Está en la página 1de 7

M

o
n
o
g
r
a
f
í
a
d
e
li
t
e 1
Resumen del libro

La novela Rayuela consta de tres partes: “Del lado de allá”, “Del lado de acá” y “De otros
lados (capítulos prescindibles)”.

La primer parte comienza con el protagonista, Oliveira, buscando a su pareja por París,
donde transcurrirá “Del lado de allá”. Relata la historia de un grupo de bohemios que se
hacían llamar “El Club de la Serpiente” y que se reunían a escuchar Jazz, discutir sobre
música, literatura y filosofía; y tomar. El grupo estaba formado por Horacio Oliveira, La
Maga, Gregorovius, Etienne, Monod, Wong, Ronald y Babs. Ronald y Babs eran pareja, y
había cierta tensión entre Gregorovius y La Maga. Oliveira era un argentino
extremadamente particular que pasaba sus días pensando sobre la espontaneidad y qué es
adaptarse o no a la sociedad, tomando mate y teniendo relaciones sexuales con La Maga.
Por otro lado La Maga, era una uruguaya cuya vida había sido una sucesión de situaciones
extrañas y que se diferenciaba del resto del Club de la Serpiente por el hecho de no ser tan
letrada en asuntos filosóficos como el resto del grupo, por lo que regularmente las
discusiones se degeneraban en explicaciones para La Maga.

Llegado cierto punto, Oliveira tiene una discusión con la Maga, y sale enojado a caminar.
La discusión se disparó como consecuencia de que el hijo de La Maga, Rocamadour, estaba
viviendo con ellos, porque La Maga no podía seguir pagándole a su institutriz en Uruguay.
Oliveira encuentra un pequeño teatro donde una pianista, Berthe Trepat, presentaba un
concierto. Se queda a escucharla y, como no poseía talento alguno, el salón se fue vaciando
hasta que solo quedó Oliveira. La pianista le pidió que la acompañase hasta su casa y él,
sintiendo que la moral lo obligaba, accedió. Durante todo el trayecto hasta su casa, la
pianista se le insinuó con cada vez menos sutileza, hasta que al llegar a su casa, el
protagonista esperaba que se arrojase sobre él. Pero esto no ocurrió: la pianista tomo a mal
los halagos de Oliveira y le da una bofetada. A él esto lo aflige y termina llorando bajo la
lluvia. Al regresar al apartamento se topa con Gregorovius, un pretendiente de La Maga, y
supone que este se ha acostado con ella en su ausencia. Sin embargo esto no ocurrió y la
situación concluye en los tres personajes entablando una conversación cotidiana pero
cargada de subtexto. En eso estaban cuando comenzaron a llegar otros miembros del Club,
y se enteran de que Guy Monod había intentado suicidarse y estaba en un hospital.
Comenzaron a discutir y tomar cuando Oliveira, al tocar a Rocamadour para comprobar su
estado, lo nota conquistado por el frío de la muerte. Sin embargo decide no comunicárselo
todavía a La Maga y mediante una serie de secretos y conversaciones por lo bajo todos,
excepto su madre, saben de lo ocurrido. Finalmente La Maga al intentar darle su medicina a
su hijo, descubre su condición. Al velorio concurren todos los miembros del club salvo
Oliveira, quien mientras tanto se dedica a vagar sin rumbo por las calles de Paris. , Horacio
vuelve a su apartamento y descubre que La Maga había desaparecido. Se deja abierto el
destino de La Maga: se propone que haya culminado con un suicidio o que se haya vuelto a
Montevideo. Poco tiempo después de la desaparición de La Maga, Oliveira sale a caminar

2
por las orillas del Río Sena y se topa con una indigente llamada Emmanuelle, entablan una
conversación, beben vino y concluyen teniendo sexo oral, por lo que la policía los detiene.
Oliveira es deportado y vuelve a Argentina.

La segunda parte del libro, “Del lado de acá”, transcurre en Argentina donde Oliveira se
emplea como vendedor de telas, sin embargo, fracasa y Traveler, un amigo de la infancia,
le consigue empleo en el circo donde trabaja junto a su esposa, Talita. Oliveira comienza
una relación con Gekrepten, pero no le da demasiada importancia. Después de ciertas
aventuras, Traveller, Oliveira y Talita deciden abandonar el circo y comprar un hospital
psiquiátrico. Pasado un tiempo trabajando ahí, Oliveira empieza a relacionar a Talita con su
imagen de La Maga; y termina besándola en un ascensor. Esto tuvo como consecuencia que
se asuste y diseñe una manera absurda para mantener a Traveler fuera de su habitación,
junto con un paciente. Al llegar Traveler, encuentra a Horacio junto a la ventana y
amenazando con suicidarse. Después de una larga charla, el protagonista piensa con más
fuerza que nunca en tirarse; pero no queda claro si la última línea de la novela (“…paf se
acabó”) se refiere todavía al pensamiento de Horacio, o a que se tiró.

La tercera parte del libro, consta de una serie de capítulos optativos que enriquecen la
lectura con historias alternativas al texto principal.

3
Hipótesis

Tras la lectura de Rayuela, nos pareció interesante abordar como hipótesis principal el uso
por parte del autor de la elipsis como recurso poético. Entendemos que el autor intenta
generar a través de esto que el lector deba comprometerse con la lectura e interpretar que
ocurrieron ciertos hechos que en el texto no están detallados (la muerte de Pola, por
ejemplo), trastocando la poética tradicional y dando a luz a una nueva forma de escribir.
Tanto el recurso de la elipsis como la innovadora distribución de los capítulos generan que
la novela tenga infinitas maneras de leerse.

4
Conclusión provisoria

Para empezar es interesante destacar que a lo largo del libro se pueden observar numerosos
recursos poéticos, sin embargo llegamos a la conclusión de que el recurso predominante es
la elipsis, lo que genera una serie de cuestiones que nos disponemos a analizar. Citando el
texto “Aproximación a los procedimientos expresivos en ‘Rayuela’, de Jesús Sánchez
Lobato:

“El estilo nominal, las elipsis y la adjetivación plástica son medios necesarios para la consecución
por medio del lenguaje del estilo cinematográfico”

En primer lugar, nos parece interesante destacar que Cortazar aplica la elipsis, un recurso
retórico que consiste en omitir alguno de los elementos necesarios de la oración, uno
poético: el narrador omite ciertas cosas que desde un punto de vista tradicional le quitarían
coherencia al texto (como el suicidio de un personaje nunca antes nombrado), pero que
desde el punto de vista posmoderno y cortazariano no son otra cosa que la aplicación
poética de este recurso con el fin de que el lector no sea ajeno al texto, sino un receptor
cuya función no es simplemente recibir un mensaje externo a su ser, generándole el
compromiso de aportar al libro una reformulación del mensaje, convirtiéndose
simultáneamente en emisor y receptor de la historia. Además, tiene como fin que en un solo
libro haya infinitas novelas distintas, dado que, como Rayuela está repleta de espacios para
que el lector construya, al terminarse la lectura, el resultado será una interpretación distinta
a todas las que hubo antes y propia de la persona que la generó. Nuevamente citando el
texto “Aproximación a los procedimientos expresivos en ‘Rayuela’, de Jesús Sánchez
Lobato:

“Estamos, a no dudarlo, frente a una obra peculiar: «Esta concepción de las ‘figuras’ crea sus
técnicas literarias propias. Una, que atañe a la forma exterior del relato, es la de la novela-
mosaico (Rayuela), cuya secuencia de capítulos, algunos declarados ‘prescindibles’, propone
diversos órdenes de lectura (dos de los cuales quedan sugeridos por el autor al encabezar el
volumen): cada orden de lectura es una aventura distinta y lleva a un desenlace distinto del de las
otras o a ninguno; de tal modo el lector se convierte en activo que configura su propio y personal
‘dibujo’ del retrato propuesto»”

Además los recursos antes mencionados convierten a “Rayuela” en lo que se supo llamar
una contranovela, dado que fue un cambio de paradigma para la literatura latinoamericana y
del mundo entero. Este nuevo modo de transmitir una historia era y es un grito contra todo
lo establecido por la elite literaria. Como bien lo pone Mauricio Ostria González en
"‘Rayuela’: poética y práctica de un lector libre”:

“…la famosa novela de Cortázar constituye, en tanto objeto imaginario-símbolo sui generis de
mundo, producido por un autor y consumido por lectores-, una creación desafiante en varios
aspectos: desafío a la retórica, a la tradición literaria, al arte de novelar: desafío a la realidad-
desafío y desconfianza-: desafío al lector…”

5
Cortázar, entonces, busca plantear, usando la elipsis como metáfora, la existencia de un
vacío en la literatura tradicional1: el texto es un ente completo, al cual el lector acepta
pasivamente, sin entrelazarlo; al interpretarlo; con algo de sí mismo.

Se genera, entonces, una interesante situación, en la cual al utilizarse la elipsis para plantear
un problema en las prácticas literarias, se rompe con dichas prácticas, solucionándose el
problema. La elipsis cortazariana en “Rayuela” se muestra a la vez como problematizador
y solución: nos muestra que es necesario algo que nos permita, y obligue, a los lectores a
mezclarnos con el texto y, a su vez, ocupa el lugar de ese algo. Entonces no se encuentra en
“Rayuela” esta falencia, al uno; como lector; perderse en este laberinto poético. Citando
nuevamente el texto “"Rayuela": poética y práctica de un lector libre” de Mauricio Ostria
González:

“En resumen, la función apelativa se manifiesta (…) como metalenguaje (…): teoría literaria que
la novela contiene, integrada a menudo al discurso de los personajes o explicitada en las
‘morellianas’. Estos tres modos generales de darse la función apelativa en ‘Rayuela’ contienen
aspectos definidores de la función ‘lector’ tal como se da y se concibe en la novela (…) al
configurar una teoría del lector y al formular la idea que un autor se forja de sus lectores,
trasciende la esfera propiamente literaria. En otras palabras, Cortázar ha imaginado que en
‘Rayuela’ la situación comunicativa pragmática en que un autor se comunica con sus lectores por
medio de un mensaje a distancia.”

1
Esto mismo se ve planteado de forma literal en muchas Morellianas.

6
Bibliografía

1- Jesús Sánchez Lobato, Aproximación a los procedimientos expresivos en "Rayuela", Argentina,


2011, pp. 449-455

2-Julio Cortazar, Rayuela, España, 1963, cuarta edición.

3- Mauricio Ostra Gonzales, "Rayuela": poética y práctica de un lector libre, Argentina, 2011,
pp.431-438

También podría gustarte