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En los años 60 y 70 del siglo la fundamentación de lo moral era problema de la ética (parte del
ámbito filosófico), sin embargo surge en los países con tradición occidental la llamada ética
aplicada como respuesta a la necesidad de aplicar la ética a la vida cotidiana y a las diferentes
esferas de la sociedad y a la necesidad de una realidad social que necesitaba ser moralmente
pluralista.
Desde la filosofía se recibió con escepticismo las éticas aplicadas, ya que las cuestiones de la
vida cotidiana (biotecnología, las organizaciones empresariales, la actividad económica, el
desarrollo de los pueblos, el ejercicio de las profesiones, las consecuencias de las nuevas
tecnología, la estructura de los medios de comunicación, la revolución informática, la
construcción de la paz) exigían traspasar sus límites y tener una visión interdisciplinar, siendo
algo que lamentar la división de las universidades en facultades técnicas y literarias, toda vez
que es necesaria dicha interdisciplinariedad.
En el último cuarto de siglo se las sociedades toman consciencia de que son moralmente
pluralistas y que no es posible enfocar las cuestiones morales, ya que no existen acuerdos
básicos sobre estas, debido a que existen múltiples instancias que abordan las cuestiones
morales y éticas, adicionalmente, la vida cotidiana no da tregua para que los miembros de la
sociedad se pongan de acuerdo en valores conjuntos que permitan su existencia, y
constantemente se viven entonces dilemas éticos y morales que exigen vivir las actividades, las
instituciones y las organizaciones desde valores compartidos.
Las respuestas a estos dilemas fueron viniendo desde diversos enclaves sociales, desde los que
se fueron tejiendo las éticas aplicadas
3. ¿Reinos de taifas? (La palabra viene del árabe y significa bandos, está relacionada con los
39 reinos que surgieron cuando se dividió el califato de Córdoba posterior derrocamiento
del califa Hisham III – 1030 DC)
El autor afirma que las éticas aplicadas no vienen acompañadas de la suficiente claridad en lo
que respecta a su estatuto y quehacer, debido a que cada una tiene una fecha de creación,
historia y bibliografía autorizada, bibliografía entre la que se encuentran en muchas ocasiones
repetidos nombres de los clásicos de la filosofía, esto presenta un panorama de bandos (reinos
de taifas). Adicionalmente, este tipo de saber es dinámico y cámbiate debido a la evolución de
la realidad.
Por otra parte el autor observa que voces autorizadas (expertos) exigen que el camino de la
globalización debe orientarse desde la ética, sin embargo no existe una única ética (existen
morales en la vida cotidiana como la cristiana, islámica, judía…) y distintas líneas de filosofía
moral (eudemonismo, utilitarismo, pragmatismo), ninguna de ellas hegemónica, tampoco
aceptada por toda la humanidad. Sin embargo no es cierto que carezcamos de una moral
compartida, aunque no se identifique en particular con alguna moral de la vida cotidiana,
existe entonces una intersubjetividad moral referida a las construcciones de los seres
humanos.
La tesis del artículo es doble. Consiste en afirmar que la naturaleza de la ética aplicada es la de
una hermenéutica (técnica o método de interpretación de textos) crítica de distintas
actividades humanas y que es desde la tarea de las éticas aplicadas, que se viene realizando
abiertamente desde hace al menos tres décadas, desde donde se viene descubriendo la
intersubjetividad ética, que se creyó primero nacional, pero en el transcurso de su quehacer
está mostrando ser una ética cívica transnacional, y que va conformando quiéralo o no una
ética global. A los distintos caminos que trazan esta ética global, uno de los más prometedores
es el de la ética cívica.
La expresión ética aplicada es rechazada por dos razones: 1. No se entiende porque parece
importante utilizarla cuando su contenido podría expresarse como moral o ética. Se entiende
que las nuevas expresiones están justificadas porque aportan nuevos contenidos. 2. El adjetivo
aplicado parece implicar que su contenido es claro, concretos, deductivos y compartido por
todos los grupos sociales, algo que ya se determinó en el numeral 3 que no es así.
La respuesta a estas dos objeciones es: 1. Moral y ética no se distinguen por su significado
etimológico (origen de las palabras), pero sí porque se refieren a dos niveles de reflexión y
lenguaje: el nivel de la vida cotidiana, en que los seres humanos viven con referentes morales,
y el nivel de la ética o filosofía moral, que reflexiona sobre la moral vivida en la vida cotidiana.
Entre las tareas de la ética está entender: 1. En que consiste lo moral, 2. Tratar de
fundamentarlo (porqué existe o no), 3. Aplicar los principios éticos en la vida cotidiana. Sobre
estas tareas se identifica que las morales llevan apellidos de la vida cotidiana (morales
cristianas, musulmanas, judías…) y las éticas llevan apellidos filosóficos (éticas kantianas,
comunitarias, pluralistas…), siendo necesaria la distinción entre moral y filosofía moral o ética,
porque la moral forma parte del vivir de los seres humanos, y esta última (ética) requiere de
un aprendizaje y lenguaje especializado.
¿Cuál es, pues, la peculiaridad de la nueva ética aplicada frente a la moral y a las teorías éticas
tradicionales? Para responder a esta pregunta el autor identifica cuatro rasgos:
5.1. Casuística 1. El ideal deductivo: Considerado como el arte de aplicar cualquier tipo de
principios morales que se tengan a mano a casos concretos. El modelo destaca el
valor de la teoría, la deducción y la búsqueda de la certeza moral, sin embargo el
autor considera que el modelo es inviable por
5.1.1.El razonamiento práctico procede de una forma muy diferente al teórico,
entonces, en las cuestiones morales más procedemos de forma inductiva desde
los casos concretos que de modo deductivo y llegamos a conclusiones que
pueden exigir probabilidad y no certeza.
5.1.2.Se requieren de principios materiales universales claros, algo que hoy ninguna
ética puede ofrecer. El autor hace una consideración sobre los derechos
humanos, afirma que si bien son universalmente aceptados, no son principios
deductivos sino exigencias morales.
5.1.3.Las éticas nacen de las exigencias de la vida social más que de principios que
deban imponerse, toda vez que las situaciones concretas no son particularización
de principios universales, sino parte de los principios, valores y virtudes propios
del ámbito (dependen del contexto)
6. Hermenéutica crítica
Las éticas aplicadas tienen la estructura circular propia de una hermenéutica crítica,
detectando hermenéuticamente en los distintos ámbitos de la vida social principios éticos y
valores que se modulan en forma distinta en cada ámbito: los principios éticos y valores que
constituyen la ética cívica, común a todos los ámbitos y que tienen como trasfondo el doble
principio ético y valores que constituyen la ética cívica, común a todos los ámbitos, y que
tienen como trasfondo el doble principio ético (del fín en sí mismo y el reino de los fines), y el
del reconocimiento de cada persona como interlocutor válido, que se modula de forma
distinta según el ámbito en el que nos encontremos.
Por esto nos vemos obligados a tener en cuenta diferentes modelos en el momento oportuno,
aunque el elemento coordinador será la ética del discurso, porque hunde sus raíces en la
acción comunicativa y en la argumentación, que son medio y coordinación de las actividades
humanas. Desde esta perspectiva, las éticas aplicadas cuentan con la estructura propuesta a
continuación:
A juicio del autor para desarrollar una actividad moral en una sociedad moderna es preciso
tener 5 puntos de referencia: i) metas sociales que cobran sentido; ii) los mecanismos para
alcanzarlas; iii) el marco jurídico - político; iv) las exigencias de la moral cívica de la sociedad; y
v) las exigencias de la moral crítica planteada por el principio de la ética discursiva.
Para alcanzar un fin se debe recurrir a medios y ese bien, por el que cobra sentido y
legitimidad social, no es alcanzable sin mecanismos. Por tal razón las estrategias requieren una
ética de la responsabilidad pues si el medio se convierte en el fin, la actividad sería inmoral.
El primer marco es la conciencia moral cívica alcanzada por una sociedad (ética civil). Para
obtener legitimidad social una actividad tiene que producir los bienes que de ella se espera y
respetar los derechos y valores reconocidos por esa sociedad.
Expertos, políticos y afectados se ven forzados a tomar decisiones frente a problemas nuevos y
cuentan con ejemplos de otros países moralmente similares, la opinión pública y la opinión
personal. La deliberación en la esfera pública permite ir descubriendo conjuntamente valores y
principios de una ética cívica común. La opinión pública es una institución de sociedades
liberales donde debe participar los sabios ilustrados, los ciudadanos y todos los afectados por
las decisiones (representantes de sus intereses) que para no caer en la utopia el autor sugiere
que la solución es la responsabilidad de las opiniones de quienes tienen información suficiente
persiguen intereses universalizables.
Éticas aplicadas y opinión pública están estrechamente unidas y justamente la reflexión para
descubrir valores compartidos y brindar respuestas responsables son la base de acuerdos
morales que traspasan fronteras y va forjando una ética cívica transnacional (ej: Pacto Global
con sus 9 principios empresariales de buenas prácticas o las comisiones nacionales de
bioética).
Las discusiones y acuerdos van generando bienes públicos que se define como aquel que cuyo
uso no es competitivo ya que quien lo produce obtiene un beneficio pero también lo obtiene
toda la sociedad. El papel público de las éticas aplicadas no consiste solamente en deliberar o
fomentar el uso público de la razón sino en encarnar convicciones de la de la vida cotidiana
para generar un “bien público” como los ejemplos del Pacto Global o Comisiones Nacionales
de Bioética. Los anteriores ejemplos son la constancia del surgimiento de una ética global que
podría hacer realidad el sueño kantiano de una comunidad ética cosmopolita, regida por leyes
morales comunes.