Está en la página 1de 5

CARLOS GABRIEL GONZÁLEZ LÓPEZ

10 DE JUNIO DE 2019.

En Búsqueda de una Teoría General de la Política

La Ciencia Política se ha consolidado a través del tiempo bajo la influencia de diversos


elementos, sin embargo aún no existe un consenso entre politólogos e intelectuales de
las ciencias sociales, sobre la determinación de cuál es su verdadero origen y cuáles
son los componentes más importantes que la definen como una ciencia autónoma, con
un objeto de estudio delimitado y una metodología propia.

El conjunto de características propias de toda ciencia, engloban los principios de


objetividad, verificidad, sistematización y empirismo. Dichos principios son básicos en la
diferenciación de éste tipo de conocimiento científico, del otro que se califica como
popular o vulgar que tiene las características de subjetivo, basado en experiencias,
espontáneo y apoyado en creencias. Para hablar de un origen propio de la Ciencia
Política debería partirse de la idea de que dicha disciplina contó con los elementos
necesarios que le garantizaron su cientificidad y el desarrollo de una ley general propia.

Los estudios referentes a la política se remontan al periodo en que se desarrolló la


filosofía antigua en Grecia, donde tomaban como principal objeto de estudio a la polis,
haciendo referencia a la ciudad y a todas las actividades y comportamientos humanos
que se desarrollaban dentro de ella. Aquí nace la concepción aristotélica del zoon
politikon, que definía que el hombre es el único ser vivo que tiene la necesidad de
relacionarse y organizarse con otros individuos dentro de la vida en comunidad.

A pesar de que en la antigua Grecia se buscaba formular conocimiento relativo a la


política, éste se centraba en el deber ser del hombre, tomando como eje principal la
ética, y cómo esta debía juzgar la conducta misma del hombre, por lo que a éste
conjunto de estudios se les ha denominado filosofía política y no una ciencia como tal.
Bajo dicha influencia, Niccolò Machiavelli, en su obra El Principe (1513), reconocía los
factores reales de poder y la naturaleza misma del hombre dejando de lado los valores
mismos, que daban como resultado el distanciamiento entre la política y la moral. Sin
embargo la preocupación del autor florentino no era la creación de una disciplina, sino
pronunciar un conjunto de consejos que se asemejan a la estructura de un manual para
gobernar.

A partir de dicha obra surge un elemento fundamental para la Ciencia Política como lo
es el Estado, y que va a ser el objeto central de Leviatán (1651), obra principal de
Thomas Hobbes. Para el inglés el Estado “representa una persona cuyos actos pueden
utilizar la fuerza y demás medios, para asegurar la paz y el bien común”, partiendo de la
idea de un pacto social previo. [ CITATION Hob80 \l 1034 ]

Bajo ambas obras fundamentales para el desarrollo de la ciencia política, aún se


carecían de los elementos necesarios de una ciencia. La preocupación por la
configuración de una ciencia de la política no se daría hasta después de la Segunda
Guerra Mundial, en donde se trataba de dar respuesta sobre las causas y
consecuencias que generaron dichos fenómenos sociales. Por lo que se comienza a
impartir educación en dicha área y se da la apertura de diferentes centros de
investigación encaminados a estructurar una verdadera ciencia.

Uno de los politólogos que dedicó gran parte de su carrera a dicho fin, fue el
canadiense David Easton con el desarrollo de la Teoría Sistémica. El principal objetivo
del autor era crear un consenso en torno a la formulación de un objeto de estudio único,
que contribuyera a la delimitación y alcances propios de la Ciencia Política, dotándola
de autonomía con relación a otras ciencias sociales.

Uno de los principales obstáculos a los que se encuentra cada una de las disciplinas
sociales en la época contemporánea es la delimitación de su objeto de estudio. La
modernidad trajo consigo la separación de tres áreas diferentes de la realidad, mismas
que se reflejaron en la investigación social: el mercado, el Estado y la sociedad civil,
que fueron repartidos entre la economía, la ciencia política y la sociología
respectivamente.1 No obstante, las grandes transformaciones que han tenido dichas
ciencias, las han llevado a señalar que dichos conceptos se interrelacionan entre sí.

David Easton integró a su teoría elementos propios de la sociología con influencias del
estructural- funcionalismo, adaptándolos al análisis de los fenómenos políticos. En sus
dos principales obras: The Political System (1953) y  Framework for Political Analysis
(1965) Easton desarrolla un marco teórico basto que brinda a la Ciencia Política de un
esquema para el análisis político. La primera pregunta a la que trataba de responder el
politólogo canadiense era: ¿Cómo logran persistir los sistemas políticos en un mundo
donde coexisten la estabilidad y el cambio? 2

Para responder dicho cuestionamiento principal, señalaba que se debían conocer las
funciones fundamentales de lo que define como el sistema político, es decir aquel
sistema que tiene como función asignar o autorizar asignaciones autoritarias de valor, y
que debe ser el objeto de estudio de la ciencia política. La idea del equilibrio y la
persistencia proviene de la corriente del organicismo social, representada por Herbert
Spencer, en su idea de la supervivencia de los organismos en un ambiente.

Algunos autores han tomado una postura institucional y han determinado al objeto de
estudio como el Estado, ocupándose de la estructura y prácticas del gobierno. Mientras
que por otro lado, se ha dicho que dicha ciencia debe ocuparse del estudio del poder y
las relaciones que se configuran entorno a él, sin embargo Easton busca conciliar
ambas posturas y señala que el sistema político debe ser el objeto de estudio, concepto
que para el autor no es diferente del Estado.

Easton ve la vida política como un sistema de conducta incorporado a un ambiente a


cuyas influencias está expuesto el mismo sistema. El sistema político es adaptable, y
goza de propiedades en su organización interna que le permiten responder a las

1
Wallerstein, Immanuel. (1997). La historia de las Ciencias Sociales. México: UNAM. pp. 14-15
2
Easton, David. (1965). Some Fundamental Categories of Analysis. New York, USA: University of Chicago Press.
p.17.
circunstancias que se dan a su alrededor, es capaz de regular la conducta de su
estructura interna y también la de los demás subsistemas con los que interactúa.

El sistema político tiene una función única y particular, que es la transformación de


insumos o demandas en productos que hacen frente a las tensiones y perturbaciones
existentes en el ambiente. El fin último del sistema es persistir en un sistema social que
está sumergido en constante cambio, buscando tanto su estabilidad, como la
reconfiguración moderada de los elementos que lo componen.

Ante la complejidad de la misma sociedad, que corresponde a la dinámica de un mundo


en constante cambio, la teoría sistémica desde el enfoque de la Ciencia Política,
representa un paradigma para dicha disciplina, puesto que delimita el objeto de estudio;
le provee de un marco teórico suficiente y capaz de brindar un conjunto de elementos
que permiten el desarrollo del análisis político, así como un lenguaje especializado y
propio ligado a un conjunto de conceptos; y finalmente una metodología propia que
ayuda a comprender el ejercicio del poder político a través de sus estructuras,
organizaciones e instituciones que tienen un vínculo directo con la sociedad y la
transforman constantemente,

Referencias bibliográficas:

Almond Gabriel. (1965) “A Developmental Approach to Political Systems”. World Politics, 17, pp. 183-
214.

Easton, David. (1999). Esquema para el análisis político. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu editores.

Lavau, Georges. (1971). “Le système politique et son environnement”. Revenue française de sociologie,
12, pp. 169-181.

Montesinos, Rafael. (Abril 1999). “Un modelo para armar. La política desde la teoría de los sistemas”.
Estudios Sociológicos, 17, pp 59-93.

Sartori, Giovanni. (2002). La política: lógica y método en las ciencias sociales. México: FCE.

Wallerstein, Immanuel. (1997). La historia de las Ciencias Sociales. México: UNAM.

También podría gustarte