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De los trámites liquidatorios.

Abstracto.
Los procesos liquidatorios, en términos generale, denomínense liquidación de la sociedad
conyugal, sociedad patrimonial de hecho o sucesión (testada o intestada), es un procedimiento
previsto por el legislador patrio para finiquitar y obtener, valga la redundancia, la liquidación de
patrimonios ilíquidos.

En principio, a través de esta catedra magistral, decantaré lo distintivo del procesos


liquidatorios y al final hare hincapié en su finalidad, cual es hacer efectiva la sucesión de
relaciones activas o pasivas -entiéndase la transmisión de derechos y obligaciones- las cuales
encuentran su génesis en, itérese, patrimonios ilíquidos, destacando así su naturaleza, que no
es en estricto sentido jurisdiccional, dado que puede liquidarse este tipo de sociedades ante
notario publico, mediante el otorgamiento de la escritura pública, de tal suerte que puedan
ustedes comprender e identificar la connotación, importancia y formas de conducción de estos
procedimientos.

Para empezar, debo indicarles que todo patrimonio ilíquido – no en sentido económico, sino de
su estado de carencia de finiquito- esta llamado a su liquidación. De esta premisa refulge que,
en efecto la iliquidez de un patrimonio es una situación transitoria y son reclamadas por un
sujeto pasivo y otro activo, quienes dentro de un trámite liquidatorios ocuparan esa misma
posición.

El proceso jurisdiccional liquidatorio, panorámicamente hablando, es una de las opciones al


alcance de cualquier administrado para entrar a ocupar la condición de sujeto de las relaciones
que forman el patrimonio ilíquido. (tutela judicial efectiva)

Ahora bien, el proceso de liquidación, ingénitamente, posee características únicas que les
resultan relevantes aprenderlas para desarrollar el estado de la técnica (lex artis iuris), que es
siempre lo que he promovido frente a este curso, mas que llenarlos de un compendio de
filosofía, que, si bien es importante, no lo es mas que dotarlos de las herramientas
indispensables para el buen ejercicio profesional, claro bajo el amparo de lo sustancial.

Por los trámites liquidatorios se liquidan patrimonios que pertenecen a pertenecieron a


determinados sujetos de derecho para adjudicarlos a quienes la ley o el negocio jurídico -
matrimonio- llama a sucederlos y se perfeccionan actos de sucesión en sus diversas estirpes:
por actos entre vivos, por causa de muerte, a titulo universal o a título singular.

1ª El proceso liquidatorio no es inequívocamente jurisdiccional.


La razón es simple. Sobre tal trámite no se erige pretensiones, aun cuando el artículo 82 del
CGP nos señale que es un requisito de toda demanda, pues, lo que verdaderamente allí se
establece son peticiones de los interesados y partes que buscan la validación de sus actos
dispositivos. Esto por que, si van a la bibliografía especializada, como Pedro Lafont Pianeta
(derecho de sucesiones tomo I) podrán verificar que no se concibe la liquidación como
fenómeno adversarial o de litispendencia. Claro, no es una verdad absoluta tratándose de
liquidación de la sociedad conyugal, pues verificaran ustedes que el artículo 523 nos dice que
se admiten excepciones previas y de mérito, pero, mas allá, desde la practica profesional no
siempre esa especifica liquidación resulta con oposición mas allá del valor asignado a los
bienes.

2º. El objeto del proceso no es una pretensión.

Noten ustedes como he dicho con anterioridad como una pretensión resistida no tiene cabida
en los procesos liquidatorios. Si miran la norma adjetiva, mas estrictamente los artículos 487,
488 y 523 del CGP podrán ver la razón de mi dicho. En ninguna parte de tales normas
especiales se habla de pretensión. Por tanto, atendiendo ese al cariz, es dable aducir que se
trata de un proceso de jurisdicción voluntaria, tanto así que no siempre es requerido ese
tercero imparcial llamado juez, sino basta el acuerdo de voluntades.

3º Aun existiendo consenso en la liquidación puede aparecer el juez.

Es admisible un proceso de liquidación tramitado ante un juez de familia o promiscuo de familia


aun existiendo acuerdo manifiesto entre las partes, lo cual haría pensar que debería elevarse a
escritura pública, pero piensen ustedes en las necesidades económicas de esas personas; si
bien los trámites notariales son expeditos, sometidos a tiempos muy reducidos, tal beneficio
puede ir en contravía de los intereses económicos suyos y de sus clientes.

Cada hoja de papel sobre el cual se reproduce el trabajo partitivo tiene un costo ($3600),
dependiendo del avaluó dado a los bienes, que por cierto no puede ser inferior al valor
catastral tratándose de inmuebles o muebles (automóviles básicamente), dará un monto para
la liquidación total del tramite (3.5x1000) (ver decreto 858 de 2018). Y digo que en contravía de
sus intereses, porque en términos económicos a mayor gasto operacional menor ganancia.

4º. De no existir consenso, es necesario el proceso liquidatorio.

Por razón de su poder, resulta indispensable la intervención del juez como figura de
determinación, rompiendo el paradigma de inmutabilidad de las situaciones jurídicas que se
creen consolidadas. Bajo su dirección, imparcialidad y razón se perfeccionará la liquidación.

5ª. En el proceso liquidatorio prevalece la autonomía privada.

Y no es para menos, al versar sobre derechos patrimoniales, de contenido económico, los


titulares de estos pueden reconocerse como sujetos con vocación a recibir todo o parte de una

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masa expuesta a liquidación, como puede ser el acreedor que abre un tramite de sucesión
para satisfacer su crédito, acudiendo al negocio primogénito.

Por su parte la sociedad conyugal y liquidación de la sociedad patrimonial entre compañeros


permanentes, puede ser asumida de modo privativo por los cónyuges o compañeros
permanentes.

Además, por que es un acto que se manifiesta en un negocio jurídico solmene y vincula
únicamente a los otorgantes del documento.

6º. Cuando se liquida de mutuo acuerdo se da la figura de la solidaridad, pero cuando se


va a la vía jurisdiccional si.

Al no tener injerencia los terceros, como acreedores, en la liquidación consensual notarial,


inclusive en la jurisdiccional, sobre dicho acto el artículo 1820 del C. C. Modificado por el
artículo 25 de la ley 1 de 1976, numeral 5, a estos terceros se les protege de manera solidaria
sus créditos, es decir liquidada la sociedad conyugal, puede reclamar a cualquiera de los ex
consortes.

7º. Solo la sentencia puede dar por terminado el proceso liquidatorio.

Solo termina ante la aprobación de la partición. Allí no se niega y se acceden a pretensiones,


solo se aprueba el trabajo de fraccionamiento, de ser el caso la improbación origina la
corrección del trabajo. Inclusive, no puede dársele terminación por desistimiento tácito ante las
sanciones que implica.

8º. El juez es director técnico u homologador.

Al ser un acto de autonomía privada, el juez solo conduce la instrucción del proceso y acoge la
voluntad de las partes mediante sentencia. Parte del reconocimiento mediante auto de los
interesados, pero el diseño de los inventarios y avalúos y su partición tiene vocación negocial,
pues están llamados a ser emitidos exclusivamente por las partes. El juez solo aparece al
sobresalir cuestiones litigiosas.

9º El proceso de liquidación exige un alto grado de técnica.

La denuncia de bienes, el reconocimiento de pasivo, la valoración de unos y otros y el acto de


reparto que no se ajusten a las realidades jurídicas genera controversias, caso para el cual, no
solo ustedes deben saber al detalle los bienes de sus clientes, sino además probar la
existencia de pasivos para que sean aceptados. Ello en aras de evitar litigios. Por tanto lo que
aquí converge es rigor no solo al inventariar, sino también al partir. (ética en los procesos).

10. en todas las liquidaciones existe las siguientes fases:

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Reconocimiento de interesados.

Elaboración de activos y pasivos.

La partición.

11. el proceso de sesión es la matriz de los procesos liquidatorios.

Vean como normas como 1821 C. C. 523 del CGP así lo dejan ver.

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