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CICLO 2012 I BAJO 11 METROS DE CEMENTO

VIEJA (Afuera.) Hombres castrados y mujeres violadas. Se escuchó un dispa-


ro. Teníamos veneno en los bolsillos.
NIÑA ¿Todo esto era correcto?
VIEJA (Afuera.) Correcto.
NIÑA (Sacando rosas blancas.) Nunca tenía flores en sus habitaciones.
VIEJA (Afuera.) Se escuchó un disparo. Odiaba rodearse de cosas muertas.
NIÑA Se pueden repartir rosas blancas en una dictadura.
VIEJA (Afuera.) Lo odié tanto porque nos había abandonado. El que maneja-
ba los hilos se había marchado dejándonos en esa trampa.

© Ana María Ferrari


NIÑA ¡Yo pinto! ¡Yo pinto! (Dibuja un grafiti y la cara de Hitler tachada con
rojo.) Firmado: La Rosa Blanca.
VIEJA (Afuera.) Hitler nos dijo adiós. Ahora necesito una pausa.
(Adentro queda la Niña tropezándose con las sillas y los trastos, mientras
va repitiendo: “Yo no era culpable, yo no sabía nada, todo eso era correcto,
camino correcto”. Está deshojando una rosa blanca.)

ATANDO
CABOS
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MEMORIA... MUERTES MASIVAS REALIZADAS POR FUERZAS


DEL ESTADO SOBRE LOS PUEBLOS… LA CONVIVENCIA DE
LAS VÍCTIMAS CON LOS VICTIMARIOS… EL ENCUENTRO DE
PERSONAJES
ESAS DOS ALMAS EN MEDIO DE LA NADA… PARA ABRIR A LA
Martín: Joven, buenmozo, bien vestido
REFLEXIÓN DE ESTE TERRIBLE PROBLEMA QUE LA HUMANI- Elisa: Edad media, linda, vestimenta sobria
DAD NO HA PODIDO RESOLVER.
1991
AUTORA: Griselda Gambaro
ACTORES: Sandra Arrechea I Javier Tuero EL LEVANTE
MÚSICA ORIGINAL: Gabriel Magni Ellos dos mirando al mar…

ASISTENTES: Carolina Hortigüela I Tadeo Pettinari


ESCENOGRAFÍA Y LUCES: Charo Moreno I Andrés Zerneri MARTÍN ¿Es suyo el pañuelo?

DIRECCIÓN: Charo Moreno ELISA Sí, lo había perdido. Gracias.


MARTÍN Se está bien acá. ¿Es su primer viaje?... ¿Su primer viaje?
ELISA Perdone. ¿Qué dijo?
Agradecimientos: EMAD I Andrés Bazzalo I Carolina Rabenstein I Gustavo
Hortigüela I Miguel Feldman I José “Beto” Loto I Martín Dimarco MARTÍN Si era su primer viaje.
ELISA Sí.
MARTÍN El bar está abierto. ¿Quiere tomar una copa conmigo?
ELISA Es muy temprano. Acabo de desayunar. Gracias… Y gracias por el
pañuelo.
MARTÍN La veré después.
ELISA Como quiera…
MARTÍN ¿Es su primer viaje? ¿O ya se lo pregunté?
ELISA Ya me lo preguntó. “¿Es su primer viaje?”.
MARTÍN Por barco sí. Prefiero el avión. Esto me resulta muy lento.
ELISA Lentamente vemos pasar el mar.
MARTÍN El mar puede verlo desde una playa. Con el avión ya hubiéramos
estado en Europa. A bordo los días no pasan nunca. Suerte que la encon-
tré, aunque usted parece no querer verme.
ELISA No me gustan los aviones.
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MARTÍN ¿No? MARTÍN No, pararon las máquinas, esto no es lo mismo.


ELISA Odio todo lo que vuela salvo los pájaros,… ELISA Me parece que tiene razón. Oigo la sirena. ¡Cómo para no oírla! ¡Y
MARTÍN ¿Le tiene miedo a los aviones? Son seguros. Más que un auto en todo el mundo corre!
la ruta. MARTÍN Espéreme aquí.
ELISA No tengo miedo… Me traen malos recuerdos. ELISA ¿Dónde va? ¿Qué hace? Se puso pálido.
MARTÍN ¿Un accidente? MARTÍN ¡Voy a buscar salvavidas! Espéreme.
ELISA Podríamos llamarlo así. No me ocurrió a mí. Si no, no contaría el ELISA ¡Que hombre aprensivo! ¿Por qué se asustan? Si estaban todos
cuento. No estaría aquí, bajo este cielo, bajo este sol… ¡Mire! Saltó un pez. felices disfrutando del viaje, y ahora esta agitación, este pánico…parecen
MARTÍN No lo vi hormigas. Cuando se pisan hormigas, salen todas juntas, para un lado,
para otro, para un lado para el otro…
ELISA Apartó los ojos del agua.
MARTÍN Póngase su salvavidas.
MARTÍN La miraba a usted.
ELISA Ay no, esto no, se me va a arrugar el vestido, es nuevo, me compré
ELISA Si uno los aparta, saltan. Basta un parpadeo. La breve sombra de un
ropa nueva para el viaje.
parpadeo y es como si lo supieran, aprovechan el instante y saltan.
MARTÍN ¿No se da cuenta? El barco se escora. ¡Muévase!
MARTÍN Señora, usted me gusta.
ELISA No me hable en términos marinos... ¿Qué significa “escorarse”?
ELISA Se me secan los ojos de mirar tan fijo. A veces, los peces saltaban
desde muy alto. Golpeaban muy duro en el agua, se hundían. MARTÍN Que el barco se inclina ¡Se hunde! ¡Muévase!

MARTÍN Saltaban desde un avión. Los peces. ELISA ¿A dónde? La gente parece loca. ¡Mire a ése! Se puso el sobretodo
sobre el piyama. ¡Con este calor! ¡No me empuje!
ELISA ¿Cómo lo sabe?
MARTÍN ¿Quiere quedarse aquí? ¿Quiere hundirse?
MARTÍN Animales raros… Esos peces.
ELISA No es tan raro…hundirse.
ELISA ¡Sí! Como si tuvieran una carga que no les dejara nadar. No salían a
la superficie. Un remolcador se hundió en el río y al dragar para rescatar- MARTÍN ¡Entonces quédese! ¡Yo me voy! … Venga conmigo.
lo… estaban ahí sobre el lecho de arena. ELISA ¿Adónde?
(Sirenas, luces intermitentes, movimiento.) MARTÍN A los botes, venga conmigo.
MARTÍN Perdóneme. Perdí el equilibrio. Casi más la hago caer. ¿La lastimé? ELISA ¡No me empuje! Está perdiendo el control, domínese. ¿Nunca pasó
ELISA No. por una situación de riesgo?

MARTÍN ¿Qué pasa? Chocamos con algo. MARTÍN Me voy solo

ELISA Ay, ¿qué dice? ¿Chocamos? No hay niebla, no hay barco a la vista… ELISA ¡Ah, no, no! Es poco gentil. Hace días que me persigue. Usted tiene
se ve el mar hasta el horizonte… aspecto un poco…. No me gustaba. Su voz es fuerte. Pero hoy hablamos
de aviones, ¿se acuerda?
MARTÍN ¿Escucha? Está la sirena de a bordo.
MARTÍN Sí. Póngase el salvavidas. Venga conmigo.
ELISA Pero es un ejercicio de salvataje, como la semana pasada.
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ELISA ¡Me lo pongo!... Si no hay más remedio… Me siento gorda, o hin- ELISA ¿Los conoce?
chada como … los muertos en el mar. ¡No apriete tanto las cintas! … Sin MARTÍN ¡Y se me ocurrió el barco! ¡Qué imbécil!
arrugar la ropa.
ELISA ¿Está arrepentido? ¿Por qué? El bote se desliza suavemente, las
MARTÍN ¿Quién piensa en la ropa ahora? Venga, y manténgase serena. olas son chiquitas, y estamos solos como en una cita… No entiendo, ¿qué
ELISA ¡Ay! ¿Hasta el agua? Es mucha distancia. No miro. Me tapo los ojos. pasó con los otros? Se apretujan en un solo rincón y la tierra es tan ancha.
Mi hija jugaba así: se cubría los ojos con las manos y decía: ¡no estoy! Para Se amasijan, y la tierra es tan ancha.
los demás estaba. MARTÍN ¿Por qué no se calla?
MARTÍN Cierre los ojos si la tranquiliza. ELISA Me distrae hablar. ¿Lo aburro?
ELISA ¡No! ¡Los tengo abiertos! MARTÍN Aburrir es poco. ¡Me mata de aburrimiento! ¡Tengo su voz metida
(Bote salvavidas hasta el primer deschave.) en los oídos! ¡Cállese! ¡Ya no la aguanto!
ELISA Ni en sueños puedo dejar de hablar. Es mi manera de exorcizar las
pesadillas….en la vida real no encontré la manera…
Aparecen los dos sobre un tablón colgado del techo a modo de hamaca, en MARTÍN ¡Qué me importa! Gasta energías y se trata de durar.
el plano medio del espacio escénico, humo y luz azul, perdidos en medio ELISA ¿Durar?
del mar.
MARTÍN Un buen principio de supervivencia: hablar poco, moverse menos.
Resistir.
ELISA “Manténgase serena”. ¿Y usted? ELISA Pero desperdiciar la oportunidad… Me parece romántico esto de
MARTÍN No lo encuentro divertido. naufragar. Ya no se estila. Demodé, ¿verdad? Pero romántico. Un hombre
ELISA Si no pasó nada grave, nadie murió. Cuando tiraban los cuerpos al y una mujer que se conocieron accidentalmente en un barco… solos en
mar… un bote salvavidas en medio del océano… Lo que no me explico es cómo

MARTÍN ¡Quédese quieta, señora! no vinieron a recogernos. Tanta tecnología… radar y todo eso, inútil, ¿no?

ELISA Para ellos era un juego… MARTÍN Ya van a venir. No se asuste.

MARTÍN ¡Siéntese! ELISA No se asuste, le decía la rata aterrorizada al león. Una broma. No lo
tome a mal. (Empieza a cantar.) La mar estaba serena, serena estaba la
ELISA No se daban cuenta. Y los que caían tampoco se daban cuenta, un
mar, la mar estaba serena, serena estaba la mar… la mar estaba sere…
golpecito acá, un golpecito allá, un tranquilizante… eran considerados,
¿Se enojó?
¿no le parece?
MARTÍN No. Quedémonos quietos y en silencio.
MARTÍN ¡Siéntese! Nunca haga movimientos bruscos en un bote.
ELISA ¿No exagera?… si dejo de hablar me traga el agua. ¿Tiene familia?
ELISA ¡Sólo quería mostrarle! No me hable en ese tono. Me intimida.
MARTÍN Poca.
MARTÍN Mejor que se intimide y no que se dé vuelta el bote. ¿Por qué se
me habrá ocurrido viajar en barco? Conozco los aviones… ELISA Es parco usted. Antes quería conversar conmigo y ahora... Debiera
haber preguntado: ¿y usted?
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MARTÍN ¿Y usted? ELISA Se ahogó.


ELISA ¡Qué tono estimulante! Tuve. Mis amigos piensan que me estoy di- MARTÍN Lo siento.
virtiendo. Casi me obligaron… yo no quería viajar. Pensaba en una casua- ELISA Pasó hace mucho. Y el tiempo lo cura todo… dicen. A mí se me
lidad trágica. ocurre que fue ayer cuando cayó… al agua. Ni siquiera al océano, al río.
MARTÍN El naufragio. No a cualquiera, al más ancho del mundo… Desde un helicóptero. ¡Ni
ELISA No. Que podía compartir la mesa, sentarme en cubierta, en un bote, suerte para un avión! El subdesarrollo. Ni mar ni océano: río. Alguna vez
junto a uno de esos que tiraban… los peces al río. Como compañeros plateado, ahora arena sucia. Ese helicóptero pasado de moda, chatarra
inocentes. pero que servía, levantaba vuelo en la noche. La noche oscura del alma.
¿Sabe? Si lo pienso, esto me parece una fiesta. Imagínese. Los prisione-
MARTÍN La fuerza es la que da la inocencia, señora. Ni el pecado original
ros empujados al vacío, ya medio muertos, para terminar de morir. Sucia
existe, ningún pecado existe si uno tiene la fuerza.
manera, ¿no?
ELISA Usted es inocente.
MARTÍN Yo diría limpia. Más limpia que enterrar. Casi más práctica ejecu-
MARTÍN Por supuesto.
ción y sepultura a la vez.
ELISA Usted parece saber mucho sobre eso.
MARTÍN Solamente ato cabos.
Desde el primer dato hasta la confirmación.
ELISA Yo también.
MARTÍN ¿Por qué encogió las piernas? No la voy a tocar.
ELISA ¿Queda algo de galleta?
ELISA Por qué quiso salvarme.
MARTÍN Sí
MARTÍN Usted me gustaba. Cuido a cierta gente. ¿O qué supone que soy?
ELISA Comería una.
ELISA (Al público.) Humano. Caben tantas cosas… en humano.
MARTÍN Ya comió. Espere a la noche.
MARTÍN La bondad. ¿Quiere un poco de agua?
ELISA ¿Por qué?
MARTÍN Es necesario
ELISA Ah. Racionar los alimentos. Como en la guerra. Y “usted” se encarga.
Claro enfrentamiento.
MARTÍN ¿Qué hay de gracioso? ¿No tiene miedo? Yo, la rata, tengo miedo.
No mucho.
ELISA No. ¿Piensa que va a llover?
ELISA La leona, también. Las mujeres fingimos con bastante eficacia. Has-
MARTÍN Quizás. Hay nubes. Aquellas son cúmulos, pueden traer agua.
ta último momento. Mi hija debió tener miedo.
ELISA Los demás botes desaparecieron como por encanto.
MARTÍN ¿Su hija? ¿Por qué?
MARTÍN Distintas corrientes.
ELISA Cayó al agua.
ELISA ¿Cree que se salvaron?
MARTÍN ¿Se ahogó?
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MARTÍN Puede ser. ELISA No la considero tan estúpida. Hay otras peores. No llegar a despertar
ELISA Tuvieron más suerte. Todo es cuestión de suerte. Una pobre chica. del sueño o despertar un instante para darse cuenta… que la puerta está
Quería cambiar el mundo. Una intención muy inestable, si hubiera naufra- abierta, y que corre el viento y alguien nos empuja al vacío… Peor, ¿no?
gado… Ningún lugar más seguro que éste. El naufragio. MARTÍN Mi muerte es lo que importa. ¡Mi vida! Lo mejor y lo peor se refie-
MARTÍN La tierra es más segura todavía. O el aire. ren a esto.

ELISA Se me ocurre que miente. El aire no es sólo soporte de pájaros ELISA Poca cosa es la vida si no hay lazos con los otros. La pobrecita lo
inofensivos… Y la tierra… ¿Qué hacía en la tierra para sentirse seguro? sabía. Pobre muchacha… Cambiar el mundo… Perder la vida casi por una
necedad. ¿Conoce la historia?
MARTÍN ¿Qué hacía? Vivía bien.
MARTÍN No conozco ninguna historia. Ni me interesa, señora. ¿De qué quie-
ELISA Sin hijos, sin lengua.
re hablarme en realidad? ¿De su hija? Perdóneme si soy rudo, las pequeñas
MARTÍN Sin hijos, pero con lengua. Una lengua sabia.
historias se acaban muy rápido. Incluso las grandes. Se ahogó, lo lamento.
ELISA Que asiente. Pero no quiero detalles. Podemos hablar de otro tema. O callarnos.
MARTÍN Que asiente, o niega lo que hay que negar. ELISA ¿Callarnos? No.
ELISA Ni ojos. Nunca vio los peces saltar en el aire, hacia el mar, digo hacia MARTÍN Ahorre saliva.
el río.
ELISA ¡Qué grosero puede ser usted! ¿Quiere hacerme callar? ¿Cómo?
MARTÍN Nunca vi. Quien saltó al mar, al río, fue porque se lo buscó. Si un
MARTÍN No escuchándola.
pajarito se para bajo la pata de un elefante, será aplastado. Me refiero
ELISA ¿Dándome la espalda? Usted puede ser grosero… e infantil.
naturalmente a su hija. Hay otras escalas.
MARTÍN También puedo tirarla por la borda. Eso no sería tan infantil, ¿verdad?
ELISA Y a usted le tocó ésa, la ínfima, en ese ridículo y despreciado país
del que partimos. ELISA Sí, puede hacerlo. Pero no tiene ganas. “Ahora” no tiene ganas.

MARTÍN ¿Me tocó? ¡Absolutamente no! ¡Mire! ¡Allá! ¡Déme su pañuelo! MARTÍN Acertó. Ahora sólo tengo ganas de que se calle. Y si me apura…
¡rápido ¡Eh, eh! ¡Acá, acá! ¡Un avión! Ese punto plateado a la izquierda… ELISA ¡No me toque!
ELISA No nos descubrirán, están muy lejos. Yo, que vi tanto, casi no lo MARTÍN ¿Por qué? Déjeme besarla. Todavía no estamos tan débiles como
distingo. para no… aprovechar… Usted lo dijo: es tan romántico… los dos solos
MARTÍN ¡Yo lo veo! ¡Eh, eh! ¿Qué hacen? ¡Idiotas! ¡Eh, eh! Acá, acá… en el bote…

ELISA Tome un trago de agua. ELISA ¡Sáqueme las manos de encima!

MARTÍN ¡La puta madre! MARTÍN ¿Quién cree que es? ¿Se vio en el espejo? La dejo, pero porque
quiero, ¿sabe? Métaselo en la cabeza: porque quiero.
ELISA Agua.
ELISA Mi hija…
MARTÍN Nos queda poca. Voy a tomar a la noche.
MARTÍN ¡Cállese! ¡Estoy harto de su hija! Compare, señora. Una pequeña
ELISA Terminar antes o después es lo mismo.
desgracia, o fatalidad, no hace temblar al mundo. Ni siquiera agita la hierba.
MARTÍN ¿Terminar? ¡Van a salvarnos! ¿O cree usted que vamos morir aquí,
con esta muerte estúpida?
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MARTÍN Puedo suponerlo.


ELISA ¿Que era coqueta? Sí. ¿Que le gustaba bailar? Sí. Pero quería cam-
biar el mundo.
MARTÍN ¿Quién le pide que me lo cuente?
ELISA ¡Es que yo quiero! Fue tan… ¡desmesurada! ¡Se juntó en la calle con
otros chicos, para… ¡una necedad!… ¡no recuerdo! La rebaja del boleto
del ómnibus… o… que no raptaran a los muchachos o les dejaran usar
barba… ¡Imagínese! Gritaron en la calle, ¡bajo los plátanos!, alborotaron,
sabe cómo son los chicos, irrespetuosos, se creen invulnerables… Y des-
pués… la hecatombe. ¡De dos, de cinco, de diez! Una muerte puede ser
© Ana María Ferrari

una hecatombe, ¡una sola!


MARTÍN No grite.

Reconocimiento de la situación y reflexión de ella.

ELISA ¡Sí! La hierba tiembla, se acongoja. Es lógico que no le interese


ELISA ¡Muertos por semejante necedad! Y antes de la muerte... “Usted”
hablar... Escuchar. Con las hecatombes que provocan los ricos, lo nuestro
sabe. Yo no quería viajar, podría ocurrir que me sentara junto a un compa-
parece tan mínimo, tan olvidable…
ñero inocente.
MARTÍN Me alegro de que lo entienda.
MARTÍN ¿Qué empujó a su hija al río? No fui yo. Vamos a tomar agua.
ELISA ¡No! ¡No lo entiendo! (Al público.) Siempre haciendo números con
ELISA No es de noche todavía.
la muerte. Pero en la muerte no hay número, ni tiempo, ni siquiera lugar.
Todas están unidas. Una cadena infinita donde cada muerto está abrazado MARTÍN Atardece. Sé lo que hay que hacer.
a otro, todos culpables de ser débiles, de no tener voz, culpables de haber ELISA Sobre el agua y la sed. ¿Nada le dijo que yo lo odiaba? Tiene aspecto
muerto… Usted y yo somos sobrevivientes. un poco… militar.
MARTÍN No creo. Si estuve en una guerra, fue con los que vencieron. Los MARTÍN ¿Sólo por eso me odiaba?
que vencen nunca son sobrevivientes. Nunca estuvieron a punto de morir. ELISA No es poco. Se para de cierta manera, habla de cierta manera… Huele.
Si se refiere al barco, puede ser que lo seamos y que haya otros. Sobre-
MARTÍN A colonia, a loción de afeitar. Antes. Ahora supongo a mugre, a sal.
vivientes.
ELISA Sin embargo… ahí está el olor.
ELISA ¿Sabe que hacía mi hija?
MARTÍN Usted huele como yo, no demasiado bien. Es raro, es una mujer
MARTÍN Depende de la edad.
inteligente, pero puede ser muy estúpida. Señora.
ELISA Quince años.
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ELISA Lo odiaba. Después…me desconcerté. Me trajo el salvavidas, me MARTÍN ¡Qué mujer tonta! Cargosa ¡Eh, los de la lancha! ¡Acá, rápido! Yo
guió al bote… sabía que iban a venir.
MARTÍN A veces cometo esos errores. La encontraba muy hermosa. Y ten-
go cierta debilidad por la belleza. Debo confesar que usted ha perdido
mucho de su atractivo. ¡Venga! ¡No se aparte! Va a caerse por la borda. Y
Toma de posiciones.
no voy a rescatarla.

MARTÍN Pase primero señora. Estamos bien…


ELISA No voy a darle la espalda.
Se abren los caminos.
MARTÍN ¿Tiene frío? Vuelvo a ser gentil. Limpio, afeitado, sin hambre. ¿La
voy a ver en tierra?
ELISA ¿Cómo estoy sentada a su lado? ¿No hubo castigo?
ELISA (No contesta.)
MARTÍN Sí, hubo. ¿No me dijo que su hija se ahogó? Perdóneme. Usted me
MARTÍN Una mujer hermosa, un poco verborrágica, ahora en silencio. Me
la deja servida, ¿por qué me busca la lengua? No quería… no quería hablar
alegro de que no contemple más el mar, como hacía antes en el barco. Me
así. Tome un trago y disfrútelo... va a ser el último. Para usted. ¡Mire!
mira a mí ahora.
ELISA ¿Qué?
ELISA Sí, lo miro.
MARTÍN ¡Allá, allá lejos! ¡Una lancha! Viene hacia nosotros… ¡Dios mío!
MARTÍN Podemos descansar juntos unos días donde usted quiera. Tengo
ELISA Puede arrodillarse. Usted cree en Dios. Naturalmente, cree. una casa en el campo, hay caballos, ¿sabe montar?, está el río cerca.
MARTÍN ¿Qué clase de mujer es usted? ¿No se alegra? ¡Vienen a salvar- ¿Qué le parece?
nos! ¡Vienen a salvarnos! ELISA (Al público.) ¿La historia es esta reconciliación absurda y miserable?
ELISA ¡Suélteme! ¡No me abrace! ¡Suélteme! MARTÍN No vuele tanto. Lo que dijimos en el bote fue por nervios. Usted
MARTÍN ¡La abrazo porque estoy contento! ¡Vienen a salvarnos! me gusta. Acepte, descansará.
ELISA No quiero que me toque. Caí con mi hija al río. Miraba salir los peces ELISA No quiero descansar.
fuera del agua y caer, y trataba de imaginar… Usted nunca imaginó nada. MARTÍN Pero volveremos a vernos, ¿verdad?
MARTÍN No necesito imaginar. Yo hice la historia, la grande y la pequeña. ELISA Sí. No dejará de verme.
Todas las historias que usted cuenta, yo las hice. Y los que hacemos la
MARTÍN ¿Por qué usa ese tono? No sea rencorosa. (Al público) Soy ino-
historia somos los únicos libres. No necesitamos ninguna absolución. ¡Alé-
cente.
grese! ¡Volveremos a tierra!
ELISA Inocente como son los que tienen la fuerza. Algo voy a hacer para
ELISA Nadie me salvará del naufragio.
que no deje de verme. En tierra, en el naufragio. Algo voy a hacer para
MARTÍN ¿Prefiere ahogarse? Ahóguese entonces. que no deje de verme. ¿Verborrágica? Hablaré tanto que lo inundaré con
ELISA Caigo y no me ahogo. Tengo una memoria profunda como el agua, mi memoria, y no podrá respirar, y se ahogará en tierra, ¡en el naufragio!
me trae, me lleva, me hunde… me salva.
110 . CICLO 2012 I ATANDO CABOS

MARTÍN Somos ciegos y sordos, señora. El mundo no va a cambiar por


unos pocos. O por una multitud sin fuerza. Resígnese.
ELISA No sé qué es eso. No contar con mi resignación es su fracaso. No
borrar mi memoria es su naufragio. En esta tierra que transito usted no
puede vivir. En estas aguas, usted no sabe nadar. ¿Escucha? Chocamos
con algo.

© Ana María Ferrari


LA MEDALLA
(MILAGROSA)

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