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Perla Sneh
Juan Carlos Cosaka

LA SHOAH EN EL SIGLO
Del lenguaje del exterminio
al exterminio del discurso

(¡f)
Xovier Bóveda
( 'uuulh14k'ltStl l'llltorlal: Leandro Salgado. Este texto nos encuentra reunidos. La pluralidad del pronombre no
señala homogeneidad sino coincidencia en una toma de posición en
ftutu ''' mi•&IHII AridSchwartz.
la que incurrimos juntos, no sólo por amistad sino, quizás, para acom-
Mumunllu cf.. rapa: Fragmento del poema Der id hot guelajt (El judío reía) de pañarnos a la vera de ese silencio irreparable, al que cada uno se
h tjuk Kut Zl·ndson. Reproducido en Idishe Gheto-Ktuvim - Varshe 1940-1943 asoma desde su historia, su nombre, su falla. Nuestra reunión no es
(thulo rn in¡¡lt<s: Ydish Ghetto Writtings). Edición de Beit Lojamei Ha'Ghetaot en la identidad sino en la diferencia; reunión en la vía de un recorri-
v llul<ihutz lla'Meujad, Israel, 1984. do que, a la hora de las responsabilidades, no diluye el lugar del
nombre propio. Y como creemos que no resulta indiferente rescatar
de la matanza algunos nombres queridos, hemos de nombrarlos, uno
por uno.

© 1999, Xavier Bóveda Ediciones. La familia Rosenblat z'l,


© Perla Sneh • Juan Carlos Cosaka. todos asesinados en la Europa nazi, menos
Simja Sneh (Simje Itzjok Rosenblat) z'l,
que me dio su nuevo nombre en la vida.
I.S.B.N.: 950-9522-06-6
Ernesto Urfeig (Pepe),
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
Enrique Ramón Tapia Rodriguez (Quique T.),
Impreso en Argentina- Printed in Argentina
hermanos de infancia,
Primera edición: Noviembre de 1999
desaparecidos en la Argentina de la dictadura.

Débora Perla Sneh


La n·producción total o parcial de este libro, en cualquier
lmma de impresión o copia que sea, inclusive métodos
di"italcs, viola derechos reservados por los editores. Cual-
quit·r autorización debe ser previamente solicitada por escri-
Alicia Elsa Cosaka (Alichu),
to a los titulares del copyright.
mi hermana,
desaparecida el29 de octubre de 1976.

Juan Carlos Cosaka


Colección:

EL RACISMO AL DIVÁN
EN EL PAÍS DEL OLVIDO
Directores:
( •~·nml" Y.mwl • Luis Barbieri • Graciela Camjayi
........--~

PROLOGO

LO MONSTRUOSO, LO INQUIETANTE,
LO INACCESIBLE

por Juan Bautista Ritvo

-1-

El libro de Sneh y Cosaka está articulado e


mente anticipan tanto el título como el primer-capíñ'ílo.
En primer lugar, Shoah, no es sacrificio; traducir el término
hebreo por el espectacular holocausto, le otorga al exterminio del
pueblo judío un sentido teológico, un lugar en la lucha eterna del
Bien con el Mal. Shoah, en cambio, que literalmente significa" arra-
samiento", "dev~ce en la historia y en la cultu-
ra un núcleo de ciega opacidad eal. Esta "absoluta opacidad"
es calificada de i ble o ermino que es hallazgo de Pri-
mo Levi.
· La segunda tesis afirma ue el nazismo, en tanto ramática
del exterminio, no es un iscurso; es más, la gramática nazi eli-
mina la dimensión del inconsciente y, al hacerlo, elimina los ele-
mentos constituyentes de cualquier discurso: cadena significante,
objeto y sujeto.
~.-,.:
.fodemos distinguir, con respecto a esta tesis, una especifica-
ción y un corolario.
La es ecihcac10n concierne -en clara referencia a las elabora-
ciones de George teiner- a la reducción del lenguaje nazi a un
"lenguaje abstracto", "puramente simbólico", que "no registra
objeción alguna de lo real". Este lenguaje, lejos de ser producto
áe un resto, elimina los restos para transformarlos en desecho!!,
en pilas de cadáveres y, cuestión esencial, no conoce ni la repre-
sión, ni la desm~ñisfq~a la forclusión. Los autores em-
plean el término ~adificación')para articular así, patétlct1lnl'n-

7
---
111, t•l &h•l'lllno dl•lo humano en cuanto tal. El corolario remite a la
ttlllllllllllnuidad ue los autores ostulan entre el racismo y el
n.u 1'111\U. m e pnmero, aun en la desmentida por la cua e amor
,¡r¡m,, l'l odio fratricida, "hay inscripción de filiación" pero "la
llhm•n~<~i6n absolutamente abstracta del lenguaje nazi (elimina)
''" &'ll')(tcrminio (toda) filiación de discurso".
1.11 lc"'is ofrece, no obstante, un punto de dificultad que los
.ualort•s no desconocen, precisamente porque el nazismo ha sido
un movimiento de masas con un alto grado de aceptación social Pregunta ue es una de las razones ara ue en el último ca-
''" t'l corto período que dominó, un movimiento de masas pro- pítulo acu an a la escritura nodal de Lacan, único recurso para
lundamcnte racista en el cual la ciencia se transformó en volun- registrar lo real. Pero, pregunto, les posible apoyarse en una es-
t.ul del sistema. critura sin estilo -es decir, sin equívocos y sin modalizaciones-,
Si d nazismo no se confunde con el sistema concentracionario puesto que lo nodal es inseparable del desvanecimiento de la
qut• t•difica -porque un movimiento de masas, por definición,. marca?
po~<~c.•c lazos filiativos e inscripciones sociales- lcuál es el punto Con rigor y con probidad, sostenidos en su propia pasión que
dt• ttrlkulación que divide y conjunta? ya los epígrafes iniciales señalan, nutridos de una bibliografía
"El nazismo entonces -dicen- no es la magnificación extrema excelente, Sneh y Cosaka han avanzado en un campo que, en
th•l dh11.:urso racista, aun si, como vimos, no deje de enlazarse a muchos sentidos, es límite. Los saltos en la argumentación y los
t'~l romo lazo social, sino que introduce en ese discurso la nove- puntos enigmáticos -que, me parece, denuncian dificultades del
lltHI de un lenguaje a-discursivo." campo analítico mismo antes que deslizamientos de los auto-
wt•sta, no obstante, por ex licar dónde, precisamente dónde res- nos constriñen a volver a ellos para enriquecer la lectura
(dio,,· os autores, ... e iscurso racista vira a lenguaje nazi". del texto. Algunos de estos protocolos voy a anotarlos aquí, para
P.~r.t responder estas cuestiones, Sneh y Cosaka elaborarán que sirvan al lector y a los autores, en tanto lectores de lo que
un mn'unto de nodo e icentro, si no me equivoco, con- han producido, y para que yo mismo me vea concernido por
" 11h• c.•n la noción d 'enomeno ·giro curioso, porque usan la preguntas que superan, sin duda, las posibilidades actuales de
P•''''br,, para designar a go que, en un cierto sentido, es radical- respuesta.
nwnh• no-fenómeno, porque un fenomeno, en la acepción tra-
didon.tl, es v1s1b11idad que remite a la ley del fenómeno.
l~1r.t c.•llos, por el contrario, fenómeno se opone a traumá; el -11-
tr.uun.t mscnbe la impos1bd1dad de mscnbu y su modelo es la
prohihidón del incesto. El fenómeno carece de inscripción, aun- Discriminación 1 segregación 1 exterminio: entre estos tres térmi-
'1'"' transmita algo al seno de las inscripciones. El fenómeno nos hay, a la vez, continuidad y discontinuidad, deslizamiento y
IJIU'd.t l1~.1do a la voluntad del sistema: voluntad de abolición, 1 ruptura, viraje y salto.
volunt.ut t.unbién de practicar una muerte sin odio, tan distinta Es el concepto de masa lo gue hay gue introducir en primer
tlt• ¡,, IMsiún dr los odios colectivos, encendidos de vértigo y de lugar. Para decirlo lisa y llanamente, basta que dos se asimi/t•" a
1 llnh•bl.t (1 >t•sdl• luego, no es lo mismo elaborar el gas fatídico, ü'ñ""'rercero para que a arezca inevitableme • n
111 IIIIIJ'•'"''rlol'on el funcionamiento de un motor, experimentar- cuarto excecra o, egra ado. Este cuarto es tan fundamental qur

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" •
puede invertir las explicaciones habituales; se dice, por ejemplo, provisorio), en el que lo inconmensurable halla siempre una
que el amor entre hermanos encubre la proyección del odio ~edida conmensurable, al pasar al territorio de la masa (esto es,
mutuo hacia el exterior. No cabe la menor duda de que esto es al nivel de las leyes de los grupos sociales) más tarde o más tem-
así; mas se trata de un fenómeno secundario: el sitio del cuarto rano, articulará un ré imen binario ue desmiente la terceridad
excecrado está dibu'ado en hueco antes de su a arición efectiva. y_se cristaliza en esa oposición raigal de lo smo e nosotros, la
Y si digo cuarto sólo por afán de inventario y economía e me- comunidad, lo "íntimo ) con lo Otro (lo extraño, lo inconmen-
dios (pero también constreñido por mi propia torpeza ante un surable, lo peligroso). Este Otro es bisagra entre el resto que alien-
campo tan vasto, tan desbordante, tan cuajado de astillas con- ta . lo que ya no resta or ue es ura acumulación de restos sin
ceptuales y de las otras, las innombrables), es para indicar, tan nada resi u , pura presencia de la causa masiva. (Decir, en psi-
sólo indicar, un sitio inédito, que no se confunde ni con el objeto coanálisis, que la causa como causa es ausencia, es olvidar que la
a ni con el detritus, ni con el resto que causa movimientos ausencia no es un dato sino un producto de una operación difí-
fantasmáticos y articulaciones pulsionales, ni tampoco con el cil y dificultada.)
amontonamiento de restos que asfixian a los cuerpos, pero ~ Desde luego: si lo postulado como Inaccesible es condición de
eventualmente (quiero subrayar la contingencia de la operación) posibilidad de que la discriminación de la masa, al pasar a la
uede ermitir el paso de uno a otro; es decir, el paso terrible segregación de los otros (como expresión de odio al Otro), pue-
gue va de la segregaaon es erro, exilio, expulsión) al extermi- de "saltar" al exterminio, es mera condición de posibilidad. El
n~. Mas tal paso, lno es acaso un salto?
paso a la existencia (que es lo que Sneh y Cosaka llaman "fenó-
En "Nuevas metamorfosis de Tristán", Denis de Rou emont meno") sigue siendo un paso (y, por lo tanto, no es un paso sino
escribió un texto complementano e su célebre "El Amor v Oc- una catástrofe, en el sentido vulgar y científico del término: tanto
cidente". Allí identificó ai Otro con lo Inaccesible. un derrumbe como un cambio brusco de estado) que se topa
Voy a tomar el térmmo para hacer de él un uso, sin duda, con la irreductible opacidad de la violencia real.
abusivo. Este Otro es bien distinto dellacaniano; para Lacan, el (En este aspecto nos encontramos con algo similar a lo que
Otro es aquello que suplementa y descompleta todo lo que sea ocurre con la lucha de clases. El marxismo la ha concebido siem-
Accesible. Paradójicamente,lo Accesible es tal, precisamente, por- pre como un modo demasiado funcional y racional. Así, al hacer
que hay un vínculo de suplementariedad que permite leerlo y del exceso de la violencia (sea fría o caliente) un factor en defini-
circunscribirlo. Así, la operación inversa produce un resultado tiva desdeñable, condenaba su teoría a ser el reverso árido y
extraño: si suprimo el lazo suplementario, lo Accesible pierde su tautológico de una irracionalidad ardiente e, incluso, loca.)
ctccesibilidad y se transforma en un Otro absoluto, radicalmente Hasta donde podemos entenderlo, el nazismo fue precedido
Inaccesible, como lo quiere a Dios la vulgata kierkegaardiana. por una dinámica de masas paroxísticamente segregacionista; el
(No me he ido muy lejos, el lector advertirá que me muevo, derrumbe de los valores y la estructura familiar de las clases
voluntaria y gustosamente, dentro de las coordenadas tramadas medias alemanas; una crisis radical del Estado burocrático y je-
por Sneh y Cosaka.) Con cierta prisa, porque quiero llegar a lo rárquico prusiano, sobre cuya descomposición sucumbió el dé-
"''l'l!!lvo, estoy escuetamente delineando el esqueleto (espero que bil parlamentarismo de la República de Weimar, asediada, a su
no M' vuelva un amontonamiento de huesos) del viraje (que la vez, por la crisis de representatividad de partidos políticos y gre-
hl,.turln practica, desdichadamente, de forma recurrente) de un. mios; la existencia a constituida de ese len ua·e abstracto ue
urth•n INnarlo a un orden rígidamente binario. Para decirlo de Sneh y Cosaka llaman "simbólico puro" (me remito a respecto a
ulru mudo: J¡t l~gica ternaria que es nuestro horizonte (al menos los penetrantes análisis de su texto), el que, es preciso decirlo,

IU 11
lprm.l parte de la cultura universal del capitalismo, sea nazi, li- así en las pesadillas de la historia de las cuales estamos defendi-
lwr~tl, 1\i\donalista-populista. dos, precariamente, por los beneficios del sueño.
RHh.' lenguaje -tienen razÓn los autores de Shoah .. .-presenta Ese mismo texto de Kreszes evoca un trabajo mío en el cual
"''Pl'l'lns misteriosos, indescifrados; pero es política y distingo [alengua (todo junto) infierno de la continuidad cance-
~'lldntltativamente más decisivo ue el discurso ue re resenta rígena, de la lengua (con espaciamiento), esfuerzo por ganar te-
,, HU ctn. Está presente en todos lados, desde los canales e rreno gracias a la discontinuidad en acto. Pero, a la postre, la
n crne hasta las oficinas administrativas de los municipios; primera triunfa. Kreszes insinúa que hay un lazo entre la conti-
habita los digestos legislativos, las contraseñas de los mercados, nuidad cancerígena y el horrible alemán de Hitler, el que, con
loP~Intercambios electrónicos de dinero, los cálculos de pérdidas palabras de Steiner, presenta una "cadencia áspera, una jerigon-
y ganancias, los llamados "discursos" de los presidenciables. za mitad niebla y mitad obscenidad".
Pero no todos esos lenguajes técnico-burocráticos son Los autores han reunido también cuestiones que afectan a los
t'lllll'l'nlradonarios; es preciso, para ello, un plus que transfor- límites del simbolismo: las estructuras gue presiden a la lógica
nw " la injuria dirigida en caliente al otro juzgado no-humano, del (antasmfl (me refiero al seminario de Lacan) con la concep-
l'll un aparato de nominación frío (sin enunciación), que tienda ción de Peirce acerca del potencial, lugar de inscripción posible
,, provocar la segunda muerte de la víctima: no sólo matarla sino de las imposibilidades de inscripción. Desde este lado, exami-
''liminar todo rastro de que ha habido alguien vivo. nan la prohibición del mcesto que se separa de las astucias de la
No obstante, yo creo que estos aparatos fríos jamás subsisten transgresión ("basta que nos prohiban algo para que lo quera-
sin una cólera ardiente amparada por lazos filiatorios que, de mos" dice la lógica de la transgresión) precisamente porque
,,lgún modo, ofician de agentes. Esa cólera ardiente fue movili- prohíbe un acto que en ningún caso podría cometerse.
,,,,da por la puesta en escena del nazismo que sirvió de elemento No obstante, todo el desarrollo apunta, siquiera sea tácitamen-
,·,tltlli:r.ador a la constelación que tan precariamente he esbozado te, a otra imposibilidad potencial: la imposibilidad de inscribir la
m.\H ,nriba. nad1jicac¡6n de la existencia humana. En un caso prohibe lo im-
posible; en~tro, se prohibe al pensamiento la posibilidad de
Jo:l r.tcismo no es una ideología sino (uso una hermosa expresión un iluminismo sin fin, aunque se disfrace con los emblemas sa-
th• Murena) la "fatalidad de los cuerpos". El racismo afecta los
K''slos, las actitudes, las modulaciones de la voz y la postura del
bios de la consigna hegeliana: "Todo lo racional es real y todo
real es racional". Lo que Auschwitz ha cancelado no es la poesía
lo) ~ '-
~.,.
•.
11

tH'h 1r mcista, que se imagina enérgica y altisonante, chirriante y sino la ilusión del racionalismo absoluto. Entre ambas imposibi~
hm•t.t lwroica. lidades transcurre la vida humana y entre ambas es preciso veri~
No puedo excluir la violencia de los lazos filiatorios. En un ficar una corrección del pensamiento freudiano, corrección que
h•1do de David Kreszes que los autores han citado, encuentro se impone luego de Auschwitz (o, más bien, de Chelmno, como
''"''' ,.x~m~sión feliz: eara que la filiacion sea filiacion de una he- se sostiene en el texto por buenas razones): el crimen original no
n•nd,, l'S rccisa una desa 'liación, es decir una se aración del es el del protopadre sino el de las etnias destruyéndose entre sí;
l 1rt, P" l'rna . ¿ a e la pena recordar que, en psicoanálisis, la rectificación que no elimina el rito freudiano, antes bien lo
r,wl\lllll'tH'tÓn es separación de aquello con lo que el sujeto se complejiza. El crimen étnico, desde luego, no es mítico; pero el
hh•nlll k.t ?) mito, cuando no es mera leyenda de los orígenes, consiste me-
l II•IIHio 1.1 liliación no genera desafiliación, entonces la filia- nos en relatar de múltiples modos, a la vez convergentes y di-
llnu .thn· ¡,, posibilidad de la crispación violenta y ... entramos vergentes, la fundación de un orden que, decisivamente, en trans-

u t:\
~-

l"rlr de un campo a otro un núcleo de intraductibilidad que, Introducción


n•KIIIIIéndose a todas las traducciones, causándolas incluso, per-
IIIKlt• al11lado, impávido, sustraído como un dios griego a cual- DEL LENGUAJE DEL EXTERMINIO
lJUit•r Invocación, pareja eterna y muerta del brillo intermitente
AL EXTERMINIO DEL DISCURSO
dt• la11 estrellas inaccesibles.

-III-

Hay, desde luego, muchas cosas decisivas que no he siquiera


mencionado. Los análisis del término alemán Volk, cuya red
1- Una lectura de lo irreparable
petrifican te acaba con toda retórica; la negativa -inteligente- de
lm1 autores para discutir la problemática del Bien y del Mal, jus- Hay cosas que deben ser dichas
tamente, porque son eternos y en la eternidad no hay acto posi- suficientes veces ...
ble; la aclaración que hacen cuando introducen la cadena de •
S. FREUD
ruatro elementos en la cual el cuarto término desdobla a lo sim-
bólico en símbolo y síntoma, aclaración que muchos ahorran y
t¡uc los lleva a la redundancia y a la esterilidad y que consiste en lAcaso se pueden atravesar tiempos de horror sin ser atravesa-
lo 11iguiente: que la presentación del cuarto nudo no puede dife- dos por eso? Ante el horror ciertos silencios insisten con la mis-
renciar modalidades del síntoma. Estas son cosas que el lector ma puntualidad con que lo hace su virulencia. Insisten, aun, bajo
puede leer sin la tutoría de un prólogo resumen. Leer un texto la faz de la moda; que ofrece la contraseña para que un discurso
no es completarlo ni resumirlo sino descompletarlo. A ese prin- -en sentido amplio- se inflame de "sinceridad".
dplo me he atenido; mas debo recordar que, al descompletar un lCómo hablar del horror en estos tiempos de liviana obsceni-
lt•xto, rendimos homenaje a quienes leemos. dad? lCómo intentar un decir sustrayendonos a las vías facilita-
das por un lenguaje que se pretende inocente? lCuál es el esta-
tuto de un discurso -en sentido estricto- en estos tiempos?
Entre el silencio de la evitación y el alboroto de la moda se
echa de menos cierto gesto ético de no desentenderse de textos
que se establecen -que se instituyen, con acento en institucional-
a título de psicoanálisis y que nos amontonan en la masa de un
horror mudo, sin mayores consecuencias que su propio escán-
dalo, en oposición simétrica a una masa convocada en torno a
una explicación (sea en términos de circunstancia histórica, sea
en términos de psicopatología) que se redobla al infinito sin de-
jar nunca de alcanzar su cometido: la justificación. Efecto de masa
ant~~~élsificación extrema: la muerte como objetodeprodllc-
ción. · --- -

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En l'l'llc cruce, señalar el lugar donde el nombre no se disuelva mite donde decline todo sentido y haga tope a un movimiento
t•n nwr.1 pluralidad es también un modo de evitar sostener el que, incesantemente, alimenta el círculo de una lógica sacrificial.
.tnonim.Jto que alimenta el dolor, evitar que éste persista como Recurrir aquí a la noción de sacrificio -en tanto lo ofrecido a un
pura herida; consideramos que es de la ética alojarlo aunque más deseo puro del Otro como recurso para hacerlo existir- es un
no Sl'a en la vacilación que provoca el roce de lo irreparable. modo de otorgar sentido al exterminio. Este modo, aun si se lla-
Mitigar el dolor no implica otorgarle un sentido que lo censure ma "fascinación por los dioses oscuros", sostiene la adherencia del
ni rl•ducirlo a un emblema que cancele la singularidad de cada·J pleno sentido y convieite a la matanza en la realización del deseo
\ uno de sus nombres sino, quizás, intentar encarrilar su aliento del Otro.
L l'n la inscripción de lo que escapa a todo nombre posible. - Por el contrario, sostenemos que en el desencadeamiento del
--. Acaso se trate de producir cierta operación del análisis en algo exterminio hay un punto de absoluta opacidad. Y que eso, como
l¡ue, como la Shoah -el exterminio- se pretende "historia supera- dice Primo LevP, es incurable. Algo del orden de lo irreparable
da"; apostar a que el discurso del análisis opere haciendo equi- lesionó el mundo humano -es decir, el discurso, la subjetividad-
vm:ar lo infalible del horror. Por eso es que no hablamos de "ho- de la mano del novedoso exterminio inaugurado por el nazis-
Jo¡,:al.tsto"~~1:6Ql0 suele llamarse al exterminio. mo. Y esto no sólo no puede quedar fuera de nuestra interroga-
Holocausto, ' e en hebreo se dice korbán olé, es un término bí- ción sino que, de algún modo, es su guía.
hlh: •fie ~a un tipo espec1 co e oren a na a mtegra- ¿Cómo inscribir lo irreparable? ¿cómo inscribir ese padeci-
ml't!te _a Titos. Coagular el extermmto en una significaCión miento incurable del ultraje al sujeto precisamente ahí donde la
:.¡.saificial señala a los asesinados por la generalidad del sacrifi- cultura no cesa de hacerlo encarnar en la ló 'ca sacrificial?
du (que justifica la acción del verdugo y ubica la muerte de la
vklima en un sistema de significaciones) y vuelv
de la dignidad de un nombre propio. El términ Shoah -que, en
lwbreo designa al exterminio- no remite a sacri e'
e fojarlos

no, sino
,, la más completa devastación, a-Iaeatástrofe, al arrasamiento.
Nuestro apuesta -quizás esmedida pero aun así- es al dis-
'=.,Urso analítico, puesto que opera al modo de la poética: es ~
\ to de sentido pero también efecto de agujero. Discurso en reso-
nancia; opera sobre lo dicho pero, y principalmente, opera so-
bre el sujeto: éste aparece ahí diferente.
i
EKtl' término se impuso después de la matanza; durante la mis- lEs posible este abordaje? lEs posible esta operatoria en lo
m.s, l'l término más frecuentemente utilizado era jurbán, que sig- que no cesa de ser pura herida? ¿cómo no mencionar aquí la
nifica reducir a ruinas, en el sentido que tiene en la expresión famosa frase de Adorno: "Ninguna poesía después de
/udlá11 1/a'Bait, la destrucción del Templo. Decir Shoah, entonces, Auschwitz"? Queremos detenernos en ella para señalar el valor
no eH un capricho lingüístico, es una toma de posic10n: apunta a apresuraaamente emblemático que adquirió, emblema que pa-
n•tumar esa devastación y esa ruina no como algo cancelado en rece dar cuenta de una tramitación demasiado rápida -sospe-
J,, Hignificación sino como peso que persiste, en toda su ciega chosamente universal- del dolor que entraña el horror. Es en el
op.Kid.td, en la palabra humana 1 • corazón mismo de esta frase donde encontramos las marcas de
I•:H l'll l'Sie punto donde apostamos a algún efecto operatorio2, un dolor anonimizado al extremo. Porque aun si pusiéramos
un tr.tllcljo en dirección a pr?._ducir alguna ins~eción, algún lí- entre paréntesis la poesía después de Auschwitz, lo cierto es que
la hubo -y en abundancia- durante.
!'olll'h, 1: ,.;¡,,"¡'"" drn· "lwlucallslu", Revista KAOS, No. 4, Rosario, diciembre,
I'Nfo
3. Levi P. Los hundidos y los salvados, Cap. 1: El recuerdo de los ultraJ~s,
1 '" ·"' 1 -;,.,,,,,., l.'lnsu ... Muchnick Editores S.A., Barcelona, 1989.

17
'"
Han sobrevivido más de un millar de textos que, a su vez, dan bolo del exterminio" (lo cual no quita que fue parte de él).
h• dedecenas de mlles de otws que perecieron junto con sus Auschwlfz fue creado como un campo de concentración donde
autores: "Todos escribían allí, académicos y analfabetos, maes- la muerte acaecía por todo tipo de ultrajes, privaciones, torturas
tros y dirigentes comunitarios, adultos y niños, escritores profe- y humillaciones (hambre, enfermedades, agotamiento, maltra-
~ionales y gente que nunca había compuesto una línea en su to) y, posteriormente, también por el exterminio sistemático en la
vida (... ), diarios, crónicas testimoniales, pero sobre todo, textos cámara de gas que se construyó en un sub-campo del complejo,
poéticos· "4• Hay también otros textos: hay la crónica detallada de Birkenau.8 En cambio los Vernichtungslager, es decir, los campos
los eufemismos de la matanza, hay los documentos conservados de exterminio (que fueron en total seis, de los cuales Chelmno
clandestinamente, hay el desesperado alfabeto de las uñas en la fue el primero en ser puesto en funcionamiento) eran sitios donde
pared. los judíos eran llevados pura y exclusivamente éara ser extermina-
"Despertó ese mundo y expir(> la palabra", dice un poeta5• JOs. No existía selección alguna, bajaban de los trenes para ser
Hemos heredado esa palabra expirada y vemos reaparecer a su éoñducidos directamente a la cámara de gas (con la excepción
asesino en un peculiar -inédito- retorno. Es en el punto de este de algunos pocos que eran destinados a los sonderkommandos'l).
retorno que nuestra lectura interroga la posibilidad de Las instalaciones de tales campos se reducían a los medios idó-
desinstitucionalizar el dolor como anónimo, tomando los textos neos para la matanza (que fueron variando y perfeccionándose
uno por uno, nombre por nombre. Para ello es necesario esta- hasta que se llegó al uso -en escala industrial- del Zyklón B, un
blecer precisiones, señalar diferencias, introducir matices. gas tradicionalmente utilizado como pesticida).
Empecemos entonces por decir que, en realidad, la frase de- El elemento singular que introduce la muerte por gas no es
biera decir "no hay poesía después de Chelmno". Esto señafa6 sólo el hecho de la industrialización de la muerte. No se trata
un punto de partida diferente para nuestra consideración del sólo del numero de personas que debían ser "procesadas", sino
tema: ni las leyes de Nuremberg, ni los desfiles triunfantes de la de algo diferente. Y ese algo está ubicado en el corazón mismo
juventud hitleriana, ni la Kristallnachf, sino las muertes en los de la matanza.
camjon~ de gas en un sitio llamado Chelmno, en diciembre de - Como msiStian en declarar los jerarcas nazis juzgados después
1941. de la guerra: la matanza habría sido "una tarea demasiado pesada para
- Auschwitz, con todo el horror que encierra, no es -para decir- los SS debido sobre todo a la presencia de mujeres y niños en las vícti-
lo ei:lTasTerribles palabras de Vidal Naquet- uil"adecuado sím- mas"10. El exterminio aparece así como una tarea nefasta para el ver-
dugo (aun si existían algunos que, "por idealismo,11 llevaban a cabo
El subrayado es nuestro.
8. Cfr. p. 53 y n. 39.
4. Introducción de E. Toker a Dos lid fun oisgeargetn idishn folk (El canto del
pueblo judío asesinado), de ltzjak Katzenelson, en su versión española. 9. "Comandos especiales", compuestos por algunos condenados destinados a
Ediciones Arte y Papel, Buenos Aires, 1993. · la tarea de vaciar las cámaras de los cadáveres, revisarlos en busca de bienes
escondidos y alimentar con ellos los hornos y las tumbas colectivas.
~- Karl Krauss, en 34o. Congreso Internacional de Psicoanálisis (Hamburgo,
19!15): La identificación y sus vicisitudes, nota editorial, Revista de Psicoaná- 10. Declaraciones de Rudolf Franz Hoss, comandante en jefe de Auschwitz. Cfr.
1111111, XLII, No. 4, julio-agosto de 1985. Lifton R.J. Les Médecins nazis, le meurtre medica/ et la psychologie du génocide,
citado por J.P. Faye y A.M. de Vilaine en La sinrazón antisemita y su len-
h ( 'tr. Vidal-Naquet, P. Los judíos, la memoria y el presente, FCE, Buenos
guaje, Ada Korn Editora, Buenos Aires, 1995.
Atn·~. 19%.
JI Testimonio en el proceso de los Einsatzgruppen [Comandos de emergencia;
"1 ,, m ~<:"ht• de los cristales": primer pogrom oficial organizado por el estado nazi.
Grupos de tareas: grupos que realizaban las matanzas por fusilamiento an-

IH 19
1"" ''"h•rmlnaciones sin beber aguardiente"). No se trató sólo de En ese punto central no pretendemos una consideración glo-
.td''l'Uttr los medios a la escala cuantitativa, sino de algo más, bal de los grandes interrogantes, las cuestiones trascendentes,
un.t nwstlón cualitativa que hace a la si 1 1 d misma de la los temas concluyentes. No preguntamos qué mundo es aquél
rt•illl:l.ación efectiva de la masacre. Ese "al o más' es el distancia- donde esto puede suceder sin que el sol se apague. Porque, de
miento del acto criminal, su negación, q e con tcton nece- hecho, sucedió y, de hecho, el sol aún brilla. Y el mundo, a ve-
~tMic~ para su ejecución. Para concretar la matanza, se tornó im- ces, es una puerta que se abre o que se cierra, una palabra que se
perativo establecer un ámbito de anonimia absoluta: el anonima- dice o que se calla, un silencio que se escucha o que se ahoga.
to dt'l crimen dentro del mismo crimen. Por eso evitamos toda actitud generalizadora, toda considera-
.. . ... .... .. ... .
ción globalizante. En este punto, la intewJgación misma implica
una toma de posición y el ejercicio de la libertad (que Vidal-
muerte "industrial"no sólo las víctimas se tornaban anónimas Naquet otorga al historiador y que nosotros tomamos como nues-
11lnu también sus verdugos, y este anonimato e,ermitía la eventual tra) de elegir el tema, definirlo y componerlo.
iiHIC't•ncia del asesino y la virtual inexistencia del asesinado. La Para nosotros, esta libertad en la consideración de la novedad
clllonimización de la victima autoriza la anonimización del ase- del exterminio nazi -en nuestro caso, desde la praxis psicoanalí-
Hino y, de este modo, la dilución de su responsabilidad. Como tica- pasa por renunciar, de entrada, a una pretendida "objetivi- '
die~ Vidal-Naquet12 : "en el sistema de las cámaras nadie mató en dad". La única "objetividad" o · es la de una sub'etividad
orma directa". comprometida. Y nosotros nos sabemos implicados por istoria,
Y, de hecho, ¿quién es el responsable?: ¿el que realizaba la por herencta, por vivencias. Es desde este compromiso que di:J-
~wlt•ktzia 13 , el que decía a las víctimas que iban a pasar por un cernimos ciertos indicios de la permanencia de esta novedad que es
proceso de desinfección, el que les entregaba jabones de piedra el len,uaje sin resistro discursivo.
para que no sospecharan lo que les esperaba, el que daba un [ La ÓgÍca de este texto no es lineal sino que transita diferent
l'hocola~e a un niño trara tranquilo en la cámara, el ¡ accesos, diferentes entradas y salidas por lo mismo, diferentes
'
e introducía los · tales de Zyklón B? Este comienzos y re-comienzos. Es, más bien, bitácora de un recorri-

~
que la se
.monimato, e ta . orma inédita del crimen un crimen que nadie do que, difícil y lentamente, fue delineándose a medida que tro-
gi o a ie- " eolio del tema" 14, hace pezamos con algunos interrogantes.
,, la especificidad de la matanza. Uno de ellos, y no de los menos oscuros es: ¿por qué el psi-
coanálisis como práctica ha soslayado la consideración del na-
zismo como fenómeno en su práctica?
lt•s dt> que se recurriera al uso del gas), Augsburg, septiembre 10 de 1947 (N°
5972). Citado por L. Poliakov en Breviario del odio. Editorial Stilcograf,
\
Hut>nos Aires, 1954. En la literatura psicoanalítica el tema suele aparecer como
12. Op. cit. "psicoanálisis y nazismo", como elementos yuxtapuestos que
hubieran permanecido uno frente a otro sin interacción. A lo
1.1 "Sl•lt>rrión" entre quienes eran destinados inmediatamente al exterminio y
'lllit•nes aún eran aptos para trabajos forzados. Absurdamente, quienes rea- sumo, aparece como "el psicoanálisis bajo el nazismo", en cali-
ltl.nh.m la selt>cción entre los que eran destinados a la cámara de gas y los dad de cierto hito histórico, uno más entre los diversos avatares
•1•w ,,¡, podían permanecer con vida para reemplazar a los que habían su- de la institución psicoanalítica o, quizás, como una "mirada
' 11111hado al trabajo t>sclavo, terminaban apareciendo como salvadores y no
~ "'"" ,,_.¡,•siuos dt, los judíos.
psicoanalítica aplicada a un suceso histórico". De este modo el
tema parece quedar ajeno a la actualidad de su discurso o, para
1-1 l Ir Vad.1l N.ll¡ut>t. Op. cit.

;¿o 21
decirlo en términos de la teoría, ajeno a la actualidad de la vida to analistas, no puede sernas indiferente qué política de lengua-
cotidiana. je gobierna nuestra tarea, siendo que al psicoanálisis -queremos
En esa actualidad, tomar la alabra -en tanto analistas- como decir a su praxis, la nuestra- no les son ajenas ni la institución ni
si ésta u iera permanecido inmune es, como dice Steiner15, una sus políticas.
forma "sutil pero corrosiva" de desconoc~miento. Porqué- ahí ·\ Ceder en este punto en la palabra es, como dice Freud, ceder \ ~
donde la palabra fue abolida, el discurso analítico (en todos los en la cosa misma. Y ceder aquí abre la vía para la nazificación de
sentidos que se quiera dar a este concepto) no puede dejar de la institución. La afirmación es fuerte; pero, aunque admitimos
verse concernido; no puede -no debe- dejar de intentar una pa- sus matices, apunta a una cuestión que no se reduce a una mera
labra que no pase por la obscerudactde otorgar sentido a lo que discusión barroca y sin consecuencias, sino que encontramos en
no es sino abismo en la significación. · la historia: en 1936 se produce la reconversión del Instituto Psi-
coanalítico de Berlín en Instituto para la Investigación Psicológi-

l
Inscribir lo irreparable es intentar una lectura en torno a lo
que hay allí de radicalmente ilegible. Lectura difícil que impuso ca y la Psicoterapia, dirigido por Mathías Goering; en 1938 la
un tiempo al trabajo y una cuidadosa elección a ·los términos Asociación Psicoanalítica de Berlín (DPG) es disuelta y pasa a .
para producir una otra lectura, intentando un bien decir ~un a ser el" grupo de trabajo 1\' de este instituto. Llamativamente, la
riesgo de decir mal; intentando leer lo mudo por sobre las lectu- asimilación de la DPG en el instituto de Goe~ing coincide con la
ras que han enmudecido lo imposible de decir. Producir térmi- reconverstón del psicoanálisis en psicotera iaP
nos de legibilidad que vuelvan a distanciar lo silenciado de lo n onces, mterrogar la marca del nazismo y del exterminio
indecible. Leer aun sin consenso, porque el horror consensuado en nuestro propio discurso, su eufemización en la jerga, su ade-
que hoy reina con respecto a la matanza no deja de evocar la cuaciÓn a las exigencias del mercado -especialme~el
unanimidad del desentendimiento de antaño. Leer, evitando p~icopatológico.:... hace a un punto central (y no accesorio) de
tanto la banalización como la sacralización. La apuesta es a pro- nuestra práctica.
ducir significantes que hagan cesar el fenómeno, su vigencia, su
reproducción. En el seno mismo de esa reproducción, intenta- 11 - Después de Chelmno
mos producir significantes; ~o encontrarlos y explicarlos y, mu- Otro punto de partida: la llama encendida una noche alema-
cho menos, sistematizarlos en algún saber. Se trata de otorgar a na de 1933 cuando ardieron cientos y cientos de textos. Entre
la matanza, como hecho, una dimensión de acontecimiento. Pro- ellos, los de Freud, quien comentó, con amarga ironía, que en
ducir, en el lugar del fenómeno, un hecho en el sentido de h-;;J,.o algo había avanzado la humanidad: 'í\ntes" -dijo- "me hubie-
~~~
Y esto, porque afirmamos que el nazismo, en tanto gramática 1 .~
"'
ran quemado a mí".
Sabemos que después, también.
dt'/ exte~minio, n~ es un discurs?. _Más a~n, afirmamos qu~ ~ \ Hay un punto donde el nazismo no sostiene esta escansión
\
-ramática 111 constste en el extermmlO del dtscurso, en una radtcal y temporal. El nazismo es una novedad absoluta en la historia hu-
wwsina cancelación del inconsciente; es un lenguaje que, por abo- .~, una novedad que permanece por fuera del tiempo y de la
lldón del discurso -es decir, de la subjetividad en el que éste historia como lo arrancado del decir.
.uraiga- ofrece consistencia lógica al exterminio. Por eso, en tan- Ese antes que se desprende del después queda fuera de la his-
1~ Sl,•llwr C. l.i!nguilje y silencio, Gedisa, México, 1990. 17. Cfr. Caeiro, A; Guzzeti, C.; Ileayessoff, R.: El psicoanálisis en el nazismo, en
Psyché, Año 1, No. 5, Buenos Aires, diciembre de 19R6.
lit 1\ In I&UX'' del texto espt!cificaremos a qué nos referimos con gramática.

22 23
toria y es su condición. Pero cuando el antes no se diferencia del Por eso, otro punto de partida de esta elaboración es precisa-
de.~l'ués, la historia queda abolida, pues es su condición expulsar mente a uél en ue el sicoanálisis ha clausurado, tradicional-
de sí ese antes, expulsión que la funda. De algún modo, la ironía mente, la cuestión: el odio atncr a e1 narcisismo e as pe-
de Freud deja entender que ese antes ardió en las mismas llamas ueñas diferendas, unto sobre el que se asienta to a conside-
que consumieron sus textos. ración del racismo que se preten a psicoana tica. sta ectura,
Pero, además, ese antes y ese después señalan una dirección. de más está decirlo, no nos es ajena. Sin embargo, ubicamos en
Al decir de Heine: antes de quemar gente, se queman libros. ella una brecha, puesto que ~ necesario recortar ahí la especifi-
Porque sabemos también que esas llamas no fueron extinguidas. cidad de un fenómena2 1 d~ que esta teorización del racismo no
Sus brasas llegaron desde la noche alemana a la mañana argen- da cuenta. Más aún, da cuenta de su -quizás inadvertida-
tina donde el aliento castellano las reavivó en una feroz repro- obturaciOñ en la teoría.
duCción del después de ese antes. Y nosotros, que no vivimos el En el racismo hay inscripción de filiación aun en la desmenti-
exterminio, nos re-encontramos con él. <Ja -por medio del amor- del odio fratricida (me afilio en oposi-
La referencia a la reproducción de lama uinaria del extermi- ción a ese ser odiado). El otro es incluido en tanto lo excluido del
nio no toma a sen a de la comparación. Comparar implica hallar lazo filiatorio y es esa exclusión lo que le otorga existencia. En
parámetros comunes, pasando por alto las diferencias. Por el ese sentido, el nazismo no afilia sino homogeiniza en un siste-
contrario, nuestra interrogación apunta a recortar la absOIUt:a ma, estableciendo la inexistencia de todo horizonte que lo exce-
sfngular~dad delie~oa.eno. y Jo qu!_~emos es que el nazismo da o que lo objete. En el nazismo, en toda su "originalidad", ve-
i~~~un mo o mé ito en la historia humana de utilización mos surgir un fenómeno que trasciende toda inscripción: la esen-
del l~r::tzuaje 18, una gramática asesina ue no seo ha cancelado. cia de su mecanismo -la dimensión absolutamente abstracta del
Eso, no canee a o y arraigado en a vida cotid' na, produce cada lenguaJe nazi- radica precisamente en el exterminio de toda filia-
vez nuevas novedades. Y esas novedades aparecen en nuestra vida ción de discursa22.
cotidiana, en la cotidianeidad de nuestra praxis, de nuestra len-
gua, aquí, en la República Argentina. cesión de la eufemización desde el lenguaje nazi (los judíos en tanto plaga,
La novedad del exterminio surgiendo en nuestro idioma -N. N. alimañas) pasando por su versión castellana en los días del llamado "proce-
(~é~_}J!!!!ij_;¡e), traslado, chupadero, grupo de tareas, guerra sucia-;;x- so de reorganización nacional" (donde el enemigo pasa a ser un virus en-
quistado en el cuerpo social, un microbio en el organismo, que debía ser
C.e..!}!!:;"- requiere, por tanto, su recorte específico; no sólo por lo extirpado) hasta la versión actual donde el discurso biologicista se transfor-
que arraiga en lo no cancelado, sino por ubicar aquello que --al ma en discurso economicísta gestionario, en el cual se trata de un mercado
modo de lo que Freud llama "real, objetivo y actual" 19- no cesa de donde "los parámetros de eficiencia y rendimiento dejarán en el camino a
los que no pueden adaptarse a los cambios indispensables propios de la
instalarse; aquello cuyas novedades, a la manera del"huevo dé globalización". (No podemos dejar de recordar aquí una escena de la pelí-
la serpiente", palpitan calladamente (y, a veces, no tanto) hoy en cula U1t día de furia, en la que un hombre es llevado a la rastra por la policía
nuestro discurso cotidiano. 20 que lo aleja del banco ante el que vocifera "No soy económicamente via-
ble", en protesta por la ruina en que la entidad lo deja).

IH. Ver Un lenguaje abstracto. 21. El término, como se verá más adelante, adquiere una especificidad que irá
desplegándose a lo largo del texto. Ver especialmente Nazismo, lenguaje y

"-,
(ll. heud, S. Recordar, repetir, elaborar. (Las referencias de la obra freudiana es tan
tomadas de sus Obras Completas, Amorrortu Editores, según se especifica
<'11 (,,bibliografía.)

( .W \)11vid Kreszes, en Filiación y juridicidad de la lengrta (Redes de la letra, No. 7,


~
fenómeno.
.

22. Pecir "filiación de discurso" es prácticamente una tautología, puesto que la


filiación es, por definición, discursiva. Sin embargo, utilizamos estos térmi-
nos para subrayar la dimensión de atentado al decir subjetivo que reviste el
l
'-.......1''.dllori<~ll.egere, Buenos Aires, 1997), traza un recorrido riguroso de la su- exterminio nazi. Ver Filiación y exterminio.

'J,4 25
La actualidad del fenómeno no es menos evidente en el cam- tro interés es el psicoanálisis, lpor qué habría de serlo? Agregue-
po del análisis. Y si su consideración no exige, necesariamente, mos, entonces, que el enfoque tampoco es "psico atoló ico".
u~udita, no por eso deja de requerir una lectura ri- No ocas veces la consi erac10n e nazismo se a hecho en
gurosa. Hay un trabajo por hacer. Un trabajo en el sentido más términos e psicosts co ectiva o individua o perversi n (en-
propio de la praxis: como decimos trabajo de duelo, del sueño, tendida en su vertiente más popular: el sadismo), es decir, cues-
del inconsciente. tiones que remiten a los bordes de la estructura, a "constelacio-
Somos conscientes de cierto sesgo escandaloso -por el carác- --,nes extremas" de la misma. Por el contrario, nuestra lectura es
ter extremo de lo afirmado- que reviste el hecho de encontrar ue no se trata de cuestiones en el borde de lo humano smo que
en nuestro campo algo del fenómeno nazi. Aun así, su presencia se trata de algo que se Inaugura y se des liega en el lugar mtsmo
es evidente; al o de ese fenómeno a arece recisamente or una donde la es uc ra es a o · a y que esa abolición no cae por
ausencia: la e su registro. Y esta ausencia tiene coor ena as fuera de lo humano, es dear, no cae_EOr fuera de aquello de lo
preasas: que es ci}>az ellengua¡e. Entonces, quizás habría que decir que
lQué es la vida cotidiana a más de cincuenta años de lo que se o que algunos remiten a "los bordes", y que nosotros hallamos
inauguró con la puesta en marcha del primer campo única y en el centro de la cotidianeidad, ha lesionadifS en forma irreparable ,
específicamente destinado al exterminio en ese lugar llamado la estructura. Por eso es preciso evitar ambigüedades: el extermi- \
Chelmno? La pregunta halla su pertinencia en tanto la nio no es tema de la sico atolo 'a26 sino de la ética. Y enfrentar
cotidianeidad23 es el campo donde el fenómeno arraiga. La mul- su incurabili a , su presencia in-negable, requiere un hacer fuera
tiplicidad del interés del psicoanálisis -que Freud ubica con pre- del"saber hacer" burocrático, hacer fuera o contra la gramática;
cisión24- no lo diluye en profusión de analogías sino que lo mues- por así decir: "hablar mal".
tra como el más genuino de nuestra práctica; este interés no De allí que el trabajo que intentamos pasa por una cierta cues-
nombra un espacio ajeno donde ejercer una consideración tión preliminar27 y por la interrogación de ese límite a la experien-
psicoanalítica, "aplicando" postulados teóricos; por el contrario, cia que es la represion pnmana. Y st planteamos algo de un ri-
ubica aquello que, bajo la apariencia de lo ajeno, irrumpe en su gor de la Iecfura, es en tanto que lo indecible no es lo inefable. Por
mismo seno. esta vía nos alejamos de la psicopatología tan afín a las clasifica-
Es también por esto que insistimos en establecer diferencia- ciones inconsecuentes. La apuesta es, más bien, apuntar a leer la
ciones y matices allí donde el horror hace conjunto. En este sen- marca de un sujeto precisamente allí donde éste ha sido extermi-
dero, la consideración de la desmentida se tornó un pasaje obli-
gado como alternativa a un desarrollo moralizante o, aun, ideo- -nado.

lógico. 25. La utilización del término no es casual y su pertinencia se despliega en el


La nuestra no es -esto es evidente- una lectura en perspecti- capítulo Una lectura de la novedad.

va ntstonca, tampoco sociológica. En todo caso, siendo que nues- 26. Dice Primo Levi (Op. cit.): "Los mecanismos mentales de los Hiiftlinge [pri-
sioneros de los campos de concentración) eran distintos de los nuestros;
curiosamente también era distinta su fisiología y su patología. En el Lager se
desconocían los catarros y las gripes pero se moría, a veces de repente, de
(Í;. 'y ida cotidiana enmarcada y atravesada totalmente por fenómenos corno el enfermedades que los médicos nunca habían tenido ocasión de estudiar. Se
~ C.1mpeonato Mundial de Fútbol de 1978 en Buenos Aires, reproduciendo curaban (o desaparecían sus síntomas) las úlceras gástricas y las enferme-
1.1~ t >limpíadas de Berlín de 1936, el uso masivo de la propaganda nazi o-
dades mentales, pero todos padecíamos de un malestar incesante que nos
un ,.¡,•mplo mucho más grosero-la proliferación de los llamados skinheads.
envenenaba el sueño y que no tenía nombre".
J..l l 'Ir. h••111l S. U mrítiple interés del psicoanálisis. 27. Cfr. cap. C11estiones prl'iimirmrt's.

Ut 27
111 - Mirar las aguas peligrosas tanza que sucede ante sus ojos, durante el arrasamiento, el autor
de esta carta recurre a la palabra poética.
Este es un texto sobre el exterminio, pero lcuál es su materia, ¿H~yl_~_posibilidad de la lengua ahí donde ésta ha sido -está
su terna, su mira? ¿Acaso el Mal, su radicalidad corno tal? Si su- si~ndo- exterminada? Y cuando decirnos la posibilidad de la len-
ponernos inevitable un P!lSaje por la ética, resulta no menos i- gua decirnos de su fundación, la cual no puede ser sino funda-
nevitable la pregunta por el Bien y el Mal. Pero el Mal (corno el ción poética. lHay la posibilidad -aun s1 mcierta- de un vacia-
Bien) es eterno y anónimo. Hay, sí, un origen del saber sobre el Mal miento como movimiento contrario a lo que llamarnos "extermi-
(Adán yEva supzeron que estaban desnudos ...), un saber que es nio del discurso"? ¿puede el sujeto reconstruirse en el lugar mis-
precisamente una revelación, pero el Mal ya estaba ahí para ser mo de donde ha sido proscripto?
sabido; es cuestión de elegir el camino de la revelación adecua- Mencionamos más arriba la necesidad de considerar los tex-
da. Sin embargo, siendo que nadie comienza el Mal, que éste tos de la matanza, los que sobrevivieron y los que no. En esta
sólo puede continuarse, siendo que el Mal no plantea un punto consideración no resulta indiferente el estatuto que les asigne-
de emergencia -acto o determinación de comienzo- sino una mos. Hay una dimensión ética del sujeto en referencia a sus tex-
continuidaQ, ~o será éste el destino de nuestra interrogación, tos29; éstos, indudablemente, dan testimonio de los sucesos -es
aun si esta consideracion del Malururnpe -necesanarnente- en decir, poseen una dimensión histórica- pero, además (o mejor
nuestra elaboración. dicho, en el mismo lugar), dan testimonio del sujeto que, en la
Por fuera de las revelaciones, nuestra interrogación apunta a literalidad singular y única de esas palabras, deja en ellas su
la operación poética, corno invento, acto, deterrnniac10n de un huella; es decir, revelan una dimensión poética. Es precisamente
comienzo, ahí donde ersujeto, como radical descentramiento esta dimensión, corno operatoria del discurso sostenida en el
del origen!..ha sido exféflll.ihaa6.~uesrrapreguma-apiii1ta~n9 lugar mismo de su abolición, aquello que intentamos hacer ju-
splo a la poesía después de Chelrnno sino a la poesía en lo irre- gar en los textos nacidos de la matanza.
parable de Chelmno. Y, sin embargo, ¿podernos hablar de poética o de ficción en la
Una ella es aquí mdispensable; data del19 de enero de 1942 y obra de Primo Levi o la de Semprún o la de Katzenelson del
está firmada por Jacob Szulrnan28 : mismo modo en que lo hacernos con el Inferno de Dante Alighieri?
Este interrogante también está presente en nuestro texto y
(.. .) El lugar donde son exterminados se llama Chelmno (... ). Los exige un trabajo de reconsideración conceptual. Dado que no
hombres son muertos de dos maneras: mediante fusilamientos o por el apuntamos a clasificar cuadros sino a interrogar el lugar que pue-
gas ... (.. .) No penséis que esto os lo escribe un hombre atacado de locu- da caberle al sujeto, ~!l~s imponen ciertas preguntas: lAcaso exis-
ra, iay! Es la trágica, la horrible verdad ... iHorror! iHorror! "Hombre, te algo que pudiera considerarse una especie de "tendenaallruver-
dt•stroza tus vestimentas, cubre tu cabeza de cenizas, corre por las ca- s~il"a. la subjetivación? lPOr qué suponerle espontaneidad ~na
lles y baila, presa de locura ... " Yo estoy tan cansado que mi pluma no alll!<J.Yimiento subjetivo? lEs éste inherente a la simbolización?
f'lll'dt• escribir más. iCreador del universo, ven en nuestra ayuda! Erext~ nazi y cierta cfiñka30 dlcen lo contrario.

1,,, fmse encomillada está tomada del poema En la ciudad de la Bloom, H., Poesía y creencia, Cátedra, Madrid, 1991.

"'"''"''/." de Jaim Najman Bialik. O sea que para nombrar la ma-


&
fj
1 Será excesivo poner ambos términos -nazismo y cierta clínica- en una mis-
ma s~rie? No nos par~c~, en tanto, en esa clínica, ~1 discurso del paciente se
traduce en marcas en una grilla a fin d~ acced~r a las alternativas d~l más
.111 1 'IIA•Io por 1.. 1\llidkov ~n Breviario del odio. Op. cit. actualizado de los catálogos d~ sel~cción: DSM 4.

29
1M
~

lAcaso la historia no podría progresar en un registro distinto mos así. Nada dice que eso no pueda volver a suceder. Pero nada
de losubjetivo? sí
por- progr-eso -se-elñrencie~-cC>mo dice dice, tam-poco, que sólo quede rendirse ante la palabra
Iapidarlamente Lacan, "una creencia en el imperativo" 31 , lpue- apocalíptica. As1 como no mtentamos probar nuestra suerte en
de ensarse un pro reso en la subjetividad al modo en que Freud el campo de la historia, tampoco lo hacemos en el de la
habla de rogreso en la espirztua l ---
fu turología. Lo que sí podemos decir es que esa mirada repara
Eventualmente, lcua es e movimiento de subjetivación po- en algunos indicios que no podemos evitar ver. Y para ubicarlos
sible más allá de una inclusión dialéctica o de una idea de pro- de algún modo recurrimos -una vez más- a palabras de otro.
greso? lCuál es el destino de la subjetividad en el pensamiento i Para el caso, las de un adolescente, de nombre Pablo32, quien,
débil de la posmodernidad? lAcaso es lo mismo lo efímero sin 1 hablando de la matanza perpetrada por los militares argentinos
consecuencias que la instantaneidad de la inscripción fundante j en los años 1976-1983, dijo: "yo no viví el' proceso' ( ... )y no quiero
de una temporalidad de retorno (nachtriiglich); lo efímero que se 1 volver a vivirlo".
afirma en su misma in-consecuencia que el instante donde lo Citamos estas palabras para escuchar su verdad, el avatar en
borrado se inscribe como imborrable? el discurso de lo que, persistiendo por fuera, produce abolición
lQué implica la subjetivación entre el lenguaje 'ingenuo' de de la temporalidad subjetiva.Y las citamos, además, porque, de
la clasificación y una imagen sin mirada que planea de los algún modo, nos convocan a un intento de respuesta. Este in-
Simpson a Chechenia y vuelta, para aterrizar en la misma mesa tento cristaliza en el recorrido que aquí proponemos.
donde la cena familiar es testigo de la imagen sin registro de una
masacre en vivo y en directo? lQué historia se inscribe en el Partimos de la consideración del lenguaje, porque la particu-
puro exceso que conforman los media, donde cada información lar utilización que de éste hace el nazismo muestra que puede
suplanta y anula a la anterior, es decir, funciona en dirección con- funcionar en dirección atentatoria del discurso -es decir, del suje-
traria a la historización, desalojando de ahí al sujeto? to- como tal y, sin embargo, crear al mismo tiempo un intenso y
En el centro de este movimiento contrario a la historización peculiar lazo social.
hablamos de subjetivación, entonces, como movimiento -ope- Para elucidar el modo en que funciona este lazo debimos re-
ración- que hace a su misma posibilidad; aun en el error, la po- tomar la noción de lo fraterno (y el concepto de semejanza/dife-
sibilidad de una respuesta singular. rencia), es decir, los avatares de la filiación (que, por definición,
es discursiva) cancelada como discurso por el lenguaje nazi.
Mucho dudamos y vacilamos en esta elaboración que, lenta y Esta cancelacióiliñarca la h1stona y esta marca es desmenti-
dificultosamente, advino texto. Vacilamos, sobre todo, al adver- da; es decir, registrada por la vía de su desconocimiento. Pero,
tir que estábamos -estamos-, como dice Primo Levi, mirando las más allá de esto, algo de esta marca permanece sin registro en el
aguas peligrosas. Puesto que nos creemos en aguas tranquilas y estatuto de lo que llamamos fenómeno; un "más allá" que no está
puesto que este texto no ha sido escrito en tiempos de persecu- reprimido, ni desmentido, ni forcluido sino que es actualización
ción, aún hay tiempo para unas palabras que queremos decir
sobre esa mirada, la nuestra.
32. No conocemos su apellido pero escuchamos sus palabras en el plenario del
ló«;:A_so ese mirar las agua~grosas pueQ_e illlE_edir que éstas "Coloquio de Buenos Aires: 1976-1996. El pasado lwy: Más que memoria", rea-
vul'lvan ~arrasar todo diqu~? Lo diremos claramente: D.Qlo cree- lizado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, en
octubre de 1996. Organizadores: Dra. G. García Reynoso, Lic. E. Grüner,
11 1 .u olll, J. COIJft'rt'llcÍa de Ginebra. Prnf. E. Oteyza, Lic. M. C. Meroni, Dr. L. Bisserier, Lic. M. S. Catino, Lic. M.
A. Gutiérrez, Arq. P. Stulwark.

,\(1
31
9e lo que llamamos nadificación33 • Consecuencia de este recorri- Capítulo 1
do es la interrogación del fenómeno, su vigencia "estructural",
su arraigo en nuestra vida cotidiana y su posible (o no) articula- EL LENGUAJE DEL EXTERMINIO
ción con conceptos fundamentales como fantasma y pulsión.
De algún modo, toda nuestra elaboración bordea con -y es
afectada por-l.{l paradoja de intentar interrogar, desde el discur-
so, aquello gue intenta su abolición. Esta paradoja se extrema al
ensayar una escritura nodal en el lugar del fenómeno. Pero esto ABSTRACCION, EUFEMISMO E INSTITUCION
es respuesta a lo que aparece en la praxis: la vigencia muda del
' fenómeno nazi, consonante con la actualización de la nadificación ~',
que conlleva el fenómeno. Sostenemos que ciertas consideracio- Nunca se sabe adónde se irá por ese camino,
nes de la clínica, como las de las así llamadas nuevas patologías, primero uno cede en las palabras; después, poco
expresan la pretensión de una "clínica" por fuera de la castra-
, ción, solidaria de una "historia" por fuera del discurso. iJ a poco, en la cosa misma.
S. FREUD

G Todo intento de establecer una cultura sin malestar entroniza el fe-


ómeno y abre el horizonte del exterminio del resto. A la radicalidad
de esa supresión pretendemos oponer el riesgo de la paradoja.
Un decir -aun si mal dicho-, una escritura -aun si mal escrita-,
1 - Un lenguaje abstracto

Mejor pues que renuncie quien no pueda unir


es lo que intentamos ahí donde el sujeto y su palabra han sido a su horizonte la subjetividad de su época. Pues,
exterminados. Porque t;se exterminio pesa en nuestra palab!a ¿cómo podría hacer de su ser el eje de tantas
cotidiana. vidas aquél que no supiese nada de la dialécti-
~ esto no alcance, aunque las vacilaciones persistan, ca que lo lanza con esas vidas en un movimiento
aunque ni una sola de estas letras logre paliar el dolor de rasgar simbólico?
las vestiduras y bailar presa de locura, es el momento de decir, J. LACAN
haciendo nuestras las palabras de Freud34 : "como quiera que sea,
arriesguémonos ahora" ... Hay algo de un mito heroico 1 en la historia del psicoanálisis i-
naugurado por el ascenso del nazismo: prima la leyenda de que
el psicoanálisis fue barrido por éste, que los nazis lo habrían lisa
y llanamente prohibido y ni siquiera se habría practicado du-
rante el régimen.
Cuando el III Reich decreta la arianización de las sociedades
científicas, la dirección de la Deustche Psychoanalitysche
Gessellschaft (Sociedad Psicoanalítica Alemana) es limitada a sólo
dos -no judíos- de sus cinco miembros: F. Boehm y Karl Mueller-
ll ( 'pnn•ptualización que se despliega a lo largo de toda esta elaboración y,
'''l'''n.lhnl'nle, en en capítulo Fa11tasma y pu/sÍÓil l. Esta es la tesis que sostiene Jones. Cfr. Caeiro v otros, El psicomráli~ús e11 el
11 h••u•l. S M,.,,,;,, y t'i Mo11oteísmo, prólogo a la edición en Londres. 11azismo. Op. cit.

33
,,;&
Braunschweig. Este último trata de defender al psicoanálisis pre- hay ninguna necesidad de esta ideología para que se constituya un na-
sentándolo como una "ciencia pura" que sólo resultaría peligro- zismo·, basta con un plus-de-gozar que se reconozca como tal, y
sa "manejada por un espíritu de destrucción". Sucede en 1933, si alguien se interesa en lo que puede ocurrir, hará bien en decir-
el mismo año en que las obras de Freud son quemadas en la se que todas las formas de nazismo en tanto que un plus de gozar basta
plaza pública. En 1935 deben renunciar todos los miembros ju- para soportarlo, esto es lo que está para nosotros a la orden del día*". 4
díos de la asociación para salvar a la institución de su disolución.
lEn qué consiste tal "salvación"? De hecho, la institución no es En 1985 se vuelve a realizar un congreso de la IPA en suelo
disuelta y sigue su curso2, pasando por la dirección de Jung quien, alemán bajo el lema La identificación y sus vicisitudes, el primero
con el tiempo, llega a postular un "inconsciente ario". que indaga las" consecuencias individuales de este período catas-
lQué se entrega para seguir hablando cuando la entrega hace trófico de la historia humana" .5 Nada se dice acerca de sus con-
a alguna salvación? lQué discurso cabe al inconsciente cuando secuencias en la praxis psicoanalítica, nada se d1ce de consecuen-
se pretende determinar -ario- lo que es en sí determinación en c1as·-sub]elzvas.
la indeterminación -inconsciente-? El término no es paradójico; El congreso inmediato anterior fue el de 1932 en Wiessbaden.
es, digamos así, "extraño".
Entre una y otra fecha, no podemos dejar de mencionar una
Algo de eso "extraño" en el lenguaje, acuñado en un alemán tercera: enero de 1942, cuando se decreta oficialmente, en la
pretendidamente lejano y pretérito para salvar a una institución, Conferencia de Wansee, la Endlossung der ]uden ra t!': el primer
reaparece en los tiempos de un castellano -ineludiblemente cer- decreto de desrealización de la historia umana, primer decreto
cano- del así llamado "Proceso de Reorganización Nacional". que despoja a un s1grnficante de toda encarnadura pos1~le, lo
Curiosamente, fue ese castellano el que permitió no sólo incluir expulsa del mundo donde la palabra anuda en el cuerpo.
sino generalizar el estudio de los escritos de Lacan (para asombro
de quien conozca su obra)3 en los programas de la universidad.
Este asombro arraiga en su mismo texto; vale la pena, enton- • El subrayado es nuestro.
ces, remitirnos aquí a él: "Es necesario decir simplemente que no
4. Lacan, J. De un discurso que no sería del semblante. Claro, éste no era de
los textos incluidos por la autoridades universitarias del Proceso.
2. "Pero las exigencias del nazismo aumentaron en relación directa con las con-
S. 34o. Congreso Internacional de Psicoanálisis (Hamburgo, 1985): La identifi-
cesiones que fue haciendo la institución psicoanalítica. En 1936la DPG debe
cación y sus vicisitudes, Nota editorial, Revista de Psicoanálisis, XLII, No. 4,
retirarse de la API y se produce la reconversión del Instituto Psicoanalítico
julio-agosto de 1985.
de Berlín en Instituto para la Investigación Psicológica y la Psicoterapia, di-
rigido por Mathias Goering. En 1938la DPG se disuelve y pasa a ser el' gru- 6. En alemán: "solución final para la cuestión judía". La cuestión del extermi-
po de trabajo N de este Instituto.( ... ) La asimilación de la DPG en el institu- nio sistemático de los judíos, como objetivo del III Reich en general y de
to de Goering coincide con la reconversión del psicoanálisis en psicotera- Hitler y el nazismo en particular, es un tema complejo, cuyos avatares no
pia." Caeiro et. al. O p. cit. pued¡,n remontarse a una única fecha. Sin embargo, recortamos la circuns-
tancia de la Conferencia de Wansee (una reunión que tuvo lugar el 20 de
3. No deja de ser llamativo que un régimen que prohibió la utilización de la
enero de 1942 en las afueras de Berlín, por iniciativa de Heidrich e Himmler)
palabra "vector" en matemática moderna por considerarla subversiva, no
por dos razones fundamentales: primero, fue la única reunión con la parti-
objete el estudio de un autor de textos como "La subversión del sujeto".
cipación de numerosos altos funcionarios del gobierno y, segundo, en ella
\.)uizás debido a lo que Lacan mismo insinúa al decir "si ellos supieran lo
se transmitió oficial mm le a la cúpula gubernamental la decisión de Hitler de
<Jill' digo, no me dejarían decirlo", (Cfr. Schneiderman S., Jacques Lacan.
solucionar el "problema judío" por medio de la matanza masiva y sistemá-
Th1• d1•ath of an intellectual heroe, Harvard University Press, 1983), quizás
tica. Gutman l. (Editor responsable) Ha'Entziklopedia shel Ha'Shoah, (En-
• 111111> lllol!Wra de limitar, en la medida de lo posible, el estudio de la obra de
ciclopedia de la Shoah- Título en inglés: Encyclopedia of the Holocaust),
lwud lo lWrh> es que hasta las cátedras existencialistas teístas incluían algo
Yad Va'shem, Sifriat Poalim Publishing House, Tel Aviv, 1990.
.¡,. 1 .11 '"' t•n ' " ' programas.

,\4
35
Insistimos, con Steiner, que de semejante innovación el len- ello, Sprachregelung, que en alemán significa utilización del idioma
guaje, aun si ha sobrevivido, no na podido -sahr mdemrie~Thmar a.Jos fznes del '!gimen. Designa los recursos lingutshcos que ser-
1<1 palabra como si ésta hubiera permanecido inmune es'una "for- vían a la maquinaria del exterminio como lenguaje administrati-
ma sutil pero corrosiva" de desconocirniento. 7 vo y como recurso de propaganda y ocultamiento, lo que permi-
lCómo intentar una palabra analítica sin precisar los térmi- tía llevar a cabo las tareas de la matanza sin llamarlas por su nom-
nos, sin diferenciar la muerte como límite al (y causa de) deseo, de bre. Un ejemplo de esto es el uso de la palabra Gleichschaltung,
la muerte como objeto producible y distribuible; sin diferenciar el término que, al comienzo del régimen nazi, significaba la anula-
agujero en la memoria de la historia de la falta de representación del ción de las instituciones democráticas y la implantación de algu-
sujeto del inconsciente? nos arquetipos en el régimen totalitario en Alemania.
Esta técnica lingüística se utilizaba, especialmente, para
efectivizar la política antijudía. En este campo, la Sprachregelung
11 - La sinceridad del capitán estaba destinada a cumplir con toda una gama de funciones.
Palabras y expresiones de significado neutro o generalmente
No pretendo ser perdonado, porque no hay positivo, servían corno denominación para el terror y el exter-
culpa en mí, pero quiero ser comprendido. minio. La intención era ocultar el carácter de tales hechos a los
ojos del mundo y a los ojos del propio público alemán, así como
"Deutsches Requiem" engañar a los judíos para evitar que comprendieran lo que les
J. L. BORGES esperaba y realizaran acciones que dificultaran la efectivización
de la política de exterminio. De este modo se creó, incluso, una
El misterio de la palabra es inmenso; la responsabilidad que situación aparentemente normal en la que quienes cumplían las
lleva aparejada consigo y su pureza es de una naturaleza sim- órdenes sabían perfectamente cuál era su contenido real pero no
bólica y espiritual; no sólo tiene un sentido artístico, sino ético se veían obligados a llamar a las cosas por su nombre. Este "truco
en general. Es la responsabilidad misma, responsabilidad hu- psicológico" apuntaba a evitar posibles obstáculos, no sólo por
mana en toda su simpleza ... parte de las víctimas, sino de los perpetradores. Al parecer, este
THOMAS MANNH sistema fue paulatinamente dejado de lado a medida que los
asesinatos se tornaban rutina y se explicitaban por escrito, hasta
Precisar los términos excede lo meramente argumental, ya que que Hitler consideró necesario ordenar por escrito -en una orden
hablamos de una lógica de segregación que no sólo mutó al ex- especial delll de julio de 1943- que en los informes oficiales de
t~rminio radtcal y sistemático, sino que hizo del eufemismo un la SS se debe usar únicamente la expresión solución final del pro-
r~curso fundamental: ll~g~a_!_cuñar un término específico9 e_ara blema judío10 y no mencionar el exterminio como tal.
El término "solución final" (Endlosung), que es aceptado como
c~mcepto por todos los estudiosos de la Sfioah, es uno de los
7. Stt>itwr G. Lenguaje y silencio, Gedisa, México, 1990.
ejemplos más típicos y evidentes de todo el sistema. En diversos
K. Tlwm.1~ Mann, Carta al decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de contextos se utilizaba el término "solución", incluso "solución
¡¡,,,, (/9.l!•), en Orden del día, Editorial Americalee, Buenos Aires, 1945.
final", para significar un modo o un medio de sobreponerse a
•1 1 ; utm.m l. (Editor responsable) Ha'Entziklopedia shel Ha'Shoah, (Enciclo-
l'•'d 1.1 dt· 1.1 Shoah - Título en inglés: Encyclopedia of the Holocaust), Yad
V.t ''"''"· StlnJI P11alim Publishing House, Tel Aviv, 1990 .
lll. f,d/iisrmg dt>r]iidt'll fmgt>.

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37
un obstáculo determinado. Lo mismo sucedía con la asociación
de palabras con el término "especial" (sonder-), con el que se de-
signaban sucesos o actividades fuera de lo común. En lenguaje
nazi la expresión "tratamiento especial" 11 era un eufemismo para
~gnificar la matanza.
Las expulsiones y los transportes fueron designados con una
canñaacrde eufemismos. El término Abwanaer-uñgT'abandono que permite al perpetrador desconocer su acto en el momento mis-
del lugar ) s¡gmfica originalmente una migración intra-territo- mo de realizarlo.
rial (por ejemplo, la migración de campesinos a la ciudad); es Eufemismo: uso de una palabra en lugar de otra, menos preci-
decir, expresaba la libre movilidad de la población. Los nazis uti- sa pero mi:1:s delicada; palabra o frase utilizadas en lugar de aqué-
lizaban el término para significar la migración forzada de los llas que serían necesarias para significar la verdad. Es decir, lo
judíos, e incluso, toda migración forzosa. La expulsión de judíos que señala algo, ocultándolo. Sin embargo, en ese mismo oculta-
y polacos de la provincia del Warthegau al Generalgouvernement miento lo define sin resto, puesto que lo señalado por el eufemis-
se llamó" direccionamiento de la colonización" (Umsiedlung). Para mo no tiene posibilidad de deslizamiento, no remite a otra cosa:
nombrar los transportes utilizaban dos expresiones: "desplaza- lo seleccionado como referente por el eufemismo es eso y no puede
miento de la colonización" (Aussiedlung), que debía despertar la no serlo12 •
ilusión de que los judíos enviados a los campos de exterminio lo El eufemismo es la consistencia de una puesta en abstracción: des-
eran, en realidad, a un lugar en el que podrían re-establecerse; anudar la palabra del cuerpo, lo cual requiere el trabajo minu-
por el contrario, el término "desalojo" (Abschiebung) decía que se cioso, sostenido, y desapaswnado de la creación de un universo 13 •
los echaba de su lugar de residencia sin indicar su destino. Este El eufemismo es el término de esa des-realización, lo que cierra
último término era sólo de uso interno. El término "judaización" ese universo de correspondencia. Borrada toda equivocidad, la
(Verjudung) era frecuente en boca de muchos antisemitas; aludía
a la influencia pretendidamente devastadora de los judíos en 12. Juan Ritvo, en un artículo en el que encontramos una valiosa interlocución
con nuestro trabajo [La memoria del verdugo y la ética de la verdad, Revista
los pueblos en cuyo seno se establecían. La acción contraria era Conjetural, N•. 31, septiembre de 1995), dice: "el eufemismo deja una hue-
llamada "alejamiento de los judíos" o "purificarse de los judíos" lla muy precisa del acontecimiento que anhela disimular, hasta el punto de
(l:ntjudung). Los nazis utilizaban este término, en conjunción con que un eufemismo a la segunda potencia -potencia irónica-, bien puede
recurrir a él para acentuar al máximo el poder de lo brutal o de lo amargo.
otros, para nombrar el alejamiento de los judíos del patrimonio (... )La sinonimia se funda en la imposibilidad de la sinonimia ... ". El eufe-
.tll•mán. En idioma "limpio" el ghetto era llamado "zona judía mismo sería entonces, por definición, marca y despliegue para un sujeto de
dl• rt•sidencia" Uüdischer Wohnbezirk) y, por ejemplo,la expulsión esa imposibilidad. Coincidimos, siempre y cuando el sujeto no esté ahí suprimi-
do, reducido a la "pura nada". Aquí, una vez más surge una dificultad que
,,J glwtto de Terezin fue denominada "desplazamiento del asen- atraviesa nuestro trabajo: es esa misma imposibilidad en donde arraiga el
l.uHit•nto" (Wohnsitzverlegung). Una de las palabras más difundi- sujeto, aun si lo considerado es la misma supresión. En ese sentido, quizás
d.ts l'll los ghettos era "acción" (Aktion) que, de designar una eufemismo como figura comporte una cara, por así decir, fantasmática.
.u rion ,múnima e inespecífica, pasó a significar una actividad Ibr así decir", o sea, intentar una trama ahí donde la sinonimia no es impo-
vloh•nt.t y org,mizada contra el público judío (como ser desma-
"''"· .nn·stos, confiscación de bienes, expulsión, concentración U ble -en el sentido psicoanalítico del término- sino obligatoria, ahí donde
sa imposibilidad que es el sujeto no se vela en un fantasma sino que queda]
dical y absolulame11le rechazada.

13. Cuyo paradigma es, por definición y no por extensión, el universo


11 1
u•llt/l·t/t,·IIJI11d/uHS. concen traciona rio.

;\M 39
lengua se convierte en un cementerio de palabras congeladas, cio de Chelmno se ha instalado en el lenguaje, implica no sosla-
un universo de "figuren": este término, que significa "marione- yar -de nuevo- la dimensión de lo que podemos llamar lo irre-
tas" (y otros como schmattes -trapos- o stücken -piezas-) estaban parable, lo que no cesa de aparecer; porque lo irreparable, soslaya-
obligados a usar bajo pena de muerte inmediata, los integrantes do en "la solución final", en que haya podido ser dicho sin ser
de los sonderkommando es decir, los" comandos especiales" (nom- verdaderamente cuestionado, es vuelto a poner en evidencia en
bre que se daba a los prisioneros del campo de exterminio que toda su obscenidad en La solución final.
debían ocuparse de retirar y cremar los cuerpos de los gaseados) No, no es una errata.
para referirse a los cadáveres. No estamos citando los textos en alemán de la EndlOsung de
1942. Estamos citando un artículo de Horado Verbitsky en 199515,
Esta es la promesa del lenguaje nazi: un hablar prístino, una quien titula así la entrevista al ex-capitan Scílmgo, donde éste
lengua pura, sin sombra, m pliegue ni secrefo. Nudo gordiano describe los métodos utilizados por los militares argentinos para
de La lengua, la palabra universal: un IdiOma que iguala por fue- llevar a cabo la matanza y borrar sus huellas. Cuando Verbitsky
ra de la diferencia subjetiva. Quienes quedan fuera de esa len- , titula lo que se dice en esa entrevista como "la solución final",
gua, quedan fuera del mundo, "hombres y mujeres de aire" 14 • El 1 ese título no es una metáfora: simplemente no hay otro término
eufemismo como "sinonimia" obligada permite _el despliegue de 1 posible, la sinonimia es ac¡uí obligada. Claro que hablamos del tér-
la anommta como negacmn rad1cal del crimen. mino y no de lo que Verbitsky inscribe en la historia al retomarlo
...Eñ este punto es necesario detenernos en la consideración de con tan dolorosa lucidez. Puesto que lo que él hace en esa opera-
la sinonimia: en el discurso, la sinonimia se funda. en la imposi- ción que suscribe con su nombre es lo que hemos dado en lla-
bilidad de la sinonimia. En ese lugar, el eufemismo es marca y mar interrogar el eufemismo, volver a inscribir la imposibilidad de la
despliegue para un su;eto de esa imposibilidad. Pero lqué marca . . .
smommta.
y qué despliegue cabe ahí donde el sujeto es proscripto de la Interrogar el eufemismo pone en evidencia que, donde la len-
estructura, cuando es reducido a "pura nada"? Eufemismo en el gua pura da todo por dicho, queda mucho por decir, aun a nés o
discurso deberá diferenciarse, entonces, de un eufemismo reti- del error, aun asomándose a su 1m1 e. uan o a soc1e ad colo-
rado de todo discurso por la voluntad que sostiene el extermi- ca, en ese punto, la divisa de la desmentida, la distancia entre lo
nio: solución final no es metáfora de nada sino que es sinónimo nadificado de un decir y su límite se achata en la confesión; y,~
obligado de exterminio sistemático. el lugar donde la palabra produciría la vergüenza, es decir, el
Interrogar el eufemismo, su persistencia en el decir cotidiano, pudor de un velo, el desconocimiento prodtll:e el impudor de
implica (re)anudar lo real en la posibilidad de un decir no reconstituir imaginariamente lo irreparable en el reconocimien-
t•ufemístico, sosteniendo la radicalidad de una pregunta que sor- t? de una culpa formal que permite el desconoCimiento de una
lt'l' tanto la evitación como el entusiasmo. Instalar un decir que verdad, presentando un yo arrepentido que se exculpa de su
t•vidcncie la obscenidad de la univocidad. lPor qué decimos que acto en la universalización de esa culpa: apenas una náusea, el
l'll·ufcmismo es un decir obsceno? Porque sitúa en el centro de mal sueño del insomne, quizás, un peligroso mal paso al borde
1.1 l'Sl1.~na la obscenidad de la nadl]icación, la expulsión del sujeto, del avión; a continuación se procede a arrojar a una persona al
MI l'l'ducnón a "nada .
mar. Y de ese acto no se nombra la responsabilidad en la que se
J{,•introducir el registro del decir una vez que el golfo de si/en-
15. Verbitskv, Horacio La so/ució11 filial, en Página/12, Buenos Aires, 5 de marzo
1·1 l••v1. 1' 1.1111 hundidos y los salvados. Op. cit., Cap. VIl, Estereotipos. de !995.

411 41
,muda el sujeto sino la necesidad de ser comprendido, es decir, ll•mporales: el antisemitismo no es un invento del nazismo, sí lo
qut'dar liberado de esa responsabilidad.
es la EndlOsung.
El tiempo de la historia, como el de la confesión, se conjuga
En el idioma alemán se impone, en determinado momento, el en un pasado simple. Quizás, en un pretérito perfecto: fue. Y lo
llamado "estilo Postdam" 16, practicado en cancillerías y entida- único que reclama el que confiesa es el punto final a ese pasado.
des burocráticas del nuevo imperio. Era una mezcla de grosería Su pacificación, la validación de su olvido.
(el estilo franco del soldado) y altos vuelos de grandeur románti- En este punto, entonces, es la vergüenza ante la obscenidad -ese
ca (la nota wagneriana). Se caracteriza por la terrible debilidad puro dato del sujeto- lo que inscribe un límite al eufemismo al
por las formas, los clichés pomposos, una reverencia automática reintroducir como velado lo arrojado-fuera. Reintroducirlo, se
ante la palabra larga o la voz alta y un gusto fatal por el pathos entiende, inscribirlo en una lógica de discurso. Inscripción, a
con sacarina "bajo el que se escondía cualquier cúmulo de cru- saber, una escritura fuera de toda ley escrita en el cielo o en el
dezas y frustra dones".
infierno. Y si algo aprendimos con Freud, es que convocar a los
Este es el estilo ue reencontramos en las declaraciones de los demonios no se limita a hacer turismo en los infiernos.
militares argentinos y que resuena en as pa a rasae5<:_1Ifng~;
Lo cual no quiere decir que lo arrojado-fuera pueda alojarse
sin más. No es sin el paso por los desfiladeros del sujeto que lo
" ... Era un acto supremo que se hacía por el país ... Estábamos éxtimo puede constituirse. Bordear dicho desfiladero requiere
tan convencidos que no había opción (... ). No existen órdenes
expulsar aquello que aparece entre la inscripción de un término
que no sean legales( ... ). Si hubieran sido órdenes legales( ... ). No
y la inscripción del término de su desvanecimiento 19, dado que
creo que haya aberración mayor para un padre que tener un
hijo desaparecido ... "17 el objeto se circunscribe como lo que se sustrae a una inscrip-
ción entre dos inscripciones.
Esa expulsión define los elementos de una gramática de se-
En el torcimiento de la desmentida, lo que se confiesa es ... la gregación: recurso por el cual el saber coincide con el poder de
inocencia.
la nominación y la determinación del referente. El objeto así
· En este tiempo que nos somete a su vértigo, que nos lleva al
nombrado queda entonces despojado de todo derecho a no ser
vórtice mismo de su inmediatez, en este tiempo que se agota en
18 eso que lo nombra. A su vez, el yo advenido al lugar de agente
la simultaneidad , interrogar el eufemismo de los traslados apunta
de esa gramática, determina la universalidad de su objeto, lo
a ubicar su contemporaneidad(),- mejor dicho, su actualidad
cual es un modo de sostener la universalidad de una culpa no
atemporal, sin antes ni después. Así como no es una mera cues-
responsable; es decir, no anudable al sujeto sino, para el caso, a
tión de ideologías (de las que todos suponemos estar más allá),
un efecto derivado de la justificación que brinda la "teoría".
t.unpoco es cuestión de una dialéctica causal en coordenadas
Así es posible decir, como hace Albert Speer, ministro de ar-
mamentos del 111 Reich y arquitecto del régimen, único acusado
lh. Steiner, George Lenguaje y silencio, Op. cit.
que alegó culpabilidad en los juicios de Nuremberg, en una en-
17 1>•·rl.uaciones del ex-capitán Scilingo al diario Página/12, entrevistado por trevista concedida a Eric Norden:
llnr,Jdn Verbitsky. O p. cit.

1H J.C. Pilsmodemidad y psicomzálisis, el tit'mpo que nos toca, Revista de


( ·.. ,,,¡.,,,
l'~l.·u.an~lisis, Est·ueld de Psicoterapia para Graduados, No. 22, Bueno~ Ai-
'''''· i'l'lh
19. Lacan, J. Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis.

~J.
43
"Jl.n Más allá del principio del placer, Freud analiza la lucha eter- NAZISMO, DISCURSO Y LENGUAJE
'"' t•ntre los impulsos de vida y de muerte que el hombre lleva
''11 ~L En el caso de Hitler, la fuerza mortal casi no hallaba resis-
lt•nda. Pero es posible que, a veces, él luchara inconscientemen- 1- La voluntad del Volk
h• mntra su propia perversidad; entonces los últimos vestigios
dt• humanidad trataban de asirse al principio de vida. Tal vez en Pocos son los hechos de la historia que hayan despertado -<:omo
t•Mos momentos haya visto en mí una reencarnación de las des- lo hizo el nazismo- tal inusitada cantidad de producción desde
i\parecidas esperanzas de su juventud."20 el campo de la cultura toda. Poniendo entre paréntesis la consi-
deración de los modos de esta producción (que fueron variando
El eufemismo se apropia de partes de un discurso para y ajustándose a diferentes criterios), el hecho es que, una vez
trivializarlo por voluntad. Esa voluntad, que es la que sostiene el acallados los últimos gritos de la guerra, innumerables estudio-
t•xterminio, aparece diluida entre los eufemismos. La sinceridad sos dirigieron su mirada hacia ese terrible fenómeno que aún no
de las "buenas conciencias" invoca en su descargo la fascinación cesa de producir una extraña oscilación entre el asombro y la
dl• una obediencia debida a las exigencias de una deidad oscura, es consternación.
dt•cir, incuestionable, ante la cual el yo-agente se muda en un A veces el acento recaía más bien en la conflagración mun-
yo-arrepentido, sin por eso resignar su universalidad: todos so- dial; no pocas veces -como lo muestra Hollywood- en el regis-
mos culpables. Para sostener esta universalidad se echa mano de tro de la aventura personal (y heroica): la Segunda Guerra Mun-
diversos recursos. La psicopatología no es sólo uno más entre dial se convirtió en escenario de incontables relatos de aventu-
t•llos, sino uno de los más peligrosos, porque permite decir: "no ras en los que el exterminio como tal no constituía más que un
sc)y yo -no soy responsable- fueron mis oscuros instintos". episodio marginaP1; a veces, en la magnitud del fenómeno de
Pero de la fascinación por el llamado de eso oscuro que exige masas registrado en el régimen nazi. En el ámbito de las ciencias
!lttcrificio a hacer de tal llamado un signo, se extiende una dis- humanas, desde 1945 en adelante, se ha producido una enorme
tancia. Así como hay una distancia entre la obscenidad del eufe- cantidad de interpretaciones, teorías, monografías, biografías, así
mismo y la vergüenza de un sujeto. Tomar la fascinación como como trabajos de ficción y documentales. El interés con que esta
lt~rmino de la universalización de la exigencia, es un nombre de producción era -y es- recibida ha variado a lo largo del tiempo.
1.1 desmentida. Baste recordar que Primo Levi, cuyas obras fueron reeditadas y
Elidir lo imposible en el eufemismo no es lo mismo que la traducidas en los últimos años, no lograba hallar editor para La
ilVl'rgonzada dignidad de ser su agente, la avergonzada digni- tregua22 • Es en este vaivén de interés y rechazo que fue confor-
d.td dl' un sujeto concernido por lo real, que a la exigencia de los mándose el estudio de la Shoah. Sin embargo, pareciera que todo
dlost•s oponga la exigencia de una ética, que sólo puede recono- este mmenso esfuerzo intelectual aún no ha cristalizado en res-
'w l'l horror en un avergonzado decir que señale lo irreparable.
21. Lo cual no deja de reflejar una verdad: ninguna de las noticias sobre el ex-
1),•spués de todo, al decir de Lacan, mo9r de vergüenza es terminio -que los aliados poseían en abundancia y con detalle- resultaron
m.h! ,'itlm t¡uc morir por nada. ocasión de al menos una acción militar que estuviera específicamente dirigi-
da a frenarlo.
22. "El manuscrito fue rechazado por una cantidad de importantes editoriales;
Jtt 'u· y, un Nordt•n, Speer "podía acusarse de crímenes espantosos en el mismo fue aceptado en 1947 por una pequeña editorial que imprimió sólo 2.500
l"n" ljlll' uhli~:,Jba para ofrecer un trozo de Apfel Torte". Rev. Playboy, junio
copias (... )". Le vi, P. Afterword: The Author's Answers to His Readers Questions,
th• 1'1'/1
en The reawakening. Op. cit.

•• 45
ptw"t"s !'latisfactorias. Como bien dice Omer Bartov23, esto se debe sus armas fundamentales 26, creemos, como afirma Primo Levi 27,
'' 1111.1 dificultad intrínseca al tema mismo: el horror, la compleji- que no es lícito admitir que esa presión sea irresistible y mucho me-
tl.td y la magnitud del fenómeno considerado. nos en el breve lapso que duró el Reich. Es -lo sabemos por ex-
De los múltiples costados desde donde se ha considerado la periencia- de hecho, muy posible, es "comprensible", pero no
l'lll'!'llión~· el psicoanálisis -como lo hemos senalado- no ha esta- es lícito invocar la presión del estado totalitario para concluir en
do ausente. Eventualmente el vaivén de esta oscilación ha ido la obediencia debida, no es lícito concluir que a esa presión le
dt•slii.añOose hacia su paulatina abstracción al punto que, en al- sea debida obediencia alguna. O sea que la coordenada
gunos casos, se ha terminado por considerar el nazismo como sociopolítica del totalitarismo no explica la sumisión a la convo-
un hecho asimilable -casi- a otros tantos exabruptos de la san- catoria del nazismo al exterminio
grienta historia humana. Si, con Lacan, consideramos el lazo social humano como un
Casi: un reparo, cuyos alcances se des-conocen24, excede a la hecho de discurso y el aparato discursivo como fundamentado
universalidad de los estudios. en una fórmula que permite establecer el tipo de lazo social como
Una aproximación posible -y, de hecho, sumamente frecuen- tal, el nazismo podría encuadrarse sin más en una considera-
te- es la de abordar la cuestión considerando el fabuloso movi- ción discursiva. Sm embargo, cierto punto de irreduchble opaci-
mimto de masas que atravesó la historia alemana por poco más dad de esto que se nombra como nazismo quedada por fuera de
dl• doce años. Más allá de las descripciones de Albert Speer25 esta consideración.
!'!obre las mises en scéne fastuosas propiciadas por el régimen, el Hay un termu-io que es matriz de esa opacidad volkisch. )
aparato propagandístico del Reich y las aptitudes histriónicas Es una a a ra -cuya ra uccwn 1 era na ..!que
del Führer, está el innegable lazo social que ligó a la comunidad cobra un valor singular. n e I wma po Itico a eman, a parbroe
toda, estableciéndose con una fuerza que no deja de ser sorpren- 1880, quería decir'' antisemita" o, mas exactamente, racísta".
dente si consideramos la ·relativa brevedad del régimen en tér- Hasta entonces, no se refena sólo al anttsemlttsmo smo a todo
minos históricos. En menos de trece años vemos a varias gene- tipo de excluszón social o cultural. Hacia 19oQ;iillJ;;h se convierte
raciones coligadas en torno a un aparato; vemos cómo, paulati- eii sinómmo de antisemita y prácttcamente reemplaza esa pala-
namente, van abismándose ·hasta los confines de la subjetividad, bra, como una clave, puesto que la palabra "antisemita" resulta
..1l punto de verse inmersas en una configuración que excede toda demasiado "negativa" para designar a un partido. Así el partido
t•xperiencia, toda reflexión, todo nombre. antisemita de los años 1886-1888 cederá el lugar a partidos
Desde esta perspectiva, el nazismo en tanto movimiento de volkisch.
masas constituyó -y constitUye aún- un lazo social estable y ca-
pnz. No deja de ser llamativo el poder de convocatoria de ese Vemos entonces que volkisch es matriz de eufemización del len-
lil:r.o. Porque si bien el 111 Reich es paradigma de la pavorosa pre- guaje. Es en torno a este término que se produce el lazo social;
Hilln que puede ejercer un Estado totalitario moderno con todas es decir que el lazo se anuda en torno a una palabra que aparece

,,!.\, 11. •¡uicn citamos de su trabajo Monstruos corrientes, aparecido en Los alema- 26. A saber: la propaganda directa o camuflada, la educación, la instrucción, la
ni'N, ,.¡ holocausto y la culpa colectiva. Finchelstein, Eudeba, Buenos Aires, cultura populista, la unificación de la información, el terror.
111111/.tl de llJ'J9.
27. Levi P. Los hundidos y los salvados. Op. cit.
H Fn,·l ~•·ni ido fuerte del término.
28. Seguimos en esta elaboración del término a J. P. Faye y A. M. Vilaine La
)'\ II.IIJIIIh••lo dl'l régimen nazi y, posteriormente, ministro de armamentos. sinrazón antisemita y su discurso. Op. cit.

4n 47
como paradigma y matriz de eufemización -sinonimia obliga- nucstr~ horizonte está el intento de producir un viraje de fenó-
da- como funcionamiento del sistema. meno a trauma.
El término tiene también un aspecto de neologismo. Es una -Trauma, en términos de Peirce, es aquello que se encuentra en
vieja palabra germáruca que los pangermarustas alemanes y aus- estado de potencial. Este estado de potencial, conjunto de impo-
tríacos sacan del fondo del arcón medieval y rehabilitan. La pa- sibilidades posibles no inscriptas, sólo adviene potencial a partir
labra es, en sí, misteriosa. Parece comprenderse de primera in- de la inscripción de la imposibilidad, la imposibilidad efectiva.
tención: proviene de Volk, pueblo. Pero adquiere el sentido i- Es así cómo se incluye un imposible en la cadena; a su vez, sólo
neludible -eufemístico, de sinonimia obligada- de antisemita. desde la cadena se puede incluir la imposibilidad que la excede.
Según]. P. Faye y A. M. VIlaine 29 es el término mismo que permi- Por ejemplo, la prohibición del incesto no prohibe un hecho de
tirá el nazismo, pues es tan misterioso que resulta inatacable. No la experiencia sino que prohibe lo imposible de ser llevado a cabo,
es vulnerable puesto que no puede reprochársele su referencia incluyéndolo de ese modo en la cadena discursiva. La ley del
al pueblo, pero, al mismo tiempo, ya se sabe de qué se está ha- incesto está más allá de todo hecho incestuoso como tal. Esta ley
blando: refiere a quienes ubican un grupo humano específico y funda y hace límite a la estructura. El trauma queda entonces, a
definido que debe ser abatido -precisamente el grupo que lapa- diferencia del fenómeno, incluido como excedente y como tope.
labra "antisemita" señala. Así el término se convierte en señal de Por el contrario, lo que llamamos fenómeno queda
reunión de los antisemitas, pero de una manera velada, "positi- i~disolublemente ligado a una voluntad, la de sostener un poten-
va" en cierto modo. Los movimientos antisemitas de los años cial pero no como resto de inscripción alguna. Subrayamos: fenóme-
1880 se transforman en movimientos volkisch. Quizás, como di- no es la voluntad de sostén de este potencial por fuera de toda inscrip-
cen los autores citados, no sea casualidad que el primer periódi- ción y no el potencial "en sí", puesto que esto último sería, en estos
co nazi, aparecido en 1920, se llamara Volkischer Beobachter ("El términos, inenunciable.
observador volkisch") ... lQué ocurre cuando un discurso ya no articula -al modo del
De modo que esto que aparece como lazo social -discursivo, lazo social como consecuencia- significantes vaciados de si~­
porianto- presenta ciertas especificidades. Por eso se forñañe- ficación?
cesario introducir un otro elemento para interrog_ar los hechos: Lacan da un ejemplo sobre es~o: e~ movimiento de "las pre-
el fenómeno nazz. -- - ciosas" el cual justamente por no ser un discurso tuvo como con-
.sea:íeñcia la disolución en la historia de dicho movimiento, en
Entendemos p fenómeno a n hecho que se considere tal por tanto no tuvo el poder generativo de un lazo social.
fuera de una mscn _ ~éft:nicióntequiete~i~erenCiarfe­ Muy otras son las consecuencias del nazismo.
nómeno de trauma Siendo éste último aquello que al a en inscri- Y éstas se articulan a la luz de nuestra afirmación: tomamos al
birse, es decir, entendemos trauma como imposibilidad de ins- nazismo como fenómeno y no como hecho de discurso, aui-lSI'cltazo
'cripción30. Fenómeno, por el contrario, no refiere a la imposibili- social generado por él pareciera ubicarlo en el registro discursivo.
dad en juego en l~)nscripción sino a la abolzcwn de la mzsma. El movimiento de las preciosas, si bien dejó marcas en el len-
Digamos también, aun a riesgo de caer en la obviedad, que en guaje, no dejó a su paso por la historia un lazo social que lo reve-
lara como produciendo un hecho de discurso consistente. De
.~•J 1 lp. nt. hecho, no se registra un "neo-preciosismo" 31 y su establecimien-
~~~ J'"'l" '-lb11idad de inscripción no refiere a una inscripción imposibilitada sino
./" '1'"" 111 111Nmpci6n es inscripción de la ime?sibilidad. 31. Al modo del "neo-nazismo" en diversos lugares y momentos .

... 49
*~~
lo tuvo lugar y fecha de inicio y fin. PQr:gl C()ptrario, el nazismo ddos por el discurso), entonces la pretensión de establecer una
(como hemos dicho y es verificable con sólo abrir un diario 32) sí operatoria entre símbolos de referente cierto (símbolos y no
constittlye un fuerte lazo social. lQ!!g g!)~!!!to tiene dicho lazo?
Pensamos que corresponde a la concurrencia de varios dis-
cursos en los que el nazismo hizo acopio de figuras simbólicas
~i~nificantes), ~e eliden el punto en que algo de lo real hace tope,
t•s Jo gue llamamos "fuera de discurso".
La voluntad de plenitud del símbolo va a contramano de la ne-
~)~~
(principalmente del discurso científico, en la figura del discurso g<~dón corno arranque y posibilidad del discurso. Si decimos que
racista, específicamente del antisemitismo) para desplegarse en d nazismo es un fenómeno, es en tanto no entra en la negación:
un lenguaje no limitado por discurso alguno. Las marcas en el no-un-discurso. Fenómeno: potencial impedido o, si se quiere,
lenguaje producidas por el fenómeno quedan soslayadas y ad- trauma impedido de advenir tal.
quieren la apariencia de inscribirse en los avatares de este lazo La mera enunciación del nazismo como no-un-discurso are-
social cuando, en realidad, dichas marcas permanecen en el len- ce un contrasenti o, en tanto es desde un discurso que se lo
guaje como marcas a-discursivas de ~n{l__ºEer~que inclu!f.q_al piensa. Pero es precisamente por eso, por ser un contrasentido, que
exterminio en el le~~ajeL}tizo del exterminio del sujeto un modo del el nazismo recurre al exterminio, porque es el único modo de
leng~'!k_. sostener la afirmación del fenómeno como positividad por fue-
Cuan~~_deci!!los "!_!lar~é:l-~!1- el lenguaje" decimos de un dato ra del discurso, afirmar algo como esencialmente no discursivo.
del !ef.lguaje, sincrónico, no articulado a la temporalidad del in- lCuál es el estatuto de este fenómeno en referencia al lenguaje
conscie_I\tE! y_~uesto a su operatoria metafórica. E!._f~adigrna y al discurso? En tanto fenómeno, se ubica en las adyacencias de
de una tal marca -no discursiva- en el lenguaje es el eufemismo, una estructura en abolición, aun si algunos de sus rasgos pare-
que suplanta la metáfora inconsciente. cen adherir a lo que llamamos" estructura". Podríamos decir que
lQué se entiende, entonces, por "fuera de discurso"? echa mano de la estructura para desabonarse de ella, para can-
Si discurso es lo que articula significantes vaciados de signifi- celarla, e incluso, sustituirla; se trata de un intento de fundarse
cación, en una circulación entre lugares vaáos (a su vez produ- en una estructura sin agujero y en una lógica esférica. El lazo
social del lenguaje nazi opera en la no inscripción de la marca; el
32. Citamos uno del16 de febrero de 1997 (Página/12, Buenos Aires): Febbro E., fenómeno es el modo de esa no inscripción.
Cómo se vive hoy en la Francia fascista. " ... Pero el balance de la gestión extre- Decirnos "lenguaje nazi", lenguaje y no discurso, lenguaje que
mista en las tres municipalidades conquistadas en 1995 [se refiere a Tolón-
185.000 habitantes, Marignane -32.000- y Orange -27.000-, a las que poste- se pretende sin límites. Eventualmente, decir "es un lenguaje"
riormente se sumó una cuarta: Vitrolles) dista de ser inocente. Todos los no es más que dejarse llevar por cierta comodidad a los fines
métodos del totalitarismo ideológico son aplicados al pie de la letra: control expositivos ya que lo que pretendernos señalar son los intentos,
de las bibliotecas, chantaje con las subvenciones, amenazas, hostigamiento,
complots, intimidaciones, mentiras, clientelismo social, inmovilismo econó-
la voluntad, de cancelar la castración, con lo cual estaríamos se-
mico, retroceso cultural, presión policial. (... )En cuanto al famoso precepto ñalando una fantasrnática más entre tantas. Sin embargo, cuan-
de los frentistas, 'Francia para los franceses', es decir la 'preferencia nacio- do este intento, este envío, convierte al sujeto en carroña hu-
nal', ésta se aplica en la distribución municipal de alimentos para los
de~ m unidos: sólo comen los franceses.( ... ) En Tolón el programa se llama
meante, hay algo que excede lo fantasmático e inunda de opaci-
'rt•equilibrio cultural' y 'seguridad reforzada'. Todo cuanto es hostil a Jos dad la cotidianeidad del decir, porque cuando se trata del extermi-
ln·ntiHtas tiene pocas posibilidades de sobrevivir (... ) A los intendentes ~zio se ha disipado todo fantasma.
ln•nlislas los une también una identidad común por el orden: aumento de
Es decir que la voluntad refiere a un intento no fallido ("no falli-
!11~ ••h•ctivos policiales, servicios de seguridad( ... ). Nepotismo, limpieza
•'lnh ,, v ··ultural. antisemitismo, las ciudades-laboratorio en manos de la do" en tanto no registra su falla, es decir, en tanto "no ha lugar"
t'\ll&'lllol d<•rt•cha francesa cambiaron efectivamente de estilo de vida." al sujeto que se juega en todo intento) al modo perverso, donde

NI 51
se pone en juego un saber que no se detiene ante el parapeto qulz,is, ésta es ubicable, de algún modo, en las esferas más bajas
simbólico-imaginario. Sin embargo, e..§_irnportante señalar.....9..ue dt•lluncionamiento de los campos de concentración. Sin embar-
l~>s perpetra~~~es del exterminio no coinciden con la figura tra- ~u, .1dcmás de éstos -y nítidamente definidos en su diferencia-
dicional~el sádico, la cual no era frecuente 33 • N_(? se registra la t•xistían los campos de exterminio38, cuya única finalidad era el
voluntad de JQ&I.:ar la angustia del parte naire sino la voluntad de t•xll'rminio sistemático39 • Estos campos fueron seis y se encon-
un pas(lje directo a un sujeto pleno, es decir, por fuera detoaa Jr,Jban todos en territorio polaco; fueron erigidos con el único
vacilación (S) del goce implicado en la angustia34 • Para ese pasaje objetivo de llevar a cabo el exterminio masivo y sistemático de
no es necesaria la angustia del otro sino, lisa y llanamente, su los judíos. Se distinguen por el hecho de que, salvo excepciones,
eliminaCión. La figura que más se adecua a esto no es la del sádi- lodo el que era llevado allí era inmediatamente exterminado,
co- sino la del burócrata. incluidos aquéllos que constituían una potencial fuerza de tra-
Con todo, este punto focal de supresión de la angustia por el lldjo esclavo, lo cual, en otros campos, permitía, de algún modo,
fenómeno del exterminio hubo de ser transcurrido por momen- ofrecerse como capaz de realizar una tarea "útil" a los designios
tos discursivos anudados en el lazo social; es decir, en la apa- del otro y aplazar la sentencia asesina. Esta apariencia
riencia de una articulación de semejanza y diferencia. Sin em- fantasrnática en la que entregarse a los designios de un otro per-
bargo, este punto focal de diferencia radicaP5 hace al núcleo de mitiría sustraerse a ellos, yá no se sostiene en los campos de ex-
la cuestión. No es que una tal voluntad exceda a un discurso, terminio.
sino que el len.&:!:!aje es instrumento de esa voluntad, por fuera Tal disipación del fantasma se concreta en lo que se nombra corno
del discurso. Aun a pesar de hechos que parecen organizarse en lenguaje inocente. Lenguaje que pareciera operar una suplencia
términos de una escena perversa36 (referidos a la vida en los cam- en la estructura cuando, de hecho, pretende abolir la estructura.
pos de concentración, la actividad en los campos de exterminio, lDe qué modo? Ubicando "algo" en el lugar simbólico de la fra-
los "permisos especiales" otorgados a los profesionales como si se fantasmática. Ese "algo" es una marca no discursiva en el len-
su destino pudiera ser otro que la "solución final" 31). guaje: el eufemismo. Lo que pareciera operar como sustitución de
~ste J?}l!l!O focal, sostén del exterminio, es lo que opera como estructura es, en realidad, su abolición. El eufemismo, corno" pró-
lo qu~__l!am(l_~o~ disip_ación del fantasma. La matanza, la degrada- tesis", sustituye a la estructura y da cuenta de su cancelación. La
ción, el salvajismo, no se remontan sólo a una pasión asesina o, disipación del fantasma se verifica en la línea

33. Según el testimonio de muchos; entre ellos, Primo Levi.


34. Recordamos aquí el testimonio citado en la p.19 donde se habla de aquéllos S - - - - - -... s
-pocos- que por idealismo podían realizar la matanza sin vacilar y no necesi-
taban recurrir para ello a la embriaguez.
35. Ver cap. Na:z.ismo, lenguaje y fenómeno.
3ó. Lo que ha dado lugar a una prolífica producción de estudiosos y cineastas.
38. Belzec, Maidanek, Treblinka, Chelmno, Sobibor, Auschwitz-11 (Birkenau).

·'7. f.ndliisung, ver. La sinceridad del capitán. Primo Levi es muy explícito en este 39. Suele denominarse "campo de concentración" (Konzentrationslager) a todos
punto: quienes sobrevivieron lo lograron porque, además de una infinidad los campos establecidos por los nazis; sin embargo el sistema incluía: cam-
dt• circunstancias azarosas, pudieron obtener algún "privilegio". En su caso, pos de trabajo (Arbeitslager), campos de prisioneros (Kriegsgefangenlager),
t'~" "privilegio" -el de ingresar en un comando que trabajaba en la fábrica
campos de tránsito (Durchgangslager) y campos de exterminio (Verniclrtungs-
lager). Es en torno a estos últimos que centramos esta elaboración, lo cual no
<JUirnkoJ que existía en Auschwitz- se lo otorgó la circunstancia de su profe-
•ltín. niega defecto exterminador del resto de los campos.

~2 53
y lo que se disipa es, precisamente, esa línea, por medio del pa- rcnci_a tiene la radicalidad de un lenguaje que opera una des-
saje directo de a a S; pasaje obligado por la voluntad, donde a no mentida40 absoluta: no es la coexistencia de dos mociones
señala el fetiche sino que·, en sí mismo, constituye un símbolo y discursivas a la vez sino un radical "no ha lugar" al sujeto; en
donde S ubica un sujeto en bruto de goce. Esto no está en el lodo caso, podríamos decir que una de las mociones es incluida
horizonte de ningún fantasma, esto es carroña a desechar. en la existencia y la otra es exterminada. No es que el sujeto se
"Lenguaje inocente": lo que hace el fenómeno nazi con ellen- ausente al modo de la spaltung freudiana sino que es ausencia en
gu~j~~~-~~mejante a lo que hace Albert Speer con la responsabi- tanto tal de todo movimiento subjetivo. Todo lo que dice es "no
lidad: lo torna una abstracción presente, tan presente y tan abs- es (soy) yo". Hay un envío a un no que se pretende absoluto,
tracta que, finalmente, no responsabiliza ni subjetiva puesto que aquello que no es "yo" no puedé retornar sino que débé reducirse a "nada".
no requiere de un sujeto que ahí diga yo o, más precisamente, Este no (que no es negación -en sentido analítico- sino cance-
de un ser que se pierda en ese decir. lación) ~s el u e retorna en el llamado "negacionismo41 ". Pero
El materna del fantasma (S<> a) pasa a ser decir "retorna" no refiere al modo de lo subjetivo on e un su-
jeto se encuentra una y otra vez y (a veces) se rinde a la eviden-
t=a cia de lo que le retorna, sino que es un "no" que aparece obtu-
rando lo real, diciendo que lo real no es: no hubo exterminio.
notación que leemos corno: Esto es lo que pretenden los llamados "negac10mstas : que el
genocidio" después de muchos cálculos" es "igual a cero" ... pues-
eufemismo (e) determina (=) un resto a suprimir (a). to que las muertes caen dentro de lo esperable en cualquier con-
frontación armada. Si no se acepta esa cifra cero se es un ...
"exterminionista"42, corno si se tratara de dos posiciones encon-
tradas respecto de un hecho que se presta a diferentes interpre-
taciones cuando de lo que se trata en el negacionismo es de,
nuevamente, suprimir el registro de lo real.
¿Es necesaria una arqueología en cuanto al estudio de las técni-
$ cas de la matanza?, se pregunta Vidal-Naquet. 43 Y responde: '~te
las pruebas deslumbrantes de 1945, seguramente que no. Ante la
Es decir, el eufemismo determina en forma absoluta (y no articu- campaña presente* de los negadores, seguramente que sí".
l.t) un resto en calidad de carroña, un resto que es abolido del
ll•nguaje y que como tal está impedido de tornarse causa. 40. ¿Por qué no sería una forclusión? Porque no hay retorno alucinatorio, por-
La "inocencia" consiste en autorizarse en el lenguaje siempre que lo excluido no retorna en lo real siendo que lo real mismo es lo excluido.
Cfr. Fantasma y pulsión.
y cuando se lo haga desde un lugar de no-implicación. Esta no-
implicación tiene coordenadas precisas: no es la modalidad del 41. Grupo que niega, con pretensiones de ciencia histórica, la realidad del ex-
terminio.
ohst•sivo, ese "campeón de la objetividad" ubicado en un lugar
d1• h•rccra persona -es decir, autorizado en lo impersonal del 42. Cfr. J. P. Faye y A. M. Vilaine. Op. Cit.
lt·n~ll.ljl'- porque este modo obsesivo refiere a una organización 43. Vidal-Naquet. Op. cit.
'''"'·•~m.Hica. Tampoco es, por supuesto, la no-implicación de la El subrayado es nuestro. Para agregar una nota inquietante a este prese11te,
ht•ll,, indifl•n•nda. Por el contrario, ~sta des-implicación de la ino- mencionemos un dato: en un comienzo la solucÍÓil final se realizaba por medio

1\4 55
En cstc punto la importancia de los testimonios de los sobre- dr, la caída en el eufemismo. Al no tomar en cuenta este dato de
vlvlt•ntcs, <!~ sus textos, trasciende la validación de la prueba t•structura se ven tomados por la misma gramática. Esto resulta
histórica y alcél_nza la dignidad. de la puesta en acto de una impríca- t•n que una similar exclusión de lo subjetivo tiñe los intentos de
dán ahí d~nde el sujeto fue convertido en nada. Por lo cual, lo que .tcercamiento al tema: proliferan así la descripción de cuadros,
han• el testimonio, su misma operación, es dique al negacionismo las relaciones arquetípicas44 y la clasificación.
no como controversia histórica ni corno aporte de pruebas (que, El nazismo encuentra entonces un reducto inesperado en la
por otra parte, a esta altura resultan innecesarias), sino como psicopatología en tanto se vuelve a velar este fenómeno de anu-
operación de inscripción, articulación de lo que está determinado en lación subjetiva como una particular y radical operatoria de la
,.¡fenómeno y que se despliega en el presente. desmentida. Desde la banalidad de considerar a Hitler y a sus
E~ tos testirnoni9s. _constituyen un intento de reinstalar una seguidores como dementes, reducir el asunto a un "degenera-
lógica g!!_f!:IYOS borde~sejJ.firme el sujeto y de producir un mo- miento" más o menos "innato", o considerar el fenómeno como
vimiento contrari_Q a la eufernización. El no del negacionismo, un accidente "cósmico", algo de una fuerza natural que se ex-
aparentando discurrir en una "verdad" de la historia, en reali- presa en lo humano al modo de las tormentas o las erupciones
dad, apunta a abolir la responsabilidad que la evidencia del cri- volcánicas (como un intento de congelarlo en un espacio ajeno
men reclama, a mantener fuera de la historia esa responsabilidad al discurso, una especie de accidente imprevisible45 y, por tanto,
que queda desmentida por la voluntad en el orden del fenómeno. La fuera de toda consideración subjetiva, algo así como si fuera" sim-
necesidad de llegar al extremo de detallar lo indetallable del plemente" lp que el lenguaje no puede decir y halla su expre-
horror da una idea de la radicalidad de la desmentida en juego. sión de este\modo) hasta la traducción "científica" del fenóme-
Esa radical desmentida es la que se sostiene en el eufemismo y no en términos del instinto de muerte, que se torna una especie
determina sus alcances. de "comodín" adecuado para justificar lo peor.
l::!_!!l':lg_él! que el lenguaje ofrece para sostener esa no-implica- Por el contrario, consideramos que el fenómeno del nazismo
dóJ1_ es el de la gramática. Pero se trata de una gramática muy no es sólo historia -en tanto dialéctica causal de legitimización-
t•special en tanto no se articula a ninguna retórica o, si se quiere, ni tam oco catástrofe cósmica -en el sentido de un rayo que sale
lo hace a una retórica en abolición. Por lo tanto hablamos de una de la nada o de las "ingo ernables fuerzas de la naturaleza"-,
gramática suelta, pura, autorreferida a su propio movimiento, ~.._sino que responde a lo específicamente humano: e! lenguaje.
tan compacta que no requiere de un sujeto; mejor dicho: una Un lenguaje que aparece reducido a pura violencia, como bien lo
gr.unática que requiere de la eliminación del sujeto para su funciona:. transmite un término acuñado en el universo concentracionario46 :
mimto. Esto hace que quienes se hayan acercado al fenómeno, al en el campo de Mauthausen el látigo de goma con que los guar-
inlt•ntar su escritura, lo hayan "estudiado", se hayan horroriza- dianes fustigaban a los prisioneros, se llamaba der Dolmetscher, el
do, escandalizado, pero no hayan tomado su valor de efecto es- intérprete, el que se hacía entender por todos.
trudural sino que se han visto incluidos en el modo clasificacto- Proponemos entonces la consideración del fenómeno como
rlo, wmo inadvertida derivación de este funcionamiento, es de- §lqÚello que hay que acallar del lenguaje. Acallar: instalar el decir

,¡..fusilamiento a la vera de fosas comunes cavadas por los mismos asesina- 44. Por ejemplo: la así llamada "relación víctima-victimario".
.t .. ~. l'.sta tarea, comenzada con la invasión nazi a la Unión Soviética, era
"'•lllt.ula por grupo~ especialmente destinados a ella que recibían un nom- 45. !mprevisibilidad que, extrañamente, anula el azar.
1•11' d1• sin~ular resonancia para quien conozca algo de los últimos años de 46. Según cuenta Primo Levi. Op. Cit. (citando a Marsalek, Mauthausen, La
1.1 hl•lori.l .tr~t·ntina: t'Íilsatzgruppen, es decir, grupos de tareas. Pietra, Milán, 1977).

1\n 57
mmo dkho. En otras palabras: aquello que es del sujeto, su de- términos de inclusión fenoménica, quizás como curiosidad mons-
dr (y con él la intencionalidad y el equívoco) corno dique al fun- truosa, dato estadístico más o menos impresionante o parámetro
donamiento puramente gramatical del lenguaje. El nazismo ha científico en el estudio de "los instintos".
Nido objeto de muchos estudios y en torno suyo confluyen rnu- t¿n ejemplo paradigmático, orninosarnente frecuente, de la
dws decires, pero no está dicho el fenómeno. Está dicho el es- presencia del fenómeno en lo cotidiano, lo constituye ese extra-
Gindalo y el horror pero no la vigencia de su novedad en tanto ñ-o atentado que es la destrucción de tumbas. ¿Cuál es la volun-
sistema que opera en pos de una radical desmentida. En este tad en juego en tal destrucción?
punto subrayamos: el nazismo -como articulación histórico-política, No desoímos, en referencia a esto, las resonancias sadianas
como apariencia de lazo social- quizás haya caído; C~I!!O lenguaje, seg_u- del término voluntad, aunque ms1stirnos en la smgulandad espe-
ro que no. Baste leer, insistimos, las publicaciones de los así lla- CÍfica de esta voluntad que excede la escena perversa. Lo que se
mados "negacionistas" donde se despliega esta desmentida busca al destruir las lápidas, lo que se quiere destruir con el ata-
echando mano de las mismas descripciones y clasificaciones para que a ese resto inscripto que constituye la tumba, es la destruc-
demostrar que el exterminio, "en realidad", no existió. ción de lo subjetivo corno borde real de lo simbólico; es la aboli-
~n ~Lfenórneno nazi queda escondido que no hay sujeto del ción de lo que haga memoria; es borrar del Otro una presencia:
decir porque cuando hay suje...tQ__ql1~_g!_ce,_~so ~allil· Intentar su la de la representación, en tanto ésta pone en evidencia lo no-
"traducción" al lenguaje directamente en términos de "trauma" representable, lo que alude al punto de imposibilidad de la repre-
no hace sino encubrir aquello de lo que el lenguaje es capaz: sentación (y no al exceso representacional con que ese punto de
abolir al sujeto que es su efecto. En este sentido, el fenómeno nazi, imposibilidad es desmentido). Lo no-representable no representa
n<:?-Un-discurso, aparente hecho de discurso, no deja por ello de sino que llama a un orden lógico, a algo del Otro que hace posible
responc,l~I--~ la determinación de un lenguaje: un lenguaje a- el discurso. Abolir este lugar de la representación que es lo no-
subjetivo. representable, implica eludir al Otro -con el valor que esto ad-
~~:9!!~da escondido" hace referencia al hecho mismo de quiere en la consideración de los fenómenos psicosornáticos-
esconder, a su movimiento. Escondido, no reprimido, ni excedien- pero por voluntad.
do a.la cadena, ni fallando en inscribirse (y, por tanto, capaz de] Un dato de la historia resulta, en esto, significativo: en la ciu-

l
retornar). De lo que se trata en este movimiento, orientado por dad de Nurernberg, cuna del partido nazi y centro de la elabora-
e! fenómeno, es de la no inscripción de la represión primaria. Por ción de las "leyes raciales" que modelaron el exterminio, se re-
esto, precisamente, lo denominamos fenómeno. - gistraron desde 1922 hasta 1933 más de doscientos ataques a ce-
~uevamente nos topamos con un contrasentido, el de enun- menterios judíos48 • Tampoco podernos dejar de mencionar aquí
d.u la posibilidad de la no inscripción de la represión primaria, las coincidencias estructurales -es decir, la coincidencia en la abo-
t•n tanto nada podría ser articulado sin su concurso. Pero esto es lición de la estructura- de tal práctica con lo que, en la historia
.tdmisible si se supone una operatoria que tenga como conse- argentina reciente, se denominó el fenómeno de los N.N. (Nec
nll'ncia_el congelamiento del potencial. Hay un paso de la inscrip- Nomine, sin nombre): tumbas abolidas por definición. Y no po-
dún que sólo adviene desde la cadena de inscripciones47; si en la demos menos que recordar que la historia humana -como escri-
r.ult·nt~ hay abolición de todo movimiento subjetivo, el poten- tura- comienza con la aparición de los ritos mortuorios.
,¡,,¡ 1111 p.1sa a ser inscripto como imposible, sino que queda en

4'/ 1 'Ir Fn•ud, 5., La negación. -!8. Cfr. Ha'Entziklopedia shel Ha'Shoah. Op. cit.

t\H 59
11· El paso a la selección
lCuál es la lógica en juego en esta peculiar voluntad?
El nazismo es un_fenómeno de lenguaje a-discursivo en tanto
se sostiene (pretende sostenerse) en un referente no vaciado. En
tanto el referente-no se vacía lo que se juega es ubicable en tér-
minos de de-ñcia,-asÍla estrecha asociación de nazismo y ciencia
l S><S2
51 ~ a l
Si en este discurso el SI está en el lugar de la verdad, garantido
es en esta vía de la conservación -a toda costa- de un referente. (sin objeción) y su ligazón con el a no está inscripta como imposi-
Esto abre a un singular horizonte "místico", que opera en direc- ble (es decir que hay una reversibilidad posible entre Sl y objeto)
ción contraria al discurso, es decir, contraria a la operación de queda expedita la vía al exterminio en tanto es necesario -lógica-
vaciamiento de la Cosa. La mira de esta voluntad es, entonces, el mente necesario- eliminar en lo real aquello que, por estructura,
sostén de la certeza de ese referente. hace objeción al símbolo: lo real del sujeto52 • De allí que el reem-
Esto que, en el lugar de la nominación, impone un "nombre" plazo del significante por el símbolo requiere de la abolición de
que no vacía; esto que cancela la nominación porque es aboli- la estructura y de la supresión radical del sujeto en tanto éste
ción del nombre como tal (es decir, abolición de aquello que nom- arraiga en lo real.
bra precisamente porque algo escapa a todo nombre), es lo que Esta selección aparece en la retórica provocando el fenómeno;
permite ubicar lo que llamamos selección49 (que aparece como aunque utilizamos el término -retórica- con reparos, e~ tanto es
sustituto de la nominación): rotulación, etiquetamiento, asigna- una retórica que no puede sino sucumbir a las formas de iiUiilli-
ción deun símbolo absoluto -S(0)50- en calidad de SI avalado cien- dad dadas or el eufemismo en una organización "maquinal".
tíficamente. La garantía dice que nada en lo real puede hacer Es algo de una maquinaria que funcionaría so a, sosteru a por
objeción a ese S(O), de modo que éste ya no es significante, es de- una voluntad de un sistema que se produce a sí mismo como
cir, ya no bordea lo real, no arraiga en su registro. origen y causa propios, que no articula sino que funciona en la
Si se trata de un S(O), si el símbolo reemplaza, aboliéndolo, al determinación absoluta de su propio automatismo.
sig_ilif!s_~te, ya no se sostiene el llamado discurso amo51 -es de- No creemos desencaminamos si enlazamos este funcionamien-
cir que ya no hay un significante que represente a un sujeto para to con lo que Freud postula como rasgo de carácter-'3, es de~ lo
otro significante. La r~presentación cae y sólo reina la presenta- más incuestiona~!~-~1 ser; enlace patentizado en la insistencia de
ción: presencia absoluta sin posibilidad de que el sujeto se au- los-naz!S en mantener funcionando la maquinaria del exterminio y
sente de ella. Y esto, como dice Lacan, tarde o temprano revien- destinando a ello importantes recursos, aun cuando la derrota en
t~ Cuando esto pasa lo que viene a sustihlir el discurso arrio es, los campos de batalla era inminente. Y no hallamos en esto -es
según Lacan, el discurso capitalista. dec~ en la voluntad que no repara en sostenerse en el exterminio-
nada al estilo de la inercia de un "mal" intrínseco a la naturaleza
sino la expresión más acabada de un lenguaje que habla por sí mismo,
1'
( 441.\.p¡ta selección está presente en todos lOl> i!Spectos d~l nazismo: desde las" gran- lenguaje sostenido por operarios adecuados -burócratas- que forman parte
'-._ .---~08 de mejoramiento de la raza", pa">ando por lo~ programas dr.> eugenesia y
••utanaRia racial. hasta la Endlosung.
52. De hecho, como veremos, de lo que se trata es de eliminar lo real mismo en
'\11 Nolt~riún que se lee" S sub--cero" aras de un universo puramente simbólico. Ver U11 i11te11to de escritura.
'\ 1 I1111Hianwnto del movimiento discursivo S1 Freud. S. Mtb ullá del Prmcipio del Placer.

"'' 61
que vehiculizan su voluntad. Un lenguaje de puros enun-
,/,• ,.,.,,. '''11,'\lllljl' y Aquí quemaban mucha gente. Nadie puede concebirlo. Ni yo
rllldos 1111 uji'Clado por la enunciación. mismo, hoy*( ... ) No creo que estoy aquí". 58
No SL' nos escaP.él__::-porgue no escapamos a ella- la extrañeza Esta incredulidad gue provoca la extrañeza, este "no lo creo",
qu¡. l'Sia teori~¡1¡:;ión provoca. Sin embargo, esta extrañeza es i- arraiga su verdad en cuanto al sujeto; es decir, nadie en tanto
lll'vilablc en tanto es efecto de estructura: la consideración no sujeto estuvo ahí, ningún sujeto está ahí, eso no fue presenciado
pUL•de ser sino subjetiva aun cuando lo considerado es la aboli- por ningún sujeto pues quien está ahí se hallaba expulsado de
d(m misma del sujeto. Cuenta Semprún54 que aun aquellos que toda subjetividad. No se puede creer en tanto sujeto. Lo cual no
padecieron la maquinaria, al volver a confrontarse con su accio- quiere decir que la acción criminal sea menos cierta: la verdad
nar sienten esta extrañeza: de esa increencia atañe al sujeto que padeció ese lenguaje crimi-
"He olvidado cuál era el pretexto o la ocasión pero el noticie- n.al y no al crimen. Es cierta la no-creencia puesto que ahí no
ro. (... ) se refería una vez más al descubrimiento, unos meses hay ficción subjetiva, la abolición de esa ficción es la acción crimi-
antes, de los campos de concentración nazis.( ... ) El ojo de la nal de ese lenguaje que, en el lugar donde la ficción es exterminada,
cámara registraba el movimiento de las palas mecánicas del ejér- ubica la abstracción.
cito americano arrastrando centenares de cadáveres descarna- La máquina -abstracción por excelencia del lenguaje- produ-
dos. ( ... ) Las imágenes habían sido filmadas en diferentes cam- ce organismos que, como el burócrata, vehiculizan una acción.
pos. ( ... ) También las había de Buchenwald, como reconocí. O, A través de los "organismos del sistema" circula una acción, una
mejor dicho: de las cuales sabía en forma segura que provenían actividad puramente gramatical59, y esa circulación no puede es-
de Buchenwald, sin estar seguro de reconocerlas. O mejor di- tablecerse sino aboliendo la estructura. La acción del burócrata
rho: sin tener la certeza de haberlas visto yo mismo. Las había no es excedente al discurso, no es resto articulado como
visto, sin embargo. O mejor dicho: las había vivido. La diferen- inarticulable, sino automatismo de lenguaje, automatismo que
da entre lo visto y lo vivido era lo que resultaba perturbador requiere del organismo una actitud específica: kadavergehorsam,
( ... ),era la primera vez que yo veía imágenes de esta índole.( ... ) cuya traducción aproximada sería la obediencia de un cadáver. "De
Adquirían una dimensión de realidad desmedida*, conmovedora, todo buen soldado alemán se esperaba esa obediencia cadavérica,
lJUC mis propios recuerdos no alcanzaban. ( ... ) Todo había sido a la que se consideraba una de sus mayores virtudes." 60
verdad, por lo tanto, todo seguía siéndolo: nada había sido un
sueño". 55
Como dice un sobreviviente de Chelmno56, integrante de un
somkrkommando57 al regresar al sitio de la matanza: " ... es aquí.

~4. St'mprún, J. La escritura o la vida. Tusquets, 1995.


El subrayado es nuestro.
El subrayado es nuestro.
~~~- S•·mprún, J. Op. cit.
58. Cfr. Lanzmann, C. Shoah. Largometraje, 1985.
~·h 1'.1 primer campo destinado únicamente al exterminio.
59. Subrayamos la diferencia: gramatical y no pulsional. Ver Uua lectura df la
~.¡ "\ 'om.mdo~ t'speciales": así denominaban los nazis al grupo de prisioneros IW<>t'dad.
'1'"' t•rd dt•stinado a las tareas de vaciar las cámaras de gas, inspeccionar a
lo"' , .Ht.\v•·r••, l'n busca de valorl's ocultos y alimentar con ellos la llama de 60. Bettelheim B., Sobrevivir, Editorial Crítica (G. E. Grijalbo), Barcelona, 1983.
In• 1 "'"'''torios. Cap. Eichmmm: el sistema, las víctimas.

h'J, 63
111- El lenguaje de los hechos samente lo demoníaco del segregado lo que lo torna su seme-
jante y, por eso, no deja de tener noticia -incluso desde el repu-
dio- de la crueldad de su acto. La segregación como fantasma
Cuando un judío habla en alemán, puede hacer (de hecho, hizo y hace) lazo social. Una sociedad
está mintiendo.
puede segregar de sí ciertos sujetos, siderarlos a ciertos circui-
J. GOEBBELS tos: es un hecho de observación cotidiana. Los ghettos son una
Considerar el paso a la selección -en tanto ésta establece una manifestación histórica observable varios siglos antes del adve-
alternativa de hierro: pureza o carroña- requiere ciertas preci- nimiento del nazismo.
siones. ~s fundamental, en primer lugar, insistir en despejar un Pero una cosa es segregar algo del sujeto y otra, muy distinta,
eq_l!íyoco: el.~.e considerar al nazismo como una forma más de es ir a buscarlo activamente con carácter de ciencia para borrar-
racismo (aun sila más brutal) puesto que el racismo está, de al- 1() de la faz de la tierra. Es esto lo que hace el burócrata: calcula
gún modo, inscripto en el avatar discursivo. En el racismo impe- con puntillosidad el modo más económico de utilizar un medio
ra el discurso de amo aun si el sujeto paga con su vida el inte~tar de exterminio. Por tanto, no participa de ninguna pasión, no está
sl!_<:uesii.onaml"ento. La segregación e, incluso, la matanza como tomado por afecto alguno, simplemente cumple, con eficacia, una
expresión de racismo, aunque no por ello menos salvajes, no acción. Y ésta no se ejerce sobre un semejante, no hay "persona
bastan para la constitución de un 9azismo, el cual implica la vo- propia" (ni ajena), no hay tope narcisista puesto que no se trata
luntad de canc~lar todo discurso y de abolir al sujeto61 y, para de un semejante sino de un "objeto de destrudo", radical de-seme-
l_()grarlo, el recurso al exterminio. jante. Por tanto, la ideología racista, por sangrienta que sea, no
El racismo {más específicamente, el antisemitismo62) quizás sea alcanza para explicar la traducción al lenguaje de los hechos66.
el modo más históricamente "a la mano" para proveer tanto los Vidal-Naquet refiere67 que Paul de Lagarde, uno de los escri-
objetos de selección necesarios para mantener funcionando la tores que prepararon desde el siglo XIX el ascenso de Hitler, es-
maquinaria como los burócratas que la manejen; pero el racis- cribía: "Con las triquinas y los bacilos no se negocia; no se puede
mo _no es la maquinaria. El asesino, alfanje en mano, gozosamente educar a las triquinas y los bacilos; se los debe exterminar de la
entregado a lo que Poliakov llama acertadamente "odio maravi- manera más rápida y completa que sea posible". Pocos hombres
lloso"63 (y Lacan, "fascinación monstruosa por los dioses oscu- -continúa Vidal-Naquet, citando a Franz Stern, otro historiador-
ros"64) dista mucho del prolijo funcionario que calcula la eficacia vaticinaron la obra de Hitler con tanta precisión ... Pero, agrega,
de una cámara de gas. La masa, cabalgando en la carrera enlo- estas palabras que los nazis conocieron y expresaron no empezaron a
quecida del pogrom65, aun si no vacila en matar al segregado -ese matar desde el comienzo68 ...
ser demoníaco, diferente- no deja por eso de saber que es preci- lQué estatuto otorgar a esta palabra? lCuándo y cómo llega a
adquirir su eficacia asesina?
Volvamos a la gramática en la que se despliega esta "palabra".
ó l. Volvemos sobre esto in extenso en el capítulo El estado naciente.
La gramática, en este caso, funciona impidiendo su propio mo-
h2. Volveremos sobre esto en el capítulo O DeutschlmJd, bleiche mutter. vimiento. ~~<?r __di~~o, la gramática, en este caso, no advie~e
h.l lhliakov, L. La casualidad diabólica, ensayo sobre el origen de las persecu-
dones, Muchnik Editores, Barcelona, 1982.
66. Ver La religión de la demonología.
M. f.,Kan ). Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. 67. Vidal-Naquet, P. Op. cit.
11."1 f\,h,lkov. Op. cit.
68. ldem.

h4
65
puhtlón, no se pulsionaliza, en tanto no vacía el agente69 • La Es preciso tomar ciertos recaudos: no se trata de postular una
pulsíón, en su bordeamiento del objeto, al vaciarlo, hace surgir sustancia esencial por fuera del discurso, o previa a éste o ajena
un sujeto en otro lado; es decir, que separa al sujeto del agente y o cualquier cosa que permita ingeniárselas para anular el discur-
t'llugar del agente queda vaciado. De lo contrario el zwang -el so. Tampoco hay la posibilidad de un ida y vuelta, de la inscrip-
zwang y no el trieb- compulsa a la nadificación, a la abolición de ción a la no-inscripción como reversibles. Lo que postulamos es
la inscripción (que, en tanto es inscripción de imposibilidad, se- que ~1 fenómeno -y su correlato que es el sistema- funcionan
para irremediablemente al sujeto del agente gramatical). Si la como si fuera posible la supresión de la inscripción. Para sostener ese
gnt~ática retorna sobre sí misma, impide el pasaje al fantasma, ú como si fuera asible" el exterminio se torna nécesano, porque
impide el pasaje a la indeterminación inconsciente. Puesto que lo ue el exterminio hace es su rimir a o jeción a esa pos1 ili-
la gramática, en tanto matriz lógica de la pulsión, define a ésta d.ad. Dicho sea de otro modo: se trata del intento, como vo untad,
en un "habrá sido" en el tránsito al fantasma, tránsito a uncir- de desabonaje del inconsciente del modo más radical, exterminando
cuito del que, al cerrarse, se pierde el sujeto. El sujeto que no hay todo resto de su insistencia.
en la pulsión se pierde en el fantasma. El sujeto está, por defini- Intentamos, por tanto, una lectura del recorrido sistemático
ción, siempre en otro lado, y ese lado otro arraiga en lo real. Es · de esta voluntad, recorrido que arroja como resultado el fenó-
ese lado otro que la gramática, esta gramática, apunta a expulsar, meno, el cual funciona como reducto de la voluntad de que tal
suprimir, eliminar, en tanto ese lado otro es objeción al símbolo, posibilidad exista. El fenómeno es lo que sostiene la existencia
al género y al sistema que la gramática impone. de tal voluntad.
El fenómeno admite un movimiento gramatical como no in- En el espacio de esta voluntad, la gramática pasa por una des-
cluiªo-en la pulsión, como un envío!!_ll.P~~ido a la pulsión70, pero mentida radicalizada al extremo. Esto implica la eliminación -nece-
este movimientonQªrraiga en lo pulsional sino en lo compulsivo saria y no contingente, sistemática y no librada a los avatares de la
de la pulsión. Esto, que transcurre en los bordes de lo real, ahí pasión- de todo objeto (sujeto) que haga objeción al símbolo de
donde debiera anudarse, inscribirse, se precipita en el fenóme- esta gramática. Es condición del sistema eliminar todo indicio
no. Y es en él donde, podemos decir, la gramática halla el modo que, desde lo real, haga objeción a la desmentida radical que el
de expulsar la contingencia de lo real. Así, del lado del yo -gra- símbolo absoluto sostiene. La desmentida -mejor dicho, este par-
matical- el sujeto queda inundado por el agente; del lado del ticular modo de la desmentida- viene precisamente al lugar en
objeto -gramatical- éste queda pegado al cuerpo nadificado, di- donde consiste en suprimir lo real que excede a la abstración y
ríamos al organismo. En tanto hay fenómeno, la inferencia no que, en lo real, hace objeción a esa desmentida: se establece así
puede ser la de Freud, puesto que Freud parte de la lógica; es un circuito que se alimenta a sí mismo y en él se sostiene,
decir, lo que Freud piensa como pulsión es una inferencia desde realimentándose, la maquinaria misma. De hecho resulta evi-
t•l fantasma, puesto que ahí no puede haber sino inferencia y dente que el exterminio nazi no cesó, simplemente fue interrum-
suposición. pido por la caída del régimen. Esta expulsión de lo real fuera del
lenguaje es el modo más radical de la desmentida, el que se cons-
h~. Pudríamos decir que queda en un vaivén de alternancia en los dos primeros
lil'mpos, aunque lcómo hablar de "primeros tiempos" si la pulsión no se
tituye en un lenguaje abstracto, una pura abstracción.
in~cribe7 Es necesario, en este punto, volver sobre los recaudos: no es
·m. 1>•·•·ir "envío impedido" es meraml'nte un recurso puesto que el envío se que exista la opción de dejar a lo real por fuera del lenguaje. No
¡,.,. dt·~de su vuelta; como dice Freud, nada sabríamos de la pulsión de no es que haya una opción discursiva y otra que no lo sea. Lo que deci-
••·• por su <~gl'JKia rt'presentante. mos es que leyendo el fenómeno encontramos el intento, la vo-

hft 67
1111111111, de suprimir el anudamiento de ese real. Pero ese intento deja de presentarse en nuestros decires. lQué es, pues, esta
no l.Msa por los avatares de la neurosis, la perversión o la psico- presentación?
sis, es decir, no pasa por la estructura, sino que actúa como si
}tll'ru posible transitar por fuera de ella. Si Lacan define a la exis-
ll•ncia como insistencia 71 ~ 1~ que encontramos aguí es la volun- IV- Una nueva historia
l<ld de héi~~r existir algo por fuera de toda insistencia. Se trata de
una desmentida que no bascula entre existencia y no-existencia No hay real que no suponga límite y anudamiento; es decir, lo
sino que se asienta en la imposición sistemática de la no-existencia a real no es sino el anudamiento. En otras palabras: lo real es su
toda objeción al ser. Su consecuencia es, necesariamente, el ex- registro, su registro como imposible. Entonces lcómo hablar de
11
terminio. expulsión de lo real"?
Este lenguaje es el modo de hacer existir un símbolo -subra- Si consideramos un funcionamiento a-discursivo, la voluntad
yamos: un símbolo, no un significante- un símbolo unívoco, un de sostener ese intento, e~ fenómeno que se suscita consiste en
cero de la pureza; establecer un origen absolutamente cierto en el rechazo del límite que constituye el registro de lo real. '! "re-
un lenguaje que, sin vacilación ni malentendido, dice el ser de la chazo" cobra aquí el sentido más fuerte de la desmentida, en
Cosa. La abolición subjetiva es sostenida por automatismo de la tanto lo rechazado es la operación discursiva misma. En tal fun-
11
maquinaria del lenguaje. Es decir, si el lenguaje es, en sí mismo, cionamiento no hay sino que todo quepa en el lenguaje" como
verdadero, no hay verdad que lo exceda y no hay un real (ex- imperativo. Punto cero de la palabra que otorga existencia a ese
sistencia) que haga objeción a esa verdad. Y si ese real aparece, cero y priva de ella a lo que lo exceda. Pero algo excede inevita-
es necesario, para sostener esa verdad esencial, reducirlo a humo. blemente y, en tanto tal exceso no puede estar articulado (mejor
Lo real de la existencia que queda por fuera de ese lenguaje no dicho, es imperativo que no lo sea), lo que excede no puede apa-
es sino el humo de los crematorios. recer más que como "resto orgánico", carroña, detritus.
El fenómeno presentifica el intento de un lenguaje por fuera Curiosamente, es por esta vía que el idealismo accede al siste-
de la estructura que, de todos modos, será necesariamente "falli- ma. Si, como dice Lacan, "que lo real no esté de entrada para ser
do": e!_mod()_9_~~(!-~te lenguaje encuentrade taponar esa falla es sabido es el único dique contra el idealismo"72 esto -que es su
el exterminio real de. lo real del sujeto. Llamamos a esto principio de envés- muestra un idealismo determinando a-priori el saber de
odio o destrudo, a saber: un odio no dialectizable. Es este punto lo real. El sistema o era al modo de este idealismo: lo real es
oscuro, lo final de la soluc{lñ- que ofrece este odio, es lo que re- totalmente dicho por la abstracción del lenguaje. i algo excede
quiere una inscripción en términos diferentes a los de un atavis- al lenguaje, este exceso no cuestiona sino que permanece como
mo inevitable adormecido en algún rincón de la humanidad. pura carroña; de allí que deba ser eliminado. Si el lenguaje no
Esto que no se infiere, que no se supone, sino que se presenta, ancla en un cuerpo de discurso, lo que queda por fuera de él es
que irrumpe, requiere establecer sus coordenadas. Y éstas deben a eliminar, no a inscribir.
Sl'r establecidas desde una historia irremediablemente afectada Ahora bien, la vía de acceso al fenómeno no es sin fantasma.
por esa misma irrupción, porque, ~_!~~s, lo que estamos di- Pero, fatalmente, la proliferación fantasmática desde la cultura
l'il•ndo es que el na~~~~~ha inaugurado una historia no discursiya, ha obrado con consecuencias similares a la de la desmentida:
1111.1 historia~n sujeto, un lenguaje sin silencios. Y ésta no desde el desgarro del corazón (como universalización del ideal)

/1 1 .u .m J., Seminario Ou pire. 72. Lacan, J. Seminario El envés del psicoanálisis.

M
69
"""''' lit pskopatologización (como universalización del dolor): sus redes, al fantasma; lo que lo traiga de vuelta de ese lugar
llJllll\11 no se solidariza ni se conmueve quedando así cancelada la donde su decir "estoy muerto" es obra de la abstracción del len-
nm;f;,;, 1/()r fuera de la inscripción? Por supuesto, tampoco supo- guaje reducido a su pura violencia. Ese sujeto es muerto, puesto
m•mos 4ue se pueda articular el fenómeno en el sentido de una que habitó un mundo que no tiene cabida para él en tanto tal.
umblilkación que lo agote; pero no es lo mismo lo no articulado Que la compacidad de la máquina, por error, no lo haya "proce-
tJlll' rt•produce su propia actividad que un exceso en la cadena sado", no pasa de ser un tecnicismo. Tal compacidad es la abs-
disrursiva, que insista al modo del trauma y produzca un más tracción del lenguaje, es decir, la voluntad de un lenguaje posible
,, 11•\. sin u'n Otro.
Con~! nazismo surge no sólo una "nueva historia" sino, tam- De ahí la extrema, radical, ajenidad de la vivencia del exter-
biénL~na "nueva muerte": la_que_p_l,!~_de decirse en primera per- minio, lo cual plantea problemas (y graves) a la clínica; no sólo
_sonª-' Y no cómo metáfora. ---- anfe' aquél que ha padecido tal vivencia sino ante cualquier dis-
lQué signi_fi~_a 1o que, en términos de E. WiesseP, llamamos curso que llegue al consultorio, puesto que es en la clínica don-
"t:ontar la propia muerte"? lQué estatuto tiene esta muerte que de encontramos los discursos atravesados por esto que, inaugu-
puede decirse en la palabra humana, como lo hacen tantos de · rado por el nazismo, se instaló en la cultura, como marca no
los sobrevivientes del exterminio? discursiva de lenguaje74 •
La muerte no advenida del sobreviviente es un error de la Ese punto de radical ajenidad no se cancela con el retorno a la
n1a4uinaria; es, como dice Semprún, algo que se ha dejado atrás, vida. Filip Müller 75 cuenta sobre el día de su liberación:
n1uerte de la que el sujeto se aleja día a día, muerte que ya no "Por muy increíble que pueda parecer experimenté un verda-
está en el horizonte de la vida. dero abatimiento. ( ... ) Me dejé caer de mi yacija y fui hacia la
"Pues la muerte no es algo que hayamos rozado, con lo que puerta, me esforcé en vano por proseguir, luego me tumbé sen-
nos hayamos codeado, de lo que nos habríamos librado, como cillamente en el suelo, en el bosque y caí dormido."
de un accidente del cual se saliera ileso. La hemos vivido ... No Y Primo Levi76 cuenta sobre los soldados rusos que contem-
somos supervivientes sino aparecidos· ... Esto, por supuesto, sólo plaron el Lager donde él se encontraba:
resulta decible de forma abstracta. O de soslayo, como quien no "No nos saludaban, no sonreían; parecían oprimidos, más que
quiere la cosa ... O entre risas, con otros aparecidos ... " por la compasión, por una timidez confusa que les sellaba la boca
y les clavaba la Il'\irada sobre aquel espectáculo funesto. Era la
Hay una verdad en esa enunciación imposible de la muerte misma vergüenza que conocíamos tan bien, la que nos invadía
l'llprimera persona puesto que, en el lugar del exterminio, en el después de las selecciones y cada vez que teníamos que asistir a
seno mísmo·ae la a6stracción, el so6reviviente esta muerto en tan- o soportar algún ultraje; la vergüenza que los alemanes no co-
lo qw•sujeto. Una vez asesinado el sujeto, la tramitación de los nocían, la que siente el justo ante la culpa cometida por otro, que
,·ucrpos -pura carne, organismo anónimo- es sólo cuestión de tiem- le pesa por su misma existencia* porque ha sido introducida irrevoca-
po y eficacia. Será el encuentro con un Otro, con ese lugar, aque-
llo que lo vuelva a la subjetividad, que lo devuelva al discurso, a 74. Ver Testimonio y crisis. M, l4 kJ
75. Müller, F. Eyewitness A~witz- Three years in the Gas Chambers, cita-
do por Primo Levi en Los hundidos y los salvados. O p. cit.
'!\ Wt<'"'l, E. Night. Avon Books, N. Y., 1969. (Hay versión castellana]. Volve-
1111" ~llhrt' t'slo t'n t'l capítulo Testimonio y crisis. 76. Cfr. Levi, P. La tregua. Op. cit.
1·1 ,uhr,¡yado t'S nut'slro. El subrayado es nuestro.

'/11 71
hlc•mc•tlll' m el mundo de las cosas que existen .., y porque su buena NAZISMO, LENGUAJE Y FENOMENO
voluntad ha sido nula o insuficiente y no ha sido capaz de con-
trarrestarla."

En el punto de ree_!!cuentro con el Otro, allí donde algo del 1 - La religión de la demonología
Ot_r~h~_ce límite a la nadificación, se instala, en palabras de Pri-
mo Levi, un malestar indefinido que, a falta de mejor término es Como soy judío, representaba en esa sociedad
n~>~~rado corno vergüenza y ~~-~!a algo que, más allá de la ver- una suerte de tabú y de objeto sexual a la vez
güenza, del otro lado del lenguaje, i~pide todo velo y toda esce- (cosa que no lamento por las chicas que conocí)
na. Algo de una suposición -pero una suposición arraigada en y al mismo tiempo representaba a Satanás.
la novedad que pesa irrevocablemente en la existencia- ensom- Con el correr de los años me enteré de que re-
brece la mirada: es la S!J:PQ~!Qón de que "todos seamos C"aíil'de presentaba a la realidad.
HERBERT GOLD
nuestros hermanos, de que todos nosotros (y esta vez digo 'no-
sotros' en un-·sentido muy amplio, casi universal) ~ayamos su-
plantado a nuestro prójimo y estemos viviendo su vida. Es una La intensidad del peculiar lazo social que establece el nazis-
mo y su arraigo en el racismo, torna necesario detenernos en este
suposiCJ.ón-pero remuerde; está profundamente anidada, como
último para ubicar, aunque sea mínimamente, sus coordenadas
la carcoma; por fuera no se ve pero roe y taladra" 77•
y su devenir.
Es una suposición, es decir, no es una abstracción. Aun si es la
El racismo 78 se define como un enfoque que considera la per-
su posición siniestra, irrevocablemente instalada en "el mundo
tenencia a una raza de un individuo o grupo como decisiva y
de las cosas que existen", de que la semejanza Yl!!':'!_es más que
determinante de su capacidad, sus tendencias, sus inclinacio-
presencia del doble, que el espejo se ha vuelto atravesable.
nes, su aspecto y su comportamiento; establece una escala entre
razas" superiores" e "inferiores". El término deriva de "raza" (race,
rasse, razza) y posee diversos sentidos que aun no han sido sufi-
cientemente diferenciados. Se utiliza desde comienzos del Re-
nacimiento para significar cualidades características tanto de
grupos de personas como de grupos de seres vivientes en gene-
ral. La influencia del racismo en la época moderna deriva del
hecho de que devino una especie de religión laica, basada en la
ciencia y en la historia; es una concepción de mundo, que inclu-
ye, además de la ciencia y la historia, también la estética y la
moral.
El ensamiento racista arraiga en la época de las Luces y sos-
tiene (en oposición a toda una corriente el Ilumtmsmo un

1'.1 subrayado es nuestro. 78. Cfr. Ha'Entziklopedia shel Ha'Shoah. Op. cit.

/'! l.l'VI, 1~ Los hundidos y los salvados. Op. cit. 79. Corriente en la que se incluye Montesquieu.

n 73
l'nfoque "orgánico", que abre un profundo abismo entre los se- interés de Herder por los aspectos humanistas y se concentró en
res hu~~nos y las naciones, un abismo ~e, pretendidamente, la investigación científica sobre la cercanía genética entre las di-
no es consecuencia de sucesos socio-históricos sino que se halla ferentes lenguas. Se estableció la existencia de una lengua pri-
imEiícito en las fuerzas de la naturaleza. Por ejemplo, según }ohan mitiva (protolengÚa) que fue traída desde Asia a Europa en fas
migí:a~~?n~-~ de los pueblos n arios , a la que los lingüistas llama-
0
Gottfried Herder, es la instintividad lo que se encuentra en la
base de las cualidades de un pueblo y modela su carácter de ba!\_': indo-europeo" o "ario-europeo". Es en este contexto que apa-
generación en generación. El idioma nacional, la poesía popular rece por primera vez el término "ario" y es sobre ese contexto -es decir,
y el folklore son los medios de una expresión auténtica y pura. el lin üísticcr que nacen los criterios valorativos.
El individuo es sólo una parte del Volk, es decir, de un pueblo, en El conde Josep Arthur e o meau no hizo más que reto-
el sentido étnico del término. La nacionalidad adquiere un esta- mar una idea aceptada en la lingüística de su época al sostener
tuto estético, histórico y lingüístico que la diferencia de todo tipo que el lenguaje "puro" de los "arios" testimonia sobre su capaci-
de organización política equivalente. El hecho que el Volk orgáni- dad de elevarse por sobre el estrato material de la vida. Por el
co se encuentra or sobre el estado es algo que se demuestra contrario, los judíos eran caracterizados por una imposibilidad natu-
indiséutiblemente en el encadenamiento de pensamiento racis- ral de hablar el idioma nacional del pueblo que los hospedaba, impedi-
ta_posterior a Herdei-~80- mento que deriva de las diferencias históricas y que refleja su
Es ese mismo Siglo de las Luces, antes ingenuamente naturaleza materialista. La lingüística y el mito histórico sobre la
sacralizado, el que es puesto en cuestión por los historiadores superioridad de los "arios" llevó a la conclusión de que el desti-
de la actualidad, muchos de los cuales se preguntan -entre ellos no de los anglosajones, por ejemplo, era poner en práctica el
Vidal-Naquet-81 si esas Luces no fueron las que iluminaron la principio de la independencia a través de instituciones libres; la
antropología racista y el antisemitismo moderno. Sin embargo, organización de las tribus germánicas servía de ejemplo para
Vidal-Naquet concluye que la jerarquía racial entre arios y semitas una administración democrática. De esto se desprendía que las
no es una invención de las Luces. Según él, puede constituirse razas que no tenían parte en ese pasado carecían de las cualidades
un conjunto mucho más sólido con el antisemitismo de las Luces. espirituales necesarias para autogobernarse. La obra de Tácito,
Sostiene que el objetivo de los filósofos no era "atacar a los ju- Germanía, proporcionó las pruebas sobre las cualidades especia-
díos reales" sino cuestionar una concepción que hacía de Israel les y las instituciones características de los antiguos germanos.
el eje de la historia del mundo. El len a·e" uro" de los arios a arece como indicio de supe-
'l:é!E~~q_uización de las razas no nace ni de la filosofía ni de la rioridad espiritual. En este punto -y a contrapelo e o que reud
antropología sino de la lingüística. Es con el auxilio de ésta que llama "progreso en la espiritualidad"- aparece una espmtualiaad
SI.J!"K~ un enfoque que enfatiza un pasado lingüístico común. connatural a un lengua 'e supuesto primero y más puro. En este eón-
Este énfasis en el idioma como expresión de un pasado co- texto sur e el conce to e ' estino mani ·esto : el destino de la
mún unificó a toda una generación de lingüistas hacia fines del raza anglosajona es el de i n ir su influencia a todo el mun-
siglo XVIII y comienzos del XIX, aunque la mayoría rechazó el do. Es decir que el origen superior ubica un destino superior, tan con-
natural a la lengua primera como al espíritu superior.
KO. Sin embargo, Herder no creía en la superioridad de una raza por sobre las
En cuanto a su esencia, el concepto de raza proviene de la an-
demás ya que, en su calidad de hijo del Iluminismo, el amor por su propio
\1¡,/k no le impedía honrar a los demás. ~!QEOl~gía más que d_e la historia~ de la lingüística. La clasifica-
ción -establecida por Linneo-yotros-=--deTos}meblos según su
K1 Cfr. Vidai-Naquet. Op. Cit. (Cap. El privilegio de la libertad). También se deja
l•·•·r ••sta concepción en La causalidad diabólica, de L. Poliakov. O p. cit. color y según las formas y medidas del cuerpo estableció que las

74 75
s•·mejunzas descubiertas por este procedimiento constituyen la Con estos criterios fueron constituyéndose símbolos apareados
"raza". Es decir, la raza se define como una "colección de seme- en relaciones bi-unívocas, símbolos que representaban una cua-
ja~zas". Pero aun-esa manera científica de presentar los hechos lidad específica y que no establecían ecuaciones metafóricas. Pero
dio lugar a opiniones sobre el carácter de los seres humanos y a es preciso subrayar que, en ese lenguaje que va conformando el
la suposición de que el aspecto exterior de la persona y sus me- racismo, los ojos azules, por ejemplo, no reflejan o representan
didas corporales simbolizan sus cualidades espirituales. el cielo sino que lo son; así como la raza aria es la pureza misma
EJ _foncepto tampoco es ajeno a la filosQfla. Si bien Kant, filó- de la raza. La pureza del origen participa de este particular modo
sofo de la modernidad, toma el concepto antropológico de raza, de la abstracción.
lo hace al solo efecto de desconectarlo de las influencias ambien- Este símbolo puro, mística de un dios presente, no vaciado,
tales. Kant jamás sostuvo la superioridad de una raza determi- adquiere el estatuto de un fetiche, pero no a la manera de algo
nada por sobre las demás. El c~_!!~~~de raza en términos de la que señala y vela sino como presentificación de la identidad del
filosofía o como categoría no implica necesanamente una signo perceptivo consigo mismo. De ahí su dimensión de sagrado y
jerarquización ética o estética. Pero en el pasaje al discurso coti- la mística que deriva de él. Lo éxtimo queda fetichizado en el
diano- algo de esto parece modificarse y en los claroscuros de los símbolo asignado al judío: lo éxtimo encarnado. Se torna así con-
diversos discursos va arraigando tanto el pensamiento racista secuencia inevitable, y no azarosa, el asignarle al judío formas
como su lógica82, con su mística y estética propias. de goce demoníacas: reaparece la leyenda de que los judíos en
IS_arl_Gustav Kraus, conocido romántico, contemporáneo de vísperas de Pesaj (Pascua) asesinan a un niño cristiano y con su
Gobineau, conti~~~ avanzando en el pensamiento racista con sangre hacen el vino ritual83 •
miras a la construcción de una mística de la raza, la cual se con- Los sentimientos antijudíos no necesariamente debían deri-
centró en la bÓsqueda de razas ideales derivadas, a su entender, var en racismo, porque la mayoría continuaba creyendo que un
de la fuerza mística del sol. El tipo ideal es de tez clara; su cabe- "buen judío" es capaz de liberarse de sus cualidades "judaicas".
llo rubio y sus ojos azules reflejan la fuerza positiva que simbo- Sin embargo, quienes creían en las diferencias raciales y en la
liza el cielo y el sol. En el diseño del tipo ideal, se ponía el acento existencia de una "banda judía", comenzaron a alimentar la idea
en las bases estéticas que hay en el racismo, desarrollándolas en de una guerra de razas. En la segunda mitad del siglo XIX, junto
forma paralela a la observación científica. Al concepto de la be- a la antropología y a la lingüística, el darwinismo sirvió como
lleza 'aria', basado en parte en los modelos griegos y en parte en validación pretendidamente científica a las ideas de guerra y
el simbolismo de la naturaleza, se le otorgó especial importancia lucha. En el paso del siglo XIX al XX los populares libros del
en Alemania. zoólogo Ernst Heinrich Heckel difundieron la idea de que el
-i.!'arti_!:A~ la segunda mitad del siglo XIX el antisemitismo desarrollo biológico del individuo debe reproducir el desarrollo
alimentó este tipo_~e_!acismo mucho más que la realidad ~as biológico de sus antepasados (ley bio-genética). Así se combina-
razas 'neS!a' ()_'~!llarilla'. La razón para ello es simple: los judíos
83. La imputación a los judíos de sacrificios humanos rituales secretos se remon-
l'r<m considerados como representantes de una cultura extran-
ta al año 168 a.C. con Antíoco IV, el Seléudda, acusación que resurge en la
jl'rd en el_~orazón de Europa. Vestían ropas diferentes, rezaban Edad Media, primero en Inglaterra en el siglo XII, luego a fines del siglo
ph·garias diferentes y hablaban un idioma diferente (hebreo, idish XIX, precisamente en la era del antisemitismo. J. P. Faye sostiene una hipó-
y otros). tesis interesante al respecto: ante la prohibición de la ley judía de realizar
sacrificios y, como consecuencia del hecho que Jos judíos no sean vistos cum-
pliendo ritos sacrificiales en público, no se acepta esta realidad sino que se les
Hl Vt•r () /),·,.t~chland bleic/1e M11tter. suponen ritos secretos. Cfr. La sinrazón antisemita, Op. cit.

7tl 77
lMn Id continuidad mítica del Volk y la visión darwinista del El universo del Volk y su aval en la filosofía universalista conno-
mundo. tan un origen místico: universo que empteza y terñUñáeñla
P·,ua Houston Stuart Chamberlain, los alemanes son los salva- sangre del Volk. Ese universo que empieza y termina en la san-
dores del mundo y el soporte de la cultura de Occidente; todos ~e y que no es afectado por la falta que implica la pala~e~_!o
los logros culturales de la nueva época dan fe del florecimiento q11e_e_~~l nazismo se considerará en tanto "Diosn. Un Dios puro
de su espíritu, que fue debilitándose en una lucha sin tregua; los espíritu, que creó un universo puro e inocente, al que los judíos,
'.~rios' subsistieron en medio de un 'caos racial' siendo que la autores primeros de la contaminación universal de los espíritus,
raza bastarda de los judíos ingresó en la historia en el mismo han pervertido. _Muchos activistas del Tercer Reich, empezando
preciso momento en que ingresaron los 'arios' y ahora ambas se por el ro io Führer, asumieron sin reparo la denominación de
encuentran enfrentadas en una lucha sin compromisos posibles. deísta (en alemán,gottgliiubig)_"Bl>. Este deísmo, que a vtene a su
Hasta el fin: los judíos son lo opuesto a los arios, son incapaces destino en el lenguaje puro y primero, consfituye, antes que un
de elevarse a un nivel de pensamiento y de cultura superior, se monoteísmo, la religión de un paganismo uruco: entronización
caracterizan por un deseo de poder carente de toda profundi- de un padre que no está muerto y es siempre presente.87
dad metafísica. La guerra de las.razas es una guerra global que S~gú!': Langben, el" espíritu de la vida" descendió de los cie-
sólo puede finalizar en triunfo o derrota; los' arios' necesitan de los sobre el Volk. El racismo se convirtió en una mística basada
un líder para vencer a los judíos, y hacia el fin de sus días en los movimientosquese ocupan de las artes ocultas. Langben
Chamberlain creía que, efectivamente, había aparecido tal líder: no era el único en sostener esto, ya que en el comienzo del siglo
Hitler. XX había en Munich todo un grupo de filó~fos que adherían a
En su costado racista -más específicamente, antisemita-, el na- ese pensamiento; entre ellos se encontraba Ludwig Klages, que
zismo hace del judío un doble demoníaco del ario y, en este pun- elaboró ideas semejantes. A juicio de estos filósofos, la sangre
to, mantiene un punto de semejanza: el judío encarna para el "aria" tiene una cualidad especial que le permite combinarse con
a_rio lo más íntimo puesto fuera. 84 Se trata, de algún modo, del el mundo suprasensorial y reflejar el cosmos. En este grupo abre-
frate~ q_ll~ describe San Agustín, el dOble que goza del objeto. Por vó Hitler -quien creía en las ciencias ocultas- la mística de la
eso quizás fue que Hitler dijo "los judíos son como nuestros her~ raza.
manos" 85 8 paso siguiente en este devenir fue el pasaje de la jerarquía
El entonces popular libro de Julius Langben "Rembrandt als racial a su efectivización en la eugenesia racial. Vacher de Lapou-
Erzieher" (Rembrandt como educador, 1890) coadyuvó a la con- ge es quien relaciona la necesidad de la eugenesia racial con el
formación de una religión racista: los alemanes debían volver a ideal de Gobineau respecto de la superioridad de los" arios". Efec-
oc u par su lugar de creadores, por medio de una religión que tivamente, este tipo de eugenesia se tornó popular especialmente
combinara las bases teosóficas con los fundamentos sweden- en Alemania, y allí fue que se crearon métodos sin precedentes
borgianos. Aquí se evidencia la diferencia entre "mundo" para posibilitar a los "arios" reproducirse en condiciones idea-
discursivo y el"universo" que se preludia en la religión racista. les. Los desarrollos en esta dirección llegaron a su extremo en la
Alemania nazi con el intento de los miembros de la SS de asegu-
1\4. Cfr. l.acan, J. Seminario X La angustia, y Freud S, Proyecto de una psicología
f'llm '"'"rálogos (el complejo del semejante). 86. Cfr. Poliakov, L. La causalidad diabólica.
~~~•. l'olio~kov,
L. Historia del antisemitismo: La Europa suicida 1870-1939. 87. Acaso Freud, cuando se declara un gottlosen ]ude, un judío infiel, no hace
Mm·hnik Editores, Barcelona, 1986. sino ironizar sutilmente ante la masa gottgliiubíg (deísta).

7H 79
r.u 1,, pureza de la raza por medio de un apareamiento controla- fueron descriptos en términos médicos. Así, por ejemplo, el fa-
do dt• machos y hembras elegidos con sumo cuidado por poseer moso psiquiatra Jean Martín Charcot sostuvo que los JUdíos tie-
.tut~nticas cualidades "arias" 88 • En este tipo de programas se con- neJ1. mayor tendencia a sufrir de enfermedades nerviosas y .de
Hidcraba también el principio de la eutanasia, y de hecho los nazis histeria. Esto no quiere decir que tales médicos eran necesaria-
habrían de aplicarlo. Ese principio, según el cual se debe elimi- mente racistas. Charcot, por ejemplo, pensaba que era posible
nar a todo enfermo desahuciado, a los enfermos mentales y a "curar" a algunos judíos. Sin embargo, las determinaciones mora-
todos los que poseen algún defecto ñsico, era justificado por el les que teñían la medicina desembocaban fácilmente en racismo.
expediente de que tales enfermos y defectuosos representaban Origen cierto que da lugar a eugenesia y a eutanasia. De ahí el
el degeneramiento de la "raza superior", degeneramiento aso- espacio de la clasificación que luego advendrá selección. Esta
dado por lo general a los matrimonios mixtos. certeza del origen encontró una carta de certificación en la cien-
E;,! tér_rnin()~i!t:?g~neramiento" les llega,a los racistas de e_si- cia; especialmente la medicina, cuyo afán clasificactorio ofrecía
quiatras como Jean Baptiste Morel o Cesare Lombroso, que pen- el marco de una psicopatología que permitió hacer surgir el ger-
saban que la,debilidad de los nervios y ciertos defectos ñsicos men de la selección.
eran testimonio de una personalida~ degenerada. Por medio de La relación entre racismo y sexualidad es directa: el racismo
la eugenesia, la realidad "aria" se convirtió en una profecía se presentaba como el defensor de la respetabilidad de la clase
autorrealizable: si la raza no refleja tal realidad es necesario reali- media y achacaba a las "razas inferiores" un apasionamiento
zar una "purificación" en sus filas hasta lograr la imposición del sexual peligroso que parecía amenazar la estabilidad de la socie-
tipo ideal. dad. Al comienzo se acusó a los negros y luego a los judíos de no
En el sigl<:) ~!~la tE:!.<?!!a_!_llédica aportó al racismo algo más saber qué es el amor sino solamente qué es el deseo, el cual se-
que la cue~~ón de la eugenesia. Los conceptos médicos de salud guramente se orientaba a mujeres de la "raza superior". Un apa-
y enfermedad sirvieron para describir lo que se denominaba 'ra- sionamiento sexual exagerado o prohibido era asociado a la ten-
zas inferiores', que eran descriptas en forma estereotipada como dencia congénita al nerviosismo y a la inestabilidad característi-
carentes de iniciativa y virilidad, cualidades consideradas fun- cas de los judíos, los homosexuales y los enfermos mentales, los
damentales para el progreso. La medicina personificaba el ideal mismos grupos que con el tiempo los nazis intentaron asesinar
social de la respetabilidad y todo el que se apartara de la norma y en cuyo exterminio los médicos cumplieron un papel funda-
era sospechoso moral y médicamente. La "normalidad sexual" mental.
eran considerada, por sobre todo, indicio claro de salud de una Aquí arraiga toda la dimensión fantasmática encarnada en una
sociedad, y quienes no se ajustaban a la norma, quienes se apar- raza supuestamente más cercana al deseo que al amor, má~cer­
taban de estos criterios sexuales, eran considerados como afec- cana, diríamos, al" goce". En la utilización de los diversos criterios
tados por una alteración nerviosa, degenerados y en extinción. de selección, lo que se perfila es la filiación de la raza: singular filia-
t lacia fin~s ~el siglo XIX también los judíos -extranjeros o no- ción cierta y encarnada en lo concreto de la sangre misma ..
Si bien el pensamiento racista no cambió significativamente,
AA. Recordemos el programa Lebensborn, instrumentado por el nazismo, que
incluía las así llamadas "granjas de mejoramiento de la raza". En ellas, las
a partir de 1918 echó mano de nuevos recursos para afianzarse.
muchachas arias mantenían relaciones con miembros elegidos de las SS para L~~colo ía comenzó a subrayar las diferencias entre las razas.
procrear hijos que eran entregados para su crianza en esas granjas, donde, ~()r ejemplo, la psicología que en Europa se asocia a a ung y en
s1presentaban los rasgos adecuados a la raza, se los educaba en connivencia
mn los ideales de la misma; de lo contrario, eran exterminados. Cfr.
Estados Unidos a MacDougal sostenía que el "sentimiento de
ll.a'f.ntziklopedia shel Ha'Shoah. rebaño" era débil entre los pueblos nórdicos y muy ' · -

Hll 81
lo" pueblos mediterráneos. Además de McDougal, había toda culminar en la nadificación: ningún indicio de lo real podrá ya
una corriente de psicólogos americanos que utilizaba los tests hacer vacilar al símbolo.
dt• inteligencia para demostrar sus conclusiones racistas. La psi-
mlogía de Jung tendía a deslizarse al campo del simbolismo mís- 11- O Deutschland, bleiche Mutter
tko y el énfasis puesto en arquetipos inmutables adquiría, fácil-
mente, ribetes racistas. Jung dirigió, durante muchos años, una
importante publicación de psicología editada bajo el régimen Oh Alemania, pálida madre
nazi. Rápidamente surgió una biología, así como una medicina ¿Qué han hecho tus hijos de tí
y una física "arias". En esta misma perspectiva se inscribe el "in- para que entre todos los pueblos
mnsciente ario" de Jung. provoques la risa o el espanto?
El recurso a la psicología, sumado al recorte de los test, de BERTOLD BRECHT
inteligencia reaparece como renovada fundamentación desde la
perspectiva de lo mensurable y lo transmisible por la medida y El racismo adviene organización política en el 111 Reich. Pero
la estadística.89 juntamente con la estatización del racismo aparece un primer
Una política de guerra racial debía llevarse a cabo por un hecho que lo trasciende: las Leyes de Nuremberg. Estas hacen lo
movimiento que aspirara a conseguir el apoyo de la clase media que toda la demonología racista y la largamente arraigada tradi-
para tener éxito en un país colmado de valores burgueses. Tam- ción antisemita cristiano-europea no había logrado hacer: defi-
bién debía ser un movimiento "respetable", que no predicara una nir sin resto al judío. Estas leyes, que datan de 1935, no sólo brin-
política de pogroms, semejante a la "Guardia de Hierro" o a los dan apoyo legal a la segregación de los judíos, sino que definen
linchamientos que se realizaban de tanto en tanto en EE.UU. con rigor jurídico quién es judío, es decir, quién es el referente
Estos hechos de fanatismo dirigidos hacia individuos ya resulta- obligado del símbolo judío.
ban anacrónicos. En su lugar el nacionalsocialismo puso en mo- Según estas leyes, se considera judío a aquél cuyo origen era
vimiento un proceso de negación de la imagen humana del ene- completamente judío o que su origen era tres cuartas partes ju-
migo racial, y de esta manera sus ataques no se dirigían en con- dío. Quienes tenían dos abuelos judíos eran considerados "me-
tra de seres humanos sino en contra del principio de la maldad. dio judíos" (llamados mischlinge). Estos estaban condenados a la
Hasta aquí vemos cómo el nazismo arraiga, indudablemente, desaparición de hecho por falta de descendientes, ya que tenían
en el racismo, en su concepción demonológica. Pero, a nuestro prohibido mantener relaciones sexuales tanto con judíos como
entender, lo trasciende en tanto instala por fuera de toda pasión con arios. Estas leyes también definieron con precisión jurídica
idt•ológica una manera inédita de considerar al semejante. Y esa quien es "ario": los abuelos por ambas partes debían ser de raza
manera inédita habrá de echar mano de una radical desmenti- aria. Aun así, para ser recibido en la elite racial de los SS, el aspi-
da, la cual habrá de tomarse de la necesidad de la ciencia de rante debía remontarse en sus orígenes hasta la época anterior
forduir al sujeto y de su modo de transmisión -el discurso uni- al otorgamiento de la emancipación a los judíos (1850).
wrsilario- para una progresiva desubjetivación que habrá de Cabe señalar que, aun si el racismo se convirtió en parte inse-
parable del sistema olítico-le al del Reich, los judíos no fueron
las rimeras víctimas del nazismo en tanto Esta o; ore contra-
IN Murray sostuvo, en 1995, la inferioridad de la raza negra basándose en esta- rio, los rimeros arrestos a untan a los miembros e partido
.tf~li(IIS de los "tests de inteligencia". Cfr. Página/12, Buenos Aires, 14/12/95. comunista alemán, a quienes les siguen los socialdemócratas. os

Hl 83
judfos --que no constituyeron nunca una organización política nazismo no fue un mero discurso ideológico; fue una religión
1\f una fuerza organizada, es decir, que no constituían un adver- política que imponía la dedicación total que se le debe a una fe
.~11rio político- eran persegl!_~_dos a priori y más allá de toda lucha religiosa" .
l'olítica. Los judíos no ~X-ª--!' agversarios o enemigos en el ~~o En el nazismo, los caracteres tradicionalmente necesarios para
fllllltico del término. En este punto resulta muy instructiva una definir una religión (la percepción de un poder superior, la su-
diferenciación que hace Poliakov sobre las medidas antijudías: misión a ese poder y la comunicación con él) se anudan en el
"Estas leyes [las de Nuremberg y la ley que les sirvió de base, Volk. La teodicea nazi (como la denomina Poliakov) exigía dé ante-
llamada "Ley del 15 de Septiembre de 1935 para la protección mliño la presencia de un Gegenreich (Antireich): "La mejor salva-
del honor y la sangre alemanes"] tienen un profundo sentido: guardia de Alemania son los judíos" -deáa Hitler a Rauschning93-
están estrechamente ligadas al fenómeno nacional-socialista en " serán los benefactores de Alemania"; "si el judío no existiese
su conjunto: eran esenciales para el éxito del III Reich. La exter- deberíamos inventarlo".
minación de los judíos no hubiese acaecido· sin ellas. Las denomi- Los judíos aparecen como el Ge envolk o Scheinvolk necesario
naremos (al igual que las otras que les siguieron) medidas 'sa- a este neopaganismo a cuyos ojos simbolizan la vil mora
cras' por oposición a las primeras medidas antijudías que po- Evangelios y la tradición judeo-crist!_ana.
dría mos calificar de 'profanas' ."90 Sin coincidir en todo con Poliakov encontramos, sin embargo,
Las medidas profanas atañen a la segregación, la discrimina- un punto en que su elaboración se torna muy sugerente. Es aquél
ción de minorías, aplicadas por diversas razones (sobre todo eco- donde ésta confluye con una de las razones que Freud da94 para
nómicas) en. diversos tiempos y lugares. Por el contrario, las explicar el "odio a los judíos":
medidas sacras son enteramente originales y apuntan, para "Entre los pueblos que odian a los judíos predominan los que
Poliakov, a la extirpación de la religión cristiana para reempla- se hicieron cristianos tardíamente, a menudo en forma forzada.
zarla con "una fe fuerte y heroica( ... ) en un Dios indiscernible Son falsos conversos,. con un delgado barniz de cristianismo .., pero
del destino y de la sangre91". En opinión de Poliakov sólo un fundamentalmente aun ligados al politeísmo, que desplazaron
culto, una religión, puede procurar hombres religiosamente obe- su inquina al cristianismo hacia la fuente desde donde éste les
dientes, fanáticamente dispuestos a seguirla. "Y" -dice- "con llegó."
notable firmeza de propósitos, gracias a una verdadera exalta- Hay algo de un a anismo en ·ue o en el nazismo, ero un
ción del alma alemana, el Führer modeló el culto necesario a su ~aganismo singular: es la adoración de un solo dios -"de gado
objeto." Muchos historiadores sostienen este aspecto de religión barniz" de monoteísmo- pero un dios presente, un dios que uni-
del nazismo, entre ellos, Saúl Friedlander, quien sostiene92 que "el fica en SÍ origen y causa P_Or presencia, Un diOSCOn quzeñ la COmuni-
c_ación es inmediata e indiscernible de la sangre. Este dios "indiscer-
• El subrayado es nuestro. nible del destino y de la sangre" es el Volk95 • La mística nazi es,
90. Poliakov Breviario del odio. Op. cit. entonces, la entronización del totalitarismo de un dios único, vivo
<J 1. Poliakov cita aquí a Hermann Rauschning, Hitler m' a di t. Ed. France, París,
1939. Rauschning, antiguo dirigente nacional socialista de Dantzig, ofrece 93. Ver nota 91.
el raro y casi único ejemplo de un alto dignatario que rompe con el régimen 94. Cfr. Moisés y 1!1 Monoteísmo.
''" 1935. Refugiado en el extranjero, publicó revelaciones y análisis (La re-
volución del nihilismo, Hitler me dijo) de valor excepcional. • El subrayado es nuestro
'11. J~n Nui Germany and the Jews, New York, Harper Collins, 1997. Citado en 95. Ver La religión de la demonología, donde se discute el término -Volk- en tanto
1.1111.alemanes, el holocausto y la culpa colectiva. Op. cit. matriz de eufemización.

H4 85
.1/lm'sente. Lo unvolkisch, aquello que no el Volk, no puede ac-
P.S "No os burléis de estas advertencias, aunque os lleguen de un
l:edcr a1a existencia y la objeción, que lo real introduce al evi- soñador que os invita a desconfiar de los kantistas, de los
denciar la existencia de lo no-volkisch, se cancela por medio del fichteanos, de los filósofos de la naturaleza; no os burléis del
exterminio. poeta caprichoso que espera en el mundo de los hechos la mis-
De allí, Eodemos conjeturar, el odio a los judíos sería en r~li­ ma revolución que se ha producido en los dominios de la men-
dad odio a Dios, en e!_sentido más propio del monoteísmo como te. El pensamiento precede a la acción como el relámpago al true-
tal: no con el acento en mono sino en theos. No el Dios griego sino no( ... ). Los alemanes representarán un drama al lado del cual la
el Dios hebreo, el Dios cuyo nombre adviene para inscribir que el Revolución francesa no será más que un idilio inocente. Bien es
nombre está irremediablemente perdido: YHVH. Recordemos verdad que hoy en día está todo muy tranquilo, y si a veces os
aquí que una de las medidas antijudías "sacras" (decretada el18 tropezáis con alemanes cuyos gestos pecan de cierta viveza, no
de agosto de 1938) fue la obligación para todo judío de usar un os creáis que son los actores encargados de la representación
nombre determinado: Israel, los hombres y Sara, las mujeres. futura. Son únicamente perritos que corretean por el coto vacío,
Estas y otras medidas fueron envolviendo a los alemanes en ladrando y repartiendo mordiscos, a la espera del momento en
una atmósfera religiosa constante: la multiplicación del tabú de que aparezca el grupo de gladiadores que han de entablar un
contacto con los judíos crea una atmósfera de horror sagrado combate morta1."98
entre los alemanes; "del acto más simple al más importante" -des-
de entrar a un café hasta casarse- "no pueden hacerlo sin tener George Steiner va más lejos aun y anuda el nazismo específi-
bien presente la barrera que separa a los dos mundos".96 El odio a camente con el idioma alemán. Sostiene:
los_judíos -~- transforma en horror sagrado. -- " (... ) no debemos engañarnos respecto de algo que está per-
Si dec!~~~-odio a los judíos -y no antisemitismcr es porque ~n fectamente claro: el idioma alemán no fue inocente de los ho-
alemá~_ existe un término específico para este odio: judenhass, rrores del nazismo. Que Hitler, Goebbels e Himmler hablaran
término anterior al de antisemitismo. Es en torno a este término, alemán no fue mera casualidad. El nazismo vino a encontrar en
específico--de la lengua alemana, que planteamos una pregunta el idioma alemán exactamente lo que necesitaba* para articular su
sumamente difícil. lEs el nazismo -no como organización políti- salvajismo."
co-legal de un estado sino como sistema de exterminio- un fe- Más aún, dice Steiner, al considerar el estado de Alemania
nómeno "específicamente germánico"?97 después de la caída del nazismo: "lo que ha muerto es el idioma
Poliakov habla de una Abstammung auf sich selbst, una deriva- alemán".
dón de sí mismo, aspiración que considera típicamente germá- Repetimos la pregunta: lhay continuidad entre el exterm~nio
nica y elabora en su libro Le mythe Arien. y un 'udenhass "específicamente alemán"?
Por su parte Henrich Heine, en 1834, un siglo antes de los . En el nazismo aparecen os 1versos elementos históricos del
~ucesos del nazismo, escribía: antisemitismo, a saber: el estereotipo negativo, la discriminación
y el alejamiento social, la actividad legal y política en contra de
%. Puliakov. Op. cit. los judíos y la persecución, cuyo punto culminante es el exter-
'17. Ld pregunta debe ser cuidadosamente formulada puesto que presenta un minio. Se deja ver un conglomerado de manifestaciones
riesgo: t!l que implica un cierto sesgo -que podría adquirir y resulta
invalidante- de alguna supuesta "esencia trascendental" de lo germánico. 98. Citado por Poliakov en La causalidad diabólica, Op. cit.
l\1r tanto, es preciso puntualizar: nuestra interrogación no arraiga en ningún a
1" "'' i, sino en la lectura a posteriori de algunos indicios en el lenguaje. • El subrayado es nuestro.

Hh 87
''IIPl'l'ffkamente antijudías, rastreables a lo largo de la historia: Aun si suponemos que un antisemitismo extremo puede ser
ltl obligación de usar un remiendo de tela amarilla99, la residen- causa suficiente de una Shoah, cabe preguntarse, entonces, a par-
dd en barrios segregados llamados ghettos 100, la prohibición de tir de qué punto sobre el eje antisemita se observa un claro signo
~1~rcer ciertas profesiones, la matanza y la devastación de sus que indique el pasaje del racismo antisemita a la devastación
viviendas (los pogroms 101 ). En este sentido, podría verse en el na- nazi. Más aún: lacaso se encuentran signos tempranos que indi-
zismo un punto de coalescencia y culminación de todas estas quen el posible advenimiento de una Shoah? Si no lo suponemos
manifestaciones que son de, si se quiere, agresividad y, si se quie- así, cabe otra pregunta: lqué es lo que hizo que el exterminio
re, extrema. Pero, como decimos al comienzo de este texto102, no fuera realizable precisamente allí?
apuntamos a las generalizaciones sino a los matices y las dife- Porque no hay discusión sobre uno de los aspectos de la cues-
rencias. Por eso haremos algunos rodeos en torno a la interroga- tión: el exterminio fue planeado, diseñado y perpetrado por ale-
ción misma. ffiañes,·a través del estado alemán. Entonces es preciso investi-
La pregunta acerca del antisemitismo específicamente alemán, gar a partir de qué punto el exterminio se tornó posible o, más
sobre el carácter específicamente germánico de la Shoah, era bien, necesario para el estado que Alemania era en el III Reich. En
acuciante hace ya más de cincuenta años al finalizar la guerra y otras palabras: lhay un modo especial alemán en la historia del
mantiene toda su vigencia en la actualidad, siendo que, en el odio a los judíos o en su historia en general que advenga causa
interín, se han agregado algunos datos importantes: por un lado, necesaria y suficiente para esta emergencia? Es- ev1aente que-la
matanzas masivas en todo el mundo y, por otro, cierta atenua- vigencia de la pregunta -que permanece sin respuesta- marca
ción del antisemitismo en la cultura alemana, al menos en sus la presencia de algo no cancelado, es decir, la vigencia de la pre-
aspectos más tradicionales. El tema fue tratado en un congreso gunta patentiza lo que aún no ha entrado en la historia. Quizás
de historiadores realizado en Jerusalén en noviembre de 1996103, lo que los historiadores llaman, en este contexto,"datos de com-
donde aparecen desarrollos y datos que complejizan la pregunta. paración", no sea más que la consecuencia del estupor frente a

e\ a imposición a los judíos del uso de un signo distintivo en la vestimenta se


Vremonta al siglo VIII. El califa Ornar 11 ordenó marcarlos con un pequeño
la evidencia de las matanzas, como algo que en sí desbarató toda
consideración lineal o lógica de la historia misma. Por nuestra
trozo de tela amarilla que los diferenciaba como dhimmis, sometidos. Los
parte hemos señalado las consecuencias del modo particular de
cristianos debían usar un trozo de tela azul. Ambas confesiones eran tolera- retorno de lo que no está inscripto, eso que ha dejado marcas a-
da -aun si diferenciadas- en su calidad de "pueblos del Libro". Cfr. discursivas en el lenguaje.
Ha'Entziklopedia shel Ha'Shoah. Op. cit.
En el congreso mencionado se discutió el libro de Daniel
100. El origen del término se ubica en Venecia, donde en 1516los judíos fueron ~~ldhagen "Los verdugos voluntarios de Hitler" 104,li!!o que pro-
confinados a un barrio cerrado y separado, en un lugar llamado Geto Nuovo.
Cfr. Ha'Entziklopedia shel Ha'Shoah. Op. cit.
pone una respuesta elemental y simplista: el antisemitismo ale-
mán -hondamente arraigado y presentando desde siempre un
101. La denominación es un anacronismo pero es exacta. Pogrom es una palabra
rusa, en uso a fines del siglo XIX, que significa desastre; esto es: de pronto, la
población se abalanza sobre el barrio judío y desencadena la masacre. El 104. En el ínterin, este libro fue publicado en castellano, con el título Los verdu-
historiador Salo Baron, autor de una excelente Historia social y religiosa gos voluntarios de Hitler (Taurus, 1996) y desató una polémica en la qut> no
del pueblo judío, ubica el primer pogrom registrado en el año 38 de nuestra nos parece pertinente ahondar aquí. Sin embargo, el sólo hecho de que se
t>ra. (Cfr. La sinrazón antisemita). plantee esta polémica señala, creemos, dos cuestiones: la primera es lo que
atañe a la rwrrativa como elenumto constitutivo del estudio mismo dt> la Shoah
102. Vt>r DellengiJaje del exterminio al exterminio del discurso. (es en torno a la narrativa de Goldhagen que se ha dado gran parte del
1111. Twnt>rman, M. Hans Mommsen en Jerusalén o ¿cuánto antisemitismo precisa debate); la segunda, es retomar la cuesti6n del antisemitismo no como la
111111 Slw11h?, t>n Ha'aretz, Edición Internacional, viernes 6 de diciembre, 1996.
explicad6n universal (y t>xculpatoria) qut> propont> Goldhagen, sino en tanto

"" 89
l'iU.ktcr "exterminador"- serí~J~~ explicación principal del ex- Esto muestra, a nuestro criterio, la insuficiencia de aceptar el
ll'rminif:>. Según uno de los participantes del congreso, el libro estereoti o antisemita como causa su 'ciente ara pasar al "len-
más importante aparecido durante 1996 sobre el régimen nazi guaje de los hechos". Más allá de esto es donde intentamos ur-
c11 1~ biografía de Werner Basset, uno de los más destacados líde- gar nosotros. E~~ intento deiénguaje de "matar sin odio" prefi-
res de la S.S., escrita por Ulrich Herbert, de l~_'l¿niversidad de gura una función que luego tomará sobre sí el burócrata y pr~~u­
Friburgo. Herbert investigó la cuestión de la relación entre el ce un quiebre en la continuidad entre el discurso antisemita y el
antisemitismo en Alemania en la época que siguió a la Primera ~enciona(fo "lenguaje de los hechos", un quiebre señalado en
Guerra Mundial y en los días del Tercer Reich, focalizando su la lengua por el judenhass, este odio apalabrado que quizás pre-
investigación en un grupo determinado: un grupo de élite inte- paraba el camino o, quizás, sustituía el exterminio.
lectual, culto y refinado, que fue educado en los días de la Repú- No toda matanza arraiga en prejuicios antisemitas, ni todo
blica de Weimar para creer, entre otras cosas, en la doctrina ra- prejllícío se traduce en la matanza. Con todo, la concurrencia de
cial y demás enfoques científicos que habrían de servir al Tercer la ciencia para el logro del crimen sin pasión constituye un ante-
Reich, entre cuyos fundamentos se encontraba el antisemitismo cedente a la creación de lo que llamamos sistema. Este "matar sin
odio" abre a la necesidad de desligarse de la pasión ideológica
czentrifi"

co . -
- De lo_q':l_~_se trataba era de" aprender a exterminar al enemigo (antisemitismo "sentimental"). Es decir que este "matar sin odio"
(judío) sin odiarlo". Para esta élite, en el lugar deljudenhass (odio se diferencia -en una diferenciación cualitativa y no cuantitati-
a los judíos) inscripto en el idioma, aparece algo nuevo, puesto va- de la agresividad.
que" aprender a matar sin odio" fue el secreto de la traducción del La agresividad ya es movimiento pulsional, ya hay recorte, ya
antisemitismo al lenguaje de los hechos 105, el lenguaje del exterminio. hay recorrido de la pulsión. En cambio, el"matar sin odio" per-
Vemos aquí una diferencia: la que se establece entre el antise- manece fuera de toda dialectización, fuera de todo movimiento
pulsional: es -no encontramos otra manera de decirlo- violencia
mitismo "sentimental" -histórico- y el antisemitismo "lógico"
que funcionó en el IIl Reich. Uno de los hallazgos de Herbert radical no pulsionalizada, violencia cuyo "intérprete" es (es y no se
pone en duda la opinión de Goldhagen, quien sostiene que qme- representa por) un látigo 106• Violencia y no agresividad.
ne~~!'an muerte a los judíos en los fusilamientos eran "alema- Aquí es preciso delimitar, aun si esta delimitación es necesa-
nes comunes". li~!l:>ert sostiene, por el contrario, que las unida- riamente forzada, coordenadas mínimas para tres conceptos di-
des policiales destinadas a las actividades del exterminio eran ferentes (a pesar de que concurren a un orden común): ~olen­
compuestas sólo por hombres elegidos en base a su fidelidad a cia, agresividad y odio.
la ideología nazi, es decir: eran "nazis comunes" y no sólo "sol-
Por violencia radical no ulsionalizada entendemos la acción que
dados o alemanes comunes".
"se ejerce" por imposición del movimiento mismo de enguaJe,
violencia que no hace marca ni tope -un golpe es todos los gol-
las marcas de un discurso milenariamente arraigado, marcas que no se bo- pes- pura violencia sin apaciguamiento ni exaltación. Acción di-
rran por decreto, por muy democrático que sea éste. Ver al respecto de este recta no dialectizada que actúa a la manera del pasaje al acto.
debate Finchelstein, F. (ed.) Los alemanes, el holocausto y la culpa colecti- La agresividad, en cambio, está li ada al recorte pulsional, su
va (El debate Goldhagen), Eudeba, Buenos Aires, marzo de 1999.
inscripción y su traducción imaginaria con toda a enomenología
105. Resulta inquietantemente llamativa la coincidencia entre el "lenguaje de
lo~ hechos" y el entusiasmo actual por una comunic;ación inmediata, sin
106. Como cuenta Primo Levi en Los hundidos y los salvados, Op. cit.
inll'rmediación subjetiva y contemporánea de sí misma.

91
41(1
IIK•'d" a la identificación narcisística. O sea: hay castración, por ¿oe ué modo este odio sin odio fue tiñendo el discurso coti-
t.mtu, hay límite y espacio de despliegue para esa agresividad. diano del judenhass? Patricia Von Pappen, que estudia a istoria
Este es acio tiene, en su momento fundacional, un o erador del Instituto de Investigación del Judaísmo del III Reich, ejempli-
'lut! es el odio. odio primordial que opera sobre el goce, expu - fica muy bien cómo los historiadores del régimen fueron insta-
sándolo, lo que Freud llama proyección de la pulsión de muerte. 107 lando paulatinamente su ciencia, por fuera de las universida-
En el quiebre señalado en la lengua por el judenhass, desde su des, a sistemas de conocimiento y educación más amplios, para
borde discursivo, arranca este viraje que arrastra consigo al se- crear la base o el acuerdo necesarios para el exterminio.
mejante hasta que nada queda de él, el semejante ya no es obje- Vemos cómo el sistema pone a su servicio el saber universita-
to de agresividad. Las figuren, los schmattes, los stücken -nombre rio y esta "puesta al servicio" participa de un viraje: el que va del
obligado para los cadáveres judíos en las cámaras de gas- no discurso racista al lenguaje nazP 09 • Y, de hecho, el discurso racis-
anudan representación y agresividad porque no participan de ta se formalizó en el ámbito del discurso universitario. Vemos tam-
ningún reconocimiento, sino que son el punto focal de una vio- bién cómo el sistema basa su permanencia en la referencia del sis-
lencia radical y desapasionada, pura ocasión de destrudo. tema al sistema mismo.
Tras el concepto de antisemitismo se esconden diferentes nive- ¿Qué hay en la mira de una actividad tan esforzada y monu-
les de pensamiento y acción: el estereotipo negativo, la distan- mental?
cia social y la discriminación, la actividad legal y política contra
los judíos y la persecución que culmina en la masacre. Al pare- Postulamos que el horizonte es el intento de establecer un an-
cer la relación entre los diversos niveles de esta relación no es tecedente que funde un punto de origen que no sea alcanzado
fluida: no necesariamente el estereotipo se traduce en una polí- por el hecho propio del discurso de remitir siempre a otra cosa.
tica discriminatoria y no toda acción de persecución y asesinato Para mantener la certeza de ese origen es necesaria -es de nece-
arraiga en un convencimiento profundo de la verdad de los ar- sidad lógica, necesidad explicitada por el propio Hitler al decir:
gumentos antisemitas. Por otra parte, es fácil distinguir108 el po- "si los judíos no existieran hubiéramos tenido que inventarlos"-
tencial"tradicional" de odio a los judíos; éste existe en el pensa- la supresión de aquello que patentiza la diferencia, a saber, el
miento y en la lengua germánicos desde la Edad Media. Pero de discurso mismo. El judío, como el que cuestiona el origen cierto
igual modo existe un potencial de hostilidad hacia las minorías (podría decirse como símbolo ineludible de la diferencia), lleva a
en general, numerosos prejuicios pasibles de ser activados. La la necesidad del sistema de "demostrar" la certeza de su origen
centralidad y el arraigo de un odio de un determinado tipo aún por vía del exterminio, es decir por medio de la supresión en lo
no constituye una causa suficiente de la Shoah pues, de lo con- real de lo real de toda objeción al sistema.
trario, sería necesario acordar que la Shoah fue fruto más de la Quizás de esto habla Freud cuando afirma ue el judío actua-
iniciativa de los ucranianos o los rusos que de la de los alema- liza la castración. Es más, es de la intuición freu tana u tcar el
nes. Fueron multitud los estonios, lituanos, croatas, ucranianos origen del pueblo judío en la ajenidad, intuición que adquiere, pre-
l¡uc participaron -no pocas veces, con entusiasmo- de la perpe- cisamente por el momento el entorno en ue ue orma 1za a, a 1 ni-
1r.tdón de la matanza. Sin embargo, en cierto punto no queda duda: dad del acto: "Quitarle a un pueblo ... " 110• Quitarle a un pueblo,
l'll•xtcrminio fue pensado, organizado y realizado por alemanes. que es el propio, toda certeza del origen; hacer de nel más gran-

107. ( 'tr. Freud, S. El problema económico del masoquismo. 109. Ver. Fantasma y Pulsión.
1011. Aun sin ahondar en el tema. ~reud, S. Moisés y el Monoteísmo.
ij1,
93
.....
~~fundador, el punto cero, un extranjero. Esta es la respui]e- 1.·
L
it•", Capítulo II
t., dt! Fr~_d -qu~ tan~()~e reprochan haber omitido- frente al
ll·nguaje abstracto del nazismo.
FILIACION Y EXTERMINIO
Y esta respuesta es en la misma lengua alemana sobre la que
pesa la invención de la Endlossung, la solución final.

lAcaso hay en estas consideraciones algo que nos dé alguna


clave, no sólo para comprender el pasado, sino también para
evitar su reproducción en el futuro? No lo creemos así. Como
mucho, quizás puedan ayudarnos a discernir los comienzos ante
DE HERMANO A HERMANO
los hechos en estado naciente. La pregunta por lo especificamente
nazi en la lengua alemana planteada por la vía del discurso ana-
litico hace surgir un indecidible. ( ... )se trataba siempre de la misma meditación (... ).
La Shoah instala la relación a lo impensable y la relación al an- Una meditación, por decirlo con las palabras que André
tisemitismo, aun si no deja de ser un elemento necesario de su Malraux no escribiría hasta treinta años más tarde,
análisis, no la torna más posible de pensar. El salto entre el sobre "la región crucial del alma donde el Mal absolu-
judenhass y el exterminio masivo y sistemático se abre al abismo to se opone a la fraternidad".
de una discontinuidad radical. En ese salto, en ese abismo, en J. 5EMPRÚN
esa radicalidad asoma lo incurable de la Shoah.
¿De quién somos hermanos?
J. LACAN

Considerar el exterminio puro y simple, esto que requirió la su-


presión lisa y llana de la filiación -que, por definición es
discursiva-, esto que implicó despojar a todo un grupo huma-
no, es decir semejante, de todo rasgo fraterno, (en el sentido de la
filiación) impone, previamente, un rodeo: volver sobre el térmi-
no hermano e interrogar sus diversos estatutos. Y esto en la pers-
pectiva que abren las palabras de Thomas Mann cuando dice,
refiriéndose a Hitler, en su artículo Un hermano 1: Un hermano,
más bien un hermano desagradable y mortificador. Me pone nervioso,
el parentesco resulta doloroso en grado sumo. Pero yo no lo repudio.
La pregunta de Lacan que ubicamos como epígrafe -junto a
la cita de Semprún, que introduce una objeción absoluta a la

1. Mann, Thomas Un hermano, en Orden del día, Americalee, Buenos Ai~es, 1945.

ll4
95
lr.tll•rnidad- cobra así una nueva dimensión: lQué es un her- mano" remite a lo germanus (auténtico) del (rater y no al lugar en
mnno, qué es un semejante, ahí donde fraternidad queda impe- la filiación discursiva.
En Tótem y Tabú', hermano es aquél que se constituye en el
,llda?
momento del asesinato del protopadre. Aquí el acento cae sobre
1- Frater germanus - hermano auténtico el frater, el que participa del acto criminal,- no en el 11 auténtico",
es ecir aquél que se define por la consanguini a . Fratria es,
El término hermano deriva2 del latín germanus, abreviación de entonces, la reunión de hermanos coligados para el asesinato, y
frtt_ter germanus -hermano del mismo padre y de la misma ma- hermanados por la culpa que los reúne a todos bajo la misma
dre-, donde germanus tiene su sentido propio y habitual de ver- ley: en tanto frater ninguno puede ocupar el lugar que le fuera
dadero, auténtico. De uso general en todos los tiempos, germanus arrebatado al protopadre. J?ecirse frater es reconocerse en la im-
~ignificaba en latín "verdadero, natural, auténtico" y se refería plicación del acto criminal.
lomismo a cosas que a personas. Pero pronto empezó a aplicar- Germanus, como dimensión en la lengua, en tanto acentúa lo
se de preferencia a las relaciones de parentesco, para distinguir auténtico de la filiación, su certeza de hermano "natural", hijo
el parentesco en primer grado o carnal* (este empleo adjetivo se por tanto del mismo padre y madre, refiere -en el mismo movi-
conserva hasta hoy en primo hermano). En la Edad Media se en- miento en que lo hace perder- al genitor5. Lo auténtico del geni-
cuentran ya los primeros ejemplos de germanus solo y tor se metaforiza -se inscribe como perdido- en la filiación
sustantivado como e uivalente de ater, encontrándose ejem- fraterna al padre. Por su parte, frater refiere a una comunidad
.p os del amplio predominio de germanus sobre frater en docu- que se instituye en el acto que inaugura la serie de los hermanos
mentos de los siglos VIII a XII. que, como tales, se relacionan a un orden común: el discurso.
En la lengua, el término cualifica a dos sujetos en edad limita- A uí arrai a esa" autenticidad" sobre la ue la lengua insiste pre-
da que se relacionan con un tercero como orden común. Se trata cisamente porque no hay tal autenticidad más que por e · rso.
d~_~ompartir la misma ascendencia simbólica, la misma ley. Así, El rey, el enemigo, el muerto, son, entre otros, nombres de la
puede haber "hermanos de religión", por ejemplo. La condición cultura para el padre asesinado, que sólo es padre una vez muer-
de hermano implica, en la línea de la ascendencia simbólica, por- to. La fratria va tomando diferentes nombres en la medida en
tar las mismas marcas, haber asado orlas mismas ruebas. que adopta diferente filiación: nombre del totem. Nombre que
- sta apretada referencia etimológica viene a cuento para su- repite la serie advenida por el acto fundacional del asesinato,
brayar el hecho de que el término que se impuso para señalar el precisamente en el lugar vacío dejado por el Urvater.
vínculo fraterno no es aquel que denota lo discursivo del paren-
tesco sino el que refiere a la autenticidad, a lo natural del mismo, lQué es entonces el asesinato fraterno en términos de Tótem y
a su dimensión" carnal", puesto que germanus es agregado a frater Tabú?
para señalar la especificidad de la relación entre aquéllos que 8 asesinato entre hermanos viene a trans redir la le u e arma
son hijos de la misma madre y del mismo padre.3 Es decir que "her- la serie, ~n ~nto ~~e -al igual que el incesto- repite la imposi i-
lidad de la identidad. Es en virtud de la ley que en la serie se

2. Corominas, Diccionario critico etimológico castellano e hispánico. 4. Freud, S. Tótem y Tabú.


1'1 subrayado es nuestro. 5. La lengua recoge esto en la expresión "hijo natural" como designación de
.1 ''l'r<~ler" por sí solo no alcanza para especificar esta cualidad de la filiación. una filiación que se inscribe por fuera de toda "naturalidad" .

97
'lh
prohibe lo imposible de cometer, tal el incesto. De esta forma se 3: Imposición a la comunidad de condiciones de vida tendien-
lnsnibe alg_o del orden de lo imposible como imposible. Ahí don- tes a su desaparición física, total o parcial.
dC:• el incesto definiría la posibilidad de la identidad, se revela
mmo su imposibilidad y es por esto que se repite. 4: Imposición de medios destinados a evitar la natalidad.
El asesinato toma un estatuto diverso si se lleva a cabo entre 5: Apropiación forzada de los niños de la comunidad y su entre-
diferentes fratrias o si es interno a la comunidad de la misma. ga a otra. 7• 8
Una guerra fratricida supone la posibilidad del crimen masivo
entre hermanos: un crimen que recae sobre un semejante. Es condición necesaria del genocidio establecer una diferen-
cia aunque más no sea mínima pero suficiente para uitarle el
¿Qué se entiende por genocidio? rasgo de frater al semejante, es decir, para borrar a pertenencia a
El término6 deriva del griego genos -raza- y del latín ca?des -ase- la comunidad. Ese despojamiento del rasgo comienza por el lenguaje.
sinato- y fue utilizado por primera vez en 1933 por el jurista Rafael En el lenguaje nazi los judios eran prest!ntados como alzmañas,
Lemkin. El concepto fue aceptado en el derecho internacional es decir, no pertenecientes a la comunidad humana en tanto ta-
como definición abarcativa del exterminio de un pueblo. El 9 de les, por esencia, con lo cual el corolario lógico era el exterminio9 •
diciembre de 1948, por resolución de la ONU, se lo tipifica como Pero este corolario implica el pasaje por una serie de pasos ante-
crimen y se estatuyen sus penalidades. Designa el asesinato de riores que suponen en primera instancia el exterminio del discur-
personas a causa de su pertenencia a una comunidad racial, so. A su lugar adviene un lenguaje abstracto que sustituye la
étnica o religiosa determinada, independientemente de otras nominación por la selección del nombramiento o nominación
razones, con el único propósito de atentar y/o pretender la desapari-
ción de la comunidad como tal. Lemkin subraya el hecho de que el 7. En los juicios posteriores a la Segunda Guerra Mundial que incluían la figu-
genocidio no siempre coincide con la destrucción inmediata y ra del genocidio, se falló en referencia a los siguientes delitos: l. Institución
generalizada de una comunidad étnica, sino que puede ser lle- de un código criminal especial para una comunidad; 2. Ataques de espíritu
genocida a valores de la cultura y la educación; 3. Atentado al honor de un
vado a cabo por una serie de acciones planeadas y dirigidas a la pueblo, denigrándolo y tratando a sus miembros como ciudadanos de se-
destrucción de los elementos básicos de la vida de la comuni- gunda categoría.
dad, por ejemplo, la destrucción impuesta de la conciencia na- 8. lHace falta decir que según esta definición genocidio es el término que se
cional, el lenguaje, la cultura, las libertades individuales y las aplica a la eufemísticamente llamada "represión" o, peor aún, "guerra su-
cia" en la Argentina?
bases económicas. En la resolución de la ONU se especifican las
siguientes actividades como expresión de genocidio, es decir, 9. Esto estaba incorporado a la vida cotidiana del cuerpo social, aun si formal-
como destinadas a destruir total o parcialmente grupos de or- mente el exterminio era mantenido en secreto. Por ejemplo, la empresa que
producía el Zyklon B se llamaba DEGESH-Iniciales de Deutsche Gesellschaft
den nacional, étnico, racial o religioso: für Schiidlingsbekfung mbH (Empresa alemana de lucha contra insectos dañi-
nos). Como bien dice P. Levi, el brusco aumento producido en la demanda a
1: Asesinato de personas de la comunidad. partir de 1942 no puede haber pasado desapercibido. Debía provocar du-
das y ciertamente las provocó, pero éstas fueron sofocadas. Asimismo la
2: Daños graves en el cuerpo o en la mente de quienes se cuen- empresa Topf de Wiessbaden (que aún estaba activa a fines de 1975) cons-
tan en esa comunidad. truía hornos crematorios de uso civil y cuando comenzó a construir crema-
torios destinados a los campos de concentración "no consideró necesario
hacer cambios en su razón social". El campo Monowitz, sub-campo del com-
plejo Auschwitz, era propiedad de la empresa EG Farben, es decir, t!ra un
h. I! .. 'Entziklopedia shel Ha'Shoah. Op. cit. lager pril'ado.

'IH
99
bizarra -"alimaña"- en la vía de lo que llamamos nadificación: un "museo de los judíos" para edificación de las generaciones
mtltJt~rtir al sujeto en absoluta nada 10• posteriores. Para ello, en el ghetto de Terezin (un centro de con-
El lenguaje nazi destruye la filiación discursiva. Es decir que centración de características singulares que los nazis usaban para
!IU prime la relación discursiva al frater estableciéndola en torno mostrar a la Cruz Roja) se le asignó a varios artistas plásticos allí
al germanus como dimensión absolutamnte abstracta. El lengua- recluidos la tarea de retratar a los "judíos prominentes"; estos
je nazi intenta des-metaforizar la distancia del padre al genitor, retratos debían formar parte de ese "museo de los judíos" 13•
cufemiza la filiación, instituyendo como referencia obligada11 la En este punto se patentiza una diferencia -que postulamos
autenticidad. Autenticidad natural que la naturaleza misma no desde el comienzo del presente texto y desarrollamos a lo largo
puede objetar: que un judío presentara rasgos propios de los del mismo- que es la que se abre entre el racismo -como mani-
arios no resultaba objeción a la teoría racial. Recordemos aquí la festación catastrófica en la historia- y el nazismo como novedad
creación, en 1936, de la Lebensborn (fuente de vida), organiza- de la historia. Más aún, la diferencia entre algunos actos
ción destinada a posibilitar a los hombres de las SS que no te- genocidas y el nazismo: en este último, la maquinaria accionada
nían hijos adoptar niños "de buena raza" y alentar la procrea- por el burócrata no hace sino "eliminar alimañas". 14
ción de tales niños, los cuales, de no poseer los atributos adecua- Para la eficacia de la acción asesina, es necesario que el len-
dos a la raza, eran eliminados. Recordemos también el progra- guaje mantenga a unos en calidad de frater y convierta a otros
ma de eutanasia nazi. 12 en alimaña, desemejante absoluto, diferencia pura, borrando ra-
El exterminio requiere de una voluntad de transformar al frater dicalmente la semejanza que subyace a la pequeña diferencia.
en .t:J:!!_O_!ro radicalmente ajeno, ni prójimo ni semejante: de-se- Es a esta diferencia a la que está fijado el racismo puesto que aún
ll)_ejante absoluto. Es la logicización de esa voluntad lo que cum- reconoce la semejanza como horizonte: lo demoníaco de la dife-
ple el paso que consiste en la radicalización de la diferehcia lle- rencia establece un horizonte (hipotético pero pensable) de fra-
vándola a su punto máximo: quitar toda encarnadura al significante ternidad; esa diferencia es subsanable, hay "salvación" aun si
de esa diferencia. Es significativo el hecho de que el término "ju- ésta implica la muerte 15 • El nazismo es, por el contrario, la pure-
dío" no estaba prohibido; al contrario, solía figurar en enormes za de esa diferencia, donde esa "pureza" reviste el carácter de lo
carteles a la entrada de cada pueblo que estuviera ya "limpio de absoluto. 16 Desde este absoluto, para asesinar al otro basta defi-
judíos" Uudenrein), en el acceso a los sitios que les estaban veda-
dos Uuden verbotten) e, incluso, en las grandes concentraciones 13. Cfr. Feigel, A. Anna de Praga, Editorial Lumen, 1997.
de los actos del partido nazi, donde solían pender enormes 14. Esta utilización del lenguaje nazi es la que se evidencia en los giros
pancartas que decían: "los judíos son nuestra desgracia". Es de- lingüísticos con que el Proceso de Reorganización Nacional aludía a aqué·
cir, no es 'judío" como símbolo abstracto lo que estaba condenado, sino llos que hacía objeto de su persecución: los "subversivos" eran un "virus",
un" cuerpo extraño en el cuerpo del ser nacional", un" cáncer en el organis·
todo cuerpo que encarnara ese significante y, con ello, introdujera mo social", etc. Mencionemos, asimismo, la manera de nombrar con una
alguna objeción al símbolo. Más aún, los nazis planeaban hacer sigla -BDSM: "banda de delincuentes subversivos marxistas"- a cualquiera
que cayera bajo la mira de las acciones de las fuerzas del terror.
10. Cfr. Fantasma y Pulsión. 15. Admitir la verdadera fe, reconocer los errores, arrepentirse del pecado, etc,
11. Repetimos aquí la definición de eufemismo: sinonimia necesaria, referencia son modos de ubicar un horizonte donde la diferencia quede salvada por el
obligada que suprime toda posibilidad de metáfora. Cfr.: Un lenguaje abs- fuego purificador del auto de fe. Ver La religión de la demonología.
tracto. 16. Reconocer una diferencia implica lógicamente el reconocimiento de una se-
12. Ha'Entzildopedia shel Ha'Shoah. mejanza. La desarticulación de esta lógica resulta constante en la razún nazi.
Baste como ejemplo el caso Eichmann: al ser juzgado por un tribundl israelí

HHI 101
nlr ni jmf••r sólo por la vía de lo germanus, lo auténtico de la sangre¡ Esta cita donde se señala ue en el deslizamiento del huma-
una alimaña nunca puede ser frater porque es, por definición, no nismo al horror lo ue se ierde es el discurso, se con rapone, en
Kt'rmanus. nuestra lectura, con el e ílo o del Seminario XI, en on e se
lee: "La ignorancia, la indiferencia, el desvío e a mua a pue-
F.n la Proposición del 9 de octubre del 1967 (segunda versión), den explicar bajo qué velo permanece aún escondido ese miste-
l.acan formula: rio. Pero para quien se atreva a dirigir hacia ese fenómeno· una
"Baste con decir que lo que nosotros hemos visto emerger, para mirada de coraje -y lo repito, seguramente hay pocos que no
nuestro horror, representa la reacción de los precursores respec- sucumban a la fascinación del sacrificio en sí mismo-, el sacrifi-
to a lo que se irá desarrollando ~. cl!nsecuencia de la modificación de cio significa que, en el objeto de nuestros deseos, intentamos en-
los agrupamientos sociales por la ciencia" 17• Esta modificación pro- contrar el testimonio de la presencia del deseo de ese Otro que
ducida por la ciencia en los agrupamientos sociales es la supre- aquí llamo el 'Dios oscuro"'.
sión de la filiación discursiva, la fratría ya no se define por refe- La ignorancia, la indiferencia, el desvío de la mirada, son in-
rencias a un orden discursivo en común. suficientes para ubicar algo del orden de este fenómeno. Insufi-
La crítica de la historia ha llamado "inhumanos" a los genocidas. ciencia inevitable, por cierto, pero que debe ser tensionada. Hay
En última instancia esto no es sino el retorno a la justificación: cosas, como dice Freud, que deben ser dichas suficientes veces.
inadvertidamente, a fuerza del horror, se termina llamando "ali- ·Contraponer una y otra cita no obedece al rito intrascendente
mañas" a los genocidas, pero ésto no hace sino cancelar la cues- de la denuncia de la contradicción, sino a leer en esa distancia la
tión por fuera del discurso. Porque no hay que olvidar que de lo puesta en tensión de conceptos fundamentales. Esta puesta en ten-
que se trata es del hecho insoslay~le de que el genocida es un sión es un modo que hallamos para intentar nuestra lectura.
frater. El genocidio no es sino fratricidio, un fratricidio que no En la "Proposición ... ", después de señalar la progresiva pues-
atenta sólo co!'t:r~Jo fraterno sino contra !apalabra misma que ta al margen de la dialéctica edípica en la teoría y en la práctica,
establece la filiación. S~trat~L~e hecho, de un atentado a la filia- dice Lacan: "Por lo tanto esta exclusión de una coordenada en lo
ción mjsrr~:a. Y en este punto, que algo quede como imposible real·, dejada en una profunda sombra, es el surgimiento correla-
de ser discurseado no es lo mismo que la exclusión de todo tivo del sujeto de la universalización del sujeto de la ciencia, del fenó-
discurso. meno fundamental" cuya erupción ha demostrado el campo de concen-
"La tercera facticidad, real, demasiado real, tan real como para tración".
que lo Real sea más escandaloso al promoverlo que la lengua, es La erupción de esa novedad muestra algo aún más extremo,
lo que hace hablable el término "campo de concentración", so- puesto que ese fenómeno fundamental revela lo propiamente es-
bre el cual nos parece que nuestros pensadores, deslizándose pecífico de su novedad, más aún que en la totalidad del univer-
del humanismo al terror, no se concentraron suficientemente." so concentracionario, en ese golfo de silencio que son los campos de
exterminio, "símbolo del exterminio puro y simple" 18 •
Dice Vidal-Naquet19: " ... el mismo personal circulaba diaria-
bajo el cargo de genocidio, Eichman se presentaba como un buen padre de mente de un campo a otro, hacía funcionar aquí y allá la máqui-
familia capaz de conmoverse -ponerse en lugar de- con la imagen de un
niño en el seno familiar. Sin embargo, la radicalidad de la diferencia con los
judíos, se objetiva en la ausencia de este movimiento subjetivo: Eichman no El subrayado es nuestro.
st• conmovía ante la matanza de niños judíos. 18. Cfr. Vidal-Naquet. Op. cit.
17 Fl ~ubrayado es nuestro. Ver El estado naciente. 19. Cfr. Vidal-Naquet. Op. cit. citando a Germaine Tillion.

102 103
na de muerte y, a pocos metros, un complejo industrial, siempre "iOh, tumba, oh cámara nupcial!(. .. ) a donde me encamino(. .. ) a los
de conformidad con directivas minuciosas, insensatas (... ). Por míos (. ..). De ellos soy yo la última (... ) ni aunque fuera madre de hijos,
eso, hasta el último día, hubo mil campos dentro de cada cam- ni aunque mi esposo muerto se estuviera pudriendo, hubiera tomado
po. Salvo, probablemente, en aquéllos sobre los cuales no se sabe sobre mí fatiga semejante en contra de los ciudadanos. ¿y en razón de
casi nada: Chelmno, Belzec, Sobibor, Treblinka ... ". qué ley digo esto? Muerto mi esposo, otro hubiera podido tener y un
Los Vernichtungslager, los campos de exterminio total e inme- hijo de otro varón, si lo perdía. Pero estando padre y madre ocultos en el
diato. Hades, no hay hermano que pueda nacer jamás. Por tal ley te puse a tí el
.
pnmero ( ....
) "1.3

11 - Hermano propio - Autadelphos20


1
Estas palabras aluden a Polinices, el hermano que es designa-
Aquí, nos re-encontramos con otro comienzo, un interrogan- do el primero por tal ley y que es nombrado por Antígona como
te no explicitado pero presente en el arranque de este camino al a~tadelphos, es decir, "mi propio hermano". Hermano
hacer nuestra la pregunta de Gérard Haddad21 en su considera-
ción de la lectura del seminario La ética del psicoanálisis desde la 1 circunscripto como de lo propio, nacido del mismo padre y la
misma madre, en cuyo término aparecen reunidos hermano y
perspectiva de los avatares de la institución psicoanalitica bajo
el régimen nazi, perspectiva que coincidimos en retomar: f
~
hermana y que aparece desde el diálogo con Ismena que inau-
gura la obra.
"Mi propio": objeto único, irreemplazable, que, por estar los pa-
"¿Qué viene a hacer en el campo del psicoanálisis esta dres encerrados -encerrados y no perdidos- en el Hades, es objeto
Antígona que prefiere sacrificar su joven existencia y compartir la "imposible". Pero ¿imposible de qué: de tener o de perder?
suerte de su hermano muerto sin sepultura antes que aceptar el diktat Lacan dice que en este pasa· e tan escandaloso se ubica la mira de
del tirano?" Antígona, es precisamente ahí adonde ella se dirize. Muertos Eteoc es y
Polinices, hermanos enfrentados en la batalla, el diktat de Creonte
Pregunta a la que arribamos desde la perspectiva de lo frater- establece que Polinices no será sepultado y su cadáver quedará a
no y que tomamos para problematizar. merced de las alimañas. Es decir, muertos los hermanos, uno de
Partimos de un pasaje de Antígona que fue tachado de escan- ellos conserva su valor de frater mientras que el otro queda des-
daloso y, en tanto tal, "es considerado una interpolación ajena a pojado de esa dignidad. Antígona toma sobre sí la tarea de se-
la obra" 22 • Se anhela que se lo demuestre apócrifo. Eso no puede pultar al hermano declarado no-humano por la radicalidad de
quedar así. la diferencia que establece Creonte, oponiendo a ello la
Al borde de su propia tumba, Antígona, exhausta, se detiene radicalidad de la semejanza: ella invoca lo auténtico -irreempla-
y toma aliento para dar cuenta de su acto: zable- de la semejanza como razón de su accionar. Ambas son
razones puras: La pureza de lo propio -avtó- y la pureza de lo radical-
20. Tomamos aquí una elaboración temprana y ya lejana (Sneh, P. y Cosaka, J. mente otro.
C., Autadelphos, una lectura de lo obsceno, Actas de la Reunión Lacanoame-
ricana de Montevideo. 27 al 30 de noviembre, 1991) que constituyó, a En lo absoluto de esa pureza, el hermano es ahí objeto impo-
posteriori, uno de los puntos de partida del presente texto. sible de tener en la serie, y por tanto, no puede ser perdido. Ob-
2.1 lladdad, G. Comer el libro, Apéndice: Lacan y el judaísmo. Ed. Milá/De la jeto que al no estar excluido, cancela la posibilidad de la serie.
Equis, Buenos Aires, 1996.
1.1. l.o1n111, ). El Seminario. Libro VII, Paidós, Buenos Aires, 1988. 23. Sófocles, Antígona- Edipo Rey- Electra, Ed. Labor, Barcelona, IIJH4.

1114 105
Imposibilidad no inscripta ahí donde el amor fraterno recorta la impulsión desensamblada. Movimiento en la estructura, sin
un bien irrenunciable. Amor fraterno que presta presencia a lo duda, que, aunque no se inscribe, no deja de tener sus efectos26 •
4ue se aloja en la identidad de una referencia: identidad en la La inscripción de una lógica requiere necesariamente un mo-
oposición -propio/ajeno- sin diferencia histórica en el enfrenta- vimiento de expulsión, pero es preciso que ese movimiento haga
miento de los dioses de uno y otro reino; simetría de una ven- surco, repetición de su marca.
ganza repetida. Antígona es el camino mismo de esa expulsión puesto que
lqué es un padre, para Antígona, sino un hermano de la misma
lQué filiación es posible sin refutación -inscripción corno im- matriz? Antígona muestra la expulsión de eso fuera del límite de la
posible- de la pureza de lo propio? lQué filiación se sostiene en inscripción pero sin la inscripción de ese límite: en tanto eso no se
la propia referencia, en la referencia de lo originalmente pro- '.l j
inscribe, es ella misma la que se pierde en lo propio de ese aguje-
pio? Antígona y sus hermanos son "retoños únicos" de una unión ro sin sutura, es decir, en esta expulsión sin inscripción. Antígona
condenada que se sostienen más en su calidad de "únicos" que presentifica ella misma, en su carne, lo que debe perderse para
de "retoños". Dicho de otro modo, únicos en tanto hijos de que sea posible la operación de negativización. Porque, ¿cómo
Yocasta 24 con Edipo, que en la medida en que no se ha inscripto
lo imposible corno tal, no podrían tener el estatuto de "retoño"
corno contingencia.
í
·~
podría advenir algo ahí donde nada cesa de ser predicación atroz,
predicación de la até?
Ate, nombre del superyó, tal como Freud llamó al destino.
lQué cosa es ese hermano, diríamos eso hermano? •1
;<
•.:;}
Sólo en la pérdida de lo único del ser de esta predicación se
funda la posibilidad de que algo advenga ahí donde Eso era y
111 - Frater trágico
Antígona, nos dice Lacan, no conoce compasión ni temor. Pero
j cese como puro futuro de advenimiento. Dicho de otro modo:
que, entre lo que era y lo advenido, advenga una distancia y una
diferencia: el sujeto.
laca so -conoce algo más allá de su propia estupefacción de verse *
arrastrada por esa até, por eso atroz que habla en ella? lQué pre- Entre lo que era y lo advenido. A destiempo.
cipita entre la frágil joven hecha más para el amor que para el Destiempo entre padre y padre, entre retoño y retoño. Ope-
odio y la que, con su último aliento, justifica un decir? Entre una ración que hace del objeto la marca del extrañamiento de un
y otra algo es rechazado: operación que diferencia hermano y Otro que no coincide con su ser, un Otro que -en y por su lími-
hermano, más allá de lo propio, de lo que conduce a una misma te- carece de un predicado para el sujeto, un Otro que se inscri-
y única matriz. Algo que de lo real-su registro- se funda en el "
,~!' be en la tachadura que cae sobre el lugar del significado grama-
rechazo mismo corno operación pero que, impedida en su ins- tical, tachadura que despoja lo sustancial de lo propio del hermano. Es
cripción, excluida como coordenada en lo real, pesa en los brazos de el origen mismo lo que debe quedar fuera de escena y es la figura
Creonte en la forma de esa cosa dolorosa: el cadáver de su hijo. de lo propio e idéntico lo que sostiene el predicado de la até -el
Hay un movimiento de expulsión pero ese movimiento per- hermano propio de un origen cierto, certísirrur-lo que hace retor-
m.mece por fuera de toda inscripción y así la até aparece en la nar a escena aquello que debía quedar velado en la incertidum-
ll·l'lura casi exclusiva en la tragedia del puro drang25 : nombre de bre del punto de arranque del sujeto, en eso que el sueño recor-
ta como ombligo. Porque, lacaso hay padre menos incierto que
lA y, K.l~l.l: "la que es famosa por sus hijos".

J.~•. 1·•' tr.l~l'dia se juega m presencia de los dioses.


f 26. Ver Un intento de escritura.
,.~

IOt1 107

J
Edl~? lNo ~s la obsce_!lidad9-e un padre que "sin duda" gozaba
dt• todas laque retorna en el mandato de esa feroz até? 27
Para que ej_sujet_<>_no advenga objeto cad~érico_enJ~~i­
r,Kión abso~uta de_la Cosa, algo habrá de insc_ribirse como lo g~e
' IV - Frater místico
El movimiento de expulsión arraiga en la atribución; a partir
de allí algo se expulsa (inscribiéndose como no-yo) y algo se afir-
pulsa, pero_ll5l al modo de la impulsión sino al ~o de ~-o q~e ma. Esto, afirmado, ad uiere el ras o de la existencia y es en la
rausa: lo que cae de todo objeto. Movimiento de rechazo que serie de la existencia ue odio amor se dia ectizan en
hace registro, es decir, recorta el vacío de la muerte cuyo borde odioamm;amiento. Lo que no es objeto de Ausstossung y, por
~ tanto, no arroja un resto que es afirmado) será, por tiempo lógi-
recorre la pulsión. La muerte ya no habita así la voz de los dioses ' co, ()_qio no dialectizado, es decir, "odio puro". El destino de eso
sino que retorna de eso en un movimiento que arrastra consigo
lo propio, lo avto, entre hermano y hermano. Movimiento de no dialectizado, de esa Ausstossung impedida, será el superyó o
el semejante. La Austossung permite, en su movimiento, fa
destrucción de 28 una gramática que no vacilamos en llamar "odio"
y cuyonombre freudiano es Austossung. Un odio que no admite
.t Bejahung. Ese odio puro es aquello no expulsado y, por tanto, no
~ inscripto.
tran-sformación ni continuidad con el amor porque no es sino .,
discontinuidad. Un odio que desapropia lo avto de adelphos. Por su movimiento, la Ausstossung inscribe en otro lugar la posi-
lPor qué llamar odio a la Austossung? El nombre le llega aprés- bilidad de la diferencia en la semejanza. Semejanza y diferencia
coup, por el despeje de lo que habrá sido odio en la herencia :e es un orden que la Austossung inaugura, porque a partir de ahí,
1]"
yoica. Esto que llamamos odio queda "en souffrance'129 y alimen- .•J lo idéntico queda expulsado. La identidad es el lugar donde se
tar~_:-p~ndrá_~n máxima tensión- el odio como función yoica
juega la certeza (pureza) del origen que se recicla en la no-ins-
desplegado en la agresividad: -- cripción de ese odio.
~~com~_~delphos (y no como autadelphos), como hermano-no-
Cuando cierta crítica de la historia habla de odio, se instala en
propio, no auténtico, como es nombrado Orestes, el hermano una dialéctica del Bien y el Mal como continuidad de una esen-
que intr()_<:fuce el juicio y el apaciguamiento del acto criminal; el cia humana. Es a esta continuidad a la que la inscripción del
que introduce el modo en que el acto criminal-que no es sino la odio (entendido como movimiento de la Austossun ) hace límite
atrocidad de la até en escena, su obscenidad- se ubica en otro en a discontinuidad discurstva, mscribiendo un nuevo o io. De
lado, en un advenir al lugar de la deuda. Es ahí donde el acto lo-contrario, fenómenos tales como el extermiruo quedan mclui-
criminal cesa porque un sujeto aparece en el decir que en ello lo dos en el orden de la metafísica: se habla de una esencia del mal,
~plica. MOmento necesario en que lo imposible se vuelve im- siempre presente en la naturaleza humana, esencia que no ha
posible, es decir, se inscribe como tal. 30 podido ser domeñada, lo monstruoso escondido en las oscuri-
dades del alma, etc. No pocas veces, a esa esencia monstruosa,
escondida en las profundidades se la llama inconsciente. En este
27. La tragedia de Antígona --diríamos el sueño de Sófocles- recorre con incle- sentido, esta visión metafísica soslaya toda responsabilidad pues-
mente belleza ese abismo, sin más espesor que la até, donde el sueño -que-
remos decir, la umblilicación- no tiene cabida, abismo que evoca el grito
to que, en fin, "todos somos humanos".
postrero de Macbeth: "Macbeth ha matado el sueño". No es casual que el nazismo se presente como una mística
Zt!. "[)t>strucción de ... ": el uso del genitivo subraya lo indecidible en juego. (de la raza), ya que toda mística supone una unidad del ser con
el ser; el frater es aquí ese y sólo ése que, por fuera de todo discurso,
2'1. Ver Te~timo11io y crisis.
por lo germanus -auténtico- de su sangre, se incluye en la pure-
.\0. ('fr. La Orestíada, donde las Erineas vengadoras son transmudadas en las za del origen: el frater místico reinstala lo avtó del adelphos, con
l·:umtlnides.

IIIH 109
lo n~<tl quedan abolidas semejanza y diferencia (puesto que la deseante porque ese semejante pone en evidencia ese objeto en
.thollción de una implica la de la otra). El [rater místico es en rea- tanto perdido. Las posiciones no son recíprocas ni simétricas: es la
lidad un puro germanus; en el paraíso nazi se puede ser más o suposición misma la que marca la diferencia; la suposición es la
menos puro, más o menos ario, pero jamás semejante, es decir, huella de la pérdida que la diferencia señala. Ese hermano que
diferente, ya que la filiación anida por fuera de toda serie. Esta fra- causa lividez, ese propio falso, ese prójimo ajeno, ese seme)~m­
ternidad es pura simetría. Más rigurosamente: hablaríamos de te31, es causa de la amarga leche de la envidia, del odio
simetría si no fuera porque no hay, estrictamente hablando, es- gozosamente~celoso.
pejo; o, al menos, h~ un espejo que refleja o se opacifica a vo- Este hermano es ocasión de lo que Freud ubica como
tu_~tad. L~a abo}!9:c)J:1 de la diferencia va de suyo con la abolición del precipitador de la teoría, más allá de cualquier pulsión dicha
discur~ como tal, ya que éste se torna imposible sin diferencia. epistemofílica: la "urgencia vital", urgencia que precipita en teoría
La filiación mística se establece en una dimensión que pode- (sexual infantil)32 • Dicho de otro modo, no se trata del deseo de
mos llamar "biológica" siempre y cuando entendamos que esa saber, es la propia existencia la que está en juego.
"biología" no arraiga en ningún cuerpo sino que es abstracción El hecho de la urgencia vital, entendida como amenaza a la
de la identidad de la sangre, por fuera de todo discurso y de existencia tal como Freud la propone (en Tres ensayos... ), pone en
todo registro subjetivo. La fraternidad mística del nazismo es, perspectiva este dato de estructura en la escena que aporta San
entonces, una fraternidad eufemística: referencia obligada o su- Agustín. ~ esta perspectiva la que hace evidente la insuficien-
primida, pero no imposible. cia de una noción como la de "narcisismo de las pequeñas dife-
lSerá excesivo repetir acá que el nazismo sigue hablando, hoy? rencias" para dar cuenta del fenómeno del nazismo.
Es aquí donde se ubica lo que para nosotros es un punto de
V - Frater supuesto quiebre en la historia, quiebre producido por lo inédito de la
novedad del nazismo, punto que muestra que el devenir huma-
En la serie, algo se pierde entre hermano y hermano. Es de esa no puede (de hecho, pudo) encarrilarse por fuera de la subjeti-
pérdida de la que nos enteramos en la suposición de su recupe- vidad, aunque esto suene irrisorio y a contrapelo de los ideales
ración en la figura del semejante. En términos de lo fraterno, se- de la modernidad en el sentido del progreso. Nada dice que los
mejante es aquél al que se le supone el goce del a. dioses no puedan volver a caminar sobre la tierra y hacer oír su
San Agustín presta palabras a esa suposición en la lividez del voz atronadora.
infans, el que aún no habla, frente al amargo espectáculo del her- En el racismo nos encontramos con un goce celoso que odia al
mano de leche. La matriz ya no es la misma pero algo de lo mis- obfeto en el otro. Es decir, lo avto ya está alienado, la identidad
mo retorna en la boca que se atraganta con lo que a ella no llega. de lo mismo ya ha sido expulsada fuera de los umbrales; ya se
Hermano ahí es el otro, el que es supuesto apropiarse de la leche

~
de lo propio, pero el que mira la escena y supone, ése no es su Jaro que no todo es lo mismo: en el semejante se actualiza la extimidad del
hermano. La escena muestra a alguien que supuestamente po- rójimo, ese prójimo que, aunque semejante, es hostil. Es en este registro, \
see aquello de lo que él es privado. e proximidad y lejanía a la vez, donde puede desplegarse el "narcisismo
e las pequeñas diferencias" y es aquí donde es articulable ese mandamien-
El P-equeño hermano de San Agustín ubica, vía lo fraterno, tanto 1\1
o imposible: "Amarás a tu prójimo como a tí mismo".
1,, semejanza como la falta; falta que, a su vez, ubica esa seme-
32. Y no decimos con esto que toda teoría se limita a este registn>, sino que
j.mz.t en el registro de la diferencia. Hermano es aquél que, en- decimos que este registro se da ante la urgencia vital que despierta la ame-
lrt•los ~e se me parecen, "posee" el objeto. Esto me revela como naza del semejante.

110 111
IM l'Mlablccido en la serie, que es tal en tanto anuda en la inscrip- En este punto la pregunta retorna: ¿es esto materia del análi-
dón tu imposible de la identidad. Esa inscripción sufrirá enton- sis? lTiene el discurso analítico algo para decir ahí que nose
n•M los avatares de la alienación significante. Pero no por eso reduzca a la psicopatologización del Bien y el Mal, es decir, que
rcsa la alienación en otro sentido: en tanto alienación a los no se reduzca a una mística psicológica35?
!'lignificantes del Otro (y no al punto donde en el Otro no hay En tanto que el análisis como praxis participa de momentos
significante que represente al sujeto). Persiste ahí el goce de un cruciales de la subjetividad, el atentado a ésta que constituye el
odio que alimenta no menos al amor por lo que en el otro podría exterminio no puede resultarle ajeño. Este quiebre novedoso en
completar la predicación del sujeto. Este odio en nombre del la dialéctica semejanza/diferencia que se inaugura con el nazis-
a.rnor, bajo la forma de la pasión, ha adquirido diversos nombres mo, este advenimiento del fenómeno fundamental como cancela-
en la historia: Torquemada, por ejemplo, es uno de los más co- ción de la subjetividad, no puede sernas ajeno toda vez que el
nocidos pero de ninguna manera el único. fenómeno instalado en la cultura por el nazismo, apunta a su-
Antígona no desconoce ese odio no expulsado puesto que ella primir la novedad que el psicoanálisis inscribe: el anudamiento
es el cuerpo de ese odio no inscripto en escena, los dioses la con- responsable del sujeto a su discurso. El exterminio nazi como aten-
denan a ello. Pero Antígona no se resigna a la condena de los tado a la subjetividad es el exterminio del discurso mismo.
dioses; en nombre de un irrenunciable amor fraterno, hace mar- La actual" crisis" 36 del psicoanálisis encuentra así un inadver-
ca del odio por la vía de su propia desaparición, como si ella tido antecedente en el surgimiento mismo del nazismo. Es decir
misma se involucrara en la completa y absoluta expulsión. Se que el fenómeno nazi, que se opone por definición al discurso
expulsa ella y en su lugar adviene la marca inaugural de la serie. analítico, bien puede describirse como reacción a la inédita libertad
Lo que en un registro subjetivo será función de la Austossung. -en tanto libertad responsable- en la que el psicoanálisis ubica al suje-
Odio y amor: registros de una inscripción y, por tanto, coor- to. Esta consideración del nazismo como reacción al psicoanáli-
denadas de una lectura en la vía de la suposición: s~_?~ición de sis que hacemos a posteriori quizás pueda parecer exagerada. Y,
un saber en el amor o de una intención en el odio; odio y amor sin embargo, nuestra lectura de hoy se encuentra con la que
que, en tanto "odioamoramiento", apuntan en éi síntoma a un Thomas Mann haáa en 1936:
m_~smo lugar: hay referente. S~ el saber de lo simbólico, sea la "Tengo la sospecha personal de que el esfuerzo de la marcha
intención de lo reaP3, el Otro garantiza su sentido. Y lo que ahí hacia Viena37 tenía un móvil secreto: iba dirigida contra el venera-
queda impedido es la inscripción: es decir, la inscripción de esos ble Freud, el verdadero enemigo actual, el filósofo y revelador de las
registros como -precisamente- registros. neurosis, el gran desilusionador, el observador y señalador de las leyes
Es a partir de aquí que puede presentarse entonces lo obsce- del genio." 38
no: Creonte prohibiendo el entierro de Polínices lo vuelve obje-
to obsceno. Porque es desde la serie que puede presentarse lo hizo de los gemelos un objeto privilegiado de sus estudios. Recuérdense los
que la excede, a saber, lo siniestro. Una vez expulsado el punto tristemente famosos experimentos de Joseph Mengele.
siniestro de la Ding, intentar reintegrarlo provoca el fenómeno 35. Mística que ha atravesado casi todos los campos del saber para dar cuenta ha~-
cuyo correlato será el despliegue de lo siniestro (obsceno) 34 • ta de la estética como conjuro tranquilizador de las "buenas conciencias".
1\.1
36. Volveremos sobre esto. Ver Una lectura de la novedad.
.\J. ('Ir. Lacan, J. El Seminario Libro XX: Aún. 37. Se refiere a la anexión de Austria por ellll Reich, denominada Ansclrluss .
.14. l.;~ '>bscenidad potencial de la gemelidad en tanto borra miento de diferen- 38. Mann, Thomas u, lrermtmo, en Orden del dí•, Editorial Americalee, Buenos
d," quizá 'ea 1<> que actuó como foco de atracción para la ciencia nazi, que Aires, 1945.

112 113
l,?e allí que resulta responsabilidad del análisis -es decir, hace discurso, del otro lado del sujeto, más allá de toda posibilidad
.t su ética- no soslayar la cuestión de lo fuera de discurso aun si s~va. Porque es el sujeto el q'iie mstala el goce del Otro-en
11ólo se lo puede ubicar fallando e!' su inscrip~n. -- · un horizonte fantasmático. La novedad del exterminio nazi es
que, por primera vez en la historia, este horizonte ha sido aboli-
V- Hermano de discurso do, suprimido como tal, por una voluntad ausente de toda pa-
sión, aún de la pasión genocida: aprender a matar sin odio era el
Leemos 39 : 'í\caso no les parece que este término 'hermano' es ideal de la élite intelectual en cuyo seno se formaron los hom-
precisamente aquél al que el discurso analítico dona su presen- bres que luego constituyeron los altos mandos de la Gestapo 41 • Y
cia• (... ).Somos hermanos de nuestro paciente en tanto que, corno la cuestión no es, meramente, que ésto exista como fantasma,
él, somos hijos del discurso( ...) por representar este efecto que sino qué estatuto se le otorga.
designo corno objeto a ( ... ), por supuesto desde allí interpreta- La lectura de la obscenidad (lo siniestro) de lo propio, implica
mos, pero, lquién puede hacerlo sino es el mismo que se com- que nada hay allí a leer salvo la barra que cae sobre eso, la tacha-
promete con el decir y quien nos otorgará la exaltación del her- dura que borra eso de nada y, al borrarlo, lo torna imborrable. A
mano que ciertamente somos? Nuestro hermano transfigurado: menos que caigamos en el error 42 de otorgar a eso sentido y refe-
eso es lo que nace de la conjuración analítica y eso es lo que los rente; porque entonces la obscenidad será el destino ineludible
liga a aquél que, impropiamente, se llama nuestro paciente. (...)La de toda lectura.
noción de hermano (...) puede retornar al nivel de un discurso". La fraternidad no es la universalización de una paridad ho-
Hermano transfigurado en un discurso, donde la filiación de mogénea, sino que se afirma por la imparidad en la serie; por la
a no funda el ser sino que cava la diferencia entre hermano y discontinuidad que en ella imprime el movimiento subjetivo.
hermano. Hermano que nace de padres perdidos, de la conjura Impar como lazo vacilante, que no termina de cercar un lugar
que implica la configuración del discurso analítico, en tanto re- sin referente.
vela la torsión del conocimiento que se marca en el paso de lo Pero es en esta misma serie que transcurre la cuestión del ra-
real, traducido como ausencia situable: la de la relación sexual.40 cismo: "hace falta no pintarles al futuro demasiado rosa; sepan
Hermano que nace no de una relación (al fin y al cabo, arrancar- que aquello que se eleva, que aún no ha sido considerado hasta
se los ojos no es lo mismo que que haya lo imposible de ver, con sus últimas consecuencias y que se enraíza en el cuerpo, en la
o sin ojos}, sino hermano nacido de la no-relación, ubicado ahí fraternidad de cuerpos, es el racismo, del cual aún seguirán escu-
donde el recorte del a hace caer el sentido de eso atroz en lo chando hablar" .43
fraterno, de eso fratroz, que insiste en la lógica sacrificial. En esto, que seguimos escuchando, hay una obscena nove-
Y, sin embargo, el más sacrificial de los sacrificios, el más dad ubicable históricamente como lo que viene al lugar de lo
totémico de los tótems, no deja de ser un fantasma taponando la nuevo, a abolir una operatoria de vaciamiento: el exterminio del
notación de inexistencia del goce del Otro, incluso si se lo llama discurso inaugurado por el nazismo, novedad que parece haber
"fascinación de los dioses oscuros". aparecido para quedarse, signando la constelación del lenguaje.
Quizás sea éste el lugar para ubicar lo que llamamos fuera de

:w. Lacan, J. Ou pire, op. cit. Clase del21 de junio. 41. Ver O Deutschland, bleiche Mutter.

El ~ubrayado es nuestro. 42. El término está usado en la línea que se despliega en el semi nano L'insú ...

•111. l.ac11n, J. L'etourdit. 43. Lacan, J. Ou pire.

114 115
Capítulo 111

EL EXTERMINIO DEL DISCURSO


UNA ESCUCHA DEL ABISMO

EL FSTADO NACIENTE

-¿Prefieres que diga Führer en vez de Meister,


por ejemplo? 1Todas las palabras alemanas para
decir jefe son siniestras!
En aquella ocasión, había dicho Kapo para de-
cir "jefe". Todas las palabras alemanas para
decir Kapo, había dicho.
Aún seguía riendo.
_¿y en ruso? ¿Tú crees que las palabras ru-
sas para decir Kapo son divertidas?
J.SEMPRÚN

Partamos de una afirmación: 1~ que se llama "posmodernidad"1


J:>rind~ un marco {lhistóric~~a el surgimiento de múltif~es
~~~~es como propiciación de un esEacio a-discursivo; por tan-
to, la multiplicación de lenguaies tien_e_p~!~~_!elé!to ~~~parición
de fenómenos de los cuales el nazismo es matriz. En el lugar de la
aboliCión de -í.a-estructüra~Sürge "un-Ieñgllaje de pura abstrac-
ción, fenómeno que, suprimiendo la estructura, organizll y esta-
blece un sistema. El intento de la estructura de recapturarlo no
hace sino sacar dÉda-escenaalaestructura;Instalando el sísterña
que, adifereñciadeiaestrüctUra-:essin brecha. Esto es lo que
observamos ·hoy· en la clínica en estado naciente: la dil~_ci~n_<!el

1. Sin entrar a definir aquí exactamente el término, pero tomando en cuenta


algunas notas esenciales. Cfr. Cosaka J. C. Psicoanálisis y Posmodemidad. El
tiempo que nos toca. Op. cit.

117
dl!'l~·urso analítico en un lenguaje clasificatorio. Y si el análisis se por la vía de una sospecha (sospecha y no supuesto) que, como tal,
tllluyl' en ll~~~'tera_pízacíóñ"-adaptativa, se eufem_izasu-dlsrur- nunca- puede concluir. El sistema -<::orno lenguaje totalitario-
!'10 y se cancela el camino de la implicación del sujeto, el cual no posee una maquinaria de exterminio que, aun cuando supues-
~·s un despliegue de un "amor heroico a la verdad" sino atravesa- tamente pudiera acabar con todos los "errores", no por eso deja-
mil•nto de ese punto donde el Otro calla puesto que da la pala- ría de seguir sospechando.
bra al sujeto; ese punto ~onde es el sujeto el responsable de ese Ejemplo de esto es el sistema de delación y control nazi, que
decir o, aun, de ese callar. no sólo era temido por los judíos y otros grupos "no-arios". Los
· Si proponemos una vuelta más sobre el tema2 no es de la con- propios miembros de la Gestapo cuidaban sus espaldas de la
sideración de ninguna etapa histórica, tarea que excede nues- Gestapo. Un periodista6, que se hallaba en Berlín cuando la
tras posibilidades, sino de aquello que queda fuera de la historia Kristallnacht, da de ello una versión sumamente interesante:
como ciencia, es decir, una consideración del sujeto3• Una nueva
vuelta subjetiva intentando, de algún modo, la novedad de re- "Recordando la Kristallnacht de 1938, hay una pregunta que
petir una lectura. Una novedad a encontrar en el giro de los dis- insiste en mi mente. lPor qué Hitler dio la orden de esta orgía de
cursos, pasando por los diferentes modos en que articulan la destrucción aparentemente irracional?( ... ) El vandalismo sirvió
estructura y no en la sistematización de alguna pretendida obje- claramente a algún propósito oculto. Pero lcuál? lAterrorizar a
tividad. ~~--!~n!o el discurso ~na!_ít.!~-~__p_!~d~~~~-~u~-~~s los judíos? Esto se podía lograr más fácilmente. lEcharlos? El
significantes, se tratará entonces de la apuesta del análisis por el estado se negaba a alentar la emigración( ... ). El billón de mar-
va_Ci(lQ..ide la cim'sa. No habiarnoSde dar- ubiciicúfn y contexto a cos extorsionados a la comunidad judía después de la Kristallnacht
algún significante privilegiadamente "explicativo" sino de pro- podía haberse recolectado sin recurrir a la violencia. La influen-
ducir -<::omo se pueda- un juego de inscripciones que permita cia económica de los judíos ya era nula. La mayoría de (si no
algo de lo discursivo. todas) las propiedades judías que habían sobrevivido a los pri-
El fenomeno (phainomenon: "lo que aparece") se muestra por meros cinco años del nazismo, ya había sido' arianizada'. Lo que
fuera aelaesti-uctUra; aparece:pero-no-como iesÜltado de nin- quedaba podía haber sido tomado simplemente por decreto, de
guna-ope'ración estructurante sino, por el contrario, corno pura un plumazo.
aparición. En esa zona gris4 entre la estructura y el sistema, la Sólo los nazis más ingenuos y fieles y sus simpatizantes se
imposición del lenguaje empuja la escena subjetiva a la clan- tragaron el anzuelo del'ultraje popular' que tiró la propaganda
destinidad; de hecho, es la estructura como tal la que se torna del partido. La gran mayoría de los alemanes, que reconocieron
clandestina. Esta clandestinidad no se cancela con el pretendido la violencia como lo que era, consideraron la justificación como
éxito de la depuración de los "errores" 5 mediante el exterminio una mentira más -lo cual tornó la medida, de algún modo, con-
total, puesto que los controles del sistema no dejan de operar traproducente. Mi mujer, que también trabajaba en Berlín en esos
días, informa sobre especulaciones de que la Kristallnacht estaba
2. Sneh, P.; Cosaka, J. C. Una vuelta más. La Prensa, Bs.As., 26 de mayo de 1995. dirigida a shockear a la opinión pública, a advertir a aquellos alemanes
]. lHará falta insistir aquí con que "sujeto" no remite al yo, ni al individuo ni a que aún ayudaban a y simpatizaban con los judíos que el partido dispo-
la persona?
-1. 'li•mamos el concepto de Primo Levi, tal como lo desarrolla en su libro Los 6. Hottelet Richard: One joumalist's Memories, en Dimensions, A Journal of
hundidos y los salvados. Op. cit. Holocaust Studies, Publicado por The lnternational Center for Holocaust
Studies, Anti-Defamation League of B'nai B'rith. Volumen 4, No. 2, N.Y.,
~ Vt•r l/11 inlerrlo de escritura. 1988.

IIH 119
de una fuerza para-legal que podía volverse en contra suyo·. Tam-
11fu no_s__~~~ite .~modo en que Freud utiliza el término en La escisión
bién es posible que todas estas consideraciones racionales juga- d!!:J¡_o en el proceso de defensa.
ron un papel mínimo y que el asunto fue orquestado principal- t¿~.i.!l_t~~!?_~E!.!í:l_e~tru~!~ra _por asimil~~ el ~~ómE!~-<:>~~o t~
mente para ventilar el odio de Hitler." d~!i~~~~-!1-l_l_a identid~<:!~..!~~- Asimilar el fenómeno como tal
quiere decir incluirlo en el Yo, creando un mundo sin brecha,
Otro ejemplo de un sistema que no puede prescindir de la con lo obsceno en el centro de la pantalla. Esto no es lo mismo
sospecha es la maquinaria montada en Argentina para "extermi- que los esfuerzos de ligadura operando en sucesivas inscripcio-
nar a la subversión". Su cuenta llegó a treinta mil, superando -a nes a modo de vaciado del fenómeno. Esto último se nos hace
todas luces-la cantidad de efectivos armados así como de mili- necesario para leer lo que Lacan postula9 al decir que, si el tirano
tantes y simpatizantes de las "BDSM" 7 • La máquina dejó de con- ~!!~EE!.._l:l.!!._~~canfe_degoce que c~pture suficientemente, no
tar por razones ajenas al sistema, pero esto no implica que haya e~E~~~(:lrio el concurso de nin~~ ideolo 'a ara advenir nazi.
sido desarticulada. Nada indica que algo haga dique a la violen- ~go ahí captura y encierra por fuera del discurso. go e la
cia que ejerce la abstracción de las palabras del ex-dictador Videla cosa cristaliza y anula el discurso por fuera del cual se encierra.
cuando dijo: "Mientras están desaparecidos no están ni muertos Así esta Cosa, esta familia de pura sangre, es el modo en que la
ni vivos, como desaparecidos son entes que no existen" 8• Aun una familia se sistematiza por fuera de toda filiación, por fuera del
vez eliminados los" subversivos", la máquina del exterminio debe campo del discurso, familia organizada en torno a la Cosa don-
seguir funcionando, puesto que el sistema circula por un circui- d_e_~!' Führer suplari~unpadreexpüf8ado de su límite:Es-un
to de realimentación a la manera de la sospecha: crea los signos y fuera de discurso en el que se encapsula la Cosa, con todo el
no descubre las huellas, crea la encarnadura de lo que es a elimi- peso siniestro del término.1o
nar, no señala indicios de una operación. De allí que "sistema" y
"fenómeno" son elementos de mutuo reenvío. ------ Si hay algo de lo. devel~do de la Cosa ~n la clínica, eso es la
-La ~~§-~é_tura!.. en tanto ~rtici_e~ de su pro_eia falla, admite la melancolía, y~q~_e_l!.~lla_~~araliza el movimiento discursivo;
suposición y, por tanto, la vacilación, es decir, la caída de la suposi- el discurso se hace único: certeza del origen en lo in-mundo del
ciim: Por el contrario el sistema, al eliminar toda vacilación, no sujeto.
puéd~_.ei~-~9!\Ei.~ d(=! l~s!!_~p_echa. D-: (:l~_~_q_!:le todo sistema no pueda ~~E-~. nuestr~_ experie~~- cotidiana la violencia que produce
ser, p()r_~finjE_(ón~_.o..tra_~l}~ue tgtalitario en el sentido del lenguaje. la melancolía, que se difumina en torno suyo y "prende" en el
fantasma de quienes la rodean en términos de agresividad. ~!~
Decimos que un sistema es totalitario en tanto se sostiene en v.!.<:>lencia halla su ~x~resión más acabada en el silencio mortífe-
la voluntad de suprimir la inexistencia de la totalidad, siempre ro de la melancolía. Silencio que es un modo de decirse la certe-
cuestionada por la decisión de un sujeto; por eso, el totalitaris- za del origen: .~~~.e~!~ in-~~~d?, el origen E!~ ~o. ~r esta
mo_~fl11'_!i~a, necesariamente,_!a supresión de la decisión. Y decisión vía la melancolía se revela, en la estructura, como fantasma de
~iñnipotencia. - - -..
leüáfes el alcance de ·~-~:!~!.o!_~ fr~~diana 11 de u~~':ll~~o
El subrayado es nuestro.
9. En Un discurso que no seria de la apariencia.
7. "Bandas de delincuentes subversivos marxistas."
10. Cfr. Freud, S. Lo ominoso.
H. Si bien citarnos de memoria un noticiero de la época de la dictadura, el "no
e~islt>n" es literal. 11. Cfr. Freud, S. Duelo y melancolía.

120 121
de pulsión de muerte"? La alusión es a un hecho de "más allá ideal o no se es; mejor dicho: s~~~el ideal__~-~~stá_r_r~~~tj_E!o
liel prinCipio d.efplacer", esto es, a las formaciones del incons- del ser.
dcnte, allí donde éstas umblilican lo real, es un más allá, puro Una causa no vaciada como tal; no una causa en el punto de
cultivo de nada, de una nada "pura" sin inscripción. Paradójica- arranque de un origen perdido que haría relativos al yo y al ideal,
mente, el mismo efecto parece lograrse en la alusión a un decir sino la causa ideal adviniendo como verdadera. Y la identifica-
que se pretende pleno, es decir, a un lenguaje. Esto nos lleva al ción -también en este caso vacilamos en utilizaieltérmino~'l'·_
campo de las conjeturas: lNo podemos, entonces, considerar la que-esto organiza no im lica una o eración de vaciamiento del
melancolía en términos de fenómeno? lNo será acaso un modo objeto-yapropiacióñde un rasgo, sino la organizad n e umi
eufemístico de vérselas con la castración, el logro de una manera apanÉÚ\cia que se haga idéntica a ese ideal; aquello que no coin-
de alojarse en lo in-mundo como pureza en el origen? cide c"on esaapanencia cae del lado ya no del resto en el sentido
XalH?.~~~ cuando ~~_té~nica P!~~ce ~ar~~os ~~~ce,_p!oli!e­ algebraico sino del desecho, la carroña. La identificación se tor-
ració~_<!_e '~~ets", lo que se conoce como la generalización del na identidad y estalla como operación delaestfucfilra-paiacon-
aburrimiento, lacaso no sería la versión actual de lo aue Freud veitlrseen cristal que organiza las apariencias en su sistematiza-
... ·--·---------~-----·---·---~----·"----· - _ _x=:--;-:r
denomina melancolía? Se trata del aburrimiento como la ioeñti- ción. A !l~sotros,_analistas, esto -que no por cotidiano nos resul-
fiéadóñ del Yo (en el sentidodela iñclusióilyno.de sÜ-pérdida) ta ~~~os siniestro- se nos presenta bajo lo que se denomina como
a un aparato de goce en medio de un sistema que, lejos de velar . "nuevas patologías" 14•
un goce como excedente, lleva -~_1~ masificación del "goce del · -El mercado psicopatológico exige productos. Los analistas" de
idiota".
-- . buen temperamento" corren a ofrecer ahí la "crisis" del discurso
En ~~~~-~as_!fic~~<)n~-«:_~_g_~~~~~~--q~-~ -~~~~!!!I'~!!l~!-.~!1 fl!!!!'fl analítico. Pero, como dice Vidal-Naquet, las épocas de crisis son
de superyó -y que ya no estamos seguros cómo llamarlo- ofrece poco favorables para el sentido del matiz, el detalle, el punto
su Taiffiás oscura: la que impide toda poetización, la que sólo oscuro, aquello que excede a la generalización. Entonces nom-
permite deslizarse de eufemismo en eufemismo. Esto se ve faci- brar ahí la "crisis" debiera alertarnos en cuanto a la exigencia de
litado por la pretensión de un lenguaje sin brecha o, lo que es lo inmediatez que conlleva. La respuesta analítica a esa exigencia
mismo, por la multiplicación de lenguajes. De un modo u otro, se de inmediatez es, a nuestro juicio, insistir con la "manía" de in-
cancela la brecha del discurso: lenguaje informático y vocar detalles nimios como material probatorio 15 •
multivocidad de enfoques constituyen el dato princeps de la
posmodernidad. lQué nombra la transferencia cuando la castración pasa a ser
lQué hay del ideal-v no decimos "los ideales12" - en un siste- un dato de la apariencia? lQué implica nombrar la transferencia
iar · -- _____.~~----------·----. ·--'- ------------------- ···----· ---
ma ta d<:m~e_ f!SfJ .P!~lif~!~.Y~~?_l!'_a _p~~J~~-a-~e_~~~~.!~~- faz -en todas sus vertientes, aun las más apasionadas- en la
más oscura? El ideal queda reducido -por fuera de toda trivialización del sistema? lQué registro tiene el dolor cuando lo
operatoria-paterna- a la sola pureza, que hace del ideal el lugar subjetivo tiene el estatuto de error de la maquinaria?
de una causa primera no ubicada en el horizonte sino, al modo
dd Yo ideal, origen y validación del sujeto, puesto justamente
l'll l'l centro de la selección. Y desde ahí, la alternativa: o se es el 13. Puesto que la identificación supone la pérdida del objeto, pérdida inscripta
en la conservación de un rasgo.
14. Ver Testimonio y crisis.
1Z. "l.os ideales", en tanto pluralidad de rasgos identifica torios, remite a una
t•slruclura desplegada en un fantasma. 15. Freud, Sigmund. Una vivencia religiosa.

122 123
Al toparnos con esa pretensión de un saber a-subjetivo -como culpa es expresión de la desmentida, en tanto no es tope sino
t•l liUC se entroniza en La-anorexia 16-, de una clínica por fuera invitación al acto criminal. La culpa no detiene el acto criminal
dl•l trauma, por fuera de lo pulsional, en fin, por fuera de lacas- sill~--~~!o promueve, mantiene la vigencia de la criminalidad.
tradón17, lacaso no nos encontramos con un concepto -begrieff- S~~~ la et~lpa en acto -la responsabilidad- le EOne fin, es decir, la
fundante de nuestra praxis? l~cas~~ste ~o~o de Sl!.PE!!lirla inscribe.
castración no es un retorno -en el seno mismo de la escucha Laculpa -té~mino manoseado hasta el hartazgo, y no por ca-
analjti~~- ~.lo qu~~ud nombr~_comQ_t!i!~!!lentida? sua1idad, en la cotidianeidad de nuéstro tiempo- es un modo de
Se hace necesario, entonces, volver sobre el estatuto de esa saber en lo real aquello que se desconoce; cuasi~delirio que se
desmentida una vez que nuestro discurso cotidiano está total- extr~_ffiaefl!~ melancolía y que aparece comó su envés en el de-
mente atravesado por ese sistema que instaló el nazismo en el lirio de inocencia de la paranoia.
lenguaje. - E}!~~~me~?__de gei2~Ealización y_!llult!plicación de las creen-
cias -desde las religiones hasta el auge de sectas, brujas, astrólo-
La desmentida es esa alternancia inadvertida entre afirmado-
• ·---~-~-·- --·~---- --~ ·--..., ~ " - - - "' oWoo~- •w •e - · · · · - - -·.--••' ~·~--~ """''
0
go&=' no hacen sino señalar el lugar de desconocimiento donde
ne!)_~~I!_tradictorias: tiene-notiene; no hay borde sino puro vérti- arraigi-la -desméñtida, puesto que la creencia es un efecto a
go entre ambas proposiciones. lQué qu~~a ~~~~-':lid? e.11_~stc1 ~o­ posteriori de la desmentida: el credo quia absurdum se traduce en
ble él.~!.l!l:él_c!~n ~~-rt~ad_~!oria?: la_~?~~r!~~~~~~ca. J;_s~a_<:_~!l­ "creo porque desmiento". La creencia toma su fuerza del recha-
tradicción no contradice, las leyes de la construcción están alte- zo y del movimiento del enmascaramiento.
radas~-Ese-efecto de vertigo, de torbellino, es efecto de la des- Pero si la desmentida es un momento necesario a la estructu-
mentida. ra, estáenSlibase--en tanfo la premisa universal del falo es una
El su~to, al desmentir, está inmerso en el desconocimiento, el necesidad lógica-, no se trata de ubicar algún ~~~~n­
~u j~t~_descon_oce-~~ !~~~-e su propiad.eSiñeñtidaESeSt<;1C2.9üe ~el~_desmentida-se s~.E_ª"ma,~sÍ!)~de ubicg.r la creencia en otro [.. .
le va a retornar vía de lo real. lCómo? Por medio de indicios. Y ~ugar. Lacan, con su cuarto nudo (al decir que a~~anza!_- ~-. ,
no -son-iñucnos losqüé-;éoino AÍthusser, aun sCse le-enma-scara fallidamente, claro- el Otro sexo es lo único que salva de la per- -
el acto de la propia criminalidad, se rinden a la evidencia de esos versión y la locura), ubica la creencia en una mujer. 18 _

indicios y no evaden la responsabilidad por su acto. . Ciúiñao, en la elaooiací6n-Cíelaéreencia, Lacan dice "Dios es
La desmentida puede caer sobre un acto -el acto criminal- y inconsciente", no se trata de la expresión de un ateísmo ingenuo
aparece la culpa en su lugar. El "prohibido matar" aparece como sino de una propuesta atemperadora de la criminalidad del hom-
resto superyoico que denuncia el deseo de matar. Bajo la des- bre. Propuesta que no es poca cosa en tiempos de fanatismo
mentida caen el asesinato y el incesto y, en su lugar, se estructu- fundamentalista, es decir, en tiempos en que un texto vale no
ra el superyó, en intensa relación con esos deseos primordiales. por sus lecturas sino como mecanismo que desmiente la posibi-
El superyó conlleva la tentación en la prohibición. La sociedad lidad de otro texto, por cuanto, para el fundamentalismo, un
de hermanos no deja de ser una sociedad criminal. De allí que la texto se transforma en la reunión opaca de signos indiscutibles.
Esto es del orden del delirio, tal como Freud lo define en la carta
1h. lComo no registrar, en la atroz transparencia de una piel pegada al dolor 52: delirar es creer en los signos.
del cuerpo, la voz de la histeria enmudecida por la ciencia? lEn qué estatu-
to, sino el de una feroz desmentida -rayana con la 11adificació11-, ubicar esa
monstruosa ingenuidad que deja ahí de lado el inconsciente?
18. Gorlero, J. C. Comunicaciones personales.
17. Vt•r Trstimo11io y crisis.

124 125
Por !~er~e la cadena, el significante se !orna signo (o, como discurso en transferencia. Y escuchando lo que escuchamos re-
lo llamamos más arriba, símbolo puro19 ), tal como se ve en las le- sulta, al decir de Thomas Mann, "materialmente imposible per-
siones p~icosom~ticas. Podemos decir qúepor fuera de la cade- manecer callado".
na, el significante se opacifica en el símbolo y conforma un siste- Lo que se llama metáfora paterna no es la figura siniestra que
ma: eso que conocemos como nazismo y que se diferencia, por no vacila en asesinar para preservar la pureza de la filiación, no
tanto, netamente de la psicosis. Esta confluye en el encuentro es la figura sin velo de un padre originado en la certeza de su
de la desmentida del padre con la desmentida estructural del origen, sino que es temperancia de lo incestuoso y lo criminal, apaci-
hijo (premisa universal del falo) ahí donde lo real insiste. Pero si guamiento de toda univocidad y de toda omnipotencia. Impli-
ese real está impedido de retor~ues~ue su registro ha ca, antes que nada, establecer diferencias, ya que no es lo mismo
sido -radicalmente 'suprtmido;_j_a --ño hablaiñ'os d~sicosis sinode a~ónimo que impersonal: en el anonimato el tiempo y el sujeto del
algo diferente. La.desmentida en el fenómeno-trasd.eñde la a1ter- verbo permanecen ocultos pero hay tal sujeto y tal tiempo; en lo
nanaa-discursiva y se presenta en la opción absoluta de la alter- impersonal el verbo aparece en infinitivo y no se anuda necesa-
nativa de la selección. Í:i.amente a ningún sujeto.
Cree~os que la_~Jra del análisis no puede sino in~erroga~ ese Y, si hablamos de diferencia, no aludimos al narcisismo de las
lugar<!'?nde ~- encierra la l>j_erta de abstracción que trae la posmo- pequeñas diferencias (que no son sino diferencias entre trazos
de~-n.i~_a..d~. Creemos que esa interrogación hace a nuestra respon- de marcas del Ideal). Lo que hace diferencia es femineidad y es
sabilidad. Y cuando decimos exterminio del discurso no hablamos muerte: eso que no tiene marca pero hace tope.
de un eufemismo para la masacre, no confundimos el extermi- La femineidad grotesca de la pretendida naturalidad de la
nio del nombre con el exterminio real: decimos que el extermi- sexualidad21, la muerte capturable 22 en un saber que se sabe a sí
nio del discurso abre la vía a la masacre, el exterminio del discurso mismo, son indicios de la tentación siempre sostenida por un
sostiene y propicia el exterminio real y efectivÓ~·Y, eñ nuestros dfas-- superyó feroz. Aparece así otra tentación: la de acallar su voz
comola-cotiruanidad informativa muestra casi a diario-, "en vivo entregándose en sacrificio al dios oscuro para que éste, de una
y en directo". Es decir, que en nuestros días se agrega una nove- vez por todas, exista.
dad a la novedad del nazismo: el exterminio, que requería -al
menos, formalmente 20- anonimia y secreto, en nuestros días pue- "Dios es inconsciente" es una propuesta -cuyo destino aún es
de prescindir de la apariencia de secreto, puesto que el anonima- incierto- que La can, leyendo a Freud, articula en el discurso ana-
to del crimen se ha vuelto obscenamente público. Y esto aparece en lí!ico, un intento de llevar a Di!?s mismo la elaboración c!e la des-
estado naciente. mentida. Dios, como nombre del encuentro del sujeto con la vio-
Creemos que el análisis tiene la responsabilidad de interrogar lencia del lenguaje (... nuestro Dios, el Logos, como dice Freud), ha
eso que trasciende o, mejor dicho, inunda la escena del análisis, sido históricamente el sostén de esa desmentida en todas las reli-
siendo que ésta no es otra que la que organiza la escucha de un
(~;."Patentizado en la aparición de "puntos" privilegiados de la sensibilidad fe-
19. Señalado con el algoritmo S(O). ~' menina (punto G y otros por venir), las "técnicas" adecuadas al goce, la
sexología como un saber mensurable sobre el sexo. En fin, la lista es larga.
20. Decimos "formalmente" puesto que el exterminio, en la Alemania nazi, ter-
minó por ser un secreto a voces. Poliakov cita al respecto el testimonio de 22. Una muerte capturable, ubicable y transmisible, en torno a la cual orbita un
Rudolf Diels (primer director de la Gestapo prusiana en 1933-34) que nos ejército de councellors, que "enseñan" a la familia a procesar esa muerte. El
hace saber que la frase «tú pasarás por la chimenea>> era poularísima en Ale- saber propuesto sobre la muerte va al lugar donde el duelo debe advenir.
mania hacia el fin de la guerra. (Cfr. Breviario del odio). Este saber propuesto no es sino una desmentida del duelo.

12h 127
Kioncs, incluido el ateísmo. pio~!~ in~on~-~te da un lugar a la des- Ahí <!C>I!<!~J~_E9_~moder!Údad postula el llamado "fin de lí:!_!_lis!o-
•.nl•nlida es~~~r_~!ll_!ambién, a su reinscripción en otro lugar. ria" leemos la im osición de una censura25 de la inscri ión. El fenó-
En dirección opuesta, la consideración de la "novedad" de las meno puede eerse aSI como una consecuencia pseudoestruc-tural de la
"patologías" opera suprimiendo los indicios y no inscribiendo censura del Nombre del Padre. Y es aquí donde la apariencia fenoménica
su retorno; el indicio no es considerado como tal sino como posmoderna no puede evitar mostrarse en toda su obscenidad, en
visualidad ante los ojos, no como lugar de retorno sino como esta validación de una imagen que no se articula al lugar de un
fenómeno, hecho en sí. En este retorno, el indicio es empujado por Nombre del Padre, que no se anuda en la inscripción de la castra-
fuera de la castración. No al modo del fetiche (donde se juega algo ción simbólica. Una "imagen"lfi, en fin, que nunca podría ser soña-
de una inscripción) sino como una relación a lo imposible por da porque no está organizada en ninguna perspectiva, no hay en
fuera de toda inscripción. En este sentido, esto que ha dado en ella el punto de real en torno del cual la mirada pueda apaciguarse,
llamarse "posmodernidad" podría muy bien describirse como una imagen que nunca podría caber en el sueño de un hijo que
11
el reino del "{enómeño". dice "padre, lno ves?". Puesto que esta invocación -en el sentido
~orue~~~!id'i~~~~! fen~meno d~sde~_!!a :eer~_~_::.a, ya de lo estructural del vocativo- no alude a la pureza de una nada
no el\_ !~r!_IÉ._~os de apar!_encia sino tol!'-ando como eje la inscrip- sino a lo no-representable entre padre e hijo, a la función que apa-
_fi~n. Entendemos por fenómeno algo del orden del"hecho" que rece como esa imposibilidad misma.
se enquista en la estructura como en suplencia bizarra, no El eufemismo es un intento bizarro de dar cuenta de un fenó-
significante, y allí donde anida excluye toda posibilidad de ins- meno de lenguaje que no es un hecho de discurso. En el par
cripción. Y, sin "sociologizar" estos conceptos, no resulta excesi- significante, el resultado del eufemismo es la holofrase, es decir,
vo reconocer a la posmodernidad como un medio que propicia la pérdida del intervalo entre significantes. El sujeto queda abo-
tal bizarría. lido, se elude al Otro y el"logro" es el de una obscenidad que
Quizás corresponda a una mística bizarra, algo así como una intenta escribir la identidad en la abstracción de un símbolo que
mística en envés, una mística que, al proponer un origen cierto -es desaloja al significante 'Zl.
eso y no otra cosa de lo que se trata- se ubica en una suplantación En el discurso, el lugar del sujeto (lugar que es un no-lugar)
del Otro23 como tal, suplencia bizarra de la inscripción. Suplencia adviene desde un anudamento singular, se construye; es decir,
como algo que aparece en una imagen sin marco, en una panta- ~!lugar del sujeto__~<!viene en lo~_avatares de la construcción del
lla sin borde, en un espacio transparente, reproducida al infinito fantasma: posibilidad de -en transferencia- poner en juego lo mor-
sin cuenta ni límite posible. tífero del superyó que lleva a lo que Freud llama neoformaciones o
El cuerpo de la anorexia reinstala en escena el espectro -no el postrepresiones.28
fantasma- del sujeto exterminado. El fenómeno, al ser a la vez causa
y consecuencia de la no inscripción, se objetiva en un "imaginario" {:;');n un sentido análogo al que Lacan le da en el Semimario 11: censura que
que no vela, en el que el espejo se adelgaza hasta hacerse transpa- ~o es represión.
rcnte24. (Sin embargo, no por ello deja de ofrecer consistencia: son 26. Imagen magistralmente descripta en la peücula Brazil, ya sea en su faz más
grotesca (una mujer estirando su rostro hasta lo indecible para someterse a
multitud los hechos clínicos que concurren a certificarla).
la estética prescripta) ya sea en su faz más siniestra (el repugnante montón
de restos ensangrentados que cae del ataúd de aquélla que sucumbió a las
2]. Ver cap. Un intento de escritura. nuevas técnicas de esa estética).
24. LQué es -en términos del análisis- una" anorexia" no discurseada, es decir, 27. Cfr. De hermano a hermano.
no ubicada en relación a la suposición de un sujeto articulado a un saber y
t•n referencia a un goce que se nombra Otro 28. Cfr. Noción de potencial, de Peirce. J. Lacan, Seminario Ou Pire.

l:lH 129
Por otra parte no hay represión sin marca del ideal . Pero, en el héroe, es necesario deslindar el exceso de la historia actual, ya
tanto se verifique en lo actual una "pureza" del ideal, patentiza- que es innegable el hecho de sus retornos. Estos retornos son,
da en el fundamentalismo, lqu~ ~P!~~i~!l~ ~~E!!",_qu~ in~~rp­ en su mayoría, sincrónicos y adquieren la forma del fenómeno.
Entonces, les la cara de una nueva tragedia o es la insistencia
ción) f'':l~~e ~~-~~!':Í!.._<Il!!?
La técnica, en tanto que reproducción no repetitiva, configu- de lo trágico impedido de advenir tal?: "Cuando uno está muriendo
ra· nuevos nombres del superyó. Algo de la técnica asedia a la tiene otras cosas que pensar que en la muerte, todo su organis-
subjetividad: sólo solicitará del sujeto que" apriete el botón" para mo está concentrado en la respiración", cita Primo Levi. Y Vidal-
obtener goce. E_n tanto elu~~-E~-~~!~~<?_do~~~-2_-~r la r~!~ri­ Naquet31 recuerda las palabras de Marek Edelman32 : "Se trataba
ca, somete al sujeto a una inermidad frente a la gramática. En siempre de morir, nunca de vivir. Incluso me pregunto si cabe
tanto él aparato ordeña-eigocé~-elsujetoqtÍeda~-frenié-a esto, en llam-arlo un drama. El drama implica elección, es necesario que
similar posición que frente al superyó. De allí que el aparato hace algo dependa de uno. Ahora bien, allá estaba todo determinado
las veces de un "tú eres" bizarro. La técnica propone una dimen- de antemano". "No obstante" -agrega Vidal-Naquet- "en 1943
sión de goce por entre la falla de un padre, un goce unívoco con había que tomar decisiones pero sólo hoy parecen trágicas ., .33
la falla. No admite otra ley que ésa fallada, la cual desemboca La técnica, como abono de la melancolía, vuelve a suprimir la
fatalmente en el goce identificado a su instrumento y al yo en dimensión trágica de la decisión. Como la propiciación de una
fusión con el agente. escena donde se diga: "la urgencia impide pensar en la muerte;
El rélsaj~ por lo subjetivo_ il!l__p_edi~~~!lla interpelación ahora es urgente para el organismo concentrarse en respirar".
superyoica, la ide~-~fic~~~l!~~cisística y_la falta o el rasgad~-~ Eso que, en la técnica y en la melancolía, aparece como ver-
l~e~s~~-!1--~ del fanta~ma!i!_~~~f.l_e..~_ca_!llino_i! l~_melancolí~~e t~~a
dad del sujeto es la postulación de lo absoluto de "la Nada" como
la forma del aburrimiento29, lo cual tiene por efecto la caída de su causa. Una "Nada" que es nombre de pureza para lo absoluto
todo -v~o ye1 pa~je a 1~_''-!.Ikª'\i!iilici~<La-técnica~afigüafque del origen. Así, la técnica, junto a la melancolía, aparecen como
la melancolía, ubica este punto en que el sujeto se ve arrojado a modos del nihilismo. ~~f:!Iización de la técnica como lenguaje
ese lugar donde encuentra que no hay sostén. a~~tracto produc~_?na uniyersal!zación, de consecuencias simi-
Da qué pensar el hecho de que Freud se pregunte por qué la_~es a la radica_l_~~P~~!!--~~~-~~le__!p__E~r~!~bjet~ropia del
haría falta enfermar para acceder a una "verdad así" 30 • Verdad, exterminio.
en última instancia, del resto inherente al sujeto, el cual, en la
medida en que el sujeto se revele y produzca, quedará velado; y
el resto, en "su lugar". Acaso la técnica se considere una "nueva 31. Vidal-Naquet, P. Op. Cit., capítulo El héroe, el historiador y la elección.
alborada subjetiva", en el punto de la confusión de ser y ente, de 32. Autor de Mémoires du ghetto de Varsovie, obra compuesta por dos textos:
sujeto y objeto, que articula la dimensión superyoica. Heidegger Le ghetto lutte (Versión castellana: El ghetto lucha, Milá, 1995) y Prendre le
ve ahí una culminación de la metáfora: "cumbre del olvido del ser". bon Dieu de vitesse. Edelman fue uno de los dnco miembros de la Organiza-
eón Judía de Combate que condujo la insurrección del Ghetto de Varsovia.
lEs ésta la cara visible de una "nueva" tragedia? Los cuatro restantes fueron: Mordejai Anilewicz, Mijael Rojzenfeld, ltzjak
Si toda tragedia debe su culminación al retorno del exceso en (Antek) Tzukerman y Hersz Berlinski.
El subrayado es nuestro.
2"l. No pocas veces bajo la faz de "diversión obligatoria". 33. Detenernos en el resto de esta elaboración excede este marco, por lo cual
.10. Cosaka, ). C. Gurman, L Una verdad así, trabajo leído en la Reunión referimos al lector a la obra de Vidal-Naquet cuya lectura, por otra parte,
nos parece imprescindible en más de un sentido.
I..Kanoamericana de Psicoanálisis, Bs.As., 1995.

1:111
131
FANTASMA Y PULSION resto no retorna desde lo real; mejor dicho, no hay vía por la que
lo real retorne y limite el alcance de este "nombramiento" asesi-
no que implica la selección, que reduce al sujeto a una pura nada
Que la vida fuera un sueño tras la reali- de un cueipo dispersado en el humo, un cuerpo borrado de la
dad radiante del campo era lo que resultaba palabra. Que lo real retorne en el delirio de un cuerpo .9..ue se
terrorífico. tu~r~~ para aTO]arseen un SigñifiCante excluido34, no es lo mismo
J. SEMPRÚN qu_~ la abstracción que des-realiza un cuerpo borrándolo de la
faz dellengu~e. Este "nombramiento" de la selección no nom-
bra nada, simplemente asigna el rótulo de las alternancias de la
1 - La nadificación selección, y convierte al sujeto en una "nada absoluta", como
referencia obligada de un resto no humano.
Ya hemos pasado lo peor, Si en la fordusión hay retorno del resto, en la nadificación
ya hemos sido asesinados. hay su desabono, su supresión, para sostener, precisamente, la
~ Lualabra nadificante, "identificación" feroz que conde-
l. I<ATZENELSON na al exterminio, no es voz real que retorna, no es signo
perceptivo iluminado, no es resto diurno que no aplaca su car-
lCómo se adviene a lo a-discursivo? lPor "animadversión ga. ~s ell!l:!ro símbolo. En él coinciden la perversión de una gra-
visceral"? lPor ingenua condición? lCómo postular un pensa- mática y el poder de un nombramiento que determina
miento que no entre en las cuestiones del Bien y del Mal? lQué unívocamente un referente. El sujeto así seleccionado queda ex-
dimensión otorgar al fantasma en un sistema de lenguaje que se pulsado de toda posibilidad de no ser eso que lo nombra. El yo
presenta como a-discursivo? de esta gramática, advenido al lugar de agente, establece la uni-
Definimos, con Lacan, el momento del fantasma como un dato versalidad del objeto, la fuerza del verbo y la ineludible
de la subjetividad que sigue sus mismos avatares, momento que complementariedad entre ambos. "Nombre" impuesto que no
no es -o no sólo es- el de la fulguración del instante de ver sino ~~!~!!!?e sino que clasifica, marca numeral de la selección que se
el momento constitutivo, marco lógico en el que el fantasma pasa graba en la carne cancelando toda otra inscripción posible, toda
a funcionar. El fantasma es estabilizador del movimiento subje- lectura, toda repetición.35
tiv_(), -~-=~_e_~~~eseo y ~turación dei movimieñto-d"eiaan- Nadificación: cancelación de lo fallido, del retorno, de lo que
gust:i_~!- respuesta y disparador del deseo. A_!l.L~~-mde el Otrore- aparece en su desvanecimiento. eJú la voz -no alucinada, sino
quiere_ en su che vuoi, el sujeto responde con la reproducción J?.Ura voz amatical- suprime la vía de la angustia: donde lo real
fantasmática en el síntoma. marcaría un límite, la na ificación anu a toda posibilidad de ele'i,-
Pero lqué sucede cuando no hay che vuoi; cuando el fantasma _ción alienante. Y, una vez seleccionado el objeto, sólo hliy q¡te
no es escena, ni frase, ni axioma sino que simplemente no es? ~tender a la voz -gramatical-: ella no engaña36, ya que su corr~lato
Más aún: ~9~~!'::l_c:de ~i el fantasma está proscripto de arti_~l~~s.e es el horror. ~i~ an~_!i~-~~1()_~~-!!~-':~~ñ~-~-! s_ujeto ante el
mmo tal?
lQÜt{~~-~~~~pros~!iEción? 34. Como el presidente Schreber tornándose, vía el delirio, la mujer de Dios.
Es lo que lJ~~~-.l!!.~_n._adificación. fer:9l_co~~~C~_!l1_9_S E()r_~E!~ir 35. Sneh, P. Shoah no dice "holocausto". Op. cit.
lo que no es: J!O ~s _forclusión, puesto que lo expulsado como
36. Aunque la pulsión opere gramaticalmente, es necesario diferenciar,

l:ll 133
dc~co del Otro, el horror da testimonio de la certeza de la utilización específica y sistemática del lenguaje como apariencia
nadificaciÓndelO-tro;-aquíño ha lugar el che vuoi como pregunta discursiva, en la pretensión asesina de una voluntad sin sujeto.
del sujeto~-nohay7nminencia de porque se trata de otra temporali- No hay discurso en tanto no hay sujeto como lo representado
ddd, más bien, de ninguna temporalidad. La angustia -inminencia por un significante para otro; más bien hay un "entre
y vacilación- es abolida por la atemporalidad del horror. significantes" que no adviene, que ha sido activamente expulsa-
do, que cae, por así decir, dentro de la alambrada.
"Warum? La frase inaugural de un texto de J. Semprún ubica la consti-
Hier ist kein warum" 37 tución de lo que llamamos "momento" -es decir, el instante en
la perspectiva de lo nachtriiglich- en relación al fantasma:
Eso que no hay no está "verworfen", sino reducido a la "Están delante de mí, abriendo los ojos enormemente y yo
nadificación a la que arroja un lenguaje de abstracción, una pala- me veo de golpe en esa mirada de espanto: en su pavor.( ... ) Des-
bra que desanuda el cuerpo borrando el lugar de su resonancia de hacía dos años, yo vivía sin rostro. No hay espejos en
en la postulación de un lenguaje "puro", que pretende decir el Buchenwald. (... ) Ningún rostro sobre ese cuerpo irrisorio. (... )
Bien sin vacilación ni malentendido. Una palabra derivada de sí contemplaba mi cuerpo, cada vez más borroso, bajo la ducha
misma, idéntica a sí misma, presentificación de la Ding. semanal. (... ) Me observan, la mirada descompuesta, llena de
En la gramática de la selección no hay retórica que advenga al espanto. (... ) Pueden sorprender, intrigar, estos detalles: mi ca-
lugar de esa gramática haciendo surgir un sujeto en Otro lado. beza rapada, mis harapos estrafalarios. Pero no están sorprendi-
Allí la ura "letra", marca no vaciada, es nombre puramente nume- dos ni intrigados. Es espanto lo que leo en sus ojos. No queda más
ral de la selección; e acciOnar e esta gramática no se pulsionaliza, que mi mirada, eso concluyo, que pueda intrigarles hasta ese punto ...
es decir, no da lugar al juego de inscripciones. Esto actúa en el Es el horror de mi mirada lo que revela la suya horrorizada. Si,
lugar del fantasma, como articulación bizarra fuera de la función en definitiva, mis ojos son un espejo, debo tener una mirada de
fantasmática. La respuesta del Otro (estrictamente, no es un Otro, loco, de desolación." 39•
en tanto éste es un modo del sujeto) ahí no incluye posibilidad
subjetiva alguna, es respuesta de puro cuerpo. Cuerpo ,ill>- Momento hecho de malestar indefinido, momento construido a
pulsional, in-significante, pura carne ... figuren, schmatte, stücJc38. lo largo de los muchos años que le tomó escribir este texto, al
El nazismo, en tanto lenguaje a-discursivo, constituye una borde de un espejo que siempre puede licuarse. En ese borde se
inscribe una distancia como segundo tiempo -inaugural- de la
mínimamente, pulsión y gramática, puesto que la pulsión se define como liberación: "me veo en el horror de su mirada". Encuentro con el
tal en el movimiento de su retorno, al recortar el vaáo del agente que, en su
falla, remite al fantasma y a su lógica. Por el contrario, la gramática fuerza,
Otro en el otro -semejante- no nadificado, que establece, de gol-
por definición, al yo al lugar del agente. Por cierto, las cosas no se reparten pe, el envío -brutal y humanizante a la vez- hacia un fantasma
tan limpiamente: cuando decimos que la pulsión es gramatical, estamos ha- que devuelve a lo real como registro, es decir, como articulación.
blando de la violencia de esa difícil articulación entre ambas, espacio que
creemos nombrar al hablar de neurósis traumática. Si la neurosis traumática
Lo dado a ver no es una imagen sino una mirada. Es ahí donde
inscribe algo no dado a la retranscripción, la nadificación nombra la anula- surge la angustia; donde todo recomienza, donde hay el comien-
ci6n de toda inscripción posible. zo de un tiempo humano, la subjetividad posible de un univer-
17. "lPor qué? 1 Aquí no hay por qué". Diálogo sostenido por Primo Levi y un
guardia en Auschwitz. Survival in Auschwitz, Colliers Books, 1961. El subrayado es nuestro .
.IH Marionetas, trapos, piezas. 39. Semprún, J. La escritura o la vida, Tusquets Editores, Barcelona, 1995.

1:\4 135
so descompletado. Más rigurosamente: la subjetividad como an- Al decir de muchos sobrevivientes, sólo pasado un tiempo,
daje en lo real, inscripción de imposibilidad de todo universo. una vez que comenzaban a reponerse físicamente, aprehendían la
Este inadvertido y horrorizado hermano que Semprún dibuja magnitud de su soledad. El despertar de esa pesadilla fue quizás más
wn insoportable belleza, este frater que ofrece un punto de mira, dolorosa que los años de reclusión41 • "En aquel momento" -dice P. Levi-
un anclaje para la propia mirada, marca un pasaje: del en que sentíamos que nos convertíamos en hombres, es decir, en
avtoadelphos -la identidad de lo propio- al adelphos. Semprún seres responsables, volvían los sufrimientos de los hombres* ..."
ubica en su escritura el lugar del hermano de discurso que partici- Este pasaje -de nadificación a trauma- precisa ser ubicado en la
pe de su lectura. praxis puesto que no se trata, entonces, de "apaciguar" los efec-
lQ':!~~~-~_E.__e._~-~~~~-<!~.!!~.I.:rO_!'izad,~ sin~~.E~!<!_E!i!~~~__9.__u_: tos del trauma sino de constituirlo en el lugar donde la castración
lo re!<?!.~_a_5le l~_su~tiv!~~d ~ancelada?. opere como objeción a esa muerte: la muerte de lo nadificado, la
Es la mirada de un Otro, e~ugar y efecto de discurso muerte del campo que se atraviesa, que se deja atrás42 • La con~­
(es decir, en tanto ahí algo hace tope al significante que repre- ~u~iÉ_!!_ del trauma i~_e!ic:_~~~~-~st~_la.,r_~~ h?riz?n!:.~~!~_!~al,
senta al sujeto para otro significante) lo que instala el trauma en reinstalar la distancia entre muerte y castración.
tanto articulación a la dialéctica del inconsciente, como horizon- Aq1iL-nuévamente~Vüe1Vee1-iiiáTiSi;;.·&z_lM!_niqo:
te de repetición. Tope en la cadena indeterminada de significantes Efhorror, como se ha dicho innumerables veces, surge donde
que es posibilidad de que la cadena repita. Mirad~ en función aparece "lo que no tiene nombre", lo que la palabra no llega a
retórica, en tanto señala un lugar del Otro donde el trauma pue- significar. Paradójicamente, el horror constituiría entonces el
da constituirlo. Este E?_asaje de la nadificación al trauma opera consti- paradigma de la subjetivación en tanto presenta lo que el
l!!Jf!ndo un borde subjetivo, un borde del que el sujeto se desvane- significante no llega a significar, en tanto hace tope a lo que como
ce pero deja en él la marca de ese desvanecimiento. significante del Otro pueda representar al sujeto. Cuando el dis-
Esne_~~~rio insistir en diferenciar aquí el estatuto de esto 9.ue curso de los sobrevivientes es encuadrado en la psicopatología,
llamamos nadificación y lo que se define como trauma, puesto que es precisamente el horror lo que aparece significando al sujeto,
roristituyen dos Órdenes diversos: ya que "sobreviviente" es el nombre que se le asigna. En ese mis-
· JJáálf1caci_§n alude a un movimiento que partiendo -inevita- mo lugar donde el malestar indefinido acosa al ·sujeto:Ia
blemente- del discurso, pretende suprimirlo. Sólo si la "maqui- psicopatología Cíaillíca y habla de 11el sobreviviente" así como
naria" -que opera desde su compacidad- falla en la abolición, J:úióla de "la anoréxica". Malestar indefinido, pero determinado
están dadas las condiciones para que un borde subjetivo tenga por un horror que arrasa con la ficción, es decir, que arrasa con
lugar; si y sólo si algo del Otro -su efecto- reintroduce el" entre el espacio en cuyo marco la angustia puede no engañar.
significantes" en la violencia de la pura determinación del len- El horadamiento de lo que aparece en el" estoy muerto"43 -en
guaje, el sujeto que logre sustraerse advendrá al trauma como la enunciación imposible pero irrevocablemente verdadera de
modo de inclusión en el discurso.
Trcwma es lo que ubica al sujeto incluyéndolo como excluido y al 41. Ha'Entziklopedia shel Ha'Shoah. Op. cit.
efecto de la maquinaria como lo que no ocurrió. ~quí ti:.ffUma_~a­ • El subrayado es nuestro.
wce en la vía de lo que Freud de~ara la neurósis traumática40 : 42. En palabras de Semprún: "cada día me alejaba más de ella". Cfr. La escritu-
lo '"' advenid-o~--- -- -· -------· -------------------·- ra o la vida, Op. cit.
43. Como dice Elie Wiesel: "He venido a Sighet a contarles la historia de mi
•111. Frt'ud, S. Más allá del Principio del Placer. muerte". Cfr. Testimonio y crisis.

1;\tl 137
Id muerte en primera persona, de la muerte acaecida y pasible dejar de caminar y que, con la certeza de lo que le falta, sabe que
dt!desaparecer del horizonte de la vida- supone el pasaje de la cada lugar y cada objeto no es eso, que no puede residir aquí y
coagulación en el fenómeno a su vacilación en el fantasrna 44 • contentarse con aquello ... " 46 Es decir que la~j~_tica ~t!_~i_g~en
La con~t!_tl1_c_!ó_n_ ~~11:11bo_~_cle_~u~~~~~~~-11~~-~~~-~-~-~!.. P~-~~je­ una distancia con el ser y en el esfuerzo por cancelarla, esfuerzo
vía inscripción-- de la frase con_gelada a su articulación que -sesostiene en ro·ínTranqueable ae esa aistancia.
fantasrnática.45 srrio-hay-registro de..lo-reafño hay''por donde ia Por-el contrario, la mística nazi47, desplegada en torno a los
pulsión-pueda dar la vuelta", por tanto no hay movimiento que símbolOs cósíhicoSde-~ente y sin distancia, opera~n
produzca el vacío del objeto donde aparezcan los objetos pro- sentido contrario, no apunta al vaciamiento sino a la compad-
ducidos por el saber. Lo que sí hay -el producto- es otra cosa: es
dad:efazul de los ojos del ario el cielo-mismo. Por eso la ma-
elementos del fenómeno. quiñaria funciona desde la compacidad de la abolición. El ser de
la selección es un ser positivizado, sin posibilidad de sustraerse
11 - La proscripción del sujeto a la certeza de la maquinaria que lo clasifica según las alternati-
vas de la selección. Y el no ser no es. Si algo, corno ser un
¿Dónde están mis muertos? Los busco, Untermensch 48, hace objeción en lo real a esta simbólica, el exter-
Dios, entre los desperdicios. minio confirma el postulado. La clasificación se instala en ellu-
g~r de la filiación, !~ cual queda abolida (t::n tanto ésta no_es ~~o
l. I<ATZENELSON discu~)- El Untermensch no es un Mittmensch, no es prójimo
ni semejante. Simplemente, no es. Más rigurosamente: está
l~órn()
ha_blar, de un movimiento "puls.ional" que no se ins- proscripto de ser.
cri~~~ una_~~!!~~ de pura a!!~!na!_l~<!~!os__t~_l!!ino_~--<!~ la En forma _análoga a la mística, el efecto del fenómeno es el des-
selección?
·-- ~---- borde imaginario; desborde en el sentido de que en el punto de
Creernos__válido el intento de intt:rrogar -~na posible la no-constitución del fantasma lo que aparece -por déficit o por
rnetapsicología de este movimiento, aun a riesgo de ese desliza- plenitud del I(.A)- es 'una inoperancia del i(a) corno tapón. Para
miento tan
amano eneste borae:tim1Stica~Hnesgo-esconcre­ ser más precisos: no se trata de la no-constitución del fantasma
to y- cer-cano, pero quizás mayor sea-el riesgo de no decir nada. sino de su_~~ipél~n, su supresión.
Comencemos por aclarar que la noción de mística ligada al l:~~nsecue~cias ge esto son vari~~es:
g~ce- f~-me~!no -p~radigrnáticarnente la mística de los teó~<_?_gos Por un lado, el arribo a la máxima "locura del yo": llevar el
negativos (Meister Eckhart)- opera en el sentido del vaciamiento desconocimiento a un grado tan radical que niegue Ia distancia
dél ser, en pos de la vivencia direc-ta de la unión no mediada-con
el sersupremo, desplegada en un espacio indefinido de ausen- ¡-,
cia de sentido. "Es místico todo aquel o aquella que no puede 46. De Certeau, Michel. La fábula mística, Universidad Iberoamericana, De-
-.J¡:)artamento de Historia, México, 1993.

44. Como testimonia un analizante, sobreviviente de la matanza: "No estoy de 47. lPor qué, aun con todos los reparos y diferenciaciones con lo que entende-
acuerdo. Si estuviera muerto, al menos no tendría que dar testimonio." (Co- mos como "mística", hablar de una mística nazi? Porque se juega en una
municación personal de I.R.). comurúcación directa con el ser. Esto se despliega in extenso en el capítulo O
Deutschland, bleiche Mutter.
1!i Nos preguntamos en qué medida podría operar en esta línea la vivencia del
1

1
eniaeiabüraCión aeía
Jolor, a la manera de foque FreÜd própoñe" neurosis 48. En alemán: "subhombre", calificación otorgada a los judíos por la clasifica-
ción racial nazi.
;.;1ática, COJl10~_!I~~5!_~~-~ingular en el cuerpo.

I~H 139
"'nlrc el ser y el yo. E_11 e~~ _S~!l!iq~~ -~~ i.Q.é_ll.ti~~ _a 1ª p_é_ir~n':>l_a: ~­
Nabcr sin sujeto supuesto.
Por otro _lad__!l_,_ es~~ __f\lE.<=!~-~a!!!!e~~-E.!':>d uc~. !!~él_Í~-~-tt_~j_ón
,¡,.¡ símbolo. De este modo, la mística hace brillar al fetiche por
muy negro que sea. Tomamos en este punto el términojdolización
de Winnicot como adecuado ya que -sin. coincidencia con él-
l S><S2
---
- a l
sirvea-los fmés teóricos. Pero es necesario-señá1aruna-di1eren- El S no es aquí sujeto dividido sino una interrogación que,
cia fundamental: el-fetiche muestra y oculta al mismo tiempo; aun si apareñfauí)J.carla-falta, ño-UbíC~i'aTSújeto ímplíéándo1o
-------.-~----~-------------·"·~·--- ---;- ---
en cambio el ídolo opera por pura presencia49 • en esa falta. Es una interrogación no subjetiva. El a es aqut una
En este "ídolo" hay algo de lo pulsional reducido a la acción denómiñación técrucad.eiObjefó, no opera como la letra de su
gramatical, a la acción verbal del zwang, que permanece por fue- vaCiamieñto. El objeto de la técnica parece suprimir la imposibi-
ra de toda inscripción. Más rigurosamente: no hay el registro de lidad. La técnica produce objetos para el consumo masivo a par-
la imposibilidad de su inscripción. Diríamos, casi, que se trata tir de los desechos de la ciencia en su trabajo con el saber. El S2
de algo que opera como alternancia, algo ubicado en el lugar del no es un saber hacer sino un "puro hacer". --
tiempo del antecedente -lógico- del narcisismo: un "yo/no-yo" --ra·Circulación por los componentes de este "discurso" eviden-
en continuidad, asimilable más a "persona propia" como lugar cia dos disyunciones; mejor dicho, dos alternativas reversibles: la
de pura violencia.50 Expulsión no del goce sino de lo que hace alternancia entre el St y el a no está signada por la imposibilidad.
diferencia, alternancia sin discontinuidad. Gramática que no No está inscripta la imposibilidad en tanto no hay disyunción
supone ~corrid~ '!~J'lq\1_~ ~í a~~nte (decimos un agente y no su obligada (traumática, en tanto la disyunción supone una carta
iugar}({~!~"Yiolen_cia:l~~soi!Q. Gramática, queremos decii,como forzada) "o no pienso o no soy". La circulación es de a pares, no
lo que instala al agente aboliendo al sujeto. El agente queda así hay el cuarto de vuelta propio del movimiento discursivo. No
positivizado, sin distancia de sí, coagulado, ya que no se articula hay i~scripci~~--~~ ~~P~~~~~!.i:t:!él_~.~n_!J:~~l.!~~fica~t~-L~~-~!~F~
en un recorrido por lugares que, por definición, son vacíos. t~~ ~~.~~~!! _ q~t:.~~--~~i~t-~ -~~ __Il.Q!U~~~-()() ~- ~-ll,_!()_ta_I!dad~_p()! ~1
significante. Claro que entonces ya no se puede llamar a eso "ob-
111 - Un discurso ciego jetoií o ;, significante".
En ~1 di8_ct1!S()5~P_itél!!s_~éi _<:_i!S~l~~lasifi._cac~~-~-la a~~r­
En este punto es preciso retomar la elaboración del discurso 11

na~cl~ de la selección, de allí que Lacan diga que en este "dis-


capitarrsta":" En tanto Lacan rehúsa categóricamente escribir un curso" se registra la verwerfung de la castración51 •
11
discurso perverso" (ya que, como dice, "no hay más que los -Un-¡¡ discurso"- que repudia la castración por fuera de sí, un
cuatro"), ¿qué estatuto tiene esto que llama discurso capita- 11

"discurso" que no es discursivo ... Un "discurso" en cuyo marco


lista"?
el discurso científico-universitario vira a sistema científico ...
Q!:!izás_ est~-~~-~~~~5~Pi..~~~~t~(_!l~~~~!l_l~un n~~vo fantas-
ma~.sl~ la cultu!_~g_~e-~nsiste en la destru~ón de !o subjetiyo
, '49. En el marco de esto que llamamos "desborde imaginario" cabe preguntarse por_e!_!._ul_l~ÍO!l~!I'iell~o de la máquina, un fantasma poblado de
'qué _t!!)tatu!?_ otorgarle ~~~gresividad, la cual, en el fenómeno, puede ser
máx~ma o_esta~~· 51. Lacan, J. El saber del psicoanalista.
~0. Cfr. freud, S. Pulsiones y destinos de pulsión. 52. En el sentido de "fantasma de época".

1411 141
burócratas y musulmanes53 • SustituidE_ el_<!~!'~r~~ ~~-~l!lP _p_o._r_(;!l Producir un discurso -el discurso de amo- implica la inscrip-
discurso capitalista, en tanto en éste no es imposible la relación ción del lugar a partir del cual los otros tres discursos podrán
entre SI y a,_ q_'!_ª~e~~ªfta-~~}!~~~su-:f!aiísJormacz(fneñléñg;jjfe seguir las leyes de transformación vía la operación denominada
nazi. Quizás quepa hablar de "un nuevo siniestro" en tanto que, "cuarto de vuelta". Esta operación no es azarosa, no es un puro
al fin y al cabo, es otra vez O limpia con los ojos sin mirada. Cómo accidente de representación, no es un imaginario convencional56;
bien describe Primo Levi la mirada de un musulmán: luz perdida es, por el contrario, la operación que habla de una estructuración
de una estrella muerta. cuatripartita.
La producción de este primer discurso -discurso de amo, re-
presentacion del sujeto por un significante para otro- i~lica_!a
IV- La objeción poética antecedencia lógica de un campo articulado de significantes, un
camp-o preexistente que aún no es discurso y, por otra parte, la
Y vete, llévalos en tu seno, a todos los
extraterritorialidad de un significante que establezca la diferen-
rincones del mundo, y busca, mas no
encuentres un nombre para ellos.
cia entre significantes; es decir, un S1 que haga al S2 -lógicamen-
te preexistente- diferente de sí mismo, haciendo surgir un suje-
J. N. BIALIK54 to que no es ninguno de esos significantes pero que es repre-
sentado por uno, un S1 que lo articula a un saber en la operación
Lo que llamamos interrogar el eufemismo se torna necesario que establece diferentes lugares.
como operación de desmontaje de este lenguaje. Por ello debe- Cuando, en referencia a los discursos, aparece la fórmula "el
mos recordar, aun si brevemente, la articulación de los discur- saber es el goce del Otro", esto no es una "descripción", la expli-
sos55 para situar lo que decimos.
cación de un concepto, sino que se trata de una articulación lógica
El discurso aparece como estructura necesaria que "excede con que implica que el saber se articula según sus límites, siendo ese
mucho a la palabra" y que subsiste en ciertas relaciones funda- límite el sostén lógico de un saber. El saber sabe por el tope así
mentales que no pueden mantenerse sin el lenguaje, instalán- como la gota de agua sabe descender por la ladera de la monta-
dose cierto número de relaciones estables que van mucho más ña hacia el mar: sabe de su recorrido por los topes con lo impo-
allá de las enunciaciones efectivas. La exterioridad de un signifi- sible. El sostén lógico de ese saber, su ley, es que la ley es dada
cado con respecto a ese campo previamente estructurado de un por los imposibles.
saber es el punto de partida de todo discurso. Ahí se produce el
P~ro si~!.?~l!~--~':l!r.~~sta diferenciación, si ese campo previa-
espacio de un supuesto: el sujeto, "en tanto representa este ras- mente estructurado de saber no sufre la intervención de un S1
go específico que debe distinguirse del individuo viviente". Es (un sigñificañte que secfiferenda~defs; yque'asu'vez dlt"en?ncia
decir, l_a_ ~~~aci,ón de e~tracción del S1 p_roquc~~el_espacio de a éste de sí mismo) lqué ocurre -se pregunta Lacan- con lo que
suposi<j.~~~ubjetiva_g!le no coincide con el individuo viviente.
nos encontramos en la-experiencia analítica ba.E la formi-de
súperyó? Eso, entoñ:ces;-se.torña"i·efiáctário a·toda Inscripción
53. Así se denominaba a Jos prisioneros de Jos campos que sólo conservaban el qúelo-vacíe y en el lugar de la inscripción suprimida aparece la
aspecto orgánico de la vida. Quizás la denominación aludía a los trapos con ferocidad del superyó. O quizás habría que decir: sería la feroci-
que cubrían su cabeza, o quizás, al fatalismo del Islam.
dad del superyó si hubiera tal cosa.
~4. Del poema En la ciudad de la matanza.
~~. 1.o hdcemos siguiendo el libro XVII del Seminario El envés del psicoanálisis. 56. Como ser el giro de las agujas del reloj.

142 143
Estigma sin repetición que graba la predicación en el cuerpo y cámara. Ellas lo rodearon y lo ordenaron permanecer con vida
expulsa de allí al sujeto. Por tanto, aJ:t~ lo que llamamos superyó para brindar testimonio.
sostie11e.:ji~pru~~~-de-_!a realidad del predicado; no)~_~el_~u­ El vió, el sabía, pero esa mirada y ese saber estaban fuera de
~~· Este queda necesariamente expulsado en calidad de lo que este mundo. lCómo contar -dentro- la historia de su propia
puede hacer objeción a la gramática en la que se sostiene esa muerte? lCómo contar con ese cuerpo sin volver a caer fuera?
predicación. L~ g~améi_t:i_c.éi_~~~~-~!llática- aloja al euf~l!l:!~ll_l_O ¿cómo contar con ese cuerpo que habitó la "Nada" y conserva
en tanto ~~~~~~~~- u~~_yerc!~<!_~~cha !<?~a. Co~~-~1-~rí~-~1 la marca de su ruina?
correla!o d~~n S.\lJ~t~~eno, pe!_o_ ~~ ~~-l!!~~!t::~!~~el_~i~f!cél!lte En cada palabra de su testimonio, repite el gesto de salir de la
sino c~lllo efecto de lo peor. La verdad plena no puede ser otra cámara. En el universo desolado y vacío de su sobrevivencia, ahí
que la de la palabra "pura": el imperativo. Pero hablamos del donde él es el yo solo. Uno, (es decir donde no hay a quién hablar),
imperativo no como antecedente del advenimiento de un sujeto vuelve a entrar en ella. Entre uno y otro gesto: el vértigo de la
sino ~l...~l!l-P!rat:ivo_~l!-~ lugar mismo de la acción58 • En esta ac- nadificación. Porque lcómo decir que se sabe eso y, al mismo
ción el saber no se articula a un imposible, el saber no se define tiempo, decir yo? ¿cómo operar una inscripción que suture y
por sus topes, no hay registro de lo real como imposible. Al lu- vacíe ese vértigo en un despertar, es decir, en un relato?
gar~~ la ~.l?i~~~n .5!f!_lo rt:a1-objeción que no es sino consecuen- No podemos menos que recordar aquí un poema de Primo
cia de la castración- a~~~_!!_e_~!-~~!:.'!~":o. Levi:
Ahora hemos reencontrado nuestro hogar
lCómo objetar el anonimato de este imperativo de nadie para Nuestra hambre ha sido saciada
nadie? lCómo horadar su feroz permanencia en la lengua? Todos los relatos han sido narrados
Digamos, lCómo hablar de inscripción cuando se está en la Ya es tiempo. Pronto habremos de oír
ciudad de la matanza? lCómo encontrar, al cabo de la muerte, la extraña, ajena orden:
en el cuerpo nadificado, la resonancia de un decir por fuera de Wstawach!*
la voz gramatical?
lQuién hablará en la oscuridad última? Eso, que en el poema aloja la palabra radicalmente ajena a toda
Dice Simón Srebnik, que en los últimos tiempos del extermi- subjetividad, la orden asesina, el imperativo de nadie para na-
nio contaba trece años: die, se vuelve monumento y herida en el lugar mismo donde el
«Todo lo que había visto hasta entonces eran muertos, solo sujeto, abstraído del lenguaje, fuera de toda poética, era inexis-
cadáveres (... ) Pensaba: 'Si sobrevivo, voy a ser el único en el tencia obligada y suprimible del discurso. ~l_poema es un inten-
mundo. Ningún otro ser humano, yo sólo. Uno'.» t~_vacilan!_e y exitoso a la vez, de fu~~arse_ ahí don<i:~-~_l)a sido
Srebnick, llamado el niño cantor (porque su bella voz le valió proscripto. Pero lacaso hay algo que impida que la extraña y
que lo retengan con vida y lo incluyan en un sonderkommando) ajena orden diga "ya es tiempo" y vuelva a arrasar con el tiempo
cuenta que una vez, mientras observaba en silencio cómo un de lo narrado?
grupo de mujeres ingresaba a la muerte, de golpe entró en la lEn qué astatuto queda la ficción una vez instalada en el len-
guaje la maquinaria del exterminio?
57. ¿5e despliega en esto un superyó "pre-discursivo", al modo quizás de lo así
llamado "materno-arcaico"?
SH. Subrayemos: de la acción, no del acto. ilevantarse!

144 145
TESTIMONIO Y CRISIS LPor qué decimos esto? Diríamos: Lcómo no decirlo, cómo evi-
tar registrarlo frente a los hechos? Porque si en los años '30-' 40 el
lenguaje en Alemania fue capaz de abolir la historia como espa-
1- Cuestiones preliminares
cio subjetivo, si en los años '70 el lenguaje impuso en la Argenti-
na un proceso de anulación de toda inscripción histórica basado en el
1 exterminio, lqué quiere decir que en los '90 un adolescente_ gue
Me era materialmente imposible
permanecer callado.
1
habl~--~~~ellano, cuando quiere decir que no tiene problemas_ o
1
, pr~cupaciones, dice no teng01il8ioria? lQ~é es este bienestar aso-
THOMASMANN ciado a la ausencia de historicidad? lCuál es el estatuto de este
bienestar-y, sobre todo, queeslo que este "bienestar" ubica en
lCuál es el gesto que el fenómeno impone a la clínica? lCual calidad de malestar?
es -si cabe preguntarlo- el gesto que la misma posmodernidad Queremos subrayar que el registro que nos convoca a pun-
impone a la clínica? La pregunta es pertinente porque, a nuestro tualizar esto es otro que el de hechos tales como la magnitud del
entender, parece haber una línea que se extiende desde el nazis- Partido Nacional-Socialista Argentino59, la indiscutible filiación
mo corno fenómeno hasta lo que hoy se ha dado en llamar "nue- prusiana del Ejército Argentino60, el refugio encontrado en el
vas patologías". país por los jerarcas nazis en fuga 61 o las enormes svástikas que
Para avanzar sobre esto es necesario establecer que la consi- presidían las torturas en la ESMN2• Tampoco nos referirnos al
deración analítica enfoca al sujeto en su radical discordancia - registro socio-político de la aparición del neo-nazismo en el
para bien o para mal- con toda naturaleza. Y lo que se conoce mundo. Todo esto transcurre de algún modo, aun si clandestina-
corno "nuevas patologías" conlleva el riesgo de adaptar la clínica mente, en el registro de las inscripciones históricas, incluso en
a un enfoque indefinido que puede variar desde los "nuevos retornos tan groseros como las bandas de skinheads.
paradigmas" hasta un "enriquecedor eclecticismo" pero que, en ~ása!!~ de_~sto, apu~!~mos a lQ que~~ido_~~ul~ad~~e
su diversidad aparente, no deja de consistir en modos, diversos todoreg_i~!!'~--~e l~ hi~t~!i~~ y~)~~E~!~~-C?_t!a gue lo _hi~Q__P.osible.
pero coincidentes, de la eufemización. Entendemos que todo decir del ser que se pretenda no sujeto
Cuando hablamos de clínica no nos referirnos a una "abstrac-
ción profesional" sino a la especificidad de una escucha, especi- 59. En los años '30, era el más grande en número de miembros después del
ficidad que se juega no sólo en su particular modo -la transfe- alemán. Para celebrar la anexión de Austria se llevó a cabo un acto que debió
realizarse en el Luna Park debido a la magnitud numérica de sus partici-
rencia- sino en las singularidades propias de la lengua en la que pantes.
discurre. Por eso cuando hablamos de nuestra clínica no pode-
60. Filiación en la que se inscribe la fascinación de Perón (y de tantos militares
mos desatender el hecho de que la lengua en la que articularnos argentinos) con Clausewitz.
nuestra práctica ha padecido el congelamiento en el eufemismo.
61. Refugio propiciado no sólo por una comunidad alemana simpatizante con
No se trata de homologar -borrar las diferencias entre-la es- el régimen nazi (había en el país 330 colegios alemanes, en la mayoría de los
pecificidad del genocidio en la Argentina de la dictadura con la cuales se saludaba con el brazo extendido y se juraba lealtad al Führer) sino
l'Specificidad de la Shoah, sino del hecho de que nuestro idioma por la clase gobernante que recibió a los prófugos con inequívoco entusiasmo.
mtidiano permanece lesionado por la novedad de una voluntad 62. Cfr. Informe Nunca Más. Op. cit.
dl· .1bstracción inédita en la historia humana hasta el adveni- 63. Subrayamos: lo expulsado de la historia, no lo que la excede y, por tanto, la
lllil•nto del exterminio nazi. funda.

14h
147
,1 la operación discursiva termina siendo una predicación inscribe pero que, a la vez, es necesario inscribir para que el due-
fenoménica. Pero también consideramos que es preciso detener- lo advenga. Punto de incurabilidad, penoso e inevitable, punto
nos en algunos "nuevos discursos" que hacen necesario repen- de inicio que es también punto de arribo. Una lectura clínica
sar ciertos conceptos de la práctica, siendo que ésta nos pone implica aquí una lectura de los imposibles caminos de arribo. El
ante presentaciones inéditas. Quizás hay que decir que vemos fenómeno, como expresión y sede de una voluntad de abstrac-
cómo la neurosis se toma de nuevas formas del malestar y cómo, ción, requiere en la clínica de un trabajo de horadamiento, de
a su vez, a esas nuevas formas se le opone la operación eufemís- disolución de su densidad a-discursiva. Y ese trabajo pasa por
tica. Pero esto, que es cierto, no es suficiente. Tampoco alcanza reconocer cierta dimensión de irreparable a lo que afecta, a par-
con la descripción minuciosa, angustiosamente verídica y deta- tir del nazismo, nuestro discurso cotidiano.
llada del horror, sino que se hace necesario el análisis de sus Hay aún algunas consideraciones más que son necesarias an-
marcas -o, mejor dicho, de la ausencia de las mismas- en la es- tes de encarar la cuestión, consideraciones con respecto al fol-
cucha. Ubicar coordenadas del fenó~eno no a!canza Eara ~n­ klore psicoanalítico en torno al par víctima-victimario y al desli-
cluirlo en la historia en tanto esEacio subjetivo. Es necesario algo zamiento de la víctima al banquillo de los acusados de maso-
inás allá de un ordenamiento. quismo -el más grave de los pecados de la moral occidental y
Insistimos: no- -tratade
se pensar la "cuestión nazi en el con- psicoanalizada-, consideraciones que declinamos argumentar
sultorio" sino de sostener la escucha -como destino de discur- para dar lugar a una cita de Primo Levi: .
so- ahí donde esa "cuestión" hace marca en el lenguaje vía una
voluntad dirigida a eliminar esa marca. Tampoco se trata de re- "Dejemos las confusiones, los freudismos mezquinos, la mor-
laciones causa-efecto que marcarían una linealidad de los he- bosidad, la indulgencia. El opresor sigue siéndolo y lo mismo
chos. Pero siendo que hablamos del exterminio nazi, es decir, de ocurre con la víctima: no son intercambiables*."
un atentado -en la dimensión más criminal del término 64- al ( ... )
sujeto del inconsciente y a su posibilidad, lqué puerilidad pue- "Yo no entiendo de inconscientes ni de profundidades, pero
de llevarnos a suponer que eso quedó en el pasado, sin más con- creo que pocos entienden y que esos pocos son más cautos; no
secuencias que los viejos relatos del horror, los recuerdos "per- sé ni me interesa si en mis profundidades anida un asesino, pero
sonales" que morirán con las víctimas ya ancianas o el escándalo sé que he sido una víctima inocente y que no he sido un asesino¡
del documental fílmico? sé que ha habido asesinos y no sólo en Alemania, y que todavía
Cuando el relato en la esfera de lo público se eufemiza como hay, retirados o en servicio, y que confundirlos con sus víctimas
posibilidad social, hay un congelamiento en la noticia del horror es una enfermedad moral, un remilgo estético o una siniestra
que queda subsumido en la "tramitación mediática". Cuando, señal de complicidad; y sobre todo, es un servicio precioso que
por voluntad, todo se sumerge en una inutilidad homogenei- se rinde (deseado o no) a quienes niegan la verdad."
zante, la subjetividad del campo social in toto no puede sino que- ( ... )
dar afectada. "Los que tuvimos suerte hemos intentado, con mayor o me-
En e~!~~-~t~~~ic~mo~_~_na cuestión preliminar: la_l!l:>!S.~ció!) nor sabiduría, contar no solamente nuestro destino sino tam-
de lo irr~pi!_@E!~: H_a~ de irreparable, de incurable en esta~­ bién el de los demás, precisamente el de los 'hundidos', pero se
t_.ll'ión de la _s~~j~~"'i<:f~d, algo de eso irreparable que el duelo trata de una narración 'por cuenta de un tercero'( ... ). La demo-

··M. l>imensión obscenamente actualizada por sobre los escombros humeantes El subrayado es nuestro.
que pesan sobre Buenos Aires desde el18 de julio de 1994.

14H 149
lidt'ln terminada, la obra cumplida, no hay nadie que la haya Nuestra época -este tiempo que nos toca- aunque mezquina,
L'Ontado, como no hay nadie que haya vuelto para contar su pro- no deja de ser pródiga en novedades. Lo nuevo abunda y viene
pia muerte." a alojarse en todos los órdenes; la praxis analítica no es ahí ex-
(... )"No podré decir si lo hemos hecho, o lo hacemos, por una cepción y es así como nos encontramos con la ab_t!~~~fl_!~oj_e~ta
especie de obligación moral hacia los que han enmudecido, o de las llamadas "nuevas patolog!as" (denominación que, por aho-
por librarnos de su recuerdo, pero lo cierto es que lo hacemos ra, dejaremos.en'Ia nebuiosa-amhigüedad de un vacío concep-
movidos por un firme y persistente impulso. No creo que los tual pero que, de algún modo, podemos ubicar como la "expul-
psicoanalistas (que se han arrojado con avidez profesional sobre sión del objeto" de un circuito fantasmático y la caída de toda
nuestros conflictos) sean capaces de explicar este impulso. ( ... ) equivocidad, haciendo existir -pero no existe- el goce del Otro).
Los mecanismos mentales de los Hiiftlingtf>S eran distintos de los Esta prodigalidad retorna sobre las mezquindades, ubicando
nuestros.( ... ) Padecíamos un malestar incesante que nos envene- una más: la de los conceptos. El psicoanálisis es acusado de care-
naba el sueño y que no tenía nombre. Llamarlo 'neurosis' es sim- cer de los conceptos adecuados a es~.i?~~~logíasdicl\iSnü~~~sas.
plista y ridículo. (... ) El mar de dolor, pasado y presente, nos Nopocas veces, los propios analistas se hacen eco de esta acusa-
circundaba y su nivel ha ido subiendo de año en año hasta casi ción, en el sentido de pretender "superar" el "romanticismo ori-
ahogarnos.( ... ) sentían que cuanto había sucedido a su alrede- ginal" de los casos freudianos adecuados al"psicoanálisis tradi-
dor en su presencia, y en ellos mismos, era irrevocable." cional" y considerar las "nuevas" patologías subsidiarias de" tras-
tornos de la personalidad" o "trastornos del narcisismo" 67• La
11- Una lectura de la novedad"' profusión de comillas resulta más que elocuente en cuanto a la
necesidad de interrogar los conceptos; sobre todo, si se tiene en
cuenta la práctica frecuente de la selección de acuerdo a las dife-
El silencio de( ... ) era de otro tipo( .. .)
rentes personalidades para su clasificación.
No me preguntaba para evitar mis res-
puestas sino para dejarme la elección de Tratar de extremar los conceptos siempre tiene algo de nece-
hablar o callar. sario y, a su vez, algo de desatinado, aun si ese trabajo "albor-
de", ese recorrido por lo extremo, es una parte constitutiva de
J. 5EMPRúN nuestra práctica. Con todo, esto dicho "novedoso" señala un cier-
Bajo la perspectiva de lo antedicho, partimos de un nuevo to lugar donde los conceptos establecidos dejan algo por fuera.
comienzo: un posicionamiento que reafirmamos al hacer nues- lEn qué momento recurrimos entonces a "nuevos conceptos" o
tras las palabras del poeta: a conceptos "diferenciados" de aquellos que articulan la teoría?

LPara qué poetas Hemos introducido el término nadificación68, término utiliza-


en esta época mezquinn ?66 do para diferenciar lo que estamos intentando cernir de los me-
canismos de forclusión, desmentida y represión, diferencia que
ó5. Prisioneros del campo. sostenemos y que se tensiona en referencia a un concepto fun-
A partir de Sneh, P. Comentarios al texo: Shoah rw dice "holocausto", trabaJO
damental, el de la pulsión.
presentado en "La Bisagra- Freud/Lacan", grupo de investigación, A.P.A.,
noviembre, 1995. h7. Cosaka, J. C. Psicoaruílisis y posmodemidad. El tiempo q11e nos loca. Op. cit.

hh. F lliilderlin. 6H. Ver pp. 132 y ss.

1~11
151
l.a nadificación nombra algo de una gr~111Atic~ que funciona rectas~-~-:.Ela~E:!ra__<~J1~l-~-~ lo__g!:le -~e_ !~gist_ra~~l ~ier!~.s '.Jo.cu-
nuno infinitización del aru:lnimato, io nadificado adquiere-efSe- ras'~-~os referimos, e~~~íficamente _a las así llamadas "lof~T_éls
llo g~ncralizado y-<ú1ónúnó deobjeto directo de la acción verbal, alimentarias".
ningún nombre puede oponerse al sello generalizante. E~~
funcionamie11to de una m_suina~-~-~nimada por la perentorie- Pero hemos de .referirnos a esas "locuras" -y no por casuali-
dad -drang- de una gramática sustancial q4e subsume al sujeto dad o mero afán ejemplificador- recurriendo a las palabras de
como objeto en su destino pleno, que no es otro que el del ver- Elie WieseF1 • Tomamos aquéllas con las que relata su llegada a
bo; la gramática destina, sin equivocidad, al sujeto a la eficacia Auschwitz: luego del inhumano viaje en tren, luego de ser sepa-
del verbo. rado abruptamente de su madre y su hermana (que fueron in-
En eso se diferencia de la pulsión -trieb- puesto que la pulsión mediatamente destinadas al exterminio) luego de innumerables
no es la pre~!ónperentoila;ertrieb no es redUCT6íeaf
drang:Glan- y extenuantes horas -quizás días- de pasar, entre golpes y hu-
do Freud opone exhibicionismo y voyeurismo lo hace, dice Lacan, millaciones, por diversos procesos de "despersonalización" como
por razones puramente gramaticales, como si el objeto y el sujeto el tatuaje del número, afeitarse el cabello, vestir los indignos
fueran funciones reales. Pero eso aún no es la pulsión. En la pulsión harapos del campo, esperar a ser agrupado y asignado a una
el objeto resulta indiferente o, mejor dicho, la función del objeto barraca y demás, llegó la hora de la comida. Sirvieron, por fin, la
en la satisfacción de la pulsión queda definido ahí donde la inmunda sopa del lagern y Wiesel, que era un chico de quince
pulsión hace su tour, en su doble vertiente de turn -límite- y años, la rechazó: "No me gustaba la sopa y no comí. Seguía sien-
trick -€scamoteo-69 • Ahí se recorta algo de un vacío, un vacío do el mismo chico malcriado• que había sido hasta entonces".
que puede inscribirse, manipularse como letra, pero que ya no Ese cerrar la boca a la pura sobrevivencia, esa manera -€xtre-
es objeto. El trieb inscribe -limita- el cauce del drang en otro lu- ma- de afirmarse como sujeto, aparece como la única posible de
gar. no resignarse a la gramaticalidad del sistema. Claro que Wiesel,
El recurso para ser-ahí en lo nadifi~E~ la pura gramaticalidad. como tantos, aprendió a comerse esa sopa de indignidad para
En tér~i~~~Jreu~!aE~_!i~ ese_sujeto gramatic_al -que, en última continuar con vida pero quizás -€S válido preguntarse- eso fue
instancia, no es sujeto sino más bien un yo adosado al lugar del posible porque algo de la dignidad subjetiva quedó en manos
agente- no vacía el lugar del agente sino que pasa a afirmarse en de ese niño malcriado, que es el que hace algún dique a la
el ser de la pura acción _B!amatical. Esto es lo que es dicho por nadificación impuesta por la predicación inscripta en su carne
Freud como "prosecución directa de. iapulsiónli70: -· ~--- --- como rótulo de la maquinaria de selección.
Én est~Jio hay_~-S~!__ear~ ese J?'!.~!<?_.ªe__~!~ce_c!~_g~a_lll~tica_y LQ_ué~t:.. esa~gra~~_!!~alid~~ atentatoria contra la afirmac~~.!'
~etórica_P!e es ~~_fantasma. ~~~~<:t.~to ~-el fantasma aquí, al igual subjetiva, afirmación 9_l!f! hQ_r~.d~_ to<.fé!__~_eterminación, perma-
que en la holofrase, es nulo; de allí la certeza absoluta que no da neée.entodasÜ.Virulencia en esas "locuras" llamadas "alimenta-
lugar algÜno a la vacilación. Es por eso también que el fantasma rias~-rC:!ee~~~j~e-é~~s~o-s~~--Si-~_!!~~-~!1!~-~~oquecicjo y
no hace de tapón a la imagen especular. S_u ':.cierre en~~f!l_.P!E?~_d" extt:~l!l!>.~~_g_~~~r~~-!a_~?~-P!~~ent~~ied~~--~!~!i~aria con que el
l'S bizarro y el mundo -que el fantasma construiría en la estruc- sistema intenta deterJ!l!n~~_al ~~jeto. -
1Í1 ra- a(fqúíéieTá Ópti<:ªQ-~_!lJld..re{l~xiimS.JJ.na rJ~d.pro.d.da.d_g i-
71. Wiesel, E. Night, Op. cit.
h'l. LK<lll, ). los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Barra!. 72. Campo.
70 h•·u<l. S. Pu/~j,""'~ y desti11os dt> pulsión. El subrayado es nuestro.

t;,2 153
l.o que las "nuevas patologías" llaman "anorexia" testimonia Entendemos que eso que se da a ver está dado en la preten-
th• dlJUella "locura" que cierra la boca aun a costa de la vida mis- sión de una alternancia gramatical por fuera del vaciamiento del
ma para poder contar -en la doble vertiente de contar y de des- objeto. Es sobre este punto que al psicoanálisis se le reprocha
mntarse en la cuenta- en otro lado que en la alienación absoluta "inoperancia" en ese lugar de la urgencia que no es sino el pun-
a la alternativa de la selección gramatical que proviene de un to del vértigo del drang desensamblado.
Otro bizarro, agente absoluto que no está tocado de vacío algu- En la alternancia d~ l~_cla~ific_aci§n el suj~_t(),en su "locura", se
no. E~-~~~loq..tn(JQ_g!l.~E~Yl!lgica._p;gª_sí ei_cj_~!t:~~o d_~~!e?­ hac~-v!!i~ro_~~o-pue~dé _ha~~r;~~!~Puesto qué lo que se hace oír
tar cO_J!tr~J-~ªll1át!~ª-R~.estQ..9!!~ en ~sa_:~!()CU!~"__--:-:1()E~~:}11_g~r­ ahí queda, para el sistema psicopatológico, en el reino del error
se al()ié! ~l_s_ujeto. o del horror: está loco. Por tanto, se le asigna la personalidad que
Por()_tJ:a. P~!t~L ~º-~~ sii}.Q~ lE-Jll1pºsibilidad de ~fectuar la cuen- le corresponde.
ta que la :'locu!ª_(lgictiva" sucumbe en el hecho de que una do- Cabe insistir: esta consideración no tiene el sentido de ir a
sis es tambié!!J"C?_~s,_}<l_s <!_osis. Aun más allá de toda repetición; contramano de la llamada multidisciplina ni tampoco la preten-
porque- ésta es la cuenta impedida: aquélla en la que el sujeto, al sión de suponer que el psiconálisis no tenga un límite a su
contar, se descuenta de toda determinación. Impedida la cuen- operatoria. Lo que planteamos es la necesidad -lógica- de la cues-
ta, el"soy adicto" pasa a ser la marca que la selección asigna a un tión preliminar como abordaje discursivo: una cuestión prelimi-
sujeto identificándolo a su goce. ~~-~ulü._tud d~ t~!aE_!~~-<?f~r:_t~~~s nar que debe ser puesta en causa en el seno de la actual forma
en ~1 ~_erc~~~-~~~tológi~coill~!Ee ei\_l1_~_P.1l_~!?Y_ti_~er~ de resistencia, patrimonio ineludible del análisis, más precisa-
esencial: que el s_!&eto "reconozca su ser adicto", es decir, se aven- mente, de los analistas. Esta forma de resistencia es la de preten-
gá a resi_g_'!é~j~~~mb!~E~~~ ~~~;l~i¡p~~ e] ró_tuzo~-Ía-Sélecc{ó_:¡. der determinar al sujeto en lo "real, objetivo y actual".
lEs la anorexia un síntoma? ¿Lo es la adicción? No. Al menos Mencionábamos antes la correlación tensa y extrema entre
no a rdiJ;i~¡_E_;~~~~I~.;J~t~. Sól()__}l~j_-~~{()~a-~!_1- i~_':IIle~J~-~ñ- nadificación y conceptos como pulsión, fantasma y trauma. Agre-
ql.le ll_!l_!asgo deje <J~_esta~os~enid()__p_Q_rul!_~erteza y que en guemos también que ~!gQ_~_!~E-~~-~I_!_~__!l{l~[i_c:~~~~~-Y-n~urosis
esa vacilación aparezca una pregunta que puede o no formularse traumática. Freud menciona74 la prevalencia del terror, definién-
como demanda susceptible de ser dirigida a un otro. Para ello es dolocomo "ese estado de cosas en que se cae cuando se corre un
necesario un trabajo -en el sentido más genuino del psiCoanáli- peligro sin estar preparados"; destaca allí el factor sorpresa, ac-
sis: como-se (ficetrabajo de sueño o de duelo- P!:elil!linar: de_sar- cidente que puntualmente produce una excitación que arrasa
marl~5erteza, deconstruir los predicados qu!_~ia.!! _a.l ~11j_eto_en con todo el aparato. En este punto, lo traumático no alcanza para
ese ser. dar cuenta de la nadificación, en tanto que eso que Freud ubica
Ioque está impedido desde la clasificación de las "patolo- en la puntualidad del accidente se torna el único universo posi-
gías" -nuevas o viejas- es la viabilidad del psicoanálisis: hay que ble. Si la neurosis traumática inscribe algo no dado a la
actuar -acción gramatical- rápido sobre eso que se ve, ahora, aquí; retranscripción75, la nadificación señala la anulación de toda ins-
un "dado a ver" al que se le asigna la cualidad de lo que Freud cripción posible.
lldma "real, objetivo y actual" 73 • Aquí, y para problematizar -poner en tensión- los conceptos,
hemos de traer algo del relato de una sobreviviente, relato que
7.1. h. Jlt'cesario, entonces, deslindar el jm1lasma de actualidad de la neurosis -es
d<'cir. tocado por la castración- de una pura actualidad contemporánea de sí 74. Freud. S. Más allá del pri11cipio del placer.
nlisnl,l.
75. Es decir que algo se inscribe en tanto algo se torna imposible de im;cribir.

¡;,.¡ 155
&•II.J hizo público en un texto. Cuenta esta mujer -su nombre es el sujeto está subsumido a la abstracción del símbolo -S(O)-, abs-
S.ua Bickel- sobre su llegada a Auschwitz: tracción que arrasa la estructura.
Pues Lcómo hablar del terror, más allá del terror?" LCómo ate-
"Jóvenes vestidos con ropas rayadas y sucias tomaron nues- rrorizar a una multitud determinada por la desesperación, que
tras cosas. (... )Los alemanes nos dijeron que primero debíamos está más allá del umbral de la muerte 77?"
tomar una ducha y luego recibiríamos pan y mermelada. No alcanza, entonces, con postular la su~_n~!~!'-~~_la estruc-
Nos condujeron a lo largo de un alambrado de púas, tras de tura-sino-~ e se hace necesariodesfíndarel modo de esa suspen-
···- ----- ·-·------- .------------------------·------r--·-
los cuales veíamos mujeres vestidas con delantales a rayas. Un sión. Los elementos bizarros suplen los lugares: en lugar ue trau-
poco más allá se divisaban dos chimeneas(... ). Se decía que eran ma: el fenómeno; en lugar de la palabra, el eufemismo; en lugar
los edificios de las duchas. No lo podía creer. (... )A una parte de de la estructura, el sistema. En esa particular suplencia, el eufe-
nuestro grupo se le ordenó desnudarse y fue conducido a las mismo adviene al lugar del Nombre del Padre, desalojándolo de
duchas. Estaba aterrorizada. Mi único pensamiento era escapar. su función de vaciamiento de la Cosa. Pero lo hace de un modo
Pensé que era mejor recibir un tiro en la espalda haciendo el intento diferente al de la forclusión, puesto que no hay real que limite la
que entrar en las duchas. bizarra nominación en donde eso retorna. Nombre que no está
Cuando nos ordenaron adelantarnos y desnudarnos, me que- limitado por lo imposible de nombrar, nombre de elementos de
dé un poco atrás, tomé la mano de mi hija y me dirigí al bosque un universo compacto, nombre que no es sino la etiqueta de la
cercano. Miré hacia atrás: nadie había reparado en mí.* Continué selección.
alejándome ... " 76 Volvamos a la gramática, esta gramática "nadificante" que se-
lecciona un objeto compacto, preciso e insustituible; movimien-
Por las dudas, explicitamos: ella -Sara Bickel- se dió vuelta, to gramatical que no retorna vaciando el objeto. Un objeto abso-
dió espaldas a eso y se fue caminando de Auschwitz. lutamente definido por el rasgo de selección ante el cual no hay
Nadie había reparado en mí.•. : dar la espalda a la imagen sin límite ni escamoteo posible. LQué es esa gramática que aparece
mirada que presenta la abstracción de la maquinaria es el acto como nombre posible del mal más radical, como una especie de
que, como sujeto, la torna invisible a la maquinaria, dando a ver maldad del lenguaje, como una maquinaria independiente del
que ocupó un lugar ahí donde lo subjetivo era sin lugar. "Dar la decir? Lo subjetivo ahí se convierte en un error: el "error" de esa
espalda" es quizás una buena manera de intentar nombrar una maquinaria es el sobreviviente, error que no es acontecimiento
operación contraria de la desmentida. Mejor morir de un tiro en la sino mero "accidente".
espalda ... : alternativa que no es la de la selección sino la decisión Al decir sobreviviente 78, es necesario precisar el alcance del tér-
que se juega en la vía del acto. El trauma, en el extremo del te- mino en este texto: se refiere a aquél que ha sido objeto de la
rror, es, en este relato, lo que pone un límite a la nadificación, en 77. Cf. Semprún, J. Op. cit.
la elección alienante que instala la muerte como horizonte del
78. El término sobrevivieute recorta en este texto cierta especificidad que no in-
sujeto, no de la maquinaria. Nadie reparó ... : La vía del acto la cluye cuestiones como las que se plantean ante la sobrevivencia a un acci-
torna invisible en ese lugar de ninguna escena, en ese lugar donde dente o una catástrofe (natural o no) o la sobrevivencia de quien, como
Lázaro, es salvado por la mano de Dios, lo cual abre a ciertas consideracio-
nes como la desaparición de la temporalidad como instante o la renuncia de
Los subrayados son nuestros. un cuerpo que, exceptuado de la excepción, queda en manos del Otro. Estas
consideraciones que, si bien asoman aquí y allá en este trabajo, lo exceden y
7h. Ml'yer, E. Dari11s el'tlfio11 from Hitler's ove11s, The Jerusalem Post lnternational
abren las coordenadas de otro. Cfr. Sneh, P. Slun1h 110 dice "lwlocau~to". Op. cit.
F.dition, Semana al 17 de mayo, 1986, p. 9. Los subrayados son nuestros.

l~h 157
nt.~quinaria del exterminio aun cuando ésta no logró procesarlo de ello- lqué convoca a la creencia del que viene a contar su
por completo, aquél que ha sido arrojado a la muerte aun cuan- propia muerte? lCómo hacer de eso una narración sin "ser tan
do ésta no terminó de acaecer. Es un sobreviviente que, de he- sólo el lenguaje de esa muerte, de vivir a sus expensas, mortal-
cho, no se ha librado de la muerte, que no la ha evitado, aun si mente"?82
vive, porque ha sido objeto de esa "puesta en abstracción" que ~arración ~n i~posible como necesaria: imposible, al decir
la Endlosung -el nazismo en tanto lenguaje- inaugura: "He teni- de Semprún, no por lo inefable de la experiencia sino por su
do una idea, de golpe( ... ), la sensación, en cualquier caso repen- cualidad de invivible; necesaria, porque es en el relato donde
tina, muy fuerte, no de haberme librado .de la muerte, sino de vuelve a instalarse alguna diñleñsión de lo humano en tanto que,
haberla atravesado. De haber sido, mejor dicho, atravesado por en ésta, la lengua vuelve a su sonoridad.
ella. De haberla vivido, en cierto modo. De haber regresado de
la muerte como quien regresa de un viaje que le ha transforma- Ahí donde la palabra fue desafiliada del cuerpo y éste fue re-
do: transfigurado tal vez". 79 ducido a pura carne, el gesto de la narración opera una inscrip-
lCómo hablar de eso cuando se tiene un cuerpo? lCómo con- ción en el lugar mismo de su abolición, una (re)inscripción por
tar la propia muerte sin ser espectro, aparecido, residente de la la que el sujeto se diferencia de eso que lo nombra en la abstración
pesadilla? lCuál es la inscripción posible de una narración en y vuelve a anotar el término del desvanecimiento de esa "pala-
torno a la imposible contemporaneidad de muerte y propia? bra" que le prohíbe un cuerpo; "palabra" que es puro símbolo y
lCómo operar en el vacío conceptual? lQué es la transferen- que, en la infinitización del tiempo y del anonimato, sostiene la
cia como sujeto supuesto saber ahí donde "hay" un saber sobre certeza de un nombramiento en el eufemismo, la certeza de una
la propia muerte? Para este sobreviviente lo imprevisible es la nominación sin resto, la certeza de una marca inapelable.
no-muerte, hay algo de lo inasimilable que aparece vía la no-
muerte, vía el error de la maquinaria. lQué es esta muerte no ¿Qué otorga certeza a esa palabra? lQué inscripción -si algu-
marcada por la imposibilidad, qué es lo inasimilable de esa na- tiene esta muerte y dónde -si en algún lado? Porque, si bien
"sobrevivencia añorada y poco probable"80? Lo inasimilable es la muerte no ocurre, no por eso deja de ocurrir. Y en el lugar de
"el hecho de estar vivo, obligado a asumir ese estado absurdo, su registro acaece el dolor.
improbable como mínimo, el hecho de tener que proyectarme Comentando la frase de Wiesel (He venido a Sighet a contarles la
en un futuro intolerable para la imaginación, incluso en la felici- historia de mi muerte ... ), un paciente, sobreviviente de la matan-
dad"; lo inasimilable de estar vivo como un presente presente za, dijo: "No estoy de acuerdo; si doy testimonio, es porque es-
ante sí, que asoma en las palabras de E. Wiessel: toy vivo. Si estuviera muerto estaría exceptuado de tan pesada
tarea". Y agregó, luego de un silencio prolongado: "Creo que
He venido( ... ) a contarles la historia de mi muerteB1 debería prohibirse a todos los de mi generación hablar sobre la
Shoah. Directamente, prohibirlo. El daño ya está hecho, no hay
Si la muerte es lo que no ocurre nunca -quien vive no está nada más que decir, porque ese constante decir es una amenaza,
muerto y, por el contrario, quien está muerto nada puedo decir una forma de persecución, porque obliga a tomar posición. Y
cada vez vuelve a doler igual. Es siempre igual" 83 .
79. Semprún, J. La escritura o la vida. Op. cit.
HO. ldem. HZ. Semprún. Op. cit.

H1 Wiest>l, E. Night. H3. l. R. comunicación personal.

I~H 159
"En lo esencial" -dice Semprún- yo sólo era un residuo cons- tiempo -donde algo falla en inscribirse, algo falla en la pureza
cil·~rlt•
de toda esta muerte." del devenir consciencia- que se pierde la "inscripción" del dolor
en presencia, la inscripción como "puro residuo consciente".
lCuál es el posicionamiento que se torna imposible en la exi- Si, como se suele decir hoy -decir atiborrado de estadísticas
gencia del dolor? lQué de esta oscura amenaza, qué de esta" per- hasta-1aexhaúc.ión:-que iñtenta cernir el dicho en una obsesiva
secución" reinstala algo de la angustia, algo del horror de verse clasificación de la clasificación- asistimos al advenimiento de
ahí concernido como "residuo consciente" pero que "en lo esen- "nuevas patologíils" ,_és~s ~-l!~<!~~~soS!e"I:l~~~~}~~~~~ad sh\o
cial" no cesa de ser puro dolor? c~~o efecto de la..E!et~~~~n d~~!g~~_e_se _i_fl:.S~rib~~ju_!rti de
"Cual cáncer luminoso, el relato que me arrancaba de la me- su retorno en el trauma. Dicho de otro modo: la pretensión de
moria, trozo a trozo, frase a frase, me devoraba la vida. Mi afán u~-á- inscrlpciói1que no sea efecto de una doble vuelta.
de vivir, por lo menos, mis ganas de perseverar en esa dicha mi- Desde la elaboración freudiana hay experiencia de satisfac-
serable. Tenía el convencimiento de que llegaría a un punto últi- ción en tanto hay fracaso de la satisfacción en el reinvestimiento de la
mo, en el que tendría que levantar acta de mi fracaso*." 84 experiencia; es de~ que hay represión primaria. Al ser expulsada
lQué movimiento puede operar el deslizamiento del"puro" -Austossung-la satisfacción, queda inscripta -Bejahung-la experien-
dolor a la inscripción de la "experiencia" como repetición, es decir, cia, instalada en la represión primaria e inscripta como satisfac-
"impurificada" de dolor? ción imposible. "E~~~ienc!il~~_sa_!isf~c;~ó~( <I!!ie_r_~ _dt?cir que la
"Están delante de mí, abriendo los ojos enormemente, y yo satisfacción está perdida. De lo contrario estaríamos en el con-
me veo de golpe en esa mirada de espanto: en su pavor." Esta tiásentido de-Üna "'nscripción en presencia", el contrasentido de
frase abre el texto de Semprún85 y es, de algún modo, su condi- una inscripción sin Austossung y una experiencia sin Bejahung.
ción de posibilidad. El horror del otro funciona como segundo Lo que se objetiva como fenómeno y se fetichiza bajo deno-
tiempo del trauma, como temporalidad traumática, es decir, ope- minaciones tales como "patologías narcisistas" o "patologías de
ra instalando el trauma. b()rde" corresponde al intento bizarro del logro de la identidad, de
El trauma, advenido al lugar del despertar, arañazo de lo real al1! su parentesco con la paranoia y_ las dificultades con la imagen
que despierta, sanciona la pesadilla como pesadilla, posibilidad (como innumerables testimonios clínicos dan cuenta de ello).
mínima de la huella, distancia mínima entre muerte y castra- Por otra parte, la cercanía con las descr!E_ciones fre!ldianas~e
ción. "Es el horror de mi mirada lo que revela la suya, horroriza- la~ neurosis actuales S!l~ne la coincidencia estructural de la
da. Si, en definitiva, mis ojos son un espejo, debo tener una mi- marc~~- el cuerpo -1«?_~-sedenomilliiTesión- comomsrnp-
rada de loco, de desolación." Algo del trauma adviene como in- ción bizarra (o~-c~mo d~~)p1os, sin~e-~nd~vu~!!a). Más aún: su
tento de huella de lo que se agota en puro devenir consciente. Esto fracaso en la inscripción al faltar el segundo tiempo del trauma.
nombra, en el lenguaje, un espacio de no-discurso, solidario de Puesto que la lesión no es la huella sino, precisamente, su falta,
un aparato desabonado del inconsciente. Es sólo en la mirada su no inscripción en ta!!!9.E.!:l:~l_la. Residuo consciente en el cuer-
horrorizada del semejante que se inaugura una alteridad y una po;_p!_e_~ntil~~<)_~~~-!!ltt~t~Il!!el!to -la cancelación- de la c~ci­
temporalidad que abre el lugar del trauma. Es en este segundo dad de representar; "puro devenir consciente".
El dolor; "úñfca fuerza que se crea de la nada, sin gasto ni
El subrayado es nuestro. trabajo" 86, ~~d-~l_?Llll1~ ~~-~!!.S..P__e_~:'_!~n -su~ensión y no vacila-
H4. Semprún, J. O p. cit.
K~. ldl'm. H6. Freud, S., Prtlsumes y dt'slirws de pulsió11.

lhll 161
dón- de toda cadena, se torna aquí el !l~m~!:e ci_t:)_<> q1.1e ap~E~ce de repente imposible asumir la atrocidad de sus recuerdos?" Una
siempre -~~~a:r,- ersi.Ii.~ífó-sfn-suefto,' el despertar impedido: vez más -y ya sin esperanzas- nada era verdad fuera del campo,
nada que no fuera ese conocimiento inhumano.
Ahora hemos reencontrado nuestro hogar lQué estatuto tiene la palabra de ese saber que, al modo de la
Nuestra hambre ha sido saciada holofrase, se congela en un lenguaje que permanece por fuera
Todos los relatos han sido narrados de lo discursivo?
Ya es tiempo. Pronto habremos de oír nuevamente En esa abolición del discurso, algo toca el cuerpo -al modo de
La extraña, ajena orden: la lesión- y permanece por fuera de la palabra: sus consecuen-
iWstawach! 87• 88 cias no entran en el discurso, quedan congeladas en el cuerpo, al
modo de un tatuaje en la carne. Esa consecuencia es una "pala-
Wstawach- recuerdo puramente acústico, señalamiento del lu-
bra" que se reduce a su propia certeza, se-hace-cierta. Al modo en
gar donde el lenguaje, devenido pura violencia, golpea una y
que, en la paranoia, el movimiento subjetivo se pretende un sa-
otra vez; un dolor que se reproduce siempre idéntico a sí mis-
ber sin sujeto, palabra sin suposición de un Otro; de allí que el
mo, sin dejar huellas. Sueño que no concluye, que no se umblilica
desorden imaginario es máximo: el yo reina en el puro descono-
y que sólo puede tener "un final provisional, sin duda, incluso
cimiento.
aleatorio", prolongándose indefinidamente "hasta el agotamiento
Es vía el trauma, es decir, la inscripción de la nadificación como
de la capacidad de escuchar".
huella (es decir, desde el lugar donde la nadificación halla un
lQué densidad pesa en esa palabra que impide el despertar,
límite, se diferencia de sí misma) que podemos tener noticias de
esa palabra -el término no es riguroso- que años y años de in-
ésta. Es vía la "traumatización" (se nos disculpará el neologismo
tentar su huella no lograron arrebatarle su certeza? lDel sueño
un poco bárbaro) que lo anónimo de la nadificación adquiere lo
al poema, qué posicionamiento imposible falla en inscribirse ante
que Freud llama carácter pulsional.
la voz gramatical -Wstawach- y desborda en el acto suicida con
En La represión, Freud habla de "~_tras situaciones pulsionales".
que Primo Levi pone fin a su vida, casi cuarenta años después
Dice: "puede ocurrir que un estímulo exterior sea interiorizado,
de la liberación del campo?
por ejemplo si ataca o destruye un órgano; entonces se engen-
lPor qué -como se pregunta Semprún89- , al cabo de cuarenta
dra una nueva fuente de excitación continuada y de incremento
años, los residuos conscientes del horror que Primo Levi porta-
de tensión. Tal estímulo cobra así notable semejanza con la pulsión.
ba dejaron de apaciguarse en esa escritura mediante la cual"re-
Según sabemos, sentimos este caso como dolor". A continua-
cuperaba retazos de paz y volvía a ser un hombre, un hombre
ción califica este estado de cosas como pseudo-pulsión. "Pseudo":
entre los demás, ni mártir, ni infame ni santo" 90, esa escritura
no es la pulsión, no es ese montaje que inaugura un destino dis-
que "apaciguaba su memoria"? lPor qué había perdido la paz
tinto de la destinación del objeto a la acción del verbo; y, sin embar-
que la escritura parecía haberle devuelto? lQué había sucedido
go, hace las veces de tal.
en su memoria, qué cataclismo ... ? "lPor qué le había resultado
lAcaso esta "nueva patología" no puede leerse como un in-
tento de dar consistencia esencial-es decir, por fuera de los ava-
H7_ iLevantarse!
tares de la castración- a procesos pseudopulsionales? Si, como dice
HH_ Levi, P. The Reawakening. Op. cit.
Freud, "si hay un más allá hay que admitir un tiempo anterior ... "
H'l. St>mprún, J. La escritura o la vida. Op. cit. la caso esto quiere decir crear un" anterior" que no sea a posteriori?
'lO 1.l'VÍ, r Los hundidos y los salvados. O p. cit.

lh2 163
No ~s__s!_~-~- de_:¡de ~ulsión _gue tet:temos noticias de la acto: si bien el análisis transcurre por un fantasma a atravesar,
pseudopulsión, de2_de el trauma que nos ~~olll~rn-~~-~- la su atravesamiento inscribe un límite que instituye un antes y un
nadificación. En este punto la pretendida necesidad de un nue- después, momento a partir del cual algo ya no puede volver
vo coñcepto -begriff- lno sería más bien volver a conceptualizar el atrás. 91 Y si la conceptualización es esta inscripción de un límite,
límite? tachar esa inscrip~ión.:'e CO~Vier!e e~_l~-~~!aciÓ!\_9.Ue ~Jf:!Q_rÍa
Porque la conceptualización en el análisis no es la reducción u~como désmentida~o cual implica que la conceptualiza-
del sujeto a la abstracción sino que es la puesta a lrabajaraetaeSeo dón, en tanto acto;tiene consecuencias.
del analiSta,-puesta en tensión que~no arralga er1uñ¡i"fantasmática -Este concepto "nuevo" que tantos echan de menos en la praxis
o,-mejor dicho, que opera en su atravesamiento. Organizar rela- lno será, mejor dicho, un concepto de-lo-fuera, la conceptuali-
ciones de homologación, analogía y equivalencia quizás sea un zación de lo que excede al concepto, es decir, la conceptualiza-
modo de reordenar el goce, pero eso no necesariamente produ- ción de lo un-begriff, es decir, lo no asible por el concepto, lo que
ce su pérdida. Tal como lo entendemos, la conceptualización re- adviene en la inscripción como imposible de asir, lo que se inclu-
sulta lo contrario de la abstracción, porque incluye -inscribe- ye en el concepto como su límite? Conceptualización como esfuer-
esa coordenada en lo real que la abstracción excluye, exclusión que zo de ligadura, como "acto preparatorio" (Freud), como "cues-
la clasificación sostiene. De allí que el testimonio es conceptuali- tión preliminar" (Lacan), respondiendo desde la lógica de la fal-
zación puesto que lqué es el testimonio de un sujeto sino la ins- ta, inscribiendo, ante la determinación absoluta de lo anónimo,
cripción de la coordenada excluida? la determinación en la indeterminación.
El testimonio nada tiene que ver con la sistematización del Que el sobreviviente haya habitado la muerte, que esté de al-
caso, con la organización del cuadro, con la clasificación d-el gún modo excluido de ella, que haya accedido a una mirada fuera
síndrome: nada de esto atañe a la singularidad del sujeto. El tes- del mundo lquiere decir entonces que puede darnos de eso una
timonio -y no por casualidad este texto abunda en ello-;=-es noticia "real"? Aun si el sobreviviente dispone de ese "saber",
·d~~montaje, deconstrucción,_ apaci~amiento del malest~i_~o nada dice que disponga de la palabra que lo nombre. Nada po-
la ~onceptualización ~e e~~ male~!_ar -~~-~~ é!_~~tr~~<:!~l!· El testi- demos saber de ese saber de quien habitó la muerte. Y desde esa
monio pues, lejos está de la prueba, el testimonio no está allí para imposibilidad de saber no sólo es posible una escucha, sino que
probar la verdad de los hechos ante un Otro que admita su Ver- también se torna posible distraerse de ese saber.
dad. El testimonio es, or el contrario, inscri ción del su "eto en Lástima. Un poco más y nos enterábamos de la cifra de la
r~{~ción a su ugar en el discurso. El testimonio es recorrid~ue muerte. Otro poco y conseguimos el mapa de la Nada que habi-
implica una escritura. Y ese recorrido no puede abstraerse, puesto ta la anorexia, la desolación de la adicción, la clave de la bulimia.
queia posición subjetiva en el malestar es absolutamente impar. Este saber por fuera del sujeto lno es acaso un fantasma de la
Intentar subsumir esta singularidad del sujeto en los predica- llamada "posmodernidad"? lNo es la suposición de una clínica
dos de un saber totalizante y sistemático no sólo abre la puerta a por fuera del trauma, por fuera de la castración, por fuera de lo
la canallada sino que desmiente la inscripción del objeto como pulsional?
perdido, instituyendo la creencia en una satisfacción posible, un
pretendido encuentro entre el objeto y la pulsión. 91. Por ejemplo, a partir de la "revolución del '20" con Más allá del principio del
placer, ya no se puede entender la pulsión como reacción sino como algo que
La conceptualización, entonces, es interrogar ese límite que afecta al sujeto en la constancia de su empuje.
no se cancela sino que, en y por ese movimiento, se inscribe como
92. Tal como lo sería suponer al psicoanálisis en un statu quo ante frente a la
t.d y, por eso mismo, permite el más allá. Adviene así al lugar del "nueva patología".

IM 165
El mercado psicopatológico exige respuestas. Ante eso el aná- Si!ci~~~-s aquel rasgo a partir del cual se constituye _un ~on­
lisis es dicho en "crisis". Pero la "crisis" (entendida como imposi- junt(),J.a__palabra poética es algo de un trazo a poste.!_~ori, es decir,
bilidad del matiz, como "emergencia" que arrasa con las dife- referencia vacía que se constituye no en la selección sino en el
rencias singulares, de lo "uno por uno"), debiera alertarnos para movimiento, palabra poética como referencia vacía de todo-~­
no entregarnos a ese goce de la inmediatez que el término pro- ferente ~e permite hacer conjunto con cualquiera, hermanarse en el
picia. Porque crisis -sin comillas- nombra quizás algo inherente discurj_o-. Pálabraque, sin seleccióilae atributo pero e·n-erlímite
a la praxis, algo a lo que se alude por lo indecible, lo inasimilable, del concepto, permite hacer conjunto en la diferencia. Un decir
lo irreductible, algo que sólo puede inscribirse como imposibili- que permita elegir hablar o callar, porque también es de la ética
dad. Vale la pena citar aquí a Lacan: "Es en torno a la transferen- elegir callar. Palabra que_ll_~ce diqu~élJ~p_ne~alización del ano-
ci~ond_c:? se da una crisis co~~J.!alJ!!_!manent~*, e~. e~~unto nimato al inscribir la pluralización de singulares, Uf!9_F_Or_!l_no.
de ~is~n~~~~-~-~~~Í_!l:~~p-~, de unión yde frontera q1:1_e ~o Inscríp-cfón-delo l.rreductible(fe-esaaiferencia que vacía del ano-
p1Jede ser oc~.Ipad~_E_or el deseo del analista." 93 Ese punto de nimato infinito de la gramática incluyendo lo irreductible como
crisis, ese lugar donde adviene un juicio, entonces, es el que se- tal, que torna la ambigüedad en incógnita radicalmente hetero-
ñala el lugar del deseo del analista. Y E!!!__~~ugar !~!!~~~s génea.
p!:_r_"!!!_l1:ente, es decir, constitutiva de la práctica. <:::~~eptualización no como entronización un nuevo concep-
¿Qué ideal comanda nuestra respuesta a esto dicho "nuevo"? to sino como ~?lver a conceptualizar el límite en tanto abordaje
Para el caso definimos al ideal como la selección de un rasgo en posible de una estructura perforada; conceptualización -hacer sur-
torno al cual puede constituirse un conjunto. Decimos: la creen- co en lo real- como articulación de lo que debe quedar fuera para
cia en ese rasgo, lo que permite la creencia en que lo novedoso que advenga el espacio de lo discursivo.
requiere una respuesta "correcta". ¿Acaso no habría en esa "co- Porque que algo quede fuera es un modo de nombrar la cas-
rrección" un modo -un fantasma- de hacer relación entre lo que tración.
no hace relación, corrección que adecua sujeto y objeto? ·

Retomamos, una vez más, un comienzo.


¿rara qué el desatino de lo poético en la mezquindad de lo
novedoso? Quizás para nombrar el recorte posible, ahí donde el
agente se vacía, donde el sujeto se ausenta de la identidad del
rótulo de la selección. Quizás como respuesta ética a esa selec-
ción: inscribir ahí un bien decir que no se aloje en la selección de
rasgo alguno, es decir, que vaya más allá del ideal. Un bien decir
que se oponga a la universalización, que le haga tope, que resis-
ta ahí como decir del sujeto. Un bien decir que inscriba aun ca-
llando lo irrevocable, lo incurable de la catástrofe sin mayores
miramientos por ningún ideal; diciendo mal. .. aún.

El subrayado es nuestro.
<J). Cfr. Lacan, ). Seminario XI. Op. cit.

lhh 167
Capítulo IV

UN INTENTO DE ESCRITURA

El nudo ... eso se falla.


J. LAcAN

1- Sistema, creencia y virajes


t!emos_Eostulado que el nazismo, como sistema de lenguaje, no
só!9_~~-~-s discurso, sino que constituye su operación contraria, su
envés. Entendemos que el nazismo, como sistema, no ha encon-
trado su límite en alguna operación discursiva. Ubicamos en su
persistencia la caída de ciertas ilusiones, como ser la de un pre-
tendido "florecimiento" de los discursos como movimiento pro-
gresivo de la humanidad. Más aún, _cae la ilusión de los analistas
de. que el sujeto siempre habrá de jugarse po!_la d~i(f~~j:le la
sul:>i~~ción. El recorrido del '~no pienso" ~ "~o soy~ no es ne-
cesariamente necesario; nada en la estructura garantiza a priori
que- ;;naturalmente" habrá de surcarse la distancia hacia la digni-
dad de la inscripción; por el contrario: el auge de las así llama-
das "nuevas patologías" señala lo que podemos llamar un reco-
rrld()l1aaa."la indignidad de la carne 1•
· -Abjurar de la creencia -en el sentido de la implicación incons-
ciente- no es sin consecuencias y su efecto se presenta en la apa-
rición de la certeza de un lenguaje que no falla en su gramática y
de lo in-mundo en el lugar de lo caído: el resto ya no hace a
ninguna causa sino que se reduce a una pila de cadáveres. Ese
resto es a excluir del movimiento de los discursos, más aún: el
lenguaje nazi, por su organización en términos de sistema, pre-
l'isa, necesaria y no contingentemente, del universo concentracio-
n.lrio donde concentrar la carroña a eliminar. Al erigirse la cien_-
l. Ver Cuestiones prl'iiminares.

169
d.l l'n sistema2, la articulación del sujeto en la extraterritorialidad "Yo soy" en términos de este lenguaje, ni siquiera hace falta la
dl'l significante ·-.:qué"es condiCióñ del discurso- ~~_s~~afl!ada aclaracion -"soy (el) ario"- sino que sólo al ario le está dada la
p<>r su borr~~i!~~?'.!.~}~~-~p!:_es_i?_~-~~-l~J~s~_!ÍP~}-~!1 q~~--~acíe predicación del ser, sólo él puede decir "soy". Ese sujeto es más
al sujeto_de_!~E-~_!_~~~!~!!._<!_e_~_!!_P_!{!dicado. ~ie':!. una predicación. El "Yo soy" sostiene la realidad de la predi-
¿gl.!.~-~':lier_~<:ir que el discurso científico se torne sistema? cación del ideal vehiculizada por el sistema.
Implica que los lugares del discurso no están vaciados; que se Que el nazismo persista como lenguaje implica que persiste
quiebra el giro de los discursos: las relaciones entre esos lugares como un sistema, el cual, por definición, rechaza, desarma, des-
-relaciones que se inscriben como reales es decir, como el lugar articula, el movimiento de la representación que da lugar al su-
donde se registra lo real- y no como mera abstracción, aparecen jeto como efecto. El nazismo como lenguaje sostiene un Otro
como relaciones plenas de lenguaje abstracto que organizan la abolido puesto que el Uno que hay no es del Otro, ese Uno es
realidad "puramente simbólica" en torno a la pureza del ideal. Y pura validación del ser ideal (y aquello que no valide el ideal, no
cuando decimos "lenguaje abstracto" 3 decimos por fuera de lo es, no adviene al ser o, mejor dicho, adviene a un ser que es pura
real, sin borde con eso, un le~a~ ~ramente simbólico que criminalidad (sin referencia a ningún acto subjetivo), sólo repa-
no rt!_s!~t_ra ~bj~ció_~~ alg:uíi~.<f~!?~-f~al. s~-~~g!fo .~? e~--~~~iue rable por su supresión inmediata.
su efecto, plenificarlo es borrar sus efectos: el "hay-de-lo-uno" La unidad del sujeto en relación al a, unidad descentrada de
es et""ecto del O~se movimientos es eliminar el efec- sí misma, no es en absoluto la unidad numei-araeTa selecaón: la
to del significante. le~ a .:.~--es tátúa)e. ·lapura-ilriiCfad-deTa-5eiE?éCióri -és.aiferenfe
de una subjetivación en tanto producida por un Otro contigente,
El discurso de amo 5 sitúa un momento en el que un S1 inter- es decir, supuesto en sus efectos. Hablamos aquí de un "efecto
viene sobre el campo constituido de otros significantes en el que ~" 7 -de plenitud vía el ideal- ~ diferencia de uñ -efecto como
éstos se relacionan entre sí como tales 6 • La intervención desde ~~eosición subjetiva. Entr~ efecto (sujeto) y efecto (ser) se abre
afuera sobre ese campo preexistente de significantes articulados la distancia entre la indeterminación subjetiva y la determina-
-es decir el registro del efecto de un Otro- opera abriendo el ción por fijación a un símbolo que hace cesar el movimiento de la
surco de la división subjetiva. Efecto sujeto que resulta necesa- indeterminación cuya causa es la inclusión del resto como ex-
rio diferenciar de lo que podemos llamar "efecto ser": si se dice cluido.
Claro que no se trata de simple oposición determinación-in-
2. Vale la pena aclarar algo que, a pesar de desplegarse en el texto, requiere determinación, inclusión-exclusión. El sujeto como efecto
precisiones: hablamos de la ciencia como sistema y no del discurso científi- adviene en la determinación en la indeterminación y el
co (universitario), es decir, no de aquello que se articula en el giro de los
atravesamiento de ese efecto -su inscripción- es lo que llama-
discursos.
mos un análisis. Aun así, la alternativa -por supuesto, en térmi-
3. Cfr. Un lenguaje abstracto.
nos que no revisten esa simpleza- se juega cuando algo se opone
4. "Efecto del Otro" quiere decir efecto de su inexistencia; que esa inexisten- al hecho mismo de la posibilidad subjetiva, en tanto los
cia, situada en el discurso, tiene efectos.
significantes -reducidos a símbolos- conforman no un discurso
5. Seguimos aquí la elaboración de Lacan de El Seminario Libro XVII, El en- sino un sistema, aun si permanecen en el campo del lenguaje.
vés del psicoanálisis.
1>. "C\m1o tales" implica" como lenguaje", con su correspondiente sistema -cien- 7. Efecto retomado y puesto en evidencia en el decir "soy adicto", donde el ser
tífico-, sistema que en este caso abarca varias disciplinas, entre las que sobresa- queda identificado a un goce determinado; mejor dicho, el sujeto queda
ll·. principalmente, la lingüística. determinado por el ser de ese goce. Ver Una lectura de la novedad.

170 171
Si el S2 (que, como supuesto, abre el lugar donde entra en dis- Sh_9_?h: y~ sea en la vertiente testimonial, ya sea en la vertiente
l'u.sión el Nombre del Padre) se crt~_!aliza en la pu!"_eza del ideal, histórica.------- --·- ·---
·•pe~rec~ ~l~!l~és~~-to<!<:>__discu·r~?..~ombre Clel ~adrepf~rde ~C?!_SU p~~e, el si~tema nazi nunca ha cesado de "saber la ver-
toda función de nominación y no hace -Sino Séfeccionaf:IQué? dad~~-.Q~ sus dichos. Dichos peculiares -es preciso subrayarlo-
Lo qu_~se_i!lc1Uy~~~:ª~~~~a:Vaquello que queda fuera ño es en los que pretenden coincidir enunciado y enunciación; dichos
más que residuo a concentrar para su supresión; de allí la necesi- que se pretenden "puros" enunciados sin enunciación. El decir,
dad de un universo concentracionario. Este movimiento de cristali- en este caso, es lo que presenta el dicho y no hay excedencia entre
zación d_~_S2,_~e!orramiento del Otro~·aparece-~en-ef pasaje (el uno y otro. El decir nazi se pretende, así,"puramente verdadero".
aplastamiento) ~~J~[sCü¿s'Q~~~fiCO-=-áTSISteiñadeTaCíeñcia. Pero "saber la verdad" no es lo mismo ue "un saber ló ·ca- ~
1
Es la in_s.!!~~ión d~ -~~-El:l:!~~~-~~1-idea!_c_om~_~istem~~-~~~~ ex- mente inscribible" 12 • Y nuestro intento es el de pro ucrr una es- 1
cluye incluso al propio discurso científj.!o. Y una vez establecido el cr_itura del fenÓmeno, producir una inscripción que horade la 1
sistéma, "ésie requfere ·ae 1a"producción del exterminio, la elimi- _ com_pacidad del fenómeno. No por Iogicizar la Shoah sino pür __1
nación del sujeto. ~§_ asf 'Ele, al erigirse .!EJJ!nc!a e~ sistema, el dis- iñSCrihir'íilgo.delo-reafafu"donde se pretende nuevamente -como
curso racista vira a lenguaje nazi. lo hace el negacionismo- suprimir la objeción que lo real presenta
Ei mizísmo, entonces, no es la magnificación extrema del dis- al Volk, el símbolo de la abstracción por excelencia. De allí que, a
cursÜ-~acista -aun si, como vimos, no deje de enlazarse·a-éícomo rmestro entender, se torna necesario el pasaje de las fórmulas
lazo-social- sino que introduce en ese discurso la novedad de un del discurso a la escritura del nudo.
lenguaje a-disrursiV-Q9:Pür'esó~-ct1andoded.iños que el nazismo "Un decir ló icamente inscribible, se basa en la fórmt,tla existe
es--uñ lenguaje, decimos no sólo de la evitación del discurso, no un X que niega la función phi de X, secuencia que viene a acer
sólo de su envés, sino lisa y llanamente de su exterminio. El na- decir a las letras y a los cuantores que la verdad de la que se trata
zismo es el exterminio de los discursos. - no es más que un valor vacío que viene a hacer un agujero, el de
- H~mos hablado del pa_¡:!;i~ular }az_o soci~~ que_ est~E!.:~e esto : lo real precisamente. Es un cuerpo de letra a tomar como escrito
que es. _n~_:-~n-di_~urs._o!~l'.~~~2.-~eL ~L~<?_<j.~ ªeE:"fler~~!_s!~n, \ a condición de entenderlo como literalidad del significante y
1
este fenómeno sf hace lazo social. Esto plantea un obstáculo es- i sobre todo no como signo que reenvíe a un significado."13
'_pecífico: lcómo considerar esto que-n.o-es deídiscurso~-esto a-- A partir de esto postulamos uno de los interrogantes que sos-
cÜ.scursivo que sí establece lazo social? lQué estatuto otorgar a tenemos en nuestro texto: lQué es un "simbólico pleno"? lQué
la verdad y al saber -que conforman lugares del discurso- en es esa trama de puros símbolos -S(O)- que establecen entre sí
este fenómeno? "?aber la verdad", que la verdad se sepa es un relaciones de abstracción? lCómo queda la estructura nodal si el
fantasm~~ qu~_h.a ~!t:~v~sad<:)t<:)ci_o__el tE~~~jo_ _r~a!!_z~do sobr:_la S es pleno? lCuál es el destino de lo real, qué hay de su registro,
en el seno de la abstracción de la maquinaria si, como dice Lacan,
8. Más allá de cualquier contenido de pureza en el ideal, lo que aquí aparece lo Real no tiene existencia más que de encontrar la detención de lo
es la pureza del ideal como tal, es decir, como plenitud de lenguaje.
simbólico y de lo imaginario?
9. Insistimos aquí en las palabras de Lacan: "No hace falta ninguna ideolo-
gía ... " (aunque, es evidente, allí está). La ideología es, a posteriori, lo que
sirve como justificación del fenómeno.
lll. Cfr. Nazismo, discurso y lmguaje. 12. Lacan, ). Los no incautos yerran.
11. Produciendo la paradoja de la necesidad de testimoniar lo imposible de 13. ldem.
trilnsmitir.

172 173
11- Ideología y formalización lico viene a su lugar. 17 ~~!~n~_hay inscripción, h~nudamj~_!lto
delQs_r~zis,.!~s. El g~~~cl~.! Otro (como agujero) queda entre Re
El racismo como ideología es un avatar discursivo, inscripto 1, en tanto articulado por lo simbólico,en-áilldao-a-e· oaio, ·ese
en la estructura. Si nos referimos a él como ideología, vale la pena odlo-iiiaravilloso quemenaona'POTíaJ<OVU!.-Este odio, propio de
detenernos en el término fundacional de la ideología, que se re- las" grandes pasiones colectivas" y cruzadas asesinas, tiene en la
monta a la Revolución Francesa, término enlazado a lo que, ac- historia a la fé como articulador: es desde su aceptación o no que
tualmente, denominamos formalización. El rodeo es necesario: se propone la salvación. E_~~~~_ncontramos, en otro_~~m­
¿Qué es la ideología y qué son los ideólogos?14 po, cuando desde la ciencia se cancela la posibilidad del movi-
m1en1oSlibjetivO tal comOio ha heého la fe en el racismo.
"Este grupo de indefinidos contornos se caracteriza esencial- -Es-precisameñfeSobreestepuñto que ubicamos el recurso a
mente por su fé dogmática en una perfectibilidad garantizada la_ escritura or ue la escritura desprende la lógica de la gramá-
por la ciencia; 'dentistas' por anticipado, los ideólogos pueden !S en tanto es campo e repetición de las marcas. o por la 1
desafiar toda crítica pues I}_O existe aún ningún dato del orden escritura un discurso puede sostener algo como excluido por- \
que sea ~de momento, altere su creencia en un porvenir feliz, que la escritura es lugar de registro de lo real. Podemos decir
encargado de afianzar la investigación científica bien llevada." 15 lEl que la escritura del nudo escribe la estructura y es por eso que
Terror? Para ellos no pasa de ser un 'incidente pasajero'. intentamos una escritura nodal de la estructuración del racismo
El término se impuso inmediatamente, lo cual es indicio de y del fenómenQ nazi.
que resultaba oportuno y, si en el espacio de pocos años llegó a
designar una convicción política y no una disciplina científica ~o que escribe la estructura en la neurosis es una cadena de
como aspiraba a serlo en sus comienzos, es evidente que una cuatro donde el cuarto nudo -como desdoblamiento-deJo siin-
convicción de esta índole -la de perfectibilidad de la raza huma- Jiólico en símbolo y síntoma- mañtiene-eianudaiñTento-.Tlaro
na- es un a priori de los ideólogos. El sueño, el ideal, la máxima que e_sta manera de presentar la estructura no diferencia moda-
aspiración de los ideólogos era "una gramática bien hecha", ger- lidades del síntoma. Según la acertada expresión de un matemá-
men de la matematización universal. ~este contexto~o­ tico lector de Lacan 19, este anudamiento no especifica la diferen-
cl~_mos ubicar el racismo dentro de lo que Freud llama religiónL~s cia entre modos del síntoma, entre comerse las uñas y tirar a
decir, una neurosis lograda. En términos del nudo corresponde a alguien por la ventana.
una consistencia que permanece, una cadena gue n~!~ta J~_!!,_~_!2~~inario sobre el synthome, se insinúa otra línea. ~acan,
"debilidad" en sus eslabones. No hay vacilación en el haciendo referencia a Joyce, dice que "teje su cuarto nudo". Es
anudarr\Iento, diríamo-s que es una cadena "con personalidad" 16 •
decir, que _Loyce_~t?~~i_t~-'~!lª-~~!.:_J>.€!º'al!~l}_t~f!l~l!!~.~-~2....9!:':~--~l
n~~rót!_cQ_,_~un con avat~_y altibajos, tiene por seguro. Algo del
Ef!__.':!_!ac!smo h?Y inscripción del goce del Otro y su resolu- padre funciona en Joyce vía los sustitutos.
ción es!~~-~!.s!!n modo, retórica, en tanto que algo de lo simbó-

14. St>guimos en los párrafos siguientes la elaboración de Poliakov, L. La 17. Lo cual no quita que a ese lugar puedan concurrir la persecución y lama-
causalidad diabólica. Op. cit. tanza, como dt> hecho ha suct>dido y sucede.
IS. l'nliaknv. Op. cit. IH. Pl,liakov, L. La causalidad diabólica. Op. cit.
,/""·.
!h. ('fr. l.acan, ). Le Sympthome: la pers<malidad, ""'es la para11oia ... \ lY. ).illrase pt>rtt>nect> a Carlos Ruiz, nuestro interlocutor en tt>mas dt> topoln~ía.
...__....

17.¡ 175
L~.E~~aci~~- de~J!illa ~!~.:_~1-~ist~-~~!!_lf!k_~~a_}?_~imbóli,co
d~S.~?larrado Xentonces el goce del Otro adquiere un~~~~(' par-
ticular vía -ahora sí- lo simbólico (este peculiar simbó~~~)_~e
parece simbolizar pero no lo hace en tanto no hace calce con lo Real.
Si cruza lo Real lo hace en aposición. El_ lugar donde~im~ó­
li5=_2__cruza lo Real, vía la ~?!ación, es el extermini~. Es a esto a
lo que nos referimos cuando mencionamos _este particular sim-
Prt!sci~dir del padre implica la condición necesariamente pre- bóli<::~_g_ue ~~~~idad deabstracció11: símbolo sin síntoma.
via de servirse de él. Pero Joyce no prescinde del padre porque Lacan ubica al E~E!:!l9~~~~~~o !~~~qitura de Joyce y d_edu-
no P!!~<!~~Iyir~~g~!_ª,-~in_o ~~debe laborar permanentemen- Cf!_~teriori la reparación en el lugar de la falla. Joyce escribe
te par~_sostener su funEión. De este modo entendemos lo que de_~pués de 1~-~s~ena~~!~nte_o ~~~odio se desprende de su
Lacan llama "tejer su cuarto nudo". cuerpo como la cáscara de una fruta madura. Pero el hecho es
Prt;!~~indir de!_p_a.dre -aun a condición de servirse de él- no es que lo escribe. Escribe que se ha vuelto insensible-al odio. Lo Ima-
lo mjsmo_g_~e abjurar de él, p~rque prescindir del padre como ginario no anuda allí hasta que logra, por la escritura, re-anu-
más allá del padre r~_guiere de su inscripción. "Dios es incons- darlo.
ciente" se opone al dios de la sangre y de la carne,-jmestoque Hemos subrayado ~-~z.~mo la volun!'!.1..!.!E!C!.~~ <!~ lograr
~b_icar la creencia en relación a lo inconsciente no es abjuración matar sin odio, no como el saber hacer del soldado profesional,
d!:l suieto de una filiación que lo implica y lo responsabiliz~r no como odio maravilloso, sino como premisa del ideal más puro.
sus actos, aun si éstos le son trágicamente impuestos desde el -g_sto, e_!!~~de la escritura, pasa allengu~~-~~~~~!X.él su
Otro:Xsí la elaboración de la creencia por el discurso analítico, paradigt.!!a, elJ?.!:IEÓC!~!~_del exterminio.
al revés del discurso religioso (que sostiene la historia como vo- a
El nudo q_ue escribe el nazismo; diferencia del que Lacan
luntad de Dios), ubica el punto donde el sujeto pr~scinde -~~1 escribe en Joyce, no padece la palabra sino que es guiado por
padre en tanto deja de tenerlo por seguro, el punto en que el análi- uñavolÜntiiild.e'siiprirri1fia;en.vez'cief\acerestillir-eflenguaje,
sis, coíno travesía, se opone al más logrado de los logros de la como hace Joyce -es decir, laborar ese tejido incesante del pro-
neurosis. La historia como voluntad de Dios implica una inteli- pio nudo para entrar en lo discursivo-, lo cristaliza en una "pa-
gencia en lo real. Pero cuando un sujeto responde por su acto, lo labra"20 inestallable. J\q_uí no hay escritura-que-convoque'y ocu-
hace sin garantías. pe ningún discurso, ~sta queda excluida. Subrayamos: ~xcluída,
Estas consideraciones junto con la conjetura de Lacan y su no imposible.

l
intento de escritura nos autorizan a intentar posibles variantes Dice Lacan de Joyce: "Es difícil no ver que una cierta relación
d~~ rep_~ración del nudo. · ----~ ~----·---~--~---------- a la palabra le es cada vez más impuesta, hasta el punto en que
1 '='.C:!~E_aración de la falla tambiénpuede ocurrir no en el lugar él termina por disolver el lenguaje mismo (... ), imponer al len-
1 de la falla. ~1 sistema se ubica allí, en esa especial reparación. guaje mismo una especie de quebradura, de descomposición que
1• Coexiste con el síntoma y, cuando llega a desalojado, se pierde el . hace que ya no hay identidad fonatoria (... ). Es por intermedio
desdoblamiento entre símbolo y síntoma. Simbolización no es abs-
20. El encomillado supone la aclaración, ya que es una palabra que no está limi-
tracción sino vaciamiento de la Cosa que, así, arraiga en lo real. tada por lo real, sino una "palabra" afirmada en la coagulación eufemística
Llamam()~ ~Í!!l_'?§.!i~g_p_!_e~~~-~~~i!.!ten~o d~abstraer la palabra de su y sostenida en el tono de voz. Ver las elaboraciones sobre el "estilo Postdam"
11rraígo en lo real. y el término Shprachreg..Jrmg en Un lenguaje abstracto.

17h 177
eh• ht l'SCritura que la palabra se descompone imponiéndose como En el sistema nazi, el error está guiado EOr la voluntad de
t.tl, a saber, en una deformación en la que queda ambiguo saber e.r:_~~r_en la insc_~!E~.!_~~-d-~~in_i~~l>_~rde, noes-el~'e.rror''en -tanto
si es de liberarse del parásito palabrero (... ), que se trata o, al nudo que falla, es nudo "bizarro" que ahoga toda falla. Sería algo
nmtrario, de algo que se deja invadir por las propiedades del asícomoque: por·v-oliintad~se-arnoia un borramiento del bor-
orden escencialmente fonémicas de la palabra, por la polifonía de, y el error queda incorporado en el sistema como distancia
de la palabra (... ).Diré que Joyce testimonia en ese punto mismo mayor o menor al ideal puro, a aquello que toma el lugar del
que es el .e_un~ue-designé como siendo efdeTaCa."rencÍa-de Nombre del Padre abolido. La escritura del fenómeno supone
padre~"
21- -- ·----·-----~---··-~----~------------~~ ..--------- - --- --
un nudo cuya falla viene a ser corregida, remendada, por el sis-
En el_l!li~~~.l?~~!?.!~.~~islll_E (a -~J~~~~cia :!~~~9.~-~.Joyce tema mismo, que así logra consistencia; a saber: sobre erño-
hace_~<?!l._~l !~~~je, es decir, defenderse de su violencia en una aÍmdamiento de S con R, eTSistema queda operando por sobre
sustitución de Nombres del Padre, uno tras otro), se identifica -se la falla, sin ser tocado por ella. En esto no se puede ubicar ~!':a
hace idéntico- a esa violencia, se hace nombrar por ella~-No es vac~lación o un equívoco. A.quello que llamamos "vacilación"
que haya voces dellengüajeco-mo-reSíoTnasiníifable que habita cobra aquí el <:(l!ácter _9.e _!!na fluctu_a9_~n del sistema frente al ideal
la subjetividad por la falla paterna, sino que hay un "acudir al del funcionamiento de la maquinaria, un ideal que se presenta
len~aje'~p_!?.r v~~!l~_!a:~q~~~~-'..U..!l.~~!'!E.tad_qü~~~~:~~!~el como alternativa binaria de selección: efectividad o no del sistema.
le_:r:':g':~aie mism<?. lCuál es, entonces, el estatuto del Otro'f- -
En el punto en que Joyce disuelve, quiebra, descompone ell No se tratá,por supuesto, de un Titro de discurso, supuesto
lenguaje, vaciando su violencia en las vueltas del discurso, el J en sus efectos de sujeto; un Otro inevitablemente supuesto, con
nazismo no rompe con el lenguaje sino con todo cauce posible a !1 su barradura como verdad con su destino de represión. Tampo-
esa violencia, rompe con la posibilidad de equívoco del escrito, · co se trata de un Otro al que se intenta sostener por medio de las
lo desarticula de todo discurso tornándolo sistema. Y romper el \ diversas maneras en que el discurso se moviliza para vérselas
equívoco implica cancelar la lectura. .,... -' con su barradura; no es un Otro al que el sujeto interroga para
Vemos, entonces, que no alcanza con declarar la ilegibilidad, sino saber su lugar. Se trata más bien de un algo que vacilamos en
que es preciso establecer su estatuto. La ilegibilidad de Joyce -ñOés llamar Otro en Úmto es reducto-de lace.rtezae-ií. torno-a la cual
la-iñisma que la ilegibilidad de una lectura obligada, incuestiona- orbita el sist~n\;--un oi;~¡;¡¡a~~c;;--í(iüiü d'e-carnegozante:srn
ble. Lo ilegibl~ de Jo_yce arraiga en la multiplicidad de lecturas. Lo__ artirufáción ;ti~ ~~ntajma 22 : ~o_y_~-~É!~ d_~l~za d~-~~!~~a
ilegibledefñ'"azismo seJ!!?i9!~nQ.~<,!~ión de lecturas. ~i~2~. s~J~~ Y la pureza de la raza no configura la ideología
~~ p_?,_r voluntad y no ~r error -subjetivo- que se da el efecto del sistema, no es su expresión en segundo grado, sino que cons-
de una reparación en otro lugar que el de la falla: "Que esto (el tituye el sistema mismo. Y si el sistema admite pecado o falla,
synthome) esté en el lugar mismo en que el nudo falla, donde ésta se mide en torno a una mayor o menor voluntad de mante-
hay una especie de lapsus del nudo mismo, (... ) esto es precisa- ner el funcionamiento y accionar del sistema.
mente lo que de alguna manera me confirma que un nudo, eso
se falla. Eso se falla tanto como que el inconsciente está ahí para
mostrarnos que es a partir de su consistencia, la suya, la del in-
mnsciente, que hay montones de fallados". 22. No hay posibilidad ante este otro de la pregunta por su deseo, ¿qué me
quiere?, pregunta que, en este caso, no sólo es inadecuada sino trágicamen-
21. l.acan, ). Seminario Le Synthome. te ingenua, porque facilitó la tarea al sistema.

17H 179
111- Aproximación a una escritura gar de la falla. En el nazismo, en vez de reparar (lo que implicarla
recon()cer-ef lugar-delafaira}se fUerza una pseudo-escritura.
Quizás se trate, entonces, de un otro estatuto del error. Quizás Por tanto en el nudo, el goce del-Otro cesa de no ser, no se inscri-
un error que se torna necesario en tanto et lenguaje nazi trans- be como imposible, sino que se propaga en la voluntad, corno
forma, por voluntad, la contingencia (el lapsus de escritura) en una corriente sin tope que desborda, tarde o temprano, el cerco
nccesariedad a priori, en cancelación de la contingencia. Por esta del alambrado. Es decir que el nazismo inscribe la relación sexual:
vía, el Nombre del Padre queda abolido por el ideal. "porque es en la medida de que hay sympthome que-ñOhay
"Pero si aquí se renueva la noción de falta (jaute como falta equivalencia sexual, es decir que hay relación; pues es bien se-
moral) les que la falta, cuya conciencia constituye el pecado, es guro que si decimos que la no relación resulta de la equivalencia
del orden del lapsus?( ... ) lEs que hay en la falta, esta falta pri- es en la medida en que no hay equivalencia que se estructura la
mera, (... ) algo del orden del lapsus? Esto, por supuesto, no deja relación". Dicho de otro modo, si se realiza la inscripción por
de evocar todo un embrollo. Y ahí estamos, estamos en el nudo medio de una reparación en el lugar de la falla, hay reconoci-
y, al mismo tiempo, estamos en el embrollo. Lo que hay de nota- miento de la falla, por tanto la inscripción se debe a lo que se
ble es que, al querer corregir el lapsus en el punto mismo (1) inscribe como que no hay. Distinta es la determinación de una
donde se produce,( ... ) hay equívoco sobre la manera de corre- relación que hay.
girlo, puesto que en otros dos puntos (2} y (3) tenemos la conse- O bien la reparación se hace en el lugar correspondiente (corno
cuencia del lapsus que se produjo en otra parte. Lo impactante es el caso de Joyce) o eso se repara en otro lugar, entonces el
es que en otra parte eso no tiene las mismas consecuencias. * goce del Otro no queda acotado; es decir que no hay goce del
Otro como horizonte "que no hay o que no es".
En el nazismo, entonces, no se trata del síntoma pero tampoco
se trata del delirio, en tanto la paranoia como nudo homogéneo
resulta insuficiente para articular la especificidad del fenómeno
(que es la especificidad del peculiar Simbólico que está aquí en
juego).
Si Real e Imaginario están articulados de modo que no fun-
ciona el goce del Otro en tanto horizonte, estando lo simbólico
desanudado, algo viene y remienda. E:~~obre._!~ p_arti~~~!.~e­
Si se corrige en el lugar de la falla, no hay equivalencia. La ci~~i(jad. <ie_t:ste ~~!I}!encf.~..9..u~jnteE:!í!!_~~~~-~~~~:z:~r.
equivalencia corresponde a que cualquier redondel puede ocu- Lo que denmnina~os "discurso coagulado" se asemeja a la
par cualquier lugar. La homogeneidad corresponde a la posibili- pervefsió_!!, al modo eñqü-e-el perverso quedacoagula<Ióenla
dad de cualquier combinación de redondeles y lugares. En un imagen de su fetiche. Bien podemos decir que el discurso coa-
nudo de tres hay equivalencia y homogeneidad. Para quebrar la gulado se torna ese fetiche, ese "fetiche negro" que menciona
homogeneidad es necesario el nudo de cuatro. La reparación se Lacan. 23
hace por lo simbólico pero no de cualquier manera. Pero la voluntad implica un imaginario muy especial puesto
La reparación del nudo, al no hacer calce, sistematiza un que lqué es lo "imaginario" de una pila de cadáveres, de un
l'~wudo-nudo. ~~ synthome sería el rern~~n~~9_l!e_ ~~'!_bicél__~n ellu-
23. Lacan, J. Seminario X.
El subrayado es nuestro.

181
IHO
.unontonamiento de figuren, de schmattes, de stücken 24 ? lQué "ima- Cuando se hace referencia a la "intrusión de lo Simbólico en lo
~inario" se juega en la pura carne? La carne en descomposición, Real'~, sobre todo en un-intento-de-patentizar-el-efecto de lalengua
pura carroña de lo que no es en el lenguaje de la pureza, es-ahí (la[_tln8_~_e5;p~!l~mos-que·se figura ef mas allá freudiano. Del mismó
hasta que desaparezca en el humo, no ex-siste. Suponer un modo, diremos que lo
sfhay unamarcaae simbólicoque produce
anudamiento en eso es imposible, a menos que se vea -como límite y vaciamiento (por tanto posibilidad de inscripción de lo
dice Semprún- el propio horror en la mirada del Otro. Entonces imposible), hay también un efecto de marca -lo que llamamos selec-
sí, a partir del horror hay un imaginario que da consistencia al ción- que no sólo no inscribe sino que propone un malestar indefini-
anonimato de la matanza. Dicho de otro modo: el horror es ahí do, una tensión máxima entre simbólico y simbólico.
excedente siniestro de lo imaginario, lo cual ya no es lo mismo Hay por tanto un simbólico puro que no inscribe límite, que no anuda
que el puro exceso de la carne apilada. aun siendo marca, un simbólico extremo que suprime toda objeción -regis-
Por otra parte, lqué modo de la estructura suponerle al que tro- de lo Real. ~ S~bólico se tor~~lenQ_Q!~E<!9 d~~oja al~!!:!to­
presta su presencia como soporte del sistema, aquél que se ubica m~éste desaparece como cuarto nudo. Y en el lugar de lo que anuda
en la voluntad? Como hemos dicho, no nos anima afán alguno enqlleer
ap_a_!.~_'!-;;-¿~:kiz!lO-:-N"o""es-iÍldiferente.ellugai- remiendo se
de otorgar "validación psicopatológ!ca" al fenÓmeno nazt; pen- efectúe: el cuarto elemento que hace falta para que haya nudo, es
sa~mos que no es pertinente ubicar la cuestión en esos "términos. decir, inscripción de los registros (RSI) es la nominación26 • Es decir
Por el contrano, tr(in~c:u:~tj_mos por lo ~~Jlamam~~25 -cue.5Iión que e)_ Nomb~ dEi.Pad!_e__y e!~y_l!lptho~e -cuy~_~i~~~!!~!~-~~ta­
preliminar, es decir, la interrogación de ese lenguaje que -se-·des- blece Lacan- constituyen nominaciones indispensables para el
pi1~ga-~n el sistema. Por eso.decimosque-eroperador del siste- an~damiet~ de los tres registros-:-·-----· - - - -·--
ma opera como un elemento gramatical de ese lenguaje, como EJ1 el lenguaje nazi, lo que_~()ptinamos selección es l~gue_:\fi.e­
un elemento por donde ese lenguaje puede circular. ne -en la abstracción de un lenguaje "1'-uramente simbólico"- al
lQué hay antes del nudo? Siguiendo a Peirce hay lo imposi- lugar de~Ia-nomiit~ción1 ~ancelándola. IaseleCclón no nomb~a ¡,
,,
ble de ser inscripto como desanudado. Dicho de otro modo, la lo imposible de nombrar ni diferei\da R, S e l. Lo "etiquetado" 1

letra como soporte material es una traza de imposibilidad, lo que según las alternativas de la selección queda obligadamente ex-
no cesa de no inscribirse. La letra mantiene u_~yín~~-priy!!e­ pulsado de todo anudamiento y, por tanto, no hay lo que ex-
giado con lE_~~!~!.~-~!~_9.\!~}~~!ibe ~_s_ !~ r~~!_c~~~~i-~posi­ siste, lo imposible de nombrar.
bl_e, lo cual pone un límite al círculo vicioso de la regresión inde- Dicho todo lo cual, intentamos la siguiente escritura:
finida. Y es efpotencial, es decir aquello que advienepoteñcial
po-r-ia inscripción de lo imposible, lo que pone el límite a tal
círculo vicioso. El límite no refiere a un hecho experiencia!, sino
que es causante e inherente a la ley, no es propio del fenómeno.
Hay "ojo por ojo" porque hay ley del Talión, caso contrario per-
tenecería a un orden natural, que sabe por sí mismo, una inteli-
gencia en lo real. 1 S
24. En alemán: marionetas, trapos, piezas. En la jerga concentracionaria: térmi-
nos que estaban obligados a utilizar los integrantes de los so11derkomma11do
(comandos especiales) para referirse a los cadáveres.
2:.. Abrevando en Lacan, cfr. Escritos l. 26. Lacan, j. Seminario Le Sympthome.

IH2 183
La escritura del sistema ubica a la voluntad en su centro. De EPILOGO
ella "cuelga" el anillo de lo Simbólico sin cruzarse con R e 1, que
se encuentran anudados. Un remiendo logra el enganche de R
con S; esto da como resultados, por un lado, lo R de S -a saber, el
exterminio- y, por otra parte, lo S de R, ese modo de la selección
que llamamos nadificación. Lo 1 queda sin posibilidad de recono- Al volver sobre nuestro texto, en una lectura ahora enriquecida
cimiento, por tanto el odio no se escribe. Es decir que lo que por el prólogo de Juan Ritvo, advertimos algunas cuestiones que
queda impedido de escritura es la estructura. Y en su lugar se quisiéramos anotar aquí. Y lo hacemos bajo la rúbrica de una
impone la voluntad del sistema. cita de Vidal-Naquet:
"No es fácil para un historiador aprehender la Shoah. Menos
fácil, para el que no se ha especializado en ello, es juzgar el tra-
bajo ajeno, el de aquéllos que, en todos los niveles, trataron de
informarnos sobre ese suceso colosal que desgarró el centro de
nuestro siglo: el genocidio de los judíos y los gitanos. No obs-
tante, lo haré. Soy muy consciente de mis limitaciones, pero en
estas circunstancias, tal vez sean una ventaja." 1

En primer lugar, nos encontramos con algo que ya conoce-


mos -puesto que nos acompaña en nuestro trabajo- y a lo que
parecemos habernos acostumbrado; sin embargo, no deja de
sorprendernos: la insistencia en nuestro texto de cierta nota ex-
cesiva, cierto patétismo, cierto apasionamiento que, quizás, hu-
biéramos querido atemperar. Sin embargo, una vez más, su mis-
ma insistencia nos dice de la necesidad de darle un lugar.
Y este lugar, que reconocemos necesariamente problemático
e incómodo, se traza en el difícil tránsito por esa zona que es la
del discurso abolido por un lenguaje abstracto. Esto es lo que el
nazismo introduce en la historia y que queda enquistado en el
lenguaje humano como lo ininterpretable, lo cual no implica re-
nunciar a su interpretación sino intentar una elaboración crítica
de esta ininterpretabilidad. Esta arraiga en la paradoja de que la
novedad del lenguaje a-discursivo establecido por el nazismo
sólo puede ser interpretada -horadada- desde una lógica del
decir. Es esto lo que produce ese clima de constante extrañeza
que tiñe todo el texto y, por momentos, cierto forzamiento en la

l. Vidai-Naqu~t. P. Op. cit. p. 253.

IH4 lHS
argumentación, como, por ejemplo, el que implica no recurrir al ser", señalemos que los judíos encarnan para el lenguaje nazi
concepto de masa. Pero esto no pretende quitarle pertinencia, un dimensión necesaria a priori en el singular sentido que las
sino poner el acento en el oscuro tema del salto cualitativo que com- palabras de Hitler ponen de relive: si no existieran, "tendríamos
porta el pasaje del antisemitismo racista al nazismo exterminador, que inventarlos".
el pasaje de los ejes discursivos (indisolublemente ligados a la vio- Los gitanos, para cuya consideración se conservaron los crite-
lencia filiatoria) a la abolición de la filiación misma (entendida esta rios- tradK:Ionales del racismo europeo3, sufrieron el mismo des-
última como la inscripción de un sujeto E'n el discurso). Por su- tino_de~xterEJinio q~~ los judíos, al decir de Vidal-Naqu~,_Eor
puesto, poner esto de relieve no implica oponerlo como alterna- co.!!,!~o. Las teorías racistas que el nazismo elaboró con respecto
tiva teórica a los avatares de la filiación, sino problematizar una a los gitanos diferencian entre tribus gitanas de ascendencia ger-
conceptualización que, obvio es decirlo, resulta insoslayable. mánica y otras tribus; asimismo diferencian entre una minoría
En este punto, vemos en el recurso a la escritura nodal un gitana aria (no destinada al exterminio) y una mayoría con di-
intento de sintomatizar (es decir, de reintroducir el equívoco en) versos grados de impureza racial, al tiempo que discriminan entre
lo~quenosotros-ñamamos ¡;-;;¡;;;no, término que tülñamos-para los que podían quedar con vida pero ser sometidos a la esterili-
señalar la pretensión de una pura visibilidad transparente ante sí zación (mischlingle), los que debían ser recluidos en campos de
misma, que no remite a ley alguna sino que se agota en la propia trabajo (como Dachau), los que servían, incluso, para ser
aparición; un fenómeno sostenido como pura visibilidad en lo reclutados por la Wermacht para realizar tareas de alto riesgo
que llamamos lenguaje abstracto. Este lenguaje recurre (como ser detección de minas explosivas, etc.) y otras categorías
necesariamentee a una lógica donde no está en juego "lo mis- en las que incidía el grado de cercanía con las fuentes de
mo" como modo de "lo otro" sino la pura selección de aquello impurificación de la sangre. Es decir, las leyes raciales que esta-
que entra en la categoría de "lo mismo". Aquello que no se inclu- blece la política nazi con respecto a los gitanos conservan cierta
ye en esta categoría está proscripto de advenir al ser o, mejor di- ambigüedad de las que carecen las leyes que atañen a los judíos.
cho, sólo puede advenir a un ser absolutamente criminal y, por Quizás la siguiente aclaración resulte un poco ingenua o de-
tanto, debe ser eliminado; lo proscripto del ámbito de "lo mis- masiado obvia, pero cierta vaga inquietud nos lleva a incluirla:
mo" está destinado, necesariamente, al exterminio. esto no niega el absoluto desamparo al que se vieron arrojados
Aquí queremos retomar una cuestión, no explicitada en el tex- los gitanos bajo el nazismo ni la persecución que padecieron, ni
to, que es preciso aclarar. En la mira de la persecución nazi se pretende desentenderse de la necesidad de un estudio más pre-
encontraban no sólo los judíos sino los gitanos, los eslavos, los ciso y riguroso de su ubicación en el sistema del exterminio, es-
homosexuales, incluso los "arios" afectados de enfermedades tudio que, según las fuentes consultadas\ aún está por hacerse.
mentales o hereditarias (sin mencionar a los enemigos políticos Tampoco se incribe en la línea de una categorización de acuerdo
del régimen como los bolcheviques y los socialdemócratas). El a vaya uno a saber qué siniestra jerarquía del horror y el padeci-
sistema nazi incluyó programas de eugenesia, eutanasia, esteri- miento. Menos aún, se instala en la senda de la comparación, vía
lización y depuración étnica. Pero, de todos estos grupos, si bien que, a través de la homologación, desemboca en la negación. No
-como acertadamente dice Steiner- judíos y gitanos encarna- se trata aquí de aportar pruebas sobre el hecho, indiscutiblemente
ron, para el nazismo, la dimensión más absoluta del"crimen del
3. Cfr. Ha'Entziklopedia shel Ha'Shoah. Op. cit.
2. Steiner, G. Tragedia absoluta, en Pasión intacta, Ediciones Siruela, Grupo Edi· 4. Especialmente Ha'Entziklopedia shel Ha'Shoah (que data de 1990, no dis-
torial Norma, Bogotá, 1997. ponemos de su actualización, si es que la hay). Op. cit.

IHh 187
probado, del exterminio perpetrado por los nazis; de lo que se Ahora hemos reencontrado nuestro hogar,
trata es de poner en evidencia el recurso al exterminio como un·-¡ Nuestra hambre ha sido saciada
elemento necesariamente necesario para el funcionamento del len- Todos los relatos han sido narrados.
guaje abstracto del nazismo, para el cual el judío es, por defini- Es hora. Pronto habremos de escuchar nuevamente
ción, a priori de toda elaboración y por fuera de toda ambigüedad, lo La extraña, ajena, orden:
que permite sostener este recurso como necesario al lenguaje. Wstawach.6
- Este a priori, esta falta de ambigüedad, se asienta, indudable.:
mente, en la fuertemente arraigada ideología racista y en la tra-
dición antisemita europea; sin embargo, hay un punto en que la
trasciende.
Y aquí quizás valga la pena una explicitación: ~~-creemos gue
el_racismo sea una ideología, sino que, a nuestro entender, el ra-
cismo es lo que introduce en toda ideología un horizonte sinies-
tro: aquél donde asoma el ideal ae la perfectibihaa<faelllOm-
bré~ el viejo sueño de una "gramática bien hecha".
En este punto, leer lo que escribimos sobre el nudo nos lleva a
una pregunta: les el nudo una escritura sin equívoco o se trata
de reintroducir la escritura -es decir, el campo del lapsus calami-
ahí donde todo equívoco, es decir, toda objeción al puro símbolo,
ha sido abolido?
La insistencia en acentuar la vía de lo abolido del decir es,
creemos, un modo de poner de relieve la precariedad, tan acer-
tadamente señalada por J. Ritvo, de la protección que ofrecen
los beneficios del sueño. Precariedad que asoma en las palabras
de Primo Levi5, las cuales no podemos dejar de repetir ahora
que, en este nueva vuelta por la vacilación y la incomodidad del
texto, lo damos por concluido:
Los sueños solían llegar en las noches brutales
Sueños tumultuosos y violentos
Sueños con cuerpo y alma
De volver a casa, de comer, de contar nuestra historia.
Hasta que, rápida y quedamente, llegaba,
Con el alba, la orden de despertar:
Wstawach.
Y el corazón se agrietaba en el pecho.
h. "iLevantarse!"
~- l.evi, P. The Reawakening. Op. cit. La traducción es nuestra.

IHH 189
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IY4 195
IN DICE

Prólogo:
Lo monstruoso, lo inquietante, lo inaccesible ········m·············· .. ················ 7

Introducción:
Del lenguaje del exterminio Al exterminio del discurso
1 - Una lectura de lo irreparable ............................................... 15
11 - r>espués de Chelmno .......................................................... 23
m- Mirar las aguas peligrosas .......................,......................... 28
1- El lenguaje del exterminio
Abstracción, eufemismo e institución
1 - Un lenguaje abstracto ........................................................... 33
11- La sinceridad del capitán .................................................... 36
Nazismo, discurso y lenguaje
1- La voluntad del Volk ............................................................ 45
11- El paso a la selección ............................................................. 60
m- El lenguaje de los hechos ................................................... 64
IV- Una nueva historia .............................................................. 69
Nazismo, lenguaje y fenomeno
1 - La religión de la demonología ............................................. 73
D -O Deutschland, bleiche Mutter ......................................... 83

11- Filiación y exterminio


De hermano a hermano .................................................................. 95
1 - Frater germanus- hermano auténtico .............................. 96
11 -Hermano propio- Autadelphos ...................................... 104
111 - Frater trágico ...................................................................... 106
IV- Frater místico ..................................................................... 109
V - Frater supuesto ................................................................... 110
VI- Hermano de discurso ....................................................... 114

111- El exterminio del discurso. Una escucha del abismo


El estado naciente ........................................................................... 117
Fantasma y pulsión
l- La nadificación ..................................................................... 132
ll - La proscripción del sujeto ................................................ 138
lii- Un discurso ciego .............................................................. 140
IV - La objeción poética ........................................................... 142
Testimonio y crisis
I- Cuestiones preliminares ..................................................... 146
11 - Una lectura de la novedad ............................................... 150

IV- Un intento de escritura


1 - Sistema, creencia y virajes .................................................. 169
11- Ideología y formalización ................................................. 174
III - Aproximación a una escritura ........................................ 180

Epílogo ........................................................................................................... 185

Bibliografía .................................................................................................... 191

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