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Los agentes nocivos pueden ser virus, bacterias y otros microbios, pero también a toxinas
o venenos. Estos cuerpos y elementos extraños a nuestro organismo se llaman antígenos.
El sistema inmunológico opera en base a sus dos variantes: el sistema inmune natural y el
adquirido o aprendido:
De hecho, podemos distinguir los órganos inmunitario como órganos linfoides primarios
(médula ósea y timo) y órganos linfoides secundarios.
Los órganos linfoides primarios son aquellos órganos donde se considera que las células
que darán respuesta inmune, maduran para después ser transportadas, y son la médula
ósea y el timo.
MÉDULA ÓSEA
Aquí “nacen” entonces todos los tipos de leucocitos que existen, algunos maduran en la
propia médula ósea como sería el caso de los Linfocitos B, y otros maduran en otros
órganos como los Linfocitos T o en la sangre como algunos Fagocitos.
TIMO
En la Resistencia Específica son varios los tipos de células importantes, pero las
principales son los linfocitos y los fagocitos. Las distintas estirpes de linfocitos constituyen
entre el 1 % y el 10 % de las células que produce diariamente el cuerpo; se encuentran
principalmente en la superficie de las mucosas y en los órganos linfoides.
Las específicas son las inmunoglobulinas y las células inmunitarias tipo linfocitos. Las
inmunoglobulinas tienen una terminación que se llama idiotipo y que son específicas de
cada agente exógeno, unas actuarán contra el neumococo y otras contra el meningococo.
Las enfermedades y virus se pueden transmitir por dos tipos de contacto: directo e
indirecto.
La transmisión por contacto directo requiere de contacto físico entre una persona
infectada y una
Las enfermedades y virus se pueden transmitir por dos tipos de contacto: directo e
indirecto. La transmisión por contacto directo requiere de contacto físico entre una
persona infectada y una persona susceptible o no infectada. La transmisión por contacto
indirecto ocurre de un depósito a superficies y objetos contaminados o portadores tales
como mosquitos, moscas, arados, pulgas, garrapatas, roedores o perros.
Los microbios pueden entrar en el huésped a través de grietas de la piel, por inhalación o
ingestión, o por transmisión sexual. A través de la obra de referencia Robbins. Patología
humana (10ª edición) descubre las vías de infección, entrada y diseminación de estos
dañinos agentes.
Los microorganismos patógenos bacterianos para realizar una infección llevan a cabo
cuatro etapas. La primera de ellas se denomina adherencia, dado que se unen
específicamente a receptores presentes en los epitelios de la piel y las mucosas; para
posteriormente en la etapa de penetración, multiplicarse en las células epiteliales o
mucosas. En la tercera etapa ocurre la invasión, en la que atraviesan las células, siendo
transportados a otros órganos, para finalmente en la etapa de diseminación, dispersarse
viajando en el interior de macrófagos o ingresando a vasos sanguíneos o linfáticos.
Nuestro sistema inmunitario está formado por un conjunto de mecanismos –red celular,
tejidos y órganos especializados– que protegen al organismo por medio de la
identificación y eliminación de los agentes patógenos (agentes infecciosos o células
tumorales) y reconocen las células y tejidos del propio individuo; no obstante, en
ocasiones falla y puede generar enfermedades de diferentes tipos.
Por último, estaría la alteración por una respuesta excesiva ante la exposición a los
antígenos del entorno, como en el caso de las alergias.
Cuida tu alimentación
Los alimentos adecuados para tu sistema inmune son las proteínas, importante
componente de tus glóbulos rojos. Evita los carbohidratos y grasas saturadas y
sustitúyelas por grasas naturales como el aguacate. Los alimentos recomendados son: el
ajo, la col, los arándanos, el yogur, té verde, frijoles blancos y almendras.
Ingerir las vitaminas directamente de su fuente es mucho más recomendable que tomarlo
en suplementos, pero si no tienes el tiempo suficiente y es más fácil para ti llevar las
pastillas contigo, encuentra la mejor opción que te aporte vitamina A, C y E, y minerales
como el Zinc y Cobre.
Haz ejercicio
Ya antes te hemos platicado de todos los beneficios que hacer ejercicio te aporta.
Practicarlo regularmente aumenta el flujo de sangre por todo tu cuerpo y lo ayuda en la
eliminación de factores dañinos que se hayan escabullido en él. Con 30 minutos diarios es
suficiente.
Cuida tu higiene
Mantener tus manos, tu cuerpo y tu boca limpia evita la aparición de bacterias o virus que
se estén alojando en tu cuerpo. Lávate las manos cuando tengas oportunidad, utiliza
antibacterial, cepilla tus dientes tres veces al día y procura bañarte diario.
Descansa
¿Alguna vez has estado sometido bajo mucho estrés y al siguiente día te sentiste
enfermo? Esto quiere decir que tu sistema inmune necesita un descanso. No dormir bien
o pasar mucha ansiedad podría bajarte las defensas y hacerte más susceptible a pescar
una enfermedad.
¿Qué es un coronavirus?
Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto
en animales como en humanos. En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan
infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más
graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio
agudo severo (SRAS). El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la
enfermedad por coronavirus COVID-19.
¿Qué es la COVID-19?