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¿Se pueden tener árboles frutales en maceta?

No hay nada como poder coger el fruto del árbol y comérselo allí mismo, ¿verdad? De hecho, hay
quien dice que no sabe igual si optas por degustar su sabor dentro del hogar. Es cierto, puede
sonar un tanto extraño, pero la realidad es que cuando estás rodeado/a de plantas, parece como
si todo se viera mucho mejor, y como consecuencia, el sentido del gusto se nos tornara un poco
más sensible.

Lo más interesante es que, aunque no tengas jardín, puedes igualmente cultivar árboles frutales
en maceta. No es difícil mantenerlos siempre en un recipientes. Así que si tú también quieres
saber cómo sabe la naturaleza, sigue estos consejos.

¿Qué cuidados requieren los árboles frutales en maceta?

Si bien no son muy distintos a los que les daríamos si estuviesen en tierra, sí hay que tener en
cuenta una serie de cosas para que no tengan ningún problema. Para conseguir unos ejemplares
sanos y garantizarte así una excelente cosecha, has de cuidarlos respetando los ciclos naturales
que tiene cada árbol.

Riego
El riego es muy importante para todas las plantas, ya que es gracias al agua que sus raíces pueden
absorber los nutrientes de la tierra. Dependiendo de la climatología del lugar, regaremos más o
menos frecuentemente. Generalmente, se regará 2-3 veces por semana en verano, y 1 o 2 el resto
del año.

Los frutales temen el encharcamiento, por ello es necesario que comprobemos la humedad de la
tierra antes de regar. Así, introduciremos un palo delgado de madera hasta el fondo y luego lo
extraeremos para ver cuánto sustrato se ha adherido a él: si es mucho, no será necesario regar; en
cambio, si sale casi limpio entonces habrá que regar.
El agua con la que reguemos tiene que ser sin cal. La más recomendada es la de lluvia, pero no
todos podemos almacenar la cantidad suficiente para nuestras plantas, pero eso no supone un
problema. En realidad, será suficiente con llenar un cubo con agua del grifo y dejarla reposar
durante una noche para que los metales pesados se queden en el fondo del mismo. Al día
siguiente, ya tendremos agua para nuestros frutales.

Otra opción es regar con agua mineral, es decir, aquella que nosotros bebemos, o acidificada. Para
conseguir esta última tienes que echar el líquido de medio limón a una botella de 1l llena de agua.
De esta manera, además, evitarás que el frutal tenga falta de hierro.

Ubicación
¿Dónde poner los frutales en maceta? Muy fácil: en una zona donde reciban la luz solar a ser
posible todo el día. Necesitan sentir el sol para poder crecer sanos y fuertes, y también para que
sus frutos maduren correctamente. Ahora bien, hay algunos que se adaptan bien en lugares con
semisombra, como los limoneros o los naranjos, siempre que estén ubicados en una zona muy
luminosa.

No podemos olvidarnos del viento. Aunque van a estar en maceta, el viento sigue siendo uno de
los principales problemas que tiene el/la jardinero/a. Si sopla flojo no pasa nada, pero si sopla con
mucha intensidad y durante muchos días seguidos… hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de
cultivar frutales, ya que si bien no les hará daño, sí que podrían tirarlos al suelo, romperles algunas
ramas, o haciendo peligrar la cosecha. Una manera de protegerlos es poniéndoles uno o dos
tutores, y colocarlos donde el viento no les dé directamente, por ejemplo, detrás de un seto alto
del jardín.

Sustrato
Las plantas necesitan un suelo donde poder crecer y desarrollarse. Cuando se trata de cultivarlas
en maceta es imprescindible escoger un buen sustrato, como 60% turba negra + 30% perlita + 10%
humus de lombriz. Para mejorar aún más el drenaje, pon antes de nada una capa de greda
volcánica. Así, las raíces estarán siempre aireadas, logrando que el agua que han absorbido llegue
al tronco y posteriormente a las hojas.

Los árboles frutales, además, necesitan poder disponer de todos los nutrientes y minerales
posibles. Sólo así nos aseguraremos poder saborear unas frutas deliciosas. Debido a ello, hay que
usar siempre sustrato nuevo e ir cambiándoselos en cada trasplante.
Abono
Ya tenemos un sustrato fértil y poroso, pero aún podemos hacer algo más para que nuestros
frutales no tengan que preocuparse por nada: abonarlos. Ya que estamos hablando de plantas
cuyos frutos van a estar destinados para consumo humano, es muy aconsejable que usemos
abonos naturales, que pueden ser comprados en viveros y/o en tiendas agrícolas, o hechos en
casa.

Humus de lombriz, estiércol, guano, cáscaras de huevo, compost… hay infinidad de cosas que
sirven como abono. Pero eso sí, si decides y los abonas con guano, debes seguir las indicaciones
que especifique el envase, ya que es el único abono natural capaz de perjudicar a las plantas si nos
excedemos con la dosis; por otra parte, es el que tiene efecto más rápido.
Trasplante
Con el tiempo, las raíces se quedan sin espacio y el sustrato se queda sin sus nutrientes, por lo que
es conveniente trasplantar los árboles frutales cada 2-3 años, dependiendo de la especie y de su
ritmo de crecimiento.

Si no sabes cómo hacerlo, toma nota:

Hacia finales de invierno o comienzos de primavera, extráelo de la maceta, con cuidado de que no
se desmorone el cepellón. Si te cuesta, dale algunos golpecitos a diferentes lados de la misma.

A continuación, debes recortar como máximo 1/3 del cepellón con unas tijeras podadoras o un
serrucho previamente desinfectados con alcohol de farmacia. Poda también la raíz pivotante (se
distingue de las demás por ser la más gruesa y larga de todas), ya que a medida que se va
desarrollando, hace que el árbol pueda ir saliéndose de la maceta; así que si se la cortamos,
evitamos tener problemas en un futuro.

1. Después, rellena la maceta con un sustrato nuevo, más o menos hasta a mitad.

2. Pon el árbol justo en el centro, y echa más sustrato terminando de rellenar la maceta.

3. Finalmente, sólo quedará darle un riego generoso añadiendo unas gotas de Benerva (de venta
en farmacias) para que el sistema radicular se recupere lo antes posible de la poda.

Pero, esto no es todo. Hemos estado trabajando con sus raíces, pero ahora toca hacer lo mismo
con las ramas, así tendremos una planta perfectamente equilibrada. Pero, ¿cómo se poda? Así:

1. Corta todas aquellas ramas que se entrecrucen o se vean enfermas y/o débiles.

2. Recorta las que hayan crecido en exceso, deteriorando el aspecto del árbol.

3. Las demás, hay que recortarlas dejando crecer 4-8 pares de hojas, y quitando 2-4.
¿Cómo evitar y/o combatir las plagas y enfermedades?
Los árboles frutales pueden verse atacados por plagas y contraer enfermedades. La mejor manera
de evitarlas es manteniendo la planta bien cuidada y abonada, pues es prácticamente imposible
que de un día para otro se debiliten sin motivo. Pero a veces fallamos en algo, y el sistema de
defensas del árbol empieza a tener dificultades para mantenerla saludable. Así, todo tipo de
insectos y hongos pueden comenzar a dañarlos.

Enfermedades
Las enfermedades más comunes son la roya y el oidio. Ambas se pueden combatir con éxito con
fungicidas naturales, como el azufre o el cobre, si el ejemplar no está muy afectado. Pero habrá
que recurrir a los químicos si el debilitamiento de la planta es notable.
Plagas
A los insectos que causan las plagas les encanta el ambiente seco y cálido, por lo que es habitual
que las plantas tengan que enfrentarse a ellas durante la primavera y el verano. Las más comunes
son la cochinilla, la araña roja, la mosca blanca y el pulgón. Pese a que pueda parecer lo contrario,
se solucionan fácilmente -aunque con tiempo- utilizando insecticidas naturales y caseros. Hay
muchos que podemos hacer, sin apenas gastarnos dinero. Por ejemplo: infusiones de ajo, piel de
cebolla u ortiga, o hacer un preparado con polvo de hornear, el cual se prepara de añadiendo una
cucharada de polvo y otra de ralladura de jabón blanco a 1l de agua.

Aún así, si ves que pasa el tiempo y la plaga va avanzando rápido, haciendo que la planta se vea
cada vez peor, es conveniente plantearse el uso de insecticidas químicos específicos. Si te ves en
esta situación, sigue las recomendaciones que indique el envase, y en el caso de que el árbol tenga
frutos, no los cojas hasta que no haya finalizado el plazo de seguridad (suelen ser unos 30 días
desde la aplicación del producto hasta que finalmente se pueden cosechar).

Así que ya sabes, si quieres poder disfrutar de un árbol frutal en tu patio, con estos consejos lo
lograrás.
Los indicadores más aceptados son los siguientes: 1) un etrog puro tiene una corteza gruesa, en
contraste con sus segmentos de pulpa estrecha que son también casi secos, 2) la superficie
externa de un etrog es acanalada y verrugosa, y 3) el pedúnculo del etrog es algo enterrado hacia
el interior; un híbrido de limón o diferente cidra se opone a una o todas las especificaciones.7

Un indicador más recientemente adoptado, aunque no tan ampliamente como los anteriores, es la
orientación de la semilla, la cual debe estar apuntando verticalmente en un etrog, a menos de que
esté constreñida por otras semillas del mismo fruto; en un limón y los híbridos de este, las semillas
están posicionadas horizontalmente, incluso cuando no hay suficiente espacio.8

El etrog es típicamente cultivado a partir de esquejes de entre dos a cuatro años de edad; el árbol
comienza a dar sus frutos cuando tiene alrededor de cuatro años de edad.9 Si el árbol germina a
partir de semillas, el árbol no dará fruto por cerca de siete años, y puede que haya algún cambio
genético en el árbol o fruta en el caso de la propagación de semillas.

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