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EL COMPAÑERO DE PISO DE MIERDA

MANUAL DE SUPERVIVENCIA PARA COMPARTIR CASA

Textos de
Giuseppe Angelo Fiori

Ilustraciones de
Dario Campagna

traducción de miguel ros gonzález


Índice

Introducción 7

Las tres leyes del Compañero de Mierda 11

El Compañero de Mierda Porrero 12


El Compañero de Mierda Yoncarra 22
El Compañero de Mierda Borrachuzo 24

Cosas que se traen a casa los CDM Borrachuzos 33

La Compañera de Mierda Tiquismiquis 38


El novio deja a la CDM Tiquismiquis 46

Notitas 50

La Compañera de Mierda Guarrilla 54


La Compañera de Mierda Guarrilla Ennoviada 62
El Novio de Mierda 65

Daños 68

El Compañero de Mierda Niño de Mamá 78


El Compañero de Mierda Niño de Mamá Católico Ferviente 84
El Compañero de Mierda Niño de Mamá Friki 88

Historias de comida podrida 96

El Compañero de Mierda Desequilibrado 102


El Compañero de Mierda Desequilibrado Nudista 111
Las metamorfosis del Compañero de Mierda Desequilibrado 113
Una metamorfosis particular: el Compañero de Mierda
Desequilibrado Veleta 115

Higiene casera 116


El Compañero de Mierda Viejoven 124 Introducción
El Compañero de Mierda Viejoven Cuadrado 131

Historias de papel higiénico 134 El proyecto del Compañero de Mierda nace para sensibilizar
a la sociedad sobre el drama de la convivencia entre descono-
El Compañero de Mierda Erasmus 138 cidos. Desde octubre de 2012, mes de su nacimiento, la página
Las recetas del Compañero de Mierda Erasmus 151
de Facebook del Coinquilino di Merda se propone recopilar, se-
Plantas caseras 156 leccionar y difundir las historias enviadas por los usuarios que
comparten casa. A día de hoy, la página del CDM cuenta con
El Pipiolo de Mierda 160
El Pipiolo de mierda y los electrodomésticos 167
más de medio millón de fans y ha recibido unos cuarenta mil
testimonios.
Apéndice 1. Bromas del Compañero de Mierda 172 Una colección enorme de apuntes, historias y fotografías
Apéndice 2. Animales del Compañero de Mierda 177 que documentan en detalle todos los dramas que surgen a raíz
Apéndice 3. Vecinos de Mierda 182
de este bárbaro estilo de vida.
Agradecimientos186 El presente volumen es el resultado de esta investigación.
Créditos187

La clasificación

Analizando las historias recibidas y su frecuencia, se han iden-


tificado ocho tipos de compañeros o categorías, tal como se
presentan en este libro: cada una de ellas comenzará con un
análisis del compañero, al que seguirán numerosas historias y
documentos fotográficos. Entre un capítulo y otro, una galería
de fotos ilustrará los típicos acontecimientos que tienen lugar
en las casas donde vive un Compañero de Mierda.
En aras de la claridad expositiva, se ha otorgado un géne-
ro a cada compañero analizado. Esto no debe engañar al lec-
tor: vaya por delante que por cada Compañero de Mierda Po-
rrero existe una Compañera de Mierda Porrera, de la misma
forma que para cada Compañera de Mierda Guarrilla existe
un Compañero de Mierda Guarrillo. Asimismo, el Compañe-
ro de Mierda no puede ceñirse a ningún área geográfica o es-
trato social.

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Conviene apuntar, además, que las categorías no son estáti- Abreviaturas
cas ni están divididas en compartimentos estancos. Puede que
un Compañero de Mierda esté a caballo entre dos categorías, o CDM: Compañero de Mierda
que sufra una metamorfosis y cambie repentinamente de una ACDM: Aspirante a Compañero de Mierda
a otra. Por ejemplo, no es de extrañar que un Compañero de NDM: Novio/a de Mierda (para referirse a la pareja del CDM)
Mierda Católico Ferviente, si se ve sometido a una dosis ade- CaDM: Casero de Mierda
cuada de alcohol, drogas y tentaciones sexuales, se transforme PaDM: Padres de Mierda
en un Compañero de Mierda Porrero, Yoncarra o Borrachuzo. PDM: Pipiolo de Mierda
Del mismo modo, si el novio con el que ha pasado los últimos VDM: Vecinos de Mierda
quince años de su vida deja a la Compañera de Mierda Tiquis-
miquis, ésta puede transformarse en una Compañera de Mier-
da Guarrilla.
Estamos seguros de que nuestra clasificación, siendo la pri-
mera de este tipo, contiene un gran número de imprecisiones
y defectos. No obstante, creemos que es un buen punto de par-
tida, pero sobre todo un instrumento útil para comprender rá-
pidamente el tipo de Compañero de Mierda al que nos enfren-
tamos.

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Las tres leyes
del Compañero de Mierda
Todas las historias que aparecen en este libro son verídicas. Existen tres leyes fundamentales que regulan toda relación de
Si alguien las considera absurdas es que nunca ha tenido un convivencia.
compañero de piso.
1. Hay un Compañero de Mierda en cada casa compartida.
2. El Compañero de Mierda lleva a hacer cosas de
Compañero de Mierda.
3. Si no tienes un Compañero de Mierda en casa, eres tú.

Las tres leyes en detalle y sus implicaciones

Ante todo, no puede existir una casa sin CDM. En toda convi-
vencia tiene que haber uno sin más remedio. Además, una vez
localizado el CDM, éste no puede ser eliminado ni destruido.
Antes al contrario, en virtud de la segunda ley, cada una de sus
acciones lleva a un aumento de los niveles de CDMerdosidad
en la casa. La tercera ley refuerza el primer principio y desa-
credita la experiencia meramente subjetiva. De hecho, es habi-
tual que muchos tipos de CDM (pensamos, por ejemplo, en el
CDM Tiquismiquis o en el Erasmus) no se den cuenta de que
lo son y afirmen, satisfechos: «Nosotros tenemos suerte, ¡en
nuestra casa no hay ningún Compañero de Mierda!». Todos los
intentos de educar a un CDM de los que se tiene constancia
hasta la fecha, ya sea a través del uso de notitas, reuniones en-
tre compañeros, tablas para los turnos de limpieza o reglas de
la casa, han demostrado ser un fracaso. El único método que
ha dado algún fruto digno de mención es el castigo corporal,
infligido por medio de la violencia física o los laxantes. Sin em-
bargo, ninguno de estos métodos ha provocado resultados du-
raderos. Ningún CDM puede dejar de ser un CDM.

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Estudios: Filosofía, Sociología, Ciencias Políticas. El CDM Po-
rrero, estudiante discreto, consigue conservar la beca los dos
EL COMPAÑERO primeros años haciendo únicamente exámenes tipo test, para
DE MIERDA PORRERO los que se prepara durante las cuarenta y ocho horas preceden-
tes, ayudando a su metabolismo con café bebido a morro de la
cafetera, semillas de ginseng y tabaco de liar de la marca Pueblo.

Modelo de referencia: Homer Simpson (en el capítulo en que


fuma marihuana medicinal con Otto).

Look: Independientemente del estatus socioeconómico de su


familia, el CDM Porrero suele vestir:
• Sudadera con capucha de la marca Santa Cruz, dotada de
vistosas manchas de aceite que exhibe como muestras palpa-
bles de su libertad.
• Vaqueros largos con rasgones en los muslos y los bajos des-
gastados.
• Zapatillas de skate de ante de la marca Vans, con la suela casi
completamente despegada.

Nótense, además:
• La señal perpetua de la almohada en la cara.
• El trapo multiusos que usa para limpiarse la nariz, las gafas
¡Qué peste a limpio! y la pipa de cerámica.
(El Compañero de Mierda Porrero,
nada más volver a casa). Cómo reconocerlo: el día de la cita para ver la habitación, el
CDM Porrero te llama cuatro veces:
• La primera para avisarte de que llega tarde.
• La segunda para avisarte de que se ha quedado libre y será
La verdad es que estas noches son muy agradables, tendríamos que puntual.
organizarlas más a menudo.
(El Compañero de Mierda Porrero, tras una cena entre semana, • La tercera para decirte que el autobús está en un atasco.
después de que los demás inquilinos ofrezcan su propia comida, • La cuarta parta decirte que está a punto de llegar y será puntual.
cocinen y frieguen). • Acabará apareciendo con unos 40 minutos de retraso.

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Por qué elegirlo: el CDM Porrero es particularmente indicado
para las casas donde el orden y los turnos de limpieza se respe-
tan con un celo excesivo. Además, el CDM Porrero es útil para
quienes no tienen una vida social satisfactoria. Y es que, gracias
a él, por la casa pulularán todo tipo de individuos (vagabun-
dos, prostitutas, militares jóvenes), sobre todo los lunes, martes
y miércoles entre la una y las cuatro de la madrugada.

Además, el Compañero de Mierda Porrero:


• Te invita a tu propia comida.
• Transforma cualquier recipiente en un cenicero.
• Se duerme con el porro en la boca, provocando mini incen-
dios en la casa.
• Toca los bongos en el salón.
• «Mañana a las nueve vamos juntos a la uni». Se despierta a
las seis de la tarde.
• Te lo encuentras delante del frigorífico abierto, comiéndose
tu jamón como si no hubiera mañana.
• Tira la comida que sobra al retrete (y cuando lo utiliza para
cagar siempre deja restregones).
• Mientras se ducha, emite gemidos que se oyen en toda la casa.
• Lleva un año usando la misma toalla: la tuya.

Historias reales que nos cuentan de CDM Porreros


Habitación del Compañero de Mierda Porrero
La cama y el suelo están abarrotados de ropa, pues el armario Antes de una fiesta, mi CDM Porrero me dice: «Oye, es una hora pru-
se utiliza para hacer cultivos indoor de cannabis sativa (marihua- dente para cenar, ¡vamos a decidir qué vomitamos esta noche!».
na). Este método requiere el uso de costosas lámparas de rayos
UVA: se explica así el aumento repentino en la factura de la *
luz que acompaña la llegada de este CDM.

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jadeante y sudado, con mi camisa blanca de vestir, con el cuello levan-
tado y todo.

Mi CDM estornuda sin ponerse la mano delante, inundando el fri-


Esto es lo que he encon- gorífico con una notable cantidad de líquido putrefacto proveniente
trado hoy en la ducha. de su nariz/boca. No tengo la más mínima duda de que lo habría
Me pregunto qué pinta dejado ahí de no haber sido por mi presencia en la cocina. Al perca-
una Peroni ahí y se lo tarse de mi mirada de asco, horrorizado y sin palabras, intenta re-
digo al CDM, que me mediarlo: pasa la mano por el frigorífico de abajo arriba, tratando
responde: «¡¿Me estás di- de recoger la sustancia. No contento con eso, sacude con decisión el
ciendo que nunca te has brazo en el cubo de basura.
bebido una cerveza de-
bajo de la ducha?! Es re- *
lajante».
En mi ausencia, la CDM enciende una vela cerca de la pared, se le
olvida y se va a dormir. Al volver a casa, unas horas después, des-
cubro que la llama ha quemado y destruido unas postales que había
Mi CDM vuelve a casa con tres kilos y medio de tocino. A la pregun- pegadas en la pared, y encima ha dejado una mancha negra de dos
ta: «¿Cuánto te ha costado?», responde complacido: «¡Nada, estaba al metros de altura. En vez de dar una capa de pintura a la pared, la
lado de los contenedores del súper!». CDM dibuja sobre la mancha de hollín unos muñequitos bailones.

* *

Reino Unido. Mi CDM, amén de exnovio, se fuma alegremente un po- En la parada del autobús, un desconocido se acerca: «¡Hola! Tú eres
rro asomado por la ventana. Un policía pasa y le pregunta qué está Michela, ¿verdad?». Yo, muerta de miedo, respondo: «Perdona, ¿nos
haciendo. Él no le entiende y lo invita a subir. conocemos de algo?». Desconocido: «No, pero te vi en la foto que tie-
nes en tu habitación la última vez que dormí allí». Así descubres
* que tu CDM invita a sus amigos a dormir en tu cama sin decirte
nada.
Mi CDM se olvida de comprar una bata para las prácticas de Anato-
mía, a las que vamos juntos. Llega a la facultad a mitad de la clase, *

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Vuelves de las vacaciones y encuentras al amigo de mierda del CDM me pregunta si tengo un cigarro (procura no comprar tabaco, como es-
durmiendo en el sofá de la cocina. A la pregunta: «¿Quién hay en trategia extrema para librarse del vicio). Hoy hemos llegado al límite:
casa?», él te responde: «Sólo yo. ¡Estoy aquí desde el 23 de diciembre!». me ha preguntado si no tendría por casualidad alguna colilla. Ante
la clásica respuesta negativa por mi parte, se ha puesto a hurgar en el
* cubo de la basura y, triunfante, ha vuelto con cuatro colillas que se ha
liado ipso facto. Después del golpe de tos, conato de vómito incluido,
El CDM está intentando dejar de fumar. Nos conocemos desde hace que ha seguido a la primera calada, el CDM disfruta, todo ufano, de
dos años y sabe perfectamente que yo no fumo. Todos los santos días su excepcional cigarro.

Hace unos años, para organizar la limpieza de la casa, decidimos


hacer un calendario con turnos. Quienes no respetaban su turno te-
nían que poner 2 € de fondo para los gastos comunes. El CDM, nada
más enterarse de la novedad, declaró: «Yo pongo ya 30 € y no hago
una mierda».

Durante su turno de limpieza, el CDM vuelca el cubo de la fregona e


inunda todo el vestíbulo. Mientras intenta poner remedio al desastre
armado con un trozo de tela blanca y verde, se lanza a hacer pregun-
tas filosóficas: «¿Cómo puede un trapo contener el mar?».

Acababa de mudarme a la ciudad. Mi futuro CDM y yo estábamos es-


Te despiertas y, justo cuando te dispones a abordar el estudio perando a que se quedase libre el piso en el que íbamos a convivir. Una
del muy odiado manual de Derecho Penal, te das cuenta de que noche vamos juntos a una fiesta en casa de un amigo suyo, donde el
el CDM, al volver de una noche de borrachera, por fin ha com- alcohol y otras sustancias alegraban al personal. Tras un par de ho-
prendido la verdadera utilidad de ese libro: una tabla de cortar ras de juerga, en un momento de aparente lucidez, mi futuro CDM de-
de 78 €. cide mostrar a los presentes su formidable «técnica para limpiarse la
arena de los pies cuando vuelves a casa de la playa»: se dirige al baño,

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seguido por un pequeño grupo de curiosos (entre los que estaba un ser-
vidor) y, en medio del estupor general, se quita un zapato y su corres-
pondiente calcetín, mete el pie en el váter, apoyando bien la planta en
el fondo, y tira de la cadena. Vivimos juntos durante cinco años.

Transformación del Compañero de Mierda Porrero según la


estación
El CDM Porrero usa tres atuendos: uno para el calor, uno para el
entretiempo y uno para el frío. No tiene más.

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El CDM vuelve a las siete de la mañana y entra decidido en tu habi-
tación mientras estás follando con tu novia. Está buscando desespera-
damente a su perro. Un perro que nunca ha entrado en nuestra casa y
que, sobre todo, nunca ha existido.

Ayer volví a casa y encontré a mi CDM completamente colocado y en


cueros, sentado en su cama. Cuando le pregunté qué estaba haciendo,
EL COMPAÑERO DE MIERDA YONCARRA me respondió: «Sal del baño, estoy intentando cagar».

El CDM Yoncarra es un tipo de CDM particularmente entrega- *


do al consumo de drogas duras.
Mi CDM se despierta desnudo en mitad de la noche, gritando que ha
perdido un ojo. Lo llevo al baño y finjo agacharme para recogerlo del
Más historias reales suelo, se lo entrego, se lo «vuelve a poner». Él se tumba en la bañera
para seguir durmiendo.
Mi CDM es un inocente catador de sustancias lisérgicas. Un día nos
lo encontramos encaramado en el marco de la ventana de la cocina,
lamiendo de un lado a otro el borde inferior de la persiana subida, con
una extraña expresión de placer delirante e incomprensible dibujada
en la cara.

CDM: Oye, ¿esta noche te quedas en casa o sales?


Yo: No salgo, ¿por qué lo dices?
CDM: No, es que esta noche voy a tomar ácido, si estás en casa mejor.
Como estudias Medicina, si me da un amarillote de los chungos pue-
des reanimarme.

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El CDM Borrachuzo es un tipo de CDM nacido en una familia
retrógrada y crecido en un ambiente de zapatillas Hogan, ape-
EL COMPAÑERO ritivos que se alargan hasta la cena e interminables colas frente
DE MIERDA a discotecas por las que se pagan 25 € de entrada. A diferencia
BORRACHUZO del Porrero clásico, el CDM Borrachuzo ha desarrollado una
particular y extraña aversión hacia los cigarrillos y los canutos,
y no pierde la ocasión para enumerar los riesgos a los que se
enfrentan los consumidores habituales de tabaco y cannabis.
En compensación, el Borrachuzo es un gran consumidor de
cocaína y licores de todo tipo, con especial predilección por la
cerveza barata Best Brau, el Vodka Jelzin y el Amaro Monte-
negro.
Aunque los cócteles no son santo de su devoción, algunos
ejemplares de CDM Borrachuzo se ven atraídos por combina-
ciones particulares, como la bebida resultante de la mezcla de
zumo de fruta (pera, piña, zanahoria) y alcohol puro de 95º.
Además, este tipo de CDM tiene la capacidad de vomitar sin
previo aviso ni señal identificadora, vertiendo el contenido de
la regurgitación sobre su ropa. En otros casos, el Borrachuzo
puede llegar a algún lavabo, bidé o pie de ducha, provocando
su inmediata obstrucción.

Look: El CDM Borrachuzo opta por los atuendos clásicos:


• Zapatillas Hogan color mostaza.
• Bufanda de tweed escocés a juego con los zapatos.
• Pantalón liso de color verde oscuro.
• Jersey de cachemir azul de la marca Tommy Hilfiger.
• Debajo del jersey, siempre, una camisa.

Atención: durante la época estival, el pantalón largo se sustitu-


ye por un pantalón corto North Sails, preferiblemente de color
mostaza o blanco.

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Historias reales que nos cuentan de CDM Borrachuzos

Nuestro CDM, que normalmente se niega a cumplir sus turnos de lim-


pieza, se convierte en un compañero de piso perfecto a eso de las cua-
tro de la mañana cuando, borracho y puesto hasta las cejas de farlopa,
limpia toda la casa.

Son las dos de la tarde y estoy escribiendo el trabajo de fin de grado,


Habitación del Compañero de Mierda Borrachuzo (detalle)
así que necesito internet. El CDM, demasiado borracho para mante-
nerse en pie, tropieza con el módem y se lo carga.
Encima del armario de algunas habitaciones de CDM Borrachuzos se
pueden encontrar largas filas de botellas, dispuestas según su tamaño *
o la graduación alcohólica de la bebida que contenían.
El CDM vuelve a casa con una chica de dudosa moralidad y la conven-
ce para mantener relaciones sexuales a cambio de un portátil: el mío.

Nótense: *
• El ligero desgaste de sus prendas.
• Las características manchas en la ropa y los zapatos Hogan El CDM pone fotos de mi hermana en bikini como fondo de escritorio.
que, por su forma «de salpicadura», pueden parecer barro.
Nada más lejos de la realidad, como se ha descrito más arriba. *

Además, el Compañero de Mierda Borrachuzo: Mi CDM no encuentra vasos. Primero se bebe un chupito en la hueve-
• Se limpia los zapatos con el estropajo para la vajilla. ra, luego coge el azucarero, vacía todo el azúcar en un plato, y lo usa
• Sólo te invita a los sitios cuando le hace falta tu coche. a modo de copa.
• Te lo cruzas por la calle con tu cazadora.
• Invita a su novia a casa, follan y luego le pide que limpie la *
habitación y el baño.
Para mi graduación, el CDM me regaló una esclava de plata con sus
iniciales y la fecha de su graduación.

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Tras varios intentos, convenzo a mi nuevo ligue para que pase
la noche en mi casa. Así pues, le pido amablemente al CDM que
salga por ahí con sus amigos para dejarnos solos un rato. Contra
todo pronóstico, el CDM acepta sin poner pegas y sale de casa
antes de cenar.
Después de la velada, mi amiga y yo nos dormimos tranquila-
mente a eso de las once, ajenos a lo que ocurriría más tarde. En efec-
to, el CDM decide volver a las cinco de la madrugada, completa-
mente borracho, y después de chocarse contra todo lo que encuen-
tra a su paso empieza a vomitar a pocos metros de mi habitación,
emitiendo sonidos inhumanos y haciendo que todo el edificio com-
prenda por qué sus amigos lo llaman «el dragón de Milán».
Abro el frigo y descubro la última invención del Por vergüenza ajena, decidimos hacer como si nada y nos vol-
CDM: la sangría frigorífica. vemos a dormir. A la mañana siguiente, a eso de las nueve, mi
amiga se levanta para ir al baño, pero vuelve de inmediato, muer-
* ta de vergüenza. Decido ir a ver, y lo que me encuentro y decido
fotografiar es quizá la escena más lamentable que he visto en mi
Acabo de recibir una invitación por Facebook de una amiga de mi vida.
CDM. El evento es la fiesta de cumpleaños de la CDM en cuestión, or-
ganizada en mi casa sin que yo lo sepa, con la petición explícita de
«traed todo el alcohol que podáis».

El CDM te comunica que no tiene dinero para pagar el alquiler y la co-


munidad. Te lo escribe por Whatsapp con su nuevo y flamante iPhone 6.

El CDM llama a la puerta de casa en mitad de la noche, borracho y se-


midesnudo, afirmando que se le han olvidado las llaves. No vive aquí
desde hace seis meses como poco.

28 29
* *

Mi CDM adora ir por la casa sin camiseta en pleno invierno, con la Nuestro CDM, roñoso hasta reventar a pesar de estar forrado, solía
calefacción a treinta grados, veinticuatro horas al día. No le gusta utilizar nuestros geles y champús. Un día decidimos vaciar el bote de
usar sudadera porque, dice, le hace sudar. champú y llenarlo de semen. A la mañana siguiente, no os digo las ri-
Cuando le explicas que no puedes pedirles 200 € al mes a tus pa- sas que nos echamos al oír al CDM preguntar: «Chicos, que vosotros
dres sólo para pagar el gas, te responde: «¿Y qué se supone que debe- sepáis, ¿el champú caduca?».
ría decir yo, que te duchas todos los días y pones la lavadora todas las
semanas?». *

Volviendo de una noche en la discoteca, mi CDM elige un cazo de la


cocina para su pota inminente. Al día siguiente, otro chico de la casa
decide encender la cocina para calentar el agua para el té. Aún medio
dormido, enciende el fuego que no es. Y sí, en esa casa había conoci-
do olores y olores… pero el del vómito hirviendo no tiene parangón.

Mi CDM trae a casa una barrera y, con la intención de convencer


a los otros inquilinos para que nos la quedemos, decide adornarla.

El CDM vuelve a casa borracho, acompañado de todos sus amigos. Yo me


despierto, cabreado como un mono, en calzoncillos y camiseta interior.
Busco al CDM, pero ya se ha encerrado con pestillo en el baño. Llamo
y no responde. Pasados unos minutos empiezo a preocuparme y deci-
do desmontar la cerradura con ayuda de sus amigos. Abrimos la puer-
ta y encontramos al CDM en bolas, sentado en el bidé. A su alrededor

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un charco de vómito. Las miradas de pavor se confirman cuando le- Cosas que se traen a casa
vantamos el cuerpo exánime del CDM: se ha cagado en el bidé. Echo de los CDM Borrachuzos
la casa a los amigos del CDM, rogándoles que difundan la noticia. Le-
vanto en vilo al CDM, lo meto en la cama y empiezo a limpiar el baño. Durante su vagabundeo nocturno, al CDM le encanta recoger
Concluido el trabajo, en plena noche, decido calentarle las orejas al de la calle todo tipo de objetos que luego se lleva a casa.
CDM, a ver si se despierta, pero simplemente encaja una sarta de bo- La casuística incluye:
fetadas desde la cama, inconsciente. Por la mañana el CDM se levanta • Carteles de conciertos, proyecciones cinematográficas o fies-
en un evidente estado de confusión, se declara mortificado y pide per- tas en las casas okupas de la ciudad.
dón por lo sucedido. Dice que se acuerda de algunas cosas de la noche • Mobiliario variado que encuentra junto a los contenedores
anterior, pero no se explica ese color rojo y la hinchazón de las mejillas. de basura.
• Adornos navideños.
* • Señales de tráfico.
• Letreros del transporte público local, regional o nacional.
Durante una de las clásicas charlas de sobremesa, una amiga me es- • Carteles de hospital y avisos de parada temporal de autobús
taba confesando la dificultad y la vergüenza que sentía delante de al- o tranvía.
guien cuando le preguntaban algo sobre su piercing en la lengua. La • Estatuas o bustos de santos y personajes célebres.
mayoría de veces, afirmaba ella, eran imbéciles que acababa de cono- • Piezas de coche.
cer y le preguntaban descaradamente si con el piercing el sexo oral era
tan fantástico como se dice, y si ella misma lo practicaba. Tras varios Tras el momento lúdico, todas las cosas que el CDM lleva a casa
minutos hablando del tema, mi CDM decide intervenir: «¿Pero enton- acaban yaciendo en el pasillo, ignoradas. En algunos casos, los
ces tú la chupas o no? ¡No me he enterado de nada!». objetos podrían permanecer en casa durante años y legarse de
un inquilino a otro.
*

El CDM vuelve a las cuatro de la mañana a pecho descubierto, clara-


mente borracho, y abre la puerta de casa con una patada porque no lle-
va las llaves. Dando bandazos por el pasillo, llega al baño y se sienta en
la taza del váter al tiempo que echa la pota en la bañera. Asustado por
los ruidos inhumanos, acude el otro inquilino, que al verlo le llama de
todo. Luego se arrepiente y le promete que al día siguiente lo llevará a
la playa. A la mañana siguiente el inquilino bueno se encuentra a su ex
en la playa, vuelven a hablar después de mucho tiempo, a los dos años
se casan y acaban de tener un hijo. ¡Vivan los CDM!

32 33
El CDM vuelve borracho a las cuatro de la mañana con dos neumá- Sábado noche. Mi CDM vuelve a casa con una reliquia de la velada.
ticos seminuevos que ha encontrado al lado de un contenedor. A esas Tras pasar el domingo decidiendo dónde y cómo colgarlo, ahora por
horas considera oportuno llamar a su madre para ponerla al corrien- fin podemos decir que tenemos en casa un rótulo de la Quiniela sólo
te del hallazgo que acaba de hacer e invitarla a comprobar si valen para nosotros.
para el Panda.

Una mañana te despiertas y descubres que tu CDM ha metido un El CDM, tras volver a casa en plena madrugada con la puerta de un
enorme LOL en el salón. coche, decide instalarla junto al sofá, advirtiendo a los otros inquili-
nos de que «no se asomen por la ventanilla».

34 35
El CDM vuelve a casa a las cinco de la madrugada, cargando de forma
inaudita con un cartel ferroviario de unos tres metros cuadrados.

36 37
Estudios: Filologías varias. La CDM Tiquismiquis es una estu-
diante modélica, de curso por año y media de 9,5. A pesar de
LA COMPAÑERA eso, cada examen es para la CDM Tiquismiquis fuente de an-
DE MIERDA siedad, sentimiento que adora sublimar comiendo pan con Nu-
TIQUISMIQUIS tella o limpiando las ventanas. Una vez concluidos los exáme-
nes, la CDM Tiquismiquis acostumbra a zambullirse durante
al menos dos años en la redacción de trabajos de fin de grado
mastodónticos, con títulos tal que:

«La literatura oulipiana y la vocación combinatoria de Italo


Calvino».
«Narrar los residuos: las imágenes de la basura en las novelas de
Barbaro, Teobaldi y Riccarelli».
1,00 € por cada cuarto
de hora de uso del horno «Consideraciones métricas y estilísticas sobre el hexámetro de
eléctrico Hesíodo».
0,30 € por cada 5 minutos
de uso de los fuegos/ Modelo de referencia: Soraya Sáenz de Santamaría (durante
parrilla las vacaciones de su empleada del hogar).
0,50 € por el uso de la
plancha para el pelo y
secador Look: La CDM Tiquismiquis pasa la mayor parte de su vida
0,50 € por ducha para entre las paredes domésticas. En su hábitat natural, suele pre-
invitados sentarse con:
(Tarifas impuestas • Pijamas rosas decididamente antieróticos de forro polar.
en casa por la • Zapatillas con forma de conejo, perro o cualquier tierno ani-
Compañera de Mierda
malito.
Tiquismiquis)
En cualquier caso, se cuida muy mucho de conservar en todo
momento:
• Su peinado impecable.

No usar
Cómo reconocerla: En el primer encuentro, la CDM Tiquismi-
(Téxto genérico de los Post-it que la quis es la que llega jadeando y quejándose del día terrible que
Compañera de Mierda Tiquismiquis pega lleva entre clases en la universidad, citas con profesores que no
sobre todos y cada uno de sus objetos). se presentan y retrasos en el transporte público.

38 39
Además, la CDM Tiquismiquis suele estar acompañada de su
característica maleta de mano de fin de semana, que la susodi-
cha lleva siempre consigo ya que, por un motivo u otro, está a
punto de salir para su pueblo.

Por qué elegirla: La CDM Tiquismiquis limpia. Lo hace de ma-


nera compulsiva y meticulosa. Los mejores ejemplares de este
tipo lo hacen sin prestar atención a los turnos de limpieza por-
que están convencidas de que son las únicas personas de este
mundo capaces de limpiar como Dios manda. Además, la CDM
Tiquismiquis suele dejar la casa libre los fines de semana, permi-
tiendo a los otros inquilinos ocupar su cama de matrimonio con
sábanas recién lavadas para sus encuentros ocasionales.

Además, la Compañera de Mierda Tiquismiquis:


• Lava los platos mientras te duchas.
• Duerme una noche en casa de una
amiga y cuenta los kWh que no ha
consumido en el contador.
• No habla. Pega notitas en el frigo.
• Escribe su nombre en los rollos de
papel higiénico.
• Hace fotos de la nevera para cercio-
rarse de que nadie toca sus cosas.
Habitación de la Compañera de Mierda Tiquismiquis • Cierra la habitación con llave al salir
La habitación de la CDM Tiquismiquis es un santuario que tien- de casa, ir al baño, ducharse, cocinar o dormir.
de al rosa. Nótense: la foto enorme de un niño disfrazado de ani- • Pasa la aspiradora el sábado a primera hora de la mañana.
mal, fotografiado por Anne Geddes; la reserva de golosinas en el • También la pasa por la terraza.
armario; el collage de 50 x 70 cm (un póster lleno de fotografías • Si eres hombre, te pide que mees sentado para no salpicar.
que destilan sociabilidad intensa y donde, además de ella, apare-
cen sus amigas, su familia y su novio. Alrededor de las fotos hay
frases particularmente profundas de canciones de Ismael Serra-
no y Luis Eduardo Aute); el juego personal de platos y ollas.

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Historias reales que nos cuentan de CDM Tiquismiquis Tres y media de la madrugada. Mientras arrecia una tormenta que
provoca un apagón en el barrio, la CDM me apunta con una linterna
Mi CDM se queja si limpio una zona común que no me corresponde y con el rostro desencajado, diciendo: «No hay luz». Yo salía comple-
esa semana, porque a ella «se le desmadra todo el programa semanal tamente desnudo del baño, después de echar un polvo.
de turnos de limpieza».
*
*
Para vengarse de una injusticia de la que cree haber sido víctima, el
Tuve una CDM que lo limpiaba todo, paredes y perchas incluidas, con CDM llama a mi madre para decirle que fumo porros. Y mi madre le
lejía. En un año perdí un armario entero. responde: «Yo también, ¿algo más?».

* *

La CDM entra de repente en mi habitación para presentarme a su no-


vio policía justo cuando me estoy encendiendo un porro.

El día antes de irse de casa, el CDM se te presenta con su novia (amén


de compañera de habitación) y una lista de recibos detalladísima.
Quieren llevarse todo lo que han comprado ellos. Después de atentos
y minuciosos cálculos matemáticos, se fueron con: el cubo de la frego-
na (aunque dejaron la fregona), el papel de horno (aunque dejaron el
papel de aluminio), los guantes de la cocina (aunque dejaron los del
baño), el detergente del lavavajillas (aunque dejaron el friegasuelos),
un agarrador, las cucharillas, el tendedero y dos vasos. Para la vuelta
a casa, huelga decirlo, alquilaron un coche y se pegaron cuatro días
de viaje.

*
Así es como mi antigua CDM protegía sus víveres en la cocina.
En mis años universitarios fui a parar a una casa espléndida, situada
en la tercera planta de un edificio que estaba delante de mi facultad.

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ligrosísima, y le increpa con las siguientes palabras: «Napolitano de
mierda, ¿podéis hacer menos ruido tú y los imbéciles de tus amigos?».
Respuesta: «Aunque eres una puta y te lo mereces, no vas a pagarla
tú, sino tu marido [que, en la mente del tipo con antecedentes penales,
era yo]». A la mañana siguiente tenía que ir al aeropuerto para reci-
bir a un cliente de la empresa para la que trabajo: mi coche tenía dos
ruedas rajadas.

Acabamos de darnos cuenta de que nuestra CDM ha em-


pezado a hacer un reciclaje especial: ha separado su ba-
sura de la nuestra.

Lo más bonito de ese piso era que desde hacía generaciones los estu-
diantes se legaban el contador de electricidad bloqueado con película
fotográfica. Las facturas no superaban los cinco euros cada dos meses,
la bombona de butano duraba muchísimo y se podía utilizar de go-
rra cualquier aparato eléctrico. Por motivos evidentes, eché raíces allí.
Después de tres años de permanencia paradisiaca, la CDM recién
llegada mandó cambiar a escondidas el contador por uno nuevo elec-
trónico porque: «No me gustan estas cosas, si nos pillan nos meten un
puro que se nos cae el pelo».

La CDM está obsesionada con el ruido. Baja al bar de debajo de casa,


que lleva un tipo de Nápoles con antecedentes penales y una pinta pe-

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EL NOVIO DEJA He aquí algunas de las situaciones que nos cuentan que se
A LA CDM TIQUISMIQUIS crean cuando el novio deja a una CDM Tiquismiquis

La CDM Tiquismiquis adora mantener En una fiesta, mi CDM y yo probamos una tarta con marihuana. En
relaciones sentimentales monógamas par- un momento de la noche, ella, ya cansada, decide volver a casa antes.
ticularmente largas. Se echa novio a los A mi regreso la encuentro despierta y esperándome, paranoica, con
catorce años más o menos y ya no lo de- fuertes contracciones musculares y unas ganas irresistibles de matar-
jan. Las categorías preferidas para estas re- se y matarme. Paso toda la noche sentado con ella en la cama, conven-
laciones son: ciéndola de que no me mate, mientras no para de pegarme puñetazos
en un hombro.
• El vecino y amigo de la infancia, con el
que luego «floreció un amor precioso». *
• El agente de policía local.
• El primo segundo. Después de autoinvitarse a una fiesta, robar una botella de vino e in-
tentar ligar con amigos y ex, la CDM vuelve a casa antes que nadie.
Sin embargo, puede suceder que estas relaciones se interrum- Cuando regresamos, vemos que las escaleras y las paredes están llenas
pan bruscamente, creando una grave inestabilidad en los pla- de salpicaduras de vómito de intenso color rojo oscuro. Nos la encon-
nes de la CDM Tiquismiquis. (Estas características pueden tramos en el salón, sentada en el sofá, inmóvil, mirando fijamente al
coincidir con el CDM Desequilibrado, ver más adelante). Esto vacío con los ojos como platos.
da pie a:
*
• Manía persecutoria: considera que las otras inquilinas fue-
ron sin duda una parte dolorosamente activa en la ruptura La típica CDM horripilante logra, por razones inexplicables, tener
con su pareja. Además, las otras inquilinas ponían azúcar en una cita. Se prepara. Tras dejar bolas de pelo de naturaleza variada
su comida a escondidas para hacerla engordar. en el baño, se mete en la habitación y sale arreglada como una mesi-
• Deseo irreprimible de recuperar todo lo que cree haber per- lla rococó, exhibiendo orgullosa una de esas camisas que tienen cintas
dido en los diez años anteriores: las borracheras que nunca largas por la espalda, y que ella decide no atar.
se pilló, las drogas que nunca probó, los ligues que nunca se Cuando el hombre en cuestión llega a la casa, la CDM vuelve al
llevó a la cama. baño para evacuar antes del apareamiento. Sale, ágil y liviana, con
• Cambio total de look, personalidad y actitud, hasta llegar a la las susodichas cintas perdidas de mierda y revoloteando alegremen-
completa transformación en CDM Guarrilla. te. Se va con su ligue. Es inútil explicar cómo acabó el encuentro ro-
mántico.

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nal no me limito a acompañarlo a casa, sino que echamos un polvo,
de lo más sano.
A las cuatro de la madrugada vuelvo a casa y encuentro al chico de
mi CDM presa de un ataque de risa histérico. La CDM está en su ha-
bitación, semidesnuda y borracha, con un cubo al lado de la cama. Él,
desconcertado, me cuenta que después de empeñarse en acabar todo
el vodka, la CDM vomitó justo en el mejor momento. Al día siguiente
encontramos uno de sus tampones en un armario de la cocina. Toda-
vía no podemos explicarnos cómo acabó allí.

Después de varios meses sin actividad sexual, y tras haber intenta-


do por todos los medios, sin éxito, acercarse a chicos en el gimnasio,
una noche mi CDM me escribe por Facebook (aunque ambas estamos
en casa). El mensaje dice: «Ya está, voy a salir y me tiro al primero
que encuentre». Luego oigo crujir el suelo del pasillo, y el cerrojo de la
Territorio de la Compañera de Mierda Tiquismiquis puerta se abre con el típico chirrido. Al rato la oigo volver a casa di-
Cuando sale de casa, la CDM Tiquismiquis lo hace principal- ciendo: «Coño, no hay ni Dios en la calle».
mente para marcharse al pueblo donde vive su familia: un lu-
gar místico donde nació, pasó su infancia y encontró al novio *
con el que lleva casi quince años.
Conversación con una de mis ex CDM después de que se me cayese la
cafetera llena sobre los fuegos y de que, al rato, también rompiese el
mando a distancia de la televisión.
Yo: ¡Hoy tengo las manos de mantequilla!
Mi CDM organiza una cena en casa con la intención de enrollarse a CDM: No te preocupes, hoy están nerviosos.
toda costa con uno de los invitados. Yo me sacrifico porque la cena se Yo (perpleja): ¿De quién hablas?
ha organizado en modalidad parejitas, así que intento parecer sim- CDM: De los espíritus de la viejecita y del señor con sombrero.
pática.
La noche está yendo bien: bebida, bromas, risas. En un momento
dado yo acompaño a su casa al chico que me han asignado, dejando
sola a mi CDM con su amado para facilitar el intento. Así que al fi-

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Notitas

Se considera «notita» todo intento de comunicación escrita por


parte del CDM realizado en cualquier lenguaje y sobre todo
tipo de soportes.

Le pido al CDM que lave los platos que llevan días en el fregadero.
Antes de irse de fin de semana, los lava y deja un mensaje frente a la
puerta de mi habitación.

Mi adorable compañera africana, que no sabe ni una palabra de espa-


ñol, le ha pedido ayuda al casero (amigo suyo) para escribir las «Re-
glas para casa».

La CDM hace cuentas

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Tras la llegada de la factura
anual del gas, el CDM decide
comunicar a los otros inquili-
nos los importes usando el ár-
bol de Navidad.

La CDM sigue dejando la


mesa llena de migajas. He de-
cidido probar con mensajes
subliminales.

Esta mañana me despierto y veo que el CDM me ha dejado la cafete-


ra en el fuego. La abro para echarme el café y encuentro este mensaje.

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Estudios: Derecho. La CDM Guarrilla pasa sus días en la bi-
blioteca de la facultad, donde, entre café y cigarro, se deja cor-
LA COMPAÑERA DE tejar por los machos de su especie.
MIERDA GUARRILLA
Modelo de referencia: cualquier concursante del programa de
televisión Mujeres y hombres y viceversa.

Look: La CDM Guarrilla opta por ropa de color llamativo, con


prendas que muestren todo lo posible sus formas.
• El pelo, tras años abusando de productos colorantes y deco-
lorantes, ha adquirido un color blanco marfil.
• Además, este tipo de CDM presta particular atención al cui-
dado de las uñas de las manos. Suele llevar pequeñas prótesis
de plástico que decora con espirales, florecitas e inscripciones.
• Los bolsos que usa son imitaciones fabricadas en China de
marcas de lujo como Yves Saint Laurent y Gucci.
• Durante todo el año y en cualquier condición atmosférica,
la CDM Guarrilla lleva enormes gafas de sol, que suelen cu-
brirle la mitad de la cara. Rara vez se las quita.

Cómo reconocerla: durante su visita para ver la habitación,


la CDM Guarrilla mira a su alrededor con cara de asco. Con
¡Qué asco! ¿Lo quieres? aire de suficiencia, pregunta si el colchón es nuevo, si la corti-
(La Compañera de Mierda na de la ducha es nueva, si la lavadora es nueva. No toca nada
Guarrilla mientras come algo). por miedo a ensuciarse. Luego, poco antes de marcharse, va al
baño, mea y no tira de la cadena.

Por qué elegirla: la CDM Guarrilla es la antagonista natural


del Casero de Mierda. Su actitud hipócrita y taimada hará me-
lla inmediatamente en el susodicho, que, embaucado ante la
Así llego mejor a ciertas zonas. posibilidad de obtener favores de tipo sexual, por fin cambia-
(La Compañera de Mierda Guarrilla mientras se depila en la rá el frigorífico, sustituirá el tubo del gas y arreglará la fuga del
cocina, con un pie en el fregadero y otro en el suelo). calentador.

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Además, la Compañera de Mierda Guarrilla:
• Deja el bolso encima de tu ordenador encendido.
• Limpia el suelo restregando el pie sobre la mancha.
• Puedes oírla discutir sobre sexo anal con su novio a las dos de
la madrugada. No necesariamente insiste él.
• Habla mal de ti sin saber que estás en casa.
• Le mira el culo a tu novio, luego te mira y sonríe.
• Cada vez que va a venir tu novio, ella corre al baño para ma-
quillarse.
• Invita a tu ex a cenar en tu casa.

Historias reales que nos cuentan de CDM Guarrillas

La CDM apaga el calentador porque tiene que plancharse el pelo, pero


no lo vuelve a encender. Serás tú el que lo haga, una vez descubierto el
pastel, cuando ya estás desnudo bajo la ducha.

Al llegar a casa, pillo a mi CDM desnuda con un chico aleatorio que


Habitación de la Compañera de Mierda Guarrilla está saliendo del baño envuelto en mi suave y cálido albornoz.
Si la CDM Guarrilla pone una atención enfermiza en el cuida-
do de su persona, no ocurre lo mismo con su habitación, que es *
una auténtica pocilga. Nótense: la montaña de ropa que cae en
avalancha del armario (prendas por estrenar en su mayoría); la La CDM entra en mi habitación y me dice: «Tengo que ir a una tuto-
televisión permanentemente encendida, por lo general sintoni- ría con el profesor, ¿se me ven bastante las tetas?».
zando Telecinco; la cama de matrimonio, escenario de sus en-
cuentros con individuos seducidos por Tinder, Badoo y Meetic. *

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Recién llegada a mi nueva casa conozco a mis dos compañeras. Son
muy agradables y simpáticas, pero cuando les pregunto cómo suelen
organizarse para la limpieza, me responden: «No te preocupes, el baño
no lo limpiamos nunca porque qué más da, ¡somos todas chicas!».

Un día entré en la cocina y encontré a la CDM hablando por el mó-


vil. El teléfono estaba cargándose y el cargador estaba enchufado en
la toma del frigorífico. Opté por no preguntarle cuánto tiempo lleva-
ba hablando.

La CDM se olvida la olla en el fuego y la quema; luego la llena de agua


y la deja en el fregadero dos días. Al tercer día la saca a la terraza. El
proceso se repite cada tres días. Y así, como por arte de magia, a las
dos semanas toda la batería de cocina está en la terraza.

*
La CDM me recibe en la nueva casa con este lavabo.
Mi antigua CDM tenía un cepillo de dientes eléctrico. Hasta aquí
todo bien. Pero un día confesó cándidamente que lo usaba también a
modo de vibrador. Durante los siguientes dos años lavarse los dientes
La CDM sostiene que los panties son ropa interior, por lo que se siente ya no fue lo mismo.
autorizada a ir por la casa con panties y nada debajo.
*
*
Organizo una cena con mis compañeros de trabajo, que se quedan a
Mi CDM limpió el baño con suavizante, para luego afirmar que «te- pasar la noche. A las cinco y media de la madrugada, la CDM decide
nemos que cambiar de friegasuelos, éste hace un montón de espuma». follarse a mi jefe. En mi habitación. Conmigo en la cama de al lado.

* *

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Tras una ausencia de casi un mes, vuelves a casa. Nada más abrir la
puerta se lanza contra ti una mujerona desconocida de metro ochenta Extensiones
que grita e impreca en una mezcla incomprensible de italiano con al-
Al cambiar de look con tanta frecuencia, la CDM Guarrilla no
gún otro idioma remoto. Era la mujer de la limpieza, a la que la CDM
puede esperar a los habituales ritmos fisiológicos de crecimien-
había dejado encerrada en casa unas horas antes, al marcharse tran-
to del pelo. Cuando resuelve que es hora de pasar de un corte
quilamente a dar una vuelta.
garçon a una melena larga y seductora, adora usar unas prácti-
cas extensiones de quita y pon. En las siguientes pruebas foto-
*
gráficas se pueden observar algunos de los casos en que, tras el
lavado, las extensiones se ponen a secar.
Después de pedirme por favor que me quede
con ella y con su «amigo» para ver la tele-
visión juntos, la CDM aprovecha la manta
para hacerle una paja: con la luz encendida
y conmigo al lado.

Soy un chico y vivo con unas CDM que hablan continuamente de la


regla. Reproduzco una breve conversación que tuvieron mientras yo
cenaba:

CDM 1: Chicas, estoy sangrando como si fuera un coño regloso (se ha-
bía mordido un padrastro del dedo).
CDM 2: Oye, ¿sabes que cuando yo era pequeña y tenía la regla, si ha-
bía que cocinar salsa, me obligaban a ponerme guantes? Decían que,
si no, la salsa quedaba ácida.
CDM 3: Pues a mí de pequeña, cuando tenía la regla, no me dejaban
subirme a los árboles, decían que se secaban.

Buen provecho.

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Te despiertas de madrugada: suena la llave en la cerradura. Al no oír
La CDM abandona definitivamente la puerta abrirse, te levantas para ver qué pasa. Te acercas lentamen-
la casa. En la nota de despedida es- te a la puerta y por la mirilla ves a tu CDM follando con su novio en
cribe: «Podéis comeros lo que he de- el rellano.
jado en el frigo». Llevaba un mes ca-
ducado. *

Después de pasar cuatro horas con el novio, mi CDM sale desnuda de


su habitación y se nos acerca a la otra inquilina y a mí, que en ese mo-
mento estamos limpiando la casa. Se queda mirándonos y, mientras de
sus partes íntimas gotea el líquido biológico de su queridísimo, nos
pregunta: «¿Queréis que os eche una mano? ¡Se me había pasado lo
de la limpieza!».

LA COMPAÑERA DE MIERDA Nuestra CDM es una gran amante de los actos copulatorios durante
GUARRILLA ENNOVIADA las horas diurnas. Ayer por la noche, a eso de las nueve, cosa rara, la
CDM empieza a follar de forma salvaje, mientras la otra inquilina,
su madre y yo estamos cenando. Su habitación está en el altillo, sobre
Las costumbres de este tipo de CDM Guarrilla no se distinguen el comedor, de modo que, al cabo de una hora, la madre de mi compa-
particularmente de las de la CDM Guarrilla clásica. La única di- ñera no puede seguir reprimiéndose y pregunta: «¿Es que hay alguien
ferencia está en la mayor frecuencia de determinados fenóme- arriba llorando?».
nos, a saber:
*
• Llamadas nocturnas con gritos e insultos.
• Sesiones de sexo por Skype en la cocina. La CDM sale de la casa para comprar cigarrillos. Como de costumbre,
• Llamadas al telefonillo en plena noche: es el novio, que llega cierra la puerta de su habitación con llave y al salir se despide de mí.
de repente para controlar a la CDM. Al rato paso por delante de su habitación y oigo a alguien toser. Me
asusto porque creía que estaba sola. Unos minutos después la CDM
vuelve y abre la puerta de su habitación con la llave, diciendo: «Cari-
ño, ya he vuelto». Esto demuestra hasta qué punto pueden llegar los
celos de una mujer.

62 63
EL NOVIO DE MIERDA

El Novio (o Novia) de Mierda es un tipo de CDM cuya presen-


cia, en principio, no es de carácter permanente. He aquí las for-
mas en las que un NDM puede convertirse en un CDM:

• NDM que vive en un pueblo perdido de provincias y deci-


de quedarse provisionalmente en la habitación de su pareja
para buscar trabajo en la ciudad o «entregar currículums por
ahí». No se marchará jamás.
• NDM que se ha peleado con sus padres y pide quedarse pro-
visionalmente en la habitación de su pareja. No se marcha-
rá jamás.
• NDM que, expulsado de su casa, se va a vivir provisional-
mente a la habitación de su pareja. No se marchará jamás.

Por supuesto, el NDM, como CDM no oficial que es, se consi-


dera exento del pago de todo tipo de facturas, así como de cual-
quier labor de limpieza.
Vuelvo del trabajo muerta de cansancio y de hambre. Esto
es lo que me encuentro en los fuegos de la cocina.
Algunas historias reales de Novios de Mierda
*
El NDM de mi CDM, con voz persuasiva y sensual, le susurra:
«Cómo me pones…», mientras ella corta en filetes un trozo de pez
En una casa de ocho personas, la CDM anuncia:
espada. Servidora está a tres pasos de ellos, lavando la lechuga para
—Mañana llega mi novio.
la ensalada.
—Ah, ¿y cuánto se queda?
—No lo sé, sólo ha comprado el billete de ida.
*

64 65
El NDM de mi CDM adora hablar de sus dotes de semental, afirman- encontramos al NDM, en silencio y escondido, sumergido entre bolsas
do que hace que su novia tenga hasta cuatro orgasmos seguidos. Ade- de basura del McDonald’s.
más, el NDM quiere recalcar el concepto, y afirma que lo mismo le
pasaba con su exnovia. Y concluye: «Pobrecilla mi ex, se murió en un *
accidente de tráfico, estaba embarazada. La encontré yo».
En mitad de la noche me despierta un batacazo fortísimo. Abro los
* ojos y veo a un individuo entrar por la ventana. ¿Quién era? El NDM
de la CDM, que quería darle una «sorpresa» por San Valentín.
La CDM nos anuncia que volverá a Calabria para pasar allí un par
de días. Nada más salir de casa con su maleta, comienzan los gri- *
tos de felicidad, y durante las siguientes doce horas lanzamos hacia la
puerta de su habitación todo tipo de improperios y palabrotas. Hasta De buena mañana, el CDM pasa por delante de mi habitación y, ras-
que, buscando una silla para un invitado, entramos en su cuarto y nos cándose concienzudamente los huevos, me da los buenos días y me
dice: «Perdona, ayer por la noche la Cami (su novia) y yo nos acaba-
mos tu mantequilla». Voy a la cocina, enternecida por la imagen de
los dos tortolitos que preparan una tarta con forma de corazón y, efec-
tivamente, constato que en el frigorífico no queda ni una de mis mini
porciones de mantequilla. Sin embargo, su paquete de medio kilo si-
gue ahí, intacto.
Un poco irritada, me acerco a él y le pregunto: «Oye, ¿qué necesi-
dad había de gastar toda mi mantequilla si tú también tenías?». A lo
que me responde: «Lo sé, pero para encular a la Cami las mini porcio-
nes son más cómodas. La mantequilla normal tienes que ponerte ahí
a cortarla en el momento, y es un follón».

El NDM en su hábitat típico: el sofá del salón. Nótense: los


calzoncillos que dejan pelo a la vista, las zapatillas de la novia,
la cerveza de los otros inquilinos.

66 67
Daños

El clásico hábitat del CDM es un piso ruinoso en alquiler. El


dueño de la casa, también conocido como Casero de Mierda,
suele ser un individuo miserable que lo alquila a un precio exor-
bitante y sin contrato. El mobiliario es una extraña mezcla de
armarios de madera color nogal de los años sesenta, electrodo-
mésticos de los años noventa y camas baratas del Ikea. En este
escenario, el CDM adora prodigarse en acciones que nacen de
la desidia, la creatividad o el puro espíritu vandálico. En otras
palabras: daños. He aquí un breve muestrario.

La CDM hace estallar una botella de vino mientras se la lleva a


la boca. Aún no entendemos cómo.

Para calentar su comida, el CDM la mete en el horno en un plato de


plástico, haciendo que se derrita e impregnando la casa de un espan- A la vuelta de las vacaciones de Semana Santa, el congelador ya vete-
toso olor a goma quemada. rano, que el CDM dejó entornado, tenía este aspecto.

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El CDM 1 hace explotar una cafetera a las siete de la mañana, sem-
brando el pánico en todo el edificio. Obviamente, se va al trabajo sin
limpiar nada. En compensación, llega el CDM 2 que, en lugar de lim-
piar, decide dar rienda suelta a su presunto talento artístico colocan-
do la cafetera como si estuviese en fase de explosión, colgando del te-
cho las diferentes partes con sedal.

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A su regreso el sábado noche, el CDM se da cuenta de que ha perdido Ya por la mañana, el CDM vuelve a casa borracho y decide apoyarse
las llaves e intenta echar la puerta abajo. Por desgracia, la puerta está en el lavabo. Éste es el resultado.
blindada y se carga media pared. ¿El resultado? Desde hace una sema-
na vivimos en una casa donde no se puede cerrar la puerta principal.

72 73
El CDM le pega una patada al horno, convirtiéndolo en un radiador. El CDM invade tu habitación con un clavo de veinte centímetros.
El pecado del aparato fue ser demasiado lento a la hora de hacer su
pizza congelada.

74 75
Ella tenía que hacerle la cera a su ex (él), pero se metieron en la habi- El CDM se olvida de cerrar la ventana del baño antes de marcharse
tación a discutir, y ya nadie prestó atención a los fuegos de la cocina. por Navidad. Durante las vacaciones, varias palomas invaden el aseo,
poniéndolo todo perdido de cagadas. Una de ellas, probablemente en
un intento de beber agua en el retrete, muere ahogada.

76 77
Estudios: Economía y Comercio. El CDM Niño de Mamá hace
EL COMPAÑERO DE MIERDA la carrera que sus padres han elegido por él. Por eso, algunos
NIÑO DE MAMÁ de estos ejemplares suelen fingir que se presentan a los exáme-
nes. Son capaces de vivir en esa farsa durante años, y no revelar
nada a familiares y amigos hasta las vísperas de la inexistente
defensa del trabajo de fin de grado.

Modelo de referencia: Joffrey Baratheon, el rey-niño de Juego


de Tronos.

Look: el CDM Niño de Mamá adora la ropa de tipo clási-


co-anónimo:
• Polo liso de algodón, preferiblemente en tono verde, amari-
llo, rojo o azul.
Exijo respeto, voy a • Combinado con pantalones cortos y zapatos de primera co-
llamar a mis padres. munión.
(El Compañero de
Mierda Niño de Una característica típica del CDM Niño de Mamá es la de vestir
Mamá, durante siempre con la misma marca, como Slam o Lacoste. Se conoce
una discusión entre
que este tipo de CDM compra la ropa exclusivamente acompa-
inquilinos).
ñado de su madre, que, por comodidad, prefiere adquirir todas
las prendas en la misma tienda.

Cómo reconocerlo: el CDM Niño de Mamá se presenta a la


cita para ver la habitación en compañía de sus padres. Algu-
nos, más emancipados, se presentan solos, pero obligan a los
presentes a mantener largas conversaciones telefónicas con su
madre, a la que habrá que ilustrar cada detalle de la habitación.

¿Pero le dais de comer? Se está quedando en los huesos.


Por qué elegirlo: los padres del CDM Niño de Mamá viven con
(La madre del Compañero de Mierda Niño de Mamá, la obsesión de que su hijo no come lo suficiente. Por eso acuden
dirigiéndose a sus compañeros de piso). a su casa mensualmente —a veces incluso cada dos semanas—

78 79
para abastecer la despensa del hijo con todo tipo de manjares, de
los que también podrán disfrutar los otros inquilinos. Por otro Historias reales que nos cuentan de CDM Niños de Mamá
lado, con ocasión de dichas visitas, los padres se encargarán de la
limpieza de la habitación del CDM y de todas las zonas comunes. Le pregunto al CDM: «¿Puedes intentar no ir goteando por toda la
casa después de fregar o lavarte las manos?». A lo que él me responde,
Además, el CDM Niño de Mamá: sin ironía alguna: «Eso es algo que aún no me han enseñado».
• Hace que sus padres se peguen la noche viajando de Cádiz a
Barcelona en coche porque tiene 37,5º de fiebre. *
• Golpea el suelo con la escoba cuando oye los quejidos del ve-
cino de abajo, un nonagenario enfermo terminal. El CDM no ve la diferencia entre las siguientes frases: «Esta noche
salgo con unos amigos» y «Esta noche salgo con unos amigos, ¿quie-
res venir?».

Al acabar mi turno de limpieza, me tumbo en la cama, confiando en


poder descansar un poco. El CDM llega con su madre y, tumbándose
con ella en la cama de al lado, pronuncia frases del tipo: «¿De quién
son estas tetitas?».

El CDM se despierta en plena noche mientras todo el mundo duerme


(menos yo) y me dice: «Voy a salir». A los pocos segundos vuelve y em-
pieza a llamar a la puerta. Abro y me doy cuenta de que había salido
en pijama y descalzo. El CDM se dirige como si nada a la habitación,
estrellándose contra todo lo que encuentra a su paso, y luego exclama:
«Mamá, ya le he llevado a la abuela las cosas que me has dado».
Así es como descubrimos que es sonámbulo.

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Mi antigua CDM no se ha hecho la cera en su vida. De hecho, un día, cuestión vive ahí, afirmando que sus padres están preocupadísimos y
cuando puse la mía (color verde y azul) a calentar en una cacerola, me lo han estado llamando sin descanso. Todo esto mientras yo me esta-
dijo: «Mmm, ¿qué es eso que cenas hoy?». ba fumando un porro.

* *

La CDM entra en mi habitación mientras estoy estudiando y me dice: Pleno agosto. Mientras estaba fuera de la ciudad, mi CDM se quedó
«Perdona si te molesto, pero ¿sabrías decirme qué es el clítoris?». Des- sin luz durante una semana. A la vuelta, el frigo está lleno de moho y
pués de explicárselo, me pide que le enseñe un condón. Abro uno y le hongos y él acaba de decidir que se va porque «ha vivido como un ani-
muestro la elasticidad del objeto, metiendo dentro todo el brazo. Ella, mal injustamente».
muerta de miedo, se pone a llorar. En realidad no sabía cómo volver a encender el contador eléctrico
del pasillo después de que saltasen los plomos.
*

Mi CDM se deja el móvil apagado cinco días. Una tarde suena el tim-
bre: son dos policías municipales, que suben y preguntan si el CDM en

Para no usar un plato, y tener que lavarlo, el CDM come directa-


mente en el papel de aluminio.

82 83
EL COMPAÑERO DE MIERDA
NIÑO DE MAMÁ
CATÓLICO FERVIENTE
El CDM Niño de Mamá que ha
nacido y crecido en una familia
particularmente religiosa recibe el
nombre de CDM Niño de Mamá
Católico Ferviente. Este ejemplar,
además de venerar cuadros y pós-
teres que reproducen imágenes de
la Virgen, Jesús o el papa Juan Pa-
blo II, siente un apego fetichista
por los rosarios, las Biblias y las fi- Así es como nuestro
guritas del Padre Pío. CDM ha decidido
adornar el salón:
La jornada del CDM Católico Fer-
viente está marcada por:
• Las oraciones. Además, el CDM Niño de Mamá Católico Ferviente:
• La condena de cualquier com- • Invita a curas a tu casa para que la bendigan sin que te enteres.
portamiento que no se adapte a • Cuelga sus rosarios en el pasillo, que no en su habitación.
los preceptos de su religión. • Mientras te estás tomando la píldora, exclama: «¡Yo estoy en
• La invitación constante al arre- contra!».
pentimiento que hace al resto • Va de habitación en habitación diciendo que Dios se le ha
de inquilinos. aparecido en sueños y le ha comunicado los proyectos que
tiene para cada uno de los demás inquilinos.

El CDM entra en mi habitación, se pone cómodo, abre mi libro de Bio-


Algunos CDM de este tipo idolatran las imágenes de sus fami- química, me mira con una expresión perpleja e inquiere: «¿Pero tú de
liares muertos en circunstancias misteriosas. verdad crees en todas estas historias?».

84 85
Transformación del Compañero de Mierda Niño de Mamá
Los padres dejan al CDM Niño de Mamá limpio, arreglado y
con el congelador lleno de víveres. Ésta es la transformación a
lo largo de los veinte primeros días días que se queda solo.

Habitación del CDM Niño de Mamá Católico Ferviente


Nótense: la estatua de 90 centímetros del Padre Pío; la foto de Territorio del Compañero de Mierda Niño de Mamá
la primera comunión del CDM; la alfombra llegada desde la ha- Nótese que no se mueve de su habitación. A veces va al baño
bitación de su infancia. y a la cocina.

86 87
EL COMPAÑERO DE MIERDA para la supervivencia del CDM Friki es el cable LAN (sistema
NIÑO DE MAMÁ FRIKI de conexión a internet más rápido y seguro que la conexión
wifi). En muchas casas dicho cable suele atravesar salones y pa-
Existen numerosas pruebas do- sillos, provocando tropezones y lesiones en otros inquilinos.
cumentales que demuestran que
el tipo de CDM Friki pertenece a Además, el Compañero de Mierda Niño de Mamá Friki:
la categoría de Niño de Mamá. El • Pasa la noche viendo recopilaciones de epic fails a un volu-
CDM Friki es un CDM Niño de men apocalíptico.
Mamá que pasa buena parte de su • Tiene un ordenador de escritorio y un portátil descargando
día en la habitación, donde invier- películas y series veinticuatro horas al día, lo que inutiliza la
te su tiempo en: conexión de todos los demás.
• Intervenciones vehementes en • Aunque viva en la habitación de al lado, se comunica contigo
los foros. exclusivamente a través de las redes sociales.
• Videojuegos dificilísimos de • Le grita al ordenador frases completamente incomprensibles:
nombres desconocidos y gráfi- «Ádame que estartamos. Sí, pero no lo modees todo, venga,
cos infames. pogüerízame. Te he dicho que me adas antes de estartar, no
• Cómics de superhéroes ame- puedes estartar sin haberme adado antes. Maldito ag, coño,
ricanos o mangas japoneses tenía que esponar al Tenk. Si está el bumer no le shutes».
para adolescentes. «Noooo, ¿te han kilado? ¡¡Ahora ya no podemos yoinir-
• Sagas literarias de ciencia fic- nos!! Nub y una mierda, ése es un Pro. Vamos a restartar.
ción. ¿Activamos la Wich?».
• Intensas sesiones masturbato-
rias frente a vídeos de mujeres
con grandes pechos.

Algunas historias reales de CDM Niños de Mamá Frikis

Este tipo de CDM se alimenta principalmente de dulces que Al abrir la puerta principal, me doy cuenta de que la casa está inun-
guarda en el armario, y realiza nocturnas incursiones relámpa- dada por las aguas del desagüe del edificio. Me dirijo a toda prisa a la
go a la cocina para retirar los platos preparados que sus padres habitación del CDM y lo encuentro a oscuras (son las dos del medio-
han colocado en el congelador, ya divididos en bolsitas mono- día), con la cara a tres centímetros del monitor de su ordenador, la ha-
porción. Además de la comida, otro elemento fundamental bitación inundada y sin tener ni pajolera idea de lo que está pasando.

88 89
El CDM usa el retrete a modo de sala de lectura. Esta prueba
muestra cómo en una sola cagada/sesión avanzó 149 páginas.

Diálogo hace unas horas con mi CDM:

Yo: Hoy te toca limpiar la cocina.


CDM: Lo sé, pero llevo de puto culo un examen.
Yo: Ya, pero tenías una semana de tiempo. ¿Cómo es posible que no ha-
yas tenido ni una horita libre?
CDM: Ya te digo que no he tenido nada de tiempo.

Dicho esto, se mete en su habitación y se oye el sonido de la Playstation


2 al encenderse. El CDM jugará desde las dos y media hasta las cinco
de la tarde.

El CDM, que se entretiene en plena noche con el videojuego de peleas


Tekken, grita continuamente frases como «¡Te mato, cabrón!», y simi- Como no tiene televisor, el CDM decide jugar al famoso vi-
lares, haciendo que nuestros tímidos vecinos jubilados decidan llamar deojuego Tekken 3 proyectándolo en la pared del edificio de
a las fuerzas del orden, que no se creen las explicaciones del CDM. enfrente.

90 91
Historias de padres
Padres de Mierda
La madre de mierda de mi CDM friega exclusivamente los platos de su
Detrás de todo CDM hay un Padre de Mierda. Los compañeros hija, dejando mi plato solitario y sucio en el fregadero. Ahora entien-
de piso que tienen relación con estos individuos suelen encon- do de quién lo ha aprendido.
trar en ellos el mismo comportamiento propio del CDM.
*

La CDM quiere una hamaca en su habitación. El padre se encarga de


complacer la petición y colgar un lado de la hamaca en la parte supe-
rior de la ventana y el otro en el pomo del radiador.
Ante las observaciones perplejas de mi amiga y mías sobre la pre-
cariedad de la instalación, el padre responde: «Aguanta, claro que
aguanta». Para demostrarlo se tumba, arrancando el radiador y par-
te de la tubería.
Corría finales de noviembre y estuvimos sin calefacción durante
casi dos meses.

Al taladrar la pared para pasar


el cable de la antena de televi-
sión, el padre de la CDM pilla
de lleno la cañería del desagüe
del edificio. Tras tomar nota de
En la reconstrucción gráfica, un CDM Niño de Mamá se presenta a la los daños, la CDM y su padre
cita para ver la habitación acompañado de sus padres.
se van de la casa.

92 93
Mis compañeras de Apulia deciden hospedar a sus familiares unos explicaciones sobre gastos, facturas y contrato, te pregunta si puede
días. A las pocas horas, la situación en mi casa es la siguiente: padres usar el baño y desaparece durante una media hora, entre las miradas
cincuentones acampados en mi salón en pijama; madres a los fogones, consternadas de la hija y el marido que «no se explican qué puede ha-
como buenas meridionales, friendo y amasando una cantidad absur- ber pasado».
da de comida; novios en calzoncillos riéndose y charlando con sus res- Un segundo antes de que tú y tus Compañeras No de Mierda de-
pectivos suegros. cidáis llamar al 112, la madre de la CDM sale del baño, subrayando
Una mañana, voy a la cocina para preparar el café. Después de que se ha permitido usar una toalla de cara blanca, y enfilando casi
franquear el campamento del salón y tropezar dos o tres veces con las instantáneamente las escaleras con el resto de su familia. Tus compa-
zapatillas de uno de los mil miembros de la familia, el padre de mi ñeras y tú os quedáis mirándoos perplejos hasta que una tufarada he-
compañera, en bata, me llama por sorpresa y me dice: «Oye, tú, que dionda y demoniaca invade toda la casa. Vas corriendo al baño y ves:
sepas que ya he acabado con la tele, si la quieres ver te la dejo».
• Un restregón en la taza del váter.
* • Gotas de agua en el borde del bidé y pelos púbicos grises en su in-
terior.
Mientras estás en clase, el CDM te coge también el polo Lacoste blan- • La toalla de cara blanca con la que se ha secado el culo: la tuya.
co. Te lo devuelve con sobaco estilo Camacho, así que te cabreas de ver-
dad. Entonces el CDM le pide a su madre que te lo lave. Ésta, temien- *
do que el cocodrilo verde destiña el polo, lo quita con las tijeras. Luego
lo vuelve a coser, torcido, sobre el agujero. Londres. El CDM y su madre vuelven en mitad de la noche, completa-
mente borrachos. Mientras duermo, ajeno a todo, dejan trozos de ke-
* bab sobre mi cama. No contento con eso, el CDM le abre la puerta al
perro, que estaba en el jardín, y lo deja pasar a mi habitación, donde,
La aspirante a CDM responde a tu anuncio de alquiler haciéndote ha- atraído por los trozos de kebab, sube a la cama y me despierta. Enton-
blar con su madre. No contenta con eso, se presenta a ver la habitación ces me doy cuenta de que el edredón está lleno de comida, salsas varias
escoltada por sus padres (obviamente, después de haber bombardeado y huellas de barro. Cabreado como un mono, cojo al perro y lo echo
de llamadas a la única Compañera No de Mierda ausente por motivos de mi habitación. Luego voy a la cocina, preparado para una carnice-
laborales). Lo primero que ves cuando llega la CDM es a la mole de ría, y me encuentro a la madre del CDM vomitando en el fregadero. Al
su madre, que cubre por completo el vano de la puerta; lo segundo son verme entrar, la mujer se abalanza sobre mí y me dice que soy el chi-
las mejillas rojas de borracho del padre calzonazos. A ella no la oyes co más guapo que ha visto en su vida. Luego intenta besarme, con la
siquiera: sólo te percatas de que, en dimensiones, se parece a la madre. boca sucia y apestando.
La Madre de la CDM observa asqueada la cama de la habitación en
alquiler, preguntándose si no hay una más grande porque su hija, po-
brecilla, no cabe. De nuevo la madre, cuando llega el momento de las

94 95
Historias de comida podrida

Al CDM le resulta difícil guardar o tirar a la basura los restos de


las comidas que prepara para su subsistencia. Por ese motivo,
en las casas donde viven CDM es frecuente encontrar restos de
comida ya podrida.

Después de dejar durante semanas este trozo de carne curándose en


el frigo, el CDM se percata del hedor y decide, con la sabiduría que le
caracteriza, dejarlo reposar unos días más en el balcón. He aquí el re-
sultado.

Como se puede comprobar en la foto, el CDM genera complejos ecosis- La polenta que la señora del séptimo nos preparó con todo el cariño del
temas en cualquier tipo de recipiente. mundo se quedó criando moho, sin dignidad alguna.

96 97
La CDM cocina pasta al horno y luego se marcha para el puente del El CDM biólogo se dedica a cultivar moho en el frigorífico.
1 de mayo.

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Nueva York. El CDM ecológico, amante de las energías alternativas Abandonada en el frigo desde hace tiempo, la berenjena del CDM co-
y la naturaleza, conserva en el congelador la basura orgánica con el bra vida y empieza a comerse las otras verduras. En la foto, la beren-
objetivo de hacer algún día compost para los jardines y parques de la jena se alimenta de una zanahoria.
ciudad.

100 101
El Desequilibrado es un tipo de CDM diferente al resto. Éste no
pertenece a una categoría convencional, sino que es más bien
EL COMPAÑERO DE un tipo de CDM líquido, voluble. De hecho, su principal carac-
MIERDA DESEQUILIBRADO terística es esconderse tras otros tipos de CDM, y sólo se delata
en los momentos en que se ve sometido a gran estrés. Duran-
te mucho tiempo, las manifestaciones fugaces del CDM Dese-
quilibrado se han confundido con manías de la CDM Tiquis-
Quiero la habitación voy a miquis, delirios del CDM Niño de Mamá Católico Ferviente o
verla hoy a las tres dame la desahogos del Pipiolo de Mierda. A medida que los testimonios
dirección.
se multiplicaban, surgió la hipótesis de que pudiese existir una
(El Compañero de
Mierda Desequilibrado, nueva categoría de CDM. Hipótesis que se confirmó cuando,
respondiendo al anuncio en algunas casas, el Desequilibrado se mostró en la plenitud
de una habitación en de su pureza y fue posible delinear algunas de sus característi-
alquiler). cas. Sin embargo, la información sobre este tipo de CDM sigue
siendo incompleta y contradictoria.

Estudios: Desconocidos. Nadie sabe qué hace, si estudia o tra-


baja. Nadie sabe cómo paga el alquiler o consigue comida.

Modelo de referencia: Pocholo Martínez-Bordiu tras unos días


de juerga y falta de aseo.

Look: Cuando llega a la etapa final de su transformación, el


CDM Desequilibrado opta por los colores claros:
• Camiseta interior blanca.
• Calzoncillos celestes.
• Su piel, a causa de la falta de luz solar, puede tornarse de co-
lor amarillento. Y el pelo, largo y cada vez más escaso, suele
ser graso y pringoso.
Nótense:
A ver, si yo quisiera matarte dejaría el gas abierto
mientras duermes, ¿no te parece?
• Los tatuajes en el brazo, que dan fe de su tambaleante pasa-
(El Compañero de Mierda Desequilibrado en una do: ora Friki, ora Yoncarra, ora Católico Ferviente.
conversación durante la comida).

102 103
Cómo reconocerlo: excepción hecha del CDM Desequilibra-
do Nudista (ver más adelante), este tipo de CDM es difícil de
reconocer a simple vista. Y es que, durante la cita para ver la ha-
bitación, el CDM Desequilibrado es capaz de camuflarse per-
fectamente tras la imagen del estudiante inocuo o el diligente
trabajador en busca de una habitación individual.

Por qué elegirlo: el CDM Desequilibrado es una especie de ci-


borg humanoide. Alguien podría querer tenerlo en casa porque
no habla y no saluda nunca, tampoco va al baño, normalmente
ni siquiera come.
Además, acepta cualquier tipo de habitación, cualquier con-
dición en el contrato, y nunca hará ningún comentario ni le
pondrá pegas a nada.

Además, el Compañero de Mierda Desequilibrado:


• Te mira fijamente mientras comes.
• Nunca sabes si está en casa.
• Espía a tu novia mientras está en el baño.
• Bebe tisanas de cubitos de caldo Knorr.
• Ladra cuando tiene hambre.

Historias reales de CDM Desequilibrados

El aspirante a CDM, al saber que vives en un cuarto piso sin ascensor,


se empeña en averiguar el número exacto de peldaños que hay hasta
Habitación del Compañero de Mierda Desequilibrado la planta baja.
Nadie ha entrado aún en la habitación de un CDM Desequili-
brado. Se ignora completamente su disposición. *

104 105
Mi CDM, tras dos noches en vela, logró construir un dardo inyec- Después de que mi amiga Lorena y yo pasáramos horas charlando en
ta-veneno con jeringuillas de dudosa procedencia. A mi pregunta so- su habitación compartida, su CDM sale de repente del armario, don-
bre la utilidad del invento, respondió con aire amenazador: «Pronto de se había metido a reflexionar.
lo descubrirás…».
*
*
Cuando algo lo perturba, nuestro CDM no se comunica con palabras:
El CDM, al que echamos de la casa tras amenazar a los inquilinos y se limita a dejar en la mesa de la cocina el paquete de galletas atrave-
al casero, se muda al edificio de enfrente. Solemos verlo, sobre todo por sado por todos los cuchillos de la casa. Después de ver esa imagen es-
las noches y con una lucecita a sus espaldas, asomado por la ventana peluznante, te giras hacia la puerta de la cocina y lo encuentras mi-
y mirando hacia nuestro piso de manera harto inquietante. rándote fijamente.

* *

Al no haber lavado los


platos del día anterior,
el CDM decide preparar-
se una deliciosa cena a
base de lentejas, cocidas
directamente en la lata.

Evolución del Compañero de Mierda Desequilibrado


De CDM Niño de Mamá Friki a CDM Desequilibrado

106 107
Caes en la cuenta de que vas a tener que compartir tu nueva casa con proyectos incoherentes y delirios absurdos, te propone que llevéis
una CDM cuando la susodicha empieza a ilustrarte cada detalle del juntos un bar. Luego se va. A los veinte minutos vuelve para mos-
piso, haciendo hincapié repetidamente en lo bonito que es el sofá que trarte, triunfante, un diente que se acaba de arrancar con la mano.
ella trajo. Cuando lo señala y te pregunta si te gusta, no tienes ni idea
de qué responder, porque ahí no hay ningún sofá. *

* El CDM se niega a limpiar esta puta pocilga que tenemos por piso
porque, en su opinión: «Los espacios sucios son asépticos. Ha habido
Una noche me despierto para ir al baño y encuentro al CDM en el pa- casos de heridos en cuevas a los que, después de semanas, no se les in-
sillo, absorto en el recuento de las baldosas, haciendo cálculos abstru- fectan las heridas, a pesar de que el lugar está sucísimo». Siguiendo
sos que sólo él comprende. Me saluda con la mano y me sonríe. ese razonamiento afirma no haber tenido fiebre desde los quince años.

* *

Medianoche. Mi CDM pone la cafetera en el fuego. Mientras veo la tele- El sábado por la noche pillo a la CDM masturbándose en el sofá. Al
visión, pienso distraídamente que se está preparando el café para el día verme, exclama: «Tranquila, ven a sentarte si quieres. Justo ahora es-
siguiente. Cuando el café está listo, me pregunta si quiero un poco. Yo taba pensando en ti».
me río y le respondo que no, pensando que está de broma. Por toda res-
puesta se lo bebe de un trago, me da las buenas noches y se va a dormir. *

* El CDM está desesperado. Te pide que vayas a imprimirle unos archi-


vos porque los necesita urgentemente. Vas a la copistería y te das cuen-
Después de haberle dicho que te apetece estar solo un rato, el CDM en- ta de que los archivos en cuestión son fotos de Bruce Lee, Nelly Furta-
tra en tu habitación: se tira dos horas hablando de su vida, te expone do, el papa Juan Pablo II y otros personajes varios, con sus respectivos
aforismos tal que: «No te rindas nunca», o «Créetelo, eres más fuerte
que los demás». Sintiendo un poco de lástima, se los imprimes.
Luego vuelves a casa y le preguntas por qué le corría tanta prisa,
si a fin de cuentas eran gilipolleces y podía ir él otro día. Te respon-
de, muy serio, que esa noche tiene intención de preparar una cena
elegante para una compañera de trabajo que acaba de conocer. Una
Al usar el ordenador de mi CDM, me sorprende descubrir esta ex- cena en su habitación. Por eso quería tapizar las paredes con imáge-
traña búsqueda. nes y citas de sus ídolos, porque estaba convencido de que la chica,
al verlas, se quedaría prendada por su personalidad y sus intereses.

108 109
Ni siquiera se le pasó por la cabeza la posibilidad de que la pobre chi- EL COMPAÑERO DE MIERDA
ca saliese espantada, que fue justo lo que pasó. DESEQUILIBRADO NUDISTA

* Ya sea en presencia de los otros inquilinos, ya sea delante de in-


vitados, el CDM Desequilibrado Nudista va por la casa en pe-
En plena madrugada duermes profundamente, al día siguiente tienes lota picada. Leamos algunas historias:
que ir a trabajar. A las tres oyes unos golpes tremendos en el pasillo. Te
levantas aterrorizado, abres la puerta y ves al CDM con un arco pro- Mientras buscaba un compañero de piso, me llegó este correo:
fesional en la mano, lanzando flechas contra la pared.
A la pregunta: «¿Qué coño estás haciendo?», él te responde con voz Hola, Carla:
angelical y mirada inocente: «Juego a las Olimpiadas». Antes de preguntarte si puedo ver la habitación, tengo que comen-
tarte otra cuestión, y tienes que ser sincera. Soy naturista y, como tal,
* siempre y cuando el clima lo permite, sobre todo en casa, voy desnu-
do. Al ser consciente, eso sí, de que los italianos tenemos montones de
Una noche mi CDM, doctorando en Química, estaba en su habita- tabúes, y que la desnudez es uno de ellos —aunque ir desnudo no es
ción con esa cantamañanas sudorosa de su novia. Los dos estaban sinónimo de ser sucio, al contrario—, me parece correcto aclarar des-
realizando auténticas acrobacias circenses entre las sábanas, con el de el principio este estilo de vida. Comprendo que esta forma de habi-
consiguiente ruido de la cama contra las paredes y los gritos salvajes tar la casa pueda parecer, a ojos de la mayoría, cuando menos extra-
de ella. ña, pero si sabes algo de naturismo quizá te sea más fácil entenderme.
A las dos de la madrugada me despierto cabreado, porque a las sie- Que quede claro que, en presencia de otras personas que no sean mis
te tengo que marcharme de casa. Me dispongo a cantarles las cuaren- compañeros, no voy desnudo, como hago en la casa que actual-
ta y salgo de mi habitación. En el pasillo, pegado a su puerta, pillo al mente comparto con una persona, y como siempre he
otro CDM con la mano en los pantalones, que me mira muerto de ver- hecho hasta la fecha. Por último, no fumo.
güenza. Dicho esto, te pido, amablemente, que me digas si
Lentamente y sin pronunciar palabra, vuelvo a mi habitación. podríais aceptarme o no.
¿De acuerdo?
Solare dì Martin

El CDM, a medianoche en punto del 14 de febrero, te


espera en tu habitación desnudo y, nada más entrar,
te dice sonriendo: «Feliz San Valentín, guapa».

110 111
LAS METAMORFOSIS DEL COMPAÑERO
* DE MIERDA DESEQUILIBRADO

Primer día con el nuevo compañero (soy una chica). Hablamos, nos
echamos unas risas, parece un tipo enrollado. Hasta la noche, cuando,
mientras friego los platos, se me acerca completamente desnudo y me
pregunta dónde está el mando a distancia de la televisión del salón.
Al percatarse de mi mirada irritada, exclama con toda la naturalidad Algunos CDM son más propensos al desequilibrio que otros.
del mundo: «¡Tranquila, no me molesta! ¡Así me siento más libre!». En este apartado se indicarán cuáles son y según qué estímulos
Luego se da la vuelta, coge el mando, sale de la cocina, va al salón y puede producirse la transformación.
se despatarra en el sofá.
Yo, que soy un poco maniática de la higiene, le pido por favor que El Pipiolo de Mierda: el PDM llega repleto de entusiasmo
se ponga unos calzoncillos o que, al menos, ponga una manta sobre el por el futuro fantástico que cree que le espera en la universi-
sofá. Él, con voz seria, afirma: «A ver, ¿es que tú cuando te sientas en dad. En realidad tendrá que enfrentarse a un día a día hecho de
el váter cagas con bragas o qué?». exámenes de mierda, profesores de mierda, caseros de mier-
da, marcas blancas de mierda, habitaciones de mierda y noches
en bares y discotecas de mierda. A todo esto hay que añadir el
descubrimiento traumático de una serie de objetos que había
ignorado hasta la fecha: la lavadora, el estropajo, las facturas y
el interruptor para apagar las luces de las habitaciones. Someti-
dos a tamaña presión, los PDM más débiles se transforman en
CDM Desequilibrados.

El Compañero de Mierda Niño de Mamá Friki:


coincidiendo con la salida de determinados video-
juegos —el nuevo GTA, el nuevo Assassin’s Creed,
el nuevo Metal Gear Solid—, el CDM Niño de
Mamá Friki puede pasar semanas enteras en su
habitación. Ése es el ambiente ideal para que el
Friki comience su metamorfosis. Si además esos
lanzamientos coinciden con las fechas de exáme-
nes importantes, la transformación está práctica-
mente asegurada.

112 113
La Compañera de Mierda Tiquismiquis: como se ha ilustrado UNA METAMORFOSIS PARTICULAR:
más arriba, si se ve sometida a acontecimientos estresantes, la EL COMPAÑERO DE MIERDA
CDM Tiquismiquis puede asumir las características de la Dese- DESEQUILIBRADO VELETA
quilibrada. En este sentido, resulta interesante observar que al-
gunos CDM Desequilibrados, a su vez, pueden transformarse
en CDM Tiquismiquis, convirtiéndose en unos fanáticos del Existe un tipo de CDM Desequilibrado que adopta los rasgos
orden y el control. y el comportamiento de los otros inquilinos. Por lo general, el
Desequilibrado elige a un miembro concreto de la casa, cuyo
look, estilo y gustos musicales admira, y empieza a imitarlo a
ultranza.

Transformaciones del Compañero de Mierda


Desequilibrado Veleta
En la reconstrucción gráfica, el CDM Desequilibrado Veleta
adopta el look y el porte de sus compañeros de piso.

114 115
Higiene casera

Por su naturaleza, el CDM no limpia. Cuando lo hace, la casa


se impregna, inexplicablemente, de un olor aún peor.
A continuación, una serie de situaciones que pueden pro-
ducirse cuando la higiene casera es escasa o cuando el CDM se
decide a limpiar.

Observando el desagüe del fregadero se puede conocer la dieta de


mi CDM.

El CDM pone nombre a las pelusas que circulan por la casa en


lugar de barrer el suelo.

Domingo por la mañana, me despierto y voy a la cocina para ha-


cerme un café. Ésta es la situación que se me presenta.

116 117
Cuando le comentas que sus platos sucios atraen a las moscas, el CDM Este documento fotográfico atestigua la única vez en que el CDM in-
coloca tiras de papel matamoscas sobre el fregadero. tentó limpiar. Creía que el mocho se escurría así, metiéndolo en el vá-
ter. Desde ese día le dijimos que dejara de preocuparse por la limpieza.

118 119
Después de acusarte de no saber limpiar, el CDM decide lavar la es- He aquí el cenicero que mi CDM, fumadora comedida, tiene en la ven-
cobilla del váter en el fregadero de la cocina, para luego dejarla escu- tana de la cocina.
rriéndose tranquilamente junto a tazas, platos y cubiertos.

El desagüe del lavabo tragaba un poco lento. Esto es lo que encontré Mi CDM lleva casi dos años tirando las colillas al balcón de la cocina.
dentro.

120 121
Así están los fuegos de nuestro piso. No se limpian desde hace meses.

La CDM ha encontrado la forma de no hacerse daño al golpearse la


cabeza con el pico del mueble mientras cocina.

Al CDM se le olvida lavar el mantel y, en ausencia del susodicho, de-


cide organizar una cena sobre hojas de periódico.

122 123
Estudios: Máster en Gestión de Recursos Humanos. El CDM
Viejoven cursa los estudios que lo convertirán en ese indivi-
EL COMPAÑERO DE duo inquietante que escoge al personal durante las entrevis-
MIERDA VIEJOVEN tas de trabajo. Felizmente, el porcentaje de Viejóvenes que lo-
gra concluir los estudios es bajo. La mayoría de ellos acaba los
exámenes y empieza el trabajo de fin de máster, pero nunca
lo terminará. Además, bastantes CDM Viejóvenes trabajan en
las fuerzas del orden, como agentes inmobiliarios o en grandes
aeropuertos.

Modelo de referencia: Joaquín Reyes, tras pasar un lustro opo-


sitando infructuosamente para el Cuerpo de Policía Municipal.

Look: El CDM Viejoven es un personaje alto y de movimientos


torpes, con calvicie incipiente y el entrecejo depilado.
Adora vestirse en los outlets con descuentos del setenta por
ciento, de ahí que use ropa de marcas prestigiosas pero con es-
tampados y combinaciones desafortunadas:
• Pantalones cortos de tejido príncipe de Gales.
• Polos o camisas de manga corta, muchas veces de estilo
vela, en tonos rojos o fucsias, con el cuello perennemente
Como recién llegada es lo levantado.
mínimo que puedes hacer • Zapatos grandes y bastos, pero de marca y de color marrón.
por mí. • Bolso Armani Jeans en bandolera, donde guarda su enorme
(El Compañero de
cartera, las llaves del coche y el móvil, normalmente un No-
Mierda Viejoven,
borracho como una kia del año de la pera con los botones y la pantalla verde.
cuba, deslizándose en
la cama de su nueva Aunque se le observe atentamente, no hay forma de determi-
compañera de piso). nar su edad.

Si no cierras la puerta con llave es normal que te desaparezca el dinero. Cómo reconocerlo: el CDM Viejoven nunca es la persona que
(El Compañero de Mierda Viejoven, cuando se le comunica un llama preguntando por una habitación: es él quien alquila la ha-
robo que se ha producido en la casa). bitación. Al presentarla, la describe como la mejor de la casa, la

124 125
que estaba a punto de coger él pero que luego dejó libre por un
misterioso sentido del altruismo.

Por qué elegirlo: el CDM Viejoven no se elige. Él es quien es-


coge a sus compañeros de piso, habida cuenta de que en nu-
merosas ocasiones es el dueño, y en el resto de casos el primer
ocupante de la casa.
Este tipo de CDM es capaz de localizar a viejecitas de buen
corazón a las que logra arrancar contratos de alquiler con condi-
ciones harto favorables y con un pago mensual que permanece
invariable durante décadas. Una vez hecho esto, el CDM suba-
rrienda las otras habitaciones a estudiantes pardillos que las pa-
gan, como mínimo, a precio de mercado.

Además, el Compañero de Mierda Viejoven:

• Te recuerda que le debes veinte céntimos.


• No puede evitar usar de manera ambigua palabras como
«Córrete» o frases como «¿Te gusta así?» en presencia de tus
amigas.
• Guarda en la agenda del teléfono los números de sus fami-
liares con nombres femeninos para fingir que las chicas lo
llaman.
• Suele ser presa de arrebatos paternalistas hacia sus compa-
ñeros de piso:
- Si sabe que tienes que hacer un examen, te invita a estudiar
Habitación del Compañero de Mierda Viejoven y a «gastar formalidad».
La habitación del CDM Viejoven se ha quedado prácticamente - Cuando sales de casa, te pregunta con tono indagador:
igual que cuando vivía en ella la viejecita que le ha alquilado el «¿Adónde vas?».
piso. Permanecen: la tapicería, una foto de la madre de la vieje- - Cada día y a cualquier hora que se cruza contigo por la
cita y ornamentos de tipo religioso. El CDM Viejoven ha aña- casa te pregunta: «¿Pero es que te has despertado ahora?».
dido una televisión de pantalla plana, una radio-despertador
y varios pósteres pasados de moda.

126 127
Historias reales de CDM Viejóvenes • Pegada en las grietas de los rodapiés y los bordes de los muebles de
la cocina, contra las hormigas.
Mi CDM manda mensajes sólo a las chicas, por principio. Le envié un • Pegada en los agujeros de la mosquitera, contra la intrusión de
mensaje, me ignoró y le respondió a mi novia. moscas y mosquitos.
• Para colgar banderas y/o carteles en la pared.
* • Para arreglar el cable de la antena de la televisión.
• Para adherir a la puerta de tu cuarto objetos de múltiples tamaños
que le has prestado previamente.

Para saber si estoy en casa, el CDM se acerca a mi habitación y espía


a través de la cerradura, ignorando que la puerta tiene cristales opa-
cos que me permiten intuir su sombra.

Londres. Me pongo a buscar una habitación y quedo con el que se


convertirá en mi CDM. Me invita a acomodarme en un sofá que en
origen era azul y ahora marrón, en una sala de estar con el suelo cu-
El CDM pone la lavadora pero no la vacía. Me dispongo a quitar bierto por una serie de alfombras pegadas las unas sobre las otras y
su ropa para meter la mía. Esto es lo que encuentro. platos con restos de comida. La televisión está llena de cagadas de pá-
jaro (probablemente dejaba la ventana abierta por las noches). A la
pregunta: «¿Puedo ver mi habitación?», me responde: «No, no, si tú
duermes aquí».
Cuando invitas a alguien a casa, mi CDM confunde el «hola» de las
invitadas femeninas con un intento de seducción, y se autoinvita a se- *
guirnos luego por toda la ciudad, convencido de que ha ligado.
El CDM llama a mi puerta y hace pasar, no a una, sino a dos prosti-
* tutas, diciendo que tienen que quedarse en mi habitación durante al
menos diez minutos porque resulta que está llegando su novia. Mien-
Nuestro CDM usa cinta adhesiva de embalaje marrón como instru- tras escribo esto siguen en mi habitación. Una dice que le gustaría es-
mento universal para cualquier actividad de reparación y bricolaje: tudiar Medicina.

128 129
EL COMPAÑERO DE MIERDA
Los pelos del Compañero de Mierda Viejoven VIEJOVEN CUADRADO

Al ser particularmente peludo, el CDM Viejoven se ve obligado El CDM Viejoven Cuadrado es un fanático de la forma física.
a afeitarse con mucha frecuencia. Por ese motivo, el lavabo sue- Por «forma física» se entiende la «presencia de masa muscular
le quedarse sucio. En ocasiones el CDM reorganiza sus pelos, hinchada y depilada, concentrada en la zona pectoral, abdomi-
creando seres tiernos, rostros misteriosos y siluetas de famosos nal, los brazos y los glúteos». Para lograr ese resultado, el CDM
personajes cinematográficos. Viejoven Cuadrado combina el levantamiento de pesas con de-
portes de lucha como el boxeo, el kickboxing y el muay thai.
Tampoco hace ascos a los partidos de fútbol sala.

O bien, puede ocurrir esto otro que nos cuentan:


Mi CDM me pide prestada la afeitadora eléctrica para «afeitarse la
barba». Se cierra con pestillo en el baño y se oye el ruido de la máqui-
na. A la media ahora sale del baño satisfecho. La barba seguía en su
sitio. Pero la máquina estaba llena de pelos negros, espesos y largos. El Compañero de Mierda Viejoven Cuadrado viendo una pelea
de artes marciales mixtas en su portátil.

130 131
Historias reales que nos cuentan de CDM Viejóvenes cua- en su almohada, pero la mancha amarillenta y hedionda estaba
drados provocada por su propio sudor, tal como le demostré. Además, iba al
gimnasio todos los días y le gustaba usar una silla a modo de mesa
Después de cada ducha, mi CDM se seca todo el cuerpo con papel hi- para cenar, devorando enormes cuencos de una papilla a base de ga-
giénico. lletas, leche y creatina, haciendo siempre mucho ruido.
Una noche, tras su típica cena, el tipo dijo que tenía una cita. Esa
* noche yo también salí. De madrugada, cuando regresé y abrí la puer-
ta de casa, me embistió una tufarada distinta a la habitual: no era
Ya sea para ir a la universidad o para salir de fiesta, mi CDM se rocía sudor, sino auténtica peste a mierda, tan fuerte que no se podía respi-
la ropa con ambientador Brise en lugar de desodorante. Aunque el piso rar. Inmediatamente pensé que tenía que haber pasado algo grave. A
tenga dos plantas y sea bastante grande, te comes a bocanadas el pes- lo largo del pasillo que llevaba al baño encontré primero los zapatos,
tazo desde que se lo echa hasta pasados varios minutos. luego los pantalones, por último los calzoncillos: todas y cada una de
sus prendas estaban manchadas por la diarrea. Una vez en el baño,
* mis sospechas, infelizmente, se confirmaron: ante mis ojos, manchas
oscuras en las paredes, a la altura de la cara. No tengo la más mínima
Mi CDM usa sistemáticamente el bidé como apoyo para atarse sus idea de lo que pasó exactamente, sólo sé que, para su vergüenza, aque-
mugrientas zapatillas de fútbol sala. lla noche Jean-Claude Van Damme se cagó encima.

En el corazón de la noche te despierta el ruido de los postigos batiendo.


Crees que son ladrones, te levantas y encuentras al CDM en calzon-
cillos y camiseta de tirantes, con tu comida congelada sobre la ingle
para aliviar un traumatismo futbolístico.

El primer CDM que tuve era un hombretón de Teramo, ya calvo a los


diecinueve años y con gafas de culo de vaso, que afirmaba querer trans- Antes de marcharse al gim-
formarse físicamente en su ídolo, Jean-Claude Van Damme. Se abría nasio, el CDM enciende la
de piernas en la cama, desnudo, excepción hecha de una diminuta estufa eléctrica para des-
toalla que le cubría las partes íntimas, gimiendo de dolor mientras congelar el pollo.
estudiaba sus libros de Biología. Un día me acusó de haberme meado

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Historias de papel higiénico El papel higiénico se ha acabado. Como sustituto, nuestro CDM uti-
liza:
• Páginas de la revista Yo Dona.
Es bien sabido que en torno al consumo y la gestión del papel • Toallitas absorbecolor para la lavadora.
higiénico surge gran parte de los conflictos entre compañeros • Bayetas para la mopa.
de piso. Veamos algunos ejemplos. • Compresas de la compañera de piso.
• Va directamente al bidé, dejando numerosas señales a su paso.

Para impedir que use-


mos su papel higiéni-
co, la CDM lo marca
con un rotulador.

Una vez acabado el papel higiénico y tras repetidas peticiones al CDM,


que se obstina en no reponerlo, decidimos no colocar más papel higiéni-
co en el baño y esperar al «punto de inflexión» (es decir, a que el CDM
Tras salir a comprar papel higiénico, el CDM vuelve con un rollo de se decida de una vez por todas a comprarlo). Esto es lo que he encontra-
papel de cocina y decide cortarlo por la mitad. do hoy por la noche, nada más volver a casa: el papel del horno.

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Papel higiénico perfumado
Foxy como papel de cocina.
¡¿Por qué no?!

Nada más entrar en casa voy corriendo al baño para una evacuación
inminente. Concluida la faena, me encuentro esta simpática broma
del CDM.

Para no tener que limpiar los fuegos, el CDM cubre de papel higiénico
toda la cocina y los azulejos de alrededor.

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Estudios: Academia de Bellas Artes más otras asignaturas de
libre configuración. En su patria natal, el CDM Erasmus hace
EL COMPAÑERO varias carreras al mismo tiempo, todas con exámenes exclusi-
DE MIERDA ERASMUS vamente de tipo test. El hecho de que en otros países se utili-
cen libros, y no sólo apuntes, es para el CDM Erasmus fuente
de desorientación y estrés.

Modelo de referencia: Ulises (tras una farra de proporciones


homéricas).

Look: para esbozar el aspecto del CDM Erasmus, tomaremos


como referencia al ejemplar más extendido en Italia: el CDM
Erasmus español. Este tipo de CDM adora vestirse con ropa
ancha y cómoda:
• Amplias camisas de lino de color verde o naranja.
• Pantalones a rayas.
Nótense:
• La típica botella de dos litros de calimocho.
• La riñonera de piel repleta de objetos para el consumo de
drogas blandas.
Además, el CDM Erasmus español va perennemente descalzo.

Cómo reconocerlo: el CDM Erasmus no conoce el idioma del


país al que viaja. Su lengua es una cantinela mascullada que
What the fuck is this? mezcla palabras extranjeras con las de su propio idioma. Por
(El Compañero de ejemplo, si está en Italia, el CDM Erasmus adora repetir locu-
Mierda holandés,
ciones como «Mammamia», «Che cazzo vuoi?» y «Mafia», ade-
admirando el bidé).
rezadas con gestos típicos que, en su opinión, los italianos rea-
lizan durante cualquier conversación.
Si con esto lavas los platos en los que comes,
puedes lavar también la comida. Por qué elegirlo: el CDM Erasmus es una solución ideal para
(El Compañero de Mierda americano, quienes quieran que su piso se convierta en un albergue juvenil.
mientras lava la lechuga con el Fairy).

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Además, el Compañero de Mierda Erasmus:
• Te pregunta qué idioma se habla en Bélgica.
• Limpia el váter con el estropajo para los platos.
• «Cuando funciona el lavabo, el bidé no sirve para nada».

Historias de CDM Erasmus

Además de las peripecias del CDM Erasmus, a continuación


incluimos todo tipo de experiencias que se derivan del acerca-
miento a CDM que pertenecen a nacionalidades diversas, ade-
más de todas aquellas situaciones que tienen su origen en el en-
cuentro de diferentes culturas bajo un mismo techo.

El CDM brasileño te pregunta cómo te llamas después de casi tres me-


ses de convivencia.

Cuando les dices a los CDM indios que deberían poner algo para los
gastos comunes, al menos para el papel higiénico, su respuesta es: «Ac-
tually, we don’t use it».

Habitación del Compañero de Mierda Erasmus *


A primera vista, la habitación del CDM Erasmus puede parecer
deshabitada. Los detalles que delatan que está ocupada por un Mi experiencia con un CDM se remonta a 1994, año en el que fui a vi-
CDM Erasmus son la bandera de dos metros cuadrados de su vir a Londres. Compartía la casa con tres hombres, pero el CDM más
país y la bufanda con los colores y el emblema del desconocido CDM de los tres era un ingeniero alemán. Cada uno de nosotros tenía
equipo de fútbol de su ciudad. una repisa en la despensa con comida y provisiones; él tenía un plato

140 141
ca, que conozco desde hace veinticuatro horas, está apoyada en el fre-
Cuando vivía en Londres noté que, después de enjabonar los pla- gadero. Tiene las piernas abiertas, con una mano levanta el camisón,
tos, el CDM los ponía en el escurridor sin enjuagarlos. Empecé mientras que con la otra se está poniendo un tampón. Yo la miro, ella
a preguntar por ahí y constaté que en Inglaterra es una práctica me mira y pega un grito. Luego se repone y, tendiéndome la mano in-
habitual, pues, y cito textualmente: «La espuma se escurre por sí fame con la que acaba de realizar la fechoría, afirma: «Perdona, pro-
sola y arrastra la suciedad, ¿a santo de qué enjuagarla con agua blemas de mujeres. El baño estaba ocupado».
limpia?».
*

Londres. Me encuentro por primera vez con mi nuevo CDM por las es-
caleras. Se presenta, me pregunta qué hago en Londres y luego —mien-
tras hablo— me interrumpe diciendo: «No, espera, la verdad es que no
me importa por qué estás aquí. ¿Te apetece que nos emborrachemos
juntos?».

La otra mañana estaba en mi habitación con una chica con la que


llevo un tiempo quedando. Ella había dormido en mi casa y yo llega-
ba tarde a las prácticas. Mientras tanto, la CDM inglesa que hace las
prácticas conmigo se dispone a salir y ve que mi bici aún está en el só-
tano. Entonces vuelve a subir, llama a mi puerta y dice: «¿Sabes que
llegas tarde?». Yo estaba en ropa interior y mi chica también, y no sa-
partido por la mitad. Cocinaba, unía las dos partes del plato para bía qué decir. La CDM no se da por vencida y me espera en la puerta,
comer, no lo lavaba, lo volvía a separar y lo colocaba en la despensa. con gesto serio. En mi pésimo inglés, intento decirle que si llego tarde
es cosa mía, y después de cerrar la puerta invoco al Altísimo. Mien-
* tras baja por las escaleras, la oigo gritar que todos los italianos somos
iguales, que nunca cambiaremos y que somos la ruina de Europa.
Primer día en la nueva casa. Me despierto para ir a trabajar, me
arrastro con los ojos cerrados hasta el baño. Al salir, me digo: «Pre- *
para el café».
Así que, aún un poco atontado, voy a la cocina. Levanto la mirada Nueva CDM francesa un poco tontita: llega a última hora de la tarde
y ante mis ojos aparece una visión inesperada. Mi compañera pola- y se mete en la primera habitación que hay al entrar. Hacia las cua-

142 143
tro de la mañana llega el CDM indio borracho perdido y, al no darse
cuenta de que la cadena está echada, desfonda de un empujón la puer- Emocionadísima por mi primera experiencia de couchsurfing, me di-
ta, rompiendo la cadena y la jamba lateral. Entonces la CDM france- rijo al piso del que será mi CDM esa noche. Es la hora de cenar, pero
sa, sobresaltada por el ruido, va a ver. Los dos, que aún no saben de la en su mesa sólo hay botellas de alcohol. Después de una velada a base
existencia del otro, empiezan a amenazarse mutuamente con llamar de limoncello, sambuca y otros licores embriagadores, él me avisa de
a la policía por allanamiento de morada. que tenemos que compartir la cama. Luego se desnuda y me dice: «It’s
not how it looks like».
*
*
Mi CDM es un indio inglesizado cuya presencia puedo percibir nada
más doblar la esquina de nuestra calle. Lo veo regularmente asoma- Entro en el baño y encuentro la taza del váter manchada de orina. Le
do a la ventana, en calzoncillos, hinchándose a porros. Este CDM pido explicaciones al CDM, que con extrema tranquilidad me pregun-
hace las cosas típicas de los CDM: tira las latas en el contenedor de ta: «¿Cuál es el problema? ¿Esa cosa no sirve para proteger la cerámica
basura orgánica; escucha una deplorable música árabe/electro/pop, de las salpicaduras y poder sentarse sobre limpio a cagar?».
siempre con un toque neomelódico; usa los bienes de los otros desa-
fortunados inquilinos; grita por teléfono en lenguas incomprensibles *
a las cuatro de la madrugada; pide comida india para llevar y luego
nunca está en casa para la entrega; se tira a una tía cada noche con
gran escándalo.
A menudo se le puede ver dando vueltas con aire de papá satisfecho Al volver a casa tras un
y una niña en brazos, hija, para más señas, de la novia de ese mes. paseo bajo la lluvia, el
También recauda el dinero del alquiler de los demás inquilinos y dice CDM alemán enciende
que se lo dará al casero, que, mira tú por dónde, es su hermano. A me- el horno y mete las za-
nudo se le «olvida» que ese dinero lo tiene él. Pero el CDM en cuestión patillas para secarlas.
supera los límites de lo esperable cuando los vecinos avisan a la policía
(que tira la puerta trasera abajo) a causa de una llamada telefónica
suya con más gritos de la cuenta. Entonces afirma:
—No os preocupéis, chicos, han venido a buscar a una persona que
no soy yo.
—¿A quién?
—Ah, no lo sé, no la conozco.

144 145
a poner mis cosas donde quiera. Dejo en la ducha el champú, el sua-
El CDM usa el mango de una olla que acaba de romper vizante para el pelo y el jabón íntimo, un frasco de color verde. Al
como soporte para el cepillo de dientes. día siguiente me pregunta para qué sirve ese jabón verde que hay en
la ducha. Le explico su uso, pero veo que no tiene ni idea de qué ha-
blo. Lo vuelvo a intentar y se le dibuja una expresión de horror en la
cara. Luego se va. La sigo y la pillo diciéndole a su madre que no quie-
re compartir el baño conmigo porque tengo una enfermedad venérea.

El CDM francés deja en el congelador una bolsa blanca con unos va-
queros dentro. Al pedirle explicaciones, nos dice, con toda la natura-
lidad del mundo, que «los vaqueros no se meten en la lavadora bajo
ningún concepto, porque se destiñen. Sólo hay que meterlos en el con-
gelador, así todos los gérmenes mueren».

Mi CDM americano lava concienzudamen-


te un pepino con el estropajo y el Fairy.
Cuando le pregunto por ese método, me
responde: «La gente hace de todo con estas
cosas».

La CDM es la hija de diecisiete años de la familia americana que me El territorio del Compañero de Mierda Erasmus
hospeda en Los Ángeles. Cuando llego se ofrece amablemente para en- Los movimientos del CDM Erasmus son rápidos y continuos.
señarme la casa, me muestra el baño que compartiremos y me invita Podría llegar a pasar días enteros fuera de casa.

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Una noche, mis antiguas CDM de Azerbaiyán me echaron de casa
porque «en nuestro país es la fiesta del hombre y hemos invitado a
nuestros novios». En la calle diluviaba. En cualquier caso, me convi-
no salir: estaban cocinando espaguetis, y tras media hora de cocción
me llamaron para preguntarme cuánto les faltaría más o menos para
estar hechos.

En mi primera experiencia en el extranjero, en España, el CDM de


nacionalidad incierta decide por fin dirigirme la palabra, tras sema-
nas de convivencia. Me dice que pronto se marchará de la ciudad, que
ha decidido mudarse a China por presuntos motivos laborales. Sor-
prendida por la confesión, que me hizo sólo a mí, pensé que me daba
un poco de pena no haber aprovechado para conocerlo mejor. Tras su
marcha, y durante los próximos cuatro días, la policía de Barcelona
nos interrogó por turnos a mí y a los otros inquilinos, toda vez que ese
señor amable y misterioso era un fugitivo. A día de hoy sigue en para-
dero desconocido.

Cinco de la mañana. Me despierta el sonido de algo que cae al agua


del váter. Me levanto y pillo con las manos en la masa al CDM chi-
no, que está vaciando a toda prisa un plato lleno de restos de comida,
haciendo salpicar el agua y poniéndolo todo perdido. Cuando le pre-
gunto qué diablos está haciendo, él me responde, tranquilo: «Mmm…
Nothing». Londres. La CDM inglesa y sobrina del casero, tras un fin de se-
mana en el campo en casa de sus padres, trae a casa dos faisanes
* muertos (macho y hembra) y los deja cuatro días colgados de la
puerta de la cocina, antes de desplumarlos y cocinarlos. Entre-
Mi CDM china, de nombre Isabelle, tiene tos. Mientras estoy comien- tanto, las aves pierden líquidos que gotean al suelo.
do en la cocina, escucho un tosido más fuerte de la cuenta, seguido del

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típico ruido del vómito que cae al suelo. Al instante veo a Isabelle atra- LAS RECETAS DEL COMPAÑERO DE
vesando el pasillo: va al trastero, coge la fregona (completamente seca, MIERDA ERASMUS
con todas las cerdas tiesas) y se dirige al lugar del delito. A los dos se-
gundos de reloj, sin ningún sonido de agua, cubo o similar, vuelve al
trastero, arrastrando el mocho con el brazo extendido frente a ella. A continuación recogemos un breve catálogo de las obras
Mientras me percato al contraluz de la estela brillante que ha de- maestras culinarias del CDM Erasmus.
jado el mocho, la veo salir de casa con el bolso y la cazadora: «Hasta
luego, voy a hacer kickboxing».
1. La pasta fantasía del Compañero de Mierda español
*
Según la receta de nuestro CDM, se debe poner una olla con agua en
El CDM chino ingresa en el hospital para ser operado de apendicitis. el fuego. Cuando el agua hierve, añadir:
Aprovechando la ausencia momentánea del médico, vuelve a vestirse
y sale del hospital porque de repente no siente ningún tipo de dolor. • 400 gramos de pasta (marca blanca).
Regresa a casa en mitad de la noche y se mete en la cama. A las cua- • 2 latas de atún con su aceite correspondiente.
tro y media de la madrugada suena el timbre. Es la policía, que llega • 6 puñados de sal.
en busca del CDM, pidiendo explicaciones sobre su fuga. Así que allí • 1 huevo.
estás tú, traduciendo el inglés asiático del CDM a los policías, que in- • 1 bote de tomates pelados.
crédulos se ríen de lo sucedido y, al final, vuelven a llevárselo al hos-
pital contra su voluntad. Después de esperar el doble de tiempo necesario para la cocción de la
pasta, dejar cocer otros cinco minutos más y mezclar bien todos los
ingredientes, como sea. Escurrir la pasta y recuperar los condimentos
con una paleta.
Servir, añadiendo un chorro de aceite crudo o salsa de soja a gus-
to del consumidor.

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2. Pasta con huevos 4. Receta ítalo-brasileña

Las CDM brasileñas me piden que les cocine algo típico italiano. De-
cido prepararles una señora pasta all’amatriciana, con su queso pe-
corino y todo, que busco concienzudamente por toda la ciudad (vivo
en Sevilla).
Preparo la pasta, sirvo los platos y las CDM deciden añadir, en el
siguiente orden: kétchup, lechuga y salchichas. Además, como la pasta
es del tipo bucatini, optan, y con razón, por cortarla con el cuchillo.
Llegado a ese punto se me cae el alma a los pies, bajo los brazos y los
ojos, me alejo en silencio y me pongo a meditar.

3. Pasta a la francesa

Nuestros CDM franceses utilizan tres métodos diversos para prepa-


rar pasta:

• Método 1
Poner la pasta en agua fría y encender el fuego. Volver a los 40 minu-
tos, escurrir la pasta y colocarla bajo un chorro de agua fría.

• Método 2
Como el anterior, pero esperar a que el agua se evapore.

• Método 3
Introducir los espaguetis en un recipiente de plástico lleno de agua fría
y colocarlo en el microondas durante treinta y un minutos. Una vez
completada la cocción, escurrir y colocar bajo un chorro de agua fría.
Volver a introducir en el recipiente los espaguetis, añadir la famosísi-
ma salsa boloñesa Panzani y trozos de queso brie. Cerrar el recipiente,
agitar bien y volver a la habitación con el botín.

152 153
Espaguetis en llamas Los espaguetis al dente
de nuestro CDM.
En esta breve muestra se ilustran algunos de los fenómenos
que se producen cuando el CDM cocina espaguetis.

Mi CDM decide invitar a quince personas a su estudio y cocinar pasta


para todos. Así pues, planea introducir 3 kilos de espaguetis en una olla
Mientras cocina, mi CDM no tiene ganas de remover la pasta. He en la que sencillamente no caben. En la secuencia se ilustran las diferen-
aquí el resultado. tes fases de cocción, hasta llegar a las inevitables consecuencias.

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Plantas caseras

Las condiciones higiénicas precarias de las casas donde viven


los CDM propician la aparición de diferentes formas de vida ve-
getal, que por lo general se concentran en las inmediaciones de
las aguas estancadas, es decir, lavabo, terraza y bidé.

A mi regreso de las fiestas de Navidad, encuentro esta composición a


base de patatas que ha dejado el CDM como regalo.

Una calurosa bienvenida para nuestra nueva compañera de piso (una


planta que brota por el lavabo) y un afectuoso saludo para la CDM
que regresa a su país, ya graduada en Ciencias Naturales.

Con la probable intención de ahorrar en comida, al CDM se le ocurre


cultivar setas en el baño.

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Mi CDM ha dejado el fregadero sucio con restos de comida durante El CDM dejó un mocho viejísimo en la terraza durante un tiempo. La
tanto tiempo que últimamente han crecido pequeñas plantas de deli- naturaleza lo recuperó.
ciosos tomatitos cherry en la bayeta.

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Estudios: Ciencias de la Comunicación. El PDM estudia uno o
dos días por semana. El resto del tiempo lo pasa en foros de es-
EL PIPIOLO DE tudiantes matriculados en su carrera, en busca de:
MIERDA • Los PDF ya subrayados de los libros que tiene que estudiar.
• Información sobre lo que pregunta cada profesor en el exa-
men de su asignatura, con la intención de estudiar sólo eso.
• Soluciones del examen tipo test de Español II, asignatura es-
cogida para poder irse de Erasmus al año siguiente.
¡Qué chula esa foto en
blanco y negro! ¿Quién es, Modelo de referencia: Jim Levenstein, personaje protagonista
tu novio? de la película American Pie.
(El Pipiolo de Mierda,
al ver una foto de Kurt
Cobain).
Look: Fresco, arreglado, limpio. Se nota claramente que su ma-
dre se encarga de lavarle y plancharle la ropa cada fin de semana.
El PDM viste con:
• Vaqueros o vaqueros.
• Zapatillas Nike grises.
• Camisas a cuadros verdes y azules o rojos y marrones.
Completa el atuendo:
• El collar de oro que le regalaron por su primera comunión.

Cómo reconocerlo: el PDM llega a todas las casas rebosando


alegría, ajeno a lo que le espera en los años venideros. Además,
casi con toda probabilidad el PDM pasará por la universidad an-
tes de ver la habitación. Lo sabremos porque llevará los bolsi-
llos llenos de octavillas. Más concretamente:
• Ofertas de la copistería que hay delante de la facultad.
• Flyers de la imprescindible fiesta de la cerveza, este jueves por
la noche.
• Los PDM más desprevenidos también llevan en el bolsillo
una copia de algún mensual leninista vendido por un ojo de
¿Por qué hay que echar sal en el agua si luego se disuelve y desaparece? la cara frente a las facultades de letras.
(El Pipiolo de Mierda, cocinando un plato de pasta).

160 161
Por qué elegirlo: al no tener ninguna experiencia compartien-
do piso, el PDM:
• Percibe como normales unos turnos de limpieza que van, a
todas luces, en su detrimento.
• Adelanta el dinero de las facturas.
• Es particularmente proclive a alojarse en lugares estrechos y
angostos, ofreciendo a los otros inquilinos la posibilidad de
alquilarle el trastero.

Además, el Pipiolo de Mierda:


• Después de llamar a la puerta y entrar en la habitación, pre-
gunta: «¿Estáis desnudos?».
• Al enterarse de la muerte de Margaret Thatcher, pregunta:
«¿Y ahora quién protagonizará Se ha escrito un crimen?».
• Al oír hablar de ISIS, dice: «¿Quién es esa tal Isis?».
• Al saber de la muerte de Adolfo Suárez, observa: «Otro fut-
bolista muerto… Aunque bueno, la verdad es que debía de
tener más de ochenta años…».
• Mientras aderezas la ensalada con vinagre balsámico, dice:
«¡¿Qué coño es esa cosa negra que estás echando en la en-
salada?!».

Historias reales de Pipiolos de Mierda

El PDM, que decide sacudir el mantel por el balcón (cuarto piso), tira,
además de las migajas, el smartphone que me acababan de regalar.
Habitación del Pipiolo de Mierda
La habitación del PDM es el trastero. La cabecera de la cama *
está pegada a la pared por la que pasa la cañería del desagüe de
los inodoros de todo el edificio. La ventana, en caso de haber- Mientras estoy preparando a toda prisa la comida para luego volver
la, da al patio de luces. a clase, me llega el siguiente mensaje del PDM, que esa mañana se ha

162 163
quedado estudiando en la biblioteca: «No te lo vas a creer, pero tienes
que traerme cuanto antes pañuelos, bolsitas de plástico y unos pan-
talones».
El CDM roba un carro de la compra y lo usa como tendedero.
*

Sorprendo a la PDM, primer curso de Biología, estudiando para el


examen de Anatomía viendo los dibujos animados de Érase una
vez… el cuerpo humano. Se justifica afirmando: «No, pero es que
luego lo complemento con los apuntes».

Mientras estoy comiendo, el graciosito de mi PDM se acerca sigilo-


samente y se baja los pantalones para tirarse un pedo en mi cara. La
jugada le sale rana y acaba con una salpicadura diarreica en mi pie
izquierdo.

Balcón completamente cubierto de cagadas de paloma. Por iniciativa


propia y espontánea, el PDM coge el toro por los cuernos y decide lim-
piarlo. Así pues, empieza a echar cubos de agua caliente con friega-
suelos, frotando con una escoba de cerdas duras. Todo bien, menos
para los vecinos de abajo, que ven cómo el abominable cóctel de agua
asquerosa y mierda de paloma empapa generosamente su inmaculada
colada tendida al aire libre.

164 165
*

La PDM viajó, durante tres horas y media de autobús, con un reci-


piente cubierto por un trozo de mosquitera a modo de tapadera. En el
recipiente había caracoles vivos. Al llegar a casa, los metió en una en-
saladera y los alimentó durante días con trocitos de espaguetis, hasta
que hicieron «pupú» (como a ella le encantaba decir). Un día encon-
tró a los caracoles por toda la cocina y, sin alterarse, los recogió y los
metió en una olla con agua hirviendo, para empezar a lloriquear al
instante: «¡Dios, Dios, pobrecitos! ¡Pero mira cómo sufren! ¡Dios, no
puedo soportarlo!». EL PIPIOLO DE MIERDA
La escena concluyó con ella chupando los caracoles cocidos, emi- Y LOS ELECTRODOMÉSTICOS
tiendo unos ruidos repugnantes.
Al no haber usado ningún electrodoméstico en su vida, el PDM
tendrá su primera experiencia con lavadoras, lavavajillas y to-
dos los demás aparatos que hay en una casa normal. He aquí
algunas de las situaciones que pueden producirse.

El PDM cree hacerme un favor al poner la lavadora por mí. Antes de


elegir el programa potente a 60º, mete en la lavadora: ropa de algodón
de color blanco, azul oscuro y negro, las alfombrillas del baño y todos
mis jerséis de lana.

Primera noche de convivencia. El PDM, alardeando de unas excelen-


tes dotes culinarias, pone en el fuego una sartén con aceite. Al rato, le
indico que el aceite está demasiado caliente, pues empieza a echar un
humo denso y oscuro. «No pasa nada, lo enfrío un poco», dice él. Y con
un gesto rápido vierte en la sartén un vaso lleno de agua.

166 167
El otro día por la mañana pillé a la PDM planchándose el cuello de la *
blusa con mi plancha para el pelo.
Conversación por WhatsApp con el PDM:
* —Si tienes un abrelatas de sobra tráetelo, por favor. El que tene-
mos de Ikea es un trasto inútil.
Dos PDM de una amiga mía, estudiantes de Ingeniería, estaban con- —Claro, es un cortapizzas.
vencidos de que, en el fondo, si quitas la opción de centrifugado, la
lavadora es como un lavavajillas. Así que metieron platos, ollas y va-
sos. Resultado: vajilla destrozada y lavadora a la chatarrería. Luego
cambiaron de carrera.

Tras una noche alcohóli-


ca, el PDM vuelve a casa y
vomita el hígado en el vá-
ter. Luego, acaso presa del
remordimiento por haber
bebido de más, intenta bo-
rrar las huellas vertiendo
en la taza una cantidad de
detergentes líquidos difícil
de determinar. La foto ad-
junta ofrece un testimonio
gráfico de la escena que me
encontré a la mañana si- El CDM está convencido de que la cubierta que tapa los fuegos
guiente cuando, huelga de- es en realidad una plancha. En su opinión sólo hay que encender
cirlo, mi mojón matutino el fuego y bajar la cubierta para disponer de una superficie lisa
asomaba ya incontenible. que se calienta de manera uniforme. Todos nos oponemos firme-
mente, pero él, impertérrito, propone pagar los hipotéticos daños
que, en su opinión, es imposible que se produzcan, dado que esa
* cubierta está diseñada para esa función. Presa de ese espíritu
coge una torta de trigo, le echa un huevo encima y enciende el
Llego a casa y me encuentro al PDM limpiando las paredes de la coci- fuego. A los cuatro minutos éste es el resultado.
na con la fregona Vileda.

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*

La PDM intenta imitar en el horno las castañas asadas que su madre


le preparaba en la chimenea durante las fiestas. Coge las castañas, las
mete en el horno sin cortarlas, lo enciende y se marcha de la cocina.
A los pocos minutos se oyen unos estallidos: las castañas están explo-
tando. Una de ellas golpea y rompe la lámpara del horno, provocando
un apagón en toda la casa.

El PDM se queja por la factura de internet y teléfono, demasiado alta, ase-


gurando que el motivo es que siempre dejamos el calentador encendido.

El PDM me pregunta por una solución contra los mosquitos. Le pro-


pongo que use una tableta antimosquitos. Al día siguiente, se queja
del poco éxito de la tableta y me confiesa que incluso vio a un mosqui-
to posarse en ella. Más tarde descubrí que había colocado la tableta en
la mesilla (sin enchufarla, claro está).

Nuestro congelador ya no funcionaba porque el hielo se había exten-


dido tanto que era imposible cerrarlo. Así pues, armada de martillo
y cincel, resolví la situación. Al ver delante del frigo un cubo lleno de
trozos de hielo enormes, el CDM pregunta: «¿Y esto?». «Tíralos», res-
pondí yo, y acto seguido vació el cubo en la basura. Después de dejar que su comida se pudra en el frigo, el PDM en-
cuentra un método infalible, y sin duda más cómodo que la lim-
pieza, para eliminar el olor a muerto que mana de allí.

170 171
Apéndice 1.
Bromas del Compañero de Mierda

El emotivo compañerismo que se desarrolla en algunos pisos


empuja al CDM a realizar diversas iniciativas de orden lúdico.

Ayer, al volver a casa a las tres de la madrugada, me encuentro con Domingo por la mañana. Esto es lo que me encuentro en mi armario,
este extraño ser en la cocina. cortesía del CDM.

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Vuelvo a casa tras un día fuera y, gracias al CDM, así es como me en- En lugar de descongelar el frigorífico, ya repleto de hielo, el CDM deci-
cuentro el ordenador. de hacer un muñeco de nieve con restos de verduras.

Tras sentarme en el váter para orinar, tuve una extraña sensación de A mi CDM peluquera se le ocurre dejarme este experimento en el bidé
humedad. Luego comprendí el porqué. del baño en plena noche.

174 175
Tras una noche de barra libre, todos los inquilinos del mismo piso vol- Apéndice 2.
vemos a casa perjudicados y borrachos. A la mañana siguiente sue- Animales del Compañero de Mierda
na el telefonillo y me levanto para ir a responder. Son dos testigos de
Jehová. Los invito a pasar, hablo con ellos y les explico los casos de mis
compañeros de piso: se habían extraviado del buen camino; el alcohol, En su peregrinación entre piso y piso, numerosos CDM adoran
los vicios y la vida lasciva los habían convertido en ovejas descarria- ir acompañados de animales domésticos. Por lo general, estos
das. Les digo a los testigos de Jehová que mis compañeros de piso ne- animales son igual de maleducados que sus dueños.
cesitan la luz de Dios.
Llegados a ese punto, dejo a mis invitados en la cocina y les pido
que esperen un momento, ofreciéndoles agua fresca. Voy al pasillo y La CDM se despierta a las seis de la madrugada para ir a clase a las
llamo a las puertas de mis compañeros. Entro a tientas en la oscuri- diez. Durante la espera, entabla fructíferas conversaciones con el gato
dad en la que está sumida cada habitación; el olor a humanidad es de la casa frente a la puerta de mi habitación.
fortísimo. A cada uno de ellos le digo que en la cocina hay cruasanes
recién hechos para todos. Los obligo a levantarse, subiendo violenta- *
mente las persianas.
Me aseguro de que entran en la cocina. Todos tienen la boca pas- La CDM decide traer a casa un perro que, además de parecer poseí-
tosa, deshidratada por el alcohol de la noche anterior. Entonces cierro do, en cuestión de dos semanas cubre completamente de mierda cada
la puerta de casa a mis espaldas, y pienso: «Vale, ahora puedo empe- centímetro cuadrado de nuestro jardín. A la pregunta: «¿Y si empeza-
zar mi día». mos a recoger las mierdas del perro?», ella te responde: «¿Para qué las
necesitas?».

Mientras seco los platos recién lavados, veo unos pelos raros por do-
quier. En tono de broma, digo: «¡¿Pero es que habéis secado al gato con
este trapo?!». A lo que la CDM se gira, me mira avergonzada y dice,
sonriendo: «Ups, la verdad es que sí, con la lluvia estaba empapado
el pobre…».

Mientras hace footing, el CDM encuentra un perro callejero de talla


media-grande y, aprovechando la ausencia momentánea de los demás

176 177
inquilinos, decide adoptarlo. Cuando vuelvo a casa me topo con el Animales salvajes del Compañero de Mierda
animal, descubriendo que el sofá común se ha convertido en su cama.
Al llegar a mi habitación me percato de que el perro ha marcado va- Aves, reptiles e insectos: he aquí un breve catálogo de los seres
rias veces su territorio (ensañándose particularmente con mi cama) que encuentran su hábitat en el ambiente de degradación y su-
y ha destrozado el edredón. La otra inquilina, que vuelve a casa un ciedad que el CDM es capaz de crear.
par de horas después, descubre que en su habitación ha desaparecido
la jaula del hámster, pero el CDM niega toda responsabilidad. A la
semana siguiente, atraídos por el olor, encontramos una parte de los
restos del hámster oculta entre los cojines del sofá.

Sin pedir permiso, el CDM trae a casa la rata doméstica de «una ami-
ga», una alimaña de treinta centímetros. «Me han pedido que la cuide
un par de días, pero no te preocupes, que la metemos en una caja gran-
de y se va a portar requetebien». Como era de esperar, la rata se escapa
de la caja, roe un cable y muere electrocutada. El CDM me culpa de El CDM deja constantemente las ventanas abiertas, porque hay que
la muerte del animal y me regaña porque «es peligroso dejar siempre «orear el ambiente». Luego vuelves y encuentras un gorrión cagándo-
enchufadas esas diabluras electrónicas». Era un reproductor de dvd. se en tu ducha.

Cansados de la forma de comportarse de nuestro CDM, decidimos


adiestrar a un cachorro de pitbull, que un compañero de piso trajo a
casa, para que le atacase a nuestra orden. Sin embargo, no parecía ta-
rea fácil, pues el perro es muy bueno y se porta de maravilla con todo
el mundo. Salvo con el CDM: de hecho, no hicieron falta ni dos días
para que comenzase a gruñirle naturalmente cada vez que lo veía.

El CDM decide volver a casa con un pez rojo llamado Yiqi, y alimen-
tarlo para que crezca fuerte y sano en nuestro pie de ducha durante
casi un mes.

178 179
Éste es el animal que encontré en el trastero. Mi CDM me pidió por
favor que no lo matara, que lo dejase ahí tranquilo, porque no le hace
daño a nadie si no le molestan.

El CDM compra una pitón y la mete en un terrario no todo lo segu-


ro que sería deseable. Pasadas unas dos semanas, la pitón desapare-
Londres. El Casero de Mierda no enciende la calefacción, a pesar de ce. Después de buscarla por toda la casa durante días, llegamos a la
que ya ha llegado el invierno. La humedad y las bajas temperaturas conclusión de que se habrá escapado por la ventana. A los dos meses
consiguientes propician el nacimiento espontáneo de misteriosas cria- encontramos al animal en el baño, colgado del toallero. La foto fue to-
turas invertebradas en los recovecos del baño. mada mientras el susodicho CDM estaba borracho y jiñando.

180 181
Apéndice 3.
Vecinos de Mierda Un mensaje que aparece en el tablón de anuncios comunitario.

Por lo general, los Vecinos de Mierda se manifiestan como una


horda de ancianos siempre listos para llamar al timbre. Si se les
molesta, son particularmente propensos a dirigirse al presiden-
te de la comunidad o a las fuerzas del orden.
Sin embargo, la ocupación principal de los VDM sigue sien-
do dejar testimonio por escrito de los mejores numeritos del
CDM. Veamos algunos ejemplos.

Después de una noche de borrachera entre CDM, decidimos volver a


casa y hacernos unos espaguetis. A causa del desenfreno nocturno, al
día siguiente, pegado a la puerta de la casa, encontramos un mensaje
amenazante de la vecina…

182 183
Un mensaje aparecido el diciembre pasado en el tablón de mi comu-
nidad.

Nuestro CDM cuarentón se emborracha con absenta en una fiesta de


cumpleaños. De vuelta a casa, incapaz de abrir la puerta blindada,
decide primero tocar a todos los timbres pidiendo ayuda, y luego se
duerme sobre el felpudo.
El presidente de la comunidad metió este mensaje en todos los bu-
zones al día siguiente (el «extraño» llevaba ya cuatro años viviendo
en el edificio).

Al tener la persiana del baño rota y bloqueada en el mismo punto des-


de hace aproximadamente un año (a la altura de la censura), los VDM
creen que no pueden ser vistos cuando van al váter. Todos mis compa-
ñeros y yo, desde nuestra cocina, lo presenciamos involuntariamente
todo , y repito todo , incluidas las pajas que se hacen con el Mac, sen-
tados en bolas en el váter.

184 185
Agradecimientos Créditos

El Compañero de Mierda Yoncarra


El autor querría expresar su agradecimiento a Martina, una de
Por las historias y las fotografías de este capítulo, se dan las gracias a: Sil Via,
las grandes, la primera en aportar historias a la página de Face-
Vincenzo Curiale, Ricardo Santamaria Mennella, Gianluca Longo, Aicha As-
book; a Dario, el dibujante, amén de colega de muchas penas tou, Elena Mattioli, Ciccio Gin Lemon, Marianna E. Bastianelli, Maria Gio-
y alguna alegría; a Vincino, por haber alojado el proyecto en vanna Corrado, Raffaele Corona, Carlo Fistetto, Dj Fuco, Vincenzo Lom-
las páginas de Male y por haberlo apoyado siempre; y a Maria bardo, Laura Crash, Samuele Antonazzi, Roberto Perissinotto, Emanuele Di
Francesca y Narcisa, queridas amigas, por la paciencia que han Monte, Alessandro Greco, Cosimo Mazzotta, Fabrizio Faggioli, Jaime Lai,
mostrado a la hora de leer los borradores y ayudarme en la re- Wonka Ontas, Carlo Ronsini, biondasenzavernearia, Chiara, Francesco Ca-
dacción de este volumen. puzzo, Melania Debole, Thomas Ranaudo, Davide Filosa, Salvatore Gargiu-
lo, Camillo Bucciarelli, Arianna Salan, Ruggero Ventimiglia, Vincenzo Mais-
También a las miles de personas que han lidiado con sus
to, Federica Cei, Luana Rossetti, Michael Di Tria, Je Segesta, Dario Privitera,
Compañeros de Mierda y han enviado su testimonio.
Simone Vignola, Eugenio Moratti, Flavio della Pelle y Domenico Battista.
A todos los fans de la página de Facebook Il Coinquilino di
Merda. Cosas que llevan a casa los borrachuzos
Y, por supuesto, a todos los CDM B Por las fotografías de esta galería, se dan las gracias a: Giorgio X Crescen-
zi, Nontelodico Neanche, Nicola Bordin, Antonio Riccardi, Andrea G. y Jan
Tozzi.

La Compañera de Mierda Tiquismiquis


Por las historias y las fotografías de este capítulo, se dan las gracias a: Fran-
cesca Sias, Nicole Effe, Giovanni Housemichael, Davide Lovato, Arianna Ca-
ruso, Jacopo Santoro, Gianky Spanu, Alessandra Pic, Marla Singer, Serena
Savoldi, Deb Aru, Elisa Biral, Sheryl Granocchia, Piera Nichetti, Luca Pon-
tarolo, Manuela Carletta, Alice Martelloni y Giuliana Gliottone.

Notitas
Por las fotografías de esta galería, se dan las gracias a: G. F., Danilo Carlani,
Michela Bertolini, Will Will, Matteo D. V. y R. B.

La Compañera de Mierda Guarrilla


Por las historias y las fotografías de este capítulo, se dan las gracias a: Fran-
cesco Zanchetta, Marco Borin, Alessia Unfer, Laura Fruelli, Mariangela Nol-
fi, Francesca Pavese, Nadia Dell’Oca, Sabrina Bruno, Silvia Ciuffreda, Maria
Ravidà, Alessandra Borgonovo, Lucia Brachi, Daniela Gentile, Erika Panfili,

186 187
S. A., Vladimiro Modolo, Francesca Priore, Matteo Catena, V. A., Tiberio Ber- Higiene casera
nardini, Gabriella Indecisión Masciá, Vittoria Falco, Rita Nasti, Giada Collalto, Por las fotografías de esta galería, se dan las gracias a: Peppe Vinci, myroom-
Lucrezia Donatelli, Luisa D’Anci y Francesca Masullo. mateisadick, Myriam Gabrielli, David Re-Invention Casagrande, Paola Mar-
tino, M. N., V. G., Truce Squeenz Gionno, A. C., Laura-x Carta, Paola Anita
Por el Novio de Mierda: Edoardo Santi Laurini, Jessica Pentangelo, Martina To- Lanfranchini y Oriana Siracusa.
masi, Valentina Gariglio, Federica Macrì, Elsa Benassi y Sheryl Granocchia.
El Compañero de Mierda Viejoven
Daños Por las historias y las fotografías de este capítulo, se dan las gracias a: Paola
Por las fotografías de esta galería, se dan las gracias a: Laura Sini, Codeina Fedelli, Nick Asaro, Nicola D’Errico, Giam Piero, Alessia Marcolin, Alessan-
Tritabile, Nico Mo, M.V., Fabio C., D. P., Andrea Baleani, Lorenzo Biagini, dro Susin, Katia Lotito, Elena De Candia, Gi Ti, Rodolfo E., Giuseppe Piz-
Krizia LovesVet y Yuri Giuliani. zi Russo, Manuela Calierno, Davide Koyaanisqatsi, Ilaria Carbone, Giorgio
Gentile, Michele, Marco Salerno y Gaetano Gennuso.
El Compañero de Mierda Niño de Mamá
Por las historias y las fotografías de este capítulo, se dan las gracias a: Giam- Historias de papel higiénico
piero L., Valentina Pangallo, Elio Palumbieri, Ilaria Grappasonno, Maria Ro- Por las fotografías de esta galería, se dan las gracias a: R. L., Samantha Tuc-
berta Murgiano, Claudia Marino, Piero Benvenuti, Giuseppe Giammetta, citto, P. M., Simone Longo, P. D. y Giuseppe Mallia.
Elena Costa, Carmen Lopez, Luca Abbruzzese, Stefano Semenzin, Ferdi-
nando Battaglia, Tonia Silvestro, Drugo, Stone Leaf, Eliana Tripodi, Luca El Compañero de Mierda Erasmus
Maffei, Stefano Bozzi, Nicola Ippolito, Fabio Cammarota, dj Fuco, Simone Por las historias y las fotografías de este capítulo, se dan las gracias a: Fabri-
Manz Masaro y Davide D’Avenia. zio Tarantino, Silvia Ciuffetelli, Angela Marchione, Emanuela Ekanem, Mi-
chael Furey, Niky Luminauer Granger, Lu Zza, Giulia Giambertone, Diego
Por los Padres del Compañero de Mierda: Ambra Messina, Laura Cardilicchia, Devich, Giulia Sissi, M. A., Martina Lazzarini, Annalisa Cervellati, Francesca
Giulia Mascia, Bass Boss, Federica Cefalà, Giada Lottini, Pasquale Sallesio, Patelli, Chiara Allera, Marina Chilesotti, Alberto Dottor, Elisa De Tomasi,
Andrea Passerini, Roberto Lucifora y Francesco Jacobitti, Silvia Borghello, Giuliavenere Varone, Federico Montesardo, Giorgia Gri-
sendi, Elena Eugeni, Ilaria Fabbri, Stefano Onaf, Eufemia Fémi Mangano,
Comida podrida Luca Petruccioli, myroommateisadick, Andrea Portentoso, Nicolò Codelu-
Por las fotografías de esta galería, se dan las gracias a: Drenica Berisha, Sto- ppi, Doktor Falco, Lavinia Martini, A. F., Martina Carione, Gianmarco Agos-
ne Dario, Christian Lepori, Andrea Mancini, Emilio Amaddeo, Alessia Fres- ta, Federica Fortunato y Massimo Qu.
cura y Alessandro L.
Plantas caseras
El Compañero de Mierda Desequilibrado Por las fotografías de esta galería, se dan las gracias a: Claudio Dem, Veroni-
Por las historias y las fotografías de este capítulo, se dan las gracias a: Fran- ca Ventriglia, Trilly, Phil Ferraris y S. B.
cesca Tosolini, Viviana Caliandro, Angelo De Nigris, Juliette Lilly, Carlotta
Russo, Claudia Mangione, Sisto Francesco Schiariti, Monica Sirigu, Alessan- El Pipiolo de Mierda
dro Ponte, Cristina Leonardi, Nicola Piras, G. O., Jhon Dusky, Vincenzo Del Por las historias y las fotografías de este capítulo, se dan las gracias a: Dimitra
Conte, S. B., Antonello Colella Lepore, Carla De Felice, G. I., Eleonora Gri- Mylona, Margherita Martorana, Giovanni Carlo Maria Idotta, Ginevra San-
lli y Davide La Cara. topietro, Marialessia De Bonis, Marco Fantauzzi, Gabriele Tronci, Roberta

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Sammartino, Federico Musaccia, Francesco Ergabbio Rotella, Daniela Tata-
no, Carlo, Evaluna Massa, Gianpaolo Caputo, Kosmos Zoid, Alice Luisants,
Roberta Pari, Luca D. Guarino, Paolo Lentini, Dora Vergombello, Gaetano El Com-
Pezzicoli, Fabrizio Faggioli, Giuliavenere Varone, Giulio Kowalski, Galla Galli, pañero de Piso de Mierda
Riccardo Romanzi, Luciano Baragiola y Valerio De Vitis. es un libro editado fuera de colec-
ción. Compuesto en tipos Dante, se ter-
Apéndice 1. Bromas del Compañero de Mierda minó de imprimir en los talleres de kadmos por
cuenta de errata naturae editores en marzo de
Por las fotografías de esta galería, se dan las gracias a: Alessandra Rallo, Ca- 2016, apenas dos años después de que su Alteza Real la
terina Marcellini, Elia Nino Vignola, Lucia Monaco, Nicola Mondello y Fla- princesa Beatriz de Orleans, que durante treinta años fue
via K Bottiglia. consejera delegada y cara visible de la maison Dior en España,
empezara a compartir piso a causa de sus crecientes problemas
Apéndice 2. Animales de mierda crematísticos, teniendo como compañeros a Daniel Sanmar-
tín (ex trabajador del departamento de relaciones públicas del
Por las historias y las fotografías del apéndice, se dan las gracias a: Sara Sela-
Hotel Ritz y profesor de Religión por devoción) y a un mis-
vy, Mafra Tomyris Capvia, Marco Lestuzzi, dj Fuco, Walter De Lotto, Gino terioso organista de nombre desconocido e intenciones in-
Zambelli, Augusto Niño Cadini, F. B., E. E. C., Matteo Moratti, Andrea Gi- cognoscibles, en una casa de quinientos metros cua-
glio, Laura Olivier y Sara Scantamburlo. drados sita en el Barrio de Salamanca de Madrid,
con amplias habitaciones y una capilla en
la que todos los fines de semana se
Apéndice 3. Vecinos de Mierda
ofrece una misa en latín.
Por las historias y las fotografías del apéndice, se dan las gracias a: Os Car,
Andrea Lione, C. P., Maurizio Zhou y E. C.

Nota del autor del volumen

Todas las fotos presentes en este libro fueron enviadas a la página de Facebook
Il Coinquilino di Merda. Para publicar todas estas imágenes, hemos solicitado la
autorización a sus respectivos autores. Por desgracia, no todas las fotos para
las que pedimos dicha autorización han entrado en el volumen: nos disculpa-
mos con las personas a las que escribimos y que no han encontrado su foto en
el libro. Por otro lado, para algunas fotos no hemos logrado dar con los auto-
res. Si el hecho de ver su foto publicada supusiera un problema para ellos, les
rogamos que nos escriban a: coinquilinodimerda@gmail.com.

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