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7 consejos básicos para

cuidar tus plantas de interior


  José Manuel Durán -  19 diciembre, 2016 - Consejos de jardinería   
 25 Comentarios 
   Nivel principiante

Lo sé, te hiciste con una planta de interior y ahora tiene


sus hojas amarillas, languidecen y se caen. Parece como si
no se encontrara cómoda con ninguna de tus atenciones; -¡tú,
que tanto la mimas!-. No se lo tengas en cuenta; la vida de
una planta dentro de casa casi nunca es fácil. Las
condiciones en tu hogar serán siempre las más confortables
para ti, pero no tienen por qué obedecer a las necesidades de
tus plantas.
Recomendaciones para cuidar tus plantas de interior

Para abordar de forma definitiva muchas de las dudas


surgidas en los comentarios, voy a enumerar las causas más
frecuentes por las que las plantas de interior se quejan
amargamente.

Contenido de la entrada
 1 Falta de luz
 2 Exceso de agua
 3 Falta de humedad ambiental
 4 Temperatura adecuada
 5 Cambio de maceta
 6 Abonar

Falta de luz
La ausencia de luz suficiente es una de las razones más
habituales por las que una planta de interior te mostrará su
“peor cara”.
No todas aceptan esta situación de la misma manera; es
justo decir que las hay con requerimientos más escasos
(aspidistra, filodendro, bambú de la suerte, bromelias,
helechos…). Pero como norma general las plantas de interior
han de colocarse cerca de una ventana, balcón, vidriera o
galería; con luminosidad suficiente para poder realizar su
función más vital: la fotosíntesis.
Si no fuera así, y mientras les quede energía, las plantas
buscarán la luz desesperadamente; alargando sus tallos de
forma anormal y produciendo hojas de mayor calibre. Pero
este mecanismo no siempre las librará de su contratiempo, y
de inmediato podrías ver síntomas más graves.
Puedes corregir su ubicación antes de que las hojas se
tornen amarillas o empiecen a caer. Como te he dicho
antes, colócalas en un lugar bien iluminado: cerca de una
ventana o donde sea que haya más luz. Solo debes evitar que
ésta incida directa sobre las plantas, es primordial.

Los rayos del sol no deben tocar nunca las hojas o se


quemarán. Éste es otro error frecuente que debes tener en
cuenta.

Exceso de agua
¿Cada cuánto regar las macetas? Las plantas de interior, al
tenerlas dentro de casa, necesitan un riego menos frecuente.
Estamos acostumbrados a hidratar en abundancia las plantas
del jardín o la terraza cuando llega el verano, para después
reducir de forma notable la frecuencia al acercarse el
invierno. Debe ser así, es lo correcto, por efecto de la
intemperie. Pero las plantas de interior se encuentran más
protegidas y no acusan tanto las estaciones.
No quiero decir que no tengas que aumentar la dosis de agua
en la época de más calor. Deberás hacerlo, es evidente, pero
en menor medida de lo que se esperaría en una planta de
exterior.
Consejos básicos para cuidar tus plantas de interior

Si no estas convencido de cuándo hacerlo, comprobar la


tierra valorando su humedad, siempre aclarará tus dudas. No
riegues si aún no es necesario.
Asegurarte el riego adecuado se hace imprescindible con
ciertas especies nada tolerantes a la pudrición (cheflera,
coleo, filodendro, orquídea y otras).
Para ayudarte, en estos casos escoge macetas cerámicas o
de otro material transpirable, así como un sustrato ligero y
bien aireado.
El exceso de agua es la mayor causa de mortalidad en las plantas

Puedes regar por arriba, de la manera tradicional,


procurando siempre no mojar más que la tierra. Hay plantas
muy sensibles a los hongos y a las pudriciones del cuello.
Las orquídeas son un claro ejemplo de ello, también el coleo
o cretona. Para éstas puedes optar por hidratarlas desde
abajo; sumergiendo parcialmente las macetas, así
absorberán sin riesgo el agua.
Ten siempre la precaución de comprobar el buen drenaje de
los recipientes. Los agujeros obstruidos quizás sean un
“homicidio involuntario”, pero no te eximirán del triste
desenlace.
Conoce los 7 puntos clave para acertar con
tus plantas de interior
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Los típicos platitos bajo los tiestos, repletos del agua


sobrante, son otro clásico de mortandad; vacíalos después de
haber cumplido su función.
También puedes llenarlos con grava o piedrecitas, para que
el agua no esté en contacto directo con la maceta. Esto es
incluso aconsejable en algunas circunstancias: con
ambientes muy secos (por culpa de la calefacción) o con las
plantas más sensibles.
Falta de humedad ambiental
El anterior consejo es muy apropiado para ciertas plantas de
interior (crotón, espatifilo, costilla de Adán o tronco del
Brasil, por ejemplo). Las plantas adoptadas en nuestras
casas son especies en su mayoría tropicales, que gustan de
un alto índice de humedad.
Es evidente que las condiciones en una vivienda distan
mucho de simular el trópico, pudiendo las plantas aquejar
algunos inconvenientes. Las hojas con puntas secas es el
síntoma más habitual. Pero lograrás evitarlo con algo de
cariño. Las pulverizaciones frecuentes suelen funcionar:
procura mojar solo las hojas (evita tocar las flores).
Entrada relacionada: ¿Por  qué se me mueren las plantas?
Y si no dispones de demasiado tiempo; recuerda que siempre
te queda la opción del plato con grava, arcilla expandida u
otro elemento que aísle la base de la maceta del agua que
contendrá. El líquido se irá evaporando lentamente,
aportando entorno a tu planta una humedad beneficiosa.
Temperatura adecuada
Los cambios bruscos de temperatura o las corrientes de
aire son otro problema habitual para las plantas de interior,
que suponen con frecuencia la pérdida de sus hojas.

Ya sabemos que estas plantas se encuentran cómodas


dentro de cierta horquilla térmica (normalmente entre los 15
y 25ºC), aceptando algo de variabilidad entre el día y la noche
o entre el invierno y el verano, pero no les gustan los cambios
muy pronunciados.

Los radiadores o el aire acondicionado son factores


importante a tener en consideración. Su proximidad puede
exceder de lo admisible para ellas.
Con temperaturas elevadas es importante aumentar el riego y
facilitar la humedad de las hojas

Si vives en un lugar frío, al marchar de casa quizás debas


dejar la calefacción encendida. Y cuando dispongas de 
vacaciones, recuerda que las plantas se han de seguir
regando. En “Cómo regar las plantas en verano si te vas de
vacaciones” tienes varias sugerencias.
Cambio de maceta
El trasplante a una maceta mayor se hará inevitable con
el crecimiento de la planta. Excepto en algunas especies,
como la mencionada orquídea, no es bueno que las raíces se
encuentren apretadas: tienden a enrollarse, al buscar cómo
crecer, y acaban por ocupar todo el espacio, quedándose sin
aire.
También al principio, recién adquiridas, es conveniente el
paso a un recipiente más grande. Utiliza un sustrato
adecuado: normalmente vienen con una base de turba, poco
nutritiva y que si dejamos secar cuesta de volver a hidratar.
Aquí te cuento cómo hacerlo: “Plantar en otra maceta”.
Abonar
Este punto está muy relacionado con el anterior. Las
reservas en el sustrato se agotan pronto, sin embargo hay
que seguir alimentando la planta.

Las carencias de nutrientes se harán evidentes si no se toman


medidas (aquí tienes una guía de los síntomas reflejados).

Sobre todo es importante no fallarle a la planta durante la


época de crecimiento, también durante la de floración.

Desde la primavera al otoño, puedes utilizar abono


líquido (cada quince días), junto con el agua de riego.
Atiende las indicaciones del envase: no te pases con la dosis
o quemarás las raíces.
Otro fertilizante muy cómodo para macetas es el  “granulado
de liberación lenta“, pues abastece de lo necesario a las
plantas y durante un periodo más prolongado (dos o tres
meses).

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