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Tipos de ejercicio
Cuando hablamos de las ventajas que puede aportarnos el realizar una actividad
física para mejorar nuestro estado cardiovascular, nos referimos a un entrenamiento
adecuado que permita a nuestro corazón adaptarse a una situación variable de buena
contracción en estado de reposo, acompañado de una adecuada y ágil respuesta
cardiaca al esfuerzo.
Desde una perspectiva fisiológica, el ejercicio actúa sobre el corazón y los vasos de las
siguientes formas:
• Aumentando el ritmo cardíaco
• Aumentando la fuerza de contracción
• Los vasos que suministran sangre a los músculos se dilatan en el ejercicio, mientras
que los restantes lechos vasculares se contraen.
El sistema cardiovascular responde de manera diferente al ejercicio isométrico (ej.
levantamiento de pesas, carreras cortas) que frente al ejercicio isotónico (ej. natación,
ciclismo, caminar a paso ligero).
Ejercicio aeróbico (isotónico): implica mover muchas partes del cuerpo durante un
periodo largo de tiempo; el coste energético va en función del tiempo e intensidad.
El ejercicio isotónico:
• Mejora el rendimiento cardiorrespiratorio
• Disminuye la resistencia periférica vascular, en gran parte por el ejercicio de los
músculos
• Causa un descenso progresivo y fisiológico de la tensión arterial
• Disminuye el porcentaje de masa grasa
Ejercicio de fuerza (isométrico): consiste en que el músculo realice esfuerzos de
resistencia; sirve para aumentar la masa muscular.
En el isométrico la respuesta cardiovascular principal es una vasoconstricción periférica
aumentada, con el consiguiente aumento en la presión arterial.
Ejercicio de flexibilidad: para mantener o recuperar la flexibilidad de las articulaciones.
Ejercicio de relajación: se emplea para compensar o prevenir situaciones de estrés.
Está demostrado que aquellos que hacen ejercicio isotónico con regularidad, desarrollan
un efecto de entrenamiento cardíaco, una mejor recuperación, o un ritmo cardíaco
basal que tiene la capacidad de responder con agilidad durante el ejercicio para
aumentar el rendimiento cardíaco. Esto es lo que denominamos ejercicio
cardiosaludable, y si lo acompañamos de una limitación en los factores de riesgo
habituales como el tabaquismo, y la ingesta excesiva de calorías, además del beneficio
que nos produce en cuanto a disminución de la tensión arterial, nos permite reducir el
perfil de riesgo cardiovascular y por tanto situarnos en una posición de salud
cardiovascular.