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CUADERNOS DE

PSICOSOMÁTICA INFANTO-JUVENIL
MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE
REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA

La disforia de género en la infancia en las


clasificaciones diagnósticas
Gender dysphoria in infancy in diagnostic classifications
María Fernández Rodríguez1, Patricia Guerra Mora2, Mónica Díaz Méndez3
y Grupo GIDSEEN4
Recibido: 22/11/2013
Aceptado: 28/03/2014

Resumen

El diagnóstico de Trastorno de la Identidad de Género en la Infancia (TIGI) adquiere mayor


relevancia tras la instauración de los tratamientos hormonales que demoran la pubertad (Harry
Benjamin International Gender Dysphoria Association-HBIGDA, 2001; World Professional
Association for Transgender Health-WPATH, 2011). Estas intervenciones precoces conllevan
importantes consecuencias biopsicosociales para el individuo, haciendo necesario el estableci-
miento de un diagnóstico preciso que justifique la necesidad de la intervención. El comienzo de
la disforia de género suele tener lugar en la infancia y adolescencia, pero solo un reducido
número de casos que presentan un TIGI evolucionan hacia el transexualismo en la edad adulta.
En el presente artículo se tratará de profundizar en este diagnóstico a través de las distintas
versiones de las clasificaciones internacionales, partiendo de su inclusión en la CIE-9 (World
Health Organization-WHO, 1978) y en la DSM-III (American Psychiatric Association-APA,
1980), hasta los planteamientos del reciente publicado DSM-5 (APA, 2013).

1
Doctora en Psicología. Psicóloga clínica en Unidad de Tratamiento de Identidad de
Género del Principado de Asturias (U. T. I. G. P. A. ). Hospital San Agustín de Avilés y
Centro de Salud Mental I (C.S.M. I.) “La Magdalena” (Área sanitaria III).
2
Becaria predoctoral FPU12-02242 en la Facultad de Psicología (Universidad de Oviedo).
Sala de Investigación I, Facultad de Psicología (Universidad de Oviedo).
Plaza Feijóo s/n, 33003, Oviedo.
3
Licenciada en psicología por la Universidad de Oviedo.
Facultad de Psicología (Universidad de Oviedo)
4
Grupo de Identidad y diferenciación sexual de la Sociedad Española de Endocrinología:
M. C. Almaraz (Andalucía); J. A. Álvarez-Diz (Asturias); N. Asenjo (Madrid); L. Audi
(Cataluña); A. Becerra (C. Madrid); L. Castaño (P. Vasco); I. Esteva (Andalucía); M.
Gómez-Balaguer (C. Valenciana); E. Gómez-Gil (Cataluña); F. Hurtado-Murillo (C.
Valenciana); J.P. López-Siguero (Andalucía); J. Martínez-Tudela (Andalucía); O. Moreno-
Pérez (C. Valenciana); JM. Rodríguez-Molina (Madrid); C. Sanisidro (Aragón); M. Toni
(Navarra); F. Vázquez-San Miguel (P. Vasco) y A. Vidales (Valladolid).
Co rres po ndenci a: Dra. María Fernández Rodríguez
C/ Valdés Salas, nº 4
33400 Avilés (Asturias)
E-mails: maria.fernandezr@sespa.princast.es
guerrapatricia@uniovi.es – monicadiazmendez@gmail.com

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Pal abras cl av e: Transexualismo. Trastorno de la identidad de género. Disforia de género.
Clasificaciones diagnósticas internacionales.

Summary

The diagnosis of Gender Identity Disorder in Children (GIDC) gets more relevance after the
instauration of hormonal puberty suppressing therapies (Harry Benjamin International Gender
Dysphoria Association-HBIGDA, 2001; World Professional Association for Transgender
Health-WPATH, 2011). These medical interventions imply important byopsychosocial conse-
quences for the individual so it is necessary to do an accurate diagnosis whose justifies the
necessity of these interventions. The Gender Dysphoria use to begin in the infancy and adoles-
cence but only a small number whom present a GIDC will develop to transexualism in the adult-
hood.
This study tries to analyse the diagnosis through the different versions of the International
Classifications, from its inclusion in CIE-9 (World Health Organization-WHO, 1978) and DSM-
III (American Psychiatric Association-APA, 1980), to the DSM-5 recently published (APA, 2013).

Key wo rds : Transsexualism. Gender identity disorder. Gender dysphoria. International diagnostic
classifications.

INTRODUCCIÓN sión (Harry Benjamin International Gender Dys-


phoria Association-HBIGDA, 2001), que los adoles-
Desde el reconocimiento de la transexualidad centes pueden ser elegibles para tomar hormonas
como trastorno mental catalogado en las dos prin- que demoren la pubertad tan pronto como empie-
cipales clasificaciones diagnósticas –Clasificación zan los cambios de la misma, recomendando que
Internacional de las Enfermedades y Problemas se haya llegado hasta el estadio 2 de Tanner.
Sanitarios Relacionados y Manual Diagnóstico y En un estudio realizado en la Unidad de Tras-
Estadístico de los Trastornos Mentales– (CIE 9, tornos de Identidad de Género (UTIG) de Anda-
World Health Organization- WHO, 1978; DSM- lucía, desde su apertura en octubre de 1999 hasta
III, American Psychiatric Association-APA, 1980), octubre de 2004, se señala que fueron atendidos
los Trastornos de la Identidad de Género en la In- 30 adolescentes entre 14 y 18 años, lo que supo-
fancia (TIGI) cuentan con un apartado propio. En nía un 7 % de la muestra total (Esteva et al.,
el DSM-5 (APA, 2013) esta especificidad tam- 2006). Recientemente algunos autores ponen de
bién está presente con un cambio terminológico, manifiesto que las demandas por disforia de géne-
el diagnóstico “trastorno de la identidad de géne- ro en niños y adolescentes van en aumento (Zuc-
ro” (TIG) es reemplazado por el de “disforia de gé- ker, Bradley, Owen-Anderson, Kibblewhite y Can-
nero” (DG). tor, 2008), especificando incluso que la cifra se
En septiembre de 2011 fue presentada la sép- ha cuadruplicado (Spack et al., 2012).
tima versión de la Asociación Mundial de Profe- De forma paralela al aumento de la demanda
sionales para la Salud Transgénero (World Profe- por DG en adolescentes, en los últimos años se
sional Association for Transgender Health, WPATH, están comenzando a aplicar tratamientos médicos
2011). Se trata de unos estándares asistenciales a esta población (Möller, Schreier, Li y Romer,
(EA) para la atención en la salud de las personas 2009; Kreukels y Cohen-Kettenis, 2011).
transexuales, transgénero y con disconformidad de Una de las funciones prioritarias del profesio-
género, e incluye un capítulo específico dedicado a nal de salud mental es la realización del diagnós-
la atención y al tratamiento de niños y adolescen- tico de Trastorno de la Identidad de Género (TIG),
tes con DG. Mantiene, al igual que la sexta ver- como paso previo al tratamiento hormonal. Por

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tanto, el profesional de salud mental debe ser com- troducen por primera vez en la CIE en 1978 en su
petente en el uso de las clasificaciones diagnósti- novena edición (CIE-9, WHO, 1978) y en la no-
cas en vigor. menclatura oficial de la APA en 1980 (DSM-III,
Los TIGI son entidades muy complejas asocia- APA, 1980). Por tanto, los TIGI tienen entidad
das con intenso malestar e insatisfacción (Becerra, propia desde el mismo momento en que aparece
2003). En este sentido, cobra importancia la detec- el diagnóstico de transexualismo en las clasifica-
ción precoz y el tratamiento integral, ya que mejora ciones diagnósticas.
la calidad de vida, la comorbilidad psiquiátrica y la En la CIE-9 las alteraciones de identidad de
disforia de género (HBIGDA, 2001). Sin embargo, género se ubican en la sección denominada “des-
no se debe perder de vista que solamente una mino- viaciones y trastornos sexuales”, dentro de los
ría de TIGI se mantienen en la edad adulta (Green, “trastornos neuróticos, trastornos de la personali-
1987; Zucker y Bradley, 1995; Drummond, Bradley, dad y otros trastornos mentales no psicóticos”.
Peterson-Badali y Zucker, 2008; Wallien y Cohen- Como en el DSM-III, el apartado incluye el “tran-
Kettenis, 2008), dificultando con ello el estableci- sexualismo” y el “trastorno de la identidad psico-
miento de un diagnóstico definitivo en la adoles- sexual” (trastorno de la identidad de género en la
cencia (Kreukels y Cohen-Kettenis, 2011). infancia en el DSM-III). A diferencia del DSM-III
Los argumentos a favor de los tratamientos no ofrece criterios distintos para cada grupo de
médicos precoces se postulan partiendo de que el edad, ya que solamente realiza una descripción
TIG en la adolescencia se mantenga en la vida general del trastorno.
adulta. El tratamiento hormonal interfiere en el Hasta la entrada en vigor del DSM-III, los
desarrollo puberal pleno, evitando el sufrimiento trastornos sexuales se dividían en dos grupos, las
que supone para el adolescente el desarrollo de sus parafilias y las disfunciones sexuales. Esta tercera
características sexuales secundarias (Cohen-Kette- versión añade un tercer grupo, “los trastornos psi-
nis, Delemarre-van der Waal y Gooren, 2008). cosexuales”, donde estarían incluidos los TIG.
Además, favorecería que en un futuro algunas ci - Además, establece dos categorías específicas, con
rugías sean menos invasivas e incluso innecesa- sus propias pautas diagnósticas: el “Transexua-
rias. Por lo tanto, el tratamiento hormonal precoz lismo” para clasificar a los adolescentes y adultos
repercutiría positivamente en su bienestar psicoló- y el “Trastorno de la Identidad de Género en la
gico y en su funcionamiento social. La WPATH Infancia”.
señala que retrasar o contener las intervenciones Con respecto al TIGI, el DSM-III establece
médicas en los adolescentes con TIG puede pro- como rasgo esencial del cuadro la sensación de
longar la disforia de genero, y contribuir al desarro- malestar y de inadecuación en un niño o niña res-
llo de una apariencia física que favorezca el abuso pecto a su sexo anatómico, y el deseo de ser o de
y la estigmatización (WPATH, 2011). afirmar ser del otro sexo. No se trata solamente
Los manuales de clasificación diagnóstica son del rechazo de la conducta sexual estereotipada,
uno de los instrumentos utilizados como guías sino de una alteración profunda del sentido nor-
para realizar el proceso de diagnóstico previo a la mal de la masculinidad o femineidad (APA, 1980).
intervención terapéutica. El objetivo del presente Siguiendo este manual, las niñas que presen-
artículo es describir, analizar y reflexionar sobre tan este trastorno tienen, por lo regular, grupos de
el diagnóstico de TIGI a través de las distintas amistades masculinas, presentan un gran interés
versiones de estos manuales. por los deportes y los juegos violentos, así como
falta de interés por los juegos con muñecas o en
APARICIÓN Y EVOLUCIÓN DEL los juegos “domésticos” (a no ser que se trate de
DIAGNÓSTICO DE TRASTORNO DE LA representar el papel de padre u otro papel mascu-
IDENTIDAD DE GÉNERO EN LA lino). Aunque en las niñas debe haber un rechazo
INFANCIA persistente de las estructuras anatómicas femeni-
nas, en el caso de los niños solo es necesario tal
Las categorías diagnósticas que hacen referen- rechazo si no está presente una preocupación por ac-
cia a los TIG en niños, adolescentes y adultos se in- tividades estereotipadamente femeninas. Así, pueden

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presentar una preferencia en vestirse con ropas de rencias no solo en función de la edad de aparición
niña o de mujer, o pueden improvisar este tipo de del trastorno (infancia o adultez), sino también si
ropas cuando no se dispone de material apropiado está o no presente el transexualismo; es decir, se
(pero el proceso de travestirse nunca produce exci- incorpora una nueva categoría denominada tras-
tación sexual). Por lo general, evitan los juegos de- torno de la identidad de género del tipo no transe-
portivos o violentos. Los gestos y las acciones xual (TISAANT).
se consideran habitualmente como femeninos y, La sintomatología esencial del TIGI es un ma-
por lo general, estos niños se hallan sometidos a lestar profundo y persistente en el niño en relación
las bromas y al rechazo de los compañeros de su a su sexo anatómico, y el deseo de ser del otro se-
propio sexo, lo cual casi nunca ocurre entre las xo o la insistencia en afirmar que se pertenece a
niñas hasta la adolescencia (APA, 1980). él (APA, 1987). El DSM-III-R (APA, 1987) man-
Este manual también hace referencia a la evo- tiene la descripción realizada por el DSM-III acer-
lución del TIGI. Establece, como complicación ca de la conducta manifestada por las niñas y ni -
principal, el pequeño número de casos que conti- ños con este trastorno (preferencia por ropas y
nuarán hacia el transexualismo en la edad adulta. juegos asociados al otro género y creencias acerca
Durante los últimos años de escuela, pueden dis- de los cambios que esperan cuando crezcan), así
minuir las conductas femeninas demasiado mani- como datos similares respecto a su prevalencia y
fiestas. Una cantidad todavía no determinada de evolución. Ambos manuales coinciden en que el
niños, quizá de un tercio a la mitad (entre un 33 % diagnóstico no se debe de realizar después del co-
a un 50 %), se hace consciente de una orientación mienzo de la pubertad y que la edad de inicio de
homosexual durante la adolescencia (APA, 1980). este trastorno es previa a los cuatro años de edad.
Para las niñas, la edad de comienzo es también tem- Hay una diferencia fundamental con respecto a
prana, pero la mayoría empiezan a ceder a la pre- los criterios del DSM-III. En el caso de las niñas,
sión social durante la última época de la infancia o el DSM-III exigía un rechazo a las características
en la adolescencia, y renuncian a una insistencia anatómicas (criterio B), mientras que el DSM-III-
exagerada en las actividades y en las vestimentas R incluye, al igual que ya ocurría en el caso de
masculinas. Una minoría de ellas retiene una iden- los niños en el DSM- III, la posibilidad de cum-
tificación masculina y algunas desarrollan una pau- plir el criterio B simplemente con manifestar una
ta de excitación homosexual (APA, 1980). aversión persistente a la ropa representativa del
Dentro del diagnóstico diferencial, el manual estereotipo femenino e insistencia en vestirse con
señala la importancia de realizar un adecuado diag- elementos pertenecientes al estereotipo masculi-
nóstico respecto a los niños y niñas cuya conduc- no. Por lo tanto, en el caso de las niñas no tiene
ta, simplemente, no encaja en el estereotipo cul- por qué ser necesario un rechazo persistente de
tural de masculinidad o femineidad, así como de sus características anatómicas femeninas, distin-
los sujetos que presentan trastornos de la diferen- ción clave en los criterios para niños y niñas del
ciación sexual. DSM-III, donde sí era necesario.
En la revisión del manual en 1987 (DSM-III-R, La CIE, en su décima revisión (CIE 10, WHO,
APA, 1987), en un intento de alejar los TIG de 1992), tiene cambios significativos con respecto a
las parafilias y de las disfunciones sexuales, dis- su predecesora, la CIE- 9. Los TIG son un grupo
tingue los TIG de los “trastornos sexuales” e in- independiente de los trastornos de la inclinación
cluye los TIG en la sección correspondiente a los sexual y de las disfunciones sexuales.
“trastornos de inicio en la infancia, niñez o la En relación a los TIG, este manual establece
adolescencia”. La inclusión en este apartado no tres categorías diagnósticas diferentes y teniendo
está exenta de críticas, ya que muchos de los TIG en cuenta la edad del individuo, realiza una dife-
comienzan en la infancia, pero no todos. renciación entre transexualismo y TIGI, con sus
Este manual revisado establece cuatro catego- propias pautas diagnósticas.
rías diagnósticas dentro de los TIG, que se carac- Según la CIE 10 (WHO, 1992), el TIGI se ma-
terizan por la aparición de malestar intenso y per- nifiesta durante la primera infancia y, como el DSM-
sistente acerca del propio sexo, estableciendo dife- IV, hace referencia a que este diagnóstico requiere

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de una profunda alteración del sentimiento normal Este manual, además de hacer referencia a las
de masculinidad o femineidad, que no debe confun- preferencias en juegos, ropas o compañía prefe-
dirse con la falta de conformidad con el papel se- rida, amplía los signos de alerta en niños y niñas;
xual socialmente aceptado. haciendo alusión, por ejemplo, a las niñas que pre-
Las pautas diagnósticas de la CIE-10 reflejan fieren héroes masculinos, orinar de pie o que se les
la tendencia hacia los comportamientos estereotí- llame con nombre de chico. Incluso, el manual
picos del género con el que se identifican. Man- refiere que las personas desconocidas pueden con-
tiene, como en el DSM-III-R, que este diagnós- fundirlos con niños; y en el caso de los niños, la
tico no puede realizarse cuando el individuo ha preferencia por orinar sentados y por ídolos feme-
alcanzado la pubertad, que son raras las ocasiones ninos (APA, 1994).
en que hay rechazo a las características anatómi- En relación al curso, y a diferencia de los ma-
cas y que muy pocos presentan transexualismo en nuales anteriores, el DSM-IV pone énfasis en las
la vida adulta (aunque muchos adultos con transe- dificultades que puede conllevar el esclarecimiento
xualismo refieren haber presentado problemas de del diagnóstico en niños y adolescentes, el cual pue-
identidad de género en la infancia). de necesitar de seguimiento durante un largo perío-
La cuarta edición del DSM (DSM-IV, APA, do de tiempo (APA, 1994). Mantiene la edad de
1994) introduce cambios importantes. Mientras aparición y el pronóstico. Entre los 2-4 años co-
que la CIE-10 (WHO, 1992) mantiene el término mienzan las actividades y el interés por el otro se-
“transexualismo” y define tres trastornos dentro xo, y solo un pequeño número de niños con este
de los TIG, el DSM-IV reemplaza el diagnóstico trastorno continuará presentando síntomas que
de “transexualismo” por el de “TIG”. Contempla cumplan los criterios para el TIG, en las etapas
en esta única categoría los tres trastornos diferen- avanzadas de la adolescencia o en la vida adulta.
tes de la CIE-10, unificando los criterios para ni- Aproximadamente, tres cuartas partes (75 %) de
ños, adolescentes y adultos, aunque exige especi- los niños que han tenido una historia de TIG afir-
ficar la edad actual. Además, en el DSM-IV, los TIG man tener una orientación homosexual o bise-
dejan de localizarse en el capítulo de los trastor- xual, pero sin ningún TIG concurrente y la ma-
nos de inicio en la infancia o adolescencia, volvien- yor parte del resto afirma ser heterosexual, tam-
do a incluirse dentro del capítulo “trastornos se- bién sin presencia de TIG. Los porcentajes co-
xuales y de la identidad sexual”, junto a las parafi- rrespondientes a la orientación sexual de las niñas
lias y las disfunciones sexuales. no se conocen (APA, 1994).
La principal diferencia de los criterios para el Además, frente al DSM-III-R, el DSM-IV ofre-
TIGI, entre el DSM-IV con respecto a los criterios ce dos evoluciones diferentes del TIG para los va-
del DSM-III-R, es que en el DSM IV son comu- rones. Una vía es la continuación del trastorno,
nes para adolescentes y adultos, aunque establece que se inició en la niñez o en las primeras etapas
indicadores propios para la infancia. Por tanto, no de la adolescencia. En la segunda opción, los sig-
se incluye como criterio el requisito de que no se nos más evidentes de identificación del otro sexo
haya alcanzado la pubertad, sino que se incluye la aparecen más tarde y de manera más gradual, con
especificación “codificar según la edad actual”. Tam- un cuadro clínico presente en las primeras etapas
bién se establece un nuevo criterio que consiste o en las etapas intermedias de la vida adulta, fre-
en comprobar que la alteración no coexista con cuentemente después de, o algunas veces junto a,
una enfermedad intersexual (APA, 1994). Este cri- fetichismo transvestista. Este grupo de inicio más
terio ya estaba presente en los anteriores manua- tardío puede fluctuar más en el grado de identifica-
les, pero en el apartado del diagnóstico diferencial. ción del otro sexo, mostrar mayor ambivalencia
Los dos primeros criterios del DSM-IV mantie- en cuanto a la cirugía de reasignación, presentar
nen, en su mayoría, la misma dinámica que el ma- una mayor probabilidad de sentir atracción por las
nual anterior, haciendo referencia al convencimiento mujeres y una menor probabilidad de satisfacción
de que se es del otro sexo y el rechazo a ser del sexo después de la cirugía genitoplástica. Los varones
actual, que puede ser a nivel de conductas estereotípi- con este trastorno que sienten atracción por otros
cas, o bien rechazo a las características anatómicas. varones tienden a presentar, durante la adolescen-

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cia o las primeras etapas de la vida adulta, antece- nado. Aunque es un concepto más amplio, histó-
dentes de disforia de género. Por el contrario, ricamente ha sido empleado como sinónimo de
quienes se sienten atraídos por las mujeres, por transexualismo o de TIG. La séptima versión de
los varones y mujeres, o por ninguno de ellos, los Estándares Asistenciales (WPATH, 2011),
tienden a ser detectados más tarde y a presentar adelantándose a la publicación del DSM-5 (APA,
antecedentes de fetichismo transvestista. Si el 2013), ya realiza un cambio terminológico susti-
TIG aparece en la etapa adulta tiende a tener un tuyendo el diagnostico de TIG por el de disforia
curso crónico, aunque algunas veces se han obser- de género. La disforia de género no solo puede pre-
vado remisiones espontáneas (APA, 1994). sentarse en las personas transexuales, sino tam-
Finalmente, de este manual es especialmente bién en otros trastornos de la identidad de género,
relevante el apartado del diagnóstico diferencial. como pueden ser en el transvestismo no fetichis-
Además de establecerlo con el fetichismo trans- ta, en algunas parafilias como el transvestismo
vestista, el trastorno de identidad no especificado fetichista o en estados intersexuales (DSM-IV-TR
o la esquizofrenia, diferencia el comportamiento y CIE-10). En la 7ª versión, se contempla que no
de disconformidad con el papel del propio sexo solamente las personas transexuales, transgénero
del trastorno de la identidad de género. La diferen- y disconformes con su género pueden presentar
cia radica en la magnitud y extensión de los de- disforia de género, sino también otros colectivos
seos, intereses y de las actividades propias del como los drag queens o las personas homose-
otro sexo. Expone como ejemplos de la discon- xuales (Bullough y Bullough, 1993).
formidad con el papel del propio sexo los com- El DSM-5 (APA, 2013) recoge dentro de la ca-
portamientos de “marimacho” en niñas o “afemi- tegoría disforia de género, los diagnósticos de dis-
nado” en niños (APA, 1994). Sin embargo, el tras- foria de género en niños, disforia de género en ado-
torno representa una profunda alteración del sentido lescentes o adultos, disforia de género no especifi-
del individuo con respecto a la masculinización o cada y otra disforia de género especificada.
la feminización. La última versión de los Es- Además de cambiar el nombre del diagnóstico
tándares Asistenciales ya contempla a las perso- eliminando el término trastorno, la disforia en los
nas disconformes con su género como subsidia- niños cuenta con criterios propios. Establece un
rias de atención, siempre y cuando presenten dis- criterio temporal de 6 meses y se requiere 6 de los
foria de género (WPATH, 2011). 8 indicadores del criterio A. Es condición necesa-
La edición revisada del Manual Diagnóstico y ria, aunque no suficiente, la presencia del primer
Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV- indicador (A1) para la realización del diagnóstico:
TR, APA, 2000), aunque mantiene gran similitud “Un fuerte deseo de ser del otro género o la insis-
respecto a su edición anterior, cabe destacar por tencia de que él o ella es del género opuesto (o
sus implicaciones posteriores, que comienza a uti- alguna alternativa de género distinta de su género
lizar el término disforia de género en la parte in- asignado)”. De este modo se hacen innecesarios
troductoria del capítulo dedicado a los TIG. los dos criterios que se refieren a la anatomía fí-
La APA presentó el 10 de febrero de 2010 el sica o a las características sexuales.
primer borrador de la quinta versión del DSM En este nuevo manual parece que el aspecto
(DSM-5, APA, 2010), recientemente publicado. importante es la incongruencia entre el género
En un primer momento, proponen cambiar el con- sentido y el asignado. Mientras que en las versio-
cepto de TIG (DSM-IV-TR) por el de “incongruen- nes anteriores en el criterio A se planteaba la iden-
cia de género” (“gender incongruence”). Posterior- tificación con el sexo opuesto, el DSM 5 propo-
mente, y debido a las críticas recibidas (APA, 2010), ne que debe darse una incongruencia entre el gé-
se reemplaza el término de “incongruencia de gé- nero experimentado y el asignado. Por último, a
nero” por el de “disforia de género”. Este término diferencia de los manuales anteriores, no quedan
es utilizado, y goza de gran aceptación entre los excluidas las personas con trastorno de la diferen-
usuarios y profesionales, desde que Fisk (1974) lo ciación sexual.
propone para designar el malestar resultante de la Se presenta la Tabla 1, modo de resumen de los
discordia entre identidad de género y el sexo asig- cambios acontecidos en los manuales señalados.

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Tabl a 1
Ev o l uci ó n de l a di s fo ri a de g énero en l a i nfanci a en l as cl as i fi caci o nes i nternaci o nal es

CIE 9 (WHO, DSM III (APA, DSM III-R (APA, CIE 1 0 DSM IV DSM 5 (APA,
1978) 1980) 1987) (WHO, 1 9 9 2 ) (APA, 1 9 9 4 ) 2013)

Deno mi naci ó n Trastorno de la Trastorno de la Trastorno de la Trastorno de la Trastorno de la Disforia de género

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identidad Identidad de Género Identidad de Género Identidad de Identidad de en niños (Elimina
psicosexual. en la Infancia. en la niñez. género en género en niños. el término trastorno).
la Infancia.

Es peci fi ci dad No ofrece Pautas diagnósticas Pautas diagnósticas Pautas Criterios Criterios diagnósticos
de los criterios criterios específicas para específicas para diagnósticas comunes para propios para niños.
di ag nó s ti co s distintos para cada grupo de edad. cada grupo de edad. diferentes para niños,
en funci ó n de cada grupo de cada grupo adolescentes y
l a edad edad ya que de edad. adultos. Única
solamente categoría (aunque
realiza una con indicadores
descripción propios para la
general del infancia). Exige
trastorno. codificar según
la edad actual.

Defi ni ci ó n No define Malestar persistente Malestar persistente Deseo general y Identificación Incongruencia entre
específicamente e intenso por el e intenso por el persistente de ser acusada y el género sentido/
el trastorno de hecho de ser un hecho de ser un del sexo opuesto persistente con el experimentado y el
identidad niño/a y deseo niño/a y deseo al propio, junto a otro sexo. género asignado
psicosexual, manifiesto de ser manifiesto de ser un intenso (Enfatiza la
solo hace una del sexo opuesto. del sexo opuesto. rechazo del importancia del
definición comportamiento, género).
general de atributos y
transexualismo. atuendos del
mismo.

31
32
Cri teri o s En niñas exige En niñas no es En niños y niñas, Mantiene que el El rechazo a la
di ag nó s ti co s un rechazo a las necesario un son raras las rechazo de anatomía o
características rechazo a las ocasiones en las características características sexuales
anatómicas. características que hay rechazo anatómicas no es no son necesarios para
En los niños, el anatómicas si existe a las condición el diagnóstico de
rechazo puede ser una preferencia por características necesaria para el disforia de género.
sustituido por actividades anatómicas. diagnóstico ni en
preferencia por estereotipadamente niños ni en niñas,
actividades masculinas. siempre que
estereotipadamente Mantiene el criterio presenten
femeninas. para los niños. sentimiento de
inadecuación
con su rol.

Comienzo de la Comienzo de la El niño no ha No se incluye


alteración antes alteración antes alcanzado la como criterio que
de la pubertad. de la pubertad. pubertad. no se haya
alcanzado
la pubertad.

Debe realizarse el Debe realizarse el Nuevo criterio No se excluyen las


diagnostico diagnostico de exclusión: personas con trastorno
diferencial con diferencial con coexistencia con de diferenciación
una enfermedad una enfermedad enfermedad sexual. Si existe se
intersexual. intersexual. intersexual. debe especificar.

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DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES El rechazo persistente a las estructuras anató-
micas del sexo de nacimiento, a partir del DSM-
Desde la introducción en las clasificaciones III-R, deja de ser un criterio de obligado cumpli-
diagnósticas de los TIG, prácticamente todos los miento para ambos sexos. Mientras que en el DSM-
manuales hacen referencia a la especificidad de la III solo era necesario para las niñas, el DSM-III-R
infancia. El DSM-III (APA, 1980), a diferencia de ya posibilita el cumplimiento de este criterio (B),
la CIE-9 (WHO, 1978), ya ofrece criterios diag- únicamente con que se manifieste una aversión
nósticos para cada grupo de edad. Por un lado es- persistente a la ropa representativa del estereotipo
tarían los niños con TIG y por otro los adolescen- femenino e insistencia en vestirse con elementos
tes y los adultos que presentan un transexualismo. pertenecientes al estereotipo masculino. Por lo
El DSM-III-R (APA, 1987) mantiene las di- tanto, el rechazo a los atributos anatómicos pro-
ferencias en función de la edad de aparición del pios del individuo, es criterio diagnóstico que deja
trastorno (infancia o adultez), introduciendo los TIG de ser necesario tanto en los niños como en niñas
en la sección correspondiente a los “trastornos de con TIG. El DSM-IV mantiene, como su versión
inicio en la infancia, niñez o la adolescencia”. predecesora, que el rechazo a las características
El DSM-IV (APA, 1994), a diferencia de la CIE- anatómicas no es condición necesaria para el diag-
10 (WHO, 1992), reemplaza el diagnóstico de tran- nóstico ni en los niños ni en las niñas, siempre
sexualismo por el de TIG y aunque establece indi- que presenten un sentimiento de inadecuación con
cadores específicos según la edad de aparición, uni- su rol. Asimismo, el DSM-5 mantiene que los
fica los criterios para niños, adolescentes y adultos. criterios que hacen referencia al rechazo a la ana-
Por tanto, a diferencia del DSM-III-R, no estable- tomía física o a las características sexuales, no
ce como criterio que no se haya alcanzado la pu- son necesarios para la realización del diagnóstico
bertad al tener que especificar la edad actual y de disforia de género. En esta misma línea, la CIE
añade como criterio de exclusión la existencia de 10 declara que son raras las ocasiones en que hay
una enfermedad intersexual. rechazo a las características anatómicas.
En la CIE-10 (WHO, 1992), a diferencia del El DSM-5 parece reivindicar la importancia
DSM-IV (APA, 1994) y en consonancia con el del género. Mientras que en las versiones anterio-
futuro DSM-5 (APA, 2010), los adolescentes no res, el criterio A plantea la identificación con el
pueden someterse a los mismos criterios que los sexo opuesto, el nuevo manual establece que debe
niños. Establece tres categorías diagnósticas dife- darse una incongruencia entre los géneros, el que
rentes y teniendo en cuenta la edad del individuo el niño siente como propio y el asignado al na-
realiza una diferenciación, con sus propias pautas cer. Aunque sexo y género son dos conceptos in-
diagnósticas, entre transexualismo y TIGI. terdependientes (Fernández, 2011), la anatomía se-
El DSM-5 cambia el término TIG por el de dis- xual pierde hegemonía a favor de las manifesta-
foria de género y recoge, dentro de esta categoría, ciones de género.
los diagnósticos de disforia de género en niños, Por último, a diferencia de los manuales ante-
disforia de género en adolescentes o adultos, dis- riores, en el DSM 5 no quedan excluidas las perso-
foria de género no especificada y otra disforia de nas con trastorno de la diferenciación sexual, para
género especificada. lo que añade un nuevo subtipo de categorización.
Todas las versiones de las clasificaciones que Desde la inclusión del transexualismo en las
hacen referencia al curso de los TIGI señalan la taxonomías y hasta la reciente publicación del
escasa evolución hacia el transexualismo en la edad DSM-5, la polémica y las reivindicaciones en tor-
adulta, incluso algunos manuales plantean la evo- no a su despatologización han ido en aumento.
lución hacia el transexualismo como “la principal En España, el movimiento reivindicativo por la
complicación” (APA, 1980; APA, 1987, WHO, despatologización de la transexualidad comienza a
1992; APA, 2000). Precisamente la realización de tomar vigencia en 2007, en relación con la apro-
este pronóstico desfavorable, planteado por los ma- bación de la “Ley 3/2007 del 15 de marzo, regula-
nuales, avalaría la aplicación de tratamientos hor- dora de la rectificación registral de la mención
monales tras comenzar la adolescencia. relativa al sexo de las personas”, que reconoce el

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derecho de las personas transexuales a cambiar su ley, 1995), es preciso la realización de estudios de
sexo legal y que este se corresponda con la identi- seguimiento para contar con una mayor evidencia
dad que reclaman como propia (Boletín Oficial del empírica que permita predecir resultados en la edad
Estado, 2007). Este movimiento se ha unido a adulta (Cohen-Kettenis et al., 2008; Kreukels y
otra campaña de ámbito internacional (“Stop Cohen-Kettenis, 2011). El profesional deberá te-
Trans Pathologization”), mediante la cual se ma- ner instrumentos y conocimientos necesarios para
nifiestan colectivos de más de 40 ciudades de todo seleccionar cuidadosamente a los candidatos más
el mundo (Polo y Olivares, 2011). adecuados, que se puedan beneficiar de los tratamien-
En un intento de despatologización, tanto el tos precoces que demoran la pubertad (Möller et
nuevo manual DSM-5 (APA, 2013) como la úl- al., 2009) o proponer otras alternativas terapéuti-
tima versión de los Estándares Asistenciales (WPATH, cas que contemplen el abanico de posibilidades de
2011) introducen determinados cambios termino- las expresiones de género (WPATH, 2011).
lógicos y conceptuales, aunque siguen manteniendo
la disforia de género catalogada como trastorno BIBLIOGRAFÍA
mental.
Que se haya introducido en las dos clasificacio- 1. American Psychiatric Association (1980). Ma-
nes internacionales le confiere el estatus de tras- nual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos
torno o enfermedad mental, pero también lo res- mentales. 3ª ed. Washington, DC: APA (trad. cast.:
cata de connotaciones moralistas y de ser tratados Barcelona: Masson, 1984).
como delincuentes, permitiendo obtener derechos 2. Ameri can Ps y chi atri c As s o ci ati o n (1987).
y beneficios en una población que ha estado muy Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastor-
nos mentales. 3ª ed. Rev. Washington, DC: APA
marginada (O’Hartigan, 1997).
(trad. cast.: Barcelona: Masson, 1988).
Dadas las consecuencias total o parcialmente 3. Ameri can Ps y chi atri c As s o ci ati o n. (1994).
irreversibles de las intervenciones hormonales, es Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastor-
absolutamente vital realizar un cuidadoso diag- nos mentales. 4ª ed. Washington, DC: APA. (trad.
nóstico del TIG (diagnóstico diferencial, comorbi- cast.: Barcelona: Masson, 1998).
lidad psiquiátrica asociada, etc.) (Becerra, 2004). 4. Ameri can Ps y chi atri c As s o ci ati o n (2000).
Estas intervenciones realizadas en una población Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastor-
en constante proceso de desarrollo y evolución nos mentales. 4ª ed. rev. Washington, DC: APA.
(físico, psicológico y sexual) exigen una evalua- (trad. cast.: Barcelona, Masson, 2002).
ción exhaustiva individualizada. Debemos tener 5. Ameri can Ps y chi atri c As s o ci ati o n (2010).
presente que la personalidad es un sistema diná- Diagnostic and statistical manual of mental di -
sorders, 5ª ed. Development, 2010. Recuperado
mico, autorregulado, que se desarrolla en relación
de http://dsm5.org
recíproca con el medio y que incluye al mismo 6. Ameri can Ps y chi atri c As s o ci ati o n (2013).
tiempo factores disposicionales, culturales y so- Diagnostic and statistical manual of mental di -
ciohistóricos (Richaud de Minzim, 2004). Ade- sorders, 5ª ed. Washington, DC: APA.
más del preceptivo diagnóstico tradicional, el pro- 7. Fernández, M. (2011). Sexo y género dos con -
fesional debe disponer de un buen conocimiento ceptos interdependientes. Mosaico: revista de psi-
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adolescencia, así como ser competente en el diag- 8. Becerra, A. (Coord) (2003) y Sociedad Española
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ridimensional (Maganto y Cruz, 2001). 9. B e c e rra, A. (2004) y Grupos de Trabajo de la
Teniendo en cuenta que solo una minoría de SEEN. Transexualismo: diagnóstico y tratamien -
niños mantendrá el trastorno y desarrollará un tran- to médico. Grupo de Trabajo sobre Sexualidad y
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