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Un equipo de trabajo integrado por científicos de varios países está desarrollando un


 


 
 . Basados en la biología, estas ³   ´ serán

capaces de imitar algunos comportamientos propios de las neuronas. Dejando de lado el silicio y la

estructura de las computadoras convencionales, esta nueva rama de la informática utilizará capas

de      y    para procesar datos.

Antes de seguir veamos   que nos muestran cómo funcionan las
 
, de qué

modo se organizan en una 


 y "
 , y de qué manera se transmiten las

  
    conocidas como
  
 

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Desde que a mediados del siglo pasado se comenzó a construir computadoras, su diseño siempre

se limitó a la  
. Dejando de lado algunas máquinas -en general, poco más que

curiosidades de laboratorio- que utilizan la   o los principios de la 


 
 para

funcionar, el resto de las computadoras basan su funcionamiento en el proceso de 


  . Sin embargo, nuestros cerebros utilizan la química para llevar a cabo su magia. Y tan

mal no lo hacen: las computadoras aún no logran efectuar algunas tareas que un niño de 3 años

puede hacer con los ojos vendados.

& ' en Neoteo, según fuente de BBCNews, dice que un grupo de científicos, formado

por especialistas de varios países, han encarado el diseño de un


  


inspirado en la biología, y que utiliza la química para funcionar.

%(   )


    
 

 


El objetivo del proyecto, explica * +' ,


, de la Universidad de Southampton, no es

hacer un ordenador más potente o veloz que los convencionales. La idea es disponer de un nuevo

tipo de máquina, una clase de computador que pueda funcionar en nuevos ambientes.

³Si queremos construir equipos con un poder y complejidad similares a las del cerebro humano, mi

consejo es que utilicemos algún tipo de informática química o molecular ´, dice Frantisek

Stepanek, otro participante del proyecto proveniente del Instituto de Tecnología Química de Praga.

³El tipo de tecnología de proceso de la información basado en la química no tiene como objetivo

ejecutar el típico software de negocios,´ aclara Zauner. No reemplazarán a los ordenadores

convencionales, al menos no en las tareas comunes. ³El campo de aplicación de esta tecnología

incluye el control de robots moleculares y la construcción de mecanismos inteligentes para la

distribución de sustancias dentro del cuerpo humano, capaces de reaccionar ante el estado de

cada célula.´

El proyecto ha sido financiado con -. 


  provenientes de un programa

comunitario de tecnologías emergentes.

La base del funcionamiento de esta nueva clase de ordenadores no son los electrones que corren

por circuitos de cobre o silicio impulsados por una diferencia de potencial eléctrico. El enfoque de
Zauner y sus colegas se basa en la forma en que las  
 
 


 
  
, y ³procesan´ la información en base a señales químicas.

³Cada neurona es como un ordenador molecular", explica Zauner.

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Según // O
, lo que distingue al nuevo proyecto es que éste utilizará " " estables

que poseen un recubrimiento que se forma espontáneamente, similar a las paredes de nuestras

propias células, y utiliza procesos químicos para llevar a cabo un procesamiento de señales

   al de las neuronas humanas.

El enfoque del proyecto se basa en dos ideas críticas:

a) La  es que las "células" individuales están rodeadas de una pared formada de lípidos

que recubren de forma espontánea las "entrañas" líquidas de la célula.

Investigaciones recientes han demostrado que si dos de estas capas lípidas se encuentran cuando

las células hacen contacto, una proteína puede formar un camino entre ellas permitiendo el paso

de las moléculas de las señales químicas.

b) La 
, que el interior de las células puede albergar lo que se conoce como una reacción

química Belousov-Zhabotinsky o B-Z.

Las reacciones de este tipo pueden ser iniciadas cambiando la concentración de la bromina en

ciertas cantidades.

Estas reacciones son inusuales por varias razones, pero para las aplicaciones de computación lo

que es importante es que después de la llegada de una señal química que la inicie, la célula entra

en un "período refractario" durante el cual otras señales químicas no influyen en la reacción.

Esto evita que la señal se propague sin control a través de cualquier célula conectada.

Estos sistemas autocontenidos que reaccionan bajo su propia energía química ante un estímulo

tienen un análogo en la naturaleza: 


 
.
"La nuestra es una abstracción muy cruda de lo que las neuronas pueden hacer. Pero la esencia de

las neuronas es su capacidad de "excitarse"; pueden volver a formarse con una señal y tienen su

propio abastecimiento de energía para poder lanzar una nueva señal", explicó Klaus-Peter Zauner

a BBC Mundo.

Esta propagación de señales químicas -junto con el "período refractario" que las mantiene

contenidas dentro de una célula específica- significa que las células pueden formar redes que

funcionan como el cerebro.

^ 

 // O


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Otra de las disciplinas científicas afines a la computación química es la




  .

Esta rama del conocimiento se ocupa del diseño y la fabricación de sistemas neuronales artificiales

cuyos principios de    


y    se basan en los de los sistemas nerviosos

biológicos.

#
0 , director del Instituto de Neuroinformática (INI) del Instituto Federal de

Tecnología de Zúrich, es uno de los científicos que intenta descubrir los principios-clave del

funcionamiento del cerebro con el fin de aplicarlos en       que interactúen de

forma inteligente con el mundo real. Uno de sus principales campos de investigación es la




  

La historia de la i


  se inició en el Instituto de Tecnología de California en

1980 con el trabajo de  O, que investigó la construcción a imagen y semejanza del

cerebro de grandes sistemas dotados de componentes imprevisibles. El INI de Zúrich, uno de los

centros de investigación en neuroinformática líderes de Europa, está llevando a cabo varios

proyectos prometedores en este campo, como el de la retina de silicona.

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0 fue entrevistado para 1

 por 0 2  quien le preguntaba al

científico:

D.O: Neurociencia, neuroinformática... ¿cuál es la diferencia?

R. Douglas: A diferencia de la neurociencia, que se ocupa de describir la biología del cerebro, la

neuroinformática se ocupa del aspecto tecnológico del cerebro y de comprender cómo computa

realmente ese órgano, cómo consigue lo que consigue en comparación con la tecnología

computacional que hemos construido como humanos, y qué aporta eso a las nuevas tecnologías.

D.O: ¿Qué interrogantes intenta responder la neuroinformática?

R. Douglas: Una de las principales preguntas es qué tipo de computación realiza el cerebro. Su

construcción y su funcionamiento son completamente diferentes a la computación convencional.

Uno de los puntos más obvios es que el cerebro no cuenta con un programa; no hay nadie

sentado junto a él escribiendo un código e insertándolo en las sinapsis para hacerlo funcionar. En

vez de eso, se autoprograma a través de su interacción con el mundo.

D.O: ¿De qué maneras se podría llegar a comprender la capacidad de computación

autoprogramadora del cerebro?

R. Douglas: Para comprenderla debemos actuar al igual que con los ordenadores convencionales.

Tenemos que entender la arquitectura y las propiedades de los circuitos construidos para ser

capaces de computar sus funciones. Por lo tanto, intentamos entender las conexiones neuronales

en el córtex y su forma de actuar. Después, nos preguntaremos qué significa eso respecto a la

computación y si podemos construir una tecnología más o menos parecida.

A fin de solucionar este tipo de cuestiones, se debe partir de la biología. Empezamos en el córtex

cerebral, donde parece ser que existe una estructura neuronal muy regular, usada en una serie de

contextos diferentes: ver, oír y planificar.

D.O: Así pues, ¿algún día se podrán construir computadoras que se autoprogramen?

R. Douglas: No es un problema irresoluble, eso está claro; si no, ¡no vendría a trabajar cada

mañana! En la última década la autoconstrucción y la autoprogramación están tomando

protagonismo, y se les están dedicando muchos recursos. La Unión Europea financió un instituto

para exactamente ese tipo de proyecto: investigar a fondo por qué se produce la autoconstrucción

en el cerebro y discernir si ese fenómeno se podría usar también para crear tecnología. Así que se

trata de una cuestión que está a la orden del día, y creo que se resolverá, porque en el momento

en que la gente se reúne en comunidades para estudiar algo en profundidad, se resuelven

problemas.

D.O: ¿Qué tipo de funciones corticales será capaz de realizar la tecnología?

R. Douglas: En última instancia se trata de si podemos construir computación como la del cerebro,

pero ése es el gran objetivo a largo plazo. Antes de llegar ahí, debemos solucionar aspectos

tecnológicos básicos. Los ordenadores convencionales dependen en gran medida de la estrecha

sincronización de todas las operaciones que llevan a cabo. Así que, incluso en el caso de que se

tengan múltiples procesadores, todos deben estar perfectamente sintonizados con unas reglas
muy claras acerca de cómo transferirse la información entre sí. En el cerebro, por el contrario, no

se produce ese tipo de sincronización y secuenciación extremadamente estrictas. En vez de eso,

disponemos de trillones de elementos, no todos conectados entre sí, sin un controlador global, y

aun así, funcionan juntos de forma coherente.

Esto plantea una importante cuestión de diseño del sistema. La comunidad de la tecnología

informática se encuentra con graves problemas a la hora de construir sistemas de gran escala, ya

que es necesario mantener un alto grado de sincronización. Ésa es una de las principales

preocupaciones en el diseño informático actual.

La biología ha escogido una manera de resolver la integración muy diferente a la de los

ordenadores convencionales. Éstos emplean la sincronización para avanzarse a lo que está

pasando en el tiempo real. La biología no actúa así, sino que hace lo que puede en cada momento,

y confía en que los otros componentes envíen a tiempo sus propias señales. Cualquier proceso

local depende del hecho de que sus datos sean válidos para ese momento, cosa que no es viable

en el caso de los ordenadores. Eso va totalmente en contra de nuestro planteamiento habitual, y

la pregunta es: ¿podemos construir tecnología basándonos en ese funcionamiento?

Para conocer más sobre este tema seguir leyendo la 


   
1

 

Los avances interdisciplinarios de la   


  y la


   son

muy prometedores, ambos campos del conocimiento reconocen que en el cerebro -el órgano

existente más complejo- reside la mayoría de las respuestas para los grandes desarrollos de este

siglo.


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