicé el papel de
Navidad. Espero que no

te importe".

"Ronnie, podrías haber envuelto esto en


periódico y no me habría importado",
Rose aseguró, sacando la

caja más pequeña. Ricky quitó la


primera caja. La caja roja fue
desenvuelta y abierta para solo
descubrir

otra caja adentro. "Oh, papel azul esta


vez".

"No quería que estuvieras aburrida con


el mismo viejo papel", Ronnie bromeó.
Dos cajas más con

diferente color de papel tenían a los


chicos en un ataque de risa y los
adultos se reían suavemente.

"No puedo mirar esto", dijo Frank con


una sonrisa enorme en su cara. Tabitha
estaba teniendo un

magnífico rato jugando con el papel


cuando este cayó al piso.
"¿Cuántas cajas envolviste?" Rose
preguntó después de la sexta caja
abierta para encontrar solamente

otra esperando adentro.

"Oh, algunas más". La diabólica


sonrisa y el menear de las cejas
provocaron que los hijos de Susan

volvieran a reír. Finalmente una caja


envuelta en papel plateado con cintas
doradas fue revelada.

"Esa tiene que ser", dijo Frank. Jack y


Susan asintieron en acuerdo.

Con toda la emoción de un niño, Rose


abrió la caja para revelar una chaqueta
de esquí verde con negro.

"Oh, es hermosa", dijo, sacándola de la


caja y levantándola para que todos la
vieran.

314

"Es bonita, incluso si es un poco


temprano para la nieve", Susan dijo.
Rose estaba ya levantada

probándosela. "Queda perfectamente".

"Exacta", Ricky dijo. John agregó una


petición para una en los mismos
colores.

Ronnie simplemente se quedó atrás y


sonrió en la imagen ante ella. "Puede
ser temprano para la nieve

aquí pero no en todas partes". La


esquina de su labio se levantó con una
sonrisa. "¿Rose qué hay en el

bolsillo interior?"

"El interior..." Abrió el cierre de la


chaqueta y sacó un montón de papeles.
Las brillantes rayas en el

exterior del papel no dejó duda en


cuanto a su contenido.

"Escuche que los Alpes son


maravillosos este época del año",
Ronnie dijo con voz lenta. "Creo que
ambas tenemos algún tiempo de
vacaciones guardadas."

"Oh mi... ¿boletos a Suiza?" Los dedos


de Rose temblaron cuando sacó no dos
sino diez boletos.

"Ronnie..." Su voz calló cuando los


nombres de varios lejanos países
aparecieron ante sus ojos.

"Creo que Alemania, Austria, y Francia


están allí también, ¿no es así?" La
ejecutiva bromeó justo antes

de que una contentísima Rose volará


dentro de sus brazos.

"Ronnie, eres otra persona", su


hermana dijo.

"No puedo creerte", Rose susurró en la


cálida piel del cuello de su amante.
"Esto es demasiado".

"Nada es demasiado para ti, amor",


susurró. "Traeremos la laptop y lo
incluiremos como gastos de

negocios". Eso hizo que la mujer en sus


brazos se riera suavemente. "En serio,
amaría llevarte por un

recorrido por Europa y esta es la época


perfecta del año para ir".

"Te amo".
"Te amo también. ¿No estás llorando
sobre mí otra vez no?" Ronnie se retiró
para ver que efectivamente

su amante estaba llorando de alegría.


Susan vino junto a ellas y
silenciosamente le tendió un pañuelo.

"Gracias". Rose tomó algunos segundos


para serenarse antes de voltear para
hacer frente al resto de los

invitados.

María vino para darle a la joven mujer


un abrazo. "Es un hermoso regalo", el
ama de llaves dijo.

"Es maravilloso", Agnes dijo, tirándole


a su marido una mirada. "Parece que
algunas personas prefieren

pasar tiempo con los que ellas aman en


vez de huir a algún lago en medio de
ningún lugar por dos

semanas".

"Umm..." Frank miró a su prima por


apoyo y no encontró ninguno pues ella
estaba demasiado ocupada

sonriendo de oreja a oreja en la


felicidad en la cara de Rose. "Oh
demonios, Agnes. Supongo que dos

semanas en Hawai no serán tan malas".


315

"Sabía que tú eras un gran mandilón",


Ronnie bromeó.

"Yeah, justo como tú, Cuz", respondió


afablemente. Mirando en su amante, la
ejecutiva podría

únicamente asentir en acuerdo.

*****

Después de que el último de sus


invitados se fuera, la feliz pareja se
retiró a la sala de estar.

"No puedo creer que hicieras esto",


Rose dijo suavemente, mirando los
boletos que estaban sobre la

mesa del café.

"¿Por qué no?" Ronnie se encogió de


hombros. "Ahora que no necesitas un
bastón y la terapia física

terminó, es un tiempo perfecto para


que nosotras tomemos unas agradables
largas vacaciones". Aunque

había estado en muchos de los países


ya, sabía que los recuerdos palidecerían
en los nuevos que

serían creados con Rose a su lado.


Mirando la chaqueta, Ronnie sonrío
maliciosamente para sí misma.
No todos los regalos habían sido
abiertos aún.

Rose dio un puntapié a sus zapatos


quitándoselos y metió sus pies bajo sus
piernas. "¿Cómo lo hiciste

para conseguir planear las vacaciones


sin que yo supiera?"

"Fácil. Mi agente de viajes hizo el


trabajo. Todo lo que lo hice fue decirle
qué países quería visitar. Una

llamada telefónica, un par de mail y


estaba hecho".

"Eres asombrosa". Rose reclinó su


cabeza contra el pecho de su amante.
"He soñado únicamente con ir

a lugares así", dijo con nostalgia.

"Bien ahora tus sueños pronto serán


una realidad", Ronnie contestó. Se
inclinó para un rápido beso.

"Estoy alegre que te gusten tus


regalos".

"Los amo a ellos y te amo a ti",


contestó. "No tenías que hacer esto".

"Me hace feliz hacerte feliz. Sabes


eso". El teléfono sonó, haciendo que
Ronnie murmurara una

maldición y alcanzara el receptor.


"Residencia Cartwright".

"¿Ronnie?"

"¿Mamá?" Volteando de cara a Rose,


levantó sus cejas para indicar su
sorpresa. Habían sido casi dos

meses desde que habían hablado.


"Um... ¿cómo estás? ¿Realmente?...
¿Cómo fue?... uh huh, ¿qué

sobre eso?... Yeah, ella estuvo aquí


desde temprano... Es el cumpleaños de
Rose". Los ojos de Ronnie

crecieron de par en par. "Uh...si, esté


fue agradable... uh huh... no, ningún
problema en absoluto,
mamá... ¿Qué?... Um... sí, estoy segura
que todo está bien... de acuerdo... okay,
mamá adiós". Colgó el

teléfono.

"Ella acaba de llamar para saludar".

316

"¿De verdad?" Rose estiró su brazo y


puso su mano en el hombro de Ronnie.
"¿Está todo bien?"

"Yeah", asintió. "Acaba de decir que


debemos ir a cenar este viernes".

"¿Nosotras?"
"Sí, nosotras" Ronnie dijo. "No
entiendo esto".

"Quizá es la manera de tu madre de


ofrecer un rama de olivo".

"¿Pero después de todo lo que


sucedió?"

"Después de todo lo que sucedió,


sigues siendo su hija mayor", Rose
dijo. "¿Ella realmente dijo nosotras

dos?"

"Yeah". Ronnie movió su cabeza y tiró


de su amante acercándola. "No creo
esto, pero no voy a luchar
contra el. Quizá todo se resolverá entre
nosotras".

"Eres maravillosa".

"¿Lo crees así, hmm?" El corazón de


Ronnie comenzó a latir más
rápidamente. "Puede que no hayamos

comenzado de la mejor manera pero no


puedo imaginar mi vida sin ti".

"Siento de la misma manera".

"Me alegra oírte decir eso". Su cara


llegó a ser seria. "Creo que pasaste por
alto algo en tu bolsillo de la

chaqueta".
"¿Qué? ¿Después de todo esto?" Rose
extendió sus manos para indicar el
montón de regalos y los

boletos de la línea aérea. Tomó la


chaqueta y la puso sobre su regazo.
Cuando su mano cayó sobre el

bolsillo sintió el duro objeto oculto


adentro. "¿Ronnie?" Sus dedos viajaron
sobre éste, sus ojos se

ensancharon. "¿Es lo que creo que es?"

"No lo sé", la ejecutiva contestó


nerviosamente. "Quizá debes abrirlo y
descubrirlo". Mientras el cierre era

abierto, agregó, "espero que te guste".


La mano de Rose temblaba cuando
sacó la pequeña caja de terciopelo. Las
lágrimas comenzaban ya a

fluir en sus ojos. "Oh mi..." Sus manos


temblaron aún más y Ronnie tuvo que
estabilizarlas con las

suyas.

"Ábrela, Rose".

La caja de la joyería se abrió para


revelar una banda de oro adornada con
una triple hilera de diamantes

a través de la parte superior. "Oh..."


Los dedos igualmente temblorosos de
Ronnie quitaron el anillo de la
caja, dándole la vuelta para que viera la
inscripción.

A mi Rose, te amo por siempre, Ronnie

317

"Rose Grayson, querrías..." Su voz se


quebró, forzándola a tragar y comenzar
otra vez. "¿Quieres estar

conmigo... para siempre?" La joven


mujer no pudo encontrar su voz y tuvo
que dar un tembloroso

cabeceo, lágrimas de felicidad bajaban


por su cara.

"Te amo", dijeron al mismo tiempo.


Sosteniendo el anillo entre sus dedos,
Ronnie tomó la mano más

pequeña en la suya. Las lágrimas


cayeron de sus propios ojos cuando la
banda de oro se deslizaba

sobre el dedo anular de Rose. Cuando


este pasó sobre el último nudillo sus
dedos se entrelazaron y

ambas intentaron traer unidas sus


manos a sus labios. Ronnie utilizó su
fuerza para presionar

suavemente la espalda de su amante


abajo en los cojines mientras sus dedos
se separaban. Las manos
de Rose fueron al dobladillo de la
camisa de Ronnie y se deslizaron
debajo.

"Te amo, Rose".

"Y yo te amo a ti, Ronnie", respondió


antes de que sus labios se encontraran.

Echada en el piso, Tabitha levantó la


mirada en sus dueñas. Con un vigoroso
estiramiento y un bostezo,

el gato se paró y se dirigió hacia las


escaleras. Tendría la cama para ella
sola para la noche.
FIN

318

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