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1.-) Concepto.
La norma tiene una doble naturaleza; es un mandato del Estado, directo o indirecto,
de hacer o de no hacer, y además un juicio de conducta, una relación determinada entre dos
o más ideas. Tal juicio es condicional o hipotético, porque la afirmación o negación que
implica está subordinada a una condición o hipótesis.
4.2) Es bilateral.
4.3) Es general.
La norma jurídica es general, en el sentido que regula todos los casos que puedan
presentarse en la hipótesis que considera.
Ella no se dirige a casos determinados sino para todos los que ocurren durante su
vigencia.
Y esta generalidad responde al principio de igualdad e imparcialidad, pues la regla es la
misma para todos.
4.5) Es coercible.
La coercibilidad de la norma jurídica es la posibilidad de que lo ordenado por ella o la
sanción debida en su defecto se imponga por la fuerza.
La fuerza debe ser ejercida por el poder público.
a) Definición: entendemos por tal aquella rama del Derecho Privado formada por el
conjunto de principios y preceptos jurídicos sobre la personalidad y las relaciones
patrimoniales y de familia.2
2 Vodanovic H., Antonio, “Derecho Civil. Parte Preliminar y Parte General. Explicaciones basadas en las
versiones de los profesores de la Universidad de Chile Arturo Alessandri R. y Manuel Somarriva U.,
redactadas, ampliadas y actualizadas por Antonio Vodanovic H.”, Tomo primero, p. 73.
3 Pescio V., Victorio, “Manual de Derecho Civil. Título Preliminar del Código Civil. I”, Santiago de Chile,
Editorial Nascimento, año 1948, p. 21.
4 Pescio V., Victorio, ob. cit., pp. 24 y 25.
5 El Corpus Iuris Civilis, redactado por orden del Emperador Justiniano en Constantinopla, entre los años 528
y 534, marca el punto cúlmine de la historia del Derecho Romano. Se suele decir que su inicio está en la Ley
de las Doce Tablas, del Siglo V a. C., y su cima en el Corpus, elaborado mil años después. El Corpus Iuris
Civilis, en realidad está integrado por tres libros: el Código Justiniano, que corresponde a una recopilación de
leyes imperiales; el Digesto, formado por la recopilación de la doctrina de los juristas; y las Instituciones,
estructurado como un manual para la enseñanza elemental del Derecho. Posteriormente, se agregaría un cuarto
volumen, las Novelas, integrada por una colección de leyes imperiales posteriores. Como se ha dicho con
justicia, el Corpus Iuris Civilis, “… es el monumento central de la historia del Derecho. A él debemos la
conservación del Derecho Romano y su transmisión a las edades posteriores, hasta nuestros días. Es así el
libro de Derecho más célebre, más importante, más influyente y más decisivo. Se ha dicho, y con bastante
razón, que con él, la Biblia y el corpus de las obras de Aristóteles fue construida la cultura que solemos
designar como occidental”: Guzmán Brito, Alejandro, “Discurso del Profesor Alejandro Guzmán Brito,
Presidente de la Comisión Organizadora, en la ceremonia de inauguración de los actos conmemorativos del
centésimo quincuagésimo aniversario del ‘Código Civil’”, en “El Código Civil de Chile (1855-2005)”,
trabajos expuestos en el Congreso Internacional celebrado para conmemorar su promulgación (Santiago, 3-6
de octubre de 2005), Alejandro Guzmán Brito (editor científico), Santiago de Chile, LexisNexis, año 2007, pp.
9 a 20. Por cierto, la denominación de Corpus Iuris Civilis, no fue empleada por los juristas del Imperio. En la
Edad Media, se habló primero de Corpus Iuris, y después se le agregó la expresión Civilis, para diferenciarlo
de otro cuerpo legal que fue llamado Corpus Iuris Canonici.
6 Ducci Claro, Carlos, “Derecho Civil. Parte General”, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2ª
edición, año 1984, p. 13.
c) Contenido: conforman el Derecho Civil las normas sobre las instituciones fundamentales
del Derecho Privado: la personalidad, la familia y el patrimonio.
• Las normas sobre la personalidad miran a la persona en sí misma y no en sus relaciones
con las demás (en este sentido, todas las normas que regulan los atributos de la
personalidad);
• Las normas sobre la familia rigen la organización de ésta y dentro de ella definen el
estado de cada uno de sus miembros;
• Las normas sobre el patrimonio (en su definición clásica, conjunto de derechos y
obligaciones valuables en dinero) gobiernan los siguientes derechos:
+ Los derechos reales;
+ Los derechos personales; y
+ Los derechos de la sucesión por causa de muerte.-
a) La codificación.
10 Un completo estudio sobre este particular, es el de Alejandro Guzmán Brito, en su trabajo “El origen y
desarrollo de la idea de codificación del Derecho”, en “El Código Civil de Chile (1855-2005)”, obra que
reúne los trabajos expuestos en el Congreso Internacional celebrado para conmemorar su promulgación
(Santiago, 3-6 de octubre de 2005), Alejandro Guzmán Brito (editor científico), Santiago de Chile,
LexisNexis, año 2007, pp. 43 a 99. Destaca el autor que la primera fuente en la que se emplea el vocablo latino
“codex”, es del Siglo V d. C., cuando Teodosio II de Oriente ordenó compilar las leyes imperiales desde la
época de Diocleciano (emperador entre 284 y 305) hasta el 429. Al aludirse en esta obra a las anteriores
compilaciones que se habían hecho, se las individualiza como codex Gregorianus (c. año 291, era una
compilación de rescriptos imperiales dados desde Adriano –Emperador entre el 117 y el 138 d. C.- hasta
mediados del año 291 por Diocleciano) y codex Hermogenianus (c. año 295, también era una compilación de
rescriptos, pero sólo de la época de Diocleciano, de los años 293 y 294), y a su vez, la propia compilación de
Teodosio II, recibe también el nombre de codex Theodosianus o como se le llama en nuestros días, Código
Teodosiano (promulgado en el año 438). Por ello, cuando en el siglo siguiente se realiza la obra de
compilación del Emperador Justiniano, que viene a ser la cuarta compilación de leyes, se le denominó también
como codex Iustinianus (en Occidente, sin embargo, el rey visigodo Alarico II se adelantó a Justiniano,
ordenando hacer una versión abreviada o resumida de los códigos de Gregorio, Hermogeniano y
Teodosio, cuyo resultado se conoce como “Breviario de Alarico”, o “Lex Romana Visighotorum”,
promulgado en el 505). La palabra “codex”, sin embargo, no estaba en sus orígenes asociada exclusivamente a
la recopilación de leyes. En realidad, representaba un tipo de formato de libro, distinto al “volumen”, que se
había usado hasta la época. Era éste una tira, faja o franja de papiro o pergamino, que se envolvía o enrollaba
en torno a un eje, y que, para leerlo, se desenrollaba o desenvolvía (de ahí que las bibliotecas antiguas estaban
formadas por cilindros o cajas rectangulares que contenían a tales volúmenes). El codex, en cambio, era un
conjunto de hojas o folios regularmente cortados, cocidos por su extremo izquierdo, que permitía leer el
anverso y el reverso, de izquierda a derecha. Es el mismo formato de nuestros libros. De esta manera, el
volumen y el codex eran las dos clases de liber o libro (palabra que se empleaba para aludir a la película
existente entre la madera y la corteza de los árboles, que se usaba para escribir, antes del uso de papiro) que se
llegan a emplear, hasta que el segundo se impone (Guzmán Brito, Alejandro, ob. cit., p. 46). Durante los siglos
siguientes, la idea de código seguirá más bien asociada a la compilación de leyes. Pero en el Siglo XVIII,
adquiere el significado que hoy damos a la palabra, al nacer el proceso de la “codificación”, entendida como
la acción y efecto de “hacer un código”. Esta palabra es un neologismo introducido por Jeremías Bentham
(1748-1832) en el año 1815 (Guzmán Brito, Alejandro, ob. cit., p. 44 y 45). No se trata ya de reunir o compilar
las leyes de épocas precedentes, sino de elaborar un texto que de manera sistemática y armónica, regule una
rama del Derecho, sustituyendo las normas que a la sazón se encontraren vigentes. Cabe destacar, a propósito
de Bentham, que Andrés Bello conoció bien sus escritos. En efecto, durante sus años en Londres, se le encargó
descifrar los manuscritos de Jeremías Bentham, trabajo que le consigue su amigo, el filósofo y economista
James Mill, padre del después célebre John Stuart Mill, también, igual que su padre, filósofo y economista y
quien predicaría una moral utilitarista, a partir precisamente de las ideas de Bentham.
11
Bravo Lira, Bernardino, “Puntales de la codificación en el Viejo y en el Nuevo Mundo (1797-1855). Tres
grandes modelos: Von Martini en Austria, Portalis en Francia y Bello en Chile”, p. 101, en “El Código Civil
de Chile (1855-2005)”, Alejandro Guzmán Brito (editor científico), Santiago de Chile, LexisNexis, año 2007.
ii) Formulación teórica por Leibniz. La segunda etapa de la codificación está representada
por la obra de Godofredo Guillermo Leibniz (1646-1716), quien se hizo eco de las críticas
al Corpus y continuó la tradición de proponer una nueva fijación sustituida del mismo. Si
bien asume la dialéctica de las divisiones y definiciones, propuso una nueva manera de
construir normas jurídicas, que habría de convertirse en modelo para el legislador del futuro
y por tanto para la codificación: la idea de derecho como sistema de proposiciones jurídicas.
Diría al efecto: “…al componer las leyes en orden, es claro que con la misma brevedad
abarcamos mucho más, porque en la serie de elementos conectados, podemos atribuir el
mismo predicado simultáneamente a muchos sujetos escogidos, y al revés…” Esta teoría se
desprende de su obra “De arte combinatoria”, editada en 1666. Se trata de un método para
encontrar todos los predicados posibles de un sujeto dado, y todos los sujetos posibles de un
predicado dado. En toda ciencia, deben determinarse los géneros supremos, que contienen
los subgéneros. Así, en jurisprudencia, esos géneros supremos son persona, cosa, acto y
12 En efecto, como destaca el profesor Ramón Domínguez Águila, no puede olvidarse que nuestro país formó
parte, durante doscientos setenta años, del Imperio Español, y que a través del Derecho de Castilla que se nos
aplicaba, nos conectábamos con el Derecho romano. Nada más lejos de la realidad, entonces, que estimar que
improvisamos nuestras instituciones a partir del Derecho francés. Como expresa Domínguez, a pesar de la
manifiesta admiración que profesaba Bello por Inglaterra y sus instituciones, comprendió muy rápidamente
que debía obedecerse a la tradición cultural chilena, que no era otra que la española castellana, cuyo Derecho,
a través de las Partidas, formaba parte de nuestra alma nacional y mediante la cual habíamos recepcionado esa
extraordinaria creación jurídica, no superada hasta el presente, como fue el Derecho romano: Domínguez
Águila, Ramón, “Los principios del Derecho Sucesorio en el ‘Código Civil’ de Bello y su estado actual”, en
“El Código Civil de Chile (1855-2005)”, trabajos expuestos en el Congreso Internacional celebrado para
conmemorar su promulgación (Santiago, 3-6 de octubre de 2005), Alejandro Guzmán Brito (editor científico),
Santiago de Chile, LexisNexis, año 2007, p. 477.
● Comisión de Legislación del Congreso Nacional: en 1840, el Congreso Nacional creó una
“Comisión de Legislación del Congreso Nacional” con el objeto de que se aplicara a la
“codificación de las leyes civiles, reduciéndolas a un cuerpo ordenado y completo,
descartando lo superfluo o lo que pugne con las instituciones republicanas del Estado, y
dirimiendo los puntos controvertidos entre los intérpretes del Derecho”. La Comisión,
mixta, estaba compuesta de dos senadores y tres diputados, y entre sus miembros figuró
por el Senado el propio Andrés Bello. El trabajo de la Comisión se comenzó a publicar en
el diario “El Araucano” desde mayo de 1841, con el fin de que aquellos que así lo
desearen, formulasen sus observaciones. El primer objeto de su trabajo fue la “Sucesión
por causa de muerte”, a la cual se le dio prioridad por ser la parte más defectuosa de la
legislación civil vigente.
● Junta Revisora: establecida por ley de 29 de octubre de 1841, estaba compuesta de tres
diputados y dos senadores, elegidos por cada cámara. Su misión consistía en examinar los
títulos que la Comisión presentara al Congreso, y en proponer las modificaciones
pertinentes.
● Presentación del Proyecto por A. Bello y Comisión Revisora del mismo: no obstante lo
anterior, A. Bello continuó trabajando solo y logró presentar concluido el Proyecto en
1852. El Gobierno nombró el mismo año la Comisión Revisora del Proyecto, de la que
también formaba parte A. Bello. Integraban dicha Comisión, entre otros, Ramón Luis
Irarrázabal, Manuel José Cerda, Antonio García Reyes y Manuel Antonio Tocornal. El
mismo decreto del Gobierno que nombró la Comisión Revisora dispuso que el trabajo
presentado por Bello y conocido como “Proyecto de 1853” se imprimiese y distribuyese
a los ministros de corte, jueces letrados y miembros de la Facultad de Leyes de la
Universidad, para sus observaciones.
● Título preliminar: compuesto por 53 artículos, trata de todo lo relativo a la ley (su
definición, promulgación, efectos, interpretación y derogación) y da la definición de varias
palabras de uso frecuente en las leyes.
● El Libro Primero se titula “De las personas” y se extiende desde el art. 54 al 564,
ambos inclusive (511 artículos). Reglamenta lo relativo a las personas naturales, su
nacionalidad y domicilio, principio y fin de su existencia; el matrimonio; los esponsales;
obligaciones y derechos entre los cónyuges (entre ellos, los bienes familiares y la separación
parcial o total de bienes); la filiación; de las acciones de filiación; de los derechos y
obligaciones entre los padres y los hijos; la patria potestad; las pruebas del estado civil; los
alimentos que se deben por ley a ciertas personas; de las tutelas y curadurías; y de las
personas jurídicas.
● El Libro Segundo se titula “De los bienes y de su dominio, posesión, uso y goce” y
se extiende desde el art. 565 al art. 950 (386 artículos). Reglamenta lo concerniente a los
bienes; el dominio; los modos de adquirirlo; la posesión; las limitaciones al dominio (la
propiedad fiduciaria, el usufructo, el uso o habitación y las servidumbres); la acción
reivindicatoria; y las acciones posesorias.-
● El Libro Tercero se titula “De la sucesión por causa de muerte, y de las donaciones
entre vivos” y se extiende del art. 951 al art. 1436 (486 artículos). Regula lo relativo a la
sucesión intestada; la ordenación del testamento; las asignaciones testamentarias; las
asignaciones forzosas; la revocación y reforma del testamento; la apertura de la sucesión;
los albaceas; la partición de bienes; pago de las deudas hereditarias y testamentarias;
beneficio de separación; las donaciones entre vivos.-
Los principios fundamentales del Derecho Civil y del Código Civil chileno se pueden
ordenar, en nuestra opinión, de conformidad a cuatro categorías: la primera tiene un carácter
A continuación, nos referiremos a cada una de estas categorías de principios y a cada uno
de los principios (y en algunos casos subprincipios) que al interior de ellas se encuentran.
13 Lo que no aconteció, sin embargo, en la esfera del derecho anglosajón, donde el derecho consuetudinario, y
el precedente, siguen jugando un rol protagónico en nuestros días.
1.4. La responsabilidad.
Es otro principio general, que no sólo abarca el derecho privado, sino que es común a todo
el ordenamiento jurídico.
La ley, como precepto emanado del Estado, lleva aparejada una sanción por su infracción.
La más general de las sanciones es la responsabilidad, la que puede implicar una pena
A lo largo de todo el Código Civil, constatamos una mayor protección que el legislador
despliega, para cautelar los derechos que se tienen y ejercen sobre bienes inmuebles 15. Se
extiende también esta mayor protección, a la posesión de los inmuebles. Los motivos que
explican lo anterior, dicen relación a factores más bien históricos, considerando que la base
de la fortuna de las personas, tradicionalmente, ha sido la propiedad inmobiliaria (cuestión
que puede resultar muy discutible, sin embargo, si tenemos en cuenta que hay bienes
muebles extraordinariamente valiosos, como acontece por ejemplo con una obra de arte de
un artista reputado, un equipo científico de gran complejidad o un diamante). Esta hiper-
protección a los bienes raíces, se observa, por ejemplo, en las siguientes instituciones y
disposiciones:
● La compraventa de bienes inmuebles es un contrato solemne, que debe efectuarse por
escritura pública, mientras que la compraventa de bienes muebles es un contrato
consensual (artículos 1443 y 1801).
● La tradición de los inmuebles se efectúa por la inscripción del título en el Registro
respectivo del Conservador de Bienes Raíces competente (artículo 686). La tradición de
los bienes muebles se realiza por la entrega material o simbólica de las cosas mediante
uno de los medios señalados en la ley (artículo 684), significando una de las partes a la
otra que le transfiere el dominio.
● En materia de prescripción adquisitiva ordinaria, para los muebles se requiere un plazo de
2 años, mientras que para los inmuebles el plazo es de 5 años: artículo 2508.
● En materia de sucesión por causa de muerte, los herederos no pueden disponer de los
inmuebles, mientras no se les haya otorgado la posesión efectiva de los bienes dejados por
el causante y se hayan practicado las inscripciones que contempla el artículo 688: la
inscripción del decreto judicial (si la herencia fuere testada o intestada abierta en el
15 Sobre el particular, ver nuestro trabajo “Diferencias en los estatutos jurídicos que rigen a los bienes
muebles e inmuebles en el Derecho Chileno”, publicado en la Revista “LEX ET VERITAS”, número 1, año
2003, Santiago, Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Internacional SEK, pp. 55 a 74.
B.-DEFINICIONES DOCTRINARIAS
B 1.- SANTO TOMAS DE AQUINO: es una orden de la razón destinada al bien común
debidamente promulgada por el que cuida la comunidad.
B 2.- DALLOZ: es una regla de conducta impuesta por una autoridad a la que se debe
obediencia.
B 3.- PLANIOL: es una regla social obligatoria establecida con carácter general y
permanente por la autoridad pública y sancionada por la fuerza.
B 4.- CAPITANT: disposición jurídica reconocida como necesaria elaborada por un
organismo especial llamado poder legislativo.
De la definición del Código Civil, se desprende que los requisitos de la ley son externos e
internos.
a.- LEYES IMPERATIVAS: son las que mandan hacer algo, como las que ordenan el pago
de los tributos o cumplir con una serie de requisitos para que un acto o contrato tenga
validez. Por ejemplo, en el Código Civil los artículos 88 y 1464 números 3 y 4.
b.- LEYES PROHIBITIVAS: son las que mandan no hacer algo, que impiden una
determinada conducta bajo todo respecto o consideración (no queda ninguna posibilidad
para intentar llevar a cabo determinado hecho, la ley lo prohíbe en términos categóricos,
absolutos). Ejemplo: las leyes penales y también en el Código Civil, artículos 402 inciso 1°;
412, inciso 2º; 1464 números 1 y 2; 1796; etc.
a.-LEYES IMPERATIVAS, no tienen una sanción determinada, esta podrá ser la nulidad
absoluta, la nulidad relativa, la inoponibilidad o incluso ninguna sanción. Para determinar lo
anterior habrá que examinar el texto de la ley respectiva. Carlos Ducci, al respecto, señala
que para determinar la sanción, debemos distinguir si la norma es de interés público o
general, o si por el contrario, sólo es de interés particular o privado. Si es de interés público
o general (lo que acontecerá cuando la disposición legal dice relación con el orden público y
las buenas costumbres), la sanción podrá ser la nulidad absoluta o la nulidad relativa. Habrá
nulidad absoluta, si el acto que contravenga la ley adolece de objeto o causa ilícitos o
implica la omisión de una formalidad exigida por la ley en atención a la naturaleza del acto
o contrato (o sea, una solemnidad propiamente tal). Habrá nulidad relativa, si los requisitos
que se omiten, habían sido exigidos por la ley en atención a la calidad de las personas que
ejecutan o celebran el acto o contrato (o sea, una formalidad habilitante). Agrega que podrá
señalar la ley una sanción especial, para el caso de incumplimiento. Admite también que
podría ocurrir que la ley no prevea ninguna sanción, para el evento de su contravención (por
ejemplo, artículo 1026, en relación con los artículos 1016, 1023 inciso 5º y 1024 inciso 2º,
todos concernientes al otorgamiento del testamento). La sanción de las leyes imperativas de
interés particular será, en caso de contravención, la responsabilidad, como norma general (o
sea, la indemnización de perjuicios), o incluso, como sanción adicional, dejar sin efecto el
acto o contrato a través de su resolución o terminación .
Atendiendo a sus caracteres las leyes de Derecho Privado, se clasifican en tres grupos:
c.- LEYES DISPOSITIVAS: son aquellas en que el legislador dicta una norma para resolver
conflictos de interés que se presentan entre personas que no han contratado entre sí. En estos
casos, el legislador compara y pesa los intereses controvertidos y se pronuncia dando la
primacía a aquél que le parece mas digno de protección. Así, por ejemplo, puede ocurrir que
un individuo venda a otro una cosa que ha robado. Entre el dueño de la cosa y el que la ha
comprado surge un conflicto de intereses que la voluntad de ninguno de los dos ha
contribuido a crear. La norma del artículo 1815 del Código Civil, dispositiva, regula la
situación. Igual acontece en el caso de que se venda una misma cosa, separadamente, a dos
personas, artículo 1817.
SEGUNDO ESCALON, formado por las leyes orgánicas constitucionales, las leyes de
quórum calificado, las leyes de quórum simple, los Decretos con Fuerza de Ley, los
Decretos Ley y los Tratados Internacionales firmados y ratificados.
La Constitución es la ley de las leyes, la súper ley, a la cual deben subordinarse todas las
demás. Cuando éstas guardan conformidad con la Constitución, se dice que son
constitucionales.
Contra las resoluciones del Tribunal Constitucional, no procede recurso alguno, sin perjuicio
de que puede, el mismo Tribunal, rectificar los errores de hecho en que hubiere incurrido
(artículo 94, inciso 1º).
a) Concepto.
En su sentido propio y estricto, la Potestad Reglamentaria, es la facultad o poder de que
están dotadas las autoridades administrativas para dictar normas jurídicas, es decir mandatos
de alcance general e impersonal (aunque también existen leyes particulares, tales como las
que conceden pensiones de gracia o la nacionalidad por gracia).
En un sentido amplio abarca además, la facultad de emitir resoluciones o mandatos que se
refieren a una persona o situación determinada.
Considerada en toda su extensión la Potestad Reglamentaria, se manifiesta por medios de
Reglamentos, Decretos Reglamentarios, Decretos, Ordenanzas, Instrucciones, etc.
Los REGLAMENTOS AUTONOMOS, son los que no se relacionan con una ley
determinada y reglan materias que no están normadas por una ley ni declaradas de la
exclusiva incumbencia de una ley por la Constitución. Estos Reglamentos, se dictan por la
autoridad administrativa en ejercicio de sus propias atribuciones o de los poderes
discrecionales que se le reconocen.
i) Las instrucciones.
Son comunicaciones que los funcionarios públicos superiores dirigen a sus subordinados
indicándoles la manera de aplicar una ley, un reglamento u otra disposición jurídica o las
medidas que deben tomar para un mejor funcionamiento de un servicio público. Tienen por
objeto, ilustrar el criterio del funcionario, para el más conveniente ejercicio de las funciones
que le corresponden o el desarrollo de la actividad pública que se le ha encomendado. Las
instrucciones del Presidente de la República, son enviadas por los Ministros respectivos.
Cuando las Instrucciones van dirigidas a un gran número de funcionarios se envían por
medio de CIRCULARES y si se expiden a un número reducido de funcionarios se
denominan OFICIOS.
j) Las ordenanzas.
Hay dos clases de disposiciones que reciben el nombre de Ordenanzas: unas son dictadas
por las Municipalidades y otras son dictadas por el Presidente de la República.
• DICTADAS POR LAS MUNICIPALIDADES, son reglas de aplicación general
dictadas por estos órganos, relativas a la autoridad comunal y ante cuya inobservancia se
impone la pena de MULTA. La obligatoriedad de las Ordenanzas Municipales es local,
circunscrita al territorio jurisdiccional de la Municipalidad que las dicta.
• DICTADAS POR EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, son verdaderos
reglamentos que contienen entre sus disposiciones, algunas que son materia de ley y que se
caracterizan por tener sanciones penales (multas). Estas ordenanzas se dictan por expresa
autorización del Congreso. Por ejemplo: Ordenanza de aduanas y Ordenanza General de
Construcción y Urbanización, etc.
a.1) Concepto: son aquellos Decretos, que por expresa autorización del Congreso a través
de una ley, dicta el Presidente de la República, sobre materias que según la Constitución
Política, son propias de ley. El nombre se explica, porque una vez dictadas adquieren fuerza
de ley.
1.- GENERALIDADES.
c.- ELEMENTO HISTORICO: su objeto es indagar el estado del derecho existente sobre la
materia al elaborarse o promulgarse la ley y el estudio de los antecedentes que tomó en
cuenta el legislador antes de dictar la ley que se trata de interpretar. El conocimiento de los
antecedentes o de la historia fidedigna del establecimiento de la ley que resulta del estudio
de los proyectos, actas de las Comisiones Legislativas, debates en las Cámaras, exposición
de motivos con que se acompañaron los proyectos, mensajes, etc., tiene un apreciable valor
porque trasunta el pensamiento del legislador.
b.- INTERPRETACION EXTENSIVA: puede ocurrir que las palabras utilizadas en la ley,
no reflejen exactamente la intención del legislador, en términos tales que su tenor literal
restrinja dicha voluntad legislativa en condiciones no queridas o deseadas al promulgar la
ley. En otras palabras, la ley dice menos o parece abarcar menos de lo que quiso decir o
abarcar el legislador. Frente a ello, es necesario interpretar la ley extendiendo su alcance
(así, por ejemplo, tratándose del número 3 del artículo 1464 del Código Civil, respecto a la
voz “embargadas”, interpretada en sentido extensivo, abarcando no sólo el embargo, propio
del juicio ejecutivo, sino también, por ejemplo, las medidas precautorias, que se decretan en
los juicios ordinarios).
c.- INTERPRETACION RESTRICTIVA: a la inversa del caso anterior, puede ocurrir que
las palabras utilizadas en la ley no reflejen con exactitud la intención del legislador en
términos tales que su tenor literal extiende en demasía dicha voluntad legislativa. Es decir,
la ley dice más de lo que pretendió decir el legislador, pareciera invadir zonas que el
legislador no pretendió tocar o regular. Ante tal conclusión, es necesario interpretar la ley en
forma restrictiva (así, por ejemplo, en el artículo 1490 del Código Civil, la voz “enajena” se
ha interpretado en su acepción restrictiva o estricta, referida sólo a transferir el dominio a
una persona, y no al acto por el cual sin que opere tal transferencia, el dueño constituya una
prenda sobre la cosa mueble, caso de enajenación en su acepción amplia).
Cabe señalar que por expreso mandato de la ley, lo favorable u odioso de una disposición no
se tomará en cuenta para ampliar o restringir su interpretación. La extensión que deba darse
a toda ley, se determinará por su genuino sentido, de acuerdo al artículo 23 del Código
Civil. Este artículo tiene un fundamento histórico, ya que en tiempos antiguos, al interpretar
la ley, lo odioso se restringía y lo favorable se ampliaba. Como esto se prestaba para abusos,
el legislador consideró conveniente abolir en forma expresa tal fórmula.
Se suele distinguir, por una parte, entre el METODO LOGICO TRADICIONAL y por otra
parte, los METODOS NUEVOS o MODERNOS DE INTERPRETACION.
a.- METODO LOGICO TRADICIONAL: este método pretende sobre todo indagar acerca
de la voluntad del legislador al momento de ser redactada y promulgada la ley. Es propia del
positivismo jurídico en boga en el siglo XIX, del cual nace la escuela EXEGETICA, que
postula un fuerte apego al texto, un culto al tenor literal de la ley. Se sostiene por esta
escuela que en los códigos está todo el Derecho, aún cuando hayan cambiado las
circunstancias que motivaron la promulgación de los mismos.
La Interpretación se realiza a través de procedimientos fundamentalmente lógicos, sin que se
permita el arbitrio judicial, vale decir, se excluye la posibilidad que el juez adecue las
normas en el tiempo.
b.- METODO HISTORICO EVOLUTIVO: según este método, la ley no debe concebirse
como la voluntad de su autor; una vez dictada, se independiza de quien la creó, adquiere
existencia autónoma y comienza a vivir su propia vida, cuyo destino es satisfacer un
presente en constante renovación. El intérprete esta llamado a hacer cumplir ese destino,
vale decir, respetando la letra de la ley, puede atribuirle un significado diverso del
originario, que responda a las nuevas necesidades sociales. El principio es el siguiente: debe
darse a la ley, no el sentido que tuvo al tiempo de dictarse, sino el que pueda tener al
momento de ser aplicada.
Se suele criticar este método, indicándose que no señala una pauta para ajustar el sentido de
la ley a los tiempos nuevos, al presente, pudiendo degenerar la operación en la arbitrariedad.
Además, como el sentido de la ley queda sujeto a los cambios de cada época y a las
influencias del ambiente, la certidumbre de la ley desaparece y por ende la seguridad de los
particulares para realizar sus negocios jurídicos.
d.- METODO POSITIVO TELEOLOGICO: según este método, las normas jurídicas tienen
un fin práctico y este es el que debe indagar el intérprete y no la voluntad o intención del
legislador, que es subjetiva y puede no coincidir con aquél fin. Dos críticas fundamentales
se hacen a este método:
• Se sostiene que el defecto de este método, consiste en suponer que cada ley tiene un
fin práctico, propio, único, cuando en realidad tanto la norma legal como la conducta por
ella regulada supone una cadena de múltiples fines sucesivamente articulados.
A.-INTERPRETACION JUDICIAL.
A.1.- QUIEN LA REALIZA: es la que emana de las sentencias de los Tribunales. Su fuerza
obligatoria sólo alcanza a los litigantes y ni siquiera obliga a futuro al juez que dictó el fallo,
quien podrá, en casos análogos, resolver en forma diversa.
B. 1.-CONCEPTO.
Es la realizada por medio de una ley. Es el propio legislador quien señala el sentido en que
debe entenderse una ley. Las leyes Interpretativas contienen una declaración acerca del
sentido de una ley cuya interpretación se presta a dudas.
Al decir cómo debe entenderse la ley interpretada, el legislador se limita a reiterar su
voluntad original o primitiva, sin hacer una nueva declaración de voluntad. En otras
palabras, para que una ley pueda calificarse realmente de interpretativa, debe limitarse a
declarar el sentido de otra ley precedente, pues si contiene normas nuevas, no se le puede
atribuir tal naturaleza. Poco importa en todo caso, que la ley interpretativa declare
explícitamente su carácter interpretativo, aunque lo normal será que así se haga.
Por una ficción legal se supone que la Ley Interpretativa forma “un solo cuerpo con la Ley
Interpretada”; se entiende incorporada en ésta (art. 9 C.C.). Esto significa que la ley
interpretativa debe aplicarse desde la fecha en que entró en vigencia la ley interpretada. Para
todos los efectos, se considera que la ley interpretativa es una sola con la ley interpretada.
A.-ELEMENTO GRAMATICAL.
Dispone el art. 19 inc. 1 del Código Civil: "Cuando el sentido de la ley es claro, no se
desatenderá su tenor literal, a pretexto de consultar su espíritu.”
En una primera lectura y de acuerdo a los postulados de la Escuela Exegética, prevalece por
sobre cualquiera otra consideración el tenor literal de la ley. Cabe observar sin embargo que
la norma citada exige que el sentido de la ley sea claro, como presupuesto para atenerse al
tenor literal de la misma. Habría que determinar entonces cual es el sentido de la ley, antes
de recurrir al tenor literal, aunque este parezca inequívoco. Esta idea se reafirma en el
artículo 22 inciso 1 y en el artículo 23 del Código Civil, preceptos en los cuales también el
legislador se refiere al sentido de la ley.
Rebatiendo los principios de la Escuela Exegética, Carlos Ducci sostiene que el sentido debe
entenderse como la correspondencia o armonía entre la norma general que se trata de aplicar
y las condiciones concretas del caso particular, de modo que se obtenga una solución de
equidad, es decir lo que llama “JUSTICIA CONCRETA”. Se reafirma lo anterior, teniendo
presente que los tribunales son de justicia y no puramente de Derecho.
E.- LA EQUIDAD.
Se refiere a ella el artículo 24. Se entiende por tal, el sentimiento seguro y espontáneo de lo
justo y lo injusto que deriva de la sola naturaleza humana, con prescindencia del Derecho
Positivo. Se trata de la equidad en su acepción de justicia natural.
La equidad referida a un caso determinado se define como “la justicia del caso concreto”,
pues busca para este, la justicia adecuada, incluso desentendiéndose de la norma general y
abstracta, cuando su aplicación repugna a la justicia natural. En este sentido la equidad se
opone al derecho rígido y estricto.
Nuestro ordenamiento jurídico, no permite sin embargo usar la equidad para corregir la
injusticia que en un caso dado puede resultar de la aplicación de la norma general y
abstracta; encuentra preferible sacrificar la justicia al “principio de la certeza del derecho”.
Nuestro ordenamiento jurídico, estima mejor, que los particulares sepan desde un principio
En el ámbito del Derecho Comercial rige la costumbre y a falta de este operan las reglas
generales de integración. En el ámbito penal, el problema de las lagunas legales no existe,
ya que sin ley no hay delito ni pena, por lo tanto solo cabe absolver al acusado o procesado.
Los efectos de la ley pueden estudiarse desde cuatro puntos de vista: en cuanto a la sanción,
en cuanto al tiempo, en lo relativo al territorio y respecto a las personas.
En lo que se refiere a los efectos de la ley en cuanto a la sanción, nos atenemos a lo
señalado cuando hicimos referencia a las normas imperativas, prohibitivas y permisivas y a
las sanciones que pueden sobrevenir de infringirse.
Desarrollaremos a continuación lo concerniente a los efectos de la ley en el tiempo y
en el espacio o territorio, para más adelante revisar lo relativo a las personas.
a) Concepto.
Consiste la derogación en la cesación de la eficacia de una ley en virtud de otra ley
posterior. Se priva a la primera de su fuerza obligatoria, reemplazando o no sus
disposiciones por otras.
El fundamento de la derogación de la ley lo encontramos en la permanente evolución de la
sociedad, la que exige constantemente nuevas formas jurídicas, de acuerdo al momento
histórico en que se vive.
b) Clases de derogación.
b.1) Derogación expresa, tácita y orgánica.
La derogación puede ser expresa o tácita, conforme lo disponen los arts. 52 y 53 del CC. A
las anteriores, la doctrina agrega la derogación orgánica.
a) Aspectos generales.
Respecto a la vigencia y obligatoriedad de la ley, pueden distinguirse tres períodos:
1º El período que media entre la entrada en vigor de la ley y la derogación de la misma; 2º
El período anterior a la entrada en vigor de la ley; y 3º El período posterior a su derogación.
Normalmente, una ley es obligatoria desde el día en que se publica o desde una fecha
posterior que la misma ley establece y su vigencia se extiende hasta que es derogada por
otra ley o transcurre el plazo o acaece el hecho que fija su extinción. La ley rige todos los
hechos y actos que se realizan durante el período determinado.
Los hechos, relaciones o situaciones jurídicas que han surgido y producido todos sus
efectos bajo el imperio de la ley antigua, no son, naturalmente, alcanzados por la nueva
norma.
Pero el problema se presenta con respecto a los hechos, relaciones o situaciones jurídicas
que han surgido al amparo de una ley y que por cualquiera razón vienen a desarrollarse o a
producir todos o algunos de sus efectos cuando dicha norma ya no rige y tiene imperio otra.
En estos casos, cabe preguntarse entonces qué ley debe aplicarse, si la antigua o la nueva.
b) Justificación de la irretroactividad.
Las razones que han determinado el establecimiento de este principio se relacionan
directamente con la seguridad jurídica. Ninguna seguridad y confianza tendrían los
particulares si su patrimonio, su condición personal y los efectos de sus actos y contratos
fueran a cada instante puestos en discusión, modificados o suprimidos por un cambio de
parecer del legislador. El interés general, exige que lo hecho regularmente bajo una ley, sea
considerado válido e inamovible, no obstante la mudanza de legislación.
Los problemas que origina el conflicto de leyes en el espacio, giran en torno a dos
principios contrapuestos: el territorial y el personal o extraterritorial.
Los casos en que la ley produce efectos fuera del territorio del Estado que las dicta, son
excepcionales, porque la regla general es que no produzca efectos sino dentro de sus límites.
No obstante, hay casos en que la ley chilena produce efectos fuera del territorio nacional,
hipótesis en la cual hablamos de extraterritorialidad de la ley chilena.
Para abordar este tema, debemos distinguir entre tres tipos de leyes: a) Leyes
personales.
b) Leyes reales.
c) Leyes relativas a los contratos.
a) Leyes personales.
La extraterritorialidad de la ley chilena, en lo que respecta a las leyes personales, está
determinada por el art. 15º del CC. Similar fundamento tiene el art. 80 de la Ley de
Matrimonio Civil.
Debemos precisar que la norma del art. 15º no implica una inconsecuencia con respecto al
art. 14º. En principio, pareciera haberla, porque mientras el art. 14º declara que en Chile rige
solamente la ley chilena (lo que equivale a decir que no se acepta la ley personal del
extranjero), en el art. 15º se dispone que la ley personal del chileno rige más allá de las
fronteras de nuestro país. Sin embargo, examinando la cuestión a fondo, se ve que no hay tal
inconsecuencia:
* en primer lugar, porque la ley chilena sólo rige en el extranjero para los actos que
han de tener efecto en Chile;
* en segundo lugar, no se exige ni se pide a las autoridades extranjeras amparo para la
ley chilena, para los referidos actos que han de tener efectos en Chile. De tal forma, en caso
alguno se pretende que la ley chilena sea aplicada por tribunales extranjeros.
- Fundamento del art. 15º: el legislador chileno quiere evitar que, mediante un
subterfugio, se burlen las leyes nacionales relativas al estado y capacidad de las personas y a
las relaciones de familia, todas de orden público, ligadas a la constitución misma de la
sociedad, y en especial a la familia, su núcleo básico.
- Aplicación restrictiva del art. 15º: constituyendo esta norma una excepción al
principio general de la territorialidad, debe aplicarse restrictivamente, sólo en los casos que
ella contempla. Su carácter excepcional queda de manifiesto teniendo presente:
1º Que sólo se refiere a los chilenos.
b) Leyes reales.
Son las que se refieren directamente a los bienes, y sólo de un modo accidental o accesorio
a las personas. El principio general, basado en la territorialidad, es que los bienes situados
en Chile, se rigen por la ley chilena: art. 16º.
No se toma en consideración para determinar cuál es la ley aplicable a un bien situado en
Chile, la nacionalidad del propietario, sino que exclusivamente el lugar de su ubicación.
A contrario sensu, se desprende del art. 16º, 1º, que los bienes situados en el extranjero no
están sujetos a las leyes chilenas, aunque sus dueños sean chilenos y residan en el territorio
nacional.
- Casos en que las escrituras privadas no valen como prueba en Chile: art. 18, en
relación con el art. 1701. Cabe recordar que tratándose de actos solemnes, la ley considera
que no hay manifestación de voluntad si no se cumplen las formalidades por ella exigidas.
Así, el contrato de compraventa de bienes raíces es solemne, porque debe otorgarse por
escritura pública (art. 1801, 2º). Igual cosa respecto de la hipoteca (art. 2409). Estos actos no
existen jurídicamente mientras no se realice la solemnidad, y siendo así, es evidente que no
podrá probarse su existencia por medio alguno que no sea la escritura pública.
Se entiende así la conexión existente entre los arts. 1701 y 18. Cabe señalar que el último,
se aplica a chilenos y extranjeros, porque se refiere a los actos que van a producir efectos en
Chile y en nuestro país sólo rige la ley chilena. Todo extranjero que fuera de Chile ejecute
un acto que haya de tener efecto en nuestro país y que según nuestras leyes deba otorgarse
por escritura pública, debe tener en claro que su acto no valdrá en Chile si no se cumple este
requisito, aún cuando las leyes del país en que el acto se realiza no exijan dicha solemnidad.
Lo anterior puede parecer contradictorio con el principio “Lex locus regit actum”
reconocido en el art. 17º, pero en verdad no hay tal contradicción, atendido lo dispuesto en
CAPITULO V: LA COSTUMBRE.
1.- Concepto.
2.- Elementos.
La costumbre, que suele llamarse uso normativo, porque constituye norma jurídica, se
contrapone a los usos propiamente dichos, denominados también usos individuales,
contractuales, negociales o prácticas de negocios. Estos no son sino prácticas o conductas
que, por conveniencia, oportunidad u otros motivos, siguen en sus relaciones jurídicas
determinados sujetos. No tienen el elemento de generalidad de la costumbre ni tampoco
concurre en ellos el elemento psicológico. No obstante, un simple uso puede ser el germen
de una costumbre.
La distinción entre costumbres y usos es antigua. Ya en las Siete Partidas se atribuía valor
normativo a la costumbre y no a los simples usos.
Algunos autores, para marcar la diferencia, hablan de uso normativo o costumbre normativa
para referirse a la costumbre propiamente tal, y de uso interpretativo o integrativo o
costumbre interpretativa o integrativa para aludir a los usos.
Los usos propiamente dichos, individuales o contractuales, desempeñan diversas funciones.
Algunos sirven para interpretar o aclarar la voluntad contractual, en cuyo caso se habla de
usos interpretativos. A estos se refiere el Código Civil, al señalar que las cláusulas de un
contrato podrán interpretarse por la aplicación práctica que las mismas partes hayan hecho
de las cláusulas de otro contrato celebrado entre ellas y sobre la misma materia (art. 1564).
Otros usos sirven para integrar o completar la voluntad contractual, que no se ha
manifestado sobre un punto determinado, en cuyo caso se habla de usos integrativos o
supletorios. El CC. establece, como consecuencia del principio de que los contratos deben
ejecutarse de buena fe, que ellos obligan no sólo a lo que expresan en sus cláusulas, sino a
todas las cosas que emanan de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre
pertenecen a ella (art. 1546). Se alude aquí al uso integrativo o costumbre integrativa del
contrato. De igual forma, el CC. se refiere al uso integrativo en el inciso 2º del art. 1563
(“las cláusulas de uso común se presumen aunque no se expresen”). Los usos contractuales
son obligatorios en virtud del contrato con el cual la ley los relaciona; no constituyen por sí
mismos una fuente de normas, al revés de lo que ocurre con la costumbre. En todo caso,
podríamos afirmar que los usos contractuales sí constituyen una costumbre, aunque
“particular”, para un determinado contrato. En otras palabras, que para tal contrato,
constituyen dichos usos norma jurídica (art. 1546).
4.- Clasificación.
A pesar de que la costumbre, en los casos en que la ley la llama a regir, es una norma
jurídica, necesita ser probada ante los tribunales, porque a diferencia de lo que ocurre con la
promulgación de la ley, ninguna autoridad pública atestigua oficialmente la existencia de la
costumbre. En tal sentido, estamos ante una excepción al principio de que son los hechos y
no el derecho lo que se prueba. Aquí, será necesario acreditar la existencia de una norma
jurídica.
En materia civil, puesto que no existe ninguna disposición especial sobre la materia,
cualquier medio de los establecidos por la ley es idóneo para demostrar la existencia de la
costumbre. Habrá que atenerse entonces a los arts. 1698 y siguientes del CC. y a las normas
probatorias del C.P.C.
No ocurre lo mismo en el ámbito del Derecho Comercial, donde impera un criterio
restrictivo: conforme al art. 5º del Código de Comercio, la costumbre sólo puede ser
probada por alguno de los medios siguientes:
a) Por el testimonio fehaciente de dos sentencias que, aseverando la existencia de la
costumbre, hayan sido pronunciadas conforme a ella. En otras palabras, se trata de probar
que al menos en dos litigios, se ha fallado sobre la base de la existencia de la costumbre que
ahora se invoca en otro proceso. Las sentencias pueden haberse dictado en cualquier época,
incluso con posterioridad al inicio del juicio en el que se pretende acreditar su existencia o al
acaecimiento de los hechos que motivan el pleito.
b) Por tres escrituras públicas otorgadas con anterioridad a los hechos que motivan el
juicio en que debe acreditarse la costumbre. Se puede probar la costumbre, exhibiendo
contratos celebrados por las mismas partes o por terceros, en los cuales se haya hecho
referencia a la señalada costumbre, como un imperativo contractual. A diferencia del caso
anterior, la ley previene aquí una eventual colusión para "fabricar" la prueba, exigiendo que
las escrituras que contengan los contratos, se hayan otorgado no sólo antes del inicio del
juicio en el que se pretende acreditar su existencia, sino incluso del acaecimiento de los
hechos que motivan el actual pleito.
1) Concepto.
Se ha definido la relación jurídica como “la relación entre dos o más sujetos regulada por el
derecho objetivo. Este atribuye a uno de los sujetos un poder y al otro, como contrapartida,
un deber, que está en la necesidad de cumplir para satisfacer el interés que el sujeto titular
del poder está llamado a realizar con el ejercicio del mismo.”
Otro autor, señala sencillamente que se trata de “una relación de la vida ordenada por el
derecho”.
2) Estructura de la relación jurídica.
La relación jurídica se establece entre dos o más personas, naturales o jurídicas, que asumen
los roles de sujeto activo y de sujeto pasivo.
El sujeto activo es la persona a quien el ordenamiento jurídico atribuye el poder. El
acreedor, por ejemplo, es el sujeto activo de la obligación, y tiene el poder o facultad para
obtener el pago de su crédito, incluso forzadamente.
El sujeto pasivo es la persona sobre la cual recae el deber. Así, por ejemplo, el deudor es el
sujeto pasivo de la obligación, encontrándose en la necesidad de satisfacer una deuda.
Los sujetos que crean la relación se llaman partes, en contraposición a los terceros,
denominación que deriva de los ejemplos de la escolástica, o sea de la enseñanza que se
impartía en la Edad Media en las Escuelas y en las Universidades, pues las partes se
Lo forman los poderes y deberes que encierra la relación jurídica y que constituyen su
integral sustancia. Estos poderes y deberes pueden ser únicos o múltiples y unilaterales o
recíprocos, según la relación jurídica sea simple o compleja.
Son relaciones jurídicas declarativas aquellas que se limitan a declarar o dejar constancia de
la existencia de un derecho y obligación correlativa. Así, por ejemplo, una convención en la
que se reconoce una deuda preexistente o una sentencia dictada en un juicio ordinario.
Son relaciones jurídicas creativas, aquellas que constituyen, modifican o extinguen una
realidad jurídica.
Cuando se distingue entre ambas, “la distinción se funda en la naturaleza del ente hacia el
cual se orienta directamente el poder del sujeto activo; si es hacia una persona, la relación se
llama personal, y si es sobre una cosa, toma el nombre de relación real.” . Como indica
Ducci, en las relaciones jurídicas reales se resuelve un problema de “tener”, esto es, un
problema de atribución de bienes. Ellas tienen por base un derecho real. A su vez, en las
relaciones personales, se resuelve un problema de cooperación o de reparación y tiene como
antecedente un derecho personal.
Son aquellas por las que se atribuye al sujeto la tutela de un interés relativo a la persona,
encontrando aquí los derechos y los atributos de la personalidad. Se originan al constituirse
un estado civil al que la ley le asigna determinadas consecuencias jurídicas.
Son aquellas que se plantean entre los cónyuges, las de filiación, de parentesco, de tutelas o
curatelas, de sucesión por causa de muerte, etc.
Son las referidas a las relaciones complejas entre una persona jurídica y sus miembros y los
derechos y obligaciones que de ellas dependen.
Engloban las distintas clases de poderes que el ordenamiento jurídico admite sobre los
bienes económicos y respecto a la circulación e intercambio de éstos. Aquí encontramos los
contratos.
Hay juristas que niegan la noción de derecho subjetivo. Entre ellos, Duguit y Kelsen. El
primero, en base a un criterio socialista, sostiene “que los individuos no tienen derechos,
que la colectividad tampoco los tiene; pero que todos los individuos están obligados, por su
calidad de seres sociales, a obedecer la regla social” . El segundo, dentro de una teoría
estatista, sostiene que lo que llamamos derecho subjetivo no es sino el resultado de la
aplicación a los individuos del derecho objetivo. Es sólo un aspecto de la subjetivización de
la norma jurídica. Los derechos subjetivos no pasan de ser posibilidades que la norma
jurídica concede al sujeto, poniéndose a disposición del mismo para que pueda hacer valer
sus intereses y, en definitiva, para que pueda cumplir sus deberes.
Atendiendo a su objeto y contenido, los derechos subjetivos pueden ser, para Ducci,
públicos y privados , mientras que para AlessandriSomarriva, patrimoniales y
extrapatrimoniales . Atendiendo a su eficacia y naturaleza, pueden ser absolutos y relativos;
originarios y derivados; traspasables o intraspasables (o al decir de Alessandri-Somarriva,
transmisibles e intransmisibles) ; puros y simples y sujetos a modalidades; patrimoniales y
extrapatrimoniales (éstos últimos, según Ducci) .
Se formula esta clasificación en atención a la norma objetiva en que se fundan los derechos.
Si dicha norma objetiva es de derecho público, el derecho subjetivo que deriva de ella es
público. Si la norma objetiva es de derecho privado, el derecho subjetivo que se funda en
ella, es privado.
Derechos absolutos son aquellos que deben ser respetados por todos, es decir, aquellos cuyo
sujeto pasivo es la sociedad entera, como acontece con el derecho de propiedad. Implican
una relación directa entre el titular del derecho y una cosa determinada. El derecho relativo,
en cambio, sólo puede hacerse valer contra personas determinadas, que son los sujetos
pasivos del derecho, como ocurre con el crédito que tiene el acreedor contra el deudor.
De esta forma, “Lo que caracteriza a esta división de los derechos subjetivos (...) es la
existencia de un sujeto pasivo universal, que comprende a todo el mundo, o de un sujeto
pasivo limitado a una sola persona o varias personas determinadas. En el primer caso, nos
hallamos en presencia de un derecho absoluto; en el segundo, de un derecho relativo.”
Para Ducci, derecho originario es el que emana de su titular. Se trata de un derecho que
antes no existía, y que se crea por un hecho del titular . Derecho derivado es aquél que antes
pertenecía a otra persona. Para Alessandri-Somarriva, los derechos originarios se producen
independientemente de la actividad del titular dirigida a adquirirlos. Los derechos derivados
se obtienen por efecto de un hecho del titular. Son derechos originarios, todos los inherentes
a la persona. Y son derivados los demás derechos, que presuponen la existencia de los
primeros, y en cuanto son producto de una actividad del titular.
Al decir de Ducci, derecho puro y simple es aquel que puede ejercerse sin que sea previo el
cumplimiento de ningún requisito. Para el mismo autor, derecho sujeto a modalidad es
aquel que sólo puede ejercerse previo el cumplimiento de un determinado requisito. Así, por
ejemplo, el derecho que sólo es posible ejercer vencido un plazo o cumplida una condición.
Para Alessandri-Somarriva, derechos puros y simples son los derechos que no están sujetos
a modalidad alguna, cuya existencia y ejecución nunca son suspendidas, y que desde su
nacimiento se desenvuelven normalmente.
Derechos patrimoniales son los que tienen por contenido una utilidad económica; o en otras
palabras, los que pueden valuarse en dinero. Los derechos extrapatrimoniales son aquellos
que no contienen una inmediata utilidad económica, ni son por tanto valuables en dinero.
Ducci advierte que no es del todo exacto señalar que los derechos extrapatrimoniales
carecen de valor pecuniario, porque lo adquieren cuando son lesionados y es necesario
entonces determinar la indemnización a que esa lesión da lugar. Lo que sucede –agrega este
autor-, es que estos derechos no tienen, como los patrimoniales, un valor original apreciable
en dinero.
Los derechos patrimoniales se clasifican en dos grandes grupos: los derechos reales y los
derechos personales. Los derechos reales están definidos en el artículo 577 del Código Civil,
y enumerados en este artículos y en el artículo 579. Los derechos personales están definidos
en el artículo 578.
Dentro de los derechos extrapatrimoniales, cabe distinguir dos categorías, los derechos de la
personalidad y los derechos de familia:
• Los derechos de la personalidad: estos son los derechos inherentes a la persona, y se
caracterizan:
i) por ser originarios, es decir, nacen con la persona;
ii) por ser absolutos, esto es, pueden ejercerse contra todos, “erga omnes”;
iii) por ser inseparables del individuo, éste no puede desprenderse de ellos.
Los derechos de la personalidad pueden agruparse en dos categorías: los que conciernen a la
individualidad física y los que conciernen a la individualidad moral. Los primeros tienen por
objeto asegurar la propia existencia de la persona, su integridad física y psíquica. Los
segundos tienen por objeto el honor en sus diversas manifestaciones y comprenden también
el derecho al nombre y la actividad intelectual.
• Los derechos de familia: son los que derivan de las relaciones en que el sujeto se
halla en el grupo familiar al cual pertenece con los demás miembros de éste. Su
fundamento, normalmente, es el matrimonio, que crea vínculos entre los cónyuges y entre
Carlos Ducci señala las siguientes características para los derechos patrimoniales :
• Constituyen aquel contenido del patrimonio a que se refiere el artículo 2465 del
Código Civil: es decir, corresponde, normalmente, a los bienes embargables, sobre los que
puede ejercer el acreedor su derecho de prenda general.
• Son por regla general, transferibles y transmisibles. Que sean transferibles, significa
que pueden ser enajenados por su titular. Que sean transmisibles, significa que al
fallecimiento del titular, pasan a sus herederos. Con todo, si se trata de derechos
personalísimos, como acontece por ejemplo con el derecho de alimentos, y el derecho de
uso o habitación, no será posible su transferencia ni su transmisión. Puede ocurrir también
que el derecho sea enajenable, pero no transmisible, como ocurre tratándose del usufructo,
que puede cederse o arrendarse, pero se extingue con la muerte del usufructuario.
• Son apreciables en dinero.
Las fuentes de los derechos subjetivos son los hechos de donde emanan.38 Por fuente de los
derechos subjetivos se entiende la voluntad que los crea o los hechos de que esa voluntad
hace surgir los derechos. La voluntad como fuente de los derechos, no puede ser sino la del
legislador o la de los particulares. La voluntad legal crea obligaciones, cuando ella, por sí
sola, prescindiendo de toda voluntad particular, establece el derecho (por ejemplo, artículo
321, derecho de alimentos). A su vez, la voluntad de los particulares origina derechos
libremente, ejerciendo la autonomía de la voluntad y uno de sus subprincipios, la libertad
contractual, siempre y cuando no infrinjan la ley, el orden público, la moral y las buenas
costumbres (todos los derechos que emanan de los contratos legalmente celebrados). Los
hechos que dan nacimiento a los derechos subjetivos, son todos aquellos que donde arrancan
éstos, sea por voluntad de la ley, sea por voluntad de los particulares. Se clasifican en
hechos jurídicos propiamente tales y en actos jurídicos.
Los derechos reales tienen como fuente inmediata los modos de adquirir, señalados en el
artículo 588 del Código Civil. Los derechos personales tienen como fuente inmediata las
fuentes de las obligaciones, indicadas en los artículos 1437, 2284 y 2314 del Código Civil.
Tales son las fuentes directas o inmediatas, porque a fin de cuentas, la fuente mediata, para
todo derecho y obligación correlativa, será la ley, porque en último término, los derechos no
podrían existir sin el reconocimiento y protección que la ley les otorgue.
El ejercicio del derecho importa la ejecución de hechos a que nos faculta su contenido. En
esta materia, como plantea Ducci “La interrogante esencial es si el titular de un derecho
subjetivo, por el hecho de ser tal, puede ejercerlo sin limitación alguna, lo que significaría
que puede utilizarlo arbitrariamente en forma caprichosa, sin que ello le reporte beneficio
alguno, o bien, que puede ejercitarlo, culpable o dolosamente, infiriendo un daño a un
tercero.”42 Tomemos como ejemplo el derecho de propiedad. Se pregunta Ducci: ¿autoriza
este derecho al propietario para usar, gozar y disponer de la cosa de que es dueño sin
limitación de ninguna especie? Tradicionalmente, se sostenía que el ejercicio de un derecho
no era objetable. El titular del mismo tenía entera libertad para ejercerlo. De esta forma,
señalan Alessandri-Somarriva, “Si del ejercicio de las prerrogativas que el derecho importa,
resultara un daño para un tercero, el autor del perjuicio de nada respondería, porque estaría
obrando amparado por su derecho; no puede ser responsable quien se limita a ejercer las
facultades permitidas por la ley. Un mismo acto no puede reunir en sí las dos calidades de
lícito e ilícito. De esta concepción arranca el aforismo que dice: “Quien su derecho ejerce, a
nadie ofende”.
Podemos agrupar en dos grandes categorías, las limitaciones al ejercicio de los derechos
subjetivos . En primer lugar, distinguimos limitaciones que son inherentes al derecho mismo
y a la forma en que debe ejercerse. Tales son las limitaciones intrínsecas. En segundo lugar,
encontramos limitaciones que se presentan cuando el derecho subjetivo se pone en
movimiento, cuando se desenvuelve en el medio social. Estas son las limitaciones
extrínsecas al ejercicio del derecho.
• Límites que provienen de la naturaleza del derecho. Cada derecho confiere diversas
facultades a su titular. En tal sentido, el derecho real de dominio confiere todos los poderes
que podemos ejercer sobre una cosa, pero otros derechos reales, como el usufructo por
ejemplo, sólo otorgan el uso y goce, más no la disposición; en fin, el derecho real de uso,
sólo confiere la facultad de uso, pero no el goce y menos la de disposición. Lo mismo
acontece con los derechos personales. Será necesario examinar cada crédito, para concluir
qué prestaciones puede exigirle el acreedor a su deudor. De esta forma, como dice Ducci,
“la facultad del titular de un derecho real, el crédito del sujeto de un derecho personal, no
• Límites que derivan de la buena fe. Sabemos que la buena fe es uno de los principios
fundamentales del Derecho Civil, abarcando tanto el estar de buena fe como el actuar de
buena fe, es decir, tanto la buena fe subjetiva como la buena fe objetiva. En el Código Civil,
observamos diversos ejemplos de los que se desprenden que es inherente al ejercicio de un
derecho subjetivo, el proceder de buena fe. Así, cuando el artículo 1546 exige ejecutar los
contratos de buena fe; el artículo 1468, que no permite repetir lo dado o pagado por objeto o
causa ilícita a sabiendas; el artículo 1617 número 5, al disponer que los acreedores no están
obligados a aceptar la cesión de bienes, cuando ha habido mala fe del deudor; el artículo
1661, al señalar que la compensación no puede operar en perjuicio de los derechos de un
tercero; el artículo 1683, que impide alegar la nulidad absoluta al que ejecutó o celebró el
acto o contrato sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba; el artículo 1685, que
no permite al incapaz pedir la declaración de nulidad, cuando de su parte hubo dolo para
inducir al otro contratante a celebrar el contrato; en el artículo 1814, cuando se sanciona al
que vendió a sabiendas lo que en todo o en una parte considerable no existía; en el artículo
2468, que permite dejar sin efecto las enajenaciones del deudor insolvente, a través de la
acción pauliana, etc.
• Límites determinados por la función social del derecho. Se considera por algunos
autores “que los derechos subjetivos son reconocidos a los individuos como funciones
sociales, o, al menos, con determinados fines sociales. Si el titular del derecho los desvía o
aparta de su fin comete un fraude que no merece protección jurídica.” En nuestro Código
Civil, es posible encontrar algunas normas que limitan el ejercicio de un derecho por
consideraciones de orden social. Así, por ejemplo, en los artículos 600 y 601, que establecen
limitaciones a la construcción de edificios; también en las limitaciones al derecho de
propiedad, que establecen los artículos 930, 932, 937, 948, todos pertenecientes al título de
las acciones posesorias especiales; en el artículo 2003 números 3 y 4, en lo que respecta al
contrato de obra, dentro del arrendamiento.
• Límites que provienen del respeto a la buena fe de los terceros. Se trata de terceros
extraños a la relación jurídica, pero cuya buena fe no puede desconocerse por el ejercicio de
un derecho. Algunas manifestaciones de esta limitación, son el artículo 94 regla 4ª, en la
muerte presunta, en el marco del cual se deja en claro que subsisten las enajenaciones y los
gravámenes en favor de terceros, de manera que la buena fe de éstos, limita el derecho
subjetivo del presunto desaparecido; se desprende del artículo 1432, respecto a las
donaciones, que ante la resolución, rescisión o revocación de lo donado, no hay acción
contra terceros poseedores de buena fe; lo mismo acontece en los artículos 1490 y 1491, en
relación a los efectos de la condición resolutoria cumplida, que no alcanzan a los terceros
poseedores de buena fe, entendiéndose que lo están, cuando desconocían la existencia de la
condición resolutoria pendiente; se desprende del artículo 1576, inciso 2º, que el pago
efectuado al poseedor aparente del crédito, libera al deudor, cuando pagó de buena fe, lo que
implica que el verdadero acreedor ve severamente limitado su derecho subjetivo, pues ahora
sólo podrá cobrarle a quien recibió el pago, no al deudor primitivo; por su parte, se
desprende del artículo 1578 número 1 que será inoponible, (nulo, dice la ley,
impropiamente) a los acreedores en cuyo favor se ha abierto concurso (o sea, se declaró la
• Límites originados por la colisión de los derechos . A diferencia del caso anterior, en
que varios derechos concurren sobre un mismo objeto, en la colisión se trata de derechos
independientes, muchas veces equivalentes, que rara vez recaerán sobre el mismo objeto,
pero que entran en contacto legítimamente en el mundo del derecho. El problema se
presenta cuando estos derechos que entran en contacto, no pueden satisfacerse
simultáneamente en su totalidad. Se pregunta Ducci al efecto: ¿Es posible preferir a unos
sobre otros y, en tal caso, qué criterios debemos aplicar? Al respecto, pueden presentarse
las siguientes hipótesis de colisión, según el autor citado:
i) la que se produce entre derechos reales y personales: así acontece en el artículo
1962, en el contrato de arrendamiento, del cual se desprende que el dueño de la cosa
arrendada sólo está obligado a respetar el contrato de arrendamiento en los casos señalados
en el artículo; por ello, se podría desprender como conclusión general, que al colisionar
derechos reales y personales, prevalecen los primeros. Sin embargo, el artículo 792, en el
usufructo, establece una regla inversa: el usufructuario, está obligado a respetar el
arrendamiento. Con todo, en el artículo 2401, que consagra la prenda tácita, volvemos al
primer criterio, prevaleciendo el derecho real; a su vez, de los artículos 2476 y 2478, se
desprende que los derechos preferentes de la primera clase (que son derechos personales)
prevalecen sobre los créditos prendarios e hipotecarios (que son derechos reales). Por ende,
no parece posible llegar a una regla general sobre esta colisión, debiendo estarse a cada caso
en particular.
ii) la que se produce entre derechos reales de la misma naturaleza: tal acontece, cuando
se trata de dos o más acreedores hipotecarios (artículo 2477), caso en el cual, prevalecen los
que se constituyeron primero.