Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1er Jornada Lengua y Literatura PDF
1er Jornada Lengua y Literatura PDF
PERMANENTE Y EN SERVICIO
1ª Jornada
2019
Lengua y Literatura
Formación Docente Permanente y en Servicio – Lengua y Literatura - 2019
INTRODUCCIÓN
La conversación en el aula de Lengua y Literatura puede ser abordada desde distintas perspectivas.
Asimismo, involucra aspectos relativos a las formas de trabajo con la oralidad, una práctica que desde
los NAP se considera uno de los ejes centrales, junto con la escritura, la lectura y la reflexión sobre el
lenguaje. Es objeto de enseñanza toda vez que se diseñan actividades y propuestas orientadas a las
formas en que las y los estudiantes exponen un tema que han investigado, defienden o fundamentan
una serie de ideas que sostienen en sus intercambios, en el marco de un debate, cuando se expresan
oralmente en situaciones de evaluación, en una exposición o en una mesa de examen.
La conversación es, también, el modo privilegiado en que los conocimientos y saberes se construyen
en el aula. El docente expone un tema y abre un espacio para las preguntas, escucha a los estudiantes,
responde inquietudes y repregunta; lee un cuento o un poema y guía el intercambio de comentarios
que analizan y/o interpretan el texto, coordina la lectura de escritos de los estudiantes para revisar y
valorar colectivamente las producciones.
Si bien todas esas situaciones se presentan como ocasiones para la práctica de la oralidad, para un
trabajo reflexivo sobre las formas y dinámicas de esos intercambios, la propuesta es abrir la reflexión
sobre otros diálogos que pueden acontecer en las aulas, colaborar con los aprendizajes y potenciar el
intercambio de ideas que retome los saberes desde otra perspectiva. Se trata de generar espacios de
conversación sobre temas vinculados al área, con el propósito de sostener intercambios genuinos que
resignifiquen los contenidos de la Lengua y la Literatura.
• Reflexionar sobre la calidad de los intercambios orales que se sostienen en el aula de Lengua y
Literatura;
• Indagar en las formas de generar nuevos espacios donde las conversaciones se orienten a la
práctica de la oralidad desde otra perspectiva;
• Promover formas de intercambio entre el docente y los estudiantes que resignifiquen los
conocimientos y saberes específicos del área.
A continuación, se presentan actividades que los participantes tendrán que realizan de manera grupal.
Se sugiere en principio que el trabajo sea en grupos de no superen los 4 (cuatro) integrantes.
ACTIVIDAD 1
Para comenzar a interrogarnos sobre la calidad de las conversaciones que tienen lugar en las aulas, les
sugerimos la lectura compartida y en voz alta del siguiente fragmento.
1
Formación Docente Permanente y en Servicio – Lengua y Literatura - 2019
DIFICULTADES EN LA COMUNICACIÓN
Entre las dificultades que se presentan al docente en el aula, tal como la vivimos en la actualidad,
hay dos componentes que tienen que ver más con las teorías de la comunicación que con el
aprendizaje en sí mismo. El primero de ellos es el […] ruido.
El murmullo permanente no deja que el mensaje llegue al receptor de la manera adecuada,
deconstruye el discurso del docente y tampoco deja la mayor parte de las veces oír las opiniones
de los alumnos. Cuando se les pregunta a los mismos el porqué
de tal ruido, estos pueden contestar que es producto de la falta de interés en lo que se está
considerando y que solamente cuando la clase logra llamarles la atención sobreviene silencio o
capacidad de escucha. La responsabilidad del docente es la de ser más “llamativo” o seductor para
cumplir su cometido, que compita eficientemente con los
medios masivos y su tecnología, lo cual parece ser una batalla perdida de antemano.
[…] En la medida en que se busque la participación de los alumnos sobrevendrá el ruido y tal
participación tendrá poco valor. El problema exige mantenerse en el estrecho
desfiladero que existe entre los límites impuestos a la comunicación humana por la existencia de
interferencias en la misma y las teorías pedagógicas que no admiten límites a la libre expresión de
los adolescentes, teorías que ellos no han leído pero de las cuales son expresivos defensores.
Un segundo punto importante relativo a la dificultad de la comunicación lo señala el concepto de
campo de experiencia. Para que haya comunicación debe haber un área compartida entre el campo
de experiencia que rodea a la fuente del mensaje y su campo y el campo de experiencia que rodea
al destinatario y su decodificador. Se entiende por campo de experiencia al conjunto de
conocimientos de naturaleza cultural o aprehendidos a lo largo de la actividad cotidiana que
permiten a cada individuo determinar su conducta en cada ocasión según sus propios
conocimientos. Es obvio que entre un docente adulto y un alumno adolescente habrá muchas
diferencias en los campos de experiencia, pero el modelo solamente exige que exista un área
pequeña compartida como la debe haber entre el mensaje enviado por un medio masivo y su
audiencia para que el mismo sea recibido. Lo que quizás ocurra en las condiciones de
posmodernidad es que […] el área de superposición parece haber disminuido demasiado dentro
de la escuela con la consecuente dificultad para que se produzca la comunicación.
La conversación puede ser pensada como “genuina” cuando logra captar el interés de quienes
participan en ella, cuando motiva un intercambio comprometido con otros y cuando moviliza a pensar
nuevas ideas o despierta la reflexión. Para los docentes del área de Lengua y Literatura, es habitual que
las conversaciones de esta naturaleza se orienten hacia ciertos temas específicos: la lectura de novelas,
obras de teatro o poesías que nos han conmovido, que sorprenden por el manejo de ciertos recursos;
una película que presenta un personaje complejo que nos invita a pensar, una intriga que llama la
atención sobre la construcción de la trama; un diálogo oído al pasar, que convoca a reflexionar sobre
el empleo de ciertas palabras. En las salas de profesores, en los espacios que los docentes transitamos
–ya sea en la escuela o fuera de ella– esos temas aparecen con frecuencia. Y sin duda, las
2
Formación Docente Permanente y en Servicio – Lengua y Literatura - 2019
conversaciones están en cierta medida garantizadas pues se comparte el interés, así como el campo
de experiencia de los interlocutores.
Para empezar a pensar en las características y los temas de esas conversaciones, les proponemos
retomar las siguientes preguntas…
ACTIVIDAD 2
Nada hay de preciso en la conversación, sostiene Herni Bergson, y se pregunta: “¿De dónde vienen las
ideas que en ella se intercambian?”. Como lectores entrenados, curiosos y, seguramente, atentos a las
novedades que se publican cada día, los docentes solemos tener la costumbre de recortar –o copiar y
pegar– artículos de diarios y revistas para trabajar en el aula.
Casi siempre se trata de textos en los que reconocemos alguna utilidad por el género o un
procedimiento que se exhibe, por un tipo textual determinado o el empleo de ciertas frases o palabras.
“Es un artículo ideal para ver argumentación”; “Este cuento me viene de perillas para ejemplificar la
focalización interna”; “Es un relato ideal para trabajar las alteraciones temporales”. Son ideas
habituales para un docente entrenado en la práctica de la lectura. Son textos que nos sirven de
ejemplos, disparadores o puntapié inicial para exponer un concepto, un procedimiento, un género.
La propuesta es distinta en esta ocasión. Se trata de buscar textos que inviten a conversar en el aula
con los estudiantes. Sin duda, los textos elegidos estarán vinculados a temas del área, temas que
aborden algún aspecto del lenguaje o temas literarios. Pero la selección no está orientada a “trabajar”,
“exponer” o “desarrollar” un tema específico, sino más bien porque invitan a la conversación, a
intercambiar con otros algunas ideas desde el interés que despiertan. A conversar, nada menos.
Podríamos pensar si la realidad, la vida cotidiana, no se nos cuela a través de esos textos y pueden
convertirse en la ocasión para abrir esos espacios con los estudiantes despertando una motivación
genuina y, a la vez, acrecentando un campo de experiencia, cultural y social, cada vez más compartido
con los estudiantes.
1)Cada grupo leerá uno de los textos que se ofrecen a continuación. Estos fueron elegidos porque se
vinculan con distintos campos de interés en el área: a) la práctica de la escritura; b) la lectura literaria;
c) el lenguaje.
2)Compartan la lectura en voz alta del texto y abran un espacio de conversación a partir de esa lectura.
3
Formación Docente Permanente y en Servicio – Lengua y Literatura - 2019
3)¿Qué ideas o comentarios les suscita? ¿Los invita a pensar o reflexionar sobre un tema? ¿Se vincula
con otra lectura que han realizado? ¿Se relaciona con alguna experiencia o lectura realizada?
4)¿Les parece posible llevarlo al aula para iniciar una conversación con los estudiantes? No se trata de
pensar en elegirlo “para dar un tema”, “para ejemplificar un concepto, un género”. Lejos de eso, se
trata de considerar si les parece útil para conversar un tiempo determinado en el aula, para comenzar
a generar espacios que permitan acrecentar experiencias de lectura compartidas entre docentes y
estudiantes.
Continuamos con otra propuesta de lectura. En este caso, una obra del escritor argentino Adolfo Bioy
Casares.
Esa noche de junio de 1540, en la cámara de la torre, el doctor Fausto recorría los
anaqueles de su numerosa biblioteca. Se detenía aquí y allá; tomaba un volumen,
lo hojeaba nerviosamente, volvía a dejarlo. Por fin escogió los Memorabilia de
Jenofonte. Colocó el libro en el atril y se dispuso a leer. Miró hacia la ventana. Algo
se había estremecido afuera. Fausto dijo en voz baja: “Un golpe de viento en el
bosque”. Se levantó, apartó bruscamente la cortina. Vio la noche, que los árboles
agrandaban.
Debajo de la mesa dormía Señor. La inocente respiración del perro afirmaba,
tranquila y persuasiva como un amanecer, la realidad del mundo. Fausto pensó en
el infierno.
Veinticuatro años antes, a cambio de un invencible poder mágico, había vendido su
alma al Diablo. Los años habían corrido con celeridad. El plazo expiraba a
medianoche. No eran, todavía, las once.
Fausto oyó unos pasos en la escalera; después, tres golpes en la puerta. Preguntó:
“¿Quién llama?”. “Yo”, contestó una voz que el monosílabo no descubría, “yo”. El
doctor la había reconocido, pero sintió alguna irritación y repitió la pregunta. En
tono de asombro y de reproche contestó su criado: “Yo, Wagner”. Fausto abrió la
puerta. El criado entró con la bandeja, la copa de vino del Rin y las tajadas de pan y
comentó con aprobación risueña lo adicto que era su amo a ese refrigerio. Mientras
Wagner explicaba, como tantas veces, que el lugar era muy solitario y que esas
breves pláticas lo ayudaban a pasar la noche, Fausto pensó en la complaciente
costumbre, que endulza y apresura la vida, tomó unos sorbos de vino, comió unos
bocados de pan y, por un instante, se creyó seguro. Reflexionó: “Si no me alejo de
Wagner y del perro no hay peligro”.
Resolvió confiar a Wagner sus terrores. Luego recapacitó: “Quién sabe los
comentarios que haría”. Era una persona supersticiosa (creía en la magia), con una
plebeya afición por lo macabro, por lo truculento y por lo sentimental. El instinto le
permitía ser vívido; la necedad, atroz. Fausto juzgó que no debía exponerse a nada
que pudiera turbar su ánimo o su inteligencia.
El reloj dio las once y media. Fausto pensó: “No podrán defenderme”. Nada me 4
Formación Docente Permanente y en Servicio – Lengua y Literatura - 2019
El reloj dio las once y media. Fausto pensó: “No podrán defenderme”. Nada me
salvará. Después hubo como un cambio de tono en su pensamiento; Fausto levantó
la mirada y continuó: “Más vale estar solo cuando llegue Mefistófeles. Sin testigos,
me defenderé mejor”. Además, el incidente podía causar en la imaginación de
Wagner (y acaso también en la indefensa irracionalidad del perro) una impresión
demasiado espantosa.
-Ya es tarde, Wagner. Vete a dormir.
Cuando el criado iba a llamar a Señor, Fausto lo detuvo y, con mucha ternura,
despertó a su perro. Wagner recogió en la bandeja el plato del pan y la copa y se
acercó a la puerta. El perro miró a su amo con ojos en que parecía arder, como una
débil y oscura llama, todo el amor, toda la esperanza y toda la tristeza del mundo.
Fausto hizo un ademán en dirección de Wagner, y el criado y el perro salieron. Cerró
la puerta y miró a su alrededor. Vio la habitación, la mesa de trabajo, los íntimos
volúmenes. Se dijo que no estaba tan solo. El reloj dio las doce menos cuarto. Con
alguna vivacidad, Fausto se acercó a la ventana y entreabrió la cortina. En el camino
a Finsterwalde vacilaba, remota, la luz de un coche.
“¡Huir en ese coche!”, murmuró Fausto y le pareció que agonizaba de esperanza.
Alejarse, he ahí lo imposible. No había corcel bastante rápido ni camino bastante
largo. Entonces, como si en vez de la noche encontrara el día en la ventana, concibió
una huida hacia el pasado; refugiarse en el año 1440; o más atrás aún: postergar
por doscientos años la ineluctable medianoche. Se imaginó al pasado como a una
tenebrosa región desconocida: pero, se preguntó, si antes no estuve allí ¿cómo
puedo llegar ahora? ¿Como podía él introducir en el pasado un hecho nuevo?
Vagamente recordó un verso de Agatón, citado por Aristóteles: “Ni el mismo Zeus
puede alterar lo que ya ocurrió”. Si nada podía modificar el pasado, esa infinita
llanura que se prolongaba del otro lado de su nacimiento era inalcanzable para él.
Quedaba, todavía, una escapatoria: Volver a nacer, llegar de nuevo a la hora terrible
en que vendió su alma a Mefistófeles, venderla otra vez y cuando llegara, por fin, a
esta noche, correrse una vez más al día del nacimiento.
Miró el reloj. Faltaba poco para la medianoche.
Quién sabe desde cuándo, se dijo, representaba su vida de soberbia, de perdición y
de terrores; quién sabe desde cuándo engañaba a Mefistófeles.
¿Lo engañaba? ¿Esa interminable repetición de vidas ciegas no era su infierno?
Fausto se sintió muy viejo y muy cansado. Su última reflexión fue, sin embargo, de
fidelidad hacia la vida; pensó que en ella, no en la muerte, se deslizaba, como un
agua oculta, el descanso. Con valerosa indiferencia postergó hasta el último instante
la resolución de huir o de quedar.
La campana del reloj sonó…
FIN
5
Formación Docente Permanente y en Servicio – Lengua y Literatura - 2019
TEXTO 1
Para conversar sobre la práctica de la escritura
Breves preguntas para pensar y reflexionar sobre la dinámica de la escritura entre colegas.
TEXTO 2
Para conversar sobre la lectura literaria
[…] ¿Quién decide qué autores/obras integran el canon? No hay una autoridad central (por
suerte). Se trata de una discusión pública, un sistema plural de inclusiones y exclusiones que,
al superponer distintos criterios, interseca una zona de coincidencias ineludibles.
Muchas veces, sin embargo, el canon se basa en operaciones más políticas que literarias.
Cabe mencionar, entonces, que la idea de canon aplicada como “prescripción pedagógica-
estatal” implica cierto riesgo, porque –si se la lleva al extremo– podría equivaler a una forma
de censura. Quien elige los libros favoritos u oficiales para una nación, también está
decidiendo qué va a tener menos posibilidades de ser leído.
Definido un radio para el “círculo canónico”, su máximo interés lo concitan el punto central
y la circunferencia exterior. La discusión –en claustros o en bares– recae siempre en qué
nombres se posan en el centro y en el borde.
Pasando el rosedal del parque Gandolfo y más allá del zoológico Uhart, la ciudad se extiende
en algunas áreas más recientes: Fresán, Pauls, Berti, Kohan, Nielsen, Guebel, Bizzio, el
conurbano Bermani y muchas otras del llamado “barrio joven”, con edificios novedosos
construidos del setenta para acá; muchos (solo) de antología, si bien algunos –como el centro
de convenciones Schweblin o la casa Enríquez, de estilo gótico contemporáneo– ya aparecen
en las revistas internacionales de arquitectura.
En las afueras y hacia el este, cerca del popular barrio Soriano, se encuentran el estadio
Fontanarrosa y el edificio del periódico local: el Walsh. También en las afueras, pero del lado
opuesto de la ciudad, se encuentran el museo de curiosidades Macedonio Fernández, el alto
mirador Piglia (desde donde se ven todos los edificios de la ciudad, excepto el propio
mirador) y el extravagante hotel Witold, de avejentada arquitectura vanguardista. Los rodea
la circunvalación, con varias salidas: la ruta Belgrano Rawson conduce al sur; la Héctor Tizón,
al norte.
A partir de ahí: el campo, la infinidad de la Pampa que rodea y abraza a la ciudad, no como
el fin o la nada, sino al revés, como el comienzo: es la marca que la ciñe, que le muestra cuál
es su límite máximo. Esa extensión infinita es un país: el Martín Fierro. En el centro de la
ciudad, hay quien opina que nuestra suerte como nación hubiera sido distinta de haber
elegido otro libro de cabecera.
(Cristal, 2018)
TEXTO 3
Para conversar sobre el lenguaje
La Academia Argentina de Letras no ha emitido un dictamen acerca del uso de las fórmulas
de inclusión (el “todos y todas”, la @, la x, la e). Desde su Departamento de Investigaciones
Lingüísticas y Filológicas, sin embargo, surgió la necesidad de consensuar una postura para
dar respuestas a la comunidad, dada la creciente visibilidad del fenómeno.
masculino “genérico” o “no marcado”. De esa manera está codificado en la mente de los
hablantes de español del mundo, sin excepción, puesto que se aprende naturalmente desde
el nacimiento.
En contra del uso de las fórmulas de inclusión, se suele argumentar que el origen del
masculino genérico es puramente convencional. Ante esto, hay que señalar dos cosas:
è Primero, el hecho de que algo sea puramente convencional (las lenguas son básicamente
códigos convencionales) no impide que pueda tener los efectos denunciados por quienes
no se ven incluidos en ese masculino. En estos casos, la discusión debe ser acerca de qué
percepciones están asociadas a determinado uso lingüístico, más que si ese uso es o no
inherentemente discriminatorio o invisibilizador. Por otra parte, esas percepciones no son
caprichosas: están fuertemente atadas al contexto social e histórico de nuestras
sociedades, en las que la desigualdad entre el hombre y la mujer es un hecho consumado,
sostenido a lo largo del tiempo y defendido por sus beneficiarios.
Proyección a futuro
Vemos que muchos hablantes están considerando necesario adoptar alguna de estas
fórmulas, en declaraciones que son públicas en algún sentido, como un modo de
pronunciarse contra algo que repudian, porque sienten la discriminación en carne propia o 9
se solidarizan con quienes consideran víctimas de discriminación. Esto provoca que exista
Formación Docente Permanente y en Servicio – Lengua y Literatura - 2019
se solidarizan con quienes consideran víctimas de discriminación. Esto provoca que exista
una tensión entre la variante tradicional, más económica pero asociada a la perpetuación
de una injusticia social, y las nuevas propuestas, con diversos problemas estilísticos,
morfológicos o de pronunciación pero sin esa carga. El hecho de que esta tensión se
resuelva en numerosos casos a favor de las nuevas fórmulas y que su uso se esté
extendiendo visiblemente habilita la hipótesis de que se trata de una necesidad
comunicativa real de muchos hablantes.
Es, por último, frecuente la pregunta, formulada tanto por quienes adoptan las novedades
como por quienes las resisten, acerca de si este fenómeno terminará cambiando la
gramática de la lengua. La respuesta nunca satisface a ninguno de los dos grupos: nadie
puede saber cómo evolucionará una lengua en el futuro. El flujo natural de cambio y
adaptación de las lenguas es más impredecible e incontrolable de lo que muchos están
dispuestos a admitir en este tipo de debates. Especialmente, cuando se trata de algo tan
profundo como la manera en que se estructura el género gramatical. Como siempre, la
última palabra la tendrán, con el tiempo, los 500 millones de hablantes de español del
mundo.
(Kalinowski, 2018)
• ¿Conocen o han escuchado jóvenes que emplean el lenguaje inclusivo? ¿Son ustedes usuarios
de ese lenguaje?
• ¿Qué percepción tienen de ese uso? ¿Los incomoda? ¿Les resulta natural?
• ¿Cómo imaginan que será el empleo del lenguaje inclusivo en el futuro? ¿Es viable?
ACTIVIDAD 3
Para retomar el trabajo entre todos, realicen una puesta en común de las conversaciones que
mantuvieron en cada grupo. Las siguientes preguntas servirán para orientar el intercambio de
opiniones…
10
Formación Docente Permanente y en Servicio – Lengua y Literatura - 2019
4)Invitamos a leer el siguiente recuadro en el que se enumeran algunos riesgos y varias derivas
positivas al concretar una propuesta como conversaciones en el aula. ¿Agregarían otros peligros u
otros aspectos que destacarían?
MATERIALES DE REFERENCIA
• Kalinowski, Santiago (18 de junio 2018). Lenguaje inclusivo, esa piedra en el zapato de tantos.
Infobae. Recuperado de https://www.infobae.com/opinion/2018/06/18/lenguaje-inclusivo-esa-
piedra-en-el-zapato-de-tantos/ (última visita: marzo 2019).
11