Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Karina Savio1
RESUMEN
En este artículo se propone un recorrido por la noción de escritura en las enseñanzas de Jacques Lacan con
el fin de identificar el sentido o los sentidos que se alojan en ella. Asimismo, se pretende analizar con qué
elementos teóricos se articula, y rescatar su aporte para los estudios del lenguaje. Entre los conceptos que
provienen del campo de los estudios del lenguaje, esta noción no ha sido objeto, hasta el momento, de un
estudio detallado. Sin embargo, este término persiste a lo largo de los escritos y los seminarios del
psicoanalista. Como resultado de este trabajo se ha podido identificar cierta continuidad, pero también
ruptura, en los modos en que Lacan concibe la escritura. Mientras que en una primera instancia la escritura
es definida como una marca distintiva, lo que le supone un parentesco con el significante, en un segundo
momento es entendida como sostén de goce. Podría pensarse que este segundo sentido conlleva la idea de
marca; sin embargo, es una marca que ha perdido su valor “distintivo”, que no está ya en línea con el
significante, sino que está definida desde el registro real.
Palabras clave: Estudios del lenguaje, psicoanálisis, real, escuela francesa, significante.
ABSTRACT
The purpose of this article is to make a journey through the notion of writing in the teachings of Jacques
Lacan in order to identify the sense or the senses that can be localized in it. Likewise, it pretends to analyze
the theoretical elements with which it is articulated and rescue its contribution to the language studies.
Among the concepts that come from the field of language studies, this notion has not been the object, until
now, of a detailed study. However, this term persists throughout the writings and seminars of the
psychoanalyst. As a result of this work, a certain continuity was identified, but also a break in the ways in
which Lacan conceives this term. While in the first instance writing is defined as a distinctive mark, which
implies a proximity with the signifier, in a second moment it is understood as support of jouissance. It could
be thought that this second sense entails the idea of mark; however, it is a mark that has lost its "distinctive"
value, which is no longer in line with the signifier, but is defined form the real register.
Key Words: Language studies, psychoanalysis, real, French school, signifier.
1
Universidad de Buenos Aires. Doctora. Departamento de Lingüística. Argentina.
Correo electrónico: karinasavio@fibertel.com.ar
Recepción: 18/05/2018. Aceptación: 09/06/2018.
25
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
1. Introducción
26
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
psicoanalíticos, pocos han sido los autores que han revisado con mayor detenimiento el
devenir de esta noción (véase Fasolino, 2012; Frucella, 2015; Fuentes, 2010; López,
2009). Esta exigua producción contrasta con la insistencia –que abarca desde sus trabajos
más tempranos y que persiste en sus últimas clases– del significante escritura a lo largo
de todos los escritos y los seminarios del psicoanalista francés. Un recorrido por los
lugares en los que este aparece nos revela, a su vez, que los trabajos respecto del origen
de la escritura, fundamentalmente el de Février (1948) y el de Gelb (1985), le sirven de
apoyo para dar forma a ciertas reflexiones teóricas. En el presente artículo se propone
revisar, entonces, el sentido o los sentidos que adopta la noción escritura en el
pensamiento lacaniano, analizar los elementos teóricos con los que se la asocia y,
finalmente, rescatar su novedoso aporte.
Para este recorrido se han identificado aquellos lugares en los que se advierte la
noción de escritura y se ha realizado una lectura, nuestra lectura, sobre aquellos
elementos que dan cuenta de una posible definición. Es necesario aclarar, antes de
comenzar este camino, que la escritura aparece enlazada con distintas preocupaciones e
intereses de Lacan que, en algunos casos, escapan al interés del presente trabajo. Por este
motivo, no se adentrará en ciertas polémicas –como la que se establece con Derrida– o en
planteos teóricos que se alejan del objetivo propuesto.
2
Con este objetivo, se analizaron las nociones de discurso y de sujeto de la enunciación en artículos
anteriores (Savio, 2015; 2017).
27
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
3
La cursiva es del original.
28
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
29
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
Según Calvet (2008), las inscripciones de los primeros recipientes sumerios encontrados
aluden a una suerte de garantía de contrato en el que se consignaba la cantidad de corderos
que debían ser entregados. De esta forma, los primeros usos de la escritura se
corresponden con la contabilidad, pero también con la legislación, los ritos funerarios, la
magia y adivinación, y la religión. Es más tarde que la escritura pasa a ocuparse de
conservar la memoria social “tanto en lo que se refiere a su aspecto estético (epopeyas,
poesía, etc.) como a su aspecto tecnológico (transmisión de saberes, de técnicas, etc.)”
(Calvet, 2008, p. 279). No obstante, a pesar de que las funciones se amplíen, la restricción
al acceso al conocimiento de la escritura a lo largo del tiempo seguirá actuando como un
factor de poder, ya que permanecerá exclusivo de un pequeño grupo cerrado que
conservará así su prestigio.
4
En “Freud y la escena de la escritura” Derrida (1989) desarrolla esta articulación, y plantea, a la luz de la
lectura de algunos escritos freudianos, que el contenido de lo psíquico es representado por un texto de
esencia gráfica y que el sueño está conformado por una escritura irreductible al habla; una escritura
“primaria” que no se lee a partir de ningún código. No nos adentraremos aquí –por alejarse de nuestros
objetivos– en la polémica entre Lacan y Derrida sobre esta cuestión. Para ampliar sobre el tema se puede
consultar la tesis de Frucella (2015).
5
No nos detendremos sobre este punto para no desviarnos de la problemática que trabajamos aquí. Véase,
por ejemplo, Freud (1992).
30
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
etimología, la escritura era una especie de incisión, de corte. Por este motivo, al principio,
la actividad de escribir era equivalente “a realizar incisiones, a arañar, lo que hace
suponer que las piedras o vasijas fueron sus primeros soportes” (Calvet, 2008, p. 31).6
Antes de desplegar estos primeros esbozos, es necesario retomar dos de los textos
con los que Lacan dialoga en este momento, a los que ya se han hecho referencia en la
introducción de este artículo: Histoire de l’ecriture de James Février (1948) e Historia de
la escritura de Ignace Gelb (1985), publicado en 1952 bajo el título A study of writing.
Entre ambos, es el primero el que es más citado en las enseñanzas de Lacan. Allí Février
se remonta al nacimiento de la escritura y realiza un recorrido por los diferentes tipos de
escrituras: las escrituras mnemotécnicas y sintéticas, las escrituras americanas, las
escrituras ideográficas, las escrituras semíticas, los alfabetos griego, etrusco y latín, entre
otros temas. Asimismo, define la escritura como un procedimiento que sirve para
inmovilizar o fijar la lengua articulada, fugitiva por su esencia misma, y plantea que es
un medio de expresión permanente que nace a partir de una combinación de medios de
expresión.
Ahora bien, siguiendo a Lacan, en la clase seis del 20 de diciembre de 1961 del
Seminario IX. La identificación (s.f.a) el psicoanalista recupera la historia sobre el origen
6
La cursiva es del original.
7
La cursiva es del original.
31
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
de la escritura para dar cuenta de la función del nombre propio. En este encuentro
menciona y recomienda la lectura del libro Histoire de l’écriture y recuerda la existencia
de antiguas escrituras –como la escritura cuneiforme– en la que no existe una
correspondencia fonética entre el signo escrito y aquello que designa. En este marco, se
ocupa de la aparición del ideograma –que se convertirá luego en la base de la escritura
silábica–, cuya característica es la pérdida o el borramiento del carácter de la imagen a la
que, en un principio, esta reenvía. Lo que resta en estos ideogramas, señala el
psicoanalista, es algo del orden del trazo unario que funciona como marca distintiva. En
este sentido, los significantes de esta primera escritura son producidos en tanto marcas,
que, a su vez, están asociadas con el trazo (o rasgo) unario. Recordemos que el rasgo
unario es entendido a la altura de este seminario como el soporte de la identificación que
hace surgir al sujeto, como la primera relación del sujeto con el significante.8
8
Para una ampliación sobre el rasgo unario en el Seminario IX. La identificación (s. f. a) véase Haddad
(2014).
32
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
En esta cita observamos que se establece, por primera vez, una articulación entre
la escritura y lo real,10 que será retomada y trabajada con mayor profundidad en los años
siguientes.11 La escritura primitiva –entendida como marca, como inscripción– es la que
habilita que algo de la diferencia aparezca. La escritura de esta marca, de esta marca
primera, en la constitución del sujeto, implica la entrada en lo real.
9
La cursiva es del original.
10
Es complejo definir brevemente algunos de los términos lacanianos que atraviesan toda su enseñanza y
que sufren, por ello, modificaciones en el modo en que se los concibe. No obstante, es importante aclarar
que Lacan plantea la existencia de tres registros –real, simbólico e imaginario– sobre los que apoya su
teorización. Estos irán teniendo distinto valor y significado en su discurso. De manera simplificada, y por
tanto, inexacta, podríamos señalar que el registro de lo imaginario está en relación con la imagen y que es
conceptualizado, fundamentalmente, al dar cuenta del estadio del espejo. En cambio, lo simbólico está
vinculado, principalmente, con el significante y la falta. Por último, lo real, cuya definición irá cambiando
a lo largo del tiempo, es aquello que escapa a la simbolización y al imaginario; es definido en los últimos
años como lo imposible y está puesto en relación con el goce y el síntoma.
11
Véase apartado siguiente.
33
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
palabras. No es una simple copia de la realidad, sino que, por el contrario, posee una
función estructural. En la misma línea que en el Seminario IX. La identificación esta
función estructural es equiparada con la prevalencia dada a la función del rasgo unario a
nivel de la identificación. Es decir, la identificación al rasgo unario cumple una función
estructural en la constitución subjetiva, al igual que la escritura la cumple respecto al
lenguaje. En este sentido, recuerda que los signos del alfabeto no nacen de la necesidad
de codificar los fonemas, sino que provienen de signos anteriores. En este seminario
Lacan sigue pensando, entonces, la escritura como una marca. De allí que en la clase del
5 de enero de 1966 aluda a la escritura original, aquella que existe antes de servir como
escritura de la palabra, como una huella, un surco, un corte.
Está claro, y siempre estuvo claro para todo el mundo, que esto quería decir que
cada uno de los significantes grabados en la piedra, como mínimo, representaba
un sujeto para los otros significantes. ¡Si no hubiera sido así, nunca nadie habría
tomado a eso por una escritura! De ninguna manera es necesario que una escritura
quiera decir algo para quien sea, para que ella sea una escritura, y para que, como
tal, manifieste que cada signo representa un sujeto para el que le sigue (Lacan, s.
f. c., p. 21).
34
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
tomados de la lógica, ilustra la cuestión de la repetición y postula que esta busca repetir
aquello que se le escapa, por la función misma de la marca. Repetir la marca original
queda fuera del alcance; ninguna repetición, por su naturaleza, puede repetir esa primera
marca. De esta manera, el estatuto de la función de la escritura está constituido por la
función de la falta: “La escritura de la que hablo no se soporta más que del retorno”
(Lacan, s. f. c., p. 19). Aquí ya se vislumbra aquello que Lacan madurará unos años
después: el vínculo entre la escritura y el goce, eje sobre el que nos adentraremos en el
apartado siguiente.
12
Tanto en este seminario como en “Lituraterre” Lacan (s. f. d) polemiza con la concepción de escritura
que sostiene Derrida. Como ya hemos señalado, no desarrollamos este tema por no ser el objetivo del
artículo. Se recomienda, para este tema, ver Frucella (2015).
13
Saussure (2007) define la escritura como representación de la lengua.
35
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
presupuesto conlleva la idea de que la palabra es previa a la escritura, ya está ahí antes de
ser representada. No obstante, para Lacan, la escritura no es simple representación, ya
que representación significa también repercusión: “Tal vez sea la representación como tal
la que hace a las palabras” (2014, p. 84). Por esta razón, define la escritura como eso de
lo que se habla: la escritura produce efectos.
14
El modo en que Lacan conceptualiza la noción de letra a lo largo de su enseñanza y su relación con la
escritura excede los límites y objetivos del trabajo. Para un acercamiento a esta problemática consultar
López (2009).
36
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
La escritura, en este sentido, sigue siendo pensada en tanto surco, marca, pero,
dado que pertenece al registro de lo real, ya no es un “calco” del significante. Es efecto
del lenguaje y no solamente su representación.
En el Seminario XX. Aún, dictado entre 1972 y 1973, Lacan (2008) vuelve sobre
la función de lo escrito en la clase del 9 de enero de 1973. En este texto insiste en la
diferenciación entre la escritura y el significante, pero, en contraposición con lo que
despliega en años anteriores, reflexiona sobre una problemática que no ha sido abordada
previamente: el vínculo entre la función de lo escrito y el discurso analítico. En este punto,
plantea que en el discurso psicoanalítico no se trata sino de lo que se lee, más allá de lo
que se ha incitado al sujeto a decir, esto es, lo que se lee a partir de la asociación libre del
analizante. En este sentido, el significado no tiene que ver con lo oído, sino con la lectura
de lo que se escucha del significante: el significado es el efecto del significante. Por ello,
manifiesta que a lo que se enuncia como significante en el discurso analítico se le da una
lectura diferente de lo que significa. En relación con esto, y en continuidad con lo
planteado en el Seminario XVIII. De un discurso que no fuera del semblante, manifiesta
que lo escrito, entonces, no está para ser comprendido: “Por esto, precisamente, nadie
está obligado a comprender los míos. Si no los comprenden, tanto mejor, pues tendrán la
oportunidad de explicarlos” (2008, p. 46).
En esta misma clase articula, en primer lugar, la relación sexual con la escritura,
ligazón sobre la que regresa en los seminarios siguientes. La relación sexual, sostiene
Lacan, no puede escribirse: “Todo lo que está escrito parte del hecho de que será siempre
imposible escribir como tal la relación sexual. A eso se debe que haya cierto efecto de
discurso que se llama escritura” (2008, p. 46). En otras palabras, no es posible formalizar
la relación sexual, ya que esta es imposible, escapa a la escritura. En segundo lugar, con
respecto a que la escritura es efecto del discurso, ilustra esta posición con el ejemplo de
las letras del alfabeto fenicio. Lacan recuerda que estas letras se encontraban en cerámicas
egipcias que servían como marcas de fábrica antes de ser empleadas en el alfabeto como
letras. Siguiendo la postura que mantiene en el seminario anterior, afirma que el lenguaje
se perfecciona cuando este sabe jugar con la escritura, por lo que recuerda la escritura de
Joyce.
37
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
El Seminario XXI, al que Lacan sugiere como título Les non-Dupes Errent o Les
Noms Du Pere, se realiza entre 1973 y 1974. Aquí se refiere al nudo borromeo, nudo
conformado por tres aros enlazados de tal forma que si se desprende uno de ellos se
separan los otros dos. Este nudo representa la estructura constituida por los tres registros
–real, simbólico, imaginario– y su triple enlace define el objeto a. En este seminario, en
la clase del ocho de enero de 1974, el psicoanalista reitera que no se debe confundir la
letra con la palabra y manifiesta que solo la escritura hace que los tres registros se
constituyan en tres. La escritura estará en función, a partir de aquí, con el nudo borromeo,
por lo que los desarrollos lacanianos comenzarán a tomar distancia de la idea de la
escritura como “representación palabra”.
Esta línea de trabajo persiste en el Seminario XXII. R.S.I., desarrollado entre 1974
y 1975, ya que en estos encuentros piensa el nudo borromeo como una escritura que
soporta un real. En la segunda clase, dictada el 17 de diciembre, afirma: “Ya esto, por sí
solo, designa lo siguiente: es que no solamente lo Real puede soportarse de una escritura,
sino que no hay otra idea sensible de lo Real” (s. f. f., p. 2).
15
Se refiere al nudo como “esa escritura” y “ese objeto de escritura”.
16
Para el caso de Joyce, Lacan plantea que es la escritura aquella que cumple la función de cuarto nudo.
38
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
anuda y asegura los otros tres aros. Ahora bien, en la clase del 13 de enero de 1976, en la
que comienza haciendo referencia al cuerpo, menciona los libros de Février (1948) y de
Gelb (1985) para pensar el vínculo entre escritura y real:
39
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
La escritura en cuestión viene de otra parte que del significante. No fue sin
embargo ayer cuando me interesé en este asunto de la escritura y cuando la
promoví la primera vez que hablé del rasgo unario, einziger Zug en Freud.
Debido al nudo borromeo, di otro soporte a este rasgo unario. Aún no les expuse
este otro soporte. En mis notas, lo escribo DI. Son las iniciales de dorite infinite
[recta infinita] (Lacan, 2006, p. 143).
40
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
sujeto es siempre supuesto, no hay sujeto por supuesto, no hay más que supuesto–
supuesto-saber. ¿Qué es lo que eso puede querer decir? El supuesto-saber-leer-de-
otro-modo (Le supposé-savoir-lire- autrement). (s. f. f., párr. 20)
De esta cita se desprende que el movimiento del analista consiste en esa lectura,
en leer ese saber que dice el analizante sin saberlo.
4. Conclusiones
Los últimos años de la enseñanza de Lacan, en los que lo real cobra un lugar
medular en su producción, no suelen ser ni revisados ni problematizados en el campo de
los estudios del lenguaje. Sin embargo, esta etapa permitiría abrir numerosas preguntas
que interrogan algunas certezas respecto del lenguaje y de la lengua. Si retomamos
aquello que Lacan plantea en el Seminario XXV. El momento de concluir, podría pensarse
que el analista del discurso –al igual que el psicoanalista– interviene, también, en la
escritura de un texto. Puntúa, corta, cincela y encuentra huellas y marcas que reenvía a
otras escrituras. Escribe, así, sobre lo que ya está escrito, produciendo con ello nuevos
sentidos.
41
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
que no es fonética, que no copia la realidad, y que es efecto del lenguaje. No tiene relación
con la memoria, ya que es pura inscripción.
Referencias bibliográficas
Beliveau, O. (2005). La narrativa en la obra de Freud (tesis inédita para optar por el
título de Maestría en Análisis del Discurso). Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires.
Brooks, P. (1992). Reading for the plot. Design and intention in narrative. Cambridge:
Harvard University Press.
Freud, S. (1992). Notas sobre la “pizarra mágica”. Obras completas, Tomo XIX (pp. 239-
247). Buenos Aires: Amorrortu.
42
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
Haddad, I. (2014). La especificidad del concepto de rasgo unario a la altura del Seminario
IX, La Identificación (1961-1962) de J. Lacan: Articulación y distinción entre el
rasgo unario, el significante, la letra y el nombre propio. Anuario de
investigaciones, 21(2), 63-70.
Kuri, C. (1997). Ensayo de las razones (La desbiografía psicoanalítica). En Ritvo y Kuri
(Eds.), Ensayo de las Razones. Acto y Argumentación en Psicoanálisis (pp. 243-
273). Buenos Aires, Argentina: Letra Viva.
Lacan, J. (2014). Seminario XVIII. De un discurso que no fuera del semblante. Buenos
Aires: Paidós.
Lacan, J. (s. f. b). Seminario XIII. El objeto del psicoanálisis. Inédito. Recuperado de
http://www.psicoanalisis.org/lacan/seminario13.html
Lacan, J. (s. f. c). Seminario XIV. La lógica del fantasma. Inédito. Recuperado de
https://www.lacanterafreudiana.com.ar/lacanterafreudianajaqueslacanseminario1
4.html
Lacan, J. (s. f. e). Seminario XXI. Los no incautos yerran o los nombres del padre.
Recuperado de http://www.psicoanalisis.org/lacan/seminario21.html
43
Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLIII (1) (Enero-Abril) 2019: 25-44/ISSN: 2215-2636
Paladino, N. (2003). “El caso Richard o la técnica como caso”. En Escars (Ed.), Clínica
de la transmisión. Escrituras y lecturas en psicoanálisis (pp. 81-98). Buenos
Aires, Argentina: Imago Mundi.
Porge, E. (2007). Transmitir la clínica psicoanalítica. Freud, Lacan, hoy. Buenos Aires:
Editorial Nueva Visión.
Savio, K. (2015). Aportes de Lacan a una teoría del discurso. Folios, 41, 43-54.
44