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El Cine Como Objeto Sonoro PDF
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fílmica.
Introducción
potencialidad significativa del uso del sonido en el cine, a través de un esbozo histórico y
primer lugar, recordaré algunas de las consecuencias que trajo al arte cinematográfico la
auditivo y musical del espectador, así como con su papel en el ejercicio e interpretación de
audiovisual. Por último, ejemplificaré, con una serie de apuntes en torno a la cinta sueca
Sound of noise (Ola Simonsson, Johannes Stjärne Nilsson, 2010), las posibilidades de
musicales específicas.
indeterminación”. Es decir, desde una actitud estética específica, actualizar aquello que en
la obra se propone en estado potencial. A este proceso de “concreción” de la obra en la
Una idea clave para intentar analizar la construcción de la escucha en el cine será
expectativas sonoras que tanto la música como el cine han configurado histórica y
socialmente.
Resaltar al cine como una experiencia estética sonora implica, como lo dejan ver
Elsaesser y Hagener, analizar el sonido por lo menos desde tres puntos de vista2: la relación
que guarda con la imagen, la relación con la situación del espectador en la sala (vinculada
cine clásico. En cuanto a este último punto, la división que hace Tom Gunning entre
al cine narrativo, respectivamente, abarcaría también el uso del sonido en los diferentes
filmes y sus formas de direccionarse hacia el espectador4. Para buscar, entonces, la relación
que existe entre las estructuras musicales convencionales y el uso del sonido en el cine, y
1
Roman Ingarden, “Valor artístico y valor estético” en Harold Osborne, (comp.), Estética, México, FCE,
1976, p. 72-73.
2
Thomas Elsaesser y Malte Hagener , “Cinema as Ear: Acoustics and Space”, en Film Theory: An
Introduction Through the Senses, New York/London, Routledge, 2010.
3
Tom Gunning, “The Cinema of Attractions: Early Film, Its Spectator, and the Avant-Garde”, en Thomas
Elsaesser y Adam Barker (eds.), Early Cinema: Space, Frame, Narrative, Londres, BFI, pp. 56-62. Véase
también la recapitulación de esta diferenciación en Janet Staiger, “Modes of reception”, en Perverse
Spectators: The Practices of Film Reception, Nueva York/ Londres, New York University Press, 2000, p. 12.
4
El concepto de “direccionamiento”, entendido como la forma en que los filmes se “dirigen” a sus
espectadores implica también una expectativa en cuanto al tipo de receptor: “modes of adress or modes of
exhibition produce variant historical modes of reception”. Véase Janet Staiger, op. cit., pp. 16-17.
poder así explorar posibilidades estéticas de diversos planteamientos sonoros, es necesario
aguas por múltiples teorías e historiografías; hay incluso numerosas revisiones del
forma a cada una de las etapas de producción de una película, desde la concepción hasta la
filmaciones simultáneas, a partir de la grabación en directo del audio fue preciso que
existiera “silencio en el set”, para que ningún tipo de ruido ajeno afectara los procesos de
registro sonoro, lo que derivó en que sólo pudiese llevarse a cabo una filmación a la vez.
En los primeros tiempos, tal como han señalado diferentes historiadores, si había
algo característico del cine llamado “mudo” era la figura del explicador. Este personaje, de
vital importancia a nivel histórico, era el encargado de dar coherencia narrativa a las
cuadros presentados en la pantalla. Noël Burch señala que este narrador es un rasgo que se
5
Como ejemplos, véanse: Richard Abel and Rick Altman (eds.), The Sounds of early cinema, Bioomington,
Indiana University Press, 2001; Laurent Jullier, “El sonido en el cine”, en Joël Magny, Los pequeños
cuadernos de Cahiers du cinéma, no. 10, Barcelona/México, Paidos Iberica, 2007; Rick Altman (ed.), Sound
Theory, Sound Practice, New York, Routledge, 1992.
erige como “el punto neurálgico de lo que se podría describir como un modo de
de un filme como evento no residía en las imágenes mismas, sino en la coherencia narrativa
explicador era tan interesante como la proyección de las imágenes, la historia en sí podía
ser entonces fragmentada, incluso sin una lógica propia, ya que era el deber de la voz
momento, los intertítulos que aparecían entre las imágenes, para cumplir la misma función:
dar coherencia narrativa a lo proyectado. Con la llegada del cine sonoro, la función del
explicador fue suplida por los diálogos, así como con las diversas variantes narrativas de la
voice over.
Sin embargo, más allá de reducir el papel del sonido sincronizado únicamente a su
manifestación verbal con fines explicativos (diálogos entre los personajes, monólogos, etc.,
sincronizado trajo al cine fue el dotar a la imagen de una corporeidad y una profundidad
6
Noël Burch, “¿Un cine refractario?”, en Itinerarios: la educación de un soñador del cine, Bilbao, Certamen
Internacional de Cine Documental y Cortometraje, Caja de Ahorros Vizcaina, Departamento Cultural, 1985,
pp. 151-152.
7
Utilizo el término “transformación” tal como lo emplea Arthur Danto, en contraposición al “desarrollo” de
los medios artísticos. El autor marca una clara diferencia entre el desarrollo de los medios, como ejercicio de
progreso hacia la mímesis, y el cambio intrínseco del medio como tal (materias de la expresión). Lo
ejemplifica con el desarrollo del cine, de escala de grises a color y, por otro lado, la transformación del medio
con la introducción del sonido. Véase Arthur Danto, “The end of art” en The Philosophical
Disenfranchisement of Art, New York, Columbia, 1986, pp. 81-115.
(planos sonoros) que sólo la tridimensionalidad del sonido hace posible: la vista es
unidireccional, pero el oído construye las tres dimensiones, generando una percepción
espacial que no puede lograr la imagen sola en su carácter bidimensional, al puntuar cosas,
eventos y objetos que no podemos ver. Uno de los cambios de la experiencia cinemática
embargo, al hacer uso estructural del sonido, se configuran espacios a partir de él. La
música, tanto diegética como no diegética, los diálogos y los sonidos que acompañan a la
imagen crean una nueva significación integral, contribuyen a la idea conjunta que el
Gaudreault y Jost mencionan que existen ciertos sonidos que parecen emanar de
relaciones que la visión reconoce e interpreta, sino en toda una elaboración mental que da
de sentido8.
La articulación espacial puede llevarse a cabo, de igual manera, a través del sonido.
Por ejemplo, cuando los ruidos diegéticos son continuos a pesar de los numerosos cortes de
cámara que ocurren en una escena, la percepción general es de que se trata, o bien, de un
espacio con la presentación visual de otro distinto, genera un sentido nuevo de articulación
8
André Gaudreault y Francois Jost, El relato cinematográfico, Barcelona, Paidós, 1995, p. 106.
espacial, no sólo por la significación dramática de uno y otro, sino por la construcción
del sonido, de manera que se convierta en una de las operaciones de significación más
estéreo, y su evolución hasta los sistemas de sonido actuales. Al encontrarse en una sala de
de salida de audio colocados alrededor del lugar (el sonido, como vemos, está íntimamente
un discurso con otros discursos10, entonces la experiencia en la sala de cine sería resultado,
9
Para una revisión más precisa de las transformaciones tecnológicas del sonido cinematográfico, véase
Thomas Elsaesser y Malte Hagener , op. cit.
10
Véase Gérard Genette, Palimsestos. La literatura en Segundo grado, Madrid, Taurus, 1989.
Dichas condiciones están tan profundamente vinculadas con la experiencia y la
construcción de sentido por el receptor, que son inseparables de un espacio donde éste se
forma de direccionar el discurso sonoro (que reside también en las posibilidades del aparato
experimentada desde una televisión o una computadora. Lo interesante sería poner atención
en lo que constituye, como dice E. Deidre Pribram, miradas (escuchas) que pueden verse a
sí mismas, al texto (filme), y el mundo o los mundos que éste representa dentro de sistemas
de significado específicos11.
nivel, de una única posibilidad discursiva sonora en el filme, ya que, entre otros múltiples
factores, cualquier experiencia con el sonido implica siempre una arista espacial que
manera de resaltar que un análisis del sonido como parte de la historia del cine exigiría
Uno de los aspectos que expone Janet Staiger como valor de direccionamiento en,
por ejemplo, Natural Born Killers (Oliver Stone, 1994), es la llamada al “horizonte
imágenes, pero rara vez se dedican estudios exclusivos de las relaciones intertextuales de la
música y los sonidos en los múltiples vínculos que guardan con lo visual. No obstante,
11
E. Deidre Pribram, “Spectatorship and Subjectivity”, en Toby Miller y Robert Stam, A Companion to Film
Theory, Gran Bretaña, Blackwell, 1999, p. 146.
12
Janet Steiger, op, cit., pp. 17 y ss.
existen, de hecho, esquematizaciones de las funciones de la música y de los sonidos como
otros casos esto está ampliamente superado), los discursos musicales comparten
comúnmente ciertas características, como las tonalidades menores para dramatizar, las
abarca también las formas en que se utilizan las materias de expresión del cine para
unificarse o cuestionarse.
construyen específicamente para vestir la imagen: “lo que generaría extrañamiento al mirar
una cinta sería no escuchar el aire, los roces entre los objetos, todo lo que no parece digno
de atención en la vida de todos los días”14. El trabajo sonoro de una cinta, por tanto, va
mucho más allá de la utilización de los fragmentos musicales o de los diálogos, abarca
13
Véase Michel Chion, “Proyecciones del sonido sobre la imagen”, en La audio-visión: introducción a un
análisis conjunto de la imagen y el sonido, Barcelona, Paidós, 1993, pp. 15-32.
14
José María Delgado, “Estética de la sonorización. Los usos expresivos de la postproducción de sonido
stereo y multicanal”, conferencia dictada en el marco del curso El cine como arte sonoro.Entidad artística de
la banda sonora cinematográfica, Universidad Autónoma de Madrid, 2011. No obstante, existen casos de
utilización discursiva del sonido directo, principalmente extendido a raíz de la Nouvelle Vague francesa.
Arquitectura sonora del universo diegético: realismo y escucha reducida.
determinada parcela de la música occidental hasta antes de 1948 era “abstracta”; es decir,
que se había elaborado “primeramente sin modelo exterior, y sólo remitía a „valores‟
estar determinada por los valores de sentido funcional, narrativo o simbólico que adquiere
culturalmente). En la interpretación de Jorge Haro, “está claro que [la escucha reducida] es
una escucha analítica e interrogativa y que deviene en método de estudio, pero puede ser
además una escucha plástica, sensible, de la que se pueda aprehender del sonido, desde lo
Si revisamos la herencia del uso del sonido en el cine clásico (Hollywood, años 30),
podemos afirmar que la relación que se establece con los sonidos (música, voz, ruidos) está
permeada básicamente por una escucha funcional, narrativa, supeditada a la imagen. Rudolf
15
Pierre Shaeffer, Tratado de los objetos musicales, Madrid, Alianza, 1988, p. 23.
16
Jorge Haro, “La escucha expandida. Sonido, tecnología, arte y contexto”, Cuadernos del Centro de
Estudios de Diseño y Comunicación, Palermo, Universidad de Palermo. Consultado por última vez el 28 de
marzo de 2012: http://www.asrav.net/laescuchaexpandida.pdf
sincronizado un factor que llegó a completar la intención mimética del cine clásico17.
Muchas de las críticas que se han hecho al tipo de análisis que tiene su base en una
como universo unificado, coherente y autosuficiente, intentan rescatar el papel del receptor
aceptación del espectador, de la imagen cinematográfica como una ventana a un mundo que
fluye autónomamente frente a sus ojos, implicaría que pacta también con la faceta sonora
del cine.
del escucha en la construcción de sentido musical: “la experiencia nos prohíbe reducir tan
alegremente los hechos de la percepción humana a los parámetros que miden los
aparatos”19. Sobre esta línea cabría preguntarse si así como la escucha significativa se ha
construido culturalmente; es decir, que es el uso cotidiano que le damos a los sonidos el
muy lejano de la experiencia “reducida” del uso del sonido en los filmes.
17
Thomas Elsaesser y Malte Hagener, op. cit., p. 134.
18
Véanse, por ejemplo, las fluctuaciones en el devenir de las grandes teorías en “Contemporary Film Studies
and the Vicissitudes of Grand Theory”, en Post-Theory: Reconstructing Film Studies, Madison, University of
Wisconsin Press, 1996, pp. 3-36. También David Bordwell, “La actividad del observador”, en La narración
en el cine de ficción, Barcelona, Paidós, 1996, pp. 29-47.
19
Pierre Schaeffer, op. cit., p. 22. Asimismo, el compositor retoma su concepto de reducción de la obra
fenomenológica de Husserl.
Uno de los intentos por romper con este tipo de narrativa, a la que Robert Stam se
refiere como “Texto clásico realista”, es lo que se conoce como “reflexividad”, que
romper con el “esquema clásico” es el uso estructural del sonido. Elsaesser y Hagener
ponen como ejemplo la famosa secuencia de Mulholland Dr. (David Lynch, 2001) en que
aparece el “Club del silencio” (“no hay banda”, etc.), en que el sonido cinematográfico se
presenta en el marco de su ruptura con la imagen, y con la “ilusión” que une el cuerpo y la
voz21. Dicha forma de direccionar el audio y la imagen (como capas plurales de sentido),
hacia el espectador, construye una estructura que invita a pensar el sonido, específicamente
el sonido cinematográfico.
La música, como todas las artes, está envuelta en una serie de convenciones en
torno a las que compositores como Schaeffer han experimentado: escalas, tonalidades,
“música de concierto” ha acostumbrado con sus formas al oído a esperar ciertas cadencias,
ciertos sonidos suceder a otros según la lógica de las armonías tonales y la integración de
sus diferentes escalas. Es decir, una estructura o sistema concreto de disposición de los
sonidos cuya dirección podemos reconocer y adivinar: por ejemplo, cuando una pieza está
20
Véase Robert Stam, “La naturaleza de la reflexividad” y “La política de la reflexividad”, en Nuevos
conceptos de la teoría del cine: estructuralismo, semiótica, narratología, psicoanálisis, intertextualidad,
Barcelona /México, Paidós, 1999, pp. 226-231.
21
Thomas Elsaesser y Malte Hagener, op. cit., p. 145.
llegando a su clímax o a su fin; la segmentación de las canciones en estrofas y coros que se
repiten (motivos musicales); variaciones sobre una misma idea musical o tema, etc.
las llamadas armonías atonales (que no respetan la estructura alrededor de un tono base
sobre el que se resuelve y se sostiene la pieza, sin lógica de conducción terminal) o a las
melódica cuando ésta se halla en el marco de una configuración precisa que deviene
que acerca más a la música a lo que podría equipararse con cierto aire narrativo que se
resolución), que no se basa en las propiedades sonoras intrínsecas de las diferentes fuentes,
cinta que sienta una reflexión en torno a la escucha musical construida y las diversas
posibilidades acústicas que el oído funcional deja escapar diariamente. He elegido esta obra
porque al analizarla puedo potencializar los tres aspectos que mencioné inicialmente
Elsaesser y Hagener): las relaciones con la imagen, las relaciones con la experiencia del
Sound of noise es una película sueca dirigida por Ola Simonsson y Johannes Stjärne
Nilsson (2010)22. En dicho filme existe, evidentemente, una reflexión sobre las cualidades
de producción sonora que podríamos llamar “transgresora”, por romper con códigos
de las salas de concierto), si bien es detonante de una reflexión en torno a la relatividad del
diferente a lo que constituiría una transgresión sonora a nivel fílmico (al estilo de Lynch). A
continuación pretendo exponer que gracias a cintas como Sound of noise, no obstante, es
las convenciones gestadas en el campo musical, como se ha visto. El bagaje sonoro del
22
Sinopsis: el oficial de policía Amadeus Warnebring nació en una familia de músicos con una larga historia
de intérpretes famosos. Odia la música. Ahora, Warnebring está a punto de enfrentarse al peor de los casos:
un grupo de seis percusionistas excéntricos, dirigido por el genio revolucionario de Sanna. Ellos han decidido
lanzar un ataque musical a gran escala con la ciudad – sus edificios, su maquinaria, su ruido incesante – como
su instrumento. Su forma de arte retorcida conduce al caos y el desorden. La ciudad y Warnebring se
enfrentan a una nueva raza: terroristas músicos. Al darse cuenta de que la joven de la que se ha enamorado es
la líder del grupo, Warnebring tendrá que entrar al mundo del que ha huido toda su vida: el terrorífico mundo
del ritmo y la música. (XIV Encuentro Latinoamericano de Cine, Perú, 2010:
http://www.festivaldelima.com/2010/films/?p=2803).
receptor ha forjado un “sistema de esperas”23 que responde a estructuras musicales
abstractas tipificadas (armonías, cadencias, melodías, forma sonata, etc.) y del cual incluso
se han extraído términos para aplicarlos tanto a la literatura como al cine. Uno de esos
términos es lo que, según una concepción muy clásica y esquemática distingue a los
de sonidos y silencios animados por el ritmo24. Es normal, en este sentido, hablar del
“ritmo” de las novelas, del “ritmo” de las películas, y es reapropiado, así, su significado
musical.
Sound of noise tiene, entre muchas otras cualidades, la de poner sobre la mesa el
extrañamiento que generan las propiedades sonoras y musicales de los objetos parte, en
propia percepción (a lo que aludía Pierre Schaeffer). Aunque el diseño sonoro de Sound of
realista” que critica Arnheim (todo cobra lógica según la diégesis y el mundo interno de la
película), no se reduce a ello; el hecho de que trabaje con una conciencia sonora frente a los
posibilidades “rítmicas” de la imagen (el concierto “silencioso” bajo las luces de la ciudad,
por ejemplo), detona una serie de pensamientos que subrayan, sobre todo, la relación entre
23
Término referido al relato audiovisual extraído de André Gaudreault y Francois Jost, op. cit.
24
No obstante, en la actualidad la música se define de forma muy distinta.
atrevería a decir que diferentes modos de direccionamiento del sonido cinematográfico y su
personajes tomando en cuenta, por ejemplo, los encuadres subjetivos, en que compartimos
su “punto de vista”, también la utilización de ideas musicales puede reforzar, como lo dice
“identificación” sería más bien sonoro. No sólo porque por momentos se comparte su
y las múltiples reflexiones sonoras. Proponer un tipo de composición musical sin “sonido”,
con ritmos puramente visuales no es, sin embargo, una identificación pasiva. La
disociar, no solamente el cuerpo y la voz, sino el cuerpo y el sonido, los objetos y el sonido.
Incluso en Sound of noise el papel del sonido en la construcción del tiempo y el espacio
piezas musicales y su experiencia son guiadas por el sonido, sino que dentro de la diégesis,
el espacio en que se llevan a cabo los “conciertos” es parte intrínseca de sus cualidades
como potencia estética. La propuesta de la música como “experiencia”, más que como la
25
A lo que Gaudreault y Jost llaman “auricularización interna”, véase André Gaudreault, op. cit, pp. 144 y ss.
decodificación sucesiva de un sistema de unidades sonoras abstractas que un músico
ejecuta, no hace sino resaltar la importancia del escucha en cualquier vivencia sonora.
En vista de lo anterior, puedo concluir que la crítica que está presente en Sound of
noise está relacionada, más que con la música “académica”, “clásica”, “tradicional”, etc.,
con el sistema institucional que se ha generado en torno a sus formas de escucha. Existe en
que construye objetos estéticos muy específicos tanto para el intérprete como para el
escucha, valores que se relacionan con el tiempo y también con el espacio (la liberación de
Pensar el ritmo como la disposición de los sonidos en el tiempo (el papel del
intérprete y a su escucha. De igual forma, la esfera sonora en el cine, sea cual sea su
constituye una forma de direccionamiento, una serie de objetos estéticos susceptibles de ser
actualizados durante el diálogo con la obra artística. La escucha estaría presente, así, en
Quizá Sound of noise no pretenda ser un ataque frontal a lo que sería un sonido
las cualidades primarias de esta forma de expresión: el ritmo. Vale la pena preguntarse si es
el propio cine el que ha permitido que a través de los acentos puramente visuales el
La llegada al cine del sonido sincronizado cambió los hábitos del receptor. A partir
de que existieron diálogos qué escuchar y mensajes sonoros qué entender, es preciso que se
“guarde silencio” dentro de la sala. Esta configuración del cine como objeto audio-visual
tuvo su propio desarrollo, sus propios mecanismos de “aprendizaje”. Ver y escuchar cintas
como Sound of noise permite cuestionarse sobre los hábitos de audición cotidianos: nuestra
relación con el cine está influida, además de por nuestra relación con otras imágenes, por
nuestra relación con la música, con nuestro propio cuerpo en el espacio, con los objetos y
nuestros sonidos diarios. Que una película pueda detonar la conciencia de la cotidianeidad
visual y sonora es, para mí, uno de los más importantes vínculos que tiene el cine con su