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I. Introducción
Sin embargo, dicha norma no definió los órganos, los procedimientos ni las
atribuciones y responsabilidades que exigía su ejecución. Ello generó que los
operadores de justicia lo aplicaran de modo asistemático, contándose
únicamente con las orientaciones recibidas de otros países, es decir, de la
experiencia comparada.1
1
MINISTERIO PÚBLICO. Reglamento de circulación y entrega vigilada, bienes delictivos y agente encubierto
(aprobado mediante R.N° 729-2006-MP-FN de fecha 15 de junio de 2006).
2. Posteriormente, el Decreto Legislativo N° 989 (Decreto Legislativo que
modifica la Ley Nº 27934, Ley que regula la intervención de la Policía
Nacional y el Ministerio Público en la investigación preliminar del delito),
fijó una regulación especial para la figura del agente encubierto. Así, el artículo
2-H establecía una serie de características sobre dicha figura, las que en
resumen señalan que debe ser utilizada excepcionalmente para optimizar el
resultado de la investigación preliminar. A diferencia de la normativa anterior,
en este caso la utilización del agente encubierto se podía dar frente a la
comisión de cualquier delito en el que participe la criminalidad organizada, y no
solo para los casos de tráfico de drogas.
2
GUZMÁN FLUJA, Vicente. El agente encubierto y las garantías del proceso penal. p. 14. Disponible en:
http://portal.uclm.es/descargas/idp_docs/doctrinas/vicente%20guzman%20es.pdf (Consultado el 09/04/2013).
3
GUZMÁN FLUJA, Vicente. El agente encubierto y las garantías del proceso penal. p. 14. Disponible en:
http://portal.uclm.es/descargas/idp_docs/doctrinas/vicente%20guzman%20es.pdf (Consultado el 09/04/2013).
obedecería más bien a la figura de un “confidente”, 4 que responde a otra
naturaleza y presenta características particulares.
4
GUZMÁN FLUJA, Vicente. El agente encubierto y las garantías del proceso penal. p. 21. Disponible en:
http://portal.uclm.es/descargas/idp_docs/doctrinas/vicente%20guzman%20es.pdf (Consultado el 09/04/2013).
4. Ya dentro del ámbito del Código Procesal Penal de 2004, el Ministerio Público ha
emitido diversos reglamentos a fin de operativizar sus actuaciones en el marco del
nuevo proceso penal de corte adversarial. Así, entre otros, se emitió el Reglamento
de circulación y entrega vigilada, bienes delictivos y agente encubierto
(aprobado mediante R.N° 729-2006-MP-FN de fecha 15 de junio de 2006).
A través del presente reglamento se regula con detalle la utilización del agente
encubierto, como técnica de investigación especial. En ese sentido, y adicionalmente a
las características anteriormente señaladas, se establece que la utilización del agente
encubierto se encuentra supeditada al cumplimiento de diversos principios:
b) La figura del agente encubierto es propia del modelo inquisitivo, toda vez que
implica averiguar la verdad a cualquier precio. A este aumento de las
capacidades persecutorias de los órganos de investigación del Estado se le
contrapone la pérdida de derechos por parte de los ciudadanos. El agente
encubierto supone la presencia continua del Estado en la esfera de intimidad
de una persona, al punto que puede saber mucho más de ella que aquello
estrictamente necesario para obtener una condena judicial.9
Ello significa que de un solo golpe, el “engaño” pone al agente infiltrado ante la
posibilidad de afectar diversos derechos fundamentales como la intimidad, la
inviolabilidad del domicilio, el secreto de las comunicaciones, etc. Y esto
conduce a tener que plantear el valor que puedan tener las informaciones
obtenidas por el agente encubierto, así como a ver qué alcance probatorio
pueden tener.10
Adicionalmente, Muñoz Conde11 señala que la técnica del agente encubierto, a través
de la cual se saca información al inculpado para posteriormente usarla en su contra
dentro del proceso, constituye una infracción al principio «nemo tenetur se ipsum
accusare», que se traduce como «nadie está obligado a declarar contra sí mismo» o
aportar pruebas que lo incriminen. Asimismo, citando a Roxin, señala lo siguiente:
7
DEL POZO PÉREZ, Marta. El agente encubierto como medio de investigación de la delincuencia organizada en la
Ley de Enjuiciamiento Criminal española. p. 280. En: revista Criterio Jurídico. Santiago de Cali. V. 6, 2006.
8
LAMARRE, Flavia. Agentes encubiertos y criminalidad organizada: derecho y demagogia. En Lecciones y Ensayos.
N° 88, 2010. p. 181
9
LAMARRE, Flavia. Agentes encubiertos y criminalidad organizada: derecho y demagogia. En Lecciones y Ensayos.
N° 88, 2010. p. 183
10
GUZMÁN FLUJA, Vicente. El agente encubierto y las garantías del proceso penal. p. 18. Disponible en:
http://portal.uclm.es/descargas/idp_docs/doctrinas/vicente%20guzman%20es.pdf (Consultado el 09/04/2013).
11
MUÑOZ CONDE, Francisco. De las prohibiciones probatorias al Derecho procesal penal del enemigo. Revista Penal
N° 23. Enero, 2009. p. 88
Cuando un policía es llamado al lugar de comisión de un delito y allí
mismo interroga al imputado de haberlo cometido, sin haberlo
instruido sobre su derecho a permanecer callado, esa declaración,
según la jurisprudencia alemana actual, sin lugar a dudas, no puede
ser valorada. ¿Cómo puede ser entonces admisible que el policía no
sólo renuncie a la instrucción, sino que, encima, oculte también su
identidad oficial y por medio de una predisposición fingida a prestarle
ayuda, como supuesto enemigo de la Policía, le sonsaque al
imputado información sobre el delito?12
Inclusive, para el citado profesor penalista, esta medida calificaría como una
manifestación de lo que se conoce como “Derecho Procesal Penal del Enemigo”.13
En ese sentido, los recursos ofrecidos por este espacio conocido como internet
suponen una zona que propicia el anonimato de muchos delincuentes, concretamente
muchos de ellos se resguardan en la red para realizar prácticas que constituyen una
gran lacra par la sociedad, como puede ser la comisión de delitos en agravio de niños,
niñas y adolescentes.14
Cabe precisar que el agente encubierto dentro del internet difiere de su estructura
clásica, por las siguientes razones: a) no se requiere desplegar un gasto considerable
para encubrir la identidad del agente, toda vez que el ámbito en el que se despliegan
las conductas es virtual; y b) se asegura la integridad y la vida del funcionario, además
que la investigación siempre concluiría y no existiría el temor que el agente encubierto
cambiara de bando.15
12
Roxin, en Homenaje a Maier cit., p. 437. CITADO EN: MUÑOZ CONDE, Francisco. De las prohibiciones probatorias
al Derecho procesal penal del enemigo. Revista Penal N° 23. Enero, 2009. p. 88
13
MUÑOZ CONDE, Francisco. De las prohibiciones probatorias al Derecho procesal penal del enemigo. Revista Penal
N° 23. Enero, 2009. p. 77
14
BUENO DE MATA, Federico. El agente encubierto en Internet: mentiras virtuales para alcanzar la justicia. En: Los
retos del Poder Judicial ante la sociedad globalizada. Actas del IV Congreso Gallego de Derecho Procesal (I
Internacional) A Coruña, 2 y 3 de junio de 2011, Agustín Jesús Pérez-Cruz Martín (dir.), Xulio Ferreiro Baamonde
(dir). A Coruña: Universidade, 2012, p. 298
15
BUENO DE MATA, Federico. El agente encubierto en Internet: mentiras virtuales para alcanzar la justicia. En: Los
retos del Poder Judicial ante la sociedad globalizada. Actas del IV Congreso Gallego de Derecho Procesal (I
Internacional) A Coruña, 2 y 3 de junio de 2011, Agustín Jesús Pérez-Cruz Martín (dir.), Xulio Ferreiro Baamonde
(dir). A Coruña: Universidade, 2012, p. 205
concreta que dentro de nuestro ordenamiento jurídico se establezca expresamente la
utilización del agente encubierto en el contexto de la criminalidad cibernética.
A continuación se realizará una breve evaluación de los casos en los que el Tribunal
Constitucional se pronunció por la figura del agente encubierto:
Los hechos son los siguientes: una mujer, condenada a 17 años de pena privativa de
libertad por tráfico ilícito de drogas, cuestionó que se haya actuado un audio y un video
obtenidos a través del procedimiento especial del agente encubierto, sin que haya
participado en las diligencias de transcripción y visualización, y sin que se realizara
una pericia de reconocimiento de voz. Además, no se hizo dicho reconocimiento en la
etapa de instrucción y las pruebas mencionadas tampoco fueron incorporadas al juicio
oral, por lo que no han sido sometidas a contradictorio. Todo ello, a su entender,
vulnera los derechos al debido proceso, defensa y a la presunción de inocencia, en
conexión con su libertad individual.
a) Existe una obligación por parte del Estado peruano de combatir el narcotráfico,
sustentada en diversos tratados internacionales, así como en lo señalado en el
artículo 8° de la Constitución Política de 1993. Asimismo, esta obligación no
solo radica en establecer delitos y penas elevadas, sino que también implica
establecer procedimientos de investigación eficientes y adecuados, para de
esta manera poder concretizar la aplicación de las sanciones y obtener
resultados eficaces.
Sobre este punto, cabe afirmar que la decisión del Tribunal Constitucional resulta
incongruente con otros fallos referidos al mismo tema. Así por ejemplo, en la sentencia
recaída en el Exp. N° 4750-2007-HC/TC, frente a la falta de controversia del testimonio
del agente encubierto, el Tribunal Constitucional señaló que ello no era necesario, por
cuanto la condena del inculpado se sustentaba en otros medios probatorios y no solo
en la declaración del agente encubierto. Somos de la opinión que la respuesta
brindada ante el reclamo por la falta de confrontación con el agente encubierto no
satisface la pretensión interpuesta por el demandante.
Quizás pudo resolverse de otra forma, al señalar que el testimonio del agente
encubierto sí es suficiente para poder enervar la presunción de inocencia, siempre y
cuando se encuentre debidamente sustentado, además de ser uniforme y coherente
(tal como se señala en el Acuerdo Plenario N° 2-2005/CJ-116).
5.5.2. Comentarios
Debemos dejar claro que no estamos a favor de suprimir la figura del agente
encubierto. Antes bien, existen argumentos de sobra para su instauración
dentro de nuestro ordenamiento jurídico. Sin embargo, lo que no resulta
aceptable es que todos los cuestionamientos que se hacen a dicha técnica de
investigación desde la doctrina no hayan sido analizados y rebatidos
adecuadamente por el Tribunal Constitucional. Lo único que genera esta
ausencia de motivación es que se piense que la figura del agente encubierto
puede ser utilizada para restringir los derechos de un determinado sector de
la población por el solo hecho de ser criminal, impresión que se alinea con
aquellos discursos vinculados al “derecho procesal penal del enemigo”, lo
cual evidentemente resulta inconstitucional.
VI. Conclusiones
A través del presente trabajo, hemos realizado un breve análisis de la figura del
agente encubierto dentro de nuestro ordenamiento jurídico. De acuerdo a lo analizado,
se puede advertir que, si bien existe abundante normativa que desarrolla las
características de dicha técnica especial de investigación, a nivel constitucional se
aprecia una ausencia de fundamentos para rebatir las críticas referidas a la restricción
de los derechos de intimidad, secreto de las comunicaciones, autoincriminación, entre
otros, que dicha figura supone. En esa medida, es necesario que el Tribunal
Constitucional, a través de su jurisprudencia, desarrolle con mayor minuciosidad la
figura del agente encubierto y pueda finalmente poner coto a las críticas existentes.