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Universidad del valle

Escuela de estudios literarios


Licenciatura en literatura
Literatura española: siglo de oro l
Luis Alfredo Diaz

Rinconete y Cortadillo, es una obra escrita por Miguel de Cevantes Saavedra, en el año
1612. Es uno de los doce relatos breves contenidos en las Novelas ejemplares y
perteneciente al género de la picaresca. Es la historia de dos jóvenes, Diego Cortado y
Pedro del Rincón, quienes al huir de sus casas, se conocen a las afueras de una venta y se
hacen amigos uniéndose a unos caminantes que pasaban por ese lugar, con rumbo a Sevilla,
donde al llegar ingresan al mundo del hampa, gracias a sus habilidades de picaros. La
novela, transcurre en Sevilla, porque en el siglo XVII, era el puerto donde arribaban los
galeones cargados de oro proveniente de América, por tanto era un lugar de riquezas y muy
propicio para el mundo del crimen.

La novela cuenta la historia de dos jóvenes, “Diego Cortado” de catorce años y “Pedro
del Rincón” de quince años de edad, quienes al salir a sestear al frente de una venta, se
conocen y comienzan a conversar sobre sus orígenes, sus “talentos” o “habilidades” para
ganarse el sustento y los motivos por los cuales huyeron de sus hogares. Luego, mientras
están jugando con unos naipes falsos, llega un arriero a unírseles, quien al perder su dinero
intenta recuperarlo de forma violenta pero “Diego” y “Pedro”, sacan sus armas y lo
enfrentan. En ese momento, iba pasando una caravana de caminantes con rumbo a Sevilla,
que apaciguaron la pelea e invitaron a los dos jóvenes a unirse al viaje y se fueron dejando
al arriero muy enojado, quien al darse cuenta que los muchachos lo habían engañado con un
naipe falso, quiso salir a perseguirlos pero sus compañeros lo detuvieron.

Al llegar a Sevilla, los dos jóvenes conocieron a un mozo asturiano, que los instruyó en el
oficio de descansadores , ayudando a cargar bultos y mercados de otras personas en la plaza
de San Salvador. Al día siguiente, mientras estaban trabajando, llegaron un soldado y un
estudiante a solicitar el servicio de los muchachos. Al volver, “Cortado” le pasa a
“Rincon”, una bolsa con dinero, que le hurtó a su acompañante; cuando el agraviado
regresa, Cortado lo engaña nuevamente y le quita un pañuelo. Un mozo, al ver lo sucedido,
se acerca a los dos jóvenes y les dice que para poder robar en ese lugar deben presentarse
con el jefe de una cofradía de rufianes de la ciudad. Los muchachos aceptan y son
conducidos a la casa del señor Monipodio, una vez allí, les cambia sus nombres a
“Rinconete” y “Cortadillo”, luego les hace devolver lo robado al estudiante y finalmente los
acoge como miembros de su comunidad.

Ahora bien, la pregunta es ¿cómo se manifiesta la picaresca en esta obra y cuáles son los
elementos que la enmarcan en este género? Lo primero por decir, es que Cervantes
transgrede algunos parámetros de la estructura de la picaresca, como la narración en
primera persona o el origen pobre y miserable de los protagonistas, puesto que Diego y
Pedro, provienen de padres con oficios prestigiosos y buena remuneración económica,
como se puede observar en el siguiente fragmento “Mi nombre es Pedro del Rincón; mi
padre es persona de calidad, porque es ministro de la Santa Cruzada: quiero decir que es
bulero, o buldero, como los llama el vulgo” . Es decir, que la orientación de su viaje, no
era la falta de recursos, sino su propia condición de aventureros y holgazanes, que se
procuran los medios de sustento, a través del uso del ingenio y no por el trabajo. Silva dice
al respecto:

En la picardía lo que sudaba era el ingenio, y lo que se ejercitaba el disimulo. Su


índole parasitaria la impulsaba a uno de tres modos fundamentales de adaptación al
organismo de que se nutre: la servidumbre, el halago y la lastima. (Silva,p.3)

En esta novela, se evidencian principalmente los dos primeros modos de adaptación en los
personajes, para conseguir lo que desean; el uso de la servidumbre se manifiesta cuando los
caminantes, invitan a los dos jóvenes a unirse al viaje y “Rincon”, responde de la siguiente
manera “Allá vamos -dijo Rincón-, y serviremos a vuestras mercedes en todo cuanto nos
mandaren”. Sin embargo, a pesar de querer contenerse, “Diego” termina cortando la maleta
de uno de los caminantes para sacarle sus pertenencias. Este dualismo ético y la doble
moral religiosa de los personajes, son fundamentales para determinar lo picaresco en esta
obra, pues como dice Silva “El pícaro es humano, buen creyente, aunque pecador” (p.35).
Esta doble condición se puede apreciar en el siguiente fragmento, cuando Rincon se refiere
a “Monipodio” “Sin duda –dijo rincón-, debe ser buena y santa, pues hace que los ladrones
sirvan a Dios”.

Por otra parte, Rinconete y Cortadillo y El lazarillo de Tormes coinciden en los siguientes
aspectos, primero la servidumbre y el hurto mediante sutiles estrategias de engaño que
utilizan Rincon, Cortado y Lázaro, como una forma de procurarse el sustento para vivir, así
como Diego corta la maleta del francés para hurtar sus pertenencias, Lazaro hace un roto en
la bota del ciego para robarle el vino; segundo, la bondad, la sencillez, el ingenio y la
simpatía que conforman la personalidad de los protagonistas; tercero, la irónica influencia
de la religión en la vida de los picaros y por último, la confluencia de los personajes en
ciertos espacios, donde prolifera el crimen y la ilegalidad como las ventas, los mesones, las
pescaderías, los puertos marítimos y las plazas públicas.

Según lo anterior, se puede concluir que Rinconete y Cortadillo, es una novela que cumple
con los elementos necesarios para ser considerada una obra picaresca, como el ambiente, el
parasitismo social, los protagonistas que se buscan la vida mediante distintas formas de
astucia, las organizaciones criminales (el patio de monipodio) y la doble moral. Por otro
lado, también refleja e interpreta las condiciones sociales de una España del siglo XVII, en
decadencia y descomposición, a causa de las riquezas mal administradas provenientes de
las Indias.

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