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LA BIBLIA: MILAGRO QUE DA VIDA

¿Qué es la Biblia? ¿Por qué la Biblia? ¿Para qué la Biblia? ¿Sabes lo que tienes en tus manos?

Mat 4:4 Pero Jesús le respondió: "Escrito está: 'NO SOLO DE PAN VIVIRA EL HOMBRE, SINO DE
TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS.'"

La Palabra en la creación

—¡Silencio! —exclamó el Cochero. Todos pusieron atención. Por fin, algo estaba sucediendo en las
tinieblas. Una voz había comenzado a cantar. Era muy a lo lejos y a Dígory le costaba determinar
de qué dirección venía. A veces parecía venir de todas partes a la vez. A veces casi creía que salía
de la tierra que pisaban. Sus notas bajas eran lo suficientemente profundas como para ser la voz
de la propia tierra. Sin palabras. Era apenas una melodía. Pero era, sin comparación, el sonido más
bello que pudiera haber escuchado alguna vez. Era tan bello que apenas lo podía resistir. Al
caballo pareció gustarle también: relinchó de la manera en que un caballo relincharía si, luego de
años de ser caballo de tiro, se encontrara de regreso a los antiguos campos donde jugó cuando era
un potrillo, y viera a alguien a quien recordaba y amaba que venía por el campo a traerle un terrón
de azúcar. —¡Repámpanos! —exclamó el Cochero—. ¿No es precioso?

Entonces sucedieron dos prodigios a la vez. Uno fue que se unieron nuevas voces a la primera voz;
muchas más voces de las que pudieras contar. Armonizaban con la primera, pero en una escala
más alta; voces de plata, frescas, estremecedoras. El segundo prodigio fue que las tinieblas allá
adelante, de improviso, resplandecieron llenas de estrellas. No habían salido suavemente una a
una, como lo hacen en una tarde de verano. En un momento no había nada más que la negrura; al
minuto siguiente miles y miles de puntitos luminosos salieron de un brinco; estrellas solitarias,
constelaciones y planetas, más brillantes y más grandes que cualquiera de los de nuestro mundo.
No había nubes. Las nuevas estrellas y las nuevas voces habían comenzado al mismo tiempo. Si
hubieras podido ver y oír esto, como lo hizo Dígory, habrías jurado que eran las mismas estrellas
las que cantaban, y que había sido la Primera Voz, la profunda, la que las había hecho aparecer y
las hacía cantar.

—¡Gloria! —gritó el Cochero—. Habría sido un hombre mucho más bueno toda mi vida si hubiera
sabido que había cosas como ésta. La Voz en la tierra era ahora más sonora y más triunfante; pero
las voces en el cielo, después de cantar estrepitosamente con ella por unos momentos,
comenzaban a debilitarse. Y ahora estaba ocurriendo otra cosa. A lo lejos, y muy cerca del
horizonte, el cielo empezó a ponerse gris. Un ligero viento, muy fresco, principió a agitarse. El
cielo, en aquel preciso lugar, se volvió lenta y paulatinamente más pálido. Podías divisar siluetas
de cerros destacándose muy oscuros contra él. Y todo el tiempo la Voz continuaba cantando.
Pronto hubo suficiente luz para verse las caras. El Cochero y los dos niños tenían la boca abierta y
los ojos brillantes; estaban embebidos en la música, y parecía como si ésta les recordara algo…

… El cielo de oriente cambiaba de blanco a rosado y de rosado a dorado. El volumen de la Voz


crecía y crecía, hasta que todo el aire se estremeció. Y justo cuando aumentaba hasta alcanzar el
más potente y glorioso de los sonidos que hubiera emitido hasta ahora, apareció el sol. Dígory no
había visto jamás un sol como aquel. El sol que alumbraba las ruinas de Charn parecía ser más
viejo que el nuestro: éste parecía más joven. Te imaginabas que se reía de dicha a medida que
salía. Y cuando sus rayos cayeron sobre la tierra, los viajeros pudieron ver por vez primera en qué
clase de lugar se encontraban. Era un valle, atravesado por un ancho y rápido río que serpenteaba
fluyendo hacia el este, en dirección al sol. Hacia el sur había montañas, al norte colinas más bajas.
Pero era un valle de pura tierra, rocas y agua; no había un árbol, ni un arbusto ni se divisaba una
brizna de hierba. La tierra tenía muchos coloridos, colores frescos, cálidos y vividos. Te hacían
sentir emocionado; hasta que veías al que estaba cantando y entonces te olvidabas de todo lo
demás. Era un León. Inmenso, peludo y brillante, se mantenía de pie frente al sol naciente.
Cantaba con toda su boca abierta y se hallaba a cerca de trescientos metros de distancia. —Este es
un mundo terrible —dijo la Bruja—. Tenemos que huir en seguida.

Heb 11:3 Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Dios, de modo que
lo que se ve no fue hecho de cosas visibles.

Gén 1:1-31 PDT Cuando en el principio Dios creó los cielos y la tierra, (2) reinaba el caos y no
había nada en ella. El abismo estaba sumido en la oscuridad, y el Espíritu de Dios aleteaba sobre
las aguas. (3) Dios dijo: «Que haya luz», y hubo luz. (4) Al ver Dios que la luz era buena, la separó
de la oscuridad. (5) Dios llamó a la luz «día» y a la oscuridad «noche». Llegó la tarde y después la
mañana. Ese fue el primer día. (6) Entonces Dios dijo: «¡Que haya un firmamento que separe las
aguas en dos partes!» (7) Así que Dios creó el firmamento y separó las aguas; unas quedaron
arriba del firmamento y otras debajo. (8) Dios llamó al firmamento «cielo». Llegó la tarde y
después la mañana. Ese fue el segundo día. (9) Luego Dios dijo: «Que las aguas debajo del cielo se
junten en un solo lugar, para que aparezca el suelo seco». Y así sucedió. (10) Dios llamó a este
suelo seco «tierra» y a las aguas que se habían juntado las llamó «mar». Y vio Dios que estaba muy
bien esto que había hecho. (11) Entonces Dios dijo: «Que la tierra se cubra de vegetación: toda
clase de plantas que den semillas y árboles que den frutos con semilla». Y así sucedió. (12) La
tierra se llenó de vegetación: toda clase de plantas que dan semillas y árboles que dan frutos con
semilla. Y vio Dios que estaba muy bien esto que había hecho. (13) Llegó la tarde y después la
mañana. Ese fue el tercer día. (14) Después Dios dijo: «Que haya luces en el firmamento del cielo
para poder así separar el día de la noche y para que sirvan para señalar los días, los años y las
festividades. (15) Que estas luces estén en el firmamento para alumbrar la tierra». Y así sucedió.
(16) Dios hizo dos grandes luces: la más grande para gobernar el día y la más pequeña para
gobernar la noche. También hizo las estrellas. (17) Dios puso estas luces en el cielo para darle
iluminación a la tierra, (18) para que las dos gobernaran, una durante el día y la otra durante la
noche; y para separar la luz de la oscuridad. Y vio Dios que estaba muy bien esto que había hecho.
(19) Luego llegó la tarde y después la mañana. Ese fue el cuarto día. (20) Entonces Dios dijo:
«Que las aguas se llenen de seres vivientes y haya aves volando en el firmamento sobre la tierra».
(21) Así creó los animales gigantescos del mar y toda especie de los animales que viven en el agua.
También creó todas las especies de aves. Y vio Dios que estaba muy bien esto que había hecho.
(22) Dios los bendijo diciendo: «Tengan hijos y multiplíquense para llenar el agua de los mares y
que haya muchas aves en el mundo». (23) Llegó la tarde y después la mañana. Ese fue el quinto
día. (24) Después Dios dijo: «Que la tierra produzca seres vivientes de todo tipo: animales
domésticos y silvestres y los que se arrastran por el suelo». Y así sucedió. (25) Dios hizo toda clase
de animales: animales domésticos y silvestres y los que se arrastran por el suelo. Y vio Dios que
estaba muy bien esto que había hecho. (26) Luego Dios dijo: «Ahora hagamos al ser humano a
nuestra imagen y semejanza. Tendrá poder sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y en
toda la tierra. Reinará sobre los animales terrestres, y sobre todos los que se arrastran por el
suelo». (27) Así que Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, creó al varón y a la mujer.
(28) Y los bendijo diciendo: «Tengan muchos hijos para así poblar el mundo y ejercer control
sobre él: dominando a los peces del mar, a las aves del cielo y a toda criatura que se arrastra por el
suelo». (29) Y Dios dijo: «Miren, les he dado todas las plantas que dan semillas y los árboles que
dan frutos con semilla. Ellos serán su comida. (30) Pero a todo animal en la tierra, a todo pájaro
en el cielo, a toda criatura que se arrastra por el suelo; en fin, todo lo que tiene vida le doy la
hierba como alimento». Y así sucedió. (31) Dios vio todo lo que había hecho, y todo había
quedado muy, pero muy bien. Luego llegó la tarde y después la mañana. Ese fue el sexto día.

La Palabra encarnada

Jua 1:1-5, 10-14 PDT Antes del comienzo del mundo ya existía la Palabra, la Palabra estaba con
Dios y era Dios. (2) Estaba ahí con Dios en el comienzo. (3) Todo se hizo por aquel que es la
Palabra; sin él, nada se habría hecho. (4) En él estaba la vida, y esa vida era la luz de los seres
humanos. (5) La Luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad no ha podido contra ella… (10) El que es
la Palabra ya estaba en el mundo. Él creó el mundo, pero el mundo no lo reconoció. (11) Vino al
mundo que le pertenecía, pero su propia gente no lo aceptó. (12) Pero a los que lo aceptaron y
creyeron en él, les dio el derecho de ser hijos de Dios. (13) Son hijos de Dios, pero no por
nacimiento físico; no tiene que ver con ningún acto ni deseo humano. Son hijos suyos porque Dios
así lo quiere. (14) La Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros, lleno de generoso amor y
verdad. Vimos su esplendor, ese esplendor que pertenece al Hijo único del Padre.

1Jn 1:1-4 PDT Les escribimos acerca de lo que siempre ha existido. Lo hemos oído, lo hemos visto
con nuestros propios ojos, lo hemos observado y lo hemos tocado con nuestras propias manos.
Hablamos de Aquel que es la Palabra [a] que da vida. (2) El que es la vida apareció entre nosotros.
Lo vimos y por eso damos testimonio acerca de él. A ustedes les anunciamos que él es la vida
eterna que estaba con el Padre. Lo que hemos visto y oído acerca de él, ahora le anunciamos a
ustedes. (3) Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos también a ustedes para que tengan
compañerismo con nosotros, así como nosotros tenemos compañerismo con el Padre y con su
Hijo, Jesucristo. (4) Les escribimos esto para aumentar al máximo nuestra alegría.

La Palabra dando vida física,

Jua 11:25-27, 38-44 Jesús le contestó: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque
muera, vivirá, (26) y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?" (27) Ella Le
dijo: "Sí, Señor; yo he creído que Tú eres el Cristo (el Mesías), el Hijo de Dios, o sea, el que viene al
mundo." … (38) Entonces Jesús, de nuevo profundamente conmovido, fue al sepulcro. Era una
cueva, y tenía una piedra puesta sobre ella. (39) "Quiten la piedra," dijo Jesús. Marta, hermana
del que había muerto, Le dijo: "Señor, ya huele mal, porque hace cuatro días que murió." (40)
Jesús le dijo: "¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?" (41) Entonces quitaron la piedra.
Jesús alzó los ojos, y dijo: "Padre, Te doy gracias porque Me has oído. (42) "Yo sabía que siempre
Me oyes; pero Lo dije por causa de la multitud que Me rodea, para que crean que Tú Me has
enviado." (43) Habiendo dicho esto, gritó con fuerte voz: "¡Lázaro, sal fuera!" (44) Y el que había
muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: "Desátenlo, y déjenlo ir."
La Palabra dando vida espiritual.

Jua 6:63, 68 NTV Sólo el Espíritu da vida eterna; los esfuerzos humanos no logran nada. Y las
palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida… (68) Simón Pedro le contestó: —Señor, ¿a
quién iríamos? Tú tienes las palabras que dan vida eterna.

2Ti 3:16-17 NTV Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad
y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y
nos enseña a hacer lo correcto. (17) Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que
haga toda buena obra.

2Co 4:5-6 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a
nosotros como siervos de ustedes por amor de Jesús. (6) Pues Dios, que dijo: "De las tinieblas
resplandecerá la luz," es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del
conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Cristo.

1Pe 1:23-25 NTV Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva
vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios. (24) Como
dicen las Escrituras: «Los seres humanos son como la hierba, su belleza es como la flor del campo.
La hierba se seca, y la flor se marchita. (25) Pero la palabra del Señor permanece para siempre»*.
Y esta palabra es el mensaje de la Buena Noticia que se les ha predicado.

Mat 4:4 Pero Jesús le respondió: "Escrito está: 'NO SOLO DE PAN VIVIRA EL HOMBRE, SINO DE
TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS.'"

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