Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Parra
Poéticas y cine
Carla Cavina afirma en su columna Un país sin cine es un país sin rostro, publicada
en 80grados, que: “uno de los grandes problemas del cine puertorriqueño es que ni la
sociedad ni el estado reconocen que su valor cultural está por encima de su valor económico.”
Así mismo, en las esferas culturales tradicionalmente dominadas por hombres, donde la
obras, ni las aportaciones que han hecho a las artes. Sin embargo, es ineludible la relevancia
las tres mujeres que abordamos en este trabajo, pero que no agotan la lista: Violeta Parra,
propiedad inherente al lenguaje que asume el individuo donde combina e intercambia signos
para su discurso. Ambivalente, pues es lo mismo el lenguaje de un autor -es decir, expresa
una subjetividad- que un espacio para leer al otro. Pero, ¿cómo funciona el término de
Entonces, nuestro cruce observa la ambivalencia y el diálogo de las obras de las artistas en
Simultáneamente, estudiamos las estructuras dialógicas del biopic al cruzarse con las obras,
ahora intertextos. Nos resulta pertinente reconocer cómo surgen las fronteras identitarias
-artista, mujer y latinoamericana- que esbozan, en conjunto con la forma cinemática, las
Violeta se fue a los cielos (2011), dirigida por Andrés Wood de producción chilena,
trata del desarrollo artístico y biográfico de Violeta Parra en resistencia contra las
convenciones institucionales de Chile. Los hechos ocurren a mediados del pasado siglo. La
historia reconstruye las etapas de la vida de la artista conducidas diacrónicamente por una
formaron en la niñez y la adultez. El filme inicia con una reticencia de signos que reinciden a
mitad del filme, y que remiten al desenlace fatal. Dicha reticencia se compone de los planos
fragmento de la canción: “El gavilán, gavilán”, danza escrita por Parra. Este poema figura
como punto donde se combina la poética de una artista que se emancipó de las figuras
masculinas que amaba, y la lucha de poderes del capitalismo y los prejuicios de la cultura
patriarcal contra la mujer comunista que responde y resiste desde las artes.
3
recoge: Violeta Parra organiza espectáculos, canta, toca música, es poeta, hace arpilleras,
Caupolicán en el 1953 le valió una invitación a Polonia, viajó a Francia, donde hizo
grabaciones, y posteriormente expuso sus arpilleras en el Museo del Louvre. Sin embargo,
ante la pregunta de cuál de sus destrezas conservaría si sólo pudiese ser una, responde lo
siguiente: “yo elegiría quedarme con la gente [...] Es la gente la que me motiva a hacer todas
estas cosas.” La artista reconoce en su obra la intención de un mensaje estético que confronta
humanitario “Volver a los 17”. Los planos oscilan entre dos espacios: la carpa en la comuna
actividad de burgueses. El público en la carpa le atiende con todos sus sentidos, mientras en
presencia. Al final de la pieza, el contento que le trae la experiencia en la carpa contrasta con
el desencanto con los burgueses a quienes les repite, uno a uno: “¡sordo! ¡sorda! ¡sordo!”.
El cancionero del filme funciona como un aparato intertextual que refuerza emociones
íntimas de la experiencia vital de Violeta Parra, como la muerte de su bebé y la canción: “El
Rin del angelito”, o la separación con el suizo Gilbert Favre y la canción: “Run run se fue pal
norte”. También nutre una poética preocupada por la miseria, por los síntomas de una
distribución desigual de las formas y posibilidades de vida digna. Estas canciones son: “Que
pena siente el alma”, “Arriba quemando el sol” y “Maldigo del alto cielo”. En entrevista con
Mario Céspedes, Parra indica que, tras el tema del amor que destruye, las metáforas del
gallina son la mujer, el personaje sufrido, y el que resiste todas las consecuencias. Dado ese
4
orden, Parra hace un paralelismo en la caracterización de las dinámicas de poder entre sexos
y luchas de clases.
Frida (2002), dirigida por Julie Taymor, y de producción méxico-estadounidense, trata de
cómo la vida y obra de la artista estuvo atravesada por las instancias políticas del Partido
Comunista Mexicano mediadas por su matrimonio con el muralista Diego Rivera. Basada en
el libro Frida: A Biography of Frida Kahlo de Hayden Herrera, se ofrece a este biopic un
función intertextual se ven avaladas por la animación digital en referencia a varios de sus
cuadros, siendo Allá cuelga mi vestido (1933) uno los intertextos más contundentes. Este se
articula desde el interior del filme cuando, Frida Kahlo en su estadía en los Estados Unidos a
partir de la comisión del mural de Diego para el Rocketfeller Center. Ttras el deseo de volver
a su México natal, esta mira por la ventana y contempla su vestido Tehuana colgando al
vacío. Este signo dictará la negociación, o resistencia, de una mexicana que se ausenta al
adelante, Lo que el agua me dio (1938) enmarca, al centro de la historia y desarrollo artístico
de la pintora, las condiciones del tiempo y sucesos que marcaron el transcurso de la vida de
Kahlo; o bien puede considerarse un repertorio de las marcas amenas y amargas que trazaron
acertado del montaje sobre la imagen en movimiento, que también abarca la inserción, en
primer plano, de las otras obras plásticas de la artista. Se puede apreciar el compromiso del
texto audiovisual con la mirada subjetiva de Kahlo ante su gestión de orquestar un repertorio
de rostros femeninos y sus situaciones. Escenas que muestran cuadros como: Retrato de
5
Cristina, mi hermana (1929), Autorretrato con traje de terciopelo (1926) o Unos cuantos
subjetividad. Unos cuantos piquetitos que bien puede interpretarse como una extrapolación
del comentario sobre el femicidio que narran las noticias del México de entonces a una
Sin embargo, cabe resaltar que se encuentra, a lo largo de la historia, una acentuación
narrativa sobre el carácter desafiante de Kahlo a las formas masculinas de los artistas
está hilvanada sutilmente por los constantes intertextos y su variedad de inserto. La dinámica
que surge a partir de la estructura dialógica de la intertextualidad nos muestra a una Frida que
es comunista, aunque esta posición muchas veces es filtrada por la figura de Diego Rivera.
Julia: toda en mí (2002), producción puertorriqueña dirigida por Ivonne Belén, se basa en
inédito al momento de la filmación. Hay una ficcionalización de los hechos que dista del
lenguaje del documental, haciendo de la filmación un producto más parecido al género del
encuentro.
hacienda blanca apoyada por escenas en que Julia cabalga, lleva una corona de flores y es
admirada en el marco del campo por los hombres. Quedan silenciadas sus carencias, pues sus
pies descalzos ante el agua corriendo apuntan más a signos de pureza que a los de pobreza.
Las experiencias de su subjetividad como ser mujer, pobre y mulata ceden a la idealización
romántica propia de un discurso misógino que preparan el terreno al espectador para justificar
atendiendo los fragmentos elididos a los poemas que forman parte de Julia: toda en mí. La
consideraciones poéticas-políticas; y que son declamados a lo largo del filme por un “sistema
España,
no caerás,
soñando todavía.
y ve la tierra húmeda
En el poema “Río Grande de Loíza”, donde se señala en más de una ocasión a Julia como la
novia del río, la elisión de la estrofa final subyuga a la poeta a una intertextualidad que la
necesidad de una inmensa y caudalosa figura masculina. El poema finaliza en el filme con
aquellos versos donde los signos otorgan masculinidad y dominio al río sobre ella: “Muy
señor río mío”, “hombre con pureza de río”, “que ha besado mi alma al besar en mi cuerpo”.
Pero los poemas de Poema en veinte surcos (1938) no pueden prescindir de los versos finales,
pues cada poema suele reafirmar su “yo”, su subjetividad, como muestra el fragmento
ausente:
Por los ojos del alma para mi esclavo pueblo. (p. 31)
De la misma manera, la reducción casi total del poema “A Julia de Burgos”, y la ausencia de
los finales en “Domingo de ramos”, “Desde el puente Martín Peña” y “Yo misma fui mi
ruta”, cuyos versos ausentes no citamos por no extendernos, siguen el patrón despolitizante
que señalamos.
donde la silenciación de la experiencia política de Julia como mujer, como intelectual, como
melancólica observa a la Julia niña alejarse de sí. Ninguna intercambia palabras con la otra.
Ese silencio supone un abismo donde se oculta el enmarañado social que provoca en su
escritura la dimensión conceptual de una poética política. Más que un documental, o biopic,
la propuesta del filme es de índole estético, por medio del lenguaje de un lente preciosista,
que codifica más los mitos que la historia vital de Julia de Burgos.
Conclusión
Aunque en Violeta se fue a los cielos el final nos remita a la victoria del gavilán sobre
arrollador, y que se abre camino, es decir, emancipa su ruta. En el caso de Julia: toda en mí,
las rutas remiten a zonas de tránsito –puertos, estaciones, calles- que anda a paso lento y no
acaba de cruzar. Así, en vez de representar una Julia que, al igual que Parra, se abre caminos,
el resultado es una Julia que está a la espera de Juan como hombre que traza el camino, y del
cual no será más que su sombra a lo largo del filme. Reconocer en la poética de las artistas
una estética política no puede aislarse del sufrimiento que la subjetividad de la mujer y del
mestizaje resignifican desde su carga histórica en América latina. Por su parte, reconocer el
propia representación al interior de las propuestas culturales de un país. Continuar con una
orquestación que valida el valor comercial y estético sobre la factibilidad de los aspectos
poeticos-politicos del discurso de una artista es querer recontar historias por medios
desviados e incompletos. El cine emergente de este país –Cavina, Maniel Crúz, Fritz por
mencionar algunxs- tiene en sus lentes la posibilidad de construirle a nuestro país un rostro
9
justo y descolonizado de las formas comerciales y sensacionalistas que han dominado hasta
estos días.